Post on 31-Jan-2016
description
La seducción de las Valquirias
Según Arnold Hauser “la literatura es un reflejo virtual de la sociedad”. Si
la Historia ha sido escrita desde lo masculino no es extraño que la Literatura
se cree desde el mismo ángulo; así, la lírica, la dramaturgia y la narrativa
ha sido un asunto patriarcal. Las razones que dan cuenta de ese hecho
sociológico pueden ser varias; aquí se intentará argumentar, desde una
lectura de lo femenino, que el ideal caballeresco medieval coadyuvó a
perpetuar esa estructura patriarcal en la literatura occidental.
Claro que esa visión masculina no parte de la Edad Media; tiene unos
antecedentes en la Antigüedad, de manera que virtuosos héroes aristócratas,
estadistas y guerreros son exaltados en todos los géneros literarios dejando a
las mujeres un campo de acción muy limitado. Con la estructuración feudal
del Medioevo esos héroes se convierten en caballeros que no tienen otra
función diferente que servir a Dios. Servicio y conquista son causa y
consecuencia de esa estructura. Dinámica que permea toda la sociedad de la
época: señores y papas, obispos y vasallos, y siervos, en el fondo de una
pirámide de jerarquías, obedecen y luchan por el mismo objetivo.
Una vez el caballero es despojado de su poder por los burgueses y el solio
papal cede parte de su poder político y económico a esa fuerza emergente, la
épica toca su fin pero el ideal caballeresco de servicio y conquista se
camufla y se proyecta a la modernidad. La literatura continúa albergando
ese ideal y guarda un espacio a las mujeres que continúa siendo muy
estrecho.
1
Los modelos críticos son enfoques de lectura. Van desde el tradicional -el lector
descubre la intención de lo que escribe el autor-, pasan por modelos estructuralistas y
psicoanalíticos, y llegan hasta la teoría de la receptividad, donde el sentido de la obra
literaria lo da el lector; entre más competente sea éste más se acercará a lo que la teoría
denomina lector ideal. Así, por ejemplo, habrá diferentes niveles de sentido en la lectura
de “Ulises” porque habrá lectores más especializados que otros.
Dentro de este espectro de enfoques se encuentra uno cuyo núcleo es la mujer. Este
presenta dos versiones: una defiende a ultranza la causa femenina en la literatura; otra
apunta a visibilizar problemas de género en las obras literarias, los oficios de escritora y
de crítica. Virginia Wolf, tras de frustraciones y desencantos con los estudios
encontrados sobre las mujeres, escribe que “La mujer misma debe hacerse cargo del
estudio de la mujer. Claro está que para poder hacerlo debe asegurarse dinero suficiente
para vivir y una habitación propia” (Schweickart, 1999, 112).Propone que es imposible
convivir con las injusticias contra grupos de la sociedad de la manera pasiva con que se
ha hecho a través de la historia.
Así, se presentará una breve visión dela problemática de género en algunos momentos
literarios bajo la suposición que el ideal caballeresco medieval coadyuvó a perpetuar la
estructura patriarcal en la literatura occidental.
Las mujeres y los héroes clásicos: los antecedentes
Desde lo androcéntrico la Odisea destaca la aventura mediterránea del protagonista a su
regreso a Ítaca después de luchar contra Troya. Una lectura femenina muestra a Odiseo
débil en sus convicciones frente a la férrea voluntad de Penélope, su esposa, quien
decide esperarlo ante el asedio de múltiples pretendientes de su belleza y su trono.
Odiseo parece un juguete de las sirenas, quienes dentro de la idea del amor sublime pero
fatal son mujeres encantadoras que nadan por el océano y pueden enloquecer y ahogar
(metafórica y literalmente) con su belleza y su canto a los hombres; de Circe, que
convierte en cerdos a sus compañeros y lo retiene durante un año en la isla de Ea;
también de Calipso, ninfa que lo posee siete años hasta que Zeus lo libera.
2
Como sacerdotisas, divinidades, profetizas y hechiceras las mujeres poseen el don de la
sabiduría. Este comprende el entendimiento y respeto a los órdenes civil, divino y
cósmico, y por lo tanto se inclina sólo a la verdad (Rensoli:4). Pero esa sabiduría las
lleva a la tragedia.
Antígona -virgen sacerdotisa en la obra a la que da su nombre- enfrenta el orden civil
impuesto por su tío, el rey Creonte, cuando los dos hermanos de ella se enfrentan por el
reino que Edipo, padre de los tres, deja vació. Antígona que conoce el orden cósmico -el
equilibrio de las fuerzas universales, donde se inspiran las leyes divinas- es condenada
por el orden civil que un mortal, investido de rey y borracho de hybris, impone al
prohibir que Polinices, hermano de Antígona, fuera enterrado y entrara al Hades,
mientras que su otro hermano, Etéocles, que no traiciona a Tebas, tiene regios funerales.
Ishtar, diosa del amor, es personaje esencial en el Poema de Gilgamesh. A través de una
mujer de su templo, hace que Enkidu, hermano del protagonista, conozca la belleza
femenina y cuando vuelva el rostro hacia sus bestias salvajes éstas huyan. Con ese rito
de iniciación y pérdida de la inocencia Enkidu empieza su camino hacia el fin, como les
sucede a todos los hombres que son amados por Ishtar, pasión fulminante de la que se
salva el príncipe Gilgamesh por su templanza; sin embargo, tendrá que pagar con
sufrimiento el desplante a la diosa. Esta divinidad (en doble sentido) en la cultura
fenicia es Astarté y representa el concepto de lo femenino. En el Antiguo Testamento es
Ashtaroth; en épocas de Salomón es Ashtoreth. Enla jerarquización hebrea de las
legiones demoniacas retoma el nombre de Astarot, demonio de primer orden pero de
sexo masculino. Es decir, pasa de ser una divinidad protegida por los dioses babilonios
y asirios a una entidad maligna y masculina en la patriarcal sociedad judeocristiana
(Showalter, 1999, 92).
La guerra troyana estalla por el rapto de Helena arrastrada por el vaivén del deseo de los
guerreros troyanos y aqueos: Paris la toma de su palacio; Agamenón, su cuñado, arma
una flota de mil barcos para rescatarla; Menelao, su esposo, reta a combate singular a
Paris para llevarla al hogar. Y Troya es destruida sólo para recobrarla. Así mismo,
Criseida es esclava de Agamenón pero tiene que devolverla a su padre, Crises, para
evitar que Apolo termine a los aqueos. Agamenón, enfurecido, toma a Briseida, esclava
de Aquiles, y éste abandona la guerra por ese desplante causando grandes perjuicios al
3
ejército griego. Tales raptos e intercambios ocurren sin oír a las raptadas. Por el
contrario (cuenta la leyenda porque Homero no lo hace), Casandra, princesa y profetiza
troyana, es la única mortal que en la obra homérica tiene voz propia. Advierte a los que
defienden la ciudad sobre la desgracia de recibir el presente engañoso en forma de
caballo que dejan los griegos simulando una retirada, pero nadie le cree. Su tragedia
radica en no ser escuchada. Ese es su sino por retaliación de Apolo: él la requiere para la
pasión y a cambio le otorga la facultad de predecir el futuro; la princesa en un comienzo
acepta pero una vez obtiene lo prometido se niega a las pretensiones del dios que
explota en ira. Deja que conserve el don pero pierde credibilidad y la tildan de loca. Que
nadie la entienda es una tragedia socrática: quienes poseen la sabiduría no son
entendidos por quienes no la poseen. Pero su desgracia es total cuando Agamenón la
lleva con él a su reino, Micenas. Allí, Clitemnestra, la esposa del griego, lo espera con
odio porque el Átrida había sacrificado a la hija de los dos, Ifigenia, para que los dioses
hicieran soplar vientos favorables y zarpar contra Troya, entonces lo asesina y de paso a
su trofeo de guerra.
La invisibilización femenina y el caballero medieval
En el Medioevo las brujas no tienen el prestigio de sus antecesoras, como el de la sibila
de Cumas. Al contrario, protagonizan “actos de fe”, que incluyen tortura y muerte en la
hoguera; allí terminan quienes practican oficios mágicos o incomodan a la inquisición.
Se entiende que esto suceda en una época martirizada por el miedo, cuya respuesta
directa es la crueldad. Así pues, reyes y nobles; papas, obispos y jerarquía eclesiástica, y
el hibrido de los anteriores: los caballeros cruzados, dentro de sus armaduras, son unos
seres atormentados por defender la fe y mantener el status quo, por la ambición pero
más por el miedo. Así, su respuesta no puede ser otra que la represión a lo que
signifique romper el orden teocentrista, geocentrista, feudal y patriarcal. Los vasallos,
aristócratas también, están sujetos a la voluntad de su señor - un caballero feudal más
poderoso y rico- y esa sujeción incluye defenderlo con su vida. Por su parte, los siervos,
individuos libres –en el papel-pero sojuzgados por inequitativos contratos de
servidumbre, están encadenados al surco de su señor de manera hereditaria.
4
El caballero (la palabra viene de caballo) es un sujeto que cabalga con virtuosismo y
destreza; maneja sobre la bestia escudos, rodelas, mazas y artefactos de tajo y punta;“…
bruto y racional forman una pieza; si en los torneos y en las exhibiciones de equitación
el caballo se humaniza bajo el control de un jinete, en el campo de batalla es el hombre
quien se embrutece”(Garci-Gómez:1998). Es una máquina de guerra cuyo fin, no
obstante su ambición, individualismo, riqueza y poder, es defender la cristiandad, está al
servicio de Dios. Las altas jerarquías clericales y aristocráticas encuentran allí el arma
para dominar a estos indómitos: el servitium, la domesticación del espíritu bestial. Si al
servicio de la cristiandad los más rudos caballeros cruzados sacan de Europa y
persiguen a los musulmanes allende el Mediterráneo por qué no instaurar en todo el
territorio ese servicio como forma de vida. Los reyes y nobles obedecen al servicio
militar; el clero al servicio religioso; los caballeros cruzados al doble servicio militar y
religioso (sin contar el amatorio que era la obediencia a las damas que debían conquistar
–fundamento del amor cortés, lejano al enamoramiento-). Entonces, toda actividad pasa
a serservitium. Si así responden los guerreros ¿qué se espera de los que manejan el
arado? En ese orden ¿qué se espera de las siervas de la gleba tan vulneradas que
inclusive su primera noche nupcial le pertenece, si este lo desea, al señor feudal?
En la Baja Edad Media el campo está ocupado por guerreros y campesinos, los burgos
emergentes son de los comerciantes;entonces, el espacio que manejan las mujeres es el
hogar.Allíenseñanla lengua materna y el manejo de las hierbas medicinales (Michelet,
2004, 65). Pero laenseñanza de la lengua nose limita a la forma de comunicarse sino
quese difunden historias ancestrales, muchas de carácter mágico,que sefijan en el
inconsciente colectivo. También por vía de ese conocimiento ancestralse enseña el
poder de las plantas.
Enla Alta Edad Media esas dos actividades no implican la práctica de maleficium, base
para la caza de brujas que seinició en el XIV. Por el contrario, la magiase practicapor
católicos que con ayuda de Dios manejan las fuerzas ocultas de la naturaleza.Lacuración
con plantas medicinales es común,las damas de la nobleza buscan a mujeres del pueblo
con ese conocimiento (Conh:1987, 60). Pero la inquisición toma fuerza para imponer lo
que el papado considera ortodoxo y esossaberes son perseguidos. Así, las mujeres
acusadas demaléficas son convertidas en brujas. Seles atribuye que el ejercicio de su
conocimiento está al serviciodel demonio y él en persona acude a los ritos donde se
5
practicaba maleficium. Mientraslos hombres practicantes cumplen con el servituim, las
mujeres dedicadas a la brujería sirven al mal.
Elprotagonismo de la literatura épica medieval descansa en el caballero a través del
servitiumamatorium, elprotagonismo femeninose reduceal “discurso de la ausencia” que
expresa la soledad de una mujer esperando a un hombre (Barthes, 1977, 47). Sin
embargo,hay algunoscantus o carmen (canción, fórmula mágica o hechizo) en que el
amor es el objeto de estas canciones femeninasanónimas que llevan al
incantatio(encantamiento, acción de pronunciar fórmulas mágicas y el efecto que éstas
producen en alguien). Esta relación entre cantus y amor se hace evidente en el verso"Eres
mío, soy tuya/ debes estar seguro de ello/ Estás encerrado en mi corazón..."Así, el
cantus o carmen hace que la sexualidad humana se repliegue a la expresión lingüística,
vehículo natural de lo erótico. Puro acto de magia, no de brujería, que parte de lo
femenino.
En ese plano de las mujeres que crean literatura, es especial el caso deSafo de Lesbosque
ya en la Antigüedadocupa lugar destacado en la lírica. Sus poemas son joyas literarias
sobre amor, abandono, ira y pasión incontrolada, que retrata con fuerza y carácter
(Cáceres:1998):
Me parece que es igual a dios Al punto se me espesa la lenguael hombre aquel que frente a ti se sienta, y de pronto un fuego sutil me corroey a tu lado absorto escucha mientras bajo la piel, por mis ojos nada veo,dulcemente hablas los oídos zumban,
Y encantador sonríe. Lo que a mí me invade un frío sudor, toda enterael corazón en el pecho arrebata; me estremezco, más que la hierba páliday entonces no puedo estoy, y apenas distante de la muertedecir palabra. me siento, feliz.
El clasicismo es dominado por una épica patriarcal, mientras que la lírica se usa para
celebrar rituales o contar historias cotidianas. Nadiecompone poemas declaratorios de
amor. Lalírica posterior a Safobulle en manifestaciones sentimentales; es el arranque de
la poesíamoderna porque se abre a la poesía personal, a la lengua corriente, espontánea,
natural (Cáceres:1998).
En la Edad Mediason notables los laïsde María de Francia,doce narraciones cortas
sobre el amor cortesano conocidas en el siglo XII.Pero sólohasta lossiglos XIV y XV
6
apareceCristine de Pisan como una de las primeras mujeres que defiende a las
mujeres.Escribió “La ciudad de las damas”, una obra alegórica en que Razón, Rectitud
y Justicia,encarnadas en mujeres,construyen una ciudad femenina dondesus residentes
están protegidas por la justicia que descansa en el derecho, idea de difícil comprensión
en esa época. Para entonces afirma: “…(las) mujeres tienen un cuerpo más delicado que los
hombres,(…),pero más agudo y libre tienen el entendimiento cuando lo aplican”.Y agrega, “…
si alguna mujer aprende tanto como para escribir sus pensamientos, que lo haga y que no
desprecie el honor sino más bien que lo exhiba, en vez de exhibir ropas finas, collares o anillos.
Estas joyas son nuestras porque las usamos, pero el honor de la educación es completamente
nuestro.”
El legado del amor cortes
En la modernidad la participación femenina en la fuerza laboral y en los círculos de
poder se expande perocon restricciones. Elcomercio y la ideología burguesa conlleva
movilidad social pero el arte continua en manos de una élite cultural de clero y nobleza,
y de otra de los niveles alto y medio de la pujante burguesía. En consecuencia, la
participación de las mujeres en elcampo literario sigue siendo muy discreta.
A lo anterior hay que sumarle que la prevalencia delideal caballerescodel amor cortés
condena a las mujeres a seguir dependiendo del sistema patriarcal.El
servitiumamatoriumregula el acercamiento del caballero a la dama a quien debe
conquistar. Subráyese el contradictorio término conquistar en este contexto del amor
cortés en donde el protagonista debe:
1) Tener un sentido extremado del servicio y vasallaje a la amada
2) Mantener una lucha por superarse a sí mismo y mejorar en ese servicio
3) Llevar a cabo acciones arduas para hacerle digno de su señora
Hay un masoquismo retórico en ese código; por una parte apela a la humillación frente a
las damas pero en la práctica el fin es la conquista y la dominación. Si a través del
servicio militar se invade, esclaviza y avasalla,si con el religioso se usurpa, sojuzga
ycoloniza, con el servicio amatorio –padre del amor cortés- se cautiva y somete. Así
7
pues,a través de los años las mujeres son lisonjeadas, galanteadas, seducidas para ser
dominadas por el discurso amatorio que se desprende de discurso del amor cortés. Nada
más traicionero que esa argucia perpetuada en las relaciones de los sexos.
Eselenguaje esquizofrénicofunciona en la realidad social de diferente manera que en la
literaria. Si las mujeres en la literaturallegan a ser recias, tratan a los hombres como
pares o son mejores porque están comprometidas con su sentido vital, en la realidad no
son consideradas en su verdadera dimensión. DiceVirginia Woolf en “Una habitación
propia”:no es que el hombre quiera que la mujer sea inferior a él sino que desea ser
superior a ella (Woolf, 1997,78)
Aunque el andamiaje del Medioevo se desmigaje,su forma de relación social se arraiga
tanto que la expresión femenina en algunos casos se vale del discurso masculino; así,
Margarita de Angulema, reina de Navarra,mecenas liberal,escribió el“Heptamerón”,un
remedo del“Decamerón”,de Giovanni Boccaccio.Por su lado,los hombrescontrolan el
poder ejercido;Moliere satiriza aCatherine de Vivonne, marquesa de
Rambouillet,anfitrionadel más importante salón literario de Paris a donde asistían las
damas más cultas de la intelectualidad francesa, en“Las Preciosas Ridículas”, exitosa
obra teatral del siglo XVII.
Cuandoel burgués hace ver al caballero como un ser anacrónico y la riqueza no se
sustenta en el feudo sino en el comercio, el caballero se baja del caballo, deja la
armadura y abandona la obediencia ciega a su señor que cada vez más es un rico
campesino decadente (Hauser, 1986, 198). Si bien ya no hace parte del binomio bestial
su esencia patriarcal se mantiene intacta en su nuevo aspecto de bípedo civilizado,
urbanizado, moderno, pero caballero al fin y al cabo; aunque no hay corte ni caballo le
encanta la idea de cortesía y caballerosidad con el mismo objetivo de seducir y
conquistar para su beneficio. En la literatura decimonónica se mantiene el discurso
esquizofrénico en que las mujeres son unas en la cotidianidad y otras como personajes
literarios. Por ejemplo,una prostituta puedeser heroína de una novela; Margarita Gautier
es el sueño platónico deArmandDuval en “La dama de las camelias”,pero en la
cotidianidad una mujer asíesescoria social. Enotros casos la mujer se idealiza tanto que
su frágil belleza es una imagen mariana sólo digna de recibir protección, puesta en un
inalcanzable nicho. En casos extremos, científicos renombrados, como Augusto
8
Strindberg, 1895, afirman: “ (a la mujer) la menstruación y la pérdida de fluido nutritivo
termina atrofiándole el cerebro” (Guerra,1988, 354).
Virginia Woolf dice en 1928 que las mujeres tendrían oportunidades reales en el mundo
literario “si cada una de nosotras tiene quinientas libras al año y una habitación
propia;(…) si nos hemos acostumbrado a la libertad y tenemos el valor de escribir
exactamente lo que pensamos; (…) si nos enfrentamos con el hecho, porque es un
hecho, de que no tenemos ningún brazo al que aferrarnos, sino que estamos solas, y de
que estamos relacionadas con el mundo de la realidad y no solo con el mundo de los
hombres y las mujeres…” (Woolf, 1997, 356).Enel siglo XXI numerosos nombres de
mujeres se destacan en la literaturauniversal. Autorasindependientes del yugo
patriarcalpor razonespersonales, individuales y excepcionales. Hanlogrado esa libertad
porqueluchando contra la corriente han cumplido lo que Woolf propuso en el año 28 ¿y
las demás?
Barthes,Roland. (1977). Fragmentos de un discurso amoroso. México: FCE .
Conh, Norman. (1987). Los demonios familiares de Europa. España: Alianza Editorial.
Cáceres, C. De Safo de Lesbos a la inmortal Afrodita (1998). Mandala Cuaderno de
artes y letras. www.geocities.com/mandala1998/safo.htm. Recuperado el 12 de abril de
2013.
Garci-Gómez, M. Del amor cortés al amor altanero. (1998)
mgarci.aas.duke.edu/.../amor_altanero.htm. Recuperado el 20 de junio de 2013.
Woolf, Virginia. (1979). Una habitación propia. Barcelona: Seix Barral.
Guerra Cunningham, Lucía. (1988). La modalidad hermética de la subjetividad
románticaen la narrativa de Soledad Acosta de Samper. En Acosta de Samper, Soledad,
Una nueva lectura (pp353-367). Colombia: Ed. Fondo Cultural Cafetero.
Hauser, Arnold. (1986). Historia Social de la Literatura y el Arte. Bogotá: Labor
Michelet, Joules. (2004). La Bruja. Madrid: Akal
Rensoli, L. Antígona y Sócrates o el precio de la sabiduría.(1996). Alfa: revista de la
Asociación Andaluza de Filosofía, ISSN 1137-8360, Vol. 4, Nº 7, 2000 , págs. 129-144.
Recuperado el 20 de junio de 2013.
9
Schweickart, Patrocinio. (1999). Leyendo(nos) nosotras mismas: Hacia una teoría
feminista de la lectura. En Fe, Mariana (coord.) Otramente: lectura y escritura
feministas (pp 112-151). México: FCE.
Showalter, Elaine. (1999). La crítica feminista en el desierto. En Fe, Mariana (coord.)
Otramente: lectura y escritura feministas (pp 75 - 111). México: FCE.
10