UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN GEOGRAFÍA
GEOPOLÍTICA DE LA MINERÍA MARINA EN AMÉRICA LATINA: EL CASO DE MÉXICO, CHILE
Y PERÚ
TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE:
MAESTRO EN GEOGRAFÍA
PRESENTA:
GERARDO ROMERO BARTOLO
DIRECTOR DE TESIS:
DR. EFRAÍN LEÓN HERNÁNDEZ
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX., FEBRERO 2021
UNAM – Dirección General de Bibliotecas
Tesis Digitales
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Nombrar las “cosas que están ausentes”
es romper el encanto de las cosas que son;
es más, es la introducción de un orden
diferente de cosas en el establecido:
“le commencement d’un monde”.
HERBERT MARCUSE, 1964.
Ni siquiera toda una sociedad, una nación o, es más,
todas las sociedades contemporáneas reunidas,
son propietarias de la tierra.
Sólo son sus poseedoras,
sus usufructuarias,
y deben legarla mejorada,
como buenos padres de familia,
a las generaciones venideras.
KARL MARX, 1986.
Dedico esta investigación a mi familia,
especialmente a mi papá Felipe
y a mi mamá Petra,
pequeños fueguitos de vida digna.
AGRADECIMIENTOS
A mis maestros de vida, a Felipe Romero y Petra Bartolo. De corazón, gracias por
el amor, el cuidado y el apoyo incondicional. Siempre han sido y serán aquellos
fueguitos que alumbren mi vida y me acompañen en este camino. Orgulloso de
ustedes, hasta el final.
A mis hermanos y hermanas, compañeros de toda la vida. Gracias por el apoyo y
la confianza. Del más grande al más pequeño: Feli, Lupis, Jose, Tilo, Juan,
Ricardito, Chucho, José Luis, Beto y Xilotzin. Gracias también a todos mis sobrinos:
Charli, Heli, Zoe, Josué, Xilotito, Pablito y Jazmín.
A mi asesor, el Dr. Efraín León, una persona lúcida, ejemplo de formación teórico-
política honesta y crítica. Mi gratitud con él, no sólo por su trabajo en la dirección
de la investigación, sino también por la confianza sincera, la amistad fraterna y el
diálogo siempre respetuoso.
A tres proyectos fundamentales en mi formación. Primero, al Programa de Apoyo
a Proyectos para la Innovación y la Enseñanza (PAPIME) “El mar también es nuestro
territorio” <<PE304017>>. Segundo, al Proyecto de Investigación de la Facultad de
Filosofía y Letras (PIFYL) “Seminario permanente Espacio, Política y Capital en
América Latina” <<FFYL/INV/SEM/_01_008_2019>>. Y tercero, al Programa de
Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) “Praxis
espacial. Geopolítica entre clases sociales en América Latina” <<IN300719>>.
Todos bajo la dirección del Dr. Efraín León. En dichos proyectos pude conocer y
adentrarme en el tema de la oceanopolítica crítica y la minería submarina. Así que
doy gracias al Dr. Efraín por involucrarme en los proyectos académicos que dirige.
A los miembros del sínodo: Dra. Ana Melisa Pardo, Dra. María Pérez, Dra. Janette
Murillo y Dr. Guillermo Castillo. Gracias por revisar mi trabajo, por sus comentarios
y por sus observaciones tan atinadas, las cuales nutrieron sin lugar a dudas la
presente investigación.
A las comunidades sudcalifornianas que nos recibieron generosamente,
especialmente a los pescadores y familias de San Juanico y Las Barrancas. A Don
Florencio y familia, Tomás Camacho y familia, Alejandro Zendejas, Carlos Ibarra,
Irina Trasviña, Ricardo Madrazo, Gabriel Aguilar, Virginia Aguilar, Juan Ignacio
Romero, Susano Aguilar, Geovani Meza, Manuel Burgoin, Dra. Janette Murillo, Dr.
José Luis Ortiz, Dr. Enrique Nava y Dra. Rocío Marcín. Gracias por la confianza al
abrirme las puertas, por la hospitalidad y sobre todo por creer en la presente
investigación.
A Juan Manuel, por el apoyo en la elaboración de los mapas.
A mi hermano José Luis, por el apoyo en la grabación y edición del documental.
A mis grandes amigos y amigas de la universidad: David, Rebeca, Emanuel,
Alejandro, Emilio, Carlos, Ángel, Joss, Octavio, Daniel, Onasis, Bazán, Alberto,
Andrés, Irvin, Laura, Erika, Enrique, Diana, César, Karina y Celi. Especialmente al
escuadrón del rockabar: Néstor, Juan Cano, Jorge Alberto, Lalo Snow, Osiris y
Daniel Aguilar. De corazón, gracias por su amistad sincera, por hacer más alegre
todo este proceso. Como decía W. Reich, somos grandes cuando afirmamos a los
amigos. Así que ¡salud por los tragos, las pláticas y los cuestionamientos!
A mis compañeras y compañeros tan inteligentes de la maestría: Patricia, Tania,
Pati, Fernanda y Karen. Gracias por la convivencia y la amistad, especialmente a
Laura, por la escucha y el entendimiento mutuo, siempre lo tendré presente.
También quiero hacer un agradecimiento especial a Denisse por ayudarme con los
trámites de titulación. No se me puede olvidar mi gran amigo Daniel Aguilar,
gracias por todo lo compartido.
A Mariana, por lo vivido, por lo compartido, por acompañarme previamente a mi
ingreso a la maestría.
A Rosalía, por la amistad tan noble, la escucha virtuosa y el dialogo siempre
humano.
A mis amigos y amigas con las que tuve el gusto de convivir durante la licenciatura,
y que a pesar de que hemos tomado caminos distintos, siempre los llevo en mi
corazón.
A mis maestros de la maestría, especialmente al Dr. John Saxe-Fernández, Dr.
Jaime Osorio, Dr. Andrés Barreda, Dra. Josefina Morales, Dra. María Pérez, Dr.
David Herrera, Dr. Fabián González, Dra. María Elena Figueroa y Dr. Guillermo
Castillo. Gracias por las reflexiones y enseñanzas.
A mis compañeros y compañeras de Colectivo Ratio: Andrea, Sandra, Juan Manuel,
Eduardo, Enrique, Andrés, Vladimir, Katia, Mireya, Ariadna, Néstor, Ricardo,
Deneb, Diego y Omar. También a los compañeros Juan y Dulce. Gracias por ser
ejemplo vivo de la formación política colectiva y la lucha cotidiana.
Al pueblo mexicano que por medio de la Universidad Nacional Autónoma de México
me ha permitido formarme académica y políticamente, así como conocer
extraordinarias personas. Lo dicho, ¡el pueblo a la universidad, la universidad al
pueblo!
Investigación realizada gracias al apoyo institucional del Programa de Posgrado en
Geografía de la UNAM y al apoyo económico otorgado por parte del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT). Agradezco al CONACyT la beca
otorgada.
Investigación realizada gracias al apoyo del Programa de Apoyo a Proyectos de
Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) “Praxis espacial. Geopolítica entre
clases sociales en América Latina” <<IN300719>>. Agradezco a la DGAPA-UNAM el
apoyo económico recibido mediante el rubro de conclusión de estudios de
posgrado.
El trabajo de campo de esta investigación fue posible gracias al apoyo económico
brindado por el Programa de Apoyo a Estudios de Posgrado (PAEP) de la UNAM.
ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN 1
NOTA TEÓRICO-METODOLÓGICA 11
CAPÍTULO I: CARÁCTER ESTRATÉGICO Y COMPLEJIDAD ECONÓMICO-POLÍTICA DE LOS MINERALES EN LA REPRODUCCIÓN SOCIAL CAPITALISTA 21
1.1 Introducción 23
1.2 Los minerales como problemática social 25
1.3 Los minerales y la civilización material capitalista 27
1.4 Los minerales y la integración del mercado nacional/mundial 30
1.5 Los minerales y la revolución industrial 33
1.6 Los minerales y otras revoluciones técnicas del capital 40
1.7 Los minerales y su importancia en el siglo XX y XXI 42
1.8 Los minerales y los bienes de consumo 48
1.9 Los minerales y los bienes de capital 52
1.10 Dimensión política de la dependencia social respecto a los minerales 53
CAPÍTULO II: VIGENCIA HISTÓRICA DE LA MINERÍA SUBMARINA EN AMÉRICA LATINA 56
2.1 Introducción 58
2.2 Emergencia histórica de la oceanopolítica 59
2.3 Emergencia histórica de la minería submarina en el siglo XX 61
2.4 La minería submarina y la guerra fría 65
2.5 La dependencia minera de las naciones industriales 67
2.6 Los límites materiales de la minería continental 74
2.7 Fondos marinos: la mayor reserva mineral planetaria 81
2.8 Yacimientos minerales marinos: el abismo de lo maravilloso 85
2.9 Técnicas de minería submarina: el portento del capital en el mar 89
2.10 Empresas y naciones industriales: los nuevos piratas imperialistas 93
CAPÍTULO III: LA MINERÍA SUBMARINA EN AMÉRICA LATINA: RADIOGRAFÍA TERRITORIAL DE UN NUEVO AGRAVIO 100
3.1 Introducción 102
3.2 Proyectos de minería submarina: un breve recuento global 103
3.3 Minerales en el mar latinoamericano: una radiografía territorial 108
3.4 ZFCC: el paraíso de los nódulos polimetálicos 112
3.5 Proyectos de minería submarina en América Latina 119
3.6 Perú: la minería submarina que avanza a pasos lentos 120
3.7 Chile: el atroz avance de la minería hacía el mar 125
3.8 México: la voracidad minería submarina neoliberal 138
CAPÍTULO IV: LOS CUERPOS JURÍDICOS REGULATORIOS DE LA MINERÍA SUBMARINA EN TERRITORIOS MARINOS BAJO JURISDICCIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL 158
4.1 Introducción 160
4.2 Emergencia de la disputa jurídica por los minerales marinos 161
4.3 La CONVEMAR: las reglas del juego en disputa 164
4.4 El marco jurídico en mares internacionales 168
4.5 El marco jurídico en mares nacionales 173
4.6 La ley minera de Perú: viraje neoliberal y minería submarina 176
4.7 La ley minera de Chile: contrarrevolución neoliberal y minería submarina 181
4.8 La ley minera de México: rapiña neoliberal, derrota popular y minería submarina 188
4.9 Dimensión política de las leyes mineras en Perú, Chile y México 197
CONCLUSIONES Y NUEVAS PREGUNTAS 199
5.1 Conclusiones 201
5.2 Los mares y océanos: un campo político olvidado 221
5.3 Minería submarina: la devastación ambiental del edén azul 222
5.4 La minería submarina como problema comunitario-local 225
5.5 La minería submarina como problema comunitario-universal 227
5.6 La praxis territorial defensiva de las clases populares 229
5.7 Coordenadas políticas para una minería nacional-popular 230
ANEXOS 232
6.1 Tipos de mineralizaciones marinas 233
6.2 Proceso técnico de extracción de Nautilus Minerals 240
6.3 Avances tecnológicos en la minería submarina 242
6.4 Empresas y naciones promotoras de la minería submarina 242
6.5 Anexo cartográfico 246
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA 255
ÍNDICE DE FIGURAS, GRÁFICOS, MAPAS Y TABLAS
FIGURAS
Figura 1.1 Cronología de los elementos empleados en la fabricación de un chip de computadora 41
Figura 1.2 Minerales utilizados ampliamente en tecnologías de energía 45
Figura 6.1 Componentes del proceso de explotación minera submarina 241
GRÁFICOS
Gráfico 1.1 Producción mundial de cobre primario en miles de ton, 1900-2018 44
Gráfico 2.1 Dependencia de importaciones netas de Estados Unidos, 2018 72
MAPAS
Mapa 2.1 Distribución territorial global de los principales depósitos minerales 88
Mapa 3.1 Principales zonas marinas mineralizadas en América Latina 110
Mapa 3.2 Abundancia media en nódulos polimetálicos, kg/m2 113
Mapa 3.3 Proyectos de exploración de nódulos polimetálicos en la ZFCC, 2019 115
Mapa 3.4 Área de exploración en la ZFCC comparada con el área de América Latina 118
Mapa 3.5 Yacimientos minerales frente al litoral peruano 122
Mapa 3.6 Área del proyecto DISCOL 124
Mapa 3.7 Principales zonas oceánicas mineralizadas en Chile 127
Mapa 3.8 Proyectos de relaves mineros en las costas chilenas, 2020 136
Mapa 3.9 Proyecto minero submarino Don Diego en el Golfo de Ulloa, México 145
Mapa 3.10 Proyecto minero Don Diego, zonas de pesca y áreas de hábitat en el Golfo de Ulloa 150
Mapa 6.1 Principales yacimientos de nódulos polimetálicos a escala global, 2020 247
Mapa 6.2 Principales yacimientos de sulfuros polimetálicos a escala global, 2020 248
Mapa 6.3 Principales yacimientos de cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto a escala global, 2020 249
Mapa 6.4 Principales yacimientos de fosforitas a escala global, 2020 250
Mapa 6.5 Concesiones mineras de Nautilus Minerals en el Mar de Bismarck 251
Mapa 6.6 Proyecto Atlantis II en el Mar Rojo 252
Mapa 6.7 Principales yacimientos minerales en América del Norte y Central, 2020 253
Mapa 6.8 Principales yacimientos minerales en América del Sur, 2020 254
TABLAS
Tabla 1.1 Uso productivo e industrial de algunos minerales 49
Tabla 1.2 Uso productivo e industrial de minerales no metálicos y otros compuestos 50
Tabla 1.3 Usos de los minerales en la industria de los energéticos 51
Tabla 2.1 Consumo mineral anual de un estadounidense promedio, 2019 68
Tabla 2.2 Suministro global de minerales críticos de la Unión Europea, 2017 73
Tabla 2.3 Stocks mundiales de algunos minerales estratégicos 78
Tabla 2.4 Contenido metálico de los nódulos de manganeso (millones de ton) 84
Tabla 2.5 Características de los principales tipos de mineralizaciones 86
Tabla 2.6 Empresas implicadas en el desarrollo del sistema técnico de Nautilus Minerals 90
Tabla 2.7 Empresas financiadoras de Nautilus Minerals o de sus subsidiarias, 2013 91
Tabla 2.8 Principales naciones impulsoras de la minería submarina, 2020 97
Tabla 3.1 Proyectos de minería submarina por región, 2020 104
Tabla 3.2 Concesiones mineras en mares internacionales otorgadas por la AIFM 116
Tabla 3.3 Concentración media de minerales en nódulos polimetálicos por región 121
Tabla 3.4 Recursos minerales en costas y mares mexicanos 142
Tabla 6.1 Complejidad y avances técnicos en la minería submarina por depósito 242
Tabla 6.2 Empresas e instituciones impulsoras de la minería submarina 242
INTRODUCCIÓN
Por el mar es por donde conviene iniciar toda geografía.
JULES MICHELET, 1861.
3
El presente trabajo de investigación aborda la problemática particular que
representa la minería submarina en México Chile y Perú, una de las
transformaciones territoriales más inéditas en el viraje del capital sobre la última
frontera extractiva planetaria: el océano global. En nuestros días, la minería
submarina ya no es una cuestión de ciencia ficción, sino un proceso vigente
mediante el cual se concretiza territorialmente una actividad de vital importancia
para la reproducción material de la sociedad capitalista en el siglo XXI.
Sumada a su importancia histórica en tanto suministro potencial de minerales para
el sostén de la estructura material del dominio capitalista contemporáneo, la
vigencia de la minería submarina es mayor al considerar los límites materiales que
actualmente enfrenta el proceso de acumulación de capital a escala mundial, así
como la generalización y agudización de la crisis ambiental capitalista que
amenaza la vida humana y biológica del planeta entero.
La oceanominería forma parte del proceso de reconfiguración de la acumulación
de capital a escala mundial, mismo que se expresa y especifica de manera concreta
en la transformación de los órdenes territoriales globales, tanto terrestres como
oceánicos. Es precisamente esta reconfiguración de la acumulación capitalista la
que actualmente apuntala la subordinación de tres cuartas partes de la superficie
planetaria al proceso de valorización del capital. Todo esto en el marco de un
escenario económico-político en donde el dominio territorial neoliberal está
normalizado.
Como resultado de esta reconfiguración territorial de la producción capitalista,
actualmente se desarrolla un boom de proyectos de minería submarina en mares
nacionales e internacionales, el cual ha desencadenado una creciente oleada de
conflictos territoriales por toda la geografía oceánica. Si bien, la vigencia de la
minería submarina es planetaria, los territorios marinos latinoamericanos tienen
una relevancia especial debido a que en sus profundidades se ubican algunos de
los yacimientos minerales más grandes del planeta.
Sin embargo, a pesar de su innegable vigencia histórica, la minería submarina es
un proceso desconocido a nivel académico, gubernamental y popular en toda
4
América Latina. Actualmente, el grueso de la reflexión social sobre la actividad
minera se concentra casi únicamente en problemáticas locales derivadas de las
operaciones mineras continentales. Otras problemáticas más allá de las anteriores
permanecen ausentes o simplemente invisibilizadas.
En realidad, la ausencia de la minería submarina en la reflexión científica se debe
a múltiples factores. Primero, porque hasta la actualidad, la minería es una
actividad productiva que se ha desarrollado primordialmente en territorios
continentales. A causa de lo anterior, el grueso de la reflexión científica se
concentra en las múltiples problemáticas relacionadas con la minería continental
o terrestre. Segundo, porque la apropiación material de los minerales marinos por
la sociedad capitalista es un proceso relativamente reciente, y aunque avanza a
pasos agigantados, aún no termina de desarrollarse a plenitud. Tercero, porque
aunque la minería submarina es un tema de frontera científica cuyo estudio se
desarrolla fundamentalmente en las naciones industrializadas. En la mayor parte
de los casos, los gobiernos latinoamericanos no cuentan con las capacidades
económico-tecnológicas necesarias para desarrollar programas de investigación
tales como los que se llevan a cabo en los centros de investigación de las naciones
metropolitanas. Y cuarto, porque la praxis territorial de las clases populares
latinoamericanas durante el neoliberalismo se ha definido en gran medida por su
carácter defensivo, atomizado y local (León, 2017, p. 102). Derivado de este
hecho, otros territorios distintos a los continentales y locales no están dentro del
horizonte de la disputa popular. Este es el caso de los extensos territorios marinos.
Ante tal realidad, se vuelve pertinente abrir brecha en la reflexión social sobre
este importante proceso desde los movimientos populares y la ciencia crítica
latinoamericana (justo esto es un propósito teórico-político central en la presente
investigación). Esto es fundamental ya que a partir de la reflexión teórica —en
tanto momento particular de la praxis— las fuerzas populares latinoamericanas
pueden ampliar su horizonte teórico-político y fortalecer sus estrategias legítimas
de defensa y disputa por los territorios marinos con la finalidad de cuestionar de
manera efectiva el orden territorial oceánico neoliberal. A esto último pretende
5
contribuir el presente trabajo, así como a plantear nuevas preguntas y a
“destapar” nuevas vetas de investigación sobre este tema tan desconocido en
América Latina.
La ampliación del horizonte teórico antes mencionada puede coadyuvar a
fortalecer la praxis política de las fuerzas populares latinoamericanas ante un
escenario global definido por la exacerbación de la violencia/explotación
capitalista, la vigencia de una profunda crisis estructural y multidimensional de la
civilización capitalista, el agotamiento del ciclo neoliberal y la construcción de
diversas alternativas políticas ante tal crisis por parte de las fuerzas populares.
El objetivo general de la presente investigación es comprender la vigencia histórica
general de la minería submarina durante el periodo neoliberal (1982-2018), así
como su concreción territorial específica en los mares bajo jurisdicción mexicana,
chilena y peruana. Respecto a los objetivos particulares, estos son valorar la
importancia estratégica particular de los minerales marinos en México, Chile y
Perú en el marco del proceso global de acumulación de capital, examinar las
estrategias de apropiación material y formal de la riqueza minera marina y, por
último, analizar los proyectos mineros más estratégicos en el mar bajo jurisdicción
de estas naciones latinoamericanas.
Cabe enfatizar que el periodo de estudio de la presente investigación es el
neoliberalismo, el cual comenzó a implementarse en México, Chile y Perú a partir
de la década de 1980. Por diversos motivos se excluye del análisis la gestión de la
minería submarina en gobiernos progresistas latinoamericanos, tales como el
mexicano bajo el mando de Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de
Regeneración Nacional (MORENA). Por tal motivo, se puede decir que el periodo
de estudio es el neoliberalismo sin crisis política, tal como la que se vive hoy día
en México, Chile y Perú bajo diferentes condiciones económicas, políticas y
sociales.
Los motivos por los que se eligió estudiar el caso de México, Chile y Perú son
diversos. A continuación se mencionan los dos más importantes. El primer motivo
es que a partir de un estudio preliminar se identificó que los mares bajo
6
jurisdicción de México, Chile y Perú, así como los mares bajo jurisdicción de Brasil,
son los territorios en los que se localizan no sólo los yacimientos minerales más
extensos y estratégicos en toda América Latina, sino también los proyectos mineros
más avanzados y paradigmáticos. Resulta evidente que México, Chile, Perú y Brasil
son la punta de lanza de la minería submarina en América Latina, los casos
nacionales más significativos. A raíz de lo anterior, existe un convencimiento
fundado de que el estudio crítico de la minería submarina en dichas naciones puede
brindar no sólo perspectivas y conclusiones paradigmáticas respecto al avance
territorial de la oceanominería, sino también herramientas teórico-metodológicas
para futuros trabajos, así como valiosas lecciones para los demás países
latinoamericanos en los que también avanza la oceanominería.1
Un segundo motivo es que México, Chile y Perú tienen varios denominadores en
común, mismos que hacen viable su estudio unitario. Primero, son naciones que
poseen territorios marinos en la vertiente del océano Pacífico, situación que
conlleva a que el estudio se concentre fundamentalmente en una región (la cuenca
del Pacífico). Segundo, son las naciones con mayor tradición minera en América
Latina, hecho que se expresa en órdenes territoriales funcionales a la
extracción/exportación de minerales, y por ende, al desarrollo de la minería
submarina. Y tercero, son las naciones en las que las políticas neoliberales en
materia minera han sido más profundas en comparación con otros países
latinoamericanos, y además, son naciones que hasta 2018 (caso mexicano) no
habían tenido experiencias de gobiernos progresistas. Lo anterior no es menor pues
dicha situación ofrece un marco económico, político e incluso jurídico común a
partir del cual es factible analizar las diferencias y similitudes del avance
territorial de la minería submarina en dichas naciones. Por los motivos anteriores,
se consideró que dichos casos tenían suficientes rasgos en común en términos
1 A pesar de que Brasil posee yacimientos minerales y proyectos sumamente estratégicos y avanzados, el caso brasileño se excluyó debido a que, a diferencia de lo ocurrido en México, Chile y Perú, la gestión de la minería submarina en este país presenta características distintas a las de las tres naciones antes mencionadas. Esto se debe, entre otras razones, a que la nación brasileña ha tenido la experiencia histórica de gobiernos progresistas, gobiernos que han gestionado la minería submarina de manera diferente a las naciones neoliberales, por lo que el estudio del caso brasileño presenta otro nivel de complejidad que no se desarrolla en la presente investigación.
7
históricos, económicos, políticos y geográficos para estudiarlos en conjunto con
miras a analizar sus similitudes y sus diferencias.
La hipótesis del presente trabajo es que en el contexto global actual, la minería
submarina emerge como un novedoso proceso productivo y geopolítico en mares
nacionales e internacionales, mismo que representa una reconfiguración de los
órdenes territoriales de los estados latinoamericanos, así como de su soberanía
nacional. En el marco de dicha reconfiguración territorial, los territorios marinos
latinoamericanos (específicamente los mares bajo jurisdicción de México, Chile y
Perú) adquieren una relevancia geopolítica central pues albergan algunos de los
yacimientos minerales más extensos y estratégicos del planeta. En este sentido, la
minería submarina forma parte de una compleja estrategia de apropiación
territorial proyectada por estados y empresas con la finalidad de ampliar la
frontera extractiva minera y controlar los territorios marinos más estratégicos,
tales como los latinoamericanos.
Las preguntas que se pretenden responder a lo largo de la investigación son
diversas. El primer capítulo intenta responder a la interrogante de ¿cuál es la
vigencia histórica particular de los minerales marinos en el proceso global de
reproducción material de la sociedad capitalista? El segundo capítulo busca
responder a la pregunta de ¿cuáles son las causas históricas y materiales que hacen
de la minería submarina un proceso territorial de ampliación de la frontera
extractiva con una vigencia presente y futura extraordinaria?, y ¿cuál es la
especificidad del objeto material, la técnica y los sujetos que impulsan la minería
submarina a escala general? A su vez, el tercer capítulo pretende responder a las
cuestiones de ¿cuál es la importancia estratégica específica de los minerales que
yacen bajo los territorios marinos latinoamericanos, concretamente en México,
Chile y Perú?, ¿cuáles son los proyectos de minería submarina más significativos y
avanzados en México, Chile y Perú?, ¿cuáles han sido las tendencias territoriales y
geopolíticas de la minería submarina en México, Chile y Perú durante el periodo
neoliberal?, ¿cuál es la vigencia política y social de los conflictos sociales
detonados por la minería submarina?, y ¿cuáles son las estrategias de apropiación
8
territorial de los minerales marinos proyectadas por empresas y estados en el mar
latinoamericano? Finalmente, el cuarto y último capítulo busca responder a la
pregunta de ¿cuál es la lógica y el conjunto de rasgos particulares de los
instrumentos jurídicos que regulan la minería submarina en México, Chile y Perú?
El método expositivo va de lo abstracto a lo concreto. Comienza con la exposición
del marco histórico general en el cual se desarrolla la minería submarina a escala
global. De manera progresiva se identifican y examinan las diversas
determinaciones de dicho proceso hasta llegar al análisis de su concreción histórica
particular en las naciones que son de nuestro interés, al momento sintético de la
minería submarina en tanto síntesis de múltiples determinaciones.
En cuanto a la estructura, la investigación está organizada en una introducción,
una breve nota teórico-metodológica, cuatro capítulos, conclusiones, nuevas
preguntas, anexos, bibliografía consultada y un video documental. En el caso de la
estructura propiamente capitular, la investigación se divide grosso modo en dos
momentos. En los primeros tres capítulos se analiza el proceso de apropiación
material de los minerales submarinos a escala global, regional y nacional. En
complemento del análisis del proceso de apropiación material, en el cuarto y
último capítulo se analiza el proceso de apropiación formal de la riqueza minera
marina siguiendo la misma ruta, partiendo de la escala global general hasta llegar
a la escala regional y nacional.
En el primer capítulo se analiza la importancia histórico-material de los minerales
terrestres y submarinos para la reproducción material de la civilización capitalista,
así como para el proceso general de acumulación de capital a escala global. El
objetivo de esta valoración es especificar la actualidad particular que tiene la
minería submarina en el neoliberalismo. En la parte final del capítulo se analiza la
expresión política de la dependencia material de la sociedad capitalista respecto
a los minerales, así como las implicaciones políticas que de este hecho se derivan.
En otros términos, en este primer capítulo se estudia la importancia histórica del
objeto de estudio respecto al metabolismo material del capitalismo en tanto
unidad histórica. Con esto se pretende dar el primer paso lógico-histórico para
9
determinar la vigencia de la minería submarina en nuestros días, para que una vez
definida, sea posible avanzar en la explicación de otras determinaciones históricas
que hacen de la minería submarina un proceso cada vez más vigente.
En el segundo capítulo se analizan básicamente dos determinaciones histórico-
geográficas. Por una parte, se estudia la emergencia histórica de la minería
submarina en el siglo XX y XXI en tanto resultado de diversos procesos económicos,
geográficos, políticos y técnicos. Y por otra parte, se analiza de manera más
específica la minería submarina dentro del marco del metabolismo material
capitalista, poniendo particular atención en el objeto material, las mediaciones
técnicas y los sujetos políticos que impulsan dicha actividad.
El objetivo de este capítulo es profundizar en el análisis de la vigencia histórica de
la minería submarina, así como analizar con mayor precisión el proceso de
apropiación material de la riqueza minera marina en el siglo XX y especialmente
durante el neoliberalismo. De manera que, en su conjunto, los dos primeros
capítulos establecen la complejidad del marco histórico general dentro del cual se
desarrolla la minería submarina. Así, este proceso ya no aparece sólo como
resultado del deseo perverso de los capitales o de innovaciones tecnológicas
particulares, sino como producto del movimiento histórico de la sociedad
capitalista en conjunto, así como del desenvolvimiento del metabolismo material
capitalista.
En el tercer capítulo se realiza una radiografía territorial de los principales
proyectos de minería submarina a escala mundial y latinoamericana, privilegiando
el análisis del avance territorial de la oceanominería en México, Chile y Perú a
través del estudio de todos los proyectos mineros existentes en las aguas de estas
naciones latinoamericanas. Los temas particulares que se estudian son las
principales características de los proyectos, las estrategias de apropiación material
de la riqueza minera y de manera secundaria las afectaciones socioambientales.
El objetivo de este capítulo es comprender la concreción histórico-territorial
particular de la minería submarina en los mares latinoamericanos durante el
periodo neoliberal, poniendo énfasis en el caso de México, Chile y Perú. Contrario
10
al capítulo primero y segundo, aquí ya no se trata de comprender la vigencia
histórica de la minería submarina en un plano general, a nivel del metabolismo
material capitalista a escala global, sino la especificidad de su desarrollo en estas
tres unidades nacionales latinoamericanas. De esta manera, se busca comprender
la articulación entre la vigencia histórica de la minería submarina a escala global
y su especificación concreta a escala nacional.
En el cuarto y último capítulo se analiza el proceso de apropiación formal de la
riqueza minera marina en su momento estrictamente jurídico. Siguiendo el mismo
método, primero se examinan los marcos jurídicos que regulan la minería
submarina en mares internacionales, enseguida los que rigen esta actividad en
mares nacionales y finalmente los que la regulan específicamente en los mares de
México, Chile y Perú. Es importante señalar que estos ordenamientos jurídicos
internacionales y nacionales no se analizan como procesos aislados, sino en tanto
productos del movimiento histórico de la relación de fuerzas a nivel mundial y
nacional durante el siglo XX y XXI, especialmente en el periodo neoliberal.
El objetivo de este último capítulo es articular la explicación del proceso histórico
de apropiación material de los minerales marinos, con el proceso de apropiación
formal que ha acompañado al primero. Es decir, se pretende articular la unidad
del proceso de subsunción real de la riqueza minera marina a través de la
articulación explicativa del momento de apropiación jurídica. De esta manera se
podrá entender de manera más integral la apropiación capitalista de la riqueza
minera marina a nivel global y latinoamericano, así como el significado histórico
particular de la contrarrevolución neoliberal respecto al avance territorial de la
minería submarina en mares latinoamericanos.
Finalmente, se presentan las conclusiones correspondientes, así como nuevas
preguntas de investigación que surgen a partir de los resultados del presente
trabajo. Estoy convencido que, a partir de los elementos expositivos y las
conclusiones, será posible formular nuevas preguntas y abrir nuevos debates
respecto de este importante asunto que interpela al conjunto de las sociedades
latinoamericanas, y especialmente a sus clases nacional-populares.
11
NOTA TEÓRICO-MEDOTOLÓGICA
12
La terre est bleue comme un orange.
PAUL ÉLUARD, 1929.
13
La presente investigación se sustenta en algunos elementos teórico-metodológicos
que se sitúan en las coordenadas particulares de la crítica de la economía política
y la geografía crítica. Estas dos matrices de pensamiento conforman el parámetro
que nos permitió desarrollar y problematizar nuestra investigación. A
continuación, se desagregan las principales categorías que conforman la estructura
vertebral del presente trabajo, así como la metodología empleada. Antes de iniciar
se aclara que lo que a continuación se presenta no es un marco teórico
propiamente, sino una breve nota teórico-metodológica general. Se consideró que
no es necesario dedicar un capítulo entero al marco teórico, debido a que en el
propio cuerpo de la investigación se presentan momentos teórico-metodológicos
particulares. Uno de ellos es la introducción de cada capítulo en particular en
donde se explicitan puntualmente los momentos teórico-metodológicos.
El primer capítulo se sustenta teóricamente en la categoría de la reproducción
social que desarrolló Karl Marx en El capital (1986) y en los Elementos
fundamentales para la crítica de la economía política 1857-1858 (2007), la
categoría de la civilización material que planteó Fernand Braudel en Civilización
material, economía y capitalismo (1984) y en La dinámica del capitalismo (2014)
y la definición/caracterización de lo estratégico que proponen Andrés Barreda y
Ana Esther Ceceña en Producción estratégica y hegemonía mundial (1995). Este
conjunto de categorías conforma el núcleo teórico del primer capítulo y son
relevantes porque nos permiten valorar críticamente la vigencia histórica de
nuestro objeto de estudio —los minerales marinos y la minería submarina— desde
una perspectiva de totalidad histórica, a nivel de la reproducción material de la
sociedad capitalista. Además de las categorías anteriores, otras relevantes en el
armazón teórico de este primer capítulo son la diferenciación entre bienes de
capital y bienes de consumo que propuso Karl Marx en El capital (1986) y la noción
de lo político que planteó Bolívar Echeverría en Valor de uso y utopía (2012). La
diferenciación entre bienes de capital y bienes de consumo es útil ya que nos
permite valorar integralmente el carácter estratégico de los minerales terrestres
y marinos. Por su parte, la noción de lo político nos posibilita valorar en términos
14
amplios el proceso de dependencia material de la sociedad capitalista respecto a
los minerales en tanto fenómeno político.
El segundo capítulo se sostiene teóricamente en la categoría del metabolismo
social-natural planteado de manera dialéctica por Karl Marx en obras como El
capital (1986) y más recientemente por pensadores como Bolívar Echeverría en
Definición de la cultura (2010), Neil Smith en La producción de la naturaleza. La
producción del espacio (2006) y John Bellamy Foster en La ecología de Marx (2000).
Las herramientas teóricas que brindan estas obras nos permiten comprender la
apropiación material de los minerales marinos en tanto intercambio material que
se entreteje entre la sociedad y la naturaleza a través de mediaciones técnico-
instrumentales, así como de la ruptura metabólica de dicho intercambio material
bajo la forma capitalista derivada de la contradicción capital-naturaleza. En
cuanto a la dimensión natural del territorio oceánico, esta se comprende desde la
maravillosa obra de Alfred Schmidt titulada El concepto de naturaleza en Marx
(2012), obra cuyo mérito —entre muchos otros— reside en que logra articular el
universo natural a la unidad histórica de lo social, reestableciendo así su unidad
ontológica.
El tercer capítulo se sustenta teóricamente en las categorías de territorio y
territorialidad que ha propuesto Efraín León en Territorios y territorialidades en
disputa: naturaleza, soberanías y autarquía material (2016a) a partir de algunos
aportes del pensamiento marxista, especialmente de la filosofía de la praxis y del
discurso crítico de Marx. Dicha obra nos permite entender simultáneamente al
territorio en tanto unidad sociopolítica soberana y unidad sintética de fuerzas
productivas técnicas, naturales y procreativas2 que posibilitan la
autodeterminación del sujeto político respecto a la forma y el sentido de la
sociedad y la territorialidad en tanto alteración concreta de los órdenes
2 Véase Veraza, J. (2012). Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la técnica. Para una teoría
marxista de las fuerzas productivas. México. Itaca.
15
territoriales3 en función de la capacidad material autoconstituyente del sujeto
político. Planteadas así, ambas categorías nos permiten comprender a los
minerales marinos y a los territorios oceánicos en su cualidad de fuerzas políticas
objetivas de nuestra sociedad, determinantes históricas de la totalidad social e
instrumentos de intervención política. También nos permiten comprender cómo en
un mismo territorio marino pueden existir simultánea y conflictivamente distintas
territorialidades en tanto proyectos particulares de autarquía material. Asimismo,
nos permiten entender la geograficidad de la minería marina en tanto proceso
geopolítico de disputa territorial en el que se pone en juego la autodeterminación
de los sujetos (Ibíd.). Así, los territorios oceánicos aparecen como unidades en las
que convergen conflictivamente múltiples territorialidades, soberanías y proyectos
particulares de autarquía material, pero todos insertos en la forma histórica
capitalista (Ibíd.). Esto evita restringir la facultad de soberanía a los estados-
nación y ampliarla a las clases populares (Ibíd.). Todo esto es decisivo en nuestro
trabajo ya que justo uno de los objetivos principales es reconocer la soberanía de
los territorios marinos latinoamericanos como proceso de disputa política no sólo
de las naciones latinoamericanas, sino fundamentalmente de sus clases populares.
El cuarto y último capítulo se sostiene teóricamente en la categoría de nación tal
y como la plantea Ana María Rivadeo en Marxismo y cuestión nacional (1994) y
Bolívar Echeverría en El discurso crítico de Marx (2017). En contraste con la noción
de país, la recuperación de la categoría nación nos permite articular la densidad
de las naciones latinoamericanas bajo estudio. Otra categoría importante es la de
estado en tanto relación social como bien lo ha planteado García Linera en El
Estado y la vía democrática al socialismo (2015a) a partir de los aportes que Nicos
Poulantzas hizo en obras como Estado, poder y socialismo (2015). Lo relevante de
ambas categorías es que nos permiten comprender de manera concreta la vigencia
de la minería submarina en el marco de la densidad nacional y el estado relacional,
el cual, cabe subrayar, está abierto a la inscripción de demandas populares ya que
3 Véase León, E. (Coord.). (2017). Praxis espacial en América Latina. Lo geopolítico puesto en
cuestión. México. Itaca. UNAM.
16
no es una “máquina monolítica al servicio de una clase” a decir de García Linera.
Otra ventaja de la conceptualización relacional del estado es que permite
entenderlo como un campo estratégico de disputa política más allá de la visión
instrumentalista de las vanguardias y de la propuesta abdicante del estado propia
de ciertos autonomismos. Esto es fundamental para nuestra investigación ya que
justo uno de los objetivos del cuarto capítulo es mostrar la complejidad y las
contradicciones políticas de las regulaciones jurídicas de la minería submarina en
el marco de las naciones bajo estudio. Los conceptos de nación y estado se retoman
en las conclusiones de la presente investigación; ahí son decisivos ya que a partir
de ellos surge nuestra propuesta de comprender la necesidad de superar la
micropolítica autonomista mediante la articulación de la disputa por la soberanía
y la nacionalización de recursos estratégicos con la lucha por la autonomía.
Nuestro planteamiento respecto a la articulación continental de un poder nacional-
popular con proyección hegemónica y democrática en el seno del cual se puedan
disputar las riquezas oceánicas se basa —entre otras referencias— en la sugerente
obra de Miguel Mazzeo titulada Introducción al poder popular. “El sueño de una
cosa” (2014).
Finalmente, otro conjunto de categorías que son transversales a la totalidad de la
presente investigación son la dependencia económica, el extractivismo y la
oceanopolítica. La primera se retoma de los principales intelectuales de la teoría
de la dependencia, entre ellos Ruy Mauro Marini con su obra Dialéctica de la
dependencia (1986). En tanto componente estructural del mercado mundial, la
categoría de la dependencia de las naciones latinoamericanas nos es de gran
utilidad para comprender —entre otros elementos— la particularidad del marco
económico regional en el que se inserta la minería submarina. Con relación al
extractivismo, este se retoma, pero enmarcado en el patrón de reproducción de
capital y en la valoración integral de su vigencia en el contexto latinoamericano
que se realiza en El extractivismo en México: una lectura desde el patrón de
reproducción de capital (Romero, 2021). Por último, se recupera la oceanopolítica
en tanto propuesta teórico-metodológica que esboza Efraín León en
Oceanopolítica crítica en América Latina (2015) retomando algunos aportes de su
17
texto Geopolítica de la lucha de clases: una perspectiva desde la reproducción
social de Marx (2011).
En su conjunto, los elementos teórico-metodológicos desagregados anteriormente
configuran una perspectiva de análisis particular que permitió incorporar a esta
investigación conceptos, argumentos y herramientas metodológicas que
generalmente no se utilizan en la ciencia geográfica. Esta incorporación nutrió y
enriqueció sin lugar a dudas los alcances del presente trabajo ya que no sólo amplió
su perspectiva analítica, sino que también permitió arribar a conclusiones
relativamente originales.
Paradójicamente, a pesar de su potencialidad explicativa, gran parte de los
elementos teórico-metodológicos pertenecientes al corpus teórico de la crítica de
la economía política suelen desarrollarse en el seno de ciencias sociales distintas
a la geografía. Entre ellas la filosofía, la ciencia política, la sociología, el derecho,
la economía, etc. No obstante, algo valioso de su incorporación a la presente
investigación fue que dichos elementos teórico-metodológicos se vieron
enriquecidos y potenciados al hacer uso de las herramientas y de las perspectivas
analíticas de la ciencia geográfica. En este sentido, se dio una valiosa dialéctica
interdisciplinaria que enriqueció a la geografía mediante la recuperación e
integración de perspectivas analíticas críticas provenientes de las ciencias sociales
y viceversa, que enriqueció a las ciencias sociales a través de la recuperación e
integración de perspectivas analíticas pertenecientes a la ciencia geográfica. Así
se logró establecer un fructífero diálogo interdisciplinar entre la ciencia geográfica
y otras ciencias sociales.
Con relación al método, cabe decir que se asumió la propuesta del método
dialéctico de lo abstracto a lo concreto formulado por Karl Marx en obras como los
Elementos fundamentales para la crítica de la economía política 1857-1858 (2007)
y la Introducción general a la crítica de la economía política de 1857 (1982). De
particular importancia fue la recuperación de la categoría de totalidad que planteó
magistralmente Karel Kosik en Dialéctica de lo concreto (1967). La importancia de
esta última categoría respecto a nuestro trabajo es que en todo momento nos
18
otorgó una visión totalizante, integral y articulada del movimiento de la unidad
histórica que representa el capitalismo. La noción de totalidad nos permitió la
reconstrucción crítica de nuestro objeto de estudio más allá del horizonte
fenoménico y posibilitó la identificación/comprensión de sus principales
determinaciones, escalas y contradicciones en tanto proceso social. Asimismo, nos
permitió articular lógicamente la estructura analítica y expositiva de la
investigación, sus momentos particulares.
Derivado del método de los abstracto a lo concreto, se comenzó por situar la
vigencia de nuestro objeto de estudio —los minerales marinos y la minería
submarina— en la totalidad social (metabolismo social-natural capitalista), así
como sus principales determinaciones. Esto se hizo en los dos primeros capítulos.
Una vez determinada su vigencia general en relación con el metabolismo social-
natural capitalista, en el tercer capítulo se procedió a especificar la importancia
estratégica de los minerales marinos respecto al metabolismo social-material
capitalista, pero ya no a escala general, sino regional y nacional. Es decir, se valoró
la relevancia estratégica de los minerales que yacen en los territorios marinos
latinoamericanos, específicamente de aquellos que se localizan en mares bajo
jurisdicción de la nación mexicana, chilena y peruana. Además de esto, se
analizaron las particularidades nacionales y locales de la apropiación material
concreta de los minerales marinos en México, Chile y Perú. Finalmente, en el
último capítulo se estudió la apropiación formal de los minerales marinos siguiendo
la misma metodología en el manejo de las escalas, de lo global-general a lo
regional-nacional. De esta manera se logró articular el análisis del proceso de
apropiación real (material y formal) de los minerales marinos en México, Chile y
Perú articulando la escala mundial, regional, nacional y local.
En general, las fuentes de información que forman parte de la materia prima de
la presente investigación son fundamentalmente artículos científicos, libros,
material cartográfico y notas periodísticas locales, nacionales e internacionales.
Otras fuentes importantes pero secundarias fueron documentales, informes
empresariales e institucionales y solicitudes de información pública. Las fuentes
19
de información también incluyen entrevistas y material audiovisual que se filmó
en el trabajo de campo que se realizó en Baja California Sur (México). La
información recabada de las fuentes anteriores fue clasificada, sistematizada y
analizada para ser presentada en el texto escrito, los mapas, las tablas y en el
video documental que acompaña la presente investigación.
La información de artículos científicos fue central pues son el principal medio
donde se publica la información científica más reciente y puntual acerca de los
minerales marinos y la oceanominería. La consulta de dicha información permitió
recuperar un conjunto robusto de datos duros con el objetivo de respaldar de
manera sólida los argumentos y la hipótesis de la investigación, especialmente
aquellos referentes al análisis de la vigencia histórica de la minería submarina
(Capítulo I y II) y a la valoración estratégica de los territorios marinos
latinoamericanos (Capítulo III). Tal información también fue la materia prima del
material cartográfico, el cual traduce y sintetiza la información de numerosos
mapas generados en los países metropolitanos, especialmente occidentales.
Un importante obstáculo que dificultó el trabajo de organización y análisis de la
información fue que existen escasos artículos —y textos en general— publicados en
castellano sobre las múltiples problemáticas asociadas a la minería submarina.
Incluso los gobiernos e instituciones nacionales latinoamericanas encargadas de los
asuntos geológicos/mineros no tienen —o al menos no presentan— información
alguna sobre aspectos asociados a la minería submarina. Ante este obstáculo, gran
parte del tiempo dedicado a la elaboración de la presente investigación se destinó
a la búsqueda, traducción y organización de artículos publicados en lengua inglesa,
francesa, alemana o portuguesa, mismos que presentan información relevante
pero paradójicamente poco conocida.4 En este tenor, un aspecto positivo de la
presente investigación es que traduce y condensa la información científica sobre
minería submarina más reciente publicada en otras lenguas.
4 Esperamos que dicha situación no haya repercutido de manera negativa en detrimento del momento analítico. En todo caso, esto quedará a juicio del lector.
20
Al igual que la información de revistas científicas, el contenido teórico y analítico
de diversos libros referentes a la minería submarina nutrió la investigación. Aunque
escasos en el conjunto de lenguas, los textos teóricos fueron fuentes importantes
para recuperar críticamente los datos duros, para pasar la información por el
“tamiz” teórico. La recuperación de textos analíticos y teóricos fue de particular
relevancia en el desarrollo del Capítulo I, II y IV.
Con el objetivo de generar información de fuentes primarias, se planeó
originalmente una estancia académica en Chile y Perú, misma que incluía trabajo
de campo tal como entrevistas, recolección de datos cartográficos y filmación de
material audiovisual). No obstante, debido a múltiples factores, sólo se pudo
realizar trabajo de campo en Baja California Sur. Ahí se realizaron entrevistas a
actores locales (defensores ambientales, organizaciones comunitarias, ONG’s,
periodistas y científicos). A partir de dicho trabajo se obtuvo información
relevante, misma que se recuperó para la elaboración del material escrito,
cartográfico y audiovisual. En su conjunto, el material antes señalado constituye
un aporte al estudio de la minería submarina en México y América Latina, así como
a la difusión de dicha problemática.
También se realizó investigación en fuentes periodísticas locales, nacionales e
internacionales con el objetivo de obtener información puntual sobre el desarrollo
de la conflictividad territorial asociada a los proyectos de minería submarina, así
como para identificar y rastrear información referente a actores (empresas,
gobiernos, autoridades, instituciones, y organizaciones populares).
Por último, se realizaron diversas solicitudes de información a instituciones
geológicas y de transparencia de información en México, Chile y Perú. No obstante,
aunque se obtuvieron algunos datos importantes, en los tres casos no se tuvo éxito.
Existió la negativa de las instituciones correspondientes para brindar la
información solicitada.
21
CAPÍTULO I
CARÁCTER ESTRATÉGICO Y COMPLEJIDAD ECONÓMICO-POLÍTICA DE LOS
MINERALES EN LA REPRODUCCIÓN SOCIAL CAPITALISTA
22
Oro blanco! Oro negro! Oro podrido!
MANUEL BANDEIRA, 2009.
23
1.1 INTRODUCCIÓN
Hablar hoy día de la extracción de los minerales que se albergan bajo la inmensidad
de las olas marinas puede parecer algo extraño. Al escuchar o leer sobre esta
cuestión inmediatamente podríamos ubicarnos en el terreno de la ciencia-ficción,
del mundo de lo sorprendente y de lo maravilloso, de lo inexplicable. Para evitar
tal extrañamiento y comprender de manera integral la enorme actualidad de la
minería submarina en tanto proceso histórico, es necesario partir de la ubicación
de la problemática dentro del desarrollo histórico de la sociedad. Sólo en este
terreno es posible encontrar tal comprensión integral.
En ese sentido, el objetivo particular de este primer capítulo es analizar y valorar
la vigencia histórica de los minerales terrestres y marinos en el proceso general de
la reproducción material de la sociedad capitalista, poniendo particular atención
al objeto material bajo estudio. En otras palabras, el objetivo del capítulo es
valorar la importancia que tienen los minerales en la vida material de nuestra
sociedad, en el metabolismo material capitalista a escala global.
El capítulo se divide en dos momentos. El primero es un momento económico-
estructural en el que se valora la importancia material de los minerales en el
desarrollo histórico del capitalismo, especialmente respecto a la integración del
mercado mundial y la edificación de la civilización material capitalista.
El segundo es un momento político-estructural ubicado al nivel de la lucha de
clases en el que se examinan las implicaciones políticas en términos de hegemonía
de la aguda dependencia material que mantiene el conjunto de la sociedad
respecto a los minerales y respecto a la burguesía que es la clase social que ha
desarrollado históricamente la capacidad de extraerlos, procesarlos y consumirlos
y que mantiene la hegemonía en la dirección de la reproducción material social.
La importancia de este momento político —comúnmente soslayado— es que busca
articular la dimensión económica-estructural de nuestra problemática capitular
bajo estudio con la dimensión política-estructural. Así se busca obtener un análisis
24
integral y totalizante que sirva como punto de partida y como marco general para
comprender la minería submarina en la actualidad.
En otros términos, la importancia de este análisis económico-político para el
conjunto de nuestra investigación reside en el hecho de que a partir de la
valoración general de la vigencia histórica de los minerales en la reproducción
material de la sociedad, se contarán con múltiples elementos a partir de los cuales
se podrán comprender críticamente las principales determinaciones históricas en
el campo material que posibilitan la actualidad de la explotación de la riqueza
minera marina en el siglo XXI. Pero ya no en términos de ciencia-ficción o películas
hollywoodenses, sino en términos de totalidad histórica. Esta es justo la finalidad
del presente capítulo respecto a la investigación.
Estoy convencido que, en su conjunto, estas reflexiones ayudarán a constelar el
proceso histórico general mediante el cual, como sociedad, hemos llegado al punto
crítico de plantear la posibilidad real —y seguramente devastadora— de explotar
los minerales que se encuentran en las profundidades de los mares y océanos, en
sus áreas más recónditas e insospechadas.
No quisiera comenzar la exposición sin antes señalar que una dificultad que
presenta la exposición es que se centra en analizar la importancia de los minerales
dentro del metabolismo capitalista global resaltando la continuidad y las
tendencias estructurales del desarrollo capitalista. No es la intención presentar
una imagen lineal —que bien podría tacharse de economicista— del desarrollo del
capitalismo. Sólo interesa llamar la atención sobre las tendencias generales y los
rasgos estructurales, de los cuales se deriva un conjunto de contradicciones
sumamente relevantes. Es claro que cada una de las ideas esbozadas en el presente
capítulo se podrían matizar, ampliar y profundizar. Justo esa es la invitación.
25
1.2 LOS MINERALES COMO PROBLEMÁTICA SOCIAL
La importancia de los minerales5 en la historia humana es amplia, quizá imposible
de abarcar bajo los estrechos hombros del pensamiento y la ciencia. El fascinante
universo de los minerales y sus vínculos con el mundo humano es sencillamente
inabarcable. Su estudio representa una tarea enorme y está lejos de pertenecer a
un estudioso ávido o a una disciplina moderna. Es más bien una tarea social de
largo aliento.
Para el pensamiento crítico representa una gran veta de reflexión. Es una tarea
pendiente que sencillamente no se puede postergar dadas las condiciones y los
múltiples desafíos epocales de nuestra sociedad con relación al universo material,
así como del peligroso derrotero al cual se perfila la calle de sentido único6 del
siglo XX y XXI: el colapso histórico de la sociedad humana.
Reconozco mi escaso conocimiento acerca de estudios sociales críticos que han
tenido en los minerales su objeto de estudio. Es bastante probable que existan
valiosos trabajos e investigaciones al respecto. Sin embargo, es difícil estar al
tanto; recopilar y revisar el enorme cúmulo de conocimiento que se ha generado
con relación a los minerales es una tarea sumamente compleja. Hasta donde he
podido revisar, los estudios sociales críticos que se han orientado a la reflexión de
problemáticas asociadas a los minerales son escasos y la mayor parte de ellos
recientes. El grueso de la producción científica se ha realizado desde enfoques
geológicos, químicos, geofísicos, etcétera. En realidad esta situación no podría ser
distinta, pues se debe considerar que, hasta antes del siglo XIX, sólo un puñado de
minerales eran utilizados a escala considerable.
5 Los minerales son elementos o compuestos químicos naturales homogéneos en su composición y
estructura. Forman parte de las rocas y se encuentran en estado sólido o líquido. En cuanto a los recursos naturales se les considera no renovables. Respecto a su clasificación, han sido clasificados de distintas maneras. Estas clasificaciones se han realizado de acuerdo con sus propiedades fisicoquímicas, su estructura interna, su origen geológico y su uso industrial-económico. La clasificación más general y difundida es la que los diferencia en: a) minerales metálicos (preciosos, no ferrosos y siderúrgicos) b) no metálicos (de construcción e industriales) y c) energéticos-combustibles. 6 Benjamin, W. (2015). Calle de sentido único. Madrid. Akal.
26
Esta situación representa un gran desafío para el pensamiento. Ahí hay mucho
trabajo por realizar, mucho terreno en el cual aventurarse. Es un campo fértil que
puede rendir frutos que, a su vez, nos pueden brindar valiosas claves para
comprender la manera histórica específica mediante la cual nos hemos constituido
como sujetos, cómo nos hemos dado forma y contenido, las bases materiales sobre
las cuales hemos erigido la civilización humana y todos los problemas que de esta
proeza se derivan.
Antes de comenzar con el estudio de la sustancia del problema, es pertinente
detenerse y mencionar un punto que no debiéramos pasar por alto. Un posible
obstáculo al que nos enfrentamos recurrentemente en la reflexión sobre los
minerales es el de qué tanto nos sentimos interpelados por este tema. Qué tan
cercanos o lejanos nos sentimos del universo de los minerales. Si al reflexionar
sobre ellos nos sentimos interpelados o simplemente nos es ajena tal discusión.
Considero que comenzar por reconocer este obstáculo es fundamental. No
debemos pasar por alto este momento, ya que de ser así, la exposición subsecuente
puede parecer bastante gris e insípida, a lo sumo interesante.
Fuera del espacio académico y de ciertos movimientos sociales (tales como los que
se orientan a la defensa territorial), las problemáticas vinculadas al universo
mineral rara vez pueden ser motivo de charla o discusión. Si al salir de nuestro
hogar o nuestro centro de trabajo preguntásemos a la primera persona que
viésemos acerca del papel de los minerales en su vida cotidiana, seguramente nos
daríamos cuenta de la escasa o nula conciencia que tenemos como sociedad de tal
asunto. Quizá el simple gesto podría bastar para palpar dicha realidad.
En realidad, el pensar el universo que representan los minerales como un asunto
ajeno o extraño no tiene por qué ser motivo de sorpresa. Tal desconocimiento es
sintomático de nuestra época y no se restringe exclusivamente a los minerales. En
nuestra sociedad, el mundo y todas sus mercancías aparecen así, fragmentadas,
aisladas, espontáneas, no como producto de relaciones sociales. Realmente somos
poco conscientes de las relaciones sociales que hacen posible que un teléfono
27
celular o una joya llegue a nuestras manos. Hasta pareciera que siempre han
existido y lo más peligroso: que seguirán existiendo sin problema alguno.
En tanto sociedad no hemos sido capaces de asociar, por ejemplo, la riqueza del
oro a la miseria humana y natural que produce su explotación. Mucho menos de
cuestionar y buscar alternativas a dicha realidad. Es casi seguro que al mencionar
los minerales seguimos pensando en minas lejanas, en externalidades necesarias
del progreso o en desgracias ajenas.
En contraste con lo anterior —y antes de sumergirnos de lleno en el debate
particular que representa la minería en el siglo XXI— considero necesario reconocer
que los minerales siempre han estado presentes en la vida humana. No sólo como
acompañantes, sino como verdaderas fuerzas materiales que han posibilitado la
complejidad de la vida social en sus diversas concreciones particulares.
Una vez reconocido este punto, es posible avanzar en nuestra tarea de rastrear y
valorar la vigencia de los minerales en la reproducción material de la sociedad.
Pero no de sociedades pre-capitalistas, sino de la sociedad propiamente capitalista
que es la verdadera arena donde se dirime la vida social en la actualidad. Así que
la aproximación a este tema nos conducirá inexorablemente a los terrenos de la
vida material, a la historia de nuestra constitución material, a ese microcosmos de
las simples cosas que transcurren en el día a día.
La historia económica —nos enseñó Braudel— no es producto sólo de los grandes
acontecimientos, sino también de aquella historia estructural que evoluciona
lentamente a través de largos periodos (2014, p. 11-14). Ahí, en las sombras de la
vida, en las estructuras de lo cotidiano, en aquel sustrato social en el que la vida
parece más soportada que protagonizada (Ibíd.). Es precisamente este sustrato de
la reproducción material el que considero adecuado para partir en nuestra
reflexión.
1.3 LOS MINERALES Y LA CIVILIZACIÓN MATERIAL CAPITALISTA
A través del desarrollo histórico de las fuerzas productivas los grupos humanos han
actualizado de manera constante el sistema histórico-dialéctico de necesidades y
28
capacidades sociales. En el caso particular de los minerales, su uso e importancia
ha variado y se ha diversificado precisamente de acuerdo con las necesidades
materiales de las sociedades, sus capacidades técnicas y en general al escenario
histórico particular de cada sociedad.
Un ejemplo que ilustra la idea anterior es que históricamente los usos de los
minerales han sido diversos, desde su utilización en la joyería, las armas y la
elaboración de herramientas simples de trabajo, hasta su empleo en el comercio,
la gran industria y el respaldo de capitales, pasando por su uso monetario, agrícola
y urbano.
Los minerales han desempeñado un papel central en el desarrollo histórico-
material de la sociedad en sus diversos estadios y épocas. Su importancia no se
restringe al capitalismo ya que desde la Edad de Piedra han sido elementos
materiales esenciales en la construcción de la civilización humana.7 En pocas
palabras —y sin ánimo de exagerar—, se puede sostener que la historia de los
minerales ha sido paralela a la historia de nuestro mundo. Estos han sido utilizados
tanto en economías preindustriales, basadas en el autoconsumo local, el comercio
elemental y la primacía del valor de uso, como en economías de mercado, basadas
7 La historia de los minerales comienza prácticamente desde la Edad de Piedra. No obstante,
presenta un punto decisivo durante la Antigüedad, especialmente en Mesopotamia y China, lugares pioneros en el desarrollo de la metalurgia del cobre y el hierro. Este importante desarrollo tecnológico fue favorecido por la diversificación en el uso de metales hacia el cobre, la cual se desarrolló a su vez por el hecho de que los usos del oro —metal blando— eran limitados. De hecho, los grupos humanos comenzaron a extraer y utilizar cobre hace aproximadamente 5,000 años A. C. Todo esto representó un importante desarrollo tecnológico ya que para derretir el cobre se necesitaba una compleja técnica cerámica. De ahí el nacimiento de la metalurgia y los primeros alfareros en Mesopotamia. Por otra parte, es importante mencionar que hace 1,300 años A. C. ya existían pequeñas embarcaciones que comerciaban y transportaban lingotes de oro y plomo en el Mediterráneo. En ese periodo ya existía un vasto comercio internacional. De manera paralela, en Oriente se desarrollaban grandes avances tecnológicos. En China, por ejemplo, ya se practicaba la minería y la metalurgia del cobre y el estaño con técnicas bastante sofisticadas. Siglos después, tanto los griegos como los romanos ampliarán la explotación minera hacia metales como el mercurio, el plomo y el estaño. Asimismo, abrirán importantes minas subterráneas en Europa. Todo esto estimulará el comercio y el desarrollo tecnológico del Mediterráneo. Finalmente, los alemanes revolucionaran la tecnología minera-geológica durante la Baja Edad Media. No será fortuito que el primer libro de geología sea publicado en la primera mitad del siglo XVI por el alemán Georg Bauer. Justamente a partir de este siglo el saqueo de minerales provenientes de América Latina dinamizará y revolucionará la economía europea y el mercado mundial naciente.
29
en el valor de cambio, en las que los sujetos recurren al mercado para satisfacer
sus necesidades, a menudo más sofisticadas.
Es importante señalar que el uso y la importancia que adquieren los minerales en
una época determinada no está dada de antemano, a partir exclusivamente de sus
propiedades fisicoquímicas. Más bien se transforma históricamente y responde al
estatus del sistema de necesidades y capacidades materiales de cada sociedad en
particular.8 En consecuencia, para realizar una valoración adecuada de la vigencia
histórica particular de los recursos minerales en la actualidad —y así diferenciarla
de otras épocas históricas— es necesario realizar dicha valoración en relación con
la forma social vigente y hegemónica: el capitalismo contemporáneo.
En la forma histórica capitalista los minerales representan un recurso natural
sumamente estratégico en el proceso de reproducción material de la sociedad en
su conjunto. Esta es la idea central de las siguientes líneas y en general del
presente capítulo.
Por el momento sólo hay que agregar que el grado de complejidad y el desarrollo
que ha adquirido la moderna sociedad capitalista, en contraste con las sociedades
pre-modernas, no se puede comprender en su justa proporción sin considerar las
enormes posibilidades materiales que históricamente han abierto los minerales en
relación a la satisfacción de una vasta gama de necesidades sociales y al aumento
de las capacidades técnico-materiales del proceso de reproducción social en
términos amplios. El desarrollo histórico de la sociedad capitalista ha sido posible,
en parte, gracias a la materialidad de numerosos minerales y a su disposición social
mediante su extracción y procesamiento.
8 Es importante hacer énfasis en que el desarrollo histórico-material de la sociedad en general ha
estado vinculado directamente con la capacidad de las sociedades para extraer, transformar y utilizar una amplia cantidad y una gama muy diversa de minerales. Además de las rocas —hoy en día materiales de cantera—, el uso de minerales se potenció después del descubrimiento de las propiedades fisicoquímicas de primeros metales (especialmente su maleabilidad que permitía el martilleo) y sobre todo durante la época donde se desarrolló la metalurgia y la fusión de metales. Estos descubrimientos permitieron a las sociedades pasar de la Edad de Piedra a la Edad de los Metales (cobre, bronce y hierro). Todo esto ocurrió en diferentes fechas dependiendo de la zona geográfica en particular.
30
La intensificación y la expansión constante de la producción de riqueza mercantil
capitalista ha sido paralela a la demanda y el empleo productivo de numerosos
minerales. Dejando de lado sus ciclos estructurales de contracción económica, en
el capitalismo contemporáneo los niveles de producción y consumo no han cesado
de acrecentarse. En ocasiones han alcanzado niveles exponenciales como más
adelante lo demostraremos. De manera paralela, cada vez se descubren y emplean
más minerales, la gama no deja de aumentar año tras año.
No obstante, a medida que se ha desarrollado y complejizado el tejido material
de la sociedad capitalista, el abasto de recursos minerales ha pasado a representar
un importante problema material para el presente y el futuro de la civilización
humana. Ha planteado varias cuestiones acerca de los límites materiales de la
sociedad capitalista, así como de nuestra casa común. Algunas de estas
problemáticas derivan de una contradicción histórica fundamental en el desarrollo
capitalista: la contradicción entre la acumulación de capital que se proyecta al
infinito y los bienes naturales que distan mucho de serlo.
1.4 LOS MINERALES Y LA INTEGRACIÓN DEL MERCADO NACIONAL/MUNDIAL
Los minerales han sido recursos esenciales que han posibilitado de manera
ininterrumpida el proceso de integración del mercado mundial desde hace más de
500 años, principalmente a raíz de la colonización del continente americano. La
historia del capitalismo moderno no puede comprenderse cabalmente sin valorar
el significado histórico del saqueo minero perpetrado en América Latina y otras
regiones periféricas en beneficio del desarrollo económico de las naciones
europeas y más recientemente de las naciones imperialistas.9
Como lo sostiene Marini (1986), el expolio metalífero de América Latina y su
posterior transporte al continente europeo posibilito en gran medida el desarrollo
del capitalismo comercial–bancario europeo y el establecimiento de una división
9 La temprana globalización colonial tuvo un punto nodal en la extracción y el transporte de
minerales de América Latina hacia Europa. Con la colonización e integración económica de América, el comercio de minerales se expandió a nivel internacional. Las potencias coloniales europeas saquearon y transportaron oro y plata de las colonias latinoamericanas. En fin, se establecieron importantes flujos comerciales de minerales.
31
internacional del trabajo particular en la que Europa, por medio del desarrollo de
la gran industria, se especializó en la producción/exportación de manufacturas y
bienes de capital, mientras las economías latinoamericanas se volcaron a la
extracción/exportación de materias primas.10
De esta manera las naciones latinoamericanas profundizaron su matriz exportadora
de bienes de consumo primarios y su dependencia económico-política respecto a
las economías industriales. Por su parte, las economías centrales aumentaron su
dependencia respecto al suministro de materias primas, entre ellas los minerales.
Fue un proceso dialéctico, de dependencia mutua, no armónica, sino con
profundos desequilibrios. A fin de cuentas, el capitalismo pudo desarrollarse a
escala mundial sólo a través de la expansión, la subordinación de otros territorios
y el subdesarrollo de otras naciones coloniales.11
Por otra parte, el proceso de integración económica del mercado mundial se
desarrolló a través de la interconexión y sincronización de los circuitos
productivos-consuntivos y el emplazamiento de grandes infraestructuras de
alcance nacional, regional e internacional. Entre estas infraestructuras destaca la
construcción de auténticas “carreteras” terrestres, marinas, aéreas y espaciales
tales como las vehiculares, ferroviarias, aéreas, marítimas y satelitales, así como
enormes redes eléctricas, televisivas, radiofónicas, telefónicas e informáticas.
Justamente, fueron los minerales —junto a otros recursos— los elementos que
posibilitaron tal desarrollo territorial mediante el cual el capitalismo articuló la
producción con el consumo a escala mundial.
En su conjunto, las infraestructuras lograron tupir paulatinamente el territorio
mundial, unieron la producción con el consumo a escala mundial y cubrieron su
10 Marini, R. M. (1986). Dialéctica de la dependencia. México. Era. 11 Los minerales han sido valores de uso fundamentales para la hegemonía económico-política. De
acuerdo con Braudel, los raudales de plata que inundaron parte de Europa provenientes de las colonias latinoamericanas en 1568 causaron que el centro del capitalismo europeo volviera al Mediterráneo y que Génova experimentara un renacimiento económico; renacimiento que ha sido bautizado como el “siglo de los genoveses” (2014, p. 94). Este es un excelente ejemplo que permite comprender la importancia de los minerales en el periodo inicial de la integración mundial capitalista.
32
porosidad con relaciones sociales capitalistas. Además, establecieron conexiones
materiales e importantes intercambios comerciales de materias primas y fuerza de
trabajo entre comunidades rurales, ciudades y continentes. Así se logró expandir
el “espíritu del capital” por todo el globo terráqueo. Para constatar esto, basta
con observar los mapas históricos del establecimiento y expansión de las
infraestructuras globales, mismas que han requerido grandes cantidades de
minerales.
Sin embargo, los minerales no han sido estratégicos exclusivamente en la
constitución e integración del mercado mundial capitalista, sino también en la
construcción, articulación y consolidación de los propios mercados nacionales,
espacios políticos unificados económica y políticamente. El desarrollo de éstos
últimos —especialmente los pertenecientes a las potencias capitalistas— fue no
sólo resultado, sino premisa histórica del desarrollo pleno de la mundialización de
la lógica del mercado y la industria.
Braudel señala que sólo Inglaterra pudo realizar plenamente la hazaña de unificar
y cohesionar un mercado nacional interno, de crearlo y protegerlo (Ibíd., p. 107-
111). Esto lo consiguió a través del desarrollo industrial y la sincronización de
fuerzas productivas como máquinas, ferrocarriles y otros medios de transporte
como bestias de carga, carros y navegación de cabotaje. Estas infraestructuras
provocaron un fantástico crecimiento económico nacional y favorecieron la
articulación territorial de los centros de producción y consumo por medio de un
intercambio más permanente y sofisticado.12
Del siglo XVI al XVIII, las principales potencias económicas interconectaron su
territorio a través de un potente desarrollo industrial de sus fuerzas productivas.
De manera paralela, estimularon la inversión productiva nacional, integraron al
mercado a importantes franjas de población rural y fomentaron la industria, así
como el comercio diversificado. Durante este proceso, las economías centrales se
12 Debido a este importante desarrollo económico es común que se refiera a Inglaterra como cuna
de múltiples revoluciones modernas como la agrícola, la política, la financiera y la industrial (Braudel, 2014, p. 107-108).
33
especializaron en la producción/exportación manufacturera, expandieron su
mercado interno y aumentaron su demanda tanto de bienes de consumo, como de
capital. En su conjunto, este proceso fortaleció su soberanía nacional y su
hegemonía económico-política.13
La construcción y consolidación de los mercados internos fueron apuntaladas por
burguesías potentes y dinámicas a través de políticas proteccionistas, guerras
comerciales-militares y control de nuevos mercados. Las estrategias fueron —y no
han dejado de serlo— profundamente nacionalistas y a través de ellas las naciones
industriales impusieron sus intereses manufactureros mediante una combinación
de proteccionismo industrial rígido con un nacionalismo colonial, bélico y agresivo.
Un excelente ejemplo de la importancia de las infraestructuras en la construcción
y consolidación de los mercados nacionales es la construcción de líneas ferroviarias
durante la primera mitad del siglo XVIII. Este es el caso del Transcontinental
Railroad en 1869, línea ferroviaria que posibilitó la articulación territorial de
Estados Unidos, de la costa del Atlántico con la del Pacífico (Arizona Geographic
Alliance, 2016). Lo mismo se puede decir para la construcción tardía (segunda
mitad del siglo XIX) de las infraestructuras ferroviarias en las naciones
dependientes.
1.5 LOS MINERALES Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Como se mencionó en la introducción, el desarrollo capitalista no es homogéneo
ni lineal. Tiene contradicciones, momentos de crisis y revoluciones de su
estructura económico-política.14 Una de estas últimas fue sin duda la revolución
industrial, proceso que representó un verdadero parteaguas en la historia del
13 El desarrollo del mercado interno de las principales potencias económicas fue paralelo al saqueo
y la explotación colonial. Es decir, no se debió solamente a factores internos, sino también a factores externos. 14 El capitalismo no ha sido el único modo de producción que ha experimentado e impulsado
revoluciones técnicas. Estas se desarrollaron también en las sociedades pre-capitalistas, muchas veces en geografías no europeas. No obstante, sólo con la revolución industrial Inglaterra se convirtió en la única nación que dio pasos decisivos porque las extendió y generalizó a partir de la revolución maquinista industrial del siglo XVIII y XIX (Braudel, 2014, p. 114-116). Precisamente por ser el país donde ocurrió la mayor ruptura del mundo moderno, Marx se refirió a Inglaterra como el “hogar clásico” del capitalismo.
34
capitalismo ya que modificó profundamente la reproducción material de la
sociedad moderna.
El argumento del presente apartado es que los minerales han auxiliado
materialmente a múltiples transformaciones históricas de la estructura técnica
como lo es precisamente la revolución industrial, transformación que modificó
radicalmente el campo instrumental, las condiciones de producción y la totalidad
de la vida social.
Conviene partir de la consideración de que la expansión del capitalismo no se debió
sólo al avance del “espíritu del capitalismo”, sino fundamentalmente a una
revolución en el plano técnico y social (Hobsbawm, 2016, p. 20-21). A un
mejoramiento cuantitativo en las fuerzas productivas que se expresó en la
emergencia de condiciones de abundancia derivadas de la producción industrial a
gran escala. Justo este novedoso desarrollo técnico posibilitó la subsunción real
del proceso de trabajo y la extracción de plusvalía ya no sólo absoluta, sino
relativa.
El desarrollo industrial de las fuerzas productivas condujo a la sobreproducción,
misma que se expresó por primera vez en la historia del capitalismo en 1825 bajo
la forma de crisis (Veraza, 1999, p. 17). Esto fue un síntoma evidente de que el
capitalismo ya se asentaba sobre bases técnicas propias y maduras, como lo fueron
la maquinaria y la gran industria, por lo menos en Inglaterra (Ibíd.).
El desarrollo de la revolución industrial fue una fuerza histórica que influyó de
manera decisiva en lo que Veraza denomina el traspaso de la medida continental
de capital a la medida mundial de capital, un parteaguas en la historia del
capitalismo y sus revoluciones. Exactamente aquí —señala el autor— se jugó la
primera condición para el traspaso de la hegemonía mundial de Inglaterra hacia
Estados Unidos (Ibíd., p. 64). Hegemonía que cobró toda su fuerza durante el “siglo
americano” (XX), siglo que fue testigo inequívoco del fascinante —y horroroso—
poder de las tecnologías industriales.
35
Hasta la revolución industrial, ni las ventas, ni las manufacturas tuvieron
importancia alguna (Hobsbawm, 2016, p. 27). El antiguo sistema colonial —previo
a la revolución industrial— estaba basado prácticamente en el saqueo y el pillaje.
En contraste, el emergente y novedoso sistema colonial —favorecido por la
revolución industrial y la gran industria— se basó por primera vez en la exportación
masiva de manufacturas europeas (Ibíd., p. 29-30).15 Esta exportación mercantil
terminó por inundar gradualmente el mercado mundial.
Precisamente, los minerales brindaron un soporte material a la novedosa
revolución industrial, misma que sometió progresivamente el proceso de trabajo y
la naturaleza.16 A partir de entonces, los minerales acompañaron cada vez más de
cerca al progreso capitalista, fueron en auxilio de la técnica en su llamado para
“someter” a la naturaleza. Incluso llegaron a ser símbolos de la abundancia y el
despilfarro capitalista, de la grosera y abstracta abundancia mercantil expresada
en un número cada vez mayor de bienes.
Antes de la revolución industrial la vida económica-material era totalmente
distinta, más elemental. Abundaban comunidades campesinas autárquicas con
economías de pequeña escala en las cuales el intercambio mercantil no era central
(Braudel, 2014, p. 11). Obviamente no existía la luz eléctrica, en su lugar existían
velas, hasta entonces uno de los bienes más importantes al servicio de la
humanidad. Los animales de tracción eran mucho más utilizados que las máquinas
agrícolas, las cuales se expandirán paulatinamente con la revolución industrial y
llegarán a ser objeto de la furia los luditas del siglo XIX.17
15 La industrialización tuvo dos formas de expansión: 1) el fomento de las manufacturas y 2) el
establecimiento de la supremacía de la producción sobre el consumo (Hobsbawm, 2016, p. 53). 16 La simbiosis entre la neo-técnica y la economía capitalista alcanzó su nivel óptimo en la
revolución industrial del siglo XVIII (Echeverría, 2009, p. 26.). Fue ahí donde se consolidó el proceso de subsunción real del proceso de trabajo bajo el proceso de autovalorización del capital, proceso que implicó la anulación del principio del valor de uso como estructurador de la vida social (Ibíd.). 17 En el caso europeo, pintores como Brueghel y Veermen retrataron de forma magistral la vida
cotidiana y las necesidades materiales de este tipo de sociedades. En sus obras es posible apreciar los músculos humanos, las fuentes de energía, el carbón, la madera, etcétera.
36
Previo a la conformación del “esqueleto metálico” propio de la revolución
industrial, las máquinas eran construidas empleando materias como la madera.18
La riqueza forestal —de manera similar a lo que representan hoy los minerales y
los hidrocarburos— era motivo de poderío. Considérese que en Estados Unidos el
uso del carbón mineral no superó al de la leña hasta 1887 (Braudel, 1986, p. 317).
Sin embargo, se debe tomar en cuenta que la riqueza forestal al mismo tiempo
que era indispensable también limitaba a la economía. Su potencial no se compara
de ninguna manera con la posterior llegada y expansión de las minas de carbón.
Previo a la gran industria, las partes metálicas que se utilizaban en la producción
eran ligeras y ocupaban un lugar secundario. Los molinos de viento y agua eran
construidos con rocas, madera y hierro. Las herramientas necesarias para su
construcción eran también hechas con madera y hierro, este último fundido con
carbón. Por su parte, la luz provenía de las velas, aunque para los adinerados
procedía de lámparas que funcionaban con aceite de ballena. Hasta ese momento
la demanda energética sólo consumía tres minerales: el carbón natural, el hierro
y el calcio.
Con la revolución industrial de finales del siglo XVII y principios del siglo XIX —con
su corazón londinense— el mundo cambió drásticamente ya que significó un
parteaguas entre dos universos: las economías elementales y las de mercado. A
partir de ella el capitalismo industrial logró permear en todos los poros de la
sociedad. Entonces, la economía capitalista devino más compleja y densa.
Hobsbawm señala que la revolución industrial presenció dos transformaciones
importantes: el invento de la máquina de vapor y la fundición de hierro con coque
18 La civilización entre los siglos XV y XVIII fue la de la madera y el carbón vegetal (Braudel, 1986,
p. 283-333). En aquel periodo la madera era omnipresente. De madera eran los barcos, las construcciones, los medios de transporte, las máquinas y las herramientas (Ibíd.). También los telares, las ruecas, los lagares y las bombas, así como herramientas de labranza como el arado (Ibíd.). Con la madera se calentaba la gente, se hacían las casas, los muebles, las herramientas, los vehículos, los cañones y los barcos (Ibíd.). En realidad, los barcos que conquistaron América fueron de madera y todavía en el siglo XVII los puentes de Lyon eran de madera (Ibíd.). Por su parte, la leña se transformaba en energía para la calefacción, las industrias, las fundiciones, las fábricas de cerveza y vidrio, las refinerías, tejerías, carboneras y salinas (Ibíd.). Eran tiempos en los que abundaban las yuntas, el fuego de leña, las velas navales y los molinos de viento y agua. Aquellos molinos que provocaron extrañeza ante los ojos de Don Quijote de la Mancha.
37
(2016, p. 96). Precisamente en estas transformaciones los minerales
desempeñaron un papel relevante. La máquina de vapor favoreció la demanda de
materiales, el oro y el cobre mejoraron la eficiencia de las calderas y la aleación
de estaño permitió producir bronce, ya no sólo para herramientas mecánicas, sino
también para máquinas-herramienta, verdaderas catalizadoras de la revolución
industrial.19 Antes del advenimiento de la máquina metálica, la demanda de
metales como acero y hierro para la construcción de maquinaria era limitada
porque muchas máquinas eran aún de madera.
En el caso del acero, este se unió a la revolución fabril y los maestros pronto
descubrieron los beneficios del cromo y el manganeso. El plomo se destinó a la
producción de tuberías y el torio y el cerio a la de lámparas. Tiempo después, el
motor de vapor potenció la generación comercial de electricidad y la producción
de focos (que requerían tungsteno). Por su parte, el motor de combustión provocó
un segundo empuje industrial en infraestructuras, industrias y transportes.
Por lo tanto, queda de manifiesto que la revolución industrial fue también la
revolución de las minas —con su respectivo aumento en la explotación inhumana
de la fuerza de trabajo de miles de hombres, mujeres y niños—, especialmente de
las de hierro y carbón. Precisamente en las minas está uno de los inicios de la
revolución industrial. Esta revolución comenzó en las minas de Inglaterra y pronto
se extendió a otros lugares como Ales y Saint-Étienne en Francia y Ruhr en
Alemania (lugares en los que la presencia de minas de carbón y hierro permitió un
desarrollo demográfico y urbano.20
Hasta aquí, se vuelve más evidente que la otra cara de la especialización
manufacturera europea fue la expansión de la minería y la demanda de minerales.
Se puede decir que el siglo XIX fue el siglo de la civilización del carbón mineral.
19 Cabe recordar que James Watt (el inventor de la máquina de vapor) usó su máquina para despojar
las minas de estaño de Cornwall y que desde entonces las minas se convirtieron en áreas de alta tecnología. Las grandes potencias como Inglaterra, Francia y Alemania crearon escuelas y universidades mineras en las que se formaron numerosos ingenieros y especialistas. Curiosamente, en la actualidad estas escuelas y universidades son las más reconocidas. 20 A partir de la crisis de madera en Inglaterra surgió la revolución del carbón mineral (Braudel,
1986, p. 317). Dicha revolución surgió en el siglo XVI.
38
En aquel entonces, la importancia de centros industriales como el de Newcastle
estuvo ligada al carbón, mineral que modernizó Inglaterra a partir del siglo XVII
(Braudel, 1986, p. 319).
El hierro también fue esencial durante la revolución fabril, sobre todo en la
industria manufacturera y metalúrgica.21 Antes de ella, la demanda de minerales
para manufacturas y bienes de capital era limitada. Estaba asociada básicamente
a la guerra, la joyería y los utensilios de uso cotidiano.22 Es así que a partir de la
llegada de la época del “espíritu industrial”, la producción de metales como el
hierro se incrementó de manera interrumpida y progresiva.
Por ejemplo, Braudel señala que hasta el año 1800 se habían producido 2 millones
de toneladas [ton] de acero (1986, p. 330). A partir de entonces la producción se
incrementó de manera gradual hasta llegar a 1,600 millones de ton anuales. Si
pudiéramos observar las gráficas de producción histórica de algunos metales,
podríamos ser testigos del vuelco ascendente de sus curvas a partir del siglo XIX.
Tras ese salto, la extracción minera continuará con un ritmo sin precedentes
durante el siglo XX y lo que va del XXI.
Con este conjunto de datos, queda más clara nuestra idea de que los minerales
fueron una “palanca” que apuntaló a la revolución industrial. A partir de ella varios
minerales como el hierro y el carbón mineral fueron utilizados en mayores
cantidades en una serie de industrias.
No quisiera pasar por alto un importante hecho. La máquina de vapor, el carbón y
otros minerales revolucionaron también los medios de transporte. Especialmente
el sistema ferroviario. Durante la primera mitad del siglo XIX, los ferrocarriles se
21 Es importante matizar el argumento y considerar que hasta 1800, la estructura económica estaba
más dominada por la industria textil que por la metalurgia (Braudel, 1986, p. 322). De hecho, el algodón fue la materia que dio impulso a la revolución inglesa (Ibíd.). Hasta entonces la demanda de hierro era temporal y estaba asociada a los períodos de guerra (Ibíd.). En estos períodos su consumo se multiplicaba a la par de la producción de corazas, espadas, picas, arcabuces, cañones y balas (Ibíd., p. 328). Fue hasta el siglo XIX cuando el hierro consiguió un lugar central en la civilización material (Ibíd., 323). 22 Previo a la revolución industrial, la industria metalúrgica estaba orientada fundamentalmente a
la guerra (Hobsbawm, 2016, p. 59).
39
expandieron territorialmente y comenzaron a transportar mayores cargas de
manera más rápida y eficiente. Asimismo, permitieron la interconexión entre
ciudades y zonas económicas, situación que favoreció el intercambio comercial.
Pero ¿por qué los minerales fueron relevantes para la expansión del ferrocarril?
Bueno, básicamente porque la locura ferroviaria del siglo XIX aumentó la demanda
de hierro y acero, la cual con el tiempo llegó a ser ilimitada. Hobsbawm señala
que los ferrocarriles fueron el factor determinante en el desarrollo de la siderurgia
y el carbón en la primera mitad del siglo XIX (2016, p. 111). No hay que olvidar
que fue hasta principios de dicho siglo cuando los rieles de madera fueron
reemplazados por los rieles de hierro fundido. Realmente las minas de carbón
fueron la “cuna” de los ferrocarriles.23 La expansión territorial de las minas estuvo
inexorablemente ligada a estos últimos.
En el caso de los barcos, estos ganaron más velocidad y pudieron realizar trayectos
más largos con mayor capacidad de carga. Poco a poco la estructura de los barcos
y los contenedores se metamorfoseó y llegó a ser metálica. Las tecnologías
marítimas experimentaron un intenso desarrollo y para el siglo XIX sucedió la
containerization, una importante revolución del sistema de transporte intermodal
marítimo. Con el tiempo, los buques portacontenedores pasaron de un largo de
100 m a más de 390 m (más largos que la Torre Eiffel) y desarrollaron la capacidad
de transportar millones de toneladas de mercancías.
Así, las naciones industriales interconectaron territorios, expandieron el comercio
y redujeron los costos de transporte y de combustibles. En fin, se establecieron
múltiples “carreteras” marítimas y en la enorme masa oceánica se comenzó a
dibujar una “gran telaraña” de flujos económico-materiales.
Todos estos procesos se intensificaron con la “segunda” revolución industrial de
finales del siglo XIX; viraje a partir de la cual se experimentó un boom económico
sin precedentes que se tradujo a su vez en una demanda de minerales inédita hasta
23 Los ferrocarriles originalmente fueron diseñados para transportar carbón (Hobsbawm, 2016, p.
11).
40
entonces. En gran medida, este desarrollo fue impulsado por el petróleo y la
electricidad, recursos que posibilitaron un nuevo salto cualitativo y cuantitativo
en las condiciones materiales de la reproducción social del siglo XX.
1.6 LOS MINERALES Y OTRAS REVOLUCIONES TÉCNICAS DEL CAPITAL
Así como en procesos de larga duración, los minerales también han transformado
intensamente las capacidades técnicas-materiales del capitalismo en períodos
relativamente cortos. Además de la revolución industrial han existido otras
revoluciones técnicas particulares que en su desarrollo masificaron y diversificaron
el consumo de minerales.
Entre el conjunto de revoluciones técnicas es posible mencionar la revolución
textil, siderúrgica, demográfica, urbana, ferroviaria, intermodal, energética,
verde, vehicular y electroinformática. Estos saltos técnicos en el desarrollo del
capitalismo se han desarrollado a lo largo de los últimos dos siglos y han sido
auxiliados por el uso estratégico y a gran escala de un amplio abanico de minerales.
Si ubicamos en una tabla periódica los elementos que se utilizaban en el siglo XVIII
y la comparamos con otra tabla periódica de los elementos empleados en el siglo
XX, será posible constatar que el uso de los elementos no ha dejado de
incrementarse y diversificarse en lapsos de tiempo relativamente cortos, en
algunos casos de manera excepcional. Este es el caso del último siglo, centuria en
la que pareció existir una carrera por ampliar la tabla periódica.
Schulz, DeYoung, Seal, y Bradley señalan que durante mucho tiempo la sociedad
se limitó al uso de 7 metales básicos, pero a partir de finales del siglo XIX el número
de metales utilizados aumentó hasta llegar a 15 (2017, s. p.). En el siglo XX esta
tendencia se aceleró hasta llegar al siglo XXI, siglo en el que se utilizan
prácticamente todos los elementos de la tabla de Mendeleiev. Para muestra un
botón.
41
Figura 1.1 Cronología de los elementos empleados en la fabricación de un chip de
computadora.
Fuente: tabla modificada de Mendeleiev, 1869 y datos de USGS, 2019a.
La Figura 1.1 muestra que en la década de 1980 se utilizaban sólo 12 elementos
para fabricar un chip de computadora. Esta cantidad aumentó a 16 elementos en
la década de 1990 y finalmente llegó a 61 elementos para la década del 2000. Todo
esto en sólo tres décadas. Hoy día la fabricación de un chip de computadora
requiere más de la mitad de los elementos de la tabla periódica.24
Si lo anterior ocurre con un chip de computadora, imaginemos ahora la cantidad
de minerales que encarnan el tejido material de los automóviles, los cuales han
tupido la faz de las carreteras mundiales desde hace varias décadas, y en
consecuencia, han provocado un alza en las tasas de consumo mineral. Un caso
24 Schulz et al. reconocen que la creciente demanda de un conjunto considerablemente más diverso
de productos minerales ha renovado el reconocimiento de que la competencia y el conflicto sobre los recursos minerales pueden presentar riesgos significativos para las industrias manufactureras que dependen de ellos (2017, s. p.).
42
similar es el de los teléfonos celulares, dispositivos que contienen hasta 40
elementos incluyendo elementos de tierras raras (REE).
Se puede sostener, entonces, que el consumo en masa propio del siglo XX no pudo
ser factible simplemente sin la disposición y el uso masivo de numerosos minerales
metálicos y no metálicos. Precisamente, las cualidades materiales de estos
minerales —así como las tecnologías asociadas a su extracción y procesamiento
industrial— posibilitaron a nivel material la sociedad de consumo. En ellas reside
gran parte de la vigencia material del dominio capitalista contemporáneo.
En contraste con el desarrollo tecnológico previo, el desarrollo tecnológico
capitalista devino suicida durante el siglo XX. Las fuerzas productivas de este siglo
fueron más destructivas; traicionaron su promesa moderna y en cambio
desarrollaron tecnologías y bienes excesivamente nocivos, mismos que no han
dejado de atentar de manera directa contra el mundo humano y natural.
1.7 LOS MINERALES Y SU IMPORTANCIA EN EL SIGLO XX Y XXI
El “siglo americano” representa la consolidación del proceso de subsunción real
del proceso de trabajo bajo el capital, así como de la subsunción real del
consumo25, forma potenciada de la primera. La consolidación y potenciación de
ambos procesos fue posibilitada por la disposición y el empleo productivo de dos
recursos estratégicos como lo son los hidrocarburos y los minerales. A partir del
desarrollo tecnológico y las propiedades materiales de estos recursos naturales, el
capitalismo ha logrado desarrollar todo su potencial productivo/destructivo,
llegando al grado de rozar con sus límites internos y externos.
Durante el siglo XX los hidrocarburos y los minerales impulsaron un desarrollo de
las fuerzas productivas inédito hasta entonces. Especialmente a partir del
extraordinario auge económico de posguerra que se experimentó al finalizar la
segunda guerra mundial. Este proceso fue dialéctico, ya que a medida que estos
recursos revolucionaron las capacidades materiales de la economía capitalista,
25 Veraza. J. (2008). La subsunción real del consumo bajo el capital. México. Itaca.
43
esta se tradujo a su vez en cambios drásticos en la producción y el consumo de
dichos recursos, así como en su campo técnico.
En el caso particular de los minerales, durante el siglo XX existieron varios
acontecimientos históricos que impactaron radicalmente en su explotación a
escala mundial. Entre ellos destacan las guerras mundiales, los conflictos bélicos,
las revoluciones tecnológicas, los procesos de industrialización, el crecimiento
económico y la emergencia de novedosas tecnologías.
Hay procesos más específicos como la reconstrucción de posguerra de Europa, el
boom demográfico26, la petrolización de la economía mundial, la revolución
vehicular, la carrera armamentista-nuclear, la Guerra Fría, la automatización-
robotización productiva, la revolución electroinformática, entre otros. En su
conjunto, estos procesos estimularon directa e indirectamente la extracción y el
consumo masivo de minerales, así como su diversificación.
A causa de los procesos anteriores, numerosos minerales han presentado
incrementos sustanciales en sus curvas de explotación. Un excelente ejemplo de
lo anterior es el cobre, metal que ha presentado un crecimiento progresivo a lo
largo de todo el siglo XX y lo que va del XXI.
La Gráfica 1.1 muestra el crecimiento exponencial de la producción de cobre
primario durante el siglo XX y parte del XXI. Se puede apreciar que en 1900 la
producción era menor a 500 mil ton, para 1950 superó los 2 millones de ton y para
2018 llegó a más de 20 millones de ton. Es decir, que en tan sólo 118 años la
producción de cobre se incrementó más de 40 veces. Curvas similares se pueden
observar en otros minerales.
26 Considérese que en 1900 la población mundial era de aproximadamente 1,700 millones de
personas y para 2020 llegó a más de 7,700 millones de personas. Obviamente este boom demográfico ha impactado directamente sobre los niveles de consumo mineral.
44
Gráfico 1.1 Producción mundial de cobre primario en miles de toneladas, 1900-2018.
Fuente: elaboración a partir de datos en International Copper Study Group, 2019, p. 10.
El anterior ejemplo ilustra perfectamente el aumento cuantitativo en la extracción
de los minerales durante el siglo XX. No obstante, cabe preguntarse acerca de la
situación particular de los minerales respecto a su diversificación.
La Figura 1.2 ilustra la evolución y la diversificación histórica del empleo de
minerales en el campo de las tecnologías energéticas. Se observa que en el siglo
XVIII la demanda total de energía sólo consumía 3 minerales.27 Después, con el
desarrollo pleno de la revolución industrial del siglo XIX, la demanda energética
pasó a consumir 9 minerales .28 Posteriormente, con la civilización petrolera del
siglo XX se incrementó a 20 minerales.29 Y finalmente, con la revolución
27 Carbono, calcio y hierro. 28 Carbono, calcio, cobalto, cobre, hierro, manganeso, plomo, estaño y tungsteno. 29 Aluminio, carbono, calcio, cerio, cobalto, cromo, cobre, hierro, magnesio, manganeso,
molibdeno, níquel, plomo, platino, silicio, estaño, torio, titanio, vanadio y tungsteno.
45
electroinformática y el arribo de las tecnologías verdes ha llegado
sorprendentemente a 36 minerales.30
Figura 1.2 Minerales utilizados ampliamente en tecnologías de energía.
Fuente: Achzet et al., 2011, p. 6.
Las tecnologías altamente sofisticadas que trajo consigo el siglo XX requieren de
una gama de minerales cada vez más amplía. Un ejemplo representativo es el de
las famosas tecnologías verdes como la energía eólica, la energía solar, la biomasa,
la captura de carbono y los automóviles eléctricos, mismas que demandan enormes
volúmenes y cantidades de minerales.
La situación de las alternativas energéticas que proponen algunos gobiernos,
organismos internacionales y ONG’s no es tan diferente. Por ejemplo, la energía
nuclear requiere, además del uranio, un conjunto de minerales como
moderadores, las turbinas eólicas31 funcionan con imanes super resistentes
fabricados a base de numerosos REE32 y los generadores fotovoltaicos —como los
30 Aluminio, plata, carbono, calcio, cadmio, cerio, cobalto, cromo, cobre, hierro, galio, germanio,
indio, potasio, litio, magnesio, manganeso, molibdeno, niobio, níquel, fósforo, plomo, platino, renio, elementos de tierras raras (REE), rodio, rutenio, silicio, estañó, tantalio, teluro, torio, titanio, uranio, vanadio y tungsteno. 31 Tan sólo una turbina eólica contiene alrededor de 300 kg de neodimio en sus imanes permanentes
(Van de Velde, 2015, p. 6). 32 Los elementos de tierras raras (REE) son un conjunto de 17 elementos, incluidos los 15 de la serie
de lantánidos, más escandio e itrio.
46
paneles solares— se están direccionando hacia el cadmio, el galio, el germanio y
el teluro.
Por su parte, las baterías de alto rendimiento (esenciales para los vehículos y
transportes eléctricos) dependen del litio y del lantano. Y en el caso de los
dispositivos electrónicos, estos demandan grandes volúmenes de litio y cobre, dos
de los minerales más importantes de la era electrónica.33 En fin, el “corazón” de
las tecnologías verdes y las manufacturas electrónicas está hecho a base de
minerales y este hecho se profundizará en las próximas décadas a partir del declive
petrolero y el tránsito hacia otro patrón técnico-energético.34
Planteado así, es evidente que existe una contradicción decisiva entre la propuesta
de transición a un capitalismo no fósil que plantean las fuerzas reformistas y el
hecho inequívoco de que el tejido material-social de dicha transición hegemónica
estará basada cada vez más en bienes, tecnologías e infraestructuras de las cuales
los minerales serán piedra angular.
Desde nuestra perspectiva, este es un problema nodal sobre el que habrá que
reflexionar críticamente ya que hasta ahora la relación de fuerzas en el campo
33 Un desafío central en la apuesta por la electromovilidad y los vehículos eléctricos es el aumento
del rendimiento y la potencia de las baterías. Ante este desafío, el litio y el cobalto juegan un papel de vital importancia ya que representan su posible solución. Por esta razón, estos dos minerales son el centro de varias disputas geopolíticas, entre ellas el atroz golpe de estado de 2019 en Bolivia, país donde se encuentra parte de la mayor reserva planetaria de litio: el Salar de Uyuni. Al respecto, considérese que un objetivo central del golpe de estado en Bolivia fue el reposicionamiento yankee en la región donde yacen las mayores reservas de litio a escala planetaria ya que desde 2008 el gobierno de Evo Morales (apoyado por fuerzas populares) había iniciado un proceso de nacionalización e industrialización del Salar de Uyuni, mismo que tras unos años logró reposicionar al estado boliviano (en asociación con capitales alemanes y chinos) en la explotación soberana de un recurso geoestratégico como el litio frente a oligarquías nacionales y extranjeras, fundamentalmente estadounidenses. Las recientes declaraciones del multimillonario Elon Musk (TESLA) en las que justifica golpes de estado con tal de obtener litio parecen corroborar la tesis anterior. 34 Para implementar las estrategias del programa de desarrollo sostenible de la Organización de las
Naciones Unidas y del Acuerdo de París se requerirá del impulso de tecnologías que utilizan grandes volúmenes minerales. El desarrollo de fuentes de energía renovables y otras tecnologías sofisticadas que se impulsan como parte de la transición a una sociedad con bajas emisiones de carbono, requiere de un tejido material global que consumirá no sólo metales críticos como las tierras raras, sino también grandes cantidades de metales base como el níquel. Por ejemplo, la Alliance Nationale de Coordination de la Recherche pour l’Énergie señala que para capturar y almacenar CO2 se requieren de aceros especiales que contienen minerales como cromo, cobalto, manganeso, molibdeno, níquel, niobio, hafnio, renio, tantalio e itrio (ANCRE, 2015, p. 22).
47
social parece inclinarse hacia una posible reforma al patrón técnico-energético
fósil. Y justo, esta transición hegemónica intercapitalista apunta hacia una
reproducción social-material basada en una ecuación muy particular de minerales.
Dicho lo anterior, ahora es necesario exponer el fundamento de la importancia
estratégica actual de los minerales de manera más específica. La idea básica es
que los minerales metálicos y no metálicos representan valores de uso sumamente
estratégicos en la reproducción material de la sociedad capitalista en el siglo XXI,
tanto en su momento productivo, como en el circulatorio y el consuntivo.
Los minerales son elementos de los cuales dependen todos los momentos de la
reproducción material de la estructura del aparato técnico-productivo y la
acumulación de capital a escala mundial. En otras palabras, el “esqueleto”
material del aparato productivo mundial y la propia reproducción de capital
dependen en gran medida de los minerales.
De los minerales dependen numerosos procesos productivos-industriales y miles de
valores de uso que satisfacen una amplia gama de necesidades. De hecho,
prácticamente todos los sectores, ramas y actividades económicas requieren del
abasto y del empleo productivo de un extenso abanico de minerales para su
funcionamiento normal. Entre las principales actividades económicas que
requieren del empleo básico y esencial de minerales en sus eslabones productivos
destaca la industria agrícola, alimentaria, textil, química, minera, metalúrgica,
mecánica, metalmecánica, biomédica, farmacéutica, automotriz, naval,
eléctrica, electrónica, de la construcción, de las telecomunicaciones y de los
transportes.
A pesar de que su uso cubre todas los sectores, ramas y actividades económicas,
existe un grupo de industrias estratégicas e innovaciones tecnológicas de
vanguardia que demandan importantes —y selectos— volúmenes de minerales.
Entre ellas la industria petroquímica, militar, satelital, aeroespacial, nuclear, las
aplicaciones industriales de la nanotecnología y el desarrollo de nuevos materiales.
48
1.8 LOS MINERALES Y LOS BIENES DE CONSUMO
Los minerales pueden utilizarse satisfaciendo necesidades materiales de los
procesos de acumulación de capital bajo dos formas básicas. Primero, como
materia prima en la producción de bienes de consumo, bienes de subsistencia y
suntuarios (sector II). Y segundo, como materia prima en la producción de bienes
de capital, de distintas herramientas y medios de producción (sector I).35
Respecto a la primera forma básica de uso, esta tiene a su vez dos subformas.
Primero, de acuerdo con su estructura y sus propiedades físico–químicas, los
minerales pueden emplearse en la producción de un sinfín de bienes de consumo
directo. Desde bombillas, joyas y medicamentos, hasta computadoras, armas y
automóviles. La lista es interminable ya que prácticamente todos los bienes que
consumimos cotidiana y suntuariamente contienen minerales, o en su defecto, los
necesitan en su proceso productivo.
Segundo, los minerales también pueden ser empleados como materias primas en
la producción de bienes de consumo indirectos como moldes de fundición, aislantes
térmicos, transmisores de teléfonos celulares, dispositivos fotovoltaicos, semi y
superconductores, células (solares, fotovoltaicas y de combustible), imanes,
catalizadores, aerogeneradores, circuitos eléctricos, fibras ópticas, revestimientos
metálicos, sistemas de láser, motores, turbinas y plantas de vapor. Su uso es
indispensable en el procesamiento y la fundición de diversos metales como el
aluminio, el cobre y el hierro, así como en la fabricación de aleaciones y
superaleaciones usadas en motores, en los procesos de galvanización y en la
perforación, extracción y refinación de los hidrocarburos. A estas alturas queda
claro que no hay actividad productiva que pueda prescindir de los minerales.
En la Tabla 1.1 pueden apreciarse los usos industriales de algunos minerales, así
como algunos bienes de consumo que son fabricados a partir de ellos.
35 Acerca de la distinción entre bienes de consumo y bienes de capital véase el capítulo XX y XXI
de la tercera sección de Marx, K. (1986). El capital. Tomo II. México. Siglo XXI.
49
Tabla 1.1 Uso productivo e industrial de algunos minerales.
Mineral Símbolo Usos productivos e industriales
Aluminio Al Industria del transporte, construcción, eléctrica y
maquinaria.
Cobre Cu
Generación y distribución de electricidad, cables de construcción y telecomunicaciones, conductores de placas de circuitos, aleaciones para buques, piezas metálicas, productos de construcción, cascos de barcos, frenos, radiadores y cableado de vehículos.
Manganeso Mn Industria de la construcción, fabricación de hierro y acero, aleación del azufre y baterías.
Cobalto Co Superaleaciones resistentes a altas temperaturas, baterías recargables, automóviles híbridos y motores turbo de gas para aviones.
Plata Ag Joyería, teléfonos móviles, computadoras, laptops, baterías y materiales antibacterianos.
Oro Au Joyería, aparatos electrónicos, materiales médicos y aleaciones.
Zinc Zn Galvanización de acero y hierro, producción de latón y bronce, pinturas, antioxidantes, aleaciones y productos farmacéuticos.
Níquel Ni
Acero inoxidable, aleaciones para turbinas, baterías recargables, tecnologías bajas en carbono, tuberías de acero inoxidable, superaleaciones para la generación de energía y baterías para vehículos eléctricos.
REE
Sc, Y, La, Ce, Pr, Nd, Pm, Sm, Eu, Gd, Tb, Dy, Ho, Er, Tm, Yb y
Lu
Aplicaciones electrónicas, magnéticas y catalíticas, tecnologías verdes, energías renovables, automóviles eléctricos, turbinas eólicas, convertidores catalíticos e iluminación.
Fuente: elaboración a partir de datos en Allsopp et al., 2013, p. 49.
Las manufacturas electrónicas demandan grandes volúmenes de minerales. Hoy en
día, tan sólo para fabricar un smartphone se requieren más de 30 minerales y REE
provenientes de diferentes partes del planeta.36 Este es un excelente ejemplo del
36 La fabricación de un smartphone sofisticado como el iPhone es una cuestión mundial que muestra
el grado de complejidad que implica la producción de una mercancía de uso cotidiano para ciertos sectores de la población. Los procesadores se fabrican en Estados Unidos, las baterías en China, las memorias y las pantallas en Corea del Sur, los chips wi-fi en Taiwán y los chips en Francia e Italia. Hay que considerar que muchos de los minerales que se emplean en su ensamblaje provienen de naciones periféricas y que los centros de ensamblaje están localizados en Foxconn (China) y Sao Paulo (Brasil).
50
grado de complejidad en el uso mineral al que ha llegado la sociedad industrial del
siglo XXI.
Cabe destacar que no sólo los minerales metálicos (metales base) y los REE son
estratégicos a nivel productivo e industrial ya que existe una amplia gama de
minerales no metálicos que también tienen numerosos usos y aplicaciones. Al
respecto véase la Tabla 1.2.
Tabla 1.2 Uso productivo e industrial de minerales no metálicos y otros compuestos.
Mineral/ compuesto
Formula química
Usos productivos e industriales
Caolinita Al2Si2O5(OH)4
Fabricación de papel, cerámica, plásticos, cauchos, esmaltes, tintas, tejidos, cementos, cosméticos, jabones, agroquímicos y pintura. Uso en la industria química, petroquímica y de la construcción.
Cloruro de sodio
NaCl
Sal, conservadores, sistemas de refrigeración, fluido para turbinas, generación eléctrica y estimulación de pozos de hidrocarburos. Uso en la industria agroalimentaria.
Potasa KOH
Fabricación de fertilizantes, jabones, detergentes, alimentos, tintes, pigmentos, polvos para extinguidores, agentes deshidratantes y esmaltes de titanio. Uso en coloración e impresión de textiles.
Arenas de sílice
SiO2
Fabricación de vidrio y porcelana, abrasivos industriales y arenados, detergentes, pinturas, hormigones, moldes para fundición de metales, estimulación de pozos petroleros, ferroaleaciones, corazones de piezas fundidas, ladrillo refractario, relleno en plástico, hule, ornamento en pastas de alta resistencia y resinas de protección al desgaste. Uso en la potabilización del agua y en actividades hortícolas.
Caliza CaCO3
Fabricación de hierro, acero, vidrio, cemento, agroquímicos, pigmentos, pinturas, barnices y material de construcción/ornamental. Uso en refinación de azúcar, fundición de metales, tratamiento de aguas/desechos industriales y estabilidad de carreteras.
Dolomita CaMg(CO3)2 Fabricación de hierro, acero y vidrio.
Fluorita CaF2
Fabricación de productos químicos, materiales refractarios, cerámica y pinturas. Uso en fundición de metales, refrigeración y aire acondicionado.
Barita BaSO4 Fabricación de agua oxigenada, pigmentos, pintura, cauchos, balatas para frenos y colorantes. Uso en la
51
fundición del vidrio, la protección de rayos x y en la explotación de hidrocarburos.
Fuente: elaboración propia.
Por otro lado, los minerales pueden utilizarse como materia prima para bienes de
consumo indirecto como los energéticos. La Tabla 1.3 muestra de manera
detallada la importancia estratégica de los minerales en el sector energético.
Tabla 1.3 Usos de los minerales en la industria de los energéticos.
Energía Principales usos
Petróleo
La exploración y producción de hidrocarburos depende de aceros especializados. Desde la adquisición sísmica y la perforación, hasta las tuberías y los camiones cisterna, se necesitan aceros resistentes y flexibles, así como minerales de aleación (molibdeno, cromo, cobalto, vanadio y tungsteno). Una vez que el petróleo llega a una refinería, los catalizadores (platino, el rodio, el renio, paladio, molibdeno, vanadio y REE) son empleados para mejorar el petróleo crudo y permitir la producción de combustibles y lubricantes.
Gas natural
Las fases de exploración y producción de gas natural están dominadas por estructuras de acero. El gas natural se somete a un tratamiento antes de fluir a través de tuberías de acero o ser enviado en tanques de acero a estaciones generadoras, industrias y hogares.
Biomasa
Para producir biocombustibles son cruciales los fertilizantes ricos en fósforo y potasio. Después de las cosechas, los cultivos se envían a plantas de procesamiento que necesitan acero para sus estructuras y catalizadores cuando se procesan termoquímicamente.
Carbón
Se utiliza una gran cantidad de acero de baja calidad para soportar carreteras subterráneas. El acero más especializado proporciona rieles y maquinaria de corte de carbón. El cobre también juega un papel vital en la compleja red de cables y motores de las minas modernas. La gran mayoría de los combustibles de carbón generan electricidad, donde los aceros especializados son vitales para la fabricación de turbinas.
Nuclear
La industria nuclear está basada casi exclusivamente en uranio. Pero también requiere una gran cantidad de aceros especializados para controlar las reacciones y contener los reactores/materiales, incluidos el litio y REE para moderar las reacciones y sellar los reactores, además de indio para las barras de control. Para el revestimiento del combustible se necesita estaño, circonio, niobio, hierro, níquel y cromo. Las turbinas de las centrales nucleares necesitan aleaciones de acero para garantizar un rendimiento sostenido en entornos de alta temperatura y tensión.
Geotérmica La energía geotérmica ha sido una industria basada en el acero hasta hace poco, con turbinas de vapor, pero a medida que evoluciona, se demandan bombas de calor, a menudo fabricadas a base de cobre.
52
Tabla 1.3 Usos de los minerales en la industria de los energéticos (continuación).
Energía Principales usos
Eólica
La industria eólica requiere acero para construir los pilares sobre los cuales se encuentran generadores basados en bobinados de cobre. Las turbinas de transmisión se construyen con imanes ricos en REE o con imanes de bobina de cobre. El acero es necesario para construir las torres y la góndola que aloja el generador y el mecanismo que convierte la energía de las cuchillas giratorias en electricidad. El campo magnético es generado por imanes permanentes ricos en neodimio, praseodimio y disprosio, o por imanes convencionales y bobinados de cobre. Este último también está presente en los polos inductivos y auxiliares del generador.
Hídrica La industria hídrica depende de aceros para álabes de turbina capaces de lidiar con la abrasión y la cavitación. Este sector también depende de aceros para los conductos de fuerza.
Solar
La energía solar fotovoltaica requiere de aleaciones que para su fabricación necesitan galio, indio, cadmio, selenio, teluro, plata, aluminio y cobre. Los sistemas fotovoltaicos utilizan dos tecnologías diferentes: celdas de silicio y tecnología de película delgada basada en galio, arsénico, cadmio, telurio, cobre, indio y selenio. La energía solar térmica emplea cobre y zinc.
Eléctrica
Las redes eléctricas exigen grandes cantidades de aluminio y cobre para cables y generadores, así como acero. Hoy día el sector eléctrico busca construir redes inteligentes capaces de mejorar la eficiencia de distribución e impulsar la implementación de micro generación a escala significativa. Para tal objetivo son esenciales los materiales con propiedades superconductoras a temperatura ambiente. Los desarrollos más prometedores se basan en aleaciones de hierro y REE. Con el reemplazo de las bombillas de tungsteno, el galio, el indio, el fósforo, el aluminio y los REE se utilizan cada vez más en el sector de la iluminación. Los LED´s modernos utilizan cerio, europio, terbio e itrio. Las lámparas fluorescentes compactas utilizan la fluorescencia del mercurio.
Fuente: elaboración a partir de datos en Achzet et al., 2011, p. 7-8 y ANCRE, 2015, p.
22-27.
1.9 LOS MINERALES Y LOS BIENES DE CAPITAL
Respecto a la segunda forma de uso, los minerales tienen un empleo sumamente
estratégico y decisivo en el sector I. Se emplean en la fabricación de equipo y
maquinaria industrial, electrónica, química, militar, minera, nuclear, petrolera,
gasífera y aeroespacial. Así como en la industria de los transportes y las
comunicaciones. Un ejemplo de este empleo estratégico ocurre en la gran
53
industria, ámbito en el que se lleva a cabo la producción de máquinas-herramienta
de alta tecnología, de máquinas que a su vez producen otras máquinas.
Es muy importante visibilizar la importancia estratégica de los minerales en la
fabricación de medios de producción y de máquinas-herramienta porque es un
sector clave en la obtención de ganancias extraordinarias, la renta tecnológica y
el intercambio desigual entre las naciones primario-exportadoras y las naciones
industriales.
Así, es posible constatar que los minerales no sólo constituyen el “esqueleto”
material del gran autómata mundial, sino también la materialidad de un enorme
complejo mecanizado-automatizado de grandes máquinas-herramienta de alta
tecnología, medios de comunicación-transporte y miles de bienes de consumo
cotidiano-masivo. Es evidente que sin minerales no podría funcionar de manera
estable el complejo productivo-industrial global de la sociedad capitalista.
1.10 DIMENSIÓN POLÍTICA DE LA DEPENDENCIA SOCIAL RESPECTO A LOS
MINERALES
Es cierto, lo que el mundo es y contiene, sobre una piedra angular se sostiene.
Precisamente, en el capitalismo industrial contemporáneo los minerales —y otros
recursos naturales como los hidrocarburos— representan dicha piedra angular.
Pero más que una piedra angular sobre la cual se sostiene el capitalismo, los
minerales son el “cincel” y el “martillo” mediante los cuales el capitalismo da
forma y rostro a la materialidad de esa gran “escultura” histórica llamada
reproducción material capitalista.
Actualmente, la totalidad de la reproducción material de la sociedad capitalista
del siglo XXI y del proceso de acumulación de capital a escala global dependen
materialmente de la extracción, el procesamiento y el consumo de una amplia
gama de minerales, desde la A de la alúmina hasta la Z del zinc. En otras palabras,
la sociedad necesita de los minerales tal como nuestros pulmones necesitan del
oxígeno.
54
Ahora bien, independientemente de nuestra voluntad y consciencia individual, la
sociedad en su totalidad depende materialmente de los minerales, de las fuerzas
productivas que hacen posible su extracción y transformación industrial, así como
de los sujetos sociales que detentan el monopolio de dichas capacidades técnico-
productivas.
El control monopólico efectivo de la totalidad del proceso productivo de los
minerales por parte de un pequeño grupo de capitales y naciones industriales se
traduce en un aumento de poder político basado en el control parcial sobre la
reproducción material de la sociedad, así como en un elemento material
fundamental en la construcción política y la reproducción estable de la hegemonía.
Asimismo, representa una profunda dependencia económico-política de la
sociedad —en tanto productora y consumidora de riqueza material— respecto a la
forma social capitalista bajo la cual se estructuran las relaciones sociales de
producción. Esto expresa un dominio político profundo, ya que significa que la
satisfacción de las necesidades sociales está subordinada a la dirección y el sentido
que le imprimen no sólo los estados industriales, sino la clase burguesa que
desarrolla las fuerzas productivas y que apuntala en términos generales el proceso
de reproducción de capital a escala mundial.
Con sus debidos contrapesos y contraofensivas, hasta ahora la reproducción
material capitalista ha sido un proceso mundial que ha sido direccionado y
hegemonizado por la clase burguesa y los estados industriales. El sistema mundial
actual tiene justamente en la clase burguesa y los estados industriales sus actores
más importantes en cuanto a la definición del rumbo y el sentido histórico de la
reproducción material social. Dichos actores tienen un mayor peso material y
político para definir la forma específica de satisfacer necesidades sociales y
producir riqueza material por medio del desarrollo de las fuerzas productivas.
En este sentido, la dirección social que se le ha impreso a la gestión global de los
minerales en el capitalismo —especialmente en los últimos dos siglos— ha seguido
el rumbo predominante que le ha asignado a su vez la clase burguesa; clase que
55
ha expresado y condensado hegemónicamente sus intereses en el estado durante
el capitalismo.
A excepción del proyecto socialista del siglo XX y algunas experiencias nacionales
del siglo XXI, hasta el momento las fuerzas políticas subalternas no han disputado
esta hegemonía material-política global. Permanecen más bien resistiendo al atroz
avance y la devastación socioambiental de la minería capitalista. No obstante, han
avanzado a pasos lentos en la construcción política de una alternativa colectiva a
la gestión minera del capital, en la construcción de un proyecto global que busque
la hegemonía política. Aquí está uno de los grandes retos para las clases
subalternas.
Planteado así, resulta evidente que existe no sólo un vacío político, sino una
necesidad histórica de desplegar una amplia disputa popular a nivel hegemónico
por una reproducción material alternativa a la capitalista. En esta disputa política,
la lucha por una minería popular que obedezca primordialmente a la satisfacción
concreta de necesidades sociales y no a la valorización abstracta del capital es
fundamental. Y lo es más debido a la enorme vigencia histórica de la minería
submarina, así como a su atroz avance territorial rumbo a las profundidades
oceánicas, avance que no sólo amenaza con extraer inmensos volúmenes
minerales, sino también con devastar ambientalmente el territorio marino y
desatar una oleada de conflictos territoriales en numerosas comunidades litorales.
En el próximo capítulo se presenta una valoración detallada de la vigencia del
proceso de apropiación técnico-material que representa la minería submarina en
la actualidad.
56
CAPÍTULO II
VIGENCIA DE LA MINERÍA SUBMARINA EN AMÉRICA LATINA
57
En las profundidades de los mares existen
minas de zinc, hierro, plata y oro, cuya
explotación ciertamente sería practicable.
JULES VERNE, 1869.
58
2.1 INTRODUCCIÓN
Luego de analizar la importancia y la complejidad material de los minerales
terrestres y marinos dentro de la reproducción material de la sociedad capitalista
a escala global, ahora es necesario examinar de manera detallada no sólo el objeto
material bajo estudio (los minerales), sino todo el proceso de apropiación técnico-
material en el siglo XX y especialmente durante el periodo neoliberal, así como
otras determinaciones históricas que determinan este proceso social de
apropiación de la riqueza minera oceánica.
En este sentido, el objetivo particular del presente capítulo es examinar las
principales determinaciones en el terreno económico, político y geográfico-
material que hacen de la minería submarina un proceso de actualidad y analizar
de manera más concreta —aunque situados aún en la escala global— el proceso de
apropiación técnico-material de los minerales que yacen en las oscuridades
submarinas.
En cuanto a la estructura del presente capítulo, este se organiza en tres momentos.
El primero es un momento económico-histórico, en él se examina la emergencia
histórica de la minería submarina a escala global destacando las principales
determinaciones económicas y políticas del siglo XX que otorgan vigencia a este
novedoso proceso territorial.
El segundo es un momento económico-material, en el cual se estudian dos
determinaciones fundamentales que hacen la minería submarina un proceso aún
más vigente: la agudización de la dependencia material de los procesos de
acumulación de capital apuntalados por las naciones industriales respecto a los
minerales y los límites materiales de la minería continental, específicamente la
polémica acerca del peak minerals37.
Finalmente, el tercero es un momento geográfico-material, en él se analiza de
manera más concreta la apropiación técnico-material de los minerales marinos en
37 El pico minero hace referencia básicamente al momento en el que la extracción de algún mineral
alcanza su tasa máxima y a partir de entonces dicha tasa disminuye inevitablemente.
59
el siglo XX —y especialmente durante el neoliberalismo— a partir del examen
detallado del objeto material, las técnicas y los sujetos. Todo esto aún en una
escala global.
De esta manera, el presente capítulo busca complementar la explicación capitular
previa reforzando el estudio de la actualidad del proceso de apropiación técnico-
material de la riqueza minera oceánica a nivel mundial. Pero ya no a un nivel
abstracto, sino a un nivel más concreto, donde la minería submarina ya no aparece
como simple resultado de algunas determinaciones económico-estructurales, sino
como producto sintético de múltiples determinaciones.
En tal sentido, el presente capítulo complementa lógicamente al capítulo previo.
En su conjunto, ambos capítulos analizan el marco histórico general sobre el cual
se desarrolla la oceanominería a nivel mundial, para que posteriormente, en el
siguiente capítulo, se tengan más elementos lógico-históricos para estudiar su
concreción particular en los mares de América Latina.
2.2 EMERGENCIA HISTÓRICA DE LA OCEANOPOLÍTICA
Los mares y océanos38 han sido protagonistas en la historia del desarrollo
capitalista. Desde hace varios siglos, han sido territorios sumamente relevantes en
el proceso de integración y articulación del mercado mundial, así como en la
edificación de la civilización material capitalista. Esta relevancia no se ha limitado
al plano material-económico, sino que abarca el plano geográfico, político, militar
y otros más relacionados con la dimensión del imaginario y las representaciones.
A medida que el gran autómata ha adquirido alcances mundiales, el uso de los
mares y océanos se ha transformado de acuerdo con las necesidades materiales y
38 Los océanos cubren una extensión de 361 millones de km² que en conjunto representan el 71%
de la superficie terrestre. En el caso del océano profundo, este es usualmente definido como el área del océano situada por debajo de 200 m y cubre alrededor del 65% de la superficie planetaria (Cuyvers et al., 2018, p. 7). A pesar de ser el ecosistema más grande del planeta, los fondos marinos son uno de los ecosistemas menos estudiados. Como sociedad, sabemos más acerca del espacio exterior que sobre los fondos marinos. Estos últimos continúan siendo en gran medida territorios intrigantes, llenos de formas de vida extrañas y maravillosas, tales como las que atestiguó el misterioso Capitán Nemo. Ramírez-Llodra et al. señalan que sólo el 5% de las profundidades marinas han sido objeto de exploración (2010, p. 2852).
60
las capacidades técnicas del proceso de reproducción de capital a escala
planetaria; paulatinamente se ha convertido en un territorio central para la
valorización de capital.
Durante el capitalismo mercantil, los mares y océanos fueron importantes a nivel
geoeconómico/geopolítico sobre todo en la esfera de la circulación. La superficie
marina fue utilizada como una gran “carretera acuática” para interconectar los
principales nodos económicos del mercado mundial naciente. En esta época, la
superficie del inmenso territorio marino fue decisiva para articular y unificar la
economía mundo del capital a través del transporte comercial de grandes
volúmenes de materias primas, minerales y mano de obra esclava. Todo esto
mediante procesos violentos de conquista, saqueo y genocidio.
Sin embargo, fue hasta la revolución industrial de la segunda mitad del siglo XVIII
cuando se inició con gran fuerza el proceso de subsunción real del inmenso
territorio marino, incluyendo sus enigmáticas profundidades. Además de su
carácter estratégico en el transporte mercantil y la estrategia militar, el territorio
oceánico adquirió por primera vez una importancia extraordinaria en la esfera de
la producción. En el marco de esta transformación histórica, la importancia
geoeconómica/geopolítica de mares y océanos se amplió de la esfera circulatoria
a la esfera productiva. Esto representó un profundo cambio de alcances históricos.
La subsunción real del territorio marino se ha desarrollado paulatinamente durante
varios siglos a partir del desarrollo de la fantástica revolución maquinista-industrial
del siglo XIX. A partir de entonces, la gran industria marina comenzó a “surcar” los
mares y a tupir la superficie oceánica con numerosas infraestructuras que, en su
conjunto, esbozaron una gran telaraña de flujos materiales sobre la inmensidad de
las olas. En el siglo XX, el proceso de apropiación de la riqueza marina —y de
subordinación de esta a los circuitos de valorización capitalista— se intensificó y
se extendió paulatinamente hasta adquirir rasgos verdaderamente insospechados
y destructivos durante el siglo XX.
Los casos más paradigmáticos del proceso de subsunción real del territorio marino
han sido las comunicaciones, el transporte marino, la pesca industrial y la
61
explotación de hidrocarburos en aguas someras, profundas y ultraprofundas. No
obstante, a las actividades anteriores se ha sumado recientemente la minería
submarina, una novedosa actividad productiva que por primera vez se orienta a las
profundidades marinas, espacios donde se encuentran los yacimientos minerales
más grandes del planeta.
Lo que imaginó J. Verne en Veinte mil leguas de viaje submarino hace 150 años
hoy se hace realidad, sólo que bajo un escenario civilizatorio con distintas
características que las esbozadas en dicha novela. En realidad, la subsunción real
del territorio marino ha ido más lejos y ha sido mucho más destructiva de lo que
pudo prever Verne en aquella maravillosa obra literaria futurista crítica del
progreso científico e industrial capitalista. Hoy, la minería submarina ya no es una
cuestión de ciencia ficción, sino una realidad.
Bajo el contexto de este profundo cambio histórico, la minería submarina emerge
como uno de los procesos geopolíticos más novedosos dentro la reconfiguración
territorial-productiva capitalista del territorio oceánico. En este proceso, los
mares y océanos emergen como territorios con una relevancia de primer orden
debido a sus gigantescas riquezas naturales.
Planteado así, resulta evidente que el capitalismo no se puede pensar al margen
de los procesos sociales en mares y océanos. Actividades como la explotación de
hidrocarburos, el turismo, los transportes, la biotecnología y recientemente la
minería submarina son cada vez más vitales en la reproducción del capital.
2.3 EMERGENCIA HISTÓRICA DE LA MINERÍA SUBMARINA EN EL SIGLO XX
El interés por los minerales marinos se remonta al siglo XIX, específicamente a la
década de 1870. En este decenio se descubrieron depósitos de nódulos
polimetálicos durante la expedición del buque británico H.M.S. Challenger,
expedición que fue posible gracias al desarrollo tecnológico de la revolución
industrial en el campo del transporte interoceánico, especialmente a las enormes
posibilidades abiertas por la máquina de vapor. Sin embargo, a pesar de ya habían
62
sido identificados algunos depósitos marinos, en aquel entonces no existían en
absoluto las condiciones técnicas para la explotación de dichos depósitos.
Un segundo empuje se dio al iniciar la primera guerra mundial. En este periodo se
percibió por primera vez la vulnerabilidad de Estados Unidos respecto a insumos
bélicos (Colitto, 1989, p. 119). A partir de entonces, la necesidad de garantizar un
abasto mineral constante y seguro se convirtió en uno de los principales ejes de la
geopolítica estadounidense. Este problema fue más evidente hasta la segunda
guerra mundial. De hecho, justo en esta coyuntura bélica surgió el término de
minerales estratégicos y críticos ya que dadas las nuevas necesidades materiales
del proyecto de acumulación de capital liderado por Estados Unidos, el aparato de
defensa yankee descubrió que algunos minerales eran más vitales y escasos que
otros.
A partir de la segunda guerra mundial, el suministro mineral estadounidense-
occidental se vio amenazado por lo menos en cuatro ocasiones (Rezun, 1987, p.
742). El primer episodio ocurrió en 1949, cuando la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (U.R.S.S.) dejó de exportar manganeso y cromo a Estados Unidos a raíz
del bloqueo de Berlín en 1948 (Ibíd.). El segundo episodio se desarrolló en 1966,
cuando Estados Unidos decidió participar en el embargo de la ONU sobre el cromo
de Rodesia (Ibíd.). El tercer episodio ocurrió en 1969, cuando los trabajadores del
sector del níquel de Canadá se declararon en huelga (Ibíd.). Y el cuarto y último
episodio se desarrolló en 1978 en la provincia de Shaba (Zaire), ya que el
abastecimiento mundial de cobalto se interrumpió debido al conflicto bélico entre
Angola y Zaire (Ibíd.).
Ante esta situación crítica, al finalizar la segunda guerra mundial las naciones
industriales comenzaron a desarrollar tecnologías orientadas a la explotación
minera en territorios oceánicos. Las tecnologías militares e hidrocarburíferas
fueron modificadas y aplicadas al desarrollo de la minería submarina.
Este desarrollo tecnológico se intensificó a partir de la década de 1960. A partir
de entonces varias empresas de naciones industriales comenzaron a explorar los
océanos, a desarrollar tecnologías orientadas a la explotación de yacimientos
63
marinos y a implementar mecanismos jurídicos encaminados a regular su posible
explotación. No obstante, en aquel entonces la oceanominería representaba un
desafío colosal pues los depósitos minerales se encontraban a grandes
profundidades, mientras que, hasta ese momento, las petroleras apenas si se
aventuraban a profundidades de 500 m (Bersani, 2017, p. 6).
Se puede decir que el interés industrial por la explotación de los minerales
oceánicos comenzó propiamente en 1960. En esta década se reconoció por primera
vez a los depósitos marinos como la mayor reserva de minerales del planeta. El
interés se avivó en 1965 con la publicación de The mineral resources of the sea
por el estadounidense John Mero.39 En esta obra se sugería la existencia de un
suministro mineral casi ilimitado de ciertos minerales contenidos en los nódulos
polimetálicos, así como la existencia de enormes yacimientos minerales que
superaban por mucho a los depósitos continentales.
Los minerales de mayor interés económico eran el níquel, el cobalto, el cobre, el
manganeso y otros metales industriales. Si bien estos metales no eran escasos en
tierras continentales, las principales reservas de ellos estaban en países
subdesarrollados y en la U.R.S.S. (Cuyvers et al., 2018, p. 2). Esta situación fue un
factor clave que estimuló el interés por la explotación de los minerales oceánicos
ya que en el contexto de la disputa hegemónica entre Estados Unidos y la U.R.S.S.,
el temor de las potencias occidentales respecto a una posible interrupción en el
suministro mineral durante periodos bélicos aumentaba gradualmente. Frente a
esta situación, los minerales marinos representaban una fuente alternativa.
Las primeras empresas que comenzaron a realizar campañas de exploración fueron
las estadounidenses Kennecott Copper y Newport News Shipbuilding en 1962.
Luego, durante la década de 1970, se conformaron otros consorcios mineros como
39 Previo a la publicación de The mineral resources of the sea, el Año Geofísico Internacional (1957)
dejó en claro que las profundidades marinas contenían más que extrañas formas de vida y curiosidades mineralógicas. Este evento estimuló el interés por las profundidades oceánicas ya que los geólogos estadounidenses encontraron inmensas áreas cubiertas con nódulos polimetálicos en la cuenca oriental del Pacífico, a la vez que otros equipos de investigación descubrieron depósitos masivos en las profundidades de algunas zonas de océano Pacífico, Índico y Atlántico (Cuyvers et al., 2018, p. 1).
64
International Nickel Corporation, Ocean Managenement, Ocean Minerals Company
y Association Française pour l'Exploration et la Recherche des Nodules
(Luczkiewicz, 2017, p. 51).
Paralelamente, importantes institutos de investigación como el CNEXO (hoy
IFREMER) realizaron importantes campañas de exploración (Ibíd.). En este periodo
inicial, las empresas de Estados Unidos y Francia dominaron la exploración
recorriendo el océano a través de sus sumergibles Alvin y Nautile (Van Dover, 2017,
p. 32). Para fines de esta década, el interés se amplió a las costras de
ferromanganeso y los sulfuros polimetálicos.
Para mediados de 1970 ya se desarrollaba una carrera tecnológica-científica entre
las principales naciones industriales a través de sus respectivos consorcios mineros.
Entre estos destacaban Kennecott Copper, U.S. Steel, Standard Oil, Sun Company,
SEDCO, Lockheed y Tenneco de Estados Unidos; International Nickel Corporation y
Noranda Mines de Canadá; Preussag and Metallgesellschaft de Alemania; Shell y
Boskalis de los Países Bajos; Union Minière de Bélgica; Rio Tinto Zinc, British
Petroleum y Consolidated Goldfields del Reino Unido; y Mitsubishi y Sumitomo de
Japón (Cuyvers et al., 2018, p. 2).
En esta década poderosas compañías como la Tenneco invertían anualmente entre
10 y 15 millones de dólares (Colitto, 1989, p. 43). Rosenbaum señala que tan sólo
entre 1974 y 1982, empresas privadas y gobiernos invirtieron más de 1,000 millones
de dólares en investigación científica sobre nódulos de manganeso (2011, p. 5).
Esto es muy interesante ya que dichas cantidades superan por mucho incluso a los
montos invertidos hasta ahora por parte de las naciones periféricas, muchas de las
cuales no han invertido ni siquiera montos mínimos.
Todo este interés por explotar las riquezas minerales oceánicas se condensó en la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) de 1982,
misma que estableció por primera vez en la historia un régimen jurídico especial
para los minerales en fondos marinos internacionales.
65
2.4 LA MINERÍA SUBMARINA Y LA GUERRA FRÍA
Como se mencionó en el apartado anterior, el desarrollo de la minería submarina
durante la segunda mitad del siglo XX obedeció a una coyuntura económico-política
específica —a menudo soslayada—, definida en gran medida por la disputa
hegemónica entre Estados Unidos y la U.R.S.S. Fue justo en esta coyuntura
histórica en la que se dieron pasos decisivos en el desarrollo de la minería
submarina.
Es bien conocido que durante este periodo se desarrolló una decisiva disputa
económico-política bajo el paradigma de guerra total entre Estados Unidos y la
U.R.S.S., misma que implicó estrategias bélicas, de seguridad y defensa nacional,
políticas proteccionistas-nacionalistas y control de territorios estratégicos, tanto
continentales como oceánicos.
Ante la dificultad y la incertidumbre para acceder a fuentes minerales externas,
la posible explotación de los minerales marinos representaba para Estados Unidos
y la U.R.S.S. no sólo un abasto seguro para sus respectivos aparatos industriales-
bélicos, su seguridad nacional y la defensa de sus capitales nacionales, sino
también una estrategia de control político sobre la reproducción material de la
sociedad. Ergo, no era menor lo que estaba en juego, lo que se disputaba en último
término era la hegemonía mundial entre dos proyectos sociales.
Durante la Guerra Fría, parte de la política exterior tanto de la U.R.S.S. como de
Estados Unidos, estuvo dirigida a garantizar el flujo constante e ininterrumpido de
minerales hacia sus respectivos aparatos industriales-bélicos.40 No obstante, frente
a la U.R.S.S., la situación de Estados Unidos con relación al abasto mineral era más
crítica. La preocupación yankee ante esta situación desfavorable se reflejó por
40 El consumo de minerales fue una constante en las naciones industriales capitalistas y socialistas.
Estas eran las principales consumidoras de metales. Tenían un volumen de consumo mineral per cápita superior al de las naciones periféricas. En realidad, las naciones industriales nunca han sido autosuficientes en materia minera, siempre han dependido, en mayor o menor grado, de los yacimientos de las naciones periféricas.
66
primera vez en el reporte de la Paley Commission en 1952, misma que reconoció
la centralidad de la base material en el combate contra el proyecto socialista:
Estados Unidos, alguna vez criticado como creador de un mundo groseramente
materialista, está lanzando hoy todo su poder en la tarea de mantener vivo el
espíritu del Hombre y ayudar a luchar por doquier para alejar de las fronteras del
mundo libre las amenazas de la fuerza y de una nueva Edad Media que surge de las
naciones comunistas. Para derrotar esta violencia bárbara, serán muy importantes
los valores morales, pero estos deben estar sostenidos por una amplia base material
(Paley et al., 1952, p. 1).
Como se aprecia, la amenaza soviética fue uno de los principales elementos que
impulsó el desarrollo tecnológico de la minería submarina por parte de las
potencias occidentales. Pero ¿por qué fue así? Básicamente porque en aquel
entonces los principales productores en cuanto a volúmenes minerales eran la
U.R.S.S. y Sudáfrica, mientras que en cuanto a cantidad de minerales eran la
U.R.S.S. y Australia. Es decir, que la U.R.S.S. era indiscutiblemente la principal
potencia minera y frente a esta situación, Estados Unidos estaba en una posición
vulnerable.41
La U.R.S.S. era esencialmente autárquica, rica en minerales e hidrocarburos. Era
el primer productor mundial de petróleo crudo y manganeso, el segundo productor
de cromo y platino y el tercer productor de cobalto. En contraste, Estados Unidos
y sus aliados occidentales (Japón y la Unión Europea) se veían obligados a importar
los cuatro minerales críticos más importantes: cromo, platino, manganeso y
cobalto.
Frente a esta situación desfavorable, Estados Unidos desplegó diversas estrategias
geopolíticas encaminadas a garantizar el suministro de minerales críticos para su
aparato industrial-bélico.42 El manganeso, el cobre, el níquel, el cromo y el cobalto
41 Las naciones más vulnerables al suministro mineral eran Japón, la UE y Estados Unidos (Colitto,
1989, p. 114). En varios metales críticos como el cobre, el cobalto, el manganeso y el níquel, tenían una dependencia de fuentes extranjeras del 100% prácticamente (Ibíd.). 42 Estados Unidos fue el principal impulsor de la exploración a gran escala por ser la nación más
afectada por la crisis de aprovisionamiento mineral (Colitto, 1989, p. 224-225).
67
eran insustituibles e imprescindibles para la industria militar, por lo tanto, era
necesario obtenerlos a toda costa. En el caso de algunos minerales logró reducir la
dependencia, sin embargo, en el caso de los minerales críticos, esto no fue posible,
ya que como se verá más adelante, a partir de la década de 1970 Estados Unidos
aumentó progresivamente el número de los minerales considerados críticos.
Así, para la década de 1980 numerosas naciones se habían lanzado a la conquista
de los minerales oceánicos. Entre ellos Estados Unidos, Francia, la U.R.S.S., Japón,
la República Federal de Alemania, Bélgica, Italia, Reino Unido e Irlanda del Norte
(Colitto, 1989, p. 27).43 Se estima que para 1989 habían sido explorados
aproximadamente 5 millones de km2 y efectuadas más de 8 mil extracciones de
muestras (Ibíd., p. 5). Eran los inicios de la minería submarina, había grandes
avances, empero, aún faltaba un largo trecho por recorrer.
A pesar del intenso desarrollo técnico-científico, en esta etapa inicial ninguno de
los intentos dio como fruto el éxito comercial. Esto se debió a la combinación de
varios factores. En primer lugar, los costos económicos de la posible extracción
eran superiores a las posibles ganancias, es decir, aún no era un negocio rentable.
Segundo, las reservas continentales eran más que suficientes. Tercero, los precios
de los minerales eran relativamente bajos en el mercado. Cuarto, no existía
certeza jurídica y económica para los capitales pues los mecanismos regulatorios
aún eran incipientes. Y quinto, la explotación de los minerales de los fondos
marinos significaba un gran desafío técnico.
No obstante, frente a todas estas limitantes, el proceso para hacer viable el
negocio de la explotación minera submarina avanzó a nivel técnico, jurídico y
económico. En aquel entonces era evidente que con mejores condiciones en los
precios de los minerales y con tecnologías lo suficientemente maduras, la minería
submarina podría ser una realidad.
43 Algunos de los principales consorcios eran Ocean Mining Associates (Estados Unidos, Bélgica e
Italia), Kennecott (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Japón), Ocean Management (Canadá, República Federal Alemana, Estados Unidos y Japón) y Oceans Minerals Company (Estados Unidos y Países Bajos) (Colitto, 1989, p. 26).
68
2.5 LA DEPENDENCIA MINERA DE LAS NACIONES INDUSTRIALES
El consumo de minerales es desigual. La tasa de consumo entre un habitante
promedio de Angola o Perú y uno de Holanda o Estados Unidos es muy distinta. A
nivel global las naciones industriales tienen las tasas más altas de consumo
mineral. Esta es una de las razones por las que dependen de fuentes extranjeras;
sus reservas nacionales son limitadas con relación a sus tasas de consumo mineral.
De acuerdo con la Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania, este último
es uno de los países cuyos habitantes se encuentran entre los líderes mundiales en
el consumo per cápita de materias primas con un consumo diario de 200 kg (citado
por Müller, 2015, p. 2). Por su parte, Minerals Education Coalition (2019) afirma
que cada estadounidense nacido consumirá a lo largo de su vida 1,446,959 kg de
minerales y combustibles. En la Tabla 2.1 se puede apreciar el nivel de consumo
mineral de los habitantes de la patria del American Way of Life.
Tabla 2.1 Consumo mineral anual de un estadounidense promedio, 2019.
Mineral Usos Mineral Usos
4,501 kg de rocas
Carreteras, edificios, puentes y químicos.
5 kg de cobre
Edificios, piezas eléctricas y electrónicas, fontanería y
transporte.
3,331 kg de arenas y
gravas
Hormigón, asfalto, carreteras, bloques y
ladrillos. 5 kg de plomo
Transporte, baterías, electricidad y
comunicaciones.
306 kg de cemento
Carreteras, puentes, edificios, escuelas y
casas. 2.7 kg de zinc
Metales, aleaciones, pintura, caucho, cremas
para la piel, cuidado de la salud y nutrición.
116 kg de hierro
Edificios, automóviles, camiones, aviones,
trenes, contenedores y otras construcciones.
15 kg de ceniza de
carbonato de sodio
Vidrio, detergentes, medicamentos, aditivos
alimentarios, fotografía y tratamiento de agua.
174 kg de sal
Químicos, descongelación de carreteras, alimentación y
agricultura.
2.7 kg de manganeso
Acero para construcción, maquinaria y transporte.
82 kg de fosfato
Fertilizantes agrícolas y para suplementos de alimentación animal.
283 kg de minerales no
metálicos
Vidrio, productos químicos, jabones, papel,
Computadoras y teléfonos celulares.
69
Tabla 2.1 Consumo mineral anual de un estadounidense promedio, 2019 (continuación).
Mineral Usos Mineral Usos
70 kg de arcillas
Loza, vajillas, arena para mascotas, ladrillos, cemento y papel.
10 kg de otros metales
Electrónica, equipos de TV y video.
11.7 kg de aluminio
Edificios, automóviles y aviones.
Fuente: elaboración a partir de datos en Minerals Education Coalition, 2019.
Los datos anteriores demuestran las altas tasas de consumo mineral de las naciones
industriales, las cuales son muy superiores a las tasas de las naciones primario-
exportadoras.44 Es evidente que el escenario actual no permite que todos los
habitantes del planeta reclamen un consumo de minerales equivalente al de las
naciones industriales. Por tanto, la idea que, sin establecer diferenciaciones,
sostiene que el crecimiento demográfico es la principal causa de los niveles
progresivos en el consumo mineral resulta ser una falacia liberal.
Desde nuestra perspectiva, son las necesidades materiales de los procesos de
acumulación de capital las decisivas para explicar los niveles crecientes y
desiguales en las tasas de consumo mineral. En este sentido, el aumento en la
demanda de minerales está estrechamente vinculada al aumento en la escala de
los procesos de acumulación de capital, así como a las nuevas exigencias
materiales que plantea.
El Bundesanstalt für Geowissenschaften und Rohstoffe (BGR) reconoce que los
metales son fundamentales para la industria y los capitales alemanes y que
Alemania importa anualmente más de 90 millones de ton de metales para la
producción de máquinas, equipos eléctricos y automóviles (Reckordt, 2018, p.1).
En el caso inglés, Highley, Chapman y Bonel (2004) señalan que, al igual que otras
naciones industriales, el Reino Unido es un importante consumidor de minerales y
44 El Institut Français de Recherche pour l'Exploitation de la Mer estima que la población de las
naciones industriales representa aproximadamente el 20% de la población mundial, pero consume el 80% de los recursos mundiales y que el consumo per cápita de estas naciones es entre 15 y 20 veces mayor que el de las naciones periféricas (IFREMER, 2011, p. 7). Esta institución estima que, si los recursos se compartieran equitativamente entre todas las naciones, las industriales recibirían menos de una cuarta parte de su consumo actual (Ibíd.).
70
que estos desempeñan un papel fundamental para apuntalar el crecimiento
económico y contribuir al alto nivel de vida de los ingleses. Añaden que esta nación
depende totalmente de las importaciones de acero, plomo y aluminio (Ibíd.).
Este también es el caso de China, los BRIC’s y algunas economías asiáticas, quienes
a causa de sus altas tasas de crecimiento económico-demográfico y sus procesos
de industrialización acelerada, han incrementado su demanda. En realidad, el
aumento drástico del consumo mundial de hierro, cobre y níquel que se
experimentó entre 1995 y 2010 se debe en gran medida al aumento en la demanda
por parte de China y otras naciones asiáticas (Nakajima et al., 2017, p. 5).
La participación de Asía en el consumo global de hierro, cobre y níquel en 1995
representó el 41%, 32% y 34% respectivamente y para 2010 alcanzó el 64%, 60% y
54% (Ibíd., p. 6). Fue el crecimiento económico chino el que aceleró el consumo
asiático de estos minerales. En consecuencia, el consumo per cápita de hierro en
esta región alcanzó al de América del Norte y Europa Occidental, y el consumo per
cápita de cobre y níquel sigue un camino similar (Ibíd.). El IFREMER corrobora esta
tendencia ya que afirma que China pasó de un consumo anual per cápita de 0.66
kg de zinc en 1996 a un consumo de 1.07 kg en 2000 y luego a un consumo de 3.0
kg en 2010 (2011, p. 7). Es decir, que aumentó más de cuatro veces su consumo
anual per cápita de zinc en tan sólo 14 años.
Una cuestión importante es que la demanda mineral de los países desarrollados
seguirá aumentando año tras año ya que los minerales de alta tecnología como el
cobalto, el platino, el titanio y los REE se están volviendo cada vez más esenciales
para el desarrollo de productos tecnológicos sofisticados (Navarre y Lammens,
2017, p. 7). A nivel mundial, se estima que la demanda de metales básicos y
críticos aumentará entre 50% y 200% en relación con la demanda actual (Ibíd.).
De sostenerse la tendencia actual, esto implicará dentro del corto plazo niveles de
consumo mineral tres veces mayores a los actuales y este crecimiento no podrá
satisfacerse únicamente con la producción de las naciones centrales (IFREMER,
2011, p. 7). Es evidente que, sin la importación de minerales, las economías
71
industrializadas no pueden sostener sus tasas de consumo mineral, ni apuntalar sus
procesos de acumulación de capital.
En el caso de Estados Unidos, su economía y su seguridad nacional se basan
directamente en minerales. Así lo reconoce el U.S. Geological Survey (USGS),
institución que señala que desde 1970 Estados Unidos depende cada vez más de
las importaciones de un número creciente de minerales (Schulz et al., 2017, s. p.).
Desde esta década hubo un reconocimiento oficial y una preocupación cada vez
mayor por el hecho de que Estados Unidos no contaba con un adecuado suministro
en gran parte de los minerales no combustibles (Ibíd.).
En 1980 Estados Unidos dependía en más del 50% de las importaciones anuales de
más de 20 minerales no combustibles (Ibíd.). En 2014 este número aumentó a más
de 40 minerales (Ibíd.) y para 2018 llegó a 49 minerales (USGS, 2019b, p.6).
Además, cabe agregar que, en 2018, el USGS reportó que Estados Unidos dependía
100% de las importaciones de 18 minerales (Ibíd.). Véase Gráfico 2.1.
Dada la profunda dependencia de las naciones industriales respecto a las
importaciones minerales, Estados Unidos —y otras naciones industriales— han
establecido una serie de clasificaciones que diferencian a los minerales de acuerdo
con su importancia estratégica y a su criticidad. Estas clasificaciones han sido
elaboradas con relación a sus intereses económicos ya que el suministro de
minerales críticos45 es esencial para la seguridad económica y la defensa nacional
de los intereses estadounidenses (Ibíd., p. 7).
Como se aprecia en el Gráfico 2.1, en 2018 el USGS identificó 35 minerales como
minerales críticos junto a los REE y los elementos del grupo del platino (Ibíd.).
45 Para Estados Unidos un mineral crítico es un mineral esencial para la seguridad económica y
nacional cuya cadena de suministro es vulnerable a la interrupción, que cumple una función esencial en la fabricación de un producto y cuya ausencia tendría consecuencias significativas para la economía y la seguridad nacional (USGS, 2019b, p. 7). Por su parte, para la Unión Europea, un mineral es crítico cuando los riesgos de escasez de suministro y su impacto en la economía son más altos en comparación con la mayoría de otras materias primas.
72
Gráfico 2.1 Dependencia de importaciones netas de Estados Unidos, 2018.
Fuente: elaboración a partir de datos en USGS, 2019b, p. 6.
Por su parte —y dada la importancia estratégica de los minerales para la industria
manufacturera y de alta tecnología de la Unión Europea (UE)— la Comisión Europea
desarrolla una serie de medidas en el marco de la Iniciativa de las Materias Primas
73
para garantizar el suministro de minerales, misma que se presentó en 2008. Un
objetivo clave de dicha iniciativa ha sido establecer una lista de los minerales que
presentan un riesgo elevado ante una posible interrupción de suministro y que son
de gran importancia económica para la industria europea.
Tabla 2.2 Suministro global de minerales críticos de la Unión Europea, 2017.
# Mineral Principal productor mundial
Cuota # Mineral Principal productor mundial
Cuota
1 Antimonio China 87 % 23 Grafito natural China 69 %
2 Barita China 44 % 24 Caucho natural Tailandia 32 %
3 Berilio EUA 90 % 25 Neodimio China 95 %
4 Bismuto China 82 % 26 Niobio Brasil 90 %
5 Borato Turquía 38 % 27 Paladio Rusia 46 %
6 Cerio China 95 % 28 Fosfato China 44 %
7 Cobalto RDC 64 % 29 Fósforo China 58 %
8 Disprosio China 95 % 30 Platino Sudáfrica 70 %
9 Erbio China 95 % 31 Praseodimio China 95 %
10 Europio China 95 % 32 Rodio Sudáfrica 83 %
11 Fluorita China 64 % 33 Rutenio Sudáfrica 93 %
12 Gadolinio China 95 % 34 Samario China 95 %
13 Galio China 73 % 35 Escandio China 66 %
14 Germanio China 67 % 36 Silicio metal China 61 %
15 Hafnio Francia 43 % 37 Tantalio Ruanda 31 %
16 Helio EUA 73 % 38 Terbio China 95 %
17 Holmio China 95 % 39 Tulio China 95 %
18 Indio China 56 % 40 Wolframio China 84 %
19 Iridio Sudáfrica 85 % 41 Vanadio China 53 %
20 Lantano China 95 % 42 Iterbio China 95 %
21 Lutecio China 95 % 43 Itrio China 95 %
22 Magnesio China 87 %
ETRP (elementos de tierras raras pesados)
ETRL (elementos de tierras raras ligeros)
MGP (metales del grupo del platino)
Fuente: elaboración a partir de datos en European Commission, 2017, p. 7.
En la Tabla 2.2 se puede observar que en 2017 la UE clasificó como minerales
críticos a 43 minerales. Es posible apreciar que, exceptuando los ETRP, ETRL y
MGP, los principales productores de minerales críticos para la UE son China y
Estados Unidos. Para el caso de los ETRP y los ETRL, el productor cuasi absoluto es
China. Y en el caso de los MGP, los principales productores son Sudáfrica y Rusia.
74
China es el principal origen de las importaciones de 30 de los 43 minerales críticos
para la UE (70%). Esto incluye todos los REE y otros minerales críticos como
magnesio, wolframio, antimonio, galio y germanio, entre otros. Esta ventaja le ha
permitido a China utilizar este cuasi monopolio como arma geoeconómica contra
otras naciones industriales (Paillard, 2017, p.19).46
Planteado así, se puede sostener que el riesgo en el suministro mineral lo padecen
principalmente naciones occidentales como Estados Unidos, Japón y los países de
la UE. Lo interesante es que dicho riesgo de suministro —así como la dependencia
mineral— será aún más crítico si se contempla que la demanda global de minerales
como el cobalto, níquel, litio y cobre aumentará de 10 a 100 veces en el futuro
próximo (Blue Mining, 2018, p. 3).
Como en el caso de los REE, el riesgo de abastecimiento mineral puede ser
mayúsculo. Un simple corte en el suministro mineral puede desencadenar una serie
de consecuencias de gran magnitud para diversos sectores y ramas económicas de
las naciones industriales, especialmente para sus ramas estratégicas como la
militar, la energética o la manufacturera.
Ante los enormes desafíos que plantea el escenario anterior para apuntalar los
procesos de acumulación de capital, las naciones industriales han desplegado un
conjunto de estrategias económicas, políticas y territoriales orientadas a
garantizar el abasto de minerales estratégicos en el corto, mediano y largo plazo.
Algunas de estas estrategias son el control militar de las principales reservas, la
búsqueda de materiales alternativos, el desarrollo de tecnologías de reciclaje, la
minería urbana y la búsqueda de yacimientos alternativos en mares y glaciares.
2.6 LOS LÍMITES MATERIALES DE LA MINERÍA CONTINENTAL
A partir de la década de 1970 —en plena Guerra Fría— emergió el polémico asunto
de la vigencia de una posible crisis de suministro mineral y del ineludible
46 Existen algunas naciones que han obtenido una posición de cuasi monopolio. Este es el caso de
China para los REE y otros minerales críticos como antimonio, galio, flúor, germanio, grafito, indio y tungsteno. Este es también el caso de Sudáfrica (platinoides), República Democrática del Congo (cobalto, tántalo), Brasil (niobio) y Estados Unidos (berilio).
75
agotamiento de las reservas globales. Esta polémica se desarrolló principalmente
en el campo científico-militar de las naciones imperialistas.47
Una de las primeras señales que encendieron la alarma ante las terribles
consecuencias que representaba una posible interrupción del suministro mineral
para las naciones imperialistas fue la invasión de la provincia zairiana Shaba (una
de las principales fuentes de riquezas minerales) entre 1977 y 1978 por insurgentes
de Angola y Zambia (Colitto, 1989, p. 44). Este acontecimiento les recordó a las
naciones industriales que los minerales eran recursos finitos, que su generación
era más lenta que las tasas de consumo y que su agotamiento era inevitable.
Desde la década de 1970, las naciones industriales han realizado investigaciones
acerca de los límites materiales de los recursos minerales, las cuales han sido
objeto de polémica y debate. A partir de los resultados de estas investigaciones,
el peak minerals entró el léxico social por primera vez.
Hoy día se acepta que nuestra sociedad ha llegado al pico del petróleo
convencional. Sin embargo, el caso de los minerales es distinto. De entrada, la
pregunta sobre el pico minero no es tan común. Es todavía un debate científico
restringido, sin mucha visibilidad y muy polémico. Hay grandes desencuentros
científicos al respecto. Mientras algunos estudios afirman que las leyes minerales
están disminuyendo y que se ha llegado al pico minero de varios minerales, otros
sostienen que la disminución de las leyes minerales no debe interpretarse como un
signo de agotamiento y que aún no se ha llegado a tales picos mineros.
El negacionismo científico señala que los estudios que afirman que se ha llegado
al pico de varios minerales son limitados porque no consideran a los recursos como
dinámicos, ni los estiman en función de factores económicos y técnicos. Plantea
que el desarrollo científico-tecnológico y los cambios económicos provocan
variaciones en la estimación de recursos. Asimismo, señala que el desarrollo de
47 La pregunta por el pico minero emergió con fuerza en 1970. En esta última década surgió en el
“corazón” de las naciones imperialistas la preocupación acerca de las estrategias que debían implementar para garantizar el suministro futuro de minerales en un escenario marcado por la confrontación política-militar entre el bloque capitalista y el socialista, así como la emergencia de la discusión sobre los límites naturales que planteó el Club de Roma en 1972.
76
tecnologías extractivas ha ocasionado que yacimientos antes considerados no
viables, o marginalmente viables, devengan viables económica y técnicamente.48
El negacionismo científico acierta parcialmente en este punto.
No obstante, lo cuestionable del planteamiento negacionista es que a partir de
estos argumentos y otros más, ha buscado apaciguar la pertinente preocupación
social ante el grave problema histórico que representa la vigencia del pico minero.
Si bien reconoce que los minerales son finitos y no renovables, rechaza
rotundamente la idea del pico minero, afirmando como Meinert et al., que lo único
que es común entre las predicciones sobre el agotamiento o los picos mineros, es
que se han equivocado (2016, p. 2).
En contraste con el negacionismo científico, existe otra posición científica que
afirma que la sociedad ya ha alcanzado el pico en varios recursos naturales, o bien,
que está muy cerca de arribar a ellos. En esta línea se inscribe Heinberg, quien
sostiene que durante el siglo XXI se experimentará un declive en los siguientes
parámetros: población, producción de granos, uranio, estabilidad climática,
disponibilidad de agua dulce, tierra cultivable, pesca y extracción de minerales
como cobre, platino, plata, oro y zinc (2007, p. 4).
Lo central del planteamiento de Heinberg es su argumento de que el arribo a varios
picos simultáneos no es casual, sino que está directamente relacionado con el
declive de las fuentes de energía (Ibíd., p. 7). Para este autor, todos los picos
están directamente vinculados con el hecho de que la energía barata y abundante
que impulsó la revolución tecnológica, la extracción de grandes volúmenes de
recursos naturales y un crecimiento económico-demográfico sin precedentes
durante los últimos 200 años, se ha topado con su límite: el peak oil (Ibíd.).
Ahora bien, si se consideran exclusivamente las reservas terrestres, es evidente
que la sociedad capitalista está cerca de alcanzar los stock’s mundiales de varios
48 La tecnología capitalista y el conocimiento científico amplían de manera constante la frontera
extractiva. En 1970 las reservas mundiales de cobre fueron de 280 millones de ton, mientras que para 2010 ya se habían extraído más de 400 millones de ton y las reservas habían aumentado a 630 millones de ton (Achzet et al., 2011, p. 16).
77
minerales. Por ejemplo, el IFREMER estima que, de acuerdo con las tasas de
consumo actual, las reservas de muchos metales se agotarán entre los próximos 10
y 50 años (2011, p. 7). Científicos japoneses como Halada et al. coinciden con el
anterior diagnóstico del IFREMER, ya que sostienen que para 2050, las reservas
actuales de casi todos los metales se habrán agotado (2008, p. 407).
Estos científicos japoneses afirman que para 2050, el consumo total de metales
será cinco veces mayor a los niveles actuales, y que la demanda de metales como
oro, plata, cobre, níquel, estaño, zinc, plomo y antimonio, será varias veces
superior respecto al volumen de sus respectivas reservas (Ibíd., p. 402). Asimismo,
señalan que para ese año, la demanda de hierro y platino excederá sus reservas
actuales, que las reservas de hierro posiblemente se agotarán y que la demanda
de indio, estaño, plata, zinc, plomo, oro, cobre, níquel y paladio superará
probablemente la base de sus respectivas reservas (Ibíd., p. 402-406).
Como se observa en la Tabla 2.3, Van de Velde señala que las existencias globales
de manganeso y cobalto estarán disponibles por 50 años aproximadamente, las de
los REE por al menos 100 años y las de níquel y cobre por 30 años. Elshkaki et al.
coinciden con la estimación de Val de Velde para el cobre, pues prevén que para
2050 las naciones industriales necesitarán nuevos recursos significativos debido a
que la demanda de cobre aumentará entre 275% y 350%, y frente a este aumento,
los recursos de cobre proyectados para tal fecha son menores (2016, p. 305).
En realidad, el ritmo vertiginoso en la explotación del cobre ha contribuido a la
disminución de sus reservas. Por ejemplo, Meinert et al. señalan que
aproximadamente una cuarta parte de todo el cobre extraído a lo largo de la
historia se ha extraído tan sólo en los últimos 10 años (2016, p. 5). Por su parte,
Calvo et al. sostienen que la disminución de la ley del cobre es una realidad, que
mientras el consumo de energía para su extracción aumenta, la ley promedio ha
disminuido aproximadamente 25% en tan sólo 10 años (2016, p. 11).49
49 La calidad de los yacimientos de las minas terrestres sigue disminuyendo. Actualmente, algunas
de las minas más grandes explotan depósitos con leyes de 0.7% de cobre, tal como el caso de la mina Chuquicamata en Chile (MIDAS, 2016, p. 1).
78
Tabla 2.3 Stocks mundiales de algunos minerales estratégicos.
Metal Stocks mundiales Principales productores
Manganeso 50 años China, Brasil y Australia
Níquel 30 años Indonesia, Filipinas y Rusia
Cobalto 50 años Congo, Canadá, China, Rusia y Australia
Fierro Abundantes Australia, Brasil e India
REE Al menos 100 años China
Silicio Abundantes China y Rusia
Cobre 30 años Chile
Fuente: elaboración a partir de datos en Van de Velde, 2015, p. 7.
Ya planteadas las dos posiciones principales frente al polémico problema del peak
minerals, a continuación se presentan siete argumentos que en su conjunto buscan
complementar los elementos anteriormente expuestos y posicionarnos desde un
ángulo más crítico frente a dicho problema, así como brindarnos más elementos
para valorar y matizar su vigencia.
Primero, el futuro respecto a las reservas de minerales no es tan sombrío como lo
plantean las posturas colapsistas. Kesler afirma que, en teoría, las reservas
mundiales de minerales pueden abastecer la demanda mundial de los próximos 50
años ya que actualmente las reservas minerales mundiales son de entre 20 y 1,000
veces más grandes que la producción anual actual (2007, p. 58).
Al respecto se deben considerar tres cuestiones. Primero, que aún en zonas ya
exploradas se siguen realizando descubrimientos. Segundo, que hasta ahora la
mayor parte de la exploración se ha concentrado en el km superior de la corteza
terrestre a pesar de que se han descubierto depósitos económicos en
profundidades de hasta 3 o más km (Meinert et al., 2016, p. 11).50 Tercero, que
aún pueden encontrarse nuevos yacimientos ya que existen amplios territorios por
explorar más allá de los continentales. Debemos recordar que, aunque la corteza
continental tiene un espesor promedio de 30 km, la mayoría de las perforaciones
exploratorias se han realizado a menos de 200 m de profundidad y que las minas
50 A finales del siglo XIX las minas más profundas, como las de Michigan, alcanzaban los 1,600 m de
profundidad (Bersani, 2017, p. 5). Actualmente, las minas de oro en Sudáfrica alcanzan los 3,900 m, característica que las convierte en las minas más profundas (Ibíd.).
79
subterráneas actuales rara vez tienen profundidades mayores a 1 km (Achzet et
al., 2011, p. 14). En este sentido, es posible que Meinert et al. (2016) tengan
razón, efectivamente, quizá aún no sabemos exactamente cuáles son los límites
de los minerales.51
Segundo, prácticamente todas las estimaciones que declaran como ineludible el
pico minero sólo han contemplado las reservas minerales terrestres. Esto
representa una limitante mayúscula ya que los depósitos minerales no respetan
fronteras, no se restringen a los territorios continentales. En realidad, existen
otros yacimientos que pueden abrir un mar de posibilidades.
Tercero, más allá de la posibilidad que abren los yacimientos no continentales,
queda claro que el problema de suministro mineral de las naciones industriales no
podrá ser evitado en el mediano y largo plazo pues las matrices económicas de
dichas naciones dependen cada vez más de los suministros externos y las reservas
de varios minerales comienzan a acercarse a su respectivo pico minero.
Cuarto, ante el escenario de incertidumbre en el suministro y posibles picos
mineros, para empresas y estados se vuelve de vital importancia el desarrollo de
tecnologías de ampliación de la frontera extractiva orientadas a la explotación de
depósitos nuevos, más profundos y complejos, así como el despliegue de
estrategias geopolíticas de control de los yacimientos minerales más estratégicos.
Quinto, los bienes de consumo y de capital que se producirán en el futuro seguirán
estando compuestos de minerales. Estos últimos seguirán siendo condición sine
qua non para la producción industrial, ya que hasta ahora, no hay otra fuente a
partir de la cual se pueda producir la riqueza material mercantil. No obstante, es
posible que existan límites al aumento progresivo en la complejidad técnico-
material de la producción capitalista, pues las limitaciones de energía derivadas
51 El argumento de Meinert et al. (2016) es importante, no obstante, cabe hacer una matiz y decir
que, si bien es cierto que existen yacimientos más profundos, estos son a menudo más estériles ya que cuanto más profundos son, es mayor el material de roca estéril. Cada mineral tiene una profundidad límite hasta la cual es posible su mineralización y su recuperación, así como un valor límite a partir del cual la ganancia obtenida no logra compensar los costos económicos de su extracción.
80
del peak oil provocarán que la mayor parte de los bienes sean producidos con
minerales obtenidos con la menor inversión de energía posible.
Sexto, si bien es cierto que el reciclaje y la sustitución son parte de una posible
solución frente a los picos mineros, estas medidas simplemente no pueden resolver
el problema por sí mismas (Meinert et al., 2016, p. 9).52 Esto porque la
sustituibilidad mineral es limitada y no es posible en todos los minerales.
Séptimo, con la disminución de las leyes minerales terrestres, la energía requerida
para la extracción de minerales y su transformación industrial será cada vez mayor,
así como las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero. En contraste con el
discurso de empresas y gobiernos, se ha demostrado que la energía real utilizada
en la extracción de varios metales es de 3 a 25 veces mayor que la energía teórica
requerida (Norgate y Jahanshahi, 2010, p. 67). Esta situación se agravará ya que
posiblemente la energía proveniente de los hidrocarburos será más escasa y su
disposición implicará una mayor complejidad técnica.
Desde nuestra perspectiva, el balance colapsista acierta al cuestionar la viabilidad
del desarrollo capitalista futuro a partir de los límites materiales de las reservas
minerales, pero se equivoca al declarar unilateralmente el arribo generalizado a
diversos picos mineros. A pesar de ciertos elementos rescatables, tal balance es
52 En las naciones industriales hay grandes reservas ocultas de minerales, especialmente en las
grandes ciudades (ANCRE, 2015, p. 47). Se estima, por ejemplo, que Sydney contiene recursos de cobre de 600 kg per cápita (Graedel et al., 2011). Du y Graedel estiman que para el año 2007, las existencias de REE presentes en productos manufacturados eran de 448,000 ton, incluidas 144,000 ton de cerio y 137, 000 ton de neodimio (2011, p. 4099). En el caso del neodimio, existen 40,000 ton en computadoras, 31,000 ton en sistemas de audio, 18,000 ton en turbinas eólicas y 18,000 ton en automóviles (Ibíd.). No obstante, se debe considerar que las existencias de minerales de origen antrópico tienen alta entropía, están dispersas y por lo tanto tienen un potencial de explotación limitado (ANCRE, 2015, P. 47). En la actualidad, las altas tasas de recolección y reciclaje (+50%) sólo se logran para algunos metales básicos como aleaciones de hierro, aluminio, cobre, manganeso, niobio, aluminio, molibdeno y metales preciosos (Ibíd.). Para los REE como el indio, el telurio o el tántalo, las tasas globales de reciclaje son bajas, por debajo del 1% (Graedel et al., 2011). Otra limitación del reciclaje es la calidad de los metales reciclados ya que algunos se degradan durante el reciclaje. Finalmente, se debe enfatizar que el grado de reciclaje no sólo está limitado por su viabilidad técnica, sino también por su costo (ANCRE, 2015, p. 48). Mientras el reciclaje sea más costoso que la producción primaria, permanecerá en un nivel bajo (Ibíd.). Hasta ahora, las empresas y los gobiernos de las naciones industriales prefieren exportar masiva e ilegalmente sus desechos a regiones periféricas como África, convirtiendo a estas zonas en basureros tóxicos.
81
lineal, especulativo, mecánico y está desarticulado de otras determinaciones
materiales e históricas.
En contraste con el balance colapsista, es muy probable que el desarrollo
tecnológico en el sector minero continúe agregando volúmenes minerales a las
reservas. Hasta ahora el desarrollo tecnológico capitalista ha demostrado una y
otra vez su terrible capacidad para explotar recursos y territorios antes
inimaginables, y así, “postergar” momentáneamente los límites materiales de una
voraz acumulación de capital que tiende al infinito. No obstante, nuestro planeta
y sus bienes naturales son finitos, no eternos.
La experiencia histórica nos ha enseñado que el capitalismo no sucumbirá de
muerte “natural”, su civilización material no colapsará por sí sola. Por lo tanto, si
bien es importante realizar un diagnóstico crítico de su funcionamiento estructural
y sus límites materiales, se vuelve fundamental ir más allá de él ya que el
capitalismo es un sistema que se reproduce en constante crisis y recomposición.
Prueba irrefutable de lo anterior es que hoy día el capital busca explotar las
inmensas riquezas minerales que habitan en las negruras oceánicas planetarias.
Planteado así, es evidente que el pico minero de las reservas terrestres no
representa un límite material fatal, absoluto y catastrófico para el insaciable
apetito del capital. Este último aún tiene, literalmente, un mar de posibilidades
para seguir reproduciéndose, este es justo el drama de nuestro tiempo.
2.7 FONDOS MARINOS: LA MAYOR RESERVA MINERAL PLANETARIA
Un elemento central que nutre la importancia geopolítica del territorio oceánico
es el hecho de que las reservas minerales marinas superan por mucho a las reservas
continentales. Debido a su enorme extensión territorial y a su dinamismo
geológico, el océano representa la mayor reserva de minerales a escala planetaria,
así como un gigantesco reservorio para la satisfacción de las innumerables
necesidades materiales del proceso de reproducción de capital a escala global.
A continuación, se presentan algunos datos de frontera científica que otorgan
sustento a esta idea, la cual es central para comprender la vigencia de la minería
82
submarina en el siglo XX, así como el avance territorial de la minería capitalista
hacia las abismales profundidades de los océanos de nuestro planeta.
En la década de 1990 Thiel et al. afirmaron que la cantidad de níquel, cobalto y
manganeso en depósitos marinos superaba por mucho a las reservas minerales en
yacimientos terrestres (1997, p. 10). En ese mismo año, Durrand-White dedujo que
el océano Pacífico contenía 57 veces más manganeso en comparación con las
reservas terrestres, 83 veces más níquel, 9 veces más cobre y 359 veces más
cobalto (1997).
Más recientemente, Sarudiansky ha señalado que los depósitos marinos albergan
el 96% de las reservas de cobalto, el 84% de las reservas níquel, el 79% de las
reservas de manganeso y el 35% de las reservas de cobre (2012, p. 4). Por su parte,
Recce afirma que el mar contiene 70 veces más minerales en comparación con las
tierras emergentes (2013, p. 1).
Se estima que en los fondos marinos existen aproximadamente 20 millones de ton
de oro (Nace, 2017). En realidad, el potencial oceánico es tan grande que la
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos ha estimado que una sola mina
submarina podría satisfacer hasta un ¼ de la demanda mundial anual de cobalto
(AIFM, 2008, p. 2). Este enorme potencial ha sido constatado por geólogos
japoneses, quienes estiman que tan sólo una área submarina de 2.3 km2 puede
contener suficientes volúmenes de elementos de tierras raras para sostener la
demanda mundial de estos minerales durante un año (Lodge, 2015, p. 73).
Con relación a los nódulos polimetálicos, se estima que las reservas marinas
representan 10 mil millones de ton con una ley promedio de aproximadamente 30%
de manganeso, 1.5% de níquel, 1.5% de cobre, 0.3% de cobalto y un menor grado
en diversos REE (Ibíd.). Otros científicos señalan que las reservas de nódulos
polimetálicos son casi ilimitadas, especialmente en áreas como la Zona de la
Fractura Clarion Clipperton (ZFCC) (Beaulieu, Graedel y Hannington, 2017, p. 655).
En realidad, el cálculo de Lodge resulta moderado pues el IFREMER estima que tan
sólo en la ZFCC existen 34 mil millones de ton de nódulos (2011, p. 14).
83
Respecto al cobalto, las reservas continentales globales representan alrededor de
13 millones de ton (Navarre y Lammens, 2017, p. 7). En contraste, se estima que
existen aproximadamente 50 millones de ton de cobalto en las costras de
ferromanganeso de la Zona de la Corteza Primaria del Pacífico (ZCPP) y 44 millones
de ton en los nódulos polimetálicos de la ZFCC (Ibíd.). Es decir, que sólo en la ZCPP
y la ZFCC existe 7 veces más cobalto que en tierras continentales.
Hein, Conrad y Staudigel corroboran esta estimación ya que calculan que las
concentraciones medias de cobalto en fondos marinos son entre 3 y 10 veces
mayores a las presentes en la corteza continental (2010, p. 186). Maribus gGmbH
va incluso más lejos ya que estima 1,000 millones de ton de cobalto contenidas en
nódulos polimetálicos y costras de ferromanganeso (2010, p. 151). Considérese que
las reservas mundiales de cobalto se estiman en 15 millones de ton y que la
extracción anual de cobalto es de aproximadamente 70 mil ton (Ibíd.).
En el caso de los sulfuros polimetálicos, Hannington et al. estiman una existencia
de 30 millones de ton de zinc y cobre en fondos marinos (2011, p. 1555). Singer es
menos optimista, él calcula sólo 18 millones de ton de zinc y cobre (2014, p. 71).
Ambas estimaciones son conservadoras en comparación con las estimaciones del
USGS. Esta institución calculó recientemente la posible existencia de 90 millones
de ton de zinc, cobre y plomo tan sólo en depósitos de sulfuros localizados en
territorios bajo jurisdicción estadounidense (Hannington y Petersen, 2016, p. 6).
A escala internacional, la ZFCC es la zona de mayor interés por parte de empresas
y gobiernos. Las estimaciones sobre la abundancia de nódulos de manganeso en
esta zona sugieren que, en caso de ser recuperables, podrían satisfacer la demanda
actual de manganeso, níquel, cobalto y cobre durante varias décadas (Beaulieu,
Graedel y Hannington, 2017, p. 556).
La Tabla 2.4 muestra que el volumen de manganeso en la ZFCC es superior a las
reservas y recursos globales continentales de manganeso y representa el 951% de
las reservas continentales de manganeso. Es decir, aproximadamente 10 veces más
que las reservas globales continentales. En cuanto al talio, la cantidad existente
en la ZFCC es 6 mil veces mayor en comparación con las reservas globales
84
continentales. Respecto al níquel, la ZFCC contiene el 182% de las reservas y
recursos continentales y el 342% de las reservas globales continentales. Es decir,
aproximadamente 3 veces más.
Tabla 2.4 Contenido metálico de los nódulos de manganeso (millones de ton).
Elemento ZFCC Reservas y recursos
globales continentales53 Reservas globales
continentales
Manganeso 5992 5200 630
Cobre 226 1000+ 690
Titanio 67 899 414
Óxidos de REE 15 150 110
Níquel 274 150 80
Vanadio 9.4 38 14
Molibdeno 12 19 10
Litio 2.8 14 13
Cobalto 44 13 7.5
Wolframio 1.3 6.3 3.1
Niobio 0.46 3 3
Arsénico 1.4 1.6 1
Torio 0.32 1.2 1.2
Bismuto 0.18 0.7 0.3
Itrio 2 0.5 0.5
Metales de Pt 0.003 0.08 0.07
Teluro 0.08 0.05 0.02
Talio 4.2 0.0007 0.0004
Fuente: elaboración a partir de datos en Hein y Koschinsky, 2014, p. 287.
Con relación al titanio, la ZFFC contiene el 7.4% de las reservas y recursos globales
continentales y el 16.1% de las reservas mundiales continentales. Respecto al
cobre, la ZFCC representa sólo el 22.6% de las reservas y recursos globales
continentales y el 32% de las reservas mundiales continentales. En cuanto a los
óxidos de REE, la ZFCC contiene el 10% de las reservas y recursos globales
continentales y el 13.6% de las reservas mundiales continentales. Y respecto al
cobalto, la ZFCC contiene el 338.4% de las reservas y recursos globales
continentales y el 586.6% de las reservas mundiales continentales. Para un análisis
detallado véase Tabla 2.4.
53 Las reservas son volúmenes probados y considerados viables económicamente según el estado
actual de la técnica, mientras los recursos son volúmenes aún identificados de manera confiable o aún no viables técnica y económicamente.
85
En su conjunto, los datos de la Tabla 2.4 demuestran cabalmente que los océanos
albergan mayores reservas minerales en comparación con las tierras continentales.
Estos datos nos brindan una idea más específica de la importancia del territorio
marino como principal reserva mineral a escala planetaria. Justo esta es la razón
por la cual empresas y estados han puesto su mirada en los fondos marinos.
Actualmente, el Banco Mundial reconoce que un atractivo importante de los
depósitos submarinos es su mayor grado de concentración mineral en comparación
con los depósitos continentales, hecho que se traduce en un mayor valor
económico por ton de mineral extraído (2016, p. 20). Este organismo estima que
una ton de mineral continental tiene un valor aproximado de entre 50 y 180
dólares, mientras una ton de sulfuros marinos tiene un valor aproximado entre 500
y 1,500 dólares (Ibíd.). Esto es, un valor 10 veces mayor.
2.8 YACIMIENTOS MINERALES MARINOS: EL ABISMO DE LO MARAVILLOSO
Los minerales marinos no se encuentran aislados, sino conglomerados en varios
tipos de mineralizaciones que recorren el fascinante relieve oceánico. Los
depósitos que son objeto de mayor interés son los nódulos polimetálicos, las
costras de ferromanganeso ricas en cobalto y los sulfuros polimetálicos. No
obstante, existen otros tipos de depósitos que no se encuentran necesariamente
en las negruras oceánicas. Tal es el caso de los yacimientos de placer, áridos,
arenas de hierro, fosfatos ricos en metales pesados y REE.
En la zona epipelágica (0-200 m) se localizan los depósitos de placer de diamante,
oro, estaño, titanio y zirconio; también existen arenas y gravas. Luego, en la zona
mesopelágica (200-1,000 m), ya perteneciente al mar profundo, existen fosfatos y
costras de ferromanganeso ricas en cobalto, manganeso y níquel. Después, en la
zona batipelágica (1,000-4,000 m), están los sulfuros polimetálicos ricos en cobre,
oro y zinc. Finalmente, en la zona abisopelágica (4,000-6,000 m), existen los
nódulos polimetálicos ricos en manganeso, níquel, cobre, cobalto y REE.
Con la finalidad de describir de manera más detallada las características de todos
los tipos de mineralización existentes en las profundidades oceánicas —y así no
86
interrumpir el orden lógico del presente capítulo— hemos decidido agregar dicha
descripción en los Anexos de la presente investigación. En ellos se pueden
encontrar sus principales características materiales, su ubicación oceánica, los
minerales contenidos, entre otros elementos. Por el momento, es suficiente con
distinguir los tres principales tipos de yacimientos oceánicos, su distribución
geográfica, así como sus principales diferencias. Véase Tabla 2.5 y Mapa 2.1.
Tabla 2.5 Características de los principales tipos de mineralizaciones.
Depósito Profundidad Zonas potenciales Minerales Volumen
Nódulos de manganeso
4,000-6,000
ZFCC, cuenca de Perú y de
Penrhyn, Indico central, Atlántico medio, Mar Negro y Báltico, costa de
Argentina, Islas Cook, Kiribati, Niue y Tuvalu
Manganeso, cobre, níquel, cobalto, litio, molibdeno, titanio, hierro, zinc, vanadio,
plomo, circonio, itrio, germanio, calcio, teluro, talio, silicio,
aluminio y REE
Depósitos de hasta miles de
km2; espesor
promedio 5-10 cm
Cortezas de ferromanganeso
1,000-3,000
Oeste del Pacífico, Pacifico ecuatorial, países
insulares del Pacífico y
Atlántico medio
Manganeso, hierro, cobalto, níquel, platino, telurio, cobre,
molibdeno, zirconio, titanio, bismuto, plomo, wolframio, talio, vanadio, fósforo y
REE
Hasta varios km2; <0.3 m de espesor
Sulfuros polimetálicos
1,000-4,000
Cordillera del Pacífico central,
cuenca del Pacífico
suroriental-nororiental,
océano Índico y Atlántico, riff
Galápagos, cordillera Juan de Fuca, Mar Rojo y países insulares
del Pacífico
Oro, plata, cadmio,
manganeso, zinc, cobre, platino, plomo, selenio,
bismuto, telurio, níquel, cobalto, indio, germanio, arsénico, silicio,
aluminio, molibdeno,
antimonio, bario, calcio y REE
Hasta
varios km2; hasta
decenas de metros de espesor
Fuente: elaboración a partir de datos en Cuyvers et al., 2018; Seib, 2016; Müller, 2015.
87
En cuanto a su distribución geográfica, en el Mapa 2.1 se pueden observar a detalle
las principales zonas mineralizadas a nivel global dependiendo del tipo de mineral.
Es muy importante hacer la distinción entre los yacimientos que están dentro de
la ZEE y los que están en mar internacional. El Mapa 2.1 muestra que si bien los
minerales están distribuidos por todo el océano, la zona donde se concentran los
mayores depósitos planetarios es la región del Pacífico Central, específicamente
en el Cinturón de Fuego.
88
Mapa 2.1 Distribución territorial global de los principales depósitos minerales.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et al., 2016; Coutansais,
2015; Hannington et al., 2011; Rona, 2008; AIFM, 2004; McKelvey, 1986.
89
2.9 TÉCNICAS DE MINERÍA SUBMARINA: EL PORTENTO DEL CAPITAL EN EL MAR
No existe un proceso técnico homogéneo y único, todo lo contrario, los procesos
técnicos varían de un proyecto a otro dependiendo de las características del
depósito. Grosso modo existen tres tipos de tecnologías: las orientadas a la
explotación de agregados, las dirigidas a la explotación de estaño, fosfato, arenas
de hierro y diamantes y las orientadas a la explotación de nódulos de manganeso,
cortezas de ferromanganeso, sulfuros polimetálicos y REE.
Hasta el momento, el único tipo de minería submarina que se practica a escala
comercial es aquel que se realiza en aguas poco profundas, generalmente a menos
de 500 m. Este es el caso de los diamantes, los fosfatos y las arenas de hierro.
Empero, hoy en día numerosos capitales libran una inédita batalla tecnológica por
ampliar la frontera extractiva y conquistar las profundidades oceánicas.
Pero esto no es sencillo. Al contrario, la explotación de los yacimientos marinos
representa un desafío colosal debido a las condiciones extremas de los fondos
oceánicos. Los desafíos técnicos incluyen el diseño de maquinaria para excavar,
recolectar, triturar y elevar minerales desde profundidades que van desde los 500
m hasta los 6,000 m. Estas máquinas deben superar condiciones físicas extremas
como oscuridad total, una presión hidrostática 500 veces mayor a la atmosférica y
temperaturas extremas que van desde los 2 °C (en el fondo oceánico) hasta los
400 °C (en los respiraderos hidrotermales) (Rademaekers et al., 2015, p. 36).
Las máquinas deben desenvolverse en un ambiente donde cada cm2 es aplastado
por ½ ton de agua (IFREMER, 2011, p. 23) y en el que las altas temperaturas —en
el caso de los depósitos hidrotermales— destruirían fácilmente la coraza metálica
de las máquinas. Como se aprecia, las condiciones en las que debe desarrollarse
la minería submarina son considerablemente más complejas en comparación con
las condiciones en las que opera la minería continental. Justamente para enfrentar
este cúmulo de desafíos se están diseñando métodos técnicos de vanguardia.
La minería submarina es una industria revolucionaria cuyo desarrollo se ha nutrido
de los avances que se han experimentado durante varias décadas en diversas
90
tecnologías oceánicas como lo son el dragado, el tendido de cables submarinos, el
transporte marítimo, la industria militar y la industria petrolera. De hecho, varias
empresas que pertenecen a estos sectores industriales están desarrollando
tecnologías de oceanominería. Este es el caso de Boskalis, Royal IHC, Naval Group,
General Electric, KIOST, JOGMEC, Petrobras, Technip y un largo etcétera.
No obstante, la minería submarina de grandes profundidades submarinas sigue sin
desarrollarse a escala comercial. Numerosos desafíos han sido superados por la
industria de los hidrocarburos, incluso las máquinas para recuperar nódulos y
sulfuros ya se han construido, sin embargo, aún no se ha probado ningún sistema
completo (Hannington y Petersen, 2016, p. 4).
Frente a esta situación, los nuevos “piratas” buscan alcanzar la madurez técnica
de un sistema completo de minería submarina que sea capaz de explotar hasta el
último rincón oceánico. Entre los resultados destaca la fabricación de sofisticados
sistemas de recolección, extracción, dragado, tratamiento metalúrgico, robots
submarinos, buques de producción y tecnologías de transporte. Pero a pesar del
impresionante desarrollo técnico, todo indica que para que la minería submarina
de grandes profundidades submarinas devenga una actividad comercial se
requerirán al menos 10 años.
Por cuestión de extensión no es posible explicar a detalle el proceso técnico de la
minería submarina. Dicha explicación se puede encontrar en el Anexo. Por ahora
es suficiente con mostrar la complejidad técnico-financiera que implica. En la
Tabla 2.6 se enlistan los capitales implicados en el desarrollo de la maquinaría de
Nautilus Minerals, compañía que detenta el liderazgo tecnológico a nivel global en
la explotación de sulfuros polimetálicos.
Tabla 2.6 Empresas implicadas en el desarrollo del sistema técnico de Nautilus Minerals.
Componente técnico Empresa Origen
Tambor de corte Sandvik Australia
Máquinas oruga Caterpillar Estados Unidos
Bombas de dragado Damen Holanda
Equipo hidráulico Bosch Rexroth Alemania
Mangueras flexibles para máquinas ContiTech AG Alemania
Bombas de lodo y de elevación GE Oil and Gas Estados Unidos
91
Tabla 2.6 Empresas implicadas en el desarrollo del sistema técnico de Nautilus Minerals
(continuación).
Componente técnico Empresa Origen
Elevador General Marine Contractors ----
Soporte de producción Marine Assets Corporation Dubai
Buques de producción Fujian Mawei Shipbuilding China
Motores y propulsores Rolls Royce Marine Noruega
Equipo de manejo de carga Bedeschi SPS Italia
Grúas sobre cubierta de barcos MacGregor Noruega
Sistema eléctrico Siemens Alemania
Sistema de control integrado Kongsberg Maritime Noruega
Fuente: elaboración a partir de datos en Nautilus Minerals, 2019.
Pero además de capitales industriales, el desarrollo tecnológico de Nautilus —como
cualquier otro proyecto minero submarino— requiere de la constante financiación
por parte de capitales financieros. Un ejemplo de esto es que en 2013 instituciones
financieras otorgaron préstamos o bonos a MB Holding, Metalloinvest (las dos
principales accionistas de Nautilus) y a sus subsidiarias. En la Tabla 2.7 se aprecian
los principales bancos que financiaron el desarrollo tecnológico de Nautilus en
2013. Es posible notar que en ese año Nautilus recibió 6,253 millones de dólares.
Tabla 2.7 Empresas financiadoras de Nautilus Minerals o de sus subsidiarias, 2013.
Banco Nación Millones de dólares
ABN AMRO Países Bajos 45
Alfa Bank Rusia 33
BNP Paribas Francia 146
BPCE Group Francia 29
Bank Otkritie Rusia 33
Bank of America Estados Unidos 175
Bank of China China 134
Bank of Tokyo Mitsubishi UFJ Japón 1
China Construction Bank China 61
Commerzbank AG Alemania 29
Credit Suisse Group Suiza 392
Crédit Agricole Francia 445
Deutsche Bank Alemania 348
Gazprom Bank Rusia 340
HSBC Reino Unido 99
ING Group Países Bajos 1,084
ICBC China 61
Itesa Sanpaolo Italia 21
Nordea Suecia 61
92
Tabla 2.7 Empresas financiadoras de Nautilus Minerals o de sus subsidiarias, 2013
(continuación).
Banco Nación Millones de dólares
Rabobank Países Bajos 29
Raiffeisen Zentralbank Austria AG Austria 29
Sberbank Rusia 458
Société Générale Francia 887
Standard Chartered Reino Unido 76
Sumimoto Mitsui Banking Corporation Japón 48
UniCredit Group Italia 700
Vneshtorgbank Rusia 456
Vnesheconombank Rusia 33
Fuente: elaboración a partir de datos en BankTrack, 2019.
Las principales naciones que poseen el monopolio tanto de las tecnologías como
de las capacidades de financiamiento de la minería submarina son Estados Unidos,
Alemania, Canadá, Rusia, Francia, Japón, Reino Unido, Países Bajos, Noruega,
Australia, China y Corea del Sur. En su conjunto, estas naciones cuentan con
numerosas compañías privadas y públicas que impulsan programas de investigación
y desarrollo tecnológico orientados a la explotación de los depósitos marinos.
Muchas de estas compañías tienen vínculos directos con los aparatos de seguridad
y defensa nacional-militar de sus respectivas naciones.
Sólo las naciones industriales tienen las capacidades técnico-financieras para
impulsar la explotación de los fondos marinos pues esta empresa requiere de la
disposición y el desarrollo de tecnologías de punta. Considérese que tan sólo para
pagar los gastos de un crucero de exploración se requieren entre 50 mil y 100 mil
euros por día (Rademaekers et al., 2015, p. 7).54 Obviamente cubrir estos gastos
resulta imposible para las naciones periféricas, quienes además de esto tendrían
que realizar grandes inversiones en infraestructuras, regulaciones, estudios
ambientales y mano de obra calificada.
Es claro que las tecnologías son desarrolladas exclusivamente por grandes
compañías dedicadas a la fabricación de bienes de capital y máquinas-
54 La mayor parte de las campañas de exploración necesitan un presupuesto de entre 50 y 200
millones de dólares (Rademaekers et al., 2015, p. 7).
93
herramienta, y que todas estas empresas están ligadas a naciones industriales o
emergentes. A estas alturas, es evidente que las naciones industriales son las
únicas que han desarrollado las capacidades técnico-productivas para intervenir
territorialmente en los océanos globales.
En contraste, las naciones periféricas no han desarrollado capacidades técnico-
productivas autónomas orientadas a la explotación soberana de los mares. Esta
situación profundiza la dependencia tecnológica y la desigualdad en el intercambio
comercial respecto a las naciones industriales. Mientras estas últimas poseen las
capacidades técnico-financieras para intervenir en los territorios marinos, las
naciones periféricas sólo agudizan la dependencia económica de sus aparatos
productivos a través de la imposición de esquemas extractivos con escaso o nulo
desarrollo soberano.
Es evidente que, en caso de llevarse a cabo explotaciones mineras en el territorio
marino de las naciones periféricas, estas se llevarán a cabo con tecnologías
importadas desde las naciones industriales. Todo esto podrá ser favorecido por la
enorme vigencia del extractivismo, el cual se aboca a la extracción masiva de
recursos naturales y commodities sin procesamientos industriales significativos y
además con graves consecuencias socioambientales.
2.10 EMPRESAS Y NACIONES INDUSTRIALES: LOS NUEVOS PIRATAS
IMPERIALISTAS
Ante un escenario global de crisis económica, la UE ha colocado a la oceanominería
dentro de los cinco sectores estratégicos para estimular el crecimiento económico
y la economía azul. Para la UE, la oceanominería —al igual que la energía azul, la
acuacultura, el turismo marino y la biotecnología azul—, puede fungir como un
campo de absorción de capital y por ende de generación de enormes ganancias.
Este sector es estratégico para la UE debido a que es una fuente alternativa de
abasto mineral frente a la aguda dependencia de las importaciones de minerales
críticos. Al respecto, cabe recordar que aproximadamente el 90% de los minerales
utilizados por la industria europea es importado (Navarre y Lammens, 2017, p. 3).
94
Frente a esta realidad, la UE impulsa decididamente la minería submarina para
reducir la dependencia de las potencias europeas respecto a las importaciones
minerales provenientes de China, África y América Latina. La UE estima que para
2020, el 5% de los minerales extraídos a escala global (incluidos el cobalto, el cobre
y el zinc) podrían provenir de los fondos marinos y que este porcentaje podría
aumentar hasta un 10% para 2030 (Comisión Europea, 2012, p. 10). Espera que el
volumen anual global de negocios de la oceanominería llegue a 5 mil millones de
euros en los próximos 10 años y hasta 10 mil millones de euros para 2030 (Ibíd.).
Las estrategias que está desplegando son múltiples. Una muy importante es
financiar a naciones con atractivos yacimientos para que elaboren marcos jurídicos
ad hoc a la explotación de los minerales ubicados en sus respectivas ZEE’s. Un
ejemplo son las naciones insulares del Pacífico, naciones que han sido financiadas
por la UE con 4.4 millones de euros para que elaboren marcos jurídicos que
permitan la explotación de sus depósitos minerales (Müller, 2015, p. 7). Otra
estrategia es el financiamiento de un amplio conjunto de proyectos encaminados
a mejorar el conocimiento de las profundidades oceánicas y a desarrollar sistemas
técnicos completos que hagan de la oceanominería un negocio rentable y masivo.
Entre ellos destacan Hermes, Hermione, VAMOS, UNEXIM, DeepFishman, ROBUST,
CoralFish, Mining Blue, Blue Nodules, MIDAS, Deep Sea Minerals Project, etcétera.
La ambición de la industria europea fue confirmada en 2013 por la Comisión
Innovación 2030 presidida por A. Lauvergeon, quién consideró que los metales
existentes en el fondo marino son una de las siete ambiciones identificadas como
estratégicas para la UE (Gouvernement Français, 2015, p. 3). En el caso específico
de Francia, el IFREMER ha incluido la explotación de los minerales oceánicos como
una de las diez áreas prioritarias de su Plan Estratégico para 2020. Así de
importante es el tema de la minería submarina para los “piratas” europeos.
Francia es una potencia consolidada con relación a la minería submarina ya que
tiene grandes capacidades de investigación, una industria marítima densa y
diversificada que es reconocida a nivel mundial y un gobierno que está apoyando
la emergencia de un importante sector industrial comparable al sector nuclear o
95
aeronáutico (Vallat, 2017, 71). Además, Francia tiene derechos soberanos sobre
vastas áreas oceánicas. El gobierno francés estima que el potencial de Francia
respecto a minerales marinos es significativo ya que tiene el control de casi 11
millones de km2 de plataforma continental (Gouvernement Français, 2015, p. 5).
En la actualidad, esta nación está realizando campañas de exploración por diversas
partes del océano global, entre ellas la ZFCC. En su conjunto, dichas campañas
han confirmado el papel de Francia como nación industrial pionera en minería
submarina y su necesidad de avanzar hacia su independencia en el suministro
mineral, posibilidad que abren por primera vez los territorios oceánicos.
Para lograr este objetivo, Francia ha desplegado una estrategia que busca
desarrollar un sector industrial de vanguardia, apoyar el fortalecimiento de una
empresa estatal, definir los pagos fiscales para proyectos en territorios marinos
bajo jurisdicción nacional/internacional y definir con las autoridades respectivas
un marco jurídico para la minería submarina (Ibíd., p. 1).
Alemania es otra potencia con un interés estratégico en la minería submarina, ya
que al igual que varias naciones europeas, es una nación que depende 100% de las
importaciones de diversos minerales (MISEREOR, 2017, p. 1). Como se explicó en
el capítulo previo, el hierro, el cobre, el níquel, el cobalto, el litio, el molibdeno,
el platino y muchos otros metales, se han vuelto indispensables para la industria
manufacturera alemana, especialmente para su industria automotriz. Esta es la
razón por la que automotrices alemanas como BMWi (empresa dedicada a fabricar
automóviles eléctricos e híbridos) sean unas de las principales empresas que
impulsan proyectos de oceanominería.
Frente a su aguda dependencia mineral, el gobierno alemán y muchos capitales
teutones están impulsando varios proyectos de investigación dirigidos a hacer
realidad la extracción de minerales marinos. Uno muy importante es Deep-Sea
Mining Alliance, proyecto fundado en 2014 que busca implementar proyectos
científicos, tecnológicos y comerciales de minería submarina.
96
Al igual que los capitales franceses, la industria alemana tiene una gran
experiencia en la fabricación de máquinas submarinas, tecnologías de transporte
marítimo y construcción naval. No es fortuito que Nautilus Minerals haya otorgado
un premio a Siemens por la entrega de la totalidad de la instalación eléctrica del
buque que se pretende utilizar en la explotación de los sulfuros polimetálicos en
PNG. Además, al igual que otras potencias europeas, Alemania ya cuenta con
concesiones internacionales para la exploración de minerales marinos.
Los Países Bajos no se quedan atrás. También están bien posicionados frente al
desarrollo de la minería submarina ya que cuentan con una potente industria en el
sector de diseño y construcción de tecnologías marítimas. Este es el caso de Royal
IHC, líder mundial con una vasta experiencia en la fabricación de embarcaciones
y equipos de dragado, minería costera/submarina y explotación de hidrocarburos.
La industria holandesa ha realizado grandes inversiones en el sector de dragado,
minería e hidrocarburos durante varios años y actualmente despliega un programa
de desarrollo tecnológico orientado a la minería submarina. De hecho, ha
desarrollado sistemas mineros para operar a profundidades de hasta 5,000 m.
También ha fabricado instalaciones eléctricas y de control. Todo esto ha sido
facilitado por su vasta experiencia en el desarrollo de sistemas de orugas de control
remoto, mismos que se utilizan en la explotación de diamantes en Namibia.
Para el Reino Unido, la minería submarina también representa un negocio vital y
además rentable. El Primer Ministro del Reino Unido declaró en marzo de 2013 que
la minería submarina podría significar un valor de 40 mil millones de libras
esterlinas para el Reino Unido tan sólo en los próximos 30 años (The Guardian,
2013). Por su parte, Wentworth calcula que la minería submarina podría involucrar
una cadena de suministro de hasta 100 compañías británicas (2015, p. 1).
China es otra de las naciones más importantes respecto al frenesí de la emergente
industria minera submarina. La estrategia china es de gran alcance y abarca la
exploración/explotación de minerales tanto en mares nacionales como
internacionales (Page, 2018, p. 3). Ha ido más lejos de la importación y copia de
tecnología extranjera y ha pasado a la fabricación de tecnología submarina
97
nacional muy sofisticada, incluyendo máquinas robotizadas y sumergibles
tripulados (Ibíd.). En la actualidad, se puede decir que China ya cuenta con una
industria nacional de minería submarina consolidada.
El frenesí tecnológico chino se alimenta del hecho de que China es no sólo la
segunda mayor economía global, sino también el mayor productor y consumidor de
minerales del planeta entero.55 Resulta obvio que sus procesos de acumulación de
capital demandan enormes volúmenes de energía, materias primas y minerales.
Por tales motivos, los intereses chinos se concentran en el control del Pacífico,
océano que alberga las reservas minerales más grandes del planeta.
Al igual que la UE, los intereses geopolíticos de China en el Pacífico han llevado al
think tank chino a implementar estrategias dirigidas a desarrollar marcos jurídicos
para permitir el desarrollo de la minería submarina en naciones insulares del
Pacífico (University of the South Pacific, 2017). A 2018 China ha completado 39
expediciones oceánicas (Page, 2018, p. 5). Uno de los proyectos estratégicos para
China es Solwara 1 en PNG, proyecto en el cual se ha involucrado mediante la
participación de tres empresas de propiedad estatal.
Tabla 2.8 Principales naciones impulsoras de la minería submarina, 2020.
Nación Número de empresas e
instituciones Nación
Número de empresas e
instituciones
Alemania 28 Kiribati 1
Arabia Saudita 1 México 2
Australia 6 Namibia/Omán 1
Bélgica 4 Noruega 10
Brasil 2 Nueva Zelanda 1
Canadá 12 Omán 2
China 12 Organización Internacional
1
Corea del Sur 7 Países Bajos 17
Corea del Sur/Japón 1 Papúa Nueva
Guinea 1
Dubái 1 Polonia 2
España 1 Portugal 1
Estados Unidos 16 Reino Unido 17
55 El frenesí chino llevó a esta nación a abrir en 2016 su primer instituto dedicado a la investigación
de los fondos marinos: el Instituto de Ciencia e Ingeniería de Aguas Profundas (Page, 2018, p. 5).
98
Tabla 2.8 Principales naciones impulsoras de la minería submarina, 2020 (continuación).
Nación Número de empresas e
instituciones Nación
Número de empresas e
instituciones
Francia 23 Rusia 4
Italia 1
Rusia, República Checa, Bulgaria, Cuba, Polonia y
Eslovaquia
1
India 3 Singapur 3
Islas Cook 1 Sudáfrica 3
Japón 8 Turquía 2
Fuente: elaboración a partir de datos en Reckordt, 2018; Cuyvers et al., 2018; FMC y
DSMA, 2017; Banco Mundial, 2016; Müller, 2015; Bannon y O’Neil, s. f.
En la Tabla 2.8 se muestra el número de empresas e instituciones de las principales
naciones que impulsan la minería a escala mundial. La tabla completa con los
nombres de las empresas e instituciones se puede consultar en el Anexo. Por el
momento basta con mencionar que las naciones con más empresas e instituciones
involucradas en la oceanominería son Alemania (28), Francia (23), Países Bajos,
Reino Unido y Estados Unidos, justo las naciones imperialistas con mayor
dependencia de las importaciones de minerales.
Resumiendo, en contraste de potencias industriales como China y Rusia, Estados
Unidos, Japón y las naciones europeas son profundamente vulnerables y
dependientes respecto al abasto externo de una amplia gama de minerales. Es
precisamente a causa de esta aguda dependencia que dichas naciones despliegan
en la actualidad una serie de estrategias imperialistas dirigidas al acceso y control
de la mayor fuente de minerales a escala planetaria: el océano global. Las
estrategias son diversas, van desde el impulso de regulaciones jurídicas favorables
a sus intereses, hasta el control de los principales territorios oceánicos
mineralizados, pasando por el intervencionismo militar y el intenso desarrollo
tecnocientífico.
En este último caso, las naciones industriales están librando una verdadera carrera
por desarrollar y monopolizar las tecnologías más sofisticadas para intervenir en
los territorios marinos más estratégicos a nivel mundial y así acceder de manera
99
privilegiada a la mayor reserva mineral planetaria. El desarrollo tecnológico se ha
convertido en una necesidad vital, no sólo en términos de los procesos de
acumulación de capital, sino incluso en términos de hegemonía política.
En esta disputa intercapitalista las empresas son respaldadas e impulsadas jurídica
y económicamente por sus respectivos estados. Estos últimos nunca abandonan la
economía, al contrario, son los propios estados quienes posicionan
estratégicamente a sus capitales ya que tienen claro que en el acceso a dichos
territorios se juega parte de la base material de su soberanía, incluso de su
hegemonía. En su afán imperialista por acceder a los yacimientos minerales más
estratégicos han desplegado toda su maquinaria técnica, jurídica, financiera e
incluso militar.
Ante tal situación, es evidente que la importancia geopolítica y geoeconómica del
mar aumentará cada vez más. De hecho, se puede sostener que el siglo XXI será el
“siglo del mar” y que este último se convertirá progresivamente en el centro de la
arena geopolítica global. En consecuencia, los conflictos territoriales oceánicos se
agudizarán y multiplicarán por toda la geografía marina, tal como comienza a
suceder con los proyectos de minería submarina en la región latinoamericana.
Al respecto, llegó el momento de cuestionarse, ¿cuál es la situación particular de
la minería submarina en América Latina, específicamente en México, Chile y Perú?,
¿cuáles son las zonas marinas latinoamericanas más estratégicas?, ¿qué empresas
y estados están detrás del impulso de minas submarinas?, ¿cuál es la estrategia
particular de apropiación material de los minerales marinos latinoamericanos? A
continuación se presenta una breve radiografía territorial de las principales zonas
mineralizadas y de los principales proyectos de minería submarina a escala global,
regional y nacional. Naturalmente, se prioriza la región latinoamericana, y dentro
de ella, México, Chile y Perú.
100
CAPÍTULO III
LA MINERÍA SUBMARINA EN AMÉRICA LATINA: RADIOGRAFÍA TERRITORIAL DE
UN NUEVO AGRAVIO
101
No son nuevos continentes
lo que necesita el mundo,
sino nuevos hombres.
JULES VERNE, 1869.
102
3.1 INTRODUCCIÓN
Una vez analizadas las determinaciones generales que hacen de la minería
submarina un proceso vigente a escala global, ahora es momento de estudiar la
concreción territorial del proceso de apropiación técnico-material de los minerales
marinos en América Latina, específicamente en México, Chile y Perú, nuestros tres
casos de estudio. Para lograr este objetivo, en el presente capítulo se realiza una
radiografía territorial de los principales proyectos de minería submarina,
comenzando por la escala mundial, siguiendo con la escala regional y finalizando
con la escala local.
El capítulo se divide en tres momentos. En el primero se hace un breve recuento
de los principales proyectos de minería submarina en aguas internacionales a
escala global. En el segundo se realiza un esbozo territorial de las principales áreas
marinas mineralizadas en los mares bajo jurisdicción de las naciones
latinoamericanas. Finalmente, en el tercer momento se realiza una radiografía
territorial de los proyectos de minería submarina en México, Chile y Perú, los casos
nacionales más significativos en América Latina.56
En su conjunto, el capítulo busca brindar elementos para la comprensión de los
principales rasgos del avance territorial de la minería submarina en los mares
latinoamericanos bajo jurisdicción nacional —especialmente en México, Chile y
Perú— durante el periodo neoliberal. Asimismo, pretende examinar la manera
específica en la que se expresan en los mares latinoamericanos las
determinaciones generales antes estudiadas, así como la complejidad de estos
proyectos en un nivel más concreto, donde la minería submarina aparece como
síntesis de múltiples determinaciones.
56 Los proyectos de minería submarina más estratégicos y paradigmáticos en América Latina se
localizan en México, Chile, Perú y Brasil. Con el objetivo de profundizar el análisis de nuestros casos de estudio, el caso brasileño se ha excluido del presente capítulo. No obstante, en el Anexo se incluye un breve análisis de los principales proyectos de minería submarina en Brasil. Estamos convencidos que el estudio del caso brasileño puede nutrir la comprensión del avance territorial de la minería submarina en América Latina ya que es un caso con distintas características en comparación con el caso mexicano, chileno y peruano.
103
De esta manera se concluye el análisis del proceso de apropiación técnico-material
para posteriormente pasar al siguiente capítulo donde se estudiará el proceso de
apropiación jurídica de la riqueza minera oceánica.
3.2 PROYECTOS DE MINERÍA SUBMARINA: UN BREVE RECUENTO GLOBAL
La plataforma continental y el fondo marino del Océano Pacífico, Atlántico e Índico
conforman un enorme mosaico territorial tapizado por un sinfín de diversos tipos
de minerales. Estos tres océanos son los más estratégicos respecto al desarrollo de
la minería submarina, porque además de ser los océanos más extensos y
mineralizados, son los de mejor acceso técnico ya que no están cubiertos por masas
de hielo glaciar como en el caso del Ártico y Antártico.
Precisamente en estos tres océanos se concentra el interés de diversos capitales
por desarrollar proyectos de explotación minera. De manera más específica, los
territorios con mayor interés son la ZFCC, el Pacífico Occidental, el Atlántico Medio
y el Índico Central. No obstante, entre estos últimos territorios destaca el Pacífico,
el cual es el océano más estratégico, no sólo por ser el océano más grande y
mineralizado, sino porque justo en este océano se concentran los proyectos más
importantes a nivel global. Lo que suceda en este océano durante la primera mitad
del siglo XXI será decisivo para los demás territorios marinos.
Las tres áreas más estratégicas dentro de este océano son el Pacífico Occidental,
Central y Oriental, es decir, prácticamente la totalidad del territorio pacífico. En
el caso del Pacífico Occidental, la zona más relevante es la franja marina que va
de Japón hasta Australia. Respecto al Pacífico Central, es la ZFCC. Y con relación
al Pacífico Oriental, es la franja oceánica que va de Alaska hasta Chile.
En el caso particular del Pacífico Central, su importancia radica fundamentalmente
en los yacimientos de nódulos polimetálicos. Como se explicó en el capítulo
anterior, en la ZFCC se encuentran los yacimientos más estratégicos a nivel
mundial. No es fortuito que 16 de los 18 contratos otorgados por la AIFM para
exploración de nódulos polimetálicos se localicen exactamente en esta área. En
términos cuantitativos, mientras las demás áreas del Pacífico representan sólo el
104
16% de todos los proyectos exploratorios en aguas internacionales concesionados
por la AIFM a 2020, en la ZFCC se concentra el 53%. Sumados los porcentajes
anteriores, es evidente que el Pacífico alberga el 70% de los proyectos
exploratorios en territorios bajo jurisdicción internacional.
Sin embargo, las concesiones en el Pacífico no se restringen a territorios bajo
jurisdicción internacional. Como se muestra en la Tabla 3.1, en territorios bajo
jurisdicción nacional también existen importantes proyectos de minería
submarina, sólo que, a diferencia de la ZFCC, se orientan principalmente a la
exploración/explotación de una mayor diversidad de depósitos. Entre ellos
yacimientos de sulfuros polimetálicos, cortezas de ferromanganeso ricas en
cobalto, arenas de hierro, fosfatos, yacimientos de placer, entre otros.
En la Tabla 3.1 es posible identificar los proyectos de minería submarina existentes
a enero de 2020, distinguiendo compañía contratista, origen de la compañía,
ubicación del proyecto, tipo de mineral, tipo de territorio y estatus del proyecto.
Como se aprecia, muchas de las concesiones han sido suspendidas o simplemente
han expirado. Esto no quiere decir que ya no sean de interés, sino que los proyectos
han sido pospuestos a causa de diversas razones financieras, técnicas o jurídicas.
Tabla 3.1 Proyectos de minería submarina por región, 2020.
Contratista Nación Ubicación Territorio Estatus
Cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto
JOGMEC Japón Pacífico
Occidental International Vigente
COMRA China Pacífico
Occidental Internacional Vigente
Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Rusia
Rusia Pacífico Suroeste
Internacional Vigente
CPRM Brasil Atlántico Sur Internacional Vigente
Gobierno de la República de Corea
Corea del Sur Pacífico
Occidental Internacional Vigente
JOGMEC Japón Pacífico
Occidental Nacional Vigente
Nódulos polimetálicos
COMRA China ZFCC Internacional Vencido
OMCO Estados Unidos ZFCC International Suspendido
OMCO Estados unidos ZFCC International Suspendido
105
Tabla 3.1 Proyectos de minería submarina por región, 2020 (continuación).
Contratista Nación Ubicación Territorio Estatus
OMS Singapur ZFCC Internacional Vigente
UK SRL Reino Unido ZFCC Internacional Vigente
GSR Bélgica ZFCC Internacional Vigente
Marawa Research and Exploration
Kiribati ZFCC Internacional Vigente
Tonga Offshore Mining Tonga ZFCC Internacional Vigente
NORI Nauru ZFCC Internacional Vigente
BGR Alemania ZFCC Internacional Vigente
IFREMER Francia ZFCC Internacional Vencido
IOM
Bulgaria, Cuba, Rusia,
Polonia, República Checa y
Eslovaquia
ZFCC Internacional Vencido
DORD Japón ZFCC Internacional Vencido
Gobierno de la República de Corea
Corea del Sur ZFCC Internacional Vencido
YUZHMORGEOLOGIYA Rusia ZFCC Internacional Vencido
Gobierno Indio India Índico Central Internacional Vencido
UK SRL Reino Unido ZFCC Internacional Vigente
CIIC Islas Cook ZFCC Internacional Vigente
CMC China ZFCC Internacional Vigente
Beijin Pioneer Hi-Tech Development Corporation
China Pacífico
Occidental Internacional Vigente
Sulfuros polimetálicos
COMRA China Índico
Suroeste Internacional Vigente
Gobierno de la Federación Rusa
Rusia Atlántico
Medio Internacional Vigente
Gobierno de la República de Corea
Corea del Sur Índico Central Internacional Vigente
IFREMER Francia Atlántico
Medio Internacional Vigente
Gobierno Indio India Índico Central Internacional Vigente
BGR Alemania Índico Central Internacional Vigente
Gobierno de la República de Polonia
Polonia Atlántico
Medio Internacional Vigente
Nautilus Minerals Canadá Mar de
Bismarck (PNG)
Nacional Vigente
Nautilus Minerals Canadá Mar Salomón y Arco Nueva Irlanda (PNG)
Nacional Sin dato
Nautilus Minerals Canadá Tonga Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Tonga Nacional Sin dato
106
Tabla 3.1 Proyectos de minería submarina por región, 2020 (continuación).
Contratista Nación Ubicación Territorio Estatus
KORDI Corea del Sur Tonga Nacional Vigente
Nautilus Minerals Estados Unidos Fiji Nacional Sin dato
KORDI Corea del Sur Fiji Nacional Vigente
Neptune Minerals Estados Unidos Fiji Nacional Sin dato
Nautilus Minerals Canadá Islas Salomón Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Islas Salomón Nacional Sin dato
Nautilus Minerals Canadá Vanuatu Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Vanuatu Nacional Sin dato
Diamond Fields International
Canadá Mar Rojo Nacional Suspendido
Neptune Minerals Estados Unidos Valle de Okinawa (Japón)
Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Arco Tzu-
Bonin (Japón) Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos PNG Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Kermadec
(Nueva Zelanda)
Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Monowal (Nueva
Zelanda) Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Colville (Nueva
Zelanda) Nacional Sin dato
Neptune Minerals Estados Unidos Micronesia Nacional Sin dato
Bluewater Metals Islas Salomón Islas Salomón Nacional Sin dato
JOGMEC Japón Islas Okinawa Nacional Sin dato
IFREMER Francia Wallis y Futuna
Nacional Suspendido
Arenas de hierro
Trans-Tasman Resources Nueva Zelanda Isla Norte (Nueva
Zelanda) Nacional Vencido
Trans-Tasman Resources Nueva Zelanda Isla Norte (Nueva
Zelanda) Nacional Vencido
Trans-Tasman Resources Nueva Zelanda
Plataforma continental
(Nueva Zelanda)
Nacional Vencido
Fortescue Metals Group Australia Australia Nacional Sin dato
Depósitos de fosforita
Chatham Rock Phosphate
Nueva Zelanda Chatham Rise
(Nueva Zelanda)
Nacional Suspendido
107
Tabla 3.1 Proyectos de minería submarina por región, 2020 (continuación).
Contratista Nación Ubicación Territorio Estatus
Exploraciones Oceánicas México-
Estados Unidos México Nacional Suspendido
Green Flash Trading Sudáfrica Sudáfrica Nacional Vigente
Green Flash Trading Sudáfrica Sudáfrica Nacional Vigente
Diamond Fields Phosphate
Sudáfrica Sudáfrica Nacional Sin dato
Namibian Marine Phosphate
Namibia Namibia Nacional Sin dato
Minemakers Ltd Australia Namibia Nacional Sin dato
LLM Phosphates S/D Namibia Nacional Sin dato
Depósitos de manganeso
Northern Manganese Australia Australia Nacional Suspendido
Northern Manganese Australia Australia Nacional Suspendido
Depósitos de diamantes
Diamond Fields International
Canadá Namibia Nacional Vigente
Depósitos de estaño
PT Timah TBK Indonesia Indonesia Nacional Vigente
Otros minerales
Geomar Chile Chile Nacional Vencido
Southern Cross Mining Corporation
S/D Chile Nacional Vencido
Minera Mares Australes Chile Chile Nacional Vencido
CPRM Brasil Brasil Nacional Vigente
INGEMAR I y II Perú Perú Nacional Vigente
Fuente: elaboración propia.
En la Tabla anterior se observa que las concesiones en mares internacionales están
dirigidas principalmente a nódulos polimetálicos y en seguida a sulfuros
polimetálicos. En el caso de las concesiones en mares nacionales, estas están
orientadas principalmente a sulfuros, depósitos de fosforitas, hierro, estaño,
manganeso y diamantes. Es posible apreciar que las empresas privadas se interesan
más por yacimientos de sulfuros, hierro, estaño, manganeso y diamantes, mientras
las empresas estatales optan por yacimientos de nódulos.
Hasta el momento, no existe ninguna concesión de explotación comercial en mares
internacionales. En el caso de los mares nacionales, ya existen varias, sólo que
están ubicadas a profundidades no mayores a los 700 m. Considerando las áreas
oceánicas de la Tabla 3.1, las próximas zonas donde parece inminente el desarrollo
108
de la minería submarina son: 1) la explotación de sulfuros en el mar de PNG, 2) la
extracción de fosforita en el mar de Namibia y 3) la explotación de sulfuros en el
Mar Rojo. Empero, esta afirmación es —de alguna manera— especulativa, ya que
el desarrollo de un proyecto de oceanominería no depende sólo de aspectos
técnicos o económicos, sino también sociales y fundamentalmente políticos.
Por otro lado, los proyectos de minería submarina en territorios bajo jurisdicción
nacional se han concentrado en ocho zonas a saber: Nueva Zelanda, Australia,
Namibia, Sudáfrica, México, Chile, Indonesia, Japón y las islas del Pacífico (Fiji,
PNG, Tonga, Vanuatu, Islas Salomón, Wallis y Futuna e Islas Cook). Nótese que, a
excepción de Namibia y Sudáfrica, todas las áreas se encuentran en las aguas del
Pacífico.
Es importante mencionar que, a excepción de Japón, no existe ningún proyecto
donde no exista una fuerte resistencia comunitaria. En realidad, el rechazo a los
proyectos es un denominador común en todo el Pacífico, especialmente en las
naciones insulares y en México. En muchos casos, la resistencia comunitaria ha
logrado que los respectivos gobiernos opten por la adopción del principio
precautorio en forma de prohibiciones temporales o moratorias.
3.3 MINERALES EN EL MAR LATINOAMERICANO: UNA RADIOGRAFÍA TERRITORIAL
El mar latinoamericano se localiza en una zona con grandes yacimientos minerales
resultado de una intensa actividad volcánica-tectónica. En la región marina
latinoamericana, la interacción entre las placas tectónicas origina procesos de
mineralización con altas leyes. Dicha situación propicia que los márgenes
continentales de América Latina —especialmente el margen occidental—
contengan enormes yacimientos de diversos minerales. Véase mapa 3.1.57
57 A partir de la formulación de la tectónica de placas a lo largo del siglo XX, se comenzaron a
reconocer múltiples procesos geológico-tectónicos en el Pacífico, mismos que originan diversos tipos de mineralización. Recuérdese que previo a la formulación de la teoría de la tectónica de placas, los océanos eran considerados cuencas pasivas en las que sólo se desarrollaban procesos de sedimentación y precipitación química. De suerte que, la formulación de la tectónica de placas vino a avivar el interés de la industria minera por explotar las gigantescas riquezas que se esconden bajo las negruras más recónditas del mar latinoamericano.
109
Como se aprecia en el Mapa 3.1, en el territorio marino bajo jurisdicción de las
naciones latinoamericanas ubicadas en la vertiente del Pacífico, existe una
estrecha relación entre los procesos geológico-tectónicos y los yacimientos
minerales. El Cinturón del Fuego, falla en la que se concentra el 70% de la actividad
volcánica planetaria, es un caso paradigmático ya que sus límites coinciden justo
con los yacimientos más importantes del Pacífico.
En realidad, los procesos geológico-tectónicos del Cinturón del Fuego son la causa
principal de que el Pacífico Occidental, Central y Oriental sean los territorios
oceánicos que alberguen los yacimientos minerales más grandes del planeta
entero. En el caso específico de América Latina, en el Mapa 3.1 se observa que la
franja occidental que va desde Canadá hasta Chile —misma que forma parte del
Cinturón de Fuego — coincide justo con la ubicación de una gran diversidad de
yacimientos minerales. A continuación se describen los principales con la finalidad
de ubicar los posibles puntos de conflictividad territorial en el corto, mediano y
largo plazo.
En el Mapa 3.1 se aprecia que frente a la costa occidental de México existen
importantes depósitos de sulfuros polimetálicos, cortezas de ferromanganeso ricas
en cobalto y fosforitas. Como se observa, los depósitos de sulfuros están asociados
a fallas geológicas submarinas. Respecto a los extensos depósitos de fosforita
ubicados frente a la Península de Baja California, hay que señalar que estos han
sido reconocidos por múltiples instituciones, entre ellas la propia AIFM (2004, p.
40). Además, cabe mencionar que en los límites de la ZEE mexicana y en zonas
internacionales aledañas a esta se encuentra el megayacimiento de nódulos
polimetálicos más grande a nivel mundial.
Más al sur, frente a la costa occidental de las naciones centroamericanas, se
localizan depósitos de sulfuros polimetálicos asociados a fallas geológicas
submarinas, así como nódulos polimetálicos, cortezas de ferromanganeso ricas en
cobalto y oro. También existen algunos yacimientos de hierro y magnetita. Sin
embargo, es necesario apuntar que los yacimientos marinos de las naciones
centroamericanas permanecen prácticamente inexplorados (Ibíd.).
110
Mapa 3.1 Principales zonas marinas mineralizadas en América Latina.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et
al., 2016; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona 2008; AIFM, 2004; McKelvey,
1986.
111
En el caso de América del Sur, sus márgenes continentales —especialmente el
margen occidental— tienen un gran potencial en cuanto a depósitos de placer
metálicos y no metálicos (Ibíd., p. 42). En las aguas de Perú y Chile existen
depósitos de nódulos polimetálicos, cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto
y fosforitas. Por su parte, Ecuador tiene en su ZEE atractivos depósitos de sulfuros,
nódulos polimetálicos y cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto,
específicamente en el Rift Galápagos, una de las principales áreas con depósitos
de sulfuros en mares latinoamericanos, la cual fue descubierta en 1977.
El caso de Perú es relevante en el sentido de que frente a su costa existen algunos
de los depósitos más ricos respecto a nódulos polimetálicos y oro. También se
puede observar que en la franja marina que va de Perú hasta Chile, existen
depósitos importantes de fosforita. En el caso particular de Chile, además de los
extensos depósitos de fosforita, existen yacimientos de carbón.
En lo que respecta a la vertiente atlántica, en el Golfo de México existen depósitos
de sal. En Cuba se encuentran algunos yacimientos de ilmenita, rutilo, arena, oro
y níquel y en Puerto Rico hierro y torio. Al oriente del territorio marino cubano
existen yacimientos de nódulos polimetálicos y cortezas de ferromanganeso ricas
en cobalto, mismos que forman parte de una gran zona mineralizada que se
extiende frente a la costa atlántica de Estados Unidos, ya en mar internacional.
Más al sur, en las aguas de Venezuela y las Antillas, existen depósitos de sulfuros
polimetálicos.
En el territorio marino bajo jurisdicción de Brasil, Uruguay y Argentina también
existen depósitos de fosforita. Merece particular atención el hecho de que, como
lo muestra el Mapa 3.1, frente a la ZEE de estas tres naciones se localizan
yacimientos de nódulos polimetálicos y en el caso particular de Brasil cortezas de
ferromanganeso ricas en cobalto. Esto resulta sumamente interesante debido a
que Rona (2008) es uno de los pocos investigadores que hace esta precisión. Los
estudios europeos tienden a pasar por alto los importantes depósitos de nódulos
en esta región sudamericana.
112
Finalmente, frente a las costas de Brasil y Argentina también se encuentran
grandes depósitos de placer no metálicos como arenas y gravas, así como
concentrados de minerales pesados. En el caso particular de Argentina, cuenta con
un depósito aurífero al sur, así como yacimientos de fosforitas y nódulos ricos en
hierro, manganeso, titanio y platino.
Como se ha esbozado a lo largo del presente apartado, en el territorio marino
latinoamericano y en zonas internacionales aledañas se encuentran algunas de las
áreas con mayores reservas minerales de todo el planeta. Las áreas más
estratégicas al respecto son la Cuenca de Perú, el litoral de Chile, la costa pacífico
de México, la franja atlántica Brasil-Argentina y el litoral de Ecuador. Son estas las
áreas marinas latinoamericanas que contienen los yacimientos minerales de
mayores dimensiones y de mejor calidad.
No obstante, muy cerca de los mares latinoamericanos está la ZFCC, un área que
como se ha señalado, representa un territorio estratégico. Antes de entrar de lleno
al caso de Perú, Chile y México, es preciso detenernos un momento para analizar
los proyectos de minería submarina en el paraíso de los nódulos polimetálicos.
3.4 ZFCC: EL PARAÍSO DE LOS NÓDULOS POLIMETÁLICOS
Las profundidades oceánicas de la ZFCC son el paraíso de los nódulos polimetálicos.
El Mapa 3.2 muestra que el contenido y la pureza de los nódulos del Pacífico son
muy superiores en comparación con el resto del mundo. De hecho, la ZFCC y la
Cuenca de Perú son las áreas con las mayores concentraciones de nódulos a nivel
global.
La ZFCC tiene una concentración de nódulos de 15 kg/m2, mientras la Cuenca de
Perú tiene una concentración de 10 kg/m2; les sigue el Índico Central y las Islas
Cook, ambas con 5 kg/m2 (SPC, 2013, p. 13). Las reservas minerales de la ZFCC son
tan grandes que sólo las reservas de nódulos de manganeso existentes en esta zona
podrían satisfacer la demanda minera mundial durante 17 años (Fouquet, 2013, p.
51).
113
Mapa 3.2 Abundancia media en nódulos polimetálicos, kg/m2.
Fuente: elaboración a partir de datos en SPC, 2013, p. 11.
114
Con relación a la concentración de hierro en nódulos a nivel global, el depósito
que ocupa el primer lugar son las Islas Cook con 15.9%, le sigue el Índico Central
con 7.1% y luego la ZFCC con 5.9% (SPC, 2013, p. 13). En cuanto a concentración
de manganeso, las cosas cambian, la ZFCC ocupa la primera posición con 28.1%, le
sigue el Índico Central con 24.4% y luego las Islas Cook con 17.6% (Ibíd.).
Respecto al níquel, la ZFCC tiene las concentraciones más altas con 13,000 gr/ton,
le sigue el Índico Central y luego las Islas Cook (Ibíd., p. 14). Con relación al cobre,
la ZFCC supera por poco al Índico Central con 10,000 gr/ton, les sigue las Islas Cook
(Ibíd.). En cuanto al cobalto, las cosas cambian, las Islas Cook ocupan el primer
lugar con 8,000 gr/ton, le siguen la ZFCC y el Índico Central respectivamente
(Ibíd.). Finalmente, con relación a los REE, las Islas Cook ocupan igualmente el
primer lugar con 2,000 gr/ton (Ibíd.).
Con los datos anteriores queda demostrado que el territorio más estratégico a nivel
global respecto a nódulos polimetálicos es la ZFCC, zona de más de 9 millones de
km2 ubicada entre Hawái y la costa occidental de México. Precisamente en esta
zona se concentra casi todo el interés de los capitales pues les resulta atractivo el
hecho de que, en esta área, los yacimientos de nódulos contienen más de 20
minerales distintos; y pueden llegar a tener concentraciones de hasta 75 kg/m2,
aunque el promedio es de 15 kg/m2 (Ibíd., p. 11).
En el Mapa 3.3 y en Tabla 3.2 se muestran los contratistas con concesiones mineras
en mares internacionales. Resulta significativo que de los 30 contratos otorgados
por la AIFM a 2020, 18 sean para nódulos polimetálicos. De estos 18 contratos, 16
están dentro de la ZFCC, 1 en el Pacífico Occidental y 1 en el Índico Central. Es
evidente que dichas concesiones se localizan en zonas internacionales cercanas a
la ZEE de México, Estados Unidos, Kiribati y Francia. Esto es relevante ya que las
áreas mineralizadas no respetan los límites del mar internacional, sino que se
extienden hasta áreas bajo la jurisdicción de las naciones antes mencionadas.
115
Mapa 3.3 Proyectos de exploración de nódulos polimetálicos en la ZFCC, 2019.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Coutansais, 2015; Hannington
et al., 2011; Rona, 2008; AIFM, 2004.
116
Tabla 3.2 Concesiones mineras en mares internacionales otorgadas por la AIFM.
# Contratista Inicio Patrocinador Ubicación Fin
Nódulos polimetálicos
1 IOM 2001 Bulgaria, Cuba, Rusia,
Polonia, República Checa y Eslovaquia
ZFCC 2016
2 YUZHMOGEOLOGIYA 2001 Rusia ZFCC 2016
3 Gobierno de la República
de Corea 2001 Corea del Sur ZFCC 2016
4 COMRA 2001 China ZFCC 2016
5 DORD 2001 Japón ZFCC 2016
6 IFREMER 2001 Francia ZFCC 2016
7 Gobierno de la India 2002 India Índico Central
2017
8 BGR 2006 Alemania ZFCC 2021
9 NORI 2011 Nauru ZFCC 2026
10 Tonga Offshore Mining 2012 Tonga ZFCC 2027
11 GSR 2013 Bélgica ZFCC 2028
12 UK SRL 2013 Reino Unido ZFCC 2028
13 Marawa Research and
Exploration 2015 Kiribati ZFCC 2030
14 OMS 2015 Singapur ZFCC 2030
15 UK SRL 2016 Reino Unido ZFCC 2031
16 CIIC 2016 Islas Cook ZFCC 2031
17 CMC 2017 China ZFCC 2032
18 Beijin Pioneer Hi-Tech
Development Corporation 2019 China
Pacífico Occidental
2034
Sulfuros polimetálicos
19 COMRA 20011 China Índico
Suroeste 2026
20 Gobierno de la Federación
Rusa 2012 Rusia
Atlántico Medio
2027
21 Gobierno de la República
de Corea 2014 Corea del Sur
Índico Central
2029
22 IFREMER 2014 Francia Atlántico
Medio 2029
23 Gobierno Indio 2016 India Índico Central
2031
24 BGR 2015 Alemania Índico Central
2030
25 Gobierno de la República
de Polonia 2018 Polonia
Atlántico Medio
2033
Cortezas de ferromanganeso
26 JOGMEC 2014 Japón Pacífico
Occidental 2029
27 COMRA 2014 China Pacífico
Occidental 2029
117
Tabla 3.2 Concesiones mineras en mares internacionales otorgadas por la AIFM
(continuación).
# Contratista Inicio Patrocinador Ubicación Fin
28 Ministerio de Recursos Naturales y
Medio Ambiente de Rusia 2015 Rusia
Pacífico Suroeste
2030
29 Companhia de Pesquisa de
Recursos Minerals 2015 Brasil Atlántico Sur 2030
30 Gobierno de la República de Corea 2018 Corea del Sur Pacífico
Occidental 2033
Fuente: elaboración propia.
Para darnos una idea, en el Mapa 3.4 se establece una comparación entre el área
de exploración en la ZFCC y la superficie de América del Sur, esto para evidenciar
didácticamente las enormes dimensiones concesionadas en la ZFCC, área que de
acuerdo con Wedding et al., representa aproximadamente el 80% de la superficie
territorial de Estados Unidos (2015, p. 144).
118
Mapa 3.4 Área de exploración en la ZFCC comparada con el área de América Latina.
Fuente: elaboración propia.
119
3.5 PROYECTOS DE MINERÍA SUBMARINA EN AMÉRICA LATINA
A pesar de que existen algunos estudios científicos que han documentado el gran
potencial minero de diversas zonas latinoamericanas, existen pocos proyectos
vigentes. Ciertamente, hay varios proyectos mineros que operan en los márgenes
continentales, tal como el caso de la explotación de yacimientos de placer,
proyectos de mucha importancia para algunas naciones latinoamericanas. No
obstante, exceptuando este tipo de explotación, hoy día existen sólo algunos
proyectos, los cuales brindan valiosos elementos para comprender las
características particulares del avance territorial de la minería submarina en
América Latina ya que dichos proyectos —junto a los brasileños— son los más
significativos y avanzados en la región latinoamericana, y algunos de ellos, como
el proyecto Don Diego (México), son incluso unos de los más estratégicos y
paradigmáticos a escala mundial.
Se estima que las áreas marinas de Perú, Chile y México son las zonas
latinoamericanas que albergan los yacimientos de mayores dimensiones, con mejor
accesibilidad técnica y con mayor viabilidad económica. Al momento, estos son los
territorios bajo acecho del capital. Justo en el territorio marino de estas naciones
latinoamericanas —junto al brasileño— se encuentran los proyectos mineros más
avanzados en toda América Latina. Dicho esto, a continuación se presenta un
dibujo regional más detallado de los territorios y proyectos más estratégicos en
Perú, Chile y México.
Antes de comenzar, quisiera señalar que el estudio tanto de los principales
yacimientos minerales, como de los proyectos específicos en Perú, Chile y México
es una tarea compleja ya que existe poca información pública al respecto. Las
empresas no publican sus estudios, sino que los mantienen bajo reserva privada.
Esto resulta problemático pues mientras las compañías y los gobiernos disponen ya
de investigaciones detalladas, la sociedad civil está privada del acceso a dicha
información que, sin lugar a duda, es de su competencia. A esto hay que sumar
que la poca información que existe al respecto está publicada en lenguas distintas
al español.
120
Existe muy poca investigación en América Latina. En realidad, la minería
submarina no figura en los informes publicados por los principales centros de
investigación y las principales compañías estatales que impulsan la minería en las
naciones latinoamericanas. En muchas naciones no existe ni siquiera algún texto
al respecto. De manera que, como se aprecia, existe un gran vacío teórico-político
en este asunto. De ahí la pertinencia de aproximarse a tan importante tema.
3.6 PERÚ: LA MINERÍA SUBMARINA QUE AVANZA A PASOS LENTOS
Al igual que México y Chile, Perú ha sido una nación tradicionalmente minera desde
el periodo colonial. Las huellas de esta tradición minera se hacen presentes hasta
hoy día. Actualmente, en el ranking mundial de producción minera, Perú se ubica
como el segundo productor mundial de cobre y plata. Respecto al ranking
latinoamericano, continúa liderando la producción de oro, zinc, plomo y estaño y
ocupa el segundo lugar en la producción de mercurio, molibdeno, selenio, hierro
y cadmio (Instituto Geológico Minero y Metalúrgico [INGEMMET], 2016a, p. 4).
Pero ahora muchos capitales están interesados en la explotación de otro recurso
inédito: los minerales ubicados bajo el mar peruano. El interés por explotar las
enormes riquezas minerales de Perú cobra cada vez más fuerza y frente a esta
realidad, todo apunta a que el virtual desarrollo de proyectos mineros representará
una nueva edición del largo capítulo de despojo territorial y explotación minera
de la nación peruana, sólo que ahora sobre los territorios oceánicos, mismos que
representan aproximadamente el 40% del territorio peruano.
El principal interés por desarrollar proyectos de minería submarina en Perú radica
en que, frente al litoral peruano (3,080 km), particularmente en la Cuenca de
Perú, existe un megayacimiento de nódulos polimetálicos que tiene las segundas
mejores concentraciones minerales a nivel global con 10 kg/m2, sólo por detrás de
los 15/m2 de la ZFCC (SPC, 2013, p. 11). Véase Tabla 3.3 y Mapa 3.5.
121
Tabla 3.3 Concentración media de minerales en nódulos polimetálicos por región.
Mineral ZFCC Índico Central Cuenca de Perú Islas Cook
Manganeso (% en peso)
28.4 24.4 34.2 16.1
Níquel (% en peso) 1.3 1.1 1.3 0.4
Cobre (% en peso) 1.1 1.0 0.6 0.2
Cobalto (% en peso) 0.21 0.11 0.05 0.41
Titanio (% en peso) 0.28 0.40 0.16 1.20
Molibdeno (ppm) 590 600 547 295
Li (ppm) 131 110 311 Sin dato
REE + Itrio (ppm) 813 1039 403 1665
Fuente: elaboración a partir de datos en SPC, 2013, p. 13-14 y Hein et al., 2015, p. 97-
116.
Esta característica del mar peruano, misma que lo coloca como el segundo
yacimiento de nódulos polimetálicos más estratégico a nivel mundial, ha llevado a
Nautilus Minerals a entablar negociaciones con el gobierno de Perú con el objetivo
de realizar estudios exploratorios y posibles proyectos de explotación.
Pero la riqueza marina de Perú no se reduce a este gran depósito de nódulos
polimetálicos, ya que además de petróleo, gas e hidratos de gas, Perú cuenta con
importantes yacimientos de cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto
constituidos por un alto contenido de manganeso, níquel, cobalto y titanio
(INGEMMET, 2016b, p. 4). También cuenta con yacimientos de fosforitas (AIFM,
2004, p. 42) y sulfuros polimetálicos. Véase Mapa 3.5.
En el caso de los nódulos, fosfatos, arenas y gravas, estos se localizan frente a las
costas de Lima e Ica, a profundidades de entre 75 y 1,000 m (INGEMMET, 2016b,
p. 4). El INGEMMET afirma que además de yacimientos de fosfatos, es posible que
Perú también albergue yacimientos enriquecidos con uranio, vanadio y REE (Ibíd.).
A raíz del reciente reconocimiento del alto potencial de los yacimientos de nódulos
polimetálicos y cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto, el INGEMMET ha
señalado que estos recursos marinos abren para Perú un “gran abanico de
posibilidades para la exploración y la explotación de recursos minerales” (Ibíd.,
p. 2). Esto cobra sentido ya que a la fecha se reconoce que sólo el 1% del fondo
marino peruano ha sido explorado.
122
Mapa 3.5 Yacimientos minerales frente al litoral peruano.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et
al., 2016; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona 2008; AIFM, 2004; McKelvey,
1986.
123
En contraste con Brasil, Perú no ha desplegado estrategias nacionales de
exploración en sus aguas oceánicas. Uno de los pocos esfuerzos ha sido el
lanzamiento del crucero geocientífico INGEMAR I (2016) e INGEMAR II (2017), a
través de los cuales el gobierno peruano busca generar una carta geológica
nacional marina, mapear por primera vez los fondos marinos y determinar los
minerales que contienen.58 Para cumplir estos objetivos el gobierno peruano ha
enviado tres cruceros de exploración submarina que buscan conocer más del 50%
del territorio marino peruano en un periodo de 15 años.
Otro proyecto importante que se ha desarrollado en la Cuenca de Perú es DISCOL,
el primer proyecto a nivel mundial dirigido a la evaluación de las posibles
afectaciones de la minería submarina en yacimientos de nódulos polimetálicos a
escala comercial (véase Mapa 3.5). DISCOL comenzó sus actividades en 1988 con
el financiamiento de la entonces República Federal de Alemania, pero debido a
problemas de financiamiento, sus actividades cesaron en 1997.
Recientemente, a causa del gran interés por explotar el megayacimiento de
nódulos polimetálicos de la Cuenca de Perú, el gobierno alemán ha decidido
financiar más proyectos experimentales en el área DISCOL (véase Mapa 3.6). Un
destacado proyecto es JPI Oceans, iniciativa en la que sólo en 2015 participaron
40 científicos de 5 naciones europeas. Es importante señalar que este proyecto es
liderado por la Universidad de Hamburgo y que se desarrolló precisamente en el
área experimental DISCOL, en la Cuenca de Perú. Es posible que los resultados de
esta investigación sean utilizados para sustentar las evaluaciones ambientales que
solicita la AIFM a los contratistas antes de iniciar un proyecto de explotación en
mares internacionales.
58 El INGEMAR es producto de una alianza entre el INGEMMET y la Dirección de Hidrografía y
Navegación de la Marina de Guerra del Perú (DHN). Este proyecto busca contribuir al conocimiento geológico del margen continental noroeste, generar información base para la exploración de recursos minerales y energéticos en el suelo marino, identificar y comprender los procesos geológicos generadores de riesgo, modelar numéricamente tsunamis y realizar planes portuarios estratégicos (INGEMMET, 2016b, p. 9).
124
Mapa 3.6 Área del proyecto DISCOL.
Fuente: elaboración propia.
125
Como se pudo apreciar a lo largo del presente apartado, los esfuerzos nacionales
de Perú por explorar su territorio marino son muy débiles. La minería submarina
avanza a pasos lentos, está apenas en la etapa inicial. En el caso de los proyectos
de exploración/explotación, estos son inexistentes con excepción del proyecto
INGEMAR I y II, JPI Oceans y las negociaciones de la transnacional Nautilus Minerals
con el gobierno peruano. En todo caso, el desarrollo de la minería submarina en
Perú se percibe no tan cercano.
3.7 CHILE: EL ATROZ AVANCE DE LA MINERÍA HACÍA EL MAR
Chile es una nación tradicionalmente minera desde el periodo colonial. En 2017 la
participación de la minería en el Producto Interno Bruto de Chile fue del 10% y en
ella la participación del cobre fue del 9% (SERNAGEOMIN, 2018, p. 15). En este
mismo año, Chile ocupó el primer lugar en la producción de cobre y yodo a nivel
global y el segundo lugar en molibdeno y litio (Ibíd.). Recientemente, a esta larga
tradición busca sumarse la actividad minera en fondos oceánicos.
Con el paso de los años, la minería submarina se ha convertido en una amenaza
latente sobre el extenso territorio marino bajo jurisdicción chilena a causa del
gran potencial minero de Chile, el cual es sumamente relevante debido —entre
otras razones— a su posición geográfica excepcional. Considérese que esta nación
sudamericana cuenta con una ZEE de más de 3.6 millones de km2, cifra que
equivale aproximadamente a cinco veces su territorio terrestre y que la coloca
como la nación latinoamericana con la ZEE más extensa.
Otra causa del extraordinario potencial del territorio chileno es la alta
concentración de minerales como el cobre, el molibdeno y el oro en la franja
chilena, la cual es favorecida por procesos de vulcanismo generados por la
subducción de la Placa de Nazca. No hay que olvidar que la franja marina
occidental que va de Canadá hasta Chile forma parte del Cinturón de Fuego del
Pacífico y que justo en esta zona interaccionan las placas de Cocos, Pacífico, Nazca
y Sudamericana.
Ferrer señala que las zonas chilenas más importantes respecto a nódulos
polimetálicos se encuentran al occidente y al sur de las Islas Juan Fernández, a la
126
altura de Valparaíso (1980, p. 27). Por su parte, Fonseca y Morales (1984) sostienen
que la zona con mayor contenido de nódulos se ubica en el extremo norte de la
cuenca comprendida entre la Dorsal de Nazca, la Dorsal de Chile, la Dorsal del
Pacífico y el continente sudamericano; ahí se encuentra una cobertura de nódulos
polimetálicos que supera el 20% del área muestreada. Véase Mapa 3.7.
También se tiene conocimiento de que existen potenciales yacimientos de nódulos
polimetálicos y cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto frente a Iquique,
alrededor de la Isla Robinson Crusoe, frente al litoral entre Valparaíso y San
Antonio, en el sector que bordea el flanco oceánico de la fosa a la altura de la
desembocadura del Río Loa y en la cordillera volcánica de la cual forman parte la
Isla Salas y Gómez, San Félix, San Ambrosio y la Isla de Pascua (Ferrer, 1980, p.
27; Vergara, 1999, p. 2). Otras zonas con potencial de nódulos son el Archipiélago
Madre de Dios, las Islas Shetlands del Sur y el Mar de Bransfield.
Asimismo, dentro del territorio marino se han localizado depósitos de placer de
oro-platino (AIFM, 2004, p. 79), un yacimiento de cortezas de ferromanganeso ricas
en cobalto frente a Arica y depósitos de fosforitas enriquecidos con REE en la
Península de Mejillones y en la Cuenca de Caldera (véase Mapa 3.7). De hecho, tal
como se observa en el Mapa 6.7, los depósitos de fosforitas más extensos y
atractivos están ubicados en las aguas de México, Perú y Chile (ver anexo
cartográfico).
127
Mapa 3.7 Principales zonas oceánicas mineralizadas en Chile.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; SERNAGEOMIN, 2020; Cuyvers et
al., 2018; Petersen et al., 2016; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona 2008;
AIFM, 2004; McKelvey, 1986.
128
Hasta el momento, el estado chileno ha suscrito tres contratos especiales para
explotación minera en profundidades marinas, ninguno de los cuales se encuentra
en vigor. El primero fue firmado por la chilena Geomar en 1990, el proyecto se
encontraba en la Bahía Nassau y estaba orientado a yacimientos de placer
auríferos. El segundo fue firmado el mismo año por Southern Cross Mining y estaba
ubicado en la Bahía Chañaral y Caleta Palitos (en la región de Atacama). El tercero
fue firmado por Mares Australes en 1998 y estaba orientado a la explotación de
minerales metálicos en la Bahía de Nassau. Sin embargo, a pesar del fracaso, Mares
Australes sigue interesada en explotar el depósito aurífero-cuprífero de la Bahía
Nassau.
Como se aprecia, desde la década de 1990 Chile ha intentado explotar las riquezas
minerales de su fondo marino. En estos años intentó establecer alianzas incluso
con empresas japonesas, empero, dichos intentos no prosperaron. Más
recientemente ha buscado desarrollar proyectos para identificar zonas litorales
con altas concentraciones de minerales pesados y con potencial económico. Sus
principales objetivos son los yacimientos de sulfuros polimetálicos, los hidratos de
metano y los nódulos polimetálicos de la Dorsal de Chile.
Derivado de este interés por explorar los minerales bajo su territorio marino, Chile
ha incorporado buques oceanográficos. Destaca el AGOR 60 “Vidal Gormaz” (1992)
y el AGS 61 “Cabo de Hornos” (2011), buques que fueron construidos por dos
centros de investigación del Reino Unido: el National Oceanography Centre y el
Southampton Centre. Pero además de este último país, existen otros que están
interesados en los minerales del litoral chileno, entre ellos Alemania, Bélgica,
Canadá, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia y Japón.
Pero los proyectos antes mencionados no son los únicos de interés ya que existen
otros negocios bastantes atractivos para los capitales. Este es el caso de la
explotación de los yacimientos de placer costeros y la descarga de relaves mineros
a ambientes marinos. Justo este tipo de proyectos permiten evidenciar de manera
clara el avance de la minería chilena hacia las profundidades marinas. Por tal
motivo, su estudio se vuelve fundamental para la presente investigación.
129
Hoy se reconoce que los depósitos de relaves mineros, jales o diques, son una de
las principales afectaciones de la actividad minera, y al igual que las afectaciones
hídricas, constituyen uno de los ejes a partir de los cuales se ha generado una gran
cantidad de conflictos socioambientales en Chile (Padilla, 2017, p. 6). Considérese
que Chile es el país que más acumula desechos mineros a escala planetaria con
más de 700 proyectos de relaves mineros. No obstante, la industria minera impulsa
con gran fuerza la propuesta de realizar proyectos de minería costera. A
continuación, se presentan los principales casos chilenos de minería costera y
depósitos marinos de relaves mineros.
El primero de los proyectos es el de Putú, zona costera ubicada a más de 350 km
al sur de Santiago. En esta zona de dunas y humedales existe la amenaza de un
proyecto minero exploratorio de 21,000 has encaminado a la explotación de arenas
de hierro, el cual pertenece a la transnacional australiana Southamerican Iron &
Steeel (Toledo y Guerrero, 2017, p. 12). Véase Mapa 3.8.
En las dunas costeras de Putú existe un recurso inferido de 823 millones de ton de
arenas de hierro enriquecidas con titanio y vanadio con una concentración mineral
de 75%. Es decir, que por cada kilogramo de arenas existen 750 gramos de hierro.
Para aprovechar este depósito dunario tan atractivo, la minera proyectaba una
inversión de 42,000 millones de dólares y la generación de 150 empleos (Ibíd.).
En caso de desarrollarse, el proyecto afectaría el ecosistema dunario que se
localiza al norte del Río Maule y los humedales que están atrás de la línea dunaria
en el borde costero, en donde viven más de 120 especies de aves, entre ellas el
flamenco chileno, el cisne de cuello negro y el charrán coronado de nieve (OCMAL,
2020). Además, podría provocar afectaciones graves en especies endémicas y en
peligro de extinción, así como repercusiones climáticas negativas.
El proyecto inició en 2008 y después de un lapso de incertidumbre, se reactivó en
2011. Para 2012 ocurrió la primera servidumbre minera ya que una vecina del
proyecto arrendó su terreno para que la empresa realizara muestreos y
operaciones (Toledo y Guerrero, 2017, p. 13). Pero debido a la fuerte resistencia
de las comunidades aledañas a la concesión, el proyecto fue frenado.
130
Las comunidades interpusieron una serie de demandas contra la imposición del
proyecto, algunas fueron desechadas, como la de 2014, cuando la Corte de
Apelaciones de Talca rechazó la demanda. Sin embargo, en 2014 la Corte Suprema
de Chile sentenció y ratificó el valor patrimonial de la zona y estableció que,
Inversiones Aconcagua (filial de Southamerican Iron & Steel) no podría realizar
ninguna obra sin ingresar a evaluación ambiental (Ibíd.). Finalmente, la zona
donde se localizaba la concesión minera fue declarada Santuario de la Naturaleza
en febrero de 2018. Con esto las comunidades aledañas al proyecto lograron una
gran victoria sobre la minera.
No obstante, la disputa social sobre esta zona apenas comienza ya que en la
actualidad hay varias solicitudes mineras para exploración en la zona de Junquillar,
al sur de Putú y otras solicitudes equivalentes a 1,200 has en el Maule Norte. De
manera que todo indica que existen fuertes intereses por desarrollar proyectos
mineros en esta región costera que alberga un gigantesco tesoro de hierro. Aquí la
disputa apenas comienza.
El segundo proyecto es el de Compañía Minera del Pacífico, empresa chilena que
forma parte de Compañía de Acero del Pacífico, la principal productora de hierro
en toda la costa oeste americana y la mayor procesadora de acero de Chile, misma
que abastece de pellets a empresas como Altos Hornos de México. Esta compañía
chilena lleva más de 50 años operando en Huasco en la producción de aglomerados
de hierro y ha sido la principal causante de la devastación ambiental de Huasco.
La devastación ambiental de esta zona es tan profunda que en 2012 el gobierno
chileno decidió declarar a Huasco como una “zona de sacrificio” debido a sus altos
índices de toxicidad ambiental.
En 2010 Compañía Minera del Pacífico presentó un proyecto de ampliación de su
planta de pellets con el objetivo de incrementar su producción en un 50%, para
pasar de una producción anual de 5.3 millones de ton a una de 9.7 millones de ton.
A la compañía se le aprobó el proyecto sin considerar el emisario submarino y sin
tener botadero de relaves (SOS Huasco, 2017, p. 16). Por lo tanto, si ya en la
actualidad la compañía descarga diariamente 5,000 ton de relaves mineros al mar,
131
en caso de aprobarse la ampliación del proyecto, la descarga sería de entre 6,400
y 15,000 ton diariamente (Ibíd.).
Con la ampliación del proyecto la compañía descargaría sus desechos mineros a
6.6 km mar adentro en una extensión de 39 km2 donde la compañía busca depositar
la impresionante cantidad de 84 millones de ton de relaves mineros durante los
próximos 50 años (Ibíd.). Al respecto, cabe agregar que actualmente la legislación
chilena permite lanzar los desechos de relaves mineros al mar (Ibíd., p. 17).
La empresa ha dicho públicamente que el material del relave no es contaminante
y que los metales pesados que componen el desecho no superan los límites de la
normatividad chilena. La organización SOS Huasco ha refutado tajantemente estas
declaraciones ya que sabe que en la extracción de hierro se utilizan químicos
tóxicos y metales pesados que dan como resultado un relave minero con sustancias
químicas peligrosas, mismo que es arrojado al mar de manera impune e
irresponsable (Ibíd., p. 16).59
Frente al “infierno ambiental” que ha dejado Compañía Minera del Pacífico, los
pobladores de la región se siguen organizando para desterrar el depósito de
relaves, el cual se ha desarrollado de manera ininterrumpida desde 1993.
Recientemente, en enero del 2018, la Superintendencia de Medio Ambiente
presentó 20 cargos contra Compañía de Acero del Pacífico por infringir normas
ambientales, siendo la de mayor gravedad la descarga de relaves de manera ilegal
y sin autorización ambiental. Frente a esto, la empresa se ha comprometido a
clausurar el depósito de relaves en un plazo no mayor a cuatro años. Esto no ha
sido de ninguna manera una concesión del gobierno o de la compañía minera, sino
de la lucha social que lleva tejiéndose ya varias décadas. Como lo menciona SOS
Huasco, entre morir o emigrar, la población ha decidido dignamente luchar (Ibíd.).
59 En caso de desarrollarse, el proyecto devastará aún más la Bahía de Huasco, región que alberga
una gran cantidad de especies marinas que serían afectadas con el tiradero de relaves mineros. No se debe pasar por alto que esta bahía constituye una zona de alimentación estival de ballenas y delfines como la ballena azul, la ballena fin, el delfín nariz de botella y el delfín gris (SOS Huasco, 2017, p. 17).
132
El tercer proyecto es el depósito de relaves mineros en Chañaral por parte de
Codelco, mismo que constituye no sólo el pasivo ambiental más grande de Chile,
sino la zona más crítica del Pacífico Sur de acuerdo con el Programa de Naciones
Unidas para el Medioambiente (Cortés, 2017, p. 18). En esta zona costera se han
vertido desechos de residuos mineros desde 1938, lo que ha convertido a la región
de Chañaral en un enorme tranque de relaves mineros en los que se acumulan
aproximadamente 350 millones ton de residuos químicos (Ibíd.).
Lo que resulta relevante es que del porcentaje total de relaves depositados, sólo
el 25% está depositado sobre la superficie terrestre y el 75% restante está sobre el
fondo marino (Ibíd.).60 Cortés menciona que en 1975 se cambió el curso del Río
Salado y se depositaron relaves a 100 km al norte de Chañaral, provocando graves
afectaciones al Parque Nacional Pan de Azúcar (Ibíd.).
A raíz de este hecho, a principios de la década de 1990 las comunidades
comenzaron a luchar contra este proyecto que contaminaba de manera
permanente el agua de mar, el fondo marino, la flora, la fauna, el suelo, el aire y
la hidrografía. Por su parte, el gobierno y las empresas hicieron oídos sordos y
afirmaron de manera vergonzosa que las comunidades no tendrían de qué
preocuparse ya que la naturaleza se encargaría de recuperar la Bahía de Chañaral
(Ibíd.).
En 2002, a raíz de la presión social, las autoridades realizaron un estudio para
evaluar la presencia de arsénico y plomo en la sangre de 309 niños menores de 14
años (Ibíd., p. 19). El resultado evidenció que existían 191 niños contaminados con
índices de arsénico sobre la norma y que el resto también tenía presencia de
arsénico, sólo que en menor grado (Ibíd.). En el caso del plomo, 30 niños
presentaron altos índices por sobre la norma (Ibíd., p. 19-20).
Sumado a los altos índices de presencia de metales pesados, la población de
Chañaral está siendo severamente afectada por el material fino proveniente de los
60 Los relaves mineros que se depositan en la tierra y el mar de Chañaral están constituidos por
metales pesados y elementos corrosivos, tóxicos y reactivos, muchos de los cuales son cancerígenos.
133
relaves mineros, mismo que afecta el sistema respiratorio de la población (Ibíd.,
p. 20). Chañaral vive dentro de una nube tóxica y su población está expuesta a
materiales tóxicos las 24 horas del día. No es extraño que Chañaral presente el
promedio más alto de cáncer en la región de Atacama y que en esta zona el 38%
de los fallecimientos se deban al cáncer (Ibíd.).
El actuar del estado se ha caracterizado por la negación de la contaminación y la
defensa a ultranza de la empresa responsable. El gobierno chileno y sus
instituciones se han coludido para ocultar la verdad acerca de este proyecto,
negando incluso evidencias científicas que han demostrado las graves afectaciones
ambientales. El vergonzoso actuar del gobierno ha llegado al grado de que en 2003,
el entonces presidente Ricardo Lagos, se bañó en las aguas de Chañaral intentando
convencer a los chilenos de que la costa chañaralina no estaba contaminada.
A pesar de que en 1988 la Corte de Apelaciones de Atacama determinó y ratificó
la responsabilidad legal de Codelco en la devastación ambiental de la Bahía de
Chañaral y le prohibió seguir depositando relaves mineros en el mar, la empresa
ha evadido su responsabilidad y actualmente sigue vertiendo sus relaves tóxicos en
el litoral chañaralino con total impunidad, utilizando las aguas de esta bahía como
un gran basurero submarino para sus desechos mineros.
El cuarto proyecto es el de Flamenco, bahía ubicada a 30 km del centro de la
comuna de Chañaral (véase Mapa 3.8). La primera intervención minera en esta
zona ocurrió en 2010 con la construcción de una desaladora por parte de la
compañía Manto Verde (propiedad de la inglesa Angloamerican), misma que tenía
la finalidad de aumentar el volumen de abastecimiento hídrico de la minera a 400
litros por segundo (Guzman y Segovia, 2017, p. 23).
La segunda intervención fue la construcción de un nuevo tranque de relaves a 45
km de la quebrada de Guamanga. Obviamente la comunidad de Flamenco se opuso
a ambas construcciones porque, por ejemplo, en el caso particular del tranque de
relaves, la comunidad podría verse severamente afectada en caso de un evento
sísmico o un desborde de relaves mineros, los cuales llegarían directamente a la
comunidad de Flamenco (Ibíd.).
134
La empresa argumenta que en caso de que ocurra un desborde del tranque, los
relaves mineros recorrerán un máximo de 4 km hacia la parte baja y no llegarán a
Flamenco. No obstante, el último derrame de relaves mineros —el cual ocurrió en
Iquique— demuestra lo contrario, ya que en este caso, el flujo minero recorrió 80
km y llegó incluso al mar (Ibíd.). Retomando esta experiencia, la comunidad de
Flamenco se ha opuesto a la construcción del tranque de relaves de Manto Verde.
Por si fuera poco, en la Bahía de Flamenco existe un proyecto portuario de la mina
de cobre Santo Domingo, propiedad de canadiense Capstone Mining. Esta mina
incluye también un mineraloducto que baja por la quebrada de Flamenco y llega a
una bahía vecina, donde busca utilizar el agua de mar para las operaciones mineras
y después, ya contaminada, depositarla en el mar (Ibíd., p. 24).
El diseño del proyecto también contempla una terminal marítima, una planta de
filtros, acopios de concentrado y una planta desalinizadora para el lavado de los
concentrados de hierro. Igualmente incluye una mina a tajo abierto, así como
botaderos y tranques de relaves, los cuales buscan emplazarse en la quebrada de
Chañarcito y junto a la quebrada del Río Salado (Ibíd.). Otro de los proyectos que
amenazan a la Bahía de Flamenco es Puerto Desierto, un proyecto minero del
magnate chileno Leonardo Farkas.
Finalmente, el quinto y último proyecto es el de la Bahía de Quintero, ubicada a
40 km de Valparaíso. Esta bahía ha sido contaminada desde inicios del siglo XX,
cuando el gobierno chileno decidió potenciar la extracción de cobre en la zona
(Ramírez, 2017, p. 26). Más adelante, en 1958 se instaló una terminal de petróleo
por parte de la Empresa Nacional de Petróleo. Posteriormente, en la década de
1960 el gobierno emplazó una fundidora cuprífera en Ventanas y de manera
paralela emplazó una termoeléctrica de carbón (Ibíd., p. 26-27). En fin, la historia
es larga, la cuestión es que después de un largo proceso, la bahía se convirtió en
un centro industrial que alberga a más de 18 empresas, mismas que han terminado
por privatizar y devastar el territorio costero de la bahía (Ibíd., p. 27).
Como resultado de la operación de estas empresas industriales, en 1993 la zona
fue declarada saturada por PM10 y SO2 y a partir de entonces se generó un plan de
135
emergencia ambiental para descontaminar la zona (Ibíd.). Tras una investigación
del gobierno chileno, se descubrió que la zona tenía altas concentraciones de
arsénico en el aire, las cuales superaban abismalmente a los estándares
recomendados por la Organización Mundial de la Salud para la presencia del
arsénico por m3 (Ibíd.). Después de este suceso, Codelco decidió clausurar sólo el
área de metales nobles (Ibíd.).
Luego de más de 50 años de funcionamiento de la fundidora de Codelco, la bahía
ha registrado niveles de contaminación extremos en suelo, aire y agua. Varias
cooperativas pesqueras han sido clausuradas y desterradas. De acuerdo con
Ramírez, Codelco lanzó a las aguas de la bahía grandes volúmenes de residuos
líquidos industriales hasta 2005, sin ningún tipo de limitación, regulación o
prohibición (Ibíd., p. 28). El agua que se ocupaba en los procesos industriales de
fundición se utilizaba y luego se vertía al mar, de modo que, con el transcurso de
los años, tras un largo proceso acumulativo, se detectaron altas concentraciones
de metales pesados en las aguas de la bahía (Ibíd.).
A pesar de que entre 1999 y 2000 un estudio del Servicio de Salud encontró altas
concentraciones de metales como cobre, cadmio y arsénico, las autoridades no
han reconocido el origen de la contaminación (Ibíd.). Durante la campaña Zonas
de Sacrificio en 2012, la Fundación Oceana Chile tomó muestras para evaluar la
presencia de metales pesados en el Mar de Ventanas concluyendo que el 100% de
las muestras estaban contaminadas con cobre, arsénico y cadmio (Ibíd., p. 29).
Derivado de esta profunda devastación ambiental, los pescadores de la región ya
no pueden pescar, ni bucear, ya que su territorio histórico de pesca está
privatizado por las grandes industrias que se asientan en este puerto. Y por si fuera
poco, se siguen licitando y otorgando permisos para nuevos proyectos mineros,
termoeléctricos, portuarios, terminales pesqueras, plantas desalinizadoras, entre
otros (Ibíd.).
136
Mapa 3.8 Proyectos de relaves mineros en las costas chilenas, 2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; OCMAL, 2020; SERNAGEOMIN, 2020;
Cuyvers et al., 2018; Guzman y Segovia, 2017; Ramírez, 2017; Petersen et al., 2016;
Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona 2008; AIFM, 2004; McKelvey, 1986;
Compañía de Acero del Pacífico, s. f.
137
En conclusión, los cinco casos que se presentaron en el presente apartado
demuestran que el estado chileno ha actuado con negligencia y contrariamente a
lo que establece la Constitución en materia de protección de la vida humana y el
medio ambiente. Y no sólo eso, sino que ha impulsado dichos proyectos en contra
de la voluntad popular y en beneficio de unas cuantas empresas. Este actuar
violento e ilegítimo del estado chileno no ha sido coyuntural, sino que ha sido
estructural, ha sido el pan de cada día durante el periodo neoliberal. El resultado
ha sido la producción no sólo de grandes ganancias para las mineras, sino también
la generación de auténticos territorios de sacrificio; territorios en los que las
comunidades y los bienes naturales son privatizados y devastados a cambio de
enormes ganancias privadas para unas cuantas empresas.
El caso chileno nos brinda varias lecciones. Primero, que los proyectos mineros
costeros representan el avance territorial de la minería hacia las profundidades
marinas latinoamericanas; su estudio puede brindar pistas para valorar el posible
impacto social, económico y ambiental del virtual desarrollo de la minería
submarina.
Segundo, que frente al problema que representan los conflictos mineros terrestres
para los capitales, las empresas están impulsando proyectos de minería submarina
a lo largo y ancho del extenso litoral chileno. Esto con la finalidad de explotar las
enormes riquezas marinas que se esconden bajo el mar chileno y evitar la oposición
social de las comunidades.
Tercero, que las afectaciones de la minería en el territorio marino no es una
cuestión futurista. Los proyectos mineros que están ubicados en territorios
costeros están produciendo desde hace varias décadas graves afectaciones
socioambientales derivadas no sólo del momento extractivo, sino también del
momento de procesamiento y desecho de los relaves mineros. Al respecto, el caso
chileno es el más paradigmático en toda América Latina.
Cuarto y último, que el desarrollo de la minería submarina en América Latina
implica la reconfiguración de la estructura territorial del mar latinoamericano. El
posible auge de esta actividad productiva vendrá acompañado de la imposición de
138
un conjunto de redes e infraestructuras asociadas como buques de transporte
marítimo, puertos mineros-industriales y rutas comerciales marítimas.
3.8 MÉXICO: LA VORACIDAD MINERÍA SUBMARINA NEOLIBERAL
México es otra nación clave respecto al desarrollo de la minería submarina en
América Latina. Una característica que lo coloca como una nación estratégica es
su amplio potencial minero derivado del hecho de ser una nación bioceánica
ubicada entre el Litoral del Pacífico, el Golfo de California, el Golfo de México y
el Mar Caribe.61
En 1977, previo al violento viraje neoliberal, Székely llamó la atención sobre el
posible aprovechamiento nacional a largo plazo de los valiosos depósitos minerales
localizados en la ZEE mexicana (1977, p. 155). Sin embargo, el tema pasó
desapercibido ya que en esta época los minerales marinos eran desconocidos. La
ZEE sólo era significativa en cuanto a recursos pesqueros e hidrocarburos. A pesar
de ser la primera nación latinoamericana que impulsó una estrategia soberana
patrimonialista-nacionalista sobre el territorio marino, es evidente que en aquellos
años México prestaba poca atención a los minerales recién conquistados en 1976.
Algo que resulta sumamente interesante es que desde la década de 1960 ya se
tenía conocimiento de que la ZEE delimitada alrededor de la Isla Clarión (ubicada
a 600 km de la costa de Colima), albergaba uno de los depósitos de nódulos más
ricos a nivel mundial, el cual forma parte de lo que hoy se conoce como ZFCC62.
Por lo tanto, si México no hubiera sido despojado de la Isla Clipperton en beneficio
de Francia en 1931, no sólo habría ampliado su ZEE, sino que tendría el control
soberano sobre parte del megayacimiento de nódulos polimetálicos más grande del
planeta. En ese sentido, el despojo de 1931 fue mucho más que la simple pérdida
61 A nivel mundial, México ocupa el duodécimo lugar en cuanto a superficie marina bajo jurisdicción
nacional. 62 Más del 70% del área de la ZFCC está comprendida por fondos marinos internacionales. El 30%
restante está dentro de la jurisdicción de México (Clarión), Francia (Clipperton) y Estados Unidos (Hawái).
139
de un pedazo de territorio, fue el despojo de la posibilidad histórica de la nación
mexicana para gestionar de manera soberana las riquezas de la Isla Clipperton.
Pero más allá de los hubiera, lo cierto es que las naciones que actualmente tienen
control soberano sobre ciertas porciones de la ZFCC son Estados Unidos con Hawái,
Francia con la Isla Clipperton y México con la Isla Clarión. Estas naciones tienen la
capacidad —al menos formalmente— de acceder al mayor reservorio de minerales
del planeta. En el caso de Estados Unidos y Francia, esto es decisivo ya que son
importadores netos de una gran cantidad de minerales.
Székely menciona que a partir de 1976, año en el que México delimitó su ZEE, la
prensa nacional dedicó varios artículos a este importante tema, no obstante, se
enfatizó en la riqueza pesquera (Ibíd., p. 171). En contraste con la prensa
extranjera, el asunto del enorme potencial minero del territorio marino mexicano
fue velado y tratado de manera superficial (Ibíd., 171-172).
En México pocos periódicos publicaron textos al respecto. El 30 de julio de 1976 El
Universal publicó un texto titulado Rompió México viejos moldes oligárquicos y
abre la riqueza del mar a sus generaciones, texto en el que se mencionaba que el
canciller García Robles había hablado acerca “de la enorme riqueza que existe en
los fondos marinos, que son más ricos en nódulos de manganeso que la tierra…”.
Un día después, El Sol de México publicó un texto titulado Doscientas millas
patrimoniales en el que se lee “Tampoco olvidemos que no sólo hay peces en esas
doscientas millas patrimoniales. En su lecho puede haber petróleo, cobre, níquel
y otras riquezas…”.
Un mes después, el 13 de agosto del mismo año, este mismo periódico publicó otro
texto titulado Reacción lúcida ante el reto de la explotación de la riqueza de
nuestro mar patrimonial en el que se mencionaba que el entonces secretario de
Patrimonio Nacional había dicho que existían grandes yacimientos de minerales,
especialmente de manganeso, cuyas existencias se calculaban en millones de ton,
pero que su explotación estaba lejos de las capacidades de México. En aquel
entonces, la propia propaganda del gobierno mexicano a favor de la adopción de
la ZEE descartaba la importancia de los nódulos de manganeso (Ibíd., p. 172).
140
Resulta interesante que en aquellos años se planteara marginalmente la posibilidad
de que México se asociara con la recién creada AIFM para explotar minerales en la
zona internacional y así adquirir tecnología y experiencia para después explotarlos
dentro del territorio nacional. No se debe olvidar que en aquel momento México
estaba inmerso en un proceso de industrialización y que tenía sólidas capacidades
técnicas en el sector petrolero y minero. No obstante, para principios de la década
de 1980, con el giro neoliberal, este proyecto se fracturó. Los esfuerzos nacionales
se clausuraron ya que se consideró que la exploración minera de los fondos marinos
mexicanos era inviable debido a limitantes económicas y técnicas.
En otras palabras, a pesar del gran interés de capitales y gobiernos extranjeros por
las enormes riquezas asentadas en el mar mexicano, con el viraje neoliberal el
estado mexicano renunció a impulsar un proyecto nacional orientado al control y
la gestión soberana de la ZEE y sus recursos, especialmente a la exploración de las
riquezas minerales marinas en aguas bajo jurisdicción nacional. La posibilidad de
un ejercicio estatal soberano sobre el territorio marino mexicano fue dejada a la
suerte, o de manera más específica, cedida a los capitales privados
transnacionales. Antes del neoliberalismo, mínimo se planteaba la posibilidad del
ejercicio soberano sobre los mares mexicanos, con el neoliberalismo no sólo se
clausuró esa posibilidad, sino que se impulsó una lógica excluyente que sólo
benefició a unos cuantos capitales privados.
Por otra parte, en un documento de 1970 titulado Mineral Resources of the Sea
por parte del Department of Economic and Social Affairs de la ONU se afirmó que
una de las áreas más ricas en nódulos de manganeso se encontraba a 500 u 800 km
de las costas occidentales de México. Más adelante, a mediados de 1970, el
Lamont-Doherty Geological Observatory publicó reveladores mapas sobre la
distribución geográfica de los depósitos de nódulos de manganeso en fondos
marinos (Ibíd., p. 172-173). En esta década, analistas norteamericanos como F. M.
Arburn sostenían que México apoyaba la idea de la ZEE debido a que buscaba
asegurar el dominio sobre los nódulos de manganeso que estaban en sus mares
(Ibíd., p. 173). Lo interesante de esto es que Arburn fue el primero en señalar la
141
enorme importancia estratégica de la ubicación geográfica de las Islas
Revillagigedo ya que sabía perfectamente que quien controlara esas islas podría
tener un acceso privilegiado al mayor depósito de manganeso (Ibíd.). En aquel
entonces ya se sabía que la zona más estratégica era la zona comprendida entre
la Isla Clarión y la Isla Clipperton.
Para darnos una idea, la zona mineralizada aledaña a las Islas Revillagigedo y
Clarión podría representar algo similar a lo que en su momento representó el
descubrimiento del yacimiento petrolero de Cantarell en 1971, sólo que respecto
a los minerales. Se podría decir que la ZFCC es a los minerales como el Golfo de
México a los hidrocarburos. En consecuencia, es posible que en el futuro próximo
empresas mineras intenten desarrollar proyectos mineros submarinos en esta
región marina bajo la jurisdicción mexicana.
Pero más allá de la ZFCC, México alberga importantes depósitos minerales en el
Golfo de California. En esta zona y a lo largo de toda la franja litoral occidental
de México existen nódulos polimetálicos y un depósito de cortezas de
ferromanganeso ricas en cobalto.63
Recientemente se ha confirmado el alto potencial minero del mar mexicano en la
vertiente del Pacífico. Al noroccidente de México, frente al litoral de Baja
California Sur se encuentran enormes depósitos de nódulos y sulfuros polimetálicos
asociados a la intensa actividad volcánica-tectónica de la región. En el caso de los
sulfuros, estos están asociados a la franja de límites de la Placa del Pacífico que
baja frente a Baja California, en zonas de actividad volcánica. A estos depósitos
se suman importantes depósitos sedimentarios de fosforitas en aguas poco
profundas de la plataforma continental de Baja California Sur y depósitos de lenta
sedimentación que pueden estar enriquecidos con uranio. No obstante, la
63 En la década de 1970 se creía que los nódulos ubicados frente a la mitad sur de la Península de
Baja California eran los más ricos en manganeso en todo el Pacífico y que los que se encontraban a la mitad norte eran ricos en cobalto (Székely, 1997, p. 174-175). Incluso algunos mapas señalaban la existencia de nódulos en el Golfo de México, en la región del arrecife Alacranes (Ibíd.). No obstante, dichos estudios eran medianamente especulativos.
142
extracción de sal, hierro y titanio son los únicos tipos de minería submarina en la
actualidad (INCyTU, 2018, p. 1). Véase Tabla 3.4.
Tabla 3.4 Recursos minerales en costas y mares mexicanos.
Mineral Ubicación
Nódulos polimetálicos Isla Clarión, Península de Baja California y ZFCC
Sulfuros polimetálicos Sur de la Península de Baja California a lo largo de la Dorsal
del Pacífico Oriental
Cortezas de ferromanganeso
Siete sitios en el Océano Pacífico y uno en el Mar Caribe
Sal Guerrero Negro, Baja California Sur
Cuarzo, hierro y titanio Baja California, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas
Fosforita Plataforma continental de Baja California Sur
Uranio Plataforma continental de Baja California Sur
Fuente: elaboración a partir de datos en INCyTU, 2018, p.5.
El creciente interés por explotar los minerales de los fondos marinos mexicanos se
refleja en las políticas públicas del gobierno mexicano. Por ejemplo, en el
apartado VI de la Política Nacional de Mares y Costas de México se colocó a la
minería submarina como una meta estratégica para 2018. En este documento, la
CONABIO propuso desarrollar estrategias de promoción, planeación y regulación
jurídica para desarrollar proyectos de minería submarina en México (2015).
Un evento importante que demuestra el creciente interés del gobierno mexicano
por impulsar proyectos de minería submarina fue el Taller de divulgación de
oportunidades para México en la minería de los fondos marinos internacionales y
en la exploración del océano profundo, un taller realizado en la Secretaría de
Relaciones Exteriores en 2013. En este evento, el ex secretario de economía
Ildefonso Guajardo Villarreal, el excandidato presidencial José Antonio Meade y el
exrector de la UNAM José Narro, coincidieron en que el gobierno mexicano debía
impulsar la explotación de las reservas minerales marinas y que para ello se
requería de instituciones que dieran certidumbre y organizaran incentivos
atractivos para las empresas interesadas (Gobierno de México, 2013). Asimismo,
es necesario mencionar que el gobierno y los principales grupos empresariales de
México, entre ellos ProMéxico, han aprovechado los eventos internacionales para
ofrecer las riquezas minerales del Pacífico a inversionistas extranjeros.
143
En fin, hasta aquí queda demostrado que el mar mexicano es uno de los territorios
más estratégicos respecto a reservas minerales no sólo a nivel latinoamericano,
sino mundial, y que, frente a esta realidad, en los últimos años ha crecido el interés
por parte del gobierno mexicano y empresas extranjeras por explotar las riquezas
minerales que albergan las aguas oceánicas de México.
Precisamente, en México se ubica el proyecto Don Diego, uno de los principales
proyectos de minería submarina en mares bajo jurisdicción nacional a nivel
mundial.64 Este proyecto es el más avanzado en toda América Latina. De ahí la
pertinencia de su estudio. A continuación se describen sus principales
características.
Don Diego es una concesión minera de exploración de minerales marinos ubicada
a 20 km de la costa de Baja California Sur (véase Mapa 3.9). Fue aprobada por
instituciones gubernamentales en junio de 2012, bajo el gobierno de Enrique Peña
Nieto. La empresa concesionaria es Exploraciones Oceánicas, subsidiaria de la
estadounidense Odyssey Marine Exploration, empresa controversial dedicada a la
búsqueda de tesoros marinos.65 El nombre de Don Diego, de acuerdo a los
lugareños, lo relacionaron a Diego Fernández de Cevallos, y en cuanto a la
empresa, lo relacionaron a Diego el conquistador.66 Inicialmente, el primer
proyecto que presentó la minera cubría un área de 268,238 has, y para el segundo
proyecto cubría un área de 91,267 has (área similar a la superficie territorial del
estado de Oaxaca). Este proyecto está dirigido al aprovechamiento de arenas
fosfáticas por un plazo de 50 años y prorrogable por otros 50 años. El dragado y
64 Existen otras concesiones mineras en el lecho marino de los estados de Sonora, Oaxaca y Chiapas.
Sin embargo, aún no hay ningún proyecto minero en desarrollo. Otros proyectos que lamentablemente no han sido visibilizados son los proyectos de extracción de arenas en playas mexicanas con fines turísticos e industriales. Estos proyectos mineros representan un despojo poco visible. Tan sólo entre 2013 y 2018 la PROFEPA registró 89 denuncias por extracción de arena en el país, con Oaxaca, Chiapas y Jalisco a la cabeza (Larraz, 2019). Hay casos, como los de Holbox, Cozumel y Baja California Sur en los que el saqueo ha sido voraz (Ibíd.). 65 Odyssey Marine Exploration ha sido acusada de haberse apropiado de manera ilegal de fabulosos
botines pertenecientes a barcos naufragados. 66 Es bastante sintomático que el nombre del proyecto minero Don Diego “haga honor” a Diego
Hurtado de Mendoza, quien fuera explorador del océano Pacífico en lo que actualmente es México. Diego Hurtado de Mendoza fue primo de Hernán Cortés, el conquistador de México.
144
bombeo de arenas fosfáticas sería un proceso continuo por realizar durante las 24
horas del día, 7 días a la semana, 52 semanas al año y durante 50 o 100 años
(Exploraciones Oceánicas, 2015). La empresa que llevaría a cabo el dragado sería
Boskalis, empresa holandesa líder en sistemas de dragado (Ibíd.).
Bajo la retórica de la seguridad alimentaria nacional, Exploraciones Oceánicas
busca extraer 7 millones de ton de arena fosfática anualmente.67 La empresa prevé
extraer diariamente 10 mil ton de arenas con una concentración de 30% de
fosforita y durante los 50 años de operación 350 millones de ton (Ibíd.). De hecho,
la empresa presentó un reporte técnico en Wall Street producto de 360
perforaciones realizadas en el Golfo de Ulloa en 2014, las cuales se realizaron de
manera ilegal, sin autorización de la SEMARNAT (BCS Noticias, 2014).
Pero esto no es todo, cabe aclarar que esta empresa además de estar recuperando
los fosfatos estaría extrayendo al mismo los REE y uranio contenidos en la
estructura cristalina de los fosfatos, elementos de gran interés comercial como ya
se ha expresado antes. El problema no es menor, ya que más allá de su significado
en términos de despojo, representa un verdadero peligro socioambiental pues la
liberación de uranio y metales pesados/radioactivos en la columna de agua puede
provocar severas afectaciones en las redes tróficas y en los ecosistemas marinos
en general.68
67 Odyssey Marine Exploration señala que el Pacífico mexicano es considerado como un depósito de
gran riqueza en arenas fosfáticas, siendo uno de los mayores y más importantes del continente (2014a). De acuerdo con el proyecto, el recurso fosfórico del depósito Don Diego suma 327.2 millones de ton de mineral (Ibíd., 2014b). 68 Murillo (2019) señala que el elemento potencial más dañino que liberaría Don Diego es el uranio
porque este elemento es radiactivo y de acuerdo con los estudios presentados por Exploraciones Oceánicas, el proyecto generaría una presencia de 154 microgramos por litro de agua, es decir, una concentración 5 veces por encima del nivel máximo permitido por la United States Environmental Protection Agency.
145
Mapa 3.9 Proyecto minero submarino Don Diego en el Golfo de Ulloa, México.
Fuente: elaboración a partir de datos en Cuyvers et al., 2018; Petersen et al., 2016; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011;
Rona 2008; AIFM, 2004; McKelvey, 1986.
146
Murillo (2019) señala que, de acuerdo con la literatura científica sobre la
fluorapatita, se tiene conocimiento de que los depósitos de fosforita están
enriquecidos con REE (lantano e itrio principalmente) en porcentajes de entre 0.01
y 0.10%. De modo que, después de hacer unas cuentas sencillas, se puede concluir
que durante 50 años de operación, la empresa minera podría explotar no sólo 700
millones de ton de fosforita, sino hasta 4,000 ton de REE (Ibíd.). Por otra parte,
menciona que los datos presentados por la empresa en su primera MIA sometida a
la SEMARNAT, evidencian la presencia de REE en los fosfatos y que además de
acuerdo a los datos presentados de las pruebas de elutriación o lixiviación del
material a dragar, estarían liberando al mar hasta 150 microgramos de uranio por
litro de agua (um/l), valores muy por arriba de la normatividad, así como estarían
liberando otros elementos potencialmente tóxicos como cadmio, cromo, níquel y
arsénico (Ibíd.).
De acuerdo con datos que la Secretaría de Economía exhibía como públicos hasta
2015, Baja California Sur se encuentra entre los 6 estados con mayores reservas de
uranio a nivel nacional (El Organismo, 2015). De acuerdo con esta institución, en
la península sudcaliforniana se encuentra el 92% del uranio cuantificado en México,
es decir, 151 mil ton de las 162 mil ton existentes en el país (Ibíd.). Por tal motivo,
también es posible la extracción de uranio existente en los depósitos de fosforitas
del Golfo de Ulloa.
Resulta curioso que las áreas de los principales proyectos de explotación de
fosforita en Baja California Sur coinciden justo con las principales áreas
enriquecidas con uranio (Ibíd.). Este es el caso de la mina de fosfatos en San Juan
de la Costa, operada por Fertinal junto con la empresa Roca Fosfórica Mexicana y
en Santo Domingo (municipio de Comundú), donde se localiza el proyecto minero
Don Diego (Ibíd.).
Pero antes de seguir con la explicación, cabe preguntarse, ¿cómo fue que llegó
Don Diego al Golfo de Ulloa? Todo se remonta a 2012, año en el que Exploraciones
Oceánicas comenzó a explorar el Golfo de Ulloa. De acuerdo con Marcín (2017),
para esta actividad la minera debió utilizar sondas profundas que le permitieran
147
detectar los minerales de interés (p. 9-10). Ahora bien, realizar dicha actividad
implica la generación de un ruido muy fuerte que impacta negativamente a los
mamíferos marinos ya que les causa embolia cerebral (Ibíd.). Lo interesante de
esto es que a inicios de 2013, los pescadores del Golfo de Ulloa comenzaron a
observar una gran mortandad de animales marinos como tortugas marinas, delfines
y ballenas. Estos animales llegaban muertos y sin heridas a la superficie. Nadie
sospechaba lo que estaba ocurriendo, y sin embargo, la empresa minera y las
autoridades gubernamentales culparon a los pescadores por la muerte de tortugas
y otros mamíferos.
Esta situación comenzó a alertar a los pescadores locales quienes por esas fechas
comenzaron a divisar una gran embarcación que era muy distinta a las
embarcaciones camaroneras o sardineras (Ibíd.). Conociendo más tarde, en agosto
de 2013, que se trataba de un barco que pretendía extraer minerales del fondo
marino (Ibíd.).
Al comienzo no sabían nada del tema, por lo que decidieron buscar información
(Ibíd.). Al iniciar la investigación se dieron cuenta que la empresa minera operaba
ilegalmente ya que sólo contaba con la concesión de la Secretaría de Economía y
no tenía ninguna autorización ambiental para realizar actividades de exploración
tales como perforaciones en el fondo marino (Ibíd.). Al saber de esta situación
hicieron una denuncia ante los medios de comunicación. Pero como no tuvieron
respuesta por parte de las autoridades, las comunidades se organizaron y
decidieron hacer reuniones con pescadores, investigadores y organizaciones
sociales, así como realizar denuncias formales contra la minera (Ibíd.). Así inició
la lucha social contra el proyecto de minería submarina Don Diego, lucha que se
prolonga hasta nuestros días.
Hasta el momento, todo indica que Don Diego es un proyecto minero rentable y
que podría convertirse en el primer proyecto minero a gran escala en los fondos
marinos de México y América Latina. En caso de concretarse, podría intensificar
los conflictos comunitarios y generar importantes afectaciones ambientales,
148
económicas y sociales. Parte de estas afectaciones y conflictos ya se viven en las
comunidades del Golfo de Ulloa como se verá a continuación.
Exploraciones Oceánicas argumenta que Don Diego es un proyecto con más
ventajas en comparación con los proyectos mineros terrestres debido a varios
factores, entre ellos que tendrá un menor impacto ambiental, que no desalojará
a comunidades y que no afectará las fuentes naturales de agua (2015). Además,
señala que su proyecto marino se encuentra fuera de las competencias municipales
y estatales debido a que está ubicado a 20 km de la costa, es decir, más allá del
mar territorial. De ahí deriva que su proyecto no tiene por qué tener autorización
ambiental por parte de la SEMARNAT (Ibíd.).
En contraste con la posición de la minera, Murillo (2017) sostiene que las posibles
afectaciones ambientales de Don Diego son muchas y además graves. Entre ellas
destaca la pérdida del hábitat de los peces, el incremento de la turbidez del agua,
la destrucción de hábitats bénticos y carpetas microbianas, la remoción de
sustratos que sirven como hábitat para invertebrados y peces como el verdillo
(especie de suma importancia pesquera a nivel nacional), la producción de áreas
menos productivas o inhabitables, el entierro de hábitats productivos, la
contaminación del agua con elementos tóxicos liberados durante la remoción del
sustrato marino, la afectación a procesos fotosintéticos y la contaminación
generada por la desalación del agua marina durante la obtención de agua dulce
para la separación y el lavado del concentrado de fosfatos, la contaminación por
hidrocarburos emitidos por la maquinaria durante la operación minera.69
Además, Don Diego se ubica en una zona ecológicamente vulnerable y puede
generar impactos irreversibles en el ecosistema marino ya que está ubicado en el
Golfo de Ulloa, una región de alta productividad y biodiversidad, con especies de
interés pesquero como el verdillo y especies de interés en conservación como
69 Don Diego se ubica en una zona cercana a dos Regiones Terrestres Prioritarias (El Vizcaíno-El
Barril al norte y Planicies de Magdalena al sur), a tres Regiones Hidrológicas Prioritarias (Sierra de San Francisquito-Oasis San Ignacio al norte, La Purísima al este y Bahía Magdalena al sur), a dos Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves (Isla San Roque e Isla Asunción) y a dos Regiones Marinas Prioritarias (San Ignacio y Bahía Magdalena).
149
tiburones, rayas, almejas, langostas, camarones, aves, mamíferos y tortugas
marinas.70 Véase Mapa 3.10.
70 Don Diego puede provocar daños directos e indirectos sobre especies animales como la ballena
gris, la ballena jorobada, la ballena azul, el cachalote, los delfines, el lobo marino, la tortuga caguama, la tortuga olivácea, la tortuga negra y la tortuga carey. No se debe olvidar que el Golfo de Ulloa es un área marina de importancia para el tránsito, la alimentación y el refugio de numerosas especies. En el caso particular de las tortugas, cabe señalar que el Golfo de Ulloa es un hábitat crítico. De las 7 tortugas marinas que existen a nivel global, 6 pasan por las costas mexicanas. En ese sentido, es evidente que la minería submarina podría provocar grandes afectaciones al hábitat crítico de las tortugas. Respecto a los posibles impactos en mamíferos, hay que decir que estos se derivan del hecho de que estas especies son muy sensibles al ruido del dragado. El ruido ultrasónico que genera la draga durante la prospección ocasiona que los mamíferos se asusten y suban a la superficie de manera rápida. Justo esta situación es la que provoca su muerte a causa de la embolia (Marcín, 2017, p. 9-10). Por otra parte, al estar cerca de las zonas de explotación, las madres se alejan abandonando zonas de alimentación y crianza (Ibíd.).
150
Mapa 3.10 Proyecto minero Don Diego, zonas de pesca y áreas de hábitat en el Golfo de Ulloa.
Fuente: elaboración a partir de datos en Exploraciones Oceánicas, 2015.
151
Respecto a las afectaciones sociales, cabe destacar el impacto negativo sobre la
economía de las comunidades de la región. Aunque la empresa niega las
afectaciones sobre la pesca, el polígono de concesión se traslapa con diversas
concesiones de cooperativas pesqueras, tales como La Poza, la Sociedad
Cooperativa Pesquera de Puerto Chale y la Cooperativa Pesquera Puerto San
Carlos. Exploraciones Oceánicas ha llegado incluso a afirmar que en la región
donde pretende desarrollar su proyecto no existe actividad pesquera. Esto a pesar
de que en el Golfo de Ulloa existen aproximadamente 25 comunidades ribereñas
en las que aproximadamente el 80% de su población depende directamente de la
actividad pesquera.71 Véase Mapa 3.10.
De hecho, el Pacífico Norte, región donde se encuentra en Golfo de Ulloa, es la
región con mayor productividad biológica de Norteamérica y una de las 4 regiones
marinas más importantes del planeta. A nivel nacional, esta región se caracteriza
por tener el mayor potencial pesquero del país, equivalente al 50% del volumen
total de los recursos pesqueros de México. Ortiz (2019) coincide con estos datos ya
que afirma que actualmente el 40% de las pesca nacional proviene justo del litoral
de Baja California Sur. Entonces, es claro que, en caso de desarrollarse, el
proyecto Don Diego afectaría totalmente la vida y la subsistencia de estas
comunidades pesqueras sudcalifornianas.72 Véase Mapa 3.10.
Además de las afectaciones ambientales, económicas y sociales, Don Diego implica
la criminalización de la protesta social y la siembra de terror en las comunidades.
En su afán por imponer la mina, la empresa ha recurrido a amenazas y
hostigamiento. Por ejemplo, después de haber sido rechazada su primera solicitud,
en marzo de 2015 Exploraciones Oceánicas demandó penalmente ante la PGR al
periodista Carlos Ibarra y al líder cooperativista Florencio Aguilar por delitos contra
71 Las comunidades cercanas al proyecto Don Diego son Adolfo López Mateos, Ciudad Insurgentes,
Puerto San Carlos, La Bocona y San Juanico. Cabe agregar que la zona del proyecto minero coincide con el Área Específica de Restricción Pesquera y la Zona de Refugio Pesquero. 72 Ortiz (2019) sostiene que, si se llega a ejecutar el proyecto minero Don Diego, este afectará el
hábitat esencial del verdillo, especie que constituye uno de los principales recursos para la economía de los pescadores artesanales de la región. La mina submarina busca operar precisamente en el área donde se localizan las larvas y donde la especie se desarrolla (Ibíd.).
152
la economía pública por la cantidad de 20 millones de dólares; lo único que habían
hecho estas personas era publicar una serie de textos periodísticos sobre el
proceder ilegal de la empresa y organizar la digna resistencia de las comunidades
pesqueras que están en contra del proyecto Don Diego.
Como se ha podido apreciar a lo largo del presente apartado, Don Diego representa
un grave problema comunitario ya que implica el despojo, la privatización y la
devastación de enormes territorios y riquezas naturales marinas de las cuales
depende la reproducción material y cultural de numerosas comunidades costeras
que se asientan a lo largo del Golfo de Ulloa, en el litoral sudcaliforniano.
Sumado a lo anterior, Don Diego es un proyecto vinculado a una enorme trama de
corrupción neoliberal. Al estudiar sus vínculos emergen sus relaciones directas e
indirectas con empresas como Altos Hornos de México (AHMSA), PEMEX, Odyssey
Marine Exploration, Agronitrogenados, Fertinal, Banco Azteca, así como con
empresarios y funcionarios como Alonso Ancira Elizondo, Ricardo Salinas Pliego,
Emilio Lozoya Austin, Luis Videgaray Caso, Enrique Peña Nieto, entre otros.
Pero ¿por qué el proyecto Don Diego está ligado a la corrupción y a la vorágine
neoliberal al “estilo mexicano”? La historia es larga, a continuación se presentan
algunos elementos mediante los cuales es posible reconstruir el rompecabezas de
la estrategia de imposición del proyecto. En su conjunto, estos elementos
evidencian la compleja trama de corrupción neoliberal de Don Diego.
1) Primera pieza: AHMSA y Ancira al rescate de Don Diego
En 2015, después del primer fracaso de la mina tras el rotundo rechazo de los
pescadores de la región y la negativa de la autoridad ambiental, Don Diego tuvo
que reestructurarse (Ibarra, 2019). Así que en ese mismo año MINOSA (filial de
AHMSA73) inyectó grandes cantidades de capital para iniciar una nueva estrategia.
AHMSA se comprometió a realizar una inversión inicial de 14.75 millones de dólares
73 AHMSA es una empresa que surgió a raíz de una privatización. En 1991, bajo la voraz
“modernización” neoliberal, el gobierno mexicano vendió AHMSA al empresario multimillonario Alonso Ancira Elizondo. Antes de ello, AHMSA era una empresa estatal considerada la empresa más importante en el sector del acero.
153
e invertir hasta 101 millones de dólares en los próximos 3 años. Con esto, AHMSA
se colocó como el segundo mayor financiador del proyecto.
Con el respaldo de AHMSA, Exploraciones Oceánicas presentó una nueva MIA (clave
03BS2015M0008) tan sólo una semana después de haber retirado la MIA (clave
03BS2014M0007) antes de que SEMARNAT emitiera un dictamen favorable o
desfavorable. Esto no porque la empresa hubiera realizado nuevos estudios
técnicos o ambientales, sino por el anuncio de las inversiones de AHMSA y por la
confianza en la cercanía del nuevo socio Alonso Ancira74 no sólo con el expresidente
Enrique Peña Nieto y la SEMARNAT, sino con gran parte de las autoridades
gubernamentales en los tres niveles de gobierno. En otras palabras, después de su
primera derrota, ya con el apoyo de AHMSA y con la confianza en las influencias
de Alonso Ancira con las autoridades gubernamentales, Exploraciones Oceánicas
buscó imponer su proyecto minero por segunda vez.
2) Segunda pieza: AHMSA negocia con PEMEX
Exploraciones Oceánicas se abocó a presumir su optimismo en sitios especializados
en finanzas para evitar el retiro de capitales del proyecto Don Diego (Ibíd.). Al
mismo tiempo, entabló negociaciones con PEMEX Fertilizantes con el objetivo de
que participase en el proyecto. Exploraciones Oceánicas confiaba en que podría
hacer un gran negocio a partir de la extracción de fosforita de las aguas del Golfo
de Ulloa y su posterior venta a PEMEX Fertilizantes, a través de Fertinal y
Agronitrogenados.
3) Tercera pieza: AHMSA y la venta de Agronitrogenados a PEMEX
En 2014 AHMSA vendió Agronitrogenados (una empresa que fue privatizada por
Salinas de Gortari en 1992) a PEMEX Fertilizantes por la cantidad de 442 millones
de dólares. Este contrato de compra-venta se hizo justo cuando Agronitrogenados
pasaba por problemas financieros. Lo interesante de esto es que mediante dicho
contrato Alonso Ancira vendió a PEMEX Fertilizantes una empresa chatarra e
74 El director de AHMSA, Alonso Ancira Elizondo, ha sido un personaje muy cercano a Enrique Peña
Nieto y al exdirector de PEMEX Emilio Lozoya Austin. Recientemente en 2019 fue detenido en España a raíz de la orden de aprehensión por parte de la Fiscalía General de la República.
154
inactiva (Agronitrogenados) con un sobreprecio escandaloso que incluía sobornos
para altos directivos de PEMEX, mismos que han salido a la luz recientemente.
En otras palabras, mientras por un lado AHMSA financiaba el proyecto Don Diego,
por el otro vendía la empresa chatarra Agronitrogenados a PEMEX Fertilizantes
para que esta última comprara fosforita justo a la mina de Exploraciones Oceánicas
y AHMSA. Es decir, era un negocio redondo. Al final, lo que parecía una jugada
maestra para impulsar el mercado de fertilizantes, terminó por ser una estrategia
de AHMSA para deshacerse de una empresa chatarra y venderla a PEMEX con un
sobreprecio escandaloso. Lo preocupante es que todas estas corruptelas se
hicieron con la participación directa de autoridades gubernamentales y con
recursos públicos que sangraron no sólo a PEMEX, sino al erario público de todos
los trabajadores mexicanos.
4) Cuarta pieza: Fertinal y el Proyecto Kimora
En el caso de Fertinal, investigaciones recientes han demostrado que Enrique Peña
Nieto autorizó la compra de Fertinal con un sobreprecio a cambio de un soborno
de 50 millones de dólares (El Universal, 2019). En esta operación estuvo
involucrado el exdirector de PEMEX, Emilio Lozoya Austin,75 quien en diciembre de
2015 pagó 635 millones de dólares por Fertinal aun cuando esta última era
75 En mayo de 2019 el gobierno de Andrés Manuel López Obrador giró una orden de aprehensión
contra Alonso Ancira Elizondo y Emilio Lozoya Austin por lavado de dinero, cohecho y defraudación fiscal. El primero es acusado por la venta en 2014 de una empresa de fertilizantes (Agronitrogenados) a PEMEX por la que esta última habría pagado 442 millones de dólares a pesar de que se trataba de una compañía obsoleta con 14 años sin operar y con maquinaria inservible de hace 30 años. De esta venta se sospecha un sobrecosto escandaloso. Un mes después de la compra, AHMSA transfirió cerca de 4 millones de dólares a una firma offshore de Odebrecht, desde la cual se distribuyen millones de dólares para pagar sobornos a altos funcionarios en donde la empresa tenía contratos, entre ellos Emilio Lozoya Austin. Este último fue detenido en España en febrero de 2020 y es acusado por lavado de dinero, asociación delictuosa y cohecho derivados de sobornos millonarios provenientes de Odebrecht y AHMSA. Lozoya Austin ha acusado recientemente a Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto de recibir y gestionar al menos 500 millones de pesos provenientes de Odebrecht para financiar la campaña electoral del PRI en 2012 y para comprar el voto de ex-legisladores del PRI, PAN y PRD con el objetivo de aprobar las reformas estructurales neoliberales que impuso Enrique Peña Nieto durante su mandato, entre ellas la Reforma Energética de 2013. Lozoya Austin ha ofrecido su colaboración como testigo protegido para destapar la trama de corrupción a cambio de una reducción de los cargos contra él y su familia. Sin embargo, a falta de presentar pruebas legales, sólo él está inculpado. En caso de que se destape toda la trama de corrupción, esto cimbrará sin lugar a dudas la vida política de la nación mexicana.
155
insolvente (Ibíd.). Esta estafa se realizó aun cuando consultoras como
PricewaterhouseCoopers y Binder Dijker Otte, así como la Auditoria de la
Federación, habían advertido que Fertinal estaba en quiebra con una deuda de 264
millones de dólares y que sólo disponía de 12 mil dólares en efectivo en cajas
(Ibíd.).
Antes de la operación de compra-venta, Emilio Lozoya Austin recibió la
autorización de Enrique Peña Nieto para adquirir la empresa y entregar a Fertinal
51 millones de dólares, cantidad que se presume era el soborno que recibiría
Enrique Peña Nieto, mismo que se repartió por medio del fideicomiso F470 de
Banco Azteca. Justo aquí entra a la jugada otro flamante empresario.
5) Quinta pieza: Salinas Pliego76 y Banco Azteca entran en acción.
El contrato de compra-venta de Fertinal no sólo implicó el soborno de 51 millones
de dólares a Enrique Peña Nieto, sino la absorción por parte de PEMEX de 406
millones de dólares de deuda que Fertinal tenía con varias compañías propiedad
de Ricardo Salinas Pliego, especialmente con Banco Azteca (Tourliere, 2019, p.8).
Es decir, con la compra de Fertinal, varias empresas europeas vinculadas con
Salinas Pliego resultaron beneficiadas ya que eran accionistas de dicha empresa
(Ibíd.).
Está documentado que Banco Azteca financió a Fertinal cuando esta empresa tenía
problemas de deuda. En otras palabras, Ricardo Salinas Pliego era socio y acreedor
de Fertinal cuando se realizó el contrato de compra-venta con PEMEX (Ibíd.).
Resulta interesante que para realizar la compra de Fertinal, PEMEX adquirió un
crédito con Banco Azteca, Nacional Financiera y Bancomext para pagar los 406
millones de dólares de deudas que Fertinal debía a Banco Azteca y Arrendadora
Internacional Azteca, ambas propiedad del multimillonario Salinas Pliego. Es decir,
76 Ricardo Salinas Pliego es un empresario regiomontano dueño de Grupo Salinas, TV Azteca y Grupo
Elektra que es considerado el tercer hombre más rico de México. Este magnate hizo su fortuna a partir del inicio de la oleada privatizadora del gobierno de Salinas de Gortari, específicamente a partir de la compra de Imevisión, Estudios América y Compañía Operadora de Teatros. Entre sus vínculos se presume a Salinas de Gortari y a su hermano Raúl Salinas.
156
fue un negocio redondo en el que este flamante empresario era a la vez socio de
Fertinal y acreedor de su deuda, un proceder empresarial que es ilegal.
En fin, la historia es larga e involucra a muchos actores empresariales y
gubernamentales. No es momento de explicar a detalle todo el proceso. Lo que se
busca con esta explicación es básicamente demostrar que el proyecto de minería
submarina Don Diego es producto no sólo de empresas extranjeras, sino también
de empresarios mexicanos que mediante su alianza con la clase política mexicana
han impulsado de manera violenta y anticonstitucional la imposición de proyectos
extractivos a lo largo de cuatro décadas de neoliberalismo, mismos que atentan
no sólo contra comunidades específicas, sino contra todos los mexicanos.
Los Salinas Pliego y los Ancira Elizondo representan a esa clase de empresarios que
saltaron a las filas de los hombres más ricos y exitosos a raíz de la vorágine
privatizadora neoliberal de empresas públicas durante la década de 1980 y 1990.
Son aquellos quienes después de privatizar por décadas la riqueza nacional al
amparo del poder público, realizan contratos rapaces con el gobierno vendepatrias
para rescatar a sus empresas en quiebra, para transferir deudas privadas al pueblo
mexicano, para privatizar las riquezas de la nación. A fin de cuentas, el proyecto
minero Don Diego es un agravio más en la larga “noche triste” que ha representado
el proyecto neoliberal para todos los pueblos de la nación mexicana.77
Una vez examinado el proceso particular de apropiación técnico-material efectivo
y potencial de los minerales que yacen en los territorios marinos bajo jurisdicción
de México, Chile y Perú, ahora es necesario pasar al análisis del proceso de
apropiación jurídica (formal) de dichas riquezas marinas en los países antes
mencionados. El análisis de la dimensión jurídica de la minería submarina en tanto
77 Después de que fue negada la autorización en materia de impacto ambiental del proyecto
“Dragado de arenas fosfáticas negras en el yacimiento Don Diego” (clave 03BS2015M0008) por parte de la SEMARNAT en octubre de 2018, la estadounidense Odyssey Marine Exploration, en representación de Exploraciones Oceánicas, demandó al estado mexicano por 3,540 millones de dólares debido a la negativa del gobierno federal para autorizar la mina submarina en las aguas de Baja California Sur. Odyssey denuncia un supuesto bloqueo de su proyecto y sus inversiones al amparo del Capítulo XI (Inversión) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La empresa argumenta que la SEMARNAT ha destruido el valor de su inversión en México y ha ocasionado la pérdida de una cantidad no menor a 3,540 millones de dólares.
157
proceso social complementa el presente capítulo, pues en conjunto, los capítulos
III y IV articulan la explicación del proceso de apropiación técnico-material y
formal (subsunción real).
158
CAPÍTULO IV
LOS CUERPOS JURÍDICOS REGULATORIOS DE LA MINERÍA SUBMARINA EN
TERRITORIOS MARINOS BAJO JURISDICCIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL
159
La patria se volvió nones y pares, se vende hasta el fondo de los mares.
Se venden sus montañas y sus ríos, se venden sus calores y sus fríos.
Se venden sus oasis y sus flores,
se vende el amor de mis amores. Se venden las arenas del desierto,
se vende todo lo vivo con lo muerto.
Yo no lo vendo, no, porque lo quiero. Yo no lo vendo, no, mejor me muero. Yo no lo vendo, no, porque lo quiero. Yo no lo vendo, no, mejor me muero.
ÓSCAR CHÁVEZ, 1994.
160
4.1 INTRODUCCIÓN
En los tres capítulos anteriores se estudió de manera detallada el proceso de
apropiación técnico-material de los minerales marinos durante el neoliberalismo a
escala mundial, regional y local. Ahora es momento de complementar dicho
estudio con el análisis del proceso de apropiación jurídico de los minerales marinos
durante el neoliberalismo a escala global, regional y local. Esto es fundamental ya
que la apropiación real y la apropiación formal no son dos procesos
independientes, sino que son procesos que se desarrollan simultáneamente en una
relación de determinación mutua.
En ese sentido, el objetivo particular del presente capítulo es comprender las
características más relevantes y decisivas del conjunto de esquemas jurídicos
neoliberales que regulan la minería submarina en territorios marinos bajo
jurisdicción nacional e internacional, así como su desarrollo histórico particular.
El capítulo se divide en cuatro momentos. En el primero se analiza la emergencia
histórica de la disputa jurídica por los minerales marinos durante el siglo XX, así
como el proceso histórico de definición y delimitación de las soberanías oceánicas,
concentrándonos en las principales características de las legislaciones en
territorios bajo jurisdicción internacional.
En el segundo se analiza la emergencia histórica de diversas legislaciones que
regulan la minería submarina en territorios bajo jurisdicción nacional, así como
sus características particulares más importantes.
En el tercero se estudia el desarrollo histórico de las legislaciones mineras
particulares en Perú, Chile y México. Esto con la finalidad de entender a estos
esquemas jurídicos como producto del movimiento en la relación de fuerzas
políticas al interior de cada nación particular durante el siglo XX —especialmente
durante el neoliberalismo—, así como de dinámicas globales en los procesos de
acumulación de capital. A través de la exposición de la particularidad de cada
legislación minera será posible identificar los rasgos comunes, así como las
diferencias de este conjunto de legislaciones nacionales.
161
Finalmente, en el cuarto momento se presenta una breve síntesis del conjunto de
legislaciones mineras de Perú, Chile y México, así como un balance general de
dichos cuerpos jurídicos con relación a la vigencia de la minería submarina en
América Latina.
De esta manera, el presente capítulo busca contribuir a la totalidad de la
investigación en la comprensión crítica del sustento jurídico de la apropiación
capitalista de los minerales marinos, así como del significado histórico del
neoliberalismo en este proceso. Pero no como una problemática particular aislada,
sino articulada integralmente al proceso de apropiación técnico-material expuesto
en los capítulos previos.
4.2 EMERGENCIA DE LA DISPUTA JURÍDICA POR LOS MINERALES MARINOS
La disputa política por definir el sentido del uso social de las riquezas marinas ha
sido un proceso multidimensional y de larga duración. Resulta limitado pensar que
dicha disputa ha sido un proceso histórico específico del siglo XX o que se expresa
únicamente —o de manera privilegiada— en la dimensión económico-tecnológica.
En realidad, la cuestión es más compleja, ya que más allá de la dimensión
económico-tecnológica, un proceso histórico central que ha condicionado y
definido en gran medida el entramado histórico de lucha políticas por el control y
uso soberano de la riqueza oceánica ha sido la disputa jurídica por imponer y
normalizar esquemas jurídicos regulatorios de las diversas actividades productivas
en mares y océanos. Es justo en esta dimensión jurídica donde desde hace varias
décadas —incluso siglos— se ha desarrollado una fuerte disputa por la definición
de la propiedad territorial marina, así como por la delimitación de la soberanía
nacional en territorios oceánicos.
Ahora bien, este conjunto de disputas jurídicas por definir, implantar y normalizar
“las reglas del juego” del territorio marino se han acrecentado a partir del siglo
XX, específicamente a partir de la consolidación del proceso de subsunción real
del territorio marino y la emergencia de la civilización petrolera. Paralelamente
al intenso desarrollo histórico del capital durante el siglo XX se ha ido configurando
paulatinamente un ítem de leyes, normas y reglamentos que en su conjunto
162
condicionan el desarrollo de la lucha política entre fuerzas sociales en aquel campo
político particular que representan los mares y océanos.
Hasta las primeras décadas del siglo XX el mar se dividía en dos jurisdicciones. La
primera, el mar territorial, un estrecho cinturón marino adyacente a la costa que
se consideraba bajo jurisdicción nacional. Y la segunda, el alta mar, un área marina
que no era propiedad de ninguna nación y que no podía ser reclamada como
propiedad nacional, es decir, un área libre y abierta a todas las naciones.
Precisamente, en estas décadas surgió el primer reclamo de soberanía nacional
sobre aguas localizadas más allá del mar territorial. Fue el reclamo del 28 de
septiembre de 1945 a través del cual el expresidente Truman estableció de manera
inédita y unilateral los límites de la jurisdicción estadounidense sobre el territorio
marino, es decir, los límites de su soberanía nacional. Esta acción fue la primera
afirmación nacional que reclamó unilateralmente el ejercicio soberano sobre
grandes extensiones oceánicas que ya no se restringían al mar territorial, sino que
se ampliaban sobre áreas más extensas y alejadas como lo eran los bordes de la
plataforma continental.78
El reclamo yankee fue el principio de un largo entramado de disputas jurídicas por
la apropiación formal del océano global libradas entre distintas unidades
nacionales que se desarrolló de manera simultánea al avance del capital industrial
hacia las profundidades marinas. En el desarrollo de este entramado asimétrico,
una cuestión central fue la disputa por determinar los límites de las soberanías
nacionales en el territorio marino global.
El principal objetivo de la declaración yankee mediante la cual se proclamó
unilateralmente la expansión de su ejercicio soberano hasta los límites de la
plataforma continental fue ampliar su soberanía hasta las áreas marinas donde se
encontraban enormes yacimientos de petróleo y minerales que, aunque todavía no
78 Truman argumentó que, desde el punto de vista geológico, nada impedía en el derecho
internacional para que Estados Unidos reclamara los hidrocarburos y los minerales de su plataforma continental ya que la plataforma continental formaba parte del continente, por lo que no era “irrazonable” que sus recursos debían pertenecer al estado costero.
163
eran explotables, se sabía perfectamente de su extraordinario potencial. En este
sentido, resulta evidente que lo que estaba en juego era el núcleo material más
estratégico para la reconfiguración hegemónica del capitalismo tras el fin de la
segunda guerra mundial.
Tan sólo un mes después de la Proclamación Truman, en octubre de 1945 México
también reclamó el dominio soberano sobre su plataforma continental.
Posteriormente se generó un cúmulo de reclamos nacionales de países
latinoamericanos para ejercer el control soberano de su respectiva plataforma
continental, entre ellos Perú y Chile en 1950. La gran diferencia de los reclamos
de las naciones latinoamericanas era que, a diferencia de Estados Unidos, eran
limitadas sus capacidades materiales para hacer efectivo su dominio soberano.
Frente al cúmulo de reclamos, a partir de la década de 1950 la ONU desarrolló el
primer conjunto de leyes oceánicas internacionales, mismas que entraron en vigor
hasta finales de la década de 1960. Estas leyes establecieron una jurisdicción
nacional sobre 370 km desde la costa hacia mar adentro, misma que coincidió con
los límites de la plataforma continental.
Planteado así, es claro que la Proclamación Truman Estados Unidos inauguró un
novedoso ciclo de disputas asimétricas por la definición de un nuevo ordenamiento
jurídico para los océanos globales. Curiosamente, este nuevo ciclo de disputa
comenzó tan sólo 26 días después del fin de la segunda guerra mundial.
Ya derrotadas varias potencias imperialistas, Estados Unidos buscaba avanzar en
el control geopolítico de inmensos territorios oceánicos ante la inminente y
persistente amenaza hegemónica que representaba el proyecto soviético. Lo que
estaba en juego no sólo era el enorme cúmulo de riquezas marinas en sí mismas,
164
sino la definición de las leyes para su explotación, mismas que se alcanzarían en
un acuerdo internacional hasta 1982 con la creación de la CONVEMAR79.
4.3 LA CONVEMAR: LAS REGLAS DEL JUEGO EN DISPUTA
La CONVEMAR es el marco jurídico internacional que delimitó por primera vez en
la historia moderna las soberanías nacionales en territorios marinos y que de igual
manera reguló los diversos usos del océano a través de un conjunto de principios,
normas y directrices. Dicho tratado multilateral fue producto de una intensa
disputa entre distintas unidades nacionales a lo largo del siglo XX. Si bien este
entramado de disputas nacionales estuvo atravesado por desacuerdos y acciones
unilaterales, encontró en la CONVEMAR un punto de equilibrio entre los intereses
particulares de cada unidad nacional.
La configuración histórica de las disposiciones jurídicas de la CONVEMAR ha sido
paulatina, ha caminado de la mano del desarrollo de las fuerzas productivas
oceánicas. En el plano económico-tecnológico, dichas disposiciones expresan la
necesidad cada vez más crítica de las naciones industriales e imperialistas por
acceder a riquezas marinas estratégicas, así como la madurez tecnológica de sus
respectivas matrices industriales. En el plano político, expresan el desarrollo de la
lucha política interclasista e interestatal por definir las condiciones y el sentido de
la explotación de la riqueza oceánica en aguas nacionales e internacionales.
Uno de los aspectos históricos más relevantes de la CONVEMAR radica en que fue
el primer marco jurídico de alcance global que no se restringió a la regulación de
actividades de la esfera circulatoria, sino que se amplió a la regulación de
actividades industriales, al plano de la subsunción real que en aquellos años abría
79 La CONVEMAR es considerada la constitución de los mares. Se creó en 1982 y entró en vigor hasta
1994. Regula los diversos usos de los océanos como la pesca, el transporte marítimo, la investigación científica, el tendido de tuberías y cables, la extracción de hidrocarburos y la minería en aguas profundas. La CONVEMAR delimita las soberanías nacionales en territorios marinos bajo jurisdicción nacional y aquellos bajo regulación internacional. Asimismo, divide la jurisdicción oceánica en seis zonas diferentes: la línea de base (0 km), las aguas territoriales (hasta 22 km), la zona contigua (hasta 44 km), la zona económica exclusiva (hasta 370 km), la plataforma continental (hasta 648 km) y el alta mar (más allá de los límites de jurisdicción nacional).
165
numerosas posibilidades materiales para el desarrollo cada vez más dilatado de la
reproducción material capitalista.80
Bajo la retórica del uso del mar internacional con fines pacíficos y de la explotación
de los recursos marinos en beneficio de toda la humanidad, las potencias
industriales promovieron durante la segunda mitad del siglo XX una regulación
internacional en la que bajo el ropaje de la igualdad formal entre naciones se
consagró una profunda desigualdad real entre ellas. Se estableció un conjunto de
disposiciones que en términos formales otorgan un trato igualitario tanto a las
naciones industriales como a las primario-exportadoras.
En este sentido, es evidente que, bajo el manto de la igualdad abstracta entre los
miembros de la CONVEMAR, las disposiciones ocultan profundas asimetrías
económicas y tecnológicas entre las distintas naciones. De esta manera se consagró
jurídicamente la desigualdad entre naciones y se reprodujo formalmente la
dependencia de las naciones primario-exportadoras respecto a las naciones
industriales.81
Las leyes de la CONVEMAR representan directrices del uso social del mar que
benefician de manera privilegiada a naciones particulares. Términos como libertad
de los mares, igualdad soberana interestatal y patrimonio de la humanidad juegan
un rol anestésico para las fuerzas políticas subalternas; consagran la normalidad
de un orden oceánico aparentemente igualitario-democrático cuyo funcionamiento
80 Antes del siglo XX la importancia geoeconómica del mar se restringía a la esfera de la circulación.
La subsunción real del territorio marino aún no se desarrollaba de manera plena. En su lugar sólo existía una subsunción formal en el terreno del derecho clásico. Era un derecho que se limitaba a la regulación de la navegación acuática, no incluía nada respecto a la regulación de la explotación industrial de los fondos marinos, sólo se enfocaba al transporte de mercancías entre los principales nodos económicos del mercado mundial (Gómez-Robledo, 2003, p. 429). En contraste con el carácter parcial del derecho clásico del mar, el derecho del mar contemporáneo es de carácter pluridimensional, esto a raíz de las grandes posibilidades de explotación de los fondos marinos que abrió la revolución industrial (Ibíd.). 81 Mientras discursivamente se promovía el mito neoliberal de la integración global pacífica, en el
plano real se impulsaba una estrategia imperialista particular para controlar varios millones de kilómetros cuadrados del océano global en cuyas profundidades se albergaban enormes riquezas oceánicas. Paradójicamente, en gran parte de la literatura sobre este tema se tiende a pasar por alto este segundo aspecto en beneficio del primero, lo que deriva en una lectura que presenta el desarrollo de la regulación jurídica del océano como producto de la simple sumatoria de intereses pacíficos, o en otros casos, de la genialidad de algunos diplomáticos.
166
intrínseco beneficia mayormente a las naciones industrializadas reproduciendo la
dependencia económica de las naciones oprimidas.
La terminología jurídica liberal burguesa constituye una arma política poderosa
porque establece una igualdad formal que hace abstracción de las características
nacionales particulares y a partir de dicha abstracción otorga un trato
aparentemente igualitario a naciones que en absoluto pueden ser iguales en el
capitalismo, ya que este último es un sistema que se fundamenta en una lógica de
desarrollo desigual que tiende a la especificación de las estructuras nacionales y
no a su homogeneización.
El discurso liberal que argumenta que el marco jurídico de la CONVEMAR que
definió al mar internacional como patrimonio de la humanidad implicó la
sustitución de las ideas de soberanía nacional, interés nacional y libre explotación
por las ideas de comunidad, no apropiación, gobernanza global y distribución de
beneficios, es simplemente falaz. En realidad, las naciones industriales nunca
abandonaron tales ideas. Todo lo contrario, los intereses de las naciones
imperialistas nunca fueron anulados. De hecho, dicho marco jurídico consagró la
preeminencia de las naciones propietarias de monopolios tecnológicos.
Pero afirmar que el proceso de regulación jurídica de la CONVEMAR se desarrolló
de manera unilateral en beneficio de las nacionales industriales es otra falacia.
Como se mencionó antes, la formulación de la regulación jurídica que delimitó la
soberanía nacional marina fue producto de una disputa política amplia que dista
mucho de ser expresión unívoca de los intereses particulares de las naciones
imperialistas.
Recuérdese que en aquellos años existía un campo político de contrapesos. A nivel
mundial Estados Unidos y la U.R.S.S. se enfrentaban oponiendo dos proyectos
políticos distintos que aspiraban a la hegemonía planetaria, y que, por lo tanto,
implicaban la lucha por el control del océano global. A nivel nacional era un
escenario político marcado por importantes luchas populares por la liberación y la
autodeterminación de las naciones periféricas. Las fuerzas subalternas aún no
declinaban en la lucha política por la soberanía nacional y la independencia
167
económica. La disputa por la nación estaba presente en el horizonte político de
las masas nacional-populares.
Por lo tanto, resulta decisivo considerar que la CONVEMAR también fue producto
de una disputa política de las naciones oprimidas mediante la cual se logró
establecer límites formales al interés de las naciones imperialistas por explotar las
riquezas oceánicas de manera privada.82
Precisamente en esta lucha jurídica de las naciones oprimidas se inserta la disputa
abierta por embajador A. Pardo, quien en 1967 propuso la definición del mar más
allá de la plataforma continental como patrimonio común de la humanidad. Esto
con el objetivo de garantizar —al menos formalmente— que las riquezas ubicadas
en mares internacionales se explotaran de manera más democrática y pacífica.
Con esta propuesta Pardo buscó proteger el mar global del interés nacional
particular y evitar así su uso militar e imperialista.83
En torno a la propuesta de Pardo se formó un bloque de naciones periféricas que
abrazaron y llevaron adelante su propuesta, misma que si bien no favorecía
plenamente a las naciones más oprimidas, al menos establecía condiciones más
favorables, un campo más abierto. De esta forma, el bloque de naciones periféricas
se opuso a los reclamos imperialistas de las naciones industriales y frenó su
pretensión por dictar de manera unilateral las “reglas del juego” en el mar.84
Durante las negociaciones, los intereses divergentes entre las naciones industriales
y las primario-exportadoras trataron de ser resueltos con la creación de la AIFM en
1982. Mientras para las potencias imperialistas el papel de la AIFM debía
82 La CONVEMAR incluyó cuatro principios fundamentales: 1) el fondo oceánico no está sujeto a
apropiación nacional, 2) la explotación del fondo marino debe llevarse a cabo de una manera consistente con los principios de la ONU, 3) la explotación del fondo oceánico debe llevarse a cabo con el objetivo de salvaguardar los intereses de la humanidad y 4) los beneficios económicos deben promover de manera primordial el desarrollo de las naciones periféricas. 83 Apelando al saqueo imperialista de África ocurrido durante el siglo XIX, Pardo defendió al mar
internacional del mismo destino. Según él, si no se declaraba al mar internacional como patrimonio común de la humanidad, el mar tendría el mismo destino que África, sus inmensas riquezas serían repartidas entre un puñado de naciones imperialistas. 84 En contraste con la posición de Pardo, las potencias industriales buscaban el establecimiento de
una jurisdicción liberal que les otorgara el derecho exclusivo de explotar el mar internacional en beneficio propio.
168
restringirse exclusivamente a otorgar licencias para la explotación de minerales,
para las naciones primario-exportadoras debía tener competencia exclusiva en la
explotación mediante una empresa conjunta (La Empresa). Después de un largo
proceso de negociación política, el resultado fue la creación de un sistema paralelo
que permite la explotación de los minerales submarinos a La Empresa y a empresas
privadas/paraestatales.85
En resumen, desde la década de 1950 hasta 1980 la regulación de la actividad
minera submarina se caracterizó por una disputa entre las naciones periféricas y
las potencias imperialistas al interior de la CONVEMAR. Dicha regulación no fue de
ninguna manera expresión unívoca de los intereses de las potencias imperialistas,
sino que también condensó importantes logros de las naciones periféricas. De ahí
que, sin negar su carácter neoliberal, sea insuficiente definir de dicha manera a
los principios, normas y directrices de la CONVEMAR.
En realidad, las disposiciones jurídicas plenamente neoliberales comenzaron a ser
instrumentadas a partir de la década de 1980 y se consolidaron hasta la década de
1990. A partir de entonces, han sido fragmentadas y anuladas las fuerzas políticas
que pugnan por un marco jurídico oceánico acorde con los principios de
socialización, redistribución y democratización en la explotación/usufructo de la
riqueza minera submarina.
Actualmente, las fuerzas políticas que hegemonizan el desarrollo y el sentido de
la minería en el mar son las fuerzas oligárquicas e imperialistas que impulsan la
enajenación y el usufructo privado de las inmensas riquezas oceánicas que
supuestamente son de toda la humanidad.
4.4 EL MARCO JURÍDICO EN MARES INTERNACIONALES
La regulación jurídica de la minería submarina tiene una lógica diferencial,
depende de si los depósitos a explorar/explotar se encuentran dentro de mares
85 Tras más de medio siglo de negociaciones, la CONVEMAR no ha sido ratificada por países como
Israel, Turquía y Estados Unidos. En este último caso, esto se debe a que fue rechazada su propuesta de garantizar un régimen de libertades de acceso al territorio marino. Era claro que, bajo el discurso de la libertad de los mares, Estados Unidos buscaba el control y la explotación de las riquezas marinas en vista de sus grandes ventajas económicas e industriales.
169
bajo jurisdicción internacional o nacional. El presente apartado se enfoca en el
análisis de la regulación de la minería submarina en territorios internacionales.
A la fecha la AIFM ha desarrollado tres reglamentos para regular la actividad
minera en fondos marinos internacionales. El primero en 2000 para la exploración
de nódulos polimetálicos, el segundo en 2010 para la exploración de sulfuros
polimetálicos y el tercero en 2012 para la exploración de cortezas de
ferromanganeso ricas en cobalto. Como se observa, estos reglamentos se
restringen a la fase de exploración. Respecto a la fase de explotación, cabe decir
que, aunque la AIFM trabaja actualmente en el desarrollo de reglamentos
específicos, hasta la fecha no han sido promulgados.
Una característica fundamental de los reglamentos que regulan la minería en
mares internacionales es que implantan una regulación neoliberal que beneficia
de manera privilegiada a los intereses particulares de consorcios privados y
paraestatales pertenecientes a las naciones industriales, los cuales son favorecidos
con la dictación de esquemas jurídicos que priorizan el usufructo privado de las
riquezas minerales comunes. En este sentido, al privilegiar los intereses
particulares de las naciones industriales, los reglamentos entran en contradicción
con los principios de la CONVEMAR como más adelante se demostrará.
A diferencia de la CONVEMAR, los tres reglamentos fueron creados a partir de la
década de 1990, en pleno auge del proyecto neoliberal. Derivado de su carácter
neoliberal, dichos reglamentos expresan una anulación política de las luchas y
conquistas sociales encarnadas en las normas y los principios de la CONVEMAR.
Asimismo, expresan un afianzamiento político del proyecto neoliberal en los
órdenes territoriales marinos, un fortalecimiento de los intereses de las fuerzas
políticas oligárquicas e imperialistas.
Otro aspecto importante es que los tres reglamentos representan una extensión de
las directrices neoliberales que rigen los códigos mineros de las naciones primario-
exportadoras hacia las profundidades marinas. En otras palabras, los principios
neoliberales que regulan la minería continental se están extendiendo hacia la
jurisdicción oceánica. Obviamente este proceso tiene sus particularidades, está
170
lejos de ser una simple “traducción” mecánica de los principios y directrices de la
minería neoliberal continental al “idioma” particular de los territorios marinos.
A continuación, se presentan siete rasgos fundamentales de los reglamentos
internacionales que regulan la exploración de minerales en fondos marinos.
Primero. Los reglamentos estipulan que un requisito para que una empresa obtenga
un contrato de exploración es demostrar que el interesado cuenta con el patrocinio
y el control de su estado correspondiente. Este requisito resulta interesante pues,
en contraste con las posiciones que sostienen que en el neoliberalismo el estado
juega un papel secundario e irrelevante, pone de manifiesto la centralidad del
estado en el apuntalamiento de los proyectos mineros submarinos. Demuestra que,
si bien el estado tiene otra lógica, nunca abandona su centralidad.
Segundo. Lejos de prohibir el usufructo privado y el monopolio tecnológico, los
reglamentos favorecen estas prácticas excluyentes. En un primer momento se
estipulaba la obligación de transferencia tecnológica por parte del contratista,
pero debido a la presión de las naciones industriales, se suprimió dicha obligación.
Al final, las obligaciones de los contratistas que se mantuvieron fueron de menor
relevancia, entre ellas la capacitación de personal de la AIFM y la cesión de un
área mineralizada a La Empresa, o bien, la participación de esta última en una
empresa conjunta (con un porcentaje de participación de La Empresa de entre 20%
y 30%).86
Tercero. Las extensiones concesibles en el mar son enormes en comparación con
la extensión promedio concesible que amparan las leyes mineras continentales.
Dependiendo del tipo de mineralización, cada contratista tiene el derecho de
explorar exclusivamente un área de 10 mil km2, 75 mil km2 o 150 mil km2 durante
15 años (prorrogables otros 5 años).87 Es importante señalar que, después de los
86 Algunas causas de la negativa de las naciones industriales a implementar mecanismos de
transferencia tecnológica fue que dicha medida afectaba el lucrativo monopolio tecnológico, especialmente en la rama minera, petrolera y militar. 87 El órgano que toma las decisiones para otorgar contratos de exploración es la Comisión Legal y
Técnica, misma que está conformada sólo por 24 miembros que son elegidos por un periodo de 5 años. Son justo estas 24 personas las que determinan en última instancia el destino minero del 45% de la superficie oceánica.
171
primeros 8 años del contrato, los contratistas deben entregar a la AIFM la mitad
de dichas áreas (AIFM, 2013b, p. 18; AIFM, 2010, p. 18).88
Cuarto. Existen obstáculos económicos para que las naciones dependientes puedan
obtener un contrato exploratorio, no se diga operar dicho contrato. Considérese
que para obtener tal contrato, el interesado debe hacer un pago inicial de 500 mil
dólares y que además del pago anterior, debe realizar un pago anual de 47 mil
dólares (AIFM, 2013a, p. 1; AIFM, 2012, p. 13).89 En lo que respecta a los gastos
operativos, considérese que tan sólo para cubrir los gastos diarios de un barco
exploratorio se requieren entre 50 mil y 100 mil euros y que una campaña de
exploración necesita en promedio un presupuesto de entre 50 y 200 millones de
dólares (Rademaekers et al., 2015, p. 7). Además de lo anterior, el interesado
debe presentar una evaluación de impacto ambiental, un estudio de factibilidad
económica y una prueba de implementación técnica. En este sentido, es evidente
que tales inversiones resultan incosteables para las naciones dependientes.
Quinto. Los reglamentos estipulan la aplicación del principio precautorio y la
responsabilidad del contratista respecto a los daños ambientales y otros perjuicios
(AIFM, 2012, p. 19-20). Sin embargo, dejan en manos del contratista la notificación
de desastres ambientales, hallazgos arqueológicos e incluso el descubrimiento de
otros yacimientos minerales distintos a los estipulados en el contrato. De esta
manera la AIFM se desentiende de su rectoría en este ámbito y relega sus
responsabilidades a los privados.90
Al igual que en la mayoría de las regulaciones mineras continentales, la evaluación
ambiental se deja en manos de los capitales. Esta situación es más grave si se
88 El contratista irá cediendo partes del área asignada. A más tardar al final del tercer año contado
a partir del inicio del contrato, el contratista cederá el 20% del área asignada; a más tardar al final del quinto año cederá otro 10% del área asignada; y ocho años después cederá otro 20% del área asignada (AIFM, 2013b, p. 18). No obstante, el contratista no cederá parte alguna cuando la que le haya sido asignada no exceda de 75,000 km2 (Ibíd.). 89 La solicitud debe contener suficiente información que permita al Consejo comprobar si el
solicitante tiene la capacidad técnico-financiera para cumplir con el plan de trabajo que propone, así como para cumplir sus obligaciones financieras con la AIFM (AIFM, 2012, p. 9). 90 Esto deviene una cuestión compleja ya que se debe considerar que las operaciones mineras se
encuentran a varios cientos de kilómetros mar adentro, hecho que dificulta su monitoreo por parte de la AIFM.
172
considera que gran parte de la información ambiental es confidencial y por lo tanto
resulta inaccesible para la sociedad civil. Por si fuera poco, con el objetivo de dar
certidumbre financiera a los capitales, los reglamentos estipulan que, en caso de
un desastre ambiental, las empresas deben pagar una multa equivalente al daño
en términos económicos. Así, en lugar de promover un enfoque ambiental
preventivo, los reglamentos consagran un enfoque de mitigación que favorece la
destrucción ambiental y su cuantificación mercantil abstracta.
Sexto. Los sectores populares no desempeñan un papel central en la disputa por la
definición de las disposiciones jurídicas de la AIFM. Hoy en día, la lucha popular
por la definición de las leyes y las normas regulatorias de la minería submarina es
sumamente limitada. En realidad, la praxis política de las fuerzas populares se
restringe a la disputa de aspectos específicos —a menudo locales y ambientales—
de las leyes mineras continentales. Su intervención en la disputa amplia por la
definición de los cuerpos jurídicos que regulan la explotación y el usufructo de la
riqueza minera oceánica es prácticamente inexistente.
En realidad, las múltiples problemáticas ligadas a la minería submarina
permanecen ajenas a la sociedad civil, sobre todo para las fuerzas subalternas.
Evidentemente, este hecho representa un problema complejo que refiere a la
cultura política moderna, a la enajenación política-territorial y a la relación de
fuerzas políticas en el neoliberalismo.
Séptimo. A pesar de la existencia de reglamentos y disposiciones internacionales,
potencias imperialistas como Alemania, Reino Unido, Francia y Estados Unidos han
aprobado leyes nacionales a través de las cuales buscan intervenir unilateralmente
en territorios marinos internacionales de acuerdo con sus intereses particulares.
En su conjunto, los elementos anteriores demuestran que existen numerosas
contradicciones entre los reglamentos que regulan la minería en aguas
internacionales y los principios de la CONVEMAR. Aunque en términos formales la
CONVEMAR define al mar internacional como patrimonio común de toda la
humanidad, en términos concretos favorece los intereses particulares de las
naciones industriales, así como los intereses privados de consorcios
173
transnacionales. De esta manera legaliza la explotación privada de la riqueza
minera, al tiempo que abre enormes extensiones marinas a los procesos de
acumulación de capital, mismos que producen una impresionante devastación
ambiental.
De tal suerte que el uso común, pacífico, equitativo y democrático de las riquezas
marinas sigue siendo una fantasía jurídica liberal ya que los cuerpos jurídicos
actuales legalizan, reproducen y perpetúan las enormes asimetrías económico-
tecnológicas entre las naciones industriales y las naciones primario-exportadoras.
4.5 EL MARCO JURÍDICO EN MARES NACIONALES
Los proyectos mineros que se pretenden desarrollar en mares bajo jurisdicción
nacional son regulados por las leyes nacionales correspondientes. Desde hace
algunas décadas, las áreas mineralizadas bajo jurisdicción nacional son objeto de
una disputa por su regulación jurídica. Esta disputa por la definición de las “reglas
del juego” no es menor, pues debe considerarse que las áreas marinas bajo
jurisdicción nacional representan enormes extensiones territoriales que en muchos
casos son incluso mayores que la propia extensión territorial de los Estados
nacionales. Entonces, de ese tamaño es lo que está en disputa.
Las naciones pioneras en el establecimiento de marcos regulatorios para el
desarrollo de la minería submarina fueron las naciones industriales. La primera
legislación nacional fue la Deep Seabed Hard Mineral Resource Act de Estados
Unidos (1980). El decreto de este cuerpo jurídico obedeció específicamente a la
necesidad de Estados Unidos de garantizar la seguridad en el abasto de minerales
críticos durante la Guerra Fría. A la fecha, dicha legislación nacional sigue siendo
la más paradigmática respecto a la minería submarina.
A la legislación norteamericana le siguió la de Alemania (1980), luego la de Gran
Bretaña (1981), después la de Francia (1981), a continuación la de Japón (1982) y
finalmente la de Italia (1985). Como lo señalan Weindenslaufer y Loiseau, todas
estas legislaciones nacionales fueron provisionales y se desarrollaron en un primer
periodo, antes de la entrada en vigor de la CONVEMAR (2019, p. 10). Su papel fue
el de fungir como mecanismo de presión política para crear leyes mineras
174
internacionales acordes con sus intereses particulares, así como para intervenir
directamente en los océanos globales.
Un segundo periodo se refiere a las legislaciones nacionales adoptadas después de
la entrada en vigor de la CONVEMAR (1994) y antes de la emisión de la Opinión
Consultiva de 2011 (Ibíd., p. 10). Incluye la legislación de Rusia (1994), Nueva
Zelanda (1996) y República Checa (2000). Finalmente, el tercer periodo se refiere
a las legislaciones adoptadas después de la emisión de la Opinión Consultiva de
2011 e incluye la legislación de Bélgica (2013), Fiji (2013), Reino Unido
(modificación de la legislación de 1981), Tonga (2014), Tuvalu (2014), Singapur
(2015), Nauru (2015), China (2016) y Kiribati (2017) (Ibíd.).
Aunque estas legislaciones han pasado desapercibidas, representan un nodo clave
en el que se ha definido —durante el siglo XX y XXI— el destino de las riquezas
minerales oceánicas. Tan importante resulta la creación de leyes regulatorias para
las potencias económicas que actualmente los gobiernos de las naciones
imperialistas, así como las instituciones “multilaterales” bajo su dominio,
promueven con “bombo y platillo” la creación de marcos regulatorios que legalicen
la minería submarina en los territorios de las naciones con las mayores reservas
minerales oceánicas. Prometen cuantiosos ingresos económicos a las naciones del
tercer mundo a cambio de la promulgación de marcos legales favorables a sus
inversiones y a la obtención de ganancias extraordinarias.
Resulta paradójico que mientras la oleada de proyectos mineros oceánicos avanza
con gran fuerza, los marcos regulatorios especiales de la minería submarina sean
escasos, sobre todo en América Latina y África. El caso de las naciones insulares
del sureste asiático es distinto ya que hoy día 15 de estas naciones ya cuentan con
borradores o códigos vigentes que regulan la minería submarina. Justo en esta
región se encuentran los cuerpos jurídicos más avanzados y sofisticados, mismos
que buscan replicarse en otras naciones.91
91 En su conjunto, las legislaciones de las naciones insulares del Pacífico han sido impulsadas con
el apoyo y la asesoría de instituciones de gobiernos imperialistas y organismos “multilaterales” como la Secretariat of the Pacific Community (perteneciente a la Unión Europea). Este bloque de
175
Ante esta ausencia generalizada de legislaciones especiales para la minería
submarina, muchas naciones periféricas encuentran en sus códigos mineros
particulares instrumentos jurídicos para apuntalar proyectos de minería
submarina. Esto sucede principalmente en las naciones primario-exportadoras que
dependen de la renta extractivista. En algunos casos, las leyes mineras
continentales han sido modificadas para legalizar el extractivismo minero oceánico
a través de la inclusión de algunas referencias vagas a la minería submarina, lo
cual resulta irresponsable y criminal ya que dichas leyes no regulan problemáticas
específicas de la minería submarina.
En el caso de las legislaciones vigentes, es posible encontrar como denominador
común la legalización del despojo, la ausencia de mecanismos de redistribución de
la riqueza, la flexibilidad ambiental, la falta de transparencia y la negación del
derecho de las sociedades nacionales a ser consultadas. Cabe agregar que muchas
de estas legislaciones no contemplan la aplicación del principio precautorio y la
consulta pública. Sólo se concentran en los regímenes concesionales.
Un punto que merece particular atención es que la mayor parte de las legislaciones
nacionales que legalizan la minería submarina no contienen disposiciones
específicas respecto a la cuestión ambiental. Esto representa una grave omisión
por parte de las autoridades nacionales ya que eluden esta cuestión aun existiendo
numerosas experiencias históricas de devastación ambiental oceánica que
evidencian la irresponsable actuación de la industria extractiva.
Cabe agregar que ante la amenaza de políticas nacionalistas que afecten los
intereses de las empresas mineras, estas últimas tienen la facultad de apelar a
arbitrajes internacionales mediante los cuales pueden demandar a un estado ante
tribunales internacionales. Por ejemplo, si un estado crea una normativa para
proteger sus territorios marinos y a su población, o endurece la normativa
ambiental, las empresas pueden demandar a dicho estado ante instancias
gobiernos y organismos “multilaterales” están desarrollando las bases legales para dar luz verde a los procesos de acumulación de capital en la minería submarina. La retórica del multilateralismo y la cooperación es aquí pura fantasía.
176
internacionales acusándolo —lo cual es lo más común— por bloqueo y deterioro de
sus inversiones.
Un ejemplo paradigmático del ejercicio de esta facultad es el caso del proyecto
Don Diego, en el que bajo el amparo del Capítulo XI del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte, la estadounidense Odyssey Marine Exploration demandó en
2018 al estado mexicano por 3,540 millones de dólares debido a la negativa del
gobierno para autorizar su proyecto minero en las aguas de Baja California Sur. El
motivo de la demanda fue un supuesto bloqueo y una destrucción de sus
inversiones en México.
Resumiendo, los actuales cuerpos jurídicos nacionales que regulan la minería
submarina legalizan y reproducen por la vía formal la subordinación de las
economías de las naciones primario-exportadoras a las economías de las naciones
industriales, perpetuando el carácter primario-exportador de sus matrices
económicas dependientes de la renta extractivista. Asimismo, anulan la soberanía
nacional oceánica de las naciones periféricas en beneficio de intereses privados y
transnacionales.
4.6 LA LEY MINERA DE PERÚ: VIRAJE NEOLIBERAL Y MINERÍA SUBMARINA
Hasta antes de 1900 se aplicaban en Perú diversos cuerpos jurídicos coloniales
tales como las Ordenanzas de Minas de Nueva España de 1783 (Vildósola, 1999, p.
246). A partir de la década de 1880, ya en el contexto de la modernización liberal,
se buscó sustituir las Ordenanzas de Minas de Nueva España. Para esto existieron
dos tendencias políticas.
La primera era una tendencia nacionalista impulsada por el gobierno peruano que
proponía un sistema minero mixto de amparo, el trabajo real/permanente y el
pago de una patente (Ibíd., p. 247). La segunda era una tendencia liberal
impulsada por la Sociedad de Minería que buscaba acabar con el atraso tecnológico
del sector minero a través de la modernización tecnológica de las infraestructuras
mineras, la inversión extranjera y el acrecentamiento del dominio del gran capital
minero.
177
Tras una larga disputa, en 1900 se aprobó el Código de Minería, el cuerpo legal
extranjerizante enarbolado por la Sociedad de Minería. Con esto, se derogaron
definitivamente las Ordenanzas Mineras de Nueva España.92 El nuevo cuerpo
jurídico consagró la propiedad minera privada y perpetua (Ibíd., p. 247-248). Esta
consagración jurídica fue importante porque sentó las bases para el despliegue de
un proceso de monopolización de los grandes yacimientos minerales por parte del
gran capital nacional y extranjero, mismo que después de algunos años, terminó
por reconfigurar radicalmente la estructura territorial del sector minero
peruano.93
En su conjunto, las leyes liberales del Código de Minería de 1900 sustituyeron el
dominio patrimonial-regalista previo y establecieron las bases jurídicas para la
constitución plena de la propiedad minera capitalista. Estos cambios, terminaron
por generar un violento proceso de despojo territorial, así como la
desnacionalización de la riqueza minera, la cual pasó a manos privadas y
transnacionales. Fue justo esta modernización oligárquica la que transformó a Perú
en un enclave minero orientado hacia el mercado externo.
Posteriormente, entre la dictación del Código de Minería de 1900 y la promulgación
del Código Minero de 1950, se dictaron varias leyes mineras. Destaca la ley de
1915, la cual exoneró a las mineras de todo tipo de impuesto a las utilidades,
derechos de exportación y controles respecto al oro y la plata (Ibíd.). En general,
todo el conglomerado de leyes dictadas a partir de 1900 y hasta principios de la
década de 1930 se caracterizaron por profundizar su carácter antinacional y
oligárquico.
En la década de 1940 creció el rechazo popular al modelo minero antinacional y
oligárquico que se desarrolló de manera ininterrumpida desde la década de 1900.
Así, en 1950 se promulgó un nuevo Código Minero. Un rasgo fundamental de este
92 El Código de Minería de 1900 recuperó algunas disposiciones del Código Minero de Chile de 1888
y sobre todo de la legislación minera mexicana del periodo liberal (Vildósola, 1999, p. 247). 93 Además de lo anterior, el Código de Minería de 1900 disminuyó la carga tributaria y eliminó la
obligación por parte del propietario de realizar trabajos efectivos de exploración/explotación minera (Vildósola, 1999, p. 248).
178
nuevo código fue que restableció el dominio patrimonial-regalista decretando que
—salvo los derechos legalmente adquiridos— los minerales que se encontrasen en
el suelo y subsuelo del territorio peruano eran propiedad del estado. Asimismo, se
declaró a la minería como una actividad de utilidad pública y a la concesión como
irrevocable, indefinida y sujeta a la participación del estado en sus utilidades
(Ibíd., p. 250). Sumado a esto, se estableció la obligación del pago de una patente,
así como un impuesto especial a las utilidades (Ibíd.).
Posteriormente, en 1971, durante el periodo conocido como nacionalismo
revolucionario, se dictó la Ley General de Minería (Ibíd.). Este cuerpo jurídico fue
producto del proceso revolucionario encabezado por Juan Velasco Alvarado y se
caracterizó por la puesta en marcha de políticas nacionalistas encaminadas a la
construcción de la soberanía nacional y el mercado interno. Respecto a la industria
minera, se consideró una palanca estratégica para el desarrollo soberano de Perú,
la cual debía articularse vertical y horizontalmente en beneficio de las grandes
mayorías y no como un simple enclave exportador. Por esta razón, con la llegada
de Juan Velasco Alvarado se impulsó un proceso de nacionalización de la industria
minera, mismo que implicó algunas expropiaciones en 1973.
De esta manera, la Ley General de Minería de 1971 impuso límites al gran capital
minero monopólico-exportador a través de la formulación de un conjunto de
disposiciones legales orientadas a favorecer la nacionalización y la
industrialización del sector minero peruano. Entre estas disposiciones es posible
mencionar la recuperación del dominio inalienable e imprescriptible del estado
peruano sobre los minerales, la definición de la minería como una actividad de
utilidad pública, la obligación de trabajo real y efectivo por parte del
concesionario minero y la posibilidad legal del estado para cancelar concesiones
(Ibíd., 251).
Pero ante el desgaste y agotamiento del proceso revolucionario, las fuerzas
conservadoras lideraron un proceso contrarrevolucionario que se consolidó hasta
la llegada de Alberto Fujimori a la presidencia de Perú en 1990. A partir de
entonces, se inició un proceso de privatización y reorientación exportadora de las
179
empresas mineras nacionales. Fueron privatizadas importantes empresas públicas
que en décadas anteriores habían llegado a controlar más del 30% de la producción
minera nacional (Torres, 2013, p. 11). Este fue el caso de Centromín Perú, Hierro
Perú y Tintaya, así como las refinerías de Ilo y Cajamarquilla (Glave y Kuramoto,
2007, p. 137-138).94
Como consecuencia de la rapaz privatización neoliberal, se redujo masivamente la
fuerza de trabajo minera y prácticamente desapareció el movimiento sindicalista
minero (Ibíd.). Tan sólo entre 1989 y 1993, fueron despedidos alrededor de 23 mil
trabajadores estables y 10 mil trabajadores eventuales (CVR, 2003). Este
debilitamiento de las fuerzas obreras sindicalizadas hizo aún más atractivo al
sector minero peruano para los grandes capitales mineros transnacionales (Glave
y Kuramoto, 2007, p. 137-138).
El proceso privatizador estuvo acompañado de la promulgación de la Ley General
de Minería de 1992. Este cuerpo jurídico —vigente hoy en día— estuvo orientado a
liberalizar y extranjerizar al sector minero peruano y a otorgar mayor certidumbre
financiera a los grandes capitales mineros.95 En consecuencia, durante la década
de 1990 se registró un boom en la inversión privada en el sector minero.
Precisamente, a partir de esta década se desarrolló un proceso inédito de
expansión territorial de la gran minería hacia los valles, costas e incluso hacia la
amazonia alta y baja. En ese contexto surgieron algunos de los proyectos mineros
más ambiciosos a nivel mundial, tal como la mina Yanacocha (Cajamarca), una de
las tres minas a cielo abierto más grandes del mundo.
A continuación, se enumeran 10 rasgos definitorios de la Ley General de Minería
de 1992.
94 A diferencia de otros sectores, la modernización neoliberal de la década de 1990 fue un proceso
que se impulsó con una fuerte intervención estatal ya que no sólo invirtió grandes sumas de capital para sanear las operaciones de las mineras que después pondría a la venta, sino que además asumió toda la deuda y la cartera pesada del Banco Minero (Glave y Kuramoto, 2007, p. 137-138). 95 Los efectos de las políticas neoliberales comenzaron a surtir efecto a partir de 1994, cuando el
valor de las exportaciones mineras comenzó a repuntar (Glave y Kuramoto, 2007, p. 137-138). Considérese que tan sólo entre 1993 y 1994 las exportaciones se incrementaron en un 34% y que para el periodo de 2000-2005 se triplicaron (Ibíd.).
180
Primero. Las concesiones se entregan cuasi de manera automática y tienen el
carácter de irrevocables y perpetuas. Esto ha producido no sólo un boom en la
cantidad de concesiones otorgadas y en la superficie territorial concesionada, sino
también en los conflictos mineros. Hoy en día, Perú es el tercer país en América
Latina con más conflictos mineros, sólo por detrás de México y Chile.
Segundo. Establece una ínfima carga tributaria. Las grandes y medianas empresas
deben realizar un irrisorio pago anual de 3 dólares por hectárea, mientras las
pequeñas empresas deben cubrir un pago anual de 1 dólar por hectárea.
Tercero. Otorga un trato preferencial a la inversión extranjera directa. A cambio
de inversiones, ofrece contratos de estabilidad tributaria y administrativa que
incluyen el impuesto a la renta, los derechos arancelarios, el impuesto a las ventas,
entre otros. También estipula mecanismos de reducción tributaria como la
condonación de impuestos.
Cuarto. Estipula la garantía de protección de la propiedad privada minera, la
libertad para acceder a créditos internos y externos, la libre transferencia de
capitales y la libre disposición de divisas y remesas al exterior. Además, brinda
facilidades e incentivos económicos para la importación de equipos y tecnologías
mineras.
Quinto. Permite a las empresas desarrollar proyectos mineros en áreas naturales,
arqueológicas, campesinas, oceánicas y otras de importancia ecológica, económica
y cultural. La captación de inversiones está por encima de cualquier consideración
social, cultural o ambiental.
Sexto. Carece de leyes, normas y reglamentos ambientales estrictos. Esto favorece
la proliferación de los desastres ambientales y la evasión de responsabilidades
ambientales por parte de las mineras.
Séptimo. Favorece la opacidad en el acceso a la información pública. No estipula
mecanismos de transparencia eficientes y accesibles para la sociedad civil.
Octavo. Los ministerios cumplen una doble función. Por un lado, evalúan los
estudios de impacto ambiental, y por otro, promueven las inversiones mineras. Al
181
final, la promoción de inversiones se impone sobre la obligación de protección
ambiental y social.
Noveno. Regula todo lo relativo al aprovechamiento de minerales del suelo y
subsuelo peruano, así como del dominio marino. Es decir, las disposiciones
jurídicas de la ley minera son aplicables en su integridad a los territorios marinos.
Décimo. Se contempla la solución de eventuales conflictos entre las empresas y el
estado a través de arbitraje nacional e internacional.
4.7 LA LEY MINERA DE CHILE: CONTRARREVOLUCIÓN NEOLIBERAL Y MINERÍA
SUBMARINA
La legislación que actualmente regula la actividad minera en Chile fue resultado
de varios ciclos de disputa política a lo largo del siglo XIX y especialmente durante
el siglo XX. Para comprender el significado del actual conjunto de leyes mineras —
mismas que legalizan la minería submarina— es necesario comprender el desarrollo
de dicha legislación con relación al desarrollo de configuraciones políticas
particulares en la relación de fuerzas en Chile durante el siglo XX.
En esta dirección, a continuación se presenta un breve análisis acerca del sentido
que adquirieron las leyes mineras con relación a las principales transformaciones
en la relación de fuerzas políticas en Chile durante el siglo XX. Esto con la finalidad
de comprender al actual código minero chileno como producto-condicionante de
los ciclos de lucha política. De esta manera será posible entender críticamente su
vigencia con relación a la minería submarina.
Los procesos históricos de mayor significación económico-política en la historia de
la minería en Chile durante el siglo XX fueron la nacionalización del cobre realizada
en 1971 por el bloque político encabezado por Salvador Allende y el viraje
neoliberal del sector minero iniciado con la Constitución redactada en 1973 por la
dictadura militar de Augusto Pinochet. Estos dos procesos históricos resultaron
definitorios del actual régimen jurídico minero en Chile.
La nacionalización del cobre expresó una profunda convicción política de las masas
populares pocas veces alcanzada en los 200 años de historia independiente de Chile
182
(Lagos, 2011, p.1). Sin lugar a dudas, ha sido el proceso histórico de mayor
trascendencia política en la historia de Chile durante el siglo XX.96
Pero el anhelo popular por la nacionalización de la minería chilena comenzó en los
primeros años del siglo XX, específicamente con la instalación de las mineras
yankees Kennecott (1907) y Anaconda (1914) (Ibíd.). En aquella época se desarrolló
un creciente rechazo al dominio transnacional que había convertido al principal
sector económico de Chile en un enclave semicolonial. Fue precisamente este
dominio transnacional el responsable de la debacle en la producción cuprífera
chilena a finales del siglo XIX, la cual pasó de un 49% del cobre mundial en 1869 a
un 4% en 1905 (Ibíd.). Frente a esta situación, fue severamente cuestionado el
dominio imperialista del sector del cobre que impedía al pueblo tomar decisiones
soberanas sobre el “corazón” de la vida económica de Chile.
Sin embargo, el rechazo popular al dominio imperialista del sector minero no se
tradujo inmediatamente en un movimiento a favor de su nacionalización ya que el
liberalismo económico de la época impuso la idea fuerza de que sólo los privados
podían explotar las riquezas naturales y que la participación de los capitales
extranjeros era esencial (Allende, 1971, p. 3). Paralelamente a la vigencia de esta
idea, la burguesía chilena se mostró incapaz de liderar un proyecto de
industrialización nacional y terminó por establecer una alianza económico-política
con los capitales transnacionales.
No obstante, el rechazo de las masas hacia el modelo transnacional creció
paulatinamente. Dicho rechazo, el cual era transversal entre las masas populares
y los diversos partidos políticos, se condensó jurídicamente en 25 cuerpos legales
dictados durante el periodo de 1940-1954, mismos que transformaron el estatus
96 El cobre se convirtió en la principal riqueza de Chile a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
En esta época, Chile fue clave para suministrar el cobre que necesitaba la revolución Industrial (Lagos, 2011, p.1). Para 1876, Chile cubría el 62% de la demanda mundial de cobre (Allende, 1971, p. 3). De hecho, durante el siglo XX Chile ha representado la mayor reserva de cobre del mundo entero. Por ejemplo, en los años previos a la nacionalización del cobre (1971) se estimaba que Chile albergaba el 21% de la reserva mundial total (Ibíd.).
183
de la gran minería (Ibíd., p. 4). Con la dictación de estos cuerpos legales, Chile
adquirió paulatinamente un mayor control sobre su industria minera.
Un paso importante hacia la nacionalización de la minería fue el fortalecimiento
del giro patrimonialista de la ley minera en 1932. Derivado de este giro, en la
década de 1930 se reconoció a los yacimientos minerales como bienes del estado.
Sin embargo, a la par de esta consideración, se estipuló que dichos yacimientos no
eran bienes nacionales de usufructo público ni bienes fiscales. En este sentido, la
intervención estatal se siguió orientando a satisfacer el interés privado de los
capitales transnacionales.
Pese a lo anterior, la disputa popular por recuperar realmente las riendas del
sector minero se fortalecía. Para 1941 se introdujo un nuevo impuesto al cobre
que se tradujo en un aumento de la tributación, la cual pasó del 14% respecto al
total recaudado en 1940 al 41% en 1952 (Lagos, 2011, p. 2-3). Pero a pesar de los
esfuerzos, este tipo de medidas fracasaron ya que no atacaban directamente a los
capitales transnacionales, más bien les otorgaban más facilidades con la finalidad
de que invirtieran en Chile y lo industrializaran (Allende, 1971, p. 4).
Durante la década de 1950 ascendió aún más la oleada popular que demandaba un
alto al trato preferencial a los capitales estadounidenses, la chilenización del
cobre y su refinación total en Chile, el alto a la exportación en bruto y la
nacionalización minera (Lagos, 2011, p. 3). Estas eran justo las ideas fuerza de la
época, este era el campo político sobre el que se movían las fuerzas políticas
chilenas.
En tal contexto, en 1950 el gobierno chileno comenzó una revisión de las formas
de operar de algunas empresas yankees (Lagos, 2011, p. 2-3). Para 1952 creó
CODELCO y para 1962 ENAMI y Estanco Minero (Ibíd., 3-4). Asimismo, impulsó la
fundición del cobre. Ya en 1965 dio marcha a la chilenización de la minería y para
1970 creó el Centro de Investigación Minero Metalúrgico, importante institución
formadora de mineros especialistas (Ibíd.).
Es importante señalar que la voluntad popular por hacer realidad la independencia
formal lograda en 1818 se consolidó en la década de 1960 ya que se vio favorecida
184
por el surgimiento de fuerzas reformistas y revolucionarias por toda América Latina
que luchaban por la nacionalización de sus respectivas riquezas naturales. No se
debe pasar por alto el hecho de que justo en estos años, tanto en México como en
Perú, se fortalecieron las fuerzas políticas que pugnaban por la nacionalización de
sus respectivas industrias mineras. Asimismo, en aquellos años estaban en marcha
numerosos procesos de liberación nacional.
El paso previo a la nacionalización del cobre fue el programa reformista de Eduardo
Frei Montalva, el cual hizo realidad una serie de reformas estructurales tales como
la chilenización del cobre en 1964. Con esta reforma quedó abierto el proceso para
la nacionalización integral del cobre encabezada por Radomiro Tomic y Salvador
Allende. De modo que, tras el triunfo del candidato de la Unidad Popular en 1970,
de inmediato se puso en marcha el proceso de nacionalización del cobre, proceso
que culminó en 1971, fecha en la cual el Congreso Nacional aprobó la enmienda
constitucional.
La nacionalización del cobre de 1971 significó la consagración jurídica de un
conjunto de ideas fuerza compartidas por la abrumadora mayoría nacional, misma
que a través de la autodeterminación política, decretó la subordinación del
derecho y el interés privado —chileno y extranjero— al derecho y al interés general
del pueblo chileno (Allende, 1971, p.1). Fue una decisión del más alto nivel jurídico
en la que el pueblo, en tanto soberano, actuó como poder constituyente
expresando su voluntad de independencia económica (Ibíd., p. 5-6).
La nueva legislación estaba orientada al bien común y al reconocimiento de los
derechos sociales. Buscaba garantizar la independencia económica y la soberanía
nacional. Asimismo, significaba la expropiación de mineras monopólicas, la
formación de empresas nacionales, la integración/industrialización nacional y la
nacionalización del cobre. Era el pueblo hecho gobierno quién luchaba por su
autodeterminación política como nación independiente. Para Allende, en última
185
instancia, la nacionalización del cobre significaba el inicio del camino chileno hacia
el socialismo (Ibíd.).97
Sin embargo, con el golpe militar de 1973 y el asesinato de Allende, el proceso de
nacionalización —mediante el cual el estado chileno adquirió el dominio absoluto,
exclusivo, inalienable e imprescriptible— fue revertido de manera violenta y
autoritaria. Este proceso contrarrevolucionario se consagró con la Constitución de
1973, la cual fue aprobada durante la dictadura militar pinochetista. En contraste
con el respaldo masivo a la nacionalización del cobre en 1971, la Constitución de
1973 fue aprobada sólo por cuatro miembros de las Fuerzas Armadas estando de
por medio una consulta al Tribunal Constitucional designado por Pinochet.98
La Constitución de 1973 expresó un quiebre histórico del proceso de
nacionalización de la minería empujado por los sectores populares desde inicios
del siglo XX. Fue la expresión jurídica de la contrarrevolución que dio marcha atrás
al proceso político más trascendente del siglo XX en Chile. Asimismo, marcó el
inicio del ciclo neoliberal que terminó por enterrar importantes victorias políticas
populares que habían sido plasmadas a nivel constitucional.
Además del Código de Minería, a partir de 1973 se decretaron otras leyes
anticonstitucionales que consolidaron la reconfiguración neoliberal del sector
minero. El Estatuto de Inversión Extranjera de 1974 estableció un marco para
atraer y dar certidumbre a los capitales extranjeros. Un año después, la Ley de
97 Con la nacionalización del “sueldo chileno” se buscaba alcanzar el dominio pleno sobre la
principal riqueza chilena y avanzar hacia la diversificación/industrialización con miras a superar el carácter primario-exportador de la economía chilena (Caputo y Galarce, 2008, p.1). Asimismo, se pretendía mejorar las condiciones de vida del pueblo chileno en materia de salud, educación y vivienda. Ante estas medida nacionalistas, las empresas —apoyadas por el gobierno de Estados Unidos— que vieron afectados sus intereses contrapusieron un bloqueo económico contra Chile, así como acciones legales y coercitivas contra el estado chileno que tenían como objetivo desestabilizar al gobierno de Allende. Entre estas acciones destaca el boicot económico contra el cobre chileno, el estrangulamiento de la economía chilena, la presión del pago de la deuda externa y el posterior derrocamiento de Salvador Allende. Como lo planteó H. Kissinger, el gobierno de Salvador Allende no representaba una simple molestia económica, sino un desafío geopolítico mayúsculo para los intereses de Estados Unidos ya que las fuerzas populares chilenas tenían la capacidad de apoyar una insurgencia incluso más radical que la de Cuba. 98 La legislación minera fue elaborada durante la dictadura militar por un conjunto de tecnócratas
neoliberales como Hernán Büchi y José Piñera, este último hermano del actual presidente chileno Sebastián Piñera.
186
Impuesto a la Renta de 1974 disminuyó la carga fiscal de los concesionarios.
Después, la Ley 19.137 de 1992 traspasó confidencialmente los yacimientos de
reserva de CODELCO hacia empresas privadas y transnacionales.99 Finalmente, la
Ley 19.207 de 1993 estipuló la invariabilidad tributaria.
En su conjunto, todas estas leyes neoliberales —inauguradas con la dictadura y
afianzadas con el gobierno de concertación—, fueron impuestas con el objetivo de
generar un marco jurídico ad hoc a los procesos de acumulación de capital puestos
en marcha durante el ascenso del proyecto neoliberal. Además, buscaron
mantener inalterados los intereses transnacionales del gran capital del cobre,
despojando al propio estado de sus facultades para intervenir a favor del desarrollo
nacional soberano.
Asimismo, pretendieron anular dos procesos fundamentales. Primero, suprimir más
de un siglo de lucha del pueblo chileno por la nacionalización y el dominio
patrimonial de su principal recurso natural. Y segundo, borrar el significado
histórico del proyecto político que encarnaba Salvador Allende.
Como resultado del viraje neoliberal, tan sólo en tres décadas se desnacionalizaron
los yacimientos cupríferos continentales más grandes del mundo y el principal
sector económico de Chile fue privatizado, extranjerizado y liberalizado por las
fuerzas reaccionarias neoliberales. El “salario” del pueblo chileno fue enajenado.
A continuación, se enlistan los 10 rasgos centrales del Código de Minería de 1982.
Primero. Fue una ley anticonstitucional pionera en incorporar radicalmente los
principios neoliberales. De hecho, es la ley minera que más ha profundizado su
carácter neoliberal en toda América Latina, incluso más que México y Perú.
99 Otro aspecto central de la política neoliberal es que se crearon leyes con el objetivo de
desmantelar sistemáticamente las empresas estatales mediante la figura de asociación o de transferencia directa de la riqueza nacional. La Junta Militar estableció que CODELCO debía tributar el 10% de sus ventas, tributo que iría directo a las Fuerzas Armadas y que se destinaría a la compra de armas. A través de las ganancias de esta empresa estatal, se financió al cuerpo represivo de la dictadura chilena.
187
Segundo. Mediante la figura de la concesión plena,100 se entrega como propiedad
privada la riqueza minera antes nacionalizada. Dicha figura estipula que la
concesión es indefinida, irrevocable e inmodificable.
Tercero. Se considera a la concesión plena como un derecho real, inmueble y
oponible al propio estado. Así, el concesionario puede venderla, arrendarla,
cederla, hipotecarla o transmitirla en herencia.
Cuarto. Al pueblo chileno se le deja como única garantía la expropiación. En este
hipotético caso, el estado debe pagar no sólo el valor comercial del yacimiento,
sino también las inversiones e incluso el valor presente de los flujos futuros.
Quinto. Se estipula que los inversionistas extranjeros pueden controlar hasta el
100% de una empresa minera y que pueden importar/exportar bienes de consumo
y de capital sin impuestos, ni aranceles.
Sexto. Se concede invariabilidad tributaria y certidumbre financiera al gran capital
minero. A este último, se le otorga el mismo estatus jurídico que a la pequeña
minería.
Séptimo. El pago de impuestos es ínfimo. Las empresas sólo deben cubrir un pago
anual equivalente a una unidad tributaria mensual por cada hectárea, misma que
varía cada año. Además, las mineras tienen la posibilidad de evadir impuestos.
Octavo. Las disposiciones ambientales no han logrado detener la devastación
minera. En realidad, durante el neoliberalismo Chile se ha convertido en una de
las naciones con más desastres ambientales derivados de minas a nivel mundial.
Noveno. No se establece distinción alguna entre minas terrestres y minas
submarinas. Es decir, ante la ausencia de un marco regulatorio específico para la
100 La figura jurídica de la concesión plena no existe en ninguna otra legislación del mundo. Es una
figura anti-histórica que fracturó de manera radical el dominio patrimonial establecido a rango constitucional desde 1874, el cual estipulaba el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de la riqueza minera chilena. En este sentido, rompió con una expresión jurídica que fue producto de más de 100 años de lucha política de las fuerzas nacional-populares a favor de la recuperación de la riqueza minera para los chilenos.
188
minería submarina, las disposiciones del Código Minero de 1982 son aplicables a
los proyectos mineros marinos.
Décimo. Los minerales submarinos no son concesionables por encontrarse en el
mar. No obstante, pueden ser concesionados mediante contratos especiales o ser
explotados por el propio estado. Justamente, a través de este tipo de contratos se
impulsa la minería submarina en Chile.
4.8 LA LEY MINERA DE MÉXICO: RAPIÑA NEOLIBERAL, DERROTA POPULAR Y
MINERÍA SUBMARINA
Para entender los principales rasgos de la actual ley minera en México es necesario
comprender su desarrollo histórico durante el siglo XX. Una vez identificadas las
principales transformaciones y continuidades de la ley minera durante el siglo XX,
será posible comprender su significado político y su vigencia histórica, así como
sus vínculos con la minería submarina. En este sentido, a continuación se presenta
un breve esbozo de las principales transformaciones y continuidades de la ley
minera mexicana durante el siglo XX. Este esbozo se complementa en la parte final
con una breve exposición de los 10 principales rasgos de dicha ley con relación a
la minería submarina.
El antecedente al primer cuerpo jurídico minero en México —en tanto nación
formalmente independiente— fueron las Ordenanzas de Minas de Nueva España,
cuerpo vigente desde 1783 (Vildósola, 1999, p. 222). A partir de 1821, en la
práctica coexistieron las Ordenanzas de Minas y la Normativa Especial expedida
tras la consumación de la independencia, así como una variada legislación (Ibíd.).
El rasgo fundamental de los cuerpos jurídicos post-independencia fue que
decretaron por primera vez el dominio y la pertenencia de los minerales a la nación
mexicana.101 Este dominio formal de la nación sobre su principal recurso natural
fue una conquista histórica producto de la encarnizada lucha por la independencia
101 Los esquemas jurídicos previos a la independencia establecían que el dominio y la pertenencia
de los minerales eran de la corona española.
189
nacional y se mantuvo sin alteraciones importantes hasta 1884, año en que, bajo
la modernización oligárquica, se creó el primer Código Nacional de Minas.102
Con la promulgación del Código Nacional de Minas se derogaron definitivamente
las aún vigentes Ordenanzas de Minas de 1783. Posteriormente, entre 1892 y 1909
se dictaron nuevas leyes mineras que, en conjunto con el Código Nacional de Minas,
configuraron el más completo ordenamiento jurídico liberal, el cual imperó hasta
1917 e influenció a casi toda la legislación minera de América Latina (Ibíd., p. 25).
Cabe agregar que este paquete de leyes fue elaborado bajo influencia de la teoría
liberal y la injerencia abierta de las petroleras yankees, quienes para esas fechas
controlaban más del 85% de las exportaciones petroleras (Ibíd., p. 229).
El Código Nacional de Minas de 1884 declaró la utilidad pública de los yacimientos
de placer, las haciendas de beneficio y el aprovechamiento de aguas (Ibíd., p. 25-
26). Mediante la figura de la concesión otorgó a particulares la propiedad originaria
de minas, haciendas de beneficio y aguas en virtud de su descubrimiento o
denuncio (Ibíd.). Asimismo, estableció una duración ilimitada de las concesiones.
Un punto central fue que habilitó legalmente a las empresas petroleras para que
obtuvieran el dominio pleno de los hidrocarburos ubicados en el subsuelo nacional
(Ibíd., p. 26-27).
Las leyes liberales de la segunda mitad del siglo XX lograron consolidar
propiamente la propiedad capitalista individual y originaron una oleada inédita de
acumulación originaria. Asimismo, favorecieron la individualización y la
mercantilización de la riqueza colectiva, la conformación del latifundio y la
102 Posteriormente, la Legislación Minera Federal —cuya fuente fue la Constitución Política de
1857— definió los minerales cuyo dominio se atribuía al dueño del terreno superficial y aquellos bajo dominio del estado y estableció las reglas para otorgar concesiones (Vildósola, 1999, p. 223-224). También decretó el amparo por trabajo y la obligación de comprobar la existencia real del yacimiento mineral debiendo el estado verificar la existencia del yacimiento (Ibíd.).
190
concentración de la riqueza nacional en un puñado de empresarios y
terratenientes.103
Ocho años después del decreto del Código Nacional de Minas, Porfirio Díaz derogó
dicho cuerpo legal y promulgó la Ley Minera de 1892. La líneas fundamentales del
Código de 1884 se conservaron, sólo se acentuó su estructura liberal ya que se
estableció que el dueño del suelo podía explotar libremente todas las sustancias
minerales sin necesidad de una concesión especial, desde el petróleo y los aceites,
hasta los minerales y las aguas minerales (Ibíd., p. 228-229). En cuanto a la
concesión, esta fue considerada como una propiedad irrevocable y perpetua,
condicionada sólo a cambio de un pago anual de impuestos (Ibíd.).
Un año antes del derrocamiento de Porfirio Díaz, se promulgó la Ley Minera de
1909. Un cambio fundamental de este cuerpo jurídico es que, ante el ascenso de
las fuerzas revolucionarias, restituyó el dominio directo de los minerales a la
nación. No obstante, el dominio sobre los yacimientos de petróleo y derivados
continuó siendo atribuido al dueño del suelo (Ibíd., p. 231).
Así, tras medio siglo de modernización capitalista se consolidó un modelo minero
oligárquico orientado al beneficio exclusivo de mineras extranjeras y a la
satisfacción de necesidades de mercados externos. Este modelo minero oligárquico
se sostuvo formalmente por un cuerpo jurídico liberal que comenzó su
implantación en la década de 1980 y que posteriormente fue reforzado con
políticas bancarias/tributarias entreguistas y con la construcción/articulación de
infraestructuras funcionales a la exportación minera y petrolera tales como los
ferrocarriles, mismos que en aquella época constituyeron la infraestructura férrea
más extensa de América Latina. El conjunto de estas infraestructuras férreas
articuló el territorio nacional de manera subordinada a la economía
estadounidense.
103 Las leyes mineras liberales establecieron las condiciones legales necesarias para consolidar un
proceso de acumulación de capital impulsado por capitales monopólicos transnacionales. De hecho, inmediatamente después de la publicación del Código Nacional de Minas, las petroleras estadounidenses iniciaron un proceso de control de los principales yacimientos petroleros.
191
Resumiendo, la modernización nacional capitalista de la segunda mitad del siglo
XIX y principios del XX constituyó las bases para el desarrollo pleno del capitalismo
en México a través del proceso de acumulación originaria, la constitución de la
propiedad capitalista y la subsunción del territorio nacional. Asimismo, abrió el
territorio nacional a los procesos de acumulación de capital favoreciendo
principalmente a los capitales monopólicos estadounidenses, ingleses y franceses.
En consecuencia, para 1910 más del 75% de recursos mineros estaban bajo dominio
de capitales extranjeros (Ibíd.).
El control oligárquico sobre las principales riquezas naturales de la nación originó
un fuerte descontento social entre las masas de campesinos y mineros. Fue justo
el rechazo popular de este modelo de desarrollo antinacional una causa directa
del estallido revolucionario de principios del siglo XX; estallido a partir del cual se
transformaría paulatinamente la estructura del sector minero, así como el estatus
jurídico referente al dominio y al usufructo de la riqueza minera.
En 1917 se promulgó la Constitución Política de México. La cuestión fundamental
de este cuerpo constitucional estriba en que estableció, por primera vez en la
historia del derecho de propiedad, el carácter derivado de la propiedad privada
respecto al dominio originario de la nación, pero a diferencia de la Constitución
Rusa de 1917, sin suprimir la propiedad privada (Ibíd., p. 236). En ese sentido, el
origen de la propiedad privada era la nación, y, por lo tanto, el dominio de tierras
y aguas sólo se podía transmitir a particulares a través de la figura de la
concesión.104
De trascendencia mayúscula resultó el Artículo 27 ya que en él se consagró la
concepción jurídica que reivindicó la propiedad de la nación mexicana sobre los
recursos naturales, prefigurando la voluntad del pueblo mexicano de nacionalizar
la riqueza natural (Ibíd.). Fue la fracción X del Artículo 27 la que estableció el
principio más trascendental para el futuro de la nación mexicana durante el siglo
104 La ley minera surgida de la Revolución Mexicana influyó decisivamente en la formulación de las
leyes mineras latinoamericanas e incluso fue un referente destacado en las negociaciones de la ONU que tuvieron lugar después de la segunda guerra mundial en las que se debatió el tema de las soberanía de las naciones respecto a la riqueza minera (Vildósola, 1999, p. 231).
192
XX: la propiedad absoluta, inalienable y plena de la nación sobre las riquezas
minerales y otras riquezas del subsuelo. En esta fracción residía la piedra angular
del proyecto de nación surgido a partir de la Revolución Mexicana. Este principio
se mantuvo esencialmente inalterado hasta la época de la vorágine neoliberal de
la década de 1990.
Pero a pesar de las disposiciones constitucionales, en las décadas de 1910 y 1920
se produjo una mayor concentración de la propiedad minera en la medida en que
las pequeñas y medianas compañías fueron incapaces de hacer frente a la
inestabilidad de los precios, la destrucción y el saqueo de instalaciones, así como
a los nuevos impuestos establecidos tras la revolución (Sariego, 2010, p.174). A
esto se debe agregar que, aunque ya afianzado el proceso revolucionario, se siguió
aplicando la Ley Minera de 1909.
Fue hasta la década de 1930 cuando se condensaron transformaciones relevantes
en el sector minero. Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río los sectores
populares lograron impulsar importantes reformas laborales, así como la
nacionalización del petróleo (Ibíd.). Un logro significativo fue la creación en 1934
del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos de la República
Mexicana, sindicato que integró a gran parte del sector obrero minero. Hasta 1950
dicho sindicato negoció importantes reformas en materia de seguridad laboral,
salarios, condiciones de trabajo, vivienda, educación y salud de las familias
mineras (Ibíd.). Otros logros significativos fueron la creación de la Comisión de
Fomento Minero en 1934, así como la creación e impulso de numerosas
cooperativas mineras durante toda la década de 1930.
En general, durante el cardenismo se estableció una alianza corporativa del
gobierno con el proletariado minero que tuvo como objetivo debilitar el enorme
poder económico del capital minero monopólico transnacional, neutralizar en
términos políticos a grupos anarcosindicalistas y radicales de acción directa,
mejorar las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo minera, reconocer
derechos laborales de las masas de trabajadores mineros y fortalecer la
193
intervención estatal en el sector minero. Todo ello mediante una alianza política
corporativa con sectores obreros, campesinos y sindicales.
Pero a pesar de los importantes logros sociales durante el cardenismo, las
transformaciones no desembocaron en una reconfiguración sustancial de la
estructura y la propiedad minera (Ibíd.). Esto porque, entre otras razones, el
estado anuló la posibilidad de la expropiación, tal como en el caso del petróleo.
De esta manera, se mantuvo en pie la estructura monopólica del sector minero y
su orientación hacia mercados externos (Sariego et al., 1988, p. 20).
En décadas posteriores, favorecido por precios altos derivados de la segunda
guerra mundial y la Guerra de Corea, el estado endureció su política fiscal a nivel
de la producción y la exportación (Sariego, 2010, p. 175). En consecuencia, las
empresas se mostraron desinteresadas por invertir (Ibíd.). Bajo este problemático
contexto, el estado decidió decretar en 1961 la Ley de Mexicanización de la Minería
y posteriormente tres leyes reglamentarias del Artículo 27 en 1960, 1962 y 1975.
La Ley de Mexicanización obligó a las mineras extranjeras a poner a la venta o en
manos nacionales al menos el 51% de su capital social (Ibíd.). Asimismo, excluyó
al capital privado de áreas estratégicas y restringió su presencia en la explotación
de las reservas nacionales (Ibíd.).105 Como resultado de la mexicanización, durante
la década de 1970 se consolidaron numerosas empresas paraestatales, entre ellas
importantes empresas mineras y siderúrgicas.
La mexicanización produjo un repunte de la minería, pero también sirvió para
transferir una suma considerable de fondos públicos —vía exención de impuestos a
la producción y la propiedad— hacia las empresas privadas mexicanizadas (Ibíd.,
p. 176). La inversión del estado en consorcios paraestatales y su intervención en
tanto que garante en la obtención de créditos externos, permitió a los privados
costear la importación de tecnologías y equipos (Ibíd.). Los más beneficiados de
esta modernización tecnológica —financiada en buena medida con fondos
públicos— fueron los socios privados de las empresas mexicanizadas y los
105 La ley reglamentaria de 1960 decretó el dominio inalienable e imprescriptible de la nación
respecto a la tierra y el agua, reafirmando así el dominio directo de la nación sobre sus riquezas.
194
propietarios nacionales de empresas mineras, sobre todo a partir de la década de
1980 con la crisis de la deuda y el inicio de la privatización de empresas
mexicanizadas (Ibíd.). Por lo tanto, se puede sostener que, paradójicamente, la
mexicanización de la minería mexicana terminó por consolidar una burguesía
minera mexicana rapaz y antinacional.
Posteriormente, ya en el contexto del ascenso de las fuerzas neoliberales, el
gobierno usurpador de Salinas de Gortari emprendió una política privatizadora de
mineras públicas, infraestructuras mineras y reservas minerales. El primer signo
de la vorágine privatizadora ocurrió en 1988, cuando el gobierno desincorporó el
98% de las reservas minerales nacionales (6.6 millones de hectáreas), las cuales
pasaron al dominio de grandes mineras monopólicas antes mexicanizadas como
Grupo México (Larrea), Industrias Peñoles (Baillères) y Frisco (Slim)(Ibíd.). En unos
cuantos años los dueños de estas empresas saltaron a las filas de los cinco
burgueses más ricos de México.106
El escandaloso proceso de desnacionalización del sector minero se complementó y
profundizó con la reforma de la Ley Minera (1992), la modificación del Artículo 27
constitucional (1992), la reforma a la Ley de Inversión Extranjera (1993) y la firma
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1994). En su conjunto, estas
políticas económicas neoliberales crearon las condiciones que permitieron
consolidar un gran sector minero monopólico trasnacional articulado a la
hegemonía estadounidense.
Para lograr esto fue necesario desarticular —de manera autoritaria y sin
legitimidad— el sistema minero corporativo que desde la Revolución Mexicana
definió la relación entre estado, empresas mineras y masas obrero-campesinas y
remplazarla por una nueva relación definida por el conflicto directo y
antidemocrático entre el gran capital minero nacional-transnacional y las masas
106 La privatización también alcanzó a la industria siderúrgica. A partir de 1990 fueron privatizadas
importantes siderúrgicas nacionales como Altos Hornos de México, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey y Siderúrgica Mexicana (Sariego, 2010, p. 181). Así surgieron compañías privadas como Grupo Acerero del Norte, MINSA, Grupo Villacero, Arcelor Mittal e HYLSA (Ibíd.).
195
obrero-campesinas, en la que el estado impulsa los intereses privados y extranjeros
a través de mecanismos represivos y de terror.
En este sentido, es evidente que la imposición del proyecto minero neoliberal
significó un retroceso histórico que anuló las conquistas sociales producto de más
de un siglo de lucha popular. Significó la derrota de las fuerzas políticas nacional-
populares que construyeron conquistas de trascendencia histórica en el sector
minero durante el siglo XX. Asimismo, fue un proceso que desarticuló en tan sólo
dos décadas la voluntad popular por erigir una industria minera nacional orientada
al beneficio de las grandes mayorías. En unas cuantas décadas se pasó de la huelga
revolucionaria de Cananea en 1906, a la nacionalización completa de dicha mina
en 1982 y posteriormente a su privatización en 1989.
A continuación, se presentan los 11 rasgos centrales de la Ley Minera de 1992.
Primero. Se considera a la minería como actividad de utilidad pública con carácter
preferente. De esta manera se legaliza el despojo a la propiedad social de la tierra
a través de la figura de expropiación, ocupación temporal o servidumbre forzosa.
Segundo. Se simplificó la concesión de exploración y la de explotación en una sola
concesión, misma que se otorga por 50 años siendo prorrogable por otros 50 años
más. Se permite otorgar concesiones en todo el territorio nacional, desconociendo
la propiedad social, núcleos poblacionales, áreas ecológicas y territorios indios.
Tercero. Se eliminó la obligación de las empresas mineras de realizar trabajos
efectivos y de informar de ello a las autoridades correspondientes.
Cuarto. El consentimiento previo, libre e informado de las comunidades
potencialmente afectadas no es vinculante al otorgamiento o negación de la
concesión.
Quinto. No se considera la cancelación por violaciones en materia ambiental,
laboral, agraria, derechos humanos, etc. Una vez entregada la concesión, es
sumamente difícil para el estado cancelarla ya que los causales de la cancelación
se restringen a errores en los trámites y al incumplimiento de las escasas
obligaciones.
196
Sexto. Se establece que los concesionarios tienen derecho a disponer libremente
del agua proveniente del laboreo de minas, incluso sin una concesión de CONAGUA.
Esto representa una grave violación del derecho humano al agua.
Séptimo. Paradójicamente, se define como confidencial la información de una
actividad que se considera de utilidad pública. Este es el caso de la información
sobre producción, beneficio, geología, reservas y el estado económico de las
mineras.
Octavo. La carga tributaria es insuficiente para considerar a la minería como
actividad de utilidad pública. Los ingresos no alcanzan siquiera para cubrir los
daños sociales y ambientales. Además, existen mecanismos de condonación de
impuestos.
Noveno. Instituciones como el Servicio Geológico Mexicano no están orientadas al
desarrollo nacional soberano. Se han convertido en instituciones cuya labor se
reduce a poner a disposición de empresas información producida con fondos
públicos. Su función se reduce a generar certidumbre para la inversión minera.
Décimo. Aún sin disposiciones específicas para minería submarina, se legalizan los
proyectos mineros en fondos marinos, poniendo en riesgo los ecosistemas marinos
y la supervivencia de comunidades litorales.107 108
Onceavo. La vigencia del TLCAN establece mecanismos de resolución de
controversias entre los estados y las empresas en tribunales de arbitraje
internacional. Estos mecanismos han sido aprovechados por empresas mineras,
quienes bajo el amparo del TLCAN, han demandado al estado mexicano
denunciando bloqueos a sus inversiones.
107 Para obtener una concesión en los mares nacionales no es necesario un contrato especial como
en el caso de Chile. En México basta con solicitar una concesión convencional. 108 En 2018 MORENA propuso en el Senado de la República la prohibición de la minería en territorios
marinos, así como en áreas naturales protegidas.
197
4.9 DIMENSIÓN POLÍTICA DE LAS LEYES MINERAS EN PERÚ, CHILE Y MÉXICO
Como se pudo apreciar, el desarrollo de las leyes mineras en México, Chile y Perú
durante el siglo XX está lejos de ser homogénea. Todo lo contrario, en cada nación
tiene su propia especificidad. No obstante, es evidente que existen similitudes.
Sobre todo, porque más allá de las configuraciones nacionales particulares, el
desarrollo de los ordenamientos jurídicos ha estado intrínsecamente ligado a los
ciclos de acumulación de capital a escala nacional-mundial y al desarrollo de la
lucha de clases.
Más allá del fetichismo jurídico, es claro que las leyes mineras han sido expresión
de la relación de fuerzas al interior de cada nación en particular. En ellas se han
expresado victorias y derrotas, avances y retrocesos históricos, revoluciones y
contrarrevoluciones. No obstante, es importante agregar que también han estado
condicionadas por los diferentes ciclos de acumulación de capital.
Respecto a la minería submarina, cabe señalar que, aún sin contar con leyes,
normas y reglamentos específicos para el desarrollo de minas submarinas, las
legislaciones mineras de México, Chile y Perú legalizan este tipo de proyectos. Esto
resulta sumamente preocupante ya que se pretende aplicar un conjunto de
disposiciones jurídicas que han sido construidas durante varios siglos para regular
la actividad minera en tierras continentales y no en profundidades oceánicas.
Esto es más preocupante si se considera que la minería submarina se está
impulsando en las tres naciones que cuentan con las leyes mineras más
neoliberales de toda América Latina; en aquellas naciones donde el dominio
territorial neoliberal fue más normalizado. Mientras otras naciones han rechazado
o puesto bajo moratoria los proyectos de minería submarina, en México, Chile y
Perú se permiten sin mayor problema, poniendo en riesgo la reproducción material
y cultural de cientos de comunidades litorales, de naciones enteras.
Por otra parte, en materia minera no todo ha sido derrota política para los sectores
populares. Durante el siglo XX, las fuerzas nacional-populares en México, Chile y
Perú —los países con mayor tradición minera en América Latina— alcanzaron
importantes conquistas históricas en materia minera gracias a la movilización
198
política de las masas populares a favor de la nacionalización de sus respectivas
industrias mineras como medio para alcanzar la soberanía y la autodeterminación
nacional.
En esta disputa política, las clases nacional-populares de estas naciones
latinoamericanas lograron cuestionar —y de alguna manera poner en “crisis”— el
voraz sistema minero oligárquico-transnacional impuesto con violencia y terror
durante siglos. De esta manera, cuestionaron la subordinación histórica de sus
respectivas naciones en la división internacional del trabajo en la que se han
insertado históricamente —en mayor o menor medida— como simples unidades
primario-exportadoras orientadas al desarrollo de las naciones industrializadas.
En mayor o menor grado, las fuerzas nacional-populares alcanzaron importantes
conquistas como la nacionalización de su riqueza minera, cierto grado de
industrialización en el sector minero, la creación de empresas públicas, una mayor
redistribución de la riqueza minera y cierta reorientación de la industria minera
hacia las necesidades nacionales y el mercado interno.
A diferencia del ciclo neoliberal, estos logros históricos contaron con el respaldo,
el consenso y el apoyo de las grandes mayorías nacionales. De hecho, junto a otras
naciones latinoamericanas como Bolivia, las experiencias de lucha popular en
materia minera de estas tres naciones representan los procesos más avanzados en
América Latina. De estas experiencias hay numerosas lecciones que aprender,
sobre todo en un contexto histórico de derrota ideológica-política en el que
sistemáticamente se niega y borra de la memoria popular las conquistas históricas
de los pueblos.
La disputa sigue abierta, está lejos de haberse definido.
199
CONCLUSIONES Y NUEVAS PREGUNTAS
200
La cólera que quiebra al hombre en niños,
que quiebra al niño en pájaros iguales,
y al pájaro, después, en huevecillos;
la cólera del pobre
tiene un aceite contra dos vinagres.
La cólera que el árbol quiebra en hojas,
a la hoja en botones desiguales
y al botón, en ranuras telescópicas;
la cólera del pobre
tiene dos ríos contra muchos mares.
La cólera que quiebra al bien en dudas,
a la duda, en tres arcos semejantes
y al arco, luego, en tumbas imprevistas;
la cólera del pobre
tiene un acero contra dos puñales.
La cólera que quiebra al alma en cuerpos,
al cuerpo en órganos desemejantes
y al órgano, en octavos pensamientos;
la cólera del pobre
tiene un fuego central contra dos cráteres.
CÉSAR VALLEJO, 1937.
201
5.1 CONCLUSIONES
A continuación se presentan las conclusiones correspondientes a la totalidad del
trabajo. Dichas conclusiones se exponen en dos momentos. En el primer momento
se exponen los principales hallazgos y conclusiones de cada capítulo en particular.
Finalmente, en el segundo momento se plantea una serie de inquietudes,
cuestionamientos y nuevas problemáticas que surgen a partir del desarrollo de la
presente investigación. Es decir, nuevas vetas de estudio que pueden ser
problematizadas y profundizadas en trabajos futuros.
En el primer capítulo se demostró que los minerales son elementos materiales
estratégicos a partir de los cuales se ha producido el universo mercantil capitalista
y su unidad histórica en tanto mercado mundial. Asimismo, se constató que los
minerales han posibilitado materialmente la integración del autómata global a
través de la articulación de infraestructuras productivas, comerciales y
consuntivas y que en la actualidad son elementos imprescindibles en los procesos
de acumulación de capital. No obstante, quedó de manifiesto que los minerales
son estratégicos en mayor o menor medida en función de su inserción particular
en el proceso productivo de la reproducción de capital. Básicamente se diferenció
su importancia dependiendo de su empleo en bienes de consumo o en bienes de
capital. Así se logró demostrar que la importancia estratégica de los minerales no
es homogénea, sino desigual, y que hay ramas y sectores industriales en los que el
empleo de minerales es más estratégico ya que dichas ramas y sectores son nichos
de ganancias extraordinarias. Aunado a lo anterior, se reconoció la existencia de
una fractura metabólica entre los ritmos de acumulación de capital (los cuales
demandan volúmenes minerales cada vez mayores) y los ritmos de mineralización
de la naturaleza, ya que mientras los primeros son cada vez más voraces a nivel
intensivo/extensivo y tienden al infinito, los segundos son limitados
materialmente.
Derivado de lo anterior, es posible afirmar que las tesis que sostienen que el
capitalismo actual es postindustrial e inmaterial son simplemente falaces. La
investigación demostró lo contrario, que el capitalismo es un sistema
202
profundamente material que cada día complejiza más su tejido material. Prueba
de ello es que día tras día aumentan los volúmenes de consumo mineral y su uso
industrial se diversifica cualitativa y cuantitativamente. De hecho, tal como se
constató, el consumo de minerales durante el capitalismo no ha dejado de
masificarse y diversificarse. Desde esta perspectiva, las tesis antes mencionadas
son sólo parte de la mistificación neoliberal, misma que pregona el fin del
capitalismo industrial y del imperialismo en un momento histórico en el que ambos
son más vigentes que nunca.
Otro hallazgo del capítulo fue que mostró que, aunque los niveles de consumo
mineral no han dejado de aumentar durante el capitalismo, tal incremento no ha
sido gradual ya que también han existido variaciones y saltos exponenciales. Uno
de los parteaguas más relevantes fue la revolución industrial ya que a partir de
ella el consumo mineral se intensificó y diversificó de manera extraordinaria.
Además de esta revolución, otros saltos significativos se desarrollaron a partir de
las revoluciones técnicas del siglo XX, especialmente a partir de la emergencia de
la civilización petrolera. En este sentido, se puede sugerir que para hacer una
valoración integral de la producción y el consumo mineral durante el capitalismo
es necesario realizarla en dos momentos: el cotidiano y el extraordinario. Sólo así
se pueden comprender en unidad tanto las tendencias generales, como las
transformaciones radicales.
Por otra parte, es posible afirmar que la transición capitalista del patrón técnico-
energético fósil hacia un patrón técnico electro-informático basado en energías
renovables exacerbará el consumo de una amplia gama de minerales. Hay que
considerar que el capitalismo verde no estará hecho de árboles y flores, sino de un
enorme cúmulo de minerales. Así, es factible que la progresiva des-petrolización
se traduzca en una progresiva mineralización y posiblemente en una
reconfiguración de la complejidad técnico-espacial del autómata global. Ante el
declive de los hidrocarburos, en próximas décadas los procesos de acumulación de
capital intensificarán el uso de minerales, los cuales devendrán aún más
estratégicos. En términos territoriales, esta situación podría desatar una
203
reconfiguración de la disputa geopolítica global por recursos naturales y una
exacerbación del imperialismo. En este contexto, los territorios del tercer mundo
podrán ser objeto de una nueva oleada de recolonización capitalista, misma que
profundizaría las dinámicas de saqueo y devastación socioambiental. No obstante,
se vuelve fundamental valorar las posibles implicaciones del peak oil en la
industria de la minería submarina pues es posible que existan importantes
contradicciones técnico-financieras derivadas de la aplicación de enormes
volúmenes de energía en la extracción de volúmenes minerales más reducidos.
Sobre todo en el entendido de que en el futuro próximo la excepcional energía que
nos han brindado los hidrocarburos durante más de un siglo será escasa.
Visto en conjunto, el capítulo nos enseñó que para comprender la actualidad de la
minería submarina a nivel general es fundamental partir del reconocimiento de la
vigencia particular de los minerales en la reproducción material de la sociedad
capitalista. El texto demostró que tal reconocimiento no es una cuestión de
autoconsciencia individual o intelectualoide, sino un modesto ejercicio mediante
el cual podemos entender nuestra forma particular de reproducirnos
materialmente en tanto individuos miembros de la sociedad. La importancia de tal
reconocimiento radica en el hecho de que sólo a partir de él es posible comprender
tanto nuestra dependencia material respecto a los minerales como nuestro papel
político en la reproducción de la forma histórica bajo la cual ocurre tal
dependencia. Así, el asunto de la dependencia material de nuestra sociedad
respecto a los minerales aparece no sólo como un problema material, sino también
como un problema político que pone de relieve nuestra responsabilidad histórica
respecto a la forma capitalista de reproducir la vida social, forma que confirmamos
pasivamente en el ritmo lento del día a día. A partir de este ejercicio es posible
cuestionar la idea dominante según la cual la minería es una problemática extraña
o una desgracia ajena. De acuerdo con los hallazgos del capítulo, la minería es más
bien una problemática social común a todos.
El capítulo también demostró que no sólo dependemos de los minerales en sí
mismos, sino también del metabolismo material concreto que hace posible su
204
disponibilidad social, así como del entramado de relaciones sociales que dicho
metabolismo implica. Es evidente que más allá de la voluntad individual, nuestra
reproducción material depende de la forma capitalista bajo la cual se organizan
las relaciones de producción. Esta idea es fundamental ya que nos lleva a
reconocer que nuestra vida material en tanto sociedad depende de la reproducción
de las relaciones sociales de explotación y dominación capitalista, así como de la
destrucción natural y el terror social intrínsecos al capital. Desde esta perspectiva,
es posible entender que la dependencia material de nuestra sociedad respecto a
los minerales es también una dependencia política ya que dependemos del
desarrollo capitalista de las fuerzas productivas técnicas que hacen posible la
extracción y el consumo mineral. En consecuencia, dependemos también de la
clase burguesa en tanto monopolizadora de las capacidades técnicas a nivel global.
Como se dijo, esto representa un dominio material-político profundo pues
significa, entre otras cosas, que la clase burguesa hegemoniza la dirección y el
sentido de la reproducción material de nuestra sociedad.
Ahora bien, alcanzar una comprensión amplia de la dependencia social respecto a
los minerales y la minería es una empresa difícil en el sentido de que para hacerlo
es necesario quebrantar el mundo ilusorio del capitalismo. Es el fetichismo de la
mercancía el que nos imposibilita arribar a tal comprensión. Como se planteó, esto
es algo sintomático de nuestra época en el sentido de que en la normalidad
capitalista la riqueza mercantil aparece justo como cosas ya dadas, aisladas,
desligadas del proceso social concreto mediante el cual fueron producidas. De ahí
que reflexionar sobre los minerales y la minería sea aparentemente un problema
exclusivo de científicos de cubículo, comunidades afectadas y no de una
problemática común a todos en tanto miembros de una sociedad.
Paradójicamente, incluso en gran parte de la academia crítica y de los
movimientos populares no se reconoce la complejidad que implica nuestra
dependencia material-política respecto a la producción minera capitalista.
Lamentablemente, este problema se sigue reduciendo a una cuestión de
conspiraciones producto del deseo malévolo de un puñado de capitales y no se
205
comprende desde la totalidad, como un problema complejo producto de un
entramado denso de relaciones sociales contradictorias.
Frente al reduccionismo generalizado en el estudio de la minería, mismo que
empobrece el análisis de la complejidad societal y limita a su vez nuestra praxis
política, la investigación reivindicó la necesidad de ampliar el horizonte a través
del análisis integral de la minería submarina desde una perspectiva de totalidad.
Justo así iniciamos la investigación, valorando la vigencia de los minerales y la
minería en el proceso general de reproducción material de la sociedad. De esta
manera fue posible comprender la minería como parte del desenvolvimiento de la
sociedad, de su movimiento histórico y no sólo como resultado de la perversidad
capitalista, del crecimiento económico, de políticas gubernamentales o del
extractivismo a secas. Otra cualidad del capítulo es que nos permitió comprender
la dialéctica de los minerales como determinantes de la reproducción material de
la sociedad capitalista y viceversa. De esta manera se logró concebir a los
minerales como una fuerza objetiva que determina dialécticamente el
desenvolvimiento histórico de nuestra sociedad. En conjunto, ambas cualidades
nos permitieron dimensionar la complejidad de la problemática bajo estudio, así
como su densidad y sus contradicciones. No obstante, cabe decir, no agotamos el
tema. Todo lo contrario, sólo lo planteamos.
El procedimiento anterior, que retomamos de la crítica de la economía política,
nos brindó un excelente encuadre para analizar nuestra problemática bajo estudio.
No sólo enriqueció la perspectiva de análisis de nuestra investigación, sino que
también nos otorgó una excelente entrada al análisis concreto de nuestra
problemática que se desarrolló en los capítulos subsecuentes. Por ello pensamos
que dicho procedimiento también puede enriquecer las perspectivas mediante las
cuales se estudia tradicionalmente la minería en disciplinas como la geografía y
demás ciencias sociales. Esto en el entendido de que en gran parte de las
investigaciones sobre conflictos mineros, estos se analizan en sí mismos, sin
considerar la totalidad histórica y el objeto material disputado en tanto fuerza
objetiva.
206
Por su parte, el segundo capítulo demostró que los océanos han sido territorios
estratégicos en la integración del mercado mundial, así como en la satisfacción de
innumerables necesidades materiales de los procesos de acumulación de capital.
Se señaló que un proceso histórico fundamental a considerar para comprender la
vigencia de la minería submarina es la revolución industrial, ya que a partir de
dicha revolución, la importancia del territorio oceánico se amplió al plano de la
producción. Fue precisamente esta transformación la que abrió paso por primera
vez en la historia a la subsunción real de dos terceras partes de la superficie
planetaria a los procesos de acumulación de capital. Todo ello bajo la dirección
hegemónica de las burguesías metropolitanas. Paradójicamente, a pesar de su
centralidad histórica en la constitución material del capitalismo, el territorio
oceánico global no ha sido reconocido en su justa dimensión en tanto
extraordinaria fuerza objetiva de nuestra sociedad. De ahí que sea fundamental
abrir brecha en el estudio de los territorios oceánicos desde una oceanopolítica
crítica.
El capítulo mostró que la conciencia histórica sobre la importancia estratégica de
los minerales surgió tras la segunda guerra mundial y estuvo ligada a las
preocupaciones de seguridad nacional de las potencias bélico-industriales. Bajo el
contexto de la disputa hegemónica entre el bloque soviético y el occidental, se
desarrolló una intensa lucha por controlar las principales reservas y garantizar el
suministro ante la evidente debilidad de las naciones occidentales frente a la
U.R.S.S. En esta dirección, se puede sostener que el interés por explotar los
minerales marinos surgió en el seno de las potencias imperialistas del bloque
occidental y fue resultado de una estrategia para reducir su creciente dependencia
mineral. Al plantear así el tema, se logró profundizar en el análisis concreto de la
vigencia de los minerales. Así, esta última ya no apareció sólo como resultado de
las necesidades materiales del capitalismo en abstracto, sino también de unidades
nacionales particulares, con proyectos de acumulación de capital relativamente
heterogéneos.
207
Quedó de manifiesto que las necesidades materiales del proceso global de
acumulación son las decisivas para explicar las crecientes y desiguales tasas de
consumo mineral y que las naciones centrales concentran las tasas de consumo
más altas ya que sus matrices industriales demandan enormes volúmenes para
apuntalar sus procesos de acumulación. Se constató también que las potencias
industriales —sobre todo Estados Unidos, Japón y las naciones europeas— dependen
de manera cada vez más profunda de una mayor cantidad de minerales. En
contraste con China y Rusia, la dependencia de las naciones occidentales se
agudiza cada vez más, y frente a esta situación, cualquier interrupción en el
suministro puede desatar consecuencias negativas en sus respectivos procesos de
acumulación. Ante estas contradicciones materiales, el control geopolítico de los
territorios oceánicos representa no sólo la reducción de su aguda dependencia,
sino también el acceso a parte del núcleo material estratégico en la definición del
liderazgo y la hegemonía mundial. Una virtud del planteamiento anterior es que
permite visibilizar el papel dinámico de los territorios marinos en la definición del
rumbo hegemónico de la civilización material capitalista.
También se demostró que el impresionante desarrollo capitalista durante el siglo
XX y XXI ha provocado que como sociedad estemos cerca de alcanzar varios picos
mineros. Empero, el posible arribo a tales picos es un tema polémico. Se puede
concluir que las estimaciones colapsistas aciertan al llamar la atención sobre los
límites materiales planetarios, pero se equivocan al declarar de manera
apresurada el arribo al pico de varios minerales ya que dichas estimaciones sólo
contemplan las reservas continentales. Esto representa un desatino de los balances
colapsistas ya que no sólo subestiman la capacidad del capitalismo para
recomponerse y “postergar” ciertos límites materiales, sino que no contemplan las
enormes reservas minerales que yacen en las profundidades marinas. Los picos
mineros continentales y las bajas leyes son una realidad ineludible, no obstante,
los minerales marinos pueden modificar por completo los pronósticos. Es decir, el
escenario no es tan mecánico, fatal y absoluto como lo plantean los colapsólogos.
Ante tal realidad, se vuelve fundamental ir más allá de los diagnósticos
208
estructurales e incorporar al análisis otros factores dinámicos como los técnicos,
económicos, geográficos y políticos.
Aunado a lo anterior, se debe considerar que, frente a los límites materiales en
materia minera, alternativas como el reciclaje, la sustitución o la minería urbana
son limitadas ya que no pueden satisfacer por sí mismas la demanda que exige la
acumulación de capital a escala global. Ante tal escenario, para las naciones
industriales se vuelve de vital relevancia el desarrollo de tecnologías de ampliación
de la frontera extractiva, así como el despliegue de estrategias imperialistas con
el objetivo de garantizar el acceso a los yacimientos oceánicos más estratégicos
en el corto, mediano y largo plazo. Es evidente que como sociedad estamos siendo
testigos del avance del capital hacia las profundidades marinas donde yace
posiblemente la última frontera extractiva planetaria.
A través de una mirada territorial conjunta se demostró que los diversos minerales
que descansan en las profundidades marinas configuran la mayor reserva mineral
a nivel planetario cuya explotación podría satisfacer parte de las necesidades
materiales del proceso de acumulación a escala global. Literalmente, los minerales
oceánicos están abriendo un mar de posibilidades materiales para el futuro de la
civilización capitalista. Ante este hecho, se puede afirmar que los territorios
marinos representan una fuerza objetiva extraordinaria donde se juega parte de
la autarquía material del capitalismo. De hecho, el océano global se está
convirtiendo paulatinamente en un nodo central de la arena geopolítica global. En
consecuencia, los conflictos territoriales se están multiplicando y recrudeciendo
por doquier, tal como sucede con la minería submarina.
Pero a pesar de los extraordinarios avances, la tecnología minera marina aún no
alcanza la madurez. A la fecha no se ha probado ningún sistema completo a escala
comercial, no obstante, es cuestión de años para que los capitales alcancen dicha
madurez. A sabiendas de que existen múltiples incertidumbres, es posible afirmar
que, en tanto tendencia, es probable que la minería submarina entre a la etapa
comercial en un lapso no mayor a 10 años. En realidad, está a la vuelta de la
esquina.
209
También se constató que el desarrollo técnico de la minería submarina es liderado
por capitales monopólicos-transnacionales pertenecientes a las potencias
industriales, mismas que cuentan con las matrices técnicas más desarrolladas del
mundo. Quedó de manifiesto la asimetría tecnológica entre las naciones
industriales y las primario-exportadoras. En contraste con las primeras, las
naciones primario-exportadoras no han desarrollado capacidades tecnológicas
autónomas. Esta situación estructural profundiza la dependencia de las naciones
periféricas y favorece la apertura de sus territorios marinos a esquemas extractivos
echando por la borda cierta soberanía relativa que podría brindar una
industrialización nacional autónoma. En términos geográficos, el liderazgo
tecnológico de las naciones industriales se traduce en una mayor capacidad de
intervención territorial oceánica. Planteado así, resulta evidente que también
existe una profunda asimetría en las capacidades de intervención territorial entre
las naciones industriales y las primario-exportadoras. Ante esta situación, el
desarrollo de la minería en territorios marinos latinoamericanos no puede
representar más que un nuevo capítulo de la larga historia de subordinación
dependiente de la región latinoamericana respecto al capitalismo metropolitano.
Como sociedad, estamos siendo testigos del tránsito de las minas a cielo abierto a
las minas a mar abierto. En un contexto definido por una crisis económica global
inédita, la minería submarina puede representar un excelente campo de absorción
de inversiones para revitalizar los procesos de acumulación. No hay duda, la
riqueza del territorio oceánico puede revolucionar al capitalismo. De ahí nuestra
tesis de que el siglo XXI será el siglo de los océanos. Si la minería submarina se
desarrolla masivamente, esto desencadenará un ciclo de acumulación originaria
inédito por su extensión y profundidad. En consecuencia, los océanos en tanto
reservorios de un sin fin de valores de uso presentes y potenciales, serán
subordinados a la lógica de la ganancia.
Ante la creciente incertidumbre en el suministro mineral, las potencias industriales
están desplegando una serie de estrategias imperialistas dirigidas al acceso y
control de los yacimientos marinos más estratégicos a nivel mundial. En su
210
conjunto, estas estrategias configuran lo que puede denominarse un imperialismo
acuático u oceánico. En un nivel más concreto se puede notar que a pesar de sus
similitudes, la minería submarina se impulsa de acuerdo con distintas estrategias
territoriales que obedecen a su vez a distintas propuestas de acumulación. Como
se demostró, el interés particular de Estados Unidos y las naciones europeas difiere
del interés de China o Rusia, no se diga con relación a las naciones periféricas,
mismas que no juegan un papel determinante en la definición del rumbo y el
sentido de la minería submarina en tanto apropiación de riquezas naturales
colectivas.
Visto en conjunto, el capítulo especificó la vigencia extraordinaria que tienen los
minerales marinos en la reproducción material de la sociedad (tanto en el presente
como para el futuro) mediante el análisis concreto de su actualidad particular en
el metabolismo capitalista. Esto colocó sobre la mesa la vigencia histórica ya no
sólo de los minerales en su condición de objeto material, sino también de la
minería submarina en tanto proceso territorial. De esta manera se consteló la
compleja trama de relaciones entre nuestro objeto de estudio y la totalidad social,
misma que constituyó el marco general de comprensión de nuestra temática de
estudio. Ya consteladas las relaciones de nuestro objeto de estudio con la totalidad
social fue posible introducirnos con más elementos al estudio concreto de la
vigencia particular de la minería submarina en el contexto regional
latinoamericano.
En lo que respecta al tercer capítulo, a partir de una mirada conjunta se puede
concluir que la minería submarina forma parte de un novedoso proceso de
reconfiguración productiva global que comprende territorios marinos y terrestres
y que tiene como objetivo revitalizar los procesos de acumulación de capital a
través de mecanismos de despojo, privatización y subordinación de nuevos
territorios a la lógica del capital. Todo esto en un escenario marcado por la aguda
dependencia mineral de los procesos de acumulación de capital y la caída
generalizada de las reservas terrestres. Dentro de esta reconfiguración, el mar
latinoamericano adquiere una relevancia geoeconómica y geopolítica central
211
porque en él se encuentran algunas de las áreas más mineralizadas del planeta. Lo
anterior nos permite constatar la enorme vigencia de los territorios marinos como
fuerzas objetivas condicionantes de la sociedad y de su movimiento histórico en
tanto lucha de clases.
A través de una mirada territorializada de la riqueza oceánica a escala global es
posible concluir que el Pacífico es el océano más estratégico respecto a
yacimientos minerales ya que no sólo es el océano más grande, sino también el
más mineralizado del planeta entero. Tanto en mares nacionales como
internacionales, el Pacífico concentra la mayor cantidad de proyectos mineros, los
cuales además de ser los más estratégicos, son los más avanzados a nivel global.
Desde esta perspectiva, es evidente que el Pacífico es el territorio oceánico clave
en la disputa geopolítica por el acceso a yacimientos minerales submarinos. Lo que
suceda en este océano durante los próximos años será decisivo para el resto de los
océanos.
Por su parte, el territorio marino latinoamericano de la vertiente del Pacífico se
encuentra ubicado en el área oceánica más mineralizada a nivel global. Dicha área
coincide con el Cinturón del Fuego, zona de generación de corteza oceánica que
alberga los yacimientos minerales hidrogénicos más atractivos de todo el océano
global. Esta es la razón por la que en dicha área se concentra el interés de las
naciones industriales por desarrollar proyectos mineros, los cuales pueden
suministrar los volúmenes minerales necesarios para una posible transición
energética en el marco del capitalismo, o fuera de él. Como en la época colonial,
es probable que la extracción de los minerales latinoamericanos —en este caso
marinos— termine subordinada al servicio de los intereses industriales y financieros
de las naciones metropolitanas y no de intereses soberanos. En todo caso es un
proceso abierto en el que las clases populares latinoamericanas tienen mucho por
decir.
Frente a la franja litoral mexicana del Pacífico se encuentra la ZFCC, la zona
marina más estratégica a nivel global respecto a nódulos polimetálicos, misma que
concentra el 53% de los proyectos exploratorios en aguas internacionales y el 89%
212
de los proyectos exploratorios de nódulos polimetálicos. De acuerdo con el análisis
de la información disponible se observa que los yacimientos nodulares de la ZFCC
se extienden hasta las aguas bajo jurisdicción mexicana ubicadas en la vertiente
del Pacífico. Esto probablemente relacionado a la ubicación de la fractura Clarión
y fracturas paralelas aledañas y a condiciones propicias para el desarrollo de este
tipo de yacimientos autigénicos, como influencia de hidrotermalismo y escasa o
nula tasa de sedimentación.
Aún con poca información disponible, es posible afirmar que las naciones
latinoamericanas que albergan los yacimientos minerales más estratégicos, de
mejor calidad y de mayores dimensiones son México, Chile, Perú, Ecuador, Brasil
y Argentina. Justo en las aguas de estas naciones se encuentran los proyectos de
minería submarina más avanzados en América Latina. Lo que suceda en los mares
de estas naciones será clave en el rumbo que adquiera el avance territorial de la
oceanominería en las demás naciones latinoamericanas. Pero más allá de los
pronósticos, es necesario reconocer que el potencial minero de las naciones
latinoamericanas ya juega en la actualidad un rol geopolítico en la definición de
la hegemonía mundial, así como en la dirección de la reproducción material de la
sociedad capitalista.
En el caso particular de Perú se demostró que frente a su litoral se localiza el
segundo yacimiento de nódulos polimetálicos con las mayores concentraciones
minerales a nivel mundial. Sin embargo, de los tres casos estudiados, el de Perú
es el menos avanzado ya que a pesar de las negociaciones, aún no existe ningún
proyecto minero submarino en esta nación. Debido a sus atractivos yacimientos
nodulares, es posible que en próximos años aumente el interés por explotar estos
yacimientos peruanos e internacionales.
En el caso de Chile, pese a varios intentos, a la fecha no se ha desarrollado ningún
proyecto de minería submarina en sus aguas nacionales. No obstante, su estudio
nos brindó valiosas lecciones. Quizá la más relevante es que expresa de manera
particular el devastador avance territorial de la minería hacia las profundidades
marinas. De hecho, tal como se mencionó, Chile es la nación con más proyectos de
213
relaves mineros en América Latina e incluso a nivel mundial, mismos que se han
convertido en un nuevo eje de conflictos socioambientales. Como resultado de
este tipo de proyectos, el litoral chileno se ha convertido en el basurero minero
más grande del mundo, en donde se descargan millones de toneladas de sustancias
tóxicas provenientes de la industria minera. La investigación demostró que en
Chile existen auténticos infiernos ambientales, mismos que configuran la franja
marina más contaminada por relaves mineros en toda América Latina y
posiblemente a escala planetaria. Aquí las terribles afectaciones son palpables a
nivel ambiental, social y de salud. En este sentido, consideramos que el caso
chileno nos puede brindar valiosas experiencias y herramientas para valorar el
posible impacto territorial, social y ambiental del virtual desarrollo de la minería
en territorios marinos.
Respecto al último caso de estudio, la investigación demostró que el territorio
marino bajo jurisdicción mexicana es uno de los más estratégicos a nivel mundial.
De hecho, en él se encuentra uno de los proyectos claves a escala global. Se puede
concluir que, de los tres casos bajo estudio, es México el país que alberga el
proyecto de oceanominería más importante y avanzado en toda América Latina.
Por tal razón su estudio se vuelve fundamental, no sólo para las naciones
latinoamericanas, sino para el mundo entero. La investigación también evidenció
que la franja marina que se localiza frente al litoral mexicano de la vertiente del
Pacífico forma parte de una de las zonas marinas más mineralizadas a escala
global. En consecuencia, es posible que en próximos años aumente el interés
capitalista por desarrollar proyectos en esta zona. Con el paso de los años, dicha
área puede devenir en uno de los puntos rojos en cuanto a conflictividad
territorial. Esto es preocupante por múltiples razones, entre ellas que dicha zona
es la principal área pesquera de México y una de las más importantes a nivel
mundial.
Por otro lado, al igual que el caso chileno, el caso mexicano demuestra que las
afectaciones socioambientales de la minería submarina son una realidad. Don
Diego es el mejor ejemplo latinoamericano de devastación ambiental en territorios
214
marinos, despojo de comunidades costeras y ejercicio de terror contra la población
local. En tal sentido, es el caso más paradigmático en América Latina.
A partir del análisis del proceso general de avance territorial capitalista sobre los
mares latinoamericanos es posible afirmar que la minería submarina en América
Latina se encuentra en una etapa inicial. Hasta el momento los casos más
avanzados se encuentran en México, Chile, Perú y Brasil. En caso de concretarse a
escala comercial, la minería submarina estimulará el emplazamiento simultáneo
de múltiples redes de infraestructuras como buques de transporte, puertos
mineros e industriales, cableado submarino y rutas comerciales. En otras palabras,
la minería submarina vendrá acompañada de una serie de infraestructuras que en
su conjunto reconfigurarán de manera significativa el orden territorial de los mares
latinoamericanos, así como su entramado de conexiones metabólicas. No obstante,
más allá de los pronósticos y su viabilidad técnico-financiera, la minería submarina
avanza sigilosamente sobre los mares latinoamericanos mediante estrategias de
apropiación complejas, profundas y territorialmente expansivas. Pero por más
rasgos en común que tenga, el proceso de apropiación técnico-material de los
minerales marinos en América Latina es diferenciado y espacialmente heterogéneo
ya que no es resultado de una sola propuesta de acumulación, sino de diversas
propuestas en constante tensión y contradicción que en última instancia se
resuelven en campos nacionales específicos.
Un rasgo común del avance de la minería submarina en México, Chile y Perú es que
es neoliberal. Los proyectos mineros en estas naciones no son impulsados desde
intereses nacionales soberanos, sino desde intereses privados, tanto nacionales
como extranjeros. Los casos de estudio demuestran que el estado mexicano,
chileno y peruano han renunciado a la posibilidad de una explotación minera
soberana. En dichos estados los esfuerzos nacionales están anulados pues han sido
reprimidos durante varias décadas; la posibilidad de un ejercicio soberano en
territorios marinos ha sido cedido sistemáticamente al libre mercado, al gran
capital. Por lo tanto, es erróneo pensar que el impulso de la minería submarina
bajo parámetros neoliberales pueda representar una vía de desarrollo soberano o
215
la posibilidad de ejercicio de libertad y autodeterminación nacional/comunitaria.
La realidad demuestra lo contrario, que es una actividad que refuerza la
dependencia económica, tecnológica y política de las naciones latinoamericanas
respecto a las industriales y que no sólo mantiene inalterado el extractivismo, sino
que lo amplía hacia territorios marinos. Planteado así, es evidente que la
oceanominería no puede representar más que un nuevo capítulo de dependencia
económico-política que favorece el saqueo, la devastación territorial y el
sometimiento de la lógica material del valor de uso de las riquezas oceánicas
nacionales a la lógica destructiva de la valorización de capital.
Hasta el momento, el intento de imponer proyectos de minería submarina en
México, Chile y Perú ha sido antidemocrática, excluyente y sin consenso social.
Peor aún, los proyectos han buscado ser impuestos de manera autoritaria mediante
mecanismos de terror y violencia estatal que incluyen la criminalización y el
hostigamiento a opositores, el despojo territorial, la devastación ambiental, el
desplazamiento forzado de comunidades y múltiples afectaciones a la salud
comunitaria. El análisis demuestra que el estado mexicano y el chileno han actuado
con negligencia y contrariamente a lo que establecen sus respectivas
constituciones en materia de protección a la vida humana y el medio ambiente;
han impulsado proyectos de minería submarina en contra del interés popular y los
han orientado al beneficio exclusivo de un puñado de capitales. Asimismo, han
negado las afectaciones socioambientales y han defendido a ultranza a los
capitales implicados. Este proceder violento, ilegítimo y anticonstitucional no ha
sido coyuntural, sino estructural, al menos durante las últimas décadas. Visto en
conjunto, este proceso representa un nuevo agravio a nuestras sociedades.
Respecto al cuarto y último capítulo, se puede concluir que un proceso central que
ha condicionado y definido el entramado histórico de lucha política por el uso
soberano de la riqueza oceánica ha sido la disputa jurídica por imponer y
normalizar esquemas jurídicos regulatorios de actividades productivas,
comerciales y consuntivas, así como por la definición de la propiedad territorial y
la delimitación de soberanías nacionales en territorios oceánicos. A lo largo del
216
capítulo se demostró que los esquemas jurídicos son fuerzas que condicionan el
desarrollo de la lucha entre fuerzas sociales en el campo político particular que
representan los océanos.
Asimismo, quedó de manifiesto que las disputas jurídicas han sido simultáneas al
avance del proceso de subsunción real de la riqueza marina y que un factor central
que ha estimulado y complejizado la regulación jurídica del territorio marino ha
sido el interés de Estados Unidos por intervenir unilateralmente sobre territorios
internacionales donde yacen enormes yacimientos de minerales e hidrocarburos.
El capítulo mostró que la Proclamación Truman inauguró una novedosa serie de
disputas por la regulación jurídica del territorio marino pues ya derrotadas varias
potencias imperialistas, Estados Unidos buscaba avanzar en el control geopolítico
de territorios oceánicos ante la persistente amenaza soviética. El objetivo yankee
era el control de enormes reservas petroleras y minerales que yacían en los fondos
marinos, las cuales eran el núcleo material más estratégico en la reconfiguración
hegemónica del capitalismo tras el fin de la segunda guerra mundial.
Un rasgo esencial de las disputas jurídicas es la asimetría. Bajo la retórica jurídica
liberal, las leyes internacionales ocultan profundas asimetrías económico-
tecnológicas y consagran una profunda desigualdad entre naciones industriales y
primario-exportadoras. Las disposiciones jurídicas liberales consagran la
normalidad de un orden oceánico aparentemente igualitario y democrático cuyo
funcionamiento real beneficia de manera privilegiada a las naciones industriales.
Entre otras razones porque consagran la preeminencia de las naciones propietarias
de monopolios tecnológicos. En este sentido, es posible concluir que las leyes
internacionales reproducen formalmente la dependencia de las naciones
periféricas y reafirman la hegemonía de las industriales.
Mientras en el plano económico-tecnológico la CONVEMAR expresa la necesidad
cada vez más crítica de las naciones industriales por acceder a las reservas
minerales marinas, en el plano político expresa el desarrollo de la lucha política
interclasista e interestatal por definir las condiciones y el sentido de la explotación
de los minerales marinos. Como se mencionó, la CONVEMAR dista mucho de ser
217
expresión unívoca de los intereses de las naciones imperialistas. Las naciones
periféricas también condensaron ciertas demandas en tal arreglo jurídico. Se
puede afirmar que la CONVEMAR también fue producto de la disputa de las
naciones oprimidas y que mediante esta disputa se logró establecer límites
formales al interés de las naciones imperialistas. Es claro que la CONVEMAR
estableció un campo más abierto ya que limitó la ambición imperialista de dictar
las reglas de manera unilateral. Por lo tanto, la caracterización simple y llana de
la CONVEMAR como neoliberal es insuficiente y limitada.
En contraste con la CONVEMAR, los tres reglamentos para la exploración de
minerales marinos son plenamente neoliberales ya que favorecen el usufructo
privado e implantan una regulación que beneficia de manera privilegiada a
consorcios privados/paraestatales pertenecientes a naciones industriales. Al
favorecer el usufructo privado, dichos reglamentos entran en contradicción con los
principios de la CONVEMAR. En su conjunto, los reglamentos expresan el
afianzamiento del proyecto neoliberal en los órdenes territoriales marinos y el
fortalecimiento de las fuerzas oligárquicas. Es importante enfatizar en que los
sectores populares no desempeñan un papel central en la disputa por la definición
de las disposiciones jurídicas de la AIFM. En realidad, su intervención política es
limitada, por no decir nula. En este sentido, es evidente que dichos reglamentos
expresan la derrota política de los sectores populares a escala global y la
consolidación del proyecto neoliberal en los órdenes territoriales marinos.
Respecto a regulaciones en territorios marinos bajo jurisdicción nacional, quedó
de manifiesto que la estadounidense fue la pionera y obedeció a la necesidad de
garantizar la seguridad en el suministro de minerales críticos durante la Guerra
Fría. A esta legislación le siguieron las de naciones europeas y Japón. En su
conjunto, estas legislaciones conforman un primer periodo, el de las naciones
industriales. Posterior a estas leyes, ya en un segundo periodo, diversas naciones
periféricas e industriales desarrollaron sus respectivas leyes nacionales.
Se puede concluir que existen básicamente dos mecanismos mediante los cuales
se impulsa la minería submarina en naciones periféricas. El primero es mediante
218
la presión imperialista por medio de la cual se presiona a los gobiernos de naciones
periféricas para que legalicen y elaboren marcos legales favorables a la minería
submarina a cambio de asesoría y cuantiosos recursos económicos. Y el segundo es
el que, ante la ausencia de marcos jurídicos específicos, se impulsa a través de los
propios códigos mineros continentales. En estos últimos se buscan instrumentos
jurídicos para apuntalar proyectos. En algunos casos, las leyes son modificadas
para permitir expresamente el desarrollo de este tipo de proyectos extractivos.
Tal como se expuso, en México, Chile y Perú no existen leyes mineras que regulen
de manera específica la minería submarina. En los tres casos los proyectos de
minería submarina son permitidos a partir de sus códigos mineros particulares. Es
decir, que en estas naciones latinoamericanas la minería submarina se apuntala a
través de sus respectivos códigos mineros continentales. Desde nuestra
perspectiva, este proceder resulta irresponsable y criminal ya que la
oceanominería es una actividad extractiva radicalmente distinta a la minería
continental, razón por la cual debiera ser regulada por leyes específicas.
Por otra parte, se demostró que las leyes mineras de México, Chile y Perú han sido
producto de intensas y profundas disputas políticas a lo largo de la historia de cada
nación. En ellas se han expresado victorias y derrotas, avances y retrocesos,
revoluciones y contrarrevoluciones. Su configuración y aplicación ha obedecido a
la relación de fuerzas en cada nación en particular y dicha relación ha estado
condicionada por el desarrollo de la disputa política interclasista/interestatal y los
ciclos de acumulación de capital a escala mundial. A pesar de tener varios rasgos
en común, la configuración histórica de dichas leyes mineras no ha sido
homogénea, sino que cada una tiene su propia especificidad.
Pero más allá de particularidades, en los tres casos de estudio se identificaron
cuatro configuraciones jurídicas comunes: la colonial, la liberal, la nacionalista y
la neoliberal. La configuración colonial estuvo definida por un régimen de
propiedad minera colonial y una explotación minera orientada al beneficio del
capitalismo europeo, específicamente español. Por su parte, la configuración
liberal estuvo definida por la formación de la propiedad minera propiamente
219
capitalista, un proceso agudo de acumulación originaria y una modernización
oligárquica de la industria minera cuyo principal beneficiario fue el gran capital
monopólico transnacional, especialmente estadounidense. En el caso de la
configuración nacionalista, esta se inscribió en el horizonte de la lucha política por
la industrialización, la soberanía y la autodeterminación nacional en la que las
masas populares condensaron corporativamente ciertas demandas a nivel estatal.
Esta configuración estuvo definida por el reconocimiento de derechos laborales y
sociales, avances en la construcción de una industria minera orientada al mercado
interno, políticas de redistribución de la riqueza y la expropiación/nacionalización
de empresas mineras. Durante esta época se recuperó el dominio nacional sobre
los minerales, se cuestionó el modelo de enclave exportador y se establecieron
límites al capital monopólico transnacional. Todas estas conquistas históricas
fueron producto de la movilización de las masas populares y fueron favorecidas
por un escenario político internacional marcado por luchas de autodeterminación
nacional y por la vigencia de la disputa socialista a escala global. Finalmente, la
configuración neoliberal se define por un quiebre histórico, por una
contrarrevolución que revirtió de manera autoritaria los pactos políticos y las
conquistas sociales previas, las cuales habían sido plasmadas a rango
constitucional. Durante la vorágine neoliberal se impuso un modelo minero
excluyente, antinacional y depredador. Las leyes crearon las condiciones para la
consolidación del gran capital monopólico nacional y transnacional a través de la
liberalización, privatización y extranjerización de la industria minera nacional.
Esta última se re-direccionó hacia el mercado externo, particularmente al
estadounidense.
Lo relevante de la caracterización neoliberal es que nos permitió comprender de
manera amplia la configuración jurídico-política particular sobre la cual se impulsa
la minería submarina en América Latina. A partir de dicha caracterización fue
posible entender que un rasgo fundamental del escenario político particular sobre
el que se empuja la minería submarina en México, Chile y Perú es la derrota y el
repliegue de las fuerzas nacional-populares; una situación en la que ante la
supresión neoliberal de las conquistas históricas producto de más de un siglo de
220
lucha social, gran parte de los movimientos sociales han claudicado en la disputa
por un proyecto nacional amplio y se refugian en la defensa territorial local. Otros
rasgos de tal escenario es el recrudecimiento de las políticas de terror estatal y
del imperialismo continental, la vigencia de órdenes territoriales neoliberales —
continentales y oceánicos— normalizados y la praxis territorial defensiva por parte
de las fuerzas populares. En tanto tendencia, la nueva relación de fuerzas está
definida por el conflicto asimétrico y directo entre el gran capital minero
nacional/transnacional y las comunidades o sindicatos en la que el estado favorece
los intereses particulares del gran capital a través de la formulación de leyes
favorables a sus intereses y mecanismos de violencia estatal. En su unidad, este
escenario político es un factor que favorece el avance territorial de la minería
submarina.
Aunado a lo anterior, otro factor que favorece el avance territorial de la minería
submarina en México, Chile y Perú son las leyes mineras de estos países, las cuales
son las que más han interiorizado los principios neoliberales en toda América
Latina. Este hecho es preocupante ya que indica que justo las naciones
latinoamericanas que más han profundizado las políticas neoliberales son la punta
de lanza de la minería submarina. Por si fuera poco, son estas naciones las que
cuentan con los órdenes territoriales de superexplotación y extractivismo más
normalizados en el continente. Mientras otras naciones han rechazado o puesto
bajo moratoria los proyectos de minería submarina, estas tres naciones
latinoamericanas los impulsan a pesar de la gran incertidumbre económica,
ambiental y social.
Por último, frente al actual pesimismo de gran parte de las izquierdas, el capítulo
demostró que en materia minera no todo ha sido derrota para los sectores
populares ya que durante el siglo XX las fuerzas nacional-populares lograron —en
mayor o menor medida— importantes conquistas sociales en materia minera
gracias a la organización y movilización política. Mediante esta disputa, las fuerzas
populares cuestionaron el voraz modelo minero oligárquico y transnacional
impuesto de manera sangrienta durante varios siglos, así como la subordinación
221
histórica de sus respectivas naciones en la división internacional del trabajo en las
que se han insertado históricamente como unidades primario-exportadoras. Algo
sumamente interesante es que, a diferencia del neoliberalismo, dichas conquistas
fueron impulsadas y respaldadas por las grandes mayorías nacionales.
5.2 LOS MARES Y OCÉANOS: UN CAMPO POLÍTICO OLVIDADO
A medida que avanzamos en la investigación fue más evidente que con el desarrollo
de las relaciones capitalistas los mares y océanos se han ido configurando
paulatinamente no sólo como fuerzas objetivas de la sociedad, sino también como
un campo político particular, como un campo de fuerzas sociales que es al mismo
tiempo producto y condición del desarrollo de la lucha de clases en todas sus
escalas.
La investigación mostró que la importancia histórica de los mares y océanos no se
agota en la dimensión económico-material, sino que se amplía a la dimensión
política. Hoy día no es posible analizar ni comprender cabalmente la dinámica
particular del capitalismo sólo centrándonos en los procesos que se desarrollan en
territorios continentales, sino que tenemos que ampliar nuestra mirada hacia los
procesos que se desarrollan en territorios marinos. En otras palabras, para
comprender la dinámica del capitalismo necesitamos una visión de totalidad, de
unidad histórica, no una de pedazos y fragmentos. Al respecto, no debemos olvidar
que el capital es una unidad económica, política y territorial.
Hace más de 150 años J. Michelet planteó lúcidamente que toda geografía debía
comenzar por el mar (2004, p. 33). En la actualidad, el planteamiento de Michelet
es más vigente que nunca en el sentido de que no se puede comprender
críticamente el mundo del capital, así como su territorialidad, sin considerar los
procesos tan relevantes que se desarrollan en mares y océanos (en el 71% de la
superficie planetaria), mismos que hacen del océano global no sólo una auténtica
fuerza productiva de la sociedad, sino también un campo político particular.
Lamentablemente, en gran parte de las ciencias sociales los territorios marinos
son concebidos todavía a través de la visión pre-darwiniana, como espacios
contenedores, estériles y estáticos, o en el mejor de los casos, como espacios
222
vivos, diversos, profundos y cambiantes. No obstante, más allá de la dimensión
estrictamente material, los mares y océanos no han sido reconocidos como
verdaderos campos de fuerzas políticas transformables, disputables e
instrumentalizables; como elementos particulares de la totalidad social.
Frente a tal realidad, para el pensamiento crítico se vuelve fundamental
reivindicar una visión de totalidad que reconozca la particularidad, la complejidad
y la contradictoriedad de los territorios marinos, tanto en términos materiales
como políticos. Esto no sólo es importante a nivel teórico, sino también a nivel
político pues este reconocimiento teórico implica una ampliación de lo político,
de la escala en la que piensa y actúa el sujeto histórico. En otras palabras, implica
una ampliación del horizonte político en el cual puede intervenir el sujeto social,
en este caso las clases populares que son el sujeto político donde nosotros
abiertamente nos reconocemos.
Estamos convencidos que para revertir los grandes problemas nacionales y
mundiales se requiere de la praxis transformadora de un sujeto político que
intervenga en la misma escala. La praxis de un sujeto político que piense y actúe
en la escala local y continental es fundamental, pero limitada. Ante este hecho
ineludible, surge la necesidad de ampliar el horizonte teórico-político de nuestra
praxis social. En esta dirección, el reconocimiento de los mares y océanos como
territorios de disputa política por la autodeterminación forma parte de la
ampliación del horizonte teórico-político de las clases populares.
5.3 MINERÍA SUBMARINA: LA DEVASTACIÓN AMBIENTAL DEL EDÉN AZUL
Una problemática que es necesario estudiar de manera urgente desde el contexto
latinoamericano es la referente a la devastación ambiental de la minería
submarina. A lo largo de la investigación nos introducimos en esta problemática,
la estudiamos, pero al considerar los objetivos generales y particulares, así como
la extensión de la investigación, decidimos no incluirla en el presente trabajo. No
obstante, consideramos que es necesario prestar atención a esta problemática
debido a su potencial destructividad para los ecosistemas marinos y el planeta en
general. En esta dirección, a continuación presentamos las principales directrices
223
de esta problemática, mismas que pueden ser profundizadas en investigaciones
futuras.
Existe incertidumbre científica respecto a los posibles impactos ambientales de la
minería submarina. En primer lugar, porque no existe suficiente experiencia;
muchos daños son imprevisibles debido a la falta de conocimientos sobre los
métodos de explotación y la dinámica de los ecosistemas marinos (Sarradín et al.,
2017, p. 4-5). En segundo lugar, porque son difíciles de valorar dado el
desconocimiento de las profundidades marinas, incluidos aspectos como el
funcionamiento de los ecosistemas, la conectividad, las especies vulnerables, las
tasas de recuperación de los ecosistemas y las variaciones espacio-temporales
(Cuyvers et al., 2018, p. 41). A pesar de ser el ecosistema más grande de la biosfera
y de su importancia vital en ciclos naturales planetarios, el conocimiento sobre la
ecología de las profundidades marinas es limitado. Como sociedad sabemos más
sobre Marte, Venus o la Luna que acerca de las profundidades marinas.
Sin embargo, pese a las dificultades científicas para determinar los impactos
ambientales de la minería submarina, entre los expertos es indiscutible que el
método de extracción implica daños severos e irreparables en hábitats únicos y
frágiles como las profundidades marinas (Reckordt, 2018, p. 3). Entre los
principales daños destacan impactos negativos en fauna y flora endémica, cambios
en la turbidez, la temperatura, el pH, la composición fisicoquímica de la columna
de agua y la contaminación con elementos tóxicos (Sarradín et al., 2017, p. 4-5).
El uso de vehículos y el bombeo de desechos mineros liberarán penachos de
sedimentos que serán transportados por corrientes oceánicas. Esto podría
contaminar las cadenas tróficas con metales pesados y sustancias tóxicas que
llegarían hasta el nivel de consumo humano (Reckordt, 2018, p. 3). Es posible que
la disolución y la oxidación de las partículas de la molienda liberen elementos
tóxicos en la columna de agua y en ecosistemas vecinos (Sarradín et al., 2017, p.
4-5). La liberación de las descargas podría provocar un aumento en la turbidez, un
cambio en el pH y la temperatura y la liberación de nutrientes y metales pesados
que posiblemente afectarán a ciclos biogeoquímicos y ecosistemas pelágicos
224
(Ibíd.). Otros posibles impactos son las emisiones acústicas y electromagnéticas
generadas por máquinas, la introducción de especies invasoras, los accidentes
operativos y los daños en procesos fotosintéticos y cadenas alimenticias (Sarradín
et al., 2017, p. 4-5; Rosenbaum, 2011, p. 19).
A largo plazo, la explotación minera destruirá el lecho marino donde yace una
biodiversidad única y en gran parte desconocida (Müller, 2015, p. 6). El uso de
plataformas y barcos liberará contaminantes que ejercerán una presión adicional
sobre los océanos. El aumento del tráfico marítimo aumentará el riesgo de
accidentes y por lo tanto de desastres ecológicos (Ibíd.). Por su parte, el ruido, la
vibración y la luz de las gigantescas máquinas (250 y 310 ton) perturbarán los
hábitats marinos y afectarán a mamíferos marinos como las ballenas y los delfines
(Reckordt, 2018, p. 3; Sarradín et al., 2017, p. 4-5).
Esto es aún más preocupante si se considera que los ecosistemas oceánicos se
recuperan a ritmos más lentos en comparación con los ecosistemas terrestres. De
acuerdo con el Deutschen Zentrum für Marine Biodiversitätsforschung, los procesos
en las profundidades marinas son aproximadamente 25 veces más lentos (Zierul,
2011). Planteado así, es evidente que el virtual desarrollo masivo de la
oceanominería puede rebasar tanto los límites naturales de los ecosistemas
marinos como de la propia biosfera planetaria. Asimismo, puede causar graves
desequilibrios en los ciclos biogeoquímicos globales de los que depende la vida
humana, entre ellos el del agua, oxígeno, carbono, nitrógeno y fósforo. Todo esto
en el marco de una crisis ambiental capitalista de alcances planetarios.
Como se aprecia, existe suficiente evidencia científica para afirmar que los daños
ecológicos de la minería submarina son devastadores a nivel intensivo y extensivo.
Pero más allá de pronósticos, lo cierto es que la devastación ambiental de la
minería submarina es ya una realidad. Un ejemplo paradigmático es Don Diego
(México). En esta dirección, se puede sostener que, hasta ahora, la minería
submarina ha demostrado ser una industria incompatible con la preservación del
patrimonio común que representan los mares y océanos, tal como lo estipula la
CONVEMAR.
225
Por tal motivo, someter nuestros mares al desarrollo de la minería submarina es
una acción irresponsable considerando la devastación ambiental intrínseca a esta
actividad. Esto atentaría contra la responsabilidad constitucional de los estados
para proteger la vida humana y el medio ambiente. En este sentido, se vuelve
urgente para las naciones latinoamericanas definir jurídicamente a la minería
submarina como una actividad de alto riesgo para el medio ambiente marino y la
sociedad. Asimismo, se vuelve necesaria la aplicación del principio precautorio con
el objetivo de proteger los ecosistemas marinos y las comunidades vulnerables.
Ante el avance territorial de la minería submarina, los gobiernos latinoamericanos
tienen el deber de formular esquemas jurídicos que protejan los ecosistemas
marinos —especialmente los más sensibles— y el interés general de las sociedades.
Para lograr esto es necesario sujetar a los capitales a derechos vinculantes,
realizar evaluaciones ambientales independientes, aplicar el derecho de consulta
y reconocer jurídicamente a las comunidades y sociedades como partes interesadas
en el desarrollo de proyectos de minería submarina. En complemento de las
medidas anteriores, se debe rechazar tajantemente la injerencia jurídica de las
naciones imperialistas mediante la cual pretenden crear leyes ambientales
favorables a sus intereses.
5.4 LA MINERÍA SUBMARINA COMO PROBLEMA COMUNITARIO-LOCAL
Durante el desarrollo de la presente investigación nos quedó más claro que para
estudiar críticamente la actualidad de la minería submarina en América Latina era
necesario hacerlo en dos momentos, los cuales están íntimamente relacionados:
el comunitario y el social. A continuación de hace una breve exposición del primer
momento con la finalidad de brindar algunas herramientas teórico-metodológicas
para futuras investigaciones.
Como se expuso en el presente trabajo, el avance territorial de la minería
submarina sobre los mares latinoamericanos representa un grave problema
comunitario en tanto detonador de numerosos conflictos socioambientales. Esta
aseveración parece exagerada, sin embargo no lo es, los casos de estudio en
México, Chile y Perú son el mejor ejemplo de ello; nos demuestran que en los
226
mares latinoamericanos ya existen varios conflictos socioambientales derivados de
la territorialización de proyectos de oceanominería en comunidades litorales.
La minería submarina significa un problema comunitario ya que implica el despojo
y la apropiación de inmensos territorios marinos de los cuales depende la
reproducción material y cultural de numerosas comunidades costeras e incluso de
asentamientos humanos que se encuentran más alejados de los litorales. Es
importante valorar adecuadamente la idea anterior considerando que para muchas
comunidades litorales el mar significa algo similar a lo que representa la tierra
para las comunidades campesinas. Recordemos que el mar ha sido un territorio
vital para el desarrollo de las comunidades litorales ya que les ha proporcionado
una gran diversidad de bienes naturales y una amplia base material que les ha
permitido subsistir. A lo anterior hay que agregar que hoy en día numerosas
comunidades se benefician económicamente del turismo y la pesca.
Los daños ambientales anteriormente analizados pueden afectar la reproducción
de numerosas especies pesqueras. Derivado de este hecho, es posible que las
operaciones mineras submarinas destruyan el potencial productivo presente y
futuro del que dependen miles de comunidades pesqueras. A esto hay que sumar
las estrategias de terror y división comunitaria mediante las cuales se imponen los
proyectos, las graves afectaciones a la salud comunitaria-social y los daños a la
actividad turística. Por las razones anteriores, es posible concluir que la minería
submarina tendrá un impacto catastrófico en el ambiente, la economía, la cultura
y la salud de numerosas comunidades locales.
Ante este panorama, es más evidente la necesidad de realizar investigaciones
rigurosas y detalladas acerca de los impactos comunitarios actuales y potenciales
de la minería submarina en materia económica, cultural y de salud ya que hasta
el momento, estas dimensiones no han sido visibilizadas, mucho menos estudiadas.
El grueso de investigaciones ha priorizado los aspectos ambientales, descuidando
las dimensiones anteriormente señaladas.
227
5.5 LA MINERÍA SUBMARINA COMO PROBLEMA COMUNITARIO-UNIVERSAL
Un hallazgo relevante de la presente investigación fue el entendimiento de que
una situación que favorece el avance territorial de la minería submarina sobre los
mares latinoamericanos e internacionales es que la mayor parte de los territorios
bajo interés empresarial están localizados varios kilómetros mar adentro, y por
ende, en muchos casos no existe un sujeto local que reclame dichos territorios
pues los asentamientos humanos son relativamente lejanos a las operaciones
mineras. Planteado así, queda de manifiesto que en sí misma, la escala
comunitaria-local es limitada para disputar políticamente el sentido y la dirección
de la minería submarina en América Latina.
Desde nuestra perspectiva, para realizar una intervención política efectiva en la
disputa social por el sentido de la minería submarina es necesario asumir esta
problemática más allá del momento estrictamente comunitario-local. Este último
es fundamental, pero no basta, ya que de alguna manera reduce la complejidad
de la minería submarina en tanto proceso social amplio. La perspectiva
comunitaria-local en sí misma reduce lo social y abona a la “privatización” de lo
político, entendiendo esto último como posicionamiento sobre lo común. Esta
perspectiva en sí misma, repetimos, implica una racionalidad que aísla y desactiva
al sujeto social en términos políticos pues hace que se desentienda de su
responsabilidad sobre lo común-universal.
Ante tal situación, es fundamental llevar esta problemática al momento social.
Este movimiento significa una ampliación del horizonte teórico-político mediante
el cual es posible intervenir eficazmente en el afrontamiento de los problemas
comunes, en este caso la minería submarina. Desde nuestra perspectiva, esta
ampliación teórico-política es estratégica para desplegar una praxis territorial más
eficaz por parte de las clases populares. Para detener y en todo caso direccionar
de manera más democrática el avance de la minería submarina es preciso ampliar
la respuesta y la voluntad política de las clases populares.
Sin embargo, después de la derrota ideológica del socialismo real y tras varias
décadas de mediocre cultura política neoliberal, tal ampliación del horizonte
228
parece imposible; incluso es negada de manera sistemática al interior y exterior
de las clases subalternas. La cultura neoliberal de la desesperanza y la derrota ha
permeado tan profundo en la consciencia de las clases populares que estas últimas
conciben —de manera general— dicotómicamente lo comunitario y lo social,
llegando al grado de declarar dicha relación como irreconciliable en términos
teóricos e históricos.
Pero entendámonos, ¿por qué la minería submarina representa una problemática
para el conjunto de las sociedades latinoamericanas y no sólo para comunidades
específicas? Primero, porque el usufructo neoliberal de la riqueza minera no
favorece la redistribución social de la riqueza. Al contrario, favorece el despojo
territorial, la explotación privada y la concentración de la riqueza en manos del
gran capital. Segundo, porque hasta el momento, el emplazamiento de proyectos
no ha sido resultado de la participación libre y democrática de la sociedad civil. Al
contrario, los proyectos han sido impuestos sin consenso social y mediante
mecanismos de terror estatal. Tercero, porque es una actividad que implica la
devastación ambiental no sólo de territorios comunitarios locales, sino de
territorios comunes para el conjunto de la sociedad como los mares nacionales e
internacionales. Cuarto, porque es una actividad que refuerza la matriz primario-
exportadora de las naciones latinoamericanas y su dependencia económico-
tecnológica. Y quinto, porque es una expresión más del entreguismo de las
oligarquías latinoamericanas y de su renuncia a la construcción de proyectos
políticos fundados en la soberanía y la autodeterminación nacional.
Planteado así, es evidente que la minería submarina neoliberal es una actividad
ajena a los intereses mayoritarios de las sociedades latinoamericanas ya que no
está fundamentada en las coordenadas de un proyecto nacional de desarrollo
autónomo, democrático y soberano. Al contrario, es una actividad que se
fundamenta en la negación sistemática del interés general, la soberanía nacional
y los derechos económico-sociales. Es en este sentido que dicha problemática
compete al grueso de las sociedades latinoamericanas y no sólo a comunidades
locales específicas.
229
Así, queda de manifiesto que para disputar de manera más efectiva los territorios
marinos nacionales e internacionales es necesario ampliar el horizonte teórico-
político de las clases populares más allá de la escala comunitaria-local. Ante la
destrucción neoliberal del horizonte social, se vuelve fundamental reconstruir tal
horizonte mediante la re-politización popular y la ampliación del horizonte de
lucha a la escala comunitaria-universal, es decir, al momento de la disputa estatal.
Esta última no niega la pertinencia de las luchas locales, al contrario, las reconoce
e invita a ampliarlas a otras escalas. En todo caso, de no ampliar la respuesta social
más allá de lo comunitario-local, el territorio marino nos seguirá siendo ajeno.
5.6 LA PRAXIS TERRITORIAL DEFENSIVA DE LAS CLASES POPULARES
Una de las principales situaciones por la cual la minería submarina no figura dentro
del horizonte de disputa de las clases populares es la configuración particular de
las fuerzas políticas durante el neoliberalismo. La relación de fuerzas particular
en la que se inserta el impulso de la minería submarina en América Latina está
definida grosso modo por una relación asimétrica entre el alcance político del
proyecto de las clases populares y el de las clases dominantes. Retomando el
planteamiento de León, se puede sostener que, en contraste con las clases
populares, durante el neoliberalismo las clases dominantes han desarrollado una
mayor capacidad política para intervenir en los órdenes territoriales marinos
(2017, p. 119). Las clases dominantes han impuesto y normalizado un proyecto
productivo continental y marino para toda la sociedad, el cual tiene alcances
globales y es hegemónico a nivel estatal.
Por su parte, la praxis política de las clases populares se ha replegado de manera
generalizada a la defensa fragmentada de territorios atomizados y a la
construcción de autonomías comunitarias (Ibíd., 102). De alguna manera, esto ha
sido resultado de varias décadas de trágica enajenación de nuestras naciones y de
la imposición de la cultura política neoliberal, la cual ha dispersado, despolitizado,
desmoralizado, pasivizado y aislado a las clases populares. Justo este rasgo
particular de la relación de fuerzas neoliberal es una de las causas por la cual la
230
disputa social por nuestros mares y sus riquezas naturales no se vislumbra en el
horizonte de lucha de las clases populares latinoamericanas.
Planteado así, es más clara la necesidad de comenzar a defender y a luchar por
nuestros mares y sus riquezas naturales, entre ellas los minerales marinos. En esta
lucha será decisivo el despliegue de una praxis política amplia, creativa y vital
que, sin negar la escala comunitaria-local, vaya más allá de ella y se aventure en
la construcción de un proyecto común más amplio y diverso.
5.7 COORDENADAS POLÍTICAS PARA UNA MINERÍA NACIONAL-POPULAR
Para avanzar en la lucha por una minería nacional-popular es fundamental articular
la praxis política atomizada del autonomismo dentro de una praxis alternativa
planteada desde el horizonte de la hegemonía estatal. En esta dirección, se vuelve
necesario superar la praxis aislada y marginal que se limita a la disputa de pedazos
de territorio, así como los enormes límites de las experiencias progresistas
latinoamericanas. En palabras de Linera, se vuelve vital superar el horizonte de la
izquierda autonomista que se ha refugiado en la ilusión de cambiar el mundo en
microespacios, mientras le deja a la derecha el monopolio estatal (García, 2015a,
p. 28). Este reto supone superar el instrumentalismo estatal, así como la propuesta
abdicante del estado cuya plegaria es cambiar el mundo sin tomar el poder (Ibíd.,
p. 53).
Frente a la fragmentación y el aislamiento de las luchas territoriales locales se
vuelve fundamental su ampliación y articulación al horizonte estatal, el cual
deviene estratégico. Desde nuestra perspectiva, la tarea es tejer desde abajo un
bloque de alianzas populares capaz de disputar un proyecto de unidad a nivel local,
nacional e incluso mundial. En el contexto latinoamericano, dicho bloque político
deberá basarse necesariamente en la democracia directa, la soberanía nacional y
la auto-organización popular. Evidentemente, deberá ser antiimperialista y
anticapitalista.
Un punto nodal de este proyecto popular será la disputa por formas alternativas
de gestión colectiva y autónoma de los bienes naturales, políticas democráticas de
redistribución de la riqueza y nuevas formas de relación con la naturaleza. En el
231
caso particular de la minería, algunos ejes centrales de intervención política serán
el reconocimiento jurídico del derecho de las comunidades a decidir sobre sus
territorios, el reconocimiento de los derechos laborales/ambientales a nivel social,
tasas progresivas de impuestos a los grandes capitales, la reorientación de la
matriz minera hacia el mercado interno, la remediación/restauración de los
territorios devastados por la minería, políticas de salud dirigidas a revertir el
impacto de la minería en la salud comunitaria, la nacionalización progresiva de la
industria minera y la generación de capacidades industriales de gestión colectiva
de la riqueza minera. En el caso específico de la minería submarina, lo más sensato
por el momento es su prohibición.
En su conjunto, la intervención política efectiva en estos ejes podría frenar el
despojo, la devastación ambiental y la superexplotación de los trabajadores.
Evidentemente, para esto será necesario derogar los esquemas jurídicos
neoliberales y empujar nuevas leyes constitucionales dentro del marco de una
minería nacional-popular. Está de más decir que esto sólo podrá ser obra de la
movilización popular, así como del diálogo y la articulación política entre
comunidades, organizaciones sociales, sindicatos, científicos y gobernantes.
En conclusión, la construcción de una industria minera que responda a las
necesidades de las grandes mayorías latinoamericanas pasa necesariamente por la
articulación política de las clases populares y por la disputa política a nivel estatal.
Ante la aguda crisis neoliberal, se abren nuevos horizontes de intervención política
para las clases populares. En esta coyuntura se vuelve fundamental la
reivindicación de nuestra voluntad de poder, de nuestra capacidad para dirigir el
rumbo de la vida común, para demostrar que el pueblo organizado es capaz de
dirigir de manera democrática las riendas de un proyecto nacional soberano, de
construir un horizonte político alternativo que pueda hacer frente a la barbarie
neoliberal.
No se nos olvide, la lucha popular por nuestros mares y sus riquezas naturales
forma parte de dicho proyecto alternativo.
232
ANEXOS
233
6.1 TIPOS DE MINERALIZACIONES MARINAS
A continuación se describen los principales tipos de mineralización existentes en
las profundidades marinas del océano global, así como su ubicación geográfica.
Esto con la finalidad de diferenciar cada tipo de mineralización.
NÓDULOS POLIMETÁLICOS
Los nódulos polimetálicos son concreciones esféricas sólidas de minerales de óxido
de manganeso de hasta decenas de centímetros de tamaño que crecen a lo largo
de millones de años a partir de los metales disueltos en el agua de mar (Hannington
y Petersen, 2016, p. 2). Se componen principalmente de manganeso y hierro.
También contienen níquel, cobre, cobalto, molibdeno, titanio, calcio, trazas de
litio, teluro, vanadio, zirconio, talio, silicio, aluminio y REE (AIFM, 2020; Cuyvers
et al., 2018, p. 7; Naverre y Lammens, 2017, p. 11; Rademaekers et al., 2015, p.
21; IFREMER, 2011, p. 24).
Se forman a partir de un núcleo enriquecido hidrogenéticamente por la
precipitación de metales del agua de mar a profundidades de entre 4,000 y 6,000
m en ambientes de baja velocidad de sedimentación (AIFM, 2020). El tamaño de
los nódulos polimetálicos varía, desde micronódulos de aproximadamente 20 cm
hasta el tamaño común que oscila entre 7 y 58 cm (Ibíd.). Su crecimiento es
concéntrico y extremadamente lento, tiene un rango de 1 a 100 mm por cada
millón de años según la ubicación y el proceso de precipitación (MISEREOR, 2017,
p. 2; Rademaekers et al., 2015, p. 21; Hein y Petersen 2013a, p. 9). Se encuentran
predominantemente en las planicies abisales (Hannington y Petersen, 2016, p. 2).
Los nódulos cubren vastas áreas del fondo marino, se han registrado en todos los
océanos y en todas las latitudes. Numerosos estudios coinciden en que se
concentran principalmente en la zona que va de Hawái hasta la costa oeste de
Baja California, en la cuenca del océano Índico central y frente a la costa de Perú
(AIFM, 2020; Petersen, Hannington y Krätschell, 2017, p. 14; Hannington y
Petersen, 2016, p. 2; Maribus gGmbH, 2014, p. 67). La existencia de grandes
concentraciones de nódulos en la costa oeste de México y en la cuenca de Perú
234
convierte a estas áreas en territorios estratégicos. Ahí se localizan precisamente
los principales depósitos de interés económico.109
A escala local, la concentración de nódulos varía de 0 a 30 kg/m2 dentro de pocos
cientos de metros (Petersen, Hannington y Krätschell, 2017, p. 14).110 Hannington
y Petersen calculan una abundancia total de nódulos en la ZFCC de 21 mil millones
de ton (2016, p. 2). Por su parte, el IFREMER estima que en un área de
aproximadamente 9 millones de km2 de la ZFCC existen 34 mil millones de ton de
nódulos polimetálicos, 7.5 mil millones de ton de manganeso, 340 millones de ton
de níquel, 275 millones de ton de cobre y 78 millones de ton de cobalto (IFREMER,
2011, p. 14). Sin embargo, para otras áreas del océano global aún son desconocidos
los volúmenes de nódulos existentes.
Hasta ahora, los depósitos más prometedores por tonelaje, tamaño, accesibilidad
técnica y potencial económico–industrial son precisamente los nódulos de
polimetálicos y los sulfuros polimetálicos.
CORTEZAS DE FERROMANGANESO RICAS EN COBALTO
Las cortezas de ferromanganeso son depósitos de manganeso y óxidos de hierro de
hasta 30 cm de espesor que se precipitan sobre las superficies de roca expuesta en
las profundidades oceánicas (Hannington y Petersen, 2016, p. 3). También se
conocen como cortezas polimetálicas y crecen en sustratos marinos de roca dura
de origen volcánico debido a la precipitación de metales disueltos en el agua de
mar en las zonas donde existen montes submarinos, cordilleras, mesetas y donde
corrientes marinas impiden la deposición de sedimentos no consolidados (AIFM,
2020). Se forman a profundidades de entre 500 y 7,000 m, principalmente en los
flancos superiores de los montes submarinos, las crestas y las mesetas (Ibíd.). Su
109 La conciencia de la importancia económica potencial de los nódulos llevó al presidente Johnson
en 1966 a exigir que los fondos marinos se declararan patrimonio común de la humanidad. Esta resolución fue adoptada en 1970 por la Asamblea General de la ONU (IFREMER, 2011, p. 14). 110 Los nódulos polimetálicos cubren vastas áreas, en la ZFCC existen alrededor de 1 millón de ton
por cada 100 km2 (Hannington y Petersen, 2016, p. 2).
235
crecimiento es sumamente lento, en un rango de 1 a 5 mm por millón de años
(Hein y Koschinsky, 2014, p. 275).
Las cortezas de ferromanganeso tienen porcentajes muy altos de minerales
metálicos como el cobalto. Contienen alrededor de 2% de cobalto y 0.0001% de
platino, además de importantes cantidades de níquel, manganeso y REE (AIFM,
2020). Se pueden encontrar en concentraciones atractivas varios elementos
menores, como REE (itrio, lantano, cerio), titanio, talio, zirconio, teluro y
molibdeno (IFREMER, 2011, p. 13). También tienen cantidades significativas de
platino, hierro, plomo, vanadio, fósforo y elementos del platino.
Se estima que las cortezas de ferromanganeso que se localizan en los montes
submarinos del Pacífico central contienen aproximadamente 4 veces más cobalto,
3.5 veces más itrio y 9 veces más telurio que la totalidad de las reservas terrestres
conocidas de estos metales (Hein y Petersen, 2013b, p. 13). El contenido promedio
de cobalto de las cortezas es 3 veces mayor en comparación con los nódulos de
manganeso (Rademaekers et al., 2015, p. 21; IFREMER, 2011, p. 13).111 También
contienen 5 veces más platino en comparación con los depósitos continentales
(Navarre y Lammens, 2017, p. 14). Las concentraciones más altas (1.8% de cobalto
y 3.5 gr/ton de platino) están ubicadas en la Polinesia Francesa (IFREMER, 2011,
p. 13). Así como el cobalto y el platino, los REE tienden a estar más concentrados
en las costras que en los nódulos, en proporción de 1 a 10 (Ibíd.).
Las cortezas de ferromanganeso se encuentran en los montes submarinos de todo
el océano global, especialmente en las naciones insulares del Pacífico. Se estima
que existen al menos 33,000 montes submarinos en todo el mundo (MISEREOR,
2017, p. 1). De esta cantidad, aproximadamente el 57% se encuentra en el Pacífico,
lo que la convierte en la región más importante a nivel mundial respecto a cortezas
de cobalto (Ibíd.).
111 El Pacífico representa el 57% del total mundial de montes submarinos (Rademaekers et al.,
2015, p. 21). Sin embargo, sólo algunos de estos montes submarinos han sido mapeados y muestreados en detalle (Ibíd.). El Pacífico ha demostrado tener las mayores cantidades de cobalto, el metal de mayor importancia económica para la extracción de las cortezas (Ibíd.).
236
Los depósitos de cortezas más importantes se localizan en el oeste del Pacífico;
cerca de Australia y Nueva Zelanda (Rademaekers et al., 2015, p. 21). Para Miller
et al., es el Pacífico central ecuatorial quien ofrece el mejor potencial de
cortezas, particularmente dentro de la ZEE de la Isla Johnston, las Islas Marshall y
los montes marinos del Pacífico medio (2018, p. 4). La ZEE de la Polinesia Francesa,
Kiribati y Micronesia también se consideran áreas con alto potencial para explotar
las cortezas (Ibíd.).
Los principales minerales económicos de interés en las cortezas de ferromanganeso
son el cobalto, el níquel, el manganeso, el teluro, los REE, el niobio y posiblemente
el platino (Ibíd., p. 21). Una estimación aproximada de la cantidad de cortezas en
la región del Pacífico central arroja como resultado aproximadamente 7,533
millones de ton secas (Hein y Koschinsky, 2014, p. 287). No obstante, a pesar de
su alto potencial, el IFREMER prevé que su explotación no ocurrirá antes de 2030
(2011, p. 24). Esto ya que son mucho más difíciles de extraer.
SULFUROS POLIMETÁLICOS
Los sulfuros masivos, también conocidos como sulfuros polimetálicos o depósitos
hidrotermales, son depósitos que contienen metales que se forman en y debajo
del lecho marino como consecuencia de la interacción del agua de mar con una
fuente de calor debajo del agua de mar, principalmente en centros de propagación
oceánica con actividad volcánica. Generalmente se localizan a una profundidad de
entre 1,500 y 3,000 m (Rademaekers et al., 2015, p. 22). Son como géiseres
oceánicos, las aguas ricas en minerales se calientan con magma, luego salen de la
corteza oceánica y se mezclan con el agua de mar fresca. A medida que los
minerales de ventilación se enfrían, se solidifican en depósitos minerales (Ibíd.).112
Los sulfuros contienen cobre, zinc, plata, oro, selenio, cobalto, níquel, molibdeno,
teluro, bismuto, cadmio, plomo, arsénico, antimonio, germanio, indio y bario
112 En los últimos años se ha encontrado que los ecosistemas asociados a los sulfuros masivos
albergan más de 500 especies antes desconocidas para la ciencia (Desbruyères, Segonzac y Bright, 2006, p. 5-6). Esto sugiere que los respiraderos hidrotermales de aguas profundas pueden ser los ambientes donde la vida evolucionó por primera vez en la Tierra (citado por Rosenbaum, 2011, p. 3).
237
(IFREMER, 2011, p. 11). También tienen hierro y platino (Bundesvervand der
Deutschen Industrie, 2014, p. 4; Rosenbaum, 2011, p. 3). Albergan incluso
importantes porcentajes de manganeso, sílice, calcio, pirrotina, pirita, esfalerita,
calcopirita y bornita. No obstante, el cobre y el zinc son los principales metales de
interés comercial (Petersen, 2011, p. 35).
Los depósitos de sulfuros contienen generalmente alrededor de 8% de zinc con un
notable aumento en los ejes de cresta y las cuencas de arco de retroceso (Cuyvers
et al., 2018, p. 11). Considerando que un contenido de 1 gr/ton es suficiente para
justificar la explotación de un depósito continental y que las principales minas
chilenas de las que proviene la mayor parte de la producción mundial contienen
sólo 0.5% de cobre, Naverre y Lammens señalan que los sulfuros pueden contener
hasta 20 gr/ton de oro (2017, p. 14).
Los depósitos de sulfuros se distribuyen a lo largo de las crestas del océano medio,
donde divergen las placas tectónicas, en áreas como la elevación del Pacífico
oriental, la cordillera del Atlántico central y la cuenca del norte de Fiji en el
Pacífico sur. También se encuentran cerca de las crestas volcánicas donde
convergen las placas tectónicas, por ejemplo, cerca de Japón e Indonesia
(Rademaekers et al., 2015, p. 22).
La mayoría de los yacimientos de sulfuros están localizados en la dorsal del Pacífico
oriental, la cuenca del Pacífico suroriental y la cuenca del Pacífico nororiental.
También se han descubierto yacimientos en el océano Atlántico e Índico. Respecto
a los depósitos más prometedores, estos se encuentran en el Mar Rojo, el valle
medio (Canadá), el riff Galápagos (Ecuador), el campo hidrotermal TAG
(Atlántico), el arco Kermadec (Nueva Zelanda), la cuenca de Lau (Tonga), la
cuenca del norte de Fiji y en Okinawa (Japón) (Allsopp et al., 2013, p. 10). Otros
depósitos importantes son el valle medio de la cordillera de Juan de Fuca, mismo
que representa uno de los depósitos de sulfuro más grandes del mundo con
aproximadamente 15 millones de ton (Fouquet, 2012, p. 77-102), los depósitos de
oro en PNG, los de cobre y oro frente a Nueva Zelanda y Japón y los yacimientos
de la ZEE de las Islas Salomón y Vanuatu.
238
Los depósitos de sulfuros pueden tener una masa de varios miles a 100 millones de
ton (Rosenbaum, 2011, p. 3). Petersen sostiene que en los fondos marinos podrían
existir entre 500 y 5,000 depósitos de sulfuros masivos (2011, p. 35). Pero dicha
abundancia de depósitos no es en sí misma una medida de su potencial ya que sólo
algunos depósitos son comercialmente atractivos (Ibíd.). Utilizando un enfoque
estadístico, el estudio de Petersen sugiere que la mayoría de los depósitos son
pequeños (mediana de 70,000 ton) y que sólo existen pocos depósitos grandes
(Ibíd.). De los más de 200 sitios de mineralización hidrotérmica que se conocen
actualmente, sólo 10 depósitos tienen el tamaño y el grado suficientes para ser de
interés comercial para la minería submarina (Banco Mundial, 2016, p. 23).
Tomando la existencia calculada de aproximadamente 1,000 depósitos de sulfuros
con una distribución de tamaño comparable a los depósitos continentales y una ley
combinada de 5% cobre y zinc, Petersen calcula un tonelaje total de sulfuros de
600 millones de ton dentro de la zona neovolcánica marina, mismos que
contendrían aproximadamente 30 millones de ton de cobre y zinc (Ibíd.).113 Una
notable excepción es el Mar Rojo, depósito que alberga reservas de 90 millones de
ton (Rademaekers et al., 2015, p. 23).
PLACERES Y ÁRIDOS
La explotación de los yacimientos de placer (metales preciosos, estaño y
diamantes) en aguas poco profundas es un tipo de minería que se practica desde
hace varias décadas en los ambientes costeros de muchos países. A su lado, existe
también la explotación de arena, grava y demás materiales utilizados ampliamente
en la construcción, así como en la recuperación de playas.
Un tipo de explotación muy conocida es la de los depósitos diamantíferos. Este
tipo de depósitos se explotan actualmente en las aguas de Namibia y Sudáfrica, a
profundidades de hasta 300 m. Son operaciones costosas y tienen un impacto
113 Desde la perspectiva de los recursos globales, el contenido total combinado de cobre y zinc en
las zonas neovolcánicas de todos los océanos es comparable a la producción anual de cobre y zinc a partir de depósitos en tierra, lo que es insuficiente para contribuir significativamente a la creciente demanda mundial de estos metales (Petersen, 2011, p. 35).
239
socioambiental considerable, pero las preocupaciones sobre los efectos tienden a
ser eclipsadas por las ganancias: tan sólo los depósitos de la costa de Namibia —
por ejemplo— se estiman en más de 300 ton (Cuyvers et al., 2018, p. 59).
ELEMENTOS DE TIERRAS RARAS
Otro importante atractivo de los depósitos minerales marinos son los depósitos de
REE. Se ha determinado que la concentración total de REE en los sedimentos de
aguas profundas del Atlántico norte es de 8 a 513 gr/ton (ppm), cifra que es
aproximadamente 4 veces menor que la medida en los sedimentos del océano
Pacífico, y que se encuentra en el extremo inferior de las concentraciones
encontradas en depósitos de mineral terrestre en el sur de China (MIDAS, 2016, p.
4). Análisis detallados de los nódulos polimetálicos muestran que poseen una
estructura compleja en capas con concentraciones muy altas de REE (hasta 4070
ppm), de las cuales las concentraciones más altas están asociadas a capas ricas en
hierro (Ibíd.).
NÓDULOS DE FOSFORITA
Se encuentran a una profundidad de entre 200 y 400 m y están asentados entre los
depósitos cercanos a las costas y en fondos marinos (Banco Mundial, 2016, p. 16).
Generalmente se encuentran en la ZEE de los países, no obstante, también se
forman en las montañas y mesetas submarinas. Se forman en los márgenes
continentales a partir de depósitos de roca caliza y están compuestos de fosfato
de calcio, aunque también contienen importantes cantidades de REE. Un uso muy
importante que tienen es la fabricación de fertilizante fosfatado.
Los depósitos de fosforita se han explotado comercialmente desde hace algunos
años en Nueva Zelanda y Namibia. Otros depósitos que se han encontrado se
localizan en el mar de Perú, Chile, Namibia, el este de Australia, Baja California
Sur (México), Blake Plateau (Estados Unidos), Chatham Rise (Nueva Zelanda) y la
isla de Nauru.
240
ARENAS DE HIERRO
Las arenas de hierro o arenas negras están compuestas por un óxido de hierro
llamado titanomagnetita, aunque también contienen valiosas cantidades de titanio
y vanadio. Los depósitos de arenas de hierro son comunes en la plataforma
continental. El principal objetivo de su extracción es la fabricación de acero.
Cuyvers et al. señalan que las arenas de hierro que se ubican en aguas poco
profundas de la India, Egipto, Brasil, Australia, Nueva Zelanda y el sureste asiático
son ricas en ilmenita, rutilo, circón y monacita (2018, p. 59).
6.2 PROCESO TÉCNICO DE EXTRACCIÓN DE NAUTILUS MINERALS
Existen diversos métodos técnicos para extraer los diversos minerales existentes
en el océano. Este hecho dificulta la explicación del proceso técnico extractivo ya
que en cada caso particular es distinto. Frente a este problema hemos decidido
destinar las siguientes líneas a explicar de manera general el proceso técnico
desarrollado por Nautilus Minerals, el cual está orientado a la explotación de
sulfuros polimetálicos y es el más avanzado a nivel mundial.
El sistema de explotación de Nautilus tiene cuatro componentes básicos: las
herramientas de producción del lecho marino (SPT), la bomba de elevación de lodo
submarino (SSLP), el sistema de levantamiento y elevación (RALS) y el buque de
soporte de producción (PSV) (Nautilus Minerals, 2019). Véase Figura 6.1.
La excavación y recolección de material mineralizado está dividida en tres
actividades, cada una de las cuales es realizada por un vehículo subacuático
robotizado distinto. El cortador auxiliar es la máquina que tritura parcialmente el
lecho marino mineralizado y prepara el material marino más resistente para el
cortador a granel. Estas dos máquinas cortan y reúnen el material de manera
continua en bancos mineralizados. Por su parte, la máquina recolectora recoge el
material triturado para extraerlo como lodo submarino por medio de potentes
bombas internas submarinas y empujarlo a través de una gran tubería vertical.
El lodo submarino se entrega en la base del tubo ascendente y ahí es bombeado
hacia el buque de producción a través de un elevador tensado por gravedad. Por
241
su parte, el buque de apoyo a la producción proporciona una plataforma estable.
En la cubierta del buque el material se deshidrata y luego se coloca en bodegas de
almacenamiento a través de un sistema de manejo de carga de última generación.
Al final del proceso se recupera el material mineralizado de las bodegas de
almacenamiento y se transfiere directamente a un buque para el envío.
Figura 6.1 Componentes del proceso de explotación minera submarina.
Fuente: Nautilus Minerals, 2019.
242
6.3 AVANCES TECNOLÓGICOS EN LA MINERÍA SUBMARINA
Como se aprecia en la Tabla 6.1, hasta ahora los avances tecnológicos más
significativos se encuentran en los sulfuros polimetálicos y en los nódulos
polimetálicos. En el caso particular de los sulfuros, la tecnología está ya en la
etapa operacional. Respecto a los nódulos, ya se están realizando pruebas piloto y
es posible que entre a la etapa comercial en un plazo de al menos 10 años. La
situación de las cortezas de ferromanganeso es distinta, están más lejos de la
etapa operacional y comercial.
Tabla 6.1 Complejidad y avances técnicos en la minería submarina por depósito.
Depósito Dificultad extractiva
Características del sitio Avances
Nódulos polimetálicos
Bastante fácil Gran profundidad (4,000-
6,000 m) Avances
prometedores
Sulfuros polimetálicos
Bastante fácil Ubicación en sitios
hidrotermales inactivos Tecnología operacional
Cortezas de cobalto
Bastante difícil Depósitos más complejos
por su dureza Aún no
Fuente: Navarre y Lammens, 2017, p. 29.
6.4 EMPRESAS Y NACIONES PROMOTORAS DE LA MINERÍA SUBMARINA
A continuación se presenta la Tabla 6.2. En ella se puede observar una lista
actualizada a 2020 con las principales empresas e instituciones impulsoras de la
minería submarina a escala global, diferenciándolas por país de origen.
Tabla 6.2 Empresas e instituciones impulsoras de la minería submarina.
Empresa/institución País Empresa/institución País
BGR Alemania CGG Francia
Siemens AG Alemania Total Francia
BAUER Maschinen GmbH
Alemania Louis-Dreyfus
Armateurs Francia
Bosch Rexroth AG Alemania Dassault Systèmes Francia
RWTH, AKR, Aachen Alemania RTSyS Francia
MARUM Alemania Bourbon Francia
Ramboll Alemania STX Francia
GEOMAR Alemania BRGM Francia
Beak Consult GmbH Alemania Créocéan Francia
ContiTech Alemania ECA Group Francia
MC Marketing Consulting
Alemania Naval Group Francia
243
Tabla 6.2 Empresas e instituciones impulsoras de la minería submarina (continuación).
Empresa/institución País Empresa/institución País
Schneider GmbH Alemania Pôle Mer Francia
Fraunhofer-Gesellschaft
Alemania Watertracks Francia
Neptun Ship Design GmbH
Alemania Bureau Veritas Francia
DNV GL SE Alemania FAYAT Travaux Sous
Marin Francia
BMW Alemania Mercator Ocean Francia
EvoLogics GmbH Alemania Bedeschi SPS Italia
Continental AG Alemania Gobierno de la India India
IMS Ingenieurgesellschaft
Alemania India Rare Earths India
MHWirth GmbH Alemania Instituto Nacional de Tecnología Oceánica
India
Fraunhofer-IOSB Alemania Cook Islands Investiment Corporation
Islas Cook
TUBAF Research Institute
Alemania JOGMEC Japón
MBT GmbH Alemania DORD Japón
HYDROMOD Service GmbH
Alemania Mitsubishi Heavy
Industries Japón
Technische Universität Clausthal-Zellerferd
Alemania Mitsui Mining &
Smelting Japón
Harren and Partner Ship Management
Alemania Santoku Japón
Oil and Marine Eddelbüttel
Alemania Toyota Tsucho Corporation
Japón
German Research Center for Artificial
Intelligence Alemania Sumimoto Metal Cor Japón
Manafa International Ltd
Arabia Saudita MODEC Japón
CSIRO Australia Marawa Research and
Exploration Ltd Kiribati
Sandvik Australia Minera Noroeste México
Blue Planet Marine Australia Altos Hornos de
México México
Fortescue Metal Group Australia Namibian Marine Phosphate Ltd
Namibia/Omán
Northern Manganese Ltd
Australia Rolls Royce Marine Noruega
Gardline Australia NORA Noruega
SEA Europe Bélgica McGregor Noruega
DEME Group Bélgica Kongsberg Maritime Noruega
Dredging International Bélgica Econone AS Noruega
244
Tabla 6.2 Empresas e instituciones impulsoras de la minería submarina (continuación).
Empresa/institución País Empresa/institución País
Global Sea Mineral Resorces
Bélgica Leonhard Nisen and
Sonner Noruega
PETROBRAS Brasil Statoil Noruega
Companhia De Pesquisa de Recursos Minerals
Brasil SNSK Noruega
NORI Canadá DNV GL Noruega
Endeavour Financial Canadá NTNU Noruega
SRK Consulting Canadá Chatham Rock Phosphate Ltd
Nueva Zelanda
Golder Associates Canadá Mawarid Offshore
Mining Omán
Deep Green Resources Canadá MB Holding Company
LLC Omán
Nautilus Minerals Canadá AIFM Organización internacional
Teck Cominco Canadá Boskalis Países Bajos
Barrick Gold Corporation
Canadá Fugro Países Bajos
Cellula Robotics Canadá TNO Países Bajos
Tonga Offshore Minerals Ltd
Canadá Royal IHC Países Bajos
Diamond Fields International
Canadá Damen Países Bajos
Paterson & Cooke Consulting
Canadá De Regt Marine
Cables Países Bajos
COMRA China Deltares Países Bajos
Shangai Ocean University
China MARIN Países Bajos
CRRS Corporation Limited
China NIOZ Países Bajos
Sichuan Honghua Petroleum Ltd
China MTI Países Bajos
Tongling Nonferrous Metal Group Co Ltd
China Van Oord Países Bajos
China Minmetals Corporation
China Heerema Países Bajos
Fujian Mawei Shipbuilding Ltd
China TU Delft Países Bajos
University of the South Pacific
China Seatools Países Bajos
Tianjin Rock Check Steel Group
China Trans Tasman
Resources Países Bajos
Rainbow Fish Ocean Technology Company
China OceanflORE Países Bajos
Chinese Academy of Sciences
China Uniresearch BV Países Bajos
245
Tabla 6.2 Empresas e instituciones impulsoras de la minería submarina (continuación).
Empresa/institución País Empresa/institución País
Institute of Deep-sea and Science and
Engineering China Eda Kopa Ltd
Papúa Nueva Guinea
Hanwa Corp Corea del Sur Gobierno de la
República de Polonia Polonia
SK Networks Corea del Sur KGHM Polonia
KIOST Corea del Sur Universidad de Lisboa Portugal
KORDI Corea del Sur Lockheed Martin UK Reino Unido
Samsung Corea del Sur Lloyd’s Register Reino Unido
Daewoo Shipbuilding and Marine Engineering
Corea del Sur Marine Ecological Surveys Limited
Reino Unido
Gobierno de la República de Corea
Corea del Sur BEIS Reino Unido
LS-Nikko Copper Corea del Sur/Japón
TechnipFMC Reino Unido
Marine Assets Corporation
Dubai UK Seabed Resources
Ltd Reino Unido
IGME España SRSL Reino Unido
Neptune Minerals EUA Marine Space Ltd Reino Unido
USGS EUA 2H Offshore Reino Unido
Caterpillar EUA Marine Metals Ltd Reino Unido
Lockheed Martin EUA Hydro-lek Ltd Reino Unido
Bluewater Minerals EUA Seascape Consultants
Ltd Reino Unido
Exploraciones Oceánicas
EUA Anglo American Reino Unido
GE Oil and Gas EUA OMCO Seabed Exploration
Reino Unido
Technip USA EUA Soil Machine
Dynamics Reino Unido
GMC EUA NERC Reino Unido
SMD EUA Albatross Reino Unido
Tenneco Inc EUA Yuzhmorgeologiya Rusia
Ocean Minerals Ltd EUA Gobierno de la
Federación de Rusia Rusia
Deep Reach Technology EUA Metalloinvest Holding Rusia
General Electric EUA
Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la
Federación Rusa
Rusia
Odissey Marine Exploration
EUA Interoceanmetal Joint
Organization
Rusia, República Checa, Bulgaria, Cuba, Polonia y
Eslovaquia
General Marine Contractors
EUA Ocean Mineral
Singapore Ptd Ltd Singapur
246
Tabla 6.2 Empresas e instituciones impulsoras de la minería submarina (continuación).
Empresa/institución País Empresa/institución País
IFREMER Francia Sea Tech Solutions
International Singapur
ERAMET Francia Keppel Offshore & Marine Technology
Centre Singapur
COMEX Francia De Beers Marine Sudáfrica
Areva Francia Green Flash Trading Sudáfrica
AllEnvi Francia AngloGold Ashanti Sudáfrica
CEDRE Francia KOERI Turquía
Alcatel-Lucent Submarine Networks
Francia General Directorate of Mineral Research
and Exploration Turquía
Fuente: elaboración a partir de datos en BGR, 2018; Cuyvers et al., 2018; FMC y DSMA,
2017; Banco Mundial, 2016; Müller, 2015; Bannon y O’Neil, s. f.
6.5 ANEXO CARTOGRÁFICO
A continuación se presenta una serie de mapas acerca de los principales
yacimientos minerales oceánicos, así como de los proyectos de minería submarina
más avanzados y estratégicos a nivel mundial.
247
Mapa 6.1 Principales yacimientos marinos de nódulos polimetálicos a escala global, 2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en Cuyvers et al., 2018; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona, 2008; AIFM,
2004.
248
Mapa 6.2 Principales yacimientos marinos de sulfuros polimetálicos a escala global, 2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et al., 2016; Coutansais, 2015; Rona,
2008; AIFM, 2004.
249
Mapa 6.3 Principales yacimientos marinos de cortezas de ferromanganeso ricas en cobalto a escala global, 2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona,
2008; AIFM, 2004.
250
Mapa 6.4 Principales yacimientos marinos de fosforitas a escala global, 2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Coutansais, 2015; Rona, 2008; AIFM, 2004;
McKelvey, 1986.
251
Mapa 6.5 Concesiones mineras de Nautilus Minerals en el Mar de Bismarck.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Nautilus Minerals, 2016; Coutansais, 2015,
Hannington et al., 2011; Rona, 2008; AIFM, 2004.
252
Mapa 6.6 Proyecto Atlantis II en el Mar Rojo.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et al., 2016; Coutansais, 2015;
Hannington et al., 2011; Rona, 2008; AIFM, 2004.
253
Mapa 6.7 Principales yacimientos marinos de minerales en América del Norte y Central,
2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et
al., 2016; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona, 2008; AIFM, 2004; McKelvey,
1986.
254
Mapa 6.8 Principales yacimientos marinos de minerales en América del Sur, 2020.
Fuente: elaboración a partir de datos en AIFM, 2020; Cuyvers et al., 2018; Petersen et
al., 2016; Coutansais, 2015; Hannington et al., 2011; Rona, 2008; AIFM, 2004; McKelvey,
1986.
255
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