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XYI
Figs,
DE
GRABADOS.
e
ha;
b punta de lanza de pedernal; e alisador; el puntas de
fle
cha; e cuchillos de pedernal ;j corazn del pedernal de que han
sido extrados;
g
lezna de pedernal;
h
sierra de pedernal ; i, ca-
beza de martillo de piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
212
Primit iva edad de piedra paleolt ica), picos de pedernal o liachas. 213
6
Hachas
de
piedra, etc.; a hacha de piedra pulimentada Inglate-
lTa);
b
guija afilada en el borde y metida en
un
mango de mim-
bre moderno botocudo, Brasil) ;
e hacha
fija en
una
maza de
madera Irlanda); hacha taladrada para mango
Inglaterra)
; e
azuela de piedra Polinesia moderna)
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
: . . . . .
213
7
a
hacha de
batalla
egipcia;
b
cimitarra egipcia;
e
sable asitico;
d cuchillo europeo; e cuchillo romano
;j
podadera india..... 215
58 a
punta
de lanza de piedra Almiranta zgo I S); b punta de lan
za de piedra u hoja de daga Inglaterra); e punta de lanza de
bronce Dinamarca); d daga de bronce;
e
hoja de espada labra-
da, de bronce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
59 Lanza australiana disparada por un tiralanz as segn Brough
Sm yth . . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . 220
60 a
arco largo de
la
Amrica del
Sur
desencordado);
b
arco
trtaro
o escita ;
e
bal1esta europea
. . . . . . . .
; . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
222
61 Antiguo carro tirado por bueyes, de
la
columna de Anto nino. . . . . 226
62 Muela o moledor de granos Anglesey segn W.
O. Stanley)......
228
63
Mujeres hbridas moliendo con el q ~ w o molino de mano segn
Pennant . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
64 a palo empleado por los australianos para sacar las raices ;
b
pico
suec o . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . .
246
65 Antiguo azadn y arado egipcio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
66 Indgenas de la isla de Leper nuevas Hbri das). . . . . . . . . . . . . . . . 27
67
Mano de un asceta chino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276
68
Mujer botocuda con adornos en el labio inferior y en las
orejas....
2'77
69 a devanadera australiana para torcer a mano un cordn;
b
mujer
egipcia devanando con el huso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 282
70 1\fuchacha tejiendo de
una
pintura
azt eca).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
284
71 Antiguo
b:.trco
del Nilo, de una
pintura mural,
Tebas . . . . . . . . . . .
295
72 Bojesma.nes encendiendo fuego con el taladro segn Chopman). . 302
73 Rueda de los antiguos alfareros egipcios Beni Hassan). . . . . . . . . .
317
74 Desarrollo del arpa; a arco msico con resonador S. de .frica);
b
arpa antigua
Egipto);
e arpa
de
la Edad
Media con colum-
na de frente
Inglaterra
) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340
75 Numeracin ant igua, egipcia y asi ria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363
76 Modo de calcular por los contadores y las figuras sobre el baco. . . 365
77 Geometra prctica
rudimentaria.-1
Tringulo escaleno.-2 .n-
gulo recto doblado.-3 Tiingulo doblado.-4 Rectngulo do
blado inscrito en un crculo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 370
A N T R O P O L O G I A
CAPTULO
PRIMERO
HOMBRE
ANTIGCO
Y MODERNO
1. Anti ri.i.edad
del hombre. - 2 . Tiempo necesario para el de::;arrollo
tle
las razas,
de las lenguas, de la civilizacin.
- 3 .
Vestigios del hombre en la edad de
piedra.-4. Perodo
ltimo.-5.
Comienzos del cuaternario o perodo del dnft.
Quien
pretenda
saber Cll10 el gnero humano ha
llegado a ser cual es
y
a Vlvn
con1o
vive, debe
ante
todo conocer claramente si los hon1bres son habitantes
recientes en
la tierra
o antiguos n1oradores de ella.
Aparecieron COJ? sus vaTias razas y n1todos de vida ya
perfectos, o se fueron formando
stos
lentamente
en
el
largo
proceso de las edades? Para contestar a esta pre
gunta, nuestra
primer tarea debe ser echar
una npida
Djeada sobre las variedades de hombres, sus lenguas,
su
civilizacin y sus antiguas reliquias, para
ver
las prue
bas que podemos adquirir de la antigedad del gnero
humano en nuestro
globo.
Este
perfil o priiner bosquejo
as
trazado, nos servir con1o de introduccin al pleno
examen
del hon1bre y
de,
sus mtodos de vida , que halla
remos
en
los siguientes captulos.
Ocupmonos primero en
examinar
las variedades del
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2
ANTROPOLOGA
gnero humano. Al efecto u p o n ~ m o n o s estacionados en
los diques de Londres o Liverpool, observando a aque
llos grupos de hombres cuyas razas se diferencian ms
de la nuestra. All hallaremos la familiar figura del
negro africano de oscura piel, comunmente llamada
negra, y de cabello de suyo tan ensortijado que suele
recibir el nombre de lana. Y no son estos los nicos
puntos que los negros difieren de nosotros. A. la ver
dad, los blancos que tiznndose la piel y rizndose el
pelo quisieran pasar-por negros, los imitaran 1nuy pobre
mente y no conseguiran asemejarse a su modelo, cuyas
facciones son muy distintas; pues es bien sabido que el
negro tiene la nariz achatada y con las ventanillas abier
tas los labios abultados y prominentes, y las mandbu
las, vista su cara de perfil, notablemente sacadas hacia
afuera.
Un
sombrerero podra
la vez informarnos de
que la cabeza del negro es mucho ms estrecha que el
valo usual de los sombreros hechos para los ingleses.
Aun
en
la oscll.ridad puede distinguirse a un negro de
un blanco por el especial satinado
do
su piel, percepti
ble al tacto, y por su
olor especialsin1o, que jams llega
a confundir con otro quien ha llegado a ~ p c r c i b i r l o
En los
misn1os
diques, entro las tripulaciones
do
los
vapores de Oriente, observamos otros tipos d hon1bres
muy
diversos.
El
cooli
do
la
India
rqeri linnal que no
es de raza indostnica sino que pertenec-e a las llmnadas
tribus montaesas) es de pirl1nonna oscura, su cabello
es negro, sedoso, undulado, sus J.nandhnlas abultadas,
sus narices anchas, sus labios carnosos.
:Nis
conoeido an
es el ehino, quien el obseryador distingue por su es
tatura 1ncnor que la del europeo, por su color amarillo
ictlrico y su pelo negro, basto y lacio: el carcter espe
cial el< sus facciones est primorosamente representado
en sus platos de china y en sus pantallas de papel,
HOMBRE ANTIGUO
Y
MODERNO
3
donde se muestran su nariz corta y chata sus p m u l o ~
prominentes y esa curiosa oblicuidad de sus ojos que
procuramos imitar poniendo
un
dedo
en la
extremidad
de nuestros prpados y apretndolos hacia arriba. Com
parando estas razas con nuestros compatriotas, podemos
llegar a darnos cuenta de las diferencias de color y figura
en el gnero humano.
Por
do pronto resulta evidente
que los blancos, como hemos convenido
en
llamarnos,
ofrecemos por lo menos dos principales tipos de razas.
Embarcados
en un
buque mercante de Copenhague,
en,contramos una tripulacin compuesta principalmente
de hombres de ojos azules, tez sonrosada y cabellos
rubios, tripulacin que forma notable contraste con la
del barco genovs atracado a su costado, cuyos marine
ros tienen atezado el color, y los ojos y los cabellos negros
y lustrosos. Estos dos tipos de hombres han sido perfec
tamente descritos como blancos y morenos.
Hasta nuestros das no se han establecido y estudiado
las distinciones que existen entre las razas con arreglo
a procedimientos cientficos. Sin embargo, desde los pri
meros tiempos,
la
raza
ha
llamado mucho
la
atencin por
sus relaciones con las cuestiones polticas de ~ a c i o n a l e s
y extranjeros, conquistadores y conquistados, hombres
libres o esclavos; y en su consecuencia sus diferencias
fueron observadas con suspicaz esmero. Hasta hace pocos
aos, en que se aboli la esclavitud, las huellas de la des
cendencia del negro se observaban con rigurosa escrupu
losidad en los Estados U nidos del Sur. N o slo las castas
mestizas eran por lo comn clasificadas
en
mulatos, cuar
terones y octerones esto es individuos que tenan una
octava parte de sangre negra en sus venas sino que
aun
donde la mezcla era tan leve que la vista poco
experta
no acertaba a descubrir ms que
un
color moreno, el
intruso que se aventuraba a sentarse a una mesa pblica
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4
ANTHOPOLOGA
era
invitado a ensear sus manos y el signo de origen
africano si exista era descubierto
por
el tinte oscuro
en la raz de las uas.
Lo patente de las principales distinciones de raza nos
permite esperar que las antiguas figuras e inscripciones
puedan suministrarnos
una
idea de ellas tales
con1o
fueron al principio de los tiempos histricos. As acon-
tece en Egipto donde aparecen los ms antiguos escT-
tos del mundo. Remontndonos a
un
perodo de ms de
4.000 aos empezamos
ya
a encontrar figuras
muy
seme-
jantes a las de los ltimos tiempos. En la sexta dinas-
ta,
cerca ele 2.000 aos
a
d. J. 0. la clebre inscrip-
cin del prncipe Una menciona a los Nahsi o negros
que fueron reclutados y disciplinados en nmero de diez
mil con destino al ejrcito egipcio. Bajo
la
duodcin1a
dinasta sobre los 1nuros del. sepulcro de ICnumhetp
se halla representada una procesin de Amu, cuyos
individuos por sus facciones indican ser de
la
raza a
que pertenecieron los sirios y los hebreos. Las pintu-
ras murales de los sepulcros de los reyes de Tebas de
la
dcimanovena dinasta
han
conservado con sus colores
retratos de las cuatro grandes razas que distinguan los
egipcios a saber : los egipcios mismos de color moreno
rojizo el pueblo de Pales tina de perfil aguileo y
tez
oscura los negros de nariz aplanada y labios abultados
y los libios de piel blanca.
As
el gnero hun1ano se ha-
llaba
ya
dividido en razas bien caracterizadas que se
diferenciaban unas de otras por su color y sus facciones.
Sorprende
ver
hasta qu punto estos tipos del viejo
mundo sondciles de reconocer todava. Aun hoy puede
encontrarse
su pareja
al etope de los antiguos monu-
mentos. A pesar de las muchas invasiones extranjeras
que
ha
sufrido Egipto
la
masa general de su poblacin
se mantiene lo bastante pura para que sus hombres
HOl\IBRE
ANTIGUO
Y } ODERNO 5
puedan ser tomados como representantes de los tien1pos
faranicos. Dibujando sus retratos en ese estilo duro
propio de los monumentos y respetando
su convencio-
nalismo de mostrar los ojos de frente en la cara vista de
perfil lograremos tener
ante nosotros a los mismos egip-
cios
tal
como ellos se pintaban en los remotos das
en
redujeron a esclavitud a los israelitas. Otro
tanto
puede decirse de los antiguos retratos que hicieron los
eaipcios de los cautivos de Palestina ya sean sirios
f;nicios o hebreos los cuales muestran el bien definido
tipo de facciones israeltico que hallamos en cualquier
ciudad de Europa. En conjunto el testimonio de los
monumentos antiguos la Geografa y la Historia coin-
ciden en probar que las grandes diferencias de razas
del gnero humano no son recientes sino que estaban
bien determinadas desde antes de comenzar
la era
his-
trica. Desde entonces sus cmnbios parecen haber sido
relativamente leves a excepcin de los que
han
sido
necesarios para formar las razas mixtas por medio del
cruzanen o.
De lo dicho so sigue que las edades histricas han
de considerarse como
el
perodo moderno del hombre
en la tierra. }fas all de estas edades se halla el perodo
prehistrico
en
el que se verific
la
obra capital de
formarse y esparcirse por el mundo las diversas razas
del gnero humano. Aunque n? hay una norma para
apreciar exactamente la duracin ele este perodo
hay
razones para asignarle
un
largo lapso de tiempo. Mi-
rando a
un
mapa etnolgico en que se sealen con
eolores las razas humanas que habita cada regin se
1nanifiesta a
la
primera ojeada que el mundo no
so
form por mero azar merced a
una
diseminacin arbi-
traria
de las razas;
una tribu
blanca aqu
una
morena
all y acaso una
negra entre
ambas. Lejos de eso razas
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ANTROPOLOGA
enteras se ha llan esparcidas sobre vastas regiones como
si hubiesen nacido en ellas y el tipo peculiar de cada
una parece ms o menos ligado al clima en que vive.
V
ese
especialmente que
la gran
masa de las razas
negras pertenece a las regiones ecuatoriales del frica
y del archipilago oriental
la
raza amarilla
al
Asia
c e n ~
tral
y meridional y
la
blanca a
la
regin templada de
Asia y Europa. A la vista del Inapa puede ya colegirse
algo respecto al. distrito que fue el primitivo centro .
donde se form cada raza y de donde se propag .
despus.
Ahora bien si los negros los mongoles y los blan-
cos y otras razas fueron distin tas especies y cada
una
procedi de
un
origen distinto
en
su propia regin
segn piensan algunos
la
poblacin del gloho de
be
p.aber requerido slo
un
tiempo relativamente corto; pues
cada
una
de las razas no
ha
tenido que hacer ms que
esparcirse desde el lugar propio de su nacimiento. Pero
la
opinin de los modernos zologos los mejores jueces de
esta materia por su estudio de las especies y de las
generaciones es contraria a esta pluralidad de orgenes
del hombre por dos r azones principales: pr imera por-
que .todas las tribus humanas desde la ms negra a la
ms blanca desde
la
ms salvaje a
la
ms civilizada
. ienen tal semejanza en la estructura de sus cuerpos y
en
los procesos de sus intel igenc ias que todo parece
delatar como lo ms fcil y probable la derivacin de
una
ascendencia comn aunque remota: segunda que
todas las razas humanas no obstante su forma y color
son aptas
para
contraer matrimonios entre s y formar
razas cruzadas de toda clase de combinaciones tales
como los millones de mulatos y mestizos que existen
en
el Nuevo Mundo y
traen
su origen de
la
mezcla de
los europeos de los africanos y de los naturales de
HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO
7
Amrica; lo que induce nuevamente a pensar en un
abolengo comn para todas las razas.
Aceptamos
la
teora de
la
unidad del gnero hu-
mano coino la que mejor concuerda con lo que ensea
la experiencia ordinaria y la investigacin cientfica.
Sin embargo
aun
son
muy
imperfectos los medios que
poseemos para juzgar de las condiciones intelectuales y
corporales de los progenitores del hombre antes que los
ascendientes de los actuales negros ttaros y austra-
lianos llegaran separarse en diversas. ramas. No es
p o s i l ~
determinar ahora
hasta
qu punto las peculia-
ridades individuales de los progenitores fueron hereda-
das por los descendientes acentundose ms y ms por
la
reproduccin exclusiva de ellos entre s
ni
tampoco
hasta
qu
punto
miando sucumbieron
en la
lucha por
la
vida y por el territorio los dbiles y menos inteligen-
tes lograron perpetuarse los ms fuertes inteligentes
y animosos
para
dejar estampados sus tipos
en
las na-
ciones a que dieron origen
ni
tampoco en fin hasta
dnde las tribus emigrantes
en
su totalidad experi-
mentaron cambio en sus cuerpos al cambiar de clima
de alimentos y de costumbres con lo que al poblarse
la
tierra
iban
apareciendo nuevas razas apropiadas para
la
vida
en
regiones diferentes
Cualquiera que sea
la
influencia que estas y o tras
aun
ms oscuras causas hayan podido ejercer en
la
varia-
cin de las razas humanas no puede suponerse que
diferencias tales como las que existen
entre
un
ingls y
un
negro de
la
Costa de Oro
hayan
podido proceder de
las leves variaciones de progenie. Por el contrario estas
diferencias tienen
una
importancia zoolgica
tan
gran-
de que han sido comparadas con las existentes entre
especies de animales reconocidos como distintos por los
naturalistas tales como el
oso
negro o pardo con su
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8
ANTROPOLOGA
frente redondeada,
y
el
oso
polar con su pelo blanque
cino y su crneo largo y aplanado. Si retrocedemos
luego con el pensamiento a
la
poca en que los antepa
sados del africano, australiano, mongol y escandinavo
constituan todava una
rama
indivisa,
la
teora ele
su
descendencia comn
ha
de justificar
la
existencia de
causas bastante fuertes
y
de tiempo bastante largo
para que pudieran efectuarse cambios que traspasan los
lmites de todos los efectuados durante las edades his
tricas. Mirados en este sentido los hombres negros,
morenos, amarillos
y
blancos, somos recuerdos vivos de
un pasado remoto, llevando cada negro, cada chino y cada
blanco en su cara
la
evidencia de
la
antigedad del
hombre.
Veamos ahora
lo
que nos dice el lenguaje respecto
a la edad del hombre sobre la tierra. Desde luego apa
rece que las distintas lenguas son como unas mil.
A la
primera ojeada, sin embargo, se ve con claridad que no
todas
han
nacido separadamente.
J ay
grupos de len
guas de
tan
ntima semejanza en sus gramticas
y
diccionarios, que es necesario admitir para cada uno
la
descendencia de
un
lenguaje anterior. Semejantes
grupos se llaman familias de lenguas, y uno ele stos,
el mejor conocido, puede servirnos de 1nodelo
para
este
proceso de crecimiento.
En los tiempos antiguos el
latn
(tomando esta pala
bra
en su sentido ms amplio) fue el lenguaje de
Roma y de otros distritos italianos, y con la extensin
del romano Imperio fue llevado a largas distancias,
hasta el extremo de reemplazar a los primitivos iclio-
mas de provincias enteras. Tomando su cambio
un
rumbo diverso en cada pas, el latn dio origen a la
familia de las lenguas romnicas, de
la
que el italiano,
el
espaol y
el
francs son conocidsimos miemlnos.
H O ~ f R E ANTIGUO
Y
}IODERNO
Hasta qu punto estos idiomas
han
llegado a diferir
unos de otros,
tras
largas edades de existencia inde
pendiente, podemos juzgarlo al ver que los marineros.
de Dieppe no pueden hacerse entender en Mlaga,
y que el conocinliento del francs no nos capacita para
leer el Dante. Sin embargo, las lenguas romnicas con
servan las huellas de su origen romano, lo bastante
claras
para
que podan1os citar clusulas francesas, ita
lianas y < spaolas, y referir cada palabra a lgo prxi
mo
en
el
latn
clsico, que p-ueda rudamente conside
rarse como
la
forma original. A continuacin aparecen
como ejemplos algunos proverbios familiares. Advierta
el lector que, por motivos de conveniencia, las compa
raCiones no van presentad;:.s en su forma gramatical
precisa
1).
ITALIANO
E meglio
un
uovo oggi che una gallina domani.
est melts uml?n ovum lwdie
quid una
gallina de mane.
Es mejor
un
huevo hoy que
una
gallina maana.
Chi va piano va sano, chi va sano va lontano.
qui
vadit
planum
vadit
sanum, qui
vadit
sanum 1 1ad1:t longum.
Quien
va
despacio
va
sano, quien va sano va lejos.
1)
A los ejemplos citados en el
texto
puede aadirse el siguiente
soneto formado, segn se ve, de palabras que
tanto
son espaolas.
como latinas.
:Msera Francia, que sustentas gentes
Apstatas, herticas, viciosas,
Que machinando fraudes cautelosas
Perturban infinitos inocentes,
Predicando dotrinas diferentes,
Falsas, inmundas, lenes, perniciosas,
Cautamente alegando fabulosas
Historias peregrina3, a paren es.
Quantas angustias, quantas turbaciones
Causas, dando
tan
prfidas personas
Que contra puras nimas sinceras
Sacrlegas inuenten opiniones:
Si, Francia, tales prncipes coronas
Qua.les fines de gente insana esperas.
Arte Potica espa.i ola/
por
Tuan
Diaz Rengifo. :Madrid
MDCVI,
p-
gina
57 . - V
del T.
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10
ANTROPOLOGA
ESPAOL
Quien canta sus males espanta.
Quem cantat suos malos expav(ere).
Por la
calle de despus se va la casa de nunca.
per illam callem de de-ex-post
se
vadit ad illam casam de nunquam.
FRANCS
Un
tiens
vaut
mieux que deux tu l auras.
unum
tene vale melius quod duos tu
illum Jabere ltabes.
Ms vale
un
toma que dos
te
dar.
Parl er de la corde dans la maison
d un
pendu.
parabola de illam chordam
de
intus
illam
mansionem de
unum
pendo.
Mentar la soga en casa del ahorcado.
De las anteriores sentenciaf3 y otras anlogas, resulta
que el italiano, el espaol y el francs, son en realidad
latn
transformado, habindose alterado gradualmente
sus palabras conforme iban descendiendo, generacin
tras
generacin, de
la
lengua madre.
Aunque l l ~ t n
se hubiese perdido, los fillogos habran podido,
com-
parando la serie de las lenguas romnicas, inferir que
hba
existido
una
lengua origen de todas las dems,
siquiera, tal
reconstruccin del
latn
dara slo, a no
dudarlo,
na
exigua nocin de
su
caudal de palabras y
de sus inflexiones gramaticales.
Este gnero de argumento, mediante el cual una len
gua madre perdida se descubre por la semejanza exis
tente entre en
las que de ella descienden, puede verse
tambin en otro grupo de lenguas europeas.
Supongmonos escuchando a
un
grupo de marineros
holandeses: al pronto su conversacin nos parece inin
teligible; pero, al cabo de un rato,
un
odo perspicaz
percibe el sonido de muchas palabras conocidas, y qui
zs, al
fin,
oraciones frases enteras como estas:
Kom
HOMBRE
ANTIGUO
Y MODERNO
11
Jder.
(Ven ac.)
Wat zegt gij?
(Qu dices?)
Hoe is
het weder? (Cmo est el tiempo?) Het is een hevige
storm, ik ben zeer kmtd. (Hay
fuerte tormenta, tengo
mucho fro.)
s
.de maan op?
(Ha
salido
la
luna?)
k
weet niet. (No lo s). El modo de escribirse estas
palabras,
distinto del nuestro, disfraza
su
parecido;
pero, habladas, casi . corresponden a provincialismos
o arcasmos ingleses, de este mod: Corne here What
.say
ye?
How is
the
weather?
t
is a heavy storm, I
be
.sore
cold. s the nioon up? I
~ v t
not. De
aqu
parece
inferirse que dos lenguas no podran ser
tan
parecidas,
a no descender ambas de una misma fuente. El argu-
mento es en realidad muy
semejante al que puede apli
-carse al ori() en de los pueblos mismos. As como deci-
o
mos que holandeses e ingleses son seres
tan
parec1 os
que deben proceder de
un
mismo tronco, as
tambin
decimos que sus lenguajes son tan semejantes que deben
derivarse de
una
lengua comn. Los holandeses
e
ingle
ses estn, segn
la
opinion general, ntimamente empa
rentados, y el lenguaje de Frieslandia, despus de
-examinado, resulta estar tambin emparentado con el
ingls. De aqu se sigue que una lengua madre o grupo
de
dialectos, que puede llamarse
el
original baJo holan-
ds
o
baJo-alemn,
debe haberse hablado
alguna
vez
aunque no se conozca actualmente, puesto que no
ha
llegado a conservarse por
la
escritura.
Ahora es fcil
ver
que, a medida que las edades
han
ido adelantando y el lenguaje de cada familia
ha
ido
tomando
un
rumbo individual de cambio, debe haberse
dificultado cada vez ms la demostracin de su paren-.
tesco mediante
la
comparacin de frases enteras. Los
fillogos tienen as que contentarse cada vez con ana
logas menos perfectas, pero siempre con ellas basta,
cuando no slo .las palabras del diccionario correspon-
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12
ANTROPOLOGA
den en dos idiomas sino cuando ~ t a s se hallan incor
poradas en el lenguaje actual por formas gramaticales
correspondientes entre s. As cuando se compara el
snskri to antiguo idioma de los brahmanes de
la
India
con el griego y el latn aparece que el verbo snskrito
da
expresa la idea de
dar
y hace
su
tiempo presento
reduplicando y aadiendo
un
afijo personal
~ l a d a m i
casi
como
el griego hace oiOCt [J.L: de
la
mis1na raz el
snskrito forma
un
participio futuro
dasyam.nas
que
corresponde al griego owJ"p.cuoc;, mientras que el sns
krito
datr
es igual al griego
o&)-: lp,
dador.
A.s
lo que
en latn es
vox, vocis,
voces, voclHn,
vocibus,
en snskrito
es
vak vas 'Vwn' vaas vnt, viigbhyas.
Cuando
hallamos sen1ejantes analogas en varios idi01nas tales
como el snskri to el griego y el
latn
no cabe
otra
explicacin posible sino la de que
ha
existido
una
lengua madre anterior que dio origen a todas ellas
las cuales han variado slo confor1ne a la especial
direccin que
han
seguido. En este sentido aparece
manifiesto que no slo estos idiomas particulares
so
explican por
la
descendencia sino que los grupos de
lenguas antiguas y n1odernas en A.sia y Europa el
grupo indio el persa el helnico
u
griego el itlico
o latino el eslavnico a que per tenece el ruso el teu
tnico de que el ingls forma parte el grupo cltico
uno de cuyos mimnbros es el gals son descendientes
de un lenguaje anterior llan1ado ahora tericamente
el ARIO siquiera
en la
prctica semejante idion1a puede
ser slo vagamente conocido por la comparacin de los
lenguajes que de l descienden. Algunos de ellos
han
llegado a nosotros en formas extremadan1ente anti
guas dicho sea esto dentro de
la
antigedad de nues
tra
limitada cronologa. Los libros sagrados de
la
India
y de
la
Persia nos
han
conservadq las
lenguas
HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO
13
snskrita y zenda que por su estructura Inuestran a la
-vista del fillogo una antigedad mucho ms r.emota
que
la
de las primitivas inscripciones griegas y latinas
y la antigua escritura cuneiforme persa en piedTa de
Daro. Pero los idiomas arios
aun
en los estados
1ns
antiguos
en
que los conocemos
han
llegado
ya
a dife
renciarse
tanto
que
ha
sido la
1ns
ardua en1presa de
la moderna filologa demostrar que todos ellos recono
can
un
origen comn.
La
exigua semejanza 1nediante
la
cual el gals muestra an su parentesco con el griego
y el alen1n sirve para dar idea del lapso de tiempo
que
debi transcurrir desde que las tres se desprendie
l On de
la
lengua aria prilnitiva la cual debi proba
blenlente dejar de existir nnwho antes de comenzar el
perodo histrico.
Entre las familias de idiomas de las antiguas naciones
otro gran grupo representa un elevado papel en
la
historia del mundo:
la
familia semtica
la
cual com
prende el hebreo el fenicio y el asirio descifrado por
los caracteres cuneiformes de Nniye. El rabe len
guaje del Corn es el gran representante n1oderno de
esta fanlilia y sus estreehas correspondencias y
gas con el hebreo pueden 1nostrarse en frases fanlilia
res.
El
rabe saluda todava al extranjero con el
salr/Jn
alaiku'in, literahnente
paz
sobre ti, casi lo 1nis1no que el
antiguo hebreo que deca
shlm
lchem,
JJaz a ti
y
la
1nuy oda exclamacin arbiga
bismillah,
puede tradu
cirse al hebreo
be-shm h-Elohn,
en el nombre
ele
Dios. De igual modo los no1nbres hebreos de personas
mencionadas
en la Biblia dan la clave de muchos nom
bres propios arbigos; as Ebed-JJ Ielech,
siervo del
'rey
que saco u Jeremas del calabozo llevo un nombre casi
semejante al del califa .A.bd-el-Melik en la historia de
Mahoma. Pero ninguno de estos idiomas semticos tiene
7/24/2019 Tylor, Antropologa
9/42
14.
ANTROPOLOGA
ttulo alguno
para
ser conffiderado como el originario
de la fa1nilia, estando
en
relacin con los dems como
el
latn
lo est con el ita liano y e l francs. Todos ellos,
asirio, fenicio, hebreo y rabe son idion1as hermanos y
nos hacen remontar a
un
idioma anterior desaparecido
hace largo tiempo. El antiguo idion1a egipcio de los
jeroglficos no puede ser clasificado como
un
miembro
de
la
familia semtica, aunque muestre puntos de pare-
cido que puedan indicar alguna conexin remota con l.
Tambin se sabe que 2.000 aos a.
d
J. C existieron
dos
lenguas
importantes que no pertenecan a
la
familia
aria n a
la
semtica: el antiguo idioma babilnico y el
antiguo chino. Respecto a las lenguas de las regiones
ms apartadas del mundo, tales como .Amrica, cuando
las examinamos las hallmnos que estn formadas tam-
bin por muchos grupos distintos de familias.
Esta
breve ojeada del estado primitivo conocido del
lenguaje en el mundo, basta
para
darnos
la
interesante
leccin de que la obra principal de la formacin del
lenguaje se realiz en las edades prehistricas. Remon-
tndonos todo lo lejos que la filologa puede acompaar-
nos, encontramos existiendo ya
un
nmero de grupos
de lenguas que difieren en sus palabras y en su estruc-
tura
y que si alguna vez tuvieron algn parentesco
con otra, no lo manifiestan con seales lo bastante cla-
ras
para
que tengamos los medios de explicarlo. Las
mas laboriosas y pacientes investigaciones respecto a
una lengua primitiva de la humanidad, han sido coin-
pletamente infructuosas hasta aqu. Los ms antiguos
tipos de lenguaje que podemos alcanzar, haciendo un
estudio retrospectivo de las lenguas conocidas, no dan
indicios de haber sido los primitivos idiomas del gnero
humano. De aqu que pueda positivamente asegurarse
que no son tales idiomas, y que las edades de crecimiento
HOMBRE
ANTIGUO
Y MODERNO
y decadencia han borrado las huellas por las cuales.
pudiramos comprender cmo cada sonido particular
ha
llegado a adquirir
su
peculiar significado. El hombre,.
desde
el
perodo histrico,
ha
adelantado
muy
poco en
el
camino de una creacin absolutamente nueva del len-
guaje, por
la
poderosa razn de que sus necesidades esta-
ban ya
cubiertas con las palabras que aprendi de sus
padres, y todo lo que necesita hacer cuando le ocurre una.
nueva idea, es
trabajar
las palabras que posee
para
dar-
les
una
nueva forma. De este modo el .estudio del len-
guaje confirma la misma idea respecto a
la
antigedad
del hombre, que la
ya
adquirida por el estudio de
las
razas. Interrogados los fillogos respecto al tiempo
que
lleva de existencia el gnero humano, nos contestan que
debe
haber
sido lo bastante largo
para
que el lenguaje
haya
crecido desde sus remotos principios a los ya elabo-
rados idiomas que conocemos, y
para
que stos a
su
vez
se hayan desenvuelto en familias y diseminado por todo
el mundo. Esta inmensa obra haba sido realizada
en
edades anteriores a las primitivas inscripciones
de
Egipto, Babilonia, .Asiria, Fenicia, Persia, Grecia, por-
que stas patentizan
ya
las grandes familias del
l n ~
guaje humano en su plena existencia.
Fijmonos ahora en la cultura a
ver
si sta
da
tambin indicios de
la
existencia y trabajo del hombre
en
edades ms remotas que
la
ms primitiva en nues-
tros recuerdos histricos.
Para
este objeto es necesario.
comprender cul ha sido el curso general de las artes,
de los conocim entos y de las instituciones.
Es
una.
buena y antigua regla la que aconseja proceder de lo
conoeido a lo desconocido, y todas las personas inteli-
gentes tienen n1ucho que decirnos por su propia expe-
riencia, respecto al
cmo
progresa la civilizacin. El
relato que
un
viejo puede hacernos de la cultura do
7/24/2019 Tylor, Antropologa
10/42
16
ANTROPOLOGA
Inglaterra cuando l iba a la escuela, y de los adelantos
y mejoras en las cosas que l propio ha presenciado
{lesde entonces, es en s
una
buena leccin. As cuando
sale de Londres en el
tren
expreso
para
llegar a Edim
burgo
a la hora de comer, piensa en los tiempos en que
era hacer
un
viaje feliz
en
coche llegar a dicho punto
en
{los
das cpn sus noches correspondientes. Mirando
un
disco de seales en
la
lnea, recordar que los semforos
{;Onstituan el mejor medio de telegrafiar, y se manten an
balanceando sus brazos en los cerros, entre Londres y
Plymouth transmitiendo los despach.os del almiran
tazgo. Pensando
en
el telgrafo elctrico que
ha
hecho
intiles aquellos se1nforos, recuerda que ste arra nca de
un
descubrimiento hecho en su
juventud
con motivo de
la
conexin
entre la
electricidad y el magnetismo. Esto
1o
lleva a pensar de .nueyo en otros descubrimientos
-cientficos 1nodernos que nos
han
revelado los secretos
del
Universo, tales como el anlisis espectral, que ahora
descubre los elementos de que estn formadas las estre
llas con seguridad
tanta
como
era la que nuestros
padres tenan en que esto jams llegara a saberse. Este
1nismo anciano pede informarnos adems, no slo de
que los conocimientos se han acrecentado, sino que se
l1an extendido mucho ms de lo que estaban antes,
cuando el hijo del labrador acaudalado apenas poda
adquirir en la
escuela los conocimientos prcticos que
hoy tiene derecho a que le enseen el hijo del ms mi
serable jornalero. Puede llegar a explicar a sus oyentes,
cmo a
partir
de su tiempo, las leyes del pas
han
ade
lantado y mejorado
hasta
el punto de que los hombres
no
son
ya
ahorcados por hurtos, que las leyes tienden
ms a reformar a los criminales que a castigarlos me
ramente, y que
la
vida y
la
propiedad estn ms asegu
rados que en los antiguos tiempos. l t i ~ a m e n t e , y no
HOMBRE
ANTIGUO
Y 1\IODERNO
17
es lo menos, puede ensearnos de su propia cosecha que
las gentes son algo ms morales de lo que fueron, que
la
opinin pblica exige
una
ms elevada norma de con
ducta que las pasadas generaciones, segn podemos
ver
en
la
reprobacin ms severa que recae sobre los petar
distas y borrachos.
De
tales ejemplos de adelanto
en
la
cultura
realizados
en un
solo pas y durante
la
vida de
un
individuo, se deduce con toda claridad que el mundo
no se ha estacionado con nosotros, sino que artes nue
vos, nuevos pensamientos, instituciones nuevas, nuevas
reglas de vida han surgido del antiguo estado de cosas.
Ahora bien; este crecimiento o desarrollo de
la
civi
lizacin,
tan
rpido en nuestro propio tiempo, parece
haberse venido efectuando, con mayor o menor activi
dad, desde las
p r i m e ~ s
edades del hombre.
Pruebas
de
esto llegan a nosotros por diversos caminos.
Hasta
donde la historia alcanza, sta nos muestra artes, cien
cias, instituciones polticas que
co111ienzan
en los esta
dos ms rudos, y
van
hacindose con el transcurso de
las edades ms inteligentes y sistemticas, llegando a
estar ms perfectamente dispuestas u organizadas para
corresponder satisfactoriamente a sus fines. Sin recu
rrir
a muchos ejemplos de
un
hecho
tan
familiar, vemos
que
la
historia del gobierno parlamentario comienza
en
el mundo antiguo con las
juntas
de los jefes y las tu
multuosas asambleas de todo el pueblo.
La
historia de
la
medicina nos remonta a los tiempos en que
la
epilep
sia o la posesin en griego
i m i i ~ t ~
se crea ser real
mente el acto de
un
demonio que se apoderaba del
enfermo y lo haca ponerse convulso. Mas nuestro
objeto aqu es
ir
ms all de
la
informacin ordinaria
de los libros histricos, y apreciar los estados de civi
lizacin
en
los tiempos anteriores a stos.
Aqu
se nos
ofrece como
un
poderoso auxiliar la arqueologa, que
7/24/2019 Tylor, Antropologa
11/42
18
ANTROPOLOGA
nos ensea, por ejemplo, las hachas de piedra y otros
rudos instrumentos que pertenecieron a las primeras
tribus humanas, ponindonos de manifiesto cun bajo fu
el estado de sus artes, en cuyo estudio nos ocuparemos
pronto ms por extenso. Otro gua utilsimo es el que
procede de supervivencias
ep.
la
cultura. Estudiando
ntimamente los pensamientos, artes y costumbres de
una
nacin, el investigador encuentra
en
todas partes
las reliquias de ms antiguos estados de cosas, de que
aqullas
han
surgido. Tomando
un
ejemplo, si queremos
saber cmo lleg a gastarse un vestido tan estrambti
camente cortado
como
el frac, la explicacin
es
como
sigue: El corte eli la cintura tuvo en otro tiempo el ra
zonable objeto de impedir que los faldones de
la
casaca
molestasen al montar a caballo, mientras que el
par
de botones intiles
que.
caen detrs .de
la
cintura sir
vieron para abrochar estos faldones cuando se levanta
ban; el cuello conserva la ahora mal colocada escota
dura, que permita poderlo volver hacia arriba o hacia
abajo; las vistosas vueltas de la solapa representan los
forros ordinarios, y las bocamangas fingidas , hechas
ahora con una costura- al rededor de la 1nueca, son
reliquias de las verdaderas vueltas de las n1angas
cuando stas se hallaban hechas
para
poder vol verse.
De este modo se ve que los presentes fraques de ceremo
nia deben sus particularidades a descender de la anti
gua casaca de diario, con la que el hombre montaba a
caballo o trabajaba en sus. faenas ordinarias.
Si nos fijamos en la vida inglesa moderna para encon
trar las pruebas de
la
conquista normanda, acaecida
hace ms de ocho siglos, hallamos en el
oh yes oh
yes
del pregonero
la
antigua frmula de proclamacin
oyez oyez
oid
oid
En un
ejemplo tomado de
la
India
vemos cun lejos se remontan tales reliquias de
la
HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO
19
civilizacin. AU, aunque ha sido de uso vulgar, durante
edades enteras, obtener fuego por medio del pedernal
y el eslabn, todava los brahmanes para encender
el
fuego sagrado que se destina a los sacrificios diarios,
acuden brbaro recurso de taladrar violentamente
con un palo afilado otro pedazo de madera, hasta que
brota la chispa. Preguntados por qu se toman este
mprobo trabajo cuando conocen otros mtodos mejo
res contestan que lo hacen as para obtener un fuego
puro y sagrado; pero
p r ~
nosotros es claro que ellos,
al mantener inalterable su antigua costumbre, estn
realmente conservando una reliquia de la vida ms
ruda de nuestros remotos antecesores.
Del examen del conjunto de estos varios medios
para
estudiar las ciencias y las artes
resulta
acreditado que
ninguna de ellas naci perfecta, como supone la fbula
que brot Minerva de cabeza de Jpiter. Marchan
por
pasos sucesivos; y, a falta de otros datos, el observador
puede fiar. en si mismo para comprender el origen pro-
bable de cada invento parti cular. Nadie , en efecto, podr
mirar lma ballesta y un arco sin comprender que el arco
fue
prime1,o,
y que la ballesta se invent despus, ponien
do el arco
en un
vstago y arreglando un disparador que
soltase
la
cuerda,
una
vez hecha
la
puntera.
Aunque
la historia es incompleta para decirnos quin imagin
la
ballesta y cundo se realiz su invencin, estamos
seguros, como de un hecho histrico, de que a la ballesta
sucedi el arcabuz de mecha, a ste
la
escopeta de chis
pas , a
la
escopeta de chispas la de. pistn y a sta el
fusil de aguja, que se carga por la recmara.
Reuniendo todos estos medios de informacin se hace
muchas veces posible trazar el curso completo de
una
ciencia
o
de lma institucin, haciendo toda
su
historia
retrospectiva desde su poca de mayor auge
hasta
su
7/24/2019 Tylor, Antropologa
12/42
20
ANTROPOLOGA
principio en la vida de las ms
rudas
tribus humanas.
Por ejmnplo, estudiemos el curso de las matemticas
modernas tales
con1o estn
representadas
hoy en
los
libros que se usan
en
las clases de Facultad. Un estu-
diante que viviera en tiempo de
la reina Isabel
no ten-
dra
clculo diferencial
que estudiar;
a duras penas
tendra geometra algebraica,
por
lo que se han llamado
matmnticas superiores las inventadas desde entonces.
Retrocediendo a la
edad
media llegamos
al
tiempo en
que el lgebra acababa de introducirse como una nove-
dad, debida a los 1natemticos indios y a sus discpulos
los rabes; y despus encontramos las cifras de la nume-
racin
O
1,
2, 3,
etc., empezando a
ser
conocidas como
un adelanto sobre los antiguos bacos o mesas de calcu-
lar,
y
los n1neros romanos
I, II, ID,
etc.
En
las eda-
des clsicas,
aun
ms primitivas, llegamos a los tiempos
en que los mtodos de Euclides y otros gemetras grie-
gos aparecan
por primera
vez. Cuando retrocedemos
para ver lo que era conocido a los matemticos de los
primitivos periodos histricos de Babilonia y Egipto,
nos encontramos con
una
aritmtica que lograba hacer
menos aun que lo
que
los nios
hacen hoy en
las clases
elementales con la mayor perfeccin, y una geometra
consistente
en
unas cuantas
toscas reglas prcticas de
mensuracin. Esto en cuanto a lo que nos ensea la
historia retrospectiva
referente
a los principios de las
matemticas; pero
aun
hay otros medios
para
compren-
der los primeros escalones por que pas la ciencia para
llegar a su estado actual.
Los mismos nombres usados hoy para denotar longi-
tudes
tales como codos pies palmos y puigadas mues-
tran cmo el arte de medir tiene su origen en los tiem
pos
en
que
aun
no se haban. inventado patrones
para
medir, y en que los hombres colocaban sus manos y
HOMBRE
ANTIGUO
Y MODERNO
21
sus pies a lo largo de los objetos, cuyo tamao se pro-
ponan conocer.
As existen pruebas abundantes
de que
la aritmtica proviene de la costumbre de contar ~ o r
los dedos de los pies y
las
manos, como aun se
practwa
hoy entre los salvajes. Las palabras usadas todava
para
designar los nmeros
en
muchas
lenguas,
fueron
evidentemente hechas durante el perodo en que
era
usual
el sistema de contar
por
las manos y los pies,
sistema
que ha
continuado desde entonces. As
un
ma-
layo expresa cinco
por
la
palabra
li1na que aunque
l no lo sabe) signific en un tiempo mano; de modo
que se
ve
que esto es una supervivencia de las eda-
des
en que
sus. antepasados, necesitando
una palabra
para cinco,
levantaban
en alto una mano y d e ~ a n rnano.
Por
cierto que
la
razn de
nuestro
sistema de nuinera-
cin decnal, en cuya virtud contamos por decenas
en
vez de docenas,
que
.seran ms convenientes,
est
en
que nuestros mayores conservaron el hbito de contar
por
decenas hbito contrado
por
valerse e los dedns
de la mano, y es
por tanto
una
inalterada
reliquia del
hombre prnitivo.
Los captulos que siguen contienen otros muchos
casos de
un
desenvolvimiento anlogo de las
artes
desde
sus ms sencillos orgenes.
As,
examinando
las que
ahora
llamamos
herramientas
o utensilios, se ver cmo
la piedra rudamente tallada
y manejada directamente,
lleg a ser la
piedra
de ms artificiosa
hechura
y ?on
filo, propia
para servir
de
hacha puesta
en un mango de
madera, hasta que despus, cuando se ponen en uso
los metales se
sustituye
a
la piedra una hoja
de bronce
o hierro, y al cabo alcanzamos el hacha ms perfecta de
los leadores actuales, con su hoja de acero perfecta-
mente
acomodada al
bien
proporcionado mango.
En
el
captulo VIII de este libro hallamos eJemplos de estos.
7/24/2019 Tylor, Antropologa
13/42
22
ANTROPOLOGA
g r a ~ d e s a d e l a ~ t o s
el desarrollo de las hachas., que
t ~ v w r ? n
su pl lnmpw antes de la cronologa y de la
historia, y fue uno de los mas poderosos atu:iliares de
la
civilizacin del hombre primitivo.
De lo dicho no se infiere que
la
civilizacin est
siempre en movimiento o que este movimiento sea
siempre de progreso.
Por
el contrario, la historia mani-
fiesta que aqul permanece estacionario durante lar-
gos perodos, y aun a veces retrocede.
Para
comprender
tal retroceso en la cultura, debemos hacernos carO o de
que las artes ms elevadas y los principales adelantos
de
la s o c i e ~ a d
no logran siempre prevalecer;
necesitan
ser demasiado perfectos para conquistar su terreno,
pues .las
g e n t e ~
slo admiten aquello que se adapta a
sus cucunstanmas. Una leccin por extremo instructiva
resulta de
una
observacin hecha por
un
ingls en Sin-
gapore, el cual se enter con sorpresa de dos comercios
florecientes all. Consista uno en comprar barcosinO le-
ses averiados, rebajarlos y aparejarlos para juncos; ~ r o
en
comprar fusiles de
p i s t ~
y convertirlos
en
antiguas
escopetas de chispas. A primera vista esto parece una
mera estupidez; pero luego, si se reflexiona sobre ello,
resulta bastante razonable. Era
tan
difcil conseguir
q ~ e
los marineros de Oriente trabajasen
en
buques apa-
reJados la europea, que daba mucho mejor resultado
proveerlos con los groseros barcos a que estaban acos-
tumbrados; y respecto a los fusiles, los cazadores in-
ternados en
lo
ms profundo de las selvas de calorosa
humedad les era .ms cmodo
usar
pedernales que
tener
que llevar y conservar seca
una
provisin de cpsulas.
En ambos casos lo que necesitaban no
eran
los mejores
productos de
la
civilizacin, sino lo que ms se acomo-
daba a sus circunstancias.
La
misma regla se aplica a
la
admisin de lo nuevo
HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO
23
de
la
civilizacin y a la conservacin de lo viejo. Cuando
la vida de
un
pueblo llega a modificarse por la emigra-
cin a
un
nuevo pas, por
la guerra
y las calamidades
en el interior, o por la mezcla con una inferior raza, la
cultura de sus antepasados deja de hacerse necesaria o
posible, y acaba por extinguirse. Tal degeneracin
puede verse en los descendientes de los portugueses
en
las Indias orientales, que se han casado con las indge-
nas y abandonado
la
marcha de
la
civilizacin de tal
modo, que los europeos recin llegados los encuentran
en
miserables cabaas y en medio de
una
vegetacin
esplendorosa en frutos y flores, como si estuviesen
colo-
cados all
para
servir de ejemplo de
hasta
donde llega
la
decadencia de la cultura humana cuando falta el
acicate de
la
necesidad.
Otro caso frecuente de prdida de civilizacin es cuan-
do
un
pueblo,
una
vez prspero, se ve arruinado o expul-
sado de sus hogares,
como
los indios shoshonee, que
huyendo de sus enemigos los Pies Negros, tuvieron que
refugiarse en las montaas Rocosas, donde vagan ahora
con el nombre de indios cavadores, por haberse dedicado
a arrancar las races silvestres con que proveen a su mi-
serable subsistencia. N o slo
el
estado abyecto de tales
proscriptos, sino
hasta
la prdida de .artes particulares
en
otros pueblos, puede a menudo explicarse por
la
prdida de cultura debida a circunstancias desfavora-
bles.
Por
ejemplo, los isleos del mar del Sur aunque
no
eran un
pueblo muy rudo cuando fueron visitados
por el capitn Coock, usaban solamente hachas y cuchi-
llos de p i e d r ~ siendo realmente tan ignorantes de los
metales, que esperando obtener
una
abundante cosecha
sembraron los primeros clavos que les dieron los mari-
neros ingleses. Posible es que sus antepasados no em-
pleasen los metales, pero tambin es probable que siendo
7/24/2019 Tylor, Antropologa
14/42
24 - ANTROPOLOGA
un pueblo asitico al cual fuera conocido su uso llegaran
a perderlo por su emigracin a las islas del Ocano y su
iri.comunicacin con sus compatriotas, retrocediendo nue
vamente a la edad de piedra. Importa que el investiga
dor comprenda la importancia de la decadencia de la
cultura; pero aqu se hace ms especialmente mencin
de ella
para
hacer notar que en modo alguno contradice
a la teora de que la civilizacin se desenvuelve proce
diendo de los ms fnfimos estados a los superiores. N o
puede perderse una cosa sin haberse tenido primero; y,
donde existan tribus que hayan degenerado de la ele
vada civilizacin de sus antecesores, slo debemos estu
diarlas para calcular hasta dnde haba llegado su an
terior cultura.
En
general resulta que donde quiera que
haya
artes
adelantadas, conocimientos abstrusos e instituciones
complejas, estos son resultado de un desarrollo gradual
que comenz en los estados de vida ms sencillos, rudos
y primitivos. Ningn grado de civilizacin viene a la
vida espontneamente, sino que crece o se desenvuelve
de un estado anterior. Tal es el gran principio en que
cada investigador debe afirmarse, si desea entender el
mundo en
que vive y penetrar en la historia de lo
pasado.
Veamos ahora
cmo
esto se nos presenta en la anti
gedad y primitiva condicin del_ gnero humano. Los
monumentos de Egipto y Babilonia ensean que hace
ya 5.000 aos, ciertas naciones haban alcanzado un
perodo floreciente de cultlira. Sin duda que la mayor
parte de
la
tierra estaba poblada de brbaro s y salvajes,
como sigui estndolo despus; pero en las regiones del
Nilo y del ufrates. hubo civilizacin. Los antiguos
egipcios posean el distintivo mayor de una nacin civi
lizada: el
arte
de escribir; y por cierto que los caracteres
HOMERE ANTIGUO Y
MODERNO
25
j erogl:ficos de sus inscripciones . parecen habe dado
origen a nuestro alfabeto. Constituan una nacin ex
perta en la agricultura, cuyos campos fertilizados por
las inundaciones anuales, producan ricas cosechas de
granos que provean a
la
subsistencia de
una dens_a
poblacin.
Hasta
qu punto los antiguos
e g i p i ~ s
tu
vieron numerosos y hbiles artfices en construcCiones,
puede conocerlo cualquier viajero visitando las pirmi
des, que
han
hecho el nombre egipcio famoso en la is-
toria. La gran pirmide de Gizeh contina siendo toda
va una de las maravillas del mundo: una montaa de
sienita y piedra caliza tallada, cuyo tamao describe:n
los londonenses diciendo que se levanta sobre un cua
drado del tamao de Lincoln Inn-Fields, y se eleva a
mayor altura que San Pablo. La perfeccin de sus enor
mes bloques y la preciosa albailera de sus cmaras y
pasos interiores, muestran la habilidad, no s?lo los
que tallaron
la
piedra, sino de sus gemetras prcticos.
La
orientacin de las caras hacia los puntos cardinales,
es tan exacta que prueba que los egipcios eran excelen
tes observadores de los hechos elementales de astrono
ma: el da del equinoccio pudo determinarse observando
la puesta del sol relativamente a las pirmides, y los
rabes de los contornos aun ajustan sus datos astronmi
cos por
la
sombra.
Hasta
donde se remonta nuestro
co-
nocimiento de sus cosas, los egipcios parecen haber tra-
bajado tanto en bronce y en hierro
como
en oro y-plata.
As sus artes y hbitos, su escultura y carpintera, su
mtodo de contar y medir, su sistema de vida oficial con
sus gobernadores y notarios, su religin con su j e r ~ r -
qua sacerdotal y sus continuas ceremonias, todo se
manifiesta
como el resultado de
un
crecimiento largo y
gradual. Lo que acaso suministra ms ~ l e v d idea de
su antigedad es el estudio de sus ms primitivos mo
7/24/2019 Tylor, Antropologa
15/42
26
ANTROPOLOGA
numen os tales
como
el sepulcro del prncipe
Teta
de
la
cuarta dinasta que se conserva en el Museo Brit
nico.
La
cultura egipcia empez a hacerse entonces tra
dicional y estadiza: el
arte alcanzaba
ya
el punto
en
que el adelanto parece imposible pues los antepasados
haban
dejado establecida
una
norma perfecta de vida
que era
un
pecado alterar por 1nedio de reformas.
Menos que de los egipcios conocemos de los primi
tivos babilonios. y caldeos aunque los monumentos e
inscripciones de stos manifiestan cun antigua y alta
fue
su
civilizacin. Su escri tura consista en caracteres
cuneifonnes de los que parecen
haber
sido inventores
y sus sucesores los asirios los aprendieron de ellos. Fue
ron grandes constructores de ciudades y los ladrillos
que llevan inscritos
l o ~
nombres de sus reyes quedan
con o archivos de sus grandes templos tales verbigracia
como los dedicados al dios de U r
en la
ciudad conocida
en la historia bblica
co no
U r de los cal deos. Existen
copias escritas de sus leyes
tan
adelantadas que con
densan disposiciones sobre la propiedad de las muje
res casadas
la
prisin de
un
padre o
una
madre por
negar
a su hijo la multa diaria de n1edia fanega de
centeno al
mno
que mataba o daba 1nalos tratamientos
a sus esclavos. Su astrologa que hizo para siempre
famosos los non bres de babilnicos y cal deos les permi
ti hacer esas regulares observaciones de los cuerpos
ce-
lestes origen
ele
la ciencia astronmica.
La
nacin que
escribi
tan
magnficamente su nombre en el libro de
la
civilizacin cmnpite en antigedad con los egipcios.
Estas
pues son las dos naciones cuya cultura est
remotamente atestiguada por inscripciones hechas en el
verdadero tiempo de su antigua grandeza y por
tanto
es ms seguro acudir a ellas que a otros pases que slo
pueden presentar como prueba de su antigedad escri-
H O ) I B I ~ E A ~ T I G C O
Y ::\IODEHXO
tos compuestos n edades n1uy posteriores
AtrncliPIHlo
a sus antiguas civilizaciones esos pueblos parecen halwr
sido fonnaclos por hmnbres cuyas inteligencias funcio
naban
de
un
nodo
anlogo a las nuestras. Ninguna
fuerza
s o b r e ~ t u r l
se requera para esta obra; pero
hasta la
naturaleza hu1nana andando a tientas por
amplios caminos alcanzando grandes resultados toda
va no lleg ni a medio conocer la ventaja de haberlos
alcanzado: resolvieron el gran problen1a de la escritura
y no llegaron a simplificar los toscos jeroglficos en
letras: consagraron graves pensamientos a
la
religin
y al mismo tiempo aceptaron
la
adoracin de
un
gato o
un perro lo cual hasta para los mismos antiguos era
irrisorio: cultivaron
la
astronoma y sin embargo per
m ~ e c i e r o n
extraviados
en
las extraas locuras de
la
astrologa. A travs de sus ms poderosos esfuerzos de
civilizacin se vislumbran las huellas de su estado br
baro anterior: las
p i r m i d e ~
egipcias son tmulos sepul
crales como los de la Inglaterra prehistrica sin otra
diferencia que
su
enorme tamao y el estar construidas
de piedra o ladrillo tallados: los jeroglficos egipcios con
sus pinturas de hombres y animales y
multitud
de
objetos nos cuentan
la
historia de
su
propio invento
a
partir
desde el punto en que principian con una mera
escri tura pictrica smnejante a
la
de los rudos cazadores
de Amrica. De este modo aparece que
la
civilizacin
en
las primeras fechas a que la historia se refiere haba
ya
alcanzado
un
nivel que slo puede explicarse por su
crecimiento y desarrollo durante un largo perodo pre
histrico; resultado que conviene con las conclusiones
antes obtenidas del estudio de las razas y del lenguaje.
Sin
intentar trazar
aqu una
pintura
de la vida
tal
como
ha
debido ser entre los hombres a su primera
aparicin en la
tierra
es importante retroceder todo lo
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28
ANTROPOLOGA
lejos a que
tal
evidencia del progreso de
la
civilizacin
p u e ~ a
conducirnos. Juzgando de cmo ha vivido
la
hu
manidad en otro tiempo, cobraremos aliento
para juzaar
de cmo la hallamos viviendo en la actualidad
0
La
vida humana puede clasificarse t o s c a ~ e n t e en
tres
grandes estados,
Salvaje, Brbaro y Civilizado
que
pueden definirse como tipos.
El e s t a ~ o inferior o salva e es aquel en que el hom
b_re se
~ h m e n t a
slo de plantas
y
animales silvestres
Sin
c u l t i v ~ r
la
tierra ni criar en domesticidad a n i m a l e ~
para su ahmento. Los salvajes debieron habitar en las
selvas
t r o ~ i ~ a l e s ,
donde
la
abundancia de frutos
y
de
caza ~ e r m i t i a que pequeas familias viviesen en un
p ~ q u n o espamo
rnerodeando
todo
el afio
a S lt alrededor
mient;as que
en
las regiones ms fras
y
ms
p o b r e ~
t ~ n d n a n que llevar
una
vida errante buscando alimento
s l l v e s ~ r e que bien pronto agotaban en cada sitio. Los
materiales empleados por los salvajes
para
hacer sus
rudos utensilios son los que se encuentran ms fcil
mente a mano, tales como madera piedra y hueso pero
ellos no pueden
extraer
los metales del mineral ; per
manecen por tanto en la edad ele piedra
.
L?s
hombres pueden considerarse elevados al estado
s1gmente o brbaro cuando empiezan a cultivar los canl
pos. Con seguras provisiones ele alimento que pueden
ser
~ l m a c e n a d a s
hasta la cosecha siguiente se establece
la
VIda
regular y estable ele los pueblos y ciudades
con grandes beneficios
para
el adelanto de las artes d
l . .
e
conoCimientos, de las maneras y del gobierno. Las
tribus p ~ s t o r a l e s se cuentan entre las que pertenecen al
estado barbaro; pues, aunque su vida errante en busca
de pasto
p a r ~ ,
sus ganados, se opone a
la
vida estable
de
la
h a b . I t . ~ c w n
y
la agricultura, tienen en sus rebaos
una proviswn constante de carne y l e ~ h e Algunas na-
HOMBRE NTIGUO
Y
MODERNO
29
ciones brbaras no han llegado a dar un paso ms all
de los utensilios de piedra; pero en su mayor parte, se
han elevado a la edad de los metales.
Por ltimo, el estado civilizado puede considerarse
que comienza con el arte de la escritura, la cual, archi
vando
la
historia,
la
ley, los conocimientos
y
la
religin
para el servicio de las edades venideras, enlaza
lo
pa
sado a lo por venir en una no interrumpida cadena de
progreso intelectual y moral.
Esta clasificacin de los tres grandes perodos de cul
tura, es conveniente en la prctica y tiene la ventaja
de no describir estados sociales imaginarios, sino tales
como realmente existen. Hasta donde nuestra compro
bacin alcanza, parece que la civilizacin ha crecido
efectivamente en el n1undo pasando por estos tres pe
rodos; el representado por un salvaje de las selvas del
Brasil, por
un
brbaro de
la
Nueva Zelandia o del
Im
perio de Dahomey
y
por un europeo civilizado; los
cuales pueden ser los n1ejores tipos para el investigador
que desee entender la marcha de la cilizacin, tenien
do en cuenta que
la
comparacin
es slo
un gua, pero
no un modo de explicarlo todo.
Por este camino es razonable suponer que, aun en
los pases actualmente civilizados, deben haber vivido
en
otro tie1npo tribus salvajes y brbaras muy inferio
res. Por fortuna no
ha
quedado c01npletamente a la
imaginacin el pintarnos
la
Yida
de estos rudos y anti
guos h01nbres, pues se
han
hallado muchos restos de
ellos que pueden verse y palparse en nuestros 1nuseos.
Tcanos considerar ahora qu especie de pruebas su
mi-
nistran la arqueologa y la geologa respecto a la edad
del hombre.
Cuando un arquelogo examina los objetos desente
rrados de un sitio cualquiera, puede en general apreciar
7/24/2019 Tylor, Antropologa
17/42
30
ANTROPOLOGA
el grado de cultura que alcanzaron sus habitantes. As
si se hallan armas de bronce o hierro fragmentos de
hermosa vasijera huesos de
0
aanado domstico
triao
b
quemado y pedazos de tela
ven1os
una pruba de que
la gente que all viva se hallaba en un estado de semi
civilizacin o de barbarie ya bastante adelantada. Si
slo se encuentran rudos utensilios de piedra y hueso
pero no metal ni vasos de tierra ni restos alaunos que
indiquen que se cultivaban los campos o se c ~ a b a n ga
nados debemos adquirir la evidencia de que all habi
taba una tribu salvaje.
Una de las primeras cuestiones que deben proponerse
para c o n o c ~ r
la condicin de un pueblo es si empleaba
o no los metales para sus armas y utensilios. Si los
usaba puede decirse que estaba
en
la edad e los
n -
tales.
Si no
hay
cobre
ni
hierro sino hachas cuchillos
untas de lanza y otros instrumentos de piedra cortan-
tes y perforan es hay que decir que vivan en la
edad
e piedra. Donde quiera que se recojan tiles tales
como a menudo los hallamos sepultados en nuestros
campos de cultivo tendren1os una
prueba
de que hom
bres de la edad de piedra han vivido en el pas. Es
un
hecho i m p o ~ t a n t e que en todas las regiones del antiguo
mundo habitado se hallen utensilios de piedra en el
suelo utensilios que muestran que sus habitantes fue
ron
en
algn tiempo a este respecto como los modernos
salvajes.
En los pases en que han existido durante larao
tiempo trabajadores de metales ha llegado a
p e r d e r ~ e
la memoria de lo que eran aquellos objetos de piedra
y
se cuentan historias fantsticas para explicar por qu
se descubren aqullos con el arado o con
la
azada.
Una
versin corriente en
Inglaterra
y
en otros puntos es
que las hachas de piedra son rayos cados del firma-
HOMBRE
ANTIGUO Y
MODERNO
31
mento Cllando el relmpago brilla
1).
Se ha pretendido
que el Oriente
s i e n ~ o
de las ms
n t i g u ~ ~ i v i l i z a
ciones haba comarcas s1n huellas de
haber VIVIdo
alh
el hombre.
en
un estado de primitiva rudeza como
si
en esta
parte
del mundo hubiese aparecido civilizado
el hombre desde un principio. Pero no es as. En Asiria
Egipto Palestina y otros pases se encuentran peder
nales tallados que demuestran que all vivieron tam
bin
tribus
en la edad de piedra antes que el uso de
los metales fuese el factor
un
estado de cultura ms
adelantada.
Que Europa estuviere o no habitada por las primi
tivas tribus es lo cierto que los restos encontrados en
ella suministran las mejores pruebas de la antigedad
del hombre. PaTa entender stas debe teneTse presente
que dicha edad presenta un peTiodo pTimitivo y
un
pe
rodo posterior como puede veTse mirando una buena
coleccin de instrumentos de piedra.
En
la figura
l.a
procuTaremos dar una idea de los que estuvieron en uso
en
la
ltima edad. El hacha est pulidamente
labrada
En Espaa
existe
tan
arraigada esta creencia
entre
los campesi
nos que las hachas son
. v u l g a r m e n ~ e .
llamadas piedras
e r a ~ o .
Sobre ellas circulan
vanas
superstiCIOnes populares.
He aqm dos
~ ~
.
24. La
piedra
ele
rayo
libra
a quien
la t i e ~ e
de las exhalaciOnes.
S. P.
308. La piedra e rayo
que cae del
c1elo
cuando truenos
libra la persona que la lleva o a la casa donde esta de ser ful
minada.
S
C. 58. .
Bibl. e las tradiciones populares e s p a ~ 1 o l a s . T .
I
A. Gmchot Y
Sierra. Superst. pop., pg.
218
y
219. Madnd 1884.
58.
Cuando cae
un
rayo y se
hunde
en
la
tierra
al
cabo de siete
aos sale espontneamente en aquel mismo sitio
una
piedra de
dos
filos que se llama piedra del rayo.
En
la casa donde hay .u? fragmento
de esta pie dra no caer nunca
una
exhalacin.
Supersttcwnes popula-
res, publicadas en la revista
a
Arnrica por el Sr. Olavarra y Huarte
bajo
el
seudnimo de Guier Arivau.
) - N . del T. .
7/24/2019 Tylor, Antropologa
18/42
32
ANTROPOLOGA
afilada por desgastamiento sobre una piedra de amo
lar
como tambin lo est
la
cabeza del martillo.
Como
deba exigir enorme trabajo el desbastar y labrar la
lanza
la
flecha el alisador y el cuchillo de piedra por
eso estn slo tallados y picados a golpes con suma ha
bilidad.
En
su
conjunto estos utensilios son
muy
seme
jantes
a los que los indios norte-americanos emplean
en nuestros das.
La cuestin es saber .cunto tiempo hace que las
tribus
que los fabricaban vivan
en
Europa respecto
de lo
c u ~
arroja mucha luz
la
posicin en que se
han
ncontrado tales utensilios en Dinamarca. Los bos
ques de este pas son principalmente de hayas pero
en las turberas yacen innumerables troncos de robles
que
atestiguan que
en un
perodo primitivo prevalecie
ron
los bosques de robles y ms abajo todava yacen
troncos de pinos lo que
prueba
que hubo antes bosques
de pinos que bosques de robles. De este modo resulta
que
ha
habido tres grandes perodos forestales: el haya,
el roble
y el
pino,
y que
la
profundidad de las turberas
que
en algunos sitios llega a 30 pies prueba que el
perodo de los pinos se remontaba a millares de aos.
HOMBRE ANTIGUO
Y
MODERNO
33
Mientras los bosques
han
caro biado
la
condicin de
las gentes que en ellos viva ha cambiado tambin.
Los modernos leadores hienden las hayas con
un
hacha de hierro; pero entre los troncos de robles en
las turberas se encuentran espadas de bronce y escu
dos claveteados que manifiestan que los habitan tes del
pas se hallaban
en
la edad del bronce; y finalmente
un
hacha de pedernal que yaca
aUn
ms abajo que los
troncos de pinos acredita que los hombres de
la
edad
de piedra en Dinamarca vivieron en bosques de pinos
cuyo perodo se remonta a
una
elevada antigedad.
En
Inglaterra
las tribus que han dejado tales utensi
lios de piedra estuvieron en el pas antes de
la
inva
sin de la raza cltica a que hemos llamado antiguos
bretones los cuales sin duda alguna venan provistos
armas de metal. Las hachas de piedra y puntas
de flecha de
la
antigua poblacin yacen desparrama
das por nuestro pas en los montes y en los valles
en
los marjal
es
y pantanos a flor de
t i e r r ~
o ente
rradas a
gran
profundidad en las turberas o lechos de
fango y cieno. Tales pantanos o barrizales comienzan
en una
fecha que los cronologistas llaman antigua pero
que los gelogos acostumbrados a vastos perodos de
tiempo llaman moderna. Pertenecen a los depsitos
aluviales ms recientes esto es fueron formados dentro
de los tiempos en que los cortes de
la
tierra y
la co-
rriente de los ros eran
como
ahora.
Para
formarse
una
idea de esto basta colocarse en
la
ladera de un monte
mirando desde all el amplio valle que est debajo y
observar
cmo la
capa de cieno y de arena de
su
fondo
se extiende a
lo
largo del valle siguiendo el curso de la
principal corriente y adaptndose a las pendientes la
terales.
Las
gentes de
la
edad neoltica cuyos utensilios
7/24/2019 Tylor, Antropologa
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34
ANTROPOLOGA
vemos en la figura 1.a, vivan dentro de este perodo,
histricamente antiguo, pero geolgicamente moderno,
y sus reliquias se hallan slo
en
los lugares en que
la
naturaleza o el hombre pueden haberlos colocado.
Pero hay
un
perodo aun ms primitivo de la edad
de piedra, en el que tribus humanas ms rudas todava
vivan
en
las partes del mundo conocidas hoy,
y
en
las
que el clima y el aspecto del pas eran completamente
distintos del presente estado de cosas.
En
los declives
de los valles, tales como el de Ouse en Inglaterra y el
Somme
en
Francia, 50 o lOO pies sobre las presentes
FIG. 2.
-Primitiva
edad de piedra paleoltica), picos de pedernal o hachas.
mrgenes fluviales, y enteramente fuera del alcance de
toda inundacin actual, existen lechos de la llamada
zahorra del
Drift
Fuera de estos lechos se han hecho
excavaciones, y halldose numerosos y rudos utensi-
lios de pedernal, modelados por las manos de hmnbres.
que haban alcanzado no escasa destreza en el arte,
como podr comprobarlo quien quiera repetirlos ahora
aun con las herramientas ms a propsito. Los ms no-
tables utensilios de este primer perodo de
la
piedra son
los martillos hachas ele
la
figura 2. La tosquedad de
su pulimento y su falta de desgaste en los bordes de los
HOMBRE ANTIGUO Y MODERNO
35
instrumentos para
tajar
y cortar, manifiesta que los
primeros artfices no poseyeron la habilidad del ltimo
perodo.
Es
corriente distinguir los dos
g ~ n e r o s
de
utensilios y los perodos a ellos correspondientes con
los trminos introducidos por el Sr. John Lubbock pa-
leoltico
y
neoltico
esto es, de
la
piedra
antigua
y de
la
piedra moderna, a que se llaman tambin en
Espaa de
la
piedra tosca
y
de
la piedra puiimentada
Mirando ahora a los aluviones elevados, o que han
cubierto las cimas de los montes en que se hallan los
utensilios paleolticos de
la
figura 2, resulta p t e ~ t e
por su posicin que nada tienen que
ver
con la acmn
del aO ua que est ahora depositando y separando bancos
de r ~ n y fango en el fondo de los valles,
ni
con las
presentes lluvias que carcomen
la
superficie de los ce-
rros. Deben
haber
sido depositadas
en
un
perodo ante-
rior en el cual la condicin del pas y del agua eran
distintas de la actual. Hasta dnde semejante. estado era
debido a que los valles no
haban
descendido h ~ s t su
presente profundidad, o que el pas entero hubiese te-
nido una menor elevacin sobre el nivel del mar o a ,que
los ros fuesen inmensamente mayores que ahora, son
intrincadas cuestiones geolgicas que no es del caso
discutir aqu.
La
geologa ensea que los ltimos alu-
viones del
Drift
pertenecen a los tiempos en que el
perodo olacial con su clima rtico estaba pasando o
acababa de pasar
en
Europa. Por los huesos y dientes
encontrados con los utensilios de pedernal en los lti-
mos aluviones, conocemos los animales que habitaban
la tierra contemporneos de los hom.bres de la edad
paleoltica. .
El mammuth, o inmenso elefante lanudo, y vanos
gneros de rinoceronte, tambin extinguido, ram?nea-
ban en los rboles de los bosques,
y
una espeme de
7/24/2019 Tylor, Antropologa
20/42
36
ANTROPOLOGA
hipoptamo, muy semejante al que vive al presente y
frecuenta los ros. El buey almizcleo y el oso gris, que
Inglaterra
alberg en este perodo remoto, pueden ser
cazados aun en las montaas Rocosas; pero el antiguo
oso de las cavernas, que era
una
de las bestias feroces
ms temibles de nuestro pas, no se encuentra
ya
en
la
superficie de la tierra.
El
len britnico fue de
una
raza
mucho ms corpulenta que la de los existentes ahora
en Asia y en frica, y quizs mas aun que los mencio
nados por Herodoto como devastadores de la Macedonia
en el siglo
v
antes de J. C., que atacaron a los came
llos del ejrcito de
J
erjes. A
juzgar
por signos, tales
como la presencia del rengfero y del mammuth con su
cubierta velluda, el clima de Europa fue mas riguroso
que ahora, quizs como el de Siberia. N o
hay
clara
evidencia de cunto tiempo
ha
existido el hombre en
este pas. Por todo lo que sabemos debe haber perma
necido desde un perodo ms primitivo, o debe
haber
emigrado ltimamente a Europa de algunas regiones
ms clidas. Utensilios como estos no son desconocidos
en Asia ni en la India meridional. Cerca de Madrs,
yace al pie de los Ghats orientales una meseta de ar
cilla ferruginosa o l t e ~ r i t 1 ) , que contiene utensilios
de piedra de
una
forma
muy
semejante a los de los
hombres del Drift en Europa.
Estos salvajes europeos del perodo del mammuth
solan guarecerse al pie de acantilados y cavernas, tales
como
la
de Hole
Kent,
cerca de Torquay, en que se en
cuentran revueltos y en abundancia utensilios humanos
con huesos de animales.
En la
Francia centra l con espe-
1) Aceptamos este trmino cientfico que falta en nuestro dicciona
rio y con el cual los gelogos designan una arenisca arcillosa roja de
la India, muy
veteada.- N.
el
T.
HOMBRE
ANTIGUO
Y MODERNO
37
cialidad, el examen de tales cavernas con huesos han
puesto de manifiesto todo el gnero de vida de
un
grupo
de antiguas tribus. El rengfero, retirado ahora a las
ms elevadas latitudes del Norte, estuvo en todo su
auge en Francia, segn aparece de sus huesos y astas
mezclados con restos de mammuth, bajo el piso esta
lagmtico de las cavernas del Perigord. Con ellos se en
cuent ran rudas hachas de piedra y alisadores, punzones
de piedra, puntas de lanza de hueso, leznas, flechas y
otros objetos pertenecientes a una vida semejante a
la
de los modernos esquimales que cazan el rengfero en
FIG 3.-Diseo de mammuth, procedente de la cueva de la }fadeleine
{Lartet y Christy .
las costas de la baha de Hudson. Tambin como los
esquimales, estos primitivos salvajes franceses y suizos
invertan sus ratos de ocio en esculpir figuras de ani
males. Entre muchas de estas figuras encontradas en
las cavernas francesas
hay
un mammuth, figura 3, bu
rilado, como si dijramos, con un pedazo de su propio
colmillo, lo bastante bien determinado para mostrar
el
pelo lanudo y enormes defensas retorcidas que lo dis
tinguen de otras especies de elefantes. Tambin se
ha
encontrado la ruda representacin de un hombre, figu
ra 4,
agrupado oon dos cabezas de caballo y
una
culebra
o anguila, dibujo interesante porque es el ms antiguo
de los retratos humanos que se conocen.
7/24/2019 Tylor, Antropologa
21/42
38
N T R O P O J ~ O G
As aparece que el ho1nbre do la antigua edad de
piedra ya viva cuando las inundaciones ascendan sobre
la superficie actual, tanto como las copas de los rboles
que ahora crecen all y cuando el clima
era
semejante
al de Laponia, el cual
era
a propsito para el velludo
manunuth, el rengfero y el resto de ese grupo de ani
Inales no existente ahora
en Inglaterra,
o extinguido
por con1plcto.
Conocida
la
lentitud con que tales alteraciones se ve
rifican on la configuracin del terreno, en el clima y
en los aniinales silvestres, no poden1os suponer que tan
inmensos cambios
hayan
podido verificarse
sin
un largo
; : : ~ - r = = - : : : ;
:;:
; ;
:-=----
Fw 4. -Disclo homhrc y caballo, procedente de
la
cueva Lartet y Christy).
transcurso de tiempo antes de
la
edad neoltica, cuando
las corrientes haban alcanzado casi sus actuales nive
les y el clima y los animales silvestres haban
lleO ado
o
a ser
lo
que son en el perodo histrico. Resulta tam-
bin claro de los restos c t u l m ~ n t e encontrados, que
estas antiqusimas
tribus
fueron de cazadores y pes
cadores, anlogos a los que hoy clasificamos de salva
jes. Conviene sin embargo no aplicarles el trmino
de hombres primitivos, pues esto podra significar como
que el.los, o al menos otros semejantes a ellos, fueron
los
pnmeros
hombres que aparecieron en la tierra. La
vida que los hombres del perodo del mammuth hacan
en Abbeville o Torquay, contradice la idea de que esta
haya sido la vida primitiva humana. Los h01nbres de
la antigua edad de piedra parecen
nu.s
bien iJertonocer
H O ~ R ANTIGUO Y MODERNO
39
a tribus cuyos antepasados, viviendo en
un
clima medio,
alcanzaron cierta
ruda
destreza
en
las artes que tenan
por objeto proporcionarse el alimento y defenderse, de
suerte
que despus se capacitaron por una ruda lucha
para
combatir contra l as inclemencias del tiempo y las
bestias feroces del perodo cuaternario.
N o puede darse an una idea exacta de la duracin
de este perodo. Algunos gelogos han indicado 20.000
aos, otros 100.000 o ms; pero estas son conjeturas no
fundadas en medios seguros de computar el tiempo 1).
Lo ms acertado es limitarse al presente a considerarlo
1)
De un folleto de mi seor padre D. Anto;nio M a c ? a ~ o
Y
Nez,
titulado: Breve reseiia
de los
terrenos cuaterna-no
y
tercwrw
le
pro
vincia de Sevilla copio los siguientes prrafos, ~ u e al propio tiempo
que vienen a corroborar en
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