Facultad de Psicología y Relaciones Humanas
TRASTORNOS DE INICIO EN LA INFANCIA, LA NIÑEZ O LA ADOLESCENCIA
Profesor titular: Cortese, Ricardo.
Alumnos: Kechichian, Adrián.Pueyrredón, Mayra Antonella.
Año: 3º Comisión: “A”
Sede: Centro.
Turno: Tarde.
Fecha de entrega: 21 de Junio de 2012.
CAPITULO XIII
Trastornos de inicio en la infancia,
la niñez o la adolescencia
El hecho de presentar una sección especifica destinada a trastornos que
suelen diagnosticarse por primera vez durante la infancia, la niñez o la adolescencia
es solo una cuestión de conveniencia, y no se pretende sugerir que exista alguna
distinción clara entre trastornos “infantiles” y “adultos”. Aunque la mayor parte de los
sujetos con estos trastornos se presentan en la asistencia clínica durante la infancia o
la adolescencia, a veces los trastornos en cuestión no se diagnostican hasta la etapa
adulta. Además, varios trastornos incluidos en otros apartados de este manual suelen
tener su inicio durante la infancia o la adolescencia.
En esta sección se incluyen los siguientes trastornos:
1. Retraso mental. Este trastorno se caracteriza por una capacidad intelectual
significativamente por debajo del promedio (un CI de aproximadamente 70 o
inferior), con la edad de inicio anterior a los 18 años y déficit o insuficiencias
concurrentes en la actividad adaptativa. Se presentan códigos separados para
retraso mental leve, moderado, grave y profundo, así como para retraso
mental de gravedad no especificada.
2. Trastornos del aprendizaje. Estos trastornos se caracterizan por un
rendimiento académico sustancialmente por debajo de lo esperado dadas la
edad cronológica del sujeto, la medición de su inteligencia y una enseñanza
apropiada a su edad. Los trastornos específicos incluidos en este apartado
son: trastornos de la lectura, trastorno del cálculo, trastorno de la
expresión escrita y trastorno del aprendizaje no especificado.
3. Trastorno de las habilidades motoras. Incluye el trastorno del desarrollo
de la coordinación, caracterizado por una coordinación motora que se sitúa
sustancialmente por debajo de lo esperado dadas la edad cronológica del
sujeto y la medición de la inteligencia.
4. Trastornos de la comunicación. Estos trastornos se caracterizan por
deficiencias del habla o el lenguaje, e incluyen trastorno del lenguaje
expresivo, trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo, trastorno
fonológico, tartamudeo y trastorno de la comunicación no especificado.
5. Trastornos generalizados del desarrollo. Estos trastornos se caracterizan
por déficits graves y alteraciones generalizadas en múltiples áreas del
desarrollo. Se incluyen alteraciones de la interacción social, anomalías de la
comunicación y la presencia de comportamientos, intereses y actividades
estereotipados. Los trastornos específicos incluidos en este apartado son
trastorno autista, trastorno de Rett, trastorno desintegrativo infantil,
trastorno de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no
especificado.
6. Trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador. Este
apartado incluye trastorno por déficit de atención con hiperactividad, que
se caracteriza por síntomas manifiestos de desatención y/o de impulsividad-
hiperactividad. Se presentan subtipos para especificar la presentación del
síntoma predominante: tipo con predominio del déficit de atención, tipo con
predominio hiperactivo-impulsivo y tipo combinado. También se incluyen
en este apartado los trastornos de comportamientos perturbadores: el
trastorno disocial se caracteriza por un patrón comportamental que viola los
derechos básicos de los demás o las principales normas o reglas sociales
propias de la edad del sujeto: el trastorno negativista desafiante se
caracteriza por un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante.
Este apartado incluye asimismo categorías no especificadas: trastorno por
déficit de atención con hiperactividad no especificado y trastorno de
comportamiento perturbador no especificado.
7. Trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la
niñez. Estos trastornos se caracterizan por alteraciones persistentes de la
conducta alimentaria y de la ingestión de alimentos. Los trastornos específicos
incluidos aquí son: pica, trastorno de rumiación y trastorno de la ingestión
alimentaria de la infancia o la niñez. Obsérvese que anorexia nerviosa y
bulimia nerviosa han sido incluidas en “Trastornos de la conducta alimentaria”,
sección que aparece después en el manual.
8. Trastornos de tics. Estos trastornos se caracterizan por tics vocales y/o
motores. Se han incluido los siguientes trastornos específicos: trastorno de la
Tourette, trastorno de tics motores o vocales crónicos, trastorno de tics
transitorios y trastorno de tics no especificado.
9. Trastornos de la eliminación. Se incluye la encopresis, la deposición
repetida de heces en lugares inadecuados, y la enuresis, la emisión repetida
de orina en lugares inadecuados.
10. Otros trastornos de la infancia, la niñez o la adolescencia. Este grupo se
dedica a trastornos no incluidos en los anteriormente citados. El trastorno de
ansiedad por separación se caracteriza por una ansiedad excesiva e
inadecuada desde el punto de vista evolutivo concerniente a la separación
respecto del hogar o de las personas con quienes el niño está vinculado. El
mutismo selectivo se caracteriza por una persistente incapacidad para hablar
en situaciones sociales específicas a pesar de que el niño hable en otras
situaciones. El trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez
se caracteriza por una relación social manifiestamente alterada e inadecuada
evolutivamente, que se produce en la mayor parte de los contextos y se asocia
a una crianza claramente patógena. El trastorno de movimientos
estereotipados se caracteriza por un comportamiento motor repetitivo,
aparentemente impulsivo, y no funcional, que interfiere marcadamente las
actividades normales y, a veces puede dar lugar a lesiones corporales. El
trastorno de la infancia, la niñez o la adolescencia no especificado es una
categoría residual para codificar trastornos que tienen su inicio durante la
infancia, la niñez o la adolescencia y que no cumplen los criterios de ningún o
trastorno específico de esta clasificación.
RETRASO MENTAL (OLIGOFRENIA)
Funcionamiento intelectual general significativamente por debajo de la media que se
acompaña de limitaciones significativas en el funcionamiento adaptativo.
El deterioro funcional tiene que acompañar al deterioro intelectual.
LOS TRASTORNOS GENERALIZADOS DEL DESARROLLO
Los TGD son trastornos que engloban dificultades específicas en tres ámbitos del
desarrollo y que han de estar significativamente y cualitativamente alteradas antes de
los tres años de edad.
Se caracterizan por presentar dificultades en:
La interacción social
La comunicación
Restricciones de actividades e intereses
La expresión del trastorno dependerá de:
El desarrollo intelectual
El grado de afectación
La edad
La efectividad de los tratamientos
La implicación familiar.
CATEGORÍAS DIAGNÓSTICAS:
Los profesionales usan las pautas del DSM-IV cuando diagnostican a los niños. El
DSM-IV describe una clase de desórdenes denominada “trastornos generalizados del
desarrollo” bajo las cuales se encuentran cinco categorías diagnósticas:
Trastorno autista
Trastorno de Asperger
Trastorno generalizado del desarrollo no específico (TGD-NE)
Trastorno desintegrativo infantil
Trastorno de Rett
No existe un diagnóstico particular de “TGD”. Este ha sido una fuente de gran
confusión, ya que la etiqueta TGD se trata regularmente y se aplica a niños.
Pero, de hecho, TGD es el paraguas bajo el cual se incluyen los cinco trastornos
mencionados anteriormente.
Es útil entender la relación que tienen entre sí los cinco trastornos. En un trabajo de
1997 patrocinado por lo departamentos de educación de California y servicios del
desarrollo, que apuntaban hacia mejores prácticas en el campo del autismo, los
autores utilizaron el término “trastornos de espectro autista” (T.E.A.) para referirse a
los cinco trastornos clasificados en el DSM-IV.
El término “espectro”, usado en el contexto de T.E.A., sugiere un conjunto de
características o actividades relacionadas entre ellas. Los trastornos de espectro
autista implican una clase de trastornos del desarrollo que están relacionados y que se
superponen pero que son clínicamente distintos y se diagnostican de forma
independiente. Estos trastornos se superponen de forma que comparte una parte de
sus rasgos clínicos. Se asume que con una evolución cuidadosa, los trastornos
generalizados del desarrollo se pueden diagnosticar diferencialmente. (Del libro “Best
practices for designing and Delivering Effective Programs for Individuals with Autistic
Spectrum Disorders, pg. 17”).
El término T.E.A. hace ver con más claridad que los cinco trastornos generalizados del
desarrollo comparten importantes aspectos similares, a pesar de ciertas diferencias en
el área afectada (lenguaje, cognitiva, etc.) o en el grado relativo del daño (leve o
severo). Sin embargo, un denominador común importante a través de los TGD es la
presencia de una alteración significativa en la habilidad del niño para relacionarse con
los demás. Esta alteración, que puede estar presente en distintos niveles de
intensidad, tiene implicaciones importantes en la habilidad del niño para aprender
sobre el medio ambiente.
Criterios diagnósticos
A continuación les presentamos los criterios diagnósticos para el trastorno autista, el
trastorno de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no específico (TGD-NE),
según el DSM-IV. Ambos, el trastorno de Rett y el trastorno desintegrativo infantil son
muy inusuales. Los criterios diagnósticos proporcionan un mapa para la comprensión
de las semejanzas y diferencias entre estos tres trastornos de espectro autista.
Criterios para el diagnóstico del F84.0 Trastorno autista (299.00)
A. Existe un total de 6 (o más) ítems de 1, 2 y 3, con por lo menos dos de 1, y uno de
2 y de 3:
1. alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las
siguientes características:
(a) importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales, como son
contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la
interacción social.
(b) incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros adecuadas al nivel del
desarrollo.
(c) ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas disfrutes,
intereses y objetivos (p. ej., no mostrar, traer o señalar objetos de interés).
(d) falta de reciprocidad social o emocional.
2. alteración cualitativa de la comunicación manifestada al menos por dos de las
siguientes características:
(a) retraso o ausencia total de desarrollo del lenguaje oral (no acompañado de intentos
para compensarlo mediante modos alternativos de comunicación, tales como gestos o
mímica).
(b) en sujetos con un habla adecuada, alteración importante de la capacidad para
iniciar o mantener una conversación con otros.
(c) utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o lenguaje idiosincrásico.
(d) ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social propio
del nivel de desarrollo.
3. patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y
estereotipados, manifestados por lo menos mediante una de las siguientes
características:
(a) preocupación absorbente por uno o más patrones estereotipados y restrictivos de
interés que resulta anormal, sea en su intensidad, sea en su objetivo.
(b) adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
(c) manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar las manos
o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo).
(d) preocupación persistente por partes de objetos
B. Retraso o funcionamiento anormal en por lo menos una de las siguientes áreas,
que aparece antes de los 3 años de edad: 1 interacción social, 2 lenguaje utilizado en
la comunicación social o 3 juego simbólico o imaginativo.
C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de Rett o de un
trastorno desintegrativo infantil.
Criterios para el diagnóstico del F84.2 Trastorno de Rett (299.80)
A. Todas las características siguientes:
1. desarrollo prenatal y perinatal aparentemente normal.
2. desarrollo psicomotor aparentemente normal durante los primeros 5 meses después
del nacimiento.
3. circunferencia craneal normal en el nacimiento.
B. Aparición de todas las características siguientes después del período de desarrollo
normal
1. desaceleración del crecimiento craneal entre los 5 y 48 meses de edad.
2. pérdida de habilidades manuales intencionales previamente adquiridas entre 5 y 30
meses de edad, con el subsiguiente desarrollo de movimientos manuales
estereotipados (p. ej., escribir o lavarse las manos).
3. pérdida de implicación social en el inicio del trastorno (aunque con frecuencia la
interacción social se desarrolla posteriormente).
4. mala coordinación de la marcha o de los movimientos del tronco.
5. desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo gravemente afectado, con retraso
psicomotor grave.
Criterios para el diagnóstico del F84.3 Trastorno desintegrativo infantil (299.10)
A. Desarrollo aparentemente normal durante por lo menos los primeros 2 años
posteriores al nacimiento, manifestado por la presencia de comunicación verbal y no
verbal, relaciones sociales, juego y comportamiento adaptativo apropiados a la edad
del sujeto.
B. Pérdida cínicamente significativa de habilidades previamente adquiridas (antes de
los 10 años de edad) en por lo menos dos de las siguientes áreas:
1. lenguaje expresivo o receptivo
2. habilidades sociales o comportamiento adaptativo
3. control intestinal o vesical
4. juego
5. habilidades motoras
C. Anormalidades en por lo menos dos de las siguientes áreas:
1. alteración cualitativa de la interacción social (p. ej., alteración de comportamientos
no verbales, incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros, ausencia de
reciprocidad social o emocional)
2. alteraciones cualitativas de la comunicación (p. ej., retraso o ausencia de lenguaje
hablado, incapacidad para iniciar o sostener una conversación, utilización
estereotipada y repetitiva del lenguaje, ausencia de juego realista variado).
3. patrones de comportamiento, intereses y actividades restrictivas, repetitivas y
estereotipadas, en los que se incluyen estereotipias motoras y manierismos.
D. El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno generalizado del
desarrollo o de esquizofrenia.
Criterios para el diagnóstico del F84.5 Trastorno de Asperger (299.80)
A. Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las
siguientes características:
1. importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales como
contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la
interacción social.
2. incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros, apropiadas al nivel de
desarrollo del sujeto
3. ausencia de la tendencia espontánea a compartir disfrutes, intereses y objetivos con
otras personas (p. ej., no mostrar, traer o enseñar a otras personas objetos de interés).
4. ausencia de reciprocidad social o emocional.
B. Patrones de comportamiento, interese y actividades restrictivo, repetitivos y
estereotipados, manifestados al menos por una de las siguientes características:
1. preocupación absorbente por uno o más patrones de interés estereotipados y
restrictivos que son anormales, sea por su intensidad, sea por su objetivo.
2. manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar manos o
dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo).
4. preocupación persistente por partes de objetos.
C. El trastorno causa un deterioro cínicamente significativo de la actividad social,
laboral y otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. No hay retraso general del lenguaje cínicamente significativo (p. ej., a los 2 años de
edad utiliza palabras sencillas, a los 3 años de edad utiliza frases comunicativas).
E. No hay retraso cínicamente significativo del desarrollo cognoscitivo ni del desarrollo
de habilidades de autoayuda propias de la edad, comportamiento adaptativo (distinto
de la interacción social) y curiosidad acerca del ambiente durante la infancia.
F. No cumple los criterios de otro trastorno generalizado del desarrollo ni de
esquizofrenia.
El trastorno de Asperger también conocido como el Síndrome de Asperger. Lo niños
con el trastorno de Asperger algunas veces son mal etiquetados como si tuvieran
autismo de “alto funcionamiento”, porque sus habilidades lingüísticas y cognitivas son
generalmente mejores que en niños con el trastorno de autismo. Esto ejemplifica el
problema con el término tan impreciso de “autismo de alto funcionamiento”, ya que
habitualmente se utiliza para describir a individuos que provienen de categorías
diagnósticas totalmente separadas.
De acuerdo con el manual “Handbook of Austim and Pervasive Developmental
Disorders” (editado por Donald J. Cohen y Fred R. Volkmar, 1997, pg. 113), el
trastorno de Asperger se diferencia del trastorno autista y del trastorno del desarrollo
no generalizado en que “normalmente aparece después y que los resultados con más
positivos. Además, los déficits sociales y de comunicación son menos graves,
normalmente no aparecen los manierismos motores, y el limitado interés es más
llamativo. La torpeza motora se ve más a menudo…y la historia familiar de problemas
similares está más frecuentemente establecida…”.
Trastorno Autista
Se ha referido al trastorno autista como simplemente “autismo”, “autismo clásico”,”
autismo infantil” y el “autismo de Kanner”. Todos ellos son lo mismo. No hay
categorías diagnosticas formales para los términos populares de autismo leve
moderado o profundo.
Mas bien estos términos probablemente se hallan originado a partir de un instrumento
evaluativo muy utilizado que se llama escala de clasificación de autismo infantil, que
divide a los niños en dos categorías, “leve a moderado” y “profundo”, o autismo de alto
o bajo funcionamiento.
Para el alto funcionamiento se debe obtener un Ci de más de 70-80 y para el más
bajo, menos de 70-80.
Este criterio tiene varios problemas: se cree que las pruebas de Ci no son apropiadas
para medir la inteligencia de autista y que la percepción de lato-bajo funcionamiento se
refiere, por lo general, a el grado de habla o capacidad de cuidarse a si mismos.
Orígenes del término
El autismo como síndrome:
“Desde 1938, ha llamado nuestra atención un numero de niños cuyas características
difieren, de forma tan marcada y única, de todo lo descrito hasta ahora que cada caso
merece- y espero que alguna vez lo reciban- una consideración detallada de sus
peculiaridades fascinantes.”
Así empezaba el articulo del Psiquiatra estadounidense Leo Kanner (1943), en el que
se definía por primera vez el síndrome autista. En este escrito se describían 11 casos
(8 niños y 3 niñas) que, con independencia de sus diferencias individuales, se
presentaban una serie de características esenciales comunes, concretándose la
alteración patognomónica fundamental en “la incapacidad para relacionarse
normalmente desde un principio con personas y situaciones”
El autor amplia las características de este rasgo básico con las expresiones literales
de los padres referidas a sus hijos afectados: autosuficiente, como dentro de una
concha, mas feliz cuando se deja solo, comportándose como si la gente no
estuviera presente.
Aparte de esta grave dificultad para establecer relaciones interpersonales y con el
mundo externo, en general, Kanner da una relevancia especial a las alteraciones del
lenguaje. De los 11 niños que constituyen esta muestra inicial, 8 desarrollan lenguaje
hablado, pero en ningún caso propositivo y con un carácter muy memorístico y
repetitivo. También es notable la dificultad para generalizar mas allá de la situación
concreta del aprendizaje inicial y la utilización inadecuada-con una importante
tendencia a la literalidad- de las palabras. En cambio la articulación y la fonética
parecen muy conservadas.
Un tercer síntoma fundamental del trastorno autista. Es un deseo ansioso y
obsesivo por mantener la invariabilidad, dado el abanico restringido de actividades
espontaneas. Presentan repeticiones monótonas y desesperación ante el cambio de
rutina o situaciones según el estudio de Kanner.
Kanner hace algún comentario acerca del nivel cognitivo de los 11 chicos y afirma que
tienen ciertos rasgos de inteligencia, como su excelente memoria mecánica o su buen
rendimiento en el tablero de formas de Seguin.
Varios de los niños son torpes en la marcha y en la motricidad gruesa, pero todos ellos
poseen una excelente motricidad fina.
Se les describe globalmente como físicamente normales, aunque se añade que 5 de
ellos tienen un cráneo relativamente aumentado. Todos menos uno presentaron EEG
normales, y el niño con el trazado alterado había presentado en el pasado dos
episodios de crisis convulsivas de predominio derecho.
La descripción de los 11 casos termina con una referencia a los padres. Dice de ellos
Kanner que todos son extremadamente inteligentes, que la mayoría de ellos realizaron
estudios universitarios y que las profesiones liberales abundan entre ellos. Y añade
que en una alta proporción se trata de individuos poco afectuosos, mas interesados en
temas científicos o artísticos que en la personas.
Para el autor lo importante es valorar en que medida esta forma de ser de los padres a
podido influir en las anomalías de los hijos, pero concluye diciendo que el hecho de
que el inicio de las alteraciones sea tan precoz, parece descartar una atribución
exclusiva hacia ese factor.
A pesar de que este escrito de Kanner supuso la primera descripción formal el
trastorno autista y su elevación a la categoría de síndrome, los casos que describe no
son los primeros con este tipo de alteración, puesto que existen distintos relatos
anteriores a 1943 y referidos a niños con comportamientos anómalos que por sus
características, hacen albergar pocas dudas acerca de su autismo. Los casos quizás
mas conocidos son los del niño salvaje de Aveyron y el de Kaspar Hauser, pero
existen referencias de muchos otros, como los niños lobo de Hesse o los niños oso de
Lituania. Por este motivo hemos de creer que siempre han existido niños y niñas con
autismo, y que el merito de Kanner consintió en percibir unas características
psicopatológicas comunes en una serie de sujetos con trastornos muy diversos y en
entender que podrían constituir un síndrome conductual no descrito hasta entonces.
Siguiendo con las descripciones iniciales del síndrome autista, seria injusto olvidar el
trabajo de Hans Asperger, que solo un año después del articulo de Kanner publico su
famoso trabajo Die autistichen Psychopathen im Kindesalter( Asperger, H.,1944) en el
que se mostraban una serie de casos en los que se compartían los rasgos
patognomónicos del síndrome de Kanner, aunque los niveles cognitivos globales eran
significativamente superiores.
Pero el artículo de Asperger se difundió poco, seguramente a que estaba escrito en
alemán y a que fue publicado en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
Posteriormente, la alteración que Asperger denomino Psicopatía autística paso a
conocerse con el síndrome de Asperger y sirve para denominar a los autismos de alto
funcionamiento. En lo que aun no hay acuerdo, es con el hecho de si el trastorno de
Asperger es un síndrome independiente o simplemente un subgrupo del Autismo. En
su articulo, Asperger mantiene que el trastorno fundamental del síndrome lo constituye
las limitaciones de sus relaciones sociales, dando mucha relevancia a la dificultad de
estos sujetos para expresar y comprender sentimientos, y afirma que un aspecto
crucial para entender su personalidad es el de la profunda discrepancia entre sus
niveles de inteligencia y afectividad: entre sus capacidades cognitivas normales (en
muchos casos) y sus notables deficitarios impulsos e instintos. Con respecto a la
etiología, Asperger se inclina por factores genéticos y, a diferencia de Kanner, no
menciona variables psicógenas.
Aparte de las definiciones de los síntomas primarios y asociados, de los datos
epidemiológicos, o de los criterios para el diagnostico diferencial, la importancia de la
DSM-IV como herramienta para el diagnostico del autismo estriba en la existencia de
unos criterios relativamente operativos, que facilitan el acuerdo entre distintos
observadores. Si analizamos el contenido de estos criterios diagnósticos, observamos
que con independencias de los tres síntomas fundamentales se incluye un criterio
temporal de manera que solo se puede diagnosticar el trastorno autista si, además de
estos síntomas, se observa una alteración importante (con anterioridad a los 3 años de
edad) en como mínimo una de estas tres áreas de desarrollo: interacción social,
lenguaje utilizado para la comunicación social, y juego simbólico o imaginativo. El
motivo de la inclusión de este criterio temporal es el de poder diferenciar entre el
trastorno autista que, por definición, aparece muy precozmente, del trastorno
desintegrativo de la infancia, que se manifiesta después de un periodo de aparente
normalidad no inferior a los 2 años de edad.
Diagnostico diferencial
Autismo y esquizofrenia
Existen diferencias en cuanto a la edad de comienzo: la esquizofrenia
raramente comienza antes de la adolescencia, mientras que el comienzo del
autismo es anterior a los tres años.
En la fenomenología: en el autismo no se dan delirios y alucinaciones como en
la esquizofrenia.
En la evolución: En la esquizofrenia existe episodios con periodos de
normalidad o próximos a ella, mientras que en el autismo hay una persistencia
en la alteración.
En la asociación con crisis epilépticas: aproximadamente la cuarta parte de los
autistas sufren accesos epilépticos en la adolescencia; sin embargo, tal
asociación es rara en la esquizofrenia.
En la distribución por sexo: en la esquizofrenia no se aprecia el notable
predomino de varones ( en una proporción de 4 a 1) que se da en el autismo.
Autismo y retraso mental
Entre autismo y retraso mental también existen diferencias, a pesar de que, al
menos, el 75% de los niños autistas tienen también retraso mental (en la mitad
de los casos severo o profundo).
En ambos casos se presentan accesos epilépticos; sin embargo, difiere la edad
de comienzo: aparecen durante la primera infancia en el retraso mental y
durante la adolescencia en el autismo.
Se diferencian en los correlatos médicos (por ejemplo, el síndrome de Down es
la causa más común del déficit mental, pero muy raras veces se asocia con
autismo).
En la distribución por sexo: ligero predominio masculino en el retraso mental
frente a una proporción de 4 a 1 en el autismo.
En los modelos de déficit cognitivo: los niños autistas tienen una mayor
probabilidad de fracasar en tareas que requieren habilidades de abstracción,
lenguaje y uso de significados. Mientras en el retraso mental hay un retraso
generalizado en todas las áreas del desarrollo, en el autismo aparece una
desarmonía evolutiva característica.
En la discriminación de las señales socio-emocionales: muy dañada en el
autismo, pero no en retraso mental.
Autismo y trastornos severos del lenguaje receptivo.
Los niños con un trastorno severo de comprensión lingüística pueden manifestar
conductas que evocan las del autista y los niños autistas presentan problemas
lingüísticos que pueden ser muy semejantes a los trastornos de desarrollo del
lenguaje. Hasta tal punto puede llegar a ser el parecido que algunos autores han
defendido una continuidad entre autismo y disfasia receptiva, considerando incluso
que el autismo consiste primariamente en una deficiencia del lenguaje receptivo que
secundariamente daría lugar a las alteraciones conductuales de los niños autistas.
El diagnóstico diferencial se basa ante todo – tal y como han mostrado los trabajos de
Rutter (1984) – en la observación del uso que el niño hace de los símbolos, aparte del
lenguaje hablado: los niños con trastorno del lenguaje utilizan gestos para hacerse
comprender, manifiestan capacidad imaginativa para el juego…
Otros elementos diferenciales son:
En el lenguaje de los autistas aparecen anomalías que indican la existencia de
pautas en el lenguaje no sólo retrasadas, sino claramente alteradas.
La distribución por sexo: ligero predominio masculino en los trastornos del
lenguaje e incidencia de cuatro varones sobre una niña en el autismo.
El peor pronóstico del síndrome autista.
Existe un déficit cognitivo más amplio y más severo en el autismo, estando
igualados en el nivel de deficiencia del lenguaje.
La persistencia de conductas socio-emocionales desviadas e inhabilidad
comunicativa en los casos de autismo.
Permanecen, sin embargo, según señalan Rutter y Schopler (1984), cinco grandes
áreas de controversia con respecto a los límites del autismo como entidad diagnóstica
válida:
Síndromes pseudoautistas en niños con deficiencia mental severa.
Desórdenes pseudoautistas en individuos de inteligencia normal, sin graves
retrasos en el desarrollo general o específico.
Desórdenes pseudoautistas de aparición tardía que siguen a períodos
prolongados de desarrollo normal.
Desórdenes severos que aparecen en la primera infancia o en la niñez,
caracterizados por gran número de conductas extrañas.
El área de intersección entre autismo y desórdenes severos en el desarrollo del
lenguaje receptivo.
Parece evidente, para estos autores, que no existe un punto de separación claro entre
autismo y otros desórdenes que comparten algunas características conductuales, pero
que no satisfacen en su totalidad el conjunto completo de diagnósticos aceptados.
ETIOLOGÍA Y ETIOPATOGENIA DEL AUTISMO
La etiología del autismo sólo puede presentarse como algo problemático, pendiente de
solución.
Es imposible que un niño se vuelva autista por falta de amor de sus padres o porque
menos consistentes en sus intentos de educar a sus hijos.
Según las investigaciones actuales, existe una gran evidencia de que el autismo tiene
una base orgánica, aunque hoy por hoy permanece desconocida.
Una de las primeras pruebas de que existe una implicación orgánica en el autismo fue
el descubrimiento de que la epilepsia aparece en más de una cuarta parte de los
adolescentes autistas. Los síntomas autistas son consecuencia de una alteración
neurobiológica, primaria o secundaria, estructural o funcional, imposible todavía
de delimitar con los métodos de que disponemos.
Hasta el momento, los estudios realizados no aparecen apuntar hacia una causa única
en el autismo infantil, sino más bien a considerar que este síndrome es consecuencia
de una variedad de etiologías neuropatogénicas. En todo caso, cualquiera de las
anomalías arriba mencionadas son susceptibles de dañar sistemas cerebrales críticos
para el desarrollo del autismo. El avance de las neurociencias constituye hoy una
esperanza para el esclarecimiento de las sutiles y graves disfunciones cerebrales que
subyacen en autismo infantil.
¿Qué papel juega la genética?
Estudios recientes fuertemente sugieren que algunas personas tienen una
predisposición genética al autismo. Los científicos estiman que, en las familias con un
niño autista, el riesgo de tener un segundo niño con el desorden es de
aproximadamente 5 %, o 1 en 20, lo cual es mayor que el riesgo para la población
general. Los investigadores están buscando pistas de cuáles son los genes que
contribuyen a este aumento en la susceptibilidad. En algunos casos, los padres y otros
familiares de una persona autista muestran un comportamiento social, de
comunicación, o repetitivo que les permite funcionar normalmente pero que parece
estar relacionado al autismo. La evidencia también sugiere que algunos desórdenes
afectivos o emocionales, tales como la depresión maníaca, ocurren más
frecuentemente que el promedio en familias con personas con autismo.
BASES NEUROBILÓGICAS
Se han encontrado en estudios de personas autistas, diferencias en algunas regiones
del cerebro, incluyendo el cerebelo, la amígdala, el hipocampo, el septo y los cuerpos
mamilares. En particular, la amígdala y el hipocampo parecen estar densamente
poblados de neuronas, las cuales son más pequeñas de lo normal y tiene fibras
nerviosas subdesarrolladas. Estas últimas pueden interferir con las señales nerviosas.
También se han encontrado que el cerebro de un autista es más grande y pesado que
el cerebro promedio. Estas diferencias sugieren que el autismo resulta de un
desarrollo atípico del cerebro durante el desarrollo fetal. Sin embargo, cabe notar que
muchos de estos estudios no se han duplicado y no explican una generalidad de los
casos.
Otros estudios sugieren que las personas autistas tienen diferencias en la producción
de serotonina y otras moléculas mensajeras del cerebro. A pesar de que esos
hallazgos son intrigantes, son preliminares y requieren más estudios.
Se debe diferenciar de:
Hipoacusia: Puede detectarse con pruebas objetivas, desde edades muy tempranas,
ya que estos niños también muestran ser retraídos y presentan alteraciones de la
conducta. Se diferencian por su capacidad de aprender gestos, mímica y lengua de
señas.
Afasia congénita: El autismo difiere de estos trastornos severos del desarrollo del
lenguaje en cuanto a: su peor pronóstico, en el déficit cognitivo, que es más amplio y
más severo, en las anomalías que indican la existencia de pautas en el lenguaje, no
sólo retrasadas sino claramente alteradas y en el persistente problema de conductas
socio-emocionales. En los niños afásicos hay una menor afectación en otros sistemas
de comunicación (por ejemplo gestual).
Retraso mental: Existen diferencias a pesar de que alrededor de ¾ partes de los niños
autistas también tienen en cierto modo retraso mental. Los autistas tienen mayor
probabilidad de fallar en actividades que requieran habilidades de abstracción,
lenguaje y uso de significados.
Mutismo Selectivo: En él se observan problemas de lenguaje y conducta, pero se
diferencian en que, en este caso, el niño al hablar, puede usar lenguaje hablado y
gestual con bastante fluidez.
Problemas de visión: En estos casos como en el autismo, los niños realizan tipos
similares de movimientos manuales y se preocupan mucho por lo rutinario, pareciendo
mirar más allá de lo circundante. La diferencia es que no poseen dificultades en la
comprensión.
Esquizofrenia: Ambos difieren en la edad de comienzo, la fenomenología, evolución e
historia familiar.
Diagnostico Autismo:
El diagnóstico de los trastornos del espectro autista es un proceso complejo que
requiere, para poder realizarse con garantías, un equipo pluridisciplinar experimentado
y la posibilidad de efectuar observaciones conductuales prolongadas y continuadas
(24 Hs al día).
Finalidades:
Diagnóstico pluridisciplinar de psicopatologías de inicio infantil.
Metodología:
Entrevista inicial
Observación conductual semiestructurada
Sesión de Síntesis
Informe escrito
Devolución del informe
La finalidad de este equipo multidisciplinar es aplicar los últimos avances tecnológicos
en el beneficio de las personas con autismo y dificultades de aprendizaje,
desarrollando aplicaciones que ayuden en la mejora de la calidad de vida de estas
personas. La principal herramienta de intervención en el mundo del autismo es la
educación, por esta razón uno de los primeros objetivos de este grupo fue aplicar la
tecnología disponible (Realidad Virtual) para conseguir estrategias y herramientas de
enseñanza más potentes y eficaces.
Se observa dificultades en:
Definiciones: Por ejemplo, para nosotros definir un automóvil es sencillo: “Cualquier
vehículo con motor y ruedas para trasportar gente o cosas”. Un autista tiene que tener
la imagen de varios automóviles, todos de diferentes marcas, colores, y estilos, donde
por similitud entre ellos puede establecer: “todos tienen llantas, todos tienen motor,
todos transportan gente o cosas, todos esos son automóviles”, de tal manera que
mientras si nosotros escuchamos la palabra automóvil, simplemente pensamos en el
concepto, ellos tienen que traer a su mente toda esa gran cantidad de imágenes. A un
autista se le facilita el entendimiento si al platicarle algo, usamos lenguaje descriptivo,
es decir, describimos como si platicáramos de una pintura o retrato.
Discriminación auditiva selectiva: consiste en la inhabilidad que tienen algunos autistas
para separar y bajar el volumen dentro de su oído a aquellos sonidos que interfieren,
distorsionan o vician el entorno.
Prosopagnosia: incapacidad para reconocer caras. Es un padecimiento que sufren
muchos autistas y aspergers al no poder reconocer caras, algunos tan severos que no
pueden reconocerse a sí mismo frente a un espejo. Por ejemplo, al encontrarse con
alguien, al ver un rostro, ellos pueden ver “una cebolla”.
Otra situación de los autistas, es que si no tienen prosopagnosia, el mismo hecho que
evitan ver hacia la cara de las personas, por lo agresiva que es la mirada para ellos, se
centran en reconocer a la gente por características alrededor de ellas, por ejemplo, el
cuerpo, la barba, el pelo, el cuello, la voz, etc. Algunos autistas podrán aprender a ver
(mejor dicho, a soportar) la mirada de los demás, pero también habrá algunos que
nunca lo podrán tolerar.
Ceguera mental: consiste en la incapacidad para reconocer los estados de ánimo de
otras personas. Para los autistas, les es muy difícil darse cuenta si la persona frente a
él está triste o está contenta.
Es la ceguera mental la que afecta al autista en su inhabilidad social. Es por esto, que
no hay que darlo por obvio; por lo tanto hay que decirle a un autista el estado de ánimo
que se tiene en ese momento, ya sea de enojo o aprobación, ayudará bastante en las
relaciones que se tienen con él. Los estados de ánimo es un rol social que tendrán que
aprender los niños durante toda su vida.
Auto estimulación: Los autistas tienen sus sentidos mucho más sensibles, además de
la frustración que les origina el no poder darse a entender y comunicar sus
necesidades a los demás. Esto origina dos posibles reacciones: la rabieta o auto
estimulación.
Cualquier movimiento repetitivo (como mecerse o aletear las manos) o quedarse
inmóvil viendo a un punto fijo, hace que la mente se bloquee a todos los estímulos
externos, lo cual causa un grado de placer y relajación en ellos.
Prognosis: es aparentemente impredecible en el autismo. Es el conocimiento
anticipado de algún suceso. El pronóstico depende del tipo de TGD que presente la
persona.
Aspectos cognitivos: Se basa en una medición del cociente intelectual, la cual no es
factible ni fiable en ciertas circunstancias. Has individuos autistas sumamente
inteligentes y por lo tanto son capaces de eludir el diagnóstico. Aquellos con
inteligencia por debajo de lo normal serían los que tienden a ser diagnosticados.
Escolarización: Como no se presentan rasgos físicos anormales, es muy difícil, para
los educadores, explicarse que un niño de aparente normal necesite metodologías
específicas para su aprendizaje. Una metodología específica serían las claves
visuales.
Es importante tener en cuenta que la escolarización de estos chicos hay que revisarla
constantemente ya que en poco tiempo sus necesidades pueden ser bien diferentes.
Las diferentes manifestaciones que el autismo puede presentar son (según la
gravedad y la edad mental del sujeto):
Dimensión Social
1. Trastorno de las Relaciones Sociales
- Aislamiento completo. No apego a personas específicas. No relación con
adultos o iguales.
- Incapacidad de relación. Vínculo con adultos. No relación con iguales.
- Relaciones enfrecuentes, inducidas, externas con iguales. Las relaciones más
como respuesta que a iniciativa propia.
- Motivación de relación con iguales, pero falta de relaciones por dificultad para
comprender sutilezas sociales y escasa empatía. Conciencia de soledad.
2. Trastorno de las Capacidades de referencia conjunta
- Ausencia completa de acciones conjuntas o interés por las ortas personas y
sus acciones.
- Acciones conjuntas simples, sin miradas “significativas” de referencia conjunta.
- Empleo de miradas de referencia conjunta en situaciones dirigidas, pero no
abiertas.
- Pautas establecidas de atención y acción conjunta, pero no de preocupación
conjunta.
3. Trastorno de las Capacidades intersubjetivas y mentalistas
- Ausencia de pautas de expresión emocional correlatica. Falta de interés por las
personas.
- Respuestas intersubjetivas primarias, pero ningún indicio de que se vive al otro
como “sujeto”.
- Indicios de intersubjetividad secundaria, sin atribución explícita de estados
mentales.
- Conciencia explícita de que las otras personas tienen mente, que se manifiesta
en la solución de tarea de T.M. de primer orden. En situaciones reales, el
mentalismo es lento, simple y limitado.
Dimensión de Comunicación y Lenguaje
4. Trastorno de las Funciones comunicativas
- Ausencia de comunicación (relación intencionada, intencional y significativa), y
de conductas instrumentales con personas.
- Conductas instrumentales con personas para lograr cambios en el mundo físico
(Ej., como para pedir) pero no para compartir experiencia o cambiar el mundo
mental.
- Conductas comunicativas de declarar, comentar, etc., con escasas
“cualificaciones subjetivas de la experiencia” y declaraciones sobre el mundo
interno.
5. Trastorno del Lenguaje expresivo
- Mutismo total o funcional. Puede haber verbalizaciones que no son
propiamente lingüísticas.
- Lenguaje compuesto de palabras sueltas o ecolalias. No hay creación formal
de oraciones.
- Lenguaje oracional. Hay oraciones que no son ecolálicas, pero que no
configuran discurso o conversación.
- Discurso y conversación, con limitaciones de adaptación flexible en las
conversaciones y de selección de temas relevantes. Frecuentemente hay
anomalías prosódicas.
6. Trastorno del Lenguaje receptivo
- “Sordera central”: tendencia a ignorar el lenguaje. No hay respuesta a órdenes,
llamadas o indicaciones.
- Asociación de enunciados verbales con conductas propias, sin indicios de que
los enunciados se asimilen a un código.
- Comprensión (literal poco flexible) de enunciados, con alguna clase de análisis
estructurales. No se comprende discurso.
- Se comprende discurso y conversación, pero se diferencia con gran dificultad
el significado literal del intencional.
Dimensión de Anticipación/ Flexibilidad
7. Trastorno de la Anticipación
- Adherencia inflexible a estímulos que se repiten de forma idéntica (Ej.,
películas, videos). Resistencia intensa a cambios. Falta de conductas
anticipatorias.
- Conductas anticipatorias simples en rutinas cotidianas. Con frecuencia,
oposición a cambios y empeoramiento en situaciones que implican cambios.
Incorporadas estructuras temporales amplias (Ej., Vacaciones). Puede haber
reacciones catastróficas ante cambios no previstos.
- Alguna capacidad de regular el propio ambiente y de manejar los cambios. Se
prefiere un orden claro y un ambiente predecible.
8. Trastorno de la Flexibilidad
- Predominan las estereotipias motoras simples.
- Predominan los rituales simples. Resistencia a cambios mínimos.
- Rituales complejos. Apego excesivo a objetos. Preguntas obsesivas.
- Contenidos obsesivos y limitados de pensamiento. Intereses poco funcionales
y flexibles. Rígido perfeccionismo.
9. Trastorno del Sentido de la actividad
- Predominio masivo de conductas sin meta. Inaccesibilidad a consignas
externas que dirijan la actividad.
- Sólo se realizan actividades de ciclo largo, que no se viven como partes de
proyectos coherentes, y cuya motivación es externa.
- Actividades complejas de ciclo muy largo, cuya meta se conoce y desea, pero
sin una estructura jerárquica de previsiones biográficas en que se inserten.
Dimensión Simbolización
10. Trastorno de la Ficción y la imaginación
- Ausencia completa de juego funcional o simbólico y de otras competencias de
ficción.
- Juegos funcionales poco flexibles, poco espontáneos y de contenidos
limitados.
- Juegos simbólicos, en general poco espontáneos y obsesivo. Dificultades
importantes para diferenciar ficción y realidad.
- Capacidades complejas de ficción, que se emplean como recursos de
aislamiento. Ficciones poco flexibles.
11. Trastorno de la imitación
- Ausencia completa de conductas de imitación
- Imitaciones motoras simples, evocadas. No espontáneas.
- Imitación espontánea esporádica, poco versátil e intersubjetiva.
- Imitación establecida. Ausencia de modelos internos.
12. Suspensión (capacidad de crear significantes)
- No se suspenden preacciones para crear gestos comunicativos. Comunicación
ausente o por gestos instrumentales con personas.
- No se suspenden acciones instrumentales para crear símbolos inactivos. No
hay juego funcional.
- No se suspenden propiedades reales de cosa o situaciones para crear
ficciones y juego de ficción.
- No se dejan en suspenso representaciones para crear o comprender metáforas
o para comprender que los estados mentales no se corresponden
necesariamente con las situaciones.
Tratamientos:
En la familia:
La sistematización y el trabajo diario en situaciones naturales son muy
fundamentales en su evolución.
Organizar su vida en forma predecible y con sentido a través de rutinas y
agendas que pueda comprender y seguir.
Ayudarles a comprender en todo su sentido las situaciones y el sentido de
lo que hacen a través de dibujos y/o historias.
Utilizar sistemas de comunicación accesibles, con gestos, objetos, palabras
para hacerle comprender peticiones y situaciones en general.
Buscar y fomentar actividades y objetos que pueda disfrutar para que sus
ganas de comunicarse sean cada vez mayores.
Trabajar de forma sistemática la autonomía y el auto cuidado en las
situaciones diarias y sobre aquellas que son previas a situaciones
motivadoras para ellos.
Las dificultades en la alimentación y sueño deben ser afrontadas con
serenidad, sistematización y optimismo. Casi siempre con ayuda de un
profesional que dé pautas adecuadas según la evolución del problema.
Organizar situaciones lúdicas y de juego al nivel del niño (cuentos
visualizados, juegos sensorio motores o funcional simbólico, etc.)
Entender que los problemas conductuales obedecen siempre a la
manifestación de necesidades que han de ser comprendidas como válidas
y que le trabajo se debe hacer cuando estas conductas no aparecen.
Colaborar en todas aquellas tareas que los profesionales demanden a la
familia.
Colaboración especial en la elaboración de la biografía y el autoconcepto.
Siempre se debe tener presente que son niños y que al estar en
crecimiento cualquier actuación tendrá repercusiones futuras importantes.
En el colegio:
Organizar los espacios en que estén estos alumnos con la suficiente estructura
para que acceden a actividades cada vez más complejas y con mayor
autonomía. Tener present el grado de estructura que precisa cada niño en
concreto.
Utilizar sistemas de comunicación al cual puedan acceder no sólo para
fomentar la comunicación sino para que puedan satisfacer sus necesidades.
Programar actividades específicas en las áreas de discapacidad del síndrome:
emociones; teoría de la mente; comunicación; lenguaje; autorregulación;
juegos; dificultades en la modulación sensorial y en el comportamiento;
comprensión, autonomía y autorregulación en situaciones naturales dentro y
fuera del colegio; resolución de problemas; elección; auto concepto y biografía;
comprensión y sentido de las situaciones, actividades y contextos: programar
actividades de autonomía básica y fomentar y buscar actividades y objetos que
aumenten la satisfacción personal.
Tratamiento del Autismo:
Hoy se considera aprobado que la causa del autismo es biológica y no una alteración
psicogénica. Esta constatación ha permitido el uso de psicofármacos que pueden
mejorar ciertos síntomas, hecho que ha dado como resultado que el niño o adulto
pueda desarrollar mejor sus potenciales. La conjunción de todos estos factores ha
dado de pie a una mejora importante de la calidad de vida de estas personas.
Los servicios básicos dirigidos a los afectados deben cubrir sus necesidades desde el
momento en que son diagnosticados y durante todo el ciclo vital, con servicios de
apoyo a las familias, que les permita convivir con el hijo afectado sin desestructurar el
núcleo familiar y conseguir así, una verdadera integración en la sociedad.
Aquí se presentan diferentes programas de tratamiento, a saber:
Modificación de Conducta: a la fecha, es el más aceptado y el que mejores resultados
ha tenido, especialmente para poner al niño bajo control instruccional y centrar su
atención.
Terapia Conductual: conocida como método Loovas (Ivar Loovas), ABA o Skinner, y
está basada en el conductismo. Se enseñan habilidades por medio de reforzadores y
aversivos (premio y castigo).
TEACCH: Basado en la comunicación visual por medio de imágenes y símbolos que
representan conceptos o palabras. Utilizado principalmente por el sistema escolar.
Excelente opción para trabajar en los niños una vez que están bajo control
instruccional y fijan su atención.
PECS (Picture Exchange Comunication System): Método de comunicación visual y de
lecto-escritura que ha sido aplicado con bastante éxito en algunos estados de la unión
americana.
Quimico y/o Fármaco: Es el tratamiento por medicamentos. Ciertos niños tienen la
necesidad de ellos debido a alguna disfunción (por ejemplo, epilepsia).
Dieta libre de Gluten y Caseína: Consiste en restringir al niño alimentos que tengan
estos compuestos (se encuentran principalmente en las harinas de trigo y lácteos).
Vitaminosis: Proveer al niño una serie de vitaminas. Algunos niños carecen o tienen
insuficiencia de ellas. Entre las más frecuentes están las vitaminas del complejo B (B6
y B12).
Método Tomatis y Berard: Se basan en adiestrar auditivamente al niño y con ello abrir
canales en su cerebro. Los padres podrían considerar este tipo de terapias cuando el
niño muestre demasiada sensibilidad a los ruidos.
Músico Terapia: Se busca el vínculo con el niño a través de la música y el ritmo. Ha
dado buenos resultados.
Delfino Terapia, Equino Terapia, etc.: Terapia con delfines, caballos, etc. Si tiene
acceso a alguno de este tipo, el niño tendrá una experiencia única.
Método The Son-Rise Program®: creado por Barry Neil y Samahria Kaufman para su
hijo Raun, diagnosticado con autismo severo. Diseñado para ser implementado en el
hogar, este método dará a los padres las herramientas necesarias para estimular el
contacto visual, la comunicación, la flexibilidad y los lapsos de atención interactiva de
sus niños.
El programa está diseñado para niños con autismo, espectro autista, TGD y asperger,
entre otros diagnósticos.
En 1974 Raun Kaufman, de tan solo 18 meses, fue diagnosticado con autismo severo
y un coeficiente intelectual menor a 30. Todos los profesionales que fueron
consultados por Barry y Samahria (padres de Raun) coincidieron en la necesidad de
institucionalizar a Raun. Hasta les aconsejaron olvidarse de su hijo y dedicarse a sus
otras dos hijas. Para suerte de Raun, Barry y Samahria desoyeron estos consejos y
decidieron demostrarle a ese hijo -que no los miraba a los ojos, no los reconocía, no
interactuaba y menos hablaba con ellos- todo el amor que le tenían.
Fue así como Samahria comenzó a hacer “joining” (uno de los puntos claves del
Programa). Mediante el joining (unión) nos unimos a las conductas exclusivas y
repetitivas de nuestros niños. Esta unión construyó un puente entre Samahria y Raun.
Samahria fue al mundo de Raun y, para su sorpresa, Raun se conectó con su madre
por primera vez. De a poco Raun fue aceptando a su madre, a su padre, a sus
hermanas y voluntarios en su mundo. Y desde su mundo todas estas personas que lo
amaban fueron trayéndolo a nuestro mundo.
Hoy Raun, no sólo está totalmente recuperado de su condición, además está
graduado con el título de Biomedical Ethics (Brown University) y es el actual director
del The Son-Rise Program®.
Barry escribió un libro contando la historia de Raun (Son-Rise, The miracle continues).
También se hizo una película (Son-Rise, A miracle of love). A partir de esta película,
muchos padres contactaron a Barry y Samahria y fue así como en 1983 estos
maravillosos padres fundaron Autism Treatment Center of America™, en Sheffield,
Massachusetts, Estados Unidos, para poder enseñar las técnicas que no sólo
recuperaron a Raun, sino a miles de niños alrededor del mundo.
CASO CLÍNICO
Paciente: Ivan Olivera
Edad: Actualmente 10 años.
Diagnostico: Al año y medio fue diagnosticado como TGD con déficit de atención y
comportamiento.
Bibliografía:
CEUPA, The Son Rise Program en: http://www.ceupa.com.ar/CEUPA/Bienvenida.html.
Cortese, R. (2011) Apuntes de Cátedra.