SUEÑOS [Subtítulo del documento]
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1 SUEÑOS
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Dedicado a esas personas que un día soñaron con ver sus letras impresas.
Si las palabras son el mejor medio de comunicación que existe; dejemos que las letras plasmen
esas palabras en hechos. En defensa de la cultura, de la lectura, de los libros y de todas esas
personas que nos cuentan cosas y las plasman en un simple papel.
Dedicado a los miembros del jurado de este Certamen y, en especial a Yolanda Rocha Moreno,
autora del prólogo y amiga.
Una mención especial para Dino Lupani. Este fotógrafo italiano, maestro del blanco y negro,
ha adornado con una de sus obras la portada y la contraportada de este libro que contiene los
relatos presentados al III CERTAMEN LITERARIO DE RELATO CORTO ‘’LETRAS I
DIEZMO’’.
Esto demuestra que, con ‘’un poco’’, se puede decir ‘’un mucho’’.
2 SUEÑOS
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INDICE
1. Prólogo por Yolanda Rocha Moreno …………………………… Página 3
2. Relatos participantes ………… …………………………………. Página 4
3. Elena Olivella: Finalista del Certamen …………………………. Página 91
4. José Manuel García Durán: Ganador del Certamen …………… Página 93
5. Epílogo……... ……………………………………………………. Página 95
3 SUEÑOS
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PRÓLOGO
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—
Antonio Machado
Soñar es, quizá, la manera de vivir las vidas que no has vivido. Llenarnos de aquello que deseamos
en lo profundo del corazón, volver a ser niños, abrazar a quienes nos dejaron, caminar sin
cansarnos, caer en simas oscuras antes de remontar el vuelo. Soñar es también recordar lo que nos
hizo felices, pero vistiendo el recuerdo de luces y colores inesperados. La nieve en verano. Un
otoño en flor.
Soñar nos hace más libres y sentir con intensidad, incluso, lo que nos negamos a nosotros mismos.
Despertar con las lágrimas arrasando nuestras mejillas o con una carcajada aún resonando en el
fondo de la garganta, nos hace sentirnos vivos y extrañamente desubicados, como si llegásemos
de un lugar que solo nosotros conocemos.
Soñar nos hace vulnerables y fuertes a la vez. Nos obliga a creer, a crecer, a pensar. Nos lleva
lejos, nos cambia, nos remueve. Y aquí, en Soria, soñar se vuelve en algo natural y necesario. Basta
mirar el poder del Duero, descendiendo veloz. Los arcos de San Juan desafiando al tiempo y a las
leyendas. La silueta del Monte de las Ánimas, recordándonos que no todo tiene una explicación y
que hay campanas que suenan en las noches más oscuras. El amor del poeta que quedó para
siempre en El Espino y que siempre tiene una flor fresca sobre su nombre escrito.
El ejemplar que ahora tenemos en las manos nos lo demuestra con creces: nunca dejemos de soñar.
Nunca dejemos de ser libres.
Escrito por Yolanda Rocha Moreno, autora del blog literario
‘’Que el sueño me alcance leyendo’’.
4 SUEÑOS
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RELATOS PARTICIPANTES
A continuación, encontrarás los relatos que han participado en el Certamen. El orden de
presentación ha sido aleatorio y están firmados con el pseudónimo original que cada escritor eligió
y, entre ellos, podréis encontrar los relatos finalistas.
Cierra la lista, el relato finalista ‘’A las cinco’’ de Elena Olivella y el relato ganador ‘’Ocho
palabras y dos tetas’’ de José Manuel García Durán.
Enhorabuena a los dos y, sin ninguna duda, a todos los participantes que han hecho que los
‘’SUEÑOS’’ se cumplan.
5 SUEÑOS
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SUEÑO DE ARENA
Nadie se suicida de un sueño pero hay muertes por culpa de pesadillas realistas y muchos sueños
rotos por falta de apoyo. El anónimo protagonista de este relato se ahogaba en el desierto de la
cruda necesidad; ni jaima , ni chabola de adobe tenía , moraba tras las dunas y bajo una palmera
soñaba . Una noche estrellada soñó:
Era un granito de arena, uno más de los que había en los arenales del orbe. El siroco en sus fuertes
e intensas alas de éxodo se lo llevó, lo arrancó de su entorno al que le unían sus sentimentales
raíces. Le fue enseñando lugares `para que escogiera uno donde quedar. Aquí palacios, mansiones
opulentas, jardines fastuosos pero la arena le dijo que él solamente deseaba llegar a las manos de
la ternura, a las manos limpias de la sincera verdad, que nunca lo dejara donde sería encarcelado
en la ambición y soberbia. El siroco ya no sabía qué hacer con aquella arena, hasta estaba enfadado
por haber recogido a aquél para ese viaje. Pero… Cuando columbraron una pequeña cala, la
partícula arenosa le dijo que allí, en aquella playita coqueta y olvidada, donde solamente había un
par de niños jugando le dejara, pues aquellas manos, la infancia eran las únicas que no
quebrantaban los valores del mundo y Eolo lo colocó en las de uno de aquellos niños y cuando
vio el brillo de la singular arena gritó:
- “Mira, no es la que se mete en los ojos. ¡Hagamos nuestro castillo con ella!”.
La arena se multiplicó. Los pequeños levantaron su torre de ilusión. Ninguna ola la destruyó y ya
hubo un mundo sin discriminación.
Despertó el hombre y ya no vio el mundo partido en dos todo gracias al sueño de arena.
Firmado por PG
6 SUEÑOS
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JUSTICIA POETICA
Supongo que debía sorprenderme el hecho de haberme despertado con unos generosos pechos
adornando mi torso, con la ausencia de mi pene, o el hecho de que al tragar saliva no haya una
nuez que se deslice por mi garganta. Sería lógico para alguien que se acostó siendo un hombre y
despierta en el cuerpo de una mujer. Sin embargo, hay una duda que va más allá de sentir unas
nauseas premenstruales o de haberme orinado las piernas cuando me he colocado en pie frente al
retrete. Algo que convierte el hecho de haberme transmutado en mujer, por obra y gracia de esa
justicia poética que imparte el destino, que hace que esta metamorfosis sea solo una pequeña parte
de algo mucho mayor.
Mientras avanzaba hacia el baño he sentido las piernas pesadas, un dolor en el abdomen, la
mandíbula trémula, la vista mermada. Aun así, sujetándome a la pared, he conseguido llegar al
lavabo y me he apoyado sobre la pared antes de mirarme al espejo. Cuando lo he hecho, y el reflejo
de la mujer en la que me he convertido me ha mostrado mi nueva verdad, no he podido evitar
llorar.
Tengo el labio partido y el ojo renegrido, las costillas rotas y la rodilla hinchada. Reconozco ese
cuerpo, esa mirada humedecida por el llanto continuado. La reconozco, me reconozco. Es…soy
Marisa; la mujer que golpeé hasta la muerte y por la que cumplo condena en la cárcel.
Mientras observo mi cuerpo mancillado y desnudo, otros criminales, compañeros de celda y
reclusión, entran en los baños comunitarios y me miran, fruncen el ceño…algunos salivan.
Sí, existe la justicia poética.
No sé si mañana volveré a despertar siendo Marisa o seré yo mismo. Lo que es seguro es que jamás
volveré a ser el de antes.
Firmado por JAKE OWL
7 SUEÑOS
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TRANSMIGRACION
Un genio, un diablillo ha hecho que esta noche yo me durmiera como mujer y me despertara siendo
un hombre.
Pero yo sigo siendo yo. Si las facultades del espíritu son memoria, entendimiento y voluntad, yo
tengo ahora voluntad de hombre, entendimiento de hombre, pero memoria de la mujer que he sido
hasta ayer.
En la oficina había una compañera de trabajo, que era una preciosidad y con un carácter
encantador. Los compañeros se la disputaban y ella sabía estar siempre en su puesto. La verdad,
ahora que soy un hombre lo puedo decir: yo le tenía envidia. Pero la cosa ha cambiado y ahora en
vez de tenerle envidia como mujer, la verdad es que la deseo como un hombre que soy.
También había hombres en la oficina, alguno de los cuales me gustaba sobremanera. Pero yo era
mujer ¿Como iba a insinuarme ni a decirle nada? . Pero todo ha cambiado, ahora soy un hombre y
puedo tomar la iniciativa. Y mi objetivo está claro: es esa chica encantadora a la que en mis
tiempos de mujer le tenía envidia.
No hay tiempo que perder. En cuanto llegue a la oficina, la abordaré y empezaré a decirle frases
halagüeñas, piropos, requiebros, con intención de ir avanzando poco a poco hasta que pueda
plantearle mi amor, la adoración que siento por ella.
Pero ¡ojo! Que, si me muestro muy vehemente, si se me van las manos hacia su cuerpo, si la beso
– como ya estoy deseando solo de pensarlo – me van a acusar de machista, de abuso sexual y hasta
pueden llevarme al juzgado.
Vaya problema. Cuando era mujer, la educación, las normas, las costumbres, me impedían
manifestar mis sentimientos y ahora que soy hombre también tengo que reprimirme porque pueden
llevarme al Juzgado. Vaya gracia.
Firmado por APOXIOMENO
8 SUEÑOS
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CUMBRE DE SILENCIO
La ciudad despertó, lentamente, con legañas en las ventanas. Sus habitantes tardaron un
poco más en bajar de la cama y lo hicieron con la típica crisis de cerebro matutina. Todo
parecía correctamente cotidiano y habría sido un día más, sin pena ni gloria, de no ser por
la voz que los contuvo. Es la voz de ellos mismos, en uno de estos años descargados, de
una profunda melancolía.
Dejaron que el sueño pasara al horizonte, que vistiera su piel de espuma y agua y su
falda de música y relente matinal que ascendió hasta el origen de los tiempos donde el sol
acaricia con sus besos rubios el resto de la nieve de las montañas.
Dejaron que escalara, pura, la cumbre del silencio, que se destrenzara en música y
canciones; que fuera del latido mineral del destino, al aliento del río estremecido.
Dejaron que fuera relámpago de la noche, solitario en el desierto de los pechos, o caricia
infinita de ternura. Con un galope de corceles grises, cruzó la vida de todos mis sueños, y me
dejó la fiebre en las pupilas, la lenta procesión de las imágenes, la sombra y el dolor clavados
en el barro.
Les queda la paciencia de sorprenderse de la vida, despacio, como esqueleto arropado fuera
a desnudar su cuerpo en la memoria de las gentes. Aprenden incertidumbres que apenas sí
recordaran, mañana, cuando el sol acalore, el color que les arrancan de la vida.
Firmado por BORRASCA
9 SUEÑOS
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LA ESCLAVITUD DEL YO
Nací en la habitación grande donde mi madre era atendida en el parto mientras que en la habitación
de al lado mi padre resistía a irse de la vida sin conocer el principio de la mía.
Esa circunstancia me había marcado durante toda mi infancia y crecí siendo un niño al que las
circunstancias enseñaron a ser autosuficiente, fuerte y preparado para experimentar la dura vida
del transgresor.
Pero alguien tenía otros planes para mí. Otros planes que me hicieron cambiar mi presente y mi
futuro cuando al despertar un día, mi yo había cambiado radicalmente convirtiéndome en otro yo
distinto al que hube de adaptarme. Discutí con Dios durante un minuto eterno por los sufrimientos
que me produjo el nuevo alumbramiento que llevaba aparejada la pérdida del ser más querido hasta
entonces: Yo.
La sorpresa inicial se convirtió en impotencia y desesperación y busqué las circunstancias que
habían desencadenado aquel desastre para mí.
Pensé que el culpable de aquello había matado mi ilusión, mi futuro, mi vida entera.
Pero el destino no puede predecirse y el futuro no puede planificarse porque las estrategias del
presente son edificios sobre arena movediza.
El espíritu de rebeldía y la fuerza de voluntad seguían estando conmigo: Yo seguía siendo yo, con
otro cuerpo, pero yo, con otras sensaciones e incluso con otras necesidades, pero yo y por eso mi
sueño ahora, mi deseo irrefrenable era volver a ser quien era y como era, sin darme cuenta que
juzgaba lo desconocido y lo no experimentado desde una perspectiva del pasado, diferente.
Vivir siendo quien no quieres ser también es un sueño, pero un mal sueño, una pesadilla de la que
es preciso despertar lo antes posible por eso adopté la actitud más racional que es intentar vivir la
monotonía de la vida.
Firmado por CHEFERIANO
10 SUEÑOS
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VENGANZA
Anoche me acosté con la misma idea que me lleva rondando por la cabeza. Qué pasará ahora que
se jubila. Qué será de mí. Hoy es su último día de trabajo, a partir de mañana ya no tendrá una
razón para salir y será más difícil mi vida. Más tiempo para estar mortificándome.
Hoy me he despertado y era yo la que gritaba “ese café quema, date prisa, no sabes hacer otra
cosa, mi pantalón no está bien planchado, ese nudo de la corbata”. Esa no era mi voz y sonaba a
mí. Salí de casa dando un portazo y pisando todas las hormigas que encontré en mi camino al
coche. Insulté a todos los conductores con los que me crucé. En el trabajo, fui el perfecto caballero
abrí las puertas a las damas, les serví café antes que, a mí, las ayudé en lo que pude. Es mi último
día de trabajo.
Pero al volver a casa, fui el imbécil que soy siempre. Grité a mi esposa, con cualquier excusa,
me encantaba. Y, por último, como no me gustó la cena le di una buena paliza. Qué por qué porque
es mía, es mi posesión.
Firmado por MARIPOSA
11 SUEÑOS
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DE REGRESO
Aún recuerda, entre brumas de nieblas aguanosas y sopor de fiebre, el turbante sudoroso del
mudawi cogiendo su brazo izquierdo para extraer los plomos redondos como planetas y las astillas
asustadas de sus huesos destrozados, las punzadas vaporosas cosiendo ligamentos y trozos de carne
con sus largos dedos ensangrentados que hurgan como serpientes en su interior. Es un joven
aprendiz de medicina con novedosos conocimientos recibidos del hakim, al que el capitán ha
permitido embarcar rumbo a la península para cuidar de enfermos y heridos durante la travesía.
Junto a otras obras milagrosas sabe que ha hecho un excelente trabajo, pero también que el brazo
es inservible. El día es tranquilo, con un viento de tiro suave y constante sobre las velas; el sol
mediterráneo se filtra a ráfagas entre sus ojos entornados y una salmodia ininteligible le hace
entreabrirlos mientras nota el perfume a sal de la brisa sobre su rostro. Una mano suave le ayuda
a incorporarse para sorber un caldo tibio y reparador que le devuelve las fuerzas rápidamente. No
tarda en darse cuenta del estruendo y la algarabía que recorren toda la cubierta donde nadie se
encuentra quieto salvo los heridos a su alrededor y la cabeza amputada del joven mudawi, que ha
rodado hasta su brazo sano mientras alguien la ha escupido por renegado. Aunque le hubiera
gustado estar junto a los defensores luchando por mantener el gobierno del barco, no ha podido
mover ni un solo músculo y ha permanecido inmóvil como una estrella en el firmamento. Un golpe
plano de cimitarra le cierra todos los sentidos mientras sueña que huye a lomos de un macilento
rocín, que ha decidido llamar Rocinante, hacia un calvario de tribulaciones por venir que aún no
conoce.
Firmado por ISLERO
12 SUEÑOS
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Y SI FUERA VERDAD
Llevo varios minutos mirando al espejo, creo que ya desperté, o tal vez todavía no, me ha traído al
baño el instinto de mi vejiga. Porque ese no soy yo.
Al lavarme la cara noto que sí. Mi cara tiene esa barba del espejo, o sea yo tengo esa barba, ¡he
meado de pie!¡¿Qué pasa?! ¡Mi sueño se hizo realidad! ¡SOY UN TIO! ¡¡¡SOY UN TIO!!! Flipa,
sin darme tiempo a pensar más, me doy la vuelta y descubro que se puede mear sin salpicar la tapa.
¡¡HE MEADO DE PIE!! Y NO HE SALPICADO.
Me llevó un par de cafés darme cuenta de que aquella situación parecía real. Tengo que ir a trabajar.
- Ni de risa ¿Cómo me presento así? Llamaré, hoy estoy indispuesta/o- Esto se me tiene que pasar,
¿y si no se pasa?
- ¡Podré volver a jugar al fútbol, sin que me miren el culo!, ¡Podré decir COÑO, sin que todo el
mundo se dé la vuelta!¡Ostias, joder, de puta madre, gilipollas, cabrón!, bueno tampoco es
necesario ampliar tanto vocabulario. Ya no me silbarán, ni nadie me hará preguntas absurdas sólo
para acercarse a mirar por encima de mi escote. Mi jefe ya no tirará el boli, para que me agache a
cogerlo. Llevaré el coche al taller, sin que me hagan una radiografía. En el metro no se me pegará
ningún listo para agarrarse a la barra. Podré correr por la noche sin miedo a tener que salir
corriendo. Me voy a sentir libre. Ningún ojo observando si voy al baño, a la fotocopiadora, que
revista compro, Mi culo y mis tetas han pasado a formar parte del conjunto de mi cuerpo ¡¿mi
cuerpo?!
¿Cómo explicarlo?, sigo siendo yo. A mamá despacio, ella me entenderá. ¿Y papá?
Firmado por ALMANU
13 SUEÑOS
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MIDE TUS PALABRAS O ACEPTA TU DESTINO
—¡Muere! Iván sígueme, vamos a atacarles por ese lado y les tendemos una emboscada, decía
Alberto a su compañero.
Eran las dos de la mañana y seguían jugando por internet, tenían los portátiles en la mesa del salón
y los apuntes apartados a un lado para que no molestaran. Al día siguiente temprano tenían las dos
clases en la universidad. Sobre las tres de la madrugada, tras perder la partida, decidieron a
regañadientes que ya estaba bien. En el equipo de Alberto había una chica y estaba convencido de
que habían perdido por ella. Le dejó claro por el chat que las chicas no deberían jugar nunca a los
videojuegos, ésta le respondió que estaba harta de leer esa clase de comentarios ofensivos y antes
de desconectarse le dejó escrita una frase en un idioma misterioso. Alberto, ya en su cuarto, apartó
la mezcolanza de objetos que había sobre la cama y se metió en ella deseando dormirse cuanto
antes. Llevaba una vida simple: estudiar y jugar con su compañero. A veces otros adictos a los
juegos se les unían en el singular aquelarre que montaban en el salón. 6:30am. Faltaba media hora
para sonar la alarma. Alberto, con el peor ánimo del mundo, sentía que se orinaba encima. Se
levantó y se sentía extraño, fue corriendo al baño. Se bajó el pijama y se puso a orinar con una
técnica perfeccionada a lo largo de los años: las dos manos sobre la nuca. Relajó el esfínter y
cuando quiso reaccionar estaba duchando con su orina matutina la cisterna del váter y salpicándolo
todo. ¿Cómo era posible? Bajó las manos y no encontró nada, bajó la mirada y vio dos pechos
femeninos perfectos. Del sobresalto resbaló con su propia orina. Alcanzó a escuchar a Iván…
“Alberta, ¿estás bien?” quedando inconsciente total.
Firmado por VISHIVANKO
14 SUEÑOS
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ADULTERIO
Abrí los ojos asustada. Parecía que mi corazón fuera a salirse del pecho. El despertador
sonaba insistentemente, a intervalos regulares, desde hacía un cuarto de hora.
— ¡Maldita sea...! Llegaré tarde al ginecólogo. Una ducha rápida y saldré disparada.
Desnuda bajo el agua, comencé a enjabonarme. Un alarido salió de mi boca y circuló por
el respiradero del baño, soliviantando a todo el edificio. Mis turgentes pechos habían desaparecido.
A cambio, palpé algo en mi entrepierna, algo que no debía estar allí. El espejo arruinó mi esperanza
de que aquello no estuviera sucediendo. Toda yo me había convertido en el fiel reflejo de mi
marido: ni un pelo en la cabeza, barba poblada de hípster, cuerpo peludo y aquel pequeño
adminiculo entre las piernas…
— ¡Dios mío! Mi pesadilla se está cumpliendo...
Sabía que Pedro asistiría al urólogo esa misma mañana para someterse a un tacto rectal
debido a un posible problema en la próstata. La noche anterior nos habíamos informado por
teléfono de nuestros respectivos compromisos. Él acudiría desde el aeropuerto, tras regresar de su
último viaje de negocios.
En mi pesadilla, ambos despertábamos con el cuerpo intercambiado y cumplíamos con los
compromisos del otro, hasta que el despertador sonaba y nos devolvía a nuestro ser, al día
siguiente.
— ¡No me presentaré con este aspecto, y menos a una exploración de esas!
Dispuesta a alterar los acontecimientos, llamé a mi marido para ver si aún podíamos
encontrar una solución a aquel desastre. «Demasiado tarde. Al menos, el sueño no revelaba la
verdadera identidad de mi tocólogo, pensé».
El urólogo me estampó un beso con lengua y apretó sus genitales contra los míos, nada más
entrar. De repente, todo cobró sentido...
— ¡No me toque usted el género! —grité, tras lanzarle una patada y salir corriendo hacia
la consulta de mi ginecólogo.
Firmado por LUMO
15 SUEÑOS
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EL LABRADOR
Estaba un hombre labrando la tierra lejos de su pueblo cuando, de repente, desde la lejanía
se oyó una voz que decía: “¡José, la María, que está pariendo!” Deja el labrador el arado. Sale
corriendo. Entra en la casa. Se pone la bata blanca, el estetoscopio, los guantes. Coge el maletín.
Entra en el dormitorio. Se dirige a la cama en la que una mujer estaba dando a luz y, entonces, el
labrador piensa: “Pero ¿qué hago aquí, si yo no soy médico?” Y pensó más:” Pero ¿qué hago en
esta habitación, si no la conozco?” Y pensó más: “Pero ¿qué hago con este maletín, esta bata, este
estetoscopio y estos guantes, si no son míos? ¿Cómo los pude encontrar en esta casa?” Y pensó
mucho más: “Pero ¿por qué he venido yo aquí, si no me llamo José?” Y aún pensó más: “Bueno,
ya que estoy aquí, haré todo lo que pueda” … Después de ayudar a María a dar a luz un hermoso
bebé, el labrador lo limpió y lo depositó en los brazos de su madre. Y llorando de emoción, salió
a la calle. Miró al frente y se dijo:"¡Anda! Si no hay campo." Se dio la vuelta y declaró:” ‘Pero, si
no hay casa." Miró hacia abajo y adujo: “Si no tengo pies, piernas, cintura, manos, cuello, boca,
nariz, orejas, ojos." Miró hacia dentro y se dijo: “Pero, si no tengo mente para pensar." Y se dijo:
“Entonces, sin no tengo mente ¿cómo puedo pensar? Entonces, ¿quién soy yo? O, mejor dicho,
¿dónde estoy yo?” Pero, como no encontraba respuestas convincentes, se fue a seguir labrando su
tierra.
Mas, de repente, sonó el despertador y el hombre se dijo: “¡Puf, otro día más!”
Firmado por SUEÑO DE PRIMAVERA
16 SUEÑOS
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SUEÑO DE UNA NOCHE DE INVIERNO
Ser un escritor a media jornada, un soñador a tiempo completo que explora el mundo de los sueños,
las alucinaciones, las pesadillas y las visiones. Un escritor que durante el día se dedica a ser
estudiante de psicología y que por la noche intenta comprender el porqué de una amada a la que
amará tanto en un futuro muy lejano, pero a la vez cercano y que cada vez que la ve se da cuenta
de que es un amor imposible y que lo deja en una profunda depresión que le lleva a dedicarse toda
su vida a soñar.
Ese es uno de los escritores contemporáneos más representativos y que en una noche cualquiera
tuvo un sueño que cambió su vida para siempre.
Al terminar la noche, el escritor preocupado sintió que había cambiado y que gracias a ese cambio
podría experimentar otra vida diferente a la que estaba llevando, ahora era una mujer sonriente,
capaz de tomar decisiones por sí misma y que estaba dispuesta a salir al mundo exterior con la
finalidad de encontrar a la amada de sus sueños.
Tiempo más tarde, los vecinos no sabían nada de su existencia, era imposible reconocer al escritor.
El escritor con el cuerpo de una mujer se dirigió hacia el lugar donde siempre estudiaba su amada,
la miró y la observó detenidamente, se dirigió hacia ella con la frente fugitiva y con nervios que
nunca había experimentado, tras una conversación muy fluida, se hicieron amigas.
Por fin, el escritor había conseguido acercarse a la dama hasta el fin de sus días.
Firmado por KEMET
17 SUEÑOS
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HOGAR DULCE HOGAR
Me desperté con un dolor de cabeza horrible. Otra vez, la maldita primavera y mi dichosa alergia.
Era sábado, con lo que podía descansar algo más. Me volteé con la intención de acurrucarme
cuando vi mi reflejo en el espejo del armario. No me lo podía creer. Hacía tres años que me había
divorciado de Andrés e ignoraba qué porras hacía allí. Agarré las sábanas para cubrirme —¿qué
era aquellooooooo? — y entonces descubrí la alucinación, el espejismo o lo que fuera aquello. Me
acerqué y me observé detenidamente. Estaba atrapada en el cuerpo de mi ex, ese mismo que había
amado y odiado a partes iguales.
Me levanté y me asomé a la habitación de los niños. Dormían a pata suelta. El bendito fin
de semana mantenía la casa en calma. Me dirigí al salón, revuelto de una noche de series y
golosinas. Sobre la mesa se apilaban montones de papeles: vacunas, boletines de notas, facturas
del dentista, citas médicas, la autorización para una excursión carísima, la lista de la compra, la de
la ropa que necesitaban los críos… Primero desayunaría y ya tendría tiempo más adelante de
ordenarlo. No había puesto un pie en la cocina cuando se presentó Andresín con cara de sueño
pidiendo zumo y tostadas. Recordé lo crujientes que le salían a Adela. Mientras se ponía morado,
puse la lavadora. Importante (de nuevo, Adela): separar blanco de color. Andresín giraba como
una peonza gritando con el pijama manchado de mermelada. ¿Qué vamos a comer hoy? Seguía el
dolor de cabeza. Abrí el armarito del cuarto de baño para coger un antihistamínico cuando el espejo
me devolvió de nuevo mi imagen. Tal vez, solo había sido un deseo inconsciente. ¿Añoraba a
Andrés? ¿Deseaba su nueva vida? No, todo volvería a su cauce con un café bien cargado.
Firmado por SALINAS
18 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
Desperté alarmada, había tenido una pesadilla. Algo se sentía diferente, pero el sopor invadió
mi ser y volví a cerrar mis pesados párpados. Me revolví entre las sábanas y tratando de calmar un
picor en mi entrepierna metí mi mano por debajo de la ropa. Ocurrió algo con lo que no
contaba...mis genitales no eran como siempre, volví a pasar mi mano una vez más, como
intentando corroborar que me estaba equivocando, pero ese miembro seguía ahí, me levanté
exaltada, o bueno, exaltado, ya no lo tenía muy claro. Corrí al baño para verme bien ante el espejo,
y lo que pude observar solo me alteró más, ¿qué me había pasado en la cara? Cuando grite de
espanto, la voz que emitió mi garganta me asustó, tampoco reconocía mi voz, yo no era yo.
Veamos, yo solía ser una mujer, pero me había despertado como un hombre. Me pellizqué, varias
veces, cerré y apreté mis párpados, como tratando de despertar, pero nada, parecía que ya estaba
despierta. Todo se volvió frío y húmedo, las lágrimas brotaban sin cesar, regresé a mi cuarto, para
esconderme del resto de humanidad. Medité si realmente estaba tan mal ser un hombre, es cierto
que el rol que nos imponen a las mujeres jamás fue de mi agrado, pero yo me sentía orgullosa de
ser una mujer. Era un desconocido ahora, odiaba verme, la sola idea de que alguien más me viera
me repugnaba, estaba atrapada. Mi mente rechazaba este nuevo cuerpo, algo se rompía dentro de
mí, mi ser quería huir, mi identidad había desaparecido. Desperté, esta vez de verdad, revisé mi
cuerpo y observé que seguía siendo un hombre, siempre soñaba con que en realidad era una mujer.
Yo había nacido como hombre y maldecía mi condición, vivo en una prisión.
Firmado por J.L.L
19 SUEÑOS
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ERA LA OTRA
Soy médico. Reconocido, parece, por la cantidad de personas que hay en el lugar. Me fui a la cama
tras una larga jornada. Caí rendida. La cama me acogió. El despertador sonó.
-Doctor, lleva el pantalón manchado de sangre por detrás.
Ya lo suponía. Había sentido como se deslizaba por mi recto el líquido caliente hasta salir al
exterior. Me lavaba continuamente.Ese líquido rojo oscuro, casi negro, me estaba debilitando. En
mis noches de largo placer, era el único momento en que no afluía al exterior. Me estoy yendo.
Siento mi vida desvanecerse. Me lavo continuamente.
Sentado en el bidé me echo jabón líquido en la mano y me lavo. Soy médico. No hay pene. Soy
una mujer. En mis noches de largo placer, me dejo penetrar por el pene de mi compañero que, tras
de mí, embiste en suaves movimientos. No voy a poder aguantar más. Ese líquido rojo, casi negro,
le noto caliente y deslizarse entre mis piernas.
-No puedes seguir así, hay que ir a urgencias.
Lo sé. Hay un hospital que se ve desde mi casa. Antes de salir, mi amante coge a la mujer de
cabellos morenos, desnuda y silenciosa, y la sujeta sobre el pie metálico. La inmoviliza el tronco
con unas barras plateadas, separando sus pechos. En la pelvis le coloca una braga de metacrilato
con un dispositivo de agua a presión, que se dirige directamente a su vagina. Ya estamos listos
para irnos al hospital. Mi cuerpo de mujer queda anclado y sujeto por el metal, mientras marcho
como hombre de pene erecto camino de la seducción. Abandono la sumisión. Mi alma comienza
a liberarse. Me debato en el caos. Me encuentro y devuelvo. Me acabo aceptando sin poder
mirarme al espejo sin suspirar.
Firmado por CATALINA
20 SUEÑOS
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DESPERTAR, Y DESPERTAR
¡Pumba! Allí estaban: los pelos, los músculos, la protuberancia. Vencida la sorpresa, contenido el
pánico, desistida la explicación, ¿qué quedaba? Seguir adelante.
Pruebas esto y aquello y el misterio se descubre efímero. Adaptadas las biológicas en un ciclo
solar, las diferencias son las miradas, las actitudes, los contextos.
¡Qué sensación! Como ir en un campo de fuerza, como si no te sometiera ni la gravedad. No hay
expectativa ni reproche: el mundo es un tapiz. Libre y seguro pronto serán emociones para ser
certezas, para ser palpitaciones, para ser olvidadas. La tierra gira, las estrellas tiritan, el mundo es
un fluir natural y no hay espacio para el qué dirán.
Pero no olvidas, no olvidas, pues estás aquí y allí. Bajo tus renovados ojos, reconoces patrones y
rasgos del ayer y el hoy. Una vida en el recuerdo, y comprendes que el infierno siempre fueron los
demás. ¿Volverías?
La pregunta se pierde en el nuevo día. No hay planchados ni recados ni cuidados: tuyos son los
desafíos elevados. Es tan fácil volar para un halcón… El cauce sigue su curso y el peso de los
milenios no puede recaer en unos hombros, en unos hombres.
O sí. Un millar de pasos y el caminante ha hecho senda: un despertar en otro despertar. Es súbito
fulgor, verdad revelada, llamada a la acción. Es saberse allí, en esos ojos temerosos, en ese esfuerzo
no reconocido. Ella le da un beso, le acaricia: es valentía y es justicia.
Y le dices: ven, compartamos. Y sientes amor, y el fuego posibilitador. Y giras en el río, y te pones
a remontar. Y con el pecho henchido, ni estás solo ni dejarás de cambiar. La meta, la equidad, qué
importa el género para la felicidad. Que te atrape el mañana persiguiendo la igualdad.
Firmado por LEONIDAS
21 SUEÑOS
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DELANTE DEL ESPEJO
En tu sueño, delante del espejo, no te reconoces. Sientes que tu universo se ha transformado
en otro, radicalmente opuesto. Tu rostro define rasgos más perfilados y finos, y tendría un pase, te
dices, de no ser por aquello que no consientes de ninguna de las maneras, y es el hecho de no sentir
tu “colita” predilecta en el epicentro de tu entrepierna: ese piélago de carnes que te ha servido
tantas veces para presumir de hombría delante de tus amigotes de barra e hiciste servir tantas veces
y con tantas mujeres distintas que ya ni recuerdas número o nombre.
En su lugar observas unos labios menores y un trazo rectilíneo que aleja cualquier duda de
qué cosa se trata. Gritas, encendido en cólera. Explotas, hecho un torbellino de incomprensión.
Señalas entonces con tu dedo miserere al culpable de todo tu loco delirio: a Dios y su camarilla de
ángeles, que sientes se están riendo a costa tuya.
Nadie te reconoce por teléfono -ni tu soberana madre-, pues incluso tu voz grave y
altisonante, de macho alfa, tiene un timbre de resonancia… más femenina.
Te recoges los cabellos y te vistes con camisa y unos vaqueros que ahora te vienen más
bien ajustados. En la calle nadie parece reconocer la diferencia, hasta que un señorón sentado en
un banco denota con su mirada su fijación por tus pechos. Tú le increpas un ‘descarado’ y él
responde llamándote ‘hembra provocadora’, y justifica su comportamiento diciendo que te
confundió con una prostituta que se exhibía sin sostén. Escuchas luego silbidos desde unos
andamiajes y frases despectivas que hacen alusión a tu condición de mujer. Tú les muestras el dedo
corazón, y de pronto te sientes… ¡verdaderamente humana!, con una conciencia que nunca creíste
poder aflorar y te sitúa… ¡al otro lado!
Despiertas…
Firmado por PAPAVULLPA
22 SUEÑOS
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QUIEN SOY
Anoche soñé que compartía cama con Kevin, ese chico tan guapo de la teleserie. Después
soñé que yo era él, lo que me provocó una sensación muy extraña. Y esta mañana al despertarme,
no podía dar crédito. ¡Virgen misericordiosa!
Estaba mucho más buena, desde luego. Esos tremendos bíceps y pectorales. Y un culo
estupendo. Eso sí, el sujetador resultaba innecesario y tenía entre las piernas ese apéndice colgante
que siempre me había preguntado cómo soportaban. No salía de mi asombro.
Me entraron unas tremendas ganas de orinar. Levanté la tapa del inodoro y apunté. No podía
ser tan difícil. ¡Jesús, qué estropicio! Empleé diez minutos de jabón, estropajo y lejía para arreglar
aquello. La próxima vez más valía que me sentara como llevaba haciendo toda la vida.
Me duché disfrutando del contacto de mi cuerpo. Aquello era casi lascivo. Estaba todo tan
terso, firme y apretado, que yo misma me provoqué una erección. ¿Y ahora cómo paraba aquello?
Mi mente no se sentía colaboradora y en vez de apaciguarme, aparecieron un montón de
márgenes sobre el fantástico sexo que podríamos tener juntos. De repente mi mano, o la suya, que
debía de tener cierta memoria, empezó a hacer su trabajo y cuando llegó el clímax, resultó casi
místico. ¡Evohé! ¡Y yo que pensaba que el orgasmo femenino era grandioso!
Sentir aquel chorro potente saliendo de mi cuerpo fue como disfrutar del momento culmen del
eclipse cuando la luna se une con el sol y todo queda a oscuras.
Tuve que esperar unos minutos para recuperar mi respiración habitual. Volví a ducharme, me
vestí con un chándal y salí a la calle a buscar ropa masculina. Sospechaba que aquel día no
resultaría nada aburrido.
Firmado por KAOCHE
23 SUEÑOS
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VIDA
Ayer vino la muerte a visitarme, era casi de madrugada, entro por la puerta y se sentó a mi lado.
Empezó a coger palomitas del cuenco mientras me preguntaba que estaba viendo.
Comenzamos a charlar y después de unas cuantas cervezas y copas (que graciosa es casi me muero
de la risa...) puso su mano sobre mi frente y empecé a ver toda mi vida, no en fotogramas que
apenas dura segundos como todo el mundo cree... No, era como revivir cada momento de mi vida,
ese escozor de la herida que mi madre me curaba con alcohol 96º, el olor a vida la primera vez que
sostuve a mi hijo, el sabor de mi primer amor...
Al rato empezó hablarme de ella, de su no vida, de cómo la gente le temía, le odiaba... sin darse
cuenta que ella solo trabajaba para la vida, la vida es mi jefa me decía, ella decide a quien debo
visitar...
La vi cansada y se acurruco en mi regazo, al rato se quedó dormida, la cogí y la acosté en mi cama,
me quedé un rato observándola, se veía tan frágil y dulce.
Esta mañana me desperté sin sobresaltos de aquel sueño y con una sonrisa que dibujaba mis labios,
y comprendí que lo poco que me quede no viviré con miedo....
No dejéis de reír o gritar, no temor a que se despierte, pues el que no teme a la vida jamás debe
temer a la muerte...
Firmado por JASP
24 SUEÑOS
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METAMORFOSIS INCOMPLETA
Lo malo no fue la metamorfosis en sí, ni tampoco que este extraño fenómeno, rápido e intenso a
la vez, sucediera durante una tórrida noche de verano en la que sudé más que un pingüino en una
sauna; sino que no se completase debidamente como mandan los cánones de cualquier
transmutación que se precie.
Quizá vista de espaldas, yo pueda parecer una mujer de bandera, de esas que causan
admiración al pasar y, por qué no, también propician algún que otro piropo respetuoso como los
que yo lanzaba a las féminas garbosas cuando eso era un arte esmerado que pocos hombres
dominábamos; sin embargo, vista de frente… ya es otro cantar.
Intento por todos los medios que el pesimismo, siempre tan peligroso para la salud, no invada
mi estado de ánimo, pensando que no hay bien que por mal no venga, puesto que mi transformación
me ha proporcionado, además de un incremento nada desdeñable de emolumentos, un trabajo bien
visto por todo el mundo después de no ser más que el sucio mozo que, día tras día, limpiaba las
jaulas de leones y elefantes.
Y es que, aunque cada dos por tres tenga que arreglarme la barba, yo, la mujer barbuda, soy
la artista más aplaudida del grandioso espectáculo circense que ya está instalado en tu ciudad.
Firmado por PLAYTON
25 SUEÑOS
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EL PORTADOR DE LA ANTORCHA
Cada amanecer ascendía al Monte Olimpo. Sentado sobre mi púlpito, observaba la belleza de mi
ciudad. Los primeros rayos de sol se reflejaban sobre la cúpula de la catedral y derretían la escarcha
de los tejados. Estaba en el punto exacto donde iba a esparcir las cenizas de mi madre. Abrí la urna
y sus cenizas sobrevolaron colina abajo, “vuela mamá y disfruta siempre de tu ciudad”. Ahora,
cada rincón sería suyo, siempre sentiría su olor y compañía. Ahora, yo continuaría su pasión por
fotografiar el mundo, llevaría la antorcha y sus valores por todos los continentes; mis lágrimas
cayeron al suelo al verla irse.
Cogí mi bicicleta y descendí colina abajo, como un río que rueda hacia su desembocadura. Frené
y derrapé en una curva, sentí un golpe en la cabeza, oía gritos, voces, no podía hablar ni abrir los
ojos.
Meses después, me encontraba volando sobre rascacielos retorciéndome hacia el cielo o navegando
en mitad del río entre árboles milenarios. En aquel momento comprendí, que ahora mi voluntad
por viajar no la tendría yo, supe que tendría la posibilidad de estar en dos o más lugares al mismo
tiempo. Había regalado muchas antorchas: un día, mi corazón se levantaba en un hotel, un riñón
sobrevolaba Soria, otro paseaba por el castillo y mis pupilas volvían a mirar otra vez al Monte
Olimpo. Volví a coincidir con mi madre, girábamos dando la vuelta al mundo una y otra vez. El
fuego de las antorchas brillaba incansable, guiando nuestro rumbo.
Desperté de mi sueño, empapado en sudor, una niebla densa se había apoderado de mi mente
durante un tiempo indeterminado, toqué mi cuerpo y noté que no estaba huero. Llamé a mi madre
y su voz habló sin recordar mi pesadilla. Después de la angustia, de la desesperanza; tranquilidad
y solidaridad.
Firmado por CERES
26 SUEÑOS
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MUJER DE MI
Ahora soy lo que soy, no lo que solía ser, me acosté siendo hombre, pero desperté mujer. ¿Qué
clase de embrujo cambió mi ser…? Yo, que no creo en hechizos… ¿Por qué…? Ahora creo, porque
veo, y… me toco, también. Vaya, esa es mi mente de hombre, incapaz de perecer, tras este cuerpo
que me gusta, y… me da placer.
El espejo me devuelve, belleza y poder. Salgo a la calle, quiero saber. ¿Qué se sentirá triunfando
por doquier…?
No tardo en darme cuenta, que soy el centro de atención, es normal, menuda hembra hay bajo este
pantalón…
Unos pocos pasos son suficientes, para que me asalten murmullos entre dientes, unas miradas
lascivas que todo lo dicen, y un primer piropo que me bendice…
Anochece en mi ciudad, donde nunca pasa nada, voy a casa a cenar, evitando las miradas. Quién
sabe qué pensarán, esas mentes perturbadas… no dejaron de mirarme, desde el portal a la parada.
Ni en el bar he podido relajarme, es normal, no me acordaba, he tardado tanto en fijarme… no es
lugar para una dama…
Bajo del bus en un chaflán, que conozco como mi palma, pero mi palma ya no es igual, ni me
siento igual en esta calma…
Siempre me gustó la noche cerrada, la típica noche de juerga, volver a casa a las tantas… Pero
ahora mis pies se aceleran, al escuchar un hombre que me llama, escucho su verborrea, y me siento
acosada. Mal será que nadie me vea, solo quiero llegar a casa.
Escucho sus pasos, estoy en la puerta. En mi pecho, una cuadriga desbocada. Suda mi piel, las
manos me tiemblan, y no acierto en la estocada. Caen las llaves por los nervios, y tras ellas, va mi
alma.
Yo era un hombre sin miedo, ahora… nada.
Firmado por DANYYEL STONE
27 SUEÑOS
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IDENTIDAD
La primera mañana que desperté miré el espejo. Eso fue lo primero que hice. El motivo era la
pesadilla recurrente que hacía dos noches me asaltaba. Parecía real y si me hubieran tomado
juramento entonces, no habría sabido decir la realidad o no de su existencia. Mientras la soñaba
era real, por supuesto, pero después, en la vigilia de la habitación, no dejaba de parecerme
perspicua.
Aparentemente, la imagen que veo no ha cambiado, tal como yo la recuerdo. Pero algo hay en mis
ojos, y que empiezo a sentir en mi cuerpo, que está mutando rápidamente. Me palpo el brazo, más
sólido que antes del sueño, y lo onírico se impone a la carne húmeda del hombro. La voz bronca
de un hombre me amenaza, y yo intento protegerme de un objeto brillante que destaca en su mano.
¡Puta! Me grita a la vez que siento cómo el acero desgarra mi piel.
Ahora, con los ojos abiertos a la luz del fluorescente, me reconozco como el tipo violento,
atribulado, de mi sueño, aunque todavía me veo con mi memoria de mujer; sin embargo, mis ojos
van llenándose de rabia, pero también de dolor y vuelvo a tantear mi hombro; un líquido pegajoso
y tibio lo recorre muy despacio. Giro hacia la cama y puedo ver un cortaplumas sobre la sábana
moteada de pétalos de sangre.
Firmado por ALDABAX
28 SUEÑOS
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CAPITANA MARVEL
Me levanté de pronto soliviantado en el cuerpo de una mujer triste con una enorme brecha salarial
en toda la cabeza. Había roto el techo de cristal del palacio de mi anterior vida de princesa. Ahora
me dolían todos los clavos de Frida y estaba llorando como una Magdalena. Pero me estiré con los
brazos crecidos de la Venus de Milo y revolví en los cajones de Pandora para ponerme el traje de
espía de Mata-Hari y el parche en el ojo de la princesa de Éboli. Hambrienta y ya vestida de Gala
desayuné los huevos fritos que me pintó Dalí y salí a la calle con la Leica de Gerda Taro para
robarle el alma a Robert Capa. Me saludó Dalila desde su peluquería y compré a Penélope la
primera bufanda recién tejida de su nueva colección. Se me levantó la falda de Marilyn en la rejilla
del metro de La Latina y los andamios de la obra se derrumbaron en un cataclismo de piropos
trasnochados. Ahora la Puerta del Sol es la cara oculta de la Luna y desde allí me ladra Laica, la
perrita cosmonauta que pasea Tereshkova. Eva ha comprado el edificio de Apple, las Hilanderas
se visten de Zara y las Meninas hacen huelga de miriñaques. La maja medio vestida ya no quiere
posar desnuda. Sofonisba pinta bigotes en el rostro serio de Goya. Es hora de volver a casa en el
último tren de la bruja destino Zugarramurdi, espantando a escobazos a todos los moscones que
practican el manspreading. Y ya por la noche Capitana Marvel le canta una nana de felices sueños
para siempre al bruto Hulk verde.
Firmado por ASTURIANA DE ZINC
29 SUEÑOS
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NO SOY
Cuando desperté no estaba en mi lado de la cama. Estaba solo ¿Cómo era posible si mi mujer
siempre se levantaba más tarde que yo? Fui a incorporarme y noté como un tirante del camisón
resbalaba y dejaba al descubierto un generoso pecho. Tenía tetas. ¿Era una pesadilla? Entre en el
cuarto de baño y me miré en el espejo. ¡No podía ser cierto! Era mi mujer. Debía ser una
alucinación. No estaba mi traje colgado de la percha del dormitorio, así que me puse la bata de mi
mujer y bajé al comedor. Sobre el fregadero estaba mi taza de café vacía, los chorreones de leche
sin secar sobre la encimera. Fui al despacho y mi maletín había desaparecido. Regresé a la cocina.
Sin darme cuenta empecé a limpiar lo que mi yo hombre había dejado en el fregadero la noche
anterior. Una alarma empezó a sonar en el reloj de la mesita de noche del cuarto del niño. Tuve
que despertarlo, vestirlo, darle de desayunar y llevarlo a la escuela. Antes de salir, del frigorífico
rescaté una nota con una lista de alimentos, un aviso para ir al banco y otro para comprar cosas en
la farmacia. Después tenía ir a limpiar unas escaleras en un bloque de pisos y hacer la comida antes
de recoger a al niño y de que viniera mi yo hombre a comer. ¡Joder! ¡Y yo que me quejaba de mi
vida en la oficina!
Firmado por CALAMBUR
30 SUEÑOS
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CAER
Una pesadilla hizo que me despertase temblando y sudando, me costó un buen rato distinguir:
sueño, de realidad. En él, una señora que subía hablando conmigo por unas escaleras desconocidas,
se lanzó por lo que ella pensó que era una puerta, y se estampó contra el suelo. Intenté acercarme
a mirar, pero la sensación de altura crecía más y más, temí caer. Tuve un mal presentimiento.
Me levanté para ir al baño. Al incorporarme, algo abultado e inerte, cayó por mi entrepierna. Temí
mirar, pero no me quedaba otra opción y, allí estaba aquel pene. Me desmayé.
¡Menos mal que caí encima de la cama! Me recuperé del desmayo y de un salto llegué al baño. En
el espejo había alguien; varonil y barbudo. El vacío de mi interior seguía creciendo. Tuve que
orinar tocando esa cosa, sentada, por supuesto, y después volví a la cama. Me tapé entera pero no
conseguía dormir. Sonó el despertador. Tenía una charla en la Universidad ese día. Decidí actuar
con normalidad y con la esperanza de que aquello fuese desapareciendo. Me puse unas braguitas
e intenté esconder el bulto como pude. Iba a coger el bolso, pero me pareció que sería un estorbo.
No hacía falta maquillaje y no me molestaban aquellos pelillos en la barba. Todo era perfecto.
Cogí el coche y cuando llegué, allí estaba colgado el cartel de mi charla: “FEMINISTAS, NO
HABRÁ TREGUA”.
En aquel momento sentí un tremendo dolor en mis partes, y un picor terrible. Las chicas estaban
preciosas ese día, y yo llevaba poco tiempo conviviendo con mi nuevo ser. Aquello empezó a
adquirir un buen tamaño, uno a considerar y, me sentí orgullosa por ello. Frené en seco, di la vuelta,
y me fui al Centro Comercial a comprarme algo más apropiado para mis partes.
Firmado por MARGOT
31 SUEÑOS
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OTRA VIDA
La habitación está completamente a oscuras. Suena la alarma del móvil. Extiende la mano
rápido para apagarla. Unas babuchas acogen sus pies. Se despereza, estira los brazos al techo
sentada al borde de la cama. Va al baño. Contempla su rostro somnoliento en el espejo antes de
mojarse la cara. Poco a poco se espabila. Mientras orina, se recoge el pelo con las dos manos. En
la cocina, se prepara un zumo y un café con leche. Moja un par de madalenas. Desayuna, en
definitiva.
Llama a los niños, esos dos ‘pequeños monstruos’ remolones a los que cuesta un mundo sacar
de la cama. “Vamos niños, es la hora. Que luego se hace tarde”. Vuelve al baño para completar el
aseo personal. Los dientes, la coleta, un ligero maquillaje, perfume en el cuello, un toque de carmín
en los labios…. Fuera pijama y a vestirse. Hoy falda, blusa y zapatos de tacón alto. Dispuesta. Oye
levantarse al marido. “Hola cariño, ¿qué tal has dormido?”. Le planta dos besos. Son las siete y
media. Bolso en mano, reparte las últimas instrucciones. “Igual vuelvo tarde, así que no me
esperéis para cenar. No le deis guerra a papá. Y haced los deberes, y nada de tele hasta acabarlos.
¿Entendido? Adiós”.
Camina ligera hacia el Cercanías. Ya en el vagón, repasa las tareas de la oficina. Le aguarda un
largo día. Toca inventario. “Se me olvidó decirle a Juan lo del lavavajillas. Y el sábado es el
cumpleaños de papá”. Ni idea de qué regalarle. Imposible evadirse de los asuntos cotidianos.
Llega a las puertas del trabajo. Suspira profundo. Entra. “Y pensar que era yo quien soñaba con
cambiar los papeles del matrimonio. Necesito unas vacaciones”, se dice en voz baja.
Firmado por M.GOODMAN
32 SUEÑOS
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REGALO SORPRESA
Daniel siempre se había sentido poco agraciado. Los intentos por tener relaciones serias con chicas
que le gustaban habían sido desafortunados, cuando no, penosos. La genética era culpable de no
caerse bien ante el espejo, pero también, el desarreglo personal, que derivó en dejadez. Había
semanas en que no se afeitaba, y, días, sin ducharse, porque el agua, según él, tenía mucha cal y
después le picaba todo el cuerpo. Añadió a su físico unos cuantos quilos, mal repartidos, y sin la
sensación de querer marcharse pronto.
Hubiera dado lo que fuera por ser atractivo, por sentirse querido, al menos, por una vez.
Permanecía soltero y sin muchas perspectivas de cambiar su estado, a pesar de los muchos intentos
yendo a discotecas y pubs. Se gastaba un pico en intentar ligar, pero terminaba llevándose
calabazas para cenar. Muchas veces venía con tanta desazón y rabia, que se ponía el canal guarro,
ese que, buscando por la noche, dan secuencias de follanga, poliamor, multi orgasmo y, todo el
mundo parece disfrutar introduciendo los objetos más insospechados por las cavidades menos
explorables del cuerpo.
El resultado era que se había convertido en un tipo frustrado, recurriendo en más de una ocasión
al sexo de pago, sin satisfacerle lo más mínimo, y sin que, con ello, obtuviera respuesta a sus
requerimientos de amor.
Por su cumpleaños, como regalo sorpresa, los colegas le presentaron a Fátima, una chica
demasiado agradable, que terminaría apañándole la noche. Por la mañana, al despertar, estaba
agotado. Entreabrió los ojos. La chica ya no estaba. Se rascó la cabeza, notando que tenía el cabello
largo, que sus manos no eran sus manos. ¡Caray! No daba crédito. Levantó la sábana, y observó el
perfecto y hermoso cuerpo de Fátima, que había pasado a ser su cuerpo.
Lejos de inquietarse, sonrió.
Firmado por I VAN ZOE
33 SUEÑOS
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PEQUEÑOS ACCIDENTES DOMESTICOS
Al despertarme me estiré, esa mañana noté los músculos agarrotados. Pensé que era por la clase
de pilates del día anterior, pero al pasarme la mano por la cara noté que tenía barba. Grité. Era un
hombre. Me alegré porque no me vendría la regla nunca más, y pensé que mientras mi mujer estaba
en casa, yo tendría que ir a trabajar. Me encantaba no tener que hacer las tareas del hogar. Estaba
lloviendo, y ya no me hizo tanta gracia tener que salir. Trabajaba en un almacén de construcciones
y seguro que debía cargar algún camión y me mojaría. También pensé que al mediodía me
pondrían la comida por delante, y mientras mi mujer recogía los platos, cosa que odio, yo echaría
una siestecita. Enseguida me di cuenta de que tenía jornada partida y me tendría que ir de nuevo.
Fui al baño y no apunté bien, salpicando un poco. No estaba acostumbrado a mi nuevo cuerpo y
eso me hizo recordar que no debía regañar más por los salpicones. Al fin y al cabo, son pequeños
accidentes domésticos. Cuando acabó el día mi mujer y yo nos sentamos en el sofá a ver una
película y acabamos dormidos antes de la mitad. Deduje que estábamos igual de cansados.
Aquel día saqué en claro, que da igual el sexo de las personas, lo único que todos queremos es
terminar la jornada, llegar a casa, que nos acompañe alguien que merezca la pena y comparta con
nosotros los buenos momentos que nos brinda la vida.
Firmado por NARIANNA
34 SUEÑOS
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SIN CONTROL
Me siento como en esos dibujos japoneses que veía de niña donde un chico se convierte en chica
cuando se moja, pero al revés. Y es más jodido porque los cojones colgando pesan más que las
tetas. Los pechos son bonitos de ver, pero esto, esto no. No consigo acomodarlos, ahora entiendo
que los tíos no paren de manoseárselos cada dos por tres, es incomodísimo. Alguien debería
inventar un “sujetabolas”, en serio. Quizá patente la idea. Ahora entiendo la expresión
“tocapelotas”. ¡Y tengo la sensación de que se me levanta sin control, como si “ella” viera algo
que yo ignoro! Con “ella” me refiero a la cola, es que no sé ni cómo llamarla. Y mira que tiene
apodos, cada cual más vulgar. Espero que, al despertar mañana, todo esto haya sido una pesadilla.
No ha estado mal la masturbación y tal (sí, tenía que probar), pero prefiero volver a mis orígenes.
Pensar con la chorra cansa. Y nosotras queremos lo mismo, pero disimulamos mejor.
Firmado por SILO MALPEZ
35 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
DESPERTARES
Noté cómo la claridad se filtraba por la ventana de la habitación del hotel. Maldije no haber bajado
la persiana del todo la noche anterior. Antes de intentar conciliar de nuevo el sueño, como siempre,
me levante a orinar y a beber agua. Desde la última revisión de próstata, estaba mentalizado a
beber más agua y a no retener líquidos.
Me senté en la taza, hábito adquirido después de constatar mi decreciente
puntería, y solté la micción. Me pareció algo extraña la forma de golpear la orina contra las paredes
del váter, pero fue cuando cogí el papel para limpiarme, cuando me quedé helado. ¡No encontraba
mi pene! En su lugar palpaba… ¡una vulva de mujer!
Con el corazón palpitando y empapado de sudor, traté de reflexionar.
«Estás soñando» pensé. Me levanté, encendí la luz y me miré en el espejo. No reconocía lo que
me mostraba.
Recordaba unos carnavales, unos años atrás, en los que mi mujer se
empeñó en disfrazarme con sus ropas, pero esto era diferente. Mis
facciones se habían afinado, el cutis era mucho más suave y la mirada resultaba como más
lánguida. Para colmo, lucía una media melena, que ocultaba por completo la rotunda calvicie que
yo recordaba.
Como me parecía que, para navegar por mundos oníricos, llevaba
demasiado tiempo fijando mi atención en los detalles, pasé a tratar de salir del abrazo de Morfeo.
Me pellizqué con ahínco, hasta provocarme rojeces en los brazos; me empapé la cara con agua fría
hasta sentir la gelidez; me abofeteé hasta notar el escozor en las mejillas…. nada me hizo efecto.
O mi memoria estaba rayada o yo era, en efecto, una mujer.
Desconcertado, como último recurso, llamé a recepción. Me contestó un amable recepcionista
diciéndome:
—¿Qué puedo hacer por usted, señora Álvarez?
Firmado por JOAQUIN CAMPOS ARENOSO
36 SUEÑOS
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ROJO Y VERDE
Me quito el casco y pego la oreja a la puerta. Vuelvo a ponerme el casco, reviso el fusil y aviso
por radio: «entro». Abro de golpe y apunto en todas direcciones.
—Es horrible —digo.
—¿Muchas bajas?
—Las cortinas. Son de un cobalto que no pega nada con el verde esmeralda de la pared.
—Céntrese, cabo —me insta el sargento por radio.
Recorro la habitación. Mis botas rechinan en el suelo encerado, color hueso.
—¿Algo, cabo? —resuena la radio.
—Nada, sargento.
—Busque, la misión depende de usted.
Sobre una mesa con un mantel lavanda hay una tarta altamente sospechosa. Me acerco y escucho:
«tic, tac…». Destrozo la tarta. La cuenta atrás indica un minuto [1’].
—¡Localizado el explosivo, mi sargento!
—Bien, siga mis instrucciones. ¿Ve el cable azul?
—Veo uno entre cian y turquesa.
—Será ese: ¡córtelo!
—Hecho.
[36’’].
—Corte el amarillo.
—Parece más un ámbar, o un topacio.
—Lo que sea.
—Cortado
[24’’]
—Ahora viene lo delicado. Corte el rojo y el verde en ese orden. ¿Entendido?
[14’’]
El sudor rebasa el casco y cae sobre mi cara. Noto un fuerte olor a indecisión bajo mi uniforme
verde militar.
[6’’]
—Cuando dice verde, ¿quiere decir, así como jade o verde oliva?
—¡Corte los cables, cabo Mari Puri!
[BUUUMMMMM].
—¡Aaaaaaahhhhh!
—¡Manolo! ¿Qué pasa?
—Ay, Catalina, que he soñado que me explotaba un artefacto. Yo era una soldado. Y no fea, por
cierto.
—Qué cosas tienes, Manolo. Vamos a levantarnos, que son las siete.
Elegí mi camisa malva y mi corbata fucsia. Amanecía en color acero, bermellón y carmesí. Entré,
saludé al encargado y me ubiqué tras el mostrador. Primera clienta. Tela para cortinas. Paredes
color marfil.
—Le iría fenomenal un topacio —aconsejé.
—Buscaba algo más arriesgado. Un rojo fuerte.
—¿Algo así?
—Eso es verde.
—Si usted lo dice…
Firmado por TOMAS ARCE
37 SUEÑOS
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LA FORMA DEL AMOR
Había tenido un sueño precioso, sobre la existencia del amor, y me planteaba si tuviese forma,
hombre o mujer...
Quizás por eso me miraba al espejo ...
Eran mis ojos, pero el resto eras tú, el amor, mi amor....
Ahora veía al hombre que se reflejaba, pero seguía sintiendo igual, quizás porque eras tú...
Daba igual lo que la sociedad dijera, si partíamos del amor, conseguiríamos que todo funcionara
bien.
Mi cuerpo ahora era otro y tenía una meta a mi alcance. Y lo iba a conseguir.
Daba igual que fuera hombre o mujer, mientras hubiera amor, todo iría bien...
Te encontraría, te convertiría en mi realidad. Fueras una persona o un ente especial.
Te imaginaba, y aunque aún no sabía si existías, te dibujaba en mi mente, libre, radiante, mágico,
feliz...
Amor, lleno de fuerza para luchar contra cualquier adversidad. Con el valor para solventar
cualquier obstáculo, confiando al 100% en nuestra verdad, y con la esperanza de poder hacerlo
realidad...
Amor, ¿dónde estás? Te busco desesperada por momentos, rendida en la soledad, evadiendo mis
pensamientos, para no enloquecer pq no estás, pero estarás...
Y sueño, sueño contigo, con conseguirlo, me da igual la forma que adoptes...voy a encontrarte y
serás mío...
Y en ese momento, tus manos se entrelazaran a las mías, mi alma permanecerá en paz sintiéndote
a mi lado. Mi piel permanecerá erizada siempre al contacto con la tuya, nuestros corazones
latirán al unísono...
Debes ser tan especial amor, que cierro los ojos y casi te siento aún sin estar...
Amor, entrega, confianza, paciencia, esperanza, fuerza, unidad, energía, respeto, fidelidad...
Y me da igual, hombre o mujer, cuerpo o Alma, lo importante es sentir y vivir teniendo fe en el
amor, la felicidad. Disfrutarla. Esa será la única verdad.
Firmado por FLOR PALIDA
38 SUEÑOS
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DESIGUALDAD
Hoy, después de meses sin tener oportunidad alguna, he obtenido mi primer trabajo.
Hice una prueba como ayudante de mecánica en un taller de reparación de vehículos y me han
llamado… mañana empiezo. Quiero causar buena impresión, así que me voy pronto a la cama para
ser puntual.
Anoche me acosté siendo un hombre y hoy me he levantado convertido en una mujer. Sin
duda es un mal sueño, un sueño horrible. Me pellizco (demasiado fuerte) pero no despierto, sigo
siendo “ella”. Intento encontrar una explicación… nada. Bajo al bar. Antonio, el dueño se dirige a
mi como Laura. No entiendo nada. Intento explicarle que soy Toni, pero se ríe de mí. Paso por la
panadería, y me sucede lo mismo con Chema, el panadero. Una amalgama de pensamientos
Kafkianos se apodera de mí, pero recuerdo que es mi primer día de trabajo, así que a las ocho en
punto estoy aquí, en la puerta del taller, con un mono azul bajo el brazo. Acaba de llegar otro chico
que me dice que también empieza hoy… le deseo suerte.
Entramos juntos. Nuestros contratos están preparados. Firmo el mío entusiasmado. La secretaria
me da una copia. Salgo del despacho, la leo y me quedo petrificado.
Acabo de firmar un contrato para seis meses como limpiadora.
El chico nuevo pasa por mi lado y me desea suerte.
Firmado por ANDREA
39 SUEÑOS
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CUARESMA
Los nueve viernes anteriores a la Cuaresma mi madre me recuerda que no coma
carne, que con la regla no toque la leche ni los huevos, que lleve la estampa milagrera de
sor Esperanza de Jesús, que Paco duerma en el cuarto de los músicos, y yo con los niños
de detente-bala. Mi madre a las noticias de la tele les llama parte, al sexo abajo, a las
paredes las que oyen, al mundo este-valle-de-lágrimas.
Yo me callo por respeto, porque ha perdido la cabeza y cree que es su madre, a la
que mataron el marido en la tapia del camposanto, y porque de qué me serviría contarle
que las cosas están cambiando si lleva años muerta y Paco no es mi marido sino mi padre
y porque este instante, un momento antes de despertarme, es cuando siento algo parecido
a la felicidad mientras Franz me abraza y me saluda en checo al oído, amormío, y Praga
huele a espuma de cerveza y a cuerpos recién lavados.
Carmen, ordeno, y mi madre se tapa la cabeza con la almohada y reza cuatro
esquinitas mientras mi sexo nuevecito entra en Franz antes de lavarme la cara y las axilas
en el aguamanil de esta casa de huéspedes de Almazán donde esperamos eternamente que
termine la guerra y la victoria.
Criar hijas, carne para que otros se la coman, sin saber que algún día la niña que te
acabo de hacer, Carmen, escúchame, quítate la almohada, joder, se irá de aquí, a calentarle
la cama a algún extranjero. No llores, Franz, no llores, mi amor, no duele, ser mujer no
duele, casi no nos duele. Así, eso es. Ya verás, al final te gustará, ser mujer, un viernes y
otro viernes y otro viernes.
Firmado por ARI ADNA
40 SUEÑOS
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LA ALTERNATIVA
Confusa, salgo del hotel e inicio el camino. Ya no me llamo Hernán. De forma inexplicable,
ahora mi nombre es María.
Llegamos a la plaza. Hoy tomo la alternativa. El momento tantas veces soñado se rodea de
una atmósfera extraña. Al salir del coche hay un pasillo de aficionados. Son gritos de ánimo.
Sin embargo, al levantar la cabeza veo algunas caras riendo. Eso me desconcierta.
Tras “el paseíllo”, los diestros compañeros me saludan con un beso. Sus miradas huyen de mis
ojos. Estas se desvían sutiles hacia abajo, repasando mi cuerpo. Le quito importancia, necesito
centrarme. Voy a recibir al primer toro a “porta gayola”.
Me arrodillo frente al portón. Tengo bien repasada la secuencia de movimientos. Estoy
nerviosa pero no tengo miedo. Compruebo aliviada que en mi transformación no he perdido
valor. Respiro hondo y espero. Un silencio mal guardado me desconcentra. Entre murmullos y
chistidos, oigo palabras como “guapa, piernas, tetas, culo…”. Sale el toro. Va demasiado
rápido aunque creo coordinar bien el movimiento. Oigo el bramido del animal alejándose
limpiamente. El público aplaude con cierta sorpresa.
La faena está siendo un éxito, pero el ambiente me mantiene un tanto ajena al mismo.
Llegó la hora de entrar a matar. Levanto el estoque y es entonces cuando experimento
realmente mi naturaleza transformada. Miro a los ojos al toro. Es un ser noble y magnífico.
Descubro que no necesito matarlo para demostrar mi valía. Me vuelvo y miro al presidente. El
público permanece callado y expectante. Un imbécil grita: “¡A fregar…!”. Pierdo el control.
Con rabia, tiro “los trastos” y quedo arrodillada frente al animal.
El toro arranca y despierto asustado. Ha sido raro, jamás he asistido a una corrida. En fin, debe
ser que los hitos que marcan tu vida nunca se aprenden de forma convencional.
Firmado por ALABARDERO
41 SUEÑOS
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DE ADAN A EVA
Desperté, abrí los ojos y aparté de mi cara aquel pelo rubio que hizo que me picara la nariz.
Entonces ocurrió. El grito debió oírse a varias manzanas de distancia. Yo no era yo. Bueno; yo si
era yo, pero ya no era el que era hasta ahora. Es decir: que, al verme, nadie se referiría a mí como
«él» sino como «ella». Con precaución, introduje mi mano en los calzoncillos y sucedió lo que me
temía: aquello tampoco estaba allí. Pasaba de ser a Adán a convertirme en Eva.
Al salir de casa, el vecino casposo del 1º A me miró con cara de haber adivinado lo que yo
había hecho conmigo la noche anterior. Algunos hombres me miraban por la calle, como yo solía
mirar, por lo que sabía lo que pensaban. Me presenté como la mejor candidata para ocupar mi
propio puesto, ya vacante. Fui rechazada con el argumento: «No podría hacer lo que hace él», y
regresé a casa.
Al verme llegar, el vecino del 1º A volvió a creer que adivinaba que volvía para seguir con la
fiesta. Mi primer día podría resumirse en una sola palabra: «Decepción».
Me tumbé sobre la cama y deseé dormir para volver a despertar.
Firmado por TILMAN
42 SUEÑOS
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NUEVA IDENTIDAD
Introito: Aquella mañana amanecí mujer casi sin enterarme.
Al caerme de la cama despierto al fin de un sueño azorado. Creía haberme convertido en una chica.
Los sudores fríos aún recorrían mi espalda. Frente al espejo del baño me veo como siempre. No
percibo nuevos cambios físicos excepcionales. Mi voz no me preocupaba, era mudo. Mi barba
tampoco había sido recalcitrantemente barbilampiño. Orinaba sentado. En cuanto a los pechos,
parecían más redonditos, había ganado algunos kilillos más últimamente. Me veía y me sentía algo
diferente, aunque no demasiado.
Con todo, lo sorprendente no estaba en mi cuerpo, estaba escrito en un trozo de papel pegado junto
a la esquina inferior del espejo: “Entrevista de trabajo, 12:00”. Me puse muy alegre, aunque luego
pensé: “Pero si yo ayer tenía trabajo, ¿me habrán despedido?, será por eso que he dormido mal”.
No había problema. Una nueva oportunidad estaba esperándome.
Fui a la entrevista, el señor de recursos humanos me explicó en lenguaje de signos cuál sería mi
función en la empresa. Noté con extrañeza que no sabía expresarse bien porque todo el rato se
dirigía a mí como “señorita”. Al principio no le di importancia, pero cuando se acercó insinuándose
y diciéndome que mi sueldo sería inferior al de la media de mis compañeros varones, me levanté
con indignación, guardé mi DNI, di un golpe en la mesa y le dije que me parecía inadmisible su
comportamiento.
Llegué a casa con cierto cansancio y nerviosismo. Me miré al espejo nuevamente, no había nada
raro, seguía siendo yo, sólo que ahora no tenía trabajo, me habían acosado, me prometían un salario
inferior al de otros compañeros y me habían piropeado unos jóvenes extraños por la calle. Entonces
recogí del suelo mi carné, se me había caído sin darme cuenta. Y descubrí lo que venía
sospechando, ¡era una chica!
Firmado por KORONAY
43 SUEÑOS
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¿Y AHORA QUÉ?
Sonó el despertador, lo apagué. Noté una extraña sensación. Mi cuerpo parecía más voluminoso y
tenía vello. Curiosa no me atreví a continuar la exploración. ¿Qué paso anoche? Seguro que estaba
soñando todavía. Grité, no era mi voz. Qué aspecto tendría, no me podían ver los niños. Busqué
un espejo, la imagen reflejada era la de un hombre. Sólo los ojos verdes me eran familiares. Mi
cabeza daba vueltas sin saber qué hacer. Tendría que seguir viviendo en mi nuevo cuerpo, pero
como explicarle a la gente, mi nueva condición. Y a mí misma, y a los niños. Sería así como se
sienten los transexuales. Mi mente sentía que ese cuerpo masculino no era mío. Mi cerebro me
repetía que esa no era yo. Ya no era Sandra, quién era entonces. Tras cuarenta años me sentía feliz
y contenta con mi cuerpo femenino. Me aceptaba y me amaba. Aprendí mucho del mundo y de mí.
Descubrí que hay que romper barreras y prejuicios y descubrir cosas cada día. Sin embargo, esta
mañana, todo era distinto. No quería salir de la cama. Tenía un cuerpo masculino con el que no
sabía qué hacer, ni cómo enfrentarme al mundo. ¿Qué espera la sociedad de un hombre, y él espera
del resto? Cómo debo de compórtame si salgo a la calle. Qué pensará la gente cuando les hablé en
femenino con este cuerpo. Al menos ya no me tengo que preocupar por si me miran los hombres
el trasero. ¿Cómo reaccionaré cuando vea a las mujeres? Necesito ir al baño. Me dirijo al inodoro
y me siento de forma automática, pero cuando mi vejiga comienza a vaciarse, ensucio todo el aseo.
Acabo de darme cuenta de que los hombres no orinan así. Tendré que aprender todo y desde cero.
Mi nueva vida empieza hoy.
Firmado por ANABEL PERAMO
44 SUEÑOS
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CON MIS VIEJOS OJOS
Cuando desperté, yo ya no seguía ahí. En el instante en que abres los ojos y aún no te han repartido
la vida de siempre, en ese segundo de libertad en el que ignoras quién eres o dónde estás, confundí
el camino de vuelta y noté que era otro. Otra, en realidad.
Mi antigua vida era un borrón, un tren en dirección a algún pobre desgraciado que cargaría con
mis lamentos de no haber llegado a nada, de ser un escritor que no quisieron leer y un hombre al
que no quisieron amar.
Me sorprendí por no sorprenderme de ser mujer. Pasé las manos por un cuerpo suave y di la luz y
estaba en casa y las manos eran idénticas a las mías. Siempre tuve dedos finos y largos, Stephanie
dijo que era el único español con las manos bonitas y quizá eso fue lo equivocó el camino. Y era
maravilloso porque, bueno, no sé por qué, pero no tenía miedo cuando siempre lo había tenido de
todo. Me quedé un rato en la cama y pensé: De modo que es así como viven los que tienen coraje.
Entraba más luz por las rendijas de la persiana y adiós a que una de cada tres respiraciones quedara
a medio hacer.
Por primera vez no me costó levantarme y fui al baño tarareando algo alegre hasta que me vi en el
espejo. Yo era ella, Miriam, la chica que dijo aquel no un veinte de octubre que no olvidaré.
Y supuse que en otro cuarto de baño ella lloraba con mis viejos ojos.
Lo siento, Miriam. Entiendo aquel no porque tenías esto y yo siempre fui de los que tapan este sol
de infancia de Machado que por fin entiendo. Lo siento de veras.
Firmado por JANNES
45 SUEÑOS
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CON OTRA PIEL
Me costó trabajo levantarme, había sido un fin de semana largo. Algo que había tomado me
hacía sentir mareado, no recordaba casi nada; solo una mujer. Desplazándome por la casa cual
sonámbulo me lavé la cara varias veces, me vestí y me hice una coleta para volver a la rutina de
cada día.
No sé por qué pensé que había engordado, el vaquero se me ajustaba a las caderas al entrar en
el coche.
Aparcando frente a la cafetería un hombre con gafas desde la acera me indicó que enderezara y
diera un poco marcha atrás. Me quedé mirándole extrañado, por si le conocía de algo y era incapaz
de recordarlo. Al bajar del coche ya no estaba, había seguido su camino sin más. No le quise dar
más vueltas y me encaminé a por mi café.
En la puerta dos hombres se hicieron a un lado para dejarme pasar, imaginé que estarían
esperando a alguien por eso me intrigó que me siguieran y se pusieran junto a mí en la barra. Me
resultó molesta esa cercanía y roce teniendo tanto espacio disponible así que les miré malhumorado
logrando unas sonrisillas por respuesta que me pusieron de peor humor.
Llegué con la hora justa a la oficina, con un aturdimiento en la cabeza como nunca había sentido.
En el ascensor me fui al fondo para apoyarme y las tres mujeres hicieron lo mismo, dejando
apartado a un chico alto que nos dio la espalda sin dar los buenos días. Estaba siendo un día muy
raro. Me llevé una mano a la cabeza, noté suaves las mejillas. La mirada de compasión de una me
hizo hablar: Me duele la cabeza. Estarás con el periodo, contestó.
Me volví al espejo y quién devolvió la mirada fue la mujer del fin de semana.
Firmado por TIRESIAS
46 SUEÑOS
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UN DIA TRANQUILO
Lo malo no es haberme levantado siendo una mujer, lo peor ha sido levantarme siendo una
mujer guapa, muy guapa.
Me he puesto la ropa que dejó en casa mi exmujer y, en cuanto he salido de casa, el vecino
del quinto, que nunca saluda, me ha sonreído con una babilla infame cayéndole por las comisuras.
Ya en la calle el frutero, al que tenía por un hombre serio, ha hecho referencia a los melones y me
he puesto colorado… colorada. He creído que en el coche estaría a salvo, pero en cuanto he
arrancado varios tipos me han chillado y uno me ha hecho un gesto obsceno con la lengua.
En el trabajo me he hecho pasar por mi hermana, pero mis jefes no han escuchado una sola
palabra sobre el proyecto que llevaba, uno solo miraba mi escote y el otro me explicaba todo como
si fuera estúpida. Varios compañeros casados me han invitado a tomar algo, incluido mi amigo
Luis, que puso ojos de carnero degollado cuando deslizó su número de teléfono en mi mano.
De vuelta el coche se ha parado en mitad de una avenida y, enseguida, ha llegado un grupo
de moscones a ayudarme, aunque no sabían una palabra de mecánica. Cuando ha llegado la grúa
el operario no me ha mirado a la cara y el mecánico ha preguntado por mi marido para explicarle
la avería.
He regresado en taxi y casi sufrimos un accidente porque el conductor no dejaba de mirarme
las piernas, al final no ha querido cobrarme la carrera a cambio de verme otro día.
Cuando he entrado en casa agotada, me he tirado en el sofá, pero entonces he empezado a
sentir malestar y un dolor intenso en el vientre, un día así solo podía terminar con la regla.
Firmado por J. OCOZOL
47 SUEÑOS
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RUTINA
Suena el despertador. El timbre quiebra tu sueño. Y la voz… los gritos de tu marido. Te da
un codazo para que salgas de la cama. De malos modos, te dice que ya tendrías que estar
preparándole el desayuno, que él se pasa el día entero trabajando y que a saber cómo lo pasarás
tú… seguro que tumbada en el sofá. Porque, según tu esposo, la casa tampoco tiene tanto quehacer,
no como él, jugándose la vida en la obra. Y los niños… “a esos los tienes todo el santo día en el
colegio”.
Más de lo mismo cada amanecer, un zarpazo de dolorosa rutina.
Confusa, te diriges al baño. Sin encender la luz, te echas agua en la cara, para refrescarte y
despejar el aturdimiento que te embarga. Te sientes rara, como si vivieras una pesadilla real. Te
miras en el espejo. La escasa luz del amanecer no te deja ver con claridad tus facciones. Enciendes
la luz. Sientes como si te hubiesen golpeado con una fusta de escarcha. La sangre se te hiela en las
venas. Tienes el pómulo amoratado. Pasas los dedos sobre la contusión. Una lágrima corre furtiva,
ajando tu semblante. Te reconoces bajo la mirada, pero no quisieras hacerlo. Quisieras gritar. Pero
el miedo te atenaza, ahoga tus instintos. Vuelves a mirarte. Giras la cabeza. Sobre la cama, aunque
te parezca mentira, sigue tu marido, sigues tú.
Firmado por TORREÑO
48 SUEÑOS
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LABERINTOS Y OSOS DE PELUCHE
Hay una desconocida que me mira con embeleso. Lleva días subiéndome el pantalón corto hasta
los sobacos y hablándome bajito como si fuera tonto. Me restriega contra sí, me besuquea, me
peina. Ni que fuera un peluche del Toysrus. Yo no puedo decirle nada, quizá por timidez, o porque
en realidad no conozco los detalles de esta casa que no es la mía. Quizá estoy en la antesala del
purgatorio esperando a ser juzgado por un pecado que no he cometido. Menéndez tuvo la culpa:”
oye que quien tuvo la idea de desviar los fondos del banco fue el director de la sucursal...” Ella me
mira con pena. Dice que no me entiende, que quién es ese Menéndez para ir al cole y cantarle las
cuarenta. Finalmente, callo y decido guardar silencio hasta que mi situación jurídica se aclare. El
caso es que no sé qué hacer. Necesito tiempo para pensar. Ayer me acosté al lado de mi mujer que
lleva meses sin hablarme, y ahora resulta que no mido más de metro y medio y que tienen que
acompañarme al baño hasta para hacer pipí. Puede ser el estrés, ¿Quién sabe? En cualquier caso,
ya empiezo a estar harto de mis compañeros de escuela. Me miran con recelo y me quitan las
galletas en el patio o se lían a darme mamporros de karateca. Si no fuera porque la monja que nos
vigila en el recreo resulta que es clavada a mi santa esposa ya habría armado un buen belén. Por
cierto, hoy no va a venir esa mamá plasta a buscarme. Quizá sea mejor así. Cuando salga del cole
pienso pedalear en bicicleta hasta el río. Quizá allí me encuentre con Menéndez o con la sombra
del hombre que fui.
Firmado por URBANELLI
49 SUEÑOS
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NINA Y NINO
Ha sido la noche más tormentosa de mi vida. Me he despertado desconcertada y voy al
baño con urgencia.
—¡No puede ser! Esto no estaba ayer en mi cuerpo. ¿Qué es esto?
Nina no puede creer la transformación que ha sufrido en una sola noche. Siente repulsión
de su propio cuerpo.
—¡Puag! Anoche debí beber más de lo que creo. Un sueñecito y me levanto nueva.
Con gran sigilo vuelve a la cama para no despertar a su marido. No puede dormir. Sus
apreciados pechos, su vagina que tanto placer les ha dado. ¡Han desaparecido! En su lugar un pene
con dos testículos. ¡Siempre ha deseado “jugar” con ellos, pero ajenos!
Rafa, entre sueños, se vuelve hacia ella para acariciar los pechos que tanto le gustan. Nina
intenta eludir la caricia sin conseguirlo y Rafa da un brinco quedando sentado en la cama. Enciende
la luz y se tranquiliza al ver a su mujer junto a él.
—¡Que sueño tan desagradable! Creí que estaba acostado con un hombre. ¡Ven aquí mi
amor!
—¡Un momento, he de ir al baño!
Nina trata de zafarse de sus brazos, pero no lo consigue.
—¿Qué es esto? ¿Quién eres? —grita amenazador con gesto repugnante.
—¡Te juro que no sé qué ha pasado! —responde Nina entre lágrimas. Con una voz cada
vez más grave que la deja aturdida.
De nada sirven los ruegos para solucionar la nueva situación entre los dos. Rafa recoge sus
cosas, se va de casa y envía a su abogado para tramitar el divorcio.
Nina, pasada la angustia inicial, se adapta a la nueva condición.
—¡No me voy a esconder del mundo, desde hoy seré Nino!
Siempre ha sido valiente y triunfadora como mujer. Tras muchos muros derribados, vuelve
a serlo como hombre.
Firmado por AVIRIMA
50 SUEÑOS
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El hombre no es consciente de lo que conlleva ser una mujer, lo bueno y lo malo, parece que en
pleno siglo XXI hemos evolucionado hasta conseguir una igualdad real, pero sabemos que no es
así, cada día los informativos se encargan de recordárnoslo. Con trescientas palabras es
complicado ponerse en el lugar del otro, he querido llevar el tema con humor, pero con un
trasfondo de realidad cotidiana.
REALIDAD COTIDIANA
Sonó el despertador a las siete, como cada mañana. Me desperté a oscuras para no molestar a
mi mujer que dormía plácidamente a mi lado, fui al cuarto de baño y al encender la luz, un fogonazo
violeta casi me deja ciego.
En cuanto recuperé la visión y me miré al espejo, vi el reflejo del cuerpo de una mujer preciosa
vestida con un pijama igual al mío.
Me toqué la cara, esa mujer espectacularmente bella, era yo, así que, como mi cuerpo había
cambiado, pero mi cerebro no, no pude reprimir acariciar esos pechos tan firmes y turgentes que
desafiaban a la gravedad, esperaba una erección, pero entonces me percaté que tampoco tenía pene.
Le robé un vestido a mi mujer, que me quedaba un poco grande al tener mejor tipo que ella,
con el sujetador fue imposible, ninguno era capaz de aguantar el volumen de mis senos, y con las
bragas ni lo intenté, no fui capaz de enfrentarme a verme con vagina, así que seguí con mis
adorados calzoncillos.
Cuando salí a la calle noté como los hombres con los que me cruzaba me devoraban con sus
miradas lascivas, alguno incluso se atrevió con algún piropo, que antaño me hubiera parecido muy
divertido, pero ahora me resultaba tremendamente soez.
Ya en el metro percibía cómo desconocidos se colocaban detrás de mí y rozaban su sexo contra
mi cuerpo. Esa sensación de inseguridad totalmente nueva para mí, me provocaba tal estado de
indefensión que de mis ojos brotaron lágrimas de impotencia.
En cuanto se abrieron las puertas del metro, salí corriendo y me caí, cerré los ojos y cuando los
abrí, volvía a estar otra vez en mi habitación, con mi mujer, el despertador aún no había sonado,
pero mi percepción de las mujeres había cambiado para siempre.
Firmado por GEMALBA
51 SUEÑOS
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POR SI MAÑANA VUELVO A SER YO
Me giro y estiro el brazo. ¿Qué hago sola en la cama? La almohada está húmeda. Caí en
manos de Morfeo con los ojos llorosos, otra vez. Huele a café y reconozco el sonido del
exprimidor. Zumo de naranja natural, ¿un martes? Supongo que se habrá desvelado después de su
visita matutina al baño y un sueño tan reparador tras haber cerrado los ojos sin pronunciar unas
buenas noches.
Mientras me desperezo noto un saco de huesos sobre mí y una boca empieza a besarme
cariñosamente dejando caer algún mechón de pelo. ¿Qué ocurre? Algo extraño sucede; el tanga
negro que me puse esperando una noche loca es ahora un calzoncillo de Calvin Klein a punto de
estallar. Y sin darme cuenta mis manos van directas a unos pechos turgentes, con unos pezones,
de los que mi lengua no se separa.
Debo de estar soñando. Una ducha será lo mejor. Me miro al espejo empañado por el vaho
–hoy se me han adelantado- y no hay rastro de mi melena rubia. Abro el grifo y me enjabono sin
importar cuál es el bote de gel y cuál es el de champú. Salgo con los pies mojados y me da igual
que se moje el parque. Todavía con el cuerpo mojado abro el armario. Tanta ropa me abruma y
decido ponerme la ropa del día anterior, solo cambiando de camisa.
Me tomo el zumo y el café que ha preparado para mí. Y no soy capaz de encontrar una
respuesta. Me limitaré a dejarme empujar por la mano invisible de Adam Smith en versión
moderna, a vivir el día a día con pantalones o con falda. Eso sí, aprovecharé la situación y le
compraré el anillo que tanto tiempo llevaba esperando. Por si mañana, vuelvo a ser yo.
Firmado por PIPITA
52 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
VIVA LA VIDA
Son las siete y cinco de la mañana y Cold Play suena en mi despertador con su himno: viva la
vida.
La cama estaba revuelta y la sensación de haber soñado de manera muy intensa hacían que
mi cabeza estuviese aturdida y un poco confusa.
Pero al comenzar a moverme las sensaciones habían cambiado respecto a la noche anterior.
De repente mis ojos comenzaron a enviar una información que mi cerebro no procesaba con
claridad. Las manos que aparecían ante ellos eran pequeñas y frágiles, nada que ver con mis manos
de mecánico, grandes y fuertes. Alarmado ante la nueva realidad que mis ojos mostraban, salté de
la cama en busca de algo que me aclarara lo que estaba pasando. Entré en el baño de mi
apartamento y poniéndome frente al espejo, descubrí algo que me dejó perplejo.
Unos ojos verdes, grandes y penetrantes, me devolvían la mirada desde una cara de mujer.
Esa cara me resultaba familiar, a mi mente acudió el recuerdo de un sueño en el cual yo me
había transformado en esa mujer. Mi mente se debatía en la frontera entre la realidad y el mundo
de los sueños.
Lo siguiente fue quitarme la camiseta de pijama y descubrir dos pechos pequeños, pero bien
proporcionados. Un cuerpo fino y frágil, muy diferente del cuerpo grande y musculado que tenía
anoche.
De repente mi cuerpo me avisó como cada mañana que tenía la vejiga llena. Ahuequé el
pantalón del pijama y descubrí que también la forma de ir al baño había cambiado.
Tener que sentarme para aliviar la presión de mi bajo vientre era solo el primer paso de un
nuevo camino que se abría ante mí.
¿Que más cosas cotidianas habían cambiado en mi nueva realidad?
Tenía toda la vida para averiguarlo.
Firmado por ATILA
53 SUEÑOS
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CONVERSION MATUTINA
Era tarde y me fui a descansar. Hacía mucho tiempo que no lo hacía, pero yo, diariamente, acudía
a la cama por si era en día en que por fin, mis sueños dejasen de ser pesadillas que me hiciesen
amanecer desganado y sin color.
Pasadas unas horas escuché un despertador, “¿Dónde estaba la melodía de los hombres de
Harrelson?”, me pregunté casi a la vez que me daba respuesta “¡Esas actualizaciones del Android
me han cambiado la melodía!”.
Como cada mañana, pero curiosamente sin arrastrarme a causa del cansancio, fui a la cocina y
preparé la cafetera. Mientras subía el café fui al baño.
“¡Eh! ¿qué?” Miré el espejo del baño con sobresalto y especial atención. Miré detrás mío. No
había nadie. Estaba completamente solo. El espejo del baño me mostraba de forma diferente a la
acostumbrada. Era yo, pero no era yo. Mi cuerpo tenía forma de mujer.
Todo era confuso, era el primer día que preparaba la cafetera, siempre lo hacía mi madre, ¿dónde
estaba mi madre?, sin duda, estaba soñando, con mucha calidad, pero soñando. Me pellizqué, me
pellizqué y me dolió, no estaba soñando. Me di cuenta de que algo extraño estaba pasando. Mi
vida había dejado de ser mi vida, mi melodía del móvil ahora era una canción de Shakira, mi cuerpo
había transmutado, ¿y mi madre? ¿sería mi madre? ¿y mi trabajo? ¿seguiría siendo el director
técnico de la empresa? Y ahora... ¿de quién me sentiría atraído?
No había respuestas, Empezaba una nueva vida y seguro que habría más sorpresas, aunque seguro
no tan importantes como la que había descubierto al levantarme.
Me había convertido en una mujer.
Firmado por LAMARI POVAL
54 SUEÑOS
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DISFRAZANDO LA DESIGUALDAD
Salma al darme las buenas noches me susurró: yo nunca podré ser como tú. Era la primera vez, lo
confieso, que presté atención a mi hermana.
Pasé parte de la noche inquieto, sin conciliar el sueño. En mi mente retumbaban las palabras que
mi hermana repetía, siendo pequeña, siempre que le prohibían realizar alguna actividad no digna
de su sexo: ¡Ya veréis cuando yo sea un niño!, apostillaba.
Deseaba que amaneciera pronto para olvidarme de aquellas inoportunas palabras. Pues, ¿cómo se
atrevía Salma a invadir y mortificar mis sueños?
¡Por fin suena el despertador!
Me levanto fatigado y confundido.
Abro los ojos y me topo con una vestimenta apagada bien dispuesta sobre el respaldo de la silla.
¡Qué atrevimiento! ¿Qué hacen las ropas de Salma en mi habitación?
- ¡Esto debe ser una broma!. Pues sigamos con ella, me envalentono. Las tomo entre mis manos y
después de averiguar cómo es su arreglo adecuado me disfrazo con ellas. Me sitúo frente al espejo
y me horrorizo; solo me reconozco por la mirada, pues mis ojos es lo único que queda al
descubierto. Quiero huir de mi habitación, pero algo lo impide, la llave está echada. Golpeo la
puerta enérgicamente sin recibir respuesta. Tras una pausa eterna, mi padre abre airadamente.
¡Kaoutar! qué escándalo es este, me dice vociferando y agitándome virulentamente. ¿Has olvidado
que el compromiso ya está acordado? Tú no tienes ni voz ni voto en este acuerdo; permanecerás
en tu habitación hasta que estés preparada para ser entregada a tu futuro esposo.
Espero y deseo que no me decepciones pues Tamhur, caballero de honorable palabra, ha convenido
pagarme una dote cuantiosa por una esposa complaciente.
¡Por fin zanjaré mis deudas! Salió exhibiéndome todo su desprecio y cerró la puerta.
Yo en silencio, me ahogué en el mar de olvido.
Firmado por SALOME
55 SUEÑOS
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SUEÑOS POR BULERIAS
Cuando sale de dar su clase de baile persiste el mismo sueño, ponerse un traje de flamenca,
subirse a un tablao y mover la cola por bulerías. Como dice su profesora: —es que tienes arte,
bailas con las entrañas. —Entonces se acuerda de su abuela que le decía: —qué andaduras de
bailaora, con ese culito respingón que quita el sentido.
Pero llega a casa, abre el armario, ve el traje de corto que cuelga en su interior y aflora un
lamento. Sabe que eso es lo que se pondrá cuando acuda a la caseta de su empresa en la feria si
quiere conservar su puesto como secretario en el Consejo de Administración.
Firmado por MABLE
56 SUEÑOS
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EL FESTIN
El pueblo se ha despertado alarmado; durante la pasada madrugada han desaparecido quinientas
botellas de vino tinto y el culpable sigue por ahí, en libertad. Todo apunta a que, bajo el abrigo de
la noche, el ratero y sus compinches, han profanado la sagrada sacristía y se han llevado las
provisiones, enfrascadas en vidrios verdes de a litro, colocadas en cajas de madera y sin bendecir.
Muchos vecinos se miran desconfiados, entre las cortinas para las moscas. Las viudas piden
clemencia mientras encienden sus velas y los niños, ajenos al desespero de la plaza, juegan al balón
bajo los pórticos del santo lugar.
Sin duda el más nervioso es el párroco. El día que ha seguido al robo, con furia y aparente
desconcierto, ha llamado puerta por puerta, se ha metido en todas las cocinas y ha pedido,
inquisitivo, abrir armarios y cajones, pajares y trasteros, esperando dar con los bellacos que han
perpetrado el delito mientras el pueblo dormía.
En la capilla, el único testigo ha sido la Virgen, quien, coronando el ábside y con la mirada aturdida,
parece confesarle a todo el pueblo, que en sueños ha decidido bendecir el festín.
Firmado por H. WAPSHOT
57 SUEÑOS
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EL DESPERTAR
Tras largas celebraciones de Fin de Año, la muchacha se quedó dormida sin esfuerzo. En sus
sueños seguía de fiesta. Invitados por aquí y por allí, gente celebrando lo que estaba por venir. Y
ella sin saber cómo, se encontró de repente en una torre antigua y con un vestido que no era el
suyo. Tocó algo, se quedó dormida y más tarde se despertó. Alguien decía: “vamos, Bella
Durmiente, ha llegado la hora de que despiertes”. Miró alrededor pero no había nadie; bajó las
escaleras y no había cambiado nada, todos reían y charlaban. Confundida, no dejaba de buscar algo
fuera de lo normal, pero de repente, todo empezó a desvanecerse. La muchacha abrió los ojos
lentamente y los primeros rayos del sol del año nuevo la saludaron.
“¡Qué raro!”-pensó ella. Había soñado que se quedaba dormida y se despertaba en su propio sueño.
Lo había sentido todo muy real como si ella fuese esa princesa de cuento. Las palabras de la voz
misteriosa se quedaron un rato en el ambiente. Tras unos minutos de reflexión y una ducha caliente
comprendió el mensaje. Nada tenía que ver con viejas historias. Ella siempre había querido hacer
cosas, pero no se atrevía; ese mensaje le invitaba a despertar de su letanía y disfrutar de la vida. Y
así, como un año viejo muere y otro nuevo renace, decidió dejar su antigua vida atrás; la muchacha
se “despertó”.
Firmado por ANGIE
58 SUEÑOS
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VOLAR HACIA OTRO RUMBO
Y de pronto abrí mis ojos, no me sentía mi cuerpo, miré hacia abajo y me aterré cuando vi que
me había convertido en una mosca.
Fui hasta la cama, y cerré mis ojos, pensaba que eso solo era una pesadilla, y que abriéndolos
volvería a mi realidad, pero no fue así, al abrirlos seguía siendo una mosca.
Sin saber muy bien que hacer, se me ocurrió una idea, lo mejor era volver a casa, para eso debía
volar durante días, pero no me importaba, necesitaba sentir el calor de mi hogar, quizás allí todo
volvería a la normalidad, y aquello solo sería un mal sueño.
Durante el viaje, sufrí mucho, adaptarme a mi nueva vida no era fácil, alrededor de mí volaban
otros insectos, algunos de mirada amenazante, pero otros pronto volaron a mi lado, fue ahí cuando
empecé a darme cuenta de que quizás este nuevo mundo no era tan diferente del mío, aquí también
existía lo bueno y lo malo…
Después de mucho volar llegué a casa, allí estarían mis amigos, mi marido, pensaba que estarían
desolados, preocupados en que habría sido de mí, pero no fue así...
Habían pasado solo unas horas, mi marido ya había buscado consuelo en una de sus ex, y mis
amigos habían salido al bar para criticar y chismosear un rato sobre los motivos de mi partida.
Ninguno pensó en que desgracia podría haberme pasado, se limitaron a pasar página…
Mi nuevo mundo se vino abajo, estaba triste, había dado mi tiempo aquellos que ahora me
olvidaban, pero quizás la vida me daba la oportunidad de volar, de soñar tan alto como había
querido siempre, sabía que nuevos peligros me acecharían, pero ahora no volvería a confiar en
nadie, ahora solo quería ser yo…
Firmado por PRINCESA IBERA
59 SUEÑOS
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EL CROMAGNON QUE ME HABITA
Atrapada en un espacio turbio, en un territorio enigmático, confuso. Así te sientes cuando, tras un
sueño ligero, despiertas a una realidad ambigua que proyecta una imagen a años luz de la mujer
que eras hasta hace unos minutos. Sientes como si, de repente, se hubiera esfumado esa mujer
enérgica, eficaz, activa, esa mujer que tenía la vida perfectamente estructurada y organizada: las
intensas reuniones con viejos dinosaurios de las finanzas, el gimnasio a la hora de la comida, los
quehaceres domésticos, las tareas de los niños, sus actividades extraescolares, sus baños y sus
cenas. Te sientes como si esa mujer que iba por el mundo a mil revoluciones fuera un ente extraño,
desconocido, ahora que habitas bajo la piel de un tipo que presume de una tripa abultada, del uso
de un lenguaje soez y limitado a cuatro expresiones pueriles, ahora que no tienes que prestar
atención al tiempo, a su dimensión, ahora que con cualquier excusa superflua puedes liberarte de
compromisos a los que no quieres atarte y disponer así de más tiempo para tu ocio, para no exigirte
el cumplimiento de unas tareas que ya harás en otro momento o, lo que sería mejor, que las hiciera
otro.
Tras la confusión inicial, descubres que, con el paso de los días, tampoco se vive tan mal. Que
el estrés es asunto del pasado. Que es un lujo llegar a casa por las noches tras una agotadora
jornada laboral leyendo páginas deportivas en Internet y encontrarse la despensa llena (como si los
alimentos se hubieran teletransportado de una manera mágica) y con esos pequeños demonios que
tienes por hijos ya acostados y dormidos. Que tomar una cerveza, tumbado en el sofá viendo el
partido de fútbol de turno, es el mejor antídoto para la depresión.
Firmado por BEN O. BOZ
60 SUEÑOS
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DURO POR FUERA, TIERNO POR DENTRO
El sol empezaba a despuntar, como cada día la feminidad rebosaba por cada uno de sus poros en
cuanto abría los ojos. Lo que percibió le pareció extraño, pero lo extraño la seducía, no en vano
elegía la distopía para sus lecturas nocturnas. Creyendo seguir aislada en un sueño y atrapada por
las sensaciones tan misceláneas que la cercaban, se aventuró a vivir del mismo modo que lo había
hecho durante los treinta y cinco otoños andados.
Solo su hechura había mutado, no sus sensaciones, ni su porte, ni su belleza, ni su sensualidad.
Todo permanecía intacto. La fascinó la visión que el espejo le devolvió. La excitó acariciarse en
la ducha, palpar la dureza de su musculatura, el tamaño de sus extremidades o descubrir partes de
su cuerpo tan distintas y tan parecidas en su sentir.
Vaqueros y camiseta tal vez demasiado ajustados, zapatillas con el talón pisoteado, reliquias
olvidadas por un tío cualquiera que ahora agradecía haberlas venerado. Cambió las zapatillas por
unas de su número en la tienda de abajo, después se sentó en la misma mesa donde siempre
desayunaba, justo enfrente del edificio donde cada día disfrutaba de al menos ocho horas diseñando
la carrocería de algún coche futurista. Sus ademanes naturales no tardaron en provocar miradas,
sonrisas y murmullos de intolerantes que creyó extinguidos, como los dinosaurios.
Su nueva estela la persiguió hasta su despacho. Le dolió cada mirada opresiva en la sala de
reuniones, donde fue el centro de atención aun antes de abrir la boca, en la sesión de los lunes a
primera hora.
Seguía siendo la misma persona de siempre, su intelecto, su profesionalidad, su educación, sus
maneras, su locuacidad cuando tuvo el turno de palabra. Todo en ella era lo mismo, pero nadie fue
capaz de verlo. ¿Y que veían entonces?
Firmado por VEVES KALA-KALA
61 SUEÑOS
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UN PEQUEÑO DETALLE
Mira que mal me sabe que me despierte la vejiga llena, con lo a gusto que estaba yo soñando
con una playa en Tailandia. Antes no me pasaba, debe ser cosa de la menopausia.
Pero ¿qué carajo es esto que tengo aquí abajo? No puede ser, seguro que todavía estoy dormida.
Vaya, en mi armario solo hay de ropa de tío, y tengo que irme a trabajar.
Mi mesa la ocupa una chica nueva y mi nombre está en la puerta del despacho del director, ¡al fin
se reconoce mi valía! Convoco una reunión y todo el mundo me escucha, no me interrumpen
continuamente. Y mi propuesta que ayer les parecía fatal, hoy es estupenda.
Acaba la jornada y mis compañeros proponen que vayamos a tomar una copa al club, pero les
esquivo con elegancia. Soy un hombre, pero no quiero ser un putero. Debería afearles la conducta,
pero no quiero enemistarme.
Ya es de noche, y vuelvo a casa dando un paseo. La calle está a oscuras, pero no tengo miedo. La
chica que camina delante de mí parece asustada. Mejor me cambio de acera y dejo que se vaya.
Que extraño: en todo el día nadie ha hecho referencia a mis kilos de más, ni a mis canas, ni me han
preguntado cuándo pienso tener hijos, por aquello de que se pasa el arroz.
Me voy a dormir con la extraña sensación de que, a pesar de ser la misma persona, la vida es
diferente. Me duermo y sueño con una sociedad donde no importe el pequeño detalle de lo que
cada cual tenga entre las piernas.
Firmado por PESIMISTA UTOPICA
62 SUEÑOS
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LA FILOSOFIA DE LO COTIDIANO
Tic-tac, tic-tac, tic-tac… ¡Me he dormido! Debo ponerme ya a hacer el trabajo o si no, no
podré aprobar Filosofía. “¡Céntrate!” me digo a mí mismo. Voy rápidamente a preparar todas las
cosas, cuando de repente noto un extraño peso donde normalmente no había nada. En un visto y
no visto voy al baño y la imagen es indescriptible. ¡Despierta! me grito mirando al espejo. ¡Estoy
alucinando! ¡Mi cuerpo ha cambiado totalmente! No tengo nada normal en mí… Mi voz no es la
misma, ¡mi preciada barba ha desaparecido! Creo que voy a llamar a un amigo para que me ayude
a afrontar la situación… Estoy teniendo una especie de pesadilla o sueño extraño… Como no llega,
voy a buscarlo. Al salir a la calle noto que es verdad, me he convertido en un ser del sexo opuesto
totalmente. Veo tonos que antes no apreciaba y hasta pienso de otra manera. Pero cuando creo que
nada podía ir peor… Un imbécil me llama desde la otra esquina y me dice unas cuantas
obscenidades… ¡¿Que se ha creído?! Todo eso me lleva a pensar, ¿por qué hemos hecho
distinciones de sexo? No tengo ni idea… El hombre azul y la mujer rosa… Camiones y muñecas…
Incluso la sociedad es diferente contigo si eres de “x” sexo y no del otro. Con esa idea estoy yendo
a casa para terminar en trabajo de Filosofía. Sin darme cuenta, este cambio me ha hecho plantearme
las reglas de lo establecido, sin saberlo, he hecho Filosofía.
Firmado por SAPERE AUDE
63 SUEÑOS
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LA ESTROGENORFOSIS o la inopinada ovarización del maese García
Nada más abrir los ojos, García, miró a su alrededor. Percibió un suave aroma a cocido.
Intentó recordar si en la alacena aún conservaba algo de la jornada anterior—. «No es eso;
seguramente es la señora Diot—la mesonera—: los domingos suele preparar muy temprano su
estofado de nabos, pero, no obstante, hoy es sábado, ¡creo!». —reflexionó. Al levantarse del
camastro, se dirigió hacia la jofaina; se enjuagó la cara: —. ¡Pardiez!—exclamó al contemplar sus
pupilas azuladas como un cielo de primavera; sus largos cabellos, anaranjados como las hojas de
los cerezos, le caían sobre los hombros; sus pómulos, salpicados por innumerables pecas. Jamás
se había topado con semejante desatino. En ese momento, fue consciente de su verdadera
naturaleza: ¡se había convertido en mujer! Colmado de admiración, palpó su rostro, acarició su
pelo, sus senos—. «Aún sigo aquí, es cierto—pensó—, pero ¿qué extraños encantamientos son los
que en mí han operado? Recuerdo que, anoche, antes de irme a dormir, jugué a las cartas con aquel
médico teutón y su zangolotino amigo; infausto recuerdo, sin duda; quizás lo imaginé, sí, ¡eso!, ¿o
no? ¿Era un sueño muy vívido, aquel en el que todos me llamaban maese, o acaso es, el ahora, un
mero desvarío? Soñé que dormía, pero ahora estoy despierto, eso, al menos, es lo que debería ser.
Sí alguien llama a la puerta no abriré… ¡Alguien viene! Me haré pasar por otra persona: ¡les diré
que soy su prometida!, o un familiar venido de lejos, sí, ¡eso! ¡No sé! Lo mejor sería dejar el
ministerio, mudarme a otra ciudad; cambiar de amistades, ¡sí!; tal vez fueron ellos me
abandonaron, aquí, en estos vulgares aposentos. Ya no sé quién soy, ¡ya no me reconozco!; mi
nombre es García, sí, es lo único que recuerdo».
Firmado por PETER DISEPTI
64 SUEÑOS
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SOCORRO, QUIERO SER MUJER
Erase como de normal, una noche corriente nuestra protagonista Julita se fue a dormir. Julita tenía
sus rutinas antes de acostarse; las cuales seguía metódicamente como el buen funcionamiento de
un reloj suizo.
Después de cenar hacia sus ejercicios de yoga, después le seguía una ducha y después se echaba
sus cremas para cada parte de la cara.
Mientras dormía empezó a sudar y sudar y empezó a dar vueltas; estaba teniendo alguna clase de
pesadilla.
Sin encender la luz se levantó al baño con los ojos cerrados por las legañas a refrescarse.
Se sentó en el retrete a mear aún con los ojos cerrados cuando vio que se estaba meando los pies,
se levantó enseguida y noto algo entre sus piernas que la colgaba y se lavó la cara rápidamente.
Julita grito asustada diciendo, quítame esto; movía el miembro de un lado para otro, como si de
uno de esos movimientos fuera a desaparecer.
No solo no desapareció, sino que al llevarse la mano al pecho vio, que su pecho había desaparecido,
ahora estaba lleno de pelo.
Julita era un hombre y empezó a depilarse y maquillarse para ocultarlo, su desesperación era tal
que tapo todos los espejos de la casa.
Se puso un abrigo largo encima del pijama y se fue corriendo a urgencias; Julita les dijo a los
médicos de guardia; que la curaran que ella era una mujer y la había pasado esto.
Los médicos no creyeron su historia y la mandaron encerrar. Los enfermeros la ataron en la camilla
y de repente hubo mucha luz que la cegaba.
Entonces Julita despertó y corrió al baño era toda una pesadilla.
Firmado por HORCAJO
65 SUEÑOS
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EL ASCENSO
Mi cuerpo desmejorado por la flacidez abdominal empezaba a desperezarse como cada mañana
desde el último año. Abría los ojos lentamente, aturdido. Era una suerte no tener que preocuparse
por esos kilos demás ni por el vello corporal. Tal vez, lo único que me inquietaba era la creciente
calvicie que se había apoderado de la imagen que me devolvía el espejo y esa barba incipiente tan
difícil de domar.
El traje bien cuidado, la corbata, los pantalones con la raya en medio, colonia unisex, unos pasos,
dos vueltas de llave y… a trabajar. En la reunión, Elvira Sanjuan presentó su proyecto. Su trabajo
era impecable, sin duda. Reconozco que, últimamente, estaba empezando a mirarla de otra manera,
su olor corporal me atraía, ahora, como un imán y hubiese buscado su proximidad, si no hubiese
sido, porque me parecía que esos absurdos intentos de “ligoteo” y toqueteo hacia una compañera
de trabajo, eran bien molestos. Además, su trabajo solía ser el mejor, el más eficaz, pero no el más
valorado.
- ¡Qué guapa te pones Elvira, cuando presentas un nuevo proyecto! ¡Enhorabuena! Por cierto,
llevas un roto en la media - río el Director de Estudios de Mercado, ante la complicidad del resto
de la junta. Ahora es su turno, Pérez, -continúo.
- ¡Magnífico estudio Pérez: bien planteado! ¿Creé que los costes de producción serán sostenibles?
- preguntó el Director de Estudios de Mercado, después de mi intervención.
Sonreí aliviado. Ya no importaba, si llevaba o no un roto en la media. Ya daba igual, si estaba
guapa o era fea. Todo se lo debía a un mal sueño, a una metamorfosis que me convirtió en hombre,
en la mañana del 24 de junio, llamémoslo: cambio de sexo, llamémoslo pacto con el diablo…
Adiós, depilación láser. Bienvenido, prometedor ascenso.
Firmado por CARMINA BURANA
66 SUEÑOS
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MI VIDA TRUCADA
El sudor recorría mi frente y mi rostro, notaba los latidos de mi corazón que reflejaban la pesadilla
que acaba de tener. Al levantarme de la cama y poner rumbo al cuarto de baño, solo pensaba en
refrescarme la cara y respirar aliviada, pero todo dio un giro radical, cuando todo mi mundo se
paró. La imagen que tenía delante de mí, el reflejo que había no era yo, era…un hombre. No había
sido una pesadilla, era tan real, que hasta mi miembro viril era autentico. ¿Qué estaba pasado?
¿Acaso me he vuelto loca? Intente tranquilizarme, pero era casi imposible no gritar. Salí a la calle,
lo necesitaba. La gente me miraba, las mujeres me piropeaban y las más jóvenes me tiraban besos.
¿Era real o seguía soñando? No entendía qué pasaba, pero, necesitaba respuestas. Fui a mi lugar
de trabajo, y todo seguía igual, todo, menos yo. Mi jefe no me reconocía, pensaba realmente que
era un hombre, el muy cretino, se puso a hablarme de fútbol y mujeres. Cerdo…siempre lo había
pensado. Mis compañeras me miraban con deseo, esa sensación fue aún más horrible, sobre todo
la mirada deseosa de Jenny, la más puta de la oficina, digámoslo así.
Dios, no sé qué ha pasado, ni sé cómo he llegado a este cuerpo, pero mi mundo se ha puesto patas
arriba. Siendo mujer parecía invisible, y ahora hasta me invitan a cervezas y a fútbol. Mi vida ha
sido trucada, y lo peor de todo es que me gusta.
Firmado por YAIZA MENDEZ
67 SUEÑOS
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KAFKIANO
Una noche de verano me desperté empapado en sudor. Había estado soñando que estudiaba para
un examen de Ciencias Naturales. Y entonces comprendí que aquellas MARIPOSAS que sentía
en el estómago cada vez que te veía habían involucionado. Me hiciste PUPA y me arrastré por el
suelo como una ORUGA. Y salí convencido de que no me iba a costar dejarte, pues me lo habías
puesto a HUEVO. Así es que fue curioso, a la par que kafkiano, soñar que me había convertido en
humano. Con lo que a gusto que se vive siendo un lepidóptero.
Firmado por FOREST GUMP
68 SUEÑOS
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COMO HACEN LAS SEÑORITAS
Abrí los ojos e intenté cerrar las piernas. Era el día de mi 23 cumpleaños y se suponía que iba a ser
muy especial, pero a mí no me estaba gustando un pelo cómo comenzaba. A propósito del pelo,
tenía pelo en el pecho, en los muslos… incluso en la espalda. Y la cabeza rapada casi al cero (¿pero
qué demonios hacía yo sin melena?). Nada más levantarme, tuve que enfrentarme a la primera
prueba del día: hacer mis necesidades a 30 centímetros de distancia del inodoro. Yo solo quería
mear, no participar en unos malditos Juegos Olímpicos. Ya no quería sentirme especial en mi día
especial.
Sin embargo, entré en la cocina para desayunar y nada había cambiado: me seguía divirtiendo
sumergir los cereales en zumo de piña, echar muy poca mermelada a unas tostadas apenas tostadas,
y tomar alguna pieza de fruta madura fuera de temporada. Antes de devorar la última uva de
cámara, solo podía pensar en qué tipo de deshecho iba en cada contenedor. Y en que me resultaba
odioso que continuase lloviendo, pero, a cambio, podría lucir mi paraguas de Ágata Ruiz de la
Prada cuando tocase salir a la calle.
El espejo que los caseros habían colocado entre la cocina y el salón me hizo recordar que en esta
mañana también tenía una barba de varios días que había crecido de uno para otro. Me senté en el
sofá con las piernas abiertas, como hacen las señoritas, y contemplé desde la distancia mi colección
de DVD de Almodóvar no devueltos a la Biblioteca Municipal. ¿Qué me apetecía ver hoy? ¿Todo
sobre mi madre? ¿La mala educación? Recordé que era de mala educación sentarse con las piernas
abiertas, pero también que mi película favorita seguía siendo Todo sobre mi madre. ¿Qué había
cambiado entonces?
Firmado por CECILIA C
69 SUEÑOS
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CIEGOS PARA VER NUESTRA DIFERENCIA
Me llamo Alma, tengo 14 años, vivía normal hasta que un día...
Eran las 23:00, me fui a dormir, mis padres miraban la tele y mi hermana dormía.
Esa noche tuve un extraño sueño: aparecía yo en un lugar en que todo estaba vacío, había un hada,
era muy bella, tenía una larga melena rubia y brillante, y sus alas eran preciosas, llevaba un vestido
largo adornado con perlas.. Se acercó a mí, y me dijo:
-Alma, eres una niña especial, y por eso te someteré a una prueba -su voz era maravillosa, tan
dulce. - Te haré ver las cosas de otra forma, sé que tu entenderás que estamos ciegos para ver
nuestras diferencias.
No me dio tiempo de contestarle cuando me desperté. Me sentía rara, me miré en el espejo y solté
un grito, por suerte no me escucharon, mis rasgos eran diferentes, tenía el pelo corto y había
perdido todas esas características femeninas que tenía, entonces vi que ¡ME HABÍA
CONVERTIDO EN CHICO!
Recordé las palabras del hada, esa era la prueba.
Mi madre me llamaba, decía: ¡Alán!, se refería a mi porque ya era un chico.
Fui al instituto como cualquier otro día, todo era normal, pero a la hora del recreo, resulta que
todos querían que me uniese a su equipo de deporte, antes nadie me decía nada.
Me sentía menos delicada que antes, también en casa me mandaban más a hacer recados. Así
pasaban los días, más libertad de acciones, más cosas que podía hacer…
Una noche reflexionaba: teníamos un diferente estilo de vida, las chicas y los chicos, todos decían
que somos iguales, pero ignoraban algunas diferencias que no se veían hasta comprobarlas
personalmente.
Al día siguiente había vuelto a la normalidad, supe que había entendido el mensaje del hada.
Firmado por BRENDA HOMNOKS
70 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
EL VIAJE
Al amanecer y sin abrir los ojos, Alberto hizo lo de todos los días, rascarse las pelotas. No las
encontró
Creyó que estaba soñando y volvió a hacer lo mismo. Tampoco las encontró.
Abrió los ojos y se miró la entrepierna.
Dio un grito y se sentó en la cama. Se destapó y… oyó aplausos.
Miró a su alrededor. Cientos de personas le miraban.
Estaba en una plaza. El sol le golpeaba la cara. No entendía nada.
Volvió a mirarse la entrepierna. No tenía nada. Bueno, en realidad, no tenía nada masculino. Lo
que allí había ahora eran los genitales de una mujer.
Volvió a mirar a la multitud. Intentó increparles, pero no pudo hablar. Intentó salir de la cama,
pero no pudo hacerlo. Intentó entender, pero solo pudo comprobar que sus pectorales habían
aumentado de tamaño. Es decir, tenía dos tetas como dos carretas.
La multitud iba aumentando. Algunos se aproximaron y comenzaron a hacerse fotos. Otros le
lanzaban monedas.
Entonces se tapó completamente. Cerró los ojos. Pensó que estaba dentro de una pesadilla y
cuando se convenció de ello, se destapó y abrió los ojos.
Sintió manos tocando su cuerpo. Muchas manos. Lenguas. Intentó gritar, pero no pudo. Unas
manos le taparon la boca.
Cerró los ojos. Los volvió a abrir.
Ahora era una niña. De unos diez años. Veía sombras. Estaba sujeta por algo o por alguien. De
pronto, sintió dolor en su sexo. Una cuchilla. Sus gritos eran mudos.
Cerró los ojos. Los volvió a abrir. Estaba en una plaza. El sol le golpeaba la cara y…
Al amanecer y sin abrir los ojos, Luis, hizo lo de todos los días, rascarse las pelotas.
Firmado por OKORIADES
71 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
EL NACIMIENTO
Cuando abrí los ojos, no era yo quien los abría. Era ella. Clara había conseguido tomar el control
y ahora sonreía orgullosa y satisfecha. Después de tanto tiempo enfrentándome a varios trastornos
de identidad disociativos y acudiendo a expertos en busca de ayuda, no conseguí evitar este
desenlace. Y aquí estoy despojado de todo poder, pequeño y vulnerable ante el dominio que Clara
ejerce sobre mí. Ya no hay vuelta atrás. Me quedaré atrapado en un rincón de mi propia mente, su
mente, como un vano recuerdo de lo que una vez fui.
Cuando Lucía se levanta, o debería decir cuando yo me levanto, lo primero que hago es mirarme
en el espejo. Me miro con una media sonrisa y gesto desaprobador. Iba a necesitar algunos
cambios, eso resultaba obvio. La masculinidad que este cuerpo tuvo en el pasado ya no tenía
cabida. Ahora mi postura había cambiado. Mis gestos eran otros. Incluso mi propio gato me bufaba
como si no supiese quien era.
Por fin podría mostrarme al mundo sin miedo. Porque yo, tras una interminable lucha interior,
había descubierto quién era realmente. Siempre estuvo ahí. Esa voz interior que me hacía ver que
no encajaba. Pero esa voz, que al principio era un susurro se fue convirtiendo en una conversación,
incluso en un fuerte grito que sentía constantemente en la parte trasera de la cabeza. Y al final
sucumbí a ese grito. A sus argumentos.
Nada podía hacerme cambiar de opinión y nada podía pararme. Cuando la gente girase la cabeza
al verme pasar, yo me erguiría orgullosa y… feliz. Porque al fin era feliz. Al fin y al cabo, eso es
de lo que se trata, ¿no creen?
Firmado por MICHEL
72 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
UNA NUEVA YO
Recuerdo aquel día como si fuera ayer…
Abrí mis cansados ojos y los volví a cerrar rápidamente. Me di cuenta de que tenía un horrible
dolor de cabeza y notaba una ligera hinchazón en el vientre. Mi día acababa de comenzar, pero
solo quería que el final llegara pronto.
Hice de tripas corazón y me levanté de mi cálida y adorada cama. No sé cómo lo conseguí, pero
pude salir de aquel mar de sábanas: estaba realmente cansado.
Como me disponía a lavarme la cara, me miré al espejo. Las legañas no me permitían tener una
buena visión, pero al quitármelas, me fijé en que tenía pechos, mi barba se había esfumado, mi
cara de cubo de Rubik se había redondeado y mi cuerpo se curvaba como si de una montaña rusa
estuviéramos hablando.
Era una mujer... ¡Era una mujer! Caí al suelo debido al impacto visual causado por mi nueva
apariencia. No sabía cómo había ocurrido semejante transformación. Lo único que recordaba era
un sueño que tuve la noche anterior, en el que mi cuerpo se iba moldeando, así como así.
Entonces, me acordé de que tenía que ir a la tienda a trabajar. Era un verdadero fastidio. El jefe era
un imbécil integral. Corrí hacía la habitación de mi madre y le cogí prestado un conjunto y unas
sandalias.
Al llegar a la tienda me inventé que era mi propia novia y que venía a sustituirme, pues estaba
enfermo. Al jefe le daba igual. Me dijo que siendo tan guapa como era podía trabajar las veces que
quisiera allí.
Estaba incómodo. El jefe no paraba de piropearme. Tras tocarme el culo, abofetearle y ser
despedido por tal acción (justificada), fui consciente de que ahora tenía que arreglármelas con este
nuevo cuerpo y con el paro.
Firmado por ROJO CADMIO
73 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
MALDITO SUEÑO, MALDITO KARMA
Asqueada y sudorosa, así había despertado aquella fugaz tarde de siesta. No acostumbraba a dormir
tanto, pero aquel día se encontraba exhausta. Los quehaceres del hogar habían acabado con sus
reservas, y el sopor de la lectura de aquel libro la había transportado a un sueño repugnante.
Era un hombre, y estaba haciendo sus necesidades en unos lavabos malolientes. Usaba uno de
aquellos retretes de pared, y junto a él, otros individuos se afanaban en la misma tarea. Todos ellos
indiscretos, todos mirándosela al vecino, todos sacudiéndosela al terminar. Cuando finalizó de
hacer menores fue cuando despertó, pero al incorporarse en el sofá creyó estar todavía atrapada en
el sueño. Sus piernas y sus brazos lucían un vello frondoso y rizado, así como su pecho, totalmente
liso. Y de su entrepierna nacía una protuberancia sospechosa que no se atrevía a palpar.
Corrió al baño y, lentamente, se acercó al espejo. Tenía lo que iba a encontrarse, pero hizo de tripas
corazón y se asomó para ver su reflejo. Allí estaba ella, no había duda; pero su aspecto era
totalmente masculino. ¿Qué habría sucedido? ¿Seguiría soñando quizás? ¿Era esta una secuela de
aquel capítulo de “¿Maldito karma” de Safier, o el destino caprichoso intentaba aleccionarla por
su carácter? Demasiado feminista, demasiado fervorosa a la hora de reivindicar los derechos de la
mujer; así la calificaba su marido.
La prueba de fuego llegó al ir al váter. Sería la primera vez que lo haría de pie, y se sentía incómoda.
Tras sacarla con la punta de los dedos, conteniendo una arcada, confirmó lo peor de todo, lo que
la perseguiría como una cruz el tiempo que durase aquella transformación. La tenía incluso más
pequeña que en su propio sueño, maldito sueño, maldito karma.
Firmado por CANGREJOMORO
74 SUEÑOS
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Se despertó sin saber dónde estaba. Ah, sí; estaba en la habitación de la clínica, el día que la iban
a operar. Pronto sería la mujer que siempre había aspirado a ser. Fue al baño y levantó la tapa. Ya
no lo haría nunca más. Llevó la mano a la parte que más odiaba… ¿Dónde está? No lo encontraba.
Miró abajo. ¡Dios mío! ¿Es que acaso la habían operado ya? Se miró al espejo. Oh, qué bella mujer.
Ni rastro de barba ni nuez. ¿Era ella? Sin duda era su propia imagen la que reflejaba. Se tocó la
cara, más que tocarse, se palpó. Quería cerciorarse de que era ella. Se pellizcó hasta hacerse daño.
Sí, estaba despierta. ¿Qué haría ahora? Su cirujano era muy buena persona, pero la operación
costaba un millón de pesetas. No era poco, desde luego. Había que actuar con rapidez. El médico
pronto vendría a visitarla. Hizo un amago de coger sus cosas, pero ¿para qué hacerlo? ¡Era una
mujer y la mujer más bella del mundo! Lo dejó todo y buscó su ropa. Se la puso con tanto gozo.
El vestido, los tacones… y el sujetador que por fin sujetaría algo más que sus prótesis de
gomaespuma. La ropa interior ya no le iba: un mal menor. Abriría la puerta con cuidado y se iría.
Cuando se lo contase a su novio… Por fin harían el amor como era debido. Ay, cuanta felicidad,
pensó mientras abría cuando:
—¿Quién es usted? —preguntó el médico. Se quedó de piedra. La explicación sería demasiado
larga. Y ya no tenía nada que perder. —Lo siento —contestó, y salió corriendo. ¡Qué despacio
corría! Uno de los problemas de ser mujer, no contaba con ello. Corrió y corrió hacia la salida.
Firmado por CARPETITAS
75 SUEÑOS
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Cuando una pareja espera su primer/a hijo/a cada uno siente el acontecimiento a su manera,
desde su particular sensibilidad de género delineada por siglos de educación y costumbres. Sin
embargo, todas las certezas se agrietan y se apartan ante un nacimiento. Cada nacimiento
inaugura comprensiones nuevas y pone en marcha aprendizajes inesperados.
OJOS COLOR MIEL
Me miro la barriga en el espejo. Falta poco para que nazcas. A veces una felicidad desmesurada se
me escapa en cada poro, como un halo protector. Me veo radiante y la gente lo nota y me hace
cumplidos. También me siento sola y ansiosa: he ido por mi cuenta a comprar las últimas prendas
del ajuar y la cuna, pero prefiero no pensar en eso.
Necesito extenderme en el sofá con mi gato, que se acopla como puede. De pronto, un dolor agudo
en la cintura me avisa que llegó el momento. Lo he previsto todo: los bolsos, el transporte, la
habitación; todo menos aguantar el dolor. Me pierdo en cada contracción e intento recordar las
clases de respiración, pero pasan las horas y me derrumbo: 24 horas de trabajo de parto me superan.
- Hay que hacer cesárea - dice el médico y el miedo se acopla a mi soledad inmensa. El coraje
se abre paso entre las lágrimas cuando entro a la sala de partos. Escucho sonidos lejanos que no
puedo descifrar hasta que la anestesia me hace efecto. Luego, no sé cuándo, me enseñan a mi
primera hija. Una pequeña diosa de ojos color miel.
Me quedé dormido unos minutos, nervioso y agotado al lado de mi mujer. Habían pasado 24 horas
de trabajo de parto.
La voz del médico me despertó. Cuando habló de hacer cesárea me sacudió una sensación de dejà-
vu. Miré a mi mujer y entonces, recordé el sueño. Metido en su piel me sentí una guerrera sabía
que guarda sus inquietudes porque no tiene con quién compartirlas. Estaba sola.
Me acerco y cojo su mano con la dulzura que se merece. La entiendo como nunca. Mi gesto la
asombra.
Ella no lo sabe todavía, pero nuestra hija tendrá ojos color miel.
Firmado por MAGA DEL BOSQUE URBANO
76 SUEÑOS
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MI DIARIO
8/04/2019
Querido diario, anoche me acosté de nuevo con la misma preocupación del mes: manchar la cama
de ese color que fluye de mi cuerpo y que tanto asquea a todo el mundo. Cada mes, mi cama igual,
una mancha roja carmesí aparece en mis sábanas como un cometa sangrante que augura una
renovación. Esta vez me prometí que no, ya está bien de pasar vergüenza, aunque tampoco
entiendo que la sangre de las películas de asesinatos, violaciones o guerras no asuste tanto, no dé
vergüenza. Pero bueno, es igual. Pondré una toalla debajo de mi cuerpo. Y mañana, como siempre,
otro día será.
9/04/2019
No sé cómo comenzar, no sé ni siquiera si voy a poder expresar la imposibilidad que ha colonizado
mi cuerpo y mis emociones. Al levantarme y dejar que el sol se filtrara por los rincones de mi
cuarto ninguna mancha apareció. «Bueno» pensé, «objetivo conseguido». Toqué mi cara y estaba
algo rasposa, y ahora me doy cuenta de que ni siquiera me molesté en descubrir el color de las
nubes aquel día. Fui a la cocina y encendí el televisor. Una noticia congeló mi corazón: Muere
Rafael Sánchez Ferlosio, a los 91 años.
− ¿Qué? No… yo… −Yo, que nunca me ha costado mostrar mis emociones, llorar, dar palabras
a mis sentimientos, un nudo en mi garganta silenció un sentimiento insufrible que mi cuerpo
no me dejaba mostrar.
Sin embargo, las palabras que Carmen Martín Gaite dedicó a mi escritor favorito de todos los
tiempos, ahora fallecido, no dejaban de resonar en mi cabeza:
"Para Rafael, que me enseñó a habitar la soledad y a no ser una señora".
Firmado por LISPECTOR
77 SUEÑOS
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EL DIA QUE NO TUVE MIEDO
Me desperté con el corazón latiendo a toda velocidad y la boca seca. En mis sueños, corría por una
calle oscura con el sonido de unos pasos persiguiéndome. Esa imagen me traía malos recuerdos,
de los que todavía no había conseguido librarme.
Cuando me miré en el espejo del baño, no me reconocí. En los últimos meses llevaba el pelo muy
corto, lo que había provocado las quejas de mi madre, que se lamentaba de que parecía un chico.
Sin embargo, esta mañana sí que parecía un chico verdaderamente: mis rasgos se habían afilado,
mis hombros eran más anchos de lo que recordaba y había crecido en corpulencia. Mi pecho había
desaparecido y mis caderas, ya exiguas de por sí, habían perdido su forma redondeada. No es que
pareciese un chico, sino que lo era.
Me pregunté si no sería otro tipo de sueño. En mi familia, nadie pareció extrañarse de mi
transformación cuando bajé a desayunar. Mis amigos tampoco hicieron ningún comentario sobre
mi aspecto. Empecé a plantearme durante toda mi vida había sido de esa manera, si nunca había
sido una chica y si, en ese caso, no me habían violado la noche de las fiestas del pueblo. Llamé a
mi psicóloga que, muy amablemente, me hizo entender que no me conocía y que no tenía
constancia de que hubiese tenido una sesión con ella la semana pasada.
Esa madrugada, después de tomarme algo en el bar, decidí hacer el recorrido que no me atrevía a
hacer desde la noche en que un hombre borracho me persiguió hasta mi portal. También fue la
primera vez que no tuve miedo al volver solo a casa.
Firmado por AIRE
78 SUEÑOS
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EL EXTRAÑO CASO DE UN ANGULO RECTO EN UN CUERPO DE MUJER
YACENTE
No había vuelto a tener un sueño erótico desde que me separé de Gustavo tras encontrarle
apareándose cual perro en celo con Puri, la más ñoña y mística de mis amigas. Aquella visión
aniquiló, además de mi matrimonio, cualquier deseo libidinoso.
Los detalles oníricos apenas los recuerdo. Lo que me ha despertado ha sido la agitación lasciva, el
pálpito taquicárdico de mi pecho y una tirantez extraña en mi pubis.
Aún a oscuras, he bajado mis manos por mi vientre y antes de introducirlas por mi tanguita
esmeralda, aquel que le gustaba tanto a él y que aún no he tirado porque me costó una fortuna, me
ha sorprendido una maraña de vello espantosa y a continuación, una masa de carne erguida y dura
que me ha hecho levantarme de súbito e ir al baño.
El espejo, inmisericorde, me ha azotado con frialdad un rostro adueñado por una poblada barba en
el que sólo reconozco mis ojos y mis dientes. ¡Soy un hombre! He gritado con una voz profunda
que ha vuelto a asustarme.
Al tratar de prepararme un café y apretar el brik de leche lo he derramado. Tendré también que ir
acostumbrándome a esta fuerza inusitada.
He cogido el móvil y he barajado llamar, con estos dedos gruesos capaces de marcar dos números
a la vez, a mi madre, a mi mejor amiga… finalmente he llamado a Puri. Me he hecho pasar por
Nacho, mi hermano, que siempre la volvió loca en nuestra época del instituto. La verdad es que
me parezco bastante ahora a él, incluso pronunciando con gesto malvado aquella frase que me
decía cuando éramos pequeños:
La venganza es un plato que se sirve frio…
O caliente, muy caliente, apostillo yo ahora.
Firmado por THELMA
79 SUEÑOS
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María no podía creer lo que estaba viendo en el espejo al despertar. Esto no le podía estar
sucediendo a ella y mucho menos en el día de hoy que tenía la presentación del proyecto más
importante de su carrera que le permitiría el ascenso al puesto soñado. No paraba de preguntarse
una y otra vez cómo podía haberle sucedido, pero lo cierto era que se había convertido en un
hombre de la noche a la mañana. Luis, su marido, ya se había ido a trabajar. Llevaban casados
solo tres meses. Necesitaba tanto abrazarle y contarle lo sucedido… ¿Cómo reaccionará al verla?
¿LUIS O MARIA?
Tomé prestada la ropa de mi marido. ¡Mi marido! ¿Cómo se lo iba a explicar? ¿Cuál sería
su reacción? La cabeza me iba a explotar de un momento a otro. No podía perder ni un minuto
más. Tenía la presentación del proyecto; así que desayuné a toda prisa, y he de decir que fue la
primera vez que por fin pude abrir un tarro sin ayuda. Me dirigí al trabajo. Al no tener que
maquillarme ni depilarme, disponía de tiempo suficiente para ir caminando. Segunda ventaja,
ahorraría en gasolina.
Al llegar a la empresa, sentí la necesidad fisiológica de visitar el aseo. Instintivamente entré
en el de señoras, pero tuve que salir corriendo al grito de “pervertido”. Aunque era una sensación
extraña, le encontré otra ventaja más a mi nueva situación.
Antes de entrar en la reunión, entablé conversación con otros hombres, sólo para saber de
qué hablan cuando están solos y qué dicen de nosotras las mujeres. Durante la presentación… fue
increíble. Todo el mundo me escuchaba sin dirigir sus miradas a mi escote o a mis piernas. El
resultado fue excelente. El puesto era mío. Me estaba percatando que ser hombre era mucho más
sencillo de lo que pensaba. El mundo estaba diseñado para ellos.
De camino a casa hice un par de tonterías de esas que solo el exceso de testosterona permite
hacer. Cuando llegué no había nadie. Me senté en el sofá a esperar a mi marido. Estaba asustada.
¿Cómo reaccionaría? Le amaba y no quería perderle. Me debí quedar dormida. Al despertar, me
encontré frente a mí a una mujer preciosa. - ¿Luis? –Pregunté. - ¿María? – Respondió. No hizo
falta explicar nada más. Nos fundimos en un beso.
De una extraña manera, ambos habíamos comprendido la necesidad del otro sin importar
nada más. Solamente dos personas que se aman sin importar el género y luchando por la igualdad.
Firmado por NARC
80 SUEÑOS
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“Estoy buscando, estoy buscando. Intento comprender. Intento dar a alguien lo que he vivido y
no sé a quién, pero no quiero quedarme con lo que he vivido”.
Clarice Lispector, La pasión según G. H.
CENTROCAMPISTA
Aunque había pasado por uno de los peores días de su vida y la pierna derecha no dejaba de
molestarle, Jorge tenía la plena convicción de que ser centrocampista del Atlético era lo único que
quería seguir haciendo con su vida. Sólo eso tenía sentido para él, el resto de su vida parecía
desechable. Jorge anhelaba la resurrección.
Agotado física y emocionalmente, logró conciliar el sueño de inmediato, sumergiéndose en un
estado de lucidez onírica desconocido para él. En apenas una noche, vivió cada día de los 28 años
de la vida de Silvia, y, segundos antes, comprendió que iba a despertar siendo otra persona.
Al abrir los ojos sabía que no sólo su cuerpo había cambiado. Sí, tenía tetas, pero lo más importante
era que su deseo seguía intacto: aún era centrocampista de la primera división. Además, ahora era
una de las capitanas del equipo y había ganado dos Ligas y cuatro Copas de la Reina. “No he
perdido tanto, es casi lo mismo” se dijo Jorge, que ahora se llamaba Silvia.
No tenía ni idea de lo equivocado que estaba, de todo lo que había perdido.
Estaba despertando en el peor momento posible: era el día en el que Silvia tendría que renunciar a
seguir jugando con la selección, por no poder conciliar el fútbol con su trabajo y con las prácticas
de su carrera universitaria.
Jorge duró apenas unos minutos en su nuevo ser. Incapaz de renunciar a su pasión, decidió declinar
el deseo que había formulado la noche anterior, y volvió a sumergirse en un profundo sueño de
retorno.
Fue así como Silvia emergió nuevamente, recuperando el cuerpo que le había sido robado por unos
instantes, y volvió a ser la protagonista indiscutible de su lucha diaria.
Firmado por TURBOLETA
81 SUEÑOS
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LA VIDA ES METAMORFOSIS (NADA MAS)
Hete aquí mi relato hallado en una botella, en la abisal botella de la imaginación, donde cualquier
metamorfosis es posible.
*
Desperté violentamente, cuando sentí que mi cuerpo me abandonaba. Una madeja de profundas
emociones encontradas era lo que podía decir de lo soñado. Pero en veinte minutos me esperaban
en el trabajo; así que olvidé lo que, seguro, habría sido un intenso sueño. Nada más.
Ya en el aseo, de reojo, vi que el espejo me mostraba una extraña presencia sobre mí... ¡Me había
crecido el pelo una barbaridad! Seguidamente, espejo y propio tacto me gritaron que mi cuerpo no
era el mío… ¡Era el de una mujer!
¿Seguía durmiendo? Sentí que no.
Apelando a la “lógica”, pensé que, volviendo a dormir, mi metamorfosis de ciencia-ficción me
devolvería mi cuerpo real. Pero solo tenía un hambre terrible. Mi desayuno esperaba en el bar de
enfrente, como siempre; aunque allí me esperarían a mí, y no a aquella muchacha.
Me vestí lo más femenina que pude. Me peiné -con bastante éxito-, e incluso me hubiese pintado
los labios… Entretanto, también fui consciente de mi caminar: era el propio de, efectivamente, una
mujer.
Sin duda que de ello también se percataron los hombres que, en la calle, me acariciaron con la
mirada. Ya en el bar, las ojeadas aumentaron, pero mis sentidos pertenecían al café y las tostadas.
Pasados unos instantes, solo quería recuperar mi cuerpo: el que no se sentía desnudo en público.
Para colmo, el actual supo que me iba a venir la regla.
Cinco minutos después, estaba sobre mi cama con los ojos bien cerrados.
Firmado por FRAN DJERZINSKI
82 SUEÑOS
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ATRAPADA
De repente, me despierto. He tenido un sueño de lo más extraño. Entonces, noto una protuberancia
debajo de la sábana. ¡Es imposible! Levanto muy despacio el embozo y lo veo por primera vez.
Lentamente pongo mi mano en él pues no es diferente a la de cualquier hombre, tal vez más
pequeña. Me voy al baño, me doy una ducha fría y cojo ropa de mi marido. Menos mal que los
niños están de vacaciones con mis padres en Alicante, mientras Pablo está en Ámsterdam por
negocios. Tengo la esperanza de que esto se me pase antes de su regreso. “¿Qué hago ahora? ¿Y
el trabajo? Capearé el temporal afeitándome, con bastante maquillaje y llevando peluca”, pienso.
Lo peor es escuchar mi voz, mucho más grave. Casi me da un ataque. Después de ensayar, llamo
a mi compañera de la oficina para avisar de que me encuentro mal. Tengo que pedir la baja.
Me apunto a varias sesiones de láser para prevenir mi incipiente vello, pero es inútil. La rebeldía
de éste lucha por abrirse camino sin piedad. Cuando voy a la compra miro tetas y culos. Cada
cierto tiempo mis manos rascan mis partes bajas y aquello se empina sin poder controlarlo. Mi
familia volverá en unos días. ¿Cómo diablos presentarme delante de ellos con esta pinta?
Llega el momento en que Pablo regresa. De pronto, oigo el ruido de las llaves. Me pilla
desprevenida.
- ¿Quién eres tú y qué has hecho con Marta?
- ¡Soy yo, mi ‘Pichurri’!
- ¿Cómo sabes eso?
Le cuento nuestro mayor secreto al oído y el sueño que he tenido. En un descuido, le achucho. Su
primera reacción fue rechazarme, pero insisto. Nos fundimos en un largo beso. Ya nada importa.
Mañana sería otro día.
Firmado por CEPHEUS
83 SUEÑOS
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ESAS PEQUEÑAS DIFERENCIAS
Siempre había querido ser hombre. Desde pequeña soñaba con ser niño, para así complacer a mi
padre, deseoso de un heredero (¿de qué, de miseria e incultura?).
¡Y maldita sea mi suerte! Ahora me despierto en un cuerpo masculino. Después de haber
asumido mi identidad, de haber logrado sentirme a gusto con mis voluminosas curvas, con mis
fluctuantes hormonas. Ahora que la sociedad ha acabado por reconocer la igualdad, que apenas
hay diferencias salariales, que podemos ir solas a cualquier sitio, sin miedo, sin acoso. Porque, la
educación consiguió "tacita a tacita" (como aquél antiguo anuncio) lo que nunca pudimos ni
imaginar.
Me levanto y me siento en el baño. Una cosa viscosa, que no me atrevo a tocar, sobresale por
la taza. ¡Casi meo fuera!
Además de ducharme, ahora me tengo que afeitar. Con el rímel en la mano, me miro al espejo
y me doy cuenta que eso ya no es necesario. O sí.
¡Uf! Llego tarde al trabajo y además con un corte en la cara. Cuando doy los buenos días a
mis compañeros, una voz varonil me sobresalta. ¡Es la mía! No me gustó mucho, la verdad. A la
jefa parece que sí. Coquetea conmigo. Es muy atractiva. No sé cómo actuar; algún miembro mío
se erecta.
Después unos compañeros vienen a buscarme para comer en el bar de la esquina. Hablan de
todo un poco, de mujeres también. Uno de ellos apunta el interés de la jefa por mí. Todos ríen.
"Venga, aprovecha la ocasión".
Estoy agotada, perdón agotado. No me acostumbro. Me miro al espejo. Me hago un selfie.
Tengo que asumir mi nuevo look. Me acabo de dar cuenta que hoy he ido vestido con mi antigua
ropa. ¡De mujer! Aunque en realidad no parece ser importante, porque nadie se ha dado cuenta.
Firmado por ELECTRA
84 SUEÑOS
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UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Matías despertó sudoroso, reviviendo una pesadilla recurrente. Era estudiante de Derecho y
aficionado a la pesca. Su cabello era liso y castaño; sus ojos verdosos; su cuerpo fornido. Aquella
mañana, mientras se revolvía en la cama, sintió dos grandes protuberancias a la altura del pecho,
rozando contra la sábana. Asombrado, creyó haber desarrollado algún tipo de cáncer. Se llevó las
manos a las anomalías y las estrujó con cautela, deleitándose involuntariamente por la suave
textura de aquellos bultos. Al poner los pies en el suelo, advirtió que el peso de sus genitales era
inferior. El aire colmaba sus calzoncillos sin hallar oposición. Inquieto y lentamente, acercó su
mano hasta la entrepierna. Palpó desesperadamente la zona de conflicto, en una búsqueda que
resultó completamente infructuosa. Aterrado, corrió hasta el cuarto de baño. Cuando se situó frente
al espejo, cayó de espaldas a causa de un desmayo fulminante.
Volvió en sí a los veinte minutos. Abrió los ojos perezosos, escudriñando la suciedad que se
acumulaba en los azulejos de porcelana. Se levantó sosegado y volvió a mirar hacia el cristal. Esta
vez, incomprensiblemente intranquilo, alzó la camiseta del pijama. Unos grandes senos se
reflejaron en el espejo. Rozó los pezones y sonrió alegremente; estaba satisfecho con sus pechos.
Su piel era ahora delicada; su nariz menos afilada y sus dientes, formaban una armoniosa hilera
reluciente. Su cabello era negro y tenía una figura estilizada.
Era como si durante el vahído su cerebro se hubiese reconfigurado, convenciendo a la memoria
episódica de que, en el aquel hermoso cuerpo, siempre había vivido una mujer. Matías se dirigió a
la cocina para desayunar. Tras acabar un paquete de galletas azucaradas, su mirada risueña se
perdió entre la luz primaveral.
«Necesito maquillaje y tampones», pensaba ensimismado, imaginando cómo serían ahora sus
relaciones íntimas.
Firmado por HM
85 SUEÑOS
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PREMIO
Llegamos a la ciudad a las últimas luces de la tarde. A pesar de las horas había claridad porque ya
los días eran largos. Con la luz aun clara nos fuimos a la cama. No me pedía el cuerpo ni un vaso
de agua. Entré en el sueño, sin despertarme, hasta el día siguiente. A la mañana pronto recelé,
mirándome al espejo del baño, estaba algo oscuro, vi que me apuntaba barba, mis ojos parecían
menores, caminaba vagueando, mis pechos no miraban para adelante y en su sitio se posaban
unos pelos largos como mantones de manila. Me acerqué a la luna del armario y la claridad de la
habitación me mostró cara de hombre, con la boca delgada y hundida, oliendo a tabaco y
soltándoles requiebros a dos chicas guapas que paseaban delante de la ventana. Mi culo no era
grande ni estaba en su sitio y tenía un pene que no se resistía a mis buenas artes; lo trataba con tal
destreza como si nos conociéramos desde tiempo atrás. Me apetecía jugar con él en el baño.
Esa cosa enamoraba y sus sensaciones en mí eran superiores, mejores que con el de mi novio que
aun dormía con estentóreos ronquidos. Me alertaron e hicieron pensar en mi situación; hablar de
ese cambio de sexo con él no parecía tener fácil arreglo. Cómo explicarle algo tan inexplicable
era cosa complicada, mi relación haría aguas ¡Qué horror! Siempre presume que soy muy
femenina.
Tenía la mano cansada, qué quieres, y comencé a revisarme los testículos con calma. Así me
hubiera pasado horas, mi sonrisa era angélica y aun me quedaba paciencia, pero eran las once y no
había tomado ni café. Le eché valor, me vestí con su ropa, fui a ver dónde podía bailar tangos y
cuánto gocé.
Firmado por CARLOS
86 SUEÑOS
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‘’Sucu...mmm...mbiendo” [Séance de Dos Rombos]
Páter Robiñano era mi única esperanza. Y como exsuflador su método era menos ortodoxo
alejándose de la línea de Giancarlo Gramolazzo, fundador de la escuela, así que lo primero que
hizo fue administrarme Agua del Carmen. A continuación, mis hermanos carbonarios marcharon
a orar por mí en una gran tenida, mientras yo me quedaba abismalmente dormidito en el diván del
convictorio de Robiñano. En la lejanía en un plano no euclidiano le escuchaba farfullarme y quizás
con un tono asaz vocativo:
“Godofredo, olvida Los Salterios Prohibidos”
“Godofredo ¡distánciate de Kaireken!”
“Godofredo, Quién Infecta”
En mi sueño, severas canéforas elevaban mi dingolondango atusándome los compañones mientras
con habilidad y de manera insaciable, la coyunda que les proporcionaba las dejaba satisfechas y
no dejaban de acceder más casquivanas del Tártaro, aunque yo no desfallecía. Sin embargo, en la
enésima embestida, todo se tornó múrice y advertí consternado que el dingolondango
experimentaba un cambio y en su lugar en mitad de mis muslos, ahora depilados, brillaba
mesmérica una hermosísima breva. En ese momento, desperté al oír parte del ritual:
“Exit Nunc! “ [“¡Sal, Ahora!”]
Mi ensueño había resultado a la par inquietante y delicioso, pero en la vigilia advertí que era yo
una hermosísima mujer de piel color canela y ojos de cilantro. Mi “Puente de La Albahaca” estaba
rasurado y mis senos eran gloriosos cosos míticos. El Páter me miraba santiguándose blanco como
el mármol. Y Kaireken, un pateta asexuado, lo tuvo muy fácil por un error de Robiñano en
determinar la “infestación”(segunda parte del proceso) del recipiente humano portador: Robiñano
cayó rendido a mis pies porque la insólita ósmosis fue de íncubo a súcubo y por cierto, mi nombre
es Freda, ¡Temblad Clerizontes!
Firmado por LANKASTER CARRAS
87 SUEÑOS
Organizado por Hotel Rural LA CASA DEL DIEZMO Copyright @letrasidiezmo
LA PUERTA ENTREABIERTA
“Mi tierra, mi cielo”
A través de la puerta entreabierta, el sol entra sin pedir permiso y besa mi almohada. Abro
los ojos. Sus rayos me indican el camino. No me resisto. Camino ligera, demasiado ligera. Al poco,
llegamos...
Aquí están; rubias, esbeltas, doradas; esperándome como cada verano. Jamás he faltado a
la cita.
Miro nuestra tierra reseca y puedo notar el sudor de cuantos la riegan; los cielos nunca
quieren llorar lo suficiente.
Ningún sembrado regala espigas como estas. Las acompañaré durante un mes, antes de que
la hoz quiebre sus cinturas.
El viento forma olas y nos hace bailar a su capricho. Juego con ellas. Han reservado mi
espacio para que me sienta única con el hermoso vestido rojo fuego que destaca en todo el campo.
Mientras las miro y me miran, agradezco a cada junio que me permita volver a nacer de
amapola.
Cuando llegue julio, seré de nuevo la mujer de ojos azules que las llora.
Firmado por SERENA
88 SUEÑOS
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BIENVENIDA
Despertó con el primer rayo del amanecer. No acostumbraba a dormir demasiado y desde que
había cumplido los cincuenta y cinco, aún lo hacía menos.
Se levantó un poco aturdido y se dirigió al baño. El sueño que acababa de tener, le pareció tan
real, que los latidos del corazón eran notorios, no solo en su caja torácica, también en el palpitar
de la yugular.
Evitaba mirarse al espejo. Esa alopecia galopante le recordaba la cercanía de su senectud. Pero
algo le indujo ha hacerlo.
Un grito, mezcla de sorpresa y emoción, se escapó por la garganta. Lo que tanto deseaba desde
que cumpliera quince años, ahora, era realidad.
Pellizcó sus mejillas. Cogió el móvil y se hizo una foto. Esos cientos de píxeles, lo corroboraron.
Se había convertido en mujer.
Sacó del fondo del armario todos sus secretos; aquellos que solo se atrevía a usar en la intimidad:
la sombra de ojos, el pintalabios carmesí, la peluca rubia y el vestido rojo entallado.
Las tetas postizas de silicona, las dejó. Ahora, tenía pechos propios. Eso sí, caídos por la fuerza de
la gravedad y la edad.
Decidida a comprarse un sujetador que los realzara, se arregló para salir: aplicó profusamente el
maquillaje, se depiló las piernas y, temblándole las manos, puso en su cuerpo, unas gotas de Chanel
nº 5.
Era estimulante llevar dicha fragancia siendo de día, acostumbrado a, como hacía Marilyn Monroe,
ponerse solo unas gotas cada noche.
Nada más salir, unos obreros la piropearon. Recibía así sus primeros requiebros. Mientras esperaba
para cruzar, notó que el sudor empezaba a recorrer su cuerpo y un descomunal sofoco se instauraba
en pecho y cara.
Sintiéndose así de turbada apenas escuchó a una señora que la observaba y le comentó con su
mejor intención: bienvenida a la menopausia.
Firmado por OVEJITA LUCERA
89 SUEÑOS
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EL LAZO DE LA VIDA
Ella ya se iba, no había vuelta a atrás, de pronto noté unos dedos suaves acariciando mis mejillas
delicadamente, los bajó, hasta llegar a su pequeño bolsito, de ahí sacó una extraña bolsa de mimbre
y me dijo, no te olvides nunca de mí.
Fue cerrando los ojos poco a poco hasta quedarse dormida, en un sueño eterno. De mis ojos
brotaron unas lágrimas que fueron cayendo poco a poco hasta llegar a la comisura de mis labios.
Yo guardaba esa bolsita en la caja de música que me había regalado mi abuela nunca la había
abierto hasta que en un momento se me ocurrió abrirla, delicadamente desaté ese lazo de lino
blanco y abrí la bolsa de mimbre, al ver lo que había ahí dentro, eché a llorar, dentro había una
pequeña traba, ella me había hablado mucho de ella, era la traba que le habían puesto nada más
crecerle su primer mechón de pelo.
En ese momento, sin saber por qué, eché a correr sin un rumbo fijo, con la mirada fijada en el
suelo, de pronto empecé a encontrarme mal, sentía que perdía el equilibrio poco a poco, cerré los
ojos y en el momento en el que los volví a abrir estaba echada boca , había una gran luz ,alargada
sobre mí, me costaba enfocar las cosas y había un sonido bastante molesto, me intenté incorporar
y de pronto miré hacia un lado y ahí estaba ella sentada en las sillas del hospital, esperando a que
yo me despertara de ese sueño no tan largo, en el que había pasado tantos años de mi vida.
Firmado por NIOBE
90 SUEÑOS
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Suelen decir que cuando nace un bebé nace una mamá, pero apenas nadie comenta como crece
esa MAMÁ, como su vida de repente da un giro de ciento ochenta grados y su adorada
independencia desaparece; y como esa alocada jovencita que salía de fiesta y podía pasarse
noches sin dormir…ahora tampoco duerme porque un pequeño aún desconocido anhela su calor.
La MAMÁ que acaba de nacer junto a ese pequeñín, se siente abrumada por la oleada de cambios
que se suceden no solo en su vida sino también en su cuerpo y mente. Ya nadie le pregunta qué tal
se encuentra ella como hacían constantemente mientras estaba encinta, hasta que, pasados cinco
días desde el nacimiento, una desconocida le pregunta por fin como se siente realmente ella, y
entonces rompe a llorar. Llora de cansancio, llora de preocupación por el pequeño desconocido,
llora por las mil dudas que tiene entre su instinto y los consejos no solicitados, llora de dolor por
las heridas reales en su cuerpo que no la dejan sentarse o respirar libremente por la hinchazón
del alimento incipiente del pequeño desconocido, y llora porque por fin alguien le pregunta cómo
se encuentra ella, la gran olvidada. . ¿Pero qué sucede en la vida del PAPÁ?
CUANDO NACE UN PAPA
Acabamos de ser padres, exhausta consigo dormir al pequeño, lo dejo en la cuna y me tumbo a
descansar por fin. Cuando despierto, me encuentro en otra habitación donde no encuentro al bebé.
Corro despavorida al dormitorio y ahí veo la cuna con el pequeñín y alguien tumbado a su lado,
¿soy yo?, ¿es mi cuerpo?, debe ser un mal sueño, no puede ser. Me miro en el espejo y veo a mi
marido reflejado, ¿cómo puede ocurrir esto? Decido calmarme y aceptar los hechos, sin duda debo
seguir soñando. Veo como la MAMÁ se levanta a amamantar cada vez que escucha un llanto, así
que la alimentación depende totalmente de ella. Una vez finalizadas mis escasas semanas
agotadoras de baja paternal me incorporo a trabajar, y como PAPÁ por un lado me siento feliz y
libre; sin embargo, me entristece llegar a casa tan solo para acostarles, y admito que la conciliación
familiar y laboral a día de hoy es aún una utopía.
Siguen transcurriendo los meses y la MAMÁ que renunció a su trabajo para el cuidado del bebé,
se reincorpora; aunque renuncia parcialmente a su jornada y sueldo para estar con él. Yo mientras
tengo mi jornada de trabajo completa porque mi salario es mayor, demostrando que todavía hay
mucho por hacer en la corresponsabilidad en el cuidado de los niños.
Y es que cuando pasen los años, la MAMÁ y yo como PAPÁ echaremos la vista atrás y nos
percataremos de lo fugaz que ha sido el tiempo de niñez. La MAMÁ admitirá que a pesar del
cansancio y renuncias, echa de menos aquellos momentos en los que su pequeño la necesitaba para
calmarse. Por esta razón debemos hacer un esfuerzo como sociedad, porque todo ello, lo bueno y
lo malo no debemos perdérnoslo como PAPÁS.
Firmado por UN ANGEL
91 SUEÑOS
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RELATO FINALISTA
Título
‘’A las cinco’’
AUTORA
Elena Olivella
SEUDÓNIMO Goe
92 SUEÑOS
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A LAS CINCO
Aquella tarde a las cinco, Juan acabaría con la vida de Sara, su exmujer.
Tras la aparente cordialidad con la que Juan llevaba su reciente separación, se escondía una rabia
contenida, que, como una hiena agazapada tras la maleza, esperaba su oportunidad de venganza.
Después de comer, Juan se echó en el sofá y con la frialdad de quien no tiene escrúpulos, se quedó
dormido.
Le despertó el sonido de un timbre. Juan se sentía más ligero y vio con estupor que su cuerpo era
el de una mujer.
Lanzó un grito y su voz era ahora aguda y limpia.
Miró a su alrededor y comprobó que no estaba en su piso sino en la casa que había compartido con
Sara durante su matrimonio.
Corrió al lavabo para mirarse al espejo y lo que vieron sus ojos reflejado en él fue el rostro de Sara.
Tenía que salir de allí.
Miró el reloj del comedor.
Eran las cinco.
El timbre de la puerta seguía sonando.
Abrió la puerta de la calle.
Era Juan.
Firmado por Elena Olivella
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RELATO ganador
Título
‘’Ocho palabras y dos tetas’’
AUTOR
José Manuel García Durán
SEUDÓNIMO Jacinto
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OCHO PALABRAS Y DOS TETAS
Fariseo, el viejo loro del que me hice cargo tras la muerte de Doña Vicenta, fue el primero que
se dio cuenta de que algo había cambiado. Al principio no entendí (o no quise entender) lo que
aquel pajarraco graznaba: “¡Tetas!, ¡Tetas!”, parecía que dijera.
Y sí, allí estaban, como si fueran dos cebollas o, más bien, dos gritos. Como dos lunas recién
amanecidas.
Me vendé los pechos para tratar de disimularlos y, desconcertado aún, terminé de abotonarme
la camisa. Un tañido broncíneo se coló por la ventana, en poco más de treinta minutos todo el
mundo clavaría sus ojos en mí, en mis gestos y en mis palabras. Cogí el mismo libro de todas las
mañanas y aparentando una seguridad que no sentía, me dirigí a la “oficina”.
Busqué las calles menos concurridas por temor a cruzarme con alguien que me conociera. En
realidad, todos nos conocíamos, resultaba imposible el anonimato en un pueblo de ocho mil almas.
Pero nadie sabía que tenía tetas. ¡Tetas!, con todo lo que yo había despotricado de las mujeres...
“La boca es mu castigá”, decía siempre mi madre.
Conforme me acercaba al atril, seguido de mi ayudante, el silencio se fue adueñando de la sala
como si fuera una mala hierba. Decidí iniciar mi discurso con toda la naturalidad del mundo, como
lo venía haciendo desde hacía más de cincuenta años, con la Fórmula Trinitaria:
− In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti...
Al alzar mis brazos para hacer la señal de la cruz, sentí que las vendas cedían y dejaban libres
mis pechos recién nacidos. Iba a ser un día duro, también sería duro lo que me restaba de vida. Y
más aún, después de haber dicho lo que había dicho durante más de medio siglo desde aquel mismo
lugar...
Firmado por José Manuel García Durán
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EPÍLOGO
Ahora que el III CERTAMEN LITERARIO DE RELATO CORTO ‘’LETRAS I DIEZMO’’ ha
llegado a su fin, escucho los gritos de enfado que me manda Antonio Machado desde el más allá.
Entiendo tu enfado, mi querido Antonio, pero ¿qué le vamos a hacer?. Como diría el presentador
de un telediario, la actualidad manda.
Y es que el primer Certamen que iba a estar dedicado a los campos de Castilla y a Machado, dio
un rumbo inesperado y lo dedicamos a Numancia. Para el segundo Certamen, que juré y perjuré
que se lo dedicaría a Machado, cambió de nuevo de rumbo y, lo dedicamos a un tema candente en
esta zona como es el de la despoblación. Y ya para rematar la faena, el tercer Certamen que encima
iba a estar dedicado al Rio Duero, vamos y al final lo dedicamos a un particular Sueño en el que
los personajes cambian de rumbo inesperadamente.
Nos atraía la idea de saber como se iba a relatar el particular sueño en el que alguien que se acuesta
siendo un hombre, se levanta siendo una mujer, y viceversa.
Al final, creo que la enseñanza que debe quedar es que, en definitiva, todos somos personas, todas
somos personas, todos somos iguales y todas somos iguales.
Así que seamos personas, de una vez por todas y respetemos al prójimo, sea del sexo que sea, sea
de la condición que sea y sea como sea.
En cuanto a ti, mi querido Antonio, te prometo que el año que viene, si el devenir de los
acontecimientos lo permite, te haremos el homenaje que te mereces.
Y por favor, dale recuerdos a Leonor allí donde esté y permite que la recordemos con estos tus
versos:
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra.
Os esperamos el año que viene a todos esos intrépidos que gustan de escribir para compartir con
el resto de los mortales sus vivencias, sus experiencias, sus alegrías, sus tristezas, sus pasiones, sus
miedos … en definitiva, su vida.
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