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SPUTNIK: LA GUERRA FRAEN RBITA
SPUTNIK:THE COLD WAR IN ORBIT
Xavier Duran
Hace 50 aos, el lanzamiento sovitico casi por sorpresa, delsatlite artificialSputnik, sacudi los medios de comunicaciny las esferas polticas. Era el resultado de una larga trayectoriade contribuciones a la historia de la aeronutica iniciada tras
la revolucin bolchevique y marcaba el inicio de la carreraespacial. En este artculo, el autor muestra los precedentes y las
reacciones que suscit este hecho histrico.
More than 50 years ago, the launched by the Soviet Union oftheSputnikman-made satellite took the media and thepolitical world by storm. It was the result of a long saga ofcontributions to the history of Aeronautics and that began after
the Bolshevik Revolution marked the beginning of the spacerace. In this article, the author shows the precedents and thereactions that led to this historic event.
loyd Berkner, director del programa
americano del AGI (Ao Geofsico
Internacional), dio unas palmadas y las
personas que se encontraban la tarde del
4 de octubre de 1957 en la embajada de
la Unin Sovitica en Washington guardaron silencio.
De la curiosidad por saber qu haba provocado la lla-
mada de atencin de Berkner pasaron a la sorpresa:
Quiero darles una noticia dijo el director: un satli-
te sovitico gira alrededor de la Tierra a 900 kilmetros
de altura. Felicito a nuestros colegas soviticos por su
remarcable xito.
La carrera espacial empezaba, pues, no slo con un
primer xito sovitico, sino con una curiosa irona: este
primer experimento exitoso se anunciaba durante el cc-tel que la URSS ofreca en su embajada en Estados Uni-
dos. Walter Sullivan, periodista cientfico del The New
York Times, haba recibido la noticia a travs del telfo-
no y haba ido corriendo a decrselo al odo a Berkner.
En plena guerra fra, el hecho revelaba no sola-
mente una victoria tecnolgica, sino que para muchos
era tambin una amenaza militar para los soviticos era
la demostracin de la superioridad de su sistema. Aun-
que el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenho-
wer, llamara despectivamente al Sputnik una pequea
pelota en el aire, la popularidad que inmediatamente
consigui el nombre del satlite demuestra que era
mucho ms. Los soviticos lo haban bautizado como
Sputnik Zemlyi, que significa compaero de viaje de la
Tierra. Algunos nuevos nombres tardan aos en hacer-
se un sitio, pero el lexicgrafo Clarence L. Barnhart vio
en seguida que ste sera una excepcin. Veinticuatro
horas despus del lanzamiento llam a su editor para
dictarle la definicin de Sputnik, con la intencin de que
fuera aadida a la siguiente edicin del Comprehensive
Desk Dictionnary.
La musicalidad de la palabra y el objeto a qu se
refera daba mucho juego. Un cantante de pera que
consigui llegar muy alto en poco tiempo se llam tenorSputnik, mientras Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. y
otros artistas eran llamados sputniks de Hollywood. El
nombre tambin poda modificarse: en 1958 los rusos
anunciaron un rcord de velocidad para su reactor Tupo-
lev 114 y los americanos lo llamaron Speednik. Y el
fracaso del primer satlite americano, con el que se que-
ra contrarrestar rpidamente el xito de los primeros
Sputnik, dio lugar a algn titular tan doloroso como
Kaputnik.
L
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De Tsiolkovsky a Von Braun
Para buscar los orgenes del Sputnikdebemos diri-
girnos a una pequea poblacin llamada Izhevskoye,
situada al norte de Mosc, donde viva un maestro rural
llamado Konstantin Eduardovich Tsiolkovsky (1857-1935). Con sordera desde pequeo, debida a una infec-
cin, se refugi en el estudio y en los sueos tecnolgicos.
En 1883 expuso los principios que permiten a un cohete
desplazarse en el vaco. Ms tarde, en 1895, describi un
posible satlite artificial de la Tierra y ya en el siglo XX
empez a publicar su obra Exploracin del espacio inter-
planetario mediante aparatos a reaccin, donde sent las
bases de los vuelos espaciales. Entre otras cosas, propuso
cohetes de varias fases y el uso de combustible lquido.
Si Tsiolkovsky fue un terico que nunca puso en el
aire ningn cohete, a Robert H. Goddard (1882-1945)
le corresponde el honor de haber efectuado el primer
lanzamiento. Nacido en Worcester (Massachusetts), en
1909 ya realiz pruebas en una cmara de vaco para
demostrar lo errneo de la idea de que un cohete no
poda funcionar fuera de la atmsfera esto se deca por-
que all no haba aire donde apoyarse para tener impul-
so, puesto que el movimiento se basa en la ley de New-
ton de accin y reaccin. El 16 de marzo de 1926 lanz
desde Aubrun (Massachusetts) el primer cohete con
combustible lquido de la historia. Hizo un vuelo de 56
metros que dur 2,5 segundos, durante los cuales desa-
rroll una velocidad media de 103 km/h. Antes, en
1920, Goddard haba publicado un trabajo titulado Un
mtodo para alcanzar altitudes extremas, publicado en
una revista de la Smithsonian Institution, donde explica-
ba cmo construir un cohete de dos fases que pudiera
llegar ms lejos que los globos aerostticos.
Un tercer escenario de estos primeros pasos de laastronutica lo encontramos en Alemania. El protago-
nista es Hermann Oberth (1894-1980), nacido en Her-
mannstadt (hoy Sibiu), en Transilvania. En 1923 publi-
c El cohete en el espacio interplanetario, donde tambin
sentaba las bases del funcionamiento de cohetes en el
vaco y describi un cohete que sera, segn l, capaz de
alcanzar las capas altas de la atmsfera. Junto a estas
aportaciones tericas, su papel fue muy importante por-
que consigui transmitir entusiasmo a una serie de cole-
gas que en 1927 fundaron la Sociedad para la Navega-
cin Espacial. Entre los miembros que entraran en esta
asociacin se encontraban Johannes Winkler que en
1931 lanz un cohete que alcanz los 90 metros de altu-
ra, Willy Ley y un joven llamado Wernher von Braun,
que ingres en 1930, cuando apenas tena 18 aos.
Fue precisamente Von Braun quin, trabajando
como civil para el ejrcito alemn, desarroll una serie de
cohetes de la serie A (de Agregat). Algunos fallos obliga-
ron a Von Braun a ir modificando los cohetes y as naci
el A-4, que en octubre de 1942 lleg a los 83 kilmetros
de altura, convirtindose en el primer artefacto del que
realmente se poda decir que haba llegado al espacio
aunque ste sea un concepto un poco difuso. El A-4
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Xavier Duran
Xavier Duran es licenciado en Ciencias Qumicas y doctor en Ciencias de la Comu-nicacin por la Universitat Autnoma de Barcelona. En su tesis doctoral analiz el
tratamiento que hizo la prensa diaria de Barcelona del lanzamiento de los primeros Sput-
niky del viaje a la Luna. Es director del programa El Medi Ambientde TV3-Televisi de
Catalunya. Ha escrito diversas obras y uno de sus libros ms recientes es Franquisme via
satllit(Lrida, 2007). Tiene adems en su haber diversos premios literarios en reconoci-
miento por sus numerosos ensayos sobre divulgacin cientfica.
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fue aprovechado por el ejrcito alemn para suplir a la
bomba volante V-1. As, recibi el nombre de V-2, de
las que se lanzaron ms de 3000 y que provocaron unas
2700 muertes, la mayora en Londres y en Amberes.
Cuando la guerra tocaba a su fin, Von Braun era
acusado y con razn de trabajar pensando ms en susproyectos astronuticos que en las necesidades militares
inmediatas. Incluso estuvo en prisin. Finalmente, Von
Braun y su equipo decidieron con qu superpotencia
deseaban ir y una vez elegidos los Estados Unidos traza-
ron un plan para huir, junto con buena parte de sus
documentos. En cambio, algunos de sus compaeros
fueron a parar a la Unin Sovitica, aunque la mayora
fueron repatriados antes de 1958.
Una sorpresa relativa
Cuando se lanz el primer Sputnik, en los Esta-
dos Unidos y en pases aliados se comentaba que hab-
an sido los ingenieros alemanes los que haban permi-
tido el xito sovitico. Pero esto es una simplificacin
que olvida la larga trayectoria con la que la URSS ya
haba contribuido a la historia de la astronutica. Fue
despus de la revolucin de 1917 cuando el Gobierno,
al contrario de lo que haban hecho los zares, ayud al
desarrollo de cohetes. Un ingeniero qumico llamado
Nikolai Ivanovich Tijomirov ya haba experimentado,
en 1894, con plvora para cohetes, pensando en su
aplicacin militar. Recibi el apoyo de Lenin y en 1921
pudo montar un laboratorio en Mosc. Hacia 1929 se
form el Grupo para el Estudio del Movimiento a
Reaccin (GIRD en ruso), que tuvo sus ramificaciones
en Mosc y en San Petersburgo (entonces, Leningra-
do). Fue el grupo de Mosc, comandado por Mijail
Tijonrakov y un joven ingeniero ucraniano de 26 aosllamado Serguei Korolev, el que lanz el primer cohe-
te ruso de combustible lquido, el 17 de agosto de
1933.
El secretismo de los soviticos y la sensacin de
liderazgo de los norteamericanos provoc que el Sputnik
fuera una sorpresa. Pese a ello, ya se haban producido
avisos. En 1953 el presidente de la Academia de Cien-
cias de la URSS, A.N. Nesmeyanov, declaraba en una
reunin internacional en Viena que la ciencia haba lle-
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gado a un nivel que haca factible lanzar una nave a la
Luna y crear un satlite artificial de la Tierra. En 1955
un peridico moscovita describa planes soviticos para
lanzar un ingenio as.
Los Estados Unidos no hacan caso de tales anun-
cios. Sin embargo, las alertas s que funcionaban a lainversa. En 1955 la Casa Blanca anunci que los norte-
americanos lanzaran un satlite durante el Ao Geof-
sico Internacional. Por eso, en enero de 1956, la Acade-
mia de Ciencias de la URSS decidi poner en rbita un
satlite. Incluso posteriormente anunci algunos ensa-
yos que haban transcurrido con xito. Sin embargo, no
se dio suficiente importancia a tales trabajos y por ello
el lanzamiento del Sputniksacudi los medios de comu-
nicacin y los medios polticos. Finalmente, el 4 de
octubre un R7 el misil balstico intercontinental que
la URSS haba lanzado con xito en el mes de agosto del
mismo ao pona en rbita el Sputnik, un satlite de 58
centmetros de dimetro y 83,6 kilogramos de peso que
llevaba algunos instrumentos cientficos.
La noticia cogi completamente por sorpresa.
Que ningn barcelons otee estos das el cielo confian-
do en ver elevarse un satlite artificial, podamos leer en
un peridico el mismo da 5 de octubre en una crnica
sobre el congreso astronutico que se celebraba en Bar-
celona, mientras en la seccin de ltima hora del mismo
diario se daba noticia del lanzamiento del Sputnik.
No todos se sorprendan. Miguel Masriera (1901-
1981), profesor de fsica y qumica en la Universidad de
Barcelona y autor de numerosos artculos de divulga-
cin, escriba el 11 de octubre que el hecho no le haba
sorprendido, porque era una posibilidad que se haba
anunciado varias veces. Y aada que es un error, que
puede pagarse caro, el que nuestro anticomunismo nos
haga menospreciar las posibilidades tcnicas de losrusos.
Pero algunos juicios demostraban qu poco proba-
ble o importante vean el primer acto de la carrera espa-
cial. Un experto en armamento alertaba que la URSS
podra haber construdo en un ao ms submarinos que
Estados Unidos en quince y sealaba que El control del
mar significa el control del mundo. Pese a ello, el pri-
mer satlite artificial provoc numerosos comentarios
que expresaban el temor de la superioridad militar que
el hecho poda dar a los soviticos. Un artculo de Harry
Schwartz en el Timesiba en la lnea de considerar que,
en el plano tecnocientfico, la URSS ya era superior a
Estados Unidos y aventuraba que esta superioridad
podra extenderse al campo de las armas, particular-
mente los misiles balsticos intercontinentales.Ms contundente era el artculo que el monrqui-
co Rafael Calvo Serer publicara en La Vanguardia el da
11 de octubre, con el claro ttulo de Tras el satlite ruso,
la neutralidad es imposible. En l, sin ninguna valora-
cin sobre el hecho tecnolgico, declaraba que el lanza-
miento ha respaldado con la fuerza de los hechos indis-
cutibles el anuncio anterior de los rusos de que disponen
de proyectiles dirigidos de largo alcance, capaces de lle-
var su fuego a todo el mundo.
No era difcil prever que el primer satlite soviti-
co causara impacto y preocupacin en Estados Unidos
y en los pases de su entorno del mismo modo que pro-
vocara euforia entre los pases ms prximos ideolgi-
camente a la URSS. Ya lo deca mucho antes, en 1946,
un informe de la institucin privadaRAND Corporation,
que asesoraba al Departamento de Defensa de Estados
Unidos: el primer satlite tendra unas repercusiones
comparables a las de la primera bomba atmica y el pas
que lo consiguiera sera considerado poseedor de la pri-
maca militar, cientfica y tcnica. E incluso sealaba:
Para captar el impacto del acontecimiento, slo hace
falta imaginar la consternacin (...) que se sentira en
Estados Unidos si otro pas fuera el primero en alcanzar
con xito un satlite.
Una consternacin que tendra tambin efectos
positivos. El impacto recibido oblig a reformar el sis-
tema educativo norteamericano y a fortalecer las ense-
anzas tcnicas y cientficas. Entre otros frutos, hizo que
el darwinismo recuperara terreno en las escuelas, des-pus de haber sufrido durante aos la presin de los gru-
pos fundamentalistas religiosos que exigan la ensean-
za de la versin bblica de la creacin del hombre.
Ciencia y poltica en la prensa
Bajo la censura de prensa del rgimen franquista,
los peridicos barceloneses no tenan ninguna posibili-
dad de ofrecer visiones diversas desde el punto de vista
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ideolgico. Por ello, lo ms destacable es que expertos
como Masriera o como Mrius Lleget (1919-1995)
escritor que haba fundado la seccin interplanetaria de
la Sociedad Astronmica Aster ofrecieran por lo menos
unos comentarios tcnicos objetivos y claros. Lleget se
dola en El Correo Cataln de que nuestra prensa care-ciera de comentaristas cientficos, a pesar de que la
poca que vivimos hace cada da ms indispensables tales
comentarios. Haba tambin periodistas que, pese a no
ser especialistas, conseguan, con gran rigor profesional,
transmitir los datos que los expertos o la prensa especia-
lizada aportaban.
Pese a ello, tanto el hecho de que el primer paso lo
hubiera dado la URSS como el peso de ideas profunda-
mente religiosas llevaban con ms frecuencia a un trata-
miento distante e incluso sarcstico de la ciencia. As, J.
Miquelarena titulaba su crnica desde Londres para el
Diario de Barcelona Cantinflas y el satlite y afirmaba
que a juzgar por lo que vea, lo que realmente esperaba
el hombre de la calle eran las ediciones con los resulta-
dos de la liga de ftbol o ver La vuelta al mundo en
ochenta das, con David Niven y Cantinflas. Por su
parte, Carlos Sents mostraba poca visin de futuro al
escribir en La Vanguardia que los satlites no tienen
otra importancia que su papel de apeaderos del espacio
o relevos volantes en un camino ya trazado en el viaje
a la Luna. Pero este viaje, para Sents, no merece la pena
y para ver desfilar el rtico, el Mediterrneo o el Ama-
zonas no es necesario ir tan lejos. Sin embargo, ante-
riormente haba llamado la atencin sobre el uso mili-
tar del satlite, ya que quienes han lanzado el satlite a
novecientos kilmetros de altura pueden a voluntad
colocar proyectiles teledirigidos intercontinentales y an
de ida y vuelta.
La visin distante de la ciencia por conviccionesreligiosas tiene numerosos ejemplos significativos. Entre
ellos, un editorial de la Hoja del Lunestitulado El alma
vuela ms lejos, en el que se afirma que observar el cielo
para ver satlites no es exactamente mirar al cielo si el
cielo lo consideramos como la suprema aspiracin del
alma de los hombres, dirigida a Dios. Y se preguntaba:
Esos falsos astros volantes que el comunismo sovitico
ha colocado en el espacio a los cuarenta aos de la revo-
lucin roja en Rusia, qu significan para la felicidad
eterna del hombre? Qu incluso para su bienestar
temporal?.
Afortunadamente, tambin haba artculos que
sealaban los beneficios que pronto traeran los satlites,
como grandes mejoras en la previsin meteorolgica, la
teledeteccin de yacimientos de minerales y de petrleoo el estudio cientfico de los rayos csmicos. ngel Zi-
ga, por su parte, sealaba el cambio probablemente ms
importante: la exploracin espacial que cambiar de
pronto la mentalidad del hombre y sus mitos y esperan-
zas, aunque en este perodo de cambio total el hom-
bre se aferra naturalmente a lo que considera su intimi-
dad, su mundo pequeo.
La Luna y el fin de una etapa
El 4 de noviembre, la Unin Sovitica, mediante
un R7 modificado, pona en rbita el Sputnik 2, con un
peso de 508 kilogramos. Este peso inclua a la perra
Laika, el primer ser vivo que viaj al espacio. El satlite
tena instrumentos para medir los efectos de la ingravi-
dez en el cuerpo de la perra y otros para obtener datos
sobre la radiacin en el espacio. Estados Unidos intent
contrarrestar el segundo golpe acelerando el lanzamien-
to del cohete Vanguard, un proyecto de la Marina. Pero
el fracaso del 6 de diciembre hizo que, por fin, Eisenho-
wer diera va libre a Von Braun y su coheteJuno 1, que
el 31 de enero de 1958 puso en rbita el Explorer.
De esta forma, los norteamericanos recuperaban la
moral y el orgullo nacional y la prensa no contena su
entusiasmo. Los peridicos barceloneses lo consideraban
una victoria propia: Ha inutilizado una propaganda
tendenciosa o bien Norteamrica, una vez puesta en
marcha, es una mquina que puede resultar imparable
eran algunas de las afirmaciones que se podan leer.Miguel Masriera volva a mostrar el juicio ponderado:
No nos dejemos impresionar por los incidentes, que lo
ms probable es que sean de suerte alterna.
As fue. El 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin se con-
verta en el primer astronauta de la historia. La nueva
victoria sovitica fue contrarrestada por el vuelo subor-
bital de Alan Shepard el 5 de mayo. El 21 de julio otro
norteamericnao, Virgil Grissom, realizara otro vuelo
suborbital, mientras el 6 de agosto otro sovitico, Ger-
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man Titov, entrara en rbita alrededor de la Tierra. No
fue hasta el 20 de febrero de 1962 cuando un estado-
unidense hizo un vuelo orbital: sera John Glenn.
Entre estos vuelos, en mayo de 1961, el presiden-
te John Kennedy hizo el anuncio de que los Estados
Unidos enviaran a la Luna un hombre y lo devolverana la Tierra sano y salvo antes de que acabara la dcada.
Kennedy haba utilizado la poca atencin al espacio
como argumento contra su contrincante en las eleccio-
nes de 1960, Richard Nixon, que era vicepresidente con
Eisenhower. Despus de vencer, Kennedy sigui con la
misma poltica que haba criticado. Pero probablemen-
te el vuelo de Gagarin despert todas las alarmas y des-
pus de un estudio de viabilidad tcnica y econmica
dirigido por el vicepresidente Lyndon B. Johnson, rea-
liz el anuncio citado.
En cualquier caso, la utilidad poltico militar de los
satlites ya se iba haciendo evidente. En 1961, unas im-
genes obtenidas por el satlite americano Samos-2per-
mitieron deducir que la URSS tena menos misiles inter-
continentales de los que afirmaba. En 1963, la URSS
tambin era consciente, gracias a los satlites, de su infe-
rioridad, por lo que decidi apuntar algunos misiles
directamente a Estados Unidos desde Cuba, lo que dio
origen a un enfrentamiento poltico muy grave, quizs
el momento ms delicado de la guerra fra.
La carrera hacia la Luna prosigui con diversas
alternativas, pero dificultades tcnicas y econmicas,
interferencias polticas y rivalidades personales y profe-
sionales entre Serguei Korolev padre del R7 y Valen-
tin Glushko, adems de la muerte del primero en 1966,
dificultaron el camino sovitico hacia la Luna.
En cambio, el proyectoApolo, pese a lgicas difi-
cultades y momentos delicados como la muerte de la
tripulacin de la primera misin Apolo, en enero de
1967, durante un ensayo en la plataforma de lanza-
miento culmin con el viaje de Neil Armstrong, Edwin
Aldrin y Michael Collins a la Luna. Nixon recoga los
frutos del trabajo iniciado por Kennedy y Johnson y seserva del xito como la mejor propaganda poltica.
Como sealaba el analista poltico Carlos Nadal, Nixon
viajaba ahora a reuniones con otros gobernantes con el
Apolo XIen el bolsillo. El prestigio estadounidense
otra vez en el cenit, sealaba por su parte Augusto Asa,
atribuyndolo al xito espacial y al inicio de la retirada
de las tropas del Vietnam, cosas que hacan olvidar
durante un tiempo las dificultades del Vietnam, con su
nmero semanal de muertos, el estado de las minoras
rebeldes y la decadencia de las ciudades.
El proyectoApolo contemplaba hasta la misin 20,
pero las tres ltimas ya no se llevaron a cabo. En total,
doce astronautas haban pisado la Luna la misinApolo
13 tuvo problemas tcnicos que incluso estuvieron a
punto de impedir la vuelta a la Tierra de sus integran-
tes. Pese a que despus de la Luna muchos vean prxi-
mo el viaje a Marte Nixon mismo lo haba comenta-
do, Von Braun constat que la exploracin espacial no
proseguira. En mayo de 1972 march a una empresa
privada. El mismo mes, Lenidas Breznev el gober-
nante ruso que haba sustituido a Kruchev y Richard
Nixon se reunieron en una cumbre que, segn se deca,
marcaba el inicio de la distensin. Los dos acordaban
una misin espacial conjunta sovitico-americana. Por la
misma poca, el escndalo Watergate creaba a Nixon
otras preocupaciones ms terrenales. La primera etapa
de la carrera espacial haba llegado a su fin.
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BURROWS, William E.: This New Ocean. The Story of the
First Space Age. Random House, Nueva York, 1998.
DICKSON, Paul: Sputnik. The Shock of the Century. Walker
& Company, Nueva York, 2001.
ZIMMERMAN, Robert:Adis a la Tierra. Estaciones espa-
ciales, superpotencias rivales y los viajes interplanetarios.
Melusina, Barcelona, 2005.
Bibliografa
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