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DOCUMENTO N°2
DETECCIÓN PRECOZ E INTERVENCIONES TEMPRANAS:
PRINCIPIOS GENERALES DEL SBIRT
Dr. Daniel Martínez Aldunate, Dr. Carlos Ibáñez P, Ps. Lorena Contreras E y Ps. Italo García J.
A continuación describiremos algunos principios generales de las estrategias de detección precoz
y de las intervenciones tempranas, a partir de una Guía de capacitación del Programa SBIRT
(Screening, Brief Intervention and Referral to Treatment) de la OMS y de otras investigaciones
relacionadas.
1. ¿PORQUÉ INVERTIR EN LA DETECCIÓN PRECOZ Y EN LAS INTERVENCIONES BREVES DE LAS
RELACIONES RIESGOSAS?
Estudios epidemiológicos sobre el consumo de alcohol a nivel internacional indican que una
pequeña proporción de las personas que usan alcohol manifiestan síntomas de dependencia y que
una mayor proporción tienen serios problemas asociados a su forma de beber, sin ser
dependientes. A diferencia en el uso de tabaco, la gran mayoría de los consumidores son
dependientes del tabaco.
Para las otras drogas, la proporción de la población que no consume o tiene un consumo
experimental u ocasional es mayor que para el alcohol, la proporción que tiene un consumo
dependiente es semejante al alcohol o aún más bajo, y una proporción significativa de la población
que la usa tiene un consumo intermitente de alto riesgo.
Es cierto que los dependientes al alcohol o “alcohólicos” son más propensos a experimentar y/o
causar mayores daños en comparación con otro tipo de bebedores, pero si se toma en
consideración la forma en que se distribuye el consumo en la población general, se observa que
existen “más personas con consumo riesgoso y/o peligroso” que individuos que cumplen los
criterios de dependencia. Como resultado de esta diferencia, la mayoría de los problemas
relacionados con el alcohol son ocasionados por las personas que en general beben de forma
moderada, pero que ocasionalmente se arriesgan más de lo que deberían. Muchas personas
fluctúan entre periodos de consumo de bajo y alto riesgo, sin progresar necesariamente a la
dependencia.
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Es muy probable que estos bebedores presenten algún tipo de consecuencias personales, sociales,
familiares, laborales, legales, accidentes, etcétera. Además, a diferencia de lo que ocurre con los
dependientes, muchas de estas personas no buscan ayuda ni tratamiento para sus problemas de
consumo y no se detectan oportunamente, a pesar de ser quienes más usan los servicios de salud,
por consultas de problemas agudos, tales como golpes y accidentes, molestias gastrointestinales,
crisis de ansiedad, etc.
El consumo riesgoso o en riesgo se entiende como aquel hábito de consumo que pone a la
persona en riesgo de sufrir consecuencias negativas. Se trata de un patrón de consumo de
sustancias tal, que si persiste en el tiempo o se da en condiciones y situaciones desfavorables,
exista una alta probabilidad que se trasforme en un consumo problema, sea por la aparición de
daños a la salud (trastorno por consumo nocivo o perjudicial, enfermedades físicas) o de otro tipo
de consecuencias negativas. El uso riesgoso, es una condición previa al consumo problema
(MINSAL 2005).
Se estima en diversos estudios que entre el 10% al 25 % de la población (OMS 2007, CONACE 2008
y MINSAL 2001), presenta un consumo de sustancias riesgoso.
La población que puede ser identificada en los servicios generales de salud o en una consulta
habitual, y que puede ser beneficiada por una intervención psicoeducativa, una intervención breve
o una derivación a tratamiento, es mucho más amplia si se incluyen las personas que consumen
alguna sustancia de manera riesgosa, sin ser aún dependientes. La Realidad nos dice que la gran
mayoría de la personas que tienen algún nivel de riesgo en su relación con las sustancias
psicoactivas, no son identificadas tempranamente ni habitualmente por los servicios de salud o
por los equipos profesionales que se relacionan con estas poblaciones.
En los últimos 20 años se ha producido un cambio importante en el foco de atención, se ha pasado
de atender exclusivamente a las personas con dependencia (punta del iceberg) a considerar
también a los consumidores que sin manifestar síntomas de dependencia se encuentran en
moderado o alto riesgo de desarrollar problemas en el presente o en el futuro. Estas nuevas
aproximaciones son más reales e integrales y combinan la detección de casos y el tratamiento, con
estrategias de salud pública como la prevención primaria/secundaria o la prevención
selectiva/indicada, de esta forma se ofrecen nuevos servicios de prevención, ayuda e intervención
temprana a los individuos que consumen alcohol y otras drogas con alto riesgo de presentar daños
agudos.
A partir de un modelo comprensivo relacional de las conductas adictivas enfocado en el riesgo, se entiende que las personas están permanentemente vinculándose con su cuerpo, sus pensamientos y emociones; enlazándose a otras personas, a través de afectos y compromisos; y relacionándose con sustancias y objetos, tales como: drogas, fármacos, alimentos, juegos y
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nuevas tecnologías. En cada una de estas relaciones habituales se exponen a construir vínculos nutritivos y saludables, pero también a formar redes y vecindades riesgosas.
No solo la droga importa con su potencial adictivo y sus riesgos, sino que además hay que considerar a la persona (vulnerabilidades y fortalezas), el contexto y los tipos de relaciones que se pueden establecer entre todos los factores involucrados. Al hablar de relaciones riesgosas, en la actualidad extendemos el tema a otros tipos de relaciones cotidianas de las personas, lo que nos permite comprender desde un modelo similar lo que nos pasa en nuestras relaciones habituales interpersonales o de pareja, o aquellas con la comida o con el uso de sustancias legales –café, chocolate, bebidas energéticas–, las que presentan riesgos como cualquier otro tipo de relación. Este modelo comprensivo nos permite por ejemplo entender como las relaciones adictivas con drogas, se pueden comportar de forma similar a las relaciones de parejas riesgosas que funcionan como verdaderas adicciones, donde se recrea la situación de tolerancia (cada vez necesito estar más tiempo con él/ella), el síndrome de abstinencia (si intento terminar la relación, no puedo hacerlo, ya que me angustio y siento temor), el deseo o craving (solo pienso y deseo estar con él/ella), la visión parcial de la realidad que se vive en el proceso de enamoramiento y la persistencia de la relación a pesar de las consecuencias negativas que nos pueda traer. Todo este nuevo campo de desarrollo, se ha denominado “conductas adictivas”, “adicciones no químicas” o “adicciones del comportamiento”. Poner comprensivamente esta mirada en nuestras relaciones cotidianas, nos puede permitir entender y empatizar mejor con aquellas personas que presentan dificultades en sus relaciones con las drogas. Ante esta situación, el mensaje psicoeducativo que surge es ser cuidadosamente consciente y responsable frente a aquellas relaciones que nos provocan un gran placer y gratificación, una pérdida del sentido de realidad a partir de la vivencia de sensaciones y emociones intensas y descontrol conductual a pesar de las consecuencias, es decir, se busca que las personas evitan situaciones riesgosas y que si las deciden tener, aprendan a gestionar sus riesgos.
Colocar el tema del riesgo, nos debe llevar a reflexionar sobre la percepción y la gestión del
riesgo. Considerando que todas las personas podemos desarrollar en nuestras vidas relaciones
riesgosas, es fundamental que aprendamos tempranamente a percibir y gestionar los riesgos.
Gestionar nuestros riesgos, significa conocer de ellos y tener herramientas para disminuirlos, si
decidimos libremente enfrentarlos. Para gestionar los riesgos de una mejor manera, se requiere
que las personas tengan un grado de auto conocimiento que les permita identificar sus fortalezas
y fragilidades, a la vez que se requiere conocer con la mayor profundidad posible, aquello con lo
que voy a relacionarme. Además es importante saber que en la interacción entre dos, también
influye un 3 ero que es el ambiente y el contexto, y aparece un 4 °, que es la particularidad única
que surge de un vínculo, que es más que la suma de sus partes. Un aspecto fundamental de la
gestión del riesgo en el uso de drogas, es el hecho científicamente demostrado desde las
neurociencias, que la corteza cerebral pre frontal termina de madurar entre los 20 a 24 años, lo
que significa que el riesgo de desarrollar relaciones riesgosas y adictivas con las consecuencias que
esto implica, es mucho mayor cuando las personas inician su consumo antes de esta edad. Esta
realidad, también corroborada desde la salud pública, es la que reafirma uno de los principales
enunciados preventivos, que nos dice que debe evitarse el consumo de sustancias psicoactivas en
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la población infanto juvenil, retrasando lo más posible el uso de drogas legales (tabaco y alcohol)
en aquella población que decide iniciar su uso.
Con el objetivo de dar respuesta a esta población que presenta consumos riesgosos y
problemáticos de drogas sin dependencia, se han generado estrategias para la detección precoz,
la intervención breve y la referencia asistida (SBIRT). El SBIRT (Screening, Brief Intervention and
Referral to Treatment) es una estrategia de Salud Pública orientada a buscar intencionadamente
casos, con el fin de reducir o eliminar el nivel de riesgo que presentan los consumidores de
sustancias y evitar así problemas de salud y futuras discapacidades. Una forma utilizada para
denominar el SBIRT es español es DIRT:
Detección precoz de problemas actuales o potenciales asociados al consumo.
Intervención con estrategias Breves para apoyar a las personas a reducir su nivel de
riesgo.
Referir los casos con riesgos más elevados para una evaluación diagnóstica más precisa y
recibir Tratamiento especializado.
La Detección precoz del nivel de riesgo o tamizaje, busca identificar de manera oportuna a las
personas que están en riesgo, debido a su consumo de sustancias. La finalidad de detectar a las
personas en riesgo es ofrecerles una Intervención Breve que reduzca su nivel de riesgo, disminuya
la severidad de sus problemas psicosociales o de salud que se asocian a su consumo, así como la
probabilidad de desarrollar dependencia. Esto puede lograrse a través de estrategias
psicoterapéuticas de baja intensidad y de corta duración que reciben el nombre genérico de
“intervenciones breves” e incluyen una extensa gama de actividades que varían en contenido,
duración, intensidad, metas y escenarios. Las intervenciones breves, también han recibido el
nombre de “consejo simple”, “intervenciones mínimas”, “consejo breve” o ”orientación a corto
plazo”. Pueden ser simples sugerencias para reducir el consumo dado por un profesional o una
serie de intervenciones previstas dentro de un programa de tratamiento, es decir, son un conjunto
de procedimientos simples, breves y estructurados, para dar ayuda oportuna y eficaz a las
personas respecto a su consumo de sustancias.
Al aplicar pruebas de detección o tamizaje a todas las personas que acuden a un servicio de salud,
también se puede detectar a individuos que ya están presentando problemas debido a su
consumo de alcohol, tabaco u otras drogas. Cuando el riesgo indica un posible consumo
problemático o dependencia, es necesario Referir o Derivar asistidamente a la persona a centros
especializados en la atención de las conductas adictivas para que les realicen una prueba
diagnóstica más específica y reciban el tratamiento adecuado.
Diversas investigaciones nos han ido mostrando en los últimos años que el SBIRT es eficaz en
reducir los costos en salud, disminuir la frecuencia y gravedad del consumo de alcohol y otras
drogas, reducir el riesgo de accidentes y aumentar el porcentaje de usuarios que ingresan a
dispositivos de tratamiento especializados.
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2. ¿QUÉ ES EL ASSIST?
La Prueba de detección de consumo de alcohol, tabaco y drogas OMS-ASSIST fue desarrollada bajo
el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por un grupo internacional de
investigadores y médicos especialistas en adicciones debido a la alta demanda asistencial de
consumidores riesgosos y problemáticos a nivel de la salud pública. “ASSIST” son las siglas en
inglés de ALCOHOL, SMOKING AND SUBSTANCE INVOLVEMENT SCREENING TEST, que se traduce
al español como Prueba de Tamizaje del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
El ASSIST, es un instrumento de tamizaje que forma parte del SBIRT, que fue diseñado para usarse
en entornos de atención primaria de salud, donde el consumo riesgoso o nocivo de sustancias
entre los usuarios puede pasar desapercibido o agravarse.
El ASSIST es un cuestionario de 8 preguntas diseñado inicialmente para ser aplicado por un
profesional de la salud a un usuario en 5 a 10 minutos. Fue validada para personas adultas y hay
menor información sobre su empleo en adolescentes o jóvenes menores de 18 años de edad. La
prueba OMS-ASSIST fue diseñada para ser neutral culturalmente y utilizable en una gran variedad
de culturas para detectar el consumo problemático o riesgoso de las siguientes sustancias: alcohol,
cannabis, cocaína, estimulantes anfetaminérgicos, tranquilizantes e inductores de sueño,
alucinógenos, inhalables, opiáceos y otras drogas.
El cuestionario evalúa riesgos para la salud y otros problemas asociados al uso de diferentes
sustancias psicoactivas, incluyendo alcohol y tabaco, lo que lo hace distintivo, ya que la mayoría
de los instrumentos de tamizaje se concentran en una sola sustancia. Una característica es que
explora el consumo a lo largo de toda la vida pero hace énfasis en el consumo actual y los riesgos
asociados durante los últimos tres meses.
El cuestionario tiene las siguientes ventajas:
Facilita la oportunidad de iniciar una conversación con una persona sobre su relación con
las sustancias psicoactivas.
Puede ayudar a informar a las personas que se encuentran en riesgo de desarrollar
problemas relacionados con su consumo.
Permite definir y relacionar el consumo de sustancias como un factor que contribuye al
desarrollo de diferentes problemas y/o trastornos.
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Puede vincularse con una intervención breve para ayudar a las personas en riesgo a
disminuir o abandonar el consumo y de esta forma evitar consecuencias negativas en el
futuro.
¿Dónde se puede aplicar el ASSIST?
La factibilidad de aplicar el ASSIST actualmente se ha probado en una variedad de escenarios tales
como salas de urgencias, consultorios de atención primaria, de salud general y de salud mental,
comisarías, cárceles, etc.
Quién puede aplicar el ASSIST?
La prueba estuvo diseñada inicialmente para ser usada por profesionales de atención primaria de
la salud, pero es útil para cualquier profesional que esté en contacto con personas en riesgo de
consumo, o para quienes trabajan con individuos cuyo uso de sustancias los pone en un mayor
riesgo de tener consecuencias. Estos incluyen: profesionales de la salud mental, enfermeras,
trabajadores sociales, médicos, psicólogos, psiquiatras, profesionales que trabajan con jóvenes,
consejeros, especialistas en adicciones, etc.
¿A qué usuarios se les puede aplicar la prueba de detección?
Idealmente, todos los pacientes que acuden a una consulta de salud deberían hacerse una prueba
de detección de consumo de sustancias como parte de un programa de promoción de la salud.
Particularmente el alcohol y el tabaco son las sustancias más consumidas en todos los entornos de
salud y por la población general. En relación a las otras drogas, los escenarios donde hay una alta
proporción de pacientes consumidores en comparación con el resto de la comunidad son entornos
donde puede ser útil, por ejemplo, servicios de salud mental, programas de evaluación de presos y
servicios de salud en zonas de mayor riesgo.
Para realizar el tamizaje el profesional de la salud requiere tener a la mano tres diferentes
documentos: el cuestionario, la hoja de apoyo para el paciente y la hoja de retroalimentación del
paciente.
La hoja de apoyo para el paciente contiene una lista de las categorías de las drogas que se
exploran en el ASSIST y algunos nombres comunes que se usan para referirse a ellas. Estos
nombres comunes son los que se usan en los países donde se probó el ASSIST, pero el
entrevistador debe usar los nombres que sean más adecuados culturalmente a su localidad.
La tarjeta de retroalimentación incluye una sección para que el usuario registre su puntuación y
un listado con los principales efectos del consumo de diferentes sustancias psicoactivas. Esto sirve
para ayudar al paciente a reconocer cuál es su nivel de riesgo en relación con su consumo de
sustancias y es la base para iniciar la intervención breve.
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Antes de empezar a plantear las preguntas del cuestionario, es recomendable introducir el tema
en la entrevista de una manera adecuada y cautelosa. Para esto se sugiere, adoptar el estilo de la
entrevista motivacional, que será presentado extensamente en otro documento de esta
capacitación. Es muy importante que desde el primer contacto con el sujeto, el profesional de la
salud se muestre empático, y se siga las siguientes etapas durante la entrevista:
Presentación
Mencionar objetivos
Describir brevemente el cuestionario
Asegurar la confidencialidad
Obtención del consentimiento
Considere que es más probable que los usuarios accedan a contestar el cuestionario y den
respuestas exactas a las preguntas sobre el consumo de sustancias cuando el profesional de la
salud:
Muestra interés genuino en el usuario. Una forma de demostrar interés es escuchar
con atención y estableciendo contacto visual con la persona entrevistada.
Es amigable e imparcial. Las personas se sienten en mayor libertad de compartir sus
experiencias si no se sienten juzgados y se les trata con respeto.
Muestra sensibilidad y empatía hacia el usuario. Es muy favorable ser flexible para
escuchar comentarios sobre temas que no estén totalmente relacionados con el
instrumento pero que resulten significativos para el entrevistado, ofrezca un breve
comentario que refleje que le ha puesto atención y que le ha comprendido por
ejemplo “entiendo que esté preocupado por la situación familiar que me acaba de
comentar”
Los profesionales de la salud deben elegir el mejor escenario de aplicación siendo
sensibles a las necesidades de los pacientes: Si están intoxicados, requieren
tratamiento de emergencia; sí están angustiados o sienten dolor, es mejor esperar
hasta que la condición médica se haya estabilizado.
Se debe ser cuidadoso con la información personal de los pacientes, ya que esta es
confidencial y se corre el riesgo de estigmatizar y discriminar a quienes son
identificados como consumidores.
El ASSIST se puede aplicar solo o como parte de una entrevista de salud general, un
cuestionario de estilos de vida o la historia médica. Contiene instrucciones para guiar a
los entrevistadores, algunas de estas instrucciones permiten saltarse preguntas para
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algunos usuarios y acortar la entrevista. Otras recuerdan al entrevistador indagar más
detalles para obtener respuestas exactas. Aunque es posible algo de flexibilidad al
hacer las preguntas, es importante asegurarse que se hayan hecho todas las preguntas
relevantes y que las respuestas se hayan registrado.
Posterior a la aplicación del instrumento y la tabulación de los resultados, las personas se agrupan
en 3 niveles de riesgo:
Riesgo bajo. Los usuarios con puntaje de 4 o menos (11 para el alcohol), aunque
pueden usar sustancias ocasionalmente, no tienen actualmente problemas
relacionados con su consumo y el riesgo de desarrollarlos es bajo. Se recomienda
retroalimentar al paciente sobre su patrón de consumo y brindar información.
Riesgo moderado. Los usuarios con puntaje entre 4 y 20 (11 y 26 para el alcohol)
están en riesgo moderado de desarrollar problemas de salud u otras complicaciones,
incluso pueden estar teniéndolas ahora. Continuar con ese patrón de consumo
conlleva una mayor probabilidad de futuros problemas de la salud y de otro tipo,
incluyendo la dependencia. El riesgo aumenta en quienes tienen un historial de
consumo de sustancias y dependencia. Se recomienda retroalimentar al paciente
sobre su patrón de consumo y dar una intervención terapéutica breve.
Riesgo alto. Una puntuación mayor de 20 (27 para alcohol) sugiere que el usuario
está en un alto riesgo de dependencia y probablemente tenga problemas de salud,
sociales, económicos, legales y relacionales como resultado de su consumo.
Una vez obtenido el nivel de riesgo, lea con el usuario cómo deben interpretarse estos resultados
y ofrezca algunos ejemplos de los problemas relacionados con cada sustancia consumida, esta
información se encuentra en la tarjeta de retroalimentación.
Los problemas relacionados con el consumo de sustancias están vinculados a múltiples factores
que modifican los riesgos, entre ellos la historia familiar de problemas de consumo de sustancias,
la comorbilidad psiquiátrica, edad, género, estatus socioeconómico, etc.
3. QUÉ SON LAS INTERVENCIONES BREVES
Posterior a la aplicación del ASSIST y la definición del nivel de riesgo, parte de la población
detectada pasa a recibir una Intervención Breve. El objetivo de las intervenciones breves es
ayudar a las personas a cambiar una conducta. Las Intervenciones Breves no están diseñadas para
el tratamiento de personas con dependencia, que por lo general requieren un abordaje clínico más
intensivo y especializado.
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La intervención breve se caracteriza por ser proactiva y estar centrada en el paciente, ya que no
espera necesariamente que el cliente pida una orientación o ayuda, proponiendo una discusión
basada en los resultados del tamizaje, sin forzar ninguna decisión de parte del paciente.
La investigación sobre la efectividad de las intervenciones breves ha mostrado que existe un
conjunto de características que se asocian con mejores resultados en términos de la reducción del
consumo. Estas características se han resumido con el acrónimo FRAMES que se deriva de las
palabras en inglés que significan:
FEEDBACK (Retroalimentación).
RESPONSIBILTY (Responsabilidad).
ADVICE (Aconsejar).
MENU OF OPTIONS (Menú de opciones).
EMPATHY (Empatía)
SELF EFFICACY (Auto eficacia).
La Retroalimentación es entregar información personalmente relevante y pertinente para cada
usuario, de manera objetiva. Esto se logra al dar la información sobre el consumo individual de
sustancias que se obtuvo en el cuestionario de tamizaje y el nivel de riesgo asociado a esa
puntuación. La retroalimentación se debe dar de manera tal, que considere lo que el usuario está
dispuesto a escuchar y lo que ya sabe de alguna forma, en esta etapa de su proceso de cambio. El
estilo empático y las destrezas específicas, pueden tener una gran influencia en qué los usuarios
entiendan y validen la retroalimentación.
Un principio clave de intervención con los consumidores de sustancias es reconocer y aceptar que
ellos mismos son Responsables de su propia conducta y que deben hacer elecciones sobre su
consumo de sustancias y sobre el curso de la intervención breve dada por el profesional de la
salud. Se ha comprobado que este sentido de control es un elemento importante en la motivación
para el cambio y en la disminución de las resistencias.
Un componente central de las intervenciones breves eficaces es proporcionar consejos claros y
objetivos, dados de manera imparcial, con respecto a cómo reducir los daños asociados con el
consumo continuo. Los usuarios pueden no estar conscientes de que su patrón actual de consumo
de sustancias podría llevarlos a problemas de salud o de otro tipo o empeorar los problemas
existentes. Dar consejos claros de que reducir o de la necesidad de dejar el consumo de sustancias,
reducirá su riesgo de futuros problemas, aumentará su conciencia de riesgo personal y le dará
motivos para considerar el cambio de su conducta.
El componente final de las intervenciones breves eficaces es alentar la confianza y la motivación
de los usuarios en que pueden hacer cambios en su conducta de consumo de sustancias
(Autoeficacia). Las personas que creen que es probable que puedan hacer cambios tienen más
probabilidad de hacerlo que aquellos que se sienten impotentes para cambiar su conducta.
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La Intervención Breve vinculada al ASSIST es una estrategia orientada a disminuir el nivel de
riesgo asociado al consumo de diferentes sustancias. Se ofrece a las personas que ya han
respondido el cuestionario de tamizaje ASSIST y obtuvieron puntajes de riesgo debido al consumo
de alguna sustancia. Su aplicación tiene una duración de 5 a 15 minutos y puede ser administrada
por profesionales de la salud en diferentes escenarios.
La intervención breve ASSIST consta de 10 pasos:
1. Preguntar a los usuarios si están interesados en ver los puntajes de su cuestionario
2. Dar Retroalimentación personalizada a los usuarios sobre sus puntajes usando la tarjeta de
retroalimentación
3. Dar Consejos sobre cómo reducir los riesgos asociados con el consumo de sustancias
4. Permitir al usuario Responsabilizarse de sus elecciones
5. Preguntar al usuario qué tan Preocupado está por sus puntuaciones
6. Analizar las Cosas buenas sobre el consumo de sustancias en relación a las
7. Cosas menos buenas sobre el consumo de sustancias
8. Resumir y reflexionar con énfasis en las cosas menos buenas
9. Preguntar al usuario qué tan Preocupado está por las cosas menos buenas
10. Dar al usuario Materiales para llevar a casa para reforzar la intervención breve
La decisión de cuándo debe aplicarse la intervención se basa en el puntaje obtenido en la prueba
de tamizaje ASSIST; las personas con un riesgo bajo se recomienda aplicar una intervención
mínima o un consejo psicoeducativo; las personas cuyo puntaje indican un nivel de riesgo
moderado se recomienda una intervención breve, y aquellos usuarios con un nivel de riesgo alto
se les debe aconsejar buscar ayuda especializada (referencia asistida) para una valoración
diagnóstica más profunda y personalizada.
En general, las intervenciones breves no están indicadas para las personas que son dependientes o
están en 'alto riesgo' por su consumo de sustancias, sin embargo, la intervención breve ASSIST se
puede utilizar para motivar a tales usuarios a buscar una evaluación y un tratamiento
especializado, ya sea en el entorno de atención primaria o en un centro de tratamiento
especializado.
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Los usuarios cuyas puntuaciones están en el rango de bajo riesgo es bueno motivarlos a continuar
con sus patrones actuales de consumo de bajo riesgo de sustancias. Además es adecuado
proporcionarles información general sobre el consumo de alcohol y otras drogas (intervención
psicoeducativa), por las siguientes razones:
Aumenta el nivel de conocimiento sobre el consumo y los riesgos asociados por el uso de
alcohol y otras sustancias.
Puede actuar como medida preventiva alentando a los usuarios de sustancias de bajo
riesgo a que continúen su conducta.
Puede recordar a los usuarios que tuvieron un historial de consumo peligroso de
sustancias sobre los riesgos de regresar a ese tipo de consumo.
La información que se les da, la pueden difundir a amigos o familiares que tengan
problemas por el abuso de sustancias.
En resumen, las personas dependiendo de su nivel de riesgo, se les recomienda las siguientes
intervenciones:
Riesgo Bajo-----------------------------Intervención mínima o consejo psico educativo.
Riesgo Moderado---------------------Intervención breve.
Riesgo Alto------------------------------Referencia a Dg. y Tratamiento especializado.
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