INDICE
Glamourosadas…………………………………………………………..3
Gijón de Cómic…………………………7
Pasatiempos……………………………………………………………...10
La Biblioteca………………………….12
La heroína de Puerto Arturo……………………………………………14
Feria del cómic de Valencia………….45
La vida crítica……………………………………………………………46
Manualidades a todo riesgo…………47
Cocina con Remi…………………………………………………………50
Entrevista a Rafael Cortiella………52
Trío……………………………………………………………………….64
Desde el Taburete del Wimpy…….66
Pantone ha hablado, queridos. El color estrella de este otoño será el SANGRÍA y nosotras como buenas
trend hunters pronosticamos para esta temporada una lluvia también sin fin de sidra, horchata, gazpacho, etc.
porque lo que de verdad se llevará será toda la PALETA IBÉRICA. El IBERICOOLISMO ya está aquí,
glamurosones, y os damos todas las claves para que os convirtáis en sus primeros y más fieles seguidores.
Gijón de cómic Por Geno Mesa
El verano en Gijón y, más concretamente, el mes
de julio, tuvo gran presencia de eventos
relacionados de algún modo con la literatura y el
cómic.
Del 27 de junio al 6 de julio se estrenó en su
primera edición Metropoli, un festival de cultura
y entretenimiento que albergó en el Recinto Luis
Adaro de la ciudad música, videojuegos,
conferencias, tecnología, ocio infantil,
gastronomía…
En sus últimos tres días los asistentes pudieron
disfrutar de un interesante Cómic-Com dirigido
por Pepe Caldelas (autor de Crepusculón, ¡A por
ellos!)
Se celebraron un par de especiales muy
interesantes, uno de Dragon Ball con la
proyección de la película Dragon Ball Z, la
Batalla de los Dioses y la asistencia de los actores
de doblaje de la serie, firma de dibujos y charlas;
y otro de Los Caballeros del Zodiaco, en el que se
presentaron los libros de la editorial Dolmen con
Miguel Martínez y Néstor Rubio, los autores.
Los disfraces también tuvieron su lugar con un
concurso de cosplay con participantes de todo el
país.
Entre las charlas que se llevaron a cabo cabe
destacar una sobre el Universo Marvel en la que
se analizaban, en las voces de los dibujantes
Salvador Larroca, Claudio Catellini, Rafa
Sandoval y Pepe Larraz, las diferencias entre la
Marvel clásica y la moderna.
El 75 aniversario de Batman también tuvo hueco
en este Festival así como los zombies y, cómo no,
se dedicó un día a Star Wars, con coloquios,
exposiciones, un desfile y varias proyecciones.
Destacar la master class impartida por los
dibujantes Rafa Sandoval y Jordi Tarragona
sobre el proceso de creación de una portada de DC
Cómics.
Solapándose en el último fin de semana con
Metropoli, arrancó el 4 de julio el tren de la
Semana Negra.
Grandes nombres de la literatura nacional e
internacional como Sara Lark, Dolores Redondo,
Maruja Torres, Carlos Salem, Qiu Xiaolong,
Ignacio del Valle, William Gordon, Luis García
Montero, entre muchos otros participaron este
verano en la 27 edición del evento.
La exposición sobre cómic estuvo dedicada a José
Muñoz, historietista argentino.
Estudió en la Escuela Panamericana de Arte de
Buenos Aires y empezó a publicar sus primeros
trabajos a finales de los años 50 en las revistas
Hora Cero y Frontera.
A principios de la década de los 70 se instala en
Londres. Tras varios viajes a París o Lucca y
encuentros con grandes dibujantes como Hugo
Pratt que le aconsejaban dedicarse al dibujo,
contacta con Carlos Sampayo con el que empieza
a crear a Alack Sinner, que ha llegado a
convertirse en un clásico de la historieta policíaca.
Su estilo es de fuertes contrastes, de línea dura y
predominio del claroscuro.
Ha recibido premios en Francia, Alemania, EEUU
o Italia.
Los premios que cada año se conceden en la
Semana Negra recayeron sobre:
Premio Dashiel Hammet a la mejor novela negra
del 2013 para La estrategia del pequinés de Alexis
Ravelo (Editorial Alrevés) con una mención
especial para Don de lenguas de Rosa Ribas y
Sabine Hoffman.
Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no
ficción de género negro para (Desenterrando el
silencio) Antonio Benaiges, el maestro que
prometió el mar de Francesc Escribano, con
fotografías de Sergi Bernal.
Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor
primera novela negra para No llores, hombre duro
de Mariano Quirós Eduvim.
Premio Espartaco a la mejor novela histórica
para Shakespeare y la ballena blanca de Jon
Bilbao (Tusquets Editores)
Premio Celsius a la mejor novela de ciencia
ficción y fantasía para Hijos del clan rojo de Elia
Barceló (Ediciones Destino)
Premio SN-BAN! por el cual el premiado será
invitado oficialmente a acudir a la próxima
edición del Festival de Novela Negra de Buenos
Aires para Dolores Redondo.
El ganador del concurso de relatos fue Francisco
Bescós Menendez de la Granda con Hombre de
negocios.
Fotos de la exposición de José Muñoz: Rosa Mesa
Por Chema Sánchez
Soluciones a los pasatiempos de la revista de julio y agosto
La Biblioteca Por Silvia Tarragó
Durante muchos años he estado convencida de
que la primera novela que leí fue Quo Vadis?
cuando en realidad no fue así. El motivo de mi
error es el hecho de que ciertos libros, publicados
en su día para un público adulto, se consideran
hoy juveniles. Es el caso de La llamada de lo
salvaje, de Jack London; Robinson Crusoe, de
Daniel Defoe; Los tres mosqueteros, de Alexandre
Dumas; La máquina del tiempo, de H.G.
Wells, El escarabajo de oro, de Edgar A. Poe, y
prácticamente toda la obra de Jules Verne, por
citar sólo algunos.
Debido a su temática aventurera o fantasiosa a
estas obras se les ha colgado la etiqueta de
‘juveniles’, algo que no les resta identidad como
novelas pero que durante un tiempo me hizo creer
que tan sólo los libros que no formaban parte de
colecciones para jóvenes eran 'auténticas' novelas.
No en vano, pensaba yo, se diferenciaban de los
otros volúmenes con una encuadernación y una
temática más de ‘mayor. Así pues, durante mucho
tiempo no fui consciente de que, en realidad, la
primera novela que leí fue Las aventuras de Tom
Sawyer.
Al primer intento no lo conseguí. El bonito
volumen cuyas tapas estaban ilustradas con una
imagen del protagonista en su entorno rural y
evocador no consiguió atraparme. Quizás no fue
el momento adecuado porque, no mucho después,
en casa de mis abuelos descubrí un ejemplar
destartalado y amarillento del mismo libro y ese
sí, ese me cautivó. Aún no sé si el libro pertenecía
a mi madre o a alguno de mis tíos, porque era
mucho más antiguo que el que tenía en casa, pero
la cuestión es que sólo bastaron un par de páginas
para que me dejara llevar por esa fascinante
lectura. A pesar de que la época, la localización y
las motivaciones del protagonista nada tuviesen
que ver conmigo, sus desventuras y sus afanes
conectaron con los míos. Y no sólo con los míos.
Al acabar la novela quedé tan entusiasmada que se
la recomendé a mi hermano Jordi quien también
disfrutó de su lectura y la recuerda con tanto
cariño como yo.
Su autor se llamaba en realidad Samuel
Langhorne Clemens y su vida tiene mucho de
novela: aventurero infatigable y empleado en
diversas profesiones, acabó por encontrar en su
propia vida la inspiración para sus novelas. Su
infancia transcurrió en Hannibal, pequeño pueblo
ribereño del Mississippi. Pero la niñez le duró
poco porque a los doce años, tras dejar los
estudios, entró de aprendiz de tipógrafo en una
editorial y comenzó a escribir sus primeros
artículos. A los dieciocho dejó su casa y partió en
busca de aventuras. Así fue como consiguió
trabajó de aprendiz de piloto de un vapor fluvial,
profesión que le encantaba pero que tuvo que
abandonar a causa de la guerra de Secesión,
cuando se interrumpió el tráfico fluvial. Entonces
se empleó como minero en Nevada y, poco
después, se hizo buscador de oro, oficio en el que
tuvo poco éxito y que le obligó a regresar a su
faceta de periodista. Ya con 30 años, en 1865,
obtuvo su primer éxito literario con el cuento
corto La famosa rana saltarina de Calaveras, que
fue publicado en un periódico bajo el seudónimo
de Mark Twain. Seis años más tarde apareció la
primera novela que le daría fama universal, Las
aventuras de Tom Sawyer.
Aunque el talento literario de Mark Twain se
desplegó en todo su potencial en Las aventuras de
Huckleberry Finn, se considera a Tom Sawyer,
como su obra maestra, una de las más destacadas
de la literatura estadounidense que ha hecho que
se le considere ‘el Dickens norteamericano’.
Las aventuras de Tom Sawyer es, en cierto modo,
un libro de memorias puesto que lo que le sucede
al protagonista en esa pequeña ciudad a orillas del
Mississippi tiene mucho de la niñez del propio
Mark Twain. Con un estilo mordaz y algo
humorístico, el autor muestra la realidad desde la
perspectiva infantil y adulta. Para ello se vale de
los personajes que, a través de su propia visión,
nos muestran por un lado el mundo de los niños,
salvaje, inocente y esperanzado; y, por el otro, el
universo formal y desilusionado de los adultos.
Este retrato tan preciso de cómo nuestra
experiencia nos hace ver el entorno es la que ha
dotado de universalidad a la obra. No importa en
qué época o lugar vivamos, ya que lo que aquí se
refleja es la evolución que sufren con el tiempo
los sueños e ideales. Por eso muchos, pero
muchos años más tarde cuando, en mi época de
librera, recomendaba este libro a jóvenes lectores
ninguno quedó defraudado. El inquieto y astuto
huérfano sigue aún transmitiendo, a través de sus
percances, esa emocionante visión de la vida que
tuvimos en la niñez. Como el Mississippi, el
tiempo continuará fluyendo y nos erosionará por
fuera y, aún así, nosotros nos reconoceremos en
Tom, Becky o Huckleberry.
La Heroína de Puerto Arturo (Ángel Pardo Ruiz)
Feria del Cómic e Ilustración en Valencia en 2015
Tebeo Valencia. Feria del Cómic y la Ilustración
se celebrará del viernes 27 al domingo 29 de
noviembre de 2015 en Feria Valencia, organizado
por Feria Valencia con la colaboración de
FICOMIC, la Associació d’Il.lustradors de
València (APIV), el Gremi de Llibrers de
València, la Asociación Valenciana del Cómic
(ASOVAL), Associació d’Editors del País
Valencià (AE), y permitirá al visitante disfrutar de
una gran oferta cultural y lúdica, que incluye
exposiciones, talleres, encuentros con autores y
conferencias, además de las últimas novedades
editoriales.
La Feria de Valencia acogerá en sus instalaciones
la primera edición de Tebeo Valencia, la Feria
del cómic y la ilustración. Un evento cultural de
grandes dimensiones que arranca con el objetivo
de convertirse en una de las citas anuales del
sector del cómic y el libro ilustrado y de promover
la industria editorial especializada y su lectura. Se
trata un festival que organiza Feria Valencia y
que coordina FICOMIC, entidad organizadora del
Salón Internacional del Cómic de Barcelona y del
Salón del Manga de Barcelona, además
de promover diversas iniciativas para la
promoción de la historieta en diversos ámbitos
culturales y sociales. El Presidente de Honor de
esta primera edición será el dibujante e ilustrador
valenciano Sento Llobell y contará con la
dirección técnica de Daniel Tomás.
Con una programación ambiciosa y atractiva el
evento resultará interesante tanto al aficionado,
como al público en general, con una gran variedad
de editoriales, librerías, asociaciones y otras
compañías relacionadas con el mundo del cómic y
la ilustración. Se ha diseñado un programa de
actividades para todos los públicos, entre las que
habrá firmas de autores nacionales y extranjeros,
exposiciones de originales de cómic e ilustración
con espectaculares escenografías, talleres de
cómic, encuentros profesionales, espacios lúdicos,
espacios infantiles temáticos, mesas redondas y
conferencias. Asimismo, los asistentes y el propio
salón se beneficiarán del lanzamiento en primicia
de las novedades de la campaña de Navidad.
De Valencia al mundo
La cita valenciana se suma a la oferta nacional de
otros eventos especializados, pero con unas
peculiaridades únicas. En primer lugar, hay que
destacar que Valencia ha sido históricamente
capital del cómic y la ilustración, acogiendo a
parte de la industria y, especialmente, a
destacados autores pasados y actuales. En este
sentido, es importante destacar la voluntad de esta
cita de recoger el testigo de esta historia, presente
y futuro valencianos y convertirla en uno de sus
ejes principales. Asimismo, presenta otra
característica única, ya que es el primer salón de
estas dimensiones y filosofía, que abre el abanico
de forma explícita a la ilustración. Es un certamen
que tiene una clara vocación internacional, que
nos sirva para proyectar al exterior a nuestros
autores, emprendedores y empresas del sector, y a
la vez difundir las últimas tendencias del cómic y
la ilustración de otros países.
Feria Valencia es la entidad organizadora del
evento con una trayectoria y experiencia de casi
100 años en la organización de Ferias
Profesionales o de Público, Eventos y Salones.
Destacar que Feria valencia es una de los recintos
más modernos y versátiles de Europa, contando
con unas instalaciones preparadas y
acondicionadas perfectamente para prácticamente
cualquier tipo de evento. Asimismo su excelente
ubicación posibilita su conexión directa con la
ciudad, tanto en transporte público, (Metro,
Autobús, Tranvía, Valenbici), como privado
(amplio Parking interior).
Por su parte, FICOMIC aporta su experiencia y
estructura comercial como organizadora del Salón
Internacional del Cómic de Barcelona y del Salón
del Manga de Barcelona. El certamen de cómic
barcelonés es el evento más importante de los que
tienen lugar en España y el segundo de Europa por
afluencia de visitantes, participación de empresas
expositoras, actividades y repercusión en los
medios de comunicación. FICOMIC responde a
las siglas de la Federació d’Institucions
Professionals del Còmic, entidad creada en 1988 y
dónde están representados los Gremios de
Editores, Libreros y Distribuidores de Catalunya.
Se trata de una federación sin afán lucrativo cuya
finalidad es la promoción del cómic.
La vida crítica, por Edmond
Manualidades a todo Riesgo Por Susana Riesgo
COLGANTES
Materiales: Botes de cristal en miniatura, bastones con anilla, cola transparente, etiquetas impresas en papel,
cuentas de colores, mini bolitas, alicates y semillas voladoras de diente de león.
Vamos a hacer tres tipos de colgantes:
Modelo “Escamas de Sirena”
Se meten cuentas de colores en un tarrito, luego llenamos con cuidado con pegamento transparente hasta que
todas las cuentas estén cubiertas. Cogemos un bastón y con ayuda de unos alicates cortamos al tamaño de
nuestro tapón de corcho. Lo clavamos en la parte superior del tapón. Cerramos nuestro tarro aplicando un
poco de cola a nuestro tapón para quede fijo. Pegamos la etiqueta correspondiente en la parte externa del
bote.
Modelo “Mensaje en una botella”
Metemos unas cuantas mini bolitas, enrollamos el papel con el mensaje que queramos y lo metemos dentro
del bote de cristal. Colocamos el bastón en el tapón para poder colgarlo y cerramos.
Modelo “Desear y Soplar”
Para empezar tendremos que recolectar semillas voladoras de diente de león. Una vez que las tenemos las
metemos en un frasquito. Ponemos el bastón en el tapón y cerramos. Por último, pegamos nuestra etiqueta.
SUGERENCIAS
Podemos rellenar los frasquitos con infinidad de cosas diferentes, creando así, nuevos y vistosos modelos.
Algunos ejemplos:
Polvo de hada: rellenamos con purpurina tornasolada
Veneno: Dibujando una calavera en la etiqueta y rellanando con polvo de grafito
Lámpara de lava: mezclando aceite con agua tintada.
Tarro de golosinas: hacer “chuches” de fimo y meterlas dentro.
Bola de nieve: pegar en el fondo una figurita en miniatura, echar un poco de purpurina y rellenar con
agua.
Por Remi Riesgo
Croque Monsieur
Sal Ingredientes para cuatro personas:
8 rebanadas de pan de molde
9 lonchas de jamón york
200 g. de queso rallado “gruyere”
Para hacer la salsa bechamel:
60 g. mantequilla
80 g. harina de trigo
500 ml. de leche
y pimienta negra recién molida (al gusto)
Opcional, un toque de nuez moscada
Elaboración:
Comenzamos haciendo la bechamel:
Tamizamos la harina con un colador para evitar los grumos.
Ponemos en un cazo a calentar a fuego medio el litro de leche durante 4-5 minutos sin que llegue a hervir.
En otro cazo introducimos la mantequilla y la calentamos a fuego bajo hasta que se derrita. Luego añadimos
la harina tamizada y dejamos que se mezcle hasta que formen pequeñas masas de tono dorado.
Removemos muy bien con una cuchara de madera la harina con la mantequilla hasta quede como una bola.
Echamos la leche caliente en el cazo con la harina y la mantequilla. Añadimos sal, pimienta al gusto y un
poco de nuez moscada molida.
Removemos de manera continua con una varilla (5-6 minutos). Vamos controlando la temperatura, en este
paso lo mejor es dejarlo al mínimo. Quedará una mezcla homogénea y lo más importante sin grumos. Si aún
así quedasen grumos, podemos quitarlos con un toque de batidora.
Una vez lista la dejamos enfriar unos 5 minutos para que tenga consistencia y sea más manejable a la hora
de montar el sándwich.
Colocamos una rebanada como base. La untamos generosamente con la bechamel repartiéndola
uniformemente. Añadimos por encima queso rallado cubriendo toda la bechamel. Colocamos una loncha de
jamón cocido de igual tamaño al pan. Untamos por la cara interior la otra rebanada de pan y la colocamos
sobre el jamón, de modo que quede la bechamel en contacto con él.
Presionamos el sándwich con la mano para que se asienten todos los ingredientes. Sobre la parte superior
volvemos a untar de nuevo salsa bechamel y rematamos con una buena cantidad de queso. Después del
gratinado esta capa quedará como cuando preparamos una lasaña.
Precalentamos el horno a 200º C durante 10 min. Colocamos los sándwiches en la bandeja central y
horneamos 10 minutos a 200º C. Pasado este tiempo, le damos un toque final de 5 minutos en la función
grill para que se nos funda la capa superior.
Tiempo de elaboración: 75 minutos
Dificultad: baja
Calorías: aprox. 411 kcal. sandwich
Sugerencias
El queso gruyere se puede cambiar sin problema por emmental o cualquiera de nuestra elección.
Entrevista a Rafael Cortiella
El blog El Rincón del Taradete colabora este
mes con Foroesther con esta maravillosa
entrevista a Rafael Cortiella. Podéis leer la
segunda parte en:
http://elrincondeltaradete.blogspot.com.es/
Rafael Cortiella Joancomartí es otro de
nuestros ilustradores y pintores que hizo
historia en Bruguera y otras editoriales con la
creación de un sin fin de ilustraciones para las
portadas de los bolsilibros y diversas novelas.
Descubriremos en esta entrevista que también
dibujó cómics, muchos con sus propios guiones,
de ciencia ficción, terror, romántico y de lo que
le encargasen, y se dedicó a la profesión de
pintor.
Empezamos a lo grande con una selección del
arte de Cortiella en los diferentes estilos y
etapas de su carrera:
-Naciste en 1931 en Barcelona. ¿La pasión por
el dibujo ya la tenías desde niño?
De siempre. Recuerdo que mi madre me llevó al
colegio Los Ángeles el Raval, y a la maestra le
gustó tanto que se lo quedó. Era un pequeñajo
pero lo recuerdo.
-¿Qué tebeos leías en tu niñez y qué autores
admirabas?
De los primeros que recuerdo que leí y me
gustaron fueron unos que costaban 1,50 pesetas
que se titulaban La Conquista de América. Luego
también Flash Gordon de Alex Raymond, Terry y
los Piratas de Milton Caniff, Spirit de Will
Eisner.
Alex Raymond ha sido para mí uno de los autores
que más me ha influenciado, al igual que a
muchos otros dibujantes, porque todos nos hemos
fijado en su obra. Ahora lo tienes todo al alcance
en Internet, pero en aquella época no había nada y
nos íbamos a los Encantes a ver si encontrábamos
algún suplemento americano. Compraba todo lo
que podía, aún tengo alguna cosa.
-Tus primeros trabajos no tuvieron que ver con
el dibujo ya que estuviste desde los 14 a los 23
años empleado en la compañía Fecsa.
Pero ya dibujaba. Combinaba ambas actividades
pero ganaba más dinero dibujando que trabajando
de administrativo en la sección de nóminas de
Fecsa. Nos hacían trabajar mucho y estuve allí
hasta que regresé del Servicio Militar.
-Empezaste tus Estudios Artísticos en la
Escuela de Artes y Oficios de La Lonja.
Debo decir que tuve unos profesores maravillosos:
Benavente, Martínez Surroca, Pérez Dolçz… Allí
más bien hacía publicidad, que es lo que más me
gustaba junto con la ilustración. Pintar ya vino
mucho después.
-Con unos 17 años publicas tu primer trabajo:
las historias de Don Triqui (Editorial Amaller).
Las aventuras humorísticas de un matrimonio
en cuadernos apaisados. Matrimonio que
empezó a dibujar Ayné
Así es. La Editorial Ameller era pequeña y
también continué un tebeo que hacía Pedro
Alférez que se llamaba El Capitán Johnson. El
señor Ameller era un tío cojonudo, a los chavales
jóvenes nos daba trabajo para que empezáramos.
Ibas a la editorial y enseñabas más o menos lo que
hacías. Me acordé siempre que Ameller me decía:
usted me tiene que hacer un bandolero español
que se llama Pernales. A mí el nombre ya no me
gustaba, y después me enteré de que este
bandolero existió de verdad. Ameller aunque no lo
parezca por el apellido, era andaluz. La primera
vez que vi una cosa mía publicada se me caía la
baba.
También existía una editorial que se llamaba
Myrga que hacía calendarios de bloque que se
colgaban en la pared y cada día quitabas una hoja.
En el reverso de estas colocaban un chiste gráfico
o una historieta. En Myrga coincidí con Joseph
Toutain y Tunet Vila. La verdad es que casi
siempre he trabajado para varios sitios a la vez.
-También publicaste en tus inicios dibujos
sueltos en el suplemento “A todo color” en la
editorial La Prensa dirigido por Josep Toutain.
¿Recuerdas en qué consistían?
Sí, eran historietas cómicas que también dibujaba
Ibáñez. Allí nos conocimos.
-En 1953 empiezas a publicar más asiduamente
en editoriales como Símbolo, Toray y
Bruguera. Clay Sutton fue un cómic creado por
ti en 1953 para la Editorial Símbolo, publicado
en cuadernos de pequeño formato con 12
páginas. Esta editorial aprovechaba las tiras de
papel sobrante de la edición de otro título ya
que eran tiempos de escasez de papel. El
protagonista es un agente secreto americano.
Tanto los guiones como los dibujos y las
portadas son tuyos. Doc Lane, otro personaje
creado por ti, es un doctor de cirugía estética
ambientado en Nueva York. ¿Tanto
deslumbraba América por aquel entonces?
(Risas) ¡Claro! Imagínate la gran influencia que
teníamos ya solamente de los dibujantes
americanos, que eran nuestros favoritos y
dibujaban cosas muy buenas. Los dibujantes
ingleses no han sido buenos haciendo historietas,
la prueba está en que los dibujantes españoles
hemos trabajado mucho para Inglaterra.
-¿Cómo te documentabas para realizar esas
historietas?
De donde podía. Copiando también. Hay mucho
de Alex Raymond en mi obra. Es que no había
nada, te lo tenías que inventar todo. Lo que hacía
yo y casi todos era que cuando encontrábamos
fotos en revistas las recortábamos y pegábamos en
nuestros archivos. Toda una ristra de manos,
pistolas con sus diversos modelos… Nos
hacíamos un archivo que ahora es innecesario con
Internet.
-En 1954 para la misma Editorial Símbolo:
Comando Rob Roy con guion y dibujo tuyos.
Aquí empiezas una serie de tebeos de ciencia
ficción. ¿Era una temática que te gustaba?
Sí, en principio sí. Además es curioso porque hace
poco que he recuperado los originales de estos
tebeos. Al morir Toutain su mujer me llamó para
decirme que tenía dibujos míos. Ni sabía yo cuales
podían ser porque para Toutain no había hecho
tintas, siempre trabajaba a color, y me los
devolvieron y era todo de Comando Roy. Me hizo
ilusión aunque los dibujos sean muy malos. Yo los
dibujaba a lápiz y creo que José Antonio Pérez
Mascaró me pasó los últimos números a tinta
porque estos cuadernos los hice cuando estaba en
la mili.
-Otro personaje fue Cesar Meteor en La
Conquista del Espacio para Ediciones Toray.
Sí, pero en este cómic el guion no era mío, creo
recordar que era de Ricardo Acedo.
-Para la Revista Futuro (1957) creas Jim
Futuro. Futuro fue una de las primeras revistas
españolas de cómics de ciencia ficción que
alternaba cómic americano con autóctono,
artículos e ilustraciones fantásticas. Allí
publicas esta serie junto a diversas
ilustraciones e incluso portadas. Para la
reciente edición en tomo de EDT fue
precisamente utilizada una de tus bonitas
portadas.
Pues no tenía ni idea. Recuerdo que Joan Navarro
me llamó pero no me dijo nada más y ni me han
pagado. La revista estaba muy bien. Estaba Ripoll
G., una persona que dibujaba muy bien. Había
bastantes buenos dibujantes. Esto lo hacíamos con
Ediciones Clíper.
-También colaboraste con la revista El Coyote
(1954)
Sí, con dos personajes, Skilled y Mister Eco con
guiones de Ricardo Acedo.
-En ese año te incorporas en la Editorial
Bruguera. ¿Cómo entraste y en qué consistió tu
primer trabajo para el gigante editorial?
La forma de entrar en Bruguera era llevar dibujos
y el señor González te decía: “No, encara no está
apunt, torna dintre de dos mesos”. Después de dos
o tres intentos lo primero que me encargaron fue
la sección de curiosidades “Aunque te cueste
creerlo”.
-Tus primeros mini cómics en Bruguera se
publicaron en la colección de novelitas Bisonte.
Los bolsilibros de Bisonte Extra se publicaban en
Sudamérica con una historieta de cómic en las
últimas páginas. De estas hice bastantes. Aquí
solo se publicaba la novela.
-De ahí pasaste a realizar las portadas no solo
de temática Oeste, sino de romántica, policíaca
y terror para los populares bolsilibros. ¿Qué
género te gustaba más o te costaba menos?
Me daba igual, ilustrar me gusta mucho. Yo pinto,
pero para mí tiene más valor un ilustrador que un
pintor.
Una historieta la miras y te la lees rápidamente,
pero hostia, quédate a mirar una historieta y fíjate
en detalle cómo está hecha. También depende
mucho del dibujante, a mí me gusta mucho Jordi
Bernet que es muy cinematográfico, o Víctor de la
Fuente. Son tíos que dibujan de puta madre. Para
mí son fantásticos. Coge a un Tapies y dile que te
dibuje una cosa de estas. No te hará nada.
No todo es inventado, no te puedes inventar un
trasatlántico, has de tener documentación, una
foto, lo que sea, para dibujar. Había un método
para las composiciones: recrear escenas y
posturas, una técnica que empezó a hacer Bosch
Penalva, que fotografiaba a su hermano Antonio,
que era muy atractivo y también era pintor. Se lo
comenté a los dibujantes Noiquet, que firmaba
como Beltrán Bofill, y a Jordi Longaron, y
empezamos también nosotros a utilizar la misma
técnica. Tengo un rifle Winchester inutilizado
pero me lo llevaba, alquilábamos un caballo, uno
de nosotros se vestía del Oeste, echábamos las
fotos y allí ya estábamos creando. Encontramos
una forma de diferenciarnos de los demás, porque
como est1<vamos todos metidos en lo mismo y
había poca documentación, si alguien copiaba
algo de un sitio, enseguida te dabas cuenta.
-¿Cuántas portadas realizabas a la semana?
¿Te indicaban el tema o te daban libertad
creativa?
Hacía todas las que podía. Había cantidad de
trabajo en Bruguera, llegabas y te daban cinco o
seis sinopsis para hacer. Un pintor piensa su idea
y busca la documentación, pero un ilustrador lo
tiene más difícil. Recuerdo el encargo de una de
las portadas para Francia que consistía en una niña
gritando montada sobre un tiburón dando botes y
un barco al fondo. Hostia, esto no es fácil de hacer
y que funcione. El dibujo no quedará maravilloso
pero hay que hacerlo. Esto es lo duro de ilustrar,
pero es bonito.
-¿Te daban libertad creativa?
Un poco, pero tenías que seguir ciertas pautas: si
la chica era morena, etc… La situación te la daban
en sus aspectos básicos.
-¿Hubo censura?
Con Clay Sutton sí me censuraban si le ponía
mucho pecho a la chica… Una vez tuve que
reducirlo un poquito. En las portadas tampoco
éramos muy atrevidos, nos autocensurábamos.
-¿Qué técnica de puntura usabas?
Primero empecé con gouache para mí es una
maravilla. El único problema es que lo tienes en el
bote, se seca y hay que ponerle agua. Después me
pasé al plástico y al óleo. Pero mi preferido es el
gouache. Las mejores portadas que ha hecho Jordi
Longaron en su vida han sido con esta técnica.
-¿Cómo era trabajar en Bruguera y tratar con
su director Rafael González Martínez?
Era durillo (risas). Yo hacía portadas de todos los
géneros y nos invitaron a mí y otro amigo
ilustrador a Inglaterra a través de Toutain. Fuimos
a la editorial Fleetway y estaba todo lleno de
portadas mías. Si no recuerdo mal, en aquella
época las cobraba a 3,000 ptas y allí pagaban a
unas 10,000. Claro, veo todas esas portadas mías,
que encima las habían revendido, y yo no había
visto un duro. Cuando regresé me fui a hablar con
el señor González y me dice: “Nada, no se
preocupe, corramos un tupido velo. Lo
arreglamos”. Pero me fui de la editorial. Me fui
con Toutain que me dijo que tendría todo el
trabajo que quisiera y estuve bastante tiempo fuera
de Bruguera, hasta que me volvieron a llamar.
-¿Llegaste a estar en el equipo de fútbol de
Bruguera?
(Risas). Sí, estaba Ricardo Acedo, Jaime Romeu,
Jordi Macabich… pero fue algo puntual de un día.
-Has trabajado con guionistas del calibre de
Víctor Mora (cómic Carlos) y Ricardo Acedo,
pero con qué dibujantes te relacionabas más en
Bruguera o cuáles eran tus favoritos…
Tenía amistad y todavía la tengo con Badía
Camps, Carrillo y el ya desaparecido Jorge
Bernet. También conocí a Cifré pero al poco
murió y a Peñarroya y Escobar. Tengo fotos con
ellos. Vázquez era un cachondo. El dibujante
Pedro Alférez que había “compartido piso” con
Vázquez me contó cabreado que le había llegado a
quitar las lámparas de la radio para venderlas…
Cortiella también realizó portadas para libros
de corte juvenil femenino, como la famosa serie
Puck
Si quieres continuar leyendo la entrevista a
Cortiella, no dudes en visitar:
http://elrincondeltaradete.blogspot.com.es/
Trío, de John Byrne Por Javier Mesón
El regreso a las librerías españolas de uno de los
mayores talentos del cómic de superhéroes de los
ochenta, John Byrne, se ha hecho realidad con la
publicación de la miniserie, “Trío”; gracias
a Yermo Ediciones. Un autor que en su haber
cuenta con títulos tan importantes a sus espaldas
como Patrulla-X, Los 4 Fantásticos, Alpha
Flight,Capitán América o Superman, con los
que el lector pudo ver a todo un artista en estado
puro. Después de unos años en las grandes
editoriales, recaló en IDW, desde donde ahora
afronta sus proyectos más personales, entre los
que se encuentran Next Men, The High
Ways, Doomsday,FX, Star Trek Romulans:
Hollow Crown o Cold War.
“Trío” es una historia que homenajea al cómic
mainstream de superhéroes, en la que se presenta
un grupo de héroes, Trío, formado por tres
componentes Uno, Dos, Tres, más conocidos
como Piedra (Colin Holt), Papel (Judy)
y Tijeras (Admed). Juntos deberán afrontar una
gigantesca amenaza venida del océano, una
especie leviatán en forma de Godzilla, a la
ordenes de un ser marino con alas
llamado Nautilus. Mientras intentan impedir la
destrucción de la ciudad costera, otro invitado
llegará al lugar en una gigantesca nave, capaz de
absorber el agua del planeta, destacando un
heraldo en forma de araña, como enviado para
explorar el lugar. Es ahí cuando las cosas se
complican para Trío, con algún que otro percance
para los sus componentes, que puede llegar a
poner en jaque su vida. En última instancia, hará
su aparición un maléfico nazi llamado Gólgota, a
través de un viaje en el tiempo desde 1945,
gracias a un experimento de desplazamiento
interdimensional, y la máquina de un laboratorio
tecnológico.
John Byrne recupera el pulso a los superhéroes,
con una historia entretenida, en el que se permite
rendirse él mismo homenaje en cubiertas pasadas,
como la de los Fantastic Four nº 249 o
el Superman nº 8. Además de uno especial
al Rey de los cómics, el mítico Jack Kirby. En
cuanto a la parte gráfica el autor mantiene un buen
nivel, en el que destacaría un mejor resultado
cuando él mismo se entinta sus propias páginas.
Mientras llega la continuación
de “Trío” con “Triple Helix” el próximo octubre
con Yermo Ediciones, podemos disfrutar de una
lectura llena emoción y aventura. Espero que el
trabajo de Byrne esté de nuevo con nosotros por
muchos años.
Guión y dibujos: John Byrne
Color: Ronda Pattison
Editorial: Yermo Ediciones
Formato: rústica, 96 páginas, 16,8 x 25,7 cm
Edición original: Trio 1 a 4, IDW
PVP: 12 €
Valoración: *** ½
Desde el Taburete del Wimpy Por Doreen Snyder
Desde que llegaste ya no vivo llorando
Vivo cantando, vivo soñando
Sólo quiero que me digas qué está pasando
Que estoy temblando de estar junto a tiiiiiiiiiiiiiiii
¡Ay! Qué de recuerdos… recuerdos en blanco y
negro, de la tele, claro, que una por entonces no
tenía ni pensamiento de crecer… porque una oye
ese nombre, Salomé y tira más pa la canción de
Chayanne o la Salomé que exigió la cabeza de
Juan el Bautista, clarostá…
Lo que pasa es que la mamá de Salomé –la
cantante, esto es-, no tuvo a bien darle ese nombre
en la pila del bautismo y ella en verdad se llamaba
–y se sigue llamando- María Rosa Marco Poquet,
que no es un nombre de los que ganan Eurovisión
ni de los que uno relacionaría con danza alguna de
los siete velos o de cualquier naturaleza sensual,
así que la muchacha ya se encargó de poner ideas
en la gente con el nombrecito elegido.
No le hizo falta bailar la danza del vientre ni
ponerse cuatro pañuelitos, porque se fue al otro
extremo de la livianidad y se metió en un traje del
recientemente fallecido Sr. Pertegaz que pesaba
14 kilos na menos. Y para que no se la llevara una
racha de viento, lo complementó con tres collares
de 1 kilo de peso cada uno, que así estaba la pobre
que no podía mover el cucu aunque quisiera. Se
llega a resbalar en el escenario y tienen que llamar
a una grúa…
Bueno, una grúa y a un paramédico porque el
trajecito de las bolingas estaba hecho nada más y
nada menos que de porcelana fina. De canutillos
de porcelana, que se cae y se le queda el cuerpo
así como un colador.
La pena penita pena es que en todos los
programitas de Eurovisión del mundo mundial
apenas se acuerdan de ella, y siempre citan a
Masiel (que ganó en el 68) como la “única”
vencedora del certamen, a pesar de que ella fue
una digna ganadora también al año siguiente, que
digo yo que aquí el tío Paco no tendría nada que
ver porque empató con UK, Francia y Holanda en
el primer puesto, algo que nunca había sucedido ni
ha vuelto a suceder.
No sé qué cachito del trofeo le tocó a cada uno en
esos tiempos, o si le dieron uno a cada ganador.
Lo que sí me imagino oes el pánico de la
organización un sábado por la noche cerca de las
12 buscando una floristería abierta para comprar
otros tres ramos. O eso, o hacer 4 ramos de uno.
Hale, tú te llevas las rosas, tú las margaritas, a ti te
han tocao los gladiolos y pa ti el verde que tienes
cara de comer mucha lechuga…
María Rosa, a pesar del nombre tan sosainas, no
perdió el tiempo de moza y estudió nada menos
que Bellas Artes y Medicina, según su biografía,
aunque no menciona que se licenciara o terminara
los estudios, seguro que la chica le vio más
enjundia al canto y abandonó ambas carreras, vete
tú a saber porque en los cincuenta y sesenta esta
juventud estaba muy distraída.
No como ahora. Porque Salomé –o imagino que
en su casa ya la llamen María rosa, Rosita o lo que
sea-, de diva, divina o divinoide tiene bien poco.
Es una señora de los pies a la cabeza que no ha
dado que hablar y que a sus 75 años envejece con
la integridad y la dignidad de una abuela que se
cuida. Ni es el palo reseco de una escoba, ni es
asidua a un bisturí, ni se pinta como una puerta ni
se ha liado con un cubano. Ni siquiera es asidua a
los platós de televisión, donde se dice que le
ofrecieron el oro y el moro por hablar de Rocía
Jurado el mismo día de su muerte solo porque fue
novia de su cuñado durante 14 años. Y ella muy
solemne les dijo que no necesitaba moro alguno,
que el oro se lo metieran donde les cupiese y que
ella no iba a hablar ni bien ni mal de alguien aún
de cuerpo presente.
Cantar… ha cantado mucho, porque lo ha hecho
hasta hace unos 14-15 años, pero quién sabe
dónde porque nadie recuerda más que el Vivo
cantando ¡hey!
Desde aquí me gustaría reivindicar abuelitas
cantantes, estudiantes de Bellas Artes, de
Medicina o simples amas de casa, pero mujeres y
señoras de toda la vida que no necesitan cuidarse
más que para estar sanas y no para aparentar una
edad que se les nota de bien lejos que no tienen.
Que una cosa son los genes y otras el disimulo. El
disimulo malo, vamos.
Eso a mí no me va a pasar porque como bien
sabéis, mis genes son lo mejor de lo mejor y yo no
me arrugo. So long, my friends. Ta dá!!!!
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