“Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; inmóvil, ca-llado y vacía la extensión del cielo. Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques; sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada junto, que hiciera ruido ni co-sa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo. No había nada que estu-viera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia. Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad…
LLEGó ENTONCES LA PALABRA” texto: Popol Vuh imagen: Itzamná
CÓDICES: En el inicio, la tradi-
ción oral es el vehículo median-
te el cual se transmite y hereda
el conocimiento.
Más adelante, la necesidad de
preservar este saber los orilló a
plasmar su sabiduría en el len-
guaje visual, tarea realizada por
hábiles escribas.
De esta manera es que los pue-
blos comienzan a registrar los
logros y avances, las victorias y
el desarrollo cultural y cientí-
fico.
El códice es una fuente de infor-
mación de primera mano: Su fina-
lidad obedece al registro mismo
de la cosmogonía en su totali-
dad, mediante el uso de símbolos
y frecuencias narrativas, códi-
gos de comportamiento y
cálculo temporal para ritos, ce-
remonias y sistemas económicos.
* imagen: Chaac con el signo del maíz en su espalda, Códice Madrid.
Los Cuatro Rumbos:
Gracias a su nivel de adapta-
ción y al estrecho contac-
to y comprensión de todo
lo existente, eran poseedo-
res de un profundo y mile-
nario conocimiento de su
entorno: Valles, ríos, monta-
ñas y el cielo, todo ello
concebido bajo la forma
perfecta de un espacio con
cuatro lados o direcciones,
creado por los dioses y or-
denando y medido por el
hombre: Plantas, animales,
dioses, héroes, estrellas y la
propia tierra ese lugar lla-
mado U wach ulew.
* Imagen: Glifo maya que representa a los cuatro rumbos de la creación
La Ceiba (Yaxché): "Son
los bacabes, dioses
'cargadores', quienes sos-
tienen al cielo con el
Sol, la Luna y todas las
estrellas; ellos son los
que guardan una estre-
cha relación con los
cuatro árboles de la
abundancia, las ceibas sa-
gradas que crecen en
cada uno de los puntos
cardinales, proporcio-
nando el sustento y la
abundancia a toda la
humanidad." * imagen: Estela 5 de Izapa
EL MAÍZ: es así como el
hombre es creado a par-
tir de la masa del maíz.
Su carne, su existencia ab-
soluta se debe al naci-
miento de aquél dios, cu-
yo primer latido represen-
ta el acto inaugural de
la nueva era del mundo.
Este hecho conmemora el
pacto entre los dioses y
los habitantes de la tie-
rra, asegurando el sus-
tento y la preservación
de la raza humana.
* imagen: Junab’Kú o Jun Nal Yé, dios del Maíz
LOS CALENDARIOS: La manera en la que se
afianzaba y concebía el orden en el uni-
verso era mediante leyes divinas y ma-
temáticas. Según este imaginario religio-
so, las redes del universo se tejían con
un patrón específico, y conocerlo les
representaba la subsistencia, la abundan-
cia y el equilibrio dentro del mundo
que habitaban.
Numeraron y dividieron el tiempo en ci-
clos y eras, basándose en la observación
del clima, los movimientos celestes y los
procesos biológicos de plantas y anima-
les; este hecho originó que su vida se
configurara a raíz no de uno, sino de
varios calendarios, todos ellos perfec-
tamente sincronizados entre sí.
Dicho conjunto de calendarios estaba
regido por un orden cíclico del tiempo,
y no por perspectiva lineal, como ocu-
rre actualmente. De esta manera se efec-
tuaba la cosecha del maíz, se preveía la
época de lluvias y se presagiaban los mo-
vimientos planetarios. El orden median-
te el cual se libraban batallas, se cumpl-
ían ciclos de vida, se celebraban rituales,
se ofrecían sacrificios y se ejecutaban
danzas.
*imagen: Cargador del Tiempo
IX CHEL: Señora de la noche, protecto-
ra durante la concepción y el alum-
bramiento, es una de las principales dei-
dades en la civilización maya. Asociada
directamente con la Luna y sus res-
pectivos ciclos, posee una condición
polifacética en el imaginario religioso:
Sea una mujer joven (emulando a la lu-
na creciente), o con la apariencia de
una anciana (durante su ciclo men-
guante), se le atribuyen facultades re-
lacionadas con la medicina, la pintu-
ra, las aguas y el arcoíris, y con fre-
cuencia se le representa cargando en-
tre sus brazos a un conejo EL símbolo
lunar por excelencia.
Algunos de sus OTROS nombres son:
Sak U´Ixik (Señora luna blanca)
Ix Chebel Yax (Señora del primer pincel)
Ix Chel (Señora resplandeciente o
señora arcoíris)
EL AVE: "Yo soy el sol, soy la claridad, la luna, exclamó […] Grande es mi esplendor. Por mí cami-
narán y vencerán los hombres. Porque de plata son mis ojos, resplandecientes como piedras
preciosas, como esmeraldas; mis dientes brillan como piedras finas, semejantes a la faz del cie-
lo. Mi nariz brilla de lejos como la luna, mi trono es de plata y la faz de la tierra se ilumina
cuando salgo frente a mi trono. Así, pues, yo soy el sol, yo soy la luna, para el linaje humano.
Así será porque mí vista alcanza muy lejos"(*) (*) Después de surgir la Tierra, y cuando el Sol y la Luna todavía no existían, Vucub Caquix o Siete Guacamayo (las siete estrellas de la Osa Mayor) proclama su esplendor, pero los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué no permitieron que el Ave se envaneciera de riqueza y poder en presencia del Corazón del Cielo y logran derrotarlo, marcando así el inicio de una nueva era. La imagen es un vaso ceremonial en el que se observa a Hunahpú derribando a Siete Guacamayo del Árbol de la Vida, usando una cerbatana.
EL JAGUAR: Señor de ojos redondos, re-
presentante de la noche y la oscuridad.
Gobernante de la región subterránea de
las sombras, así como de los cielos noc-
turnos. Aquél cuya piel es el cielo estre-
llado. Estas son algunas de las principa-
les atribuciones y conceptos que se aso-
ciaban con el Jaguar. Simbólicamente, en
el imaginario popular figura también co-
mo una deidad solar, ya que reinaba los
cielos de día, y al anochecer descendía a
combatir en el inframundo, saliendo vic-
torioso cada mañana.
En las altas esferas poseía atribuciones
de elevada jerarquía, prueba de ello es
que el vocablo Balam era utilizado para
designar a este animal, así como a los
gobernantes y sacerdotes de la ciudad.
* imagen: Balam
El reptil: Con una extensa variedad de re-
presentaciones y significados, el reptil es
quizá el animal más importante dentro del
universo maya. Poseía facultades relaciona-
das con la preservación y equilibrio del
orden cósmico en todos sus aspectos. En-
carnación del origen del mundo y sus
cuatro rumbos, era regente y protector de
los hombres, responsable de otorgar y qui-
tar la vida, y todo cuanto había sido
creado tenía una conexión directa con
él: Muestra de ello es aquella antigua cre-
encia que aseguraba que la Tierra es una
gran bestia parecida a un saurio, en cuyo
lomo coexisten las montañas, los ríos y la
selva con sus hombres y animales.
"Monstruo celeste,
protector y creador omnipresente.
Iguana terrestre de escamas galácticas.
Serpiente bicéfala que mora el firmamento.
Lagarto primigenio, señor del inframundo.
Padre del tiempo, del Sol y la Luna.
Guardián de los hombres
Y de todo lo existente"
p
Dominaba el cálculo,
siendo al mismo tiempo
señor del canto, la pin-
tura y la escultura.
Símbolo de humildad, la
figura del mono surge
dentro de la civilización
Maya desde los primeros
tiempos: Una importante
referencia lo relacio-
na con una de las histo-
rias del Popol Vuh, en la
que se relata lo sucedi-
do a los dioses gemelos
Hunbatz y Hunchouen Mayas
que fueron convertidos en monos por haber tratado con soberbia a sus medios her-
manos, Hunahpu e Ixbalanque.. Otras asociaciones lo vinculan con la figura del escri-
ba, a quien se le confería el privilegio de registrar, calcular, administrar, interpretar y
transcribir prácticamente todos los conocimientos de su época, actividades que lo re-
flejaban como alguien sabio y justo. De forma simultánea, el mono está asociado con
el júbilo y la alegría, ya que se le muestra sonriendo y bailando.
* imagen: Detalle de una vasija en la que se observa al mono mientras pinta o escribe un pasaje en un códice cubierto con una piel de jaguar. Está ataviado con un tocado horizontal con escamas de serpiente y una flor de nenúfar.
Imparte: Juana Gabriela Mejía (Facultad de Filosofía y Letras, UNAM)
Horarios: martes 19:00 - 21:00 o sábados 14:30 -16:30 hrs.
Sedes: Almagro - San Telmo
* charlas informativas gratuitas: [email protected]
www.mitosyretratos.blogspot.com
“El drama de la creación del cosmos se remonta a un tiempo mitológico:
Inicia con el nacimiento del Primer Padre, Jun Nal Ye, Primera Semilla de
Maíz. La domesticación de este cereal significó el principio de una nueva
raza y el cimiento de la civilización maya...”
Enrique Florescano
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