RENACER, UN LUGAR PARA LA RESOCIALIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN DE LAS MUJERES PRIVADAS DE LA LIBERTAD
AUTOR Daniela García Vargas
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO
CARRERA DE ARQUITECTURA Bogotá D.C.
2020
NOTA DE ADVERTENCIA
Artículo 23 de la Resolución N° 13 de Julio de 1946
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en
sus trabajos de tesis. Solo velará por qué no se publique nada contrario al dogma y a la
moral católica y porque las tesis no contengan ataques personales contra persona alguna,
antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.
DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS
A Dios por haberme guiado e iluminado con sabiduría durante estos 5 años de carrera
profesional para aplicar el ejercicio de la Arquitectura con compromiso social y ambiental, a
mis papás por darme la oportunidad de estudiar la carrera con la que me proyecté y por
confiar en mí, en mis capacidades y habilidades. Gracias a ellos por ser mi ejemplo a seguir
de compromiso, disciplina y trabajo en equipo, gracias por sus valores inculcados
fundamentales para mi etapa de formación. A mis hermanas que vivieron conmigo estos 5
años, gracias por su disposición a ayudarme en cada momento que lo necesitaba y a cada
uno de los profesores, a quienes tuve la oportunidad de aprenderles sobre esta carrera,
gracias por su paciencia y dedicación durante estos años de aprendizaje. Sin duda alguna
fue una etapa de crecimiento profesional y personal que culmino con la satisfacción de
haber dado todo de mí gracias a Dios y a ustedes.
TABLA DE CONTENIDO
Título del proyecto ……………………………………………...………………………………… 1
Alcance del proyecto ………………………………………….…………………………………. 1
Problemática en la que se inscribe el proyecto ……………………………………………….. 1
Planteamiento del problema desde la Arquitectura …………………………………………... 1
Descripción del problema ……………………………………………………………………….. 1
Justificación ………………………………………………………………………………........... 10
Objetivos …………………………………………………………………………………………. 12
Objetivo general ………………………………………………………………………………. 12
Objetivos específicos ………………………………………………………………………… 12
Marco teórico ……………………………………………………………………………............ 12
Propuesta de solución ……………………………………………………………………......... 15
Bibliografía ……………………………………………………………………………………… 25
Especializada ………………………………………………………………………………… 25
Del lugar ………………………………………………………………………………............. 26
Anexos …………………………………………………………………………………………… 27
ÍNDICE DE GRÁFICOS Y TABLAS
Indicadores estadísticos de población femenina intramural en Colombia …………………. 4
Indicadores estadísticos de población femenina intramural por Regionales ……………… 5
Nivel de escolaridad del total de las mujeres privadas de la libertad ………………………. 6
Población en actividades ocupacionales y laborales ………………………………………… 7
Edad de las condenadas ………………………………………………………………………… 7
Delitos cometidos ………………………………………………………………………………… 7
Años en prisión …………………………………………………………………………………… 7
Frecuencia de las visitas de sus miembros de familia ……………………………………….. 8
Relación con los familiares ……………………………………………………………………… 8
Localización de los 4 casos de estudio ………………………………………………………... 9
Condición actual de las cárceles en Colombia con relación a los 4 aspectos de análisis 10
Foto aérea de la localización del proyecto …………………………………………………… 16
Conexión del proyecto a nivel urbano-regional ……………………………………………… 16
Integración económica con diferentes sectores productivos ………………………………. 17
Concepto de “barrio” ……………………………………………………………………………. 18
Esquema en planta del concepto general ……………………………………………………. 18
Edificio para visitas, personal y pospenados hacia el río Bogotá …………………………. 19
Esquema en corte del concepto general …………………………………………………….. 19
Corte transversal banda productiva ………………………………………………………….. 20
Corte longitudinal del proyecto- conexión banda productiva y banda de vivienda ……… 20
Vista desde la banda ecológica hacia la banda de vivienda ………………………………. 21
Patio interior de la banda de vivienda ………………………………………………………… 21
Corte por fachada ………………………………………………………………………………. 21
Planta arquitectónica de celdas de alta seguridad ………………………………………….. 22
Planta arquitectónica de celdas de media seguridad ………………………………………. 22
Planta arquitectónica de celdas de mínima seguridad …………………………………….. 22
Fachada arquitectónica hacia la calle 80 …………………………………………………….. 23
Axonometría del conjunto ……………………………………………………………………… 23
Planta de cubiertas con contexto ……………………………………………………………... 24
Planta arquitectónica de primer piso …………………………………………………………. 24
Planta arquitectónica de segundo piso ………………………………………………………. 24
Planta arquitectónica de tercer piso ………………………………………………………….. 25
Planta arquitectónica de cuarto piso ………………………………………………………….. 25
1
I. Título del proyecto
RENACER, un lugar para la resocialización y reintegración de las mujeres privadas de
la libertad.
II. Alcance del proyecto
En el presente trabajo de grado se pretende lograr, a nivel de anteproyecto
arquitectónico, una nueva propuesta penitenciaria basada en las necesidades de
espacio habitable que promuevan la resocialización de las mujeres privadas de la
libertad en pro de disminuir las tasas de hacinamiento en los establecimientos
carcelarios del país.
III. Problemática en la que se inscribe el proyecto
Déficit cualitativo y cuantitativo de equipamiento.
IV. Problema
Hacinamiento y deficiencia de espacios habitables para la población carcelaria
femenina en Colombia
V. Descripción del problema
Imagen 1. Tomado de: "La cárcel reproduce la subordinación de las mujeres y la
refuerza”: investigadores Javeriana, El Espectador.
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En Colombia, los establecimientos carcelarios y penitenciarios se encuentran en situación
de precariedad e insuficiencia de espacios adecuados para el desarrollo de vida digno de
cualquier ser humano. Según cifras de agosto de 2019 del INPEC (Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario) se revela que hay una población de 123.650 presos, con una
sobrepoblación de 43.186 de la capacidad total de 80.464 presos, lo que representa un
hacinamiento del 53,67%. Así como lo mencionan Ariza e Iturralde (2016), doctores en
Derecho con líneas de investigación enfocadas en temas como la sociología del castigo y
directores del grupo de prisiones de la Universidad de los Andes,
[…] las condiciones de hacinamiento que se viven en las cárceles colombianas
y latinoamericanas han llevado a que en celdas de cuatro presos convivan
entre seis y ocho; mientras que los pasillos están atestados de personas que
deben dormir en el suelo e, incluso, colgando de cobijas tipo hamaca, en los
techos. (p. 27),
lo que ratifica la problemática que se circunscribe al contexto nacional, la cual se ha
acrecentado debido a la manera en la que se ha comprendido el concepto de castigo y de
arquitectura carcelaria a lo largo de la historia.
Desde el siglo XVIII suscita la preocupación por desarrollar conceptos espaciales que
permitiera hacer cumplir un castigo o una pena a todos aquellos que habían quebrantado
las leyes, dejando de un lado los suplicios y ejecuciones públicas. De acuerdo con esto,
La reforma penitenciaria y el trabajo de varios reformadores, como el de John
Howard y Jeremy Bentham brindaron un trato más humano a los prisioneros,
mejoraron las condiciones sanitarias, introdujeron el modelo de celda
individual para reducir el caos, aumentando la esperanza de una reforma
individual (Dixon, 1850, Johnston, 2009 en Fikfak, Kosanovic, Crnic & Perovic,
2016, p. 28),
con el fin de promover la introspección personal de cada uno de los convictos. De esta
misma manera, Foucault en su libro Vigilar y Castigar plantea que uno de los primeros
principios de esta reforma es el “aislamiento del penado respecto del mundo exterior, de
todo lo que ha motivado la infracción, de las complicidades que la han facilitado. Aislamiento
de los detenidos los unos respecto de los otros” (1999, p. 239), en el que la figura de
3
panóptico descrita y expuesta por Bentham se dispone de tal manera que ejerce control
sobre cada una de estas celdas individuales.
Seguido al modelo de panóptico se desarrolla el denominado sistema Pensilvania, llamado
así debido a que la primera prisión en la que se implementa es en la Eastern State
Penitentiary, ubicada en Filadelfia, Pensilvania, el cual se ha aplicado en la mayoría de
casos en Estados Unidos y otros países, en el que se introduce la idea de organización
radial partiendo de un centro de vigilancia y control , manteniendo la idea de celda individual
para la rehabilitación a partir de la reflexión personal (Ariza e Iturralde , 2016) . Sin embargo,
así como lo señalan Ariza e Iturralde en su artículo La prisión como espacio de exclusión o
reconciliación, este régimen fomenta la alienación y exclusión de las personas una vez se
reintegran a la sociedad y,
[...] los problemas y enfermedades mentales de los expresidiarios, que en
muchos casos ya se habían manifestado antes de entrar a prisión, son
comunes, lo que dificulta todavía más su ajuste social y pueden llevar a
manifestaciones de agresividad y violencia, que pueden llevarlos de nuevo a
la cárcel. (2016, p.26)
En virtud de lo anterior, las evoluciones y cambios de modelos demuestran que aún no se
ajustan a la realidad y necesidad social y, por lo tanto, es uno de los principales
contribuyentes al acrecentamiento del problema.
De este modo, como lo afirma Moreno (2019) “… no existe infraestructura suficiente para
que los internos puedan desarrollar actividades. Esta es una constante de todas las
cárceles. Son factores que no contribuyen a la resocialización de los internos y, por el
contrario, estimulan el aprendizaje delincuencial” (p. 144). Por esta razón, el caso de la
reincidencia en el crimen, el cual representa el 77% del total de casos según el INPEC,
influye directamente en el incremento del hacinamiento conforme a los informes
estadísticos de febrero de 2018 denominado Población reclusa a cargo del INPEC, en el
que se establece que si se resta la población reincidente del total de la población intramural
el índice de hacinamiento disminuiría en 19,5 puntos porcentuales del porcentaje total.
Asimismo, los modelos individualistas no resultan rentables para los gobiernos pues, así
como lo manifiesta Beristain (1986), “construir una celda individual en Estados Unidos
cuesta entre 30.000 y 60.000 dólares” (p. 6), lo cual conlleva a que el sistema penitenciario
4
recurra a la utilización de una celda para varios condenados. Igualmente, “según constata
el American Institute of Criminal Justice de Filadelfia en su publicación Just the Facts, en
las cárceles norteamericanas la mayor parte de los internos no reciben la asistencia médica.
Además, casi todas sus cárceles están superpobladas y los presos yacen hacinados como
animales” (Beristain, 1986, p.6), hecho que se fue expandiendo a nivel mundial hasta
obtener el resultado que hoy en día se manifiesta.
En cuanto a las condiciones de hacinamiento de la población reclusa femenina en
Colombia, el gráfico 1 expuesto en los indicadores estadísticos de la página web del INPEC,
evidencia que para agosto de 2019 se reporta una sobrepoblación total de 2.208 mujeres
en los únicamente 6 centros de reclusión exclusivamente femeninos en todo el país, lo que
representa un porcentaje alto de hacinamiento del 34,03%.
Gráfico 1. Tomado de: Informes estadísticos agosto de 2019, INPEC.
De acuerdo con lo anterior, el gráfico 2 revela que la regional norte, comprendida por el
departamento de La Guajira, Cesár, Atlántico, Bolívar, Sucre y Córdoba sufre el mayor
porcentaje de hacinamiento, el cual representa el 82,5%, seguido de la regional central con
jurisdicción territorial de 7 departamentos (Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta, Tolima,
Caquetá, Casanare y Amazonas) y un porcentaje de hacinamiento del 67%. No obstante,
5
los porcentajes revelan que todas las regionales se encuentran superando el límite de su
capacidad a causa de la limitada infraestructura dispuesta para albergar mujeres.
Gráfico 2. Tomada de: Informes estadísticos agosto de 2019, INPEC.
A estas cifras de hacinamiento, se le añade que las políticas públicas y los espacios
concebidos en las ampliaciones de los centros penitenciarios responden principalmente a
las demandas de la población masculina y no se tiene en cuenta los requerimientos
espaciales determinados por las diferencias en cuanto a la perspectiva de género, como lo
son el ámbito reproductivo, maternal y sexual (Ariza e Iturralde, 2015).
“El panorama para las mujeres embarazadas y lactantes es más complicado
aún. A pesar de que lo normal es que una mujer en estado de gestación
tenga al menos cuatro controles prenatales, las reclusas no reciben si quiera
un llamado para que les hagan una ecografía o revisen cómo viene o es el
estado de su bebé.” (Martínez, 2018)
Asimismo, para las reclusas “las cárceles tienen programas laborales mucho más
enfocados en artesanías, costura, tareas que son tradicionalmente femeninas y que no son
Capacidad: 1.807
Población: 3.022
Hacinamiento: 67%
Capacidad: 991
Población: 1.269
Hacinamiento: 28,1%
Capacidad: 1.548
Población: 1.760
Hacinamiento: 13,7%
Capacidad: 669
Población: 851
Hacinamiento: 27,2%
Capacidad: 154
Población: 281
Hacinamiento: 82,5%
Capacidad: 1.319
Población: 1.513
Hacinamiento: 14,7%
6
tan relevantes para el mercado laboral. Según la encuesta realizada por la Pontificia
Universidad Javeriana y el Comité Internacional de la Cruz Roja a 536 mujeres privadas de
la libertad, el 67,5% manifestó que el aprendizaje obtenido en las labores que desarrollaron
durante su tiempo de condena no les sirvió para ser competentes en la obtención de trabajo.
Pareciera que la cárcel no solo reproduce la subordinación de las mujeres, sino que la
refuerza”. (Sánchez, s.f, en Mayorga, 2019).
Lo anterior significa la necesidad de actuación y entendimiento de la experiencia
penitenciaria femenina que contribuyan a la disminución y atenuación del problema desde
el ejercicio de la arquitectura teniendo en cuenta que el crecimiento de la población
femenina intramural desde 1991 hasta 2018 ha incrementado un 429% , mientras que el
porcentaje de incremento en el número de hombres reclusos en el mismo período ha sido
de un 300% , o sea, el incremento en la población intramural femenina ha sido más
precipitado (INPEC, 2018) y entendiendo desde la historia el proceso de evolución que ha
tenido la arquitectura penitenciaria , en donde cabría hacer la pregunta ¿ cuál sería el nuevo
modelo de arquitectura penitenciaria que facilite la resocialización de las mujeres privadas
de la libertad y la no reincidencia? .
Características de la población
Para seguir comprendiendo el problema abordado, es fundamental conocer las
características de la población a la que se enfoca el trabajo de grado. Por lo anterior, se
toman los datos proporcionados en el informe estadístico de 2019 del INPEC, de aquí se
obtiene que el 60,4% del total de la población reclusa femenina sólo alcanzó un grado de
escolaridad básica media (gráfico 3), por lo
que el 56,3% ingresaron a actividades y
programas de estudio (gráfico 4).
Asimismo, se concluye que la mayoría de
las mujeres detenidas se encuentran en
edad productiva, es decir, entre los 25 y los
54 años (gráfico 5).
Gráfico 3. Nivel de escolaridad del total de las
mujeres privadas de la libertad.
7
En cuanto a los delitos cometidos, es muy recurrente que las mujeres (41,3% del total de la
población femenina condenada) estén involucradas en el tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes, siendo ellas parte del eslabón más bajo de la cadena de esta actividad
(gráfico 6). Por esto, en el gráfico 7 se expone que la duración de la condena va, en su
mayoría, de los 0 a los 10 años (75,3% de la población).
Gráfico 4. Población en actividades ocupacionales y
laborales.
Gráfico 5. Edad de las condenadas.
Gráfico 6. Delitos cometidos. Gráfico 7. Años en prisión.
8
A su vez, en la encuesta aplicada a 536 mujeres privadas de la libertad, realizada por la
Pontificia Universidad Javeriana y el Comité Internacional de la Cruz Roja y demostradas
en el artículo “Mujeres y prisión en Colombia: desafíos para la política criminal desde un
enfoque de género”, se demuestra que la mayoría de encuestadas (66,9%) pertenecen a
estratos socioeconómicos 1 y 2 y el 72,8% manifiestan que sus ingresos mensuales del
hogar son menores a 2 salarios mínimos legales vigentes. Lo anterior reafirma la condición
de precariedad económica de estas mujeres. En cuanto a las redes de apoyo y contacto, la
Javeriana y la Cruz Roja indagaron sobre la frecuencia de visitas al lugar de reclusión y la
relación de las reclusas con sus familiares. De las encuestas se concluye que las visitas
son poco frecuentes, situación que se le acredita a la lejanía entre los centros de reclusión
y el lugar donde viven y a temas de dinero.
Condición actual de las cárceles de mujeres en Colombia
Para entender esta problemática a nivel espacial en el territorio y la influencia de un
equipamiento de esta categoría en su entorno mediato e inmediato, se analizan las
condiciones actuales de las cárceles femeninas en Colombia partiendo de cuatro aspectos
fundamentales tomados del artículo de investigación “The contemporary model of prison
architecture: Spatial response to the re-socialization programme”: La apariencia, la conexión
con el ambiente natural, la accesibilidad y la conexión con el transporte y la relación con lo
Gráfico 8. Frecuencia de las visitas de sus
miembros de familia.
Gráfico 9. Relación con los familiares.
9
público. En cuanto al primer aspecto, se refiere a la relación visual y estética del edificio
con su entorno construido y con la comunidad; el segundo a la relación e integración del
entorno y elementos naturales dentro de la edificación; el tercero a qué tan accesible es el
equipamiento para los usuarios y qué tan conectado está a la red de transporte del lugar de
implantación y el cuarto aspecto se refiere a la relación del equipamiento con otras
instituciones externas como cortes, juzgados, hospitales, entre otros. Siendo así, se toman
cuatro casos de estudio, localizados en el gráfico 3, en diferentes regionales del país
(Regional Oriente, Regional Viejo Caldas y Regional Central) y se realiza una valoración
con base en dichos aspectos.
Gráfico 10. Tomada de: Informes estadísticos agosto de 2019, INPEC y elaboración propia.
1
3
2 4
10
En la tabla 1 se expone la condición de cada uno de los casos de estudio con respecto a
los cuatro aspectos a analizar, significando la equis (x) una relación no favorable, el guión
(-) una relación neutra y la marca de verificación ( ) una relación favorable.
Tabla 1. Condición actual de las cárceles en Colombia con relación a los 4 aspectos de análisis
Con lo anterior se concluye que en todos los casos hay una relación visual y estética
desfavorable entre el equipamiento, su entorno y la comunidad. Asimismo, la integración
de elementos naturales en la edificación es un aspecto que poco se ha tenido en cuenta en
la concepción de un edificio penitenciario, lo que demuestra una fuerte separación entre lo
natural y lo construido. Además, se evidencia una desconexión entre el equipamiento y el
resto de la ciudad (algunos casos), lo que hace que sea de difícil acceso para los usuarios,
sobre todo para los familiares y las visitas de las privadas de la libertad. Por otro lado, sólo
en el caso de la cárcel El Buen Pastor se observa una relación favorable con otras
instituciones y edificios de usos complementarios a los centros penitenciarios. En general,
los cuatro casos de estudio presentan una concentración del espacio sólo hacia el interior
y unos límites muy compactos dados por la misma función de la edificación que no ha
evolucionado en su concepto.
VI. Justificación
Conforme al hacinamiento y deficiencia de espacios habitables para la población carcelaria
femenina en Colombia, es pertinente que sea tratado desde la disciplina de la arquitectura
en tanto se evidencia una necesidad espacial que repercute en la integridad física y moral
de una población determinada, considerando que este campo de estudio no sólo ejerce una
responsabilidad funcional y formal sobre un territorio sino también una responsabilidad
social fundamental en el progreso y evolución de la sociedad en general. Es por esto que,
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acorde con la realidad social que se vive en Colombia a raíz del posconflicto y de los
procesos de reconciliación, que trae como consecuencia un aumento significativo en la
población que será reclutada, el tema de interés resulta una gran oportunidad para llevar a
cabo una propuesta que desde la arquitectura contribuya al óptimo desarrollo de dichos
procesos.
Se busca encaminarlo a la población femenina porque vincular a la mujer no sólo implica
este grupo poblacional, sino que también se involucra directamente la población infantil
teniendo en cuenta que el artículo 153 de la Ley 65 de 1993 establece que “la dirección del
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario permitirá la permanencia en los
establecimientos de reclusión a los hijos de las internas, hasta la edad de tres años. El
servicio social penitenciario y carcelario prestará atención especial a los menores que se
encuentren en los centros de reclusión. Las reclusiones de mujeres tendrán guardería”. De
acuerdo con lo anterior, en el artículo de El Tiempo, denominado “Cárceles y presos de
Colombia” (2018) se expone que hay un total de 108 niños viviendo con sus madres en las
prisiones, de los cuales 32 de ellos se encuentran en la regional central, 7 en la regional
norte, 24 en la región occidental, 20 en la regional oriente, 11 en la regional noroeste y 14
en la regional del viejo caldas. Sin embargo, las condiciones de la infraestructura de las
cárceles de Colombia son inadecuadas en cuanto a temas de salubridad y dotación de
espacios de calidad para su óptimo crecimiento, lo que suscita la necesidad de solventar
las necesidades espaciales dados por estas dos poblaciones. Además, como lo ratifican las
estadísticas presentadas por Ariza e Iturralde (2015), el 53% de las mujeres presas en
Colombia son madres cabeza de familia con hijos entre los 4 y los 10 años que, al
ausentarse del hogar para pagar la condena, producen efectos negativos tanto en aspectos
económicos, sociales, psicológicos y escolares en ellos, repercutiendo en su bienestar a
corto, mediano y largo plazo.
Igualmente, el enfoque formativo y educativo de las universidades jesuitas propende por
una lucha imprescindible por la justicia social, la dignidad y los derechos humanos, así como
al respeto por la persona humana con derechos básicos e intransferibles para su desarrollo
integral establecido en los principios de la lucha por el bien común que se manifiestan en el
Laudato Si. De igual manera, el trabajo se orienta a partir de la Misión y Visión de la
Pontificia Universidad Javeriana, tratando de generar un conocimiento crítico y propositivo
en pro de mejorar la calidad de vida de una población vulnerable a la que en múltiples casos
y situaciones se le viola sus derechos fundamentales.
12
VII. Objetivo General
Proponer un nuevo referente de arquitectura penitenciaria para generar espacios dignos
y habitables para la población carcelaria femenina a través del desarrollo de estrategias
arquitectónicas.
VIII. Objetivos específicos
1. Proponer un nuevo programa arquitectónico para garantizarle a las reclusas un nivel
de calidad de vida óptimo teniendo en cuenta el diseño a partir de la comprensión de
las necesidades espaciales de las poblaciones afectadas, en este caso, mujeres y
niños.
2. Facilitar espacialmente el cumplimiento de las fases del sistema progresivo de
tratamiento penitenciario, con el fin de preparar a las reclusas para su vida en libertad.
3. Implementar el concepto de diseño o arquitectura biofílica entendido como la idea
de traer la naturaleza e incorporarla a los espacios interiores y exteriores del proyecto,
con el fin de contribuir al bienestar mental y físico de las mujeres privadas de la libertad.
4. Crear espacios de capacitación y formación teórico-prácticos que fomenten el
aprendizaje y la productividad de las mujeres privadas de la libertad, para que una vez
salgan puedan ajustarse a la vida productiva de la ciudad y del país.
5. Extender el programa arquitectónico más allá de los límites físicos del lugar en
donde se puedan generar vínculos con la población civil.
IX. Marco Teórico conceptual
Suplicio, castigo, ortopedia social, resocialización, reintegración y reinserción.
Conforme a lo expuesto por Foucault (1999) en su libro Vigilar y Castigar, el concepto
de castigo fue practicado antiguamente como una manera de venganza física (suplicio)
que el soberano ejercía sobre el condenado, en el que se revela “la tiranía, el exceso,
la sed de desquite y "el cruel placer de castigar" (p. 67). Para ese entonces, Foucault
explica que “el suplicio desempeña, pues, una función jurídico-política. Se trata de un
ceremonial que tiene por objeto reconstituir la soberanía por un instante ultrajada: la
restaura manifestándola en todo su esplendor” (1999, p.46), en la que se implicaba el
13
cuerpo como principal medio para causar dolor de tal intensidad que fuera equivalente
al delito. Sin embargo, la indignación manifestada a través de protestas durante la mitad
del siglo XVIII entre filósofos y teóricos del derecho y diferentes personajes de la
sociedad condujo a abogar por el desenlace del “cuerpo a cuerpo” y la terminación del
enfrentamiento físico entre soberano y condenado producto de las represalias del mal
cometido. Lo anterior se da como respuesta al requisito de respetar cuando se castiga,
de sensibilizarse y tener compasión ante la humanidad y de entender el concepto de
castigo a partir del alma y no del cuerpo.
El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites y a veces
en el corazón de las ciudades. Le encantaba esta nueva benignidad que remplazaba
los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en
adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una
verdadera empresa de ortopedia social. (Foucault, 1999, p. 5),
entendiendo este último como la forma en la que las instituciones penales ejercen poder
sobre el alma del culpable para lograr su corrección individual teniendo como fin
principal la resocialización, el cual se cumple si y sólo si una vez concluido el proceso,
el individuo no desea volver a infringir las leyes (Sanguino & Baene, 2016).
A partir de allí nace el concepto de resocialización, del cual se derivan los de
“reintegración” y “reinserción” como respuesta a la defensa de la dignidad humana en
el proceso de encarcelamiento punitivo de cualquier persona. De este concepto, es
fundamental aclarar que existen diferentes acercamientos, uno de ellos establecido por
el INPEC como la
técnica de tratamiento clínico que pretende cambiar la conducta del
interno(a). Volver a socializarse, lo que significa aprender las expectativas
sociales e interiorizar normas de conducta. Resocializarse es volver a valer
como ser social conforme quiere la sociedad, esto implica reconocimiento.
La técnica que se maneja es el cambio de actitud y de valores. Se confunde
con el cambio de delincuente en un buen interno(a). (2018, p.11),
lo cual se logra a través del trabajo, la educación, la enseñanza, la recreación, el deporte
y la cultura. De este modo, en concordancia con el marco jurídico colombiano que atañe
este concepto, la ley 65 de 1993 instaura medidas reguladoras para llevar a cabo el
14
tratamiento penitenciario y carcelario, a través de la ejecución del Plan de Acción y
Sistema de Oportunidades P.A.S.O. Dentro del Estado Social de Derecho Colombiano
la acción de justicia impulsa la idea de resocialización como un derecho que infunde en
las personas privadas de la libertad la voluntad de vivir conforme a la ley y el fin último
de la pena y del tratamiento penitenciario (Congreso de la República de Colombia,
1993). A pesar de ello, la Corte Constitucional se ha visto en la obligación de hacer
denuncias por inconstitucionalidades encontradas en las cárceles colombianas debido
a la constante violación de los derechos humanos y el atentado a la dignidad humana
producto de las condiciones inhabitables de los espacios, lo cual genera en los presos
un rechazo y actitud negativa frente a la vida privada de la libertad y, por ende, un
resultado poco efectivo a los tratamientos de resocialización, lo cual pondría en duda el
pensamiento de castigo humanitario.
Por otra parte, Fikfak, Kosanovic, Crnic & Perovic (2016) entienden la resocialización
como el proceso por el cual se pretende reajustar psicológicamente al individuo para
adaptarse a las expectativas y al comportamiento de la sociedad común, es decir,
habilitar y preparar nuevamente al ser humano para reintegrarse a la vida social de
acuerdo con las mínimas reglas de comportamiento establecidas en general, teniendo
en cuenta la condición y necesidad de ser social propia de la especie humana.
Asimismo, Ariza e Iturralde (2016) determinan que la resocialización debe ser entendida
como una forma de justicia restaurativa que transformen el concepto de prisión como
espacio que ejerce una función meramente coercitiva al concepto de espacio social en
el que se vela por la inclusión y la participación de todos los actores implicados. Sin
embargo, las políticas penitenciarias, los proyectos de resocialización y los espacios
destinados a esto se han basado en una concepción de encierro mayoritariamente de
rasgos masculinos, olvidando la necesidad de comprensión de este proceso desde la
perspectiva del diseño centrado en el habitante específico, en este caso las mujeres y
los niños, estos últimos como segundos actores directamente implicados en el
problema, y entendiendo que “el tratamiento igual no es necesariamente justo, debido
al contexto social de subordinación de las mujeres y los impactos diferenciados de la
prisión en las mujeres y su entorno” (Covington & Bloom, 2003 en Sánchez, Rodríguez,
Fondevila & Morad, 2018, p. 1459.
Siguiendo este marco, uno de los conceptos que se derivan de la resocialización y del
objetivo de la pena privativa de hoy en día es el de reintegración, interpretado desde
15
Beristain (1986) como la garantía de que el exconvicto pueda desarrollar su vida futura
alejada de los delitos. No obstante, Baratta (2004) establece que la reintegración social
de los individuos privados de la libertad se logra a través del mejoramiento de las
condiciones de vida en la cárcel, definición que compromete completamente la
arquitectura y el problema abordado. Adicionalmente, al hablar de resocialización
también se involucra la idea de reinserción, delimitado en este marco desde la definición
de García- Pablos (1979) como el acoplamiento del ser humano a la vida civil después
de haber pagado la condena, el cual requiere la asistencia y el compromiso por parte
de la sociedad para garantizar que el proceso sea realizado de manera fructífera. De
esta manera, es evidente resaltar la importancia del vínculo entre la comunidad y los
condenados, pues se aumentan las posibilidades de lograr la resocialización y, por lo
tanto, de disminuir la reincidencia.
Por consiguiente, la arquitectura desempeña la labor de promover la resocialización
mediante el diseño más equitativo, justo e incluyente en el que varios espacios comunes
interiores y exteriores permitan a los reclusos satisfacer sus requisitos de "vida normal"
para volver a desarrollar las habilidades sociales al mismo tiempo, reflejando la vida
fuera del encerramiento y considerando que, en términos de reinserción social de un
convicto, la mejor prisión es la que no existe, en la que el encierro se desvanece, en la
que como Ariza e Iturralde (2016) lo presentan, “se reproduzca una situación de
‘normalidad’, que se aproxime lo más posible a las condiciones del mundo exterior, en
lugar de degradar y deshumanizar a los prisioneros” (p.28).
X. Propuesta de solución
Partiendo del análisis y las conclusiones que se deducen desde la descripción del
problema, se proponen tres estrategias globales que marcan la pauta para la
escogencia de la localización del proyecto dentro de la ciudad de Bogotá, teniendo en
cuenta que está dentro de la regional con el segundo porcentaje de hacinamiento más
alto del país. La primera estrategia es la de infiltrar el medio natural en lo construido,
que busca responder al objetivo de implementar el concepto de arquitectura y diseño
biofílico en el proyecto. La segunda estrategia es la de conectar el equipamiento con el
resto de la ciudad y con los demás servicios complementarios a su uso. La tercera es
la de integrar el proyecto con zonas industriales y de oportunidades económicas con el
fin de fomentar la productividad en las mujeres privadas de la libertad teniendo en
16
cuenta su condición socioeconómica. Por consiguiente, después de haber realizado una
matriz de valoración de posibles lugares, se elige el predio que mejor cumple con las
estrategias planteadas, con el fin de facilitar el proceso de resocialización, ubicado
sobre el costado oriental de la Calle 80 después del Puente de Guaduas (imagen 2).
Al tener cercanía con el río Bogotá, el humedal Jaboque y el parque La Florida se
aprovecha la oportunidad de hacer una integración y apropiación de esa estructura
ecológica principal para realzar el carácter natural del predio. A su vez, al estar ubicado
sobre una avenida importante de conexión dentro de la ciudad y con el resto del país,
se tiene la posibilidad de generar vínculos a nivel urbano y regional con los diferentes
usos complementarios y con otros centros penitenciarios como la cárcel El Buen Pastor,
y de facilitar la accesibilidad a los diferentes actores implicados (imagen 3). Igualmente,
el predio se integra con
diferentes sectores
productivos de la ciudad
como el Aeropuerto,
Fontibón, Engativá, la
zona de la sabana y el
occidente de la región
(imagen 4), una mezcla
entre contexto urbano y
contexto rural.
Imagen 2. Foto aérea de la localización del proyecto.
Imagen 3. Conexión del proyecto a nivel urbano-regional.
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Una vez escogido el lugar y teniendo en cuenta que, de acuerdo con lo establecido en la
ley 65 de 1993, el fin principal de la pena privativa es la resocialización, se toma este
concepto, entendiéndolo como una forma de justicia restaurativa en el que se vincula las
instituciones, la población carcelaria y la población civil, como punto de partida inicial para
realizar una propuesta que facilite lo anterior.
Así pues, el proyecto consiste en un diseño que recrea una “vida normal” dentro del
encerramiento, permitiéndole a las mujeres privadas de la libertad formarse integralmente
y prepararse para la vida en libertad. Partiendo de allí, se plantea la creación de un “barrio”
que funciona no solamente interiormente, sino que también aporta a su exterior. Esta idea
de barrio se interpreta como un sistema de interacción entre las personas, el lugar y la
infraestructura, apuntándole a los principios de una vida saludable y de innovaciones
sostenibles. A partir de la interacción, se busca formar una comunidad que se sirva de tres
bandas principales: una banda de vivienda, una banda productiva y una última banda
ecológica que articule las dos anteriores, en las que se facilite la creación de vínculos
sociales, se creen ambientes de estímulos positivos, se fortalezcan los lugares de
Imagen 4. Integración económica con diferentes sectores productivos.
18
encuentro y se promueva el aprendizaje, la producción y la innovación para incentivar la
productividad económica (gráfico 11).
A su vez, en cada una de las tres franjas se facilita
espacialmente que se cumplan las fases del
sistema progresivo del tratamiento penitenciario,
para que el cumplimiento de la pena sea gradual y
prepare al individuo para su vida en libertad
(gráfico 12). Así, se establece una zona de alta
seguridad menos porosa hacia su exterior y más
concentrada hacia el interior seguido de una zona
de media seguridad con un poco de porosidad
hacia su exterior y una última zona de mínima
seguridad porosa hacia el exterior, permitiendo el
vínculo entre la población carcelaria y la población
civil. Al final, se encuentra una zona de conexión
con el río y todo el ecosistema de humedal cercano destinado para las visitas, el personal
de trabajo y los pospenados, así como para el público en general, rompiendo los esquemas
tradicionales de un equipamiento de esta categoría (imagen 4).
Gráfico 11. Concepto de “barrio”
Gráfico 12. Esquema en planta del concepto
general
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Este concepto de bandas se plantea de tal forma que la banda productiva se vuelque hacia
la calle 80, teniendo en cuenta que se pueda generar toda una galería urbana, talleres
productivos y lugares de encuentro e intercambio comercial entre la población carcelaria y
la población civil. El enfoque productivo se basa en las áreas de especialización inteligentes
que determina la Cámara de Comercio para Bogotá Región, por lo que se incluyen tres
hubs principales que desencadenan las demás actividades, estos son: un hub creativo
enfocado en actividades de diseño gráfico, de moda, entre otros encaminados a la
sostenibilidad económica, social y medioambiental y actividades audiovisuales, de música,
teatro y publicidad; un hub tecnológico destinado al desarrollo de soluciones informáticas y
un bio hub orientado a tecnologías y actividades productivas pertenecientes a la agricultura
y agroindustria, a los alimentos funcionales y naturales y la biocosmética.
Imagen 4. Edificio para visitas, personal y pospenados hacia el río Bogotá
Gráfico 12. Esquema en corte del concepto general
20
Esta banda productiva se articula con la banda de vivienda a través de un puente elevado
que permite la fluidez y continuidad de la banda ecológica, haciendo que esta permee los
espacios interiores y le de un carácter mucho más natural al proyecto con la inclusión de
vegetación de ecosistema de humedal y grandes espejos de agua (imagen 5). En estos
puentes de conexión se incluyen servicios complementarios a la vivienda y terrazas con
visuales hacia el paisaje exterior. Una vez se llega a la banda de vivienda, se encuentran
las diferentes celdas con patios interiores más privados pensados como lugares de
meditación e introspección personal y como espacios con una función ambiental, ya que
permiten el ingreso de luz y ventilación natural al interior de las celdas (imagen 6 y 7).
Gráfico 15. Corte longitudinal del proyecto- conexión banda productiva y banda de vivienda
Gráfico 14. Corte transversal banda productiva.
21
En cuanto al concepto arquitectónico y
espacial de las celdas, se desarrollan las
tipologías de tal manera que en las de
alta de seguridad (imagen 8) haya
capacidad para una mujer privada de la
libertad, considerando que es preferible
mantener un poco más aisladas y
controladas a las personas que
requieren este nivel de seguridad.
Igualmente, se desarrollan celdas con
capacidad para una madre y un niño. En
el nivel de media seguridad (imagen 9)
se establecen celdas con capacidad
para dos reclusas, aumentando así el
nivel de integración a medida que se
disminuye el nivel de seguridad. De igual
modo, las celdas maternales se diseñan
con capacidad para dos madres y dos
niños. En el nivel de mínima seguridad
(imagen 10) los grados de integración y
socialización con otras reclusas se
acrecientan, por lo que se plantean celdas para cuatro mujeres y se continúan las celdas
maternales para dos mujeres y dos niños. En general, todas las celdas se diseñan con una
unidad completa de baño, con el fin de devolverle el grado de intimidad y privacidad al lugar
Imagen 5. Vista desde la banda ecológica hacia la banda de vivienda Imagen 6. Patio interior de la banda de vivienda
Imagen 7. Corte por fachada
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de dormir y descansar de las mujeres privadas de la libertad, devolviéndoles así la dignidad
humana que se había perdido en este tipo de equipamientos.
En relación con la materialidad del proyecto en general, se escogen tres materiales
principales que puedan generar diferentes sensaciones, grados de privacidad y seguridad,
conexiones visuales y relaciones con el medio natural en quienes habitan y recorren el
proyecto (imagen 11). El vidrio transparente permite tener una conexión visual
predominante, “ver y ser visto”, así como el ingreso 100% de luz natural. Este material se
ubica en zonas estratégicas en primer piso donde se pretende generar mayor relación entre
población civil y reclusas. Por otra parte, los paneles de policarbonato traslúcidos permiten
una conexión visual media y un ingreso de luz natural controlada y difusa, lo que genera en
el espacio un juego de diferentes sombras y siluetas a lo largo del día. Dicho material se
emplea en zonas donde se debe restringir un poco más la visual de lo que sucede adentro,
así como en ambientes donde se necesite tener una luz más homogénea. Por último, los
paneles microperforados de acero corten anulan la conexión visual, sin embargo, el ingreso
de luz toma la forma de las perforaciones del material, lo que hace que el espacio sea
dinámico y cambiante. Adicionalmente, estas perforaciones permiten la ventilación natural
de los espacios. Los paneles se ubican en espacios introvertidos y en zonas en primer piso
donde debe existir un mayor control de seguridad.
Imagen 8. Planta arquitectónica de celdas
de alta seguridad
Imagen 9. Planta arquitectónica de celdas
de media seguridad
Imagen 10. Planta arquitectónica de celdas
de mínima seguridad
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Para concluir, el proyecto replantea desde su nombre, el concepto arquitectónico tanto
teórico como formal y funcional para cambiar el imaginario colectivo que se tiene de estos
equipamientos, apuntándole siempre al fin privativo de la pena, que es la resocialización
del individuo para que, una vez quede en libertad, se pueda adaptar a las normas y
conductas de la sociedad en general. Del mismo modo, el planteamiento procura
instaurarse en el territorio como un vínculo urbano que posibilita tejer relaciones favorables
entre todos los actores implicados en el proceso de resocialización y reintegración.
Imagen 11. Fachada arquitectónica hacia la calle 80
Gráfico 16. Axonometría del conjunto.
24
Imagen 12. Planta de cubiertas con contexto
Imagen 13. Planta arquitectónica de primer piso Imagen 14. Planta arquitectónica de segundo piso
25
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TER
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Imagen 15. Planta arquitectónica de tercer piso
Imagen 16. Planta arquitectónica de cuarto piso
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Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
XII. Anexos
A continuación, se anexan los pliegos presentados del resultado final del trabajo de grado.
28
29
30
31
32
RENACER, UN LUGAR PARA LA RESOCIALIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN DE LAS MUJERES PRIVADAS DE LA LIBERTAD
AUTOR Daniela García Vargas
Presentado para optar al título de Arquitecta
DIRECTOR Eduardo Baquero García
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO
CARRERA DE ARQUITECTURA Bogotá D.C.
2020
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