Plan Maestro de Utilización del
Recurso Hídrico en Cultivos
Ecológicos de Pequeña Escala
Julián Esteban Londoño Londoño
Estudiante de Ingeniería Ambiental
Universidad de Antioquia
Belmira
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Plan Maestro de Utilización
del Recurso Hídrico en
Cultivos Ecológicos de
Pequeña Escala
Preparado por Julián Esteban Londoño Londoño, estudiante de Ingeniería Ambiental de
la Universidad de Antioquia. Este documento es un producto del proyecto de
PRODUCCIÓN AGRICOLA SOSTENIBLE ECO-CULTIVOS desarrollado en el municipio
de Belmira, Antioquia, en cumplimiento de las condiciones de otorgamiento del Fondo de
Comunidades Negras del ICETEX.
Belmira - 2015
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Plan Maestro de Utilización del Recurso Hídrico
en Cultivos Ecológicos de Pequeña Escala
Tabla de Contenido
Introducción .......................................................................................................... 4
El ciclo Hidrológico ............................................................................................... 5
Belmira como emporio ecológico y productor de agua en el norte de
Antioquia................................................................................................................ 7
Fuentes de abastecimiento en Belmira ............................................................... 9
Subcuenca del Río Chico ................................................................................... 9
Sistemas de uso eficiente del agua .................................................................... 11
Aplicación en Eco-Cultivos de pequeña escala ................................................ 13
Bibliografía .......................................................................................................... 19
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Introducción
El municipio de Belmira es un territorio enriquecido por diversidad de culturas, credos y
religiones; posee tierra fértil y destinada en su mayoría a la producción agrícola y
ganadera. En respuesta a ello las necesidades que afloran en la comunidad están
dirigidas al mejoramiento y enriquecimiento de las prácticas de siembra y desarrollo del
campo. Brindar alternativas amigables con el ambiente es una labor, casi obligada, de
quienes estamos en permanente formación relacionada a esta área.
Desde la ingeniería ambiental se vislumbra la posibilidad de crear y mejorar sistemas de
producción limpia, muestra de ello es el incremento progresivo, en Colombia y el mundo,
de los niveles de cultura y conservación de los ecosistemas; así como también han
aumentado los problemas medioambientales, tales como el calentamiento global, los
gases de efecto invernadero, la contaminación de ríos y que mares, entre otros más, todos
ellos producidos en su mayoría por la inadecuada practica industrial.
Los problemas asociados al recurso hídrico en los cultivos ecológicos tienen que ver con
la formulación de estrategias, planes y programas para el ahorro y la utilización eficiente
del agua. En este sentido se plantea en este documento un recorrido temático y practico
por el recurso agua; inicialmente se hace una conceptualización del ciclo hidrológico
como base fundamental para entender la dinámica del agua en la Tierra; seguidamente
se aborda el tema del recurso hídrico en un contexto local, siendo una herramienta para
comprender la importancia de este líquido vital. Finalmente se aportan algunas estrategias
y diseños de sistemas de uso eficiente del agua que pueden ser implementados en los
cultivos ecológicos de pequeña escala.
Este documento se prepara para contribuir al mejoramiento de la eficiencia en el uso de
los recursos naturales en los cultivos agroecológicos; se une a otros documentos de este
tipo que propenden por el adecuado uso de los recursos suelo y agua, siendo claves para
el fortalecimiento de las tendencias de desarrollo sostenible que se pretenden
implementar a nivel internacional. Es entonces una contribución al cumplimiento de las
metas globales planteadas por la ONU y demás organismos internacionales en la
búsqueda de la equidad social y medioambiental.
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El ciclo Hidrológico
El agua es un compuesto básico e insustituible con características únicas, de gran significación
para la vida, el más abundante en la naturaleza y determinante en los procesos físicos, químicos
y biológicos que gobiernan el medio natural. Por lo tanto, es el elemento estructurante de la
dinámica natural y social del territorio, sin el cual no es posible la vida ni la actividad del hombre.
El ciclo hidrológico y su balance de agua global constituyen el modelo básico para entender el
funcionamiento del sistema hídrico y las interacciones entre el océano y el continente; representa
el proceso continuo de la circulación y transformación del agua en sus diversos estados en la
esfera terrestre. Su dinámica es determinada por las condiciones de la radiación solar, la acción
de la gravedad y las interacciones de las capas superiores de la Tierra: atmósfera, litosfera y
biósfera.
El ciclo hidrológico está gobernado por los siguientes procesos naturales que ocurren de manera
continua:
El agua cae sobre la superficie terrestre en forma líquida o sólida; parte de ella puede evaporarse
antes de tocar la superficie terrestre. Aquella fracción que alcanza la vegetación es parcialmente
retenida por las hojas de las plantas.
De allí, una parte es evaporada de nuevo hacia la atmósfera, en tanto que la fracción restante cae
hacia el suelo, en donde puede infiltrarse o escurrir por las laderas, siguiendo la dirección de las
mayores pendientes del terreno.
La parte del agua que escurre a lo largo de las laderas puede ser interceptada por las depresiones
naturales del terreno, en donde se evapora o infiltra; o, por último, se mueve a través de los
drenajes naturales de la cuenca y forma el flujo superficial. Estos tres flujos –superficial,
subsuperficial y subterráneo– conforman la escorrentía, que integra los cauces de las corrientes,
alimenta los diferentes almacenamientos y drena finalmente al mar.
Esta compleja interacción entre la atmósfera y los procesos superficiales y subsuperficiales afecta
el régimen, la cantidad, la distribución y la calidad del agua en las diferentes unidades
hidrográficas.
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Figura 1: Ciclo del agua
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Belmira como emporio ecológico y productor de agua en el
norte de Antioquia
Figura 2: Municipio de Belmira, división político-administrativa.
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El municipio de Belmira fue habitado por los indígenas nutabes, quienes fueron desplazados por
colonos que llegaron atraídos por la riqueza aurífera, dando lugar al caserío de Santo Domingo
de Petacas fundado por Francisco de Villa y hermano.
Su área rural se divide en 13 veredas, entre ellas Quebraditas, Amoladora, Zafra, Zancudito,
Playas y Santo Domingo. Sus alturas más sobresalientes son las conformadas por Sabanas y
Santa Inés, alto de Belmira y páramo de Santa Inés.
Surcan su territorio los ríos Chico y San Andrés y quebradas como Quebradona y La Cayetana.
Está comunicado con el resto del país con la vía La Ye, San Pedro, Entrerríos, Santa Rosa. Su
economía se basa en la ganadería de leche, el cultivo de papa, la porcicultura y la truchicultura.
En general, el régimen de precipitación en la zona se caracteriza por tener una distribución
monomodal con un período seco de diciembre a marzo y uno lluvioso de abril a noviembre, con
un período corto de verano en los meses de junio y julio, perteneciendo este régimen a los
patrones climáticos a nivel continental, ocasionados por la Zona de Convergencia Intertropical
(ZFTC), que se manifiesta por una gran inestabilidad termodinámica originando abundante
nubosidad tipo convectivo, vientos variables de poca intensidad, un alto nivel pluviométrico y un
gran contenido de vapor de agua en la atmósfera (EE.PP.MM, 1991).
Sus especiales condiciones de riqueza en recursos naturales, las actividades económicas
industriales que han venido localizándose en su territorio, los servicios de apoyo a la producción,
la belleza de su variado paisaje natural que combinado con los desarrollos hidroeléctricos le
confieren un alto potencial turístico, que aunados a su ubicación geográfica, le permiten un
intercambio cultural y comercial con otras subregiones del departamento.
La gobernación de Antioquia, a través del Departamento Administrativo de Planeación, viene
desde el año 2005 implementando el sistema departamental de planificación, el cual fue creado
mediante Ordenanza 34 del 24 de noviembre de 2006, este instrumento surge como respuesta a
la necesidad de coordinar procesos de planeación desde los diferentes niveles, empezando desde
lo municipal hasta el nivel nacional, aunando esfuerzos que nos permitan asegurar el desarrollo
con equidad para el departamento. Dentro de este programa se visiona el municipio de Belmira
como protector de sus bosques y fuentes de agua; con una zona rural fortalecida a través de la
producción agropecuaria diversificada, y además como generador de proyectos ecoturísticos, con
una población educada y comprometida con un desarrollo integral en sus aspectos ambientales y
culturales.
Hoy día es inminente la consolidación de los municipios de Belmira, Entrerríos, San Pedro de los
Milagros, Don Matías y Santa Rosa de Osos como Ciudad – Región, como despensa agrícola y
proveedora de bienes y servicios para el Área Metropolitana; considerando un factor predominante
la oferta hídrica e hidroenergética que ofrecen las cuencas de los ríos Grande y Chico. Es
entonces de gran relevancia la oferta ambiental de recursos de los municipios que hacen parte de
la cuenca de los ríos Grande y Chico.
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Fuentes de abastecimiento en Belmira
Subcuenca del Río Chico
Nace en el alto Zulia sobre la cota 3.200 m.s.n.m., en límites con el municipio de Liborina,
desembocando al embalse de Río Grande II después de un recorrido de 31,5 km
aproximadamente en dirección Norte - Sur en su parte alta; luego cambia de dirección Noroeste -
Sureste en la parte media y Oeste - Este en su parte baja. La subcuenca hasta límites con el
Municipio de San Pedro, tiene un área aproximada de 140 km2 siendo la principal arteria fluvial
de la población de Belmira cuya cabecera municipal se encuentra en su margen derecha de su
parte media, dividiendo en dos sectores casi iguales el territorio municipal.
En la parte alta sus pendientes se encuentran en el rango de 25 al 50%, en sus partes media y
baja las pendientes oscilan entre 12 y 50% y en el valle aluvial predominan las pendientes que
van de 0 a 12%. El río disecta la formación del altiplano conformando un valle plano rodeado en
todo su recorrido por dos sistemas cordilleranos, ubicándose a la derecha el Alto de Sabanas y a
la izquierda Alto La Serna, El Indio, Malvasá y al sur La Cuchilla de Montefrío.
En su parte alta el uso del suelo se encuentra en bosques con algunos potreros establecidos en
laderas y en la parte media y baja, está ocupado por potreros con pastos manejados en las áreas
más planas y manchones de bosques en las partes altas de los sistemas cordilleranos que se
encuentra en los límites de la división de la cuenca.
“El área de la subcuenca del río Chico está ocupada por un 55% por potreros, donde la utilización
de los agroquímicos se encuentra generalizada como práctica de manejo para aumentar la
producción, situación que contribuye al deterioro de las fuentes de agua tanto en cantidad
(disminución del caudal por tala del bosque para establecer potreros), como en su calidad
(contaminación por agroquímicos), lo que aumenta la susceptibilidad de contraer enfermedades
tanto en la población humana como animal” (Plan de Desarrollo Municipio de Belmira 1993).
En toda la cuenca se ha venido implementando la truchicultura, tanto a nivel empresarial, como
para autoconsumo. Además se realiza extracción de material de playa como una actividad
marginal, pero que debe ser controlada por el gran deterioro que está ocasionando en los taludes
y lecho del río.
La ceunca del río Chico es abastecida por las quebradas Oromira, San Joaquín, la Serna, La
Cisquiarca, Don Diego, Solvetanal, La Aldaña, Santa Rita, San Francisco, San José, La Miel, La
Perica, La Amoladora, Marías, Chicharrón, El Roble, Amparo, La María, El Granate, Barro Negro,
Los Azúcenos, El Golfo, La Salazar, Medina, La Cayetana, La Zarza, San Antonio, Potreritos, La
Tolda, Zafra, Marmato, Alicante, Mogote, Montañita, San Juan, Zafra, Hato, El Espinal y las
Animas.
El río Chico en su recorrido atraviesa el municipio de Belmira de norte a sur, y recorre
los municipios de Entrerríos, San Pedro, y Don Matías, para luego fusionarse con el
río Grande en Don Matías después de que este ha atravesado los municipios de
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Belmira, San Pedro y Entrerríos, este río continúa hacia el occidente con el nombre de río Grande
hasta desembocar en el río Porce, el cual a su vez es afluente del río Nechí y éste del Cauca,
dentro de la vertiente occidental del río Magdalena.
La mayor importancia de esta zona radica en que son áreas de recarga hídrica donde se
concentran los nacimientos de agua utilizada en la prestación de servicios básicos de las
poblaciones asentadas alrededor de estos sistemas y de grandes concentraciones de población
ubicadas en la ciudad de Medellín, mediante el sistema de aprovechamiento múltiple de la cuenca
de Río Grande, las cuales cada vez más, requieren de los servicios básicos por sus dinámicas de
crecimiento.
La red hídrica que se origina en el Sistema de Páramos y Bosques Altoandinos del Noroccidente
Medio Antioqueño, se ha estimado que abastece de agua un número aproximado de 63.584
habitantes de población asentada dentro y en los alrededores del sistema, comprendiendo la
totalidad o parte de los municipios de Belmira, San José de la Montaña, San Andrés de Cuerquia,
Entrerríos, San Pedro de los Milagros y Santa Rosa de Osos en la zona del Altiplano y San
Jerónimo, Sopetrán, Olaya, Liborina y Sabanalarga en la zona occidental sobre la ladera del río
Cauca.
Este total de usuarios del recurso hídrico se distribuye en un número de 21.868 en la zona del
altiplano y 41.716 para la zona de occidente, donde no se tiene cuantificado el número de usuarios
no residentes en la zona, representado por la población flotante compuesta por propietarios de
fincas de recreo, y un número considerable de turistas de fin de semana que visitan el área.
La ciudad de Medellín es abastecida de agua y energía eléctrica por el sistema de
aprovechamiento múltiple Río Grande II, que tiene como objetivo principal, el abastecimiento de
agua potable y de energía. Con tal fin, las obras principales del proyecto en la parte de acueducto
fueron diseñadas para disponer de una capacidad final de 20 m3/s. Esta capacidad máxima se
alcanzará por etapas a medida que la demanda lo requiera. En lo que respecta a la parte de
energía, y para aprovechar plenamente el caudal regulado por el embalse y la gran diferencia de
elevación entre éste y el valle de Aburrá, el sistema incluye un importante desarrollo hidroeléctrico
para Antioquia y Colombia.
Figura 3: Páramo de Belmira. Sector Sabanas
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Sistemas de uso eficiente del agua La eficiencia en el uso del agua es un concepto de múltiples facetas. Significa "hacer más y mejor
con menos" mediante la obtención de más valor con los recursos disponibles, reduciendo el
consumo de recursos y la contaminación y el impacto ambiental del uso del agua para la
producción de bienes y servicios en cada etapa de la cadena de valor y de la prestación de
servicios de agua.
La mejora de la eficiencia en el uso del agua significa aumentar la productividad del agua; es decir,
reducir la intensidad de uso del agua y de la contaminación de las actividades socio-económicas
a través de la maximización del valor de los usos del agua, mejorar la asignación del agua entre
los diferentes usos a fin de obtener un mayor valor socioeconómico por gota de agua –
garantizando los usos ambientales, y mejorar la eficiencia técnica de los servicios de agua y la
eficiencia en la gestión de su prestación durante todo el ciclo de vida completo.
La legislación ambiental colombiana mediante la Ley 373 de 1997 promueve la creación en
implementación de los Programas de Ahorro y Uso Eficiente del Agua de tal manera que todo plan
ambiental regional y municipal debe incorporar obligatoriamente un programa para el uso eficiente
y ahorro del agua, entendido éste como el conjunto de proyectos y acciones que deben elaborar
y adoptar las entidades encargadas de la prestación de los servicios de acueducto, alcantarillado,
riego y drenaje, producción hidroeléctrica y demás usuarios del recurso hídrico.
Un programa de ahorro y uso eficiente del agua se implementa para alcanzar distintos objetivos,
entre los que se pueden encontrar los siguientes:
Incrementar la participación de los usuarios del agua
Disminuir el agua requerida para un proceso y, por consiguiente, generar ahorros en las
erogaciones (indirectamente se obtiene un beneficio económico y, lo más importante, se
disminuyen los impactos ambientales).
Encontrar y proponer soluciones a largo plazo.
Después de haber identificado los puntos de consumo y establecido categorías entre estos, se
deben proponer las medidas y las practicas de ahorro específicamente para esa zona. Cuando se
concluya la lista de medidas disponibles, deben evaluarse los impactos intangibles, así como los
impactos financieros y de ahorro de agua de cada una de éstas, contra los objetivos o las metas
establecidas para el programa de uso eficiente de agua. Conviene elaborar una tabla comparativa
de las medidas factibles contra los posibles impactos de cada una de ellas.
El análisis de costo y beneficio para cualquiera de las alternativas planteadas se deber realizar
según la siguiente ecuación:
𝑩𝑵𝑻𝑨 ($ 𝒂ñ𝒐)⁄ = 𝑨𝑬𝑪𝑨 ($ 𝒂ñ𝒐)⁄ − 𝑪𝑨𝑪𝑶 ($ 𝒂ñ𝒐)⁄ − 𝑪𝑨𝑶𝑨 ($ 𝒂ñ𝒐)⁄
Donde:
𝑩𝑵𝑻𝑨: es el beneficio total anual neto, en ($ 𝑎ñ𝑜)⁄ y equivale al beneficio
económico neto que resultaría si se implementa esa medida.
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𝑨𝑬𝑪𝑨: son los ahorros esperados en costos anuales, relativos a la operación actual, en
($ 𝑎ñ𝑜)⁄ (disminuciones en pagos de cuentas por abastecimiento de agua y por
alcantarillado, los eventuales sobrecargos, y posiblemente energía).
𝑪𝑨𝑪𝑶: son los costos amortizados de capital de operación, en ($ 𝑎ñ𝑜)⁄ , incluyen a los
equipos, materiales e instalaciones que requiere esa medida, amortizados a lo largo de su
vida útil esperada.
𝑪𝑨𝑶𝑨: son los costos adicionales de operación anual, sobre la operación actual, en
($ 𝑎ñ𝑜)⁄ , corresponden a los extras que resultarían para mano de obra, mantenimiento,
energía, materiales y disposición de residuos, si se implementa tal medida.
En la mayoría de los casos, sin embargo, puede ser suficiente un simple análisis de costos y
beneficios, que incluya: el costo de capital estimado para los trabajos de rehabilitación, los ahorros
netos en erogaciones, y del período de amortización. Siempre deberán considerarse otras
ventajas no cuantificables, incluyendo aquellas relacionadas con el medio ambiente, el bienestar
(social, salud, confort) de los usuarios del agua, y las metas; aunque no pueden ser incluidas en
el cálculo de los beneficios netos.
Se debe evaluar la factibilidad técnica de cada una de las propuestas más opcionadas y el impacto
de la implementación de éstas. Se debe considerar también el impacto que estas medidas generen
no sólo en la comunidad sino también en el ámbito regional.
Una vez se van evaluando cada una de las opciones planteadas se ponen en una lista de
verificación, con la respectiva viabilidad de cada una, para luego determinar cuál de las
alternativas se va o se van a implementar.
Junto con el Programa de Ahorro y Uso Eficiente del Agua, se deben plantear indicadores de
desempeño como medidas cuantitativas que permiten identificar cambios en el tiempo y que
posibilitan determinar cómo está un sistema con respecto a los promedios del medio o en relación
con índices nacionales o internacionales del mismo sector productivo y así poder determinar si la
labor que se está ejecutando está bien o no.
Los indicadores ambientales tienen por objeto específico brindar la información sobre el
desempeño ambiental de la actividad económica, lo cual permite fijarse metas para mejorar dichos
indicadores e implementar estrategias de gestión.
El establecimiento de indicadores lleva a tomar conciencia de lo necesario de la medición, así lo
que no se puede medir no se puede mejorar.
Algunos de estos indicadores para determinar el ahorro y uso eficiente del agua en una actividad
económica son:
Consumo total de agua (𝑙𝑖𝑡𝑟𝑜𝑠/ℎ𝑜𝑟𝑎)
Consumo total de agua por unidad producida (𝑙𝑖𝑡𝑟𝑜𝑠/𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑)
Consumo de agua en labores domésticas (𝑙𝑖𝑡𝑟𝑜𝑠/ℎ𝑜𝑟𝑎)
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Aplicación en Eco-Cultivos de pequeña escala
Conforme las ciudades utilizan más agua para su población en acelerado crecimiento, la
agricultura debe mejorar considerablemente la eficacia y productividad del uso que hace del agua
La productividad de las tierras de regadío es aproximadamente tres veces superior a la de las de
secano. Más allá de este dato global, existen muchas razones para destacar la función del control
de los recursos hídricos en la agricultura. La inversión en la mejora de los regadíos supone una
garantía frente a las variaciones pluviométricas y estabiliza la producción agrícola, impulsando la
productividad de los cultivos y permitiendo que los agricultores diversifiquen su actividad. Ello tiene
un reflejo en un incremento y una menor volatilidad de los ingresos agrícolas.
A su vez, un sistema de producción predecible y estable tiene un efecto positivo en los
proveedores de servicios para el sector, incrementando el efecto multiplicador no agrícola de la
inversión. Además, la inversión en el fomento de aguas revaloriza la tierra. Las obras en pequeña
escala para el acopio de aguas, el riego y el drenaje realizadas con mano de obra local son viables
económicamente y, una vez que se ha instalado la infraestructura básica con financiación pública,
también se hace viable una mayor inversión privada. Entre los efectos indirectos adicionales del
fomento de aguas se encuentran la mejora de la nutrición a lo largo del año, un mercado laboral
rural más activo, una menor emigración y una menor presión agrícola sobre las tierras marginales.
La FAO ha especificado seis cuestiones claves que es necesario atender para mejorar la eficacia
del uso del agua y la productividad.
¿Qué función debería desempeñar la agricultura ante la competencia creciente por el agua
procedente de otros sectores?
¿Qué tipo de cambios en las políticas y en los instrumentos de inversión son necesarios
para mejorar la conservación del agua en la agricultura?
¿De qué manera pueden las medidas de respuesta reconciliar las necesidades de los
ecosistemas con las demandas de la agricultura en condiciones de escasez de recursos
hídricos?
¿Cuáles son las medidas e incentivos apropiados con el fin de promover programas
eficaces de control del agua para la mitigación de la pobreza en zonas rurales?
¿Cuáles son los obstáculos para el progreso en el control del agua destinada a la
agricultura, especialmente en África, el Cercano Oriente y los Pequeños Estados Insulares
en Desarrollo?
¿Qué puede hacerse a fin de movilizar los recursos financieros necesarios para un mejor
control y una mejor ordenación del agua en las diferentes regiones?
Para incrementar la productividad de las áreas de secano el riego suplementario y el
riego a pequeña escala, tanto el tradicional como el moderno, tienen que desempeñar
un papel importante. Tecnologías como las bombas de pedal pueden permitir a los
agricultores escasos de recursos manejar sus propios sistemas de acuerdo a sus
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necesidades, siempre que se disponga de agua localmente. El bombeo de agua con pequeños
motores diesel o eléctricos puede ser también más económico que los proyectos a gran escala,
que dependen demasiado de un control centralizado. Además, como cada agricultor controla
totalmente sus propios sistemas, puede adaptar su producción a su estilo de vida maximizándola,
algo que es imposible en grandes zonas con control centralizado.
Durante las décadas recientes la agricultura bajo riego ha sido una fuente de producción de
alimentos muy importante. Los mayores rendimientos de los cultivos que pueden obtenerse en
regadío son más del doble que los mayores que pueden obtenerse en secano. Incluso la
agricultura bajo riego con bajos insumos es más productiva que la agricultura de secano con altos
insumos. El control, con bastante precisión, de la absorción del agua por las raíces de las plantas
tiene estas ventajas.
Aun así, el regadío contribuye menos a la producción agrícola que el secano. Globalmente, la
agricultura de secano se practica en el 83 por ciento de las tierras cultivadas y produce más del
60 por ciento de los alimentos del mundo. En regiones tropicales con escasez de agua, como los
países de la región del Sahel, la agricultura de secano se practica en más del 95 por ciento de las
tierras cultivadas, porque en estas zonas el riego convencional de cultivos para la producción de
alimentos puede ser muy costoso y apenas justificable en términos económicos.
Hay otras razones que justifican por qué el riego convencional no puede continuar creciendo tan
rápidamente como en las últimas décadas. Una razón es que el costo real del regadío no se
conoce, porque citando a un autor el riego es «una de las actividades más subvencionadas del
mundo.» Los costes ambientales de las zonas regables convencionales son también altos y no
repercuten en los precios de los alimentos, y a menudo el riego intensivo produce anegamiento y
salinización. Actualmente, alrededor del 30 por ciento de las tierras regadas están moderada o
severamente afectadas. Anualmente, el área regada se está reduciendo aproximadamente en el
1-2 por ciento a causa de la salinización de las tierras.
Por supuesto, no solamente seguirá practicándose el riego sino que también la superficie bajo
riego aumentará a pesar de estos inconvenientes. Lo que se necesita imprescindiblemente es
mejorar la eficiencia del riego.
Básicamente hay cinco métodos de riego:
Riego de superficie, que cubre toda la superficie cultivada o casi toda.
Riego por aspersión, que imita a la lluvia.
Riego por goteo, que aplica el agua gota a gota solamente sobre el suelo que afecta a la
zona radicular.
Riego subterráneo de la zona radicular, mediante contenedores porosos o tubos instalados
en el suelo.
Subirrigación, si el nivel fréatico se eleva suficientemente para humedecer la zona radicular
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Los dos primeros métodos, riego de superficie y por aspersión, se consideran riego convencional.
Actualmente, el riego de superficie es sin duda la técnica más común, especialmente entre los
pequeños agricultores, porque no requiere operar ni mantener equipos hidráulicos complejos. Por
esta razón, es probable que el riego de superficie domine también en 2030, aunque consuma más
agua y en ocasiones cause problemas de anegamiento y salinización.
El riego por goteo y el riego subterráneo son dos tipos de riego localizado, que es un método de
riego cada vez más popular por su máxima eficacia, ya que aplica el agua solamente donde es
necesaria siendo las pérdidas pequeñas. Sin embargo, la tecnología no es todo, porque el riego
a pequeña escala y el uso de aguas residuales urbanas pueden incrementar la productividad del
agua tanto como los cambios de la tecnología de riego.
Seis claves para mejorar la eficiencia de riego
Reducir las filtraciones de los canales por medio de revestimientos o utilizar tuberías;
Reducir la evaporación evitando los riegos de medio día y utilizar riego por aspersión por
debajo de la copa de los árboles en vez de riego por aspersión sobre la copa de los
mismos;
Evita el riego excesivo;
Controlar las malas hierbas en las fajas entre cultivos y mantener secas estas fajas;
Sembrar y cosechar en los momentos óptimos;
Regar frecuentemente con la cantidad correcta de agua para evitar déficits de humedad
del cultivo.
Riego con aguas residuales
La reducción de la carga contaminante de las aguas residuales de fincas, industrias y áreas
urbanas permitiría que una buena parte se utilizara para regar. Los beneficios potenciales del riego
con aguas residuales son enormes.
Por ejemplo, una ciudad con una población de 500 000 habitantes y un consumo diario per cápita
de 120 litros produce al día aproximadamente 48 000 m3 de aguas residuales, suponiendo que el
80 por ciento del agua utilizada llega a los servicios públicos de alcantarillado. Si estas aguas
residuales fuesen tratadas y utilizadas para un riego cuidadosamente controlado a razón de 5 000
m3/ha anuales, podrían regarse unas 3 500 hectáreas.
El valor de estos efluentes como fertilizante es tan importante como el valor del agua. En las aguas
residuales tratadas mediante sistemas convencionales las concentraciones típicas de nutrientes
son: de nitrógeno 50 mg/litro; de fósforo 10 mg/litro y de potasio 30 mg/litro. Si anualmente se
aplican 5 000 m3/ha, la aportación anual de fertilizantes sería: 250 kg/ha de nitrógeno; 50 kg/ha
de fósforo y 150 kg/ha de potasio. De esta forma, todo el nitrógeno y la mayor parte
del fósforo y potasio que son necesarios para la producción agrícola serían
suministrados por el efluente. Además, otros valiosos micronutrientes y materia
orgánica del efluente proporcionarían beneficios adicionales.
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Un beneficio adicional es que la mayor parte de estos nutrientes, una vez absorbidos por los
cultivos, no entran en el ciclo del agua, y consecuentemente no contribuyen a la eutrofización de
los ríos ni a la creación de «zonas muertas» en las áreas costeras.
El “uso racional, optimizado y responsable” del agua debe incluir las siguientes estrategias o
acciones:
Utilización del volumen mínimo necesario para satisfacer las diferentes necesidades, sin
desperdicio.
Desarrollo de sistemas productivos con especies de plantas y animales que necesitan
menos agua o que presentan mayor eficiencia en su utilización (más productos, servicios
o beneficios con mayor valor agregado por volumen de agua consumido).
Observar una escala de prioridad de uso (consumo humano, consumo animal de
producción, riego de plantas de autoconsumo, riego de plantas de producción comercial y
otros usos) y priorizar actividades de beneficio colectivo, más que de beneficio individual.
Uso múltiple del agua: utilizar el mismo volumen de agua para obtener beneficios en dos
o más actividades.
Evitar la contaminación en su utilización y entregar el agua residual con igual o mejor
calidad que el agua recibida.
Prevención y control de excedentes hídricos que causan daños a los sistemas productivos
y a la vida, como la erosión hídrica y las inundaciones.
Captación y aprovechamiento del agua disponible en los volúmenes que satisfagan las
necesidades, posibilitando que los excedentes estén disponibles para otros usuarios.
Compartir el agua disponible.
Respetar la legislación que regula el uso del agua en cada provincia, país o región.
La captación y el aprovechamiento de la lluvia representan solo una de las estrategias en el uso
racional del agua. Para lograr éxito en cualquier acción o proyecto, es necesario considerar
diversos aspectos, como educación, concientización y capacitación de los usuarios, que permitan
desarrollar en la comunidad la cultura del uso eficiente del agua
Tecnologías y buenas prácticas para el uso eficiente del agua
Además de las condiciones agroecológicas de la finca o de la zona, se estima que existen al
menos 6 criterios técnicos fundamentales en la identificación de las tecnologías eficientes para el
uso del agua, considerando el tipo de patio, parcela o finca; el valorar y considerar estos criterios
favorece la efectividad de las tecnologías y su contribución al manejo sostenible del agua y de las
fuentes hídricas. Estos criterios son los siguientes:
1. Precipitación promedio anual
2. Disponibilidad de agua en la finca o en su cercanía
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3. Pendiente del terreno
4. Textura del suelo
5. Profundidad del suelo
6. Capacidad de infiltración del suelo
Todas las prácticas y tecnologías que se promuevan para el uso eficiente del agua, deberían estar
acompañadas por acciones dirigidas a la conservación y protección de las áreas de recarga o
fuentes hídricas. Es decir que se debe trabajar con un enfoque integrado que considera todo el
sistema y las variables que influyen en la cantidad y calidad del agua, y del suelo, las cuales son
fundamentales para asegurar una buena producción.
Tradicionalmente las fuentes de agua provienen de quebradas, ríos o lagunas, esto implica que
estas fuentes mantengan caudales permanentes y en especial su flujo al final del verano de cada
año y así poder definir su uso para fines de consumo humano y productivo. Otros sitios de
captación incluyen nacientes, manantiales, ojos de agua o chagüites y pozos superficiales.
Actualmente las técnicas de captación, más utilizadas en zonas secas son la recolección de agua
de lluvia, de escorrentía y la extracción de aguas subterráneas; estas técnicas tienen como
complemento, el establecimiento de estructuras de almacenamiento. En Latino América se han
probado diferentes técnicas de captación, pero para fines de la presente guía sólo se mencionarán
las más comunes o con replica local, que pueden construirse a través de la mano de obra familiar
o comunal, que requieren pocos insumos externos o bajas inversiones y que ya se utilizan en el
área rural o periurbana de la región. Una forma de conceptualizarla captación del agua es
considerarla como “cosecha de agua”, que es la práctica orientada a capturar el agua de lluvia, a
través de la construcción de obras adecuadas para su almacenamiento.
Cisterna tipo tinaja
Por lo general es una estructura en forma de tinaja o de un cilindro enterrado en el suelo. De este
tipo de cisternas existen varios modelos, es una estructura que contribuye con el almacenamiento
del agua la cual se puede utilizar para diversas actividades, principalmente es para uso doméstico
u otras como: riego de alivio en sequías prolongadas durante el invierno, riegos en cultivos de
verano, incluyendo frutales, huertos familiares, cultivos de parra y para ganadería, aunque en
menor escala.
Lagunetas, reservorios o embalses
Las lagunetas, reservorios o embalses son grandes depósitos formados artificialmente que se
construyen cerrando la boca de un pequeño valle, micro cuenca, hondonada o vertiente, mediante
una presa, o la construcción de un dique para detener el escurrimiento del agua, aprovechar el
agua lluvia y crear el embalse. El agua almacenada se utiliza en un sistema de microriego en los
períodos críticos de sequías, en áreas pequeñas de cultivos, para orientarla hacia
pilas para consumo animal y también en el consumo humano cuando se le da el
tratamiento adecuado tal como cloración, hervido o filtrado.
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Pequeños pozos de captación de agua
Estos pozos de al menos 2 metros cúbicos sirven para almacenar agua lluvia captada de los
techos, de aguas grises ya reciclada, riachuelos o pequeñas fuentes permanentes o para traer
agua de cualquier fuente que aumenta su caudal durante la temporada de invierno.
Los pozos construidos de manera continua se utilizan para diferentes fines domésticos en el patio
cercano de la casa o para actividades productivas como riego de hortalizas, frutales o granos
básicos. Cuando se quiere facilitar el riego, los pozos se construyen en laderas de 10% a 30% de
pendiente, de tal forma que se pueda manipular una manguera pequeña en forma de sifón, o para
riego por aspersión.
Diques de piedras
Los diques de piedras son muros o cercas de piedras de base ancha para retener el agua y la
tierra erosionada con una vertedera y un delantal frontal. Se recomiendan en donde existen
cárcavas, las cuales se forman cuando se juntan dos o más laderas. Dependiendo del tamaño de
las laderas y de la precipitación, la cantidad de agua que pasa por la cárcava puede ser muy alta.
En zonas con precipitaciones muy altas o con tormentas muy fuertes se necesitan diques más
anchos y a menor distancia.
Micro presas desmontables
Esta tecnología consiste en hacer represas en una quebrada o en un río, de forma que permita
almacenar agua suficiente, según sea la necesidad. Estas represas se hacen propiamente en el
cauce de la quebrada o el río, razón por la cual se construye una estructura desmontable, lo que
permitirá armarla en la época de verano para ser usada y desarmarla en temporada de lluvia, para
evitar que la obra sea destruida por las corrientes fuertes de agua.
Estas pueden ser construidas de sacos con arena y plástico o de piedras bolón, acomodadas una
sobre otra en sentido transversal a la pendiente del terreno o curso de las aguas para formar el
muro de retención.
Captación o cosecha de agua lluvia a través de techo
La tecnología consiste en la captura del agua que cae directamente sobre los techos de las casas
u otras construcciones como escuelas o bodegas. El objetivo es captar el agua lluvia y pasarla a
estructuras de almacenamiento y uso posterior para consumo humano o en pequeños huertos
familiares o escolares. La cantidad de agua que se logre acumular dependerá de la precipitación
anual de la zona y del área techada con que se cuente. Esta tecnología corresponde a soluciones
del tipo unifamiliar o multifamiliar. El tamaño de las estructuras de almacenamiento depende del
área de captación, la precipitación y la demanda de agua de los usuarios o
beneficiarios. Para el consumo directo el agua debe ser desinfectada y si las
circunstancias lo requieren, previamente debe ser filtrada.
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