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C AN IS ET FELIS N .° 35
PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA D E LA RO DILLA
PROGRAMA 1998
N.o 31 (Febrero)
NUTRICIÓN CLÍNICA OPALIATIVA CANINA Y FELINA
Dr. Jaume Camps
N.o 32 (Abril)
ONCOLOGÍA CUTÁNEADrs. Jaume Altimira y
Miquel Vilafranca
N.o 33 (Junio)
OFTALMOLOGÍADr. Manuel Villagrasa
N.o 34 (Agosto)
ALOPECIAS LOCALES CANINASDra. M .a Teresa Verde
N.o 35 (Octubre)
PATOLOGÍA Y CIRUGÍA
DE LA RODILLADr. Juan J. Martínez Galdames
N.o 36 (Diciembre)
COMPLICACIONES ENOSTEOSÍNTESIS
Dr. Juan P. Zaera Polo
Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición.Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de este número, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia,
grabación u otro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor.
Tarifa de suscripción anual: Mediante cheque bancario adjunto de 6.015 ptas. Mediante contra reembolso de 6.666 ptas.
Ejemplar suelto: 1.560 ptas. (IVAincluido).
Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A.
Pasaje Virgen de la Alegría, 14
Teléfono 405 15 95. Fax 403 49 07
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DIREC TO R:
Dr. Juan José Tabar BarriosCentro Policlínico Veterinario“Raspeig“San Vicente. Alicante
REDAC TO R JEFE:Elena Malmierca
DIREC TO R DE LA M O N O G RAFIA:
Juan José Martínez GaldamesCentro Clínico VeterinarioIndauchuBilbao
C O LABO RADO RES:
Dr. A. Rubio de FranciaDr. J. José Mínguez MolinaDra. I. Perez-LafuenteDra. A. López García
Coordinación Editorial:M. A. GARCIA FERNANDEZ
Producción Editorial:Fernando Latorre Margolles
Dirección Artística: José Luis García Alonso
Coordinación Estudio:Isabel Velasco Granados
Infografía:M.ª Luz Franco Fdez.-Conde
Colaboradores: Jose Manuel Piñón CuberoEnrique Leiva Hidalgo
Maquetación:Beatriz García Martín
Reproducción fotográfica:Isabel Velasco Granados
Correción de textos:Marta Martínez Sandoval
Composición de textos:M.ª Dolores Llano García
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PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA D E LA RO DILLA
ENFERMEDAD DEGENERATIVA ARTICULAR.ARTRITIS INMUNOMEDIADA E INFECCIOSA
LIGAMENTOS COLATERALES, MENISCOS YAVULSIONES TENDINOSAS
LUXACIÓN DE RÓTULA
FRACTURAS ARTICULARES
LUXACIÓN DE RODILLA Y ARTRODESIS
ÍNDICES DE COLABORADORES
STAFF
EDITORIAL
LIGAMENTOS CRUZADOS
ndice
http://dic.pdf/http://agt.pdf/http://jun.pdf/http://abr.pdf/http://feb.pdf/
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A articulación de la rodilla en animales de compañía, debido a su complejidad y a lasdiferentes estructuras que la componen, es posiblemente la región anatómica musculoes-quelética que más consultas aporta a la práctica diaria del veterinario.
Desde una cojera leve por la típica “ torcedura” , hasta ese puzzle óseo consecutivo a unatropello, pasando por enfermedades infecciosas e inmunomediadas que pueden ser la vía de entra-da a un diagnóstico de un problema sistémico, debemos dominar perfectamente todo lo referente asu anatomía, fisiología y patología diversa a fin de instaurar en cada caso el tratamiento correctoque recupere sobre todo la funcionalidad del miembro afectado, dejando las mínimas secuelas yretrasando al máximo la aparición de la enfermedad degenerativa articular.Cinco de los seis capítulos tratarán de patologías articulares derivadas de problemas ortopédicos o
traumatológicos, describiendo la mayoría de las lesiones y anomalías que se presentan.Citaremos la etiopatogenia, el cuadro clínico y el tratamiento pero ciñéndonos casi exclusivamente
al apartado quirúrgico.No es nuestra intención que este manual sea una recopilación exhaustiva de las técnicas quirúrgicas
más actuales y nuestro propósito tampoco será citar todo lo visto y oído sobre la cirugía de la rodilla.Nuestro único objetivo es detallar de forma ordenada los problemas que la rodilla canina y felinapuede padecer y las técnicas asequibles para restaurarla. Técnicas al fin y al cabo que cualquierveterinario clínico con medios normales pero con ideas claras pueda desarrollar.Puede ser que un problema concreto tenga varias técnicas quirúrgicas que cumplan el objetivo final.
De ahí la idea de ofrecer un abanico amplio y lógico de posibilidades para solventarlo, pero en ladecisión acertada del veterinario estará el éxito de la intervención.
Todos comentamos con una sonrisa en la boca que un problema ortopédico o traumatológico malresuelto será siempre una mala publicidad para quien se metió a remendarlo y lo será durantemucho tiempo, tanto como viva el paciente protagonista de los hechos. Y de una cosa podemos estar
seguros: nunca ese perro o gato será nuestro cómplice disculpando nuestro leve fallo, su loco posto-peratorio, la falta de atención y cuidado de su propietario y, al fin y al cabo, esa pata coja será uncartel publicitario impresionante, gratuito y móvil que durará hasta que el último aliento de vidaabandone a la susodicha mascota.
Agradecemos al director de la revista, Dr. Juan José Tabar, la confianza depositada en nosotrosante nada menos que la “ rodilla” y a los lectores de la monografía nuestra gratitud y la oferta en fir-me de ayuda desinteresada si no es suficiente lo expuesto en estos seis capítulos o si surgieran dudasal respecto.
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Dr. Juan José Martínez GaldamesCentro Clínico Veterinario Indauchu
Bilbao
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ditorial
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O S ligam entos cruzados (LC ) son, sin duda, los mecanismos de estabilización de la rodilla
más importantes y de mayor significado tanto clínico como patológico, puesto que en ellos
reside la contención cráneo-caudal y la rotacional interna de la rodilla.
Desde C arlin en 1926, pasando por multitud de cirujanos veterinarios com o: Paatsama
1952 (pionero en la reparación intracapsular); Johnson 1960 (utilizando nylon, fascia,
piel...); H ohn 1967 (primeras técnicas extracapsulares); Arnoczky 1979 (over the top); O lm stead 1989(técnica extracapsular con alambre de acero); Slocum 1991 (transposición de la m eseta tibial), llegamos
a nuestros días en los que la reparación de estas estructuras está al alcance de la mayoría de los clíni-
cos con las técnicas citadas y con las m odificaciones que han ido sim plificando la resolución de este
tipo de rodillas inestables.
C itaremos som eramente el recuerdo fisiológico de los ligamentos cruzados, así com o la etiopatogenia,
el cuadro clínico, el diagnóstico y el tratamiento de la rotura de los mismos.
N uestro objetivo en este capítulo es enum erar y explicar las técnicas m ás sencillas y asequibles para
la reparación de los ligam entos cruzados.
JUAN JOSÉ MARTÍNEZ GALDAMES, ÁNGEL RUBIO DE FRANCIAY JUAN JOSÉ MÍNGUEZ MOLINA
Centro Clínico Veterinario Indauc hu
Bi lbao
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RECUERDO FISIOLÓGICO
L LC ante rior es el
principal mecanismo
de contención en la
e stabilidad crá n e o -
caudal y rota c i on a l
interna de la rodilla.
El LC posterior evita
el desplazamiento caudal de la tibia res-
pecto al fémur.
•Estabilidad anteroposterior:
El LC A evita el desplazamiento de latibia hacia adelante.
El LC P evita el desplazam iento de la
tibia hacia atrás.
La estabilidad ante ro p oste rior ex i ste
tanto en flexión como en extensión.
•Estabilidad en la rotación:
En flexión: Los dos LC se enrollan sobre
sí m ismos lim itando la rotación interna de
la tibia.
En extensión: Los dos LC se desarrollany no hay ningún efecto de lim itación de la
rotación externa.
Flexión fisiológica: De 15° a 25°.
La rotura de los LC no modifica la flexión
de la rodilla.
Extensión fisiológica: De 148° a 165°.
La rotura del LC A aum enta la extensión
en unos 12°.
La rotura del LC P no modifica la extensión.
La rotura de am bos aum enta la exten-sión en unos 18°.
LC A:
—Evita el desplazamiento anterior de la
tibia.
—Limita la rotación interna.
—Evita la hiperextensión.
LC P:
—Evita el desplazamiento posterior de
la tibia.
ETIOPATOGENIA
Intentaremos de forma simplificada acercarnos al porqué
de la rotura de los LC de la rodilla.
Causas predisponentes
—Raza: Razas de ángulo femorotibial hiperextendido:
C how , Rottw eiler, Boxer...
Razas grandes (mayores de 20 kg).
—Edad: Difícil con m enos de un año.
M ayor incidencia a los seis años.
—Anomalías posturales:•Aplomos anormales congénitos: Valgus, varus, luxa-
ciones de rótula.
•Aplomos anormales adquiridos: Fracturas antiguas.
—Peso:M ayor incidencia en animales obesos y poco
dinám icos.
—Enfermedades sin relación directa y otras causas:Artritis inm unomediada, degeneración ligamentosa, sinovi-
tis, leishmaniosis, hipotiroidismo, sepsis...
Causas determinantes
—Accidentes en flexión: rotación interna brusca de la tibia
con la rodilla flexionada com o sucede, por ejemplo, cuando
el anim al va corriendo y realiza un giro brusco.
—Accidentes en extensión: hiperextensión de la rodilla al
introducir la extremidad en un agujero o golpearse a nivel de
la tibia y vencer el peso.
CUADRO CLÍNICO
Casos agudos
—Historia de traum atismo.
—C ojera de apoyo. N o soporta el peso.
—Flexión de la pata o apoyo solamente con la punta de
los dedos.
—Articulación inflamada y caliente.
—Dolor a la palpación sobre todo en cóndilo femoral medial.
—Dolor intenso a la hiperextensión.
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Se realiza con la rodilla en ligera flexión, sujetando firme-
m ente dicha articulación. Si exploram os la rodilla izquierda,
colocaremos al animal en decúbito lateral derecho y pon-
drem os las manos como sigue (fig. 1):
—M ano derecha:
• El índice sobre la rótula.
• El pulgar detrás de la fabela lateral.
—M ano izquierda:
• El índice sobre la tuberosidad tibial.
• El pulgar detrás del peroné.
El ángulo de flexión y extensión y el ángulo de rotación no
deben ser alterados durante la exploración.M ientras una mano sostiene firm em ente el fémur, la otra
mano intenta deslizar craneal y caudalm ente la tibia en rela-
ción al fémur.
El desplazam iento craneal de la tibia es el signo de cajón
anterior positivo que indica la rotura del LC A.
LC A: Prueba de cajón positiva tanto en flexión com o en
extensión.
LC P: Prueba de cajón positiva en flexión. En extensión no.
H ay que prestar atención a los traum atism os regionales,
teniendo en cuenta situaciones de dolor, nervios, estrés, con-tracciones musculares defensivas si el paciente no está com -
pletamente relajado o si la prueba se realiza con el anim al
despierto.
La prueba del cajón es quizá la más representativa y la de
m ayor seguridad en el diagnóstico que nos ocupa, pero ha
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Casos crónicos
—Cojera crónica. C repitación a la fle-
xión o extensión del miem bro.—Rodilla fría. Dolor a la palpación
medial.
—C ojera intensa después del ejercicio.
—Atrofia m uscular.
—Rodilla ancha por cam bios osteoartrí-
ticos.
DIAGNÓSTICO
Explicarem os de forma ordenada unaserie de signos y exám enes para llegar lo
más certeramente a un diagnóstico co-
rrecto.
Anamnesis, síntomas yexamen clínico
—Historia de traum atismo o giro brusco.
—Inspección en estación y m ovimiento.
—Palpación del m iem bro afectado y
contrastarlo con el sano.
—Detección de inflam ación, calor,
dolor...
—Anomalías anatóm icas: atrofia...
—Anomalías posturales: rotación interna
de la pata.
—C repitación a la flexión o extensión.
Prueba del cajón
Es el signo extensor positivo. N os marcael desplazamiento anterior o posterior de
la tibia sobre los cóndilos fem orales.
Se debe llevar a cabo con el animal
relajado o anestesiado. C on el anim al
despierto puede haber falsos negativos
debido a la ansiedad, el dolor, la infla-
mación o la contracción de los músculos
del muslo. Tam bién puede haber falsos
negativos en problem as crónicos y fibrosis
periarticulares.
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Fig. 1.— Prueba del cajón.
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de ser com plem entada con otras pruebas
diagnósticas.
C abría destacar los falsos positivos en
animales jóvenes debido a la laxitud articu-
lar y en animales delgados y con poco
tono muscular.
Test de compresión tibial
Esta prueba se realiza con la rodilla en
flexión colocando el dedo índice de una
mano en la cresta tibial, mientras que el
pulgar y el resto de los dedos agarran la
parte distal del fém ur.El índice aprieta la cresta tibial en direc-
ción caudal a la vez que los dedos de la
otra mano flexionan y extienden el tarso.
Si el LC A está roto, la contracción del
gastrocnemio por los m ovimientos forza-
dos del tobillo, inicia una compresión
tibial y perm ite el desplazamiento anterior
de la tibia respecto al fémur (fig. 2).
Puede haber falsos negativos con fibrosis periarticular.
Este test de com presión tibial es importante cuando el test
del cajón no es concluyente por técnica inapropiada o por
el tam año del anim al.
Es más fácil de realizar en perros grandes o gigantes al
poder ser abarcada m ás cóm odam ente la zona de contac-
to por las m anos de la persona que realiza la prueba.
Diagnóstico radiológico
Además de evidenciar lesiones degenerativas articulares
se pueden poner de manifiesto otras anormalidades que
aporten información básica para plantear un tratamientoadecuado.
Los hallazgos radiográficos varían con la cronicidad de la
lesión. En roturas crónicas hay cam bios que incluyen el des-
plazamiento u obliteración de la grasa infrapatelar por los teji-
dos blandos. Se pueden identificar osteófitos periarticulares
en los bordes externos de los cóndilos femorales y en el
borde distal de la rótula.
Las radiografías en proyecciones anteroposterior y lateral
perm iten evidenciar fracturas concomitantes y otras lesiones.
En una radiografía lateral, consiguiendo más o menos un
ángulo recto entre tibia y fém ur, se pone de manifiesto el des-
plazam iento craneal de la tibia cuando hay rotura del LC A
(figs. 3, 4 y 5).
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Fig. 2.— Test de com presión tibial. Fig. 3.— D iagnóstico radiológico.
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TRATAMIENTO QUIRÚRGICODE LA ROTURA DE LOS
LIGAMENTOS CRUZADOSC om o cita el Dr. O lm stead, nadie debe
considerarse un buen cirujano ortopédico
si no ha desarrollado una nueva técnica
quirúrgica o m odificado una ya conocida
para la reparación de los LC de la rodilla.
Solventando ya el paso del diagnóstico,
nos toca plantear a los propietarios la
opción te rapéutica m ás idónea qu e
resuelva la inestabilidad de la rodilla de
su anim al.
H abrá que sopesar factores de distinta
índole y aconsejar el tratam iento quirúrgi-
co. N unca podrem os decir que con méto-
dos convencionales como reposo, inm ovi-
lización, analgésicos y antiinflamatorios
el problema se va a resolver.
Bien es cierto que anim ales de poco
peso por debajo de los doce kilos, tienen
posibilidades de superar al m enos lacojera por inestabilidad, sabiendo que
los cam bios degenerativos que se produ-
cirán no van a ser en el futuro tan serios y
evidentes clínicamente como en un ani-
m al de mayor peso.
Valorarem os tanto el tam año, la edad,
el peso, la aptitud y el carácter del ani-
m al, com o ciertas características del pro-
pietario, y con todo ello el veterinario
aconsejará una opción concreta que serála más indicada en cada caso, explican-
do claram ente que el em peño pasa por
resolver la inestabilidad de la articulación
y la cojera que de ella deriva y N UN C A
podrem os decir que va a quedar una
rodilla nueva que no dará problem as.
O bligatoriam ente, esa articulación, aun
habiendo sido correctamente reparada,
sufrirá cam bios osteoartríticos y podrá
pasar factura alguna vez.
Bien, entonces, ¿para qué le operam os? C on toda seguri-
dad siempre será m ejor el pronóstico realizando una buenaintervención que no haciéndola.
Para minim izar los posibles problem as hay que aconsejar y
m entalizar a los propietarios sobre el reposo durante los pri-
m eros días postoperatorios, m ientras la articulación está
inm ovilizada por un vendaje de Robert-Jones o similar, y la
vuelta al ejercicio de form a moderada y paulatina sobre las
cuatro a seis sem anas siguientes.
Todas las técnicas que resolverán la rotura de los LC tienen
como objeto suprimir la inestabilidad de la articulación y tanto
sean intra com o extracapsulares ha de realizarse una artroto-
Fig. 4.— Rodilla norm al.
Fig. 5.— Rotura del LC A .
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mía para evidenciar la rotura ligamentosa,
extraer los restos de ligamento y lavar con-
venientemente la articulación, y a la vez
explorar todas las estructuras intracapsula-
res que pudieran estar dañadas, como
m eniscos, ligamentos colaterales, surco tro-
clear, epicóndilos femorales y rótula.
Explicaremos en este capítulo las posibi-
lidades intra y ex t ra c a ps u l ares de la
manera más práctica, intentado que la
explicación sea fácil y al alcance de cual-
quier veterinario clínico.
Probablem ente sea la rotura de los LCla lesión que más opciones terapéuticas
tenga y todas serán buenas; sim plem ente
hay que escoger la que estem os m ás
acostum brados a realizar y nos dé bue-
nos resultados.
Solamente hem os de recalcar que para
quienes escriben este artículo, quizás el
éxito de la intervención quirúrgica radi-
que en la tensión apropiada del colgajo
o del im plante que solventa la inestabili-dad. La posición de la articulación y la
fuerza a desarrollar ofrecen opciones
diversas com o diversos son los autores
que nos lo explican. N osotros nos basa-
mos simplemente en la lógica: si los LC de
la rodilla evitan el desplazam iento crá-
neo-caudal de la tibia y limitan la rotación
interna, a la hora de sujetar el colgajo o
tensar el implante deberem os hacerlo con
la rodilla en postura fisiológica, pero for-zando la rotación externa, a la vez que
desplazando la tibia proxim al hacia cau-
dal si es el cruzado anterior el ligamento
roto, o hacia craneal si lo es el posterior.
RESUMEN
—Rotura del LC A: tensar y sujetar el col-
gajo o im plante:
• Con la rodilla en postura fisiológica (ni flexión, ni extensión).
• Realizando rotación externa de la tibia.
• Desplazando la tibia caudalmente.
—Rotura del LC P: tensar y sujetar el colgajo o im plante:
• Con la rodilla en postura fisiológica (ni flexión, ni extensión).
• Ligera rotación externa.
• Desplazando la tibia cranealmente.
—Rotura de ambos LC : com o si sólo estuviera roto el LC A.
C onviene inm ovilizar la articulación con un vendaje de
Robert-Jones o sim ilar durante doce a quince días para evi-
tar flexiones bruscas, carga de peso prematura, inflamación,
edem a declive y dehiscencia de la sutura cutánea.
TRATAMIENTO DE LA ROTURA DELLIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR
Técnicas intracapsulares
Paatsama en 1952 inició una nueva era en la reparación
del LC A, siendo el pionero con su técnica intracapsular.
Buscó, con toda lógica, implantar un injerto que suplieseese tirante que sujeta tibia y fém ur y que con tanta asiduidad
se rom pe en perros de todas las razas y tamaños.
A partir de aquí se empezaron a desarrollar m odificacio-
nes y técnicas diferentes que consiguieran m antener la ana-
tom ía y fisiología de la rodilla y que cum plieran con el requi-
sito de estabilizarla.
Por muy bien que la articulación haya sido reparada, por
muy estable que parezca, y aunque clínicamente no se evi-
dencien ni cojeras ni dolor, los procesos osteoartríticos irán
asentándose en la articulación y puede que a medio o largoplazo esa rodilla, aun siendo estable, llegue a ser dolorosa,
perdiendo flexión y extensión del miembro y apareciendo coje-
ras intermitentes que requerirán medicación antiinflamatoria.
Un cuadro clínico con sintomatología clara, una anam nesis
bien hecha, un diagnóstico certero que confirme la lesión de
LC A, son los primeros pasos que vam os a dar para llegar a
un tratam iento que resuelva la cojera, pero el pronóstico será
siempre reservado, porque en nuestras manos está resolver
la inestabilidad pero se nos escaparán de las mismas los
cam bios que sufrirá la articulación.
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Técnica clásica de Paatsama(fig. 6)
Realizamos una incisión cutánea cra-
neolateral desde el tercio distal del fémur
hasta la cresta tibial y separamos el tejido
subcutáneo.
Debem os conseguir ahora un colgajo
de fascia lata lo suficientemente largo y
ancho para que haga las veces del LC A.
Así realizam os una incisión pararrotuliana
lateral en la fascia lata desde la cresta
tibial hasta el tercio distal del fémur y unasegunda incisión paralela de 1 a 2,5 cm
de anchura (según el tamaño del animal).
Liberamos este colgajo en su parte pro-
ximal. Ahora se incide la cápsula articular
lateralmente y luxam os la rótula hacia
m edial.
C on la articulación expuesta ya podem os
explorar todas las estructuras. Limpiamos y extraemos los restos
del ligamento y osteófitos a la vez que separam os el bíceps
femoral y el vasto lateral para identificar la fabela lateral.
Tunelizamos desde el epicóndilo lateral con una broca lo
suficientemente grande para permitir el paso del colgajo:
—Entrada: entre la inserción del ligamento colateral y la
fabela lateral.
—Salida: en tibia proxim al m edial (fig. 7).
Tendremos preparado un pasahílos. Es suficiente un alam-
bre de acero (0,6 mm ) de unos 25-30 cm doblado en su
m itad y retorcido (fig. 8). Sujetam os el extrem o libre del col-gajo al pasahílos, lo introducimos por la entrada del túnel en
el epicóndilo lateral y hacemos que asom e ya en la articu-
lación, abocándolo a la entrada del segundo túnel que aca-
bará en la tibia proxim al.
Ya con el colgajo en su sitio definitivo lavarem os de nuevo
la articulación. Reponem os la rótula en su sitio y tiram os del
colgajo asegurándolo mediante sutura no reabsorbible al
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Fig. 6.
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p e ri o stio tibial. Podríam os sujetar de
m anera más firm e el extremo del colgajo
poniendo un tornillo con arandela en la
tibia proximom edial en vez, o adem ás, de
la sutura al periostio.
A continuación cerram os la cápsula arti-
cular con sutura no reabsorbible y sutura-
mos asim ism o el defecto de la fascia lata.
El subcutáneo y la piel se suturan de
manera habitual.
Técnica de Dickinson
Esta técnica es sim ilar a la de Paatsama
pero realizando solam ente la tuneliza-
ción fem oral.
El injerto de la fascia se pasa por el
túnel fem oral desde la articulación hasta
el epicóndilo lateral y se sutura en la cres-
ta tibial junto al origen del colgajo.
La ubicación de este nuevo ligamento
intraarticular no tiene un origen anatóm i-
co com o si tunelizam os tam bién la tibia,
pero fisiológicamente es eficaz, estabiliza
la articulación y limita la rotación interna
por el cabestrillo form ado por el colgajo
sobre el epicóndilo lateral.
Técnica de Paatsama coninjerto de piel
Hemos realizado esta técnica en diver-sas ocasiones tras valorar diferentes aspec-
tos y pequeñas contraindicaciones de otras
técnicas en casos muy concretos, que aun
pudiendo ser totalmente válidas, nos plan-
teaban dudas o intuíamos que no acabaría
el caso todo lo bien que esperábamos.
La hem os realizado en casos de perros
m uy grandes (M astines, San Bernardo,
Fila...), perros muy musculosos (con m us-
culatura del cuádriceps muy desarrolla-
da) y de m ucho peso, y cuando sospecham os que el pacien-
te no va a estar lo suficientemente controlado en el post-ope-ratorio tal como quisiéram os. Tam bién cabe su realización
cuando, habiendo iniciado otra técnica que necesite un col-
gajo de fascia, éste nos fuera insuficiente, débil, estrecho,
corto, etc., o se rom piera; es entonces cuando la piel del pro-
pio animal es la que hace las veces de ese ligam ento que
vam os a reparar.
Es una técnica de Paatsam a con las dos tunelizaciones ya
descritas.
Dam os por hecho que previa la cirugía hem os lavado
varias veces la zona quirúrgica de manera exhaustiva. Ya en
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Fig. 7.— Tunelización tibial.
Fig. 8.— Pasahílos.
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el acto quirúrgico realizamos una incisión
en piel paralela a la ya re a l i z a d a .
Preferimos extraer este colgajo cutáneo
de la parte medial y debe ser suficiente-
mente largo en cada caso y de 1 a 2,5
cm de anchura. Afeitam os con una hoja
de bisturí la epiderm is de tal colgajo y
disecamos el tejido subcutáneo adherido.
Realizamos lavados con suero fisiológico
sobre una batea estéril y lo sum ergim os
en povidona iodada durante unos m inu-
tos, volviendo después a lavarlo.
M ientras tanto preparamos la articula-ción, desbridam os y ex t raemos restos
ligamentosos y perforam os los túneles.
C on ayuda del pasahílo intro d u c i m o s
el colgajo cutáneo a través del ori fi c i o
del epicóndilo late ral hasta que asome
i n t ra a rt i c u l a rm e n te, y de nuevo se
aboca por el túnel tibial hasta que aparezca en la tibia
p rox i m o m e d i a l .
En primer lugar conviene sujetar el colgajo en el fémur late-
ral y tras forzar la articulación rotándola externam ente y des-
plazando la tibia caudalmente fijamos el colgajo en la tibia
m edial.
Se puede suturar al periostio pero ya que esta técnica se
realiza a anim ales grandes y “problemáticos”, lo más segu-
ro es fijar los dos extremos del colgajo con sendos tornillos y
arandelas (figs. 9 y 10).
Se cierra por planos de form a convencional com o explica-
m os en técnicas anteriores y se inm oviliza durante unos días.
Over the top
Esta técnica desarrollada por Arnoczky en 1979 com om odificación de una técnica de M edicina H umana m arcó el
comienzo de otro tipo de reparación de los LC en animales
de com pañía.
C on el O ver The Top, Arn o c z k y, sim p l i ficó oste n s i b l e-
m e n te las técnicas que se desarrollaban en esos m omen-
tos ta n to en tiem po qu i r ú rgico com o en mate rial necesari o
p a ra desarro l l a rlas, suprim iendo las tunelizaciones. A par-
tir de aquí podem os decir que las técnicas intra c a p s u l a re s
que desarrollam os son m odificaciones de ese prim er O v e r
The Top.
PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA
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Fig. 9.— Im plante de piel fijado con torni-
llo y arandela.
Fig. 10.— Fijación con tornillos y arandelas.
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En un prim er mom ento el injerto se com -
ponía de una parte del tendón rotuliano
con un fragm ento de la rótula y con parte
de la fascia lata.
Describim os a continuación la interven-
ción O ver The Top original:
Realizamos tras la preparación prequirúr-
gica de la zona a operar una incisión de
piel craneomedial, incidiendo y separando
el tejido subcutáneo. Aislamos un tercio del
tendón rotuliano e incorporamos a este
injerto un fragmento de fascia lata. Ya con-
seguido, y separado el injerto completo detendón y fascia, realizamos una osteotomía
en cuña de la parte dorsal de la rótula que
quedará incorporada al tendón.
Liberam os proximalm ente el injerto de
tendón con rótula y fascia y lo desbrida-
mos hasta la cresta tibial (fig. 11).
C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZADO S
Ahora ya es cuando se realiza una artrotomía m edial luxan-
do la rótula lateralm ente y se inspecciona, desbrida y lava la
articulación, a la vez que se exploran las estructuras intraar-
ticulares, con especial interés en el m enisco interno.
Localizam os la fabela lateral haciendo una incisión vertical.
Por esa incisión introducimos una pinza curva hasta que
asom e por la escotadura intercondílea y pinzamos el extre-
m o libre del injerto. Tiramos de la pinza hasta que salga el
injerto por el epicóndilo junto a la fabela y lo sujetam os sutu-
rándolo al periostio femoral y al tejido adyacente a la fabe-
la, intentando tensarlo de forma y m anera que cum pla su
m isión de estabilizar la articulación evitando el desplaza-
miento anterior de la tibia y lim itando la rotación interna.C erramos la cápsula articular y dem ás estructuras por pla-
nos de m anera convencional.
Otro Over the top(fig. 12)
Es lo mismo ya descrito pero sim plificando la obtención del
injerto. Solamente utilizaremos fascia lata siendo generosos
en las medidas de tal injerto, obteniéndolo de una anchura
considerable y de una longitud suficiente para que no sólo
podam os anclarlo en fabela y periostio epicondilar sino que
intentemos llegar hasta la cresta tibial sujetándolo asimismo
también a su propio origen.
De esta m anera evitam os la realización de la osteotomía
de la rótula con la dificultad que conlleva y el riesgo de que
se produzca una fractura completa de la m ism a.
Tam bién el tiempo quirúrgico se verá reducido y el resulta-
do no tiene por qué variar si hemos realizado todo de forma
conveniente y hem os tensado y sujetado el colgajo para quecum pla su función (fig. 13).
Term inamos la intervención de la forma habitual.
Over the top con tunelización tibial(fig. 12)
Esta técnica es una modificación del O ver The Top original,
buscando una implantación m ás fisiológica del injerto.
Realizamos los prim eros pasos de acuerdo a lo explicado
en técnicas anteriores, preparando el injerto con tendón rotu-
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Fig. 11.— I n j e rto de tendón rotuliano y
f a s c i a .
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C APITULO I LIG AM EN TO S CRUZADO S
liano, pastilla de rótula y fascia lata o
solamente esta últim a.
En este caso la artrotomía ha de ser late-
ral y luxarem os la rótula medialmente.
Inspección, desbridamiento y lavado de la
articulación. Localizamos la fabela lateral.
Perforam os un túnel en la tibia entrando
por el supuesto punto de inserción del
LC A y saliendo en la tibia proxim omedial.
Hacemos la incisión vertical en el tejidoadyacente a la fabela y con ayuda del
pasahílo introducimos el extremo libre del
injerto por el túnel desde la tibia proximo-
medial hasta que salga en la meseta tibial.
Ahora ya realizamos lo anteriormente
explicado introduciendo la pinza desde el
epicóndilo lateral hasta que asom e intraar-
ticularmente y pinzamos el extremo libre del
injerto tirando hasta que salga, para sutu-
rarlo al periostio, cápsula o cresta tibial.
C on esta técnica ese im plante definitivo intraarticular va a
ser más fisiológico, al m enos en su inserción tibial, que el clá-
sico O ver The Top (figs. 14 y 15).
C erram os por planos de la misma forma que en técnicas
anteriores.
PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA
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Fig. 12.
Fig. 13.— Injerto de fascia en su ubicación definitiva.
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C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZAD O S
Under and over(fig. 12)
Esta técnica descrita por H usle pretende
conservar la alineación anatóm ica y no
requiere la osteotom ía de la rótula.
Se aísla el tercio lateral del tendón rotu-
liano del resto del tendón, sin incorporar
la pastilla de rótula, m ediante una incisión
longitudinal, continuándola proxim almen-
te hasta encontrar la fascia lata, y a la vez
iniciamos una incisión paralela a la pri-mera por la cápsula articular, liberando
este injerto obtenido en su parte proxim al.
Realizam os entonces una art roto m í a
lateral y luxamos la rótula m edialmente,
inspeccionando, desbridando y lavando
la articulación.
Localizamos la fabela lateral de igual
manera que en técnicas ya explicadas.
C on la ayuda de pinzas curvas o en
ángulo recto introducimos el extremo libre
del injerto bajo el ligamento intermeniscal con el propósito de
hacer más fisiológica y anatóm ica la inserción tibial de este
nuevo ligamento.
Seguidamente completamos la intervención como si fuera
un O ver The Top, introduciendo una pinza por la incisión ver-
tical junto a la fabela para que asome intraarticularmente y
así pinzarem os el colgajo libre que ya ha pasado bajo elligamento intermeniscal y, tirando de él, harem os que llegue
al epicóndilo, donde los sujetaremos al periostio o al tejido
fibroso. Tam bién podem os sujetarlo de m anera m ás firme
insertando un tornillo y arandela en ese epicóndilo lateral.
C e rram os la articulación de igual manera que en otras
té c n i c a s .
TÉCNICAS EXTRACAPSULARES
Autores com o O lmstead pregonan que no hay una técnicamejor que otra y que debemos realizar la o las que nos
ofrezcan buenos resultados, pero últimamente se decantan
por las técnicas extracapsulares.
N o quiere decir que estas técnicas obvien los daños intra-
capsulares y excluyan el explorar la articulación y todas sus
estructuras. Simplem ente ofrecen la posibilidad de paliar la
inestabilidad de la rodilla empleando im plantes o m étodos
extracapsulares.
¿Y qué corresponde hacer? ¿Q ué técnica hem os de reali-
zar para reparar una rodilla inestable? D ependerá lógica-
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Fig. 14.— Over the top con tunelización
tibial.
Fig. 15.— Over the top con tunelización tibial.
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otras dos suturas que unían el ligam ento
tibiorrotuliano con el ligamento colateral
lateral, forzándolo cranealm ente y estabi-
lizando en m ayor medida la articulación.
Estabilización extracapsular de Flo(fig. 17)
Flo desarrolló otra técnica de imbrica-
ción que, hoy por hoy, puede ser la más
utilizada de las estabilizaciones extracap-
sulares.
Para conseguir la estabilidad de la rodi-lla, aplica dos suturas (lateral y medial)
que pasan a través de am bos ligam entos
femorofabelares y atraviesan un túnel,
previam ente practicado, en la tuberosi-
dad tibial craneal. Adem ás añade una
tercera sutura lateral entre el ligam ento
femorofabelar y el fibrocartílago pararro-
tuliano lateral.
Aconsejan tensar fuertemente las dos primeras suturas y anu-
darlas manteniendo la extremidad en flexión de unos 40 grados,
la tercera se anuda con la extremidad en posición fisiológica.
Sutura lateral con alambre de acero(fig. 17)
Tendrem os que empezar por realizar los pasos pertinentes
hasta llegar a la artrotom ía.
Así, tras rasurar y lavar la región quirúrgica, realizamos una
incisión cutánea lateral y paralela al ligam ento patelar, cur-
vándose al pasar sobre la rótula hasta la tibia proximal.
H aremos asimismo una incisión en la fascia junto al liga-m ento rotuliano profundizando el corte con tijeras y así reali-
zar la artrotom ía lateral. Luxamos la rótula medialm ente y
examinam os todas las estructuras articulares, retirando restos
y lavando la cavidad. Evaluam os los meniscos retirando la
parte dañada si la hubiera.
S e p a ramos ahora la cápsula articular de la fascia del
bíceps fe m o ral, em pezando dors a l m e n te y continuando
h a sta la inserción en la tibia, perm itiendo separar así la fa s-
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Fig. 17
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C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZADO S
cia caudalm ente. Q uedará ex p u e sto el
epicóndilo late ral y el m úsculo ga st ron e-
m io y encontra rem os fá c i l m e n te la fa b e-
la late ral. Ya liberada la fascia y locali-
zada la fabela, cerra rem os la cápsula
a rt i c u l a r.
Ahora preparamos un alam bre de acero
de 0,7 a 0,9 m m y lo suficientem ente
largo com o para unirlo desde la fabela
hasta la cresta tibial.
Perforamos la tuberosidad tibial con un
Kirschner o una pequeña broca justo por
debajo de la inserción del ligam entopatelar hasta encontrar el otro extremo
suelto.
C olocamos la articulación de unos 90°
de flexión y unimos los extrem os retorcién-
dolos sobre sí mismos. De esta m anera
conseguiremos ir tensando el im plante
estabilizando la articulación (fig. 18).
Realizam os la prueba del cajón para verificar la estabili-
dad. De parecernos aún inestable, podem os tensar de
nuevo el alambre (figs. 19 y 20).
Terminaremos la intervención cerrando de forma habitual.
N o hace falta en estos casos poner vendaje alguno.
Simplemente hay que limitar el ejercicio y el animal irá apo-
yando la extremidad paulatinamente. El apoyo normal y la fun-
cionalidad de la pata ocurrirá aproximadamente a los dos
m eses de la intervención. El implante de alambre que coloca-
mos extraarticularmente se rom perá siempre en un plazo de
dos a doce meses, pero ya en ese tiem po habrá una estabili-
zación debida a la fibrosis periarticular.
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Fig. 18.— Sutura lateral con alam bre de
acero.
Fig. 19.— Sutura lateral con alam bre de acero.
Fig. 20.— Sutura lateral con alam bre de acero.
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Incidimos la fascia entre el m úsculo
p e roneo largo y el tibial cra n e a l .
I d e n t i ficam os la inserción del liga m e n to
c o l a te ral late ral en la cabeza del pero-
né y desinsertam os los liga m e n tos qu e
la unen a la tibia. Ya separada la art i-
culación pero n e otibial, intro d u c i m o s
una aguja de Kirs chner de 1 a 1,5 m m
en el centro de la cabeza del peroné y,desplazando cra n e a l m e n te dich a
cabeza, la sujetam os en la tibia inser-
tando el Kirs chner en este nuevo em p l a-
z a m i e n to tibial m ás adelantado que en
su lugar ori g i n a l .
Así conseguiremos que el liga mento
colateral lateral se tense al desplazarse
cranealm ente. Perforam os un pequeño
túnel en la tuberosidad tibial con el fin de
introducir un alam bre de acero de 0,8 a
1 mm que unirá dicha tuberosidad con el Kirschner que suje-
ta la cabeza del peroné y conseguiremos así asegurar mejor
ese nuevo em plazamiento de la cabeza con el ligam ento
más tenso y desplazado hacia delante.
N os cercioraremos de la ausencia del movimiento del
cajón anterior antes de tensar el alambre y cortarlo (figs. 23
y 24). Si está bien estable la rodilla, suturamos la fascia ten-
sándola craneomedialm ente y cerram os los planos quirúrgi-
cos de forma habitual.
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Fig. 22.— Ligam ento colateral lateral y
nervio peroneo.
Fig. 23.— Transposición de la cabeza del peroné.
Fig. 24.— Transposición de la cabeza del peroné.
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TRATAMIENTO DE LA ROTURADEL LIGAMENTO CRUZADO
POSTERIOR
La rotura del LC P es rara en perros. C asi
siem pre va acompañada de otros daños
ligam entosos com o la rotura del LC A o de
los colaterales.
En perros, a pesar de la rara incidencia,
es más habitual la avulsión del ligamento
de su origen fem oral. Si el fragmento
óseo es lo suficientemente grande, se
puede estabilizar intracapsularm ente conun tornillo o dos agujas.
Este tipo de lesión es típica de gatos
caídos en los que solam ente es el LC P el
que se ha roto.
Tam bién aparece esta lesión en la dis-
locación total de la rodilla de cuyo tratamiento hablaremos
en el último capítulo.
Transposición de la fascia lata
P re p a ram os una banda de fascia lata de un ta m a ñ o
adecuado. Se libera del ex t rem o prox i m a l .
Perforamos un túnel desde el epicóndilo m edial femoral
hasta el punto de origen del LC P.
El extremo libre del injerto se pasa por debajo del liga-
mento colateral lateral, continuando por la parte posterior
del epicóndilo, penetrando en la articulación e introducién-
dolo por el túnel hasta que salga por el cóndilo medial, y se
sutura al periostio o se sujeta con tornillo y arandela.
Para dar más estabilidad es conveniente im bricar medial-
mente la cápsula articular y realizar una capsulorrafia.
El tejido subcutáneo y la piel se suturan de la forma habitual.
Debe inmovilizarse unos días la articulación m ediante un ven-
daje de Robert Jones y volver paulatinamente al ejercicio.
PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA
B e n n ett D, M ay C . O ver the top con tune-
lización tibial para re p a rar la rot u ra delLC A en el perro. Journal of Sm allAnim al Practice. Vol I, n.° 3. Sept 91, p113-122.
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BIBLIOGRAFíA
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Iconocem os ya la patología de los ligamentos cruzados y sabemos también las técnicas
quirúrgicas a em plear cuando encontramos estas lesiones, abordaremos este capítulo
haciendo referencia a los ligamentos colaterales, verdaderos soportes de la articulación alm enos en su desplazamiento medial o lateral (valgo o varo) y en los m ovimientos de rota-
ción.
Asim ismo la patología de los meniscos, no muy frecuente pero sí de gran importancia, ocupará parte
de este capítulo en el que detallaremos las lesiones meniscales, sus síntomas, diagnóstico y la conve-
niencia o no de su extracción.
Por último harem os referencia a ciertas cojeras de rodilla, poco habituales, originadas por avulsio-
nes tendinosas y problem as de sesam oideos que forman parte del diagnóstico diferencial en la patolo-
gía articular de la rodilla.
JUAN JOSÉ MARTÍNEZ GALDAMES, ÁNGEL RUBIO DE FRANCIAY JUAN JOSÉ MÍNGUEZ MOLINA
Centro Clínic o Veterinario Indauc hu
Bi lbao
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LIGAMENTOS COLATERALES
L ligamento colateral
lateral se origina en
el borde proximal del
epicóndilo lateral, y
se extiende a través
de la cápsula cau-
dalmente hasta inser-
tarse en la cabeza
del peroné. N o está unido al menisco late-
ral (fig. 1).
El ligam ento colateral medial se originaen el epicóndilo medial femoral y llega a
incorporarse en la cápsula articular for-
m ando un fuerte amarre que llega tam -
bién al m enisco interno. Se desliza bajo
el músculo sem imem branoso y acaba
insertándose en la tibia próximo-m edial-
mente (fig. 2).
Aun siendo más fuerte, largo y compac-
to, el ligamento medial es el que con
mayor incidencia se lesiona y el pacientepresentará una cojera en m ás o menos
grado con un apoyo valgo.
La rotura del colateral lateral, menos fre-
cuente, producirá una cojera similar pero
apoyando en varo.
Diagnosticarem os este tipo de lesiones
colocando al anim al en decúbito lateral y
sujetando con una m ano el fémur y con la
otra la tibia. Forzarem os prim ero lateral-
m ente y luego medialmente con el fin denotar si la articulación se abre hacia uno
u otro lado.
C om o corresponde corro b o rar este
diagnóstico radiográficam ente, es preferi-
ble realizar am bas pruebas bajo tranqui-
lización o anestesia.
Podem os hacer una proyección antero-
posterior y otra lateral, pero en la prim era
es conveniente disponer una postura de
estrés, forzando m edial o lateralm ente la
articulación como hicim os en el diagnóstico previo por pal-
pación. De esa m anera conseguiremos poner de m anifiesto
una línea articular más abierta en el lado del ligam ento roto
(fig. 3). También verem os si hay un derram e sinovial impor-
tante y la aparición de fragmentos óseos, más típicos de ani-
m ales jóvenes, que apoyarían un diagnóstico de avulsión en
vez de rotura.
Puede haber lesiones concomitantes por lo que debem os
realizar también radiografía lateral.
Si no es m uy m anifiesta la cojera y no hay daños capsula-
res ni en otros ligamentos, podría optarse por un tratam iento
conservador m ediante la práctica de un vendaje durante dos
sem anas y ejercicio lim itado cuatro semanas m ás.En pacientes con inflam ación severa y un espacio articular
amplio y significativo, la m ejor opción ha de ser la quirúrgi-
ca con la reparación del ligam ento lesionado.
Realizamos una artrotom ía parapatelar a fin de exam inar
las diversas estructuras que puedan estar comprometidas.
Tras comprobar la viabilidad de los ligamentos cruzados y
de los meniscos, lavaremos bien la articulación, extrayendo
coágulos y restos que pudieran quedar en esta zona.
Para acceder al ligam ento m edial hay que retraer el mús-
culo sartorio y poner de manifiesto la cápsula articular
m edial.
Si se trata del ligamento lateral deberem os retraer la fascia
lata y el bíceps fem oral.
Se inspecciona debidam ente el origen y la inserción del
ligam ento en cuestión, siguiéndolo en su recorrido para eva-
luar desgarros y localizar fragm entos óseos debidos a avul-
siones, más comunes en animales jóvenes.
Si la avulsión, tanto del origen como de la inserción, es lo
suficientem ente grande para intentar anclarla en su sitio ori-ginal, se puede intentar m ediante agujas de Kirschner y/o
tornillos.
Si no es posible, lo más razonable es insertar un tornillo con
arandela en el epicóndilo medial femoral y otro en la metá-
fisis proxim al tibial, si se trata del colateral medial, y colocar
una banda de tensión de alam bre o de m aterial no reabsor-
bible lo suficientem ente fuerte com o para soportar las fuer-
zas que sufrirá la articulación hasta que la fibrosis periarticu-
lar colabore en la estabilización definitiva (figs. 4 y 5).
Si se trata del colateral lateral puede pasarse la banda de
C APITULO II DEM O DIC O SIS C AN IN A: ASPEC TO S C LÍN IC O S, DIAG N Ó STIC O Y TRATAM IEN TO
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Fig. 2.— A vulsión del ligam ento colateral m edial.
Fig. 1.— A vulsión del ligam ento colateral lateral.
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C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS
tensión bajo la cabeza del peroné y atar-
la en el tornillo y arandela colocado en el
epicóndilo lateral.
Es imprescindible tener la articulación
en extensión en el mom ento de tensar la
banda, sea de acero o de cualquier otro
material.
Se cierra por planos después de com -
probar forzando la articulación que el
implante cumple su m isión.
C onviene tener al paciente con un ven-
daje de Robert Jones durante quince días
y limitar el ejercicio otros treinta o cuaren-ta días m ás.
MENISCOS
Estos discos fibrocartilaginosos de form a
sem ilunar y cometido ciertamente im por-
tante no son plato de gusto para el vete-
rinario clínico y se resignan a ceder el
protagonism o que por derecho les corres-
ponde a otras estructuras que, ante una
lesión, son m ás fáciles de localizar y diag-
nosticar, y sobre las cuales es m ás fácil
tam bién aplicar una técnica quirúrgica
suficientemente contrastada y ofrecer un
pronóstico de bueno a excelente, para
cerrar el caso olvidando esa rodilla que
un día estuvo lesionada.
Por eso, estas páginas dedicadas a la
patología m eniscal y su tratamiento pue-den ser las m ás ingratas de esta mono-
grafía y recordam os lo que al respecto
contaba un acreditado ortopeda y trau-
m a tólogo ex t ra n j e ro con esta fra s e :
“Siempre hay que explorar los meniscos,
siempre. C uando realizo una artrotom ía
de rodilla, por supuesto con la ayuda de
un separador de H ohm ann, intento che-
quear los meniscos y en ese m om ento
miro hacia otra parte y acto seguido con-
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Fig. 3.— Rotura del ligam ento colateral m edial.
Fig. 4.— Reparación del ligam ento colateral m edial.
Fig. 5.— Reparación del ligam ento colateral m edial.
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rotación inte rna y la comp resión del cóndilo m edial sobre
el citado menisco.
Aunque aparentem ente parezcan suaves almohadillas queconectan los cóndilos femorales con la meseta tibial, están
firmem ente ancladas con los siguientes ligam entos y estruc-
turas anexas (fig. 6):
—C uatro ligam entos meniscotibiales:
• L.M .T. C raneolateral.
• L.M .T. C raneomedial.
• L.M .T. C audolateral.
• L.M .T. C audom edial.
Estos ligamentos son los extrem os de cada cuerno meniscal.—Un ligam ento meniscofem oral lateral.
• Sólo en el m enisco lateral.
—Un ligamento interm eniscal.
U ne los cuernos craneales o anteriores de cada m enisco.
Estos ligamentos sujetan am bos m eniscos pero conviene
reseñar otras estructuras vecinas relacionadas tales como:
• C ápsula articular, tanto lateral como medial.
• Ligamento colateral lateral.
C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISC O S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS
tinúo con el cometido para el que en prin-
cipio planteé la intervención.”
Así que visto y oído, los autores de este
capítulo vamos a intentar suavizar el tem a
y, a sabiendas de lo complejo de los
meniscos, hem os optado por los dibujos y
grabados y por prescindir de la literatura
que con seguridad oscurecerá y enfriará
lo poco atractivo que estas estructuras
m al entendidas poseen.
Los meniscos son estructuras fibrocartila-
ginosas de forma sem ilunar. Son m ás
gruesas en su periferia y adquieren form acóncava de cara a los cóndilos fem ora-
les, siendo planos en su cara tibial.
Tienen funciones concretas e importan-
tes como la transmisión de fuerzas, esta-
bilidad articular y absorción y amortigua-
ción de cargas.
Están anclados entre sí y a otras estruc-
turas form ando un entramado perfecto
con funciones ya descritas, por lo que, si
se extirpan experim entalmente, llevarán a
la articulación hacia una enfe rmedad
degenerativa articular.
Son piezas avasculares pero se nutren a
través de la sinovia.
Se desplazan en relación a la meseta
tibial al flexionar y extender la rodilla. En
flexión se desplazan caudalmente y en
extensión lo hacen cranealmente.
El m enisco late ral tiene un rango dem ov i m i e n to un poco m ayor que el
m edial, que se am arra de fo rm a consis-
te n te al colate ral m edial. Esta peculiari-
dad hace que sea este m enisco, medial
o inte rno, el que sufra más y por lo ta n to
el que se lesione con m ás facilidad. Si a
e sto añadim os la íntima relación del
daño m eniscal con la rot u ra del LC ante-
ri o r, ente n d e rem os mejor tal fa c i l i d a d
de lesión, pues dicha rot u ra perm i te la
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Fig. 6.— A natom ía de los m eniscos.
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—Desgarro transverso: se extiende norm almente desde el
borde libre hacia la periferia. Es poco frecuente y afecta casi
siem pre al cuerno posterior del m enisco interno.
—Desgarro capsular: se trata de laceraciones en las unio-
nes capsulares meniscotibiales y meniscofemorales. Esta
lesión suele estar relacionada con daños m últiples ligamen-
tosos y capsulares.
—Lesiones compresivas: ocurren por separación incomple-
ta de las fibras longitudinales tanto en la superficie tibial
como fem oral. Estas fuerzas compresivas anóm alas llegan a
lesionar los meniscos produciendo desgarros.
¿CÓMO SABEMOS QUE HAY UNA LESIÓNMENISCAL?
Si exploram os la rodilla de un paciente que presenta coje-
ra debemos primeramente cerciorarnos de la estabilidad cra-
neocaudal y confirm ar o no la lesión de los ligamentos cru-
zados. C asi siempre las lesiones del menisco interno son
secundarias a las roturas de estos ligamentos.
C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS
Si no es la rotura ligamentosa la causa
del daño m eniscal, casi siempre en el
interno, será el externo o lateral el que se
lesione, según los estudios de los docto-
res citados anteriorm ente.
¿QUÉ TIPO DE LESIÓN PUEDEHABER EN LOS MENISCOS?
H ay varios tipos de daños meniscales
pero los más habituales pueden ser los
siguientes (fig. 8):
—Desgarro longitudinal: quizá sea elm ás típico y se denom ina “asa de
balde”. Puede ser abaxial o axial si se
localiza hacia la peri feria o hacia el
b orde inte ri o r. Este desga rro habitual-
m e n te se ubica en el tercio m edio del
m enisco y puede abarcar ta n to uno
como am bos cuerno s.
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Fig. 8.— Lesiones m eniscales.
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Pueden ser lesiones concom itantes y
pueden ser asim ism o consecutivas, es
decir, por la inestabilidad derivada de la
rotura del cruzado anterior no operado, o
deficientemente reparado, poco tiempo
después aparecerá un desgarro meniscal.
En ocasiones el propietario del anim al
percibe un chasquido o clic en cada
paso del perro; esto se debe a que la
porción axial del m enisco se luxa craneal
y cuadalmente entre los cóndilos femora-
les y la meseta tibial. Este chasquido se
denomina “salto de Finochietto”.A veces se observa la región tibial inter-
na inflamada y dolorosa a la presión,
pero el diagnóstico certero se realiza tras
la artrotomía y no siempre resulta sencillo
poner de m anifiesto el desgarro m eniscal
porque los cóndilos fem orales lo cubren.
M ediante un movimiento de palanca rea-
lizado con un separador de H ohm ann cla-
vado en el espacio articular caudal de la
tibia y comprim iéndolo sobre la trócleafemoral, se puede evidenciar la lesión
meniscal (fig. 9). Se facilita la visión en esta
zona si resecamos un poco de la grasa
infrapatelar que cubre el ligamento interme-
niscal. C on la rodilla flexionada se consi-
gue ampliar tal visión si a la vez desplaza-
mos la tibia cranealmente extendiendo un
poco la rodilla.
MENISCECTOMÍA
Es la escisión quirúrgica del menisco.
Puede ser total o parcial.
Tanto en M edicina Hum ana com o en
Veterinaria existe una gran controversia al
respecto y autores de prestigio y con gran
experiencia no logran ponerse de acuerdo
sobre la indicación de la intervención qui-
rúrgica que extirpe el menisco en su totali-
dad o sólo en parte.
C ada publicación sobre el tem a nos ofrece un abanico de
las más variadas opciones y resultados de estudios tanto
experimentales com o clínicos. En sum a, no hay un criterio uná-
nim e, ni siquiera puntos de vista con aspectos más o menos
cercanos, sino que el rango de opciones va desde no hacer
nada instaurando un tratamiento conservador analgésico,
hasta la realización de intervenciones diversas con técnicasdiferentes que extraerán el menisco completo o parte de él.
El veterinario ante esta patología tiene que decidir con cier-
ta urgencia la terapéutica concreta que hará que el caso lle-
gue a buen fin y que el resultado que cabe esperar sea si no
el m ejor, al m enos el menos m alo. Y aquí surge el problema.
Si los autores que dom inan perfectam ente esta situación orto-
pédica no se ponen de acuerdo, si ante la opción quirúrgi-
ca dudan en la escisión total o parcial, si... ¿qué debemos
hacer en nuestra clínica?
Rotundamente hay que partir de una prem isa. Si no tene-mos un buen diagnóstico, si no estamos seguros de poder
realizar una intervención concreta, si nos surgen dudas en
ese m om ento crítico con la articulación abierta; en sum a, si
no vemos clara la posibilidad de conseguir un buen resulta-
do, la m ejor opción es no causar mayores daños y no m eter-
se a estropear nada ni a inventar soluciones que a priori
podrían ir bien.
Será mejor dejarlo como está que conseguir que empeore
tras haber realizado una intervención.
Si la practica y experiencia nos anim an a seguir con la inter-
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Fig. 9.— Separador de H ohm ann.
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C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS
vención y logramos ver la lesión m eniscal,
ya es decisión totalmente nuestra la opción
quirúrgica que debemos realizar.
N osotros opinamos que retirando sola-
m ente la parte dañada, respetando el
resto de las estructuras, conseguirem os al
menos no causar más daño del que en
principio había.
C onsideram os que la escisión total lle-
vará a esa articulación hacia una inesta-
bilidad con sus correspondientes secuelas
y que, por el contrario, si respetamos en
parte el menisco extrayendo sólo la partelesionada, no será tan arriesgada tal
opción puesto que parte de estas almo-
hadillas regenerarán y seguirán sujetas a
sus ligamentos, inserciones, etc.
Meniscectomía parcial
La vía de acceso para la artrotom ía nor-
malm ente es pararrotuliana m edial, luxan-
do la rótula lateralm ente. H ay autoresque dicen que por esta vía no se accede
a partes del menisco que se lesionan con
cierta asiduidad. De todas m aneras, si
tras la artrotom ía m edial es difícil ver la
lesión, se puede realizar una incisión late-
ral, artrotomía lateral al fin y al cabo, que
facilitaría el desplazamiento de la rótula
hacia el otro lado y mejoraría nuestro
campo de visión. Resolveríamos al final
las dos artrotom ías de igual manera quesi fuera una sola.
N os parece im portante reseñar que con
una pinza de fragmentos colocada en la
cresta tibial podem os conseguir traccio-
nar cranealm ente la tibia y forzar la arti-
culación hacia medial o lateral si lo nece-
sitamos (fig. 10). De esta m anera ayuda-
mos al m ovimiento de palanca obligato-
rio que hem os de realizar con el separa-
dor de H ohmann.
Ya hem os comentado la conveniencia de retirar parte de la
grasa que cubre el ligam ento intermeniscal porque facilita
enormemente la visión.
Flexionamos la rodilla y con ayuda del H ohm ann y de la
pinza de fragm entos exam inam os am bos m eniscos (fig. 11).
Si el objetivo es retirar la parte dañada del menisco, debe-
mos tener cuidado de no lesionar ni estropear lo que de
sano le queda a la articulación. H ablamos en este caso de
los ligam entos cruzados, superficie articular, etc.
Sujetam os la parte desgarrada del m enisco y poco a poco
con el bisturí iremos desprendiéndola de la parte fija y sana
(fig. 12).
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Fig. 10.— Pinzas de fragm entos.
Fig. 11.— Exploración de los m eniscos.
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C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS
Meniscectomía total
N os va a posibilitar la elim inación com-
pleta del m enisco.
El acceso quirúrgico está ya explicado
en la técnica anterior.
M ediante disección cortante con hoja
de bisturí empezamos cortando el liga-
m e nto meniscotibial ante ri o r. Pinzam os
este extremo y vam os liberando las inser-
ciones capsulares y ligamentosas, pres-
tando atención en no dañar el ligam ento
colateral lateral o el colateral m edial,m ás este últim o por estar íntimam ente
unido a la cápsula articular.
C on la ayuda del H ohm ann y más con
la pinza de fragmentos anclada en la
t u b e rosidad tibial harem os tra c c i o n e s
anteriores y laterales que facilitarán la
separación de los cóndilos fem orales, y
poco a poco iremos liberando el m enisco
de su ubicación. Será m ejor llevar siem-
pre el m ismo orden empezando por laregión anteromedial y siguiendo el perí-
m etro sem ilunar de esta estructura.
Lavam os y retiram os restos de la articu-
lación y completaremos la intervención
de form a rutinaria, tras comprobar la via-
bilidad de los ligam entos cruzados, cola-
terales, etc.
REPARACIÓN PRIMARIA
H usle y Shires ofrecen esta técnica que
evitará la escisión m eniscal.
Simplemente consiste en suturar la parte
desgarrada, pero la complicación llega
por la dificultad que entraña la realización
de tal sutura. Si ya de por sí es difícil ver el
desgarro, no cabe duda de que hacer sitio
para reparar esa lesión no es del todo
accesible en la mayoría de los casos.
De ser viable, y si el desgarro es longitudinal, la sutura
debe ser con puntos sim ples y de m aterial no reabsorbible.
Los autores utilizan N ylon de 3/0—4/0.
CANALIZACIÓN DE ACCESO VASCULAR
Es otra de las técnicas de H usle y Shires com o alternativaa la escisión.
Se trata de crear un canal desde el borde del desgarro
hasta la sinovia. El objetivo de esta técnica es la respuesta
fibrovascular, aunque la capacidad de cicatrización m enis-
cal sea m ínima.
N o hay resultados a largo plazo y en nuestro caso no hay
experiencia alguna al respecto.
AVULSIÓN DEL TENDÓN DE ORIGEN
DEL EXTENSOR DIGITAL LARGO
El extensor digital largo se origina en el epicóndilo lateral
femoral.
Es una lesión rara y afecta a perros de talla grande o gigan-
te a una edad temprana, entre los cuatro y los seis meses.
N o suele coincidir con traum atismos y es unilateral. Esta
avulsión repentina ocasiona una cojera aguda, dolor en la
articulación de la rodilla y derrame sinovial.
Si exploramos detenidamente la articulación notarem os a la
palpación m ás dolor e inflam ación al presionar lateralmente.
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Fig. 12.— M eniscectom ía.
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C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS
El extensor digital largo extiende los
dedos y flexiona el tarso, por lo que ante
la lesión que describim os, el paciente
cojeará al tener el tarso extendido y
soportará difícilm ente su peso.
C onviene realizar un buen diagnóstico
con la ayuda de los signos clínicos ya
descritos y confirmar la lesión radiográfi-
camente, evidenciando un defecto óseo
en el epicóndilo lateral. Estas radiografías
han de realizarse en proyecciones ante-
roposterior y lateral.
El tratam iento para resolver esta lesiónes quirúrgico. Si el fragm ento óseo avul-
sionado es suficientem ente grande, se
repone en su sitio con un tornillo o se fija
con agujas de Kirschner.
Si no se puede sujetar el fragm ento, se
sutura el tendón a la cápsula articular en
su cara interna.
Si se estabiliza convenientemente y se
mantiene inm ovilizado el m iem bro dos
sem anas, el pronóstico de esta interven-
ción será bueno.
AVULSIÓN DEL ORIGEN DELMÚSCULO POPLÍTEO
Todas estas lesiones tienen una inciden-
cia m ínima y m uy raram ente se diagnosti-
can en clínica veterinaria.
El anim al padece una cojera repentinacon inflamación y dolor.
El m úsculo poplíteo se origina en el epi-
cóndilo lateral fem oral con un tendón que
contiene el sesam oideo, que lo sujeta fir-
m emente.
Desde su origen discurre distalmente
entre el músculo gastrocnem io y el flexor
digital superficial. Si el sesam oideo sufre
una avulsión, el paciente presentará una
cojera de rodilla y deberemos realizar
radiografías en dos proyecciones para poner de m anifiesto
el desplazamiento distal y m edial de dicho sesam oideo.
El tratamiento consiste en reubicar el sesam oideo avulsio-
nado en su lugar de origen accediendo lateralm ente. C on
tornillos y arandelas o agujas sujetaremos el tendón en el
epicóndilo lateral.
C onviene inm ovilizar el miem bro afectado con un vendaje
durante diez o quince días.
AVULSIÓN DE LA CABEZA DELMÚSCULO GASTROCNEMIO
El m úsculo gastrocnemio tiene dos puntas de origen en el
fémur distal. Parten de los sesamoideos o fabelas lateral y
m edial de cada epicóndilo. Estos huesecillos están íntima-
mente unidos al fémur por el ligamento femorofabelar.
En caso de rotura de este ligam ento, la tensión del gas-
trocnem io tirará distalmente y producirá una cojera de rodilla
con la sintom atología típica de dolor, inflamación e hiperfle-
xión tarsal en los casos agudos, y cojera leve abduciendo el
m iembro en los casos crónicos.
En radiografías de la rodilla afectada observam os el des-plazamiento distal de la fabela.
Se res o lve rá de forma quir ú rgica re i mp l a n tando la fa b e la
en su sitio original y fijándola con agujas, pequeños torni-
llos, et c .
El pronóstico es bueno si se fija convenientemente y se evita
la extensión del tarso mediante un vendaje de todo el m iem -
bro durante quince días.
DISRUPCIÓN DEL LIGAMENTO PATELAR
Es asimismo una lesión rara ocasionada por fuertes trau-
matismos o heridas punzantes.
Puede arrancarse el tendón patelar de su inserción en la
cresta tibial por caídas bruscas en anim ales jóvenes. O tra
causa es por una m ala fijación de la cresta tibial, error yatro-
génico, tras realizar una transposición de dicha cresta para
resolver una luxación rotuliana.
El diagnóstico será sencillo al realizar una radiografía late-
ral de la rodilla y ver la rótula desplazada dorsalmente.
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C APITULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA
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ESCRIBIREM O S en este capítulo los tipos y categorías de las luxaciones patelares, el cuadro
clínico que presentan, su diagnóstico y el tratamiento que debe instaurarse en cada caso.Asim ismo, y considerando que m uchas razas de perros toys y miniaturas y algunas razas
gigantes sufren una importante predisposición a padecer luxación de rótula, explicaremos
lo que la O rthopedic Foundation for Anim als (O FA) pretende para conseguir ir erradican-
do este problem a ortopédico, con fundadas sospechas de ser hereditario, los consejos que aporta al
veterinario que evalúa el problema y la mentalización a los propietarios que deseen criar con perros
cuyas razas sean sospechosas de padecer esta anom alía.
Prestaremos mucha atención al tratam iento quirúrgico encaminado a resolver este problema aportan-
do diversas técnicas correctivas habituales y de fácil resolución.
JUAN JOSÉ MARTÍNEZ GALDAMES, ANGEL RUBIO DE FRANCIAY JUAN JOSÉ MÍNGUEZ MOLINA
Centro Clínic o Veterinario Indauc hu
Bi lbao
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A luxación de rótula
se define como el
mal alineamiento delmecanismo del cuá-
d riceps (m úsculo
c u á d riceps, ró t u l a ,
tendón rotuliano y
tuberosidad tibial) en
relación al eje longitudinal de la rótula
entre los cóndilos del fémur. Este alinea-
miento defectuoso puede ser consecuen-
cia de una alteración congénita, suscepti-
ble de ser heredable, o de un traum atismo.Frecuentem ente la luxación de rótula se
caracteriza por anom alías en todo el
miembro pélvico, en el que la magnitud
de la patología m usculoesqu e l é t i c a
depende del grado y la duración de la
luxación rotuliana.
Arkin y Katz demostraron que las fuer-
zas anormales ejercidas durante el creci-
miento son las responsables de las defor-
maciones angulares y de torsión, que enanim ales jóvenes conducen a la luxación
de rótula.
Dentro de estas deformaciones se pue-
den mencionar las siguientes:
—C oxa vara.
—C oxa valga.
—Rotación fem oral.
—Rotación tibial.
—Inadecuada alineación de la tuberosi-dad tibial.
—Displasia de los cóndilos fem orales.
—Hipoplasia de la cresta medial de la
tróclea.
Los animales m ayores que tienen luxa-
ciones crónicas desarrollan una enferm e-
dad degenerativa del hueso asociada al
incorrecto contacto fem oropatelar; no es
extraño encontrar osteoartritis, surco tro-
clear poco profundo, form ación de una pseudotróclea en el
cóndilo m edial, etc.
Estas luxaciones se clasifican en grados del I al IV, de
m enor a mayor gravedad:
-G rado I: la rótula puede luxarse con la rodilla extendida
pero, al soltar la presión digital, vuelve a su sitio.
-G rado II: podemos colocar la rótula en su posición ana-
tóm ica o luxada, sin necesidad de sujetarla. Se puede fle-
xionar la rodilla con la rótula luxada.
-G rado III: la rótula está perm anentemente luxada pero se
puede reducir manualmente, aunque al soltarla vuelve a
luxarse.
-G rado IV: la rótula está permanentemente luxada y nopuede reducirse m anualmente.
INCIDENCIA DE LA LUXACIÓN ROTULIANA
Luxación medial
—Supone un 75-80% de los casos.
—Es bilateral en un 35-50% de los casos.
—Diez veces más frecuente en razas pequeñas que en
grandes.
—Tres de cada cinco animales afectados son hem bras
(para algunos autores el 50%).
—M ayor incidencia en razas miniatura y pequeñ a s :
Yorkshire, Pequinés, C hihuahua, Boston Terrier, Pom eranias.
Luxación lateral
—Supone un 20-25% de los casos.
—Se presenta en animales adultos (5-8 años) de razaspequeñas o en animales jóvenes de razas gigantes (G ran
Danés, San Bernardo, Lebrel Irlandés, etc.).
—El 50% de los casos se da en razas grandes.
CUADRO CLÍNICO
Luxación medial
Este tipo de luxaciones no suele causar una claudicación
aguda a menos que sea de origen traum ático. Si un animal
C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA
PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA
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con luxación crónica de rótula presenta
una cojera aguda con dolor en la rodilla,
hay que exam inarlo con cuidado, bus-cando alguna otra lesión concomitante,
como puede ser la rotura del ligam ento
cruzado anterior (15-20% de los afecta-
dos de luxación medial de m ediana o
avanzada edad), debido a la no coope-
ración del m ecanismo del cuádriceps con
el LC A en la estabilidad antero-posterior
de la rodilla.
Los animales afectados de esta luxa-
ción, se encuentran frecuentem ente conuna deform ación en varo de los miem bros
posteriores (abiertos) y caminan con las
rodillas flexionadas, debido a su incapa-
cidad para extenderlas.
C uando la luxación no es tan grave,
suelen presentar una cojera transitoria por
la que el anim al cam ina a veces sin apo-
yar la extremidad afectada y otras nor-
m almente. También es frecuente que los propietarios indi-
quen que el animal lanza patadas al aire (intentando volver
a colocar la rótula en su sitio).
Luxación lateral
En los anim ales adultos (norm a l m e n te de razas pequ e-
ñas), los signos pueden desarro l l a rse rá p i d a m e n te y es
posible que vayan asociados a pequeños traum as o activi-
dad enérgica. La mayoría de las luxaciones late rales son
de grado I o II y los cam bios en el hueso son similares a
los descri tos en la luxación m edial, pero los anim ales afe c-
tados tienen una mayor incapacidad funcional. La post u rac a ra c te r í stica es con las rodillas hacia dentro y los pies
hacia fuera. Una luxación bilate ral repentina puede hacer
que el anim al sea incapaz de soste n e rse y sim ule una
e n fe rm edad neuro l ó g i c a .
C uando afecta a razas grandes y gigantes suele ser bila-
teral y aparece a la edad de 5-6 m eses. En estas razas suele
ser consecuencia de un aum ento del ángulo de inclinación
del cuello fem oral (coxa valga) y un aum ento de la antever-
sión del cuello femoral; esto da lugar a una rotación interna
del fém ur con torsión lateral y deformación en valgus delfémur distal, con desplazam iento lateral del m ecanism o del
cuádriceps y de la rótula.
DIAGNÓSTICO
1. Anamnesis: según la edad, raza, descripción de la cojera,
etc.
2. Inspección: por las deformaciones del m iem bro en varo
(luxación m edial) o en valgo (luxación lateral). Por el aspec-to de la rodilla.
3. Palpación: de todas las estructuras palpables de la rodi-
lla, no sólo para estimar el grado de luxación, sino también
para valorar la estabilidad, inflamación, laxitud y cam bios
degenerativos.
4. Ra d i o grafía: idealm ente se debería ra d i o gra fiar to d o
el m iem bro pélvico, desde la cadera hasta el ta rso y en
p royección ante ro - p o ste rior (fig. 1) y medio-late ral (fig. 2).
Tam bién es inte re s a n te realizar ra d i o grafías con la ro d i l l a
fl exionada en posición ta n gencial a la rótula (Sky line)
C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA
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Fig. 1.— Radiografía m ediolateral.
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C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA
para ver la desituación de la m ism a y
apreciar la profundidad del surco inter-
condíleo (fig. 3).
GRADOS DE LUXACIÓN SEGÚNLA ORTHOPEDIC FOUNDATIONFOR ANIMALS
Grado I
• Luxación interm itente que ocasional-
m ente causa cojera.
• La rótula se puede luxar manualm enteal extender la articulación pero vuelve a
la tróclea de inm ediato. N o hay crepita-
ciones.
• La desviación de la cresta tibial es
mínima y hay una leve rotación de la tibia.
• La flexión y extensión de la rodilla no
causa una abducción del tarso.
Grado II
• La luxación llega a ser m ás o menos perm anente en algu-
nos casos.
• Bajo anestesia general es posible reducir la luxaciónm anualm ente girando la tibia, pero la rótula vuelve a luxarse
cuando cede la tensión de la articulación.
• Puede existir hasta 30° de desviación de la cresta tibial.
• C uando la rótula se encuentra medialmente, el tarso está
ligeramente abducido.
• Si ocurre bilateralmente, el animal carga el peso en sus
miem bros anteriores.
• M uchos animales con luxación en grado II viven razo-
nablemente durante m uchos años, pero esa continua luxa-
ción lleva a desgastar los labios de la tróclea y a erosionarla superficie articular de la patela.
Grado III
• La rótula está perm a n e n te m e n te luxada con to rsión de
la tibia y desviación de la cre sta hasta 50°. M uchos ani-
m ales usan los m iem bros afe c tados apoyándolos en sem i-
fl ex i ó n .
• La flexión y extensión de la articulación causa abducción
y adducción del tarso.
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Fig. 3.— Radiografía tangencial o Skyline.
Fig. 2.— Radiografía anteroposterior.
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las razas, representando un 75 u 80% de los casos, siendo
bilaterales el 20-25% de ellas.
Se identifican tres tipos de pacientes:
—N eonatos y cachorros de corta edad que presentan ano-
m alías anatóm icas y funcionales al em pezar a andar. Estos
animales tienen luxaciones en grado III o IV.
—Animales jóvenes o m aduros con grados II y III de luxa-
ción que habitual o interm itentem ente presentan un paso
anorm al que se evidencia clínicamente m ás cuando em peo-
ran los síntom as.
—Animales m aduros con grados I y II que presentan repen-
tinas cojeras por problemas añadidos de tejidos blandosconsecutivos a traum as menores ó al empeorar la enferm e-
dad degenerativa articular.
Los signos clínicos varían dra m á t i c a m e n te con el gra d o
de luxación. En grados I y II la cojera es ev i d e n te sola-
m e n te cuando la rótula está luxada. Leva n tan la pata con
la rodilla fl exionada pero tocan el suelo cada tres o cua-
t ro pasos.
En grados III y IV los animales andan agachados con las
patas arqueadas (genu varum), girando los pies hacia el inte-rior y cargando el peso en los miembros anteriores. La luxa-
ción permanente im posibilita al cuádriceps para extender la
rodilla.
La extensión de la rodilla perm ite la reducción de las luxa-
ciones de grado I y II.
Puede haber dolor en algunos casos, especialmente cuan-
do aparece condrom alacia en la rótula o en los cóndilos.
Luxación lateral en razas toy y miniaturas
Las luxaciones laterales en las razas pequeñas a m enudo
aparecen entre los cinco y los ocho años de edad. N o pare-
ce que se trate de un problem a hereditario.
Las anom alías esqueléticas son relativamente menores.
La m ayoría de las luxaciones son de grado I y II y los cam -
bios óseos son sim ilares, aunque opuestos, a los descritos en
la luxación m edial.
Los perros tienen m ás incapacidad funcional en la luxación
lateral que en la m edial.
En animales maduros, los signos pueden desarrollarse rápi-
• La tróclea es muy poco profunda y a
veces totalmente plana.
Grado IV
• La tibia se encuentra torcida m edial-
m ente y la cresta tibial puede alcanzar
una desviación de 50 a 90°.
• La rótula está permanentem ente luxa-
da. La tróclea femoral está ausente o
incluso puede ser convexa. Los anim ales
con luxación en grado IV cam inan aga-
chados con los miem bros parcialmenteflexionados.
CLASIFICACIÓN SEGÚN LAORTHOPEDIC FOUNDATIONFOR ANIMALS
—Luxación medial en razas toy, m iniatu-
ras y razas grandes.
—Luxación lateral en razas toy y minia-
turas.—Luxación lateral en razas grandes y
gigantes.
—Luxación lateral o m edial debidas a
traum atismo.
Luxación medial en razas toy,miniaturas y razas grandes
Son luxaciones denominadas “congéni-
tas”porque ocurren en etapas precoces yno tienen relación con traum atismos.
Aunque la luxación no esté presente en
el nacimiento, las deformaciones anató-
micas que causan estas luxaciones sí
están ya en ese m omento y son respon-
sables del problem a futuro. Esta luxación
patelar debe considerarse com o una
enfermedad hereditaria.
La luxación m edial es con mucho bas-
tante m ás común que la lateral en todas
C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA
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