"Se dan todas las condiciones en esta soi disant posmodernidad para la aparición de
nuevas formas del viejo mito del hombre salvaje dijo ayer el antropólogo y doctor en
Sociología por la Sorbona Roger Bartra. "Vamos a ver una renovada explosión de esta
mitología. El punki, los tatuajes, el piercieng... apuntan hacia un nuevo salvaje cibernético.
También las nuevas formas de lo místico señalan un nuevo modelo de salvaje. Será una
interesante demostración de que hay una necesidad moderna de mitología". Bartra
(México, 1942) presentó en Barcelona su libro El salvaje artificial (Destino), con el que
cierra el estudio sobre la evolución del mito del hombre salvaje en la civilización occidental
iniciado en El salvaje en el espejo.
Roger Bartra continúa el viaje -asombroso e iluminador- por ese mito esencial de nuestra
cultura que es el hombre salvaje, y el trayecto es en esta ocasión incluso más fascinante
que en la primera entrega. En el recorrido aparecen, entre otros muchos, Segismundo,
Robinson Crusoe, la criatura de Frankenstein, el niño de Aveyron, los monstruos de feria
del circo Barnum (freak shows), Tarzán, el yeti, y Kurtz, el personaje deEl corazón de las
tinieblas."Los hombres salvajes de Europa guardan celosamente los secretos de la
identidad occidental. Su presencia ha custodiado fielmente los avances de la civilización",
escribe Bartra, quien cree que enfocar la lente sobre el hombre salvaje es "cómo mirar
unpeep show en la gran feria de Occidente".
El salvaje artificial arranca con la mutación de la imagen del hombre salvaje durante el
renacimiento, representada en la pintura de Piero di Cosimo, y concluye con las
plasmaciones de ese mito -ya tremendamente diversificado- en la cultura popular de
masas del siglo XX. Plasmaciones como los superhéroes, muchos de ellos con atributos
bestiales.
Como síntesis de su obra sobre el mito del salvaje, Bartra señala: "Contiene un cierto
descubrimiento etnológico de la peculiar mirada del hombre europeo y de sus dificultades
para entender a los demás. Esa es una paradoja de la cultura occidental: la extrema
dificultad para conocer al Otro junto a la extrema creatividad para inventarlo".
Bartra subraya que su libro permite entender que la idea del salvaje no es un concepto
coyuntural producido por el colonialismo, sino una imagen especular, oscura, que el
hombre occidental se ofrece a si mismo, a lo largo de su historia.
Respecto al fenómeno de la continuidad del mito, el autor es crítico a la vez con la
interpretación de la antropología estructural y con el análisis junguiano: "Mi perspectiva es
evolucionista. Entiendo la continuidad del mito en términos de construcción histórica
permanente. En mi libro muestro cómo la imagen del hombre salvaje se va construyendo,
y va cambiando; es un proceso de mutación, de refundación constante del mito".
Bartra considera aportaciones especialmente significativas de su libro el análisis del
personaje de Segismundo de La vida es sueño, lavinculación del monstruo de
Frankenstein al mito del hombre salvaje y la idea de que el hombre salvaje de Rousseau
es europeo y expresa las tensiones propias de la cultura occidental.
La total actualidad del mito del hombre salvaje se percibe, por ejemplo, en el interés por
los indios norteamericanos, o en los "fines de semana salvajes" que se han popularizado
en Estados Unidos siguiendo las teorías del poeta Robert Bly (autor de Iron John -Plaza
Janés, 1992-)sobre la recuperación del hombre salvaje que subsiste reprimido en el
inconsciente masculino. "Es difícil decir si esas cosas son positivas o negativas", reflexiona
Bartra. "El mito es muy polivalente. Las derivaciones fascistas del hombre salvaje son
horrorosas, pero el itinerario hacia la condición salvaje, primigenia de un Thoreau
enWalden o la recreación literaria del mito en El corazón de las tinieblasme parecen
formidables. En general, creo que hay que tener, una actitud positiva hacia los mitos.
Hemos de aprender a vivir con ellos, respetarlos y a la vez criticarlos. Son parte de nuestra
vida y hay que adeptar que durante mucho tiempo la cultura occidental aún producirá
mitos".
Bartra trabaja ahora en una obra sobre la melancolía en la España (y Nueva España) de
los siglos XVI-XVII. También se plantea revisitar a fondo algunos temas surgidos en su
estudio del mito del hombre salvaje
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