Fiesta: 2 de febrero.
Nuestra Señora del Buen Suceso
Ubicación HistóricaEn el año de 1574 el
cabildo de Quito, adquirió dos casas que ocupaban una cuadra entera, cuya esquina
daba a la Plaza Mayor, para la fundación del
Monasterio de la Inmaculada Concepción.
La orden de monjas de la Inmaculada
Concepción de María Santísima, había sido fundada en 1484 en Portugal por Santa
Beatriz de Silva, a quién María
Santísima había dicho:"Beatriz: quiero que
fundes una nueva Orden en honor de mi
Inmaculada Concepción, vistiendo hábito blanco y manto azul como llevo
Yo”.
Con el motivo de la fundación del
monasterio y enviadas por el Rey Felipe II,
viajaron desde Galicia,
cinco monjas desde el Monasterio Franciscano
Concepcionista de Galicia, figurando a la
cabeza Madre María de Jesús Taboada;
hacia el nuevo continente
descubierto apenas ochenta y cuatro años
atrás.
Junto a las cinco monjas fundadoras venía una niña de trece años, llamada Mariana Francisca Torres y Berriochoa,
sobrina de Madre María de Jesús Taboada.
¿Quién fue la madre Mariana Francisca Torres y Berriochoa?
Española, natural de Vizcaya, nació en 1563; su familia era noble, dedicada a
la producción vitícola en sus campos. Fue un alma predestinada por Dios y cumplió
con fidelidad su vocación.
A tal punto era su unión espiritual con el Creador,
que cuando tomó la primera comunión,
había tenido un éxtasis en el que la Virgen Santísima
le anunció que estaba destinada para religiosa
de la Inmaculada Concepción.
Al saber que su tía partiría para una Fundación en
tierras americanas, comprendió que Jesús la
llamaba para esa Fundación lejana,
pues durante la Comunión, Él le había dicho:
“Deja tu Patria, la casa de tus padres, que el Rey del Cielo está enamorado de
tu belleza”
Vanos fueron los desesperados intentos de
sus padres para que se quedara en un convento
concepcionista en España. Mariana Francisca amaba
mucho a suspadres, pero amaba más a Jesús y quería cumplir Su
Voluntad. Así empezó su aventura
espiritual marcada por el heroísmo,
que siempre atrae bendiciones incontables
del Cielo.
El viaje por mar fue sorprendido por una tormenta terrible,
que amenazaba naufragio. Estando en
oración las Monjas sobre cubierta, Mariana Francisca de pronto dio un grito y se desmayó.
Su tía siguió orando, y al terminar la oración la niña abrió los ojos.
En ese instante, ella oyó un grito espantoso: “No permitiré la Fundación, no permitiré que progrese,
no permitiré que se conserve hasta el fin de los tiempos,
y en todo momento la perseguiré”. Más tarde, a solas,
Mariana Francisca le confió a su tía que, al desmayarse,
había tenido la visión de una serpiente gigantesca, con lengua bífida.
También había visto a una deslumbrante
Mujer con un Niño en un brazo.
En el pecho de la Mujer había una Custodia con el
Santísimo Sacramento. En el otro brazo la Mujer tenía
una Cruz dorada que terminaba en punta de
lanza. Ella había apoyado el
extremo de la Cruz en el Santísimo Sacramento
y en la mano del Niño, y con la punta de lanza
había golpeado la cabeza de la serpiente,
despedazándola.
Fue el momento del horrendo grito que ella escuchó.
Con el tiempo, la Madre María de Jesús Taboada comprendió el
significado de esta bíblica visión (Génesis 3:15, “Enemistad pondré
entre ti y la Mujer, y entre tu linaje y Su Linaje:
Élla te pisará la cabeza mientras acechas tú Su Talón“)
y se adoptó como la Medalla que en el pecho llevan las Concepcionistas
de Quito.
El 13 de enero de 1577, se fundó solemnemente el Real Monasterio de la Limpia Concepción de Quito, PRIMER CONVENTO DE MONJAS DE CLAUSURA DEL
ECUADOR Y PRIMERO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN EN AMÉRICA,
bajo la dirección de los Frailes de San Francisco y guardián del Monasterio el Venerable Padre Fray
Antonio Jurado y la Madre María de Jesús Taboada se constituyó
en la primera Priora del Monasterio.
A los quince años hizo sus votos perpetuos; mientras la Madre Abadesa dirigía la ceremonia, Mariana
estaba físicamente allí, pero su alma, en éxtasis, fue arrebatada al Cielo, donde el Divino Esposo le entregó como regalo de
bodas, Su Cruz!; oficiaban de padrinos la Virgen María y San José,
colocándole éste una azucena en el pecho, para fortalecerla en la virtud de la pureza. Vio y
conoció misterios, hechos y tribulaciones, luchas y Gracias enormes.
La vida de Mariana se tornó mas angélica que
humana. Los éxtasis y las
comunicaciones con Jesús se multiplicaron;
éste le concedió una relación viva con el Ángel
de la Guarda, a quien veía armado como para un combate, porque
la custodiaba y la defendía de los
ataques de la maldita serpiente,
de los que siempre salía victoriosa.
Vivió situaciones insólitas e increíbles: Fue Abadesa a los 30 años y reelegida dos veces. Sufrió cárcel tres veces en el propio convento aún siendo su Priora, con sus hermanas fundadoras
españolas. Su caridad inmensa la llevó a cosas tales como
canjearle a Nuestro Señor el sufrimiento durante cinco años de las penas del infierno que debía haber padecido una religiosa tentada por el
demonio;
rezó y luchó hasta lograr su conversión, arrepentimiento y salvación!
La Madre Mariana murió físicamente tres veces! Las dos primeras volvió a la vida,
pues tenía mucho que hacer todavía...! Murió a los 72 años de edad.
El 2 de febrero pareciera que fue la fecha preferida por la Virgen para hablar
con Mariana. Es la celebración de
Ntra. Sra. de la Candelaria; representa la Purificación de
María Santísima y la Presentación del Niño Dios
en el Templo. Preferentemente ese día,
entre los años 1594 y 1634, la Virgen la hizo depositaria de revelaciones y profecías
importantísimas.
OCURRIÓ UN 2 DE FEBRERO DE 1594
La Abadesa del Monasterio de la Limpia Concepción,
Madre Mariana, vio apagarse la luz de la lámpara del Santísimo desde el coro
alto de la Iglesia, donde hacía su habitual oración a
medianoche; intentó encenderla pero no
lo logró.
De pronto una bella Señora, se apareció; se presentó
diciendo: “Soy María de El Buen Suceso,
la Reina de los Cielos y de la tierra...,
con esta advocación quiero hacer
en todos los siglos, prodigios”.
Una aureola de gloria la rodeaba con esplendor;
estaba vestida con la saya blanca y el capuchón azul
del hábito de la congregación; sostenía en su mano izquierda al Niño
Dios, de celestial hermosura; en la otra mano llevaba
un báculo de oro bruñido y esmaltado de piedras
preciosas; lo que significaba que Ella
gobernaría esa santa casa.
La Madre Mariana, tenía treinta años
y cargaba sobre su alma grandes responsabilidades
y aflicciones que sobrellevaba a fuerza de
oración y sacrificios, fortaleza e inspiración sobrenatural. Nuestra
Señora la llamaba por su nombre y le hablaba como una madre bondadosa y
sabia: “He venido a consolar tu
afligido corazón...”.
A partir de ese día la visitó con frecuencia; profetizó, anunció, pidió,
le hizo conocer secretos y misterios; le reveló el significado de la extinción de la luz
del Santísimo; sus profecías abarcan aquellos tiempos,
nuestros días y aconteceres futuros.
Todo lo que debió cumplirse, ya se cumplió. Estamos comprobando lo que dijo
sobre nuestro tiempo. Esperemos con confianza lo que vendrá.
Como dice San Pablo: “...con la alegría de la esperanza...”.
PROFECIAS, ANUNCIOS Y PEDIDOS
Nuestra Señora de El Buen Suceso le habló a Mariana
acerca de la Santísima Trinidad, el Misterio
Eucarístico, la Pasión del Señor,
los santos, los ángeles y arcángeles, el Cielo, el purgatorio, el infierno,
el demonio, los mandamientos de la ley de Dios, los sacramentos, el
poder de la oración, el poder de la Madre de Dios, su papel
mediador; la Gracia de Dios, la
misericordia, el perdón, la contrición, el
premio a la virtud, el castigo, las herejías, etc. Temas que conforman la mas genuina
doctrina católica.
ALGUNAS DE SUS REVELACIONES:“Las religiosas santas del
Monasterio sostienen con su oración y sacrificio,
como columnas fuertes y robustas,
la integridad de esa casa; son pararrayo de la Justicia Divina ofendida con tantos
pecados secretos y públicos; serán poderosas para conseguir para la Iglesia, la patria y las
almas, grandes bienes sin los cuales no
subsistiría Quito”;
“Las almas escogidas como apóstoles, si son activas y fervorosas recibirán grandes
bendiciones” …
Hablando de Quito dijo: “Dentro de poco será república libre,
ya entonces se llamará Ecuador”. Exactamente, así fue.
“En el siglo XIX vivirá un presidente verdaderamente cristiano, varón de
carácter, a quien Dios Nuestro Señor dará la
palma del martirio en la plaza donde está éste mi Convento;
el consagrará la República al Divino Corazón de mi Hijo Santísimo. “
Esta consagración sostendrá la Religión Católica en los años
posteriores, los que serán aciagos para la
Iglesia”. En esos años- en el que la
masonería, esa maldita secta, se apoderará
del gobierno civil- habrá cruel persecución a las Comunidades
Religiosas, pero en este monasterio el triunfo será
nuestro.”Efectivamente, el presidente
Gabriel García Moreno hizo tal consagración, y fue asesinado en agosto de 1875, como lo anunció
la Virgen.
“En el siglo XIX será proclamado el dogma de la
Inmaculada Concepción y en el siguiente el dogma de la Asunción de María al Cielo
en cuerpo y alma”.Lo primero fue cumplido por el
Papa Pío IX, y lo segundo por Pío XII.
PROFECIAS PARA NUESTROS TIEMPOS,
DEL 2 DE FEBRERO DE 1634“En el siglo XX cundirán
herejías, se apagará la luz preciosa de la Fe en las almas por la casi
total corrupción de costumbres.
Habrá grandes calamidades públicas y privadas.
Las pocas almas fieles a la gracia sufrirán cruel e indecible,
al par que prolongado martirio; por este sufrimiento serán consideradas mártires.
Habrá un ambiente envenenado de impureza que reinará,
que a manera de un mar inmundo correrá por calles, plazas y sitios públicos con una libertad asombrosa,
de manera que no habrá en el mundo almas vírgenes. La delicada flor de la virginidad,
tímida y amenazada de completa destrucción, lucirá de lejos”.
“Con poder y habilidad, el mal se introducirá en los hogares,
apagando la luz de la inocencia en los corazones de los niños”.
“Escasearán las vocaciones sacerdotales, y ¡cuántas vocaciones religiosas perecerán, por falta de formación! Aunque no faltarán sacerdotes santos en el
clero regular, mas en el secular se afianzarán menos en su
vocación.”
Nuestra Señora del Buen Suceso hizo especial hincapié en señalar:
“ ...el desprecio que tendrán los vivientes de ese siglo por el Sacramento de la Penitencia; como enraizados
en el pecado tratarán de desconocerlo, para ellos nada será pecado;
los mundanos harán caso omiso de él; los sacerdotes, unos lo mirarán con indiferencia, otros no lo
administrarán, o lo harán despectivamente, alejando a las almas de él.”
“Los Sacerdotes desde el siglo XX deberán amar con toda su
alma a San Juan María Vianney, un
siervo mío, que la Bondad Divina prepara para hacer un regalo con
él en esos siglos, dándoles un ejemplar modelo del abnegado Sacerdote. No será de familia
noble, para que el mundo sepa y entienda que en el aprecio de Dios
no hay otra preferencia sino la virtud a fondo.
Ese siervo mío … vendrá al mundo al finalizar el siglo XVIII,
me amará Con todo su corazón, y en su vida pastoral me
obsequiará con su oración, enseñando a sus compañeros a
conocerme y amarme”.
“… serán benditos de Dios todos los que, con su
empeño y sus recursos, contribuyan a la ejecución de la Santa
Imagen, y también los que se
dedicarán a la propagación de su advocación en todos los siglos… esta devoción
será la salvaguardia de esta tierra,
en esos tiempos, cuando ya no será Colonia, sino
República libre y desenfrenada…”.
“Esta devoción será el pararrayo colocado entre la Divina Justicia y el mundo
prevaricador, para impedir que se
descargue sobre esta tierra culpable el formidable castigo que merece.”
La Virgen del Buen Suceso pidió a la Madre Mariana que mandara hacer una imagen
tal como la veía a Ella: con el Niño, el báculo de
Abadesa y las llaves con las que
guarda la integridad de su convento.
La Virgen María indicó que Francisco del Castillo, el mejor escultor de Quito,
tallase su imagen asegurando que serían los Arcángeles San
Miguel, San Gabriel y San Rafael
quienes guiarían su mano.
El 16 de enero de 1611, temprano por la mañana,
cuando las hermanas entraron en la capilla para
orar, vieron la magnífica imagen en el coro irradiando luz
hacia todas partes, milagrosamente
transformada por los tres Arcángeles.
La imagen que aún hoy se puede venerar en el antiguo
Monasterio.
El virtuoso escultor Francisco de la Cruz del Castillo estaba
atónito. Llegó para dar los últimos retoques a la imagen en la
que venía trabajando y la encontró transformada y
embellecida en todos sus detalles.
“¡Madres, madres, esta imagen no es obra mía, sino
angélica!”, exclamó tomado de un temor
reverencial.
La Sierva de Dios Madre Mariana Francisca de Jesús Torres falleció en olor de santidad el 16 de enero de
1635. “Ha muerto una santa”, exclamó la futura Santa Mariana de Jesús Paredes,
entonces con 17 años de edad.
El 8 de febrero de 1906, durante una remodelación del Convento,
el sarcófago en el que la Madre Mariana había sido enterrada en 1635 se abrió y su cuerpo fue encontrado
completo e incorrupto. Entonces se colocó en una urna de vidrio en un aposento del nivel inferior del claustro, junto con los cuerpos de
otras tres Madres Fundadoras, que también se encuentran incorruptos.
¿Como sabemos de estas profecías?
El Director del Archivo Arzobispal de la Curia de Quito,
Monseñor Dr. Luis Cadena y Almeida escribe una obra magnífica,
“destinada no solo a Ecuador, sino a hacer bien a todo
occidente, quizá al mundo entero”,
afirma su prólogo. El libro se titula
“Madera para Esculpir la Imagen de una Santa”.
Presenta la biografía de esta religiosa y las profecías que recibe de María
Santísima.
Monseñor Cadena se informa en los cuadernos escritos por el Rdo. Padre Manuel Sousa Pereira, de la Orden
Seráfica de los Menores del Convento de San Francisco de Quito.
Los escritos del Padre Sousa forman parte de las crónicas del Monasterio de la Limpia Concepción de
aquella ciudad, todo lo cual fue aprobado por su Obispo, Monseñor Don Pedro de Oviedo,
quien fuera director espiritual de la Madre Mariana. Estas crónicas antiquísimas se extraviaron, y se
encontraron en 1922. Monseñor Cadena se ilustra en estas fuentes y escribe su obra en 1987. Varios otros autores las estudiaron
también.
Acerca de las profecias, la Madre Mariana dijo que tales hechos,
así como su vida, sólo serían revelados en el siglo XX: “en aquellos tiempos de mucho decaimiento de la fe”.
Le habló también del papel que debería tener entonces la advocación a Nuestra Señora del Buen Suceso.
“La voluntad de Dios es dejar esta advocación y tu vida
—le dijo la Santísima Virgen en otra ocasión—
para ese siglo en el que la corrupción de costumbres será
casi general, y la luz primera de la fe estará
casi extinguida”.Y en la última aparición, el 8 de
diciembre de 1634, la Reina del Cielo y de la Tierra
así le profetizó a la madre Mariana:
“...mi culto bajo la consoladora invocación de El Buen Suceso
.... en la casi total corrupción del siglo XX será el sostén y salvaguardia de la fe”.
Si deseas conocer la historia completa de ésta aparición en
Ecuador, su libro se encuentra en:
http://es.catholic.net/ebooks/NSBuenSuceso_libro.pdf
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