NIÑOS Y NIÑAS SOLDADOS
COALICIÓN ESPAÑOLA PARA ACABAR CON LA UTILIZACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS SOLDADOS
www.menoressoldado.org
Informe Global 2008Edición resumida
Niños y niñas soldados: escasos avances . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1
Situación general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
Los gobiernos y el derecho internacional:
un indicador de progreso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7
Grupos armados: hacer frente al desafío . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13
Desarme, desmovilización y reintegración (DDR) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19
Poner fin a la impunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25
Mirando al futuro: medir los avances . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .32
ANEXOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33
Países y territorios con menores soldados
implicados en conflictos activos (abril 2004 - octubre 2007) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .34
La situación de los menores soldados en el mundo:
datos por países . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35
Índice
Este documento es un extracto del Informe Global 2008. El informe completo en inglés, Child Soldiers. GlobalReport 2008, se puede solicitar a los miembros de la Coalición en España o descargar en:www.menoressoldado.org.
Es el resultado de las investigaciones realizadas por la coalición internacional para acabar con la utilización demenores soldados. Proporciona información detallada por países sobre el reclutamiento y la utilización demenores en conflictos armados por parte de las fuerzas gubernamentales, los grupos paramilitares apoyadospor gobiernos y otros grupos armados. También proporciona información sobre los programas de desmoviliza-ción y reintegración. La edición anterior fue publicada en 2004.
© de esta edición: Coalición Española para Acabar con la Utilización de Niños y Niñas Soldados, 2008.
© de los contenidos: Coalition to Stop the Use of Child Soldiers. www.child-soldiers.org
Edición resumida preparada por Amnistía Internacional España en septiembre de 2008.
Diseño y maquetación: punto&coma
Esta publicación tiene derechos de autor, aunque puede ser reproducida por cualquier medio, sin pago de tasas,con fines educativos o para llevar a cabo acciones de protección y promoción de los derechos de los menoressoldados, pero no para la venta. Los titulares de los derechos de autor solicitan que se les comuniquen los usosmencionados con el fin de evaluar sus efectos. Para la reproducción de este informe en cualquier otra circunstan-cia, su uso en otras publicaciones o su traducción o adaptación, deberá obtenerse el permiso previo por escrito dela Coalición Española para Acabar con la Utilización de Niños y Niñas Soldados.
Foto de cubierta: Niñas soldados junto a otras personas reunidas en un acto del Partido Comunista de Nepal(maoista) en Tila, distrito de Rolpa, Nepal. © Marcus Bleasdale 2005
Cuatro años es mucho tiempo en la vida de un menor.Pueden ocurrir muchas cosas que, para bien o paramal, afectarán al resto de su vida. Puede que algunosniños y niñas vivan en situaciones de paz y seguridad.Para infinidad de ellos, la guerra sigue siendo algo muyreal. Sobre este aspecto del mundo de las personasadultas no tienen control ni apenas pueden opinar.
Cuatro años es tiempo suficiente para que se produz-can cambios sustanciales en la vida de un movimientomundial. La Coalición para Acabar con la
Utilización de Niños y Niñas Soldados (en adelan-
te, la Coalición) publicó el último Informe Global ennoviembre de 2004; desde entonces, el movimientopara poner fin a la utilización de niños y niñas solda-dos ha sido testigo de continuos progresos encamina-dos a lograr un consenso universal contra su utiliza-ción en hostilidades, como demuestra el hecho de quemás de tres cuartas partes de los Estados ya han fir-mado o ratificado el Protocolo Facultativo de la
Convención sobre los Derechos del Niño, relativo ala participación de menores en los conflictos armados,o se han adherido a él.
Sobre el terreno, podría parecer que el consenso serefleja con mayor claridad en la disminución del núme-ro de conflictos en los que se produce la participacióndirecta de menores: de 27 en 2004 a 17 a finales de2007. Sin embargo, la investigación realizada por laCoalición para este Informe Global muestra que estatendencia descendente es más un producto del fin delos conflictos que de la repercusión de las iniciativasdestinadas a acabar con el reclutamiento y la utilizaciónde niños y niñas soldados. De hecho, en donde existeun conflicto armado es casi segura la participación demenores. La mayoría de esos menores están en gru-pos armados no estatales, pero el historial de algunosgobiernos apenas ha registrado mejoras.
Las cifras relativas a los conflictos no reflejan el pano-rama global. El reclutamiento de niños y niñas (meno-res de 18 años) y su utilización en hostilidades es unfenómeno mucho más amplio que, de una forma o deotra, aún se produce en al menos 86 países y territoriosde todo el mundo. Esto incluye el reclutamiento ilegí-
timo por parte de grupos armados, el reclutamien-
to forzado por parte de fuerzas gubernamentales, el
reclutamiento o la utilización de menores por parte
de milicias u otros grupos vinculados a las fuerzas
armadas, su utilización como espías y el recluta-
miento legal en el ejército en tiempos de paz.
Las conclusiones de este informe dejan claro que, apesar de toda la atención que se ha prestado a estetema en el ámbito internacional, muchos niños y niñasque se han convertido o corren peligro de convertirseen soldados aún no han sentido los efectos de esaatención. Estas conclusiones reafirman el hecho deque se necesita una compleja variedad de respuestascoordinadas por parte de múltiples agentes para lograrel objetivo de impedir la participación de menores enlos conflictos armados, conseguir que queden en liber-tad y apoyar su correcta reintegración. Esto supondráque se dé un reconocimiento más expreso a los meno-res soldados en las agendas de quienes participan enun amplio abanico de iniciativas, desde la prevenciónde conflictos, el establecimiento de la paz y la media-ción hasta el mantenimiento de la paz y el desarrollo alargo plazo.
Si en los próximos cuatro años, la comunidad internacio-nal va a cumplir su promesa de proteger a los menoresfrente a la explotación militar, deben multiplicarse el nivelde voluntad política, los recursos humanos y económi-cos, el respeto a las mejores prácticas establecidas y lacantidad y calidad de las actividades de colaboración yde las iniciativas imaginativas.
Informe Global 2008. Edición resumida
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Niños y niñas soldados:escasos avances
Nos sentimos diferentes por la forma en que nos miran los demás niños; parece como
si no fuéramos niños nacidos en esta tierra. Nos ven como si viniéramos de un lugar
diferente.
No puedes ser totalmente feliz con todas estas heridas, tanto en el cuerpo como en
la mente.1
1. Citas de dos muchachos (de 15 y 17 años), ex miembros del Ejército de Resistencia del Señor, en Returning Home – Children’s Perspectives onReintegration: A Case Study of Children Abducted by the Lord ’s Resistance Army in Teso, Eastern Uganda, Coalición para Acabar con laUtilización de Niños y Niñas Soldados, febrero de 2008.
Iniciativas internacionales
Se ha reforzado el marco internacional de protecciónde los menores frente a su participación en fuerzas ygrupos armados, y las iniciativas se han centrado cadavez más en su aplicación sobre el terreno.
Se han tomado las primeras medidas importantes paradeterminar la responsabilidad penal individual de quie-nes reclutan y utilizan a menores en hostilidades. LaCorte Penal Internacional (CPI) ha presentado car-gos por crímenes de guerra, relacionados con el reclu-tamiento, el alistamiento y la participación activa demenores de 15 años en hostilidades, contra miembrosde grupos armados de la República Democrática delCongo (RDC) y Uganda. En 2007, el Tribunal Especial
para Sierra Leona declaró a cuatro personas culpa-bles de cargos que incluían el reclutamiento y la utiliza-ción de menores durante la guerra civil, lo que constitu-yó un momento histórico para la justicia internacional.La lucha por obtener justicia también se ha fomentadoa través del trabajo de las comisiones de la verdad enSierra Leona, Timor Oriental y, recientemente, Liberia,que han abordado la cuestión de los niños y las niñassoldados.
El número de Estados que han ratificado el
Protocolo Facultativo de la Convención sobre los
Derechos del Niño relativo a la participación de niñosen los conflictos armados (en adelante, ProtocoloFacultativo) –la prohibición más concreta del derechointernacional sobre menores soldados– ha ascendido
desde los 77 de mediados de 2004 a los 120 en la
actualidad. En enero de 2005, el Comité de losDerechos del Niño de las Naciones Unidas comenzó aexaminar los informes presentados por los EstadosPartes en relación con la aplicación del ProtocoloFacultativo. Las Observaciones finales del Comité estánhaciendo que cada vez se dé más importancia aldesarrollo de formas de protección de los menores fren-te al reclutamiento y la utilización con fines militares, ydan ideas sobre nuevas medidas que numerososgobiernos deben adoptar si quieren lograr este objetivo.
A partir de iniciativas anteriores, el Consejo de
Seguridad de la ONU adoptó las resoluciones 1539(2004) y 1612 (2005), en las que se pedía la creaciónde un mecanismo de vigilancia y presentación de infor-mes sobre menores y conflictos armados. El cometidodel mecanismo, que está funcionando en una decenade países, es la documentación de seis categorías de
abusos graves contra menores, como el reclutamientoy la utilización de niños y niñas soldados, en las situa-ciones de conflicto armado que figuran en los anexosde los informes periódicos del secretario general de laONU sobre este tema. En 2005 se creó, en el seno delConsejo de Seguridad, un grupo de trabajo sobremenores y conflictos armados encargado de revisar losinformes presentados en virtud del mecanismo y devigilar los progresos en la creación y aplicación, por laspartes enfrentadas, de planes de acción de duraciónlimitada para poner fin al reclutamiento y la utilizaciónde niños y niñas soldados. El grupo de trabajo ha ela-borado conclusiones basadas en los informes, haenviado cartas y transmitido llamamientos a las partesque han infringido lo establecido en el mecanismo y haadoptado otras medidas sobre situaciones en las quese han cometido abusos contra menores.
En 2006, el Consejo de Seguridad dio los primerospasos para aplicar medidas selectivas contra personaspor el hecho concreto de reclutar y utilizar a menores,al imponer la prohibición de viajar al dirigente de ungrupo armado de Costa de Marfil. Ese mismo año, una
Menores soldados
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Situación general
El Protocolo Facultativo de la Convención sobre losDerechos del Niño, que fortalece la protección jurídicade los niños y niñas, aumenta a 18 años la edad míni-ma para la participación directa en las hostilidades.
Prohíbe también que las fuerzas gubernamentalesrecluten obligatoriamente a cualquier persona menorde 18 años, insta a los Estados Parte a aumentar laedad mínima para el reclutamiento voluntario porencima de los 15 años, y les obliga a poner en vigordisposiciones estrictas allí donde se permita el reclu-tamiento voluntario de menores de 18 años.
En el caso de los grupos armados no estatales, el tra-tado prohíbe todo tipo de reclutamiento –voluntarioy obligatorio– de menores de 18 años.
> CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS
DEL NIÑO
Protocolo Facultativo relativo a la
participación de los niños y niñas
en los conflictos armados
resolución del Consejo de Seguridad trató de imponerla prohibición de viajar y la congelación de fondos a losdirigentes de la República Democrática del Congo quereclutasen o utilizasen a niños y niñas soldados.2
Diversos organismos regionales también han continua-do prestando atención a este problema. En 2006, laUnión Europea aprobó una estrategia de aplicaciónpráctica de sus Directrices sobre los menores y los
conflictos armados. Ese mismo año se aprobó unalista de control sobre integración y protección de meno-res con el fin de garantizar que en la planificación delas misiones y operaciones de la Misión Europea sobrePolítica de Seguridad y Defensa se abordan la protec-ción y los derechos de los menores. La Unión Africana
hizo un nuevo llamamiento para que sus EstadosMiembros ratifiquen la Carta Africana sobre los
Derechos y el Bienestar del Niño antes de finales de2008, y para que promulguen y apliquen la correspon-diente legislación antes de 2010. Entre otras cosas, laCarta exige a los Estados Partes que se abstengan dereclutar a menores y garanticen que no permitirán suparticipación directa en hostilidades.3
Sobre el terreno, decenas de miles de niños y niñas sol-dados han sido liberados de ejércitos y grupos armadosdesde 2004, al finalizar en el África subsahariana con-
flictos iniciados tiempo atrás. Los Principios yDirectrices de París sobre los menores que intervienenen las actividades de fuerzas o grupos armados(Principios de París) fueron la culminación de unaimportante iniciativa destinada a reunir y recabar laexperiencia acumulada en la desmovilización, el desar-me y la reintegración (DDR) de niños y niñas soldadosde todo el mundo. Aprobados inicialmente por 58gobiernos –a los que posteriormente se sumaron ochomás–, muchos de ellos pertenecientes a países afecta-dos por conflictos, durante las reuniones ministerialescelebradas en febrero y octubre de 2007, los Principiosde París ofrecen directrices sobre cómo proteger a losmenores frente al reclutamiento y proporcionar asisten-cia efectiva a quienes forman parte de fuerzas o gruposarmados.
El reclutamiento y despliegue de menores a gran esca-la por parte de fuerzas gubernamentales de países
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2. Resolución del Consejo de Seguridad 1968 (2006).3. Llamamiento a la acción urgente para aplicar el plan de acción de la iniciativa “África para los niños” (2008–2012), examen de mitad de período delSegundo Foro Panafricano de la Infancia, 29 de octubre–2 de noviembre de 2007, El Cairo, Egipto.
Niños soldados Mayi Mayi recibiendo instrucción en el “Campo de Entrenamiento Político” de Mangangu, Beni, República Democrática del
Congo. Julio de 2003. © AI
Los niños soldados son ideales porque
no se quejan, no esperan que les paguen
y, si les dices que maten, matan.
Alto mando del Ejército Nacional de Chad.
como Burundi, Costa de Marfil, Guinea y Liberia cesóal finalizar los conflictos. Más de la mitad de los paísesdel mundo han fijado en los 18 años la edad mínimapara que una persona pueda entrar en el ejército, inclu-so para recibir instrucción.
En respuesta a la presión internacional y a iniciativasnacionales, varios grupos armados se han comprometi-do a poner fin al reclutamiento y la utilización de meno-res. Grupos armados de Costa de Marfil y Sri Lanka tra-bajan con la ONU en la elaboración y aplicación de pla-nes de acción de duración limitada destinados a liberara menores y prevenir su reclutamiento. En Myanmar,grupos armados de origen étnico han accedido a hacerlo mismo.
Intensificar los esfuerzos para
lograr una protección real
Aunque la tendencia general es positiva, el ritmo de losavances es lento y las decenas de miles de menoresque se encuentran en las filas de fuerzas combatientesaún no han sentido sus efectos. El marco internacionalofrece escasa protección real al incontable número deniños y niñas que corren peligro de ser reclutados y uti-lizados en conflictos.
La Coalición ha recopilado información sobre 21 paí-
ses y territorios en los que se envió a menores a
zonas de conflicto entre abril de 2004 y octubre de
2007. Durante este periodo finalizaron los conflictos endos de esos países –Indonesia y Nepal–, y lo mismoocurrió con la utilización de niños y niñas soldados enellos. Aunque la cifra es inferior a la de los cuatro añosanteriores, la investigación realizada por la Coaliciónllega a una serie de inquietantes conclusiones en lasque queda claro que las iniciativas llevadas a cabohasta la fecha han sido insuficientes.
La primera de estas conclusiones es quizás la mássombría: cuando estalla, se reanuda o se intensifica unconflicto armado, será casi inevitable que los menoresse conviertan en soldados. Chad, Irak, la RepúblicaCentroafricana, Somalia y Sudán (Darfur) son ejemplode ello.
Además, las iniciativas para la desmovilización demenores durante los conflictos han tenido un éxito limi-tado. La paz continúa siendo la principal posibilidadpara que niños y niñas soldados de fuerzas y gruposarmados queden en libertad, un hecho que reitera aún
Menores soldados
Los “Principios de París” proporcionan orientacio-nes para el desarme, la desmovilización y la reinte-gración de menores vinculados a fuerzas y gruposarmados. Se aprobaron durante una conferenciaministerial, celebrada en febrero de 2007, organizadapor UNICEF y el Ministerio de Asuntos Exteriores deFrancia.
Dicha conferencia reunió a países que sufren o hansufrido el problema de los niños y niñas soldados, apaíses donantes y a representantes de ONG y deorganismos intergubernamentales, con el objetivo delograr un compromiso firme de los gobiernos queasegure un amplio apoyo político para lograr la pro-tección, liberación y reinserción de los niños y niñasreclutados o utilizados por las fuerzas y gruposarmados.
Mediante la firma de “Los Compromisos de París”,
58 países representados en la Conferencia se han
comprometido a:
1. No escatimar esfuerzos para poner fin a la utiliza-ción y reclutamiento ilegal de niños y niñas porparte de fuerzas o grupos armados en cualquierparte del mundo, mediante la ratificación y puestaen práctica de todos los instrumentos internacio-nales de los que se dispone, así como por mediode la cooperación internacional.
2. Poner todos los recursos de los que se dispongaal servicio del cumplimiento y aplicación de losPrincipios de Paris, siempre que haya oportuni-dad para ello, en las actuaciones políticas, diplo-máticas, humanitarias y de asistencia técnica yfinanciera, de acuerdo con sus obligaciones inter-nacionales.
A continuación de estos principios generales, laDeclaración que recoge los Principios de París deta-lla los compromisos específicos adquiridos por losEstados representados en la Conferencia.
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> LOS COMPROMISOS DE PARÍS
más la importancia de que la protección de los meno-res sea parte esencial de las conversaciones de paz,así como la necesidad de que en los acuerdos de pazy de cese de hostilidades existan disposiciones expre-sas sobre los niños y las niñas soldados.
Asimismo, los efectos de las iniciativas para poner final reclutamiento y la utilización de los niños y las niñassoldados han sido limitados. Se tiene constancia deque grupos armados de al menos 24 países de todaslas regiones del mundo han reclutado a menores de 18años, y muchos de ellos los han utilizado en hostilida-des. Son numerosos los que han resistido las presio-nes y no se han dejado convencer. La diversidad de sunaturaleza, sus objetivos y sus métodos y la variedadde los medios en los que actúan son factores en contraa la hora de hallar soluciones genéricas. Para resultarefectivas, las estrategias deben ser polifacéticas, espe-cíficas para cada situación y, sobre todo, deben abor-dar las causas fundamentales. Se sabe que la gober-nanza deficiente y sus consecuencias, como el empo-brecimiento, la desigualdad, la discriminación y losabusos contra los derechos humanos, contribuyen aque exista el riesgo de que niños y niñas sean recluta-dos por grupos armados. Mientras persistan estas con-diciones, los menores seguirán expuestos a formarparte de fuerzas y grupos armados.
Desde 2004 no ha disminuido significativamente elnúmero de gobiernos que enviaron a menores a comba-tir o a realizar otras tareas en el frente como integrantesde sus fuerzas armadas. Fuerzas gubernamentales hanutilizado a niños y niñas en conflictos armados en nuevesituaciones, en comparación con las 10 registradasdurante los cuatro años anteriores. El país que másrecurre a ellos sigue siendo Myanmar; al parecer, milesde menores forman parte de sus fuerzas armadas, quedesde hace tiempo llevan a cabo operaciones de con-trainsurgencia contra diversos grupos armados de ori-gen étnico. Según los informes, también se han utilizadomenores en hostilidades en Chad, la RepúblicaDemocrática del Congo, Somalia, Sudán y Uganda.Además, fuerzas de defensa israelíes utilizaron en diver-sas ocasiones a menores palestinos como escudoshumanos. Según los informes, fuerzas armadas deYemen utilizaron a niños y niñas en combates registra-dos en 2007. Algunos menores pertenecientes a lasfuerzas armadas del Reino Unido fueron enviados a Irak.
La violación de las normas internacionales por parte delos gobiernos no se limita a lo que ocurre en las fuer-
zas armadas oficiales. Niños y niñas de al menos 14países han sido reclutados para fuerzas auxiliares vin-culadas a ejércitos nacionales, para grupos locales dedefensa civil creados para prestar apoyo a las opera-ciones de contrainsurgencia, o para milicias y gruposarmados que actúan en nombre de fuerzas del gobier-no. En al menos ocho países, los menores fueron utili-zados como espías y con otros fines de recopilación deinformación para los servicios de inteligencia, lo quehace que corran peligro de sufrir represalias y suponepasar por alto la responsabilidad del gobierno a la horade ofrecer protección y ayuda para la reintegración.
A pesar de que cada vez son más conocidas las mejo-res prácticas para el desarme, la desmovilización y la
reintegración (DDR) de los niños y niñas soldados, enla aplicación de los programas oficiales se ha seguidohaciendo caso omiso de lo aprendido con iniciativasanteriores. En muchos procesos de DDR no se dioprioridad a las necesidades de los menores soldados,y en algunos se ignoraron totalmente. A menudo, losprogramas de reintegración no se adaptaron a susnecesidades específicas y han adolecido de una esca-sez de fondos sistemática.
La repetición de los errores ha sido grave en relacióncon las niñas. Desde hace tiempo se reconocen las vul-nerabilidades y necesidades especiales de las niñasafectadas por los conflictos armados, pero en los pro-cesos de DDR no se les ha prestado la atención debi-
Informe Global 2008. Edición resumida
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Chad
Israel
Myanmar
República Democrática del Congo
Somalia
Sudán y Sur de Sudán
Uganda
Yemen
Además, el Reino Unido envió a menores de 18años a Irak, en donde estaban expuestos a sufrirlas consecuencias de las hostilidades.
Gobiernos que utilizaron a niños y niñas
soldados en conflictos armados desde abril
de 2004 a octubre de 2007:
da. La inmensa mayoría de las menores relacionadascon fuerzas combatientes no participan en programasoficiales de DDR, y el apoyo posterior a la desmoviliza-ción no ofrece servicios específicos para ellas. En rarasocasiones se ofrece atención médica especializadapara las lesiones físicas resultantes de la violación o deenfermedades de transmisión sexual. Se sabe que lasmadres adolescentes y sus hijos, a menudo productode la violación, son especialmente vulnerables, perocontinúan sufriendo el estigma y el rechazo por partede sus familias y comunidades.
Aún no se ha dado pleno cumplimiento a las obligacio-nes universales que establece el Protocolo Facultativode proteger a los menores del reclutamiento y promo-ver la recuperación y reintegración de ex niños y niñassoldados. Cuando estos menores huyen de sus paísesde origen, los países de destino carecen a menudo deprocesos de asilo y medidas especiales que faciliten sureconocimiento como refugiados, del mismo modo quetampoco se ofrecen servicios adecuados para su recu-peración y reintegración social. Además, el marco legalpara tipificar como delito el reclutamiento y la utilizaciónde niños y niñas soldados y crear una jurisdicciónextraterritorial para estos delitos dista mucho de estarconcluido.
Por último, muchos Estados Partes han socavado elespíritu, si no la letra, del Protocolo Facultativo al con-tinuar reclutando a menores de 18 años para el ejérci-to. Mientras que algunos Estados han elevado la edadde reclutamiento militar voluntario durante los últimoscuatro años, al menos 63 países permitían el recluta-miento voluntario de menores por parte de sus fuerzasarmadas; se tiene constancia de que 26 tenían a meno-res de 18 años en sus filas. Otros introducían a meno-res en la cultura militar, a menudo desde muy jóvenes,a través de escuelas de formación militar, cuerpos decadetes y diversas iniciativas para jóvenes.
Anteponer los derechos de los niños y las niñas a lasnecesidades militares exige cambios de gran alcanceen los valores y las actitudes. Mientras no se acepteque la infancia se extiende hasta los 18 años y que elespíritu del Protocolo espera de los Estados algo másque el simple hecho de modificar la edad de cumpli-miento del servicio militar, los menores continuarán enpeligro de convertirse en soldados, especialmente entiempos de crisis.
Menores soldados
Oí a mis amigas hablar del desarme. Yo
no podía desarmarme porque no tenía
munición. Tengo amigas que pudieron
desarmarse.
Annie, de 13 años, que estuvo ocho meses con las tropasgubernamentales lavando ropa, cocinando y acarreando arroz.
Varios cientos de escolares se manifiestan contra el uso de meno-
res soldados. Freetown, Sierra Leona, 22 de marzo de 2000.
El objetivo de la manifestación era el lanzamiento de la campaña
de Cáritas-Makeni contra el uso de niños y niñas soldados.
© Caritas-Makeni
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Casi dos tercios de los Estados del mundo han ratifica-do el Protocolo Facultativo, y otros han promulgadoreglamentos o leyes nacionales que prohíben el reclu-tamiento y la utilización de niños y niñas soldados. Sinembargo, continúa existiendo una brecha entre lo quelos gobiernos dicen y lo que hacen.
Menores enviados a la guerra
Un reducido número de Estados no sólo insiste enreclutar a menores, sino también en exponerlos a lospeligros físicos y psicológicos del combate. A pesarde que el gobierno lo ha negado reiteradamente,existen pruebas de que Myanmar continúa reclutan-do a un gran número de menores para sus fuerzasarmadas –a menudo de modo forzado mediante laintimidación, la coerción y la violencia– y utilizándo-los para diversos cometidos, incluido el combate. EnChad, durante las precipitadas campañas de recluta-miento que se llevaron a cabo en 2006 también seincluyeron menores, que fueron desplegados paradefender la capital de los grupos armados. EnSomalia, al parecer, el gobierno Federal deTransición reclutó y utilizó a menores durante losintensos combates que se produjeron a finales de2006 para lograr el control de Mogadiscio. En Sudán,las fuerzas armadas utilizaron a menores en Darfur, yel Ejército de Liberación Popular hizo lo mismo en elsur del país. En Uganda, los menores que huyerondel Ejército de Resistencia del Señor, o fueron captu-rados o liberados, recibieron presiones para unirse alas fuerzas de defensa gubernamentales con el fin deluchar contra esa formación.
Además, se recibieron informes de que las Fuerzasde Defensa de Israel han utilizado en varias ocasio-nes a menores palestinos como escudos humanos.Según los informes, en Filipinas había menores enunidades paramilitares utilizadas para apoyar las ope-raciones de contrainsurgencia. En Yemen, informessin confirmar indican que, a comienzos de 2007,menores que no habían recibido adiestramiento ytenían tan sólo 15 años recibieron armas y fueronenviados al frente para luchar contra un grupo arma-do. Es más, algunos menores de 18 años británicosfueron enviados a Irak a mediados de 2005. Aunquela mayoría regresó rápidamente, mientras esto noocurrió estuvieron expuestos a los riesgos inherentesa las hostilidades.
El alcance de la responsabilidad
del Estado
La responsabilidad de los gobiernos no acaba en susfuerzas armadas oficiales, sino que se extiende a lasmilicias y los grupos armados a los que apoyan o queactúan bajo su control.
En Sudán, por ejemplo, la responsabilidad de que la mili-cia yanyawid respaldada por el gobierno ponga fin a lautilización generalizada de menores en hostilidadesrecae directamente en las autoridades sudanesas. Elapoyo que el gobierno sudanés presta a grupos arma-dos de Chad y que el gobierno chadiano presta a gruposarmados de Sudán también convierte a estos gobiernosen responsables del reclutamiento y la utilización deniños y niñas soldados por parte de esos grupos. Elgobierno de Sri Lanka no puede eludir su responsabili-dad con respecto al secuestro de menores por parte delgrupo de Karuna, un grupo escindido de los Tigres deLiberación de Eelam Tamil que estaba vinculado a lasfuerzas armadas gubernamentales. Asimismo, el gobier-no de Costa de Marfil es responsable del reclutamientode menores en 2004 y 2005, muchos de los cuales eranex niños y niñas soldados procedentes de Liberia, porparte de milicias pro gubernamentales.
También hay que tener en cuenta a los grupos dedefensa civil creados en pequeñas localidades paraprestar apoyo a las actividades de contrainsurgencia.En estos grupos, con una estructura informal y a menu-do no regulados por ley, se incluyen las fuerzas deautodefensa existentes en localidades de Chad; lasfuerzas antimaoístas de defensa local en la India; loscomités de autodefensa en Perú; las organizacionesciviles de voluntarios y los grupos de autodefensa depequeñas localidades de Filipinas; y las unidades loca-les de defensa en Uganda. Situados con frecuencia enzonas remotas, puede que estos grupos se libren delescrutinio y de rendir cuentas por los delitos cometidos,incluido el reclutamiento y la utilización de niños y niñassoldados.
Niños y niñas soldados
detenidos
En muchas ocasiones, los niños y las niñas solda-
dos vinculados a grupos armados y capturados
por fuerzas del gobierno han sido tratados única-
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Los gobiernos y el derecho internacional: un indicador de progreso
mente como adversarios y no como menores. Encontra del principio de que los niños y las niñas solda-dos deben ser tratados ante todo como víctimas quenecesitan apoyo y ayuda para la reintegración, algu-nos han sido detenidos únicamente por su presuntavinculación a grupos armados o por haber desertado ocometido otros delitos militares mientras estaban enlas fuerzas armadas. En las ocasiones en que meno-res soldados han permanecido recluidos duranteperiodos prolongados y han sufrido tortura o malos tra-tos se han conculcado las normas internacionalessobre justicia de menores y el derecho a un juicio conlas debidas garantías.
Decenas de niños y niñas, algunos de tan sólo nueveaños, fueron detenidos en Burundi como sospechososde colaborar con las Fuerzas Nacionales de Liberación.Según los informes, algunos fueron golpeados brutal-mente; al parecer, un adolescente de 16 años presun-to miembro de las juventudes de las FuerzasNacionales de Liberación fue víctima de homicidio ile-gítimo mientras se encontraba bajo custodia. En Israel,
cientos de menores palestinos han sido recluidos enaplicación de disposiciones militares y, según informes,los casos de tortura y malos tratos fueron habituales.En un caso ocurrido en 2007, un muchacho de 16 añospermaneció recluido en régimen de aislamiento duran-te 35 días y fue presionado para convertirse en infor-mante. En Filipinas no siempre se pone en práctica ladetallada normativa sobre el trato que debe darse a losniños y las niñas soldados que se han rendido o a losque las fuerzas de seguridad han rescatado o captura-do; los menores han permanecido recluidos duranteperiodos de tiempo superiores a los permitidos oficial-mente y, en algunos casos, han sufrido malos tratos.En Myanmar y la República Democrática del Congo,los menores que han huido de las fuerzas armadas hansido acusados de deserción y condenados a prisión. Eneste último país, algunos menores condenados pordelitos militares continuaban encarcelados y condena-dos a muerte, lo que supone una violación del derechointernacional.
En Irak, cientos de menores acusados de violacionesde la seguridad permanecieron recluidos en centros dela Fuerza Multinacional en Irak –en donde, según losinformes, se produjeron abusos– y en centros gestiona-dos por las fuerzas iraquíes. En su guerra contra elterror, Estados Unidos ha calificado a una serie demenores, algunos de tan sólo 13 años, de “combatien-tes enemigos”, una condición que, según la utilizaEstados Unidos, no está reconocida por el derechointernacional. Varios menores de 18 años que estabanbajo custodia estadounidense en Afganistán fuerontrasladados a la base naval de Guantánamo, en Cuba,en donde permanecieron recluidos de forma indefinidabajo custodia del ejército. Una de esas personas esOmar Khadr, ciudadano canadiense al que dispararony capturaron en 2002 durante un enfrentamiento arma-do con fuerzas estadounidenses en Afganistán. Hadenunciado que fue sometido a malos tratos mientrasestaba bajo custodia de Estados Unidos en Afganistány Guantánamo. Seis años después se enfrenta a un jui-cio ante una comisión militar por delitos presuntamentecometidos en 2002, cuando tenía 15 años. En la causaen su contra, la fiscalía indicó que Khadr se había rela-cionado con Al Qaeda cuando sólo tenía 10 años.
Desde un primer momento, Omar Khadr y otras perso-nas como él deberían haber sido tratados fundamental-mente como menores y víctimas. El trato dispensadodebe centrarse en sacar el máximo partido del poten-cial de la persona para lograr el éxito en la reintegra-
Menores soldados
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Chad
Colombia
Costa de Marfil
Filipinas
India
Irán
Libia
Myanmar
Perú
República Democrática del Congo
Sri Lanka
Sudán
Uganda
Además, varios miles de niños y jóvenes reci-bieron instrucción en técnicas paramilitares enlas milicias juveniles de Zimbabue.
Países en los que hubo menores recluta-
dos y utilizados por fuerzas paramilitares,
milicias, fuerzas de defensa civil o grupos
armados vinculados al gobierno, respalda-
dos por él o que actuaban bajo su control:
ción social. La rendición de cuentas por los actos delic-tivos que puedan haber cometido puede formar partede este proceso, pero para ello debe tenerse plena-mente en cuenta la edad del menor en el momento desu pertenencia a un grupo armado, y no debe permitir-se que el empeño en conseguir una pena impida a lafiscalía darse cuenta de la responsabilidad que otraspersonas tienen con respecto a su situación.
La utilización de menores –que a menudo han sidocapturados o han huido de las fuerzas armadas– comoespías o informantes viola igualmente los principiosbásicos de derechos humanos relativos a la protecciónde los menores. También incumple las obligaciones delos gobiernos de ayudar a la recuperación de los niñosy las niñas soldados y, además, hace que los menoresqueden expuestos al peligro de sufrir represalias. Sinembargo, se tiene constancia de que fuerzas deBurundi, Colombia, India, Indonesia, Israel, Nepal, laRDC y Uganda han recurrido a esta práctica durante elperiodo objeto de este informe.
Edad de reclutamiento
Aunque garantizar que los menores de 18 años no par-ticipan directamente en hostilidades es un elementoclave del compromiso para impedir la militarización deniños y niñas, el Protocolo Facultativo exige más. Tal ycomo se expresa en el Preámbulo, su objetivo es“seguir mejorando la situación de los niños sin distin-ción”, lo que indica la necesidad de reflexionar seria-mente sobre el hecho de si la participación de losmenores de 18 años en fuerzas militares cumple elobjetivo fundamental de la Convención y su ProtocoloFacultativo: fomentar el desarrollo y el bienestar de losniños y las niñas.
De los 120 Estados que han ratificado el Protocolo,casi dos tercios se han comprometido en sus declara-ciones a fijar la edad mínima de reclutamiento volunta-rio y obligatorio en los 18 años o en una edad superior.Durante los últimos cuatro años se ha elevado a los 18años la edad mínima para el reclutamiento voluntarioen las fuerzas armadas de Chile, Corea del Sur,Eslovenia, Italia, Jordania, Maldivas y Sierra Leona.En Nepal, el Tribunal Supremo declaró nula y sin efec-to la ley que permitía el reclutamiento de menores de18 años.
Sin embargo, algunos Estados con un compromisoindudable para poner fin a la utilización de niños y
niñas soldados continúan reivindicando la necesidadde dirigirse a los jóvenes de 16 y 17 años para lograrsu reclutamiento voluntario en sus propias fuerzasarmadas. Algunos insisten abiertamente en anteponerlas necesidades de personal que tienen sus fuerzasarmadas a los derechos de los menores. Las fuerzasarmadas de Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unidono han cedido a los llamamientos para que eleven a los18 años la edad de reclutamiento voluntario, alegandoque afectaría negativamente al número de reclutas dis-ponibles. En Estados Unidos, tras reducirse drástica-mente el número de menores de 18 años que entrabana formar parte del ejército y ante el déficit general en elreclutamiento, se introdujeron incentivos para el alista-miento y se rebajaron los requisitos mínimos relativos alos estudios que debían tener los reclutas.
La resistencia a respetar el espíritu del ProtocoloFacultativo con el fin de llenar las filas del ejército plan-tea interrogantes sobre el valor que se da a la protec-ción de los niños y las niñas. El hecho de dirigirse direc-tamente a menores –que a menudo proceden de entor-nos con carencias y menos opciones educativas y pro-fesionales– resta valor a las afirmaciones oficiales deque el reclutamiento es realmente voluntario.
En otros lugares, la intención expresa de reclutar sólo aquienes hayan cumplido los 18 años se ve debilitadapor la inexistencia de medidas para determinar la edadde los reclutas. Todos los niños y las niñas tienen dere-cho a que se registre su nacimiento, y esta es la prime-ra de las numerosas medidas fundamentales que unEstado debe tomar para crear un marco de protecciónde la infancia. El escaso número de registros de naci-
Informe Global 2008. Edición resumida
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Burundi
Colombia
India
Indonesia
Israel
Nepal
República Democrática del Congo
Uganda
Fuerzas armadas gubernamentales
que utilizan a menores como espías,
informantes o mensajeros:
miento es más frecuente en países pobres afectadospor la guerra y sumamente endeudados, precisamentelos países en los que niños y niñas corren mayor peligrode ser reclutados y utilizados en las fuerzas armadas.
El riesgo de reclutamiento involuntario de menoresdebido al bajo índice de registros de nacimiento seadvirtió en países como Bangladesh, Botsuana,Etiopía, Guatemala, Guinea, India, Kenia y Zambia. EnParaguay, la inexistencia de procedimientos de registrode nacimientos ha facilitado el reclutamiento forzado demenores de tan sólo 12 años. En otros lugares, comoAfganistán y Yemen, los procedimientos inadecuadosde verificación para determinar la edad de los nuevosreclutas han llevado a que probablemente hubiera sol-dados menores de edad integrados en las fuerzas deseguridad.
Es necesario un cambio cultural
A finales de 2007, el Comité de los Derechos del Niñode la ONU había examinado los informes iniciales remi-tidos por 28 Estados Partes en el Protocolo Facultativo.Los exámenes han sido muy reveladores con respectoa la actitud de estos países ante la infancia y hasta quépunto está dispuesto un Estado a proteger a los niñosy las niñas frente al reclutamiento de menores y su par-ticipación en los conflictos. La labor del Comitédemuestra que la aplicación del Protocolo no sólo exigecambios en la legislación. Para que los progresos legis-lativos resulten duraderos al ponerlos a prueba en unasituación de conflicto, crisis o emergencia, los valoresdeben estar arraigados.
Los valores militares se inculcan a menudo en elmarco educativo y recreativo en el que se desarrolla laformación física e intelectual de los niños y las niñas.En un extremo se encuentra Corea del Norte, cuyapolítica de “primero el ejército” se traduce, según infor-mes, en el equivalente a 12 semanas anuales de ins-trucción y otros tipos de formación militar para losestudiantes de enseñanza secundaria. Pero la culturay la formación militares están presentes en la vidaescolar de otros lugares. La formación militar es obli-gatoria para los escolares de países como China, losEmiratos Árabes Unidos, la Federación Rusa, Fiyi,Kirguistán y Venezuela. La presencia de cuerpos decadetes en las escuelas de, por ejemplo, Antigua yBarbuda, Estados Unidos y el Reino Unido puedeintroducir también el militarismo en lugares dedesarrollo y aprendizaje.
El Protocolo Facultativo permite el ingreso de menoresde 18 años en escuelas gestionadas o controladas porel ejército, pero exige que funcionen conforme a losartículos 28 y 29 de la Convención sobre los Derechosdel Niño. En países como Argentina, Bolivia, Brasil,Egipto, la Federación Rusa, Honduras, Israel,Kazajistán, Nicaragua, Perú, Turkmenistán, Ucrania yVietnam se ofrece educación primaria y secundaria enescuelas gestionadas por militares. En algunas escue-las del ejército, los menores llevan uniformes militares,viven en lugares similares a cuarteles y son sometidosa disciplina militar. Algunas ofrecen un plan de estu-dios oficial, mientras que otras proporcionan una edu-cación limitada en la que se realiza una intensa ins-trucción física y se aprende el manejo de armas. Escierto que en muchos casos estas escuelas ocupanvacíos existentes en la educación ofrecida por elEstado y que niños y niñas de familias desfavorecidaspueden en concreto llegar a beneficiarse de ello. Sinembargo, a los Estados no se les debe permitir queeludan su obligación de ofrecer a todos los niños y lasniñas una educación conforme a los objetivos consa-grados en la Convención.
Existen también diversas iniciativas juveniles que pue-den no ajustarse bien al Protocolo Facultativo. ElComité de los Derechos del Niño indicó que no podíaconsiderarse que el programa voluntario para jóvenesexistente en Noruega, la Guardia Nacional, fuese ple-namente conforme al espíritu del Protocolo, pese a lasdiversas salvaguardas que prohíben que los menoresde 18 años reciban instrucción militar de tipo práctico.Las iniciativas para jóvenes existentes en otros luga-res ni siquiera incluyen esas salvaguardas. EnAustralia, Estados Unidos, Georgia, Suecia yUzbekistán, por ejemplo, existen diversos tipos decampamentos de verano para patriotas, cuerpos decadetes y competiciones militares y deportivas en losque se realizan ejercicios militares, se aprende amanejar armas y, en algunos casos, se utiliza arma-mento. Estas actividades ponen en duda las afirmacio-nes de que estos programas motivan a los jóvenes aser mejores ciudadanos y ciudadanas y contribuyenpositivamente a su desarrollo.
En la mayoría de los casos, los menores que asisten aescuelas militares o participan en estas iniciativas notienen obligación formal de alistarse. Sin embargo, esevidente que el contacto desde un primer momento conla vida castrense puede utilizarse para facilitar el reclu-tamiento militar. En Kazajistán, por ejemplo, en torno al
Menores soldados
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65 por ciento de los aproximadamente 4.000 menoresque estudiaron en escuelas militares durante 2005 y2006 se alistaron en el ejército. En Estados Unidos, secalcula que el 40% de los estudiantes que acaban laenseñanza secundaria y han pasado dos o más añosen el Cuerpo de Adiestramiento de Oficiales Juvenilesen la Reserva, en el que pueden participar desde los 14años, acaban alistándose en el ejército. En laFederación Rusa, los menores de entre 12 y 15 años,muchos de ellos huérfanos, que ingresan en escuelaspara cadetes no tienen forma legal de revocar su deci-sión de asistir a ellas o su compromiso de trabajar enel ejército una vez hayan finalizado los estudios.
Una responsabilidad global
El Protocolo Facultativo comprende principios de res-ponsabilidad global que promueven el carácter univer-sal de los derechos humanos. Víctimas y responsablesde graves violaciones de derechos humanos debenpermanecer en el ámbito de las cuestiones jurídicas ymorales, al margen de dónde se hayan producido esosabusos. A partir de otros tratados de derechos huma-nos, el Protocolo Facultativo exige a los Estados
Partes que destinen recursos, energías y voluntad
política para la creación de un programa de recupe-
ración y rehabilitación de ex niños y niñas solda-
dos, y que garanticen la rendición de cuentas de
quienes reclutan y utilizan a menores en hostilida-
des. Ese programa incluye procedimientos de asiloresponsables y adecuados a cada situación, ayuda ycolaboración internacional con los países en donde haymenores que han participado activamente en conflictos
armados, y creación de sólidas protecciones jurídicascontra el reclutamiento de menores y su utilización enhostilidades.
Cuando un ex niño o niña soldado solicita asilo seponen a prueba los valores de responsabilidad global,y nos encontramos con que muchos Estados de todo elmundo carecen de ellos. Entre los problemas que haidentificado el Comité de los Derechos del Niño está elhecho de que no se identifica a los menores que hansido reclutados o utilizados en hostilidades, no se reco-noce esta forma de persecución como un motivo paraconceder el estatuto de refugiado, no se realiza unarecopilación sistemática de información, los funciona-rios de inmigración y otros profesionales pertinentescarecen de la formación necesaria, y los servicios soninsuficientes. En esas circunstancias, los ex niños yniñas soldados pueden quedarse sin ningún tipo deapoyo en un país extraño. También corren peligro deser devueltos al país de origen y, en países comoAustralia e Italia, en donde se detiene a los menoresque solicitan asilo, están expuestos a ser detenidos. ElComité ha hecho notar a los Estados Partes, muchosde ellos europeos, que se espera que se produzcanavances en el desarrollo de procedimientos de asilosensibles a la situación de los ex niños y niñas solda-dos y en el establecimiento de medidas especialespara prestarles asistencia.
El Comité también ha analizado la legislación nacionalque prohíbe expresamente el reclutamiento de meno-res de edad y su participación en hostilidades, incluidoel reclutamiento realizado por terceras partes con el fin
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Niño soldado de la etnia Wa en el grupo de alto el fuego, Ejército Unido del Estado de Wa, en un puesto de control de la región de Wa, Estado
de Shan, norte de Myanmar. © Privado 2004
de llevar a cabo actividades militares. También ha exa-minado las leyes que establecen la jurisdicción extrate-rritorial para los delitos de reclutamiento y utilización deniños y niñas soldados, incluida la incorporación en lalegislación nacional de las correspondientes disposicio-nes del Estatuto de Roma de la CPI.
Aunque muchos gobiernos cuentan con políticas queprohíben el reclutamiento y la utilización de niños yniñas soldados, muy pocos han promulgado leyes pro-hibiendo expresamente la violación de estas disposi-ciones del Protocolo Facultativo. Alemania, Australia yBélgica son algunos de los escasos países que hanintroducido penas para quienes recluten, alisten o utili-cen a menores de 15 años en su propio país o en elextranjero. En Estados Unidos, Noruega y Suecia esta-ba pendiente la aprobación de legislación similar. En elcaso de Noruega se propuso que el reclutamiento oalistamiento de menores de 18 años se pudiese enjui-ciar como crimen de guerra, un criterio más exigenteque el límite de los 15 años de edad establecido en elEstatuto de Roma. En los Estados con legislación alrespecto se ha limitado su aplicación, por ejemplo atiempos de guerra y conflicto armado, o sólo a delitoscometidos por sus propios ciudadanos, o contra ellos,dentro de las fronteras del Estado. Para crear el marcojurídico necesario para poner fin a la impunidad poreste delito es fundamental la promulgación de legisla-ción que tipifique como delito el reclutamiento y la utili-zación tanto en el ámbito nacional como en el extrate-rritorial.
Incluso en los Estados que aún no son Parte en elProtocolo Facultativo este criterio progresivo puede seruna base útil para el diálogo sobre la noción de infan-cia y sobre por qué ni gobiernos ni agentes no estata-les deben considerar aceptable la participación demenores en conflictos armados. En países en dondelos gobiernos pretenden justificar su inacción alegandoque no cuentan con recursos suficientes, puede hacer-se hincapié en las medidas del Protocolo que, para lle-varse a cabo, dependen más de la voluntad políticaque del dinero.
Menores soldados
Rellenaron los formularios y me
preguntaron mi edad, y cuando dije
“16” me abofeteó y me dijo: “Tienes 18.
Responde 18”. Me preguntó otra vez, y
yo dije: “Pero esa es mi edad auténtica”.
El sargento preguntó: “¿Entonces, por
qué te alistaste en el ejército?”, y yo
le respondí: “Contra mi voluntad. Me
capturaron”. Él dijo. “Bien, entonces
mantén la boca cerrada”, y rellenó el
formulario. Yo sólo quería volver a casa,
y se lo dije, pero ellos se negaron. Les
dije: “Entonces, déjenme hacer
solamente una llamada”, pero se
negaron también.
Maung Zaw Oo, describiendo la segunda vez que lo reclutaron por lafuerza en el Tatmadaw Kyi (ejército) en 2005. Myanmar (Birmania).
Dibujo de un ex niño soldado del grupo armado Fuerzas de
Liberación Nacional, Burundi © Coalición 2006
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Aunque se ha reducido el número de Estados quereclutan a menores y los utilizan como soldados, cuan-do se trata de grupos armados no estatales las noticiasson mucho menos positivas. A pesar de que se hanproducido algunos progresos, en lo esencial el panora-ma general continúa sin cambios: el reclutamiento y lautilización de niños y niñas por parte de grupos arma-dos continúa siendo generalizado.
La forma en que los grupos armados utilizan a losmenores apenas ha cambiado. En Afganistán,Burundi, Colombia y la República Centroafricana, porejemplo, se ha recurrido a menores de 18 años parautilizarlos como combatientes y en otras tareas en elfrente. En estos y otros lugares, los grupos armadostambién han utilizado a menores en una serie de tare-as de apoyo que van desde cocinar y hacer de porte-adores hasta llevar mensajes o actuar como vigías oespías. Según los informes, las niñas han sido viola-das y sometidas a otros tipos de explotación y violen-cia sexual por parte de grupos como las FuerzasArmadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lasFuerzas Armadas de las Fuerzas Nuevas, en Costa de
Marfil, diversos grupos armados de la RDC y elEjército de Resistencia del Señor en el norte deUganda. Hasta finales de 2004, grupos extremistashan utilizado en ocasiones a menores para llevar acabo ataques suicidas en Irak y en los TerritoriosPalestinos Ocupados. Este fenómeno ha surgido tam-bién recientemente en Afganistán y Pakistán. En situa-ciones como las de Haití, Kenia y Nigeria, los menoreshan participado activamente en la violencia generadapor motivos políticos mediante su pertenencia a ban-das de delincuentes que políticos y otros agentes utili-zan de vez en cuando con fines políticos.
Avances positivos
El fin de los conflictos en Angola, Liberia y Sierra Leonadurante el último decenio puso freno al reclutamiento yla utilización de menores por parte de grupos armadosde esos países. Los acuerdos de paz firmados enBurundi, Costa de Marfil, la RDC y el Sur de Sudántambién han conllevado una importante disminucióndel reclutamiento, aunque en ningún caso se ha llega-do a la eliminación total de esa práctica.
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Grupos armados:hacer frente al desafío
Niños soldados Mayi Mayi, en Kivu Norte, República Democrática de Congo, 2002. © Privado
Aparte de los procesos de paz, la repercusión de lasmedidas destinadas a prevenir y poner fin al recluta-miento y la utilización de menores por parte de gruposarmados ha sido limitada, ya que sólo han afectado aalgunos grupos y han beneficiado a un número relativa-mente pequeño de niños y niñas. Aunque el valor deestas medidas es innegable, hay que reconocer que noson suficientes si se quiere lograr un cambio demostra-ble en los países afectados por conflictos.
El mecanismo de vigilancia y presentación de informesde la ONU ha hecho que aumente considerablementela información sobre abusos contra menores cometidospor grupos armados y por fuerzas armadas en situacio-nes concretas.4 El principio de mantener contactos congrupos armados con el fin de ofrecer protección a losmenores está ya ampliamente aceptado y ha arrojadoalgunos resultados positivos. Grupos armados deCosta de Marfil y Sri Lanka han accedido a los planesde acción respaldados por la ONU y encaminados aque pongan fin al reclutamiento de niños y niñas solda-dos y desmovilicen a los menores que ya se encuen-tran en sus filas. Dos grupos armados de Myanmar sehan comprometido a poner fin a la utilización de niñosy niñas soldados y otro ha expresado su voluntad deentablar conversaciones con UNICEF.
En el ámbito local, las iniciativas para concienciar sobrelos derechos de los menores, dirigidas a los gruposarmados y a las comunidades en torno a ellos, handemostrado que existen posibilidades de lograr unimpacto en las políticas y prácticas de algunos grupos.Un buen ejemplo de ello es el de los grupos armadosde origen étnico de Myanmar, en donde, aunque elgobierno obstaculizó el trabajo de la ONU, los talleresy la labor de defensa que algunas organizaciones nogubernamentales del país llevaron a cabo con gruposarmados han contribuido a que se produzca un cambiode actitud.
Los grupos armados continúan
reclutando menores
A pesar de los progresos, el panorama general indicaque hay grupos armados que han hecho caso omisodel derecho y las normas internacionales, no cumplen
los compromisos adquiridos, se resisten a la presión ya dejarse convencer o, hasta el momento, han estadofuera del alcance de las iniciativas para poner fin a laparticipación de menores en conflictos y violencia demotivación política.
Hay numerosos ejemplos. Los Tigres de Liberación deEelam Tamil han sido censurados reiteradamente porreclutar y utilizar a menores. Sin embargo, mientras SriLanka se encamina una vez más hacia la guerra total,los informes indican que los Tigres de Liberación conti-núan reclutando a menores y volviendo a alistar a exniños y niñas soldados, aunque en menor cantidad queanteriormente, a pesar de haberse comprometido enrepetidas ocasiones a dejar de hacerlo. El Ejército deResistencia del Señor, conocido por secuestrar y tratarbrutalmente a miles de niños y niñas durante los 22años de conflicto en el norte de Uganda, ha ignoradotenazmente los llamamientos para dejar en libertad alos menores, a pesar de que se están manteniendoconversaciones de paz. En la RDC, grupos leales aLaurent Nkunda, ex jefe de la Unión Congoleña para laDemocracia-Goma respaldada por Ruanda, han conti-nuado utilizando a menores en hostilidades contraotros grupos armados. Algunos de los menores hansido reclutados en campos de refugiados en Ruanda.En Colombia, en donde las iniciativas para lograr la pazse han estancado, varios miles de niños y niñas conti-núan en las filas de las FARC y del Ejército deLiberación Nacional, sin que apenas se adviertan posi-bilidades de que sean liberados.
Otros grupos que actúan en conflictos poco conocidoshan quedado en gran medida al margen del escrutinioy las acciones emprendidas por la comunidad interna-cional. En Tailandia, por ejemplo, el grupo separatistaFrente Nacional Revolucionario-Coordinado, responsa-ble de gran parte de la espiral de violencia existente enlas provincias del sur desde comienzos de 2004, utiliza,según informes, a menores de 18 años para diversasfunciones, como acciones de propaganda y apoyo a lasoperaciones militares. En la India, hasta el momentoesta cuestión se ha librado en gran medida del escruti-nio nacional e internacional, a pesar de los informesque indican que desde 2005 ha aumentado el recluta-miento de menores por parte de grupos maoístas, y de
Menores soldados
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4. El mecanismo de vigilancia y presentación de informes se establece en las situaciones que figuran en los Anexos I y II de los informes del secreta-rio general sobre menores y conflictos armados. Los países que aparecen en el Anexo I (situaciones de conflicto armado de las que se ocupa el Consejode Seguridad) se someten al mecanismo de vigilancia y presentación de informes; los que figuran en el Anexo II (situaciones de conflicto armado delas que no se ocupa el Consejo de Seguridad) sólo se someten al mecanismo si el gobierno correspondiente accede a participar voluntariamente.
los persistentes informes sobre la utilización de niños yniñas soldados por parte de grupos armados enJammu y Cachemira y en estados del noreste.
Se ha demostrado que resulta difícil llegar a una solu-ción en lo que respecta a los grupos que participan enconflictos prolongados de baja intensidad, en los quese ha reclutado y utilizado a niños y niñas soldadosdurante muchos años. Entre estos grupos se encuen-tran el Nuevo Ejército del Pueblo y el Frente Moro deLiberación Islámica, en Filipinas. Aún plantean más difi-cultades los numerosos grupos irregulares —que amenudo tienen objetivos poco definidos y estructurasde mando poco claras— que se fragmentan, se divideno cambian de alianzas y cuyas actividades son con fre-cuencia de naturaleza tan delictiva como política. Estosgrupos son característicos de los conflictos de Chad yla República Centroafricana y están comenzando aaparecer en Colombia.
Los límites de los
planteamientos actuales
Las estrategias actuales han resultado extraordinaria-mente efectivas a la hora de llegar al amplio consensode que las fuerzas armadas no son un lugar adecuadopara los menores. Pero está claro que muchos gruposarmados no comparten esta opinión. Estos grupos hanseguido reclutando y utilizando a decenas de miles deniños y niñas, que han corrido peligro de morir, resul-tar heridos y sufrir violencia sexual. Miles de menorescontinúan en peligro de ser reclutados. Para cambiaresta realidad es necesario hacer un análisis crítico delos límites de los planteamientos actuales y elaborarestrategias para abordar los síntomas y las causassubyacentes.
El marco jurídico internacional prohíbe el recluta-
miento y la utilización de menores de 18 años por
parte de grupos armados no estatales, y tipifica
como delito el reclutamiento y la utilización de
menores de 15 años por parte de fuerzas estatales
y no estatales. Éste es el marco en el que se debeapoyar toda estrategia. De hecho, algunos gruposarmados se han mostrado dispuestos a aceptar lasobligaciones establecidas en las normas internaciona-les, y unos cuantos han cumplido esas obligaciones aldejar en libertad a los menores de 18 años y poner final reclutamiento. La amenaza de procesamiento de laspersonas que recluten y utilicen a menores –muchomás real en 2008 que en 2004– debe contribuir a que
los miembros de los grupos armados tomen concien-cia de las posibles consecuencias de su actuacióndelictiva.
Sin embargo, algunos grupos armados y sus dirigentesparecen dar poca importancia al derecho internacionaly muestran escaso interés en respetarlo. Los imperati-vos militares del grupo y los factores políticos, econó-micos y sociales que causan los conflictos y hacen quelos menores se alisten –a menudo respaldados por lasideas culturales locales sobre la edad en que se alcan-
Informe Global 2008. Edición resumida
Afganistán
Bután
Burundi
Chad
Colombia
Costa de Marfil
Filipinas
India
Indonesia
Irak
Israel / TerritoriosPalestinos Ocupados
Líbano
Liberia
Myanmar
Nepal
Nigeria
Pakistán
República
Centroafricana
Rep. Democrática
del Congo
Somalia
Sri Lanka
Sudán
Tailandia
Uganda
Países en donde había niños y niñas
soldados en grupos armados no estatales:
Cuando los grupos armados reclutan
niños y jóvenes, les hacen prestar
juramento. Una vez que lo han hecho,
ya no se pueden echar atrás porque,
si no, otros miembros los matarán.
Es lo que llaman “halal de sangre”
–homicidio sin culpa– porque castiga
un acto de traición a la religión por un
munafi.
Líder religioso de Pattani entrevistado por la Coalición en 2007,describiendo el reclutamiento de niños y jóvenes por parte de gruposarmados separatistas. Sur de Tailandia.
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za la mayoría– pueden tener más peso que los argu-mentos jurídicos y morales. Y, aunque es prematurovalorar el futuro efecto disuasorio de los procesamien-tos en tribunales internacionales, lo más probable esque los miembros de muchos grupos armados continú-en creyendo que están fuera del alcance de la justiciainternacional y sigan confiando en que no hay muchasposibilidades de ser procesados en el ámbito nacional.
En sus informes periódicos al Consejo de Seguridadsobre menores y conflictos armados, el secretariogeneral de la ONU ha identificado públicamente adeterminados grupos armados, lo que ha animado avarios grupos a abandonar esta práctica y colaborarcon la ONU para prevenirla. El mecanismo de vigilan-cia y presentación de informes ha llevado a una recogi-da de información más sistemática, a centrar la aten-ción y los recursos en situaciones específicas y a crearpuntos de acceso para el establecimiento de un diálo-go por parte de los agentes humanitarios.
No cabe duda de que los logros podrían ser mayores.Por ejemplo, a través de su grupo de trabajo, elConsejo de Seguridad podría ejercer más presiónsobre las partes que figuran en los anexos del informedel secretario general para que elaboren planes deacción y los pongan en práctica. También podría mos-trarse más audaz a la hora de aplicar medidas, inclui-das, cuando corresponda, medidas selectivas, espe-cialmente en relación con las partes –en su mayoríagrupos armados– identificadas en los cinco anexos quese han publicado hasta la fecha. La condena por partede la comunidad internacional puede tener un efectoimportante, y la amenaza de sanciones u otras medi-das selectivas puede al menos limitar el alcance delreclutamiento de niños y niñas.
Sin embargo, estas medidas sólo podrán ser realmen-te efectivas si se combinan con las iniciativas conjuntasde un amplio abanico de agentes gubernamentales yno gubernamentales, nacionales e internacionales, quetrabajen de forma coordinada para convencer a las par-tes en conflicto de que pongan fin a esa práctica, vigi-lar y apoyar el cumplimiento de los compromisos adqui-ridos, y diseñar y poner en práctica medidas para impe-dir futuros reclutamientos.
Las expectativas con respecto a las comunidades pue-den considerarse de un modo similar. Las comunida-des son fundamentales para comprender por qué serecluta a menores y cómo se les puede proteger. La
participación de las comunidades puede ayudar a queaumente la resistencia al reclutamiento de niños yniñas. En algunos casos, la mediación de las comuni-dades ante los grupos armados ha conseguido lograr laliberación de menores y reducir los niveles de recluta-miento. Siempre que sea posible se debe alentar yapoyar activamente la participación de las comunida-des. Sin embargo, en situaciones como las de Irak, SriLanka y el sur de Tailandia, la inseguridad y la violen-cia hacen que las acciones y la organización de lasociedad civil resulten infructuosas. Además, en loslugares en donde se considera que los muchachos enla pubertad ya son adultos o en donde la doctrina isla-mista está arraigada, puede que los miembros de lacomunidad no se opongan a que los menores se rela-cionen con grupos armados.
No existen soluciones rápidas ni fáciles. Hay gruposarmados de muy distinta naturaleza y capacidad, congran variedad de ideologías, objetivos e integrantes yque actúan en entornos diversos que a menudo cam-bian con gran rapidez y son con frecuencia inseguros.Las estrategias deben tener en cuenta que lo quepuede resultar efectivo a la hora de influir en un grupopuede tener escaso efecto en otro, y también debenreflejar la intrincada red de relaciones en torno a esosgrupos, incluidos los vínculos regionales e internacio-nales. Los grupos armados de Chad, la RDC y Sudán,por ejemplo, cuentan con el apoyo material o políticode los gobiernos de países vecinos, algunos de loscuales reciben, a su vez, ayuda económica y para eldesarrollo por parte de segundos gobiernos o de orga-nismos donantes. Se puede presionar a esos gobier-nos y donantes a fin de que utilicen su influencia paraalentar a que se respeten las normas internacionalesde derechos humanos y el derecho internacionalhumanitario.
Abordar el origen del problema
Siempre que sea posible y oportuno deben continuarlos intentos de influir en las políticas y actitudes de losgrupos armados. Los contactos directos e indirectos,la presión política, las medidas selectivas y los proce-samientos pueden tener efecto; sin embargo, debeprestarse mayor atención a la cuestión de dónde reclu-tan los grupos armados a los menores y, sobre todo,por qué.
Mientras continúen existiendo las condiciones que faci-litan el reclutamiento, tal y como ocurre en innumera-
Menores soldados
16 ● www.menoressoldado.org
bles países de todo el mundo, a los grupos armados lesseguirá resultando fácil explotar a los menores. Sonmuchos los niños y las niñas que apenas tienen alter-nativa a unirse a los grupos armados o que puedendefenderse ante ese hecho.
En los lugares en donde persisten las hostilidades, lapobreza, los trastornos sociales y otros factoresambientales crean condiciones en las que los menoresestán sumamente expuestos al reclutamiento. Losniños y las niñas de los campos de refugiados, los des-plazados internos, los menores separados de sus fami-lias y los que viven en zonas rurales empobrecidas y enbarrios marginales de las ciudades corren un mayorpeligro. Los cambios en la dinámica del conflicto pue-den agravar los riesgos. Por ejemplo, los grupos arma-dos intensificaron las campañas de reclutamiento antesde los acuerdos de desarme y cese de hostilidades enBurundi, Nepal y el Sur de Sudán. Como norma, lasestrategias de protección deben dirigirse a los menoresvulnerables a los que se ha identificado y responder alos cambios que pueden afectar al nivel de reclutamien-to de niños y niñas.
Las medidas para prevenir el reclutamiento no sólodebe propiciarlas el conflicto. El Protocolo Facultativoexige que los Estados tomen todas las medidas posi-bles para evitar que los grupos armados recluten y uti-licen a menores de 18 años. El primer paso consiste entipificar como delito estas prácticas en la legislaciónnacional. Aparte de esto, la protección duradera selogra cambiando las condiciones que hacen posible, ocasi inevitable, el reclutamiento, como ocurre con lassituaciones en Chad, la República Centroafricana ySomalia. Gobiernos ineficaces, ausencia de proteccio-nes jurídicas para los menores y de instituciones efec-tivas para hacerlas cumplir, pobreza, discriminación,exclusión social y política, falta de acceso a la educa-ción y a la formación profesional y posibilidades limita-das de ganarse la vida son factores que crean las con-diciones para el reclutamiento.
También resulta más probable que los menores sevean arrastrados hacia grupos armados tras habersufrido violaciones de derechos humanos u otras for-mas de violencia, incluida la doméstica. Los gobiernosy las sociedades que no dan prioridad a la promoción yprotección de los derechos de los niños y niñas –tantoeconómicos, sociales y culturales como civiles y políti-cos– son también responsables de que los menoresacaben engrosando las filas de los grupos armados.
Informe Global 2008. Edición resumida
Vimos a nuestros hijos en la planta
superior de las oficinas [del partido
político Karuna]. Éramos tres madres
de niños que habían sido llevados allí.
Los niños nos hicieron señas de que
nos marcháramos o los golpearían.
Madre de un niño secuestrado por el grupo Karuna,octubre de 2006. Sri Lanka.
Ex menores soldados, Bujumbura. © AI
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Al igual que ocurre con el reclutamiento para las fuer-zas armadas, la educación merece especial atención,ya que las escuelas pueden formar parte del problemay, a la vez, de la solución. Al negárseles una educaciónadecuada, los menores que abandonan los estudios noestán preparados para lograr un empleo en el mundomoderno y están más expuestos al reclutamiento porparte de grupos armados.
Las escuelas son lugares idóneos para el reclutamien-to de menores, que a menudo se lleva a cabo de formaforzada y masiva, lo que constituye un vergonzosoabuso. También hay cada vez más indicios de que losgrupos armados utilizan las escuelas para adoctrinar alos menores, alentarlos a que se conviertan en volunta-rios e identificar a los candidatos adecuados para suadiestramiento y reclutamiento. Según los informes,grupos armados de Bangladesh y Pakistán han recluta-do a menores en las madrasas (escuelas religiosasislámicas). En el caso de Pakistán, estos menores hanparticipado en ataques suicidas tanto en ese país comoal otro lado de la frontera con Afganistán. En el sur deTailandia, al parecer se utilizan escuelas y mezquitaspara adoctrinar a niños y niñas desde los seis años de
edad y enseñarles una versión de la historia y el islamque respalda los objetivos políticos y militares delFrente Nacional Revolucionario-Coordinado y alienta el“voluntariado” de los adolescentes. Según los informesrecibidos, grupos armados de Líbano y los TerritoriosPalestinos Ocupados organizan campamentos deverano y otras actividades extraescolares para jóvenesque, aunque no tienen forzosamente un carácter abier-tamente militar, pueden generar vínculos con los gru-pos armados y lealtad hacia ellos.
El peligro de que la educación se convierta en unaherramienta para el reclutamiento por parte de gruposarmados se agudiza en las situaciones en que el siste-ma educativo público es insuficiente. En estas circuns-tancias pueden prosperar las alternativas no regladasque ofrecen planes de estudios limitados con, en algu-nos casos, contenidos sectarios o islamistas. EnIndonesia se está siguiendo un innovador enfoque paraabordar el problema en Sulawesi Central, en donde elgrupo armado islamista Jemaah Islamiyah goza deconsiderable influencia en determinados internadosreligiosos. Las autoridades han iniciado un experimen-to para crear un modelo de escuela religiosa que animea los estudiantes a alejarse de las escuelas radicales ydisminuyan las posibilidades de que sean reclutadospor grupos extremistas.5 Aunque es demasiado prontopara evaluar su éxito, y a pesar de las dudas sobre latransparencia y equidad del programa, este tipo deplanteamientos es digno de tener en cuenta.
Aunque los gobiernos son los principales responsablesde garantizar la protección de los menores y prevenirsu reclutamiento en los grupos armados, éste debe serun tema prioritario para quienes participan en la protec-ción de los derechos humanos, el trabajo humanitario,el desarrollo, la prevención de conflictos y la consolida-ción de la paz en situaciones de posconflicto. Debefigurar de forma expresa en los mandatos de todos losimplicados en esta cuestión. Sólo a través del esfuerzocolectivo podrán erigirse barreras sólidas y duraderasque protejan a los menores de su reclutamiento en gru-pos armados.
Menores soldados
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5. International Crisis Group: Indonesia: Tackling Radicalism in Poso, 22 de enero de 2008.
Ex niño soldado, mutilado como consecuencia de haber pisado una
mina. Centro de rehabilitación World Vision, Gulu, norte de
Uganda. © Jake Price 2005
Durante los últimos cuatro años han culminado diver-sos programas importantes de desarme, desmoviliza-ción y reintegración de menores y adultos, lo que ha lle-vado a la liberación de decenas de miles de niños yniñas. Muchos miles más han huido, han sido captura-dos o se las han arreglado para volver a sus casas. Enpaíses como Afganistán, Colombia y Sri Lanka, endonde persisten las hostilidades, han continuado lasiniciativas para liberar a menores que se encontrabanen fuerzas combatientes y apoyar su reintegración. Sehan creado nuevos programas de DDR de menores enChad y en la República Centroafricana, entre otros paí-ses. En general, sin embargo, las iniciativas son insufi-cientes, y muchos menores no han recibido la asisten-cia necesaria para lograr regresar a sus familias ycomunidades.
La mayor parte de los programas de desarme, desmo-vilización y reintegración de los últimos 10 años sehan llevado a cabo en el África subsahariana con
apoyo de operaciones de mantenimiento de la paz. Apartir de estas y otras experiencias existe abundanteinformación sobre la identidad de los niños y niñasque se encuentran en fuerzas combatientes, así comode sus necesidades y prioridades una vez que regre-san a la vida civil. Aunque los Principios de Parísengloban mucho de lo aprendido durante los últimosaños sobre cómo llevar a cabo con éxito programasde DDR para menores, este conocimiento aún debeaplicarse plenamente.
Desmovilización durante
los conflictos
La desmovilización de menores durante los conflictossupone el mayor desafío. A pesar de las excelentes ini-ciativas de organismos de la ONU, ONG y otras entida-des, en raras ocasiones se han producido antes del finde las hostilidades liberaciones a gran escala de meno-res que se encontraban en fuerzas o grupos armados.
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Desarme, desmovilización y reintegración (DDR)
Un ex niño soldado habla con un consejero profesional en un centro de rehabilitación en Beni, República Democrática del Congo.
© Christian Relief Network 2005
Las dificultades para entrar en contacto con ellos y lafalta de seguridad constituyen importantes obstáculospara la liberación de menores soldados durante el con-flicto. En julio de 2006, el asesinato de un trabajador deuna ONG en la República Democrática del Congo –quemurió mientras intentaba lograr la liberación de niños yniñas soldados en Kivu Septentrional– puso de relievelos peligros a que están expuestos los defensores y lasdefensoras de los derechos humanos. Los continuosenfrentamientos en Chad y Colombia han impedido quelos menores regresen con sus familias. Tras quedar enlibertad, muchos se han visto obligados a permanecerdurante meses en centros de tránsito o en institucionesde protección y asistencia social para menores.
Los antecedentes indican que, cuando un conflictocontinúa, es probable que los imperativos políticos ymilitares dicten la fluctuación del reclutamiento, perola presión sistemática puede lograr algunas mejoras.En Sri Lanka, un plan de acción de 2003, la amenazade medidas selectivas y el diálogo en curso con losTigres de Liberación de Eelam Tamil han llevado auna disminución del índice de reclutamientos y libera-ciones de menores de 18 años. Sin embargo, la ten-dencia en el reclutamiento se vio condicionada, almenos en parte, por la dinámica del conflicto y lospropios ciclos de adiestramiento de los Tigres deLiberación de Eelam Tamil. También han continuadoexistiendo dificultades a la hora de comprobar lasituación de los menores liberados. En Chad, endonde se calcula que en octubre de 2007 había entre7.000 y 10.000 menores en las fuerzas y los gruposarmados, un acuerdo adoptado por el gobierno cha-diano para dejar en libertad a menores que permane-cían en el ejército nacional llevó a la liberación devarios cientos de ellos. Sin embargo, los obstáculoscon los que se ha encontrado UNICEF para acceder ala mayoría de las instalaciones militares han dificulta-do que se produzcan más liberaciones. Todas las par-tes combatientes han continuado reclutando a meno-res en función de las necesidades militares.
En otras situaciones, los grupos armados han impues-to condiciones inaceptables para dejar en libertad a losmenores. En la RDC, por ejemplo, grupos armados deIturi se han negado a liberar a los menores a menosque el gobierno ceda a sus peticiones de amnistía. Lasmilicias vinculadas al Ejército de Liberación Popular de
Sudán aumentaron el reclutamiento de menores en2005 para reafirmar su capacidad ofensiva y podernegociador antes de integrarse en el ejército del Sur deSudán.
Estas y otras dificultades no deben impedir que seintente liberar a los menores que se encuentran en gru-pos armados o se envíen observadores internacionalesde derechos humanos si parece probable que no sepodrá ofrecer otra protección efectiva. Sin embargo, larealidad muestra que los resultados más concretos seconseguirán con el fin del conflicto, lo que refuerza lanecesidad urgente de llegar a soluciones pacíficas eincluir en los acuerdos de paz disposiciones concretassobre proyectos de desarme, desmovilización y reinte-gración de niños y niñas. En esos textos también debeincluirse que los niños y las niñas soldados estaránexentos del reclutamiento en el futuro.
Niñas soldados:
continúan excluidas
La participación de las niñas en fuerzas combatientesestá ampliamente reconocida en combate, realizandootras tareas y como víctimas de esclavitud sexual, vio-lación y otras formas de violencia sexual. Diversasresoluciones del Consejo de Seguridad han destacadola necesidad de tener en cuenta las necesidades y vul-nerabilidades especiales de las niñas afectadas porconflictos armados, incluidas las menores que formanparte de fuerzas combatientes.6 En 2007, los Principiosde París reafirmaron expresamente la importancia deprestar atención a las necesidades de las niñas duran-te los procesos de DDR.
La existencia de niñas soldados se puso de manifiestodurante el periodo posterior a los conflictos armados deAngola y Mozambique de la década de 1990. Desdeentonces, las niñas soldados han estado presentes encasi todos los conflictos no internacionales. Sin embar-go, las cifras de los programas nacionales de DDRreflejan que el número de niñas que participan en elloses extraordinariamente bajo, con niveles que oscilanentre el 8 y el 15 por ciento de esas niñas. En Liberia,en torno a 3.000 niñas soldados fueron desmovilizadasoficialmente a través del proceso de DDR que finalizóen noviembre de 2004. Sin embargo, nada menos que8.000 quedaron excluidas o no se registraron y, por lo
Menores soldados
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6. Resoluciones del Consejo de Seguridad 1314 (2000), 1325 (2000), 1379 (2001), 1460 (2003).
tanto, no recibieron el consiguiente apoyo. Una situa-ción similar se produjo en la RDC, en donde solamen-te 3.000 niñas (en torno al 15% del número total deniñas que se calcula que participaron en el conflicto)estaban oficialmente desmovilizadas a finales de 2006,al concluir el programa nacional de DDR. Miles deniñas que regresaron a sus hogares de forma extraofi-cial no recibieron apoyo para su reintegración.
Las razones por las que las niñas no han participado enlos procesos oficiales de DDR son complejas. Ennumerosos conflictos de África, las muchachas hansido retenidas porque realizan útiles funciones deapoyo o se las considera como “esposas”. El Ejércitode Resistencia del Señor, por ejemplo, se ha negado adejar en libertad a unas 2.000 mujeres y a sus hijos ale-gando que son esposas e hijos de combatientes.Puede que las propias muchachas no deseen que selas identifique como niñas soldados por temor a sufrirel rechazo de sus familias y comunidades, tras consi-derarse que han “perdido valor” por haber tenido rela-ciones sexuales. A consecuencia de ello, muchas hanregresado a sus comunidades de modo extraoficial, sinque se hayan cubierto sus necesidades médicas, eco-nómicas y psicosociales.
La orientación militar de muchos programas de DDR–que conllevan el registro y la identificación oficialcomo parte de una fuerza combatiente– supone en símisma un importante obstáculo para la participación deniñas soldados. Al no tenerlas en cuenta durante laetapa de desmovilización, muchas niñas quedan almargen del apoyo para la reintegración.
Se sabe que las niñas soldados que regresan a sushogares tienen múltiples necesidades, como atenciónmédica especializada para las lesiones físicas resultan-tes de la violación o las infecciones consecuencia deenfermedades de transmisión sexual, y apoyo psicoso-cial para hacer frente a la realidad de la violación y alposterior trauma de verse rechazadas por la familia o la
Informe Global 2008. Edición resumida
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Alemania
Armenia
Australia
Austria
Bangladesh
Barbados
Bolivia
Canadá
Chad
Cuba
Estados Unidos de
América
Federación Rusa
Guatemala
Irlanda
Jordania
Luxemburgo
Myanmar
Nueva Zelanda
Países Bajos
Paraguay
Reino Unido
Rep. Democrática
del Congo
Somalia
Sudán
Uganda
Yemen
Fuerzas armadas gubernamentales de las
que se tiene constancia que cuentan con
menores en sus filas:
Tengo dolores por la violación, como si
tuviera heridas por dentro, y temo estar
enferma. Me gustaría que me hicieran
pruebas, pero no hay nadie que me
ayude. Me hicieron pruebas en el centro
de recepción de Gulu, pero no me dijeron
los resultados. El médico dice que es
mejor no saberlos.
Muchacha de 17 años secuestrada por el Ejército de Resistencia del Señor. Uganda.
Ex niña soldado con un bebé al que dio a luz mientras estaba en un
grupo armado, República Democrática del Congo. © AI 2006
comunidad. Las niñas que regresan pueden necesitartambién apoyo sobre si deben abandonar o mantenerlas relaciones establecidas mientras estaban entre lastropas. Las madres adolescentes y los bebés nacidos aconsecuencia de una violación en situaciones como lasde Liberia, la República Democrática del Congo yUganda están especialmente expuestas al rechazo.
Las necesidades de las niñas soldados deben anali-zarse teniendo en cuenta contextos más amplios decomplejas desigualdades y discriminación de géneroque están muy arraigadas; esas situaciones precedenal conflicto, facilitan los abusos contra los derechoshumanos de mujeres y niñas durante las hostilidadesy persisten una vez finalizadas. Debe prestarse aten-ción al hecho de que algunas niñas soldados se alis-tan para escapar de los abusos sexuales, el matrimo-nio forzado o una vida de servidumbre doméstica. Lascaracterísticas de discriminación de género, explota-ción sexual y abuso específicas de cada situacióndeben ser objeto de un análisis detallado para identifi-car la vulnerabilidad concreta de las niñas y el tipo dediscriminación que sufren en las comunidades a lasque regresan. El conocimiento de estas realidadesdebe ir asociado a programas que identifiquen a lasniñas a través de canales menos formales y apoyen sureintegración sin que tengan que regresar a situacio-nes en las que sufran nuevas formas de rechazo, vio-lencia o explotación.
Hacer frente a las necesidades
de los niños y niñas durante
los procesos de DDR
Un error que se repite a menudo es la incapacidad dereconocer el hecho comprobado, y actuar con respec-to a él, de que muchos niños y niñas no se registran enlos programas oficiales de DDR. Ante el miedo alrechazo, miles de menores soldados –especialmentelas niñas– prefieren no revelar su identidad como talespor lo que no se registran en los programas de DDR.El problema puede verse agravado por la dinámicapropia de cada país. En Colombia, por ejemplo, los cri-terios restrictivos para acceder al programa de DDRgestionado por el gobierno han excluido de formaefectiva a muchos ex niños y niñas soldados, incluidoslos liberados por sus jefes o los que escaparon y con-siguieron volver a sus hogares. En la RDC, los casosde los que se tuvo constancia en 2007 parecen indicarque jefes que temían ser procesados por reclutamien-
to de menores abandonaron a algunos niños y niñassoldados mientras iban de camino a los centros dedesmovilización. Los menores que lucharon al otrolado de la frontera son especialmente vulnerables. Porejemplo, de los alrededor de 2.000 menores guinea-nos que al parecer participaron en el conflicto armadode Liberia sólo 29 fueron oficialmente desmovilizadosy repatriados a Guinea.
Además, la experiencia ha demostrado que las necesi-dades de los niños y las niñas con respecto a la reinte-gración se satisfacen mejor con programas comunita-rios y que intentan prestar apoyo a una amplia variedadde menores afectados por la guerra. Estos programaspueden ayudar a evitar el posterior rechazo y resenti-miento hacia los niños y las niñas soldados y, al ocupar-se de necesidades más amplias, contribuyen de modomás efectivo a la recuperación de los menores, susfamilias y sus comunidades tras el conflicto. Sin embar-go, este modelo no se ha aplicado sistemáticamente.
Mientras se negocian acuerdos de paz o de alto elfuego, la presión para poner fin a las hostilidades ydesarmar a los combatientes marca el ritmo y losaspectos esenciales de la planificación de los progra-mas de DDR y, en ocasiones, las soluciones a cortoplazo derivadas de los programas dirigidos a adultoshan prevalecido sobre los programas comunitarios alargo plazo. Por ejemplo, al parecer en Nepal se hizocaso omiso de los principios de mejores prácticas paraprogramas de DDR destinados a menores, dado quecientos de niños y niñas soldados permanecieron enacantonamientos durante más de un año tras el acuer-do de paz firmado entre el gobierno y el PartidoComunista de Nepal (PCN-Maoísta). Los programascomunitarios fueron demasiado escasos y tardíos paraayudar a todos los menores vinculados al brazo arma-do del PCN-Maoísta. A pesar de lo aprendido enLiberia y Sudán en relación con el tipo de problemassurgidos al dar a los menores dinero en efectivo, losinformes indican que se les proporcionó dinero desti-nado a los adultos combatientes. Las ONG observaronque en las comunidades existía resentimiento hacialos niños y las niñas soldados que regresaban.
En Nepal y en otros lugares es necesario que todos losagentes implicados analicen por qué se han continua-do ignorando todos los principios acordados para losprogramas de DDR de menores y creen mecanismospara garantizar que esto no se vuelve a producir en elfuturo.
Menores soldados
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Apoyo a largo plazo
para la reintegración
La reintegración de niños y niñas soldados es un pro-ceso a largo plazo que pretende ofrecer a los menoresretornados alternativas viables a la participación enconflictos armados y ayudarles a reanudar su vida enla comunidad. Existe un acuerdo tácito sobre los ele-mentos de la reintegración, que incluyen la reunifica-ción familiar (o planes de vida alternativos si esto no esposible), apoyo psicosocial, educación, formación pro-fesional y proyectos para obtener ingresos. Sin embar-go, en raras ocasiones se consigue financiación conti-nua para ofrecer apoyo a largo plazo. La falta de finan-ciación, combinada con la planificación deficiente y latendencia a dar más importancia a la desmovilizaciónque a los objetivos de reintegración a largo plazo, hancontinuado debilitando las posibilidades de que losmenores consigan regresar con éxito a la vida civil.
La división artificial de tareas y financiación entre lafase de emergencia, la recuperación durante el pos-conflicto y el desarrollo puede contribuir a que la rein-tegración no sea efectiva. Por lo general, la financia-ción de los programas nacionales de DDR se ha dirigi-do a la desmovilización inmediata después del conflic-
to y al apoyo a la reintegración a corto plazo, normal-mente durante un periodo de un año. Aunque los orga-nismos de protección de la infancia han ofrecido apoyolocal para programas de reintegración posteriores alproceso inicial de DDR, en raras ocasiones se consi-gue la financiación necesaria para prestar apoyo alargo plazo.
Se han recibido informes de recursos insuficientespara la reintegración a largo plazo en Afganistán,Burundi, Costa de Marfil, Liberia y el Sur de Sudán. EnGuinea, en 2004 habían completado la formación,como parte del programa de desmovilización, en tornoa 350 miembros (personas adultas y menores) de mili-cias civiles respaldadas por el gobierno que estabanactivas durante 2000 y 2001. Miles de personas más,muchas de ellas reclutadas cuando eran menores, nose habían beneficiado del programa por falta de fon-dos. En la RDC, la deficiente planificación, la malagestión y la financiación a corto plazo, que llegó conretraso y de forma impredecible, hicieron que en tornoa 14.000 ex niños y niñas soldados quedasen exclui-dos del apoyo a la reintegración. A finales de 2006,unos cuatro años después del inicio del programa,cerca de la mitad de los 30.000 menores desmoviliza-dos no había recibido asistencia para la reintegración
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Niños y niñas en un grupo de una comunidad local junto a un campo militar en Bouaké, norte de Costa de Marfil. © Coalición 2006
y la financiación internacional prácticamente habíacesado.
Si se van a abordar en serio las necesidades de reinte-gración de los ex niños y niñas soldados hay queaprender de lo ocurrido en estas situaciones. Debenasignarse más recursos a programas comunitarios quese preocupen de las necesidades de los niños y niñassoldados retornados pero que estén diseñados parabeneficiar a todos los menores afectados por el conflic-to. Con respecto a las niñas, deben elaborarse conesmero programas de promoción específicamente rela-cionados con el género, que incluyan disposicionessobre los hijos de las niñas soldados, estén respalda-dos por recursos económicos asignados expresamentey formen parte integral de los programas de DDRdesde su inicio, que también contarán con financiaciónpara la reintegración sostenible con el fin de abordarsus complejas necesidades físicas, psicosociales yeconómicas.
Niños y niñas soldados:
un punto débil de los programas
de DDR
A pesar de todo el conocimiento que se ha adquirido, elplanteamiento de que las fuerzas combatientes estánintegradas por hombres adultos ha seguido llevando aque, para formar parte de un programa de DDR, seestablezcan unos requisitos que excluyen a las niñas ya los menores que no van armados. Esto nos muestra
que las personas adultas que diseñan los proyectos deDDR no son conscientes de que en determinados con-flictos participaron menores (niños y niñas) que cum-plieron muy diversas funciones, lo que hace que en losprogramas de DDR resultantes no se incluyan disposi-ciones sobre ellos.
En la República Centroafricana, por ejemplo, de loscasi 7.500 combatientes que formaron parte del progra-ma de DDR que finalizó a comienzos de 2007 sólo 26eran menores (casi todos niños), a pesar de que sesabía que la cantidad de niños y niñas que habían par-ticipado en el conflicto armado había sido superior. EnIndonesia, el programa de DDR posterior al acuerdo depaz firmado en Aceh en 2005 no tomó medidas para laliberación y reintegración de los niños y las niñas sol-dados, a pesar de los indicios de que participaban acti-vamente en las fuerzas armadas indonesias y en elgrupo armado de oposición Movimiento Aceh Libre.
En otros lugares, el hecho de que los gobiernos noadmitan el problema o, en algunos casos, nieguencategóricamente su existencia significa que no seprevé prestar asistencia tras la liberación ni apoyar alos ex niños y niñas soldados. En Myanmar, a pesar dela creación de un Comité para Prevenir elReclutamiento de Niños Soldados y otras iniciativaspropugnadas por el gobierno para poner fin al recluta-miento, hasta el momento las autoridades no han per-mitido la verificación independiente de cuántos meno-res se encuentran en las filas de sus fuerzas armadas.Además, en ese país no existen disposiciones sobreDDR en relación con los menores vinculados a gruposarmados. En países como India, Tailandia y Uganda, apesar de que, según los informes, los grupos armadosreclutan y utilizan a menores, no se presta apoyo oficialpara la liberación y reintegración de los niños y lasniñas. El apoyo, donde existe, lo ofrecen las ONG.
Los datos apuntan a que, cuando se desarrolla un con-flicto armado, es probable que los menores participenen él. Esto debe reflejarse en la planificación de losprogramas de DDR desde el principio. Las partes impli-cadas en este tema, incluidos gobiernos, donantes yorganismos internacionales que participan en la elabo-ración y puesta en práctica de los programas, debenvigilar de cerca los futuros proyectos de DDR paragarantizar que se aplican principios consensuados ycuyos resultados se hayan comprobado previamente.
Menores soldados
Ahora tengo 14 años. Estuve con el
LURD durante dos años, en 2003 y 2004.
Tenía que acarrear armas y municiones
para ellos. Me golpeaban. No me daban
de comer. Nunca había oído hablar de
ello, y entonces terminó. No participé
en los programas de desarme y
desmovilización porque no sabía
si podía hacerlo.
Esther, ex miembro de Liberianos Unidos por la Reconciliación y laDemocracia (LURD). Liberia.
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Poner fin a la impunidad
El compromiso de la comunidad internacional deemprender acciones contra personas que reclutan y uti-lizan a menores soldados se ha demostrado claramentea través de la actuación de la Corte Penal Internacional(CPI) y del Tribunal Especial para Sierra Leona.
La inclusión de cargos de reclutamiento forzado y utili-zación de niños y niñas soldados en las órdenes dedetención dictadas por la CPI en 2005 –las primerashasta la fecha– contra miembros destacados delEjército de Resistencia del Señor, otorga el reconoci-miento debido a uno de los delitos característicoscometidos durante el conflicto de Uganda. El primer jui-cio ante la CPI, el del dirigente de un grupo armadocongoleño, Thomas Lubanga Dyilo, por cargos de alis-tamiento, reclutamiento y utilización de menores de 15años para su participación activa en hostilidades,marca el comienzo de la senda hacia la justicia para losex niños y niñas soldados de ese país.
Las condenas que el Tribunal Especial para SierraLeona impuso en junio de 2007 a tres miembros del
Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas fue-ron las primeras dictadas por un tribunal internacionalpor cargos relacionados con el reclutamiento y la utili-zación de menores. En agosto de ese mismo año sedictó un cuarto veredicto de culpabilidad contra unmiembro de las Fuerzas de Defensa Civil respaldadaspor el gobierno, mientras continuaba juzgándose amiembros del Frente Revolucionario Unido por delitoscomo el reclutamiento de niños y niñas soldados. Elprocesamiento ante el Tribunal Especial de CharlesTaylor, ex presidente de Liberia y principal impulsor delFrente Revolucionario Unido, constituye otro punto departida al ser la primera vez que un ex jefe de Estadoha sido procesado por el delito de reclutamiento demenores.
Los abusos cometidos contra menores también se hanconvertido en un asunto a tener en cuenta para lascomisiones de la verdad, varias de las cuales se hanocupado de los niños y las niñas soldados. Al hacerlohan ofrecido a niños y jóvenes una tribuna para contarsus propias historias, y han contribuido a que se entien-
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Niñas soldados junto a otras personas reunidas en un acto del Partido Comunista de Nepal (maoista) en Tila, distrito de Rolpa, Nepal.
© Marcus Bleasdale 2005
dan mejor sus experiencias y se comprenda cómo ayu-darles a que se recuperen y cómo proteger a los meno-res en el futuro.
La importancia de las
investigaciones y los
procesamientos nacionales
La CPI y otros tribunales especiales o mixtos (tribuna-les conjuntos nacionales e internacionales) continuarándesempeñando una importante función en las situacio-nes en que las autoridades nacionales carecen decapacidad o de voluntad para enjuiciar crímenes deguerra y otras graves violaciones de derechos huma-nos. Sin embargo, para que los procesamientos no selimiten a unas cuantas personas en un puñado de paí-ses, deben alentarse y apoyarse los procesos naciona-les ante los tribunales de cada país.
En los últimos años se ha prestado cada vez más aten-ción a la reforma del sector judicial en el contexto de lasiniciativas internacionales de consolidación de la paz.Sin embargo, los casos de procesamientos nacionalesrelacionados con niños y niñas soldados son escasos.En uno de los dos únicos casos en que se sabe que se
ha celebrado un juicio en el ámbito nacional los resulta-dos fueron poco satisfactorios. Los observadores queasistieron al juicio militar celebrado en la RDC en 2006contra Jean-Pierre Biyoyo, ex dirigente de un grupoarmado, por el reclutamiento de facto de niños y niñasinformaron de que el tribunal no pudo garantizar la pro-tección física ni psicosocial de los menores que compa-recieron como víctimas o testigos, y que los niños y lasniñas presentes en las vistas corrían peligro.7 Un apuntepositivo lo constituye el hecho de que, en el juicio que seestá celebrando en la RDC contra un ex jefe de un grupode autodefensa local (Mai-Mai) por cargos que incluyenel reclutamiento de menores, los informes indican que sehan tomado diversas medidas para ayudar a los meno-res que participan en el juicio y proteger su identidad.
Si se quieren cumplir las normas internacionales, esnecesario ofrecer un apoyo técnico y económico con-siderable para la celebración de juicios nacionales enpaíses con sistemas de justicia ya débiles que se hanvisto aún más degradados por el conflicto. Esto esespecialmente importante si en el proceso participanmenores, incluidos ex niños y niñas soldados.
La voluntad política es igualmente importante. Lasamnistías o los acuerdos a los que se llega para recom-
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7. Véase Redress Trust: Victims, Perpetrators or Heroes? Child Soldiers before the International Criminal Court, septiembre de 2006,www.redress.org. Posteriormente, Jean-Pierre Biyoyo se fugó de la cárcel y regresó a Bukavu como integrante de una delegación oficial de las fuer-zas armadas de la RDC.
Monumento a la paz en Kono, antigua fortaleza del grupo armado Frente Unido Revolucionario, Sierra Leona. © Coalición 2005
Informe Global 2008. Edición resumida
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pensar a personas que ocupan cargos en el gobierno olas fuerzas armadas pueden debilitar los intentos deabordar la impunidad. En Colombia, por ejemplo, existíael temor de que la legislación que protegía a ex parami-litares respaldados por el gobierno frente a la obligaciónde revelar información sobre sus actividades, podríaimpedir que miembros de esos grupos fuesen procesa-dos por sus delitos, incluido el reclutamiento y la utiliza-ción de niños y niñas soldados. Las amnistías paradelitos reconocidos en el derecho internacional nodeben permitirse bajo ninguna circunstancia.
Los problemas planteados por la capacidad y la volun-tad política en el ámbito nacional son fundamentalespara la viabilidad del acuerdo sobre rendición de cuen-tas y reconciliación que el gobierno de Uganda y elEjército de Resistencia del Señor firmaron en junio de2007 y que se amplió en febrero de 2008 en un apén-dice a dicho acuerdo. En él se establece que una salaespecial del Tribunal Superior de Uganda procesará alos responsables de crímenes de guerra u otros delitossistemáticos contra civiles. Propuesto como una alter-nativa al procesamiento de los dirigentes del Ejércitode Resistencia del Señor ante la CPI, algo que esa for-mación ha considerado sistemáticamente como unobstáculo para la paz, un proceso nacional podríareportar algunos beneficios. Si las partes en conflictodemuestran su compromiso real de que los responsa-bles rindan cuentas, el acuerdo ofrece la posibilidad dealcanzar la paz y la justicia. Sobre todo, tambiénpodría preparar el terreno para la liberación de losaproximadamente 2.000 menores y mujeres que, alparecer, continúan en campos del Ejército deResistencia del Señor del este de la RDC y Sudánmeridional.
Sin embargo, para que los juicios nacionales comple-menten de manera creíble los celebrados ante la CPIdeben cumplir las normas internacionales para un juiciocon las debidas garantías e imponer las penas adecua-das. Bajo ninguna circunstancia se debe recurrir a lapena de muerte. Hasta el momento no hay garantíasde que se vayan a cumplir estas condiciones.
El alcance de los
procesamientos
Los procesamientos no deben centrarse únicamenteen el reclutamiento y la utilización de niños y niñas sol-dados, excluyendo otros delitos cometidos contramenores. Con este planteamiento se corre el peligro de
estigmatizar a los menores soldados y se pasa por altoel tipo más amplio de abusos sufridos por los menoresen situaciones de conflicto. Por estas razones se hacuestionado en algunos sectores el hecho de que loscargos presentados por la CPI contra Thomas Lubangase hayan centrado exclusivamente en los niños y lasniñas soldados. A fin de cuentas, está ampliamentereconocido que la Unión de Patriotas Congoleños, elgrupo armado que dirigía, ha cometido muchos otrosdelitos graves contra menores, y también contra perso-nas adultas, como asesinato, tortura y violencia sexual.En las posteriores actas de acusación formal dictadaspor la CPI contra otros dos sospechosos congoleños,Germain Katanga y Matieu Ngudjolo Chui, figuraba unabanico de cargos más amplio.
Los niños y las niñas soldados sufren a menudo unaserie de abusos extremadamente traumatizantes,como malos tratos y tortura, violación y otros tipos deviolencia sexual. Muchos otros menores sufren abusossimilares en los conflictos armados. Los procesos judi-ciales deben ocuparse del amplio espectro de víctimasmenores de edad y de los abusos a los que son some-tidos, incluida la violencia sexual.
Vivía en Foya cuando entraron las tropas
gubernamentales. Me quedé con ellas de
1999 a 2003. Me capturaron junto con
otras niñas. En total éramos ocho.
A todas nos utilizó este comandante,
que nos violó a las ocho. Ahora tengo
problemas de estómago. Me han dicho
que tengo una infección, pero cuando
tomo la medicina no me encuentro mejor.
Durante el programa de desarme,
desmovilización y reintegración yo
estaba en mi pueblo en busca de
medicina tradicional, así que me lo perdí.
Aún no estoy bien del todo.
Faith, ahora de 18 años, tenía 13 cuando fue capturada por tropasgubernamentales. Liberia.
Menores soldados
28 ● www.menoressoldado.org
Comisiones de la verdad y otros
sistemas no judiciales
Las comisiones de la verdad, que en la actualidad sonun elemento asentado de la justicia transicional, hanido reconociendo cada vez más la importancia de ocu-parse de los menores. Diseñadas más como comple-mento que como alternativa a los juicios, la naturalezano judicial, menos formal y más participativa de lascomisiones de la verdad hace que se consideren espe-cialmente adecuadas para la participación de menoresy para abordar los delitos de los que han sido víctimas.La sala de un tribunal puede resultar un foro intimidato-rio para los menores, y pocos pueden participar en pro-cesos judiciales oficiales. A menudo sus experienciasno se cuentan, o al menos no con sus propias palabras,y con frecuencia no están bien documentadas ni secomprenden del modo adecuado. Las comisiones de laverdad también buscan las causas y las consecuenciasde los abusos, y pueden recomendar reformas y medi-das sociales y económicas destinadas a reparar eldaño que también pueden abordar conceptos másamplios de justicia.
Varias comisiones de la verdad han dedicado capítulosde sus informes finales a los menores. La Comisión dela Verdad y Reconciliación de Sierra Leona fue, sin
embargo, la primera con el mandato explícito de pres-tar “especial atención” a las experiencias sufridas porlos menores durante el conflicto,8 y la primera quecontó con su participación. Su informe final, que se hizopúblico en octubre de 2004, dio testimonio de la grancantidad de errores jurídicos, institucionales y políticosque se habían sumado para convertir a los menores envulnerables, y resaltó los aspectos en los que debíancentrarse las reformas.
Posteriormente, el informe de la Comisión para laAcogida, la Verdad y la Reconciliación de TimorOriental, que investigó las violaciones de derechoshumanos cometidas en Timor desde 1974 a 1999,reveló información poco conocida sobre el alcance dela participación de menores timoreses, sobre todo enlas fuerzas indonesias de ocupación y en las milicias ylos grupos paramilitares vinculados a ellas. Nadie harendido cuentas por estos delitos.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación de Liberiacomenzó a trabajar en junio de 2006 con el mandatoconcreto de tratar la cuestión de los niños y las niñassoldados. Varios ex niños soldados ya han prestadodeclaración ante la Comisión, y está previsto que secelebren sesiones especiales con menores. Su trabajosupone una importante oportunidad de reflexión, tantoen el ámbito nacional como en el internacional, sobrelas circunstancias que llevaron al uso sistemático ygeneralizado de niños y niñas por parte de fuerzascombatientes de Liberia y países vecinos.
Los mandatos de las comisiones de la verdad debenmencionar concretamente las investigaciones de losabusos contra menores, incluida, cuando corresponda,la cuestión de los niños y las niñas soldados. Debeconsultarse desde el principio a quienes trabajan conmenores afectados por conflictos armados o en cues-tiones relacionadas con este tema. Al mismo tiempodebe analizarse detenidamente si los menores debenparticipar, y de qué modo, en las consultas en torno ala elaboración y puesta en marcha de una comisión dela verdad, y si deben proporcionarle información. Esnecesario adoptar iniciativas concretas y medidasespeciales para garantizar que se oyen las voces delas niñas que han estado vinculadas a fuerzas comba-tientes y se atienden sus intereses.
8. Ley de la Comisión de la Verdad, 2000, Sección III [2 (b)].
Durante el adiestramiento, había tres
adiestradores y seis niños reclutados.
Los adiestraban en privado en otros
pueblos. Yo era adiestrador básico, y
enseñaba a esparcir púas y colocar
bombas. Más tarde, cuando llegaba
el momento de que realmente colocaran
bombas, uno cavaba un agujero y otros
colocaban la bomba. Mi deber era
adiestrar a los niños reclutados.
Los seleccionaban antes de que yo los
adiestrara. Yo no conocía más detalles.
Ex miembro del grupo separatista armado Frente de RevoluciónNacional Coordinado, entrevista con la Coalición en 2007.Sur de Tailandia
A la hora de hacer frente a la impunidad, tambiéndebe tenerse en cuenta la función que desempeñanotros mecanismos no judiciales de rendición de cuen-tas. Por ejemplo, en el contexto de las reformas insti-tucionales sobre seguridad y otros aspectos másamplios, debe llevarse a cabo una investigación delos antecedentes para retirar de las fuerzas armadas,o del desempeño de un cargo público, a las personasresponsables del reclutamiento y la utilización demenores. Como parte de iniciativas de reforma institu-cional más amplias, la investigación de estos y otrosdelitos puede ayudar a evitar nuevos abusos. Delmismo modo, al deliberar sobre el diseño de los pro-gramas destinados a ofrecer reparación, debe incluir-se a los niños y las niñas soldados en la categoríamás amplia de víctimas infantiles.
Garantizar el interés superior
de los niños y las niñas
Quienes elaboran y ponen en práctica las estrategiasde rendición de cuentas deben estar pendientes decómo afectan los procesos judiciales a las necesidadesde seguridad y de otro tipo de los niños y ex niños sol-dados. Están surgiendo buenas prácticas en la partici-pación y protección de víctimas y testigos menores deedad en juicios por crímenes de guerra y comisionesde la verdad, y se están preparando importantes inicia-tivas para recopilarlas y consolidarlas.9 Pero hayaspectos sobre los niños y las niñas soldados que aúndeben tener pleno reconocimiento y hay que abordardel modo adecuado.
La seguridad física de los menores es de primordialimportancia, especialmente en el caso de los que aúnestán integrados en fuerzas o grupos armados mien-tras se está a la espera de procesamientos u otros pro-cesos de rendición de cuentas. El dilema es evidenteen Uganda, en donde hay quien ha considerado quelas actas de acusación formal dictadas por la CPI con-tra dirigentes del Ejército de Resistencia del Señor sonun obstáculo para la firma de un acuerdo de cese dehostilidades y, por lo tanto, retrasan la liberación de losmenores que aún están en sus filas.
También hay que abordar las consecuencias de losprocesos de rendición de cuentas en los menores quehan participado en conflictos y en sus posibilidades de
Informe Global 2008. Edición resumida
www.menoressoldado.org ● 29
Alemania
Armenia
Australia
Austria
Azerbaiyán
Bangladesh
Barbados
Bielorrusia
Bolivia
Brasil
Brunéi
Burundi
Camerún
Canadá
Cabo Verde
Chad
China
Chipre
Corea del Norte
Cuba
Ecuador
Egipto
El Salvador
Estados Unidos deAmérica
Federación Rusa
Filipinas
Francia
Guinea-Bissau
Guyana
Hungría
India
Irán
Irlanda
Israel
Jamaica
Kazajistán
Kenia
Kirguistán
Líbano
Libia
Luxemburgo
Malasia
Malta
México
Moldavia
Nueva Zelanda
Países Bajos
Pakistán
Papúa Nueva Guinea
Paraguay
Perú
Polonia
Reino Unido
Rep. Dominicana
Santo Tomé yPríncipe
Seychelles
Singapur
Tanzania
Tonga
Trinidad y Tobago
Turkmenistán
Vietnam
Zambia
Países en los que la edad mínima para
el reclutamiento voluntario, incluido el
reclutamiento con fines de adiestramiento
o como cadetes, era inferior a los 18 años:
9. Véanse, por ejemplo, los documentos de consulta y el documento final del Debate de Expertos sobre Justicia Transicional y Menores, Centro deInvestigaciones Innocenti de UNICEF, 10-12 de noviembre de 2005.
reintegración social. Una vez más, esta relación no secomprende del todo bien, pero la promoción responsa-ble de las iniciativas judiciales exige que se conozcabien su impacto, a corto y largo plazo, en todas las víc-timas, incluidos los niños y las niñas soldados.
Además de las cuestiones que surgen en torno a losbeneficios y los peligros a los que están expuestos losniños y las niñas soldados que participan en procesosjudiciales o comisiones de la verdad, hay asuntos másamplios que deben ser analizados como, entre otros, silos procesos de rendición de cuentas ayudan a losmenores a comprender sus propias experiencias, ycómo lo hacen; en qué medida se cumplen sus expec-tativas de obtener justicia; y si los juicios y los mecanis-mos de búsqueda de la verdad u otros mecanismos derendición de cuentas promueven que las comunidadescomprendan y acepten a los ex niños y niñas soldados.Al comprender cómo afectan los procesos de rendiciónde cuentas a la vida de estos menores (muchos de loscuales son jóvenes adultos antes del inicio de esos pro-cesos) y de sus comunidades puede potenciarse almáximo la posibilidad de que los mecanismos de justi-cia contribuyan positivamente a su reintegración yreducirse al mínimo el riesgo de que sufran daños.
Menores y responsabilidad
penal
La rendición de cuentas por delitos graves cometidospor niños y niñas soldados continúa siendo un temapolémico. Mientras que la CPI no tiene jurisdicciónsobre los menores de 18 años y otros tribunales interna-cionales han decidido no aplicarla, se sigue planteandoel interrogante de si los menores deben en general estarexentos de tener que responder por los abusos de dere-chos humanos cometidos como miembros de fuerzas ogrupos armados.
Las Comisiones de la Verdad de Sierra Leona y TimorOriental han abordado la cuestión de los menores res-ponsables de violaciones de derechos humanos. Lacomisión de Sierra Leona trató a todos los menorespor igual, como víctimas de la guerra, pero también
analizó la “doble identidad” de los menores solda-
dos como víctimas y como perpetradores. Hizoénfasis en que no pretendía investigar la culpabilidad,sino comprender cómo llegaron los menores a come-ter violaciones de derechos humanos, qué les habíamotivado, si tenían capacidad para entender susacciones y cómo podrían prevenirse esos delitos en elfuturo.
Es fundamental el reconocimiento de que los niños
y las niñas soldados son ante todo víctimas de gra-
ves abusos contra los derechos humanos y que
debe darse prioridad al procesamiento de quienes
los reclutan y utilizan de modo ilícito. En concreto,las comisiones de la verdad pueden contribuir a que secomprenda todo el alcance de este delito y a que seelaboren estrategias más efectivas para ayudar a losex niños y niñas soldados a regresar a la sociedad.
Sin embargo, las víctimas que han sufrido abusos amanos de un niño o niña soldado también tienen dere-cho a obtener justicia y una reparación.10 Es más,resulta razonable preguntarse si eximir a los menoresde su responsabilidad por los delitos que han cometidoredunda necesariamente en el interés superior delmenor. Al menos en algunos casos, en los que la per-sona controlaba claramente sus acciones y cometióatrocidades sin haber sido coaccionada, drogada niobligada a ello, el reconocimiento y la expiación, inclui-do el procesamiento, podrían ser una parte importantede la recuperación personal y puede que también con-tribuyan a que familias, comunidades y sociedad engeneral acepten a esas personas.
Para proteger los derechos de los ex niños y niñas sol-dados en los procesos judiciales y que mejoren susposibilidades de reintegrarse es necesario hacer fren-te a la cuestión de la responsabilidad penal. Debe dis-tinguirse claramente entre la investigación de esta res-ponsabilidad y los intereses de la seguridad nacionalque pasan por alto las normas sobre justicia de meno-res y el interés superior de los niños y las niñas. Elmarco para el debate sobre rendición de cuentas y lasmedidas adecuadas que se deben adoptar ya existe
Menores soldados
30 ● www.menoressoldado.org
10. Véase, por ejemplo, el Informe de Diane Orentlicher, experta independiente encargada de actualizar el conjunto de principios para la lucha contrala impunidad, Conjunto de Principios actualizado para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, yla Adición: Conjunto de Principios actualizado para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, doc.ONU E/CN.4/2005/102/Add.1, 8 de febrero de 2005; y Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abusode poder, doc. ONU A/RES/40/34, 29 de noviembre de 1985.
en las normas internacionales sobre justicia de meno-res, en las que se hace hincapié en los objetivos derehabilitación y justicia restitutiva, y en las mejoresprácticas que se han acumulado en este campo.Además, en los debates también debe incluirse laexperiencia de ex niños y niñas soldados, incluidos losque han participado –como víctimas de violaciones dederechos humanos, como responsables de ellas oambas cosas– en procesos de justicia transicional, yasean judiciales, no judiciales o tradicionales / consue-tudinarios. También deben tenerse en cuenta las opi-niones de las víctimas y de los miembros de las comu-nidades a las que han regresado o van a regresar losniños y las niñas soldados.
www.menoressoldado.org ● 31
Hay una gran diferencia respecto a antes
de ser secuestrado, sobre todo en cuanto
a mi salud. Antes podía trabajar duro en
el jardín, pero ahora ya no soy fuerte, y el
trabajo me resulta pesadísimo. No puedo
rendir más, pero tengo que trabajar duro
y ganarme la vida. Me siento realmente
débil y enfermo, especialmente de la
espalda y el estómago.
Muchacho de 18 años secuestrado por el Ejército de Resistencia delSeñor. Uganda.
Mural en un centro para jóvenes en el campo de refugiados de Dheisheh, Belén, en el Banco Oeste. © Coalición 2007
Dentro de cuatro años se cumplirá un decenio desde laentrada en vigor del Protocolo Facultativo. No se puedepermitir que los próximos cuatro años transcurran sinque se produzcan más progresos. Los verdaderos jue-ces de ese progreso serán los niños y las niñas cuyasvidas se han arruinado por su participación en el con-flicto y para quienes la atención internacional apenassupone un consuelo a menos que ayude a mejorar lascircunstancias individuales de cada uno de ellos. Tal ycomo señalan los menores a los que citamos al princi-pio, puede que el daño sufrido tras pasar por la expe-riencia de ser un niño o una niña soldado nunca serepare del todo. Pero puede hacerse mucho para ali-viarlo y también para impedir que otros menores sufranla misma experiencia.
La tarea es más urgente en situaciones de conflictoarmado, pero, si se va a poner fin de una vez por todasal reclutamiento y la utilización de niños y niñas solda-dos, debe existir el reconocimiento mundial de que lasfuerzas armadas no son lugar para un menor.Basándonos en esto, la Coalición se opone al recluta-miento o la utilización con fines militares de ningún niñoo niña menor de 18 años. Entre los puntos de referen-cia que servirán para valorar los progresos alcanzadosdurante los próximos cuatro años para lograr este obje-tivo se incluyen los siguientes:
● El fin absoluto de la utilización de menores en hosti-lidades, en cualquier tipo de actividad, por parte defuerzas armadas gubernamentales y otras fuerzasvinculadas a gobiernos o respaldadas por ellos,como organizaciones de autodefensa civil, milicias yfuerzas auxiliares.
● Un aumento importante del número de grupos arma-dos no estatales que han elaborado planes deacción para prevenir el reclutamiento de menores de18 años y la liberación de los niños y niñas integra-dos en sus filas; estos grupos armados recibenapoyo y vigilancia para la aplicación de esos planes.
● La inclusión, en todos los acuerdos de paz y cese dehostilidades, de disposiciones para el inmediatodesarme, desmovilización y reintegración de losniños y niñas soldados.
● La inclusión de disposiciones sobre menores en laelaboración de los programas oficiales de DDR y laaplicación sistemática de los Principios de París enla puesta en práctica de todas las iniciativas deDDR, teniendo en cuenta las realidades y necesida-des concretas de cada situación. La inclusión siste-
mática de programas para niñas adecuados desdeel punto de vista cultural y la consolidación, en lasprevisiones de los donantes, de apoyo económico alargo plazo para la reintegración.
● La creación, por parte de gobiernos de países en losque hay niños y niñas soldados (pero en los que nohay operaciones de mantenimiento de la paz) deprogramas para identificar y poner en libertad a losmenores y apoyar su reintegración.
● La creación de estrategias polifacéticas y en las queintervengan diversos organismos para prevenir elreclutamiento y la utilización de niños y niñas solda-dos por parte de grupos armados, en las que seincluyan medidas jurídicas, institucionales, sociales,económicas y culturales en todas las situaciones dealto riesgo, como las existentes en países afectadospor conflictos, en donde es posible que se produzcano en aquellos en los que actúan grupos armados.
● La tipificación expresa como delito en la legislaciónnacional del reclutamiento (reclutamiento y alista-miento) y la utilización de menores de 18 años parasu participación en hostilidades, y la creación de lajurisdicción universal para estos delitos.
● El avance hacia la investigación y el procesamientosistemáticos, ante tribunales nacionales e interna-cionales, de personas sospechosas de reclutar y uti-lizar a niños y niñas en fuerzas y grupos armados.Cuando resulte pertinente, también deben abordareste delito otros procesos de justicia transicional,como las comisiones de la verdad, las reparacionesy los procesos de investigación de antecedentes.
● El establecimiento, en los países de destino, demedidas efectivas destinadas a los menores refugia-dos, migrantes y solicitantes de asilo con el fin deproteger a los que pudieran haber sido reclutados outilizados en hostilidades. Estas medidas incluyengarantizar que se les identifica desde un primermomento y se les ofrece asistencia, adaptada a suedad y contexto cultural, para lograr su recuperaciónfísica y psicológica, y su reintegración social.
● Un aumento significativo del número de países quehan anulado las disposiciones de la legislaciónnacional que permiten el reclutamiento legal demenores para las fuerzas armadas a la edad de 16ó 17 años y que han adoptado la norma de prohibirel alistamiento de menores de 18 años para todaslas formas de reclutamiento militar.
Menores soldados
Mirando al futuro: medir los avances
32 ● www.menoressoldado.org
> Anexos
Jóvenes soldados sudaneses en el grupo armado Ejército de Liberación de Sudán, en territorio del grupo, norte de Darfur, Sudán.
© Ron Haviv 2005
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1. Hace referencia a la edad mínimade reclutamiento obligatorio y dereclutamiento voluntario en tiem-pos de paz. Las edades de reclu-tamiento pueden, por tanto, serinferiores en situaciones de emer-gencia pública.
2. Adaptado de Estado deRatificación de los PrincipalesTratados Internacionales deDerechos Humanos. Oficina delAlto Comisionado de NacionesUnidas para los DerechosHumanos, www.unhchr.ch;Tratados Multilaterales deposita-dos ante el Secretario General,Colección de Tratados deNaciones Unidashttp://untreaty.un.org (se requieresubscripción).
3. Adaptado de Estados Parte de laCorte Penal Internacional,www.icc.cpi.int/statesparties.html.
4. Adaptado de la Convención sobrelas Peores Formas de TrabajoInfantil, 1999 (Nº 182),Organización Internacional delTrabajo, www.ilo.org.
5. Adaptado de Estados Parte de losConvenios de Ginebra y susProtocolos Adicionales, ComitéInternacional de la Cruz Roja,www.icrc.org.
6. Las autoridades pueden aumentarel reclutamiento obligatorio si elnúmero de voluntarios no cubre lacuota anual.
7. “Militia should start in 2008”,Kuensel Online, 16 de junio de2007, www.kuenselonline.com.
8. Se ha informado que los gruposarmados de Bután estaban reclu-tando menores en los campos derefugiados del este de Nepal.
9. Según las informaciones, el reclu-tamiento de los grupos armadosde Colombia se extendía más alláde las fronteras con Ecuador yVenezuela.
10. Unidades de grupos armados lea-les a Laurent Nkunda en el estede la República Democrática delCongo reclutaban menores en loscampos de refugiados de Ruanda.
11. En 2004 y 2005, en las hostilida-des de Costa de Marfil se recluta-ron y utilizaron antiguos menoressoldados de Liberia. Según lasinformaciones, en 2004 se recluta-ron ex combatientes de Liberiapara grupos pro y anti guberna-mentales de Guinea, aunque noha sido posible confirmar si habíamenores. Se ha informado delreclutamiento de menores en
Sierra Leona por parte de gruposarmados de Liberia en 2005.
12. Información adicional: RepúblicaTurca del Norte de Chipre:Menores soldados en fuerzasarmadas: P (sin datos); menoressoldados en grupos políticosarmados: no aplicable; edad mínima legal de reclutamiento obligatorio: 19; edad mínima legal de reclutamiento voluntario: 17.Firmas y ratificaciones: no aplicable.
13. “Pope’s guards celebrate 500years”, BBC News, 22 de enerode 2006.
14. UNICEF, Estado Mundial de lainfancia, 2008, www.unicef.org.
15. Se ha informado del reclutamientoo utilización de menores por para-militares o fuerzas de defensacivil.
16. Oficina de Información delGobierno, Taiwan Yearbook 2006(datos de 2006), www.gio.gov.tw.
17. 18 años para oficiales y mujeres,desconocida para otros.
Símbolos utilzados en la tabla
± Cifra estimada.
E Evidencia de reclutamiento o utilización de menores soldados.
P Posible reclutamiento o utilización de menores soldados.
N No hay evidencia de reclutamiento o utilización de menores soldados.
B Las deficiencias en el registro de los nacimientos hacen posible que se haya reclutado y/o utilizado a menores de 18años como soldados.
G Menores involucrados en bandas armadas relacionadas con la violencia política.
L Posibilidad legal de reclutamiento de menores de 18 años, pero sin que se haya informado de su práctica.
S Se ha utilizado a los menores como espías, informantes o mensajeros.
* El consentimiento paterno permitía el reclutamiento a una edad inferior a la establecida por la legislación o las regulaciones.
● El Estado es parte del tratado, mediante ratificación, adhesión o sucesión.
✷ El Estado ha firmado el tratado.
❍ El Estado no ha firmado el tratado.
n/a No aplicable.
Notas de la tabla
La Coalición Española para Acabar con la Utilización de Niños y Niñas Soldados está inte-grada por Alboán, Amnistía Internacional, Entreculturas, Fundación el Compromiso, elServicio Jesuita a los Refugiados y Save the Children. Forma parte de la coalición interna-cional Coalition to Stop the Use of Child Soldiers, creada en 1998, con el objetivo de aca-bar con el reclutamiento de niños y niñas soldados, asegurar sus desmovilización y promo-ver su reintegración en las comunidades.
La Coalición trata de influir en los gobiernos y en los grupos armados que utilizan niños yniñas soldados. Formula recomendaciones a los gobiernos y a organismos interguberna-mentales, como la ONU, en relación a la desmovilización de los menores y la asistenciaque precisan para regresar a sus comunidades. Realiza también trabajo de investigación,así como actividades de sensibilización dirigidas a la opinión pública.
COALICIÓN ESPAÑOLA PARA ACABAR CON LA UTILIZACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS SOLDADOS
www.menoressoldado.org
Alboan - Fundación para
el Desarrollo
Padre Lojendio, 2, 2º48008 BilbaoT. 94 415 11 35F. 94 416 19 [email protected]
Amnistía Internacional
Sección Españolac/ Fernando VI, 8, 1º28004 MadridT. 91 310 12 [email protected]
Entreculturas
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Servicio Jesuita
a los Refugiados
Padre Lojendio, 2, 2º48008 BilbaoT. 94 415 11 35F. 94 416 19 38
Save the Children España
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