Metodología Se descargó del sitio www.geointa.gob.ar el atlas de suelos del INTA a escala 1:500.000 (Cruzate et al., 2007), en formato *.shp, el cual incluye la clasificación taxonómica, clase textural del horizonte superficial y del subsuperficial, profundidad, drenaje y alcalinidad. Tal mapa no incluye datos de textura de suelos para la provincia de Misiones, los cuales fueron extraídos de Fernández et al. (1989) y Vazquez y Morales (2000). Para obtener los valores de parámetros hídricos a partir de la clase textural y del contenido de materia orgánica se utilizó el software Soil Water Characteristics 6.04.74 (Saxton y Rawls, 2006). El valor de materia orgánica del horizonte superficial (0-20 cm) se obtuvo de Sainz Rozas et al. (2011). Para los horizontes superficial (0 a 25 cm) y subsuperficial (25 a 150 cm, o a profundidad total) se estimaron:
Capacidad de campo Wc (cm3%cm3)
Capacidad de marchitamiento Wm (cm3%cm3)
Capacidad de saturación Ws (cm3%cm3)
Agua disponible d (cmagua/cmsuelo)
Conductividad hidráulica saturada Ks (mm/hr)
Densidad aparente DAp (g/cm3) Luego se calculó el agua disponible (mm) para profundidades incrementales de 25 cm, hasta 150 cm o a la profundidad del perfil (d25, d50, …, d150). Debido a que la versión digital del atlas de suelo del INTA poseía un campo en el que se incluía tanto la clase de salinidad como la de sodicidad, se crearon dos nuevos campos cada uno con la clase de salinidad y de sodicidad de acuerdo a las normas de Etchevehere (1976). Los valores de estas variables para cada polígono se obtuvieron de la versión en papel del Atlas de Suelo de la República Argentina (INTA, 1990). Se calculó la media aritmética de las variables capacidad de campo (Wc), capacidad de marchitamiento (Wm) para cada horizonte de suelo, y profundidad del perfil, utilizando la provincia como variable de clasificación. Luego se calculó la lámina de agua disponible unitaria por horizonte (du) y la lámina total del perfil (d). Para elaborar la cartografía se utilizó el software gvSIG (www.gvsig.org). Resultados En las siguientes figuras se muestra la distribución espacial de algunas de las características y propiedades de los suelos de la región. En la figura 3 se observa que la capacidad de campo entre 25 y 34 cm3%cm3 es la de mayor expresión, correspondientes a texturas francas a franco limosas. Los mayores valores de capacidad de campo se ubican en Entre Ríos y Misiones principalmente. En la figura 5 se observa la lámina de agua disponible en el horizonte superficial, cuyos valores más bajos se ubican en Santiago del Estero y Corrientes. En las figuras 6 y 7 se muestran las clases de salinidad y sodicidad respectivamente. En la tabla 1 se indica la proporción de superficie de cada clase de salinidad y sodicidad. En toda la región el 84% de la superficie posee una salinidad débil o menor. Las mismas clases de sodicidad representan un 81% de la superficie. A nivel provincial, Córdoba posee mayor superficie afectada por niveles moderados de sales, y Formosa la de mayor superficie afectada por sodio. La figura 8 muestra aquellas zonas que cumplen con el requisito de poseer salinidad y sodicidad moderada, moderada a fuerte o fuerte. Se observa que Córdoba es la provincia más afectada. La tabla 2 muestra la media aritmética de las variables analizadas, por provincia.
Clase textural
-
Arcillo limosa
Arcillosa
Areno franca
Areno-franca
Areno-gravillosa
Arenosa
Arenoso gruesa
Franca
Franca limosa
Franco arcillo areno
Franco arcillo limos
Franco arcillosa
Franco arenosa
Franco arenosa grues
Franco limosa
Franco-limo-gravillo
No determinada
400 0 400 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 1: Clases texturales USDA
Profundidad (cm)
0 - 50
50 - 100
100 - 150
150 - 200
200 - 400
400 0 400 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 2: Profundidad del perfil (cm)
Wc (cm3%cm3)
0 - 8
8 - 17
17 - 25
25 - 34
34 - 42
400 0 400 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 3: Capacidad de campo (cm3%cm3) del horizonte superficial
Agua dis ponible (c m/cm)
0 - 0.03 6
0.036 - 0.072
0.072 - 0.108
0.108 - 0.144
0.144 - 0.18
400 0 400 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 4: Agua disponible (cmagua/cmsuelo) del horizonte superficial
Lámina 25 cm (mm)
0 - 9
9 - 18
18 - 27
27 - 36
36 - 45
400 0 400 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 5: Lámina de agua disponible (mm) del horizonte superficial
SalinidadNo salino
No sal a debil
DebilDebil a mod
ModeradaMod a fuerte
Fuerte
Sin datos
300 0 300 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 6: Clases de salinidad
SodicidadNo sodicoNo sod a debilDebilDebil a modModeradaMod a fuerteFuerteSin datos
300 0 300 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 7: Clases de sodicidad Tabla 1: Distribución porcentual de superficie según clases de salinidad y sodicidad
Salinidad Sodicidad
Clase % de la superficie Clase % de la superficie
No salino 64 No sódico 67
No salino a débil 1 No sódico a débil 1
Débil 19 Débil 13
Débil a moderada 13 Débil a moderada 4
Moderada 1 Moderada 4
Moderada a fuerte 0 Moderada a fuerte 2
Fuerte 1 Fuerte 9
300 0 300 Kilometers
N
EW
S
-68
-68
-66
-66
-64
-64
-62
-62
-60
-60
-58
-58
-56
-56
-54
-54
-52
-52
-34
-34
-32
-32
-30
-30
-28
-28
-26
-26
-24
-24
Figura 8: Zonas de salinidad mayor a moderada y sodicidad mayor a moderada (en amarillo)
Figura 9: Base de datos vinculada al mapa, indicando los atributos de un registro en particular
Tabla 2: Valores medios de variables edáficas por provincia
Provincia
Horizonte superficial Horizonte subsuperficial Profundidad d
Wc Wm du Wc Wm du
(cm3%cm3) (cm3%cm3) (cm/cm) (cm3%cm3) (cm3%cm3) (cm/cm) (cm) (mm)
Chaco 29.5 14.2 0.15 31.8 18.0 0.14 85 121.3
Córdoba 24.7 10.8 0.14 24.8 11.9 0.13 95 126.0
Corrientes 22.9 11.9 0.11 30.0 19.2 0.11 81 89.1
Entre Ríos 30.5 16.0 0.15 35.3 22.2 0.13 68 93.1
Formosa 28.8 12.6 0.16 35.6 21.1 0.15 54 82.3
Misiones 34.2 21.3 0.13 34.2 21.3 0.13 383 497.7
Santa Fe 30.5 13.3 0.17 37.4 22.6 0.15 157 237.6
Santiago del Estero
23.4 11.0 0.12 28.0 15.4 0.13 98 123.3
Tucumán 21.4 10.1 0.11 27.7 15.8 0.12 99 115.8
Manejo de suelos salinos y sódicos En cuanto al manejo del cultivo, se establecerán las tolerancias de los cultivos factibles de implantar con respecto a la salinidad y sodicidad. El criterio a seguir puede ser: a) estimar para un mismo cultivo diferentes alternativas, incrementando la conductividad eléctrica de drenaje de equilibrio, en detrimento del rendimiento; o b) establecer alternativas para diferentes cultivos con distinta tolerancia a la salinidad. Mass & Hoffman (1977) encuentran que existe una relación lineal entre la salinidad del suelo y la disminución en la producción de los cultivos: Y = 100 - b (CEes -a) donde "Y" es la producción del cultivo en % con respecto al máximo, "CEes" es la conductividad eléctrica del extracto de saturación en dS/m y "a" y "b" son dos parámetros cuyos valores son constantes para cada cultivo. En cuanto al manejo del suelo, la acumulación o remoción de sales en el suelo dependerá del movimiento del agua a través del mismo y de su desplazamiento a otras áreas. Cuando existen problemas de drenaje interno natural del suelo, los excesos de agua pueden acrecentar problemas de salinización del mismo, al provocar en algunos casos el ascenso de sales acumuladas en el suelo. Esto puede ocurrir al subir el nivel freático general o a freáticas temporales. En estos casos se hace necesario proveer un sistema artificial de drenaje, cuyo diseño dependerá del requerimiento de lixiviación y de las propiedades del suelo que influyen sobre la dinámica del agua. La efectividad de dicho diseño estará condicionada al manejo de los predios colindantes, por lo que se recomienda encarar los estudios a nivel de área estableciendo red de drenaje, esto es imprescindible para el sostenimiento de la productividad del suelo. La lámina de agua a agregar “Lagua” para disminuir la conductividad eléctrica inicial del extracto de saturación “CEinicial” a la conductividad eléctrica final “CEfinal”, en la profundidad de suelo “Lsuelo” a lavar es:
suelo
inicial
finalagua L
CEes
CEesL
15,0
5
1
En el balance salino existe también la posibilidad de solubilización de sales del suelo. Este hecho, de ocurrir, determinará un incremento del requerimiento de lixiviación y en consecuencia exigirá mejores propiedades hidrológicas del suelo con respecto a sus tasas de infiltración y drenaje. Otras características edáficas a considerar son su textura, estructura, estabilidad estructural y porosidad que incidirán sobre la infiltración determinando el tiempo de riego. Propiedades del suelo como su capacidad de campo, punto de marchitamiento, densidad aparente y profundidad del suelo explorable por las raíces determinarán su agua disponible y en consecuencia el turno o espaciamiento de riego. Para evitar la acumulación de sales en la zona de enraizamiento, se hace necesario suplementar las dosis de riego con objeto de que el agua sobrepase la zona de enraizamiento y lave las sales de ella. Requerimiento de lixiviación (RL) es la fracción calculada de agua que debe pasar a través de la zona radicular para mantener el valor de CEes en un determinado nivel o por debajo de él. Hay que tener en cuenta que el valor de CEes nunca podrá ser inferior a la conductividad del agua utilizada en el riego (CEar). El requerimiento de lixiviación es igual a: RL = CEar/CEes El volumen de riego (Vr) a aplicar es igual a: Vr = Uc/(1-RL) Donde Uc es el uso consuntivo del cultivo. En lo que respecta a elevados contenidos de sodio en el agua de riego, habrá que tener en cuenta las reservas de calcio, en especial yeso. Además que el uso continuo de aguas con una relativamente alta proporción de sodio con respecto a calcio y magnesio, puede transformar el suelo en sódico, como consecuencia de la pérdida paulatina de sus reservas de calcio. Por lo cual dichas reservas de calcio pueden determinar la posibilidad o no de utilizar un agua sódica. Cabe destacar que existe la posibilidad de corrección de las aguas sódicas no salinas mediante el agregado de yeso al agua o al incorporarlo al suelo como enmienda para prevenir su sodificación. Para el caso específico de las cartografías elaboradas en este proyecto, a partir de la clase “débil” de salinidad deberán aplicarse láminas de lavado para lixiviar las sales del perfil, variables según las tolerancias de los distintos cultivos. Además deberán aplicarse enmiendas correctoras a partir de valores de 10 me%g de PSI, incluidos en la clase “débil” de sodicidad. Bibliografía Cruzate, G., Gomez, L., Pizarro, M.J., Mercuri, P., Banchero, S. (2007). Suelos de la República Argentina. SAGyP - INTA - Proyecto PNUD ARG/85/019. Etchevehere, P.H. (1976). Normas de reconocimiento de suelos. Secretaría de Agricultura y Ganadería. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Fernández, R.A.; Castello, L.M.; O’Lery, H. (1989). Estimación de la erosionabilidad de los suelos del norte de la provincia de Misiones. Ciencia del Suelo. Volumen 7. N° 1-2. 73:79. INTA. (1990). Atlas de suelos de la República Argentina. Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. Proyecto PNUD ARG. 85/019.
Sainz Rozas, H.R.; Echeverria, H.E.; Angelini, H.P. (2011). Niveles de carbono orgánico y ph en suelos agrícolas de las regiones pampeana y extrapampeana argentina. Ci. Suelo (Argentina) 29(1): 29-37. Saxton, K.E., Rawls, W.J. (2006). Soil water characteristic estimates by texture and organic matter for hydrologic solutions. SOIL SCI. SOC. AM. J., VOL. 70. 1569: 1578. Vazquez, S., Morales, L.A. (2000). Adsorción de fósforo por suelos ácidos de Misiones (Argentina). Ciencia del Suelo 18 (2). 89:94.
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