LOS MICRO MACHISMOS EN LA COTIDIANEIDAD COMO MANTENCIÓN DE PODER
MASCULINO .
Alumna: Conie María Sauma Brito
INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de machismos, esperamos una forma de ver el mundo objetivada en actos
violentos o rudos, provenientes de varones que se jactan de ser machos o de que son mejores que las
mujeres o que manifiestan de alguna manera explícita su “superioridad” sobre las mujeres.
Sin embargo, existen prácticas actuales, de hombres que no se reconocen como machistas, que
incluso se consideran pro feminismo, que actúan con micro machismos, que son más sutiles,
acciones más inconscientes, más delicadas, que las realizan a nivel cotidiano, pero que tienen el
mismo fin: mantener su dominación, su supremacía y reafirmar su poder.
En este ensayo, exploraremos un poco más acerca de la teoría de Luis Bonino (1996), que nos
muestra las diferentes facetas y disfraces que tienen los micro machismos, y que esta es una nueva
forma de expresión del machismo, que se ha transformado y adaptado a las nuevas formas de vida.
DESARROLLO
Antes de empezar con la explicación de qué son los micromachismos, lo primero que debemos
hacer es aproximarnos a la idea de que Poder es utilizar la capacidad de hacer cosas, de poder
decidir qué hago y qué no hago, esto está íntimamente relacionado con el poder de autoafirmarse.
Esto sería el ejercicio del poder a nivel individual, del auto control de nuestras propias vidas, de
nuestras decisiones, de hacia dónde vamos y dónde queremos llegar.
Pero, Bonino (1996), nos dice también que existe una segunda acepción de Poder, que se refiere a la
posibilidad de controlar, lo que hacen y deciden den su vida las otras personas. Para esto, no se
necesita la autoafirmación, sino tener posesiones de los otros: cosas, poderes o afectos que, la
persona a la que quiera someterse, les de valor. Este tipo de control se ejerce en cualquier ámbito de
la autonomía de la persona, puede ser su sexualidad, su dinero, sus pensamientos, su capacidad,
entre otros.
En nuestra cultura patriarcal, se ha dado un privilegio a los varones, el de sustentar la creencia de
que sólo ellos tienen la capacidad y el derecho a autoafirmarse, a ser una persona con todos los
derechos para ejercerlos. En cambio a las mujeres se les da protección a cambio de obediencia, esa
protección entendida como la de los matrimonios de antaño, donde el hombre era tomado como
proveedor y la mujer se encargaba solamente del espacio privado del hogar, al que se le da (hasta la
actualidad) una categoría de inferior o sin importancia, frente a el espacio público al que tiene
derecho el varón y en el que despliega todas sus habilidades “superiores” de racionalidad (versus
emotividad femenina), intelectualidad, política y la toma de decisiones acerca del futuro y demás.
Este es el panorama en el que se desarrollaban “naturalmente” las sociedades patriarcales, sin
embargo, éstas han tenido que abrirse a nuevos retos y nuevas perspectivas de vida, como por
ejemplo que las mujeres deban salir al mercado laboral, que las mujeres tengan independencia
económica y sexual, por lo tanto, el machismo, se ha tenido que adaptar PARA NO
DESAPARECER.
Luis Bonino, nos habla entonces de los Micro machismos, como él mismo lo explica, lo llama
Micromachismo: “(…) del orden de lo “micro”, al decir de Foucault, de lo capilar, lo casi
imperceptible, lo que está al límite de la evidencia” (Bonino, 1996. Pág. 3) y machismo, como “(…)
alusión en el lenguaje popular a una connotación negativa de los comportamientos de
inferiorización hacia la mujer” (Bonino, 1996. Pág. 4)
Estos micromachismos, están difuminados en las prácticas cotidianas de las personas, con el
objetivo de mantener el dominio sobre las mujeres, reafirmar dicho dominio, resistir el constante
aumento de poder personal que tiene la mujer a nivel individual y el poder que adquiere cuando ésta
se vincula con otras mujeres y finalmente, continuar con el aprovechamiento del trabajo del hogar
gratuito que las mujeres realizan.
Estas prácticas son también violencias y abusos en micro, que dominan a las mujeres mientras ellas
no los descubren. Su ciclo de vida es muy parecido al de la violencia, es decir, aparecen
normalmente al principio de las relaciones y van incrementándose con el tiempo, hasta lograr tener
a las mujeres nuevamente al servicio de los hombres.
Una de las ventajas de los micromachismos es, precisamente, que parecen intrascendentes y por lo
tanto no se les da la importancia que tienen, o pueden pasar inadvertidos o “poca cosa”, sin
embargo pueden ser muy perjudiciales para el desarrollo de la vida de las mujeres, por ejemplo
cuando los hombres toman una pequeña siesta después del almuerzo antes de volver a sus
respectivos trabajos, a costa de que la mujer está lavando los platos, poniendo la ropa a la lavadora
y revisando las tareas que tienen que hacer los niños, antes de irse a su trabajo fuera de casa.
Bonino (1996), realiza una clasificación de los micro machismos:
1. Micromachismos coercitivos.
El objetivo de estos micromachismos es coartar a la mujer en cuanto a sus decisiones y
libertad, llevándola a desconfiar en que sus propias decisiones son las correctas y dañan su
autoestima,
Por ejemplo, controlar sus gastos, pedirle que rinda cuentas del dinero al volver del
mercado, quitarle un valor económico a lo que ella hace en la casa, diciendo que lo
doméstico no cuenta y que solo cuenta como trabajo lo que hace el hombre fuera de la casa.
Este tipo de dominios se extiende incluso a los espacios físicos de las casas, por ejemplo en
el living el hombre tiene su televisor y su sillón para ver los partidos y las personas que
habitan la casa no pueden pasar por ahí ni meter bulla en cuanto llega, puesto que el hombre
ha llegado y debe ver las noticias o ver partidos (cosas de hombres), o tiene en su mano
normalmente el control del televisor, monopolizando la elección de los programas que se
verán.
Puede también, mediante este tipo de micromachismos, ganar por insistencia, es decir, que
las mujeres se agotan de mantener su punto de vista y ante la insistencia inagotable del
varón ceden espacios y derechos. Otra cosa que suelen conseguir es la imposición de tener
relaciones sexuales, con la creencia también de que si los varones no “consiguen lo que
quieren en casa se van a buscar a la calle”, ahí es donde muchas mujeres caen, pues creen
que son responsables de la posibilidad de que sus esposos les sean infieles, ya que si se
niegan a mantener relaciones sexuales ellos pueden marcharse o buscarse una amante, todo
eso está como un insight en la mente de las mujeres, entonces los hombres no necesitan
hacer mucho para que ese pensamiento se active en ellas y acaben cediendo sexualmente.
2. Micromachismos encubiertos.
Son tan sutiles que suelen pasar desapercibidas y en ello radica su efectividad. Los métodos
utilizados son la manipulación de afectos y sobre los pensamientos de eficacia de la mujer,
a través de crearles sentimientos de culpa de dudar de sí misma, de impotencia, de que or sí
misma no podrá lograr algo, las mujeres empiezan a responder con llantos (lo que lleva a
que las tachen de emocionales), mal humor (en esos casos ellos suelen culpar a “esos días”
de las mujeres), frialdad (es ahí donde suelen aparecer con una amante y luego le echan la
culpa de eso más a la mujer como causante de su búsqueda de “calor” en otro lado que no
era su hogar), y los famosos estallidos de rabia (que según ellos son sin motivo). Como se
puede ver en todos los casos, los varones siempre encontraran que la mujer es la culpable
de todo eso, pues ellos no se ven a sí mismos como responsables de sus actos, ni como
causantes de las repuestas de las mujeres, por lo tanto, la mujer, hasta que no es consciente
de estos micromachismos, admite la responsabilidad por todo esto y genera sentimientos de
culpa.
La falta de intimidad, los hombres suelen mostrarse como castigadores, por ejemplo con el
silencio, ya que es permitido a los hombres no hablar de sí mismo, el no querer hablar de
sus emociones, o no explicar el porqué de sus actitudes o comportamientos. Puede decir:
estoy ocupado, no me molestes, no me presiones, y con esas frases lograr que la pareja se
sienta mal o culpable de querer hablar o sentir que está presionando demasiado cuando en
realidad está preguntando por cosas que están sin resolver y que le están molestando. La
seudointimidad el varón accede a hablar con su pareja, pero no tiene la finalidad de
conciliar o de negociar, sino de imponer a través de defenderse (sin necesidad de que exista
ataques) y atacar. Su otra táctica tampoco tiene que ver con la veracidad o con buscar
soluciones, sino encubrir a través del engaño, de las mentiras y de las omisiones con la
finalidad de no perder el poder de decisión. Para lograr esto, incluso llegan a negar lo
evidente, por ejemplo, decirle a la pareja que no es cierto que él estaba con otra persona de
paseo, que ella se imagina las cosas, que todo está en su imaginación, haciendo dudar a la
pareja acerca de su propia percepción de la realidad. Otro caso que me parece terrible, en
cuanto a las mentiras que pueden decir para no ser descubiertos, es que si alguien le dice a
la pareja que lo vieron con otra persona, él aprovecha para aislar a la pareja de sus amigos y
familiares, aduciendo que no lo aceptan, que están mintiendo para separarlos, si la pareja no
se da cuenta de esas manipulaciones, entonces suelen separarse de las personas y seguir con
el juego de creer.
La desautorización es otra estrategia de los micromachismos, esto no necesariamente quiere
decir que no les dejen hablar, sino todo lo contrario, este ejercicio requiere que la pareja
exprese sus pensamientos, sentimientos, opiniones, para que el varón, las ridiculice, las
convierta en broma o finalmente las anule, por ejemplo, a nivel privado en el hogar, algo
muy trillado es que la madre diga que no al hijo en algo, y cuando el padre llega da permiso
al hijo solo para demostrar que se hace lo que él dice por encima de lo que dice la pareja.
Esto incluye que los varones también definen como negativo cualquier cambio positivo en
la pareja.
La invisibilización de las mujeres en cuanto no apreciar ni mencionar siquiera las cosas
buenas que la pareja puede hacer.
El varón se alía con otras personas para hacer frente a lo que la pareja dice, con la idea de
dejar sola a la pareja y que se sienta no apoyada para que finalmente ceda en lo que él dice
o quiere que haga.
El paternalismo es también una forma de micromachismo, es aniñar a la pareja, quitarle
cualquier posibilidad de que ella sea autónoma o independiente. EL varón puede utilizar
frases como: dejá no más tú no sabes hacer eso, para qué vas a trabajar si yo te puedo dar
todo.
Los olvidos, las impericias selectivas también actúan como micromachismos, ya que los
varones solo olvidan las citas médicas de sus hijos o cuando van al supermercado se
olvidan exclusivamente de comprar la comida, o el detergente. Pueden manejar maquinarias
complicadas en sus trabajos, sin embargo no logran “entender” como funciona una
lavadora.
La “pseudoimplicación doméstica” es una forma en que los varones consideran que ya han
dejado el machismo atrás y ahora son personas que van de la mano con las mujeres, por
ejemplo, suelen decir “ayudo en los deberes de casa” sin embargo, al decir “ayudo” siguen
poniendo el total de la responsabilidad de las labores domésticas a las mujeres y asumiendo
ellos las cargas más livianas, como por ejemplo que la pareja sea la que prepare la cena,
lave los platos, ordene el comedor y él saque la basura.
Quitarle valor a los propios errores es algo bastante común, puesto que como dice Bonino
(1996): “(…) los propios errores, descuidos, desintereses y equivocaciones en lo que hace
(…) son poco tenidos en cuenta, (…) inversamente, se está poco dispuesto a aceptar los
errores de la mujer, tachándola frecuentemente de inadecuada o exagerada en sus
preocupaciones por las cosas y personas” (Pág. 12 – 13)
3. Micromachismos de crisis.
Estos micromachismos, suelen utilizarse en el momento en que el poder personal de la
pareja aumenta. Para ello, el micromachista, suele aumentar el control en lo que hace la
pareja, en cuanto a su espacio para no sentirse inferior a ella o en segundo lugar. El
abandono es otra táctica utilizada en estos momentos, donde el hombre se siente tan
amenazado y como no puede volver a estar en la cima, decide irse, actuando al mismo
tiempo como un castigador. Acusar a la pareja de ser quien causó toda la ruptura y el
malestar, con frases como: “si no hubieras cambiado tanto, todo estaría bien”.
La victimización y las frases para conseguir dar lástima ayudan a que la pareja del varón
ceda a continuar poniéndolo a él antes que a ella, para no sentirse culpable después.
Los efectos de los micromachismos, se los puede apreciar en dos vertientes:
En las parejas de las personas que ejercen los micromachismos los principales efectos son:
Agotamiento en las reservas emocionales y la energía para uno mismo.
Sentimientos de impotencia.
Parálisis del crecimiento personal.
Sentimientos de indefensión.
Malestar difuso, irritabilidad crónica, hartazgo del a relación
En el varón que ejerce los micromachismos, Bonino (1996), nos dice que los efectos son:
Aumento o conservación de su posición de dominio.
Desinterés creciente de las necesidades de la pareja.
Afirmación de su identidad masculina.
Mayor control a la pareja, porque el micromachismo no le garantiza el afecto sino
solo la obediencia.
CONCLUSIONES.
Estamos acostumbrados a analizar el tema de la conducta violenta de los hombres, de las
agresiones, de las violencias en cuanto a su relación con las mujeres o con otros hombres diferentes
al estereotipo masculino hegemónico, sin embargo, las cosas han cambiado en el mundo, las
mujeres somos diferentes a las mujeres de hace 30 años atrás, por lo tanto los hombres se han
adaptado a estos cambios, y debemos incluir en nuestros abordajes los micromachismos, con la
finalidad de establecer estrategias de detección y desenmascaramiento de los mismos para que los
hombres aprendan a responsabilizarse del efecto de sus conductas y que las mujeres o parejas
aprendan a no caer en esas trampas.
BIBLIOGRAFÍA.
Bonino, Luis. (1996). Micromachismos. Artículo de versión corregida y aumentada de los artículos
publicados en las actas de las Jornadas de la Federación de sociedades españolas de terapia familiar
y de la Dirección de la Mujer en Valencia/España sobre Violencia de Género. Ed: Paidós. Madrid.
España.
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