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La Guerra de los
Hermanos Ciclo de los Artefactos Libro I
Jeff Grubb
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ndice Prlogo: Atracciones Opuestas (63 AR)..7
Parte 1: Estudio de las Fuerzas (10 - 20 AR)
Captulo 1: Tocasia. . 13 Captulo 2: Ornitptero . 23 Captulo 3: Koilos...31 Captulo 4: Visiones........45 Captulo 5: Cataclismo....59
Parte 2: Objetos en Movimiento (21-28 AR)
Captulo 6: Kroog ..73 Captulo 7: Mak Fawa...93 Captulo 8: Tawnos..111 Captulo 9: Ashnod..121 Captulo 10: Korlis...131 Captulo 11: Asuntos de Estado...149 Captulo 12: Pirexia ..............157 Captulo 13: Conversaciones de Paz. ..... .167 Captulo 14: Movidas Nocturnas..181 Captulo 15: Ataque y Defensa.191 Captulo 16: Secuelas....................207
Parte 3: Trayectorias Convergentes (29-57 AR)
Captulo 17: El Taller de Mishra......213 Captulo 18: La Torre de Urza ....221 Captulo 19: Intercambio de Informacin .. .... ..... ..229 Captulo 20: Transmutadores233 Captulo 21: Torres de Marfil...243 Captulo 22: La Mitra de Urza..251 Captulo 23: Crculos de Proteccin.257 Captulo 24: El Tercer Camino.263 Captulo 25: El Potro269 Captulo 26: Mecanismos.279 Captulo 27: Sylex287 Captulo 28: Argot295 Captulo 29: Man y Artefactos303
Parte 4: Masa Crtica (57-63 AR)
Captulo 30: Tambores de Guerra.313 Captulo 31: Magia y Mquinas319 Captulo 32: El Camino al Apocalipsis.331 Captulo 33: Tawnos y Ashnod.343 Captulo 34: Urza y Mishra...349
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Eplogos: Caminos Divergentes (64).357
Mapas de Terisiare (Durante La Guerra de los Hermanos) ..359
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Prlogo
Atracciones Opuestas
(63 A.R.)
Era la noche anterior al fin del mundo. Los dos ejrcitos se haban reunido en lados opuestos de un valle destruido.
Mucho tiempo atrs ste haba sido un exuberante valle, su extendida llanura surcada
por un amplio y serpenteante arroyo, sus colinas laterales cubiertas de robustos
robledales, Maderaplida y Raicesprofundas. Ahora estos rboles se han ido, no quedan
ms que algunos troncos irregulares, el pasto calcinado, y una tierra seca y estril. El
arroyo no es ms que un lento hilo de agua oculto por una capa gruesa de aceite, cuya
superficie se quiebra solo por ensombrecidas masas de slidos innombrables.
Espesas y entintadas nubes ocultaban de toda vista a las lunas y las estrellas.
Haba estado nublado y fro en Argoth, a pesar de haber tenido una temporada
ms clida en otras partes de Terisiare. Cuando la guerra se haca ms prxima ambos
bandos comenzaron a incendiar los bosques que encontraban a su paso aunque slo sea
para negar a sus oponentes los suministros de apoyo. Durante el da la nube semejaba a
un dosel gris mate, una hoja de acero laminado y sin terminar.
Por la noche iluminada slo desde
abajo, por las miles de fogatas y
fundiciones que ahora salpicaban el
paisaje. A lo largo de los bordes
opuestos del valle iluminado por las
llamas, las fuerzas invasoras
brillaban en la oscuridad como ojos
malficos.
Atravesando el pequeo
arroyo haba un par de gigantes
derribados, restos de una batalla
anterior entre los invasores y los
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habitantes originales de esta tierra. Uno de los gigantes cados estaba hecho de madera
viva, y se haba dividido en mas de mil fragmentos. Su enorme cabeza selvtica
descansaba en el suelo, gritando en silencio a la noche indiferente. Haba sido el ltimo
campen de los nativos de Argoth, el avatar de su diosa, y con su muerte muri toda
esperanza para la gente de la isla.
El vencedor de la batalla tambin haba sido destruido en la lucha. Este enorme
monstruo humanoide era de piedra, sus articulaciones construidas con multitudinarias
lminas seas de hierro y grandes engranajes de bronce. Su cuerpo ltico haba sido roto
y remendado infinitamente, y grandes hojas de metal haban sido atornilladas a su piel
para mantenerlo unido. La batalla con la bestia del bosque haba sobrecargado sus
pistones y armaduras. Su estocada final haba dividido a su oponente, ahora yaca
tendido hacia delante, boca abajo, un puente sobre la tibia corriente. Uno de los brazos
del gigante de piedra haba sido arrancado en medio de la batalla y estaba tendido a
algunos cientos de metros de distancia, sus dedos alzados queriendo desgarrar el cielo.
En la parte posterior del cadver silencioso del gigante de granito una figura
solitaria esperaba. En su juventud haba sido ancho de hombros y guapo, pero los aos
de la guerra y el servicio a su amo le haban agotado. Hoy sus hombros estn hundidos,
y su cuerpo lleva el peso adicional tanto de sus responsabilidad como de su edad. Su
pelo rubio, alguna vez alborotado lo llevaba corto, y un primer lunar de piel se haca
evidente en la corona de su cabeza, heraldo de la calvicie final. Sin embargo, como era
ms alto que la mayora de sus compaeros, los otros no le vean a menos que estuviera
sentado. Por el momento se paseaba a lo largo de la espalda del gigante.
Tawnos se quit su amarronada capa de lana de alrededor de su cuerpo,
maldiciendo el fro y la oscuridad. Mientras lo haca con los dedos roz la coraza de
metal que le colgaba por debajo. No encajaba con l, ya que no haba sido hecha
especficamente para su gran cuerpo, y solo la haba trado como una ocurrencia tarda.
El mensaje haba sido clido y acogedor, pero lleg desde el campamento enemigo.
Urza se hubiera irritado si su ex-alumno hubiera bajado la guardia tan fcilmente.
Hubo movimiento a lo largo del otro lado de la espalda del gigante, cerca de
donde su cabeza destrozada yaca en un ngulo retorcido con el resto del cuerpo.
Tawnos no la vio subir, pero de repente all estaba -un destello de pelo rojo rodeado por
un manto de bano. Pareca como si ella llevara un pedazo de la noche misma. Y lo
llevaba tan bien.
Estaba sola, como haba prometido. Al cruzar hacia l, Tawnos sac un pequeo
dispositivo de bolsillo. Era una esfera achatada con la mecha de una lmpara que
sobresala de la parte superior. Apret un clavo del costado de la esfera, y el dispositivo
chisporrote. La mecha estall en una llama breve, amarilla, que cambi a un tono
naranja suave cuando Tawnos la manipul utilizando el perno lateral. Ashnod se acerc
a la luz, y vio que ella tena esa sonrisa
perpleja que l siempre haba
encontrado atractiva. Tambin vio que
ahora haba cabellos plateados entre los
de color escarlata.
"Haba odo que estabas
muerto", dijo.
"No creas todo lo que oyes,
patito", respondi Ashnod indiferente
con una amplia sonrisa. "He odo de mi
muerte al menos cinco veces en los
ltimos diez aos."
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La sonrisa se desvaneci y la voz se volvi solemne. "Haz venido. Gracias."
"Enviaste un mensaje ", dijo Tawnos.
"Podra haber sido una trampa", dijo Ashnod.
"Podra haber sido", admiti Tawnos y abri su capa. Su coraza reflej la
pequea luz que brill fuera de los dos conjuntos de armas ornamentadas montadas en
sus caderas. Ashnod sonri de nuevo.
"Es bueno saber que ests siendo cauto", dijo.
"Preparado", observ Tawnos. "Eso es todo. Preparado".
Ashnod descolg la mochila en el suelo y se arrodill junto a l. Tawnos vacil,
luego se uni a ella. Se sentaron en relativo silencio durante un largo rato. Lejos, en la
distancia a cada lado del valle, los martillos de la forja preparaban los asuntos
sangrientos del da siguiente.
"Me enviaste un mensaje," repiti Tawnos.
"Este ser el ltimo, sabes." dijo Ashnod mirando hacia fuera en una noche
atravesada por fuegos de color rojo. "La ltima batalla. El conflicto final. De una forma
u otra, la resolucin de la guerra entre tu maestro y el mo."
"Entre Urza y Mishra," dijo Tawnos asintiendo.
"Ambos estn aqu", agreg Ashnod. "No hay refuerzos. No hay retirada posible
para cualquier lado. De una forma u otra, todo termina aqu."
Tawnos se movi incmodo. Haca mucho tiempo que no se haba sentado con
las piernas cruzadas sobre la piedra dura. "Es un buen momento para un final", dijo.
"Todo esto ha durado demasiado tiempo".
Frente a l, Ashnod inclin la cabeza en la luz. "Y se ha perdido mucho."
"Si, muchos han perdido sus vidas", asinti Tawnos.
Ashnod ri, un sonido enfermizo que puso los pelos de punta del cuello de un
irritado Tawnos. "Vidas?" dijo. "Las vidas no son nada. Piensa en todos los bosques
destripados, los lagos drenados, las tierras saqueadas para llegar a este punto. Piensa
que hubiramos hecho con esos recursos. Y la gente: s, la forma en que podran
haberlos utilizado."
Mientras hablaba Tawnos poda sentir como su cara se estiraba en seal de
desaprobacin. Incluso en el tenue resplandor Ashnod poda sentir su irritacin en
silencio. Lo siento dijo al fin. "He hablado sin pensar." "Es bueno saber que hay constantes universales", dijo Tawnos framente.
"Lo siento". Hubo otra pausa, y en la distancia algo traquete. Sonaba como un
demonio riendo mecnicamente. "Cmo est?" dijo al fin.
"Lo mismo, slo que ms", respondi Tawnos. "Y el tuyo?"
Ashnod neg con la cabeza. "Algo est mal ...". Tawnos levant una ceja y
aadi rpidamente, "Mishra est ms fro que nunca. Ms calculador. Estoy
preocupada."
"Yo siempre estoy preocupado", dijo Tawnos. "Urza se ha vuelto cada vez ms
retrado con el paso de los aos."
"Retirado", dijo Ashnod. "Esa es la palabra. Como si no estuviramos all. Como
si no hubiera nadie ms." Ella extendi la mano para tocarle el hombro. Tawnos se puso
rgido, lejanamente inclinado, y ella dej caer el gesto. Tienes razn acerca de que todo es una prdida", dijo al fin. "Pero se puede evitar, incluso ahora."
"Cmo?" los ojos de Tawnos se estrecharon.
"Darle lo que quiere", dijo Ashnod. "Darle a Mishra la otra mitad de la piedra."
"Rendirse?" dijo Tawnos, con voz muy fuerte. "Despus de todo esto,
entregarse? Cuando maana debemos ir al campo de batalla? Antes de venir a Argoth,
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podra haber sido una opcin, tal vez." Pens un momento y dijo ms para s que para su
compaero: "No, ni siquiera antes."
Ashnod levant ambas manos en un gesto pacfico. "Slo una sugerencia,
patito."
"l te ha enviado con ese mensaje?"
No, son mis propias palabras, le espet Ashnod. "l no confa en m", aadi en voz baja.
"Quin podra, en este momento?" pregunt Tawnos. Las palabras salieron de
su boca antes de darse cuenta lo que dijo.
Bien, gru ella, y se levant de repente. Agarr la mochila, que desapareci de nuevo en las sombras de su capa voluminosa. "Si hasta traa regalos".
"Cualquier regalo proveniente de ti sera tratado con desconfianza," dijo Tawnos
revolviendo sus pies y colocndose junto a ella.
Se detuvieron por un momento, y un viento fro pas entre ellos. Luego Ashnod
dio la vuelta para marcharse.
"Tal vez ..." comenz Tawnos. Ella dud de sus palabras. "Tal vez podramos
conseguir unir a nuestros dos maestros", continu. "Sin sus armas. Sin sus ejrcitos. Tal
vez hay una manera de hacer que ambos se entiendan."
Ashnod neg con la cabeza. "Estn congelados en sus acciones ahora, tan
mecnicos como sus propias invenciones, tan implacables como las fases de la Luna
Brillante". Ella mostr una triste sonrisa. "Sueas con un momento en que pudieran
entenderse entre s. Ese momento nunca existi."
Ella se alej de l, luego se detuvo y se volvi. "Maana s cuidadoso. Que
sobrevivas a la batalla." Camin hasta el otro extremo del gigante derribado, y se puso
su capucha. Su cabello escarlata desapareci y se fundi una vez ms con las sombras.
"T tambin ten cuidado", dijo Tawnos a la muda oscuridad y se volvi en
silencio hacia su propio campo. Mientras retornaba, una parte de su mente tom nota de
las condiciones del terreno, ya que tendra que evitar las trampas del ejercito de Urza.
Pero otro segmento de su conciencia medit las palabras de Ashnod, repitiendo
una y otra vez.
Ese momento nunca existi..."
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PARTE I
Estudio De Las
Fuerzas
(10 - 20 AR)
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Captulo 1
Tocasia
La arqueloga Argiviana se quit los lentes y se frot los ojos cansados. La arena del desierto estaba en todas partes, ms an cuando la brisa soplaba hacia el este
desde los yermos del interior. El aire del desierto era tan clido como carbones
encendidos, pero Tocasia se alegr por el viento
suave. Sin la brisa la excavacin sera simplemente
insoportable y sofocante.
La anciana investigadora se sent en una mesa
adornada, un monstruosidad enorme con piernas
gruesas, estriadas y con una pesada incrustacin
superior de cscara brillante. Era un regalo de una de
las familias de la nobleza Argiviana, una recompensa
por "enderezar" a un vstago andante de su lnea. La
herencia pareca casi cmica asentada en el
afloramiento que Tocasia haba reclamado como su
cuartel general, debajo de una lona plidamente gris de muselina de Tomakul.
El regalo haba sido bien intencionado, y ella slo poda imaginar los gastos
derivados del envo de la tabla hasta ella. El desierto ya haba tomado su peaje: el pulido
a mano final haba sido casi completamente arruinado por el viento cargado de arena, y
la madera se haba agrietado debido a la evaporacin del lquido que contena su
interior. Adecuado para una sala de tocador Argiviana, era mucho menos aceptable en el
desierto. Sin embargo, era un espacio plano, y Tocasia lo apreciaba.
La mesa estaba llena de
pergaminos a medio introducir en sus
estuches y mapas de sobrevivencia
sostenidos debajo de trozos de metal
oxidado, los bordes rotos de los papeles
revoloteaban en la brisa. Una parte
particularmente grande de metal azulado
se hallaba directamente frente a Tocasia,
maldicindola con su enigma.
Pareca una parodia de un crneo
humano, con una cara como de
murcilago y ojos fros, impasibles, de
cristal de colores en el metal azul
desconocido.
El propio metal pareca tan dctil y blando como el cobre, pero al doblarlo slo
hizo que recobrara lentamente su forma original. Un conjunto de glifos Thran corra a
lo largo de la parte inferior del crneo, que Tocasia haba traducido aproximadamente
como su-chi. Si este era el nombre de la criatura, su propietario, o su fabricante era un misterio para ella.
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La mandbula inferior del crneo sobresala hacia adelante, terminando en un
puado de colmillos. La parte superior del crneo se haba desprendido para revelar una
maraa de cables de metal azul. Situado entre ellos haba una solitaria piedra grande, era
opaca como un vidrio viejo, desgastada antiguamente y afectada por una grieta
longitudinal a lo largo de la parte superior.
Tocasia suspir. Incluso si su excavadores pudieran encontrar el resto del cuerpo
de este artefacto Thran, era poco probable que alguna vez vuelva a funcionar. El dao
era demasiado extenso, e incluso si pudieran volver a recrear su forma, la piedra
preciosa que le daba su poder estaba hecha aicos. Slo haban encontrado un puado
de piedras enteras y funcionando. Brillando en tonalidades del arco iris, podan
alimentar los dispositivos Thran de mas edad. La mayor de esas piedras haba sido
enviada de regreso a Argivia para un estudio adicional a cambio de ayuda y suministros.
Una sombra toc la esquina de su mesa, y Tocasia salt ligeramente. Haba estado
tan concentrada en el crneo que no haba visto acercarse a nadie. Mir la cara oscura
de Loran y se pregunt cunto tiempo haba estado all la nia.
Loran era la hija de unos nobles y una de las mejores alumnas de Tocasia, aunque
eso no era decir mucho, dada la actual cosecha de estudiantes. Temprano en la carrera
de Tocasia haba aceptado la ayuda financiera de muchas de las casas nobles de
Penregon. A cambio, las casas solan enviar sus miembros ms jvenes mas
recalcitrantes o rebeldes al desierto durante el verano para unirse a la loca arqueloga en
su excavacin de artefactos Thran.
Para ser honestos, Tocasia pensaba, que la mayora de los jvenes que reciba eran
culpables nada ms que de ser tpicos adolescentes y sus padres slo trataban de
sacarlos de sus mansiones. Una vez en el sitio, su inters en el pasado oscilaba entre
mnimo e inexistente. Ellos estaban contentos de estar lejos de las cortes perfumadas y
protegidas de Penregon, sus pequeas intrigas, y lo ms importante, sus padres. Tocasia
les encomend de tanta responsabilidad de como ellos fueran capaces. Algunos
supervisaban a los excavadores Fallaji, mientras que otros ayudaban a recoger y
catalogar los dispositivos que salan a la luz. Sin embargo otros se contentaron con
manejar las catapultas de metralla que flanqueaban el campo y que servan como
elemento disuasorio para los ladrones del desierto y los rocs carroeros. Los jovencitos
y las jovencitas llegaban, cumplan su tiempo, y huan a las ciudades con suficientes
cuentos como para impresionar a sus amigos y con la madurez suficiente para apaciguar
a sus padres.
Y algunos, como Loran, tena la inteligencia, la sabidura, y la presencia de nimo
como para volver despus de su primera experiencia. Loran estaba en su tercera
temporada y entrando en la plena floracin de su feminidad. Tocasia saba que era slo
cuestin de tiempo antes de que la chica comenzara a preocuparse ms por vestidos de
gala y cenas que de artefactos y sitios de excavacin, pero para este verano, al menos, le
complaca tenerla all para ayudarle a catalogar, organizar, y coordinar.
Tocasia parpade, empuj sus gafas mas arriba de su nariz, y arque una ceja
hacia la estudiante. Loran nunca hablara hasta que se le hablara, aunque Tocasia estaba
tratando de romper esa costumbre.
Hubo una pausa, y luego Loran dijo en voz baja, "La caravana de Argivia ha
llegado."
Tocasia asinti con la cabeza. Ellos haban estado observando la nube de polvo
que se levantaba desde el este durante toda la maana, pero haban pensado que no sera
hasta la tarde cuando los vagones de Bly llegaran a destino. El viejo capitn del vagn
habra tenido la posibilidad de adquirir nuevas bestias, o bien el viejo uro, haba
finalmente sucumbido. Lo que quera decir Loran era que los vagones de Bly haban
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pasado a travs de las puertas de la empalizada, y era mejor que Tocasia estuviera all
para salvar a sus estudiantes del mal humor del mercader si la duea del campo no
estaba all para darle la bienvenida.
Loran no se movi, y Tocasia agreg: "Voy a estar abajo tan pronto como sea
posible. Si a Bly no le gusta, que se espere." Los labios de Loran se comprimieron en
una delgada lnea, luego la nia asinti con la cabeza y desapareci. Tocasia suspir de
nuevo. En dos o tres aos Loran estara dndole ordenes a los comerciantes como Bly
sin ningn esfuerzo, pero ahora ella, y la mayora de los otros estudiantes, estaban
intimidados por las bravatas del comerciante.
Tocasia observ como se retiraba Loran, vestida con el traje de trabajo color
crema que utilizaba la mayora de las estudiantes mujeres. Not que la nia tena su pelo
ms largo, a la moda que se llevaba en la capital. El cabello de Loran era largo, oscuro y
espeso, lo que la haca mas extica entre la mayora de sus compaeros. "Un toque del
desierto" era la expresin que utilizaba la nobleza Argiviana. No era un elogio sino una
acusacin tcita de que algn brbaro del desierto estaba al acecho en el rbol familiar.
Tal vez por eso Loran regresaba todos los veranos -no poda ser solo por la presin de la
familia. La ltima vez que Tocasia visit Penregon, la madre de Loran haba dejado
bien en claro que Loran deba frenar esos tontos esfuerzos por hurgar en el polvo en
busca de desechos de metal.
Tocasia mir hacia el campamento, un enorme muro construido en torno a un
conjunto de colinas. Las suaves colinas estaban talladas por lava seca y result ser muy
productiva en artefactos Thran. La empalizada era ms una demarcacin de territorio
que una verdadera proteccin, pero mantena a los bandidos del desierto, como diran
ellos acorralados. La barricada de piedras apiladas estaba flanqueada por un par de catapultas de gran tamao cargadas con ripio suelto para mantener los rocs a distancia.
Dentro de las paredes la mayor parte de la actividad del campo era lenta por el calor del
verano. Una colina en particular, aquella en la que se haba recuperado el crneo su-chi,
result ser particularmente prometedora, y ahora estaba cubierta con una malla de
cuerda y estacas para un examen ms detenido. Las patas de los lentos pebeteros se
movieron pesadamente para alcanzar a los vagones, dirigidos por los nios nobles que
gozaban de aporrear a los animales albinos con sus aguijones improvisados.
La puerta se cerr con el paso del ltimo vagn, y una figura de gran
circunferencia de cabeza salt, agitando los brazos de una manera animada. Bly pareca
disfrutar aterrorizando a los estudiantes, tal vez porque tena que doblegarse a sus
padres de vuelta en Penregon.
Tocasia sonri ante la idea de Bly de vuelta en la capital Argiviana, sombrero en
mano, inclinando ligeramente la cabeza, tratando de enunciar sus demandas sin tener
que recurrir a las maldiciones. El desierto era probablemente el mejor lugar para l.
La arqueloga se pas las manos por el pelo canoso corto, tratando de sacudir
algn enredo inexistente. Cuando ella era joven su pelo haba sido tan largo y casi tan
oscuro y exuberante como el de Loran. Podra haber habido un toque del desierto en el
rbol de su familia. Sin embargo, la edad tiende a hacer iguales a todos las personas, y
su mechones rapados eran ms fciles de cuidar en el desierto.
Tocasia dio a la calavera azul de metal una palmadita cariosa y se levant de su
silla de campamento. Cogi su bastn, un fragmento roto de madera y acero brillante de
algn mecanismo Thran desconocido. Todava estaba lo suficientemente activa como
para justificar su uso como una ayuda extra en el recorrido del terreno irregular y no
como una muleta. Pero los dolores en sus articulaciones durante el fresco amanecer del
desierto contaban una historia diferente.
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Tocasia se tom su tiempo para descender de su elevada posicin. Bly se
embroncara y se quejara, pero eso nunca le impidi comerciar. Los artefactos y botn
vendibles que traera de vuelta desde el sitio haca valer la pena del viaje largo y difcil
hacia el interior.
No fue una sorpresa, entonces, que una vez que lleg a los vagones haba un
amplio crculo de estudiantes y carreteros que rodeaban al patrn del vagn. La sorpresa
se la llev una pareja de jvenes a los que Bly reprenda.
Los dos le eran completos desconocidos. Uno de ellos era moreno y fornido, y
daba un respingo cada vez que Bly bramaba. Estaba medio escondido detrs del otro, un
muchacho delgado, de pelo aleonado, que estaba firmemente parado, recibiendo la
tremenda explosin de truenos que lanzaba el patrn vagonero.
"Engaadores! Tramposos! Mentirosos!" gritaba Bly.
La pareja era de diez aos de edad, segn Tocasia poda adivinar. Doce como
mucho. Esa era la edad en la que los nobles enviaban por primera vez a sus hijos al
campamento de Tocasia. Pero estos no eran sus alumnos, y no se esperaban nuevos
arribos hasta el comienzo de la siguiente temporada. Loran estaba a un lado de la
multitud, pareca tanto avergonzada por la escena como aliviada de no ser el objeto del
temperamento de Bly.
"Trataban de engaarme! Ahora ocpense de la descarga, perros asquerosos!"
farfull Bly, con un tono carmes arrastrndose a travs de su cara.
El muchacho de cabello oscuro levant los puos y dio un paso hacia adelante. El
muchacho rubio que era mayor extendi un brazo para bloquear a su compaero, pero
sus ojos no se apartaba del maestro vagonero.
"Sirrah", dijo con calma, aunque lo suficientemente fuerte como para que la gente
que le rodeaba le escuchara, "hicimos una trato. Trabajaramos para ti solo para pagar
nuestro pasaje hasta aqu. Ahora que hemos llegado, ya no vamos a trabajar mas para
ti."
Bly se volvi apopljicamente prpura. "Estuvieron de acuerdo en servir como
ayudantes durante todo el viaje. El viaje no ha terminado todava; an tenemos que
volver a Penregon!"
"Pero entonces tendremos que volver aqu por nuestra propia cuenta!" explot el
nio rechoncho, inclinando hacia adelante el brazo que le sujetaba el otro.
"Qu est pasando aqu, Bly?" dijo Tocasia.
El capitn de los vagones se gir ante la acadmica, parpadeando como si recin
ahora se hubiera dado cuenta de ella. "Este es un asunto privado, seora Tocasia. Nada
ms."
El ms delgado de los dos jvenes se adelant. "T eres Tocasia la Acadmica?"
"No hemos terminado", quiso comenzar Bly, pero Tocasia levant una mano y
respondi a los jvenes.
Si, lo soy, dijo. Soy Urza," dijo el joven. "Este es mi
hermano Mishra." El ms robusto de los dos
nios asinti con la cabeza, y el mas delgado de
los jvenes sac un sobre maltratado desde el
interior de su chaleco. El sello en la solapa, la
impresin de una familia noble conocida, estaba
intacto, pero pareca como si la carta haba hecho
todo el viaje junto a la piel del nio. Bly respir profundamente cuando la vio.
Tocasia mir a los dos jvenes, luego al patrn del carro. Ella desliz una ua
pulida por la arena del desierto debajo de la aleta y abri la carta. La caligrafa era fluida
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y bien formada, dictada a un escribano, pero la firma en la parte inferior era reconocible,
aunque dbil y entrecortada.
Por un momento se hizo un silencio mientras ella lea, durante el cual tanto Bly
como Mishra cambiaban de posicin con impaciencia, esperando la oportunidad de
comenzar de nuevo la discusin. El joven Urza estaba impasible, con sus manos
cruzadas delante de l.
Tocasia dobl la carta de nuevo y dijo pensativamente: "Bueno, eso es todo." Y a
los dos nios, dijo, "Tomen vuestras cosas, y sigan a Loran hasta sus cuartos." A Bly,
respondi, "Estos dos son de mi responsabilidad. Ellos se estn uniendo como
estudiantes."
El color prpura regres al rostro de Bly. "Pero me deben medio viaje! Me ests
diciendo que tengo que dejar que estos sabandijas rompan un acuerdo justo, solo por esa
carta!"
Tocasia dej que el patrn vagonero se quejara. Vio a los nios sacar un par de
mochilas delgadas de un vagn y poco despus la forma delgada de Loran corriendo
presurosamente. Slo cuando pasaron a travs de la multitud y esta se dispers para
atender inmediatamente los asuntos de la descarga de suministros puso su atencin en
Bly.
"El acuerdo era que trabajaran a lo largo de su viaje," dijo ella bruscamente.
"Cuando llegaron aqu, ese viaje termin. Ellos estn tomando residencia aqu.
Entiendes?". Haba cierto sonido metlico en su voz, e incluso Bly saba que no podra
hacer cambiar de opinin a la erudita cuando utilizaba ese tono. As que, respir hondo
y se conform con calmarse.
Tocasia levant la carta. "Esto es de su padre, de quien no he odo durante muchos
aos. Qu sabes de l?"
Bly balbuce por un momento y luego dijo: "No est muy bien que digamos. Se
ha vuelto a casar recientemente con un marimacho, una verdadera zorra de una buena
familia con sus propios hijos. Se haba puesto gravemente enfermo aproximadamente
un mes antes de salir de Penregon. Podra ser que ya est muerto. "
"Podra ser," dijo Tocasia solemnemente, "o podra estar demasiado enfermo
como para ver el bienestar de sus hijos. T no sabas nada de esta carta, verdad?"
El capitn mir a los pies de su vagn, avergonzado. "No, no lo sabas", continu
Tocasia. "Porque si lo hubieras sabido, no habras tratado de empujar a esos nios a una
negociacin tan difcil. Viaje completo Cuando no! Conocindote, probablemente habras hecho trabajar a esos dos, tan duramente como lo haces con tus uros, o quizs
an peor. Porque sabas que sin esa carta no les tomara slo por su palabra!"
"La nueva madre, es una engendro", dijo Bly en voz baja, a modo de explicacin.
"Buscaba que se fueran, pero no gastara un molino en su bienestar. No quera echar
mano del dinero de la familia, ya que probablemente es todo suyo ahora mismo."
"As que distes a los chicos un descanso, hacindoles trabajar como esclavos, y
tratando de retenerlos, ya que nadie se dara cuenta de su suerte", dijo Tocasia. "Eso es
bajo, incluso para ti, Bly. Ahora descarga los suministros, y s, voy a hacer un
inventario completo, gracias. Y luego vamos a cargar los vagones para tu regreso. Hay
algunos elementos que te proveern un beneficio excelente, a pesar de tu conducta
escandalosa."
Tocasia quera darle algunas lecciones ms Bly, pero Loran lleg corriendo.
"Seora Tocasia, los chicos nuevos!"
Tocasia frunci el ceo hacia la estudiante. La joven al fin haba hablado, por lo
que deba ser importante. "S?"
"Se estn peleando", dijo Loran. "Con Richlau y un par de los otros chicos."
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Tocasia pronunci una leve maldicin. Bly se ri entre dientes. "Puedo llevarlos
de vuelta si as lo deseas, acadmica" dijo.
La erudita le dispar al patrn de los vagones una mirada que pondra los pelos de
punta a un buey detenido a quince pasos. Dijo a Loran, "Busca a Ahmahl y a un par de
los otros excavadores para que los separen. Y enva a los chicos a mi tienda." Loran
vacil, y Tocasia prcticamente pate el suelo. "Ahora!"
La joven desapareci en una nube de polvo, y Bly, dijo, "Creo que ese par traern
ms problemas de lo que valen, si no te importa que lo diga."
"No me sorprende", gru la erudita. "Su padre fue siempre un bicho malo". "As que al final te los vas a quedar?" pregunt el maestro vagonero, moviendo
la cabeza.
Tocasia suspir. S. Le debo mucho a su padre. Por un favor muy antiguo." "Debe haber sido un gran favor", dijo Bly. "Qu te dio?"
"Slo mi libertad ", dijo Tocasia, y se alej del maestro vagonero sin esperar
respuesta.
Bly mir la espalda de Tocasia mientras caminaba de vuelta por la colina. Era su
imaginacin, o pareca ser ms anciana y ms frgil de lo que haba sido hace solo un
momento? Entonces oy gritos roncos entre los vagones, y la idea huy de su cabeza.
"Eh!" grit a los camioneros, arrojndose de nuevo en el trabajo. "Nunca has
transportado mercancas antes? Esa cosa es delicada! Manjalo como lo haras con el
recin nacido de tu hermana, o nosotros no cobraremos!"
La colina le pareci ms empinada a Tocasia en la subida de lo que haba sido en
el camino hacia abajo, y los muchachos ya estaban esperando all cuando lleg a la
cima. Ahmahl y Loran estaban all tambin.
El lder de la tribu de excavadores del desierto asinti con la cabeza bruscamente
hacia Tocasia. En Fallaji, la lengua del desierto, dijo, "Mire al pequeo. Era todo puos
y mordiscos cuando le alejamos. Tanto fuego en alguien tan pequeo. El grande hizo
sangrar la nariz de Richlau, pero no est rota."
Tocasia respondi en el mismo idioma, Richlau merece tener la nariz ensangrentada. Dile que est de servicio en la cocina por el resto del mes. Y traslada las
cosas de los chicos a las tiendas de Havack en su lugar." Ahmahl asinti con la cabeza y
sali del lugar . Loran no hizo ademn de irse hasta que Tocasia le dio instrucciones de
vigilar a Bly.
La arqueloga camin alrededor de la mesa, deslizando el bastn de vuelta a su
estuche, una canasta en forma de tambor hecho de un piel de pebetero. Se apoy con las
palmas sobre la mesa y mir a los dos muchachos. Sus chalecos haban sido destrozados
en la batalla, y los bolsillos de Urza estaban completamente desfondados. Mishra haba
adquirido un ojo negro, y ambos muchachos mostraban numerosas marcas de araazos.
Tocasia suspir y se sent en su asiento. Los muchachos se movieron incmodamente.
"Quince minutos", dijo al fin. "Quince minutos y ya estn en una pelea. Un nuevo
registro, incluso para este lugar."
Los dos chicos empezaron a hablar a la vez. Urza dijo: "Me gustara pedir
disculpas en nombre de todos los involucrados"
Mishra revent con un, "Lo siento, pero en realidad no fue culpa nuestra si" "Silencio!" dijo Tocasia golpeando la mesa duramente, fue tan fuerte el golpe que
el crneo su-chi subi ligeramente, y un pedazo de la incrustacin de perlas rebot fuera de su entorno. Los dos muchachos se calmaron inmediatamente y comenzaron a
mecerse nerviosamente.
Tocasia se reclin en su silla. "Qu pas?"
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Los muchachos se miraron entre s, como si cada uno concediera al otro la
oportunidad de hablar. Por un mutuo consentimiento tcito, Urza gan la oportunidad.
"Uno de los chicos mayores quiso pegarle a mi hermano. Yo le detuve", dijo
remilgadamente. Un nio grande, con pelo rojo y pecas. "Ya lo veo," dijo Tocasia. Mirando a Mishra dijo, "Y por qu Richlau se meti
contigo?"
"No hay ninguna razn", dijo Mishra. Urza empez a decir algo, pero Tocasia
levant una mano para silenciarlo. Despus de un largo silencio, Mishra agreg, "Me
dijo que estaba en su cama."
"Y estaba en lo cierto?" pregunt la sabia.
Mishra se encogi de hombros. "Supongo". Entonces, despus de una pausa,
solt: "Pero l no tena por qu ser grosero al respecto!"
"Richlau es grosero con todos ", dijo Tocasia. "Vas a tener que acostumbrarte si te
quedas por aqu." Enfrentando a Urza, dijo, "T eres el hermano mayor, correcto?"
"As es", dijo Urza, pero Mishra hizo un pequeo ruido de tos. Urza hizo una
mueca y aadi: "Debo decir que Mishra y yo nacimos en el mismo ao, yo nac en el
primer da del ao, Mishra naci en el ltimo. As que salvo ese ltimo da , yo tengo un
ao ms."
"En el ltimo da, somos iguales!" chill Mishra, como si estuviera contento de
que su hermano se hubiera corregido.
Tocasia levant la carta del chaleco de Urza. "Saben lo que dice?"
Una vez ms, los dos muchachos se miraron entre s. Tocasia sinti que hablaban
en un lenguaje secreto, un lenguaje que solo ellos podan escuchar.
No exactamente, respondi Urza al fin. "Su padre era un querido amigo mo a quien le debo mucho", observ Tocasia. "l
quiere que yo cuide de ustedes, que los cuide por si algo le ocurriera a l. Eso significa
que van a quedarse por aqu un buen rato. Y eso significa trabajar conmigo y con mis
alumnos. Si se sienten incmodos con este acuerdo, puedo enviarles de vuelta con Bly,
pero para ser honesta no s qu clase de bienvenida les esperar en Penregon ".
Una vez ms los chicos se miraron entre s. Fue Mishra el que habl en esta
ocasin, "Qu es lo que haces?"
"Excavo", dijo Tocasia. "O, mejor dicho, superviso a otros que excavan. Estamos
buscando artefactos aqu. Sabes de que estoy hablando?"
"Restos del pasado", dijo Urza. "De una civilizacin que estaba aqu mucho antes
de Argivia o de cualquiera otra nacin de Terisiare. Antigedades."
"As es", dijo Tocasia. "Artefactos cuyo
poder abarca desde juguetes pequeos hasta
grandes mquinas, mquinas que pueden hacer el
trabajo de muchos hombres."
"Al igual que esas cosas grandes blancas
parecidas a bueyes?" pregunt Mishra, casi en
silencio.
Tocasia arque una ceja hacia el hermano
menor. "S, por supuesto. Los pebeteros que
utilizamos aqu como bestias de carga son
artefactos, los cre yo hace un tiempo en base a
los diseos que hemos reconstruido de la raza Thran, una raza constructora de
artefactos. Los pebeteros son fuertes y leales mquinas irreflexivas, unos trabajadores
incansables. No requieren agua ni comida, y cuando se rompen, los fluidos de sus
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articulaciones se utilizan para preparar una bebida fuerte que comerciamos con las
tribus del desierto a cambio de informacin y otros artefactos".
"Suenan muy tiles", dijo Urza.
Tocasia se reclin en su silla. "Mishra, estoy impresionada. El esqueleto est
cubierto por cueros cosidos para proteger el funcionamiento de las arenas del desierto.
Tuve una estudiante que era muy til con la aguja. La mayora de los nuevos estudiantes
asumen que los pebeteros estn vivos, puesto que la nica cosa comparable son los
uros.. Tocasia ri. "Una de las bromas que Richlau y los otros muchachos probablemente estaran preparando sera asignarte a alimentar a un pebetero y no volver
hasta que hubiera terminado su comida. Cmo has adivinado que no estaban vivos?"
Mishra parpade, y luego frunci el ceo. "No lo adivin. Slo lo saba."
Urza dijo: "Su marcha no es la correcta de un ser vivo. Se lanza hacia adelante
cada vez que da un paso. Una criatura real sera ms suave." Mir a Tocasia y se
encogi de hombros. "Yo tambin lo saba, pero no crea que fuera lo suficientemente
importante como para mencionarlo. Los Thran deben haber sido gente maravillosa para
haberlos creado."
Tocasia dijo: "Y qu sabe usted de los Thran, joven Urza?"
El nio de pelo rubio separ sus pies y se llev las manos a la espalda en una
posicin de recitacin que Tocasia recordaba de su propia juventud.
"Los Thran fueron una antigua raza que vivi en esta tierra muchos miles de
aos atrs. Crearon una serie de dispositivos maravillosos, slo unos pocos de los cuales
han sobrevivido hasta nuestros das. El gran reloj de la Corte Suprema de Penregon se
dice que es un artefacto Thran."
Tocasia reprimi una sonrisa, el dispositivo que haba en el corazn del reloj
haba sido uno de sus primeros hallazgos. "Pero quines eran?" -pregunt ella.
"Quines fueron los Thran? Eran humanos?"
Urza se asombr, como si la pregunta fuera imparcial. "Por supuesto. Por qu
no habran de serlo?"
"Qu pruebas puedes ofrecer?" pregunt Tocasia.
Urza pens por un momento, y Tocasia not que baj un poco la cabeza como si
tratara de apoyar un crneo lleno de pensamientos contra su pecho. "Yo no me acuerdo
de nada que diga que no lo eran. Po eso
supuse que lo eran."
"La mayora de la gente lo hace",
dijo la acadmica. "Pero la verdad del
asunto es que no sabemos. En efectivo,
pueden haber sido humanos. Ahmahl,
uno de los Fallaji, tiene algunos cuentos
populares acerca de cmo los Thran eran
poderosos dioses que condujeron a su
pueblo a este mundo, pero las historias
estn muy descuidadas en detalle. Los
Thran podran haber sido minotauros,
elfos, enanos, duendes" "Oh, espero que hallan sido
minotauros!" dijo Mishra. "Esos si que
tienen un buen aspecto!"
Urza extendi las manos delante de l y dijo secamente: "Tuvimos un carnaval
en Penregon cuando ramos ms chicos. La mayor parte de lo que sabe Mishra de
minotauros viene de haber visto uno all."
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"Pero el hecho es que no sabemos quines fueron los Thran", continu Tocasia.
"Y por ello excavamos, examinamos y tratamos de juntar las piezas del pasado. Los
pebeteros son el resultado de lo que hemos aprendido. As como, en menor medida, las
catapultas de metralla que custodian el campamento. Lo que s sabemos es que muchos
de los dispositivos Thran fueron impulsados por fuentes de energa cristalina. Las
llamamos piedras de poder. Como las llamaban los Thran es una incgnita. Tenemos
una idea aproximada de su lengua, aunque muy poco se halla escrito. No hemos
encontrado estatuas, arte, cermica o nada que implique las artes creativas. Sabemos
que destruyeron esta tierra y la dejaron casi desnuda, pero no sabemos cmo murieron,
si por una guerra interna, hambre o peste."
Suspir. "No tenemos ni siquiera idea de cmo eran fsicamente. Podran haber
sido como nosotros. O podran haberse visto como nuestro amigo de aqu." Empuj
hacia adelante al su-chi del escritorio y le acarici.
Mishra se adelant y cogi el crneo. Tocasia se sorprendi por la velocidad que
slo los depredadores del desierto y los nios pequeos pueden manejar. Le dio vuelta
una y otra vez en sus manos.
"Detente", comenz Tocasia. Quiso decir: "Deja eso y ponlo en su sitio," pero
era demasiado tarde. Al primer sonido suyo Urza se lanz hacia su hermano pequeo.
"Djalo donde estaba!" grit el muchacho de pelo rubio. "Podra ser
peligroso!"
"No es peligroso", gru su hermano de pelo mas oscuro. "Si fuera peligroso, lo
habra tenido en un lugar donde no podramos tocarlo!"
Entonces, es frgil! "grit Urza. "Lo vas a romper!" "Si lo rompo, ser por tu culpa!" dijo Mishra. La pareja form un nudo
apretado, el crneo, su-chi entre ellos.
"Dselo!" grit Urza.
"No!" respondi Mishra.
"Basta!" rugi Tocasia, haciendo tronar las dos manos en la parte superior de la
mesa. En un momento los nios estaban derechos otra vez, y el crneo qued
balancendose suavemente contra la incrustacin de perlas en la que haba estado unos
minutos antes.
La erudita frunci el ceo ante los muchachos. "Ustedes hablan mucho y parecen
tener bastante energa para quemar. Es suficiente. Van a pasar lo que queda del mes
aprendiendo desde el principio. Empezarn trabajando en la cocina. Junto con Richlau,
por lo que les recomiendo que encuentren la manera de tratar con l. Si tengo ms
problemas con ustedes, voy a enviarlos de vuelta con Bly. Tocasia les ech una mirada. "Me he expresado con claridad?"
Como si fueran uno, ambos nios asintieron con la cabeza.
"Bien". Tocasia dej caer su delgado cuerpo en la silla. "Ahora, reprtense a la
tienda de campaa y empiecen a pelar tubrculos. Estn preparando una gran fiesta esta
noche para los hombres de Bly. Confo en que no habr ms problemas"
Ambos nios asintieron nuevamente al unsono con la cabeza. Tocasia les hizo
seas de que se retiraran, y desaparecieron de su tienda, dejando rastros de polvo detrs
de ellos mientras correteaban por la ladera.
A pesar de todo Tocasia sonri. Eran tan parecidos en edad, pero su orden de
nacimiento estableca sus actitudes. Urza tena diez aos pero se comportaba como si
fuera mucho mayor y se senta responsable de su hermano menor. Mishra tena casi
diez, pero actuaba ms juvenilmente y era ms exuberante. Probablemente siempre
estara dispuesto a probar cosas nuevas, pens Tocasia, porque su hermano mayor
estara all para cuidar de l.
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An as, pens, sera razonable dedicarle algunas palabras a Richlau. Hacerle
saber que a ella no le gustara escuchar que le estaba haciendo la vida difcil a los dos
estudiantes ms nuevos y jvenes. Eso podra crear sentimientos contrarios si los "nios
nuevos" eran conocidos por ser sus favoritos, pero sera un pequeo precio, y algo
temporal. Al final de esta temporada, este grupo de jvenes nobles regresaran a
Penregon y un nuevo contingente tomara su lugar. Los hermanos deberan ser capaces
de manejarse por s mismos para ese entonces, pens, o se habran ido.
La sonrisa de Tocasia se desvaneci mientras coga el crneo metlico su-chi. Lo
examin cuidadosamente para ver si los muchachos lo haban daado an ms en la
refriega. De alguna manera, observ, las dos mitades del cristal de poder se haban
unido durante la lucha. La grieta longitudinal se haba desvanecido, y el cristal ahora era
una pieza slida. An ms interesante, haba un parpadeo de luz en lo ms profundo del
cristal, una luz dbil, pero que indicaba que el cristal segua manteniendo parte de su
energa.
Tocasia mir el crneo y su cerebro cristalino hasta que Loran lleg a buscarla
para la cena con los hombres del capitn de las carretas y sus propios alumnos. Pero sus
ojos y sus pensamientos se desviaban muy a menudo durante la comida hacia los dos
chicos que haba llegado recientemente al campamento.
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Captulo 2
Ornitptero
Tocasia no envi a los chicos de vuelta con Bly en ese viaje, ni en ningn otro viaje a Penregon durante los siguientes seis veranos. Urza lleg a un acuerdo con
Richlau, y Mishra era ms cuidadoso al sentarse en literas que no le pertenecan. Loran
volvi a Penregon y se qued all por cinco aos. A Bly comenzaban a desgastrsele los
bueyes nuevos y trat de comprarle uno de los pebeteros a Tocasia sin xito. Tocasia
sigui excavando y cuidando de los dos muchachos.
Al principio Tocasia pens en Urza y Mishra como dos partes de una misma
entidad. Su inclinacin se vio reforzada por la manera en que los dos se miraban entre s
antes de contestar una pregunta. Sin embargo, eran personas muy diferentes, y el
desierto recalc diferentes partes de su personalidad.
Urza se hizo ms estudioso, devorando cada trozo de informacin que Tocasia
haba reunido de los Thran. Examinaba minuciosamente las listas de artefactos de
temporadas anteriores e incluso los montones de desechos de material que haban sido
descartados. De esta manera encontr varias piezas que pertenecan a descubrimientos
ms recientes, pero haban sido descartadas por no concordar con aquellas encontradas
por aquel entonces.
Tocasia se dio cuenta que Urza estaba intrigado por la manera en que
funcionaban las cosas. A los doce aos separ las extremidades anteriores de uno de los
pebeteros, volvindolas a montar slo despus de que Tocasia le amenazara con
terribles consecuencias. l y Mishra se quedaron reconstruyendo a la bestia durante toda
la noche, y su rediseo improvisado detuvo el tambaleo que haba experimentado el
equipo previamente.
El hermano mayor creca fuerte pero se
haca cada vez ms delgado en el sol caliente.
Su cabello se ti de un rubio pajizo, y ahora
lo llevaba recogido en forma de cola de
caballo colgando de la parte posterior de su
cuello. Sus conocimientos eran enciclopdicos
y sus ideas perspicaces.
Mishra tambin floreci en el aire seco
del desierto. Mientras Urza urgaba entre rollos
hechos jirones y mapas, Mishra aprendi a
remover, tamizar, y excavar. El hermano
menor pasaba ms tiempo fuera en el campo
que su congnere. Trepaba entre las expuestas
paredes rocosas y los ridos despojos . Al poco tiempo poda observar el sitio de una
excavacin y aventurar una respuesta sobre a que profundidad deberan llegar las
excavadoras para encontrar los artefactos Thran. Sus suposiciones eran cada vez mas
acertadas.
Tocasia se dio cuenta de que Mishra pasaba ms tiempo con los otros estudiantes
y excavadores, as como con Ahmal, de lo que lo haca su hermano. Despus de la cena,
24
mientras Urza estaba encorvado sobre las ligaduras de algn artefacto esqueltico,
Mishra se encontraba en el campo con los buscadores, escuchando las leyendas del
pueblo Fallaji. Haba cuentos de incursores y hroes y genios del desierto, de grandes
ciudades encerradas en botellas y almas desgraciadas transformadas en burros. As,
Mishra se enter de que la gente del desierto consideraba a los Thran como una raza de
semidioses que haban utilizado sus artefactos para crear ciudades terriblemente
maravillosas.
Tocasia sospechaba que los excavadores le dejaban probar a Mishra su nabiz, el vino poderosamente fermentado y condimentado con canela preferido por la Fallaji,
pero no dijo nada. Le pareca bien que Mishra se hubiera alejado un poco de debajo del
ala protectora de su hermano. Por otra parte, como Urza pasaba la mayor parte de su
tiempo envuelto en sus estudios a Tocasia le pareci que este no se dio cuenta de que su
hermano pasaba ms tiempo con los dems que a su lado.
El trabajo en el sol del desierto fortaleci a Mishra. Se volvi ms musculoso, y
como resultado de las largas horas pasadas en los sitios de excavacin, su carne tom un
bronceado tan profundo como el de aquellos que trabajaban all. Su pelo oscuro se
arrastraba tras l como un estandarte, adornado con trenzas a la moda del desierto. Tena
los hombros ms anchos y un esqueleto mas firme que su hermano mayor y ahora poda
manejar la chatarra sin la ayuda de Urza.
Ambos muchachos eran trabajadores incansables, y Tocasia se dio cuenta porque
Bly haba tratado de quedrselos. Pero algo ms que su trabajo los vinculaba a ella.
Cada uno de los hermanos tena un entusiasmo por sus tareas que era contagioso.
Tocasia no senta la necesidad de hablar con ellos como si fueran nios, sino que
hablaba con ellos como lo hara con adultos de confianza, y ellos le devolvan esa
confianza.
Pronto, la pareja fue considerada tan vital y permanente por una parte del
campamento como lo era Tocasia misma. Luego de dos aos, los jvenes nobles
procedentes de Penregon tenan la misma edad que Urza y Mishra, y los hermanos ya
conocan la disposicin de la tierra. Recordando sus propias experiencias, la pareja
siempre buscaba a los futuros matones entre el grupo y dejaba en claro que no
permitiran la persecucin de los estudiantes ms pequeos. Dos aos mas tarde los
hermanos ya eran considerados como los lderes de facto del contingente de estudiantes,
lo que permita a Tocasia ms tiempo para su propio examen de los artefactos y las
piedras de poder.
En el otoo del segundo ao lleg la noticia al campamento, a travs de las
caravanas de Bly, de que el padre de Urza y Mishra haba fallecido despus de una larga
enfermedad. La carta haba sido escrita breve, rpidamente, por la madrastra de los
nios. La misiva no hablaba nada acerca de una herencia, y Tocasia sospech que tal
vez nunca se hara mencin de ella.
Le dio la noticia primero a Urza. Quin estaba trabajando debajo de la tienda de
Tocasia, limpiando el polvo de un dispositivo que se haba encontrado ese mismo da, y
que se hallaba impulsado por un resorte en espiral. Tocasia sospechaba que no era ms
que un mecanismo de reloj, pero el joven haba encontrado smbolos grabados a lo largo
de la longitud del resorte, smbolos que pareca tener una relacin conocida con los
glifos Thran. Cuando ella le habl de su padre, Urza dej sus herramientas y se qued
mirando un largo rato hacia la incrustacin de perlas que tenan en la parte superior. Se
frot los ojos y agradeci a Tocasia la informacin, a continuacin, tom sus
herramientas de nuevo, y contino ocupndose del dispositivo.
Mishra respondi de manera muy diferente. Cuando Tocasia le dio la noticia
huy del lugar de la excavacin, subiendo por el lado rocoso sobre el campamento de
25
Tocasia. Su hermano mayor quiso ir tras l, pero Ahmahl se lo impidi. Mishra necesita desahogarse a solas, le dijo el Fallaji. Sin embargo, despus de la cena, Tocasia vio a Urza subir el afloramiento, y sentarse junto a su hermano durante mucho
tiempo para ver como la Luna Resplandeciente se alzaba sobre el desierto. Ninguno de
los hermanos mencion despus este incidente, y Tocasia siempre se pregunt que se
habran dicho el uno al otro en aquella colina rocosa .
En la primavera del sexto ao de la llegada los muchachos Loran regres, esta
vez como representante oficial de su casa en lugar de como una simple estudiante. Ella
tambin haba crecido y ahora era una dama de alta cuna (Bly inform a Tocasia con un
guio y un codazo poco sutil) con una serie de pretendientes que deseaban tanto su
mano como el dinero de su familia. Oficialmente, Loran estaba all para inspeccionar el
campamento debido a los logros recientemente adquiridos y para recomendarle a su
familia el aumento del patrocinio de los trabajos de Tocasia. En realidad, esa decisin
podra haber sido tomada en Penregon, un nmero creciente de jvenes lderes de las
diversas familias haban pasado al menos un verano trabajando para Tocasia, y sus
buenos recuerdos ahora volvan convertidos en grandes aportes. A la Corona Argiviana
no le importaba el trabajo de Tocasia, ella lo saba, pero la Corona Argivian era dbil y
trataba al asunto como trata todo lo que no le importaba: ignorando el problema.
Loran haba hecho el largo y difcil camino hacia el campamento, sobre todo
para ver a Tocasia otra vez, y Tocasia lo saba. La mayora de las formalidades y la
suavidad de la principiante desaparecieron al final de la primera noche, y para el
medioda del segundo da Loran rondaba junto a Tocasia mientras esta se mova de
excavacin en excavacin.
Tocasia tena algo para mostrar a Loran, una historia que ella podra llevar de
nuevo a los otros estudiantes antiguos de la capital Argiviana. Se haba producido un
repentino aguacero el mes anterior, una lluvia implacable que haba amenazado a varios
de los sitios de excavacin. Rahud, uno de los buscadores de Ahmahl, haba odo decir a
un miembro de la familia nmada que la lluvia haba llegado an ms lejos al norte.
Esta tormenta haba inundado gran parte de una zona rida en la que haca muchos aos
no llova revelando lo que pareca una mquina Thran. Rahud le dijo a Mishra, Mishra
inform a Tocasia, y un da despus el grupo haba realizado una pequea expedicin al
norte.
Lo que haban encontrado era un dispositivo, y sin ninguna duda de origen
Thran. Al principio pareca como una especie de embarcacin de vela, algo imposible
en el desierto. Largos mstiles de madera balsa sobresalan de orillas opuestas, a los que
se haba unido lo que pareca ser el aparejo de una vela. Urza lo examin y, a
continuacin, para sorpresa de Tocasia, declar con confianza que era un artefacto
volador, algo nunca visto en los cielos de Terisiare salvo en la ms antigua de las
historias.
Para la siguiente semana la actividad del campamento se traslad al nuevo sitio,
en busca de hacer palanca para soltar la mquina de vuelo parecida a un pjaro y
trasladarla de vuelta al campamento principal. Las excavadoras tuvieron que trabajar
rpidamente para evitar la atencin de los Fallaji menos amistosos as como los rocs
depredadores color arena. Mientras los estudiantes trabajaban a presin acarreando
tierra y removiendo los escombros, Urza y Mishra acamparon en el sitio para proteger
el nuevo hallazgo.
Al cabo de algunos das el dispositivo se hall libre de la tierra circundante y las
rocas, y a Urza le fue dada la razn. Lo qu Tocasia haba tomado como velas en
realidad eran las alas. El artefacto pareca moldeado con forma de pjaro as que
Tocasia lo llam ornitptero. Ambas alas estaban intactas, aunque el conjunto de la
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cola haba sido aplastado. Un pequeo laberinto de cables y tubos en el corazn de la
nave resguardaba una piedra de energa, ahora destrozada.
Dos das antes de la llegada de
Loran el ornitptero estaba de vuelta
en el campamento, y Tocasia se
alegr de ver la cara de la joven dama
cuando vio los restos andrajosos. Para
cualquier otro Argiviano era un lo de
mstiles fracturados, metal
destrozado, y pedazos de tela antigua,
pero para cualquier antiguo alumno
de Tocasia era un tesoro. Ver este
gran dispositivo despus de pasar un
verano entero tratando de liberar
fragmentos de roca con un cepillo
pequeo hizo indescriptiblemente
felices a la arqueloga y a sus alumnos.
Tocasia tambin observ que con el paso del tiempo Loran se haba vuelto ms
segura de s misma. Ya no dudaba en hablar. Tampoco se pasaba todo el tiempo con su
antiguo mentor. Durante los primeros das se qued cerca de Urza, quin haba quitado
el cristal del ornitptero y estaba ocupado desmontando y limpiando el pequeo
dispositivo. Entonces, repentinamente y sin previo aviso, dedic su tiempo y atencin a
Mishra, quien trabajaba en la reconstruccin del enorme esqueleto de la nave. Tocasia
no saba lo que haba ocurrido, si algo haba ocurrido, para que Loran cambiara su
inters, y ninguno de los dos jvenes nunca la mencion en presencia de la estudiosa.
La joven regres a Penregon prometiendo apoyar a Tocasia, llevando un pedido
de telas livianas para velas , y los hermanos regresaron a su trabajo. Mishra haba
reconstruido el esqueleto del ornitptero, pero la naturaleza del conjunto de la cola le
desafiaba. Casi por acuerdo tcito, Urza se hizo cargo de la reconstruccin de las alas,
descubriendo por donde corran los cables y cmo iban a funcionar en vuelo. Fue Urza
quien descubri que las alas con forma de vela deban ir cruzadas con delgadas cuerdas
con el fin de mantener su forma durante el vuelo. Por su parte Mishra confirm esto al
traer delgados arcos rotos con forma de costillas junto con filamentos de alambre
pelado. Urza vio que era mejor utilizar alambre para controlar la forma de las alas que
las simples cuerdas , as que se curs otro pedido para Bly. Los dos jvenes se pasaron
horas leyendo el diseo, tratando de determinar cmo haran funcionar la cola.
En total se tard ocho meses para reconstruir el ornitptero. La clave fue la caja
de cables y discos que servan como motor de la nave. Ni Urza, ni Mishra, e incluso ni
Tocasia saban exactamente cmo el pequeo motor podra hacer funcionar al enorme
ornitptero, slo saban que lo haca. Urza utiliz el dbil y pequeo cristal que haba
pertenecido al crneo su-chi para alimentar el dispositivo.
Era el ltimo da del ao, el cumpleaos de Mishra, cuando la nave finalmente
estuvo lista . El da era sorprendentemente clido, y un viento suave soplaba del
desierto. Hubo cierto debate sobre quin tendra el honor y el peligro del primer vuelo
de prueba.
"Debo hacerlo", dijo Urza. "Despus de todo, yo soy el nico que comprende el
funcionamiento del cristal de energa."
"Yo debo hacerlo", respondi Mishra. "Las palancas de control de vuelo de las
alas son testarudas, y necesitarn una mano fuerte para mantenerlas en lnea."
"Yo soy ms ligero", dijo Urza.
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"Pero yo soy ms fuerte", espet Mishra.
"Yo soy capaz de mantener las palancas en su lugar", dijo Urza.
"Pero yo tambin entiendo como funcionan los cristales de energa", aadi
Mishra rpidamente.
"An as yo soy el mayor," dijo con aire de suficiencia Urza.
"Y es mi cumpleaos!" grit Mishra, la sangre corriendo por su rostro. "As que
estamos iguales".
Tocasia mir a los dos jvenes y dej escapar un profundo suspiro. Estos
desacuerdos eran poco frecuentes, pero eran lo suficientemente graves como para
crearle varios problemas. Por fin, dijo, "Si ustedes no pueden decidir, entonces voy a
tener que arriesgar mi viejos huesos en este dispositivo."
Los dos jvenes miraron Tocasia, a continuacin, se miraron entre s. Cada uno
seal al otro y dijo: "l debe volar."
Al final, arrojaron una moneda. Ganado Urza, mientras Mishra hizo un trabajo
aceptable al contener su decepcin con el ltimo de los preparativos. Se haba preparado
un amplio sitio nivelado fuera de las puertas de empalizada para hacer despegar la nave.
El joven rubio subi a la cubierta en la parte delantera del ornitptero y poco a poco
presion las dos palancas principales, acoplando el cristal arcano en el laberinto de
engranajes y ruedas que l haba reconstruido cuidadosamente en los ltimos meses. La
nave entera tembl cuando el ltimo de los cables fue energizado y las alas se doblaron
en forma de acorden conformando un par de velas grandes.
Las alas golpearon el suelo: una primera, segunda, y luego una tercera vez. El
ornitptero dio un pequeo salto en la tercer batida, y Tocasia vio a Mishra asustarse.
El nio ms joven no dijo nada, sus ojos parecan paralizados por la vista, y sus manos
estaban cerradas. Tocasia se pregunt si estaba preocupado por su hermano o
preocupado de que su hermano daara la mquina antes de que tuviera la oportunidad
de probarla.
El dispositivo dio otro salto corto, luego otro, ms grande. El polvo de los
fuertes aleteos vol en todas direcciones, y los estudiantes se retiraron, cubriendo sus
ojos y sus bocas de los remolinos de arena. Un ltimo salto, y esta vez el ornitptero no
volvi a bajar.
Sobrevol el suelo, sus alas luchando contra el aire caliente. Tocasia y el resto
de los estudiantes poda or el sonido de los cables debido a la tensin mientras la
pequea embarcacin, como una cra de Roc dejando por primera vez el nido, salt por
los aires.
El ornitptero subi a los cielos, y hubo un ruido agudo cuando Urza coloc el
mecanismo de bloqueo en su lugar, fijando las alas solidamente, para poder planear.
Urza estuvo en el aire durante diez minutos. Dio la vuelta al campamento dos
veces, y hubo cierto nerviosismo cuando la nave cay repentinamente tres metros, pero
rpidamente subi de nuevo. Urza vol en crculos una vez ms y, a continuacin,
apunt el ornitptero hacia la plataforma de despegue. Las alas desbloqueadas
golpearon el suelo al aterrizar. Los soportes del esqueleto gimieron pero mantuvieron a
la nave en posicin horizontal.
Urza sali. "Sent que el aire se tornaba algo ms fro", dijo brevemente a
Tocasia.
"Debe ser un efecto derivado de su capacidad para mantenerse en alto".
"Djame probar", dijo Mishra.
Urza no se alej del dispositivo. "Debemos comprobar todos los acoplamientos
por si hubo algn desgaste", observ, hablando a Tocasia, "Y los puntales en busca de
fracturas. Por no hablar de la integridad del cristal de poder".
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Mishra mir a Tocasia, su rostro se ensombreci.
"Urza," dijo Tocasia en voz baja, "deja que tu hermano utilice el ornitptero."
Urza abri la boca para discutir, a continuacin, mir a su hermano y en silencio
se hizo a un lado.
Cuando Mishra se coloc en el dispositivo de vuelo, Urza apoyndose en la
carcasa le dijo "La palanca derecha se traba, as que tendrs que poner algo de fuerza".
Mishra slo sonri y grit: "Aljate!" Coloc las dos palancas en su lugar
haciendo batir las alas.
Urza dio marcha atrs alejndose rpidamente de las enormes alas. La arena que
no haba sido desperdigada esta vez desapareci en un cicln de viento.
El ornitptero se elev casi verticalmente en un rebote individual. El
campamento entero pudo or el agudo crujido de los puntales de madera balsa y el
ensordecedor zumbido de los cables mientras pasaban a travs de los aros de metal y las
poleas. Urza hizo una mueca como si el sonido le hiriera fsicamente.
"Hubiera sido mejor inspeccionar la nave antes de haberla hecho volar
nuevamente", dijo a Tocasia con los dientes apretados.
Hubiera sido mejor, pero no hubiera sido lo ms sabio, respondi la anciana erudita.
Mishra subi unos treinta metros, cerr las alas, y luego oblig a la nave a dar un
salto precipitndose sobre el campamento. Ovejas y cabras encerradas en sus corrales
soltaron balidos aterrorizados cuando el ornitptero pas tan slo a unos metros por
encima de ellos. Mishra tir de las palancas, contrajo nuevamente las alas, y la nave
subi de donde haba provenido.
"No crees que el artefacto necesita un piloto ms ligero, ahora?" dijo Tocasia.
Urza se encogi de hombros. "En realidad creo que las alas son suficientemente
fuertes como para levantar a tres o cuatro personas. Solo hara falta ampliar la cabina."
"As que el argumento que habas expuesto a tu hermano de que t eras el ms
capaz para volarlo por ser el ms ligero ha sido refutado", contest sonriendo la anciana.
Urza despleg una mueca de dolor, pero no dijo nada.
Mishra dio vuelta al campamento dos veces mas que lo que Urza lo haba hecho
antes. Tocasia imagin que el muchacho fue a buscar el mismo lugar de aire fro para
poder afirmar lo que haba dicho su hermano. Tambin se dio cuenta de que, si bien
Urza se haba concentrado en mantener nivelado el artefacto, Mishra continuamente se
abalanzaba haciendo movimientos parecidos a los de las aves, ladeando a un lado y
luego al otro.
Mishra vol sobre el campo una vez ms y dirigi la nave hacia el oeste a lo
profundo del desierto.
La forma de la ornitptero se convirti en un borrn, y luego una mancha en el
horizonte. Tocasia y Urza se miraron entre s.
"Tal vez uno de los cables de direccin se rompi", dijo Tocasia.
"O el pequeo tonto quera ver hasta dnde poda ir", se quej Urza, corriendo
hacia la elevacin rocosa para tener una mejor vista.
Urza haba subido slo la mitad de la colina, cuando el sonido de las alas
cortando el aire caliente anunci el retorno de Mishra. El hermano ms joven dio la
vuelta al campo dos veces y luego aterriz poco ms all de las puertas de la
empalizada. En el momento que Mishra aterrizaba Urza le estaba esperando con el
rostro tan severo como la piedra.
"Qu crees que ests haciendo?" -grit hacia Mishra cuando este sala de la
cabina. "Ya era suficiente con que hayas esforzado las poleas con tu zambullidlas!
29
Como para volar fuera de la vista del campamento! Podras haber sido atacado por
rocs!. Si te estrellabas en el desierto, tal vez no te habramos encontrado mas!"
Mishra no pareca estar escuchando. En su lugar, dijo, "Qu no vistes los
dibujos? Porque yo si lo hice"
Urza se asombr y mir a Mishra, desconcertado.
El hermano de cabello oscuro se volvi hacia Tocasia. "Afuera en el desierto,
hay dibujos. Montculos de tierra oscura rodeados de arena ms ligera. Los hemos
pasado por arriba cuando fuimos de a pie, pero nunca nos dimos cuenta. Pero desde
arriba, se pueden ver que son grabados! Hay dragones, genios, rocs, incluso minotauros.
Se volvi hacia su hermano. "Los has visto, no?"
Urza lo mir estupefacto. Entonces, con ms cautela, respondi: "Estaba ms
preocupado por el rendimiento de la nave."
Mishra no se molest en escuchar. "Rodean un montculo de gran tamao.
Apuesto a que si se comprueba, hallaremos un especie de antiguo campamento Thran."
"Podra ser un lugar Fallaji sagrado", coment Urza, pero Mishra neg con la
cabeza.
"No, dijo enfticamente. "No hay nada en los cuentos legendarios sobre asentamientos Fallaji en esta rea inmediata. Creo que es Thran, y creo que debemos
investigar".
"Lo que debemos investigar es el dao que con los vuelos sufri el ornitptero,"
dijo Urza, ya rondando a lo largo de las alas, tirando de las telas y pasando sus manos a
lo largo de los puntales.
Tocasia extendi las manos en un gesto que abarcaba a los dos hermanos.
"Tenemos que celebrar", dijo. "Habr suficiente tiempo para hacer todo lo dems en la
maana."
Esa noche los estudiantes y excavadores construyeron una gran hoguera en el
campamento y se reunieron alrededor de las llamas que iban en aumento. Haba un aire
de entusiasmo entre los estudiantes. Los jvenes nobles tenan nuevos cuentos para
llevar a Argivia. Ellos haban estado presentes cuando Urza tom el primer vuelo y
cuando Mishra encontr los grandes dibujos en el desierto. Despus de largos meses de
agotador trabajo realizado en zanjas poco profundas, limpiando detalladamente largos
pedazos de metal muerto, aqu al final haba algo para estar orgullosos. Hubo canciones,
y corra el nabiz. Rahud trat de ensear a varios de los muchachos nobles una danza
tradicional Fallaji. Los muchachos no tenan un concepto del ritmo de la danza, pero ya
que se trataba de agitar palos puntiagudos se unieron con espritu de aventura. Mishra
relat una y otra vez la historia de su vuelo, y Tocasia saba que todos los jovencitos y
jovencitas del campamento pediran a gritos una oportunidad de volar ellos mismos en
un futuro prximo.
Urza se mantuvo alejado de la hoguera, sin bailar, sin beber, y sin hablar.
Tocasia se acerc a l. "La ests pasando bien?"
"Bastante bien", respondi el joven. "Pero creo que deberamos revisar los
aparejos en busca de cualquier desgaste. Y si usted quiere podemos poner una cabina
ms grande"
"Maana," dijo la anciana. "T eres lo suficientemente joven como para disfrutar
de un montn de maanas. Disfruta de esta noche."
"Me gusta trabajar en los dispositivos", dijo Urza, viendo a su hermano a travs
de la fogata. El nio ms joven haba sido rodeado por los estudiantes, as como por
algunas de las excavadoras. A Tocasia le pareca que su historia se haca cada vez ms y
ms emocionante cada vez que la repeta.
30
"Hay otros placeres", dijo Tocasia, siguiendo la mirada de Urza. "Tu hermano
parece haber descubierto eso."
Los dos permanecieron en silencio durante un momento iluminados por los
destellos que producan las fogatas. Luego Urza, dijo, "Yo no tena nada en contra de
que Mishra tomara su vuelo."
"Yo nunca dije lo contrario," declar Tocasia.
"Es slo que hay cierto desgaste en cualquier objeto que se pone a prueba por
primera vez", continu el hermano mayor. "Tendramos que haber hecho una revisin
completa antes de dejarlo ir por el aire."
"Por supuesto", dijo Tocasia en un suave susurro.
"Adems su temeridadpodra haber resultado herido", dijo Urza. "S," dijo Tocasia haciendo una pausa. "Pero dile eso a un joven que quiere ser
igual a su hermano."
"Yo slo estaba siendo prudente."
"Y habras sido tan prudente si perdas el sorteo?" pregunt Tocasia.
Urza no respondi, pero se qued mirando a su hermano a travs de las llamas.
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Captulo 3
Koilos
Mishra estaba en lo cierto haba dibujos en la arena del desierto al oeste de su campamento. Eran grandes figuras hechas de montculos de tierra seca, ms oscura que
la de sus alrededores, y mejor visibles desde el aire. Tocasia haba llevado a cabo
expediciones anteriores en esa zona antes de colocar el actual sitio del campamento,
pero nunca haba supuesto su verdadera naturaleza.
Los dibujos eran una mezcla extraa. Haba figuras humanoides de todo tipo,
cualquiera de las cuales podra ser la representacin de un Thran. Haba tambin toda
clase de animales: ciervos, elefantes y camellos. Haba una coleccin impar de smbolos
geomtricos, curvas, espirales y ngulos agudos que cruzaban y volvan a cruzar las
figuras, dividiendo algunas, dejando a las dems sin tocar. Garabatos, pens Tocasia,
creados por una raza de titanes del desierto.
Los dibujos eran de origen Thran como Mishra haba adivinado. Estaban
dispuestos en torno a un solo lugar, un gran montculo. Este result ser un rico campo
de artefactos, incluyendo un esqueleto casi completo de su-chi que finalmente cumpli el sueo de Tocasia de armar una de las bestias enigmticas. Tambin estaban
los restos de varios ornitpteros. Sin embargo, el descubrimiento del su-chi y los ornitpteros eran secundarios con respecto al rico tesoro de cristales de poder hallados
en el montculo central. Muchos de los cristales estaban agrietados o destruidos, pero
entre la escoria haba muchsimos ms que estaban operativos: joyas vibrantes y
ondulantes que brillaban con un arco iris de chispas y patrones en su interior. Haba
joyas ms que suficientes como para mantener el propio trabajo de Tocasia, con un
supervit suficiente como para enviar a otros estudiosos y varios partidarios nobles de la
capital de Penregon. Esto a su vez suministrara un suficiente inters de la nobleza que
le permitira abrir un segundo campamento permanente en el lugar encontrado por
Mishra.
El descubrimiento de los dibujos en el desierto fue posible gracias a la
observacin area. El mismo mtodo revel campos similares de dibujo, aunque
ninguno tan grande e intacto como el primero. Un arco de ellos se extenda en el
desierto en una amplia extensin hacia fuera de la Cordillera Kher. Algunos de los
dibujos tenan rasgos de razas reconocidas, mientras que otros no se parecan a nada
conocido. Todos contenan un patrn estilizado de curvas y lneas en zigzag en torno a
un montculo central repleto de artefactos destrozados y piedras de poder. Durante los
siguientes dos aos los investigadores ubicaron casi veinte montculos parecidos.
Sin embargo las grandes preguntas eludan a Tocasia y a los hermanos. Nadie
encontraba restos seos de los propios Thran, ni ninguna clase de arte. La arqueloga no
descubri nada acerca de su lenguaje ms que algunos fragmentos que parecan poco
ms que etiquetas y un conjunto claro de smbolos numricos. Durante la cena, la
estudiosa, los dos hermanos, y algunos de sus estudiantes ms antiguos acostumbraban
hablar de la posible naturaleza de los Thran.
"Deberan haber sido humanos", dijo Urza en el curso de una de estas
conversaciones. "Todo lo que hemos encontrado es capaz de ser utilizado por individuos
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de tamao humano. Ellos eran probablemente unos antepasados mas exitosos de las
personas mas ancianas de los Fallaji que dominaban a los dems a travs de su ciencia
avanzada. Los sobrevivientes Fallaji de hoy convirtieron a sus hermanos mas
emprendedores en seres divinos."
En desacuerdo Mishra dijo: "El hecho de que nos sentimos cmodos con sus
herramientas no significa nada". "Los enanos, los elfos o los orcos podran haber
utilizado estos artefactos. Incluso los minotauros".
"Los minotauros son demasiado grandes", dijo Urza. "Sus manos seran
demasiado grandes para utilizar la mayor parte de los dispositivos."
"Los minotauros podra haber estado a cargo, con los seres humanos haciendo el
trabajo," replic Mishra. Tocasia not que el hermano menor se negaba a conceder a su
hermano hasta el ms mnimo punto. "Imaginen", continu. "A los minotauros como
gobernantes de la nacin Thran, y a los seres humanos como una clase inferior. Al igual
entre los orcos, los grandes estn en la parte superior, y los trasgos hacen todo el trabajo
duro."
"No hemos encontrado restos de minotauros, hermano", dijo con frialdad Urza.
"Tampoco hemos encontrado restos humanos, hermano", dispar Mishra,
levantando su copa de nabiz en un brindis burlndose de su propia lgica.
Tocasia se reclin en su silla (recin llegada de la capital, un asiento cmodo y
acolchado) y dej discutir a los dos hermanos. Este era un viejo argumento, revisado al
menos una vez al mes. Siempre terminaba de la misma manera: admitiendo de que no se
saba lo suficiente. Esta confesin siempre pareca frustrar mucho a los jvenes.
Los dos hermanos haban cambiado a lo largo de los aos de descubrimiento.
Urza estaba ms delgado que nunca, a pesar de que finalmente obtuvo un buen par de
hombros. Su cara era lisa, y se enorgulleca de no perder los estribos como lo haba
hecho cuando era un nio. Mishra, por su parte, era tan impulsivo como lo haba sido el
da de su primer pelea. Su cambio ms evidente era una barba rala oscura que
enmarcaba su boca sonriente.
Los estudiantes mayores sentados a la mesa tambin vean la discusin, pero no
participaban. Urza y Mishra eran mayores que la mayora de los estudiantes de ahora, y
en algunos pocos aos ms seran considerados como adultos en su propio derecho. Los
estudiantes nobles haban aprendido desde un principio que expresar una opinin
contraria, cuando los dos estaban peleando de esa forma, era una manera segura de
colocar a ambos hombres en contra del intruso.
Tocasia estaba orgullosa de los muchachos y sus logros, y a su vez ellos se
dedicaban totalmente a ella. Pero una y otra vez volvan esta discusin y no poda ir ms
all de ella. Todava no haban aprendido la identidad de los Thran.
Como las voces de los jovencitos comenzaban a elevarse, Tocasia se inclin
hacia delante, con la esperanza de llevar a los hermanos a un nuevo rumbo.
"Por qu no lo hemos hecho?" interrumpi.
Ambos jvenes miraron con asombro a la anciana erudita mientras repeta: "Por
qu no hemos encontrado restos humanos o de otra raza?"
"Carroeros?", dijo Mishra inmediatamente. Urza hizo un ruido grosero.
"Entonces por qu no hemos encontrado algn resto de esa carroa?" -pregunt
con sorna. "No hay criaturas muertas de ningn tipo entre los restos. Debera haber
alguna, incluso por accidente."
"Tienes una teora, hermano?" pregunt Mishra.
"La peste", dijo con calma Urza. "Algo se extendi que no slo mat a los Thran
sino que tambin destruy sus restos. Eso tambin explicara por qu los restos estn
dispersos tan ampliamente."
33
Mishra neg con la cabeza. "Peste no. Guerra. La peste no explica por qu no
hallamos arte. La guerra si lo hara ya que los vencedores quemaron todo lo que
pudieron:..... pinturas, libros, cuerpos. Luego destruyeron el resto. Hemos encontrado
pozos de ceniza entre los diversos sitios."
"Esos son el resultado de la fabricacin, no de la batalla", observ Urza. "Y en el
caso de que tuvieras razn, qu fue de los vencedores? "Se convirtieron en los carroeros", replic triunfalmente Mishra, dejando su
vaso. "Eso es lo que tuvo que suceder. Una raza esclava de hombres que destruy a sus
maestros minotauros y entonces se vinieron abajo ya que la sabidura de los minotauros
ya no estaba all para apoyarlos."
Urza se ri entre dientes. "Un argumento perfecto. Cada punto utiliza como
prueba otro punto cuestionable, que eventualmente requiere que creas lo que ests
tratando de demostrar, en primer lugar. As que, hermano, por qu estos carroeros
sobrevivientes no crearon alguna clase de arte despus de la guerra? "
Mishra frunci el ceo ligeramente, considerando el argumento. "No eran lo
suficientemente capaces de realizar arte", dijo finalmente. "As que no hay arte de
aquella poca."
"Con excepcin de los dibujos en el desierto", dijo Urza.
"Con excepcin de los dibujos en el desierto", coincidi su hermano.
"Excepto que no lo son, sabes," dijo Urza con una pequea sonrisa.
Mishra neg con la cabeza, mirando perplejo. "Acaso no son dibujos los del
desierto? No hay nada natural que puede producir" "Eso no es arte", interrumpi Urza. "O, las figuras humanas podran serlo, o
pueden ser simplemente un reconocimiento de una de las razas que los Thran haban
conocido. Pero todas esas lneas, ngulos y garabatos, no son arte. Son instrucciones."
Tocasia mir a Urza, tambin intrigada. Qu haba descubierto ahora?
Urza se levant de la mesa y sali de la tienda sin decir una palabra ms.
Regres con un gran mapa de la zona, que despleg sobre la mesa. Los otros estudiantes
retiraron rpidamente los restos del asado de liebre del desierto y meln salvndolos
para que no quedaran cubiertos por la hoja. El mapa mostraba el arco de ruinas que
haban descubierto.
"Estas son las ubicaciones de los distintos puestos de avanzada Thran que hemos
encontrado", dijo, golpeando con su dedo delgado en el mapa. Sigui sealndolos de
uno a otro, trazando la curva de los restos. "En cada lugar, la coleccin de extraos
ngulos y lneas parecen apuntar en una sola direccin. Desde nuestro segundo
campamento, apunta ligeramente al oeste del norte."
Dibujando una flecha, el estudiante rubio esboz una lnea que se extenda hacia
el norte. "En el prximo, algo ms al oeste, la mayora de las lneas tambin indican una
direccin en particular, stas un poco ms al norte que la primera", dijo, dibujando otra
flecha recta. "Y la prxima muestra otra lnea, casi en direccin norte, los siguiente
apunta al norte y ligeramente al este;. y as sucesivamente para cada uno de los sitios
descubiertos hasta ahora" El lpiz llev a cabo una serie de nuevas lneas.
Urza se apart del mapa para que los dems pudieran ver. Las ruinas se
encontraban en un arco, como todo el mundo saba, pero las lneas que Urza haba
dibujado apuntaban a un lugar determinado: el centro de un crculo, de los cuales los
montculos de ruinas eran puntos a lo largo del permetro.
"Los Thran no fueron un pueblo artstico", dijo Urza, mirando a su hermano. "Por qu
entonces dejar arte en el desierto? La respuesta es que no lo hicieron. Dejaron
instrucciones. Instrucciones acerca de dnde estaban sus asentamientos ms grandes.
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Hemos visto las figuras, que hemos reconocido, pero ignoramos las lneas, que no
conocamos. Pero las lneas son ms importantes."
Mishra se inclin sobre el mapa y frunci el ceo. "Lneas sobre un papel,"
resopl. "Vistes el arco y calculaste el centro, y luego buscaste la justificacin en las
lneas de los diferentes montculos."
"As que no ests de acuerdo con mi argumento, hermano?" pregunt en voz
baja Urza.
Mishra sonri, la blancura de sus dientes roz la barba circundante. "Hermano,
me encanta tu argumento! Es perfecto. Cada punto utiliza como prueba otro punto
cuestionable, que eventualmente requiere que creas lo que ests tratando de demostrar,
en primer lugar! El argumento que mas me encanta! Son tus conclusiones las que creo
que estn equivocadas. Urza enroll su mapa lentamente. "Supongo que eso significa que no quieres
venir maana, cuando vaya a averiguarlo?"
Mishra se qued parado, e incluso Tocasia lanz una mirada penetrante sobre el
hermano mayor.
"Con su permiso, seora, me gustara tomar un ornitptero para comprobar
esto", dijo Urza. "Como mi hermano no quiere acompaarme, puedo manejar uno de los
ms pequeos"
"Yo no he dicho que no ira," interrumpi Mishra bruscamente. "De hecho, creo
que debo ir adelante, aunque slo sea para impedir que veas ruinas que no estn all."
Urza asinti con una sonrisa determinada. Luego se agach debajo de la tienda y
entr en la creciente oscuridad. "Tengo planes que hacer", grit por encima del hombro.
Buenas noches a todos!" Cuando Urza se fue la mesa qued en silencio. Ninguno de los otros estudiantes
quiso hacer comentarios sobre la teora de Urza, y Tocasia necesitaba tiempo para
digerir lo que el hermano mayor haba dicho.
Tentativamente, la conversacin volvi a asuntos ms mundanos. Un estudiante
aventur que su rea de la excavacin estaba produciendo algunos discos de inters
marcados con nmeros Thran. Otro mencion que su trabajo estaba siendo retrasado por
un estudiante de secundaria que declaraba a todas las rocas como artefactos de la
antigua raza. Eso llev a una pequea risa de los dems y a Tocasia a contar una historia
de un estudiante, que unos aos antes, pensaba que deba cavar en la cima de las
montaas, porque si ella fuera una de las Thran, sera all donde dejara los artculos
ms valiosos.
Mishra se sent en silencio alejado del fuego y se acarici la barba sin afeitar.
Despus de unos minutos se excus tambin y abandon la mesa. No se dirigi a los
cuarteles que comparta con Urza, sino que camin hacia abajo, hacia donde los
excavadores Fallaji haban hecho su campamento. Tocasia se dio cuenta de que el
hermano menor tena una mirada de preocupacin en su rostro, pero aquella vez no le
dio mucha importancia.
Esa noche, despus de que limpiaron los platos, Tocasia trabajaba montando la
pierna su-chi en su mesa. El diseo que haban descubierto del espcimen casi completo result ser mas diferente de lo que Urza o ella haban previsto. Era casi,
pens, como si las piernas se montaran hacia atrs, las rodillas apuntando hacia la parte
posterior. Era este el diseo escogido por los Thran, se pregunt, o este era un modelo
de su apariencia real?
Una sombra apareci en la entrada de la tienda, y vio de repente como entraba
Ahmahl. El Viejo Ahmahl como era conocido ahora, record; su cabello se haba
vuelto gris cayendo a lo largo de ambos lados de su rostro. ltimamente se haba estado
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quejando de que su edad se estaba finalmente poniendo al da con l. Tocasia saba que
era abuelo, y algn da, muy pronto abandonara el campamento. Tocasia lo echara de
menos, porque representaba todo lo que ella senta que era admirable entre la gente
Fallaji. Era directo, franco y honesto.
Ahora, por la mirada severa de su rostro, Tocasia tuvo la sensacin de que estaba
a punto de recibir una dosis desordenada de la mejor calidad.
"He odo que vuestros jvenes volaran maana a las montaas, dijo. Su acento del desierto segua al rojo vivo a pesar de todos estos aos entre los Argivianos.
"Cmo te..." Tocasia empez a hablar, pero se dio cuenta de que Ahmahl haba
sido informado. Mishra le habra preguntado por el anillo de ruinas y el punto central
del arco que Urza haba localizado. Y la noticia haba perturbado, obviamente, al
anciano Fallaji.
Ella asinti con la cabeza e hizo un gesto hacia una silla de campamento. El
antiguo lder de los buscadores se sent con cuidado sobre ella, como si l o la silla se
fueran a romper debido a la experiencia.
"Urza tiene algunas ideas sobre hallar los restos de un gran asentamiento Thran
all."
El Viejo Ahmahl mir la alfombra gastada, llena de polvo bajo sus pies. "Yo no
creo que sea una buena idea. Los Fallaji lo desaprobarn."
Tocasia levant su frente. Ahmahl y sus excavadores nunca haba expresado
antes la idea de una tierra tab. De hecho, en la mayora de los asentamientos tribales
que haban visitado, los habitantes se hallaban sumamente orgulloso de mostrar, incluso
de comerciar, los artefactos Thran que haban descubierto.
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