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LOS
ESENIOS
Orígenes de la secta qumránica
25/12/2013
José M. Míguez Rodríguez
1
Los esenios: orígenes de la secta qumránica
GUIÓN
1.- Orígenes del movimiento esenio y de la secta qumránica…. pág. 5
1.1. Orígenes hasídicos.
1.2. Orígenes babilónicos.
1.3. Nueva teoría propuesta por Florentino García Martínez.
1.3.1. Orígenes del movimiento esenio.
1.4. Nueva interpretación sobre el origen de los esenios.
1.4.1. Relatos antiguos sobre los esenios.
1.4.2. El origen de los esenios.
1.4.3. La función de sumo-sacerdote del Maestro de Justicia.
1.4.4. La fundación de la Unión Esenia.
1.4.5. Valoraciones actuales sobre los esenios.
2. La historia posterior de los esenios......................................... pág.17
2
Los esenios: orígenes de la secta qumránica
3. Peculiaridades de los esenios............................................... pág. 22
3.1. Los esenios: pueblo elegido del Dios de Israel.
3.2. El calendario.
3.3. Las ofrendas en el templo de Jerusalén.
3.4. La comunidad de bienes.
3.5. Actos de oración y comidas cultuales.
3.6. El matrimonio, la familia y la educación.
3.7. Ingreso, ordenamiento jurídico y exclusión.
4. Doctrinas de los esenios....................................................... pág. 31
4.1. Ángeles y demonios.
4.2. El juicio final y el tiempo de salvación.
4.3. La resurrección de los muertos.
3
Los esenios: orígenes de la secta qumránica
BIBLIOGRAFÍA
1.- La verdad sobre los manuscritos del Mar Muerto. César Vidal.
Ed. Tikal, 1.995, Madrid.
2.- Los hombres de Qumrán. Florentino García Martínez y Julio Trebolle Barrera.
Ed. Trotta, 1.995, Madrid.
3.- Jesús el hombre. Una nueva interpretación de los rollos del Mar Muerto.
Bárbara Thiering.
Ed. Diana, 1.995, México.
4.- Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús. Emil Schürer.
Ed. Cristiandad, 1.985, Madrid.
5.- La guerra de los judíos. Flavio Josefo.
Ed. Gredos, 1.997, Madrid.
6.- Antigüedades judías. Flavio Josefo.
Ed. Akal, 1.997, Madrid.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
1.- ORÍGENES DEL MOVIMIENTO ESENIO Y DE LA SECTA QUMRÁNICA.
Parece conveniente situar los orígenes ideológicos del movimiento esenio en la
tradición apocalíptica palestina anterior a la crisis antioquena, es decir, anterior a la
helenización de la Palestina y a la subsiguiente revuelta macabea, que hace derivar la
comunidad qumránica de una escisión interior del movimiento esenio, e intenta precisar los
múltiples factores que originan la ruptura y culminan con la instalación de la comunidad en
Qumrán. A pesar de todo ello, hemos de considerarla como una teoría importante, eso sí, pero
no la única y todavía insuficiente para poder explicar los orígenes de la comunidad qumránica.
Estas teorías pueden agruparse en dos grandes corrientes:
1.1. Orígenes Hasídicos.
La primera de estas teorías identifica a la comunidad qumránica con el movimiento
esenio y sitúa los orígenes del movimiento esenio en el grupo de los Hasidim de la época
macabea. El esenismo qumránico sería pues, un fenómeno palestino, el resultado de la
oposición de la helenización progresiva del país y de la cristalización de esa oposición en la
revuelta macabea. Esta teoría es la que está más difundida entre los expertos como G.
Vermes, el cual afirma que el esenismo nace directamente del movimiento de los Hasidim.
Este movimiento habría surgido en “la época de la cólera”, es decir, durante la crisis
helenística. El grupo de los Hasidim habría apoyado la revuelta macabea hasta el momento de
la aceptación por Jonatán del pontificado supremo a manos de Alejandro Balas en el 152 a.C.
La oposición de una parte de los macabeos a partir de ese momento habría causado una
ruptura dentro del movimiento provocando la marcha al destierro del Maestro de Justicia y de
sus partidarios. Éste, desposeído de su cargo con la instauración en el oficio de Jonatán, se
habría incorporado al grupo de los Hasidim, entre los que su presencia habría provocado una
escisión. Una parte del movimiento esenio habría aceptado su autoridad, su interpretación de
la Ley y el boicot al templo. Pero para la mayor parte de los Hasidim la participación el culto
del Templo era fundamental, y dirigidos por el Mentiroso, se habrían opuesto a la autoridad
del Maestro de Justicia, a su pretensión de encarnar la alianza divina y a su interpretación de la
Ley. El grupo fiel al Maestro de Justicia originaría el esenismo y se instalará en el Qumrán. La
mayoría permanecerá fiel al Mentiroso y terminará por dar origen al movimiento fariseo.
A pesar de la importancia que refleja esta teoría, se puede afirmar que es incompleta y
por lo tanto no es la adecuada para explicar el problema de los orígenes qumránicos, debido a
que reduce al esenismo a un fenómeno marginal, y sobre todo porque nada en los textos
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
conservados apunta a que el período de la crisis helenista-antioquena haya jugado un papel
importante en los orígenes o en el desarrollo del esenismo o del grupo qumránico en concreto.
1.2. Orígenes babilónicos.
Es la segunda teoría y distingue claramente entre el esenismo y el grupo qumránico y
postula un origen babilónico para el esenismo. El conflicto de un grupo de exiliados exentos a
su regreso al país con el judaísmo palestino y el influjo del Maestro de Justicia habrían causado
una escisión dentro del movimiento esenio, originando así el nacimiento del grupo qumránico
fiel al Maestro de Justicia.
Esta teoría es defendida por Murphy-O’Connor, el cual distingue claramente entre el
movimiento esenio y el grupo qumránico: por ello, los orígenes de movimiento esenio no
tienen nada que ver con el grupo de los Hasidim ni con la crisis de la helenización de Palestina,
sino que se sitúan en Babilonia y en una época anterior a la crisis antioquena. En un momento
histórico, difícil de precisar, un grupo de esenios conservadores retorna de Babilonia a Israel,
pero entra rápidamente en conflicto con la realidad palestina. A este grupo se unirá el Maestro
de Justicia, que presentará un nuevo exilio el desierto como la solución a los problemas del
grupo. Una parte del movimiento esenio aceptará su propuesta y le seguirá a Qumrán, dando
origen a la secta qumránica, mientras que la mayoría permanecerá diseminada en las ciudades
del país, fieles a los ideales del movimiento esenio. Esta teoría presenta un importante
problema estructural, y es que los argumentos que aduce Murphy-O’Connor para probar el
origen babilónico del movimiento esenio no son convincentes.
Por lo tanto, ninguna de estas dos teorías ofrece una explicación satisfactoria de los
orígenes qumránicos, sin embargo, cada una de ellas incluye elementos que son válidos y
deben conservarse en una explicación global. La distinción entre el movimiento esenio y la
realidad qumránica, y la separación de los orígenes del esenismo de la crisis antioquena de la
hipótesis de Murphy-O’Connor corresponden a los datos de los manuscritos esenios, los
cuales, también se convierten en los pilares fundamentales para el desarrollo de la nueva
teoría, que, a propósito de los orígenes del esenismo, nos ofrece Florentino García Martínez;
pero antes de poder explicarla es necesario atender los supuestos meteorológicos que la
condicionan:
En primer lugar, hay que tener en cuenta que toda teoría que pretenda interpretar los
textos debe respetar los límites reales fijados por la arqueología y la paleografía. En este caso
es el período de los orígenes qumránicos que se sitúa antes del pontificado de Juan Hircano,
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
época en la que el grupo de los sectarios se instala en Qumrán. Los datos firmes
proporcionados por las excavaciones son que existen varios periodos de ocupaciones sectarias
de corta duración y que comienzan durante el pontificado de treinta años de duración del
predecesor de Alejandro Janeo, Juan Hircano, el Sumo Sacerdote durante cuyo mandato se
opera la ruptura dentro del movimiento esenio que da origen a la instalación del Maestro de
Justicia y de sus partidarios en Qumrán.
Otro presupuesto metodológico importante es que la ruptura entre el grupo
qumránico y el movimiento esenio del que proviene ha debido ser precedida de un período de
tiempo más o menos largo, pero en todo caso suficientemente extenso como para permitir el
desarrollo ideológico que diferenciará al grupo qumránico de la matriz esenia de la que
proviene y que terminará con la escisión. Una buena parte de los problemas que la
investigación de los orígenes ha encontrado proviene del falso presupuesto de que la
incorporación del Maestro de Justicia al movimiento marca el momento de la instalación en el
Qumrán. Murphy-O’Connor sitúa el retorno esenio a Palestina después de 165 a.C. y la
instalación en Qumrán en 152 a.C., se ve obligado a interpretar los veinte años como
designación de media generación y a comprender esta media generación como durando
únicamente diez años.
El tercer presupuesto metodológico es el que hace referencia a la literatura bíblica
encontrada en las distintas cuevas del Qumrán y que está relacionada con la secta del Qumrán
o con las corrientes ideológicas en las que la secta hunde sus raíces. Aunque también hay que
tener en cuenta que no todos los manuscritos no-bíblicos encontrados son de origen
qumránico; la datación paleográfica de ciertos manuscritos excluye formalmente el que hayan
sido compuestos o copiados en Qumrán y la larga historia redaccional de varias obras exige
igualmente el que los niveles más antiguos del mundo hayan sido compuestos en un período
anterior a la instalación de la comunidad junto al Mar Muerto. Pero, visto el carácter de la
comunidad qumránica, parece impensable el que haya utilizado y conservado obras
compatibles con su propia ideología. La biblioteca de la comunidad no debe ser vista como una
biblioteca moderna, como una especie de depósito del saber de la época; la ausencia total de
obras profanas es en esta sentido reveladora. Pero ni siquiera, visto el carácter exclusivista de
la comunidad y las repetidas prohibiciones de contacto con los no-miembros, me parece
posible que la comunidad haya conservado la literatura religiosa de grupos ajenos o
claramente hostiles.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
Aún dejando el amplio espacio necesario para permitir una evolución ideológica
inevitable y reconociendo que no existe nada que pueda considerarse como un canon
qumránico, una situación como la de las antiguas bibliotecas de los seminarios católicos en las
que un apartado especial e inaccesible encerraba las obras que la Iglesia había incluido en el
índice de Libros Prohibidos es impensable en Qumrán.
El último presupuesto, aunque no el menos importante, es el de la naturaleza
compuesta de las obras fundamentales y del carácter evolutivo del pensamiento en ellas
reflejado. Ambos elementos son el resultado de una visión no estática de una realidad religiosa
que se desarrolla durante más de doscientos años. Este presupuesto implica el reconocimiento
de que buena parte de los escritos mejor conservados incorporan elementos de los distintos
período o etapas, reinterpretados al filo de la evolución histórica, así como la aceptación de las
ideas centrales dentro de la comunidad como el determinismo, mesianismo o escatología,
pueden presentarse bajo formas distintas en distintos documentos de la comunidad o en
distintas redacciones de un documento.
En general, se puede decir que este presupuesto reconoce que la evolución del
pensamiento no es forzosamente lineal y directa, y que es posible que distintas concepciones
hayan incluso coexistido temporalmente. Lo que determina el tipo de evidencia que nuestra
hipótesis toma en consideración y la manera crítica con la que esta evidencia es considerada.
1.3. Nueva teoría propuesta por Florentino García Martínez.
Esta nueva hipótesis para la comprensión de los orígenes qumránicos parte de los
cuatro presupuestos anteriormente anunciados y distingue claramente el problema de los
orígenes del movimiento esenio y el problema de los orígenes de la secta qumránica. Las
informaciones sobre los orígenes del movimiento esenio emanan de las noticias clásicas sobre
los esenios, de las obras esenias conservadas en Qumrán y de los documentos esenios
incorporados en obras qumránicas posteriores. El estudio de todos estos materiales le permite
concluir a Florentino García Martínez que el esenismo es un fenómeno palestino, anterior a la
crisis antioquena y que hunde sus raíces en la tradición apocalíptica. Las informaciones sobre
los orígenes qumránicos, por el contrario se hayan contenidas en las obras del periodo de
formación pre-qumránico, en los documentos de este período incorporados en obras sectarias
posteriores y en las mismas obras sectaria que expresamente se refieren al período de los
orígenes. De su estudio parte Florentino García para comprender los motivos ideológicos y
políticos que originan el cisma dentro del movimiento esenio y que posteriormente cristalizará
con la instalación en Qumrán.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
1.3.1. Orígenes del movimiento esenio.
Es el historiador judío Flavio Josefo el que más informaciones ha conservado sobre el
movimiento esenio, e introduce por primera vez a esta secta judía en la escena política
palestina en tiempos de Jonatán junto con los saduceos y fariseos. Josefo afirma que los
esenios son un grupo que practica el género de vida que Pitágoras enseñó a los griegos,
afirmación que ha sido empleada para situar los orígenes del movimiento en las doctrina
neopitagóricas. Pero, lo único que hace el historiador judío es dar un punto de referencia a sus
lectores paganos para permitirles comprender el fenómeno palestino, del mismo modo dirá
que al hablar de los fariseos dirá que se asemejan a los estoicos. Pero ni en uno ni en otro
puede realmente hablarse de un origen extrapalestino; por todo ello se puede afirmar que la
dependencia directa de los esenios de los pitagóricos es improbable, visto el celo esenio en
defender su heredad judía contra los influjos ajenos.
Josefo introduce a los esenios, fariseos y saduceos en tiempos de Jonatán, lo que
prueba el origen macabro de estas sectas, aunque no dice que las sectas surjan en este
periodo, sino que los esenios, como los saduceos y los fariseos son sectas que existen ya en los
tiempos de Jonatán, lo que lógicamente supone que sus orígenes se sitúan en un período
anterior.
Florentino García Martínez intenta demostrar que las ideas características y
fundamentales des esenismo y de la secta qumránica se encuentran ya en una forma dentro
de la tradición apocalíptica palestina, y que esta tradición es independiente y anterior a la
crisis antioquena. Esta teoría, cuya aceptación es hoy en día general, se ha puesto gracias al
descubrimiento de los fragmentos arameos de Enoc de la Cueva 4 de Qumrán.
El hecho de que en un cierto momento dentro de la evolución del dualismo qumránico
aparezca la idea de que el ángel de las tinieblas ha sido creado como tal directamente por
Dios, destruyendo así uno de los polos del pensamiento apocalíptico, no obsta a que los
orígenes del determinismo esenio hayan sido condicionados por el pensamiento de la
apocalíptica más antigua.
Por todo ello, es preferible situar el pensamiento esenio en el contexto de la tradición
apocalíptica del siglo III a.C. Precisar la fecha exacta en la que el movimiento esenio surge
como realidad distinta de la matriz apocalíptica parece imposible. El resultado concreto de las
distintas investigaciones sólo ha permitido afirmar confiadamente que estos orígenes se sitúan
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
en un período anterior a la crisis antioquena, hacia al siglo III a.C., o a comienzos del siglo II a.C.
como período de los orígenes del movimiento esenio.
1.4. Nueva interpretación sobre el origen de los esenios.
1.4.1. Relatos antiguos sobre los esenios.
El historiador judío Flavio Josefo nos informa que hacia el s. I d.C. existían en el
judaísmo de Palestina cuatro agrupaciones importantes. Los esenios tenían más de cuatro mil
miembros, los fariseos más de seis mil. Los saduceos y los zelotas, (surgidos al comienzo del
siglo y d. C. como escisión de los fariseos), contaban solamente con algunos cientos de
miembros. Los saduceos y los esenios vivían en Jerusalén y en la Judea circundante, como
centros principales, los fariseos, en alrededor de un cincuenta por ciento, y los zelotas,
habitaban en Galilea.
Estos grupos del judaísmo palestinense no eran meros movimientos sino
organizaciones sólidamente estructuradas, con procedimientos regulares de recepción de
nuevos miembros, hoy serían designados como partidos religiosos. En la época de la
dominación romana había en todo el mundo de seis y medio a siete millones de judíos, de
ellos, sólo uno vivía en Palestina. Los doce mil miembros de los cuatro partidos religiosos
importantes constituía, según esto, sólo en torno al uno por ciento del conjunto de la
población.
Las organizaciones religiosas del judaísmo palestinense de la época eran, a diferencia
de las iglesias cristianas actuales, grupos elitistas, formados exclusivamente por varones. Las
diferentes simpatías del pueblo llano hacia los diversos partidos se manifiestan entre nosotros
ante todo en las elecciones. En el judaísmo antiguo no había un barómetro correspondiente de
las simpatías. El diferente aprecio de los cuatro partidos religiosos entre la población general,
am ha-ares, se manifestaba especialmente en el ingreso de nuevos miembros, y además en la
manera de informar sobre estos grupos elitistas.
La información más exhaustiva que se nos ofrece sobre la tres agrupaciones más
importantes es la de Flavio Josefo en su obra: La guerra judía; pero también hay que tener en
cuenta que el propio Josefo era fariseo, de ahí que presente a los saduceos de una forma
desdeñosa y crítica, en cambio muestra una mayor preferencia por el grupo de los esenios.
También el filósofo judío Filón de Alejandría, contemporáneo de Jesús, presentó del mismo
modo varias veces en sus obras a los más de cuatro mil esenios como a los mejores judíos de
todos y los recomendó a sus lectores como modelo de verdadera piedad. También es
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
significativo el hecho de que la población judía de Palestina designara a este grupo como
esenios, en el sentido de los verdaderos piadosos, lo que indica el gran prestigio de que
gozaban.
1.4.2 El origen de los esenios.
En el siglo II a.C. el judaísmo de Palestina era una realidad muy homogénea, su centro
era el templo de Jerusalén, y el servicio al culto lo desempeñaban los sacerdotes y como
ayudantes suyos lo levitas. En la cumbre de todo estaba el sumo sacerdote, que, a ser posible,
debía proceder de la antiquísima familia sacerdotal de Sadoc. Al mismo tiempo él era
competente para la administración de este pequeño estado judío, con independencia del
poder extranjero que ostentase la soberanía política. Tal poder estuvo al principio, después de
los babilonios, en manos de los persas, luego, de los ptolomeos y, finalmente, desde el
principio del siglo II a.C., de los seleúcidas: Todos ellos permitieron a los judíos su práctica
religiosa tradicional y rara vez se mezclaron en los asuntos internos de Judea.
En los libro bíblicos 1 y 2 Crónicas, Esdras y Nehemías se nos ofrece una imagen del
mundo palestinense jerárquicamente organizado y comprometido con las tradiciones judeo-
israelíticas. Los esenios recibieron en el país sagrado estas mismas concepciones tradicionales
de un Israel jerárquicamente ordenado y, a pesar de todas las resistencias, las mantuvieron.
No se entendían a sí mismos como innovadores, sino como preservadores de lo tradicional.
Hacia la mitad del siglo II habían cambiado solamente las circunstancias de carácter más
general. La causa principal de todo ello fue la helenización de Palestina que condujo en fases
dramáticas al peor desastre religioso que sobrevino al judaísmo palestinense entre el destierro
del siglo VI a.C. y la destrucción del templo en el 70 d.C., desastre que alcanzó su culminación
absoluta el año 167 a.C.
El libro bíblico de Daniel, escrito en el 164 a.C., ofrece la impresión más intensa de
aquellas circunstancias. El segundo libro de los Macabeos presenta los acontecimientos
contemporáneos hasta el año 160 a.C. y, paralelamente, pero prolongado su exposición hasta
el año 134 a.C., el libro primero de los Macabeos.
La helenización de Palestina, que se inicia después de la campaña de Alejandro Magno
de los años 326-323, era al principio un influjo cultural de carácter genérico, comparable a la
intensa americanización de nuestra sociedad desde el término de la II Guerra Mundial. Los
griegos, su formación filosófica, su concepción educativa y su estilo de vida se veían como la
modernidad ejemplar ante la que aparecían como provincianas y anticuadas las costumbres
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
seguidas hasta entonces. Especialmente el judaísmo urbano, y ante todo Jerusalén, tendían
cada vez más hacia el helenismo. Obligaciones centrales de la religión tradicional, como la
circuncisión, la observancia de las prescripciones de pureza ritual y de los tabúes de los
alimentos, la presentación de las ofrendas o las observancias del sábado, aparecían
progresivamente como carente de importancia. En su lugar, se introducían valores como el
deseo de formación filosófica, de adquirir las virtudes juveniles de los griegos, de conseguir
éxitos deportivos en las competiciones internacionales. Una reforma de este tipo de sociedad,
debía superar los obstáculos existentes y hacer posible un estilo moderno de vida se convirtió
en el objetivo más urgente de los hombres progresistas.
La entrada del gobierno del rey Antíoco IV Epífanes, el soberano de Judea, en el año 175 a.C.,
dio a los judíos ya helenizados la señal de salida, porque del joven rey esperaban apoyo a los
propios planes de reforma; y de hecho lo obtuvieron porque el sumo sacerdote Onías III, hostil
a las reformas fue destituido y en su lugar entró su hermano Jasón pro helenista. Pero en el
año 172 a.C. Menelao, un simple sacerdote de la familia Bilga compró el cargo de sumo
sacerdote y una de sus primeras medidas institucionales fue ordenar el asesinato de Onías III
quien para muchos judíos seguía siendo el único legítimo sumo- sacerdote de Israel, así el
asesinato acabó con este problema. Los esenios convirtieron posteriormente la fecha de ese
asesinato en el comienzo de la última fase de la historia del mundo, de cien años de duración,
hasta la llegada del juicio final de Dios.
En el año 168 a.C. Menelao impuso una legislación religiosa que castigaba con la pena
de muerte el culto según la Torah, la posesión de rollos de la Torah, la circuncisión de los niños
y la observancia del sábado. La modernización helenística llegó a su punto culminante el año
167 a.C., cuando el culto al Dios judío en el templo de Jerusalén fue abolido y sustituido por el
culto al dios griego Zeus Olímpico; en lugar del calendario solar de los sacerdotes, de 364 días
se introdujo el calendario lunar pagano de 354 días, de origen babilónico, que está todavía en
vigor en el judaísmo. Pero este calendario no contenía ni una sola de las fiestas judías
prescritas en la Torah, siendo la más importante la dedicada al cumpleaños del rey Antíoco IV.
Debido a la preocupante situación religiosa que se vivía en Palestina, los judíos
piadosos abandonaron masivamente el país. Se hizo imposible una conducta conforma a la
Torah, la profanación del templo por el culto a un dios pagano y la abolición de las fiestas
judías rompieron todo el vínculo con el lugar santo, lo único que se podía hacer era huir ante
las posibilidades de ser atrapados por Menelao. Éstos fueron los comienzos de la formación de
grupos organizados en aquellos sectores del judaísmo que hasta entonces habían vivido en
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
Palestina y ahora habían emigrado. Entre los huidos a las regiones situada al este del Jordán se
formó la organización con mayor número de miembros: los Hasidim, los piadosos.
El desarrollo ulterior se describe en los libros de los Macabeos. La política de Menelao
de imponer por fuerza el reconocimiento del nuevo culto en el país condujo no sólo a la
emigración, sino también a la resistencia en el interior. El sacerdote Matatías y sus hijos,
designados posteriormente Macabeos, se negaron a hacer las ofrendas paganas huyendo al
monte con sus hijos a la montaña y formando así un grupo armado de resistencia. Los piadosos
que se habían quedado en el país y estaban ligados a los Macabeos siguieron divididos sobre
una cuestión fundamental: la lucha en sábado, una parte de ellos resolvió que no se debía
atacar a los enemigos en sábado, pero sí defenderse enérgicamente, los otros siguieron por
principio el valor de la piedad por encima de la propia vida y prefirieron dejarse asesinar sin
oponer resistencia alguna.
En el año 164 a.C. los Macabeos consiguieron penetrar en la ciudad de Jerusalén,
poner fin al culto de Zeus Olímpico y restablecer el culto tradicional al Dios de Israel; pero a
pesar de todo ello, no cambiaron muchas cosas puesto que Menelao siguió siendo sumo-
sacerdote. Finalmente Antíoco V Eupátor, hijo de Antíoco IV concedió de nuevo a los judíos
de Palestina la libertad de la práctica de su religión según sus tradiciones, pero las
posibilidades de la práctica religiosa correspondiente siguieron estando limitadas.
Al morir Menelao fue sustituido por un simple sacerdote llamado Alkimos, los Hasidim
organizados al este del Jordán enviaron ante él una delegación de sus representantes para
tratar la nueva ordenación del culto en Jerusalén, pero Alkimos los capturó y los asesinó con lo
que la distancia existente de los grupos del exilio respecto al templo se acrecentó.
1.4.3. La función de sumo-sacerdote del Maestro de Justicia.
En el año 159 a.C. murió Alkimos, y a partir de ahí lo que sucedió con la función de
sumo-sacerdote no se puede conocer por las fuente contemporáneas. El historiador Flavio
Josefo poseía como fuente para esta época 1 Macabeos y constató que durante siete años no
había habido ningún sumo-sacerdote en Jerusalén, aunque esto parece improbable según la
perspectiva de la situación de la época, ya que los macabeos habían vuelto a introducir con el
culto tradicional la celebración anual de las fiestas judías en el templo, la más solemne de ellas
era el día de la reconciliación, que, mientras el templo perdure, no puede celebrarse de modo
alguno conforme a la Torah si no hay sumo-sacerdote, por todo ello los Macabeos rebeldes
habían concertado la paz con los Seleúcidas el año 157 a.C., de modo que el país estaba
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
tranquilo y no podía haber motivo alguno para renunciar a la celebración anual del día de la
reconciliación y al sumo-sacerdote absolutamente necesario para ello.
Son los descubrimientos del Qumrán los que han llenado los huecos informativos de la
tradición histórica hasta hace poco conocida, ya que ponen de manifiesto que el Maestro de
Justicia antes de fundar la Unión Esenia tuvo que ser sumo-sacerdote en el templo de
Jerusalén, y precisamente como predecesor inmediato del macabeo Jonatán, que ocupó el
cargo de sumo-sacerdote el año 152 a.C. No se sabe aún si el Maestro de Justicia, por otra
parte, fue sucesor inmediato del sumo-sacerdote Alkimos, o si ocupó el cargo en un momento
posterior durante esos siete años.
Además hay una serie de textos de Qumrán que ponen de manifiesto que el Maestro
de Justicia no reivindicó para sí el rango de sumo-sacerdote sin haber ejercido nunca el cargo,
sino que fue el genuino poseedor del cargo en Jerusalén antes de que lo expulsara Jonatán. Él
tuvo también el mismo destino que el sumo-sacerdote Onías III, destituido el año 175 a.C., que
entonces huyó a Siria, o que su hijo Onías IV que fue expulsado por Menelao, pero a diferencia
de éstos, el Maestro de Justicia actuó de manera distinta cuando fue destituido porque no
fundó un templo propio en un lugar seguro del extranjero, sino la Unión de los esenios.
1.4.4. La fundación de la Unión Esenia.
En el año 157 a.C. los Seleúcidas hicieron un tratado de paz con Jonatán, el
comandante militar judío, el cual no debía entrar en la ciudad santa que continuó bajo control
seleúcida; pero en el año 153 a.C. aprovechándose de la debilidad interna en el trono seleúcida
ocupó la ciudad de Jerusalén. Al año siguiente Jonatán arrebató por la fuerza el cargo de sumo-
sacerdote, el poseedor del cargo hasta entonces, el Maestro de Justicia, consiguió huir de
Jerusalén encontrando asilo en Siria donde se sentía seguro ante Jonatán.
Como sumo-sacerdote en Jerusalén, el Maestro de Justicia era el supremo
representante del pacto de elección que Dios había otorgado antiguamente a su pueblo Israel
en el Sinaí; conforme a la concepción tradicional de su cargo, siguió siéndolo hasta su muerte.
El usurpador Jonatán no tenía ningún derecho para ser sumo-sacerdote, pero según su propia
concepción el pacto de Dios con Israel, junto con el Maestro de Justicia como su representante
se había apartado de Jerusalén y ahora residía en el exilio, por ello ahora este pacto se
extendía ahora solamente a aquellos judíos que se mantuvieron fieles al sumo-sacerdote
destituido de su cargo o que se adhirieran a él en el futuro.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
El Maestro de justicia no esperó a ver como se desarrollaban los acontecimientos sino
que tomó la iniciativa y poco después de haberse exiliado estableció contactos con todos los
otros grupos y organizaciones del judaísmo que se habían formado durante la época de
persecución en Palestina. Según su creencia, Dios tenía que reunir primero en la tierra santa a
las partes dispersas de Israel antes de que pudiera tener lugar el juicio final, que llegaría
pronto, y antes de que pudiera empezar el tiempo de la salvación. El Maestro de Justicia
estaba firmemente convencido de que estos acontecimientos se producirían pronto y de que
Dios lo había elegido a él como el único y el legítimo sumo-sacerdote de Israel; pero el tiempo
apremiaba y la tarea que se había de llevar a cabo en pocos años hasta el juicio final era
enorme.
Numerosos sacerdotes, entre ellos de la distinguida familia sadoquita, y altos
funcionarios de la administración del templo, que habían huido con el Maestro de Justicia,
formaron su estrecho grupo de colaboradores. Pero también hubo enfrentamientos entre
ellos, ya que una parte de los miembros del nuevo pacto rechazó la idea de volver a la tierra
santa, porque según su concepción, Dios había abandonado definitivamente el templo y el país
a la perdición y de ahora en adelante había que esperar la salvación de Israel en el exilio
pagano. Parte de los Hasidim que antes habían emigrado a las regiones situadas al este del
Jordán y que habían regresado parcialmente, rechazaron la pretensión de autoridad del
Maestro de Justicia como titular vitalicio del cargo de sumo-sacerdote. El motivo se debe a que
estos Hasidim pensaban que, incluso en aquellas circunstancias, había que ofrecer en el
templo de Jerusalén los sacrificios exigidos por la Torah, sin que el Maestro de Justicia tuviera
que recuperar antes su cargo y restablecer el calendario solar de 364 días en el culto del
templo.
Pero el problema principal se le planteaba al Maestro de Justicia en Palestina cuando
había conseguido someter a su autoridad a grandes sectores de los diversos grupos de exilio y
prepararlos para el retorno a la patria, envió a Jonatán una misiva autoritativa para renunciar a
su cargo de sumo-sacerdote por el bien de Israel y limitarse en el futuro a la dirección política
del país, pero Jonatán rechazó esta exigencia y reaccionó con el intento fallido de asesinar a su
rival. Pero a pesar de todos estos problemas, el Maestro de Justicia consiguió impulsar a varios
de los grupos del exilio a regresar al país sagrado y unirlos allí en una Unión que pretendía
extenderse por todo Israel. Muchos de los que habían permanecido en el país ingresaron en
ella, surgiendo así la mayor organización religiosa del judaísmo palestinense de la época.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
Todavía quedaban tres grupos más pequeños que la Unión Esenia; éstos eran, primero,
los miembros del nuevo pacto que estaban en Damasco y no querían regresar a su país;
segundo los Hasidim designados desde entonces como fariseos o separados, y tercero, los
sacerdotes del templo de Jerusalén que habían permanecido sumisos a Jonatán. La élite de
ellos se unió también algún tiempo después y se independizó llamándoseles saduceos porque
también entre sus filas había miembro de la distinguida familia sadoquita.
La obra de unificación emprendida por el Maestro de Justicia no consiguió por
completo su objetivo ya que se formaron en Judea tres partidos religiosos: los esenios, los
fariseos y los saduceos.
Por otra parte, el Maestro de Justicia no se contentó con una agrupación meramente
formal bajo su autoridad de los sectores hasta entonces dispersos de Israel. Exigió desde el
principio que cada individuo tenía que cualificarse personalmente para su pertenencia a
aquella Unión en todo Israel, por eso, después del acto formal de fundación hubo al principio
un período en el que cada futuro miembro pleno de la Unión tenía que acreditarse como un
judío realmente piadoso mediante el estudio de la Torah y de los libros bíblicos de los profetas,
una conducta adecuada y la superación final de un examen de admisión. De esta cualificación
especial de todos los miembros surgió poco después el procedimiento trienal de admisión de
los esenios. Al principio, estas medidas hicieron que, algún tiempo después del acto formal de
fundación hubiera una Unión Esenia cualificada. Después este rígido procedimiento de
admisión tuvo como consecuencia que número de los esenios fuera siempre mucho más
pequeño de lo que habría correspondido a la simpatía de la que gozaban entre la población,
por ello, debido a este severo procedimiento de ingreso, los esenios se convirtieron en una
élite erudita de Judea.
1.4.5. Valoraciones actuales sobre los esenios.
Los contemporáneos judíos tenían de los esenios un alto precio al ser los
representantes más insignes de la piedad judía, pero esta valoración se opone por completo a
la imagen que hoy tienen de ellos los cristianos. Esto se debe al hecho de que los fariseos y
saduceos son mencionados muchas veces en el N.T., y también un discípulo de Jesús como
zelota hasta entonces, pero nunca los esenios; por eso son considerados por los cristianos por
un grupo poco claro y que en tiempos de Jesús debió de haber carecido de importancia y que
tuvo sólo una existencia clandestina.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
Los descubrimientos de Qumrán apenas han modificado esta imagen, más bien la han
reforzado. Desde el principio muchos investigadores atribuyeron los manuscritos de las cuevas
a los esenios, e incluso se aceptaba que Qumrán había sido el lugar histórico de origen y el
centro de los esenios. El silencio del N.T. sobre un grupo tan marginal y reducido del judaísmo
de la época hace que resulte posible esta visión, por ello, alguno investigadores dan un paso
más y niegan cualquier relación de los descubrimientos de Qumrán con los esenios; según
ellos, en Qumrán existió una pequeña secta judía, por lo demás completamente desconocida,
de la que deben de proceder los manuscritos encontrados allí.
Estas opiniones son muy consideradas hoy en día, incluso apuntan el dato de que la
colonia de Qumrán no fue erigida hasta alrededor del año 100 a.C., no medio siglo antes, y que
por lo tanto, no puede tener relación alguna con la fundación de los esenios. También cobra
importancia la idea de que el Maestro de Justicia fundo los esenios en torno al año 100 a.C.
Sea como fuere, y a pesar del amplísimo espectro de opiniones de la investigación actual, la
opinión mayoritaria de los expertos presenta a los esenios como una secta muy vinculada con
los descubrimientos de Qumrán, valorándose para ello como exacta, la información que nos
presentan los historiadores Filón de Alejandría y Flavio Josefo, y que se inserta en la imagen
del judaísmo antiguo que ofrecen las demás fuentes.
2.- LA HISTORIA POSTERIOR DE LOS ESENIOS.
Desde su fundación la Unión Esenia se convirtió en el grupo religiosos con mayor
número de miembros en Israel, aunque el cargo de sumo-sacerdote permaneció en manos de
Jonatán así como el control del Templo de Jerusalén. El pueblo en general aceptaba las
condiciones tal como eran, profesando a los esenios del debido respeto pero ignorando la
pretensión de representación exclusiva del Maestro de Justicia para todo el pueblo de Israel.
Tras la muerte de Jonatán a manos de los seleúcidas le sucede su hermano Simeón
quien consigue liberar a Israel de toda soberanía extranjera, consiguiendo de este modo
aquello por lo que el pueblo había luchado durante largo tiempo. Simeón aprovechó este
triunfo para hacer un pacto de política interior: hizo que el sacerdocio del templo, la
representación oficial del pueblo, los representantes de las familias distinguidas, la aristocracia
Judea y los representantes de los pueblos designados aprobaran una disposición que fue
aceptada en una asamblea pública celebrada en Jerusalén. Esta disposición preveía que,
debido a los méritos nacionales y político-religiosos, el macabeo Simeón fuera confirmado para
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
siempre, incluidos sus sucesores en la dinastía, en sus funciones como dirigente político y
sumo-sacerdote hasta que apareciera un verdadero profeta. Sólo una autoridad como el
mismo Moisés podía cambiar este edicto en el ámbito de poder de los asmoneos.
El Maestro de Justicia, cuyas competencias se reducían a la interpretación de la Torah
ya existente, quedaba con ello privado de la influencia en la política interior y su influjo
quedaba definitivamente limitado a los esenios y a su estrecho círculo de simpatizantes en el
pueblo. Ésta era una nueva derrota que tuvo que encajar el Maestro de Justicia desde su
destitución en el cargo por Jonatán. Por otra parte, el cargo de sumo-sacerdote quedaba ahora
sólidamente adscrito a los Macabeos como algo que legalmente les correspondía, y desde el
punto de vista político, las pretensiones del Maestro de Justicia a ocupar el cargo estaban
prácticamente invalidadas. La puesta en práctica del famoso decreto fue muy difícil, como lo
indica el hecho de que todavía su hijo Juan Hircano fue requerido por los fariseos a renunciar
al sumo-sacerdocio y contentarse con la soberanía política.
La relación de los esenios y la dinastía asmonea se mantuvo en la distancia, pero al
mismo tiempo distendida en cuanto a la política real; son un buen ejemplo de ello las
circunstancias bajo las que aparece el primer esenio que conocemos de la tradición histórica
general: se llamaba Judas y diariamente instruía en los atrios del templo de Jerusalén a una
gran multitud de esenios dispuestos a aprender.
Pero si la relación con el gobierno era inestable y tirante, más doloroso se presentaba
para los esenios el influjo creciente de los fariseos en el país. Éstos habían abolido en su
organización la supremacía de los sacerdotes y admitían también a laicos como letrados y
propagaban una interpretación de la Torah que se contentaba por su sentido literal mínimo.
Por eso podía ser aceptada por la mayoría de la población de Judea mucho más fácil que la
rígida interpretación de la Torah que efectuaban los esenios, por ello censuraban a los fariseos
por facilitar el cumplimiento de la Torah como “los buscadores de halagos” debido a su
práctica religiosa excesivamente liberal.
Las diferentes interpretaciones de la Torah fueron las que llevaron ya en un principio a
que una parte de los Hasidim se opusieran a los esfuerzos de unificación de todo Israel
llevados a cabo por el Maestro de Justicia, y se constituyeran bajo una forma independiente:
los fariseos. Con respecto a la interpretación de la Torah, cabe decir, que los esenios coincidían
en gran parte con los saduceos. La separación de estos dos grupos se debió especialmente a
razones políticas; los fariseos, en cambio, se fueron convirtiendo cada vez más en los
competidores religiosos y en el polo opuesto de los esenios en el judaísmo de Palestina. El foso
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
entra ambos se fue haciendo cada vez mayor debido a que los fariseos estaban al margen de la
reivindicación del sumo-sacerdocio entre Jonatán y el Maestro de Justicia.
La relación de los esenios con los posteriores gobernantes asmoneos como Alejandro
Janeo y Alejandra Salomé es difícil de determinar. Su única actividad conocida es de carácter
meramente religioso e interno: la fundación de la colonia de Qumrán en torno al año 100 a.C.
para la producción de rollos a gran escala. Las obras propias de los esenios procedentes de
esta época los presentan como una organización unitaria y cerrada en sí misma, que se
mantenía distanciada de los fariseos y de los saduceos.
Finalmente el Maestro de Justicia puso fin, con el paso del tiempo, a su polémica
contra los soberanos asmoneos, y se había limitado a la expectativa de que al comienzo del
tiempo futuro de la salvación, Dios pondría fin a la soberanía de los asmoneos y en lugar de
ella haría aparecer entre los descendiente del rey David un nuevo Mesías de Israel, que
también sería rey. Como el rey David, tendría que pertenecer a la tribu de Judá, no a la de Leví
como los soberanos asmoneos. La muerte del Maestro de Justicia fue interpretada por la
comunidad esenia como el comienzo del tiempo de salvación, dónde Dios establecería un
Mesías de Israel y un Mesías de Aarón, es decir, a un sumo-sacerdote que según la tradición
debía proceder de la familia sacerdotal de Sadoq.
A partir de este momento, los esenios estuvieron concentrados en el comienzo del
tiempo futuro de la salvación. Sólo este tiempo podía generar condiciones de soberanía
correspondientes a la voluntad de Dios, y es que hasta entonces no podía haber de modo
alguno ningún sumo-sacerdote o rey legítimo en Israel, sino únicamente la Unión Esenia
abierta a todos los judíos. Su gobierno estaba constituido por autoridades del pasado, es decir,
los libros de la Torah y de los profetas bíblicos, incluida la interpretación que en su tiempo
había autorizado el Maestro de Justicia. Los sacerdotes y vigilantes que dirigían la Unión Esenia
administraban esta herencia y cuidaban de su salvaguardia conforme a la tradición, pero no
tenía ninguna facultad para ser sumos-sacerdotes o reyes en Israel ni para reconocerlos como
legítimos; por ello, partiendo del concepto mesiánico de los esenios, estaba reservado al
futuro el que pudiera haber de nuevo sumos-sacerdotes y reyes en Israel, y ese futuro sólo
podía comenzar con el juicio final de Dios.
El juicio final esperado por los esenios no puede producirse hoy o mañana, sino sólo en
un plazo futuro establecido desde hace largo tiempo por el mismo Dios. Este plazo ya había
sido revelado por Dios a través de los profetas bíblicos, y al principio lo habían situado los
esenios en el año 70 a.C., pero luego habían reconocido su error, y en virtud de una nueva
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
interpretación del profeta Daniel habían determinado que el juicio final no llegaría hasta el año
70 d.C.
Partiendo de este punto de vista, se deducía necesariamente que hasta el año 70 d.C.
no podía haber ningún sumo-sacerdote ni rey judío que fuese legítimo. Por ello, los reyes
asmoneos, el rey Herodes, los sumo-sacerdotes, etc., carecen de importancia, de ahí que los
esenios soportasen a estas figuras, del mismo modo que la soberanía extranjera de los
romanos. Si los soberanos actuaban a favor de los intereses nacionales o de los esenios, la
situación era positiva, si ocurría lo contrario, era lamentable; en caso de duda se los
consideraba como instrumentos del castigo de Dios por los pecados del pueblo, por eso,
ninguna de estas figuras podía tener por principio las cualidades fundamentales para la
salvación futura de Israel.
En el año 66 d.C. se produce la rebelión judía contra el invasor romano, todavía
faltaban cuatro años para el plazo final calculado, pero al estar tan cerca el fin de la soberanía
romana, se convirtió en punto de partida provechoso para la preparación activa al cambio que
se consideraba inminente. Respecto a la cuestión es si se debía esperar pacientemente la
actuación de Dios o participar de forma activa en su preparación, los esenios estaban divididos.
Flavio Josefo comenta que durante la rebelión muchos esenios solían tolerar de forma
admirable la tortura y la muerte infringidas por los romanos sin por ello abandonar su fe, pero
también sin ofrecer resistencia física. Es una actitud que corresponde a la de aquellos piadosos
que se dejaban matar sin resistencia por las tropas de los seleúcidas antes que profanar el
sábado por defenderse; otros esenios antepusieron entonces el valor de su propia vida y el de
la vida de sus afiliados al valor de la observancia del sábado, y si era necesario luchaban incluso
en sábado. Por ello, hubo muchos esenios que participaron de una forma activa en la rebelión
contra los romanos, y algunos encontraron la muerte en la fortaleza de Masada en el año 74
d.C. Uno de los últimos esenios de aquella época cuyo nombre conocemos se llamaba Juan, el
cual, según relata Flavio Josefo, tomó el mando supremo de los rebeldes en la costa de Judea
pero cayó en un ataque a la ciudad de Ascalón en el 66 d.C.
Entre el saqueo del templo en el año 54 a.C. hasta la rebelión contra los romanos en el
66 d.C. no se han encontrado obras propias de los esenios, sólo los relatos de Filón de
Alejandría y de Flavio Josefo nos los presentan como un grupo que existió
ininterrumpidamente a lo largo de todo ese tiempo y que tenían un gran número de
miembros. Después de eso sólo existen noticias de un esenio al que Flavio Josefo menciona
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
como el esenio Judas que enseñaba en el templo y que se caracterizaba por su don de visión
profética.
Después de la muerte del rey Herodes, su hijo Arquelao fue el etnarca de Judea y
Samaría entre el 4 a.C. y el 6 d.C. Antes de su destitución por el emperador Augusto tuvo un
sueño que nadie sabía interpretar correctamente, sólo el esenio llamado Simón encontró la
solución al enigma del sueño: las diez espigas devoradas por las vacas significaban el fin
inminente del reinado de Arquelao que ya duraba diez años. Pocos días después la
interpretación del sueño daría paso a la realidad.
Flavio Josefo afirma que el rey Herodes tuvo en gran estima a los esenios,
eximiéndoles, incluso, de la obligación del juramento de fidelidad que exigía a todos sus
súbditos. Debido a este favoritismo de Herodes hacia los esenios, Flavio Josefo presenta un
relato de cuya credibilidad él mismo dudó pero que no dudó en recoger en sus escritos. La
historia hace referencia a un joven esenio llamado Menajen que se había encontrado un día
con el joven Herodes y le habría predestinado un largo reinado. Pero la posición de favoritos
que ocupaban los esenios en tiempo del rey Herodes es históricamente creíble pero
difícilmente explicable en su desarrollo.
Plinio el Viejo expone la idea de que los esenios habían vivido fundamentalmente
junto al Mar Muerto, es decir Qumrán. Por otra parte Flavio Josefo menciona en la ciudad de
Jerusalén una “puerta de los esenios”. La combinación de estos dos datos, aparentemente
contradictorios nos ofrecen la imagen de los esenios, o bien, viviendo junto al mar Muerto, o
bien, en Jerusalén. La consecuencias devastadoras generadas por el terremoto del año 31 a.C.
en Qumrán, es posible que provocaran su abandono y diera lugar al posterior establecimiento
de la colonia esenia en Jerusalén donde el rey Herodes les habría proporcionado posibilidades
de vivienda cerca de la que posteriormente se llamaría “puerta de los esenios”. Al morir su
protector, el rey Herodes, la mayoría de los esenios volvió a Qumrán viviendo allí hasta que fue
destruida en el 68 d.C.
Esta teoría hoy en día está muy cuestionada por la comunidad científica. De los más de
cuatro mil esenios que había en tiempo de Josefo, sólo una parte pudo vivir en Qumrán, y lo
mismo en Jerusalén. El muro de la ciudad de Jerusalén en el que se encuentra la “puerta de los
esenios” ya existía cuando fue fundada la Unión Esenia a mediados del siglo II a.C. Por otro
lado, no existe ningún dato en contra de que ya entonces los esenios vivían en Jerusalén, -a los
que pertenecería el esenio llamado Judas que enseñaba en el templo-, y estaban concentrado
en un barrio propio. El motivo por el cual la colonia de Qumrán fue reparada poco después del
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
terremoto se desconoce, pero lo importante es que la biblioteca con sus manuscritos
originales permanecieron en Qumrán incluso después del terremoto.
Todavía queda sin repuesta la cuestión de cómo pudieron alcanzar los esenios la
posición de favoritos ante el rey Herodes. Como respuesta hay dos hipótesis posibles: la
primera hace referencia a la posible presencia de los esenios en el sanedrín, que se reunía
bajo la presencia del sumo-sacerdote y estaba compuesto por sacerdotes, aristócratas y
escribas, con veintitrés escaños cada grupo. Cabe la posibilidad de que entre los esenios
hubiese miembros de estos tres grupos sociales, de ahí que en tiempos de Herodes los esenios
estuviesen fuertemente representados en los tres grupos del sanedrín como lo habían estado
los fariseos en la época de Alejandra Salomé. A pesar de sus reservas en contra de la
legitimidad de algunos sumo-sacerdotes y sobre todo del rey Herodes no tuvieron porque
manifestarse en el plano político-religioso.
La segunda de las hipótesis parte de la idea de que los esenios contribuyeron de una
forma decisiva en la reconstrucción y ampliación del templo de Jerusalén llevada a cabo en
tiempos del rey Herodes. Parece lógico pensar que los esenios tuvieran mucho interés en
preparar un edificio adecuado para el ejercicio de las funciones del sumo-sacerdote que estaba
a punto de volver a ser el legítimo. Por todo ello, seguramente los esenios aplaudieron al rey
Herodes esta empresa y posiblemente ayudaron en su construcción.
3.- PECULIARIDADES DE LOS ESENIOS.
Los esenios se mantuvieron de una forma inequívoca dentro de la tradición bíblica
anterior y en la base de su orientación doctrinal estaba la Alianza que Dios había establecido
con su pueblo en el Sinaí; es decir, que la Torah revelada a Moisés en forma de cinco libros era
el auténtico don salvífico de Dios a Israel -lo que los rabinos designarán posteriormente como
la halaká-. Pero los esenios fueron más allá de la interpretación bíblica comprendiendo mejor
que nadie que la Torah estaba ligada a su existencia en el país sagrado de Israel.
Directamente vinculada a la Torah, la institución más importante del país era para los
esenios el templo de Jerusalén, con su sacerdocio, sacrificios y restantes celebraciones
cultuales. El pueblo de Israel se agrupa en torno al templo de Jerusalén siguiendo las
disposiciones de la Torah, y se divide jerárquicamente en sacerdotes, levitas, el pueblo y los
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
prosélitos. En la cima de este orden jerárquico se encontraba el sumo-sacerdote,
perteneciente a la familia sadoquita.
La Torah se convierte en el garante de la estabilidad social, política y religiosa, de ella
se toman las prescripciones de pureza, santidad, pago del diezmo, etc.; incluso los esenios
fueron mucho más rigurosos que otros grupos judíos no tolerando ninguna desviación de la
tradición, ni nuevas adaptaciones que más tarde desembocarían en la Torah oral. Por todo
ello, se puede decir que los esenios eran el grupo más riguroso y observante de la herencia
religiosa de Israel, conservadores cien por cien y reacios a cualquier influjo o novedad.
La única doctrina nueva que admitieron frente a la tradición, fue la enseñanza que el
Maestro de Justicia hizo sobre los libros proféticos y que expresaban el propio presente como
última época de la historia antes del juicio final y del tiempo de salvación, pero ni el Maestro
de Justicia ni los esenios consideraron los escritos proféticos de la Biblia como competidores
de la Torah, sino como adiciones a la misma, y en caso de interpretaciones que no fueran del
todo exactas, subordinados a ella.
La Unión Esenia representa el intento de unir en Israel a todo lo que aún quedaba de
tradicional de la esencia patriarcal y davídica, de ahí, que el riguroso método de admisión de
los esenios se caracterizase por hacer tomar conciencia al neófito de la importancia de la
tradición expresada en la Torah y en los libros proféticos, por todo ello, si se quería ser un
verdadero judío, es decir, esenio, se debían ampliar los conocimientos fundamentales en torno
a la tradición y en la medida de lo posible ponerlos en práctica.
3.1. Los esenios: pueblo elegido del Dios de Israel.
Los esenios siempre se han considerado a sí mismos como los legítimos representantes
del pueblo de las doce tribus. Formaban el ‘am El, es decir, el pueblo de Dios y celebraban una
asamblea anual que coincidía con la fiesta de las semanas -Pentecostés-. La estructura
organizativa interno de los esenios correspondía a la del conjunto de Israel en el Pentateuco,
por ello, los esenios se dividían en campamentos y establecían una edad mínima para la
capacidad cultual de los hombres en veinte años. Es importante destacar el hecho de que toda
su estructura organizativa y administrativa estaba basada en normas de la Torah orientada al
conjunto de Israel.
El aspecto novedoso que los esenios introducen frente a la tradición bíblica radica en
su caracterización del pueblo de Dios como yahad en el sentido de unión. Esta expresión, no
existente en el lenguaje bíblico, hace referencia al momento de la fundación de los esenios
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
porque el pueblo de Israel estaba en su mayor parte disperso por todo el mundo y sólo una
parte vivía en Palestina; de ahí que la reunificación de todos los judíos dispersos fuera de Israel
se identifique con todo el pueblo de Israel, pero en el país sagrado. El aspecto clave de esta
unión de los esenios, no es que fuera a convertirse en una mancomunidad de las zonas del
Israel de la diáspora, ni unión para conseguir determinados objetivos especiales en Israel, sino
la concentración de todos los judíos en el espacio geográfico israelita. Quien se negaba de
forma duradera a integrar esta Unión se excluía de Israel como el pueblo salvífico de Dios y
despreciaba la alianza de Dios en el Sinaí y abandonaba el ámbito de la Torah, la cual aparece
ligada de una forma indisoluble a la salvación de Israel y a su existencia como país sagrado de
Dios
3.2. El calendario.
En el Oriente antiguo se desarrollaron distintos calendarios, tres de ellos tuvieron
validez durante el judaísmo: el antiguo calendario solar egipcio, el calendario lunar babilónico
y la semana israelita de siete días con el sábado como el día más importante.
Desde el año 152 a.C. los esenios seguían solamente el calendario solar de 364 días de
la tradición de Israel fundada en el exilio. Los saduceos lo consideraban como el único legítimo,
pero del mismo modo que los fariseos, en el culto del templo practicaban por razones políticas
el calendario lunar que oficialmente estaba en vigor. Los esenios se disgustaron bastante por
el abandono del calendario conforme a la creación por parte de grandes sectores de Israel, y
vieron en ello uno de los motivos principales para los castigos que Dios hizo caer sobre su
pueblo. Aunque los esenios no tenían el poder necesario para poder subsanar esta anomalía,
creían que el futuro juicio final podía despejar el retorno del antiguo calendario. Hasta
entonces el judaísmo palestinense seguía dos calendarios incompatibles, por lo que en las
ciudades y poblados de Palestina los esenios estaban separados de los otros judíos.
3.3. Las ofrendas en el templo de Jerusalén.
Las ofrendas de animales, se comida y de bebida se convierten en los elementos más
importantes del culto en el templo de Jerusalén. Se solían presentar en sábado y con ocasión
de las fiestas religiosas en el altar de los holocaustos. La validez de estas ofrendas y su
aceptación por Dios dependían de que se realizasen en el plazo adecuado, las prescripciones
sobre las ofrendas están establecidas en la Torah y no pueden ser modificadas sin una
verdadera causa; así cuando se practicó una ordenación del calendario que permitía que una
fiesta arraigada en la Torah cayera en sábado, esa ordenación profanó no sólo el sábado sino al
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
mismo tiempo todo el sistema y con ello la esencia de los sacrificios del templo, por lo tanto,
todos los sacrificios ofrecidos en el marco de esa errónea ordenación del culto no se llevaban a
cabo tal como está prescrito y su efecto era tan nulo como si no se hubieran realizado.
El movimiento esenio nunca criticó rechazó el culto dedicado a los sacrificios prescrito
por la Torah, pero, lo cierto es que el calendario lunar introducido por Jonatán provocó, que
según los propios esenios, en el templo no se pudiera llevar a cabo ningún sacrificio conforme
a la Torah. De esta forma los esenios hicieron su boicot al culto sacrifical que ellos
consideraban erróneo, y seguían una instrucción de Dios por boca del profeta Malaquías para
la última época del mundo antes del juicio final: todos los que quisieran seguir permaneciendo
fieles a la alianza sinaítica no debían ofrecer sacrificios, y en lugar de ello debían mantenerse
lejos del culto sacrifical desviado. La alternativa a esta situación que ofreció el sumo-sacerdote
Onías IV, que destituido de su cargo, había erigido un templo judío en una ciudad egipcia, fue
rechazada por el Maestro de Justicia, porque él esperaba en un futuro cercano el juicio final de
Dios y entonces la ordenación errónea del culto en Jerusalén llegaría en todo caso a su fin, por
todo ello, las medidas que se podrían tomar eran sólo de transición.
Los actos locales cotidianos de oración celebrados por los esenios, que litúrgicamente
correspondían al modelo del ritual de templo, y su conducta estrictamente ajustada a la Ley
equivalían de manera adecuada a todos los sacrificios de la Torah. Pero los esenios no
justificaron nunca elementos concretos de la liturgia como equivalentes exactos de
determinados sacrificios, sino que toda la práctica religiosa y ética sustituía las ofrendas
depositadas en el altar del templo; por eso tenía que corresponder siempre a las normas
especiales de pureza y santidad que estaban previstas en la Torah para el culto en el templo y
que para los levitas y sacerdotes eran aún más rigurosas que para los simples israelitas, sólo así
se garantizaba por parte de Dios la aceptación de la sustitución de las ofrendas.
Son los textos encontrados en las cuevas de Qumrán los que nos muestran que los
esenios no participaron ya en los sacrificios que tenían lugar en el templo de Jerusalén, pero
posiblemente si siguieron presentando ofrendas que en cuanto a tiempo, no estaban ligadas al
calendario del culto, por ejemplo, ofrendas por el nacimiento de un hijo, motivos personales,
etc.
Los esenios realizaron un boicot a las ofrendas del sábado y de las fiestas en general,
pero ello no tenía porque implicar un distanciamiento con el templo de Jerusalén, todo lo
contrario, ya que este espacio seguía siendo para ellos la morada de Dios. Los esenios
enseñaban allí y establecían dones consagrados para el edificio y sus ricas instalaciones.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
3.4. La comunidad de bienes.
Los nuevos miembros de la Unión Esenia, llevaban no sólo su persona la comunidad
sino también todo su patrimonio. De esta manera surge la comunidad de bienes, característica
particular del movimiento esenio. Aquello que se ingresaba y que pasaba a ser propiedad de la
Unión Esenia se designa en los textos de Qumrán con la palabra: hon, que designa en un
sentido amplio todo el patrimonio de un hombre, tanto material como espiritual. El que quería
ingresar en los esenios podía transferirles su patrimonio y el derecho a los rendimientos
resultantes, pero sólo después de haber pasado un año de prueba y de haber superado un
examen conclusivo.
Es importante considerar los fundamentos bíblicos para poder entender cómo estaba
concebida la comunidad de bienes de los esenios; es decir, según la concepción bíblica, el país
sagrado nunca fue propiedad del pueblo de Israel, fue desde el principio y para siempre de su
Dios YHWH. Este Dios había elegido para sí el pueblo de Israel, lo había liberado de la
esclavitud de Egipto y le había asignado las doce tribus de Israel, a sus estirpes y familias partes
del país sagrado que debía colonizar y cultivar. Esta alianza se concreta en el Sinaí y se plasma
en la Torah, documento que liga la existencia y la permanencia del pueblo elegido a la
obediencia de las instrucciones de la Ley divina. La Torah por su parte amenaza a todo israelita
que no se atuviera a los mandatos de Dios con castigos que van desde la pena de muerte, y en
todo caso de apostasía, a todo el pueblo de Israel con la expulsión del país de Dios, que
equivalía a privarlo de su base material de existencia. La única clase de exigencias de Dios
como propietario del país sagrado a Israel como su poseedor era la obligación de obediencia al
soberano del país, y su principal instrumento de soberanía era la Torah.
Los esenios nunca se presentaron a sí mismos como propietarios del país sagrado, sólo
actuaban como fiduciarios de Dios, lo que hacía que esta forma de comunidad de bienes
convirtiera a los esenios no como un movimiento pobre precisamente. La causa de esta
riqueza era el principio de la economía interna que la clase de comunidad de bienes esenia
llevaba consigo, porque las exigencias de pureza y santidad rituales limitaban
considerablemente la importación. Además todos los ingresos de los diezmos permanecían en
campo propio, lo que otros grupos como los fariseos o saduceos hacían llegar al templo, los
esenios lo utilizaban para su propia alimentación ahorrando así los medios necesarios para
ella; en caso contrario habría ido a parar como diezmo de los levitas, en parte al personal del
culto del templo de Jerusalén y en parte a la asistencia social pública y a las arcas del Estado.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
Los esenios tenían beneficios materiales que eran administrados a través de su
comunidad de bienes, la cual, constituía la única organización judía de su tiempo que podía
permitirse incluir en su sistema asistencial incluso a personas que no eran de su movimiento.
La comunidad de bienes de los esenios no fue una comunidad de posesión que excluía
la propiedad privada, sino que tenían tierras, y con los rendimientos de éstas podían
comerciar, por ejemplo, vender excedentes de la cosecha de cereales a otros judíos, y en caso
de productos manufacturados, incluso a paganos; pero su propiedad era por principio
inalienable.
También tenían derecho a donaciones del fondo social todos los esenios que se
consideraba como socialmente damnificados. Es decir, los que eran económicamente débiles y
necesitaban protección o apoyo. Pero tenían prohibido fundar empresas en común con
personas de fuera o con miembro de la Unión que hubiesen sido excluidos de los actos
comunitarios. Los esenios consideraban tales operaciones comerciales como una mezcla de
propiedad y por lo tanto ilícitas. Aunque si estaban permitidos negocios comerciales de
miembros particulares con personas de fuera incluso paganos; aunque no se debían vender a
paganos productos agrícolas que estuvieran sometidos al tributo del diezmo y por ello ya se
consideraban santificados, ni tampoco animales útiles o pájaros puros, porque no se podía
excluir que sus compradores los ofreciesen a dioses paganos. En cambio el comercio interno
no está limitado en el marco de la Unión Esenia.
Respecto a la posesión de los esenios, cabe decir, que las actividades que realizaban en
ellas eran totalmente autónomas, y de sus ingresos particulares pagaban todo lo necesario
para la manutención, alquiler, arrendamiento o costes del negocio como instalaciones o
salarios. También ayudaba que cada esenio compraba vino a un viñador esenio, pan a un
panadero esenio, zapatos a un zapatero de su comunidad, etc., y así ayudaba a garantizar la
ocupación y el consumo.
3.5. Actos de oración y comidas cultuales.
El rito de oración de desarrollaba en momentos puntuales del día: a la salida del sol, a
mediodía y a la puesta del sol, y consistía en postrarse varias veces en presencia de Dios.
Durante la oración los esenios se dirigían al santo de los santos del templo de Jerusalén, y sólo
recitaban himnos en los actos más complejos del culto de los sábados y días festivos, aunque
los esenios nunca hacían lecturas de las Escrituras como era lo normal en las comunidades
judías tradicionales.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
En los textos de Qumrán nunca se menciona un desayuno común, aunque a mediodía
y por la tarde seguía al acto de oración una comida cultual común de todos los congregados en
el lugar de reunión. En estas comidas se satisfacía el apetito con alimentos calientes y zumos
de fruta, y en ocasiones vino. En estas comidas era imprescindible la presencia de un
sacerdote, que presidía la mesa y al comienzo de la comida recitaba los textos de bendición.
Era una comida que se realizaba en silencio, sin lecturas, ni ritos litúrgicos de
acompañamiento. Al finalizar, el sacerdote presidente concluye la comida con una oración.
Son comidas comunitarias y los productos proceden de los diezmos de los sacerdotes
y de las compras, después de haber apartado del conjunto de los alimentos lo que
correspondía a los sacerdotes, a los levitas y a sus familias. La Torah disponía que sólo los
varones israelitas en edad para el culto, es decir, al menos de veinte años en adelante, podían
participar en las comidas cultuales del templo con ocasión de las fiestas de peregrinación, y
además sólo si estaban libres de defecto físico y en estado de pureza cultual, por ello, sólo
eran admitido a las comidas comunitarias de los esenios los miembros plenos pero sin defecto
físico, pero no mujeres ni hombres menores de veinte años. También estaban excluidos de
participación aquellos miembros que se encontraban en estado de impureza, mala conducta,
relaciones sexuales, etc., por lo que tenían que estar alejados de la comunidad durante días,
meses, o incluso años hasta que fueran admitidos de nuevo.
Los esenios poseían lugares de reunión especiales que funcionaban como una solución
de urgencia y temporal hasta el retorno de un culto conforme a la Torah en el templo de
Jerusalén, por ello, todas las ceremonias litúrgicas tradicionalmente prescritas para el culto en
el templo, las oraciones que acompañaban el culto de las ofrendas y las comidas comunitarios
de los participantes en el culto tenían lugar de una forma sustitutoria en dependencias
adecuadas de casa privadas esenias o en edificios construidos expresamente para ese fin. Su
objetivo era hacer posible el culto en el templo bajo las adversas condiciones que Jonatán
había creado, como sumo-sacerdote, sobre todo por la introducción del calendario lunar que
posteriormente regularía el culto oficial en Jerusalén.
3.6. El matrimonio, la familia y la educación.
La tradición suele presentar a los esenios como solteros, pero en los textos de Qumrán
no se encuentra ninguna información que confirme dicha idea. Hay que entender que en el
judaísmo antiguo la renuncia intencionada de un hombre al matrimonio se consideraba como
una falta grave contra la Torah, y es que en el judaísmo existía un precepto de Yahvé que
exhortaba a todos los hombres a ser fecundos y multiplicarse. Pero con todo esto, la imagen
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
que nos ha llegado de los esenios es la de la soltería y los motivos de esta falsa suposición son
muy diferenciadas y no tienen nada que ver con sus intenciones de celibato
Una de las causas que se apuntan, es el hecho de que los judíos pialados suelen ir cada
sábado a sus sinagogas en familia, las mujeres se suelen retirar a una nave lateral o a una
galería alta y los hombres ejercen el culto en parte central del templo. Los esenios incluso iban
tres veces al día a sus casas de oración, pero nunca se veía a una sola mujer ir con ellos, por
ello, aparecen en su manifestación pública a otros judíos de Palestina como una sociedad
exclusiva de hombres.
La segunda causa indaga en la causa de la madurez religiosa de los adolescentes judíos,
ya que en el judaísmo antiguo un varón a los trece años ya era apto para el matrimonio. Pero
los esenios exigían el haber cumplido los veinte años como condición para la mayoría de edad
religiosa y para el matrimonio. Por eso los jóvenes esenios seguían durante esos años solteros
cuando los judíos de su edad se habían casado ya hace tiempo. Esto llamó la atención y fue
considerado por los otros judíos como una renuncia al matrimonio por parte de los esenios.
La tercera causa es la más importante y posteriormente la que más incidió. Los esenios
exigían el matrimonio único de todos los hombres en lugar de la mera monogamia, que era el
método común en el judaísmo, aunque incluso siguió permitida la poligamia. El matrimonio
único de por vida de los esenios está fundamentado por el triple testimonio de la Torah: Gen
1,27; Gn 6,18 ss; Dt 17,17, y aparece como el único permitido y como exigencia ineludible
derivada del orden de la creación. Todo hombre, una vez cumplidos los veinte años, tenía que
casarse lo antes posible, por su parte, la esposa, después de las gestiones pertinentes con su
familia, era elegida por su padre cuando había cumplido los doce años. Después del
matrimonio debería dar a luz cada año un hijo, a ser posible muchos varones, y además
realizar el trabajo doméstico, hacer paños, cestos, etc. Ante tales condiciones extenuantes, no
es de extrañar que muchas mujeres no llegasen incluso a cumplir los veinticinco años,
muriendo de fiebres o de distintas enfermedades, cuando se iban consumiendo y perdían la
fecundidad, lo que podía ser causa de divorcio y por lo tanto el retorno de la mujer a su familia
de origen.
Si el matrimonio no tuviese hijos, o la mujer se muriera pronto, el esenio no debía
casarse por segunda vez, por ello, el hecho de la breve duración de vida de las mujeres esenias
repercutía en un tiempo mínimo de matrimonio que por término medio no superaba los diez
años; de ahí que los esenios no viviesen en matrimonio, no como personas célibes, sino
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
porque, o bien, aún no tenía la edad necesaria para casarse, o bien, porque eran viudos o
separados.
La educación de un niño esenio comenzaba a los diez años de edad, y en todo aquello
que los adultos dispuestos a ingresar en los esenios tenían que aprender durante el proceso de
aceptación que duraba como mínimo tres años. Cuando cumplía los veinte años, ya podía
convertirse en esenio de pleno derecho y casarse.
3.7. Ingreso, ordenamiento jurídico y exclusión.
La admisión en el movimiento esenio se producía después de tres años de noviciado.
Las mujeres también pertenecían a la Unión aunque eran miembros con menos derechos que
los hombres y con una limitada capacidad de culto. Normalmente y por motivos religiosos
económicos, los esenios se casaban con mujeres jóvenes de familias esenias iniciando su
instrucción en los conocimientos de la Torah comenzaba como con los niños a los diez años
pero terminaba con el matrimonio poco después de cumplir los doce. El fin de la instrucción
religiosa era la admisión al baño ritual de inmersión, que las mujeres necesitaban
especialmente después de la menstruación y del parto para poder tener relaciones sexuales
con sus esposos.
Para los problemas jurídicos internos los esenios tenían un tribunal interno autónomo
y con varias instancias. La forma más suave de sanción de una falta era la corrección personal
por medio de un solo esenio y tenía la finalidad de evitar que se repitiera, para estos casos no
había castigos. Si las faltas eran de carácter grave, la corrección debía hacerse en presencia de
testigos. Los tribunales eran competentes en caso de las infracciones contra la Torah, según la
gravedad de la falta o del número de testigos, los tribunales actuarían mediante una simple
corrección o un severo castigo. Los castigos impuestos estaban prescritos en la Torah, y como
alternativa había sanciones que consistían en la reducción temporal de la ración del alimento
hasta la exclusión transitoria o de por vida de la comunidad.
La exclusión completa se expresa como un sustitutivo de la pena de muerte, e incluso
pero que ésta, porque significaba para el ex-esenio la exclusión del sujeto y de su familia de la
salvación eterna, además para el resto de esenios estaba prohibido todo contacto con los
expulsados.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
4.- DOCTRINAS DE LOS ESENIOS.
La doctrina básica de los esenios estaba directamente relacionada con la Torah, ello
implicaba la fe en un único Dios que eligió a Israel y lo sacó de la esclavitud de Egipto, le dio su
alianza en el Sinaí y finalmente lo condujo al país sagrado. Los esenios sólo se distinguen de
otras las otras sectas judías de su época en la creencia de que la salvación de los judíos ha de
estar vinculada a su existencia en el país sagrado, por todo ello, la diáspora judías por todo el
mundo estaba rechazada por Dios, según los esenios, en la medida en que no se volviera a
Israel antes del juicio final. Tampoco fuera de la Unión Esenia podía haber salvación alguna,
ni para los judíos, ni para los paganos.
En general, la posición que mantenían los esenios no era sectaria ni disidente, sino que
buscaba con todas sus fuerzas preservar la corriente principal de la tradición judía, y para
poder conseguirlo era necesaria una total devoción hacia la Torah. El mismo título de Maestro
de Justicia significaba que su tarea principal dentro de la comunidad esenia era la de la
conservación y la observancia de la Torah.
Después de exilio babilónico, el judaísmo había absorbido muchos influjos culturales y
religiosos. Fueron, sobre todo los que retornaron de la diáspora los que trajeron consigo tales
innovaciones, por ejemplo la ordenación del culto según el calendario solar, las ciencias de la
cosmología y de la astronomía. La apocalíptica, el dualismo iranio y un determinismo que
consideraba la historia del mundo y de la humanidad como establecida desde el principio por
un ser todopoderoso.
4.1. Ángeles y demonios.
En el Israel pre-exílico los ángeles aparecen muy esporádicamente, por ejemplo,
cuando Dios visita a Abrahán con dos hombres (Gn 18). En el período pos-exílico las
actuaciones de Dios en el cielo e en la tierra hasta el momento de su intervención futura en el
juicio final se concebía a través de intermediarios, los ángeles. Desde una perspectiva de la
historia de las religiones, la angeología judía adoptó las miles de divinidades principales y
secundarias, primero de los cultos cananeos y luego asirio-babilónicos, las reunió en grupos
jerárquicamente estructurados y las sometió a Dios como servidoras o como instrumentos de
su acción. Del dualismo iranio antiguo recogió las dos jerarquías angélicas determinantes, una
buena representada por el príncipe de la luz, y otra mala liderada por el ángel de las tinieblas.
Esta angeología estaba formada por los siguientes grupos: arcángeles, ángeles del culto y los
demonios.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
Los esenios creían en la existencia de cuatro arcángeles considerados también como
ángeles del rostro, por ser las únicas creaturas que llegan ante Dios mismo en el cielo y
recibían sus misiones directamente de Dios. El ángel protector y que lucha contra sus
enemigos es Miguel, y que también es el de mayor rango. En segundo lugar estaba Gabriel,
encargado de todas las revelaciones de Dios y de sus interpretaciones en caso de visiones de
sueños. Uriel es el ángel encargado de los ejércitos de las luces celestes y tenía como misión
cuidar que todos los astros del cielo siguieran en su órbita y que el sol y la luna recibieran su
porción adecuada de fuego en su salida cotidiana. El cuarto miembro era Rafael, señor sobre el
reino de los muertos y la resurrección. Mediante estos cuatro arcángeles, Dios dirigía el curso
del universo.
Los ángeles del culto, representados en el antiguo Israel por los querubines sobre el
arca de la alianza en el santuario, representaban a dios en el culto del templo y llevaban las
ofrendas himnos y oraciones de la comunidad cultual ante Dios, y a la inversa, eran los
mediadores de la bendición de Dios para Israel. Los esenios recibieron y transportaron estas
concepciones de su tradición, sus actos de oración tenían que ofrecer un grado extremo de
pureza y santidad de cultuales, estar libres de mujeres y de cualquier otra impureza, entre
otras razones porque sólo así estaba garantizada la presencia de los ángeles en el culto.
Enfrentados a los ángeles estaban los demonios que también habían sido creados por
Dios pero que se habían apretado de él y se habían convertido en un poder antidivino. Los
esenios lo llamaban Belial, que con sus ejércitos era un poder que influía en la determinación
de todo lo que acontecía en el cielo y en la tierra, dónde podían causar todos los trastornos del
orden de la creación: inundaciones, sequías, malas cosechas, guerras, pecados humanos,
angustia y muerte.
El poder de estos ángeles malos era devastador y los hombres poco podían hacer
contra él, su única ayuda se ejercía mediante los ángeles buenos. Se podía sujetar el mal por el
nombre y tener poder sobre él, entonces era posible reclamar la ayuda de un poder superior
de la parte opuesta, de ese modo se podía curar enfermos, detener tormentas amenazadoras
o traer la lluvia a una tierra sedienta.
Los esenios consideraban las doctrinas sobre los ángeles como un saber secreto e
inalienable de especial importancia, sólo los miembros de pleno derecho podía ser iniciado en
ellas, y la comunicación de nombres de ángeles a personas ajenas de la Unión era uno de los
delitos más graves, cuya sanción consistía en la expulsión definitiva de la comunidad.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
4.2. El juicio final y el tiempo de salvación.
Los esenios vivían siempre en espera del fin de la situación existente, pero sólo en
determinadas fases de su historia, en espera cercana de los tiempos deseados. La referencia a
plazos fijos alejaba considerablemente el juicio final y el tiempo de la salvación, incluso más
allá de la expectativa de vida de todos los que quedaban. En este espacio de espera inminente,
entre los esenios adquirió una especial importancia la figura del Mesías, es decir, una persona
que se esperaba para el futuro, a ser posible un descendiente del rey David y que regiría a
Israel con justicia y aniquilaría a sus enemigos.
En lo que respecta al juicio final, los esenios creían que la tierra se iría derritiendo en
fuego incandescente en forma de lava, pero los justos se sustraerían milagrosamente a esta
catástrofe cósmica. La vida de algunos individuos como “el malvado” Jonatán acabarían en un
charco de fuego sulfuroso, o en lugares de tinieblas permanentes. El juicio final puede
concebirse también como una caldera de fundición de bronce, de la que los justos salen
purificados como el oro o la plata, mientras que todos los demás perecen por completo.
También existe la concepción de que en el juicio final todo Israel serán asistentes de Dios y se
sentarán a juzgar a todos los demás, pero ellos no serán juzgados.
El drama del juicio final puede durar siete años o cuarenta, según los distintos
documentos qumránicos, durante los cuales Israel vence al resto del mundo y se favorece de
este modo el paso al tiempo de la salvación.
Los esenios identificaban al futuro lugar salvífico con la Jerusalén terrena rodeada por
el país sagrado de Dios pero con población exclusivamente judía. Lo que quedara alrededor
después del juicio final debía servir al creador del cielo y de la tierra en el culto celebrado en el
templo de Jerusalén. En ese momento descendería del cielo una nueva Jerusalén, con un
templo en medio de ella atendido por aquellos sacerdotes y sus descendientes que a través de
los años habían permanecido fieles a Dios. A partir de ahí, el año natural volvería a
corresponder al calendario solar de 364 días en armonía con el orden de la creación y la
totalidad del culto con sus sacrificios y peregrinaciones tendría lugar de nuevo conforme a la
Torah.
Los esenios también identificaban el tiempo de la salvación con un nuevo comienzo
gracia a un nuevo acto de creación de Dios, por ello, Dios haría una elección de los hombres
más valorados en el juicio final y crearía una nueva humanidad marcada por el Espíritu Santo e
incapaz de pecar.
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Los esenios: orígenes de la secta qumránica
4.3. La resurrección de los muertos.
Los esenios realmente creían en la resurrección de los muertos, como así lo
manifiestan la disposición de sus tumbas, es decir, no reunían con sus familiares a los muertos,
como se hacía en el antiguo Israel, sino que enterraban a sus muertos en tumbas individuales
profundas en las que esperaban intactos la resurrección.
Los esenios esperaban el comienzo del futuro juicio final la resurrección de todos
judíos muertos, y ello se debía, a que consideraban que la resurrección de los muertos y la vida
eterna era un destino que todos los piadosos de Israel podían experimentar.
Para los esenios, el lugar agraciado para albergar a los resucitados era el paraíso
descrito en el libro del Génesis: el jardín de Edén, el cual se encontraba en la región turca
oriental del Tigris y del Éufrates, en el monte Ararat. Hacia allí es donde miraban los
enterrados en Qumrán, y allí es, precisamente, donde pensaban gozar de las delicias de este
paraíso. Para lograr la salvación, los esenios creían que ni siquiera iban a necesitar la ayuda de
una figura mesiánica, sino que el mismo Dios de Israel los resucitaría por haberlo servido con
total fidelidad.
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