UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONMA DE MXICO
FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLGICAS
POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS
LOS CALENDARIOS MESOAMERICANOS ANALIZADOS DESDE UNA PERSPECTIVA INTERDISCIPLINARIA
T E S I S Q U E P A R A O P T A R P O R E L G R A D O D E MAESTRO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS
P R E S E N T A RAFAEL EDUARDO VILLASEOR MONTIEL
D I R E C T O R A D E T E S I S: DRA. JOHANNA BRODA
MXICO 2007
Agradecimientos Iniciar un nuevo proyecto en la vida no es cosa fcil, sobre todo cuando ya se ha andado la
mitad del camino y si ese nuevo proyecto significa dar un giro significativo a la direccin
por la que se ha transitado. Pero cuando se cuenta con el apoyo y la gua de aquellos que le
anteceden a uno, el camino resulta menos agreste, pues ellos lo han allanado con su paso,
haciendo que ste sea fcilmente transitable. Esa es la labor de nuestros maestros, a los que
agradezco por su paciencia y dedicacin, y que con sabidura me han tomado de la mano
para conducirme por senderos antes desconocidos para m.
Quiero aqu expresar mi profunda gratitud, en primer lugar, a Johanna Broda por la
gua, apoyo y direccin que me ha brindado en el transcurso de esta investigacin y hasta
llegar al momento presente en el que concluyo esta tesis. Le agradezco, pues siendo yo un
perfecto desconocido y sin ningn antecedente acadmico en el tema, me recibi
amablemente en su cubculo del Instituto de Investigaciones Histricas. En esa primera
ocasin me ha de haber brindado por lo menos unas dos o tres horas de su tiempo para
escuchar el proyecto de maestra que estara presentando para mi ingreso al programa del
posgrado en Estudios Mesoamericanos. Esto pudiera parecer irrelevante, pero cuando
posteriormente me enter que estaba, en esos momentos, dirigiendo unas treinta tesis de
posgrado, adems de conducir su taller en la ENAH y sus actividades propias de
investigacin que le impone su posicin en la UNAM, cada minuto es importante, y
dedicarme todo ese tiempo no slo me caus asombro sino una profunda admiracin por
ella. Pero eso fue slo el principio, pues a partir de all, y por supuesto, de muchas lecturas
que me dej de tarea, en cada ocasin que nos reunamos para revisar mis avances, yo era
su centro de atencin y su tiempo estaba ah para m, sin medirlo y sin contar las horas que
me dedic en todas esas reuniones.
A lo largo de estos aos de trabajo en la maestra, siempre supo llevarme, aun por
senderos que, de acuerdo con mi limitado conocimiento, en un principio cre que no
aportaran mucho a mi proyecto, pero sorpresa! Las horas en su taller y en los
seminarios a los que invita a sus alumnos a asistir, resultaron ser de suma importancia para
mi investigacin, pues me dieron una perspectiva y conocimiento que de otra manera no
habra obtenido. De igual manera, por momentos me llegu a sentir abrumado con la
cantidad de lecturas que me impona, pero todas ellas, adems de interesantes,
contribuyeron de distintas maneras a este trabajo. Podra citar muchos otros ejemplos que
por espacio omito, pues con este breve relato basta para destacar la calidad, no slo como
maestra, investigadora, tutora, sino como persona. Por todo ello gracias Johanna!
Otra persona que tambin marc de manera significativa este trabajo, y ahora mi vida,
fue Maricela Ayala, quien de manera semejante, con paciencia, dedicacin y sabidura supo
guiarme en el transcurso de esta investigacin. Si bien, oficialmente no fungi como
directora de esta tesis, en lo personal para m s contribuy de manera significativa en sta.
Una pltica por aqu, otra ms por all, y un comentario por acull, adems de la
informacin en su curso de Epigrafa maya y de los comentarios y recomendaciones en el
Seminario que dirige, fueron moldeando este trabajo. La seriedad de su trabajo y su
profesionalismo destacan, amn de las aportaciones que ha realizado en el campo de la
epigrafa maya, todo lo cual difunde entre sus alumnos y colaboradores. Y ni qu decir de
su amistad, pues de igual manera se brinda a sus alumnos y amigos. La entrega es su
caracterstica y sta se hizo patente en la revisin de esta tesis, lo que ya haba
experimentado en las revisiones de otros trabajos. Su revisin de esta tesis, muy puntual y
certera, me oblig a hacer trabajo adicional, valioso pues me llev a profundizar en mis
opiniones y me ayud a tener muy claras las ideas que aqu quiero transmitir. Por todo
esto, gracias Maricela!
Dar agradecimientos puede resultar ms difcil que la propia redaccin de la tesis,
pues se corre el riesgo de omitir, por error, el nombre de alguien a quien realmente uno s
quisiera incluir. Por cuestiones de espacio no me es posible describir aqu las aportaciones
y las razones que tengo para agradecer a todos y cada uno de aquellos que me brindaron su
apoyo y que gracias a ellos esta tesis es lo que es. A pesar de ese riesgo, quiero expresar mi
agradecimiento a mis maestros, algunos por tan slo un semestre y otros por ms, entre
ellos puedo nombrar a Alfredo Lpez Austin, quien adems me recomendara platicar con
Johanna Broda para que me guiara en mi investigacin. Tambin agradezco a Martha Ilia
Njera, quien, entre muchas otras cosas, en alguna ocasin me dijo que debera utilizar mis
conocimientos y experiencia como ingeniero para aportar a los estudios mesoamericanos;
recomendacin que en ese momento no comprend a cabalidad cmo hacerlo, pero que
ahora, al paso del tiempo me queda ms claro, y por supuesto, tengo presente. Gracias
tambin a Michel Oudijk, quien no slo hace amena su ctedra y con quien es un placer
intercambiar puntos de vista, aun cuando las opiniones sean encontradas, pues en todos los
casos, lo invita a uno a reflexionar en lo que uno hace y cmo lo hace. Gracias Michel,
siempre tendr presente tu recomendacin de no hacer enojar a mis lectores.
Y tratndose de mis lectores, no quiero dejar pasar la ocasin de agradecer a los otros
lectores de la tesis y sinodales de esta maestra, Arturo Ponce de Len y Susana Ramrez, a
quienes agradezco por sus atinadas observaciones, comentarios y recomendaciones que
hicieron y que contribuyeron a mejorar la calidad de este trabajo. Aprecio el tiempo y la
dedicacin que le dedicaron a mi favor, pues implic la distraccin de sus actividades
normales y por tanto un esfuerzo extra a sus muchas otras ocupaciones y responsabilidades.
Finalmente quiero expresar mi gratitud a otros maestros, que de una u otra manera me
han ido formando en las ciencias sociales, como la maestra Carmen Luna, con quien llevara
la clase de Historiografa de Mxico (sensacional!), durante los prerrequisitos necesarios
para ingresar a este posgrado. A Ann Cyphers, por haber tomado el relevo en el curso de
Arqueologa de Mesoamrica al fallecimiento de otro queridsimo maestro Jaime Litvak a
quien llegu a apreciar en el corto espacio de tiempo que curs con l esa materia.
Estos agradecimientos se quedaran cortos si no incluyera a todos mis compaeros
con los que he cursado esta maestra. Tanto en el Taller de la ENAH, como en los cursos y
seminarios en la UNAM, sus observaciones a mis trabajos y presentaciones, siempre han
sido de utilidad. Tambin los comentarios de sus propias presentaciones y exposiciones
han sido un factor importante en mi desarrollo y en el trabajo realizado en esta
investigacin.
Gracias Rafael E. Villaseor M. Diciembre 2007
El templo de la Ciencia es una multiforme construccin. Los hombres y las fuerzas espirituales que lo frecuentan son muy diversos. Unos tienen la sensacin gozosa de ejercitar su fuerza intelectual; la Ciencia es para ellos slo el deporte ms apto para saciar sus energas vitales y satisfacer su ambicin. Otros entran all dispuestos a ofrendar su materia gris al servicio de metas utilitarias []. Qu los condujo al Templo? La respuesta no es fcil, ni puede ser la misma para todos. Discurso de Albert Einstein en el 60 cumpleaos de Max Planck (Einstein 2002, p. 129).
ndice
NDICE Introduccin..................................................................................................................... 1
1. Antecedentes.................................................................................................................... 8 1.1. La interdisciplinaridad......................................................................................... 9
Historia y etnohistoria................................................................................. 11 Arqueologa ................................................................................................. 11 Epigrafa...................................................................................................... 12 Arqueoastronoma ....................................................................................... 12 Arquitectura................................................................................................. 12 Geografa..................................................................................................... 13
1.2. Mesoamrica la razn de diferentes calendarios ............................................... 14 1.2.1. Marco histrico............................................................................................ 17
1.3. Breve historia de las investigaciones sobre la calendrica ................................ 21 1.3.1. Las primeras investigaciones....................................................................... 23
Gemelli ........................................................................................................ 26 Boturini........................................................................................................ 26 Veytia ........................................................................................................... 27 Clavijero ...................................................................................................... 28 Len y Gama................................................................................................ 28 Orozco y Berra ............................................................................................ 30
1.3.2. Las investigaciones recientes....................................................................... 31 1.4. Las regiones de los calendarios ......................................................................... 34
1.4.1. Listado de calendarios en referencias bibliogrficas................................... 35 1.4.2. Los calendarios por regiones ....................................................................... 36 1.4.3. Lista de das y veintenas.............................................................................. 38
2. La Cuenta de los Das.................................................................................................... 42 2.1. Estructura de la cuenta de los das..................................................................... 43
2.1.1. Descripcin de los signos de los das .......................................................... 43 2.1.2. Asociaciones de los das .............................................................................. 47
Comparacin de las asociaciones entre los das nahuas y mayas .............. 49 Reflexiones sobre la comparacin de los das nahuas y mayas .................. 53
2.1.3. Las trecenas ................................................................................................. 54 Los patronos de las trecenas ....................................................................... 55 Las trecenas en los cdices pictogrficos ................................................... 56
2.2. Seores y acompaantes.................................................................................... 57 2.2.1. Los Seores de los Das y voltiles que los acompaan ............................. 58
Son los Oxlahn Tik mayas Seores de los Das?................................... 60 2.2.2. Los Seores de la Noche ............................................................................. 61
Hay comparacin de los Seores de la Noche nahuas con los mayas? .... 62 2.3. Otras divisiones del tonalpohualli ..................................................................... 65
2.3.1. Cuatro periodos de 65 das .......................................................................... 65 2.3.2. Cinco periodos de 52 das............................................................................ 67 2.3.3. Diez periodos de 26 das entre los mayas.................................................... 69
3. El calendario de 365 das............................................................................................... 71 3.1. Las veintenas ..................................................................................................... 71 3.2. El inicio del ao................................................................................................. 74
ndice
3.3. Correlaciones entre los calendarios ................................................................... 77 3.4. El bisiesto .......................................................................................................... 80 3.5. La cuenta de los aos......................................................................................... 83
3.5.1. La construccin de los aos......................................................................... 90 3.6. Las fiestas de las veintenas.............................................................................. 100
4. La Cuenta Larga y otras particularidades de los calendarios mayas ........................... 107 4.1. La Cuenta Larga .............................................................................................. 109
4.1.1. Representacin de los periodos ................................................................. 111 4.1.2. La Cuenta Larga y su relacin con la Rueda de Calendario...................... 114
Determinacin del tzolkin........................................................................ 115 Determinacin del haab ........................................................................... 116 Relaciones entre los das del haab y del tzolkin ..................................... 119
4.1.3. Uso de los nmeros distancia .................................................................... 120 Nmeros distancia en monumentos ........................................................... 120 Nmeros distancia en cdices ................................................................... 121
4.2. La serie suplementaria y serie lunar ................................................................ 123 4.2.1. Glifos G y F ............................................................................................... 123 4.2.2. La serie lunar ............................................................................................. 127
Glifos E y D ............................................................................................... 127 Glifos C y A ............................................................................................... 129 Glifos X y B................................................................................................ 135
4.3. La rueda de katunes ......................................................................................... 135 4.3.1. Cuentas de fin de periodo .......................................................................... 136 4.3.2. La cuenta corta .......................................................................................... 137 4.3.3. Katunes ajaw, versus ahaukatunes ............................................................ 139
4.4. Correlacin con el calendario cristiano ........................................................... 143 4.4.1. Requerimientos para establecer la correlacin .......................................... 144 4.4.2. Correlaciones sobre bases astronmicas.................................................... 145
Investigaciones astronmicas en inscripciones del Clsico maya............ 146 Investigaciones astronmicas en los cdices ............................................ 147
5. Reflexiones sobre un anlisis comparativo ................................................................. 150 5.1. Origen y desarrollo ...................................................................................... 151
5.1.1. El marco arqueolgico............................................................................... 152 5.1.2. Los registros calendricos ms antiguos ................................................... 153
Los registros zapotecos ............................................................................. 155 Los registros olmecas ................................................................................ 160
5.1.3. Manifestaciones tempranas de la estructura calendrica........................... 164 Arquitectura calendrica temprana en Oaxaca ........................................ 165 Arquitectura calendrica temprana en sitios del altiplano central .......... 166 Arquitectura calendrica temprana en rea maya.................................... 171
5.1.4. Algunos puntos de reflexin...................................................................... 173 Evolucin posterior de los calendarios ..................................................... 175 La designacin de los cargadores de aos................................................ 175
5.2. Sobre la cuenta de 260 das ............................................................................. 179 5.3. Observaciones sobre los distintos ciclos ......................................................... 182
ndice
5.4. A manera de conclusin .................................................................................. 185 5.4.1. Problemas no resueltos .............................................................................. 185
La sincrona con el ao trpico................................................................. 186 El inicio del ao y el da epnimo ............................................................. 187 Las correlaciones entre calendarios ......................................................... 187
5.4.2. Perspectiva para futuras investigaciones ................................................... 189 5.5. Una reflexin final........................................................................................... 191 Figuras ......................................................................................................................... 193 Abreviaturas ................................................................................................................ 229 Bibliografa.................................................................................................................. 230
Introduccin
Introduccin Si se intentase tener un conocimiento certero y profundo a la vez, de la calendrica
mesoamericana, se hace necesario conocer los aspectos generales y particulares de los
diversos calendarios que existieron en las distintas regiones de Mesoamrica. Se requiere
integrar a dicho conocimiento sus caractersticas particulares y su estructura, las
correlaciones que existieron entre las variantes de los calendarios prehispnicos, as como
con el calendario cristiano, sus aplicaciones en las festividades autctonas, celebracin de
rituales y ceremonias varias, sobre todo en lo relativo a las actividades agrcolas, pero
tambin con relacin a otras actividades de su vida cotidiana. Tambin se necesita entender
su relacin e identificacin con las varias deidades y cmo stas se corresponden con los
fenmenos astronmicos y de la naturaleza, y el impacto que esto lleg a tener en la
construccin misma y la ubicacin de sus centros ceremoniales y sus propias ciudades.
Opino que llevar a cabo una tarea de tal magnitud, con amplitud y profundidad,
requiere de un espacio mucho mayor del que pueda destinarse a una investigacin de
Maestra. No obstante, tambin considero que es necesario realizar un estudio que permita
tener un conocimiento general, no en el sentido de vaguedad, sino en el sentido de inclusin
de la mayor cantidad de tpicos posibles, que sienten las bases para investigaciones
puntuales sobre stos. Principalmente, que incluyan los conceptos de la calendrica que
distinguieron a los diferentes pueblos que conformaron Mesoamrica, pues aun cuando se
trata de una superrea cultural, se conforma de mltiples reas de grupos con caractersticas
particulares de pensamiento y de diferencias en la conformacin de sus sociedades.
Por esa razn, he decidido llevar a cabo este trabajo de investigacin, con una
perspectiva interdisciplinaria, de tal manera que permita tener una visin general, haciendo
anlisis comparativos entre los calendarios de distintos pueblos mesoamericanos. Estoy
convencido que el estudio de este elemento cultural, no se puede abstraer del contexto de
toda la superrea. Si bien es posible hacer una investigacin, por ejemplo, del calendario
maya o del mexica; entenderlo plenamente implica necesariamente analizarlos en la
perspectiva de un desarrollo multicultural que se llev a cabo durante largos periodos de
tiempo, con influencias y aportaciones de distintas entidades culturales, algunas por
consenso, otras por importacin y otras ms por imposicin. Asimismo, ciertas
caractersticas del sistema calendrico pueden resultar extraas en el mbito de un grupo
1
Introduccin
cultural, que al analizarlas en torno a las influencias y contribuciones que otros hubiesen
hecho, podrn comprenderse con mayor claridad.
Es por ello que, el propsito de este trabajo es sentar las bases para futuras
investigaciones puntuales. En ste se da una descripcin que ayuda a entender no slo la
estructura calendrica general y comn en toda Mesoamrica, sino algunas particularidades
que fueron caractersticas de ciertos pueblos. Tambin se hacen comparaciones entre esas
particularidades, para tener una visin ms amplia de las influencias y del proceso de
generacin y desarrollo de este sistema calendrico. Del mismo modo, se presentan
algunas hiptesis de por qu y para qu este sistema pudo haberse diseado de la manera
que finalmente conocemos, tan particular y exclusivo de esta regin.
Existen diversos estudios sobre la calendrica mesoamericana, algunos que
contemplan los de una sola cultura, como por ejemplo El antiguo calendario totonaco y
sus probables vnculos con el de Teotihuacan (Stresser-Pan 2003), otros que consideran
un tema particular como El bisiesto nhuatl (Castillo 1971), otros ms con un enfoque
especfico, digamos historiogrfico como El calendario mexica y la cronografa (Tena
1987). Tambin existen otros estudios ms incluyentes, en el sentido que abarcan
informacin sobre varias culturas, quiz centrados en una en particular pero estableciendo
comparaciones con otras, adems de incorporar los varios aspectos de la estructura
calendrica, el desarrollo de las investigaciones, etctera. En esa calidad, existen trabajos
como Los calendarios prehispnicos de Alfonso Caso (1967), The Mexican Calendar: as
Compared to other Mesoamerican Systems de Johanna Broda (1969), o Sistemas
calendricos mesoamericanos. El libro del ao solar de Munro Edmonson (1995).
Adems, existe informacin de primera mano, como los manuscritos preparados
por los cronistas de los siglos XVI y XVII, que describieron el sistema calendrico en la
medida de sus posibilidades, con las limitaciones que la comprensin del pensamiento
mesoamericano les impona a unos, o con la influencia europea que les gravaba a otros.
Tambin existen documentos, stos s de primera mano, algunos en papel de amate, otros
en piel de venado, otros ms labrados en piedras que dan cuenta de los registros
calendricos que llevaron a cabo en su tiempo. Toca a los investigadores comprender la
manera como se hicieron tales registros, descifrarlos, entenderlos y explicarlos, es por ello
que stos han sido, por aos, las fuentes dnde abrevar para su estudio.
2
Introduccin
Entre los investigadores modernos y esas fuentes de primera mano, prehispnicas y
coloniales, existi un nutrido grupo de estudiosos, que en el afn de entender, o de
conservar el conocimiento de los antiguos pobladores, dieron inicio a los primeros estudios
serios y sistematizados en torno al tema. No obstante, las limitaciones del conocimiento de
estos pueblos, les impidi llegar a tener una comprensin certera de ste, aunque
efectivamente se lograron avances sorprendentes. Por otro lado, esas limitaciones les
llevaron a proponer algunas explicaciones, si bien plausibles, no dejaron de ser
especulativas, y as surgieron explicaciones diversas, como por ejemplo, sobre la correccin
del calendario para mantenerlo en sincrona con el ao trpico. Algunas de ellas, oscilaron
entre la ausencia de correccin alguna, hasta la de una incorporacin de 25 das cada 104
aos, pasando por el bisiesto cada cuatro o 13 das cada 52 aos (Gemelli 1976; Veytia
1944; Clavijero 2003; Len y Gama 1978).
Deducciones o propuestas de esta naturaleza, aunque estimables, algunas de ellas
permitieron ms, tener una explicacin propia del fenmeno en trminos del conocimiento
occidental, que de hecho explicar la realidad de ste. Debido a ello, opino que es
importante buscar aquellos elementos que permitan dar las explicaciones pertinentes, de
conformidad con el pensamiento prehispnico y no para ajustarse a ideas preconcebidas.
Por esa razn, este trabajo se hace desde una perspectiva interdisciplinaria, por un lado,
abarcando la mayor cantidad de elementos de la calendrica posibles, e incorporando un
mtodo comparativo. De esta manera se ofrecen amplias posibilidades de solucin,
analizadas desde las distintas disciplinas, lo que permitir acercarnos con mayor exactitud a
las explicaciones de la verdad.
En la primera parte de este trabajo he decidido dar consideracin a aquellas fuentes
documentales a las que es posible acceder para recabar informacin que suministre un
acercamiento al tema. En primera instancia, me aproximo a las investigaciones antiguas y
recientes puesto que stas proporcionan el punto de partida sobre el cual construir nuevas
hiptesis, a continuacin abordo el tema con un tratamiento temtico, en el que se describen
las caractersticas principales de los diversos calendarios, para concluir con algunas
reflexiones, resultado de anlisis comparativos de algunos puntos que juzgo conveniente
tener presentes para investigaciones posteriores.
3
Introduccin
El trabajo se conforma de cinco captulos, iniciando con una serie de antecedentes que
tienen como objetivo principal sentar las bases para los tratamientos que se dan en los
siguientes captulos. Se inicia con una breve consideracin sobre la interdisciplinaridad y
la manera en que sta se utiliza a lo largo de esta tesis. A continuacin se presenta un
marco histrico que explica cmo el fenmeno cultural de Mesoamrica es la razn para la
diversidad de calendarios que comprenden un mismo, o similar sistema calendrico.
Posteriormente se presenta una breve historia de las investigaciones sobre la calendrica,
partiendo de los primeros estudiosos que recabaron informacin al respecto, ya con cierta
intencionalidad, desde el siglo XVII, hasta llegar a las investigaciones ms recientes, y
cuales han sido sus aportaciones ms significativas. Para concluir con ese primer captulo,
se da una breve descripcin de la calendrica mesoamericana, y cmo est presente en
distintas regiones, cada una de las cuales le confiere caractersticas exclusivas, lo que
propicia la necesidad de estudios comparativos sobre el tema.
En la siguiente parte, que comprende los subsecuentes tres captulos, se proporciona
informacin de las diversas estructuras que conforman este sistema calendrico. Esta
porcin resulta ser un tanto cuanto ms historiogrfica, ya que en cada captulo se explican
los tpicos considerados a partir de las fuentes del siglo XVI, de cdices prehispnicos y
algunos ya de la poca colonial, y se analizan desde la perspectiva de lo que han dicho
investigadores modernos, presentando en cada caso comparaciones pertinentes entre
calendarios de distintas regiones, sobre todo mexicas y mayas. El captulo dos constituye la
temtica de la cuenta de 260 das, su estructura, sus divisiones en ciclos de menor duracin
y sus relaciones, sobre todo con las deidades mesoamericanas. El captulo tres hace lo
correspondiente al calendario solar de 365 das, en el que se da tratamiento a los ciclos de
las veintenas, aquella que da inicio al ao, las correlaciones entre distintos calendarios, unas
breves consideraciones sobre el tema del corrimiento con relacin al ao trpico y sus
posibles mtodos de correccin, y la estructura en la conformacin de los aos, sus
nombres y ciclos de mayor duracin. Este ltimo tema nos dirige a reparar en las fiestas de
las veintenas, que caracterizaron a la cultura mexica, sobre todo en funcin de las
actividades que estaban sujetas a los ciclos de la naturaleza. En el captulo cuatro se hace el
tratamiento de la Cuenta Larga y otras particularidades de los calendarios mayas. Se
describen y se hace un sucinto anlisis de la Serie Inicial, incluyendo las Series
4
Introduccin
Suplementaria y Lunar; por supuesto, se comprenden las relaciones de sta con el tzolkin y
el haab. Tambin se da consideracin al desarrollo y evolucin del registro calendrico
desde el Clsico hasta la Colonia, haciendo mencin de los cambios y las implicaciones de
stos. Por ltimo se hace el tratamiento de la correlacin con el calendario cristiano, lo que
forzosamente requiere de hacer anlisis desde el punto de vista astronmico.
El ltimo captulo se ha dedicado a hacer un anlisis comparativo entre diversos
calendarios, sobre todo el mexica y el maya, con referencias al calendario zapoteco y de
datos sobre otras regiones. El objetivo en este captulo es presentar algunas reflexiones
importantes, a partir de dichas comparaciones, principalmente tocante a tres puntos de la
calendrica, su origen y desarrollo, el por qu de una cuenta de 260 das y algunas
consideraciones finales sobre el calendario como elemento cultural. Los anlisis del
sistema calendrico y las consecuentes reflexiones, se realizan desde las perspectivas
arqueolgica, epigrfica, arqueoastronmica, geogrfica y arquitectnica, tamizadas con un
enfoque antropolgico social y simblico. Esto se hace de tal manera que permita ofrecer
explicaciones de ste fenmeno cultural, como elemento que rigi todos los aspectos de la
vida, fuera religiosa-ceremonial, ritual, agrcola, poltica y social, o personal y familiar de
los antiguos pobladores de Mesoamrica. El objeto de esto no slo es explicarnos cmo
oper este sistema de registro y contabilizacin del tiempo, sino la manera en que sus
usuarios lo utilizaron como un medio que les permiti explicarse a s mismos la naturaleza
del cosmos y el universo en el que habitaban, estableciendo ntimas relaciones entre el
tiempo y el espacio.
En la parte final de este ltimo captulo, se presentan algunas consideraciones en
torno a los problemas no resueltos del calendario. Este punto, as como cuestiones que
surgieron a lo largo de la investigacin, me han permitido hacer una serie de propuestas
para futuras investigaciones. El objetivo de esta tesis, como ya se apunt, es la de sentar las
bases para investigaciones futuras, sobre temas puntuales de la calendrica mesoamericana,
partiendo de una visin amplia pero detallada de aspectos de ste rasgo cultural. Es por esa
razn que, despus de suministrar los datos duros del tema en los captulos previos, se
concluye con dichas propuestas, que por supuesto incluyen la invitacin a investigar con
mayor profundidad aquellos problemas an no resueltos.
5
Introduccin
En este trabajo de tesis, se ha realizado un esfuerzo por comparar sistemticamente el
calendario maya con el mexica, en mayor grado a lo que haban hecho Caso (1967), Broda
(1969) y Edmonson (1995). Para ello, en cada tema que se considera en las distintas
secciones de cada captulo, se hacen algunas reflexiones pertinentes sobre los puntos
concretos analizados. Para llevar a cabo tales comparaciones sistemticas, hago uso de los
ms recientes avances en el conocimiento de la epigrafa maya, y en su caso de la escritura
jeroglfica zapoteca. Estas comparaciones me han permitido identificar a manera de
conclusin expuesta en la seccin 5.4, uno de los principales objetivos de esta
investigacin, que es tener un panorama actualizado del estado de la cuestin en el estudio
de los calendarios mesoamericanos, lo que nos ayuda a identificar puntos no resueltos de la
calendrica como la sincrona con el ao trpico, el inicio del ao y el da que le otorga su
nombre, y las correlaciones entre diferentes calendarios.
De la misma manera, el proceso de este trabajo, me permiti determinar algunas
posibles lneas para investigaciones futuras que resultan necesarias atender. Tal es el caso
de estudios comparativos entre cdices prehispnicos y de la Colonia, estudios
comparativos confrontando con datos etnogrficos de distintas regiones, profundizar en los
estudios de la calendrica en otras regiones mesoamericanas no consideradas, as como la
comparacin y vinculacin con Aridamrica y Oasisamrica. Otra posible lnea para
investigacin futura es la identificacin del significado simblico de los signos de los das,
al momento de su incorporacin como elemento del calendario, en el mbito de una
Mesoamrica amplia y no de cada una de las reas que la conforman.
Puesto que el calendario es un registro que resulta de la observacin sistemtica de los
fenmenos de la naturaleza, en estrecha relacin con el movimiento de los astros, y que
permite, por medio de dicho registro, predecir los acontecimientos que se sucedern, opino
que el calendario solar deba cumplir con dicha funcin, aunque no de manera exclusiva.
Es por ello que un tema adicional que resulta de particular inters para futuras
investigaciones, es el relativo al trabajo arqueoastronmico y del conocimiento astronmico
que se refleja en monumentos y centros ceremoniales, as como en los cdices, tanto del
altiplano central como del rea maya. Como se explica en la seccin 5.1, durante la poca
prehispnica se realizaron obras arquitectnicas que vincularon estrechamente el espacio
con el tiempo. Los recientes estudios arqueoastronmicos dan cuenta de tales relaciones, y
6
Introduccin
por otra parte los conocimientos alcanzados, abren la posibilidad a otras vertientes de
estudio, adems de los alineamientos de estructuras y posiciones del Sol en el horizonte.
Tal sera el caso para otras lneas de investigacin, particularmente relacionadas con el
cielo nocturno, como el estudio de la Luna y la posicin de los planetas, entre otras muchas
posibilidades ms.
7
Captulo 1 Antecedentes
1. Antecedentes Se ha definido al calendario como un sistema de divisin del tiempo en das, semanas y
meses a lo largo del ao y es utilizado como un medio que nos permite regir las actividades
laborales y festivas, as como programarlas en un orden cronolgico sobre esta base. En
estrecha relacin con ste, est el almanaque que se concibe como un cuadro, registro o
catlogo impreso, que comprende dichas divisiones y puede contener indicaciones
adicionales como las relativas a fenmenos astronmicos, meteorolgicos, o festividades
civiles o religiosas, entre otras ms. En este sentido, los antiguos pobladores de
Mesoamrica crearon una manera muy particular de hacer esta divisin y contabilizacin
del tiempo, que de manera similar a los otros pueblos de la tierra1, basaron en la
observacin del Sol, pero no slo ste, sino que se apoyaron en observaciones de otros
astros, lo que dio como consecuencia un concepto del tiempo cclico.
La estructura bsica que le dieron a su calendario incluye un ciclo de 365 das, al que
dividieron en 18 periodos de veinte das, al final del cual agregaron cinco das
complementarios; tambin formularon otra cuenta de das, conformada por veinte periodos
de trece das, para crear un ciclo de 260 das que se repite ininterrumpidamente, y otro ms,
inscrito en estos dos, de tan slo nueve das. Ahora bien, con estos dos ciclos base 260 y
365 das generaron uno adicional de 52 aos de 365 das, y por otro lado tambin
subdividieron esos ciclos en periodos de veintenas y trecenas, o los espacios de 260 das
que fueron subdivididos en lapsos de 52 o 65 das; esto es, una cuarta parte o una quinta
parte. Adicionalmente a todos estos ciclos, como fieles observadores de la naturaleza y en
particular de los fenmenos astronmicos, incluyeron llevar la cuenta de las revoluciones
sindicas de la Luna y planetas como Venus y Marte.
En sus almanaques registraron estos lapsos de tiempo y en ciertos intervalos
realizaron actividades fielmente calendarizadas como las fiestas de las veintenas, y otras
ms a las que Sahagn (2000, T. I, Lib. II. Cap. XIX, pp. 170-175) denomina fiestas
movibles. Una caracterstica ms de la calendrica mesoamericana es la estrecha relacin
que existi entre estos periodos y las concepciones religiosas, las cuales los llevaron a
considerar a algunas de sus deidades como patronas de ciertos periodos y de ah la
1 Algunos utilizan calendarios solares, esto es, registros del paso del tiempo con base en el ciclo del Sol; otros los usan lunares, con base en una determinada cantidad de lunaciones, por lo general cercanas al ciclo solar.
8
Captulo 1 Antecedentes
influencia que stas ejercieron en la mntica de las actividades regidas calendricamente,
as como de los periodos particulares o de la ocurrencia de sucesos que se valuaban de
conformidad con el da en que surgan.
Por lo anterior, a lo largo de este trabajo, considero para el estudio de la calendrica
mesoamericana la inclusin de los varios elementos que constituyen su forma de
contabilizar el tiempo. Estos van ms all de un simple registro del ciclo solar, el que
ciertamente jug un papel preponderante pero no exclusivo, sino incluyente de los otros
ciclos adicionales, todos los cuales conformaron una y diversas maneras de registrar y
contar el tiempo. A su vez, estos registros del tiempo, se encuentran imbricados con su
cosmovisin y por tanto no slo se utilizaron en cuestiones adivinatorias, o para imponer el
nombre al recin nacido, o ms an, para controlar el inicio y fin de las actividades de
subsistencia como las agrcolas, de cacera y pago de tributos. Debido a la importancia que
implica esta estrecha interrelacin de los varios componentes de la cosmovisin
mesoamericana, los elementos integrantes de los calendarios tambin fueron representados
de diversas maneras por medio de cosmogramas, o de alguna otra forma, tanto en la
plstica como en la arquitectura y la urbanstica, principalmente de sus centros
ceremoniales. Estas son algunas de las razones por las que he decidido realizar un estudio
del calendario desde una perspectiva interdisciplinaria.
1.1. La interdisciplinaridad En primer lugar considero conveniente atender el uso del trmino interdisciplinario que
se encuentra incorporado en el ttulo, puesto que ste pretende vincular los conceptos de
pluridisciplinaridad la cual se caracteriza por la profundizacin del tema de estudio, en el
que se incorporan otros tpicos directamente relacionados y que proporcionan un amplio
panorama sobre su acontecer y de multidisciplinaridad en cuyo estudio se introducen
materias afines. En el caso particular de la interdisciplinaridad, dicha vinculacin
implica imbricar las metodologas de las diferentes materias, lo que involucra todo un
mtodo epistemolgico, no una simple super-imposicin de las materias, sino una estrecha
relacin entre todas las implicadas, de tal manera que cada una de ellas no slo aporta los
conocimientos y el anlisis que es caracterstico de su especialidad. En este caso, sus
resultados se ven confrontados con las deducciones de las varias disciplinas que se hayan
incluido en el anlisis del fenmeno en cuestin, de tal manera que en la descripcin final
9
Captulo 1 Antecedentes
de los fenmenos estudiados se incorporan los productos de cada ciencia participante, no
como datos aislados sino como una sola unidad con diversos elementos coherentes y
estructurados entre s.
Para lograr lo anterior se hace necesaria la participacin natural de las varias
asignaturas requeridas, sea esto por medio de individuos especialistas de cada una de ellas,
siempre coordinados por el especialista de aquella que llevar la direccin y la
coordinacin general del proyecto interdisciplinario. Cuando se trata de un slo individuo
que realiza el trabajo, utiliza para ello los elementos de anlisis y estudio de cada una de las
disciplinas que esgrimir para llevar a cabo la labor deseada, manteniendo siempre la
direccin que le suministra una de las materias que ser la rectora a lo largo de todo el
proyecto interdisciplinario. De no ocurrir esto, el proyecto corre el riesgo de simplemente
ser el estudio pluridisciplinario de un tema en particular con enfoques diferentes, sin
cohesin alguna, en la que los resultados aportados por cada especialidad se presentan
como datos aislados sin ninguna interrelacin con los suministrados por las dems
disciplinas participantes. Esto ltimo servir para explicar el fenmeno estudiado desde sus
varios ngulos, pero no para dar una comprensin ms cercana y profunda de la realidad
estudiada.
En virtud de la necesidad obvia de un coordinador o una disciplina rectora para la
elaboracin de un proyecto interdisciplinario, es imperativo que ste est capacitado con un
conocimiento general mnimo de las materias contribuyentes, a fin de poder dar la direccin
apropiada al proyecto de investigacin, pero no slo eso, sino que tambin deber tener
muy claros los objetivos del problema y el rumbo a seguir. Adicionalmente es el
responsable de dar coherencia a los datos obtenidos por cada uno de los colaboradores, por
supuesto con el apoyo continuo de cada uno de los integrantes, tanto de manera individual
al integrar los datos suministrados por cada uno de ellos, as como con la participacin de
todo el grupo en su conjunto, de tal manera que al incorporar todos los datos no se
presenten contradicciones entre los mismos.
En relacin con la investigacin del tema que nos atae en este trabajo, he decidido
considerar las teoras y mtodos epistemolgicos de las disciplinas antropolgicas las que
habr de utilizar como rectoras en la integracin y anlisis de los datos y resultados
aportados por cada una de las otras asignaturas, en virtud de que sta
10
Captulo 1 Antecedentes
enfatiza el contexto cultural de los conceptos astronmicos y calendricos [y porque la antropologa] en vez de aislar el estudio de un aspecto nico de la vida social, relaciona las diferentes esferas de ella y busca una comprensin global en la cual la vida material, la sociedad y la ideologa son abarcados como una totalidad interactuante (Broda 1992, p. 23-28).
Broda destaca que, en su mayor parte, los estudios del pasado sobre la calendrica
mesoamericana se han centrado en su estructura interna, ms que en los conocimientos que
permitieron hacer las observaciones que llevaron a la concepcin de estos calendarios. Es
en este sentido que la incorporacin de la arqueoastronoma, en conjunto con la geografa,
arquitectura, arqueologa, epigrafa, historia, etnohistoria, etnoastronoma, etnografa y la
antropologa, un enfoque netamente interdisciplinario, nos auxilian a llevar a cabo los
estudios necesarios que permitirn entender el pensamiento y los procesos que llevaron a
los antiguos pueblos prehispnicos a tales conocimientos, as como a explicar su cultura.
As pues, siguiendo el enfoque propuesto por Broda (1986, 1992, 2000b), he decidido
utilizar una perspectiva interdisciplinaria, apoyndome en las materias que a continuacin
expongo y cmo cada una de ellas aporta informacin pertinente:
Historia y etnohistoria Parto de un estudio de las fuentes que encontramos en la historiografa de Mxico,
particularmente aquellas escritas durante los siglos XVI y XVII por los cronistas espaoles
y mestizos que dan cuenta de los hechos, forma de vida y cultura de los antiguos
pobladores mesoamericanos al momento del contacto, que se complementa con el estudio
de los cdices prehispnicos. La etnohistoria con su carcter epistemolgico permite
combinar el mtodo de la historia con las interpretaciones y enfoques de la antropologa, lo
que la lleva a trascender los estudios monogrficos de la primera y por consiguiente emitir
interpretaciones ms amplias sobre los procesos histrico-culturales (Broda 1992, p.32).
Arqueologa Es una de las disciplinas que proporciona datos de primera mano para el estudio del pasado,
puesto que sta permite determinar, entre otras cosas, la cronologa de las construcciones y
asentamientos poblacionales, adems de ser la responsable del descubrimiento de los
centros ceremoniales y sus estructuras y monumentos, que habrn de analizarse desde otras
perspectivas siempre teniendo en cuenta el contexto de tiempo, desarrollo, relaciones de
11
Captulo 1 Antecedentes
intercambio y dems factores que la arqueologa proporciona, tales como el estudio
epigrfico o arqueoastronmico.
Epigrafa Los recientes avances en el estudio de las escrituras prehispnicas en particular la
jeroglfica maya, aunque tambin habr que agregar la de los avances en otras escrituras
como la zapoteca, la istmea y la nahua permiten tener acercamientos al estudio de las
culturas prehispnicas desde otros ngulos. De esta manera, se hace posible confirmar
hiptesis elaboradas con anterioridad, y ms importante, tener un conocimiento de primera
mano sobre el acontecer de la historia registrada en monumentos, as como en documentos
elaborados por los antiguos mesoamericanos.
Arqueoastronoma Estos estudios tienen como fundamento el conocimiento astronmico, aunque en su mtodo
destaca el trabajo de campo con mediciones de los cuerpos celestes en su relacin con la
latitud geogrfica en estudio, que fueron observados a simple vista por los antiguos
mesoamericanos. El resultado de los estudios y mediciones se confronta con las posiciones
astronmicas en el cielo, en aquellos momentos, lo que nos lleva a plantear algunas
hiptesis sobre lo observado en relacin con los fenmenos naturales y cmo stos
pudieron dar paso a una cierta ideologa y pensamiento, que contribuy a la generacin de
elementos culturales como la calendrica que estamos estudiando. El simple conocimiento
de la astronoma occidental no permite llegar a estas conclusiones, si stos no son
comparados y pasados a travs del tamiz de las ciencias antropolgicas.
Arquitectura Por otra parte, los estudios arqueoastronmicos resultan ser fuentes para una parte del
anlisis arquitectnico de los centros ceremoniales, ya que desde la perspectiva de las
observaciones astronmicas, es posible comparar las orientaciones de las estructuras, amn
de los estudios de la iconografa encontrada en stas. De esa manera se puede determinar si
estas orientaciones tuvieron alguna intencionalidad como marcadores de algn fenmeno
celeste en cierta fecha especfica del ao, que fuera significativa o estuviera relacionada con
las prcticas rituales. Por su parte, la arquitectura permite establecer, como ya se dijo, las
orientaciones de estructuras y centros ceremoniales, pero va mucho ms all de esto, ya que
12
Captulo 1 Antecedentes
tambin nos auxilia en la identificacin de los espacios y la distribucin relativa de las
diversas estructuras dentro de un mismo complejo. Inclusive, ayuda a analizar las
caractersticas de las propias estructuras o edificios, que operan como marcadores de
tiempo (cfr. Ponce de Len, 2006).
Geografa Otra de las disciplinas que se relaciona ntimamente con la arqueoastronoma es la
geografa, ya que esta ltima nos permite determinar cmo rigen algunos principios
ordenadores en la integracin de los centros ceremoniales o de sus estructuras con el
ambiente circundante. Esta disciplina resulta til para explicar la integracin del entorno,
sea que en ste se encuentren otros asentamientos, o en su posicin relativa con puntos
prominentes, o que de alguna forma destaquen en el horizonte, realizando as la funcin de
marcadores, en un sentido similar a lo expresado en el prrafo anterior. Para esto se
requiere de un ejercicio sistemtico de medicin de orientaciones y de la ubicacin relativa
de los diversos emplazamientos poblacionales, informacin que ha de confrontarse con las
mediciones astronmicas calculadas a la poca en la que los sitios se erigieron (cfr. Tichy
1991).
Todas estas materias, como se ha visto, aportan informacin desde sus particulares
campos de estudio, que en conjunto pueden ofrecer una perspectiva ms completa de la
concepcin mesoamericana del tiempo, de cmo lo representaron, cmo fue utilizado y qu
elementos fenmenos naturales o cuerpos celestes son los que contribuyeron a la
elaboracin de lo que aqu denominamos, los calendarios mesoamericanos. Por lo anterior,
se ve la importancia que tiene hacer un anlisis interdisciplinario de la calendrica
mesoamericana, en el que cada una de estas asignaturas aporta informacin de la siguiente
manera: 1) Los estudios basados en fuentes historiogrficas servirn de base a la
investigacin y por tanto sujetos de ser corroborados por las aportaciones de las otras
disciplinas. Esta informacin suministra descripciones, ciertos elementos que permiten
determinar la estructura y los significados de los varios periodos que componen la
calendrica mesoamericana, pero en sta tambin se hallan fuentes de discrepancia en
diversos puntos que conforman los calendarios. Al confrontar estas divergencias, en
ocasiones resulta imposible conciliarlas y por consiguiente se hace necesario el apoyo de
las otras disciplinas. 2) La informacin arqueolgica ser til en varios sentidos, como el
13
Captulo 1 Antecedentes
fechamiento de monumentos y el suministro de datos del contexto arqueolgico en el que
stos se encontraron, para poder rastrear el desarrollo del calendario. Tambin auxiliar en
gran medida, en el anlisis e interpretacin de los trabajos de epigrafa y arqueoastronoma,
as como de los datos recabados por esta va. 3) La informacin epigrfica permitir
obtener datos registrados grficamente sobre fechas, glifos que identifican das u otros tipos
de periodos, as como a partir de un anlisis estilstico de los mismos, poder proponer y
confirmar pocas de tiempo en el que ciertos registros fueron elaborados. Esta disciplina
tambin nos auxilia en la lectura de fechas y eventos, histricos, de fenmenos naturales o
astronmicos, registrados en ellas, lo que permite contextualizar la informacin y
sistematizarla para una mejor comprensin e identificacin de las estructuras de los
calendarios. 4) El trabajo arqueoastronmico consistir en la confrontacin de algunos
fenmenos astronmicos de la poca estudiada con informacin arqueolgica e
historiogrfica, para posteriormente examinarla a la luz de las obras arquitectnicas, en
particular de las edificaciones y el urbanismo de centros ceremoniales. Estos se analizarn
desde la perspectiva de sus orientaciones, de su posicin relativa dentro de la misma ciudad
o de su posicin relativa con el paisaje, este ltimo relacionado con el llamado calendario
de horizonte, o con algunos otros elementos de la geografa regional.
1.2. Mesoamrica la razn de diferentes calendarios Una de las caractersticas de la calendrica mesoamericana en su conjunto, como se expres
con anterioridad, es la similitud en las estructuras bsicas de sus distintos elementos
componentes los ciclos de 260 y 365 das y sus divisiones, y su combinacin para
conformar los periodos de mayor duracin, as como la exclusividad de estas estructuras
que slo se encuentran en Mesoamrica. No obstante, adems de que estas estructuras
calendricas tienen una serie de elementos bsicos comunes, tambin hay presentes ciertas
diferencias entre los calendarios de una regin y otra. Todo esto en su conjunto es parte de
las caractersticas que determinan, desde la perspectiva cultural, lo que es Mesoamrica.
Por eso, una de las razones para realizar este estudio parte desde la mismsima descripcin
que se da para definir a Mesoamrica como una unidad geogrfico-cultural sobre la que se
desarroll una cultura con caractersticas comunes, que considera ciertos elementos
existentes en esta rea pero que no estn presentes en las regiones fuera de los lmites
mencionados.
14
Captulo 1 Antecedentes
Definir el fenmeno Mesoamrica implica entender que sta no es simplemente una
regin territorial, ni una cultura con una serie de elementos comunes, ya que, en palabras de
Lpez Austin Mesoamrica fue una realidad histrica, producto de muy variadas
interrelaciones (de intercambio, polticas, blicas, religiosas, etc.) que integran diversas
clases de sistemas; y debido a sus caractersticas y criterios para precisarla, an continua
en proceso de definicin. En tanto que sta fue una realidad histrica, tambin se hace
necesario establecer los lmites temporales que marcan esta tradicin cultural autnoma, la
cual inicia hacia el 2500 a.C., con los primeros pueblos agricultores, sedentarios que
descienden de los nmadas recolectores y cazadores que inicialmente habitaron este
territorio, para concluir, como tradicin cultural autnoma, a partir del ao 1521 d.C.
(Lpez Austin y Lpez Lujn 2001, pp. 63, 64).
Territorialmente, Mesoamrica consiste de un espacio con fronteras que variaron en
sus latitudes en las diversas pocas de su historia, y que comprenden una sola regin
geogrfica, conformada por cinco reas principales: costa del Golfo, altiplano central,
regin oaxaquea, regin maya y occidente de Mxico (Matos 2000, pp. 116-118), a la cual
Lpez Austin y Lpez Lujn le agregan la sexta, el rea norte (ver figura 1.1). Cada una de
estas reas, adems cuenta con caractersticas geogrficas distintivas, lo que tiene su
impacto en el tipo de suelos, clima, flora y fauna, afectando tambin el desarrollo
particular. De la misma manera, en lo individual, estas regiones se caracterizaron por tener
sus propias particularidades histricas, tnicas, lingsticas y culturales.
A pesar de que la conformacin de cada una de estas reas se dio paulatinamente, con
desarrollos ms o menos paralelos en el tiempo, cada una tuvo sus propios procesos, a su
propio tiempo y con sus propias particularidades. Esto le confiri a cada una de ellas
caractersticas especficas, sin que por ello dejaran de compartir muchos elementos, que
como se ha expresado, son estos rasgos comunes los que definen a esta superrea. Para la
poca de la Conquista, Mesoamrica estaba limitada al norte por los ros Sinaloa, Lerma,
Tula, Moctezuma y Pnuco y al sur limitada por la parte noreste de Honduras y el extremo
Occidental de Nicaragua y Costa Rica. La frontera septentrional de esta rea geogrfica se
expandi hacia el norte en la poca de florecimiento de la cultura mesoamericana y
posteriormente se contrajo hacia el sur (Lpez Austin y Lpez Lujn 2001, pp. 71-79).
15
Captulo 1 Antecedentes
En su investigacin para caracterizar lo que es Mesoamrica, Kirchhoff (2002, pp. 48,
49) encontr que existan tres grupos de distribucin de elementos culturales: 1) elementos
exclusiva o tpicamente mesoamericanos, 2) aquellos comunes a Mesoamrica y a otras
superreas culturales de Amrica, y 3) aquellos que son significativos por no encontrarse en
Mesoamrica. Aqu quiero destacar esta distincin, puesto que permite entender que las
fronteras no son fijas ni absolutas, sino que hablan, en palabras de Kirchhoff, de una
difusin cultural, y por tanto es posible encontrar factores fuera de esta superrea que
hayan tenido su influencia o hayan sido influenciados por las culturas aqu contenidas.
Dentro de los rasgos del primer grupo se encuentran el cultivo del cacao, el maguey, las
chinampas, el nixtamal y la tortilla, la espada de doble filo a base de madera con navajas de
obsidiana, la camisa protectora de algodn, las pirmides escalonadas, el juego de pelota, la
escritura jeroglfica, los cdices, los calendarios de 365 das, de 18 meses con 20 das ms 5
das nefastos, el almanaque adivinatorio de 260 das, la rueda calendrica de 52 aos,
fiestas calendricas, rdenes militares, las guerras floridas, los sacrificios, los mercados, las
clases sociales, su cosmovisin particular, que incluye su muy peculiar concepcin del
inframundo, la numerologa y otros (Kirchhoff 1992, p. 37; cfr. Kirchhoff 2002, pp. 43-54;
Lpez Austin y Lpez Lujn 2001, p. 59).
Esta tradicin, como unidad cultural, se fundament en las relaciones de un
conjunto heterogneo de pueblos con diferentes niveles de desarrollo y sociedades de
desigual grado de complejidad, lo que ocasion que existieran diferencias en el proceso de
desarrollo de esta unidad cultural, tanto en el tiempo como de un rea a otra (Lpez
Austin y Lpez Lujn 2001, pp. 67-69). El calendario, en sus diversas modalidades, es
entre otras, uno ms de los componentes que definen a esta tradicin y parte de los
elementos que le confieren esa caracterstica de unidad cultural, siempre teniendo presente
las diferencias existentes. Por estas razones opino que, en el estudio de la calendrica
mesoamericana, no se pueden abstraer calendarios de una u otras regiones; considero que es
conveniente realizar un estudio que incluya un anlisis comparativo de stos, que permita
entender las diferentes implicaciones que tuvieron en los diversos aspectos de la vida de
todos los pueblos mesoamericanos, tanto para su gente de lite como para los pobladores
ms sencillos. Este estudio comparativo debe tener presente las similitudes y
16
Captulo 1 Antecedentes
desigualdades, as como el desarrollo diferenciado de los pueblos en distintas pocas y por
razones de distribucin geogrfica y territorial.
1.2.1. Marco histrico De acuerdo a excavaciones realizadas en el rancho la Amapola, el Cedral, de 1977 a 1984,
y sus consiguientes estudios radiomtricos 14C, se estima que la ocupacin humana ms
temprana, de cazadores y recolectores en este territorio de Mesoamrica, ocurri
aproximadamente hace unos 38,000 aos (Mirambel 2000, p. 239). Posteriormente, estos
grupos nmadas, en el proceso de desarrollo de sus sociedades, comienzan a establecerse
durante periodos de mayor duracin, aunque continan habitando en campamentos abiertos
y abrigos, si bien con mayor diversidad de sitios especializados para la explotacin y
preparacin de ciertos recursos. Es en estos casos, en los que se aprecia, por la existencia
de implementos de molienda, la evidencia de actividades de cultivo limitado a ciertas
plantas, lo cual ocurre hacia los aos 5500 - 3400 a.C., convirtindose as en sociedades no
slo cazadoras y recolectoras, sino tambin en cultivadoras, an sin evidencia de
estructuras habitacionales. Despus, hacia el 3000 a.C., segn se observa con el aumento
gradual de alimentos cultivados como mtodo de subsistencia, aparecen ya los primeros
sitios en los que se da cuenta de estructuras habitacionales, tal es el caso en el Valle de
Tehuacan (McClung 2000, pp. 270, 271).
En el nomadismo de estos primeros pobladores mesoamericanos, su andar no era
incierto, sino que deba haber observado un patrn bastante definido que les permitiera
llegar a lugares especficos en determinada poca del ao, en la que saban con certeza que
encontraran el alimento esperado. Cmo sabran cul era el momento oportuno de partir
o de llegar a la siguiente estacin? Seguramente por medio de la observacin, ya sea que
sta fuera de la naturaleza y sus cambios en el sentido de modificaciones climatolgicas,
comportamiento animal y variabilidades en la flora, o quiz del cielo y el movimiento de
los astros. Muy probablemente en un principio pudo haber sido la simple vigilancia del
orto o el ocaso del Sol, al observar cuando ste saliera o se pusiera en determinado punto
del horizonte oriental u occidental, segn el caso, y por supuesto de acuerdo con la
temporada del ao. En un epiciclo solar, ste se levanta por el mismo punto del horizonte
en dos fechas distintas; sin embargo, una ocurre durante el viaje hacia el norte y el otro en
sentido inverso, lo que conlleva tambin distintas caractersticas climatolgicas. Estas
17
Captulo 1 Antecedentes
deducciones seguramente no fueron de gran dificultad para esos primeros pobladores, y en
ese caso tal vez, sin que en un principio mediara registro de alguna clase, ya tendran un
control cronolgico del tiempo para sus travesas.
Al paso del tiempo, seguramente estos grupos fueron desarrollando una manera de
registrar los tiempos, a la vez que fueron introduciendo elementos adicionales que les
permitieran calendarizar otros aspectos de su vida. Esto sucede particularmente, cuando
por fin se establecen como sociedades sedentarias, y como consecuencia de ello, ahora su
sistema de subsistencia se basa cada vez ms en cultivos efectuados por ellos mismos, al
convertirse en sociedades agrcolas. Un corolario de este proceso de sedentarizacin, es la
modificacin en la estructura social, que va de una sociedad tribal igualitaria a una sociedad
cacical o tribal jerrquica en una primera instancia, hasta llegar a convertirse en una
sociedad de clases hacia la poca del Preclsico (Sarmiento 2000, pp. 333, ss).
Como parte de este proceso, se incorporan otros elementos sobre todo de ndole
religiosa que permiten a los primeros lderes, entre otras cosas, legitimar su jerarqua,
adems de elaborar su pensamiento religioso, razn por la cual surgen de manera paralela la
escritura y el uso del calendario. Segn lo sealan Lpez Austin y Lpez Lujn (2001, p.
83), los primeros registros de escritura para consignar asuntos de historia, mito y
propaganda poltica aparecen hacia el 600 a.C. En el caso de las notaciones calendricas
ms antiguas que se han encontrado, estn las del monumento 3 de San Jos Mogote en el
Valle de Oaxaca un personaje con nombre calendrico 1 Temblor, fechado hacia el 600
a.C., ver figura 1.2, las lpidas llamadas de los danzantes y las Estelas 12 y 13 de
Monte Albn que muestran fechas de los calendarios de 260 y 365 das, datadas entre el
500-400 a.C., ver figura 1.3 (cfr. Marcus 1992, p.35, ss; 2000, p. 13; Marcus y Flannery
1996, pp. 159-161)2. Al respecto, Edmonson (1995, p. 36) propone como el registro ms
antiguo uno correspondiente a la cultura Olmeca, en Cuicuilco, con una fecha 2 seor, en el
ao 679 a.C. (ver figura 1.4). Una afirmacin interesante que hace es que: En unas de
estas obras estn registradas fechas del calendario adivinatorio de 260 das; en otras hay,
adems, cargadores y signos de aos, y, posiblemente, nombres de veintenas, lo que hara
referencia al ao de 365 das. Esto hace suponer que para la poca del Preclsico en
Mesoamrica, las sociedades sedentarias ya contaban con un calendario lo suficientemente
2 Sobre este punto ver la informacin que se describe con detalle en el captulo 5.
18
Captulo 1 Antecedentes
elaborado que debi haber tenido su origen en tiempos primordiales y de los cuales, hoy
por hoy, el registro arqueolgico no da cuenta.
Con el correr del tiempo, muchos de estos pueblos se transforman, de sociedades
estratificadas hasta convertirse en sociedades tipo estado, hacia el periodo del Clsico y
contina de esta manera con sus variaciones, cadas y subidas al poder de diferentes
ciudades estado o grupos tnicos, durante el Posclsico hasta el tiempo de la Conquista.
Para ese entonces, el uso de los calendarios era una prctica comn en la mayor parte de
Mesoamrica, ya que no slo servira para las actividades agrcolas, sino que tambin era
ampliamente utilizado con fines religiosos, para efectos de adivinacin, para consignar
sucesos, para la celebracin de festividades religiosas, e inclusive se utiliz en la asignacin
de nombres, en particular a los miembros de la lite.
Al respecto, se aprecia con toda claridad el uso de nombres calendricos en los grupos
mixtecos y zapotecos. Por ejemplo, en el Cdice Nuttall, en la pgina 33 (ver figura 1.5) se
muestra la descendencia de uno de los gobernantes de Zaachila y su esposa, l llamado
Atado de Pedernales y ella Quetzalcatl, de los cuales tambin se suministran sus nombres
calendricos, 2 perro y 6 caa respectivamente esquina superior derecha. Como se
puede ver por toda la pgina, y de hecho por todo el cdice, en las genealogas que ah se
describen, se dan los nombres calendricos de todos los personajes. Sin embargo, en la
informacin que se tiene del altiplano central, no se proporcionan los nombres calendricos
de los gobernantes, desconocindose en la actualidad dichos nombres de todos los que se
encuentran en la lista de Seores mexicas, tal vez por considerarse un nombre secreto. En
la regin intermedia entre estas dos, se presenta una situacin, que tambin se podra definir
como intermedia, ya que en los documentos de la mixteca alta, se muestran personajes a los
que se les identifica con su nombre calendrico, dibujando exclusivamente el signo de
dicho nombre sin sealar el numeral que le corresponda. De esto se desprende que existan
variaciones en la cultura entre los distintos pueblos, aun dentro del mismo concepto
cultural, como lo era este uso de elementos del calendario.
Vemos pues entonces, que el desarrollo de la cultura se realiz de maneras diferentes,
aunque con muchas similitudes, en las diversas regiones de Mesoamrica. En ese sentido,
hablando de los calendarios, en su forma ms general, por toda Mesoamrica es comn el
calendario adivinatorio de 260 das y el solar de 365, as como la combinacin de ambos,
19
Captulo 1 Antecedentes
denominada rueda calendrica. En contraste, hacia la regin del sureste se tiene el llamado
calendario de Cuenta Larga, caracterstico de la cultura maya y tambin presente en la
olmeca, pero no en ninguna otra parte.
Por supuesto, todo este desarrollo se dio de manera gradual. No obstante las
diferencias, las similitudes existentes desde los tiempos ms remotos, en los que se aprecian
algunos rasgos calendricos, permiten inferir que el desarrollo no fue exclusivo de un
pueblo que luego lo impuso o lo export a los dems. Opino que muy probablemente, se
dio un desarrollo paralelo en el que diversos pueblos aportaron elementos distintivos que
permitieron conformar los diferentes calendarios y posteriormente cada uno le dio la forma
particular que utiliz y a la que hemos tenido acceso. Parece razonable el pensamiento
anterior, ya que desde los tiempos pretritos, en el Preclsico Temprano, la aparicin de
distintas maneras de mejoramiento del terreno para fines agrcolas, as como de tcnicas de
control de aguas y el perfeccionamiento de la cermica en las distintas regiones de
Mesoamrica (Lpez Austin y Lpez Lujn 2001, p. 69), dan cuenta de la influencia, o
mejor dicho, del intercambio de ideas entre los diferentes pueblos. Ms an, est el hecho
mencionado por Matos Moctezuma (2000, p. 112) quien escribe lo siguiente respecto de los
olmecas: La aparicin de los Olmecas se da ya con plena presencia dentro del mundo mesoamericano. Si intentramos hacer mapas de la evolucin espacial de Mesoamrica a partir de este momento [1400 a.C.], veramos que la sociedad olmeca y su rea de control se extenda por partes de Veracruz y Tabasco, con una fuerte presencia en Guerrero y Morelos. La influencia de esta sociedad se plasmara tambin en el altiplano y en otras regiones como Oaxaca y Chiapas.
As pues, es posible concluir que, desde la presencia ms remota de pobladores, en lo
que se conoce como Mesoamrica, hubo la necesidad de contabilizar el tiempo; seguida
sta de un desarrollo del sistema calendrico para muchos y variados fines. Asimismo, se
puede decir que en toda esta superrea, se dio dicho desarrollo como consecuencia de la
influencia o participacin de los diferentes pueblos, as como debido a intercambios
comerciales, pero tambin culturales; hecho que se muestra, entre otras cosas, por la
similitud existente en los calendarios. Tambin es posible decir que existieron calendarios
en prcticamente todas las reas de Mesoamrica, y a pesar de las diferencias entre stos,
caractersticas de las diferentes regiones, existi un tipo de correlacin entre ellos, muy
20
Captulo 1 Antecedentes
probablemente por motivo de la necesidad de conocer los tiempos para los intercambios,
ciclos de produccin y pago de tributos que caracterizaron a los pueblos prehispnicos.
Ya en el periodo Colonial, se encuentra que fuentes de esa poca dan cuenta de la
manera que los indgenas tenan de contar su tiempo. Para tal efecto existen algunos
ejemplos como la Relacin de las cosas de Yucatn escrita por fray Diego de Landa para la
regin maya, as como los escritos de fray Bernardino de Sahagn en su Historia de las
cosas de Nueva Espaa y de fray Diego Durn en Historia de las indias de Nueva Espaa e
islas de tierra firme entre otros, que proporcionan abundante informacin sobre los
calendarios de los mexicas en la poca de la Conquista. A partir del estudio de dichas
fuentes se pueden notar cambios que sufri la calendrica mesoamericana, tanto en sus usos
como en sus estructuras; por ejemplo, en este tipo de fuentes se puede apreciar cmo el
calendario maya evolucion de una llamada Cuenta Larga a una Cuenta Corta3, lo que
permiti simplificar considerablemente la manera de llevar el registro calendrico.
1.3. Breve historia de las investigaciones sobre la calendrica Como consecuencia del contacto, ya en el proceso que se conoci como la pacificacin de
las indias, uno de los objetivos principales que durante la evangelizacin persiguieron los
frailes espaoles que llegaron a la Nueva Espaa, fue la de desterrar la idolatra. Para
realizar esta labor, fue imperativo tener conocimiento de todas aquellas prcticas de los
indgenas que pudieran relacionarse de algn modo con su religin pagana. Pudiera
decirse que era un hecho que todos o casi todos los elementos culturales de los pobladores
precolombinos estaban imbricados de tal manera que sera sumamente difcil separar una
prctica comn o cotidiana de conceptos religiosos. En particular esto fue un hecho real en
lo tocante a la calendrica, puesto que era a travs de los das, o mejor an de los distintos
periodos o ciclos que se hacan presentes las influencias de los dioses. Esto propiciaba que
para que el hombre comn pudiera enfrentar con xito tales influencias, se haca necesaria
la mediacin y el auxilio de los sacerdotes (Lpez Austin 1996, pp. 493-495).
Por estas razones, los primeros evangelizadores llevaron a cabo exhaustivas
investigaciones tendientes a identificar los rasgos idoltricos que acompaaron a los
calendarios de los indgenas. Como consecuencia de lo anterior, en sus relatos se
encuentran descripciones de stos, algunas ms detalladas y otras de mayor simpleza. Sin 3 Este tema se trata con detalle en el captulo 4.
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Captulo 1 Antecedentes
embargo, estas informaciones, que son las que se encuentran en los registros de los
primeros cronistas, no tenan como propsito hacer un anlisis exhaustivo del sistema
calendrico mesoamericano, sino simplemente dejar constancia de su existencia y la
manera como se le daba aplicacin para poder hacer frente a las prcticas idoltricas y as
poder cumplir con su objetivo de erradicacin.
Tanto esta manera de recabar la informacin, como los objetivos que se perseguan
con ello, generaron una serie de problemas para aquellos investigadores que posteriormente
quisieron acercarse al estudio de los calendarios puesto que los relatos de estos primeros
cronistas contemplan una buena dosis de incongruencias y contradicciones, algunas de las
cuales inclusive se hacen patentes en el mismo autor4. Por ejemplo, al respecto Veytia
(19445, p. 68), en alusin a una explicacin de Torquemada sobre el orden de las trecenas,
dice que hace esta referencia para que se vea el origen de tanta oscuridad y confusin en
esta materia, que no ha sido otro que no haber llegado a comprender el exquisito primor
con que estas gentes ordenaron sus cmputos. Se ve entonces que en las primeras noticias
sobre los calendarios prehispnicos, la informacin es confusa, por lo que no es sino hasta
que otros investigadores, con objetivos diferentes, al acercarse a esta temtica buscan
esclarecer las incongruencias y contradicciones.
Las investigaciones sobre los diversos temas de la vida de los pobladores
mesoamericanos van adquiriendo distintos intereses al transcurrir el tiempo, y en el caso de
la investigacin sobre temas del calendario, en cierto modo se pudiera trazar una lnea que
parte de los registros de los primeros cronistas, como ya se ha indicado, a los primeros
estudiosos de estos tpicos. Son muchos los cronistas que suministran informacin de los
calendarios6 y lo mismo ocurre con los primeros investigadores, as que al hablar de una
lnea que se pudiera seguir, en este caso me refiero a aquella que da inicio con Carlos de
Sigenza y Gngora (1645-1700), pasando por Lorenzo Boturini (1702-1751) y otros para
llegar a concluirla con Manuel Orozco y Berra (1816-1881). En la siguiente seccin
presento una breve resea de esta lnea de desarrollo e investigacin sobre la calendrica
mesoamericana, sin que por ello quiera decir que no existieron otros que tambin hicieron 4 Sobre este asunto, hay un ejemplo claro respecto el manejo de un bisiesto en la seccin 3.4. 5 Para obras antiguas que cito, la referencia en el texto indica la fecha de la edicin consultada. En las referencias bibliogrficas he incluido entre corchetes la fecha de la primera edicin en la lengua original, lo que permite ubicarnos en el contexto temporal del autor. 6 Sobre la informacin de temas del calendario que proporcionan los cronistas, se presenta informacin en los captulos 2 y 3.
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Captulo 1 Antecedentes
importantes aportaciones sobre el tema, y en la seccin posterior doy continuidad a esta
lnea, exponiendo las principales aportaciones que han realizado investigadores
modernos.
1.3.1. Las primeras investigaciones Antes de describir esas primeras investigaciones, conviene sealar muy brevemente las
caractersticas generales que componen a los calendarios mesoamericanos, con el fin de
comprender mejor las dificultades que enfrentaron esos primeros estudiosos. La estructura
de los calendarios mesoamericanos se establece por dos ciclos bsicos, una cuenta de 260
das y un calendario de 365 das. La primera se conforma de la permutacin de veinte
signos y 13 numerales, y la segunda de 18 meses de veinte das ms cinco das al
finalizar la ltima veintena. La primera, la cuenta de los das marcha de manera continua
con los primeros trece das acompaados de los guarismos del 1 al 13. Para el
decimocuarto signo, los numerales vuelven a dar inicio, as, este da se asociar con el
nmero uno, el decimoquinto signo con el nmero dos y as sucesivamente hasta completar
todas las combinaciones posibles; esto es, 260 vid infra secc. 2.1. El primer da del
ao solar, de 365 das, da inicio con un da determinado de la cuenta de 260 das. Debido a
las propiedades combinatorias de estos periodos, el inicio de cada ao solar subsiguiente ir
acompaado de un signo de los das que est corrido cinco das con respecto al previo y con
el incremento de uno en el numeral. Ahora bien, cada uno de los aos solares, recibe un
nombre que se determina por el da asociado, de esta cuenta de los das, el cual puede
determinarse por el primer da del ao o por el ltimo de la ltima veintena vid infra
secc. 3.5. Al combinar ambos ciclos, se generan otros de mayor duracin, de 52 aos de
365 das.
Estas caractersticas combinatorias, sus resultados y la propia estructura calendrica
que surge de ello, ocasionaron discrepancias en el entendimiento de los diferentes
estudiosos, aun desde los mismsimos cronistas del siglo XVI. Otro de los elementos
calendricos que gener conflictos y problemas de interpretacin fue el manejo de un da
que permitiera la sincronizacin del calendario de 365 das con el ao trpico, conocido
como el bisiesto. Por lo anterior, es necesario tener presente que a lo largo de los
estudios llevados a cabo por estos hombres, como se ver a continuacin, surgen ideas
encontradas y polmicas entre ellos, algunas de ellas producto de su imaginacin, otras
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Captulo 1 Antecedentes
debido a su influencia occidental, y otras ms, trascendieron como avances serios resultado
de sus pesquisas.
El inicio de estas primeras investigaciones comienza con Carlos de Sigenza y
Gngora (1645-1700), descrito como poeta, matemtico, historiador y gegrafo, adems de
sacerdote Jesuita. Empieza con una recoleccin de documentos, al parecer de Juan de Alva
Corts, hijo de Fernando de Alva Ixtlilxchitl, los cuales forman el corazn de la coleccin
que inicia Sigenza. A su muerte en 1700, sta queda en manos de los Jesuitas, y es all
donde Lorenzo Boturini Benaduci (1702-1751) al estudiar una buena cantidad de
manuscritos hacia 1736-1744 tiene contacto con los documentos de Sigenza. Por otra
parte, Giovanni Francesco Gemelli Careri (1651-1725), viajero italiano, tambin entra en
contacto con Sigenza, y es principalmente a travs de ste, por medio del libro VI de su
obra Giro del Mondo que se dan a conocer al mundo exterior estas antigedades
mexicanas. La obra se publica entre 1699 y 1700, aunque Viaggi per Europa se public
como tal en 1693. El libro VI corresponde casi enteramente al Viaje a la Nueva Espaa
publicado en 1700 y muy probablemente la informacin de los calendarios que ah
suministra la haya tomado directamente de Sigenza. Boturini por su parte manifiesta
asombro de que Gemelli, a pesar de haber conocido personalmente a Sigenza, haya cado
en graves errores en relacin con el calendario mexicano (Burrus 1959, p.65; cfr. Perujo
1976, pp. LXIX-LXXVII, XCVII, XCXIX).
Mariano Fernndez de Echeverra y Veytia (1718-1780), hombre aventurero, criollo
de segunda generacin y fiel a la Corona, se integra al cuerpo de abogados de la corte real y
posteriormente se interesa por la historia precolombina. Ante los infortunios del milans
Boturini le ofrece su hospitalidad, la que ve recompensada pues se inicia en el estudio de
los manuscritos mexicanos y reconoce que de l recibi las primeras luces que le guiaron
posteriormente. Como discpulo de Boturini y a la muerte de aquel, decide escribir su
Historia antigua de Mxico que finalmente fuera publicada en 1836 (Roulet 1997, pp 406,
407; Moreno 1971, p. 255). Por ser estudioso de los temas precolombinos, fue consultado
epistolarmente por Francisco Javier Clavijero (1731-1787), sacerdote jesuita que estudiara
letras y filosofa, con una aficin intelectual por la historia, particularmente de su pas natal,
y una inclinacin natural hacia los indgenas. Este inters y su lugar dentro de la orden le
permitieron acercarse y consultar la coleccin de Sigenza en 1759, as como la de Boturini
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Captulo 1 Antecedentes
entre muchas otras obras preparadas desde el siglo XVI (Clavijero 2003, pp. XXV-
XXXVII), para finalmente escribir su Storia Antica del Messico, publicada en 1780. Otro
que recurri a las colecciones de Sigenza y Boturini, que se apoy en los escritos de
Veytia, as como en otras fuentes anteriores, fue Antonio de Len y Gama (1735-1802),
astrnomo y fsico que en 1792 escribi las Descripcin histrica y cronolgica de las dos
piedras que se hallaron en la plaza principal de Mxico, en la que da una pormenorizada
descripcin del sistema calendrico mesoamericano, a fin de poder explicar el significado
de dichas piedras La piedra del Sol Azteca y la Gran Coatlicue (Burrus 1959, p.70;
Moreno 1971, pp. 259, 260; Len y Gama 1978, p. 8; Cuevas 2003, pp. X, XI).
Para concluir con esta breve resea de historiadores, ahora en el siglo XIX es
menester considerar a Manuel Orozco y Berra (1818-1881), historiador e ingeniero
topgrafo, que estudi jurisprudencia e imparti la ctedra de geografa e historia en el
Colegio Militar. Se dedic a los estudios cientficos por lo que se le reconoci como una
autoridad en la historia de Mxico. Una de sus clebres obras es la Historia antigua y de la
Conquista de Mxico, publicada en 1880, en cuyo libro IV del tomo II hace una amplia
consideracin de los calendarios prehispnicos, con una actitud netamente cientificista
decimonnica, que trata con gran seriedad temas prehispnicos como la escritura y el
calendario, haciendo mltiples referencias y utilizando como eje de su discusin a los
autores, ya citados, que le precedieron (Len-Portilla 1960, pp. XXX, ss).
Como se mencion, los trabajos de estos estudiosos tienen objetivos distintos a
aquellos de los primeros cronistas, por lo que su manera de abordar el tema tiene alcances
diferentes. Por ejemplo, Lorenzo Boturini, se vale del esquema propuesto por Giambattista
Vico en su obra Scienza Nuova, utilizando su metodologa y principios como un
instrumento que permite comprender las realidades de culturas diferentes. As, al tratar la
cuestin de los planetas, gracias al uso de este mtodo, y que se acerca con criterio amplio a
la historia indgena, se jacta de ser el primero en ofrecer una explicacin de su pensamiento
(Len-Portilla 1974, pp. XLIX, L, LIII; cfr. Len-Portilla 1960, pp. XXXIV-XXXVII).
Veamos pues a continuacin algunas de las explicaciones o interpretaciones, relativas a la
calendrica mesoamericana, que resultaron de los estudios de estos hombres.
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Captulo 1 Antecedentes
Gemelli (1651-1725) Explica que todos los das del ao, incluyendo los nemontemi son nombrados con los
signos de los das y por tanto no todos los aos dan inicio con 1 cipactli, sino que inician
con cipactli, miquiztli, ozomatli y cozcacuauhtli, acompaando de esta manera a los aos
llamados tochtli, acatl, tecpatl y calli respectivamente, modificando su numeral segn
corresponda al da de la trecena. Por otra parte propone que no intercalaban un da cada
cuatro aos para conformar un bisiesto como lo hacan en Europa, sino que dejaban que se
corrieran los das. Al trmino del siglo de 52 aos, adicionaban 13 das para que el
primer ao del nuevo siglo, y as para todos, diera inicio el 10 de abril, con lo que
mantenan la correspondencia con el ao trpico. Hace notar que esos trece das que se
agregaban al final del ltimo ao eran enteramente dedicados a fiestas (Gemelli 1976, pp.
51, 55).
Boturini (1702-1751) Refiere que a los meses les denominaban meztli, a pesar de ser de 20 das, por lo que no
medan el periodo de una lunacin, sino que stas se medan a travs de dos trecenas
sucesivas. Al respecto critica a Gemelli y lo corrige en sus aseveraciones sobre los rumbos
csmicos asignados a los aos, as como en la relacin que hace de los aos con las cuatro
estaciones del ao y con los cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego concepciones
totalmente europeas. Identifica a cipactli como el primer signo de los das del ao, lo
cual hace pensar en el ao de 365 das, aunque en realidad se refiere al ciclo de 260 das.
Esto se deduce, ya que posteriormente, parece contradecirse puesto que afirma que los das
de inicio del ao, en este caso s refirindose al de 365 das, son los que le dan su nombre.
En una crtica sobre este punto a los argumentos de Gemelli, en los que ste afirma que los
das con los que inicia el ao son Cipactli, Miquiztli, Ozomatli y Cozcacuauhtli, Boturini
dice: se niega que por estos smbolos se empiece ningn da del ao, ya que para l, cada
ao de 365 das da comienzo con el da del nombre del ao; esto es, tochtli, acatl, tecpatl y
calli (Boturini 1974, pp. 53, 56-58).
Sobre otras particularidades de los calendarios, expresa que los Seores de la Noche
van en secuencia, a
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