sagrado y, como ta l, sabe dar en el blanco o desaparecer , esfumándose, cuandoes preciso . Su universo de ficción es deintimidades y sut ilezas, y sus personajesson figuras de identidad improbable: másbien espectros encarnados por medio dellenguaje, pero que han debido soportar elpeso de la historia : olv idos de autodefensa, memor ias a veces autodest ruct ivas,pasiones transfiguradas en el recuerdo,guerras de ayer con tra el indio, guerras dehoy entre casi todos, desapariciones,crueldades de signo político, erotismo imaginario como en aque llos personajes deLuis Buñuel en su película El discreto encanto de la burguesía. Lo que estuvo apunto de ocurrir y no ocurr ió: la estéticadel deseo jamás consumado. La interminable carencia.
En varios de los cuentos, el nudo de latensión argumental se resuelve, fácticamente, mediante algun a inf ormación significativa que t iene la virtud de funcionarcomo una especie de luz que alumbra toodo el texto en diferentes direcciones. Dicho de otro modo: la coda i1uminante o elf inal sorpresa. En otros relat os, son lasprofundas y perturbadoras fuerzas internas las que van provocando la espesurapsicológica y la densidad lingüíst ica; noobstante, hay que señalar que la narrativa de Paulina Movs ich off no está orientada hacia el barroco latin oamericano de lasúltimas décadas. Para decirlo de una manera general, su lenguaje pertenece a cierto coloquialismo que consigue eludir lastentaciones de la simp le y L .'"v'3Iuada imitación callejera; no hay en su escritura unacopia f iel de los registros de la oralidad,sino más bien una transformación art ística a partir de dicha oral idad.
También deseo refer irme, aun cuandosea fugazmente , al buen tr atamiento quela autora confiere - desde el punto de vista técnico- a sus narraciones. En líneasgenerales, hay una buena utilización de losmonólogos interiores , así como de ciertosdiálogos incorporados, a veces, a dichosmonólogos; otro de los recursos técnicoestilísticos es el camb io de los puntos devista del narrador (o de los narradores) pero dentro de una misma cadena o bloquenarrativo. Un tanto a la manera de JulioCortázar, y como si fuese un f raseo jazzístico, a través de unavelocidad que tiene que ver con el uso del polisíndeton ode las pausasbrevesmarcadas por comas,se desarrollan algunos de los cuentos dePaulina Movsichoff. En otros momentos,como en "Esos señores muy altos", eltexto adquiere su propia estatura mediante el sutil manejo del punto de vista en los
Paulina Movshichoff
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Antes de su regreso a Buenos Aires,PaulinaMovsichoff me regaló un ejemplarde su libro más reciente, Una mujer silenciosa, publicado en la capital argentina porTorres Agüero Editor, en enero de 1989.La edición es bella, está muy cuidada, yleí los textos en unos 12uantos días. De inmediato pude apreciar cómo se ha desarrollado en su autora la estética del exilio,un exilio de ida y vuelta.
Recuerdo que Augusto Monterroso melo advirtió hace más de quince años, cuando recién habíamos llegado a México : "Nohay exilio en singular. Es una experienciamúltiple".
En los catorce cuentos de Paulina, co mo muy bien lo advierten los editores enla contraportada del volumen, hay "atmósferas , pequeños climas en que el yoaparece expuesto, más que a fuerzas exteriores, a profundas y perturbadoras fuer zas internas. Historias que nacen de unafragilidad o de un delirio y en donde lo concreto y lo abstracto pierden sus contornospara producir una alucinada sensación deambigüedad" .
En los mejores textos de la escritora. argentina, todo sucede bajo la líneade flo
tación del lenguaje, aunque éste no parececomo un simple vehículo de transmisiónal servicio de alguna idea preconceb ida.Es justamente en el tejido - esa enigmática lfnea de sombra- donde habrán deconstituirse las atmósferas, más o menosdensas, en cuyo interior deambulan lospersonajes como fantasmas, comunicándose no siempre a través de las palabras.Paulina Movsichoff proviene del sistemaelíptico que, como sabemos, se reconoce en la poesía. Ella es oficiante del rito
Conocí aPaulina Movsichoff en 1980,si la memoria no me es infiel. Había llegado a México en 1978, luego de permanecer algún t iempo en Ecuador. La escritoranació en Argentina y vivió hasta 1982 enel' Distrito Federal: primero en AvenidaUniversidad y luego en Avenida Pacífico.Pocoantes de regresara BuenosAires (actualmente vive en el legendario barrio deBoedo), obtuvo en 1981 el premio JuanRulfopor su primera novela Fuegosencontrados. Esta misma novela obtuvo el premio del Círculo de Lectores de Argentina,en 1985, y se reeditó lujosamente. Los jurados fueron algunos nóvelistas de prest igio como Eduardo Gudiño Kieffer, Marta Lynch y Pedro Orgambide, además deIsidoro Blaisten y Óscar Hermes Villordo.
Volví a ver a Paulina (su abuelo vino deOdesa, aquel puerto en el Mar Negro, lavieja Ucrania) en el Museo Rufino Tamayo, durante la ceremonia de entregade lospremios Xavier Villaurrutia a los escritores Álvaro Mutis y Ernesto de la Peña, el16 de febrero de este año. Fue una sorpresa encontrarme con la poeta y novelista argentina después de tanto tiempo:"No te puedes imaginar cómo deseabavolver a México, aunque sea por algunosdías. He soñado con regresar a este paísdonde pasé unos años tan felices; aquícreció mi hija Sol, aquí apareciómi primeranovela, en fin. Tantos amigos, tantos 'recuerdos. Esto del exilio ha sido terrible: estamos escindidos y creo que sin remedio;presiento que mi vida y mi escritura cambiaron en lo más profundo. Necesitaba venir de nuevo a México, caside una maneracompulsiva; quería ver otra vez sus paisajes, hablar con su gente, ver lo que están haciendosus artistas. Me iré a Oaxaca:su luz, su transparencia, el ritmo de suscolores,es algo muy ditrcil de olvidar. . ."
Libros
Hernán Lavín Cerda
LAINTERMINABLECARENCIA
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UN CORAZÓNADICTO:
LA VIDA DERAMÓN LÓPEZ
VELARDE
" 1811.YYYYYYYYYYYY~e: ~
Guillermo Sheridan
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Humberto Rivas
UN ANDAMIAJESENCILLO
En la obra narrativa de PedroMiret (19321988) siempre hay un personaje narradorque transita por.una realidad peculiar, mezcla de absurdo y ribetes poéticos arrancados a los objetos y a las situaciones en losque se enreda gracias a una curiosidad indomable.
Desde el libro Esta noche. . . vienenrojos y azules (1964, reeditado por Sudamericana en 1972) se vislumbraba la presencia de un estilo singularísimo en la literatura escrita en español. luego, Grijalbopublicó La zapaterfa del terror en 1978, relatos en los que se refrendaba úna insólita exploración en la realidad literaria. Siguió Rompecabezas antiguo (Fondo deCulturaEconómica, 1981) en el mismo tono sostenido causando igual pasmo en elentusiasmado lector. En 1987 se reeditóProstfbulos (bajo la alianza Pangea, INBA,SEP),nuevos relatos (para el mercado nacional) de ese estilo que arma atmósferasopresivas, punto focal y soporte poderoso de ese entramado vital y pleno de lrnágenes'-ese universo autónomo que en suansia por asomarse a lo real se rebasa así mismo y deviene -en ámbito,en el quees imprescindible participar, en el que hayque aceptar la pureza y particularidad de
labios de una niña que, como si fuera untestigo inocente, descubre la persecucióny el miedo de los adultos durante aquellos'años terribles: " A mí lo mismo me gustael campo, sobre todo esos días en que senubla para llover y las hojas y las flores parece que cambiaran de color y hay un perfume que sube de la tierra, como de limones. También me encantan las luciérnagasyesos bichos más grandes, los tuco pan,papá me pilló uno la última vez que estuvimos y me lo puso en una cajita de fósforos. Yo la abría de noche, después deque Ana y los demás se dormían y era como tener una linterna, una linterna viva,toda patas y alas y ojos ." De pronto la visión de la"niñacambia cuando surge la violencia desde el exterior: "Papá saca la llave para ent rar en casa y de repente sepone pálido cuando ve a unos señoresmuy altos que esperan cerca de la puerta. Están parados junto a un auto negroy entonces nos dice bajito y con una vozcomo de enojado vayan para adentro, rápido, pero nosot ras no entramos nada ,qué querrán esos señores que ahora agarran a mamá por el cuello , a mamá que lleva la botella de sidra y le dan un empujónpara meter la en el auto, Ana se agarra desu pollera pero ellos la desprendeny la alejan, enton ces las dos lloramos no se lleven a mamá y papá quiere defenderla y lepega una trompada al más alto, pero él saca una pistola como las de la tele y ahoraa papá le corre sangre por la cara y lo empujan también adentro y se van ráp idamente mient ras Ana y yo nos quedamosen la puerta " " . r r
Diremos, por últ imo, que Paulina Movsichoff demuest ra poseer una poderosasensibilidad que, en sus mejores instantes, ""se conv iert e en literatura de alto nivel r=========~~=~=---'"cuando se crea ese equilibrio básico entre lo sensible y la facultad expresiva. Talfenómeno ocurre en varios de sus cuentos y, de modo muy intenso, en ese relato de progresiva alteración psicológica queda título al libro: "Una mujer silenciosa".Un texto de primera categoría: ¿fetichismo mayor?, ¿sucedáneo buñuelesco o feIIinesco? Inolvidable muñeca de plástico(más carnal que la carne misma), impasibleante los juegos eróticos de Juan Carlos,pero con la cualidad misteriosa de embarazarse lentamente. Dije alteración psicológica, pensando en Juan Carlos, pero empiezo a tener dudas. Creoque esamuñeca,que es el doble de Elvira, su mujer muerta, es aún más real que la propia realidadde la difunta en el recuerdo. o
Paulina Movsichoff. Una mujer silenciosa. Bue- nos Aires , Torres Agüero Editor, 1989.
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