La reconfiguración del mercado de trabajo en México
Desde mediados de la década de 1980 México sufrió un proceso de
reestructuración productiva en las grandes empresas; dicho proceso se dio con la
adopción de un modelo neoliberal entre cuyas implicaciones estaban nuevas
formas de organizar el trabajo y los modelos productivos; entre estas se encuentra
la flexibilización de las relaciones laborales y de los contratos colectivos de
trabajo. Este proceso es el que ha sido definido bajo el concepto de
reestructuración productiva y de los mercados de trabajo (De la Garza, 2010: 53-
54).
En el caso mexicano, esta reestructuración ha traído consigo la adopción de
nuevos desarrollos dentro de la producción y de las tecnologías de la información;
así como la adopción de nuevos modos de organización del trabajo. Así, desde la
década de 1980 comenzaron a ser modificados los contratos colectivos de trabajo,
para posteriormente extenderse otras tendencias como los bonos de productividad
y la subcontratación (De la Garza, 2010: 54).
La tercerización laboral en México
Es importante hacer la distinción entre distintos conceptos que en ciertos
contextos son tomados como sinónimos como es el caso de flexibilización y
tercerización. Ambos procesos están relacionados ya que su expansión en el
mercado de trabajo mexicano comenzó con la reconfiguración del modelo
productivo de sustitución de importaciones hacia un modelo de industrialización
secundario exportador, enfocado principalmente en el sector maquilador (De la
Garza, 2010: 54). Sin embargo, la flexibilizad laboral se enfoca en la flexibilización
de los procesos de trabajo, incluyendo el costo y uso de la mano de obra; mientras
que la tercerización está basada en la decisión de las empresas (beneficiarias) de
delegar ciertas partes del procesos de trabajo a otras empresas (proveedoras)
(Basualdo, Esponda, 2014: 20-21)
Flexibilización
Además, los procesos de flexibilización laboral que se extienden en las naciones
en desarrollo, como es el caso de los países latinoamericanos, no son exclusivos
de estos. Países de Europa Occidental, como Alemania, comienzan a enfrentar
estos procesos que cambian el modo en los jóvenes pueden integrarse al mercado
laboral y, además, alteran las ideas que dichos jóvenes poseen respecto al mundo
del trabajo. Ulrich Beck (Del Castillo, 2012: 91-92) describe cómo este proceso ha
afectado también naciones como Alemania y propone algunas alternativas para
aliviar el peso que el desempleo y la flexibilización laboral impone sobre las
nuevas generaciones. Para Beck “(e)ste nuevo sistema de empleo flexible abre
posibilidades a los jóvenes y a las mujeres. Las formas flexibles del trabajo laboral
y el subempleo interesan a las mujeres y a los hombres jóvenes porque les
permite combinar el trabajo con la vida. Aunque reconoce que este cambio no está
exento de problemas: la eliminación del trabajo conduce a la marginación masiva
de los desempleados” (Del Castillo, 2012: 92). Esta idea abre la posibilidad, al
menos en el caso de Alemania, de que las expectativas que los jóvenes se forman
respecto al trabajo no sean del todo negativas…
Juventud y vulnerabilidad social
La adolescencia y juventud son etapas de tránsito en la vida de una persona hacia
el inicio de la vida adulta. Durante esta etapa la familia es desplazada como
proveedora de seguridad y bienestar y el Estado, así como el mercado de trabajo,
pasan a tener un papel un papel más importante para cubrir las necesidades de
quienes transitan hacia la adultez (Rossel, Filgueira, 2015: 129).
Durante la juventud se presentan riesgos
En los años que conforman la juventud, 14 a 29 años para la Comisión Económica
Para América Latina y el Caribe (CEPAL), existen diversos factores de riesgo que
afectan una transición exitosa hacia la etapa adulta; entre dichos factores está la
salida temprana del sistema educativo, entrada temprana al mercado de trabajo,
embarazo adolescente, calidad y/o precariedad del primer empleo. Estos factores
inciden en los elevados niveles de desempleo y precarización que se observan en
los jóvenes en América Latina cuando se compara esta cifra con la que presenta
la población general ().
Precariedad persistente del trabajo juvenil
La reconfiguración [y/o restructuración] productiva que comenzó hacia los años 80,
ha representado también un proceso de desregulación de las relaciones laborales.
Investigaciones realizadas sobre este tema encuentran que la inserción laboral
temprana, durante la adolescencia y juventud, representa también el ingreso a
trabajos precarizados en mayor medida que el resto de los trabajadores. (de
Oliveira, Mora… Situación del trabajo )
En el caso de América Latina en general, sólo el 59% de los jóvenes de entre 20 y
24 años concluyen la educación secundaria [promedio obtenido de 18 países
latinoamericanos] (CEPAL, 2015: 131)
Jóvenes universitarios
El tema de los jóvenes universitarios ha sido abordado por la literatura científica.
Por ejemplo, desde la psicología se han estudiado aspectos como los conflictos
relacionados a la autoestima en jóvenes universitarios (González et al., 2003);
también desde la psicología se ha tratado el tema de la satisfacción y bienestar
personal de los jóvenes universitarios en relación a su inserción laboral (Casas et
al., 2013). Otros estudios, se centran en realizar análisis comparativos, ya sea
entre jóvenes universitarios de distintas zonas geográficas o entre distintos
estratos sociales dentro de la misma área (Moulia, Legaspi)
El pacto corporativo implicó después de la revolución mexicanaque el Estado reconocía que la sociedad estaba dividida en clases socialesy que cada una podía moverse por sus propios intereses; en estamedida, no sería el libre mercado el que coordinaría a los diferentes actores
–clases sociales para nuestro caso– sino un pacto explícito dirigidopor el Estado. Los agentes a coordinar no serían los individuos sinolas organizaciones de clase, sindicatos, organizaciones campesinas yempresariales, en torno del compromiso del desarrollo económico conbeneficios mutuos para los participantes del pacto. Para los empresarios,crecimiento económico y acumulación de capital; para los trabajadores,salarios reales a la alza –como sucedió en general desde loscincuenta–, contratación colectiva con un repertorio de prestacionespara la capa alta del proletariado –la más organizada–, extensión dela seguridad social e interlocución del liderazgo obrero en el diseño depolíticas públicas; para los campesinos, reforma agraria y proyectoslocalizados para el campo. A cambio, las organizaciones obreras y campesinasaseguraban apoyo a las políticas gubernamentales y al Estadoen general, así como al sistema político cuasiunipartidista. Es decir, elpacto corporativo propiciaba la acumulación del capital, en particularla de la industria, con paz social y legitimidad de la configuración desustitución de exportaciones, al menos de los sectores populares mejororganizados (De la Garza Toledo, 1993a).
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