Adriana Bañares Camacho
(Logroño, 1988) estudia Filosof ía
en la Universidad de Valladolid al
tiempo que trabaja en una tienda
de dulces en el centro de la ciudad.
Entre 2003 y 2006 recibe varios
premios literarios en concursos de
La Rioja, siempre en la modalidad
de relato breve. Su libro La soledad
del café (2005) está disponible
en la editorial riojana Ediciones
Emilianenses. También ha
publicado en las revistas literarias
Fábula, Portales y Fedra (México),
en el diario digital chileno El
Rancahuaso y en plaquettes y
fanzines como Poemas de la
chica de la Curva, Degeneración
Espontánea y Jamais Vu, del cual
es coordinadora.
www.awixumayita.blogspot.com
ADRIANA BAÑARES
PLAQUETTEimposicon.indd 2-3PLAQUETTEimposicon.indd 2-3 30/12/2008 16:45:2530/12/2008 16:45:25
PLAQUETTEimposicon.indd 4-5PLAQUETTEimposicon.indd 4-5 30/12/2008 16:46:3230/12/2008 16:46:32
TAXIDERMIA
Se sentó en sus rodillas, pensando en lo
poco que les quedaba. De tiempo, de dinero,
de esperanza. Y pensó qué sería de ella enton-
ces, cuando él muriera. Le vio mayor, deforme
y degenerado. Olvidó su nombre y quién era
ella. La miraba, con un rictus de extrañeza,
pero también tranquilidad: la tranquilidad que
presentan los ojos de un bebé al verse rodeado
de gente, protegido. Quién me va a proteger a
mí ahora. Qué será de todo este universo que
creamos cuando hayas muerto. Él no tiene
fuerzas, ni en el alma, ni en sus manos. Ella
está desecha por dentro; sus vértebras quebra-
das, deshechas en miles de hebras. Siento que
su cuerpo ya no es de este mundo, no es hu-
mano. Está hecha de espinas. Y él la mira, pero
no se pregunta quién es porque ya nada tiene
el menor sentido. Una sirena, tal vez. Quién te
ha traído hasta aquí. Fue él, pero parece que
nadie - no sólo él - se acuerda de aquel día. Y
ella por darle cariño se sienta en sus rodillas
y se deja secar. Los dos no son más que dos
criaturas disecadas.
YO VIOLÉ A MI MUSA. O LO INTENTÉ.
Anoche entré en el armario.
No he comentado nada al res-
pecto hasta ahora y no sé muy
bien porqué, ya que es una de
las mayores desazones que he
tenido desde que llegué a esta
habitación. El armario.
Todas las noches he estado
oyendo voces difusas, un
murmullo incesante y denso.
Pensé que me estaba volvien-
do loco, pues esas voces las
sentía dentro de mí, en mi
mente, producto de mi imagi-
nación. Puede que por eso no
escribiera sobre ello, para no
admitir mi enajenación.
Hasta ayer por la noche no me
atreví a abrirlo.
Dentro vi a la dueña de mi
locura, la mujer sobrenatural
de más de veinte voces.
Al acercar mis manos sobre a
su pecho, mis uñas crecieron
como hiedra y le cubrieron
por completo.
Era mi musa, era Dafne. Era
hiedra, parte de mí; es mía.
Nunca he visto algo tan bello.
Quise que fuera más mía, Más
parte de mí. Quise cubrirla,
rociarla, alimentarla de mi
vientre y mi sexo, pero ya casi
no me quedaba vida huma-
na (¡a mí!) porque yo por
completo también me estaba
convirtiendo en hiedra.
Y entre mis hojas como gue-
rrilleros aparecieron amena-
zantes decenas de hormigas y
arañas. Arañas que se enca-
minaron hacia mi rostro y
ocuparon mi boca, apartando
con sus patas mis dientes,
anidando en las encías.
La sangre que caía de mi boca
sobre mis hojas despertó
en mí una nueva sensación
repugnante, como la vergüen-
za que sientes cuando justo
antes de correrte pasa ante ti
una imagen que aborrecer (o
quieres demasiado).
Ese pudor adolescente, ese
sentimiento de culpa católico
– castrante, despertó mi parte
humana y poco a poco fui
dejando de ser vegetal.
Ella, mi musa, también recu-
peró su forma, y desnuda cayó
al suelo, igual que si hubiera
vivido su primer orgasmo.
PLAQUETTEimposicon.indd 6-7PLAQUETTEimposicon.indd 6-7 30/12/2008 16:46:3430/12/2008 16:46:34
SIRENA DEL VIENTO
Estoy en el limbo de las dudas,
fl otando entre opciones,
arañando mi retina
con el vidrio de la culpa.
Estoy como una sirena
desterrada, desarmada,
aprendiendo a caminar con la
punta de mis alas.
Si antes lo era del viento,
hoy soy el espíritu de tu
aliento,
hoy seré tuya,
haré del delirio mi alimento.
Caminaré sobre mis miedos,
sobre tus prejuicios,
hasta demolerlos por
completo.
Rasgaré las cortinas con mis
uñas
para que entre la luz
y yo pueda salir,
volver a volar.
Y nunca arrepentirme.
AUTOSTOP. ÉXTASIS Y CAMELLOS
Wijdan signifi ca éxtasis.
Se lo dijo ella misma, en un brote de
coquetería y descaro. Soy éxtasis.
Cuando era niña, más niña, le dijeron que
se desmayaría al probar el primer beso y, al
saberlo, quiso huir, ávida de curiosidad, y no
desmayarse, sino morir de placer.
Petit mort en francés.
Quiere desvanecerse en el éxtasis que quiere
probar; sentir la adrenalina en estado puro
hasta explotar de placer, hasta morir en vida.
Prefi ere volver al mar. Hacerse agua, renacer.
Fâris signifi ca jinete.
Quítate el velo, niña, bésame. En Occidente el
éxtasis es químico, la droga de las raves.
PLAQUETTEimposicon.indd 8-9PLAQUETTEimposicon.indd 8-9 30/12/2008 16:46:3530/12/2008 16:46:35
BRUJA
Necesito que me saques de
aquí.
No sabes bien de qué manera
me estoy ahogando.
Me han tirado al río, como a
las brujas,
y las cuerdas están quemando
mis tobillos...
y las muñecas.
El agua no es lo que me está
matando:
Ella apacigua mi dolor.
Quien me está matando es la
conciencia,
la misma que me tienta y lue-
go reprocha
cuando estoy próxima a la
caída.
AGUA
Me han abierto el pecho en canal
sin anestesia local,
y en su interior no vi un ser
humano: sólo vi agua.
Agua densa y muy azul.
Mi interior sólo es gelatina que
ocupa cada recoveco de mi cuerpo.
Mi alma es agua,
Variable, voluble,
agua.
Por eso comprendí que en verdad
era mi mente quien ve,
Pues mis ojos son agua,
Parte de alma.
El concepto de satisfacción es un
concepto auxiliar del concepto de
verdad.
Soy una asignación insatisfecha,
Incontingente, maleable,
Café mi sangre, de agua hecha.
Si lloro, es porque mi alma se
desborda.
Por eso cuando llego al orgasmo
Siento literalmente
Que me derrito.
Todo mi cuerpo se hace agua.
No hay cuerpo, sólo soy alma.
PLAQUETTEimposicon.indd 10-11PLAQUETTEimposicon.indd 10-11 30/12/2008 16:46:3730/12/2008 16:46:37
PEQUEÑO MORDISCO
Lo único que sabía es que se había
ido por un camino que no fue el de
las baldosas amarillas. El parqué
viejo, reseco, roído por carcoma y
semen.
Las lágrimas de un tiempo que no
podía volver, la melancolía como
sarro entre los dientes, alicatada en
la mente.
Copas de coñac, pestañas con
rímel azul y la represión del deseo.
Abstemia comprimida. Placebo
para idiotas.
CÁLCULOS RENALES
Me partieron en dos con poco
cuidado, para llevárseme cada uno por su lado.
El resto, las migajas, se quedaron por aquí y
ahora corretean y buscan como andróginos.
Se retuercen a fuego lento y se apochan entre
cebollas, sumergidas en aceite. Mis migajas se
entretienen rodando por el suelo, penetrando
entre tus uñas, pegándose en tus ojos. Mis
migajas, lo que soy, sólo son tus legañas, las
legañas de tu resaca, las legañas que cierran
tus ojos cada mañana. Yo, ahora, soy tu super
glue 300 aunque te folles a mi media mitad,
lo que te tocó llevarte en esa rifa. Yo, hoy, soy,
el premio de la tómbola. El perrito piloto que
suele sollisparse en poliespán.
Mis códigos son cifras de cuatro en cuatro, de
seis en seis, de cinco en cinco. Precios bajos,
porciones de cariño en papel morado.
Tus posturas son serruchos oxidados que me
parten. Tu sierra son enjambres de telefonía,
cables negros, cables blancos, lucecitas de
colores enroscados en metacrilato. Tus jugadas
a tres manos son la cofradía de las bajas
pasiones procesando por la línea alba, bajando
por mi vientre. Mi monte de venus es una
parte de esa cordillera que ya no tiene piedras,
sino cálculos renales.
Y mentimos, nos mentimos, y forramos los
cortes con tiritas preescolares.
PLAQUETTEimposicon.indd 12-13PLAQUETTEimposicon.indd 12-13 30/12/2008 16:46:3830/12/2008 16:46:38
NADA NUEVO
Julia iba vestida con el
mismo vestido que se puso la
Noche Vieja anterior. Aquel
vestido negro, tan corto, con
volantes, tan hortera. La
única diferencia era que esta
vez se le notaban las caderas
redondeadas por encima de
los volantes. Pero ella seguía
interpretando su papel de
diva. Caducada a mi parecer.
Patética también, nada nuevo.
Me refugié en el
baño. Me escondí del resto,
desaparecí. Me oculté entre
mis recuerdos, entre la mierda
que se agarra a mi cráneo por
debajo de mi pelo. Toda esa
costra del pasado que enturbia
mi mente.
Álvaro me ofreció y
yo no me negué, nada nuevo.
Flemas, sangre, semen, orina.
Nada nuevo, como hace un
año.
Encima del espejo una
pequeña rejilla por la que
se cuelan furtivas gotas de
una lluvia que ha parado el
tiempo.
Julia se tumba, no sé
cómo ha entrado aquí. No le
importa mi presencia y Álvaro
me pide que haga lo que tenga
que hacer con ella, pero que
lo haga ya, ahora que se deja,
ahora que lo quiere más que
nada.
Como hace un año.
Botellines de coca cola, gritos,
y la costura del vestido que
tapaba el desconcierto de
aquel día vuelve a descoserse,
para coserla mañana,
para tapar lo de hoy, hasta
dentro un año
o hasta la próxima lluvia.
tando morir de otoño, no hubiera conseguido nada. Ellos me
iban a encontrar de todos modos, lo sé.
Porque llegaron, como perros en celo trataron de penetrar en el
alabastro que proporciona mi mayor dentera, haciendo de mi
cuerpecillo* un pequeño trozo de cartón plegado, insensible y
marchito.
Mientras yo arañara la hierba, y mis uñas se emponzoñaran de
arena y restos de bichos bola; él, mojado y pequeño, rosa, escu-
piría barro y emitiría un leve chip chip.
Y mis lágrimas serían ácidas, como tu saliva.
Y un rato después me salvaron de mí misma y mi locura, me
ayudaron a subir hacia la calle de la Ermita, habiéndome antes
confeccionado un vestido improvisado de girasoles. Y allí fue
donde me perdí, entre la gran multitud que se amontonaba
hormigueadamente en las puertas de un enorme hipermercado.
PLAQUETTEimposicon.indd 14-15PLAQUETTEimposicon.indd 14-15 30/12/2008 16:46:3930/12/2008 16:46:39
- Déjeme tocar el piano, por favor. De la sangre de mis dedos
brotará la redención.
Lovers in the backseat… now I’m looking for another song on the
radio.
Tras la negativa del abate, mis yemas
comenzaron, como es común, a llorar
sangre salada.
- Mamá, mi sangre sabe a sal.
- Porque en otra vida fuiste Sirena.
Y después corrí desnuda por la rivera. Las ramas me hirieron
los párpados, y el escaso crúor que emanaban acentuó el roce
de éstos con mis ojos. Era molesto. No era dolor, era dentera.
Tal era la inmensidad, que la llanura del prado, amarillenta, se
me antojó infi nita.
La eternidad me da tranquilidad, autumn’s child. Me recosté en
la húmeda hierba, intenté cerrar los ojos y respirar tranquila,
reencontrarme con mi naturaleza, mi anterior vida.
Gato, estro, libertad, soledad, independencia, eterna huida...
Por mucho tiempo que me hubiera quedado ahí quieta, inten-
LA HIJA DE DALILA
Luisa nació un catorce de diciembre,
entre nieve y niebla, y desde entonces
siempre ha estado fría. Fría como la
habitación de aquel albergue, fría
como el modo en que fue concebida.
Sin luz eléctrica, por impago, sin ser
buscada. Desde entonces siempre
está perdida.
Dalila, su madre, era toda una
artista de variedades. Bailaba en un
bar donde no había hombres, sino
clientes, y las copas, a ella, siempre
le salían gratis. Lo que pagaba eran
otras cosas mucho más fuertes,
capaz de darle vitalidad, que no vida,
a cambio de esperma esparcido por
su barbilla.
Era de esperar que aquel ambiente
fuera su jardín de infancia, la ludo-
teca de Luisa, la bastarda dividida.
Dividida en dos mitades que
rodaban como ovillos de lana de un
lado a otro de la barra. Mitades que
convergían en intervalos de quince
días.
PLAQUETTEimposicon.indd 16-17PLAQUETTEimposicon.indd 16-17 30/12/2008 16:46:4030/12/2008 16:46:40
DENTERA
Han encontrado un carro de comida, creo; la verdad es que no
estoy muy segura.... En realidad creo que he sido yo quien lo ha
traído hasta este pequeño barranco lleno de girasoles.
Pero ellos son como alimañas, pequeños animales cejijuntos
y hambrientos, tan ansiosas que lo tiran todo antes de pegar
bocado. Inútiles, mientras ellos se entretienen morderé uno de
los barrotes metálicos del carro.
Son Barbies del Lidl, rubias teñidas con chándales ajustados.
No fue en un Lidl donde nos perdimos, sino en un hipermercado
inmenso cercano a la antigua Ermita de los Girasoles, donde
una vez aparecí desnuda tentando al subconsciente. No podía
creer que fuera real, que hubiera llegado hasta allí desnuda, pero
de no ser falso, un aterrador – o más bien enfermizo – morbo
recorrió como un rayo de aluminio todas y cada una de mis
muelas, se deslizó en un espasmo por la espina dorsal y volvió a
manifestarse en mis dientes. Me dio tantísima dentera que mis
ojos se llenaron de lágrimas ácidas, como mi saliva.
Si esto es real, pensé, al acercarme al altar, el niño Jesús que
lleva en brazos la Virgen de la tribuna girará la cabeza.
Me acerqué y el Niño no se volvió, pero el cura me detuvo. Si esto
es un sueño, pensé, ahora él se abalanzará sobre mí. Mis sueños
son de una inmoralidad incomparablemente incontrolable. Pero
no se abalanzó, al contrario: me despachó del templo sagrado,
y me puse a temblar, a pensar con oxidada difi cultad. Si el cura
en el sueño sigue siendo cura, y como en la vida real no hubo
cabida para la maravilla, ¿en verdad me encontraba desnuda en
la Ermita?
INCONSCIENTES
Con el pelo hueco,
los ojos hinchados,
el café enfriándose
y tú estudiando.
Con la ventana abierta,
colores de tela iluminan el patio.
Con el fl exo encendido
y mi pasión
apagada.
Hasta que vuelvas a besarme
y volvamos a empezar.
Con mis dudas, que en realidad
no son tantas
como las que debiera tener.
Con tus intentos
Conscientes, inconscientes
por deshilacharme la cordura.
Y yo, que opongo cada vez
Menos resistencia,
Consciente, inconsciente
Cedo a la tentación
De ser al menos por hoy tu Eva,
Dejando que muerdas mis ganas
Mis pechos, y ante todo
Remordiendo mi conciencia.
PLAQUETTEimposicon.indd 18-19PLAQUETTEimposicon.indd 18-19 30/12/2008 16:46:4130/12/2008 16:46:41
DESENGAÑO SECUNDARIO
So pretty in white
Pretty when you’re faithful
Infl atable. Bush
Siento estallar mis pechos desde el fondo del sostén, el
corazón ha menguado desde que te conocí. Se ha hecho peque-
ño, como un fruto seco, una pasa, un piñón. Fruta escarchada
envuelta en chocolate. No, en yogurt. Pero mis tetas han creci-
do, mucho, mucho. No me caben aquí, tengo que quitarme el
camisón. Tus ojos son marrones, o grises, o ambos colores. O
ninguno. Tanta oligofrenia en almíbar, muchos riesgos insanos
de pretenciosa soledad, de poetas inconclusos, de presos in-
completos, de mi ego incomprendido. De tus labios y tus besos
de cartón pluma.
De las alas de mi apéndice, de las vértebras garrapiña-
das, de la silueta que aún queda en mi pared aunque te fueras.
Y mis pechos a punto de explotar, y algo entre mis
muslos a punto de brotar, burbujeante. Un niño, un anfi bio, un
realce genital.
Un bastardo, un hereje, un heterónimo,
un dos por uno.
Esto es sólo un anticlimax, un perchero de sonrisas, una elección
apresurada...
un canal por donde evacuar las contradicciones.
FUNAMBULISTA
Jesús miró el escaparate de la juguetería
durante unos segundos. Las muñecas de trapo,
muñecas repollo, micromachines; princesas
de cuentos sin sapo. La princesa, funambulista
y cabaretera, le dejó, escurriéndose entre el
sabor que le quedó impreso en los labios,
en su lengua de fresa; el aroma que a veces
sabe a nata. En equilibrio entre el placer y el
deseo, bordeando la copa. Descalza, desnuda,
embebida en nata. Copas de fresas con nata,
como el logotipo de la tienda, tierno, dulce,
para la infancia. Su musa en equilibrio,
ansiando impregnarse en alcohol, y no en nata.
Él siempre quiso verla dentro de una copa de
Martini.
Bordea la copa como un funambulista sin
prevención de riesgos laborales. Como una
princesa desnuda, en equilibrio entre el placer
y el deseo, condenada a correr en círculos.
Princesa funambulista y cabaretera, de labios
rojos, agraviada por la envidia, por el vicio, por
la dulzura que se ha convertido en depravación
de este circo. Copas de fresas con nata;
tierno, dulce, para la infancia. Ella sólo quería
impregnarse en alcohol, tú verla dentro de
una copa de Martini. Misteriosa, inexplicable,
infl amable.
PLAQUETTEimposicon.indd 20-21PLAQUETTEimposicon.indd 20-21 30/12/2008 16:46:4230/12/2008 16:46:42
EXCRECENCIA
Entre las uñas queda un rastro transparente,
como el camino que marca el caracol en su
angustiosa huida. No sangran sus heridas. Se
rompe la espiral y la eternidad quebrada se
hace pura evanescencia. Como las babas secas
sobre el suelo de cemento. Y arden ahora bajo
sus pies las baldosas, espolvoreadas con migas
blancas y patas de araña. Abejas muertas.
Muchas hormigas. Ni aun cuando llueva podrá
desquitarse de esa pena, del colosal abismo
que se ha abierto con una nueva herida. Que sí
sangra, pero no se desvanece. Dormir sobre la
hierba hoy no es una buena idea. Los gusanos
y las lagartijas amenazan con entrar y arre-
batar lo poco que dentro queda. De su casa,
sus recuerdos. Quimeras escondidas entre la
tierra, entre el sarro de las tejas. Con una sola
piedra esta casa puede hacerse añicos. Sólo
entonces podrá entrar en la buhardilla.
Alguien parece estar mirando por la ventana.
Al menos él siente que observan cómo va
dejando su rastro de lágrimas como rocío
sobre las plantas. Y los insectos entre las
rosas le recuerdan cuán insignifi cante es, y lo
insoportable que se ha vuelto todo.
DISIMULAR
Vivimos por unas horas una vida que
no es la nuestra, pero sí la que quisiéramos
tener. Aunque todo, siempre, se puede mejorar.
Un gato enfermo que ronronea en mi regazo,
Héroes del silencio de fondo, una luz muy poco
ambiental, pero el ambiente ya lo estamos
poniendo nosotros mismos. Comida china
sobre una mesa de mármol y metal que intenta
parecer dorado. Entre los resquicios barrocos
de quienes antes estuvieron aquí y los latidos de
quien ahora vive retumbando en cada póster,
en los libros de las estanterías y las películas
de Tarantino y Tim Burton, que nos gustan,
pero no son nuestras. Como nada de lo que hay
aquí, aunque lo vivamos como nuestro durante
estas pocas horas. Y hacemos como que nos
queremos sin saber qué queremos realmente
mientras los gatos duermen y termina el cd.
PLAQUETTEimposicon.indd 22-23PLAQUETTEimposicon.indd 22-23 30/12/2008 16:46:4330/12/2008 16:46:43
SUBALTERNA
No soy yo lo que hay refl ejado en el espejo.
Esa no soy yo.
El mundo se ha despertado diferente esta maña-
na y alguno de la radio dice que mi reloj miente.
Ahora parece que no me he levantado tan tarde.
Pero esta no parece mi casa, ni el reloj mi reloj, ni
siquiera mi muñeca porque este cuerpo lo siento
ajeno a mí.
Me siento como la copia de alguien, y no me
importa de quién.
Me costó aprender que por haber sido tan hipó-
crita me he convertido en un ser deshumanizado,
falso. Ahora soy un ente errante sin registro y
sin sombra. Tengo tan poca personalidad que
por no ser no puedo ser ni un espíritu. Porque
carezco tanto de alma como de mente. Escribo lo
que escribo porque entre mis dedos aún quedan
resquicios de lo que un día fui.
Alguien llama por teléfono pero de mi boca sólo
salen dos palabras que intuyo son un nombre y
un apellido. Una voz. Una voz que no es la mía, o
la de ella.
La boca seca, pastosa. Los ojos cerrados, opri-
midos. Y un dolor agudo en el oído izquierdo.
Jaqueca, también jaqueca. Un intenso dolor de
cabeza.
Y el temor a no estar solo, o a estar solo. Un sen-
timiento de extrañeza y picor entre las piernas.
Cuelgo el teléfono. No hay fotos en esta casa,
solamente vacío. Vacío. Eco. Mi única compañía
es el regreso de una voz que aborrezco aunque
ahora sea mía. No tengo fuerza en las manos,
sólo un rastro de sangre entre las piernas.
Pubertad He visto una copia de mí en el cine. Tenía el pelo
más vivo que el mío y una sonrisa fi ja bajo un par
de ojos verdes. He visto una copia de mí, con el
pelo recogido en una pinza de plata y un vestido
demasiado corto. He visto una copia de mí con
alguien que conozco.
Por alguna razón creo que ha venido a matarme,
así que me cambio continuamente de butaca para
despistarla.
He visto una copia de mí mejorada. Más joven,
más guapa. Diplomática. Esa clase de gente
que cae bien a todo el mundo menos a mí. Dos
butacas más a la derecha una muchacha quiere
humillar a su pareja. Le toca, le excita, le rechaza.
Va sin bragas, falda tres cuartos, maquillaje claro;
puta decente, discreta. Reservada. Manipuladora,
acomplejada de su ignorancia. Su vida estancada:
hace tres años el tiempo se paró para ella y ya ni
si quiera envejece, sólo engorda. Y se acompleja
un poco más.
Esa copia soy yo hace más de tres años.
Encerré mi adolescencia en hojas de papel. Ence-
rré mis recuerdos, o, mejor dicho, los traspasé. Ya
no me queda nada en la cabeza, sólo en mis ma-
nos. Todo quedó en papel. Tan frágil. Cualquier
día todo puede arder.
Todo.
Desaparecerán las cosas que me avergüenzan, las
acciones, mis actos de quinceañera.
Esa parte de mí que hoy parece haber renacido.
Ahora que la veo siento que todo se ha hecho
añicos, como las puntas de mi pelo. Se resquebra-
jan las palabras que hoy se han vuelto hielo.
Todo ha muerto.
Madurez
PLAQUETTEimposicon.indd 24-25PLAQUETTEimposicon.indd 24-25 30/12/2008 16:46:4530/12/2008 16:46:45