La hipocresía 1 de 16
La hipocresía 11 mayo 2008
Gálatas 2:11-14 Juan Carlos Hoy
San Mateo
Gálatas 2:11-14 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí
cara a cara, porque era de condenar. 12 Pues antes que viniesen
algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después
que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los
de la circuncisión. 13 Y en su simulación participaban también los
otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también
arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no
andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a
Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los
gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a
judaizar?
Qué difícil es el escribir y sobre todo el enseñar, acerca de la
hipocresía, ya que el primer confrontado con esta palabra es el
profesor, el predicador o el pastor. Sin embargo, es necesario
que se hable de ella, porque es probable que algunos de nosotros,
sino es que todos nos hayamos visto en situaciones muy diversas
en las que es probable que hayamos caído en hipocresía.
En este pasaje leemos que el apóstol Pedro, no quedó exento de
caer en ella, obligaba a las personas a judaizar, siendo que él
vivía como los gentiles, el participaba de ciertas cosas que los
judíos no hacían, obviamente lo hacía a escondidas, y cuando
alguien venía a verlo inmediatamente se transformaba en un “judío
de primera”.
Desafortunadamente en su simulación o hipocresía arrastraba a
muchos, eso que hacía Pedro, es lo que todavía algunos llegan a
hacer el día de hoy.
Pedro, había dejado el judaísmo junto con sus prácticas, para
abrazar la fe cristiana, como muchos también han dejado la
religión popular para abrazar el cristianismo, sin embargo, Pedro,
cuando lo llegaban a ver algunos judíos se comportaba como judío,
lo mismo que suelen hacer o solemos hacer algunos, cuando nos
miran los familiares incrédulos o religiosos, vivimos ya no como
cristianos, si no como incrédulos o religiosos, buscando el quedar
bien con ellos.
En la iglesia no danzamos, pero la familia incrédula invita a una
fiesta y ahí si se lucen los mejores pasos, desafortunadamente en
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nuestra simulación, hipocresía o en nuestra tibieza espiritual
solemos arrastrar a la familia o incluso a algunos hermanos.
En la iglesia somos bien cristianos, pero nada más salimos de ella
y nos olvidamos de lo que profesamos, en la iglesia no rompemos ni
un vidrio, pero en la calle se “agarran a botellazos”, no dejamos
ni un vidrio entero.
En la iglesia oramos, pero en la calle o en nuestra casa
maldecimos.
Aquí abrimos la Biblia, pero en la casa ni nos acordamos de ella.
Aquí es fácil sonreír a nuestro prójimo, sin embargo, fuera de la
iglesia es fácil mal mirarlo.
Aquí en la iglesia servimos al Dios vivo, pero fuera de ella hasta
padrino se llega a ser, conozco personas que por no tener el valor
de decir NO a esas invitaciones, entran y salen de los recintos
religiosos. Y no nada más entran y salen sino que se participan del
baile y la bebida. Ahora si como Fiona, la de la película de Sherk,
ella de día era una y de noche otra, así algunos en la iglesia
somos unos, en la casa somos otros.
Un hindú comentó a un conocido suyo, que tenía en su casa un
cuarto doble, en el cual hacía lo que le venía en gana.
Cuando entraba en él, se volvía un hombre moderno, un hombre de
mundo, comía carne, bebía licores, disfrutaba de los mayores
placeres; pero al salir de ese cuarto, para ir a las demás
habitaciones, practicaba su ortodoxia, su creencia hindú, y se
comportaba de acuerdo con la tradición.
Este hombre estaba tratando de ser dos cosas distintas al mismo
tiempo, y la división que tenía en su casa, era solamente la
expresión externa de la división que había en él.
Los fariseos que describe la Escritura, eran como este hindú;
estaban tratando de permitirle a su religión funcionar solamente
en ciertos compartimientos, y le vedaban la entrada en otros; por
eso Jesús les denunció como hipócritas. Stanley Jones.
Alguien muy acertadamente dijo, si no mal recuerdo Freud, que el
ser humano tiene tres personalidades; Una la que aparenta ser
fuera de su casa, trabajo, amistades, vecinos. Otra la que
aparenta ser en su casa, con su esposo, esposa, hijos y familiares,
y la otra la que es en realidad cuando está a solas, sin que nadie
le vea.
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Sin embargo nuestro Señor Jesucristo reprende y condena
duramente ese tipo de conducta, él no quiere que simulemos nada,
el no quiere hijos con varias personalidades, el no quiere hijos que
fingen y mucho menos que finjan que son cristianos, cuando en
realidad no se es. Él no quiere hijos que aparenten serlo, el
quiere hijos auténticos.
Mire lo que el Señor les dice a sus discípulos en Lucas 12:1 En
esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros
se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente:
Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
La Palabra como es viva y actual y como también nosotros somos
sus discípulos, pues también fue escrita para nosotros, y nos dice
que nos guardemos de la levadura de los fariseos que es la
hipocresía...
Tomemos nota de que la reprensión que Jesús hace para los que
practican la hipocresía, es precisamente para los que se jactaban
de conocer la ley de Dios, contra ellos va duro y directo.
La hipocresía como en aquellos entonces, se ha infiltrado en el
pueblo de Dios, y debemos mirar muy atentamente que no esté en
nuestras vidas, porque si está en nuestras vidas queramos o no,
estará en nuestra relación con Dios, ¿por qué es importante el
estudiar acerca de la hipocresía? Porque el practicar la hipocresía
en cualquiera de sus formas, nos puede dejar fuera del reino.
La hipocresía es aparentar ser lo que no es uno en realidad, la
hipocresía es sinónimo de falsedad, la hipocresía nos habla de
vivir una vida de mentira.
Literalmente la hipocresía denotaba en griego a un actor de
teatro, y de ahí por su sentido secundario de actuar de dar una
representación ajena a la realidad de la propia persona, vino a
denotar un engañador, uno que pretende ser lo que no es, o que
oculta sus verdaderos pensamientos, actitudes e intenciones bajo
una máscara de falsas apariencias.
De manera que la hipocresía es una actuación dramática de
actores de la verdad, pero sin vivir la verdad.
Los fariseos de aquellos tiempos superaban en su vida “espiritual”
en mucho a lo que practican algunos cristianos en la actualidad.
Oraban largamente.
Ayunaban incluso 2 veces por semana.
No se juntaban con los pecadores.
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Diezmaban.
Ofrendaban.
Recorrían mar y tierra para hacer un discípulo.
Se mostraban justos ante los hombres.
Incluso edificaban sepulcros a los profetas.
Pero esto y más, únicamente lo hacían para aparentar lo que no
eran en realidad. Algunas cosas que ellos hacían se debían de
hacer como el ayunar, el orar, el ofrendar, el diezmar, pero no
con el espíritu que ellos lo hacían, ya que ellos lo hacían
únicamente para agradar al hombre, justificándose a sí mismos, a
ellos únicamente les importaba la actuación exterior, hacían
aparentemente obras buenas, pero por dentro ellos estaban
enfermos, seguramente se les olvidó el verso 7 del primer libro de
Samuel 16 que dice; porque Dios no mira lo que mira el hombre,
pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el
Señor mira el corazón...
Jesucristo al mirar el corazón de los fariseos, se dio cuenta cual
era la real motivación que les movía a hacer sus obras: ¡Ser vistos
únicamente por los hombres! Para que ellos recibieran la gloria y
no Dios ¿recuerda cuando algunos de ellos daban limosna, que era
lo que hacían?
Mateo 6:2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta
delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las
calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que
ya tienen su recompensa.
Tocaban trompeta... Para que la gente se diera cuenta de que
eran generosos. Ellos se consideraban a sí mismos como justos,
como la élite espiritual, lo máximo, se creían la santidad andante,
pero únicamente en apariencia, porque dice la Escritura que por
dentro estaban llenos de hipocresía e iniquidad. Ellos utilizaban
máscaras espirituales.
El hombre de la máscara de hierro hno. Pablo
Era una máscara, una máscara de hierro. La forjó un herrero y la
armó un soldador. Era una máscara que, al igual que la de la
famosa novela francesa, homónima, cubriría la faz de un hombre.
La pusieron los parientes y familiares de una joven de diecinueve
años en la cabeza y sobre el rostro de Rino Calarco, hombre de
Tiranno, Italia, en 1963. ¿La razón? Calarco había violado a la
señorita, y en represalia, le impusieron ese suplicio. Podía ver,
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respirar y comer, pero la máscara, que no podía quitársela él
mismo, lo sumió en un ostracismo de veintisiete años en las
remotas montañas de Italia. Era un castigo como para no ser
olvidado jamás.
Ese hombre no es el único que lleva una máscara sobre el rostro.
Hay muchos que la tienen puesta. No es una máscara de hierro, ni
les impide llevar una vida social entre los demás. No es repulsiva
a la vista y no inspira temor, pero de todos modos es una máscara.
Se trata de la máscara que oculta los motivos más profundos de
quien la usa y pone así una tapa hermética sobre el alma. Y al
igual que la máscara de hierro, esconde detrás de palabras y
acciones fingidas la verdadera persona que está dentro. Es la
máscara de la hipocresía.
Los fariseos en los tiempos de Jesucristo eran maestros en el uso
de esta clase de máscaras. Mostraban al mundo exterior una faz
muy piadosa, espiritual y religiosa. Tenían una apariencia de
justicia, de rectitud y de bien. Se hacían pasar por los mejores
elementos de la sociedad, pero su apariencia exterior no era más
que máscara.
Un día el Señor Jesús, que conocía sus pensamientos, los expuso
públicamente. Les dirigió palabras que no podían contrarrestar.
Mateo 23:25-33 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro
estáis llenos de robo y de injusticia. 26 ¡Fariseo ciego! Limpia
primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de
fuera sea limpio. 27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que
por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro
están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así
también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los
hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos
de los justos, 30 y decís: Si hubiésemos vivido en los días de
nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de
los profetas. 31 Así que dais testimonio contra vosotros mismos,
de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. 32
¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! 33
¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la
condenación del infierno?
Palabras muy duras dijo el Señor a los escribas y fariseos.
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Nadie que se esconde tras una máscara, sea la que sea, puede
tener paz. Pidamos de Jesucristo un alma limpia, una conciencia
recta. Él quiere darnos un corazón transparente, absolutamente
puro. El día en que eso ocurra, será nuestro día de completa
libertad.
Pero debemos preguntarnos ¿por qué el Señor habla tan
duramente a estos escribas y fariseos? ¿Acaso no les amaba?
¿Acaso para este grupo estaba negada la gracia divina de la
salvación? ¿Por qué el Señor les trató así?
Porque los escribas y fariseos con su actitud externa de buenas
obras, le estaban gritando al Señor... ¡Hazte a un lado no te
necesitamos como salvador! ¡No somos pecadores somos justos!
¡Somos gente santa! ¡Conocemos la ley de memoria! ¿Qué nos
vienes a enseñar a nosotros?
La hipocresía les había cegado, la hipocresía les impedía mirar que
ellos necesitaban urgentemente ayuda, que necesitaban un
Salvador.
La hipocresía es tan peligrosa que nos puede dejar fuera de la
gracia de Dios, porque la hipocresía no es vivir con sinceridad, si
no con doblez, con engaño. No es una vida autentica de un hijo de
Dios, si no una vida llena de falacia, de mentira de engaño.
No es que Dios quiera dejarnos fuera, sino que la hipocresía nos
hace ser independientes de Dios, la hipocresía nos hace rechazar
la gracia de Dios...
Una persona hipócrita no reconoce que necesita ayuda, ya que el
así mismo se justifica. Una persona que es hipócrita con el
prójimo también es hipócrita con Dios, porque hay veces que se
llega a aparentar amor y atenciones hacia la gente que no salen
realmente de lo profundo de nuestro corazón, sino que se hacen
por compromiso, se hacen porque tengo que quedar bien, pero no
se hacen de corazón.
Verdad hablar verdad Carlos Rey
Corría el año de 1878. El presidente de Guatemala, general Justo
Rufino Barrios, había acordado reunirse con los jefes de la región
oriental de Chiquimula para cambiar impresiones con ellos. Tan
pronto como el presidente llegó y estableció su despacho
campamento a orillas del río Tacó, la gente hospitalaria de
Oriente le llevó un racimo de cocos. Hacía mucho calor porque era
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mediodía. El primer mandatario ordenó abrir los cocos, sacarles el
agua y llenarlos con agua del río Tacó.
Poco después llegaron los jefes departamentales, jadeantes y
sudorosos. El presidente mandó que a cada jefe se le sirviera uno
de los cocos preparados. Al rato les preguntó cómo les habían
gustado.
—Deliciosísimo, señor presidente. ¡Qué dulzura de agua! —
respondió uno.
—Este lugar es especial para producir cocos con mucha agua y tan
dulces como la miel —manifestó otro.
Al oír sus respuestas hipócritas, el presidente les dijo
contrariado:
—Realmente es desconcertante para quien gobierna y desea de
todo corazón el progreso de su pueblo, descubrir que sus
dirigentes tienen miedo de decir la verdad. Ninguno de ustedes
puede ignorar el hecho que el agua que acaban de beber de los
cocos es del río Tacó y no de cualquier cocotero. Si no han podido
ser veraces al hablar de una cosa tan simple como el sabor del
agua de los cocos, ¿cómo van a serlo con los asuntos que tenemos
que tratar esta tarde?
La hipocresía no nada más se da en el ámbito político, se suele
dar en todos lados, aun incluso entre los mismos hermanos, se
finge amarles, se finge recibirles bien, cuando en el fondo no
molesta el que nos visiten.
1ª Juan 4:20-21 Si alguno dice: yo amo a Dios y aborrece a su
hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien
ha visto ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ha visto? Y
nosotros tenemos este mandamiento de él, el que ame a Dios, ame
también a su hermano.
Dice: ame, no dice finja amarlo.
Y qué tristeza es mirar que entre el pueblo de Dios, muchas veces
hay relaciones fingidas.
Porque puede uno sonreírle al hermano o a la hermana, pero por
dentro estarle odiando. Puede uno incluso saludarle de beso, pero
por dentro quisiera uno darle una mordida. Puede uno abrazarle
pero por dentro uno quisiera apuñalarlo... O puede uno decirle que
hermoso o que hermosa te vez, pero por dentro estar pensando no
sé cómo a este o a este no le da pena salir. Y a este tipo de
relaciones se les llama: Hipócritas.
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Con esto, en ninguna manera estoy diciendo que se reciba con los
brazos abiertos a todas las personas, porque hay personas que
han dañado, y aun quieren seguir haciéndolo, a esas personas nada
más no se les recibe, hasta que ellas cambien su comportamiento.
Muchas veces por no ser claros en nuestra vida, en relación con
otros, aceptamos cualquier amistad, cualquier conversación,
cuando eso no debe ser.
A esas personas no se les aborrece, simplemente les ponemos
límites, hasta que reconsideren su comportamiento, pero se tiene
que tener el valor de decirles, no que se les recibe, diciéndoles
que bueno que me vinieron a visitar, cuando por dentro se está
diciendo, no se para que vinieron.
Jesús fue contundente respecto a ello, ¿recuerda como trató a
los fariseos? ¿Recuerda como trató a Herodes? Lucas 13:31-32
Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de
aquí, porque Herodes te quiere matar. 32 Y les dijo: Id, y decid
a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones
hoy y mañana, y al tercer día término mi obra.
Nuestro Señor Jesucristo no fingió, el, siempre fue y sigue siendo
autentico.
Veamos a otro personaje que fingió amar al Señor, pero en
realidad era un hipócrita, Judas: Mateo 26:48-49 Y el que le
entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése
es; prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve,
Maestro! Y le besó.
588-II
El beso en la mejilla, se mira en la Escritura como una forma de
saludarse y de mostrar el amor fraternal, pero el verbo griego
señalado en este pasaje, el beso de Judas indica más bien que le
besó repetidamente, era el beso del hipócrita, porque este suele
ser más afectuoso y vehemente de lo que es natural. Así que
vemos que se puede saludar de beso mostrando amor, pero por
dentro estar pensando en traicionar.
2do libro de Samuel 20:8-10 Y estando ellos cerca de la piedra
grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab
estaba ceñido de su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el
cinto con una daga en su vaina, la cual se le cayó cuando él
avanzó. 9 Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano
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mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de
Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus
entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe.
Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba
hijo de Bicri.
Lo mismo, se muestra amor, pero no hay amor, se aparenta pero
la realidad es otra...
En los negocios también tiende uno a caer en la hipocresía...
Cuando va uno a comprar algo... Le ponen tantos pretextos a lo
que se va a comprar que para que lo dejen más barato... Algunos
le han llamado técnicas de compra, y están con el vendedor y le
dicen: “Cómo crees que te voy a comprar ese terreno, esa casa,
ese carro, ese mueble, esa alhaja, si ya no sirve, está en mal
estado”.
Proverbios 20:14 El que compra dice, malo es malo es, más
cuando se aparta se alaba, qué no es más fácil decir: “Mira,
tengo o te doy tanto ¿me lo puede vender a ese precio, si o no?”.
Ah, pero qué tal si no me lo vende... Pues que no nos lo vendan,
pero no hay que ser hipócritas.
A veces estamos como aquella niñita:
577 Vol. II manzana pequeña
Una vez estaban juntos, invitados en una casa, un niño y una niña.
El niño tenía en la mano dos manzanas, las cuales la niña,
contemplaba con gran apetito.
¿Quieres una? Preguntó el niño.
¡Oh, sí! Respondió la niña inmediatamente.
¿Cuál quieres? ¿La pequeña o la grande?
La pequeña, dijo la niña en voz baja.
El niño inmediatamente le dio la manzana pequeña, pero,
inmediatamente salió a relucir el espíritu del viejo Adán o la vieja
Eva en el corazón de la niña.
Ella miró la manzana pequeña con menosprecio, y dijo enfadada:
Escuincle mal educado, ¿Acaso, no sabes, que cuando se te pide la
manzana pequeña, se debe dar la grande?
A veces fingimos, para ver si pega.
Incluso ni la misma Iglesia se salva, ya que podemos fingir que
cumplimos con Dios, depositando el sobrecito en el alfolí... Para
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que me vean los demás, pero no poniendo nada adentro del
sobrecito. Se siguen depositando sobrecitos vacíos.
Hechos 5:1-5 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su
mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo del precio, sabiéndolo
también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de
los apóstoles. 3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu
corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del
precio de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y
vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu
corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5 Al oír
Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre
todos los que lo oyeron.
A veces se le pregunta a la hna. ¿Cómo estás? Y aunque la ve uno
que trae los ojos morados por la golpiza que le dio su esposo, ella
dice; “¡Bien bendecida!”
O se está en el tribunal de justicia porque agarraron a un hijo en
negocios turbios y dicen: “¡Estamos súper bendecidos!”.
O el matrimonio es un caos, se están divorciando, los hijos se
fueron de casa y contestan igual: “¡Estamos bien bendecidos!”
Esas personas necesitan ayuda, pero como fingen que están bien
bendecidos, cierran las puertas a toda ayuda.
Y no se diga la vida espiritual, como por ejemplo; el leer la
Escritura, se dice que se lee, pero la realidad es otra.
591 Vol. I La máscara quitada
Alejandro I, emperador de Rusia, tenía grandes deseos de que la
Biblia fuese difundida por todas las partes de su imperio.
Un día, estando de viaje, vio por una ventana una Biblia abierta
en el libro de San Mateo.
Entró en la casa y preguntó al hombre que allí estaba, si leía la
Biblia, y él respondió que sí.
Mientras salió el hombre a dar agua a los caballos del monarca,
colocó un billete de cien rublos en la carta a los Efesios capitulo 4
en donde dice: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad
cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los
otros.”
Cuando llegó la hora de partir, el emperador, dirigió algunas
palabras al hombre y emprendió su camino.
La hipocresía 11 de 16
Al cabo de un tiempo, volvió Alejandro I a pasar por allí, y otra
vez se interesó por saber si el lugareño leía la Biblia, este le
contestó otra vez que sí.
¿En qué libro va de su lectura? Preguntó el monarca.
Precisamente el día de hoy termine de leer hasta el Apocalipsis.
Entonces el monarca, acercándose a la Biblia, la abrió y buscó el
lugar donde había colocado el billete de cien rublos, y los encontró
todavía allí.
¡Mira, embustero, lo que hubieras hallado si hubieras leído la
Biblia! Y no solo esto, sino tesoros mayores que el dinero.
El lugareño recibió una buena lección, es de suponer que quedó por
mucho tiempo curado de su hipocresía.
Y puedo seguir citando más ejemplos de cómo se actúa con la
hipocresía, pero no es necesario. Ya que como se dice:
415 12500 frases célebres
Todo hombre es sincero a solas; pero, en cuanto aparece una
segunda persona empieza la hipocresía.
Ralph Waldo Emerson (1803-1882) ensayista y poeta
estadounidense.
Más bien considero necesario que entremos de lleno... A las
consecuencias que nos puede traer la hipocresía...
A lo mejor alguna gente puede llegar a pensar que no tiene nada
de malo fingir una que otra ocasión, pero tiene bastante de malo,
al fingimiento la Biblia lo llama hipocresía.
415 12500 frases celebres
Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque
ninguna simulación puede durar largo tiempo.
Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C) escritor, político y orador
romano.
579 Vol. II ilust.
Mire que hay muchas palabras que los traductores de la Biblia
encuentran muy difíciles de traducir a las varias lenguas de las
distintas naciones y tribus...
Sin embargo, hay una palabra, que no presenta ninguna dificultad,
es la palabra hipocresía.
La hipocresía es un pecado universal, el hipócrita se encuentra en
todos lados. Las tribus indias de América tienen muchas maneras
de designar al hipócrita, le llaman el hombre con doble cara, el
La hipocresía 12 de 16
hombre con dos corazones, el hombre con dos maneras de hablar,
el hombre de doble cabeza, el hombre de lengua bifurcada, el
hombre con dos lados, y el hombre con la boca recta pero el
corazón torcido.
Todas estas descripciones, ingenuamente figuradas, son
exactamente ciertas.
Si leemos detenidamente, el Señor Jesús, les habla más
duramente a los hipócritas que a los pecadores, revise usted en la
Escritura y va a mirar como el Señor les habla de una manera
diferente a los pecadores.
No porque el hipócrita no sea pecador sino por que el hipócrita no
se reconoce a sí mismo pecador.
Y cuando una persona no se reconoce a sí misma pecadora, está
impidiendo que la gracia de Dios actúe en su vida, está diciendo
yo soy justo, no necesito a ningún salvador, está gritando: “Yo no
soy pecador ¡no te necesito Dios!”
La persona hipócrita se auto-justifica, y cuando se justifica a sí
misma, es que algo está mal por dentro, la hipocresía llega a
cegar a la persona a tal grado que ya no se da cuenta que
necesita ayuda...
La hipocresía nos impide ser restaurados. La hipocresía nos aleja
de aquel que nos puede ayudar. La hipocresía nos impide caminar
en santidad.
La hipocresía nos impide crecer.
1ª de Pedro 2:1-2 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 2 desead, como
niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que
por ella crezcáis para salvación,
De manera que, sino desechamos la hipocresía, no podemos crecer
para salvación...
Miremos lo que hace la hipocresía:
Lucas 18:9-14 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y
menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 Dos
hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro
publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de
esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este
publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo
lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun
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alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a
su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se
enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Uno se auto-justifica a sí mismo creyéndose santo y el otro ni
siquiera se atrevía a alzar los ojos al cielo por que era pecador
¿quién era en este caso el que más necesitaba de Dios?
El pecador, porque él reconocía su condición y su humillaba
buscando la gracia de Dios para salir de esa condición, él decía
¡Dios se propicio a mí pecador! Ya no puedo más, te necesito
Señor, se propicio a mí, pero el otro era orgulloso, autosuficiente,
no necesitaba según él que Dios le perdonara de nada.
El mirar a un pecador y menospreciarlo creyéndonos superiores a
él en santidad, no es grato delante de Dios, la Escritura nos dice
en Gálatas 6:1 Hermanos si alguno fuere sorprendido en alguna
falta vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre considerándote a ti mismo, no sea que tú también
seas tentado.
Viene a mi mente el caso de Jimmy Swaggart, un predicador muy
famoso en los Estados Unidos, el hizo estos comentarios cuando
cayó un consiervo suyo llamado Jim Becker, el dijo así:
“Jim Becker es al cáncer en el cuerpo de Cristo” y precisamente
cuando Jimmy Swaggart estaba dando unas conferencias acerca
de Rahab la mujer ramera, salió a la luz y fue descubierto
públicamente en adulterio.
Jimmy Swaggart, tomó la misma actitud del fariseo cuando supo
que Jim Becker había caído, y al decir que Jim Becker era el
cáncer en el cuerpo de Cristo, estaba diciendo lo mismo que el
fariseo: “Dios te doy gracias, porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como ese Becker”.
Tomó la actitud farisaica, una actitud equivocada, porque Jimmy
Swaggart se mostraba justo con los demás, pero por dentro
estaba corrompido.
El Señor dice de este comportamiento en Mateo 23:27-28 ¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a
sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran
hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de
toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad,
La hipocresía 14 de 16
os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de
hipocresía e iniquidad.
Y aparte de estar el mismo corrompido, se atrevió a hacer juicio
contra su hermano caído, siendo que él estaba cometiendo el
mismo pecado;
Mire lo que dice el Señor a la persona que por lo general suele
juzgar: Mateo 7:2-5 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis
juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3 ¿Y
por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no
echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a
tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en
el ojo tuyo? 5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Romanos 2:1-3 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre,
quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro,
te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. 2
Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales
cosas es según verdad. 3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que
juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del
juicio de Dios?
Si Jimmy Swaggart se hubiese considerado a sí mismo,
reconociéndose como el publicano pecador, si se hubiese humillado
delante del que puede restaurar, el Señor le hubiese levantado,
porque dice la escritura que el poder de Dios se perfeccionará en
nuestra debilidad...
Pero si no reconocemos que hay debilidades y pecados que nos
están asediando a diario en nuestra vida ¿cómo podremos ser
ayudados por Dios? Lo mismo que les sucedió a los escribas y
fariseos, nos puede suceder si no nos cuidamos de su levadura,
que es la hipocresía.
Una persona que se sabe pecadora, y que se sabe humillar delante
del Señor, y le pide ayuda para salir victoriosa del pecado va a
ser levantada por Dios, porque dice en la parábola que leímos del
fariseo y del publicano: porque cualquiera que se enaltece será
humillado y el que se humilla será enaltecido.
El hipócrita se enaltece a sí mismo, no tiene necesidad según él
de que Dios le ayude en ningún área, pero mire lo que el Señor les
dice a los ricos espirituales que según no tienen necesidad de nada.
La hipocresía 15 de 16
Apocalipsis 16-17 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente,
te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he
enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú
eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Un cristiano, reconoce las áreas en donde está fallando y se
humilla pidiendo la gracia y la misericordia de Dios, para que le
ayude en su vida espiritual, pero un hipócrita no lo hace, porque
ellos se muestran justos a los hombres pero por dentro están
llenos de hipocresía e iniquidad.
Por ello cuando viene una persona pecadora a la iglesia y me lo
dicen no me espanto... Porque la iglesia gracias a Dios fue
fundada para restaurar al pecado, no para condenarlo.
Mateo 9:9-13 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado
Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le
dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. 10 Y aconteció que
estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos
publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron
juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Cuando vieron
esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro
Maestro con los publicanos y pecadores? 12 Al oír esto Jesús, les
dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y
no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores, al arrepentimiento.
La iglesia está pues para ayudar al pecador pero siempre y cuando
el pecador esté dispuesto a reconocerse como tal...
Hay veces que a las personas no se les puede restaurar, porque
nada más platican una parte del problema, pero la otra parte la
esconden... Y entonces así no se les puede dar el consejo de
Dios...
El pastor o responsable de una iglesia, está para ayudar a la
restauración espiritual o emocional de los hermanos o hermanas...
No está para juzgar, criticar y mucho menos condenar.
Mire lo que pude ocurrir a los hipócritas.
Job 36:13 Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira,
Y no clamarán cuando él los atare.
Isaías 33:14-16 Los pecadores se asombraron en Sion, espanto
sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el
fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas
La hipocresía 16 de 16
eternas? 15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que
aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para
no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas
sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; 16
éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de
refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
Mateo 24:50-51 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste
no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente,
y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir
de dientes.
Así que, el Señor nos pide en este día sinceridad, no debemos
fingir amor, sino amar. Y cuando le estemos fallando a Dios en
algún área, apelemos a la gracia y misericordia de Dios para que
seamos restaurados...
No critiquemos, no juzguemos y mucho menos condenemos cuando
otros hermanos fallan. Debemos ser sinceros... Como aquella
persona que trabajaba en un zoológico...
170-503
Esta persona tenía 35 años de criar y cuidar a un elefante, lo
comenzó a criar desde pequeño, y ahora este elefante era uno de
los más enormes que se había logrado...
Y de repente murió el elefante y su cuidador se puso a gritar y a
llorar de una manera desgarradora...
Se le acercó un compañero de trabajo queriéndole consolar y
conmovido le dijo:
“Realmente tu amabas mucho a ese elefante que has derramado
lágrimas por él, pero ya cálmate seguro que al ver tu amor hacía
el elefante te darán a cuidar otro”.
Y en eso le contesta: “No lloro porque amara a este elefante que
ha muerto, lloro porque me toca cavar a mí la fosa para
enterrarlo”.
¡Qué sinceridad!
Dice la escritura en: Filipenses 1:9-10 Y esto pido en oración,
que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo
conocimiento, 10 que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis
sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,
Así qué si estamos fallos en esta área, reconsideremos, pidamos
perdón al Señor y a vivir de manera auténtica, sincera.
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