V Congreso virtual de Ciencias Morfológicas
V Jornada Científica de la Cátedra Santiago Ramón y Cajal
LA COAGULACIÓN INTRAVASCULAR DISEMINADA. AVANCES EN LA FISIOPATOLOGÍA, EL DIAGNÓSTICO ANALÍTICO Y
TERAPÉUTICO Yareisy Torres Delgado1*, Heyde Delgado Pérez2 , Annie García de la Rosa3, Lina Martha
Pérez Espinosa4 , Sady Novoa Casales5, Armando Rabí O´Rreilly6.
1 Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, Especialista de Primer Grado
en Fisiología normal y patológica. Profesora asistente. Departamento de las Ciencias
Básicas Biomédicas. Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Ciencias Médicas “Dr. José Assef Yara”. Ciego de Ávila, Cuba.
2 Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, Especialista de Primer Grado
en Fisiología normal y patológica. Profesora asistente. Departamento de las Ciencias
Básicas Biomédicas. Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Ciencias Médicas “Dr. José Assef Yara”. Ciego de Ávila, Cuba.
3 Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, especialista de Primer Grado
en Embriología. Profesora asistente. Departamento de las Ciencias Básicas Biomédicas.
Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Ciencias Médicas “Dr. José Assef Yara”. Ciego de Ávila, Cuba.
4 Especialista de Segundo Grado en Embriología. Profesora auxiliar. Departamento de las
Ciencias Básicas Biomédicas. Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Ciencias
Médicas “Dr. José Assef Yara”. Ciego de Ávila, Cuba.
5 Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, especialista de Primer Grado
en Embriología. Profesora asistente. Departamento de las Ciencias Básicas Biomédicas.
Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Ciencias Médicas “Dr. José Assef Yara”. Ciego
de Ávila, Cuba.
6 Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, especialista de Primer Grado
en Urología. Profesor instructor. Hospital Provincial “ Antonio Luaces Iraola”. Ciego de Ávila,
Cuba.
* Autor para la correspondencia: [email protected].
RESUMEN
Introducción: la coagulación intravascular diseminada es un síndrome
trombohemorrágico, la complicación de una enfermedad subyacente, que contribuye a la morbimortalidad de esta última. Necesita de una constante actualización fisiopatológica,
analítica y terapéutica que permita lograr disminuir el número de muertes que la misma
produce.
Objetivo: describir desde el punto de vista fisiopatológico los avances realizados en el
diagnóstico analítico y la terapéutica de la coagulación intravascular diseminada, lo que
constituye en la actualidad un tema de gran interés, por las posibilidades terapéuticas que se abren para quién la padece.
Método: se realizó un revisión bibliográfica de la base de datos MEDLINE, ESBCO,PUDMED,
HINARI. La base de datos CUMED y LILACS nos sirvió para la revisión del tema en las
revistas médicas nacionales y el portal cubano INFOMED nos permitió acceder a libros y
revistas de autores cubanos sobre el tema, de los últimos 5 años. Desarrollo: en la coagulación intravascular diseminada se produce un aumento de la
actividad de los mecanismos hemostáticos normales, de carácter progresivo,
desencadenado por variados estímulos, que tienen como consecuencia la deposición de
fibrina en la microcirculación.
Conclusiones: el conocimiento de la fisiopatología de la coagulación intravascular diseminada ha permitido realizar un diagnóstico analítico más preciso de dicho síndrome y
con ello la implementación de un tratamiento farmacológico de apoyo al de la enfermedad
de base que disminuya en estos pacientes la respuesta inflamatoria sistémica, el daño de
órganos blancos y con ello la alta tasa de mortalidad.
Palabras clave: COAGULACIÓN VASCULAR DISEMINADA/FISIOPATOLOGÍA, COAGULACIÓN VASCULAR DISEMINADA/DIAGNÓSTICO. COAGULACIÓN VASCULAR
DISEMINADA/ TRATAMIENTO.
INTRODUCCIÓN
La coagulación es un proceso fisiológico en el que participan las plaquetas, los leucocitos, el endotelio vascular, el sistema de coagulación, el sistema de anticoagulación y el sistema
fibrinolítico, cuyo objetivo no solo es lograr que la sangre fluya líquida dentro de los vasos
sanguíneos sino también evitar la pérdida de sangre ante la lesión del endotelio vascular.(1)
La coagulación puede ser activada por diferentes factores etiológicos; esa activación está
mediada por diversas moléculas, como el factor de necrosis tumoral (TNF), la interleucina
1 (IL-1), la IL-6, la IL-8, entre otros. En la mayoría de los casos no hay complicaciones, debido a que es un proceso fisiológico que ocurre cotidianamente, sin embargo en
ocasiones, esta activación puede llegar a ser patológica. Como ocurre en la coagulación
intravascular diseminada(CID).(2,3)
El primer caso de CID fue descubierto por Dupuy en 1834; el cual observó que tras la
inyección de extractos de tejido encefálico, algunos animales desarrollaban fenómenos
trombóticos.(4)
En 1865, Trousseau publicó la descripción del primer caso bien caracterizado de CID en seres humanos; el cual notó la aparición de múltiples trombosis diseminadas en un
enfermo con cáncer avanzado y propuso que el tumor producía sustancias que favorecían
el desarrollo de fenómenos trombóticos.(5)
El hecho más importante en la historia de la CID ocurrió en 1969, cuando McKay sugirió que
independientemente de su fisiopatología, siempre se presentaba como un fenómeno secundario a un estado patológico subyacente.(6)
La CID también denominada coagulopatía de consumo o desfibrinación, se comporta como
un síndrome trombohemorrágico que complica a muchas enfermedades.(7) Representa del
9 al 19% de las admisiones a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).(8)
En un estudio realizado en la Clínica Mayo de Minnesota (Estados Unidos), se reportó que a mayor edad se incrementó la incidencia de CID en pacientes críticos, llegando alcanzar
una incidencia de más de 100 casos por 100.000 habitantes por año en hombres mayores
de 80 años. Con respecto a la mortalidad, está varío dependiendo de la ubicación
geográfica y hospitalaria, la edad del paciente, los criterios diagnósticos y la causa del
trastorno hemostático, reportando una mortalidad entre un 22 y 46%.(8)
Por tratarse de un fenómeno secundario, la epidemiología y las características sociodemográficas de los pacientes son las mismas de los trastornos patológicos de base
que favorecen su aparición, por tal motivo los estudios sobre la incidencia general de esta
complicación son limitados.(9,10)
Cuba no queda exenta de dicha situación, al igual que la provincia de Ciego de Ávila y esto
se debe a que la CID depende de una causa desencadenante.
Las causas más frecuentes son en primer lugar los traumas, los cuales representan del 50
a 75%, por la gran necrosis tisular que generan,(11 )en segundo lugar las complicaciones
obstétricas como el abruptio placentae, embolismo amniótico, feto muerto y retenido, las
mismas representan más del 50 % porque el tejido placentario es una rica fuente de tromboplastina tisular, que puede activar la cascada de la coagulación.(12) En tercer lugar de
frecuencia están las infecciones y sepsis por gérmenes gramnegativos, en menor medida
por gérmenes grampositivos, microorganismos fúngicos, virales,(13) cerca de 20 al 40% de
los pacientes con sepsis padecen dicha entidad, generando altas tasas de mortalidad, que
varía según el grado de la severidad de la sepsis; sin embargo, puede alcanzar cifras de 28.6%.(14)
En cuarto orden de frecuencia están las neoplasias como los adenocarcinomas,
representando el 7% y las leucemias como la linfoblástica aguda (LLA), frecuente en niños,
del 15% al 20% de estos pacientes desarrollan la CID, también en más del 90 % de los
pacientes con leucemia promielocítica (M3).(9,15) Existen otras causas esporádicas como las malformaciones vasculares, reacciones
inmunológicas y tóxicas, shock con acidosis severa/hipotermia/ hipoxia sostenida de la
microvasculatura.(15)
Por ser la CID la complicación de una enfermedad subyacente, que contribuye a la
morbimortalidad de esta última,(16) necesita de una constante actualización fisiopatológica, analítica y terapéutica que permita lograr disminuir el número de muertes que la misma
produce.
Teniendo en cuenta los argumentos presentados con anterioridad se plantea como
Objetivo
Describir desde el punto de vista fisiopatológico los avances realizados en el diagnóstico analítico y la terapéutica de la coagulación intravascular diseminada, lo que constituye en
la actualidad un tema de gran interés, por las posibilidades terapéuticas que se abren para
los pacientes que la padecen.
Método
La estrategia utilizada para la revisión bibliográfica se basó en la búsqueda de trabajos
originales, artículos de revisión, monografías, guías de práctica clínica y libros de texto en
español e inglés de los últimos 10 años, teniendo en cuenta que la temática estudiada
alcanzó su máximo desarrollo en estos años.
Los criterios de búsqueda fueron: CID y fisiopatología. CID, diagnóstico de laboratorio y tratamiento farmacológico.Para realizar la búsqueda nos auxiliamos de las bases de datos
MEDLINE, ESBCO,PUDMED, HINARI, también revisiones en sitios Web de reconocido
prestigio científico.
La base de datos CUMED y LILACS nos sirvió para la revisión del tema en las revistas
médicas nacionales y el portal cubano INFOMED nos permitió acceder a libros y revistas de autores cubanos sobre el tema, de los últimos 5 años.
Desarrollo
La CID se caracteriza por el aumento de la actividad de los mecanismos hemostáticos
normales, de carácter progresivo, desencadenado por variados estímulos, que tienen como
consecuencia la deposición de fibrina en la microcirculación.(17)
La fisiopatología de dicho síndrome se divide en cinco pasos:(18,19)
1- Primeramente se produce la activación de la cascada de la coagulación, la cual se inicia tras la activación de la vía extrínseca de la coagulación, el factor tisular producido por las
células lesionadas, los macrófagos o las células neoplásicas estimulan la activación del
factor VII y esto conduce finalmente a la producción de trombina.(18,19)
2- Posteriormente ocurre la generación de trombina, la cual induce agregación de las
plaquetas y convierte el fibrinógeno en fibrina, es por lo tanto, responsable directa de la
aparición de trombos difusos en la circulación. (18,19)
3- En tercer lugar aparece la estimulación de la fibrinólisis, ya que cada vez que se activa
la cascada de la coagulación comienzan a operar, de forma simultánea, los mecanismos
encaminados hacer fibrinólisis, la plasmina, que es el efector principal de la fibrinólisis
endógena, tiene la capacidad de destruir los complejos de fibrina que se depositan en la
circulación. Tras la interacción plasmina-fibrina, se liberan sustancias que normalmente no están presentes en el torrente sanguíneo, las cuales se comportan como neoantígenos que
secundariamente estimulan la respuesta inflamatoria del individuo. El más importante de
estos productos de degradación de la fibrina es el dímero D, que es fácil de medir y fiel
reflejo de la activación fibrinolítica.(18,19)
4- Ocurre la activación de la respuesta inflamatoria, la misma se produce en cada una de las etapas mencionadas con anterioridad. La inflamación que inicialmente se presenta
asociada al proceso patológico subyacente, provoca la liberación de citocinas pro- inflamatorias como el factor de necrosis tumoral α(TNFα), el cual favorece la estimulación
del sistema del complemento. Se liberan además las interleucina 1 y 6 que producen daño
endotelial con liberación de sustancias vasoactivas a partir del endotelio vascular dañado,
lo cual facilita la aparición de trombos.(18,19)
5- Por último el daño de órganos blancos, debido a que todos los fenómenos mencionados
conducen a la disfunción de los distintos órganos, esta disfunción múltiple es la responsable
de las manifestaciones clínicas.(18,19)
Las neoplasias, complicaciones obstétricas, quemaduras, traumas donde se produce daño
tisular, con una deficiencia relativa del inhibidor del factor hístico(TFPI), permiten la liberación del factor tisular (FT) es casi siempre el mecanismo iniciador que activa la
coagulación a través de la vía extrínseca. El FT es una glucoproteína de membrana que
activa el inicio de la cascada de las serinproteasas del proceso coagulativo, en condiciones
normales se encuentra en la epidermis, dermis, tracto digestivo, sistema nervioso central
y el miocardio.(20)
Su expresión por monocitos, células del endotelio vascular, células malignas de tumores sólidos y leucemias es inducida por endotoxinas bacterianas y mediadores celulares de la
respuesta inmune principalmente linfocitos T.(20)
Otros estímulos como la sepsis que provocan daño endotelial dan lugar a la liberación de
endotoxinas, las cuales no solo producen liberación del factor tisular sino también provocan un cambio conformacional en la porción N- aminoterminal del factor XII, activando la vía
intrínseca, la vía común, la generación de trombina y la formación del coágulo de fibrina, el
cual se deposita en la micro y macrocirculación, provocando mayor agregación plaquetaria,
disminución del flujo sanguíneo, daño isquemico y orgánico.(13,20)
Con respecto a la respuesta inflamatoria actualmente se ha asignado un papel prominente a las trampas extracelulares de neutrófilos (NETs) compuestas por ADN nuclear
desnaturalizado proveniente de células dañadas, proteínas catiónicas(histonas),
enzimas(elastasa, mieloperoxidasa, catepsina G) y factor tisular. Las NETs tienen la
capacidad de promover apoptosis de células endoteliales, agregar plaquetas, activar
trombina y formar fibrina. Un modelo in vivo de sepsis en ratones ha mostrado que el eje NETs-plaquetas-trombina promueve la coagulación intravascular y la hipoperfusión de la
microvasculatura.(13)
Por todo lo anteriormente descrito no existe una prueba analítica única que sea
suficientemente sensible o específica para el diagnóstico de CID, exámenes como el
recuento de plaquetas, tiempos de coagulación, concentración de fibrinógeno, el tiempo de
trombina, suelen ser inespecíficos.(18)
La determinación de productos de degradación de la fibrina(PDF) y dímero D, confirman
una situación de hiperfibrinólisis debida a la generación de plasmina, estas pruebas son
sensibles, ya que su presencia se observa en el 95% de las CID. El incremento de dímero
D refleja productos de degradación de la fibrina polimerizada. La combinación de PDF y
dímero D en un paciente con sospecha clínica de CID es casi 100% específica de este síndrome.(18)
El frotis de sangre periférica puede mostrar la presencia de hematíes fragmentados
(esquistocitos) en aproximadamente el 50% de los casos. El grado de microangiopatía es
menos grave que el que se observa en la púrpura trombótica trombocitopénica.
Otras pruebas de laboratorio como la determinación complejos trombina-antitrombina y plasmina-antiplasmina son técnicamente más complejas y por lo tanto de menor aplicación
práctica, sin embargo actualmente existen más de 150 biomarcadores a los que se le ha
atribuido gran utilidad para el diagnóstico precoz de dicho síndrome, porque están
presentes desde etapas tempranas de la CID.(18,21)
Técnicas de laboratorio, como los biochips, han participado en la identificación de numerosas proteínas, como interleucina(IL)-2, IL-4, IL-6, IL-8, IL-10, factor de
crecimiento endotelial vascular (VEGF), interferón g (IFNg), factor de necrosis tumoral α(TNFα), IL-1a, IL-1b y factor de crecimiento epidérmico (EGF), de manera que puedan
analizarse simultáneamente.(18,21)
También se han propuesto dos nuevos predictores de gravedad en estados agudos en
donde se manifiesta la coagulación intravascular diseminada, ellos son la angiopoyetina 2, el cual es un factor de la angiogénesis, que participa en la unión e inhibición del receptor
Tie-2 en las células endoteliales, que se han relacionado con la alteración del endotelio, la
hemorragia y la tirosina cinasa 1 que es un receptor en función del factor de crecimiento
placentario y VEGF. Ambos son marcadores de disfunción endotelial y se han relacionado
con enfermedades como pancreatitis aguda e insuficiencia y lesión renal aguda.(7,22)
Para el tratamiento de dicho síndrome hay que tener en cuenta la enfermedad subyacente,
aunque no es suficiente, ya que una vez instaurada la CID, produce una respuesta inflamatoria sistémica que puede progresar, siendo preciso el tratamiento de apoyo con el
fin de reducir la alta tasa de mortalidad.(7,13)
Como tratamiento de apoyo se utilizan los inhibidores fisiológicos de la coagulación, estudios realizados en un modelo de sepsis en primates demuestran que la heparina es
efectiva en la prevención de la CID, pero ineficaz en la prevención del shock y la muerte.(13)
La proteína c activada(PCA) inhibe la activación de los monocitos inducida por endotoxinas,
lo que disminuye la producción de citocinas y la expresión del receptor de la endotoxina en
la superficie celular, sin alterar las funciones antibacterianas del monocito. En un modelo
de distrés respiratorio del adulto inducido por endotoxinas en ratas, la PCA previno la lesión pulmonar y la infiltración por leucocitos, independiente de su función anticoagulante.(23)
Además a nivel humano se ha demostrado su efecto beneficioso en 2 ensayos clínicos
controlados en fase II, con PCA recombinante, en este ensayo se demostró que redujó la
duración de la ventilación mecánica, del shock, del tiempo de permanencia en la unidad de
cuidados intensivos y de los días de ausencia de respuesta inflamatoria sistémica. Un ensayo en fase III, aleatorizado y controlado con placebo, demostró una reducción
significativa y más rápida del dímero D y una disminución de la interleucina 6. Sin embargo
esta contraindicada en pacientes con trombocitopenia menor de 50 × 109/l, por el riesgo de
hemorragia.(13,21, 22)
También en un ensayo clínico en fase III, aleatorizado y doble ciego, sobre seguridad y
eficacia de la trombomodulina recombinante (ART123) en la CID asociada a tumores o
infección, demostró que a dosis de 0,06 mg/kg durante 30 minutos una vez al día, fue significativamente superior a dosis bajas de heparina sódica, con menos complicaciones
hemorrágicas.(23)
La antitrombina (AT), un inhibidor de la trombina y el factor X, funciona como marcador de
laboratorio para CID pues su consumo se asocia con la activación de la coagulación, por lo
que su suplemento logra regular la alteración.(25)
La Japanese Society of Thrombosis Hemostasis y la Japanese Society of Intensive Care
Medicine la recomiendan en CID derivada de sepsis, con algunos estudios demostrando
efectividad.(26) A pesar de esto, la Italian Society for Haemostasis and Thrombosis no
recomienda el uso de AT ni de trombomodulina recombinante humana (rhTM) en estos casos, ellos lo argumentan explicando que al ser un cofactor de la heparina, su actividad
aumenta al combinarse con esta, al igual que en los estados de acidosis.(27,28) En Japón la
AT y la rhTM son la vanguardia como monoterapia del tratamiento anticoagulante en CID,
pero en combinación, se ha demostrado mayor efectividad y seguridad.(29)
La rhTM actúa como anticoagulante por la vía de la proteína C activada, está en evaluación
para ser aprobada en países diferentes a Japón, aunque, como con la AT, inquieta el riesgo
de sangrado.(30) Incluso con estas preocupaciones, estudios clínicos han indicado una disminución de la mortalidad con el uso de rhTM, con una supervivencia de 64,1% y 70,7%
en los grupos estudiados, cuenta con propiedades antiinflamatorias al interferir con la
activación del complemento, se administra intravenosa y se elimina por los riñones.(23,33)
De hecho, en una investigación realizada en neonatos y comparada con pacientes adultos, se mostró mejoría en las pruebas de laboratorio con disminución en los niveles de
productos de degradación de la fibrina y aumento en el conteo de plaquetas y la actividad
de AT.(33)
Tang y colaboradores(15) realizaron un estudio en animales, en el que evidenciaron el papel
protector del atractilenolido I componente bioactivo de una planta china, sobre la CID
inducida por lipopolisacáridos bacterianos, mejorando la coagulación y suprimiendo la
inflamación, con la disminución de la expresión del factor de necrosis tumoral α, reduciendo
el daño de órganos y aumentando la tasa de supervivencia.
En el tratamiento farmacológico también se utilizan los fármacos antifibrinolíticos como el
ácido tranexámico, el cual es una sustancia que inhibe la fibrinólisis endógena; se fija al sitio activo del factor tisular activador del plasminógeno y evita así la generación de
plasmina que finalmente degrada los complejos de fibrina, su uso se reserva para el
tratamiento de los casos subagudos de la enfermedad en los que no sea posible corregir el
factor etiológico de base, como son los grandes aneurismas o malformaciones
arteriovenosas inoperables.(10)
Existe actualmente la implementación en el tratamiento de citocinas antiinflamatorias,
entre las que se debe destacar no sólo la IL-10, sino también la IL-4, la IL-12, y la IL-13.
IL-10 de origen linfocitario, posee notables propiedades antiinflamatorias, ya que es capaz
de inhibir, al menos in vitro, la producción de citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral α, la IL-1b, la IL-6 y la IL-8. Aunque aún no se conoce su importancia real
en la sepsis, parece que puede jugar un papel protector, su administración redujó la
mortalidad y su neutralización la incrementó, en un modelo de endotoxemia en ratones,
además puede jugar un papel directo en la modulación de la hemostasia al inhibir la
expresión monocitaria del FT.(15,34)
Conclusiones
La CID es un síndrome trombohemorrágico, es la complicación de una enfermedad
subyacente, que contribuye a la morbimortalidad de esta última, debido a eso su incidencia
es limitada, dependiendo de la causa desencadenante.
La búsqueda continúa sobre el conocimiento de la fisiopatología de dicho síndrome ha
permitido realizar un diagnóstico analítico más precoz, preciso y con ello la implementación
de un tratamiento farmacológico de apoyo a la enfermedad de base que disminuya la
mortalidad en los pacientes que la padecen.
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