La amada, desde un punto de vista literal, en algunas partes de “20 poemas de amor y una canción desesperada”
Jun Isa Santa Cruz
Centro Minero de Altos Estudios Literarios
A Daysi Sally, por los momentos regalados en la niñez, y por esa pequeña luz de la juventud.
Al hablar sobre un poeta tan universal, tan estudiado y, en algunos aspectos, tan
complicado, como lo es Pablo Neruda, recordamos lo que dijo el místico y panteísta
irlandés Juan Escoto Erígena: “Que las escrituras encierran un número ilimitado
de sentidos.” Y lo que también, siglos después, un cabalista español dijo: “Dios
escribió las escrituras para cada uno de los hombres de Israel, y por consiguiente
hay tantas Biblias como lectores de la Biblia.” Y Borges añade: “que el mismo
libro que fundo el cristianismo, también fundo el judaísmo, el protestantismo, y
todas las sectas y religiones que tienen a Jesús o a Dios como máximo
representante” Partiendo de estas apreciaciones filosóficas sobre la interpretación
de un texto nos aventuramos a buscar una interpretación que quizá no es la
interpretación del poeta al momento de escribir, pero es la interpretación que damos
desde nuestros sentidos y sentimientos, que son el lugar donde nacen, según los
antiguos griegos, todo tipo de conocimiento.
Neruda, en 1924, publica uno de los libros más leídos en la historia de la humana,
uno de esos libros que marcaron un antes y un después dentro de la literatura
latinoamericana. Esto lo digo sin menoscabar la gloria que alcanzaron, con meritos
propios, ya en ese tiempo, Vallejo y Rubén Darío. Pero Neruda va más allá de
ambos, Proporciona la musicalidad que le faltaba a los versos tan humanos de
Vallejo y a la poesía vívida de Darío. Recordemos lo que dijo sobre él García Lorca,
su gran amigo, compañero de grandes batallas contra el fascismo y la dictadura que
atacaron España, «Pablo es un poeta lleno de voces misteriosas que
afortunadamente él no sabe descifrar» Neruda, el gran poeta chileno, supo jugar
con las palabras de una manera inusual. Todo lo que hablaba, todo lo que escribía, y
me atrevo a pensar, todo lo que pensaba, tenía una melodía, una canción, o algún
tipo de música celestial, que aún no comprendemos pues sólo somos seres humanos.
Pero volvamos a “20 poemas de amor y una canción desesperada” el libro de un
joven provinciano, el libro de un amante frustrado, el libro, que para muchos, es el
más sonoro, y más melódico del mundo.
La amada, tan abstracta, tan escondida, tan irreal, aparece de manera lejana en cada
uno de los versos, se siente su ausencia en cada párrafo, en cada línea. Aparece, en
el primer poema, comparada con el “mundo en su actitud de entrega” es una mujer
dadivosa, una mujer con una entrega suprema, una mujer a la que se le puede decir:
“para sobrevivirme te forje como un arma, como una flecha en mi arco, como una
piedra en mi hunda.” Pero va más allá del sólo recibir amor y protección, va mucho
más allá. El amor que siente transforma, a esa mujer, en un tótem, en algo divino.
Pero el mismo poeta responde, verso antes, por que la amaba tanto: “fui sólo como
un túnel, de mí huían los pájaros y en mí la noche entraba su invasión poderosa.”
Estaba sólo, no hay duda. Sentía, ese extraño sentimiento que, en palabras de Víctor
Hugo, “Que triste esta el amor, cuando sufre por el amor.” la mujer alabada en
los versos anteriores la había sacado de ese mundo, en los versos finales, cosa
curiosa, es la causante de un dolor más profundo, un dolor más desgarrador:
“oscuros causes dónde la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y el dolor infinito” su
camino, sin la presencia del ser que ama, sin saciar su sed, le hacen conocer un dolor
infinito, un dolor indescriptible. Siente o mejor dicho piensa devolverle el daño,
pero no puede, y concluye: “Pero cae la hora de la venganza, y te amo”. Víctor
García, reflexiona sobre estos versos y dice: “es más fácil morir por el que se ama,
que matar al que se ama.” Y eso, en el primer poema de Neruda, se refleja de una
manera sin igual. La amaba tanto que no podía vengarse.
Pero no siempre fue dolor, no siempre tristeza. En el poema 8 le suplica: “márcame
tu camino en tu arco de esperanza” quiere caminar por él, quiere estar cerca de
ella. Por que ella es “muñeca, caracola terrestre” es tanto el amor que le tiene que
llega a pensar: “en ti la tierra canta, en ti los ríos cantan.” Pero da la sensación de
que, ya en ese momento, no la tiene, de que aún en su felicidad él esta sólo es por
eso que compara sus brazos con una piedra transparente. La, a ella, culpa de sus
horas perseguidas.
Pero esta soledad evoluciona, crece. La necesidad de tenerla cerca, mientras se aleja.
Hace que diga en el poema 18: “amo lo que no tengo, estas tú tan distante” pero no
sólo eso, el frió penetra más adentro, enfría su alma. En su desesperación grita, o
quizá llora con estas palabras. “sólo, a veces amanezco y hasta mi alma esta
húmeda” pero a pesar de que no tiene esperanzas, a pesar de que sabe que esta
“olvidado como las tristes anclas” la ama tanto, las esperanzas no se mueren, las
esperanzas están ahí y estas cosas le hacen decir: “Aquí te amo y en vano te oculta
el horizonte. Te estoy amando aún entre estas frías cosas.” Pero en su corazón, o
alguna parte del cerebro que provoca la tristeza, se siente sólo, frente al mar
esperando. Manda muchos mensajes “que viajan en barcos graves, que corren por
el mar, a donde no llegan” o que quizá ella no sabe entender. No está, por lo menos
no esta cerca, pero todo la recuerda, el mar, las anclas, la tarde, “le miran con sus
ojos las estrellas más grandes” y los pinos, en el viento, quieren cantar su
nombre con hojas de alambre”.
Los defensores del indigenismo propagaron una idea, que en el poema 6 salta a la
vista. “La Tristeza en el indio, en el hombre andino, en el hombre americano, se
llama nostalgia” nostalgia por la tierra que se pierde, la nostalgia por mujer que se
va. El narrador, en primera persona, del poema, siente esta nostalgia en su alma
andina, en su cosmogonía andina. “te recuerdo como eras en el último otoño” la
recuerda en su ultima estancia feliz. Vive del pasado, añora el pasado. Quiere volver
a ese pasado. Pues la amada era “la boina gris y el corazón en calma” todos sus
profundos anhelos, su profundos deseos, vuelven a la etapa feliz, a la etapa
inolvidable, a la mejor etapa. La recuerda con estas palabras; “tu recuerdo es de luz,
de humo, de estanque en calma y las hojas secas de otoño giraban en su alma”.
Uno de los mas desgarradores poemas de nuestro idioma es, sin duda, “Una Canción
desesperada” una poesía que por su musicalidad triste y sus versos sangrantes son
las culpables de ríos lagrimas. El narrador, el amante no correspondido, el amante
olvidado por su amada, grita estos versos: “Carne, carne mía, mujer que amé y
perdí. A ti en esta hora húmeda evoco y hago canto” es su carne, parte de él, parte
de su vida, parte de su alma. El dolor es tan grande, la perdió. La húmeda hora, la
hora frente al mar, en el muelle, hacen que nazca una canción desesperada a la mujer
que no se recuperará. El sentimiento que acumulado, el dolor acumulado le hacen
sentirse “abandonado como los muelles en el alba”, como un mar solitario, como
un ser en la nada. Y la mujer está más “allá de todo”, más allá del bien y del mal. El
narrador, en su desesperación, recuerda, como en cada uno de los poemas, atributos
de ella. “era la sed y el hambre y tú eras la fruta” “no se como pudiste contenerme
en la piel de tu alma” pero la culpa de su destino. Ella es la culpable, desde sus
ojos, de todo el dolor que sufrió, es por eso que: “todo en ti fue naufragio” se repite
tantas veces, como dolores tuvo. Cree que en ella “se acumularon las guerras y los
vuelos” ella fue quien absorbió todos sus momentos felices, todas sus horas felices.
Por eso recuerda “todo te lo tragaste”. El lamento por una mujer, viaja, sin estar
presente todo el tiempo, por cada uno de los poemas. Por cada uno de los versos.
Está ahí.
Pero toda esta musicalidad, todos estos versos amorosos, son la primera parte, sólo
una de las caras de Neruda. Él, el gran poeta, también alza su voz contra todo lo que
no era del pueblo. Los estudiosos dicen que después de la guerra civil española nace
el verdadero Neruda que ahora hace sentir su disgusto y su rivalidad contra los
nazis, contra el fascismo. Pero brinda su amor por el pueblo, por rusa, por las ideas
comunistas, no quiero hacer con esto una apología al terrorismo. En su Canto a
Stalingrado podemos ver esa evolución de pensamiento y una evolución de sonidos,
que serán motivos de estudios posteriores.
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