LA HISTORIA DE QUITO
La historia de Quito se remonta a los primeros habitantes que poblaron las regiones
orientales del Distrito alrededor del año 1030 a.c., en el sector del Inga. Si bien existen
restos arqueológicos que demuestran que la ciudad estuvo poblada durante siglos, se
desconoce el momento exacto de su fundación. La historiografía comienza sus relatos a
partir del período formativo con la llegada de los Caras y su mezcla con los antiguos
Quitus.
Más adelante con la llegada de los Incas, Quito se convertiría en el eje más importante de la
zona norte del Tahuantinsuyo y la segunda capital de imperio Inca. El 6 de diciembre de
1534 la ciudad sería conquistada por los españoles y es, a partir de esa fecha, que se
considera su fundación. Durante la colonia sería el centro político del actual Ecuador, la
segunda ciudad en ser fundada en territorio ecuatoriano y desde aquella época la capital y
principal urbe de la nación.
Uno de los capítulos más controversiales en la historia capitalina es el relacionado con el
Reino de Quito, mencionado por el Padre jesuita Juan de Velasco en su Historia publicada
en el siglo XVIII. En ella se habla de un reino casi mítico conformado por las etnias Quitu
y Caras. Si bien las actuales evidencias arqueológicas nos ayudan a entender que como tal
un reino de las características que describe el historiador no fueron posibles, si sabemos que
dos importantes confederaciones como los Kitu, asentados en las laderas del Pichincha, y
los Caras procedentes de la Costa, habitaron la zona a la llegada de los incas.
Para los incas, esta región parece haber tenido una importancia desde el punto de vista
sagrado. La geografía de la ciudad era diferente a la actual. Las investigaciones nos revelan
que gran parte de la zona que hoy ocupa el Centro Histórico fue ocupada en tiempo del
incario. Hacia el norte se encontraba la laguna de Iñaquito y hacia el sur la laguna de
Turubamba. De la montaña sagrada descendían numerosas quebradas, muchas de las cuales
alimentaban a la población con sus manantiales y chorreras. Dentro de la cosmovisón inca,
el jaguar jugaba un papel protagónico por ser considerado como el animal más fuerte y por
ello asociado con el fuego y la fuerza. De ahí el porqué la mayoría de ciudades incas tenían
la forma del felino.
Las investigaciones revelan que gran parte de la zona que hoy se halla asentado el Centro
Histórico fue ocupada en tiempo del incario. La forma de la ciudad se asemejaba a un
jaguar, símbolo sagrado para aquél pueblo, razón por la cual la mayoría de ciudades incas
tenían la forma del felino. Los límites de la ciudad incaica de sur a norte eran: la loma del
Yavirak o Shungu Loma (hoy Panecillo), donde se encontraba el templo del sol, hasta la
loma del Huanakauri (hoy el barrio de San Juan) donde estaba el templo de la luna. De este
a oeste se extendía entre el Pichincha y la loma del Itchimbía. Debajo del actual convento
franciscano se encontraba el palacio de Huayna Cápac y en la Plaza Grande, el palacio de
Atahualpa. El Aclla Huasi o "templo de las escogidas", ubicado hoy en el actual Convento
de Santa Catalina.
La conquista inca de esta región fue iniciada por Túpac Inca Yupanqui, hijo de Pachacútec
el fundador del imperio incaico. Y fue Huayna Capac, hijo del primero, el primer inca que
estableció su residencia en tierras quiteñas en Tomebamba, la actual ciudad de Cuenca.
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