Un viejo estanque:salta una rana ¡zas!qué chapaleo.
Admirableaquel que ante el relámpagono dice: la vida huye.
Este caminonadie ya lo recorre,salvo el crepúsculo.
Matsúo Basho
El luchador, a la vejez,cuenta a su mujer el combateque no debió perder.
Nada se mueve,ni una hoja: inquietanteyace el bosque en verano.
Frío en la alcobaal pisar tu peine, mi muerta esposa.
Yosa Busón
Para el mosquitotambién la noche es larga,larga y sola.
Al Fuji subesdespacio -pero subes,caracolito.
No la aplastes.La mosca se frotamanos y patas.
Kobayashi Issa
El mono me mira:¡quisiera decirme algo que se le olvida!
Trozos de barro:por la senda en penumbrasaltan los sapos.
Peces voladores:al golpe del oro solarestalla en astillas el vidrio del mar.
José Juan Tablada
El mundo cabeen diecisiete sílabas:tú en esta choza.
Octavio Paz
Sobre la campana del temploposada, dormida¡una mariposa!
Yosa Buson
Las montañas y el jardínse van adentrandohasta mi habitación en verano.
Matsuo Basho
El cuervo horrible¡qué hermoso esta mañanasobre la nieve!
Matsuo Basho
Un aguacero.Se agarran a las yerbaslos gorriones.
Yosa Buson
El ruiseñorposado en el ciruelodesde hace siglos
Uejima Onitsura
Las mariposasescoltando a las niñas,detrás, delante
Kobayashi Issa
Trozos de barro:por la senda en penumbrasaltan los sapos.
Juan José Tablada
¡De amarillo calabaza,en el azul, cómo subela luna sobre la plaza!
Antonio Machado.
Está el árbol en flor.Y la noche le quita, cada día,la mitad de las flores.
Juan Ramón Jiménez
Sobre la arenaescritura de pájaros:memorias del viento.
Octavio Paz
Cuando mis ojosse cierran y se abrenTodo ha cambiado.
Octavio Paz.
Los tranvías precoces,en mangas de camisa,despiertan la mañana urbana.
Guillermo de Torre
oscuro unánimesólo queda un farolque pide auxilio
Mario Benedetti
La noche, con su café,Desveló al aguaY al viento.
Emilio Prados
La mariposa revoloteacomo si desesperaraen este mundo
Kabayashi Issa
El hombreQue está labrando la tierra Parece inmóvil
Mukai Kyorai
La vieja mano,Sigue trazando versosPara el olvido
Algo me han dichola tarde y la montaña.Ya lo he perdido.
La vasta nocheno es ahora otra cosaque una fragancia.
Hoy no me alegranlos almendros del huerto.Son tu recuerdo.
Desde aquel díano he movido las piezasen el tablero.
El hombre ha muerto.La barba no lo sabe.Crecen las uñas.
Ésta es la manoque alguna vez tocabatu cabellera.
Jorge Luis Borges