GEORGE R.R. MARTIN
Choque de Reyes
Cancin de Hielo y Fuego / 2
1) GIGAMESH
2
Ttulo original:
A Clash of Kings
Primera edicin: noviembre
del 2003
Primera reimpresin: mayo
del 2004
Segunda reimpresin: mayo
del 2005
1998, George R.R. Martin
Mapas: James Sinclair
Smbolos herldicos: Virginia
Norey
Traduccin del ingls:
2003, Cristina Maca
Ilustracin de cubierta:
3
2003, Corominas
Derechos reservados en
lengua castellana:
2003, Alejo Cuervo editor
Ediciones Gigamesh
C/. Ausias March, 26, desp.
44 08010 Barcelona
Fotomecnica e impresin:
INO Reproducciones, S.A.
Ctra. de Castelln, km. 3,8
Polgono Miguel Servet Nave
13
50013 Zaragoza
ISBN: 84-932702-2-9
Depsito legal: Z-910-2005
Printed on acid-free paper
Impreso en papel libre de
4
cido
Printed in Spain
Impreso en Espaa
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PRESENTACIN
George R.R. Martin lo ha
conseguido. Tras unos
prometedores comienzos con
novelas como Muerte de la
luz o Sueo del Fevre, su
carrera conoci un eclipse
por el fracaso comercial de
Armageddon Rag, un ajuste
de cuentas con los aos
sesenta a ritmo de rock'n'roll.
Reciclado en guionista de
series de televisin y
coordinador de las antologas
colectivas Wild Cards, Martin
pareca perdido para la
literatura fantstica,
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demasiado ocupado en
ganarse el pan como para
intentar seducir de nuevo a
un mercado que haba
rechazado sus obras ms
refinadas. Pero los primeros
volmenes de la Cancin de
Hielo y Fuego lo cambiaron
todo.
En ellos, Martin vuelve al
fantstico para vengarse: por
un lado, suponen la cima
creativa de un autor cuya
vala nunca fue puesta en
duda; por otro, han atrado
por fin a ese pblico masivo
que hasta ahora se mostraba
esquivo. Libro a libro, la
Cancin de Hielo y Fuego ha
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ido reuniendo a una enorme
cantidad de seguidores que
devoran cada nueva entrega
y amenizan la espera de las
siguientes releyendo las
anteriores, debatiendo en
foros de Internet los ms
oscuros acontecimientos de
la serie e interpretando las
pistas ms vagas con las que
Martin ha ido sembrando sus
tramas. La Cancin de Hielo
y Fuego amenaza incluso, a
decir de sus ms fervientes
admiradores, con desbancar
a El Seor de los Anillos de
su podio de mejor obra
fantstica de todos los
tiempos (lo que constituye
8
una evidente exageracin,
pero refleja los extremos de
entusiasmo a los que
conduce Martin). Todo un
xito de crtica y ventas,
conseguido tras dcadas en
el oficio.
Y sin embargo, en
apariencia la Cancin de
Hielo y Fuego no se
diferencia demasiado de
otras sagas picas
interminables: con el mismo
escenario pseudomedieval y
mgico, el mismo argumento
enrevesado con personajes
que vagan de un lado para
otro, y el mismo conflicto
cosmolgico entre la luz y las
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tinieblas. Todo esto es cierto,
y sin embargo, quien lo
afirme evidentemente no ha
ledo la serie.
El mundo que Martin
despliega ante nuestros ojos
hunde sus races en
referencias histricas:
Poniente es una imagen
especular de Gran Bretaa, y
las principales familias, los
Stark y los Lannister,
remedan a los York y los
Lancaster de la Guerra de las
Rosas; la perdida Valyria,
medio Roma, medio
Atlntida; las oleadas de
antepasados que hacen las
veces de celtas, sajones y
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normandos; los jinetes de las
estepas que recuerdan a los
mongoles, los guerreros de
las Islas de Hierro a los
vikingos... Pronto
descubrimos otra interesante
caracterstica: que, al
contrario que en las series de
la estela de Tolkien, en la
Cancin de Hielo y Fuego la
magia no est
desapareciendo, sino que
est regresando, tras un
largo hiato llamado verano y
acompaando a la llegada del
temido invierno que resuena
en el lema de los Stark.
Adems, Martin introduce
una apreciable ambigedad
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moral. Ciertamente, al
comienzo de la partida hay
personajes ms y menos
agradables, y motivos ms y
menos nobles para actuar.
Pero a lo largo de la serie
veremos que rara vez los
mejores personajes llegan a
convertirse en hroes, que
los ms perversos pueden
causarnos tanta o ms
simpata, y que ni la astucia
ni la nobleza, ni los ejrcitos
ni la magia son suficientes
para asegurar que un jugador
del juego de tronos no ser
barrido del tablero a las
primeras de cambio.
La principal herramienta
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con la que Martin opera estos
cambios de rumbo, y la base
de la capacidad de
entretenimiento y sorpresa
de su Cancin de Hielo y
Fuego, es la narracin desde
sucesivos puntos de vista de
personajes concretos. En
cada volumen contamos con
un grupo de personajes cuyas
peripecias seguiremos a
travs de un narrador en
tercera persona pero
colocado sobre el hombro de
cada uno, sin atisbos de
omnisciencia. Cada captulo,
presidido por el nombre del
personaje al que sigue, nos
proporciona ms informacin
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sobre lo que va pasando,
pero al mismo tiempo nos
ciega temporalmente ante
las otras tramas. Al contrario
que en los best-sellers al uso,
este cambio constante de
punto de vista (que siempre
hace que lamentemos
cuando acaba uno, para
vernos absorbidos
rpidamente por el siguiente)
no provoca una
multiplicacin de las pginas
al reiterar acontecimientos,
sino que progresa a lo largo
del tiempo, de forma que
algunos de los grandes
sucesos de la serie se
presencian de refiln (la
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ejecucin de cierto
protagonista al final de Juego
de tronos), o directamente se
refieren de forma elptica
(algunas de las grandes
batallas de este Choque de
reyes... pero no todas).
Amplia, ambiciosa, bien
narrada y absolutamente
adictiva, el nico pero que se
le puede poner a la serie a
da de hoy es su condicin de
obra sin terminar.
Comenzada en 1996, no est
previsto que Martin la
termine hasta dentro de otros
cuatro o cinco aos. El autor,
adems, se enfrenta al
desafo de competir no slo
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consigo mismo, haciendo el
argumento cada vez ms
interesante, sino con las
expectativas de sus activos
lectores, que en los foros de
Internet parecen haber
previsto cada posible
desarrollo y cada desenlace
de cada trama en los tres
volmenes siguientes.
No obstante, a los que
estamos rendidos ante la
pericia de Martin esto no nos
importa demasiado. Slo
deseamos una cosa: tener
pronto en nuestras manos el
siguiente volumen.
LUIS G. PRADO
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A John y Gail, por toda la
comida
y el aguamiel que
compartimos.
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Ms detalles, ms
demonios.
En esta ocasin,
los ngeles que me
ayudaron a acabar
con ellos han sido
entre otros: Walter
Jon Williams, Sage
Walker, Melinda
Snodgrass y Carl
Keim.
Gracias tambin a
mis pacientes
correctores y
editores: Anne Groell,
Nita Taublib, Joy
Chamberlain, Jane
Johnson y Malcolm
Edwards.
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Y por ltimo, me
quito el yelmo ante
Parris por su Caf
Mgico, el
combustible que ha
construido los Siete
Reinos.
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PRLOGO
La cola del cometa rasgaba
el amanecer; era una brecha
roja que sangraba sobre los
riscos de Rocadragn como
una herida en el cielo rosa y
prpura.
El maestre estaba de pie
en el balcn de sus
aposentos, azotado por el
viento. All era adonde
llegaban los cuervos tras un
largo vuelo. Sus excrementos
salpicaban las grgolas de
cuatro metros que se alzaban
a ambos lados del hombre, un
sabueso infernal y un wyvern,
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dos de las miles que
vigilaban desde los muros de
la antigua fortaleza. Cuando
lleg a Rocadragn, el
ejrcito de seres de piedra lo
pona nervioso, pero con los
aos se haba acostumbrado
a ellos. En aquel momento
los consideraba viejos
amigos. Los tres juntos
observaron el cielo como si
fuera un mal presagio.
El maestre no crea en las
profecas. Aun as, pese a su
avanzada edad, Cressen
nunca haba visto un cometa
ni la mitad de brillante que
se, ni de aquel color, aquel
color espantoso, el color de
21
la sangre, las llamas, los
ocasos... Se pregunt si sus
grgolas habran visto alguna
vez uno semejante. Llevaban
all mucho ms tiempo que
l, y all seguiran mucho
despus de que muriera. Si
las lenguas de piedra
pudieran hablar...
Qu tontera. Se apoy
en la barandilla, vio el mar
batir abajo y sinti la piedra
negra, dura y spera bajo los
dedos. Grgolas que hablan
y profecas en el cielo. Soy
un viejo idiota que empieza a
pensar como un nio.
Acaso toda la sabidura
ganada con tanto trabajo a lo
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largo de una vida lo estaba
abandonando, igual que la
salud y las fuerzas? Era un
maestre, haba aprendido en
la gran Ciudadela de Antigua,
all haba obtenido su
cadena. A qu se vea
reducido si las
supersticiones lo dominaban
como a cualquier campesino
ignorante?
Aun as... aun as... El
cometa se divisaba ya
incluso durante el da,
mientras de las fumarolas de
Montedragn, tras el castillo,
se alzaban columnas de
vapor color gris claro, y el da
anterior un cuervo blanco
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haba llegado de la Ciudadela
con un mensaje, noticias ya
anticipadas pero no por ello
menos temibles: el anuncio
del fin del verano. Presagios,
todo eran presagios.
Demasiados para negarlos.
Qu significa todo esto?,
habra querido gritar.
Maestre Cressen,
tenemos visita. Pylos
hablaba en voz baja, como si
no quisiera molestar a
Cressen en su solemne
meditacin. Si supiera las
tonteras que poblaban la
cabeza del maestre habra
hablado a gritos. La
princesa quiere ver el cuervo
24
blanco. Pylos, correcto
como siempre, la llamaba
princesa, ahora que su
seor padre era rey. Rey de
una roca humeante en medio
del gran mar salado, pero rey
al fin y al cabo. Insiste en
ver el cuervo. La acompaa
su bufn.
El anciano apart la vista
del amanecer y se dio media
vuelta, apoyndose con una
mano sobre su wyvern.
Acompame a mi silla y
hazlos pasar.
Pylos lo tom por un brazo
y lo ayud a volver al interior.
En su juventud, Cressen
haba caminado con paso
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vivo, pero ya no faltaba
mucho para su octogsimo
da del nombre, y tena las
piernas frgiles e inseguras.
Dos aos atrs se haba roto
la cadera en una cada, y los
huesos no se haban soldado
bien. Haca un ao, cuando
cay enfermo, la Ciudadela
envi a Pylos desde Antigua,
apenas das antes de que
Lord Stannis cerrase la isla.
Decan que lo enviaban para
ayudarlo en su trabajo, pero
Cressen saba que no era as.
Pylos estaba all para
reemplazarlo cuando muriera.
No le importaba. Alguien
tena que ocupar su lugar, y
26
sera antes de lo que le
gustara...
Dej que el joven lo
acomodara tras los montones
de libros y papeles.
Hazla pasar. No est bien
hacer esperar a una dama.
Hizo con la mano un gesto
dbil para indicarle que se
apresurara; l, que ya no
poda darse prisa en nada.
Tena la piel arrugada y llena
de manchas, fina como el
papel, tanto que se vea el
entramado de venas y la
forma de los huesos. Y cmo
temblaban aquellas manos
suyas, que otrora fueron tan
firmes y hbiles...
27
Pylos regres con la nia,
tan tmida como siempre.
Tras ella, con su
caracterstico andar,
arrastrando los pies y dando
saltitos, iba su bufn.
Llevaba cencerros colgados,
y en la cabeza un cubo viejo
de latn a modo de yelmo,
con unas astas de ciervo
pegadas. Los cencerros
resonaban a cada paso,
todos con sonidos diferentes:
clang-a-dang, bong-dong,
ring-a-ling, clong, clong,
clong.
Quin nos visita tan
temprano, Pylos? pregunt
Cressen.
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Somos Manchas y yo,
maestre. Los candorosos
ojos azules se clavaron en l.
Por desgracia, el rostro en el
que brillaban no era
precisamente hermoso. La
nia haba heredado la
mandbula cuadrada y
prominente de su padre, y las
desafortunadas orejas de su
madre; adems contaba con
una desfiguracin propia,
legado del brote de psoriagris
que casi se la haba llevado a
la tumba cuando an no era
ms que un beb. La mitad
de una mejilla y buena parte
del cuello eran de carne
rgida y muerta, con la piel
29
agrietada y escamosa,
moteada de negro y gris, con
tacto como de piedra. Pylos
dice que podemos ver el
cuervo blanco.
Por supuesto, por
supuesto respondi
Cressen. Nunca haba podido
negarle nada. Ya se le haban
negado demasiadas cosas en
su breve vida. Se llamaba
Shireen. Cumplira diez aos
en su siguiente da del
nombre, y era la nia ms
triste que el maestre Cressen
haba conocido jams. Su
tristeza es mi vergenza
pens el anciano, otra
prueba de mi fracaso..
30
Maestre Pylos, hazme el
favor de traer esa ave de la
pajarera para que la vea Lady
Shireen.
Ser para m un placer.
Pylos era un joven muy
educado, no tendra ms all
de veinticinco aos, pero su
solemnidad corresponda
ms bien a un hombre de
sesenta. Slo le faltaba tener
ms humor, ms vida. Eso
era lo que ms escaseaba en
aquel lugar. En los lugares
sombros se necesita un
toque de ligereza, no de
solemnidad, y Rocadragn
era uno de los lugares ms
sombros que nadie pudiera
31
imaginar, una ciudadela
solitaria en un desierto de
agua, azotada por las
tormentas y la sal, con la
sombra humeante de la
montaa a su espalda. Un
maestre tiene que ir all
adonde lo envan, de manera
que Cressen haba llegado
all, con su seor, haca ya
doce aos. Lo haba servido
bien, pero jams haba
sentido que aquel sitio fuera
su hogar. En los ltimos
tiempos, cuando despertaba
de algn sueo inquieto en el
que siempre estaba presente
la mujer roja, le costaba
recordar dnde se
32
encontraba.
El bufn volvi la cabeza a
manchas para ver cmo
Pylos suba por las escaleras
de hierro que llevaban a la
pajarera. Los cencerros
sonaron al ritmo del
movimiento.
Bajo el mar, los pjaros
tienen escamas en vez de
plumas dijo. Clang, clang.
Lo s, lo s, je, je, je.
Caramanchada resultaba
lastimero hasta para ser un
bufn. Quiz en algn tiempo
fue capaz de provocar
carcajadas con una rplica
ingeniosa, pero el mar le
haba arrebatado ese poder,
33
junto con la mitad de los
sesos y todos los recuerdos.
Era blando y obeso, padeca
estremecimientos y
temblores, y a menudo era
incoherente. La nia era la
nica que segua riendo con
sus bromas, la nica a la que
le importaba.
Una nia fea, un bufn
triste y un maestre... eso s
que es una historia para
llorar.
Sintate conmigo,
pequea. Cressen le hizo un
gesto para que se acercara.
Es muy temprano para hacer
visitas, acaba de amanecer.
Deberas estar abrigadita en
34
la cama.
He tenido sueos malos
respondi Shireen. Eran
sobre los dragones. Venan a
comerme.
Este tema ya lo hemos
hablado le dijo con voz
amable el maestre Cressen;
no recordaba un tiempo en
que la nia no hubiera sufrido
pesadillas. Los dragones no
pueden cobrar vida. Estn
tallados en piedra, pequea.
En tiempos ya muy lejanos,
nuestra isla era el fortn ms
occidental del gran Feudo
Franco de Valyria. Los
valyrios erigieron esta
ciudadela, y conocan formas
35
de tallar la piedra que
nosotros ya hemos olvidado.
Todo castillo debe tener una
torre all donde se
encuentran dos muros, es
necesario para defenderlo.
Los valyrios dieron forma de
dragones a esas torres para
que la fortaleza pareciera
an ms temible, y tambin
por eso coronaron los muros
con un millar de grgolas, y
no con simples almenas.
Tom una manita rosada
entre las suyas, frgiles y
llenas de manchas, y la
apret con cario. As que
ya ves, no hay nada que
temer.
36
Y la cosa del cielo, qu?
Shireen no estaba nada
convencida. Dalla y Matrice
estaban hablando junto al
pozo, y Dalla dijo que la
mujer roja le haba dicho a mi
madre que eso era aliento de
dragn. Si los dragones
tienen aliento, no es porque
estn cobrando vida?
La mujer roja pens el
maestre Cressen con
amargura. Por si no fuera
bastante malo que haya
llenado de locuras la cabeza
de la madre, ahora est
envenenando los sueos de
la hija. Tendra que hablar
seriamente con Dalla para
37
que no fuera difundiendo
semejantes tonteras.
Eso del cielo, pequea,
es un cometa. Una estrella
con cola que se ha perdido
en el cielo. Pronto
desaparecer, y no
volveremos a verla. Te lo
prometo.
Shireen asinti con
valenta.
Mi madre dice que el
cuervo blanco significa que
ya no es verano.
Eso es cierto, mi seora.
Los cuervos blancos vienen
slo de la Ciudadela.
Cressen se llev los dedos a
la cadena que luca en torno
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al cuello. Cada uno de los
eslabones estaba forjado en
un metal distinto para
simbolizar su dominio de las
diferentes ramas del saber.
El collar del maestre, el
smbolo de su orden. En el
orgullo de la juventud lo
haba llevado con facilidad,
pero ya le pareca pesado, y
senta el metal fro contra la
piel. Son ms grandes que
los otros cuervos, y ms
listos; los cran para llevar
los mensajes ms
importantes. ste lo enviaron
para decirnos que el
Cnclave se ha reunido, ha
estudiado los informes y
39
mediciones que han hecho
maestres de todo el reino, y
ha declarado que este largo
verano termina ya. Ha durado
diez aos, dos ciclos y
diecisis das; ha sido el
verano ms largo que se
recuerda.
Y ahora har fro?
Shireen era una nia del
verano, nunca haba
conocido el autntico fro.
A su debido tiempo
respondi Cressen. Si los
dioses son bondadosos, nos
otorgarn un otoo clido y
buenas cosechas, y as
podremos prepararnos para
el invierno que se avecina.
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La gente sencilla deca que
un verano largo siempre
vena seguido de un invierno
ms largo an, pero al
maestre no le pareci
oportuno asustar a la nia
con cuentos como aqullos.
Bajo el mar siempre es
verano canturre
Caramanchada haciendo
sonar sus cencerros. Las
seoras sirenas llevan
anenimonas en el pelo, y
tejen tnicas con algas de
plata. Lo s, lo s, je, je, je.
Me gustara tener una
tnica de algas de plata
dijo Shireen dejando escapar
una risita.
41
Bajo el mar, nieva hacia
arriba dijo el bufn, y la
lluvia es seca como un hueso
viejo. Lo s, lo s, je, je, je.
Es verdad que nevar?
pregunt la nia.
S asinti Cressen.
Pero espero que no sea
hasta dentro de unos aos y
que la nieve no dure
demasiado tiempo. Ah, ah
viene Pylos con el pjaro.
Shireen lanz una
exclamacin de alegra.
Hasta Cressen tuvo que
reconocer que aquella ave
resultaba impresionante. Era
blanca como la nieve, ms
grande que un halcn, con
42
los brillantes ojos negros que
indicaban que no era un
simple cuervo albino, sino un
autntico cuervo blanco, de
pura raza de la Ciudadela.
Ven llam.
El cuervo extendi las alas,
emprendi el vuelo y surc la
habitacin con sonoros
aleteos para ir a posarse en
la mesa, junto a l.
Ir a traer vuestro
desayuno anunci Pylos.
Cressen asinti.
sta es Lady Shireen
dijo al cuervo.
El pjaro movi arriba y
abajo la cabeza blanca, como
si asintiera.
43
Lady grazn. Lady.
La nia se qued
boquiabierta.
Sabe hablar!
S, sabe unas cuantas
palabras. Ya te lo he dicho,
son unos pjaros muy listos.
Pjaro listo, hombre listo,
bufn muy muy listo dijo
Caramanchada al tiempo que
haca sonar los cencerros.
Empez a canturrear: Las
sombras vienen a bailar, mi
seor; bailar, mi seor; bailar,
mi seor enton saltando a
la pata coja, primero con un
pie, luego con otro. Las
sombras se van a quedar, mi
seor; quedar, mi seor;
44
quedar, mi seor. Con cada
palabra sacuda la cabeza, y
los cencerros de las astas
resonaban con estrpito.
El cuervo blanco grazn,
alz el vuelo y revolote para
ir a posarse en la barandilla
de hierro de las escaleras
que llevaban a la pajarera.
Shireen pareci encogerse.
No para de cantar eso. Le
he dicho que no lo haga, pero
no me hace caso. Me da
miedo. Dile que no lo cante.
Y cmo voy a hacerlo?
se pregunt el anciano.
Hace unos aos podra
haberlo hecho callar para
siempre, pero ahora...
45
Caramanchada haba
llegado a Rocadragn siendo
apenas un muchachito. El
recordado Lord Steffon lo
haba encontrado en
Volantis, al otro lado del mar
Angosto. El rey (el viejo rey,
Aerys II Targaryen, que en
aquellos tiempos no estaba
an tan loco) lo haba
enviado a buscar una novia
para el prncipe Rhaegar, que
no tena hermanas con las
que pudiera contraer
matrimonio. Hemos visto a
un bufn esplndido
escribi a Cressen, quince
das antes de la fecha
prevista para su regreso de la
46
infructfera misin. No es
ms que un nio, pero es gil
como un mono y tan
ingenioso como una docena
de cortesanos. Sabe hacer
juegos malabares, acertijos y
trucos mgicos, y canta
maravillosamente en cuatro
idiomas. Hemos comprado su
libertad y esperamos llevarlo
a casa con nosotros. A
Robert le encantar y quiz
hasta ensee a rer a
Stannis.
Cressen se entristeca
cada vez que recordaba
aquella carta. Nadie ense
nunca a Stannis a rer, y
desde luego no lo hizo el
47
pequeo Caramanchada. La
tormenta se desencaden de
repente, con un viento
huracanado, y la Baha de los
Naufragios hizo honor a su
nombre. La galera de dos
mstiles del seor, la Orgullo
del viento, se hundi a la
vista del castillo. Desde las
almenas, los dos hijos
mayores observaron cmo el
barco de su padre se
destrozaba contra las rocas
antes de que lo engulleran
las olas. Un centenar de
remeros y marineros se
hundieron con Lord Steffon
Baratheon y su seora
esposa, y durante das cada
48
marea dejaba una nueva
cosecha de cadveres
hinchados en la costa, bajo
Bastin de Tormentas.
El chico lleg a la orilla el
tercer da. El maestre
Cressen haba bajado con los
dems para ayudar a
identificar los cadveres.
Encontraron al bufn
desnudo, con la piel blanca,
arrugada y cubierta de arena
hmeda. Cressen habra
jurado que estaba muerto,
pero cuando Jommy lo agarr
por los tobillos para
arrastrarlo hasta el carro
funerario, el nio empez a
toser, escupi agua y se
49
sent. Hasta el da en que
muri, Jommy sigui diciendo
que la carne de
Caramanchada estaba fra y
viscosa.
Nadie pudo explicar jams
los dos das que el bufn
haba pasado perdido en el
mar. Los pescadores decan
que, a cambio de su semilla,
una sirena le haba enseado
a respirar agua.
Caramanchada nunca dijo
nada. El muchacho listo e
ingenioso del que Lord
Steffon haba hablado en su
carta no lleg a Bastin de
Tormentas; el nio que
encontraron apenas si poda
50
hablar, y lo que deca careca
por completo de ingenio.
Pero el rostro del bufn no
permita albergar dudas
sobre su identidad. En la
Ciudad Libre de Volantis
tenan la costumbre de tatuar
los rostros de los esclavos y
criados, y la piel del cuello y
el cuero cabelludo del nio
lucan el dibujo imborrable de
cuadrados rojos y verdes.
Ese desdichado est
loco, sufre y no sirve de nada
a nadie, ni siquiera a s
mismo declar el viejo Ser
Harbert, castellano de
Bastin de Tormentas en
aquellos tiempos. Lo ms
51
misericordioso sera llenarle
la copa con la leche de la
amapola. Todo acabara con
un sueo sin dolor. Si l
tuviera cerebro os dara las
gracias.
Pero Cressen se haba
negado a hacerlo, y al final
su opinin prevaleci. Pese a
los aos transcurridos, nunca
haba llegado a saber si su
victoria haba supuesto una
victoria tambin para
Caramanchada.
Las sombras vienen a
bailar, mi seor; bailar, mi
seor; bailar, mi seor
sigui cantando el bufn, al
tiempo que mova la cabeza y
52
haca sonar los cencerros:
bong dong, ring-a-ling, bong
dong.
Seor chill el cuervo
blanco. Seor, seor, seor.
Los bufones cantan lo
que quieren dijo el maestre
a su nerviosa princesa. No
te tomes en serio lo que dice.
Puede que maana se
acuerde de otra cancin y no
vuelvas a or sta nunca ms.
Canta maravillosamente
en cuatro idiomas, haba
escrito Lord Steffon...
Maestre, con permiso
dijo Pylos, que acababa de
regresar a la estancia.
Te has olvidado de las
53
gachas seal Cressen con
una sonrisa. Aquello era
impropio de Pylos.
Maestre, Ser Davos
regres anoche. Lo estaban
comentando en la cocina.
Pens que querrais saberlo
lo antes posible.
Davos... anoche? Y
dnde est?
Con el rey. Se han pasado
hablando buena parte de la
noche.
En otros tiempos, Lord
Stannis lo habra despertado,
fuera la hora que fuera, para
pedirle consejo.
Deberan habrmelo
dicho se quej Cressen.
54
Deberan haberme
despertado. Desentrelaz
sus dedos de los de Shireen
. Perdname, mi seora, pero
tengo que ir a hablar con tu
seor padre. Pylos, deja que
me apoye en tu brazo. En
este castillo hay demasiados
escalones. Me parece que
cada noche ponen unos
pocos ms slo para
fastidiarme.
Shireen y Caramanchada
salieron con ellos, pero la
nia no tard en cansarse del
paso lento del anciano y lo
adelant. El bufn la sigui,
sacudiendo los cencerros
que resonaban como locos.
55
Cressen era muy
consciente de que un castillo
no era el lugar ms adecuado
para una persona frgil, y lo
fue ms todava al bajar por
la escalera circular de la
Torre del Dragn Marino. Lord
Stannis estara sin duda en la
Cmara de la Mesa Pintada,
en la parte ms alta del
Tambor de Piedra, el torren
central de Rocadragn,
llamado as porque sus muros
milenarios rugan y
retumbaban durante las
tormentas. Para llegar all
tenan que cruzar la galera,
atravesar la muralla
intermedia y la interior con
56
sus grgolas guardianas y
sus puertas de hierro negro, y
subir tantas escaleras que
Cressen prefera no pensar
en ello. Los jvenes suban
los peldaos de dos en dos;
para los ancianos con
caderas lastimadas, cada
uno representaba una
tortura. Pero a Lord Stannis
jams se le ocurrira ir a
verlo, de manera que el
maestre se resign a padecer
aquel tormento. Al menos
contaba con la ayuda de
Pylos, cosa por la que se
senta muy agradecido.
Atravesaron la galera a
paso cansino, pasando ante
57
una hilera de ventanales
altos en forma de arco, desde
los que se divisaba el
imponente panorama de la
muralla defensiva, la muralla
exterior y la aldea de
pescadores que haba ms
all. En el patio, los arqueros
practicaban al grito de
tensar, apuntar, disparar.
El sonido de las flechas era
como el de una bandada de
pjaros que emprendieran el
vuelo. Los guardias
patrullaban por los adarves y
vigilaban entre las grgolas a
las huestes acampadas en el
exterior. El humo de las
hogueras poblaba el aire de
58
la maana, tres mil hombres
se aprestaban a desayunar
sentados bajo los
estandartes de sus seores.
Ms all, el fondeadero
estaba abarrotado de barcos.
En los seis ltimos meses no
se haba permitido partir a
ninguna nave que se hubiera
acercado a Rocadragn. La
Furia de Lord Stannis, una
galera de tres cubiertas y
trescientos remos, casi
pareca pequea al lado de
las panzudas carracas y
cocas que la rodeaban.
Los hombres que montaban
guardia en el exterior del
Tambor de Piedra conocan
59
de vista a los maestres y los
dejaron pasar.
Espera aqu dijo
Cressen a Pylos una vez en el
interior. Lo mejor ser que
vaya a verlo yo solo.
Maestre, hay muchas
escaleras.
No creas que no lo s.
Cressen sonri. He subido
por estos peldaos tantas
veces que conozco cada uno
por su nombre.
Pero a medio camino ya
lamentaba la decisin. Se
haba detenido para
recuperar el aliento y calmar
el dolor de la cadera cuando
oy el sonido de unas botas
60
contra la piedra, y se
encontr cara a cara con Ser
Davos Seaworth, que bajaba
en aquel momento.
Davos era un hombre
menudo, que llevaba la baja
estirpe escrita claramente en
el rostro. Se cubra los
hombros con una capa verde
muy usada, manchada de
salitre y descolorida por el
sol, y llevaba un jubn y unos
calzones color marrn, a
juego con su pelo y sus ojos
castaos. Tena la barbita
corta salpicada de hebras
grises, y ocultaba la mano
izquierda mutilada con un
guante de cuero. Se detuvo al
61
ver a Cressen.
Ser Davos, cundo
habis vuelto? salud el
maestre.
En lo ms oscuro de la
noche. Mi hora favorita.
Se deca que nadie jams
haba pilotado un barco de
noche ni la mitad de bien que
Davos Manicorto. Antes de
que Lord Stannis lo nombrara
caballero, haba sido el
contrabandista ms famoso y
escurridizo de los Siete
Reinos.
Noticias?
Ha sido tal como vos le
dijisteis contest el
caballero meneando la
62
cabeza. No se alzarn por
su causa, maestre. No
sienten ningn afecto por l.
No pens Cressen. Ni
lo sentirn jams. Es fuerte,
capaz, justo... s, y sabio
quiz en exceso... pero con
eso no basta. Con eso no ha
bastado nunca.
Hablasteis con todos?
Con todos? No. Slo con
los que quisieron recibirme.
Por m tampoco sienten
afecto esos nobles. Para
ellos siempre ser el
Caballero de la Cebolla.
Apret la mano izquierda,
cerrando los muones de los
dedos en un puo. Stannis le
63
haba hecho cortar la ltima
articulacin de todos
excepto del pulgar. Com
con Gulian Swann y con el
viejo Penrose, y los Tarth
accedieron a reunirse
conmigo a medianoche en un
bosque. Los dems... bueno,
Beric Dondarrion ha
desaparecido, se dice que ha
muerto, y Lord Caron est
con Renly. Ahora es Bryce el
Naranja, de la Guardia
Arcoiris.
La Guardia Arcoiris?
Renly ha creado una
Guardia Real explic el
antiguo contrabandista,
pero sus siete hombres no
64
van de blanco. Cada uno
tiene un color. Loras Tyrell es
el Lord Comandante.
Aquello era muy propio de
Renly Baratheon, muy acorde
con sus gustos: una nueva
orden de caballeros,
esplndida, con ropajes
nuevos que todo el mundo
admirara. Ya de nio le
haban gustado los colores
vivos y los tejidos de calidad,
tanto como los juegos.
Miradme todos! gritaba
mientras corra, riendo, por
los pasillos de Bastin de
Tormentas. Miradme todos,
soy un dragn!, o bien:
Miradme todos, soy un
65
mago!, o bien: Miradme,
miradme, soy el dios de la
lluvia!.
El muchachito osado de
pelo negro indmito y ojos
llenos de alegra era ya un
hombre adulto de veintin
aos, y an segua jugando.
"Miradme todos, soy un
rey!" pens Cressen con
tristeza. Oh, Renly, Renly,
mi nio querido, sabes qu
ests haciendo? Y si lo
sabes, te importa? Es que
soy el nico que se preocupa
por l?
Qu razones os dieron
los seores para sus
negativas? pregunt a Ser
66
Davos.
Algunos buenas palabras,
otros palabras rudas; unos
me dieron excusas, otros
hicieron promesas y unos
cuantos se limitaron a
mentir. Se encogi de
hombros. Al final, todo son
palabras, y las palabras se
las lleva el viento.
No habis podido traerle
ninguna esperanza?
Slo falsa, y yo no hago
esas cosas replic Davos.
Le dije la verdad.
El maestre Cressen record
el da en que Davos fue
nombrado caballero, tras el
asedio de Bastin de
67
Tormentas. Lord Stannis
haba defendido el castillo
durante casi un ao con una
reducida guarnicin contra
las numerosas huestes de
Lord Tyrell y Lord Redwyne.
Hasta el mar les estaba
vedado, vigilado da y noche
por las galeras de Redwyne,
con los estandartes color
borgoa del Rejo. En el
interior de Bastin de
Tormentas haca ya tiempo
que se haban comido los
caballos, no quedaban gatos
ni perros, y la guarnicin slo
poda comer races y ratas.
Entonces lleg una noche de
luna nueva, en la que las
68
nubes ocultaron las estrellas.
Al abrigo de la oscuridad,
Davos el contrabandista
burl el cordn de Redwyne y
las rocas de la Baha de los
Naufragios. Su pequeo
barco tena el casco negro,
velas negras, remos negros y
la bodega abarrotada de
cebollas y pescado en
salazn. No era gran cosa,
pero s lo suficiente para
mantener con vida a la
guarnicin el tiempo
necesario para que Eddard
Stark llegara a Bastin de
Tormentas y rompiera el
sitio.
Lord Stannis recompens a
69
Davos con las mejores tierras
del cabo de la Ira, un
pequeo fuerte y el rango de
caballero... pero tambin
decret que le cortaran una
falange de cuatro dedos de la
mano izquierda, como
castigo por sus aos como
contrabandista. Davos lo
acept con la condicin de
que fuera el propio Stannis
quien esgrimiera el cuchillo.
El seor utiliz un hachuela
de carnicero para que el
corte fuera rpido y limpio.
Despus de aquello, Davos
eligi para su casa el nombre
de Seaworth, y como blasn
un barco negro sobre campo
70
gris claro... con una cebolla
en las velas. El antiguo
contrabandista sola decir
que Lord Stannis le haba
hecho un favor, ya que tena
que limpiarse y cortarse
cuatro uas menos.
No pens Cressen, un
hombre como aqul no dara
falsas esperanzas, ni
suavizara una dura verdad.
La verdad puede ser un
trago amargo hasta para
alguien como Lord Stannis,
Ser Davos. Slo piensa en
volver a Desembarco del Rey
en la plenitud de su poder
para acabar con sus
enemigos y recuperar lo que
71
le corresponde por derecho.
En cambio, ahora...
Si lleva un ejrcito tan
escaso como ste a
Desembarco del Rey, ser
para morir. No tiene
suficientes hombres. Es lo
que le he dicho, pero ya
sabis cmo es de orgulloso.
Davos alz la mano
enguantada. Antes de que
le entre en la cabeza un poco
de sentido comn, a m me
crecern otra vez los dedos.
Habis hecho todo lo
posible. El anciano
suspir. Ahora me
corresponde a m sumar mi
voz a la vuestra.
72
El refugio de Lord Stannis
Baratheon era una gran
habitacin redonda con
muros desnudos de piedra
negra y cuatro ventanas altas
y estrechas, cada una en
direccin a uno de los puntos
cardinales. En el centro de la
cmara haba una gran mesa
que le daba su nombre, una
inmensa tabla de madera
tallada por orden de Aegon
Targaryen en los das
anteriores a la Conquista. La
Mesa Pintada tena ms de
quince metros de largo y la
mitad de ancho en uno de los
extremos, pero apenas unos
pies en el otro. Los
73
carpinteros de Aegon le
haban dado la forma de la
tierra de Poniente, trazando
con las sierras todas las
bahas y pennsulas, de
manera que la mesa no tena
ni un borde liso. En la
superficie, oscurecida por
casi trescientos aos de
barnices, estaban pintados
los Siete Reinos tal como
eran en tiempos de Aegon:
ros y montaas, castillos y
ciudades, lagos y bosques...
En toda la estancia no
haba ms que una silla,
situada con precisin en el
punto exacto que ocupaba
Rocadragn ante la costa de
74
Poniente, y elevada sobre
una plataforma con peldaos
para proporcionar una buena
vista de toda la superficie de
la mesa. La silla la ocupaba
un hombre vestido con un
chaleco de cuero ajustado y
calzones de lana marrn. Al
or entrar al maestre Cressen
alz la vista.
Saba que vendrais,
anciano, tanto si os llamaba
como si no. Su voz estaba
desprovista de toda calidez.
Como de costumbre.
Stannis Baratheon, seor
de Rocadragn, y por la
gracia de los dioses heredero
legtimo del Trono de Hierro
75
de los Siete Reinos de
Poniente, tena hombros
anchos y miembros nervudos,
y carnes y rostro tan tensos
que parecan de cuero
secado al sol hasta
endurecerse como el acero.
La palabra que ms se
utilizaba para definir a
Stannis era duro, y duro
era, ciertamente. An no
haba cumplido treinta y
cinco aos, pero slo le
quedaba una franja estrecha
de fino pelo negro que le
pasaba por detrs de las
orejas, como la sombra de
una corona. Su hermano, el
difunto rey Robert, se haba
76
dejado crecer la barba en sus
ltimos aos de vida. El
maestre Cressen no lo haba
visto, pero se deca que era
una barba salvaje, espesa,
fiera. Casi como respuesta,
Stannis mantena las patillas
y los bigotes bien cortos.
Eran como una sombra de un
color negro azulado que le
cruzaba la mandbula
cuadrada y las hondonadas
huesudas de las mejillas. Sus
ojos eran como heridas
abiertas bajo unas cejas
gruesas, tan azules y oscuros
como el mar en la noche. Su
boca habra sido la
desesperacin del ms
77
gracioso de los bufones; era
una boca creada para los
bufidos, las reprimendas y las
rdenes cortantes, de labios
finos y msculos tensos, una
boca que haba olvidado
cmo sonrer y nunca haba
sabido abrirse en una
carcajada. En ocasiones,
cuando todo estaba tranquilo
y silencioso en medio de la
noche, al maestre Cressen le
pareca que poda or a Lord
Stannis chirriando los dientes
al otro lado del castillo.
En otros tiempos me
habrais despertado dijo el
anciano.
En otros tiempos erais
78
joven. Ahora sois viejo, estis
enfermo y os hace falta
dormir. Stannis jams haba
aprendido a suavizar las
palabras para fingir o adular.
Deca lo que pensaba, sin
importarle lo ms mnimo si
eso afectaba a los dems.
Saba que os enterarais
pronto del mensaje de Davos.
Como de costumbre, no?
De lo contrario, no os
sera de ninguna ayuda
respondi Cressen. Me he
encontrado a Davos en la
escalera.
Y supongo que os lo
habr contado todo. Tendra
que haberle cortado la
79
lengua, adems de los dedos.
Entonces no os habra
sido muy til como
mensajero.
Con lengua tampoco me
ha sido til como mensajero.
Los seores de la tormenta
no se alzarn por m. Por lo
visto no les gusto, y el hecho
de que mi causa sea justa no
significa nada para ellos. Los
ms cobardes se quedarn
sentados tras sus murallas, a
la espera de ver hacia dnde
soplan los vientos y quin
tiene prxima la victoria. Los
valientes se han aliado con
Renly. Con Renly! Escupi
el nombre como si fuera un
80
veneno para la lengua.
Vuestro hermano es el
seor de Bastin de
Tormentas desde hace trece
aos. Esos seores son sus
vasallos juramentados...
Sus vasallos lo
interrumpi Stannis,
cuando por derecho deberan
ser los mos. Nunca ped
Rocadragn. Nunca lo quise.
Lo tom porque los enemigos
de Robert estaban aqu y l
me conden a erradicarlos.
Constru su flota, hice su
trabajo, obediente como
deba ser un hermano
pequeo con su hermano
mayor, como debera ser
81
Renly conmigo. Y cmo me
lo agradece Robert? Me
nombra seor de
Rocadragn, y entrega
Bastin de Tormentas y
todas sus rentas a Renly.
Bastin de Tormentas
perteneci a la Casa
Baratheon durante
trescientos aos. Debera
haber pasado a m por
derecho cuando Robert subi
al Trono de Hierro.
Era una afrenta antigua y
dolorosa, en aquel momento
ms que nunca. Aqul era el
punto dbil de su seor.
Porque, aunque Rocadragn
era antiguo y fuerte, slo
82
contaba con la alianza de
unos cuantos seores
menores, cuyas fortalezas en
islas pedregosas no tenan
suficiente poblacin para
crear el ejrcito que Stannis
necesitaba. Ni siquiera los
mercenarios que haba trado
de la otra orilla del mar
Angosto, de las Ciudades
Libres de Myr y Lys, bastaban
para que el ejrcito
acampado al otro lado de los
muros fuera suficiente para
acabar con el poder de la
Casa Lannister.
Robert cometi una
injusticia con vos dijo el
maestre Cressen con
83
cautela, pero tena buenas
razones. Rocadragn
perteneci durante mucho
tiempo a la Casa Targaryen.
Le haca falta un hombre
fuerte que gobernara aqu, y
Renly no era ms que un
nio.
Sigue siendo un nio.
La furia de Stannis resonaba
en la estancia vaca. Un
nio ladrn que quiere
robarme la corona. Qu ha
hecho Renly en su vida para
ganarse un trono? Se sienta
en el Consejo y bromea con
Meique, y en los torneos
luce una armadura
esplndida y deja que
84
cualquiera ms fuerte lo
derribe del caballo. A eso se
reduce mi hermano Renly,
que se cree digno de ser rey.
Por qu los dioses me
castigaron con estos
hermanos?
No puedo explicar los
motivos de los dioses.
ltimamente no podis
explicar muchas cosas.
Quin es el maestre de
Renly? Debera hacerlo
llamar, quiz sus consejos
me fueran ms tiles que los
vuestros. Qu creis que le
dijo ese maestre a mi
hermano cuando decidi
robarme mi corona? Qu
85
consejo habr ofrecido
vuestro colega a ese traidor?
Me extraara mucho que
Lord Renly hubiera pedido
consejo a nadie, Alteza.
El menor de los tres hijos
de Lord Steffon se haba
convertido en un hombre
osado, pero incauto, que
actuaba por impulso, sin
planes previos. En eso, como
en tantas otras cosas, Renly
se pareca a su hermano
Robert y era muy diferente de
Stannis.
Alteza repiti Stannis
con amargura. Os burlis
de m dndome trato de rey,
pero de qu soy rey?
86
Rocadragn y unas cuantas
piedras en el mar Angosto,
se es mi reino. Baj de la
plataforma de la silla y se
qued junto a la mesa. Su
sombra se proyectaba sobre
la desembocadura del ro
Aguasnegras y sobre el
bosque pintado donde se
encontraba Desembarco del
Rey. Aqul era el reino que
exiga, lo tena al alcance de
la mano, y sin embargo
estaba tan lejos.... Esta
noche voy a cenar con mis
seores vasallos, con los
pocos que tengo. Celtigar,
Velaryon, Bar Emmon y los
dems. Un grupo pattico, la
87
verdad sea dicha, pero son lo
nico que me han dejado mis
hermanos. Ese pirata lyseno
de Salladhor Saan vendr con
la ltima lista de todo lo que
le debo, y Morosh de Myr me
recomendar precaucin por
culpa de las mareas y los
temporales de otoo;
mientras que Lord Sunglass,
siempre tan po, no dejar de
hablar de la voluntad de los
Siete. Celtigar me preguntar
qu seores de la tormenta
se van a unir a nosotros.
Velaryon amenazar con
retirar sus fuerzas a menos
que ataquemos pronto. Qu
les voy a decir? Qu debo
88
hacer?
Vuestros verdaderos
enemigos son los Lannister,
mi seor respondi el
maestre Cressen. Si
vuestro hermano y vos
hicierais causa comn contra
ellos...
No har tratos con Renly
replic Stannis en un tono
que no admita discusin.
Al menos, mientras siga
proclamndose rey.
Entonces no tratis con
Renly cedi el maestre. Su
seor era orgulloso y
testarudo. Una vez tomaba
una decisin, no haba
manera de hacerlo cambiar.
89
Hay otros que tambin se
pueden adecuar a vuestras
necesidades. El hijo de
Eddard Stark ha sido
proclamado Rey en el Norte,
tiene el apoyo de todas las
fuerzas de Invernalia y
Aguasdulces.
Es un nio dijo
Stannis. Y otro falso rey.
Acaso tengo que aceptar un
reino desmembrado?
Medio reino es mejor que
nada insisti Cressen. Y
si ayudis al chico a vengar
la muerte de su padre...
Por qu voy a vengar a
Eddard Stark? Para m no
significaba nada. Oh, cierto,
90
Robert lo adoraba. Lo quera
como a un hermano, cuntas
veces se lo o decir! Yo era
su hermano, no Ned Stark,
pero por cmo me trataba
nadie lo habra dicho. Defend
Bastin de Tormentas en su
nombre, vi morir de hambre a
muchos hombres valientes
mientras Mace Tyrell y
Paxter Redwyne celebraban
banquetes a la vista de mis
murallas. Me dio las gracias
Robert? No. Le dio las
gracias a Stark, por romper el
sitio cuando ya nicamente
tenamos rbanos y ratas
para comer. Constru una
flota por orden de Robert y
91
captur Rocadragn para l.
Acaso me tom la mano y
me dijo: Bravo, hermano, no
s qu habra hecho sin ti?
No, me ech la culpa de que
Willem Darry pudiera escapar
con Viserys y con la cra,
como si hubiera estado en mi
mano impedirlo. Ocup un
puesto en su Consejo durante
quince aos, ayud a Jon
Arryn a dirigir el reino
mientras Robert se
emborrachaba y se iba de
putas, pero cuando Jon
muri, acaso me nombr
Mano? No, corri en busca de
su querido amigo Ned Stark y
le ofreci a l ese honor.
92
Pues mira, para lo que les ha
servido a los dos...
As han sido las cosas, mi
seor dijo el maestre
Cressen con voz amable. Se
han cometido muchas
injusticias con vos, pero el
pasado no es ya ms que un
recuerdo. El futuro an puede
ser vuestro si os uns a los
Stark. Tambin hay otros que
pueden conveniros. Qu os
parece Lady Arryn? Si la
reina asesin a su esposo, no
cabe duda de que querr
hacerle justicia. Tiene un hijo
pequeo, el heredero de Jon
Arryn. Tal vez, si
prometierais a Shireen con
93
l...
Es un cro dbil y
enfermizo se opuso Lord
Stannis. Hasta su padre se
daba cuenta: me pidi que lo
acogiera como pupilo en
Rocadragn. Le habra
sentado bien servir como
paje, pero la maldita
Lannister hizo envenenar a
Lord Arryn antes de que lo
llevramos a cabo, y ahora
Lysa lo tiene escondido en el
Nido de guilas. Podis estar
seguro de que no se separar
de l.
Entonces habr que
enviar a Shireen al Nido de
guilas insisti el
94
maestre. Rocadragn es un
hogar triste para cualquier
nio. Y que la acompae su
bufn, as tendr cerca un
rostro conocido.
Conocido y repugnante.
Stannis frunci el ceo,
pensativo. Pero... puede
que valga la pena intentarlo...
Acaso el legtimo seor
de los Siete Reinos tiene que
suplicar ayuda a viudas y
usurpadores? pregunt
bruscamente una voz de
mujer.
Mi seora dijo el
maestre Cressen,
volvindose e inclinando la
cabeza, molesto por no
95
haberla odo entrar.
Yo no suplico solt
Stannis con un bufido. A
nadie. Ms te vale tenerlo
presente, mujer.
Me complace orlo, mi
seor. Lady Selyse era tan
alta como su esposo, de
cuerpo flaco y rostro
delgado, orejas prominentes,
nariz afilada y una sombra de
bigote en el labio superior. Se
lo quitaba con las pinzas
cada da y lo maldeca
constantemente, pero
siempre volva a crecerle.
Sus ojos eran claros; su
boca, firme; y su voz, como
un ltigo. En aquel momento
96
lo hizo restallar. Lady Arryn
te debe lealtad, al igual que
los Stark, tu hermano Renly y
todos los dems. Eres su rey
legtimo. No sera correcto
que suplicaras y negociaras
por lo que te corresponde por
la gracia de dios.
Haba dicho dios, no
dioses. La mujer roja se la
haba ganado en cuerpo y
alma, la haba hecho
apartarse de los dioses de
los Siete Reinos, tanto de los
nuevos como de los antiguos,
para adorar al que llamaban
Seor de la Luz.
Tu dios se puede guardar
su gracia replic Lord
97
Stannis, que no comparta la
devocin de su esposa por la
nueva fe. Lo que necesito
son espadas, no bendiciones.
Acaso tienes escondido un
ejrcito del que an no me
has hablado?
En la voz de Stannis no
haba afecto alguno. Siempre
se haba sentido incmodo en
compaa de mujeres, incluso
de su esposa. Cuando fue a
Desembarco del Rey para
ocupar un puesto en el
Consejo de Robert, dej a
Selyse y a su hija en
Rocadragn. Escribi pocas
cartas e hizo an menos
visitas. Cumpla con sus
98
deberes en el lecho conyugal
una o dos veces al ao, pero
aquello no le proporcionaba
placer, y los hijos varones
que tanto esperaba nunca
llegaron.
Mis hermanos, tos y
primos tienen ejrcitos
replic ella. La Casa
Florent servir bajo tu
estandarte.
La Casa Florent apenas si
puede reunir dos mil
espadas. Se deca que
Stannis conoca las fuerzas
de cada una de las casas de
los Siete Reinos. Y tienes
mucha ms fe que yo en tus
hermanos y tos, mi seora.
99
Las tierras de Florent estn
demasiado cercanas a
Altojardn para que tu seor
to se arriesgue a incurrir en
la ira de Mace Tyrell.
Hay otra posibilidad.
Lady Selyse se acerc. Mira
por las ventanas, mi seor.
Ah est la seal que
aguardabas, grabada en el
cielo. Es roja, del rojo de las
llamas, roja como el corazn
ardiente del dios verdadero.
Es su estandarte... y tambin
el tuyo! Mira, surca los cielos
como el aliento llameante de
un dragn. Y t eres el seor
de Rocadragn. Significa que
ha llegado tu momento,
100
Alteza. Es tal como te digo.
Significa que debes zarpar de
esta roca desolada, como
hizo en su momento Aegon el
Conquistador, para arrasarlo
todo a tu paso igual que l.
Slo tienes que dar la orden y
abrazar el poder del Seor de
la Luz.
Cuntas espadas pondr
en mi mano el Seor de la
Luz? exigi Stannis de
nuevo.
Tantas como necesites
le prometi su esposa. Para
empezar, las espadas de
Bastin de Tormentas y las
de Altojardn, y las de todos
sus seores vasallos.
101
Davos no opina lo mismo
replic Stannis. Esas
espadas han jurado lealtad a
Renly. Adoran a mi hermano
pequeo, con todo su
encanto, igual que adoraban
a Robert... y como nunca me
adorarn a m.
S dijo ella. Pero si
Renly muriera...
Stannis mir a su esposa
con los ojos entrecerrados
durante largo rato, hasta que
Cressen no pudo guardar
silencio.
Eso no hay ni que
pensarlo, Alteza. Pese a las
tonteras que ha hecho
Renly...
102
Tonteras? Traiciones!
Stannis dio la espalda a su
esposa. Mi hermano es
joven y fuerte, cuenta con el
apoyo de un gran ejrcito y
con esa Guardia Arcoiris que
ha creado.
Melisandre ha mirado en
las llamas y lo ha visto
muerto.
Un fratricidio... Cressen
estaba horrorizado. Mi
seor, eso es una maldad,
impensable... por favor,
escuchadme...
Y qu le diris, maestre?
Lady Selyse le dirigi una
mirada calculadora. Que
puede conseguir medio reino
103
si se arrodilla ante los Stark
y vende nuestra hija a Lysa
Arryn?
Ya he escuchado vuestro
consejo, Cressen dijo Lord
Stannis. Ahora quiero or el
suyo. Podis retiraros.
El maestre Cressen dobl
una rodilla entumecida.
Mientras recorra
trabajosamente la estancia
en direccin a la salida,
senta los ojos de Lady
Selyse clavados en la
espalda. Cuando lleg al pie
de las escaleras apenas si
poda mantenerse erguido.
Aydame pidi a Pylos.
Una vez en sus aposentos,
104
Cressen orden salir al joven
y coje otra vez hacia el
balcn para estar entre sus
grgolas mientras
contemplaba el mar. Uno de
los navos de guerra de
Salladhor Saan navegaba por
las aguas que rodeaban el
castillo, su alegre casco con
rayas pintadas cortaba las
aguas verde grisceo a
medida que los remos se
alzaban y volvan a hundirse
en ellas. Lo estuvo
observando hasta que lo
perdi de vista tras un cabo.
Ojal mis temores
pudieran desaparecer con
tanta facilidad. Haba
105
vivido tanto tiempo slo para
ver aquello?
Cuando un maestre se
pona su collar, renunciaba a
tener hijos, pero Cressen se
haba sentido padre de todos
modos. Robert, Stannis,
Renly... tres hijos a los que
haba criado despus de que
la furia del mar se cobrara la
vida de Lord Steffon. Lo
haba hecho tan mal como
para que uno de ellos
acabara matando a otro? No
poda permitirlo. No iba a
permitirlo.
La mujer estaba en el
ncleo de todo aquello. Lady
Selyse no, la otra. La mujer
106
roja, como la llamaban los
criados, que tenan miedo de
decir su nombre en voz alta.
Yo pronunciar su
nombre dijo Cressen a su
sabueso infernal de piedra.
Melisandre. Ella.
Melisandre de Asshai,
hechicera, portadora de
sombras y sacerdotisa de
R'hllor, el Seor de la Luz, el
Corazn de Fuego, el Dios de
la Llama y la Sombra.
Melisandre, cuya locura no
deba extenderse ms all de
Rocadragn. No lo poda
permitir.
Sus ojos, acostumbrados a
la luz de la maana, tardaron
107
en habituarse a la penumbra
de la estancia. El anciano
encendi una vela con manos
temblorosas y la llev al
taller que haba bajo las
escaleras de la pajarera,
donde tena los ungentos,
pcimas y medicinas bien
ordenados en estantes. En el
ms bajo, entre una hilera de
remedios en frascos
cuadrados de barro, encontr
una pequea redoma de
cristal color ndigo, no ms
grande que su dedo meique.
El contenido reson cuando
la agit. Cressen sopl para
quitar una espesa capa de
polvo y se la llev a la mesa.
108
Se dej caer en la silla, quit
el tapn y verti el contenido
de la redoma. Una docena de
cristales del tamao de
semillas cay sobre el
pergamino que haba estado
leyendo. A la luz de la vela,
brillaban como piedras
preciosas, de un color tan
prpura que el maestre pens
que jams haba visto nada
igual.
La cadena que llevaba en
torno al cuello le pareca muy
pesada. Roz uno de los
cristales con la punta del
dedo meique. Que una
cosa tan diminuta contenga
el poder de la vida y la
109
muerte... Estaban hechos a
partir de una planta que slo
creca en las islas del mar de
Jade, a medio mundo de
distancia. Haba que dejar
secar las hojas y macerarlas
en agua de limas, azcar y
unas raras especias de las
Islas del Verano. Luego se
tiraban, y la pocin se
espesaba con ceniza y se
dejaba reposar hasta que
cristalizaba. El proceso era
lento y dificultoso; y los
ingredientes, caros y casi
imposibles de encontrar.
Pero los alquimistas de Lys
conocan sus secretos, as
como los Hombres sin Rostro
110
de Braavos... y los maestres
de su orden, aunque no era
cosa que se comentara ms
all de los muros de la
Ciudadela. Todo el mundo
saba que un maestre forjaba
su eslabn de plata cuando
aprenda el arte de la
curacin... pero preferan
olvidar que un hombre que
sabe curar tambin sabe
cmo matar.
Cressen no recordaba ya el
nombre que daban los de
Asshai a la hoja, ni cmo
llamaban los envenenadores
lysenos al cristal. En la
Ciudadela lo llamaban
sencillamente
111
estrangulador. Se disolva
en vino y haca que los
msculos de la garganta se
apretaran ms que los de un
puo, cerrando la trquea.
Segn se contaba, el rostro
de la vctima se pona tan
prpura como la pequea
semilla de cristal de la que
naca su muerte, pero lo
mismo le pasaba a quien se
ahogaba con un bocado de
comida.
Aquella misma noche, Lord
Stannis dara un banquete a
sus vasallos, y en l estaran
su seora esposa... y la mujer
roja, Melisandre de Asshai.
Tengo que descansar se
112
dijo el maestre Cressen. He
de conservar todas mis
fuerzas para cuando
oscurezca. No me deben
temblar las manos, ni debe
flaquear mi valor. Lo que voy
a hacer es espantoso, pero
alguien ha de hacerlo. Si hay
dioses, sin duda sabrn
perdonarme.
Haca tiempo que dorma
muy mal. Una cabezada hara
que estuviera ms fresco
para la dura prueba que lo
aguardaba. Se dirigi hacia la
cama, estaba cansado. Pero,
cuando cerr los ojos, sigui
viendo la luz del cometa,
roja, llameante, viva entre la
113
oscuridad de sus sueos.
Puede que sea mi cometa
pens entre neblinas, justo
antes de quedar dormido.
Un presagio de sangre que
augura un asesinato... s...
Cuando despert ya haba
oscurecido por completo, la
estancia estaba a oscuras, le
dolan todas las
articulaciones. Cressen se
incorpor, con la cabeza
palpitante. Cogi el bastn y
se puso en pie, inseguro. Es
muy tarde pens. No me
han llamado. Siempre lo
llamaban para los banquetes,
tena un lugar asignado
prximo a la sal, cerca de
114
Lord Stannis. Se le apareci
el rostro de su seor, no el
hombre que era ya, sino el
nio que haba sido, siempre
entre las sombras mientras el
sol brillaba sobre su hermano
mayor. Hiciera lo que hiciera,
Robert lo haba hecho antes y
mejor. Pobre muchacho... por
l, por su bien, tena que
darse prisa.
El maestre recogi los
cristales del pergamino
donde los haba dejado.
Cressen no tena anillos
huecos, como los que se
deca que llevaban los
envenenadores de Lys, sino
incontables bolsillos grandes
115
y pequeos, cosidos en el
interior de las amplias
mangas de su tnica. Ocult
en uno de ellos los cristales
estranguladores y abri la
puerta.
Pylos! Dnde ests?
llam. No recibi respuesta,
as que volvi a llamarlo de
nuevo, ms alto. Pylos, te
necesito!
Sigui sin obtener
contestacin. Era muy
extrao, la celda del joven
maestre estaba slo medio
tramo de peldaos ms
abajo, siempre lo oa cuando
lo necesitaba. Al final,
Cressen tuvo que llamar a los
116
criados.
Deprisa les dijo. He
dormido demasiado. Ya habr
empezado el banquete... ya
estarn bebiendo... tendran
que haberme despertado.
Qu le haba pasado al
maestre Pylos? No
comprenda nada.
Tuvo que cruzar una vez
ms la larga galera. El viento
nocturno soplaba a travs de
los grandes ventanales,
impregnado de olor a mar.
Las llamas de las antorchas
se agitaban a lo largo de los
muros de Rocadragn, y en el
campamento al otro lado de
las murallas se divisaban
117
cientos de hogueras para
cocinar, como si un manto de
estrellas hubiera cado sobre
la tierra. En el cielo el
cometa brillaba, rojo,
malvolo.
Soy demasiado viejo y
sabio para tener miedo de
semejantes cosas, se dijo el
maestre.
Las puertas del saln
principal estaban situadas en
la boca de un dragn de
piedra. Una vez ante ellas,
orden a los criados que se
fueran. Sera mejor que
entrara solo, no quera
parecer dbil. Cressen se
apoy en el bastn, subi los
118
ltimos peldaos y camin
con dificultad para pasar bajo
los dientes del arco. Un par
de guardias abrieron ante l
las pesadas puertas rojas,
dejando salir una rfaga de
luz y ruido. Cressen entr en
las fauces del dragn.
Bailar, mi seor; bailar,
mi seor... La cancioncilla
de Caramanchada, al ritmo
del sonido de los cencerros,
se oa por encima del tintineo
de cuchillos y platos, y el
murmullo bajo de las
conversaciones. La misma
tonadilla espantosa que
haba cantado aquella
maana. Las sombras se
119
van a quedar, mi seor;
quedar, mi seor; quedar, mi
seor.
Las mesas ms bajas
estaban abarrotadas de
caballeros, arqueros y
capitanes de los
mercenarios, que partan con
las manos las grandes
hogazas de pan negro para
mojar los trozos en el guiso
de pescado. All no se oan
carcajadas estrepitosas, ni
los gritos broncos que
enturbiaban la dignidad de
los festines de otros seores.
Lord Stannis jams permitira
semejante cosa.
Cressen se dirigi hacia la
120
plataforma elevada en la que
estaban sentados los seores
y el rey. Tuvo que dar un
rodeo para esquivar a
Caramanchada. El bufn
estaba bailando y sacudiendo
los cencerros, y no lo vio ni
oy cmo se acercaba. Salt
sobre una pierna, cambi el
peso hacia la otra, y sin
querer derrib el bastn de
Cressen. Cayeron al suelo en
un revoltijo de brazos y
piernas, al tiempo que una
carcajada recorra la sala en
torno a ellos. Sin duda
ofrecan un espectculo muy
cmico.
Caramanchada estaba
121
despatarrado sobre l, el
rostro pintarrajeado del bufn
presionaba el del anciano. Se
le haba cado el yelmo de
hojalata, con las astas y los
cencerros.
Bajo el mar la gente cae
hacia arriba declar. Lo
s, lo s, je, je, je. El bufn
dej escapar una risita, rod
a un lado, se puso en pie de
un salto y empez a bailar.
El maestre trat de salvar
la dignidad, sonri
dbilmente e intent
incorporarse, pero la cadera
le dola tanto que por un
momento tuvo miedo de
habrsela roto de nuevo.
122
Sinti cmo unas manos
fuertes lo agarraban por
debajo de los brazos y lo
ponan en pie.
Gracias, ser murmur,
al tiempo que se volva para
ver qu caballero haba
acudido en su ayuda...
Maestre respondi Lady
Melisandre. Su voz grave
tena la msica del mar de
Jade. Deberais tener ms
cuidado.
Como de costumbre, iba
vestida de rojo de los pies a
la cabeza, con una tnica
larga y suelta de seda
brillante como el fuego,
mangas acampanadas y
123
cortes en el corpio bajo los
que se vea tejido de un color
rojo ms oscuro. Llevaba en
torno al cuello una
gargantilla de oro rojo, ms
apretada que el collar de
ningn maestre, adornada
con un rub de buen tamao.
Su cabello no era anaranjado,
ni color fresa, como suele ser
en el caso de las personas
pelirrojas, sino de un tono de
cobre bruido que brillaba a
la luz de las antorchas. Hasta
tena los ojos rojos. En
cambio, su piel era suave y
clara, sin mcula, blanca
como la leche. Y era una
mujer esbelta, grcil, ms
124
alta que la mayora de los
caballeros, con pechos
llenos, cintura fina y rostro
en forma de corazn. Los
hombres que la vean no
apartaban la vista con
rapidez, ni siquiera los
maestres. Muchos
consideraban que era
hermosa. No era hermosa.
Era roja y terrible y roja.
Os... os lo agradezco, mi
seora dijo Cressen. Ella
sabe qu augura el cometa.
Es ms sabia que t, viejo,
le susurr su miedo.
Un hombre de vuestra
edad debera vigilar mejor
por dnde pisa dijo
125
Melisandre, corts. La
noche es oscura y alberga
cosas aterradoras.
El maestre conoca la
frase, era una oracin de la
fe de la mujer. No importa,
yo tambin tengo mi fe.
Slo los nios temen a la
oscuridad le dijo.
Pero de fondo, mientras lo
deca, se oa a
Caramanchada otra vez con
su cancioncilla.
Las sombras vienen a
bailar, mi seor entonaba;
bailar, mi seor; bailar, mi
seor...
Esto s que es una
paradoja dijo Melisandre.
126
Un bufn inteligente y un
sabio estpido. Se inclin,
recogi del suelo el yelmo de
Caramanchada y lo puso
sobre la cabeza de Cressen.
El cubo se le desliz sobre
las orejas, y los cencerros
tintinearon. Una corona a
juego con vuestra cadena,
Lord Maestre anunci.
A su alrededor, las
carcajadas se acrecentaron.
Cressen apret los labios e
hizo un esfuerzo por controlar
la ira. Aquella mujer crea
que era un anciano
indefenso, pero antes de que
acabara la noche descubrira
que no era as. Quiz
127
estuviera viejo, pero segua
siendo un maestre de la
Ciudadela.
No me hace falta una
corona, sino la verdad le
dijo al tiempo que se quitaba
el yelmo del bufn.
En este mundo existen
verdades que no se aprenden
en Antigua. Melisandre le
dio la espalda en un
torbellino de seda roja y se
dirigi hacia la mesa elevada,
a la que estaban sentados el
rey Stannis y su reina.
Cressen tendi a
Caramanchada el cubo con
astas y fue a seguirla.
El maestre Pylos estaba
128
sentado en su lugar.
El anciano se detuvo y se
qued mirndolo.
Maestre Pylos dijo al
final. No... no me has
despertado.
Su Alteza me orden que
os dejara descansar. Pylos
tuvo al menos la decencia de
sonrojarse. Me dijo que no
haca falta que estuvierais
presente.
Cressen pase la mirada
por los caballeros, capitanes
y seores, repentinamente
silenciosos. Lord Celtigar,
viejo y amargado, llevaba un
manto con dibujos de
cangrejos rojos bordados en
129
granates. El atractivo Lord
Velaryon vesta ropas de
seda verde mar, con un
caballito de mar de oro
blanco en la garganta a juego
con su larga cabellera rubia.
Lord Bar Emmon, ese
muchacho regordete de
catorce aos, iba envuelto en
terciopelo prpura con
ribetes de foca blanca; Ser
Axell Florent segua igual de
poco agraciado pese a las
ropas rojizas y las pieles de
zorro; el piadoso Lord
Sunglass luca adularias en
torno al cuello, la mueca y
los dedos; y el capitn lyseno
Salladhor Saan era todo l un
130
destello de raso escarlata,
oro y piedras preciosas. El
nico que vesta con
sencillez era Ser Davos, con
su casaca marrn y su manto
de lana verde. Tambin fue el
nico que le sostuvo la
mirada, con los ojos llenos de
compasin.
Estis muy viejo y
enfermo, anciano, ya no me
sois til. Pareca la voz de
Lord Stannis, pero no poda
ser l, no, era imposible. De
ahora en adelante mi
consejero ser Pylos. Ya se
encarga l de los cuervos,
puesto que vos no podis
subir a la pajarera. No quiero
131
que os matis sirvindome.
El maestre Cressen
parpade. Stannis, mi seor,
mi muchachito triste y hosco,
hijo que nunca tuve, no
podis hacer esto, no sabis
cunto me he ocupado de
vos? No sabis que he
vivido por vos, que os he
querido pese a todo? S, os
he querido, ms que a Robert
o a Renly, porque vos erais al
que nadie quera, el que ms
me necesitaba.
Como deseis, mi seor
fue lo que dijo. Pero...
estoy hambriento. No tendr
un lugar en vuestra mesa?
A tu lado, mi lugar est a tu
132
lado....
Sera un honor para m
que el maestre se sentara a
mi lado, Alteza dijo Ser
Davos, levantndose del
banco.
Como quieras. Lord
Stannis se volvi para decirle
algo a Melisandre, que se
haba sentado a su derecha,
en un lugar de gran honor.
Lady Selyse estaba a la
izquierda de su esposo, y
luca una sonrisa tan brillante
y quebradiza como las joyas
con que se adornaba.
Demasiado lejos pens
Cressen desanimado,
fijndose en el lugar donde
133
estaba sentado Davos. Entre
el contrabandista y la mesa
elevada se encontraban la
mitad de los seores
vasallos. Para ponerle el
estrangulador en la copa
tengo que estar ms cerca,
pero cmo?
Caramanchada se dedic a
hacer cabriolas mientras el
maestre caminaba con paso
cansino hacia la mesa, hacia
el lugar que ocupaba Davos
Seaworth.
Aqu comemos peces
anunci el bufn en tono
alegre, blandiendo un
bacalao a modo de cetro.
Bajo el mar, los peces nos
134
comen a nosotros. Lo s, lo
s, je, je, je.
Ser Davos se apart a un
lado para dejarle sitio en el
banco.
Esta noche todos
deberamos llevar trajes de
colores dijo sombro a
Cressen mientras se
sentaba, porque este
asunto es una bufonada de
principio a fin. La mujer roja
ha visto la victoria en sus
llamas, as que Stannis
piensa lanzarse a la
conquista aun con las cifras
en contra. Si esa mujer se
sale con la suya, me temo
que todos veremos lo que vio
135
Caramanchada...: el fondo del
mar.
Cressen se meti las
manos en las mangas como
para calentrselas. Sus
dedos rozaron los bultitos
duros de los cristales en la
lana.
Lord Stannis.
Stannis, que estaba
hablando con la mujer roja,
se volvi; pero la que replic
fue Lady Selyse.
Nada de lord. Alteza, si
no os importa.
Est viejo, su mente
desvara le dijo el rey con
tono seco. Qu queris,
Cressen?
136
Si tenis intencin de
haceros a la mar, es
imprescindible que hagis
causa comn con Lord Stark
y Lady Arryn...
No voy a hacer causa
comn con nadie replic
Stannis Baratheon.
Igual que la luz no hace
causa comn con la
oscuridad aadi Lady
Selyse tomndole la mano.
Stannis asinti.
Los Stark quieren
robarme la mitad de mi reino,
igual que los Lannister me
han robado el trono, y mi
querido hermano me ha
robado las espadas y las
137
fortalezas que me
corresponden por derecho.
Todos son usurpadores,
todos son mis enemigos.
Lo he perdido, pens
Cressen, desesperado. Si
pudiera acercarse a
Melisandre sin que lo
advirtieran... Lo nico que
necesitaba era estar un
instante al lado de su copa.
Sois el heredero legtimo
de vuestro hermano Robert
dijo a la desesperada, el
verdadero seor de los Siete
Reinos y rey de los ndalos,
los rhoynar y los primeros
hombres, pero no podris
triunfar si no contis con
138
aliados.
Tiene un aliado dijo
Lady Selyse. R'hllor, el
Seor de la Luz, el Corazn
de Fuego, el Dios de la Llama
y la Sombra.
Los dioses no son aliados
de confianza insisti el
anciano, y se en concreto
no tiene ningn poder aqu.
Eso creis? El rub del
cuello de Melisandre reflej
la luz cuando volvi la cabeza
hacia Cressen, y durante un
instante al anciano le pareci
que brillaba tanto como el
cometa. Si pensis seguir
diciendo tonteras, deberais
poneros de nuevo vuestra
139
corona, maestre.
S asinti Lady Selyse
. El yelmo de Manchas. Os
sienta bien, viejo. Ponoslo
de nuevo, yo os lo mando.
Bajo el mar nadie lleva
sombrero dijo
Caramanchada. Lo s, lo
s, je, je, je.
Los ojos de Lord Stannis
eran agujeros sombros bajo
el espeso ceo, mientras
mova la mandbula en
silencio. Siempre rechinaba
los dientes cuando se
enfadaba.
Bufn gru al final,
mi seora esposa lo ordena.
Dale tu yelmo a Cressen.
140
No pens el anciano
maestre, ste no eres t, t
no eres as, siempre fuiste
justo; duro, pero no cruel,
jams, no entendas las
burlas, igual que no
entendas la risa.
Caramanchada se acerc
bailoteando, haciendo
resonar los cencerros. El
maestre se qued sentado,
en silencio, mientras el bufn
le pona el cubo astado.
Cressen inclin la cabeza
bajo el peso. Los cencerros
sonaron.
De ahora en adelante
deberais dar los consejos
cantando dijo Lady Selyse.
141
Ests yendo demasiado
lejos, mujer replic Lord
Stannis. Es un anciano, y
me ha servido bien.
Y te servir hasta el final,
mi buen seor, mi pobre hijo
solitario, pens Cressen,
porque de repente haba visto
la manera de hacerlo. La
copa de Ser Davos estaba
ante l, todava medio llena
de tinto agrio. Cogi un copo
de cristal de su manga, lo
apret entre el ndice y el
pulgar y extendi la mano
hacia la copa. Con
movimientos suaves, con
destreza, no puedo temblar,
rez, y los dioses fueron
142
bondadosos con l. En un
abrir y cerrar de ojos ya no
tena nada entre los dedos.
Haca aos que sus manos no
eran tan firmes, ni sus
movimientos tan fluidos.
Davos lo haba visto, pero
nadie ms, de eso estaba
seguro. Se levant con la
copa en la mano.
Puede que s haya sido un
estpido. Lady Melisandre,
queris compartir conmigo
una copa de vino? En honor a
vuestro dios, vuestro Seor
de la Luz. Un brindis por su
poder.
Como queris dijo la
mujer roja, mirndolo
143
atentamente.
Senta que todos estaban
pendientes de ellos. Davos lo
intent detener cuando se
alejaba del banco, le agarr
la manga con los dedos que
Lord Stannis le haba
mutilado.
Qu estis haciendo?
susurr.
Lo que debo hacer
respondi el maestre
Cressen. Por el bien del
reino, y por el alma de mi
seor. Se liber de la mano
de Davos, no sin derramar
una gota de vino sobre la
alfombra.
La mujer se reuni con l al
144
pie de la mesa elevada.
Todos los ojos estaban
clavados en ellos, pero
Cressen slo vea los suyos.
Seda roja, ojos rojos, el rub
rojo de su garganta, labios
rojos curvados en una
sombra de sonrisa cuando
puso la mano sobre la suya,
en torno a la copa. Tena la
piel caliente, febril.
No es tarde, maestre, an
podis derramar el vino.
No susurr l, ronco.
No.
Como queris.
Melisandre de Asshai le cogi
la copa de las manos y bebi
un largo trago. Cuando se la
145
devolvi, apenas si quedaba
un sorbo de vino. Y ahora,
vos.
Le temblaban las manos,
pero se oblig a ser fuerte.
Un maestre de la Ciudadela
no deba tener miedo. Sinti
el sabor agrio del vino en la
lengua. La copa vaca se le
escurri de entre las manos y
se hizo aicos contra el
suelo.
S tiene poder aqu, mi
seor dijo la mujer. Y el
fuego purifica.
El rub de su garganta
brillaba, rojo.
Cressen trat de
responder, pero las palabras
146
se le atravesaron en la
garganta. Se oy un silbido
agudo, espantoso, cuando
intent tomar aire. Unos
dedos de hierro se le
cerraron en torno al cuello.
Mientras caa de rodillas,
sacudi la cabeza una vez
ms: la negaba a ella, negaba
su poder, negaba su magia,
negaba a su dios. Los
cencerros de sus astas
tintineaban y parecan decir:
bufn, bufn, bufn,
mientras la mujer roja lo
miraba desde arriba con
conmiseracin, y las llamas
de las velas danzaban en sus
ojos rojos rojos rojos.
147
ARYA
En Invernalia la haban
llamado Arya Caracaballo,
y en aquellos tiempos
pensaba que no haba nada
peor, pero eso era antes de
que el hurfano Lommy
Manosverdes le pusiera el
mote de Chichones.
La verdad era que, al
tocarse la cabeza, se la
notaba llena de bultos.
Cuando Yoren la haba
arrastrado a aquel callejn,
pens que iba a matarla, pero
el agrio anciano se limit a
agarrarla con fuerza mientras
148
le cortaba con la daga los
mechones de cabellos
revueltos y apelmazados.
Recordaba cmo la brisa se
haba llevado los puados de
pelo castao sucio, rodando
por las piedras del
pavimento, hacia el sept
donde acababa de morir su
padre.
Voy a llevarme a unos
cuantos hombres y
muchachos de la ciudad
gru Yoren mientras el
acero afilado le araaba la
cabeza. No te muevas,
chico.
Cuando termin, apenas si
le quedaban unos mechones
149
desiguales en el cuero
cabelludo.
Le dijo que, desde aquel
momento y hasta que llegara
a Invernalia, iba a ser Arry,
un muchacho hurfano.
No costar mucho salir
por la puerta de la ciudad,
pero el camino ser otra
cosa. El trayecto es largo, y
la compaa poco grata. Esta
vez tengo a treinta hombres y
chicos, todos van destinados
al Muro, y no creas que se
parecen en nada a tu
hermano bastardo. La
sacudi por los hombros.
Lord Eddard me dej elegir lo
que quisiera de las
150
mazmorras, y no encontr
ningn joven seor. De este
grupo, la mitad te entregaran
a la reina en menos de lo que
se tarda en escupir, a cambio
del indulto y tal vez unas
monedas de plata. La otra
mitad hara lo mismo, slo
que antes te violaran. As
que no hables con nadie, y
mea siempre entre los
rboles, cuando es
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