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“Puede ser de otro modo”: teorías
fundacionales, antifundacionales y
posfundacionales en ciencias sociales
Joaquín Figueroa Cuevas
Facultad de Psicología, UNAM
Hasta la década de los setenta del siglo veinte se pensaba casi
unánimemente que las teorías en ciencias sociales estaban encaminadas a
establecer los fundamentos de una ciencia unitaria y universal. En la
actualidad, esta idea continua vigente para muchos científicos sociales.
Sin embargo, con el paso de las décadas se ha venido fortaleciendo la idea
opuesta de que la ciencia es diversa y que no existen fundamentos últimos
en los cuales sustentar universalmente las teorías. La primera posición se
conoce como fundacionalismo en tanto que la segunda corresponde a la
corriente de pensamiento antifundacionalista. En esta suerte de debate
existe una tercera tendencia que se denomina posfundacionalismo , a
diferencia de la dos anteriores en ella se sostiene que existen
fundamentos, sólo que estos resultan ser perentorios y contingentes.
El interés de estas notas se centra en presentar un deslinde entre estas
tres tendencias y en desarrollar un ejemplo de este debate en los temas de
la identidad y la política.
Por fundacionalismo se entiende la idea de que las teorías científicas
tienen como finalidad establecer conceptos, métodos y categorías que
proporcionen unidad y dirección a la investigación empírica. De igual
forma los fundacionalistas tienen en mente una idealización de la ciencia
como un lugar que no está contaminado por valores sociales ni por
intereses o relaciones de poder .
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Se suele citar como un ejemplo clásico de teoría fundacionalista a la
sociología marxista, teoría social en la que se aplican categorías y
conceptos omnímodos para explicar los cambios históricos y sociales tales
como modos de producción, trabajo o clases sociales. En psicología el
modelo skineriano es una suerte de versión fundacional que basada en los
conceptos de reforzamiento y triple contingencia se piensa capaz de
explicar cualquier comportamiento animal o humano. En todo caso para
un teoría fundacionalista radical existe una verdad única y última que
permite explicar el objeto de estudio, es decir, muestra una clara
orientación reduccionista
Dentro de la historia de la filosofía, la doctrina del cogito de Descartes -
que parte de la duda para derivar en una prueba de la existencia- propone
un fundamento en el cogito o pensamiento incuestionable (fundamentum
inconssusum), puesto que la duda cartesiana, no es duda radical, no es
duda basada en la angustia, como en Kierkergard, ni es incertidumbre, o
reconocimiento de la finitud de la razón; por el contrario es duda
motivada a encontrar, y lo que busca es encontrar la verdad última. Se
trata de un cogito que quiere conseguir certeza absoluta encontrar “una
cosa que sea cierta y verdadera” , y lo encuentra en la mismo cogito . Se
trata, pues, de una formulación filosófica en la que una forma de razón
impera ante la duda y a la existencia:
Según Descartes:
“No hay ,pues, ninguna duda de que, si me engaña, es que soy, y
engañarme cuanto quiera nunca podrá hacer que yo sea nada, mientras yo
piense que soy algo”.
Nietzche puso de cabeza al cartesianismo cuando hizo objeto de duda al
cogito mismo, al decir que el cogito es también motivo de sospechosa, de
igual forma lo hizo al diluir la distinción categórica entre mentira y
verdad, lo cual conduce a lo que P. Ricoeur llama la quiebra del cogito, que
para nuestro contexto es la quiebra del fundacionalismo. Por su parte,
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dentro de la filosofía de la facticidad, Heidegger antepuso la condición
existencial y finita de los seres humanos a la dominancia del cogito, ante
la existencia y la incertidumbre. Primero existimos, luego hacemos ciencia.
En las antípodas del fundacionalismo el antifundacionalismo sostienen
un punto de vista en el que se asume que la teoría e investigación en
ciencias sociales siempre procede desde una perspectiva socialmente
situada.
Una referencia útil para marcar la diferencia entre el fundacionalismo y el
antifundacionalismo se puede encontrar en sus criterios de verdad, así el
fundacionalismo habla de verdades ciertas y duras, en cambio para el
antifundacionalismo la verdad se entiende más como argumentos con
grados distintos de credibilidad y persuasión, los antifundacionalista en
lugar de hablar de teorías comprobadas empíricamente hablan de análisis
sociales que incluyen niveles múltiples de argumentación, los cuales se
construyen mediante el razonamiento analítico y datos empíricos; también
los teóricos antifundacionalistas están atentos y son reflexivos acerca de
su propia situación social : es decir de sus orígenes sociales, de sus
intereses, sus practicas y prejuicios personales y grupales.
Esta creciente preocupación por evitar los abusos éticos de los
investigadores en ciencias sociales a partir del autoanálisis del científico
se manifestó con nitidez en la organización de un coloquio que se dedicó a
reflexionar acerca de quién es quien gana más con la investigación
sociolingüística: ¿los académicos o las minorías lingüísticas?1 Los
resultados de los análisis apuntan incuestionablemente que los ganadores
siempre son quienes tienen mayores recursos y estatus que, obviamente,
son los investigadores.
El pensamiento social desde la perspectiva antifundacionalista ha tomado
una forma más pragmática, es decir, se ha fortalecido el vinculo entre las
teorías sociales y la vida social. Se ha incrementado el compromiso y la
1 Journal of Multilingual and Multicultural Development, 27 (1), 2006 .
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responsabilidad de los científicos sociales con los problemas de las
sociedades contemporáneas , de igual forma se han abierto caminos de
apropiación y comunicación entre el trabajo de los investigadores y los
legos. Un ejemplo reciente de esta tendencia sucedió en días pasados en el
campus de la nuestra universidad.
Los días 20, 21 y 22 de mayo se efectuó en Ciudad Universitaria, para
celebrar el día de la Biodiversidad y el inicio de las actividades por el año
de la Biodiversidad, decretado por la UNESCO, se organizó un festival
dedicado a la milpa, denominado: La milpa, un baluarte de la diversidad
biologica y cultural. Se montaron carpas en la explanada de rectoría, para
exibir una feria nacional de la semilla de maíz, realizar conferencias y
mesas redonadas, venta de productos del campo. Asistieron 41
organizaciones de campesinos, la mayorìa indigenas para exibir
variedades de semillas de maíz y frijol, vender productos; participaron
académicos de los institutos de biología, ciencias sociales, ecología,
antropología, el jardín botánico, la fes Zaragoza y otras dependencias
oganizaron la festividad.
La idea rectora fue que en México la milpa reúne a la biodiversidad
biológica con la diversidad cultural, están imbrincadas una con la otra,
pusto que si se afecta una de ellas se afecta directamente a la otra.
De igual forma, se considera que la milpa, en cuanto sistema ecológico,es
un policultivo complejo, una trama de cultivos interdependientes. De este
modo, el maíz sostiene a la liana del frijol, y a su vez el frijol aporta
nitrógeno mientras que la calabaza preserva la húmedad de la tierra y
funciona como plaguicida. Adiconalmente, enla milpa crecen otras plantas
de importancia alimentaria como los quintoniles y los seudo cereales, como
el amaranto, que son útiles para mejorar la dieta. El chile también es
plaguicida. Y las plantas parásitas como los hongos y el huitlacoche al
igual que los quelites se aprovechan como alimentos.
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La ley de bioseguridad debe considerar prioritaria la protección de los
campesinos de milpa. La defensa de la milpa y la critica a los transgénicos
que son la cúspide de la producción agroindustrial y biotecnologica que es
incompatible con la biodiversidad puesto que su producción se basa en la
siembra de un sólo producto y por ello reduce la diversidad y requiere de
un alto consmo de agroquimicos debido a que los cultivos son propensos a
enfermedades y plagas.
Una de las conclusiones más relevantes del encuentro es el fortalecimento
del vínculo entre campesinos y académicos para el estudio favorecer la
divulgación y defensa de la milpa como manifestación de la diversidad
cultural y la biodiersidad.
Una conclusión que quiero anticipar es que es ventajoso no pensar a las
teorías como espacios de definición pura que son fundacionales,
antifundacionales o posfundacionales en estado puro, se trata más bien de
tendencias
Junto al reconocimiento de los condicionamientos socioculturales de los
investigadores: de sus limitaciones, prejuicios e intereses. En las teorías
antifundacionales se ha dando lo que se conoce como giro normativo; en
este giro se subraya el interés social de las teorías , de forma tal que se
percibe un alejamiento de la formulación de estudios de carácter
exclusivamente disciplinar, y se muestra un creciente interés por áreas de
estudio tradicionalmente abordadas por la filosofía moral y la política,
como asuntos concernientes a la justicia, democracia o equidad (por
ejemplo de género, étnica o de preferencia sexual). Es así como la ciencia
se ha vuelto secular , es decir, cada vez más interesada en los grandes
problemas de la sociedades contemporáneas. La extensa nómina de
asuntos de interés para los pensadores e investigadores dentro de la
corriente antifundacional muestra el interés por una gran variedad de
temas contemporáneos. La compilación de Seidman y Alexander en el
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libro: The New Social Theory: Contemporany Debates2. (Texto del que he
obtenido una valiosa aportación para estas notas) es un excelente fuente
para la puesta al día sobre la corriente antifundacional. Veamos el
esquema del contenido:
Primera parte: Teoría General sin Fundamentos
La Nueva Teoría Crítica que incluye Jürgen Habermas y a Axel Honneth.
El Estructuralismo Semiótico representado por Marshall Sahlins y James
Clifford.
El Postestucturalismo que incluye a Michelle Foucault y a Ernesto Laclau
y Chantal Mouffe
Estudios Culturales que incluye a Stuart Hall y Federic Jameson
Parte dos: El giro normativo
Justicia con Jonh Rawls y Michael Walser
Ética representado por Alasdari Mc Intyre y Zygmunt Bauman
Verdad con Richard Rortry y Seyla Benhabib
Tercera parte: Debates posdisciplinarios, sociedad
Posmodernidad con Jean Fraçois Lyotard y David Harvey
Sociedad civil representado por Jean Cohen , Anderew Arato y Jeffrey C.
Alexander.
Multiculturalismo con Iris Marion Young y Will Kymlicka
Nacionalismo con Benedict Anderson y Rogers Brubacker
Globalización con Anthony Giddens y Arjun Appadurai
Naturaleza con Ulrich Beck y Donna Haraway
Dominación/Liberación con Nancy Frazer y David Halperin
Parte cuarta: Debates posdisciplinarios, identidad
Self con Robert N. Bellah y otros, y Charles Taylor
Género con Norma Alarcón y Judith Butler
Sexualidad con Diana Fuss y Steve Seidman
2 Seidman, S. Y J.C. Alexander (Editores): The New Social Theory Reader, Contemporary Debates.
Londres, Routledge, 2001.
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Raza con anthony Appiah y Michael Omi y Howard Winant
Poscolonialismo con Edward Said y Homi Bhabha.
El concepto de verdad propuesto por el filósofo norteámericano R. Rortry
sirve para ejemplificar una versión antifundacionalista, relativista y neo
pragmática del concepto de verdad:
En un libro de homenaje a Hans-Georg Gadamer con motivo de su
centenario, Rortry retoma la famosa frase “El ser que puede ser
comprendido es lenguaje” para iniciar un alegato en el que rompe con la
divisón absoluta entre technos y fuzzis, hace un recorrido por la filosofía
de las ciencias y por el nominalismo heredado de la filosofia medieval .
Encuentra en el corte filosófico de juegos de lenguaje de Wittgenstein y en
las revoluciones cientificas de Kuhn un punto de quiebre a la filosofía
fundacionalista. La realidad como única o la realidad tejida con diferentes
hilos de discurso, la duda sobre la ejemplaridad de la física como cumbre
del conocimiento humano, forma señera de conocimiento.
Al final, para Rortry, ganan los fuzzis puesto que en el futuro los filósofos
leerán a technos y fuzzis como partes en diálogo de la filosofía del siglo XX,
fusión de horizontes como mezcla de conceptos abiertos entre filósofos de
tradiciones distintas u opuestas. Es posible cuestionar el planteamiento de
Rortry preguntando¿cuál es entonces el papel de la crítica y de la
inmensurabilidad entre teorías? Rortry pone una cláusula de seguridad a
sus argumentos: si no hay diálogo entre teorías es porque hay motivos de
poder, por intereses extra-científicos.
De acuerdo con las definiciones propuestas al inicio, existen diferencias
notables entre los teóricos opuestos al fundacionalismo que se colocan
dentro de tendencias antifundacionalistas, como las expuestas con
anterioridad, y las posfundacionalistas de herencia heideggeriana. De
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acuerdo con Marchant3, la diferencia central entre ambos es que para los
antifundacionalistas se da una eliminación de cualquier fundamento, lo
que conduce a una relativización absoluta de los criterios de verdad, bien y
belleza, que son bien conocidos dentro de la tradición posmoderna y han
sido fuertemente criticados porque conducen a un callejón sin salida con
la formulación “todo se vale”. En ciertos casos, como sucede con algunos
filósofos inscritos dentro del pensamiento democrático liberal como
Habermas y Rawls la brecha del relativismo radical se salva mediante el
consenso o acuerdo normativo entre la pluralidad a partir de la
constitución de normas de acuerdo comunicativo (acción comunicativa de
Habermas) o político -social
Como sucede con Rawls. Sin embargo, para ciertos pensadores que
proceden de la herencia intelectual de Heidegger y de Lacan y el
posestructuralismo francés, el posfundacionalismo no renuncia a la
búsqueda de fundamentos, sólo que estos son necesariamente puestos en
duda y perentorios, son objetos de crítica permanente y son contingentes.
Tal vez la mejor ejemplificación de la contingencia de los fundamentos se
da en el estudio de la filosofía política, en donde se considera que la
sociedad esta constituida por un fundamento político en refiguración
permanente. Como lo podré ejemplificar en la breve exposición de la teoría
política de Laclau que haré más adelante.
En palabras de Marchant tenemos que:
“Lo que está en juego entonces en el posfundacionalismo político
no es la imposibilidad de cualquier fundamento, sino la
imposibilidad de un fundamento último”.
“Para el posfundacionalismo no se trata de erradicar sino de
problematizar el fundamento, su estatus como fundamentum
inconcusum”.
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Desde la perspectiva política la definición del fundacionalismo
comprendería aquellas teorías
que suponen que la sociedad /o la política “se basan en principios que 1)
son innegables e inmunes a revisión , y 2) están localizados fuera de la
sociedad y de la política” (Herzog, 1985:20). En la mayoría de los casos de
fundacionalismo político y social, lo que se busca es un principio que funde
la política desde fuera. A partir de ese fundamento trascendente se deriva,
según se afirma, el funcionamiento de la política. Si pensamos en el
determinismo económico, por ejemplo, este proporciona un conjunto de
principios (“leyes” económicas) que se presentan como la esencia de la
política (de lo que la “política” realmente es).
De este modo un elemento central para el posfundacionalismo de esta
clase es la perentoriedad de los fundamentos y su construcción política
social al interior de la vida social.
Voy a retomar un tema de relevancia para la psicológica como la
identidad y particularmente las identidades colectivas que me servirá
para ejemplificar
La tendencia posfundacional heideggeriana o posestructuralista.
Partiré de la definición de un concepto básico: contingencia:
No hay entonces la menor incoherencia entre el aserto de que el estatus de la
contingencia es suprahistórico (por eso es trascendental), aunque la
experiencia de la contingencia y su realización reflexiva estén sometidas a
ciertas condiciones empíricas (por eso es cuasi trascendental, en el segundo
sentido de “cuasi”).
“Puede ser de otro modo”.
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Lo histórico es la condición (siempre variable) para que emerja lo
trascendental.
Identidad
Como todo concepto fértil la identidad cuenta con una gran cantidad de
usos en diferentes disciplinas sociales; su uso es frecuente en la
antropología y en menor medida en la sociología, la politología o en la
psicología. Para los fines de esta exposición voy a considerar el concepto de
identidad dentro de definiciones contradictorias.
Por una parte, el concepto de identidad tradicionalmente ha sido usado
como un concepto esencial, por lo que la identidad es vista como una
sustancia inmutable, la identidad definida por sus atributos dota a la
persona o grupos social de elementos caracterizadores permanentes, la
identidad desde esta perspectiva es única, estática y en términos del
sociólogo Zygmunt Bauman, es sólida. Por ejemplo si consideramos los
estereotipos nacionales estos se forman desde una concepción esencialista
de la identidad, se trata de rasgos fijos, inmanentes y con valencias
negativas, por motivos de prejucios raciales o nacionales, o bien con
valencias positivas como definiciones de identidad valoradas
positivamente por quien o se adscribe a ellas. Un buen ejemplo de
identidad sustancial lo aportan la mayoía de las versiones de lo que se
conoce como psicología del mexicano. En el perfil del hombre y la cultura
en México, siguiendo las ideas del filósofo español Ortega y Gasset y el
psicoanálisis de Adler, Samuel Ramos afirma que el mexicano se
caracteriza por las circunstancias históricas de la conformación del país
por:
• La cultura en México es una derivación de la cultura europea.
Históricamente la cultura indígena fue desapareciendo hasta quedar
eliminada totalmente.
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• Después de La Independencia los mexicanos no consiguieron
conformarse en una nación civilizada porque no contaron con las
condiciones reales que lo permitieran.
• Veladamente los mexicanos son imitadores de las culturas extranjeras.
• La “imitación” es el mecanismo psicológico inconsciente de defensa que,
al crear una apariencia de cultura, libera a los mexicanos del sentimiento
deprimente de ausencia de cultura.
• La evasión y desprecio de la realidad propia ha llevado a los mexicanos
a la “autodenigración” y al “sentimiento de inferioridad”.
• Para sobrellevar esta sensación de inferioridad los mexicanos llevan
una existencia ficticia que se distingue por ciertos rasgos negativos como
la pedantería, la agresividad, el machismo y la inseguridad.
Sin importar, que la identidad de los mexicanos propuesta por Samuel
Ramos resulte denigrante, es fácilmente comprobar cómo corresponde al
dominio de la identidad esencial. Se trata de rasgos de personalidad fijos,
descontextualizados, generalizantes sin excepción, sólidos, determininates
y absolutos.
A diferencia de la identidad esencial, el concepto fluido de la identidad, en
los términos de Z. Baumman, es una identidad dinámica, estratégica,
situada, construida por relación con el Otro.
En este sentido las ideas de Bajtín, Ricoeur y Laclau y Mouffe nos
resultarán de utilidad para examinar esta clase con cierto detenimiento.
Por su parte, la identidad estratégica, se propone como una estrategia en
la que la identidad sirve como medio para conseguir algún propósito, por
ello es una identidad compleja, compuesta y situada. Por ejemplo, la
identidad de una mujer indígena puede componerse por varias identidades
porque a la vez es mujer, es campesina, es indígena, es madre, es
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esposa… y dependiendo de las situaciones puede asumir uno o más roles
de esta identidad compuesta, por ejemplo su presentación en una reunión
en donde se cuestiona la situación de desigualdad de género muy
probablemente asumirá una identidad como mujer, madre y esposa, o en
una reunión productiva probablemente se asumirá como campesina y en
un programa gubernamental asistencial podrá asumir su identidad
indígena, todo ello al margen de cualquier consideración esencialista y
moralizante. Esto contrasta con la imagen esencialista de la identidad en
donde la identidad comúnmente es simple, no contradictoria, leal e
invariante.
Retomando las ideas sobre de Bajtin en antropología se ha utilizado la
conformación de la identidad en un juego complejo entre distinciones
identitarias entre el Yo y el Otro, de esa suerte la conformación de la
identidad se produce a partir de:
Yo para mi mismo
Yo para el Otro
El Otro para mí
La interculturalidad desde las perspectivas del Yo y el Otro
Para iniciar un curso sobre bilingüismo e interculturalidad para maestros de la zona de
supervisión de Zoogocho en la Sierra Norte de Oaxaca, les presente un esquema de
construcción de identidades derivadas de Bajtin:
Yo para mí
Yo para el otro
El otro para mí
Luego participamos en actividades.
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Actividad 1
Les pedí que nombraran características de identificación de lo indígena.
Sus respuestas incluyeron lengua, vestido, costumbres, fisonomía.
Les pedí que me dijeran que tanto eran diferenciadores el vestido, las costumbres o la
fisonomía.
Incluí la auto adscripción y la subrayé junto a la lengua como los principales diacríticos.
Para hablar del Yo parto del principio de u Yo que siempre pertenece a una cultura, luego
plantearé también como principio que todas las culturas tienen el mismo valor, aceptarlo
conduce a no sustituir la propia un caso paradigmático se da con el reemplazo lingüístico.
Actividad 2
Les pedí que se auto adscribieran.
L responde.
“indígena, hablo zapoteco, con perdida de identidad, los zapotecos somos minoría, la clase
dominante ignora al zapoteco”.
Actividad 3 separen las características de acuerdo con los tres ejes:
Yo para mí: indígena, hablante de zapoteco, perdida de identidad.
Yo para el otro: minoría, negada.
El otro para mí: dominante.
En el complejo juego de miradas del Yo se constituye una identidad
susceptible al cambio, a la formación relacional con el Otro que evita la
conformación de una identidad estática y constituida por una sustancia
identitaria basada únicamente en la definición esencialista del yo. El Yo
se constituye necesariamente a partir del sí mismo y de la alteridad. La
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identidad del sí mismo es incomprensible sin la identidad del Otro. José
Alejo García en su libro Ch’ol/Kaxlan muestra cómo la construcción de la
identidad de los choles, una etnia mayanse del norte de Chiapas, se
construye a partir de los juegos de miradas entre el Yo y el Otro.
La identidad esencial al convertir en objeto a la identidad, al pensarla
como una cosa inmodificable naturalmente corre el riesgo de convertirse
en medio propicio para la intolerancia, el rechazo y la discriminación del
Otro. Aprender que la identidad es un concepto no esencial sino
socialmente construido, y por lo tanto dinámico, complejo, compuesto y
situacional es uno de los retos centrales para la educación con
pretensiones interculturales.
El filósofo francés Paul Ricoeur propuso una de las versiones más lúcidas
de la identidad basada en el juego entre la mismidad, la alteridad y la
ipsiadad en la que da cuenta de la transformación del Símismo por su
confrontación con el Otro.
Un planteamiento fértil de identidad desde la tendencia posfundacional
lo propusieron Ernesto Lauclau y Shantal Mouffe en un texto clásico para
las ciencias sociales Hegemonía y Estrategia Socialista . La gran
contribución de estos autores consistió en reexaminar las categorías
socialistas del marxismo y poner de manifiesto la caducidad de la versión
economisista clásica del marxismo ortodoxo. En su examen de los
movimientos populares y del populismo, basados en una versión
posestructuralista y lacaninana de la sociedad y la política, critican sin
concesión las aproximaciones esenciales de la identidad. En un texto
reciente, Populismo ¿Qué nos dice?, Laclau presentó una versión sintética
de su definición del Populismo desde el Posestructuralismo. Enseguida voy
a exponer la definición formal de Populismo siguiendo puntualmente ese
texto y a presentar una recapitulación general de la exposición.
Laclau parte de la definición de demanda como la forma elemental de
construcción del vínculo social, se trata, nos dice, de una palabra con doble
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significado en inglés: 1. Como petición y 2. Como exigencia. A Laclau le
resulta útil la ambigüedad de la palabra, la demanda no se satisface en sí
misma, por eso para satisfacerla debe dirigirse a una instancia diferente a
los demandantes.
Laclau muestra un ejemplo simple:
Un grupo de personas de una población quiere contar con un servicio de
transporte que los lleve de sus casas al trabajo. Esta demanda tiene las
características estructurales siguientes.
a. Una necesidad social que se expresa como petición a una instancia
con poder de decisión.
b. El hecho de que se formule como petición acepta la legitimidad de la
instancia a la que se hace la solicitud –acepción 1 de la palabra
demanda-.
c. La demanda es una demanda específica, cerrada en sí misma, no es
el símbolo de una gran variedad de demandas no manifiestas.
Conclusión. Si se reúnen estas tres características entonces:
No se construye una frontera dentro de lo social, no hay una
división de grupos, ni conflicto de poder.
Se define entonces la logíca de la diferencia como que toda demanda
puede satisfacerse de un modo administrativo, sin división social ni
anatagonsimo político. (Este modo de resolución es propio de la
utopías sociales como el Estado de bienestar o la sociedad sin
clases).
En otro escenario la petición es rechazada ocasionando frustración
social y si esta demanda insatisfecha se articula con otras
demandas no satisfechas (seguridad, suministro de agua, salud,etc.)
estamos frente a una lógica social radicalmente distinta: las
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demandas insatisfechas comparten uan dimensión negativa que las
reagrupa. Este modo de articulación política es lo que Laclau
denomina Populismo.
Esta situación de articulación negativa corresponde entonces a la
lógica de equivalencia- una lógica en la que todas las demandas, no
obstante son diferentes- tienden a reagruaparse y a formar una
cadena equivalencial .
El sujeto de la demanda en el caso de la lógica diferencial, en donde
una demanda es puntual, corresponde a una sola demanda se
denomina sujeto democrático. En cuanto al sujeto de la lógica de la
equivalencia en la que una demanda es la punta del iceberg de una
serie de demandas insatisfechas se le denomina sujeto popular, es
más amplio y está constituido por una cadena equivalencial en el
que se agrupan una conjunto de demandas plurales.
De lo anterior Laclau deriva que:
El surgimiento de una subjetividad popular se produce con la
creación de una frontera o división interna. Se produce una
identificación con una fuente de negatividad social. De este modo,
los discursos populares equivalenciales dividen lo social en dos
campos: “los poderosos” y el “Pueblo”. De este modo las demandas
dejan de ser simples peticiones para convertirse en exigencias en
reividicaciones, lo que cae en la segunda acepción del término
“demanda”.
La cadena equivalencial que articula a las demandas plurales
insatisfechas posee un carácter anti-institucional: subvierte el
carácter diferencial, es decir específico de las demandas. Se
presenta un cortocircuito entre la relación de las demandas
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planteadas al sistema y la capacidad de este último para
satisfacerlas.
¿Cuáles son los efectos del cortociruitos institucional?
Se crea así un antagonismo entre dos grupos sociales a partir de la
creación de una frontera interna: No hay Populismo sin la
construcción discursiva del enemigo: el ancien régime, la oligarquía,
el establishment, etc.
Para que la cadena equivalencial construya una frontera interna es
necesario representar el otro lado de la frontera.
La representación de la cadena y la formación de una identidad
colectiva correspondiente sólo es posible si una demanda particular,
sin abandonar su particularidad, comienza a funcionar como un
significante que representa a la cadena como totalidad (en forma
similar al oro que sin dejar de ser una mercancía particular es por
antonomasia representante del valor universal).
El proceso mediante el cual una demanda particular comienza a
representar una cadena equivalencial de gran tamaño es lo que
denomina Laclau hegemonía.
La construcción de la subjetividad popular sólo es posible mediante
la generación de significados tendencialmente vacío. Es así
necesario que los símbolos populistas se muestren pobres, puesto
que ello permite que sean politicamente eficientes, es decir, de
mostrarse con un contenido reducido al mínimo para alcanzar
homegeneidad en una realidad altamente diversa. En el caso
extremo la función homogeneizante se reduce al nombre del líder.
La lógica equivalencial de las reivindicacciones populares se
construye sobre un “vaciamiento” de contenidos que en términos de
la lógica se explicaría como una ganancia en extensión y una
pérdida de comprehensión.
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La construcción de la identidad popular a través de las cadenas
equivalenciales, de las demandas no satisfechas institucionalmente,
tienen un carácter inestable en su composición, puesto que nada
anticipa en los contenidos aislados de las demandas el modo en que
se van a articular diferencial o equivalencial, por que ello depende
de la situación, ni en el caso de las demandas equivalenciales nada
anticipa cuál será la extensión de las cadenas ni cuál su
composición.
Los campesino mexicanos padecieron despojos de tierra, agravios y
hambre durante gran parte del siglo XIX, período que fue en su
mayor parte de inestabilidad económica, política y social, fue
necesario identificar al porfiriato como enemigo para articular las
demandas campesinas con las demandas de la clase media (como la
demanda de democracia y redistribución de poder) para formar una
cadena equivalencial revolucionaria que envolvió la totalidad del
sistema político mexicano.
Un corolario que se desprende de la inestabilidad de la formación de
cadenas equivalenciales es la indeternación del signo político que
las conforma y que puede articular conteidos contradictorios con
notables cambios de signo politico, por ejemplo en Europa después
de la primera guerra mundial el facismo se expandió a partir de la
reapropiación por la derecha de las demandas tradicionalmente
revolucionarias. O en el caso de México Porfirio Díaz retomó el
discurso liberal para constituir un poderoso aparato de control
estatal políticamente conservador.
De este modo ninguna demanda particular tiene una inscripción a
priori, un destino manifiesto, el resultado depende de una lucha
hegemonica.
Lo dice así Laclau
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“Una vez que una demanda está sometida a los intentos
articulatorios de una pluralidad de proyectos antagónicos, ella
aparece como viviendo en una tierra de nadie con respecto a estos
últimos y adquiere una autonomia parcial y transitoria. Para
referirnos a esta ambigüedad de los significantes populares y de las
demandas que articulan vamos a hablar de significantes flotantes.
Los significantes son la expresión de la indeterminación de
fronteras fijas de su inestabilidad definitiva.
*
Recapitulación
Del examen realizado en este escrito me parece importante destacar cómo
las tendencias que orientan el debate contemporáneo en ciencias sociales
se sitúan en torno a la existencia de fundamentos o bases para la
construcción de teorías, de forma tal que la presuposición de fundamentos
últimos que se sostiene desde las teorías fundacionalistas produce
imágenes sociales con certidumbre y que tienden a la reducción de la
complejidad social a un fundamento unívoco y permanente por ejemplo la
reducción de la complejidad de la vida social a la economía o la
complejidad de la vida mental a leyes asociativas; también es frecuente la
imagen esencialista e inmutable de la vida social como sucede en el caso
de la identidad que es vista como unívoca y fija.
Por su parte para el antifundacionalismo no existe ninguna clase de
fundamento, la vida social responde a condiciones pragmáticas y no vale la
pena el escrutinio o búsqueda de la verdad puesto que lo único que es
posible alcanzar son justificaciones y consensos sobre la realidad, todo ello
construido sobre el la urdimbre del discurso humano. Para el
antifundacionlismo la certeza que dan los fundamentos es una ilusión
puesto que la esfera de lo humano se constituye en la incertidumbre sin
renunciar a la construcción de un acuerdo social normado por reglas
conversacionales o apertura al diálogo entre diferentes horizontes.
Finalmente para las teorías posfundacionalistas la vida y comprensión de
las sociedades humanas se construye sobre fundamentos perentorios y
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contingentes, lo que lleva a la idea de la reconstitución contingente e
interminable de fundamentos para la acción social y del que el ejemplo
más perspicuo lo constituye la contigencialidad de la vida política,
entendida está como refundación y cuestionamiento interminable de las
reglas fundantes de la vida social. El posfundacionlismo se distancia del
antifundacionalismo al rechazar el relativismo al que conduce la negación
de todo fundamento y se afianza en la contigencialidad de fundamentos o
más bien fundantes de la vida social interminablemente configuradotes de
la vida social.
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