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Esa roca en forma de merengue
Perico an se hallaba sentado en lo alto del acantilado terminando de lanzar las ltimas monedas al vaco que
desaparecan de su vista como lo hacan sus esperanzas de probar aquellos tentadores merengues que haba
intentado comprar. Imaginaba lo furiosa que estara su madre al ver que la mitad del dinero, de aquella vieja bolcita
de cuero, haba desaparecido de repente. Saba que cuando llegara a casa le iban a castigar, pero ya nada tena
sentido ni tampoco importaba.
El muchacho no se percat que alguien se encontraba a su lado. Se trataba de Gonzalito, el nio regordete con quien
comparta clases en ese viejo colegio estatal. Perico lo mir con asombro y not una sonrisa burlona en ese
rechoncho y grasoso rostro. Gonzalito observ por un rato a Perico y luego le acerc una bolsa de papel que
contena gran cantidad de merengues. Con la mirada, le ofreca los anhelados dulces y Perico, temeroso, dud por
un segundo pero termin aceptndolo a causa de la tentacin.
-Eres idiota, Perico! -grit el nio gordo, apartando la bolsa de merengues antes que alguna saliera de ella, y
continu- te vi en la pastelera! Yo estaba con mi pap y nos estbamos riendo de ti! Quin compra esa cantidad
de merengues? Adems, t eres pobre. No tienes pap y tu mam lava la ropa de mi familia. No te pases! Robaste
o qu? Tanto te gustan estas cosas? Pues solo te queda mirar cmo me los devoro. Si me hostigo quizs te regale
alguna.
Los ojos de Perico se humedecieron furiosos por la humillacin y se contenan para no llorar delante de las
carcajadas del regordete, quien se atoraba de la risa. No haba cuando Gonzalito acabase con la burla y pareca que
las risas jams acabaran. Perico estaba avergonzado porque todo lo que el nio obeso haba dicho era cierto, era
doloroso aceptar cada una de sus palabras, y eso lo pona iracundo.
Entonces, mientras Gonzalito se retorca an de la risa, Perico impulsado por el odio cogi una roca, que pareca un
gigantesco merengue que se expona tentador muy cerca a sus pies, y lo lanz contra ese rostro regordete callando
las burlas inmediatamente con un gemido de dolor. La ceja empez a sangrar y Perico saba que se haba metido en
un grave problema, pero no le import. Gonzalito cay arrodillado de dolor mientras sus lgrimas se combinaban
con ese surco de sangre.
Cuando el obeso nio estaba a punto de ponerse de pie, Perico volvi a coger la roca y empez a golpearlo
descontrolado. Le rompi el labio, le cort parte de la oreja izquierda e hiri sus brazos y manos que intentaron
defenderse. Saba que si le daba alguna oportunidad, Gonzalito le propinara un golpe y es por eso que continu el
ataque recordando las palabras antes dichas por el regordete y la humillacin vivida en la panadera como en el
malecn. Cansado arroj lejos la piedra, dejando herido a Gonzalito, y parti a casa hurtando la bolsa que contena
los tentadores merengues.
De: Jhonatan Orbegoso Jumo
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