8/2/2019 [Enrique Dussel] Introduccin a la Filosofa de la Liberacin
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INTRODUCCION A LA FILOSOFIADE LA LIBERACION
Enrique Dussel
Textos completos
Introduccin a la filosofade la liberacin
Enrique Dussel
INDICE
PresentacinEnrique Dussel, Filsofo de la liberacin latinoamericana
(1934-1975), por Germn Marqunez A.
I. Formacin y evolucin de un pensamiento
1. Primeros aos en Mendoza2. Estudios de Filosofa
3. Dos aos en Israel: 1960-19614. De nuevo en Europa: 1961-1966
5. Ricouer, Husserl y Heidegger6. De regreso a Argentina: 1966-1970
7. Congreso Nacional de Filosofa, Crdoba 19718. Retorno del peronismo al poder: 1973
9. La nueva etapa mexicana: 1976
10. Ultimas publicaciones
II. Marco terico de la Filosofa de la Liberacin1. La Histrica
2. La Metafsica de la Alteridad3. La Prctica o praxis alterativa
4. La Poitica o poiesis alterativa5. El metadiscurso metodolgico
Enrique Dusell en Mxico (1975-1994) por Luis Manuel
Snchez Martnez.
Introduccin a la Filosofa de la Liberacin
I. La Totalidad VigenteLa cotidianidad mundana.
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La comprensin.La comprensin del fundamento O del ser.
La comprensin como poder ser, como proyecto.La comprensin dialctica del ser.
La hermenutica existencial.Qu es el valor?
La praxis.
II. La alteridad o la exterioridad del sistema
"Ms all" del mundo."La irrupcin del otro."Lo mismo" y la emergencia de la alteridad.
El cara-a-cara.
La antropologa de la palabra.El Otro como exterioridad y barbarie.La lgica de la totalidad.
La ontologa inmoral e ideolgica.La lgica de la a1teridad.
El trabajo como servicio.El servicio de la liberacin.
La creacin del orden nuevo.La otridad del pueblo.
La filosofa latinoamericana como destruccin.III. La eticidad de la existencia y la moralidad de la praxis
latinoamericana
a) La histrica
La prehistoria.
La proto-historia.El enfrentamiento: expansin de la ecumene europea.Divisin del mundo en "centro" y "periferia"
Dependencia Latinoamericana.b) La eticidad del fundamento
La inmoralidad de la tica moderna totalizante.El mal tico como totalizacin totalitaria
Inmoralidad de la conquista.La dependencia latinoamericana.
El bien como "s-al-Otro": justicia.La liberacin enajenadaLa liberacin como novedad creadora.
c) Moralidad de la praxisEl proyecto futuro de la liberacin,
Legalidad de la injusticia.Maldad moral de la praxis dominadora.
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El acto supremamente bueno.Bondad moral de la praxis liberadora.
El ethos de la liberacin.
IV. La ertica y la pedaggica de la liberacin
a) La "lgica de la alteridad" concretaEl cara-a-cara abstracto.
El cara-a-cara concreto: la relacin varn-mujer.La relacin padre-hijo.
La relacin hermano-hermano.b) La ertica latinoamericana.La simblica ertica latinoamericana: la mujer india.
La mujer criolla.
La dialctica del eros de "lo mismo".La ertica de la dominacin.c) La pedaggica latinoamericana.
La pedaggica de la dominacin.La dominacin pedaggica latinoamericana.
Interpretacin metafsica de la liberacin pedaggica.La pedagoga de la liberacin.
V. La poltica y la arqueolgica de la Liberacin
a) La poltica de la liberacin latinoamericana.
La relacin hermano-hermano.La simblica latinoamericana.Origen de la dependencia latinoamericana.
"Naturalidad" y "amoralidad" del sistema.Exterioridad del proyecto de liberacin.
La metafsica poltica.b) La arqueolgica latinoamericana
La cuestin de la "muerte de Dios".Divinizacin del "ego cogito".
Los post-hegelianos y el atesmo.La divinizacin de la totalidad.
Atesmo de la totalidad.Apertura al Otro como justicia.
La metafsica de la creacin como arqueologa de larevo-
lucin.VI. El mtodo de pensar latinoamericano; la Analctica
como "ruptura terica"
El mtodo como camino del pensar
El pensar como crisis de la cotidianidad.
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Vuelta al mundo en busca del fundamento.El camino ontolgico: Bsqueda del sentimiento del ser.
El sentido griego del ser.El sentido medieval del ser.
El sentido moderno del ser y la pretendida superacinheideggeriana.
La filosofa como interpretacin ontolgica de lacotidianidad.
Crtica a la ontologa: el mundo como totalidad.Superacin de la ontologa: la metafsica.
La palabra del Otro, exterior a la totalidad.El mtodo analctico.La filosofa latinoamericana como analctica pedaggica
de la liberacin.
Bibliografa del Autor actualizada [parte 1] [parte 2]
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PRESENTACION
La primera edicin de esta obra publicada por la Editorial
Nueva Amrica en 1979 bajo el ttuloFilosofa de la Liberacin,
en rigor corresponde con el originalIntroduccin a la Filosofade la Liberacin Latinoamericana, editado por Extemporneos,Mxico, 1977. Al agotarse aquella edicin, se retorn el ttulooriginal con el fin de guardar fidelidad al autor, y a la vez
favorecer una mayor precisin en la utilizacin de tan ricaproduccin filosfica como lo es la de Dussel.
Este pequeo libro por su tamao posee gran importancia
por su contenido, el cual est dedicado a plantear lascaractersticas de la filosofa con sentido liberador. Es as como
el autor nos pone en contacto con el punto de partida, las
categoras bsicas, la metodologa empleada, los temasfundamentales, el enfoque y el punto de llegada de esta filosofa.
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Por lo tanto, se trata de un libro primordial para quienes desean
conocer de cerca y asumir el trabajo filosfico encaminado a la
articulacin de la racionalidad de los procesos liberadores, as
como tambin para quienes buscan empaparse en el nivel demayor profundidad del pensamiento y la obra de tan
representativo filsofo latinoamericano.
El trabajo filosfico liberador parte de la cotidianidad de larealidad en los procesos sociohistricos vistos en su totalidad
vigente, a fin de pensarla crticamente y examinar su
exterioridad, no como mismidad, sino como alteridad
irreductible. La exterioridad vista como alteridad se la entiendeen constante lucha por realizar su proyecto humano articulando
para ello una praxis que haga posible la utopa del nuevo orden.Esta praxis liberadora est informada por una eticidad que noes la justificadora de la mismidad, sino la creadora del
conocimiento de la alteridad. De aqu surge la exigencia de
superacin de la tica dominadora por la liberadora con sucorrespondiente aplicacin a la ertica, la pedaggica, la poltica
y la arqueolgica. Esta praxis de la alteridad implica un mtodo
adecuado y que es el analctico. No se trata de un mtodo quedeje de lado la dialctica, por el contrario busca garantizar su
cabal aplicacin con radicalidad.
Los ensayos preliminares y la bibliografa actualizada nosmuestran un panorama de indispensable referencia para
conocer mejor a tan destacado filsofo. Enrique Dussel naci
en la Paz, Mendoza, Argentina, el 24 de diciembre de 1934.Obtuvo la licenciatura en filosofa en la Universidad de Cuyo
(Mendoza, Argentina, en 1957) y el doctorado en filosofa en la
Universidad Central de Madrid (Espaa, 1959). Realiza unaexperiencia de trabajo manual y obrero en Israel entre 1959 y
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1961. De regreso a Europa adelanta la licenciatura en ciencias
de la religin en Pars en el ao de 1965 y el doctorado en
historia en la Sorbona (Pars, 1967). La Universidad de Freiburg
(Suiza) le otorga el doctorado honoris causa en 1980.
La acogida que ha tenido este libro introductorio a la filosofade la liberacin nos seala no slo la importancia de este
discurso, sino tambin su arraigo en un nivel cada vez msamplio, en razn de que nos sita en la raz misma del problema
que aqueja al hombre contemporneo, as como en la prioridad
establecida como opcin.
Francisco Beltrn Pea
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nuestro caso desde la situacin latinoamericana que vivimos,
sufrimos, gozamos y tratamos de cambiar.
Aprovechando esta facilidad que nos brinda el propio autor,he intentado recomponer el perfil humano e intelectual de
Enrique Dussel al hilo de unas fechas personales e histricasque componen, en apretada ya veces dramtica sntesis
existencial, su propia vida personal y la historia de nuestrocontinente latinoamericano.
I. FORMACION Y EVOLUCION DE UN PENSAMIENTO
1. Primeros aos en Mendoza
En una pequea aldea, de no ms de tres mil habitantes,
distante 150 km. de la ciudad de Mendoza, junto a los Andes
argentinos, en medio del desierto estepario, donde su padreera mdico, naci Enrique Dussel el 24 de diciembre de 1934 y
all viyi los primeros aos. Mucho tiempo despus seguir
recordando "el rostro arrugado de las mujeres y hombres delcampo, en chozas humildsimas, indias o mestizas; una miseria
que entristeca mi infancia"1. Su pueblo natal le haba dado la
posibilidad de vivir sus primeros aos muy junto a la sencillez
de la gente del campo. La pobreza fue para Dussel unaexperiencia originaria. Tendra que ir ms tarde, en sus viajes
por los pases del Mediterrneo, hasta alguna aldea rabe para
comprender y asumir tal experiencia.
Trasladado a Buenos Aires, la gran urbe, "aoraba montar a
caballo, comer las uvas turgentes y clidas arrancadas al racimode la vid en las arcillosas tierras llenas de sol" que, por primera
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vez, haba dejado. No senta como Sarmiento deseo de negar
su origen2
.
De vuelta a Mendoza, la capital de tierra adentro, vivi Dussella dependencia interna de laprovincia con relacin al centro dela nacin neocolonial. La Accin Catlica, de tipo italiano, fuesu primera experiencia de praxis cristiana: aspirante, joven
fundador delMovimiento Guas, lder universitario, laDemocracia Cristiana. En 1943 los Jvenes de Accin Catlica
Argentina, la JAC, contaba con 8.000 afiliados en slo Mendoza.
Dussel, aos despus, ha insistido sobre la importancia de los
movimientos de Accin Catlica y de Democracia Cristiana enel continente, especialmente en Chile, Argentina, Per, Bolivia
y Venezuela; pero tambin ha sealado sus limitaciones: "surge,
por estos aos, de 1930 hasta 1962, el gran intento dereconquista masiva de un catolicismo que quiere ser triunfante
y que quiere llegar a dominar la enseanza, la poltica y hasta
la economa; todo lo que pueda dominarse. Hay efectivamenteun gran proyecto triunfalista de nueva cristiandad. Es toda la
poca de la Accin Catlica y de la Democracia Cristiana que
va a quedar atrs desde el Concilio Vaticano II"3.
2. Estudios de filosofa
Mi formacin filosfica en la Universidad Nacional de Cuyo,
confiesa Dussel, fue francamente tradicional4. Universidad seria
de provincia, le suministr, sin embargo, los instrumentosnecesarios para empezar un largo camino que todava no ha
concluido. El estudio de los clsicos griegos y latinos, modernos
y contemporneos, a un nivel acadmico aceptable, le permitirpoder asimilar sin dificultad la experiencia europea. Cuando
Dussel hace sus estudios de filosofa, superviven tres viejas
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glorias de la generacin nacida en la ltima dcada del siglo
XIX, llamada por Romero "Generacin de la Normalizacin" de
la filosofa. Son ellas el propio Francisco Romero (m. 1960),
Carlos Astrada (m. 1970) y Nimio de Anquin (m. 1966). Perohacia 1910 surge una nueva generacin, sta principalmente
tomista, algunos de cuyos representantes son Ismael Quiles,Octavio Derisi, Juan Sepich, Alberto Caturelli, etc. A este
fenmeno de predominio neoescolstico se refiere Dusselcuando habla del ambiente tradicional de la universidad
argentina.
Licenciado en filosofa a los veintitrs aos, en 1957, parteDussel para Espaa con una beca. Desde Espaa conoce a
Amrica latina como una totalidad desde fuera: "Descubr a
Amrica latina, paradgicamente en Europa; ms exactamenteen Madrid, cuando en la convivencia con compaeros de todos
los pases de nuestro continente socio-cultural, en el Colegio
Guadalupe, comenc a tener conciencia de la realidad denuestra Patria Grande"
5. Su vocacin latinoamericana viene de
esta poca.
Desde Madrid, en 1958, Dussel realiza un rpido viaje al
prximo Oriente, pasando por Italia. Era el primer contacto con
un mundo distinto, extrao, pero fascinante: "Viviendo en
Europa, viniendo de las itlicas y renacentistas Florencia oBolonia, la eterna Roma o Npoles, quedamos un tanto
desorientados -y por ello profundamente admirados- del mundo"oriental". Pudimos contemplar y recorrer palmo a palmo elLbano, Siria con su sugestivo Damasco, Jordania en cuyos
lmites se albergaba lo mejor de Judea, Samara y el Mar Muerto.
Por ltimo, llegamos al Estado de Israel, que conocimos desdeel Neguev hasta Judea y Galilea"
6. Espaa ya no le satisfaca
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como origen ltimo de Hispanoamrica. Haba que adentrarse,
en una peregrinacin hacia las fuentes, penetrar en el mundo
griego, y, ms all de Grecia, en el mundo semita: "el origen de
nuestra civilizacin era ahora Israel"
7
.
En 1959, de vuelta del viaje que tanto le haba impresionado,termina el doctorado en filosofa en la Universidad Complutense
de Madrid "dentro de la tercera escolstica ms tradicional"8.
En efecto, cuando Dussel llega a Espaa, haca dos aos que
haba desaparecido Ortega y Gasset y los representantes de la
llamada "Escuela de Madrid" estaban marginados de la vida
docente oficial por voluntad de un Estado que no toleraba enlas universidades otro pensamiento fuera del de la escolstica
ms tradicional. Solamente dos figuras salvaban el pensamiento
al interior de la Complutense en esta poca: Jos Luis Arangureny Pedro Lain Entralgo, y los dos tuvieron problemas serios con
el poder, que termin por apartar al primero de la ctedra de
tica. Fuera de la Universidad las dos figuras descollantes eran,por entonces, el discpulo de Ortega, Julin Maras y Xavier
Zubiri. Los otros representantes de la "Escuela de Madrid" o
haban muerto, como Manuel Garca Morente, o habanemigrado a Amrica, como Jos Gaos, entre otros. De todos
ellos el que ms hondo impacto ha ejercido sobre Enrique
Dussel es, sin duda, Xavier Zubiri, como lo hemos mostrado en
otro trabajo9. Refirindose en 1974 a las teoras zubirianas
acerca de la realidad y de la persona, comentar Dussel: "Esto
lo he dicho muy rpido, pero es para indicarles hasta qu punto
filsofos tan dejados de lado, tales como Zubiri ya l me refiero,dicen muchas ms cosas de las que uno pueda imaginar, y, de
paso, son de nuestro mundo hispnico. Parecera que en
Espaa no hay ya filsofos; los hay, pero 1o que pasa es que aveces no los conocemos"
10.
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3. Dos aos en Israel: 1960- 1961
Apenas doctorado, regresa a Israel para realizar su proyecto
de peregrinacin hacia las fuentes, sin perder el horizonte deAmrica latina. Dussel recordar, con frecuencia, en sus escritos
los "dos aos de trabajo manual con Paul Gautier, comocarpintero de la construccin en una cooperativa rabe de
Nazareth, como pescador en el lago de Genesaret en elKibbutz Ginnosar. Por las noches, en Nazareth, subamos a la
ciudad juda para seguir los cursos de hebreo; en las tardes, en
cambio, lo hacamos en Ginnosar, realizando as el conocido
Ulpan para extranjeros"ll. Habiendo caminado toda aquella tierray conocido su topografa geogrfica y espiritual, su lengua y
sus anhelos, Dussel se propuso el deber de realizar, como
filsofo, un estudio de la estructura intencional de los pueblosque haban vivido y vivan sobre la tierra. Y, en efecto, en 1964
"en las montaas de Damasco, ante el inmenso desierto arbigo,
comenc mi obraEl humanismo semita", obra publicada devuelta a Argentina en 1969
12. En ella anticipa ya el
descubrimiento del pobre, del otro, del oprimido. A diferencia
de Domingo Sarmiento, que viaj a Africa en 1846 para conocera los beduinos del norte y se intern en el desierto para descubrir
los antecedentes de la que l consideraba "barbarie" de los gau-
chos de las Pampas, Enrique Dussel se interna en el Medio
Oriente "para descubrir en el ethos del hombre del desierto losantecedentes del espaol, del criollo, de mi Amrica latina, hori-
zonte siempre presente en mi experiencia del mediterrneo" 13.
4. De nuevo en Europa: 1961-1966
En viaje de regreso de Israel a Europa, en 1961, pasando
por Turqua, Enrique Dussell lega a la Grecia clsica, que pudo
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recorrer, palmo a palmo, durante varios meses. "No olvido,
escribir aos ms tarde, cuando el autobs que haba tomado
en Tesalnica me condujo entre los bosques de Macedonia a la
humilde Stgra, donde el pueblo recuerda todava a Aristtelesen blanco mrmol"14
. Poco tiempo despus, comenzara a
escribirEl humanismo helnico15 para dar cuenta as de otrade las races ms profundas de la cultura occidental y
latinoamericana. De Grecia continu viaje hacia la Europa cen-tral, siguiendo el Danubio desde Belgrado a Viena; y de Viena
a Suiza y Francia. En este viaje de regreso de Oriente a
Occidente "tuvimos la sensacin de recorrer geogrficamente
el mismo camino de la historia. Efectivamente, el humanismode la cristiandad naci en tierra juda, creci en Galilea, se
extendi a Jerusaln, Alejandra, Corinto, Roma. Es decir, al
mundo conocido entero. Tal fue el esquema seguido enActa delos Apstoles, autntica teologa de la historia universal. Comolatinoamericanos recorramos igualmente buena parte de
nuestra proto-historia"16
.
Ya en Francia en 1961, hace estudios teolgicos que
concluye con la Licenciatura en Teologa en el instituto Catlicode Pars. Entre sus profesores Enrique Dussel recuerda a Jean
Danilou (ms tarde Cardenal) ya Claude Tresmontant "cuya
generosa amistad nos ha permitido penetrar con simpata en el
pensamiento hebreo y cristiano primitivo"17
. En talescircunstancias, empieza a escribirEl dualismo en la antropologade la cristiandad, trabajo terminado en 1968 y publicado en1974. "Quera unir, nos dice Dussel, el pensamiento griego conel latinoamericano y, por ello, esta obra lleva como subttulo:
"Desde el origen del cristianismo hasta antes de la conquista
de Amrica"18
. En realidad, los tres libros emprendidos en estapoca (los dosHumanismos y elDualismo) constituyen una
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triloga en la que Dusselse da y nos da razn {Enrique no seguarda nada que crea pueda interesar) de nuestra raz
mediterrnea tricultural: semita, helnica y cristiana.
El inters por Latinoamrica fue cobrando con los das ms
cuerpo en las preocupaciones de Enrique Dussel. En 1964organiza en Pars una Semana Latinoamericana en la que
participan Josu Castro, Germn Arciniegas, Paul Ricoeur entreotros. La revistaEsprit, en su nmero de julio de 1955, publicalgunos de los trabajos de dicha Semana, entre ellos el
correspondiente a la conferencia de Dussel: "Conciencia
cristiana latinoamericana", publicada en original espaol, juntocon otros dos trabajos, en 1970, siendo Dussel profesor del
IPLA (Instituto pastoral latinoamericano) de Quito, con el ttulo:
Amrica latina y conciencia cristiana. En lnea americanista,despus de seguir cursos de Historia de la Iglesia en Maguncia
con Lortz, defendi Dussel en la Sorbona su tesis de Doctorado
en Historia sobre un tema histrico-social ubicado en los alboresde la conquista:L 'episcopat hispanoamericain defnseur delindien {1505-1620)19. "La realizacin de la tesis me llevfrecuentemente a Sevilla a trabajar en el Archivo de Indias einternarme en el mundo de los documentos, en el mundo de
nuestro pasado culturallatinoamericano"20
.
5. Ricoeur, Husserl y Heidegger
Filosofa, teologa e historia, pasos sucesivos en los estudiosde Enrique Dussel, se daban la mano y confluan en una sola
preocupacin cada vez ms agudizada: Amrica latina, a la que
retornara terminada la experiencia europea y mediterrnea dediez aos. De cara a Amrica latina viva Dussel un problema
que no acababa de resolver: el de asumir racionalmente la
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pretendida y afirmada (Sarmiento) "barbarie" de su pueblo. "Paul
Ricoeur, en su lnea fenomenolgica y personalista, me ayud
a ello. La recuperacin del mundo mtico en la racionalidad de
la filosofa, en sus cursos de la Sorbona y gracias a su obraLa symbolique du mal, me permita intentar recuperar el mundosimblico popular latinoamericano en la historia del pensarmundial"
21.
Por otra parte, el desierto arbigo con su pobreza, lejos de
producir en Dussel rechazo a la pretendida barbarie, le haba
dado nimo para su profunda recuperacin. "la recuperacin
latinoamericana me exigi no descartar el fenmeno religiosoy, por ello, un Agustn, Bartolom de las Casas o el Cura Hidalgo
deban ser asumidos en una visin integrativa. Paul Ricoeur
me ayud nuevamente en este intento ya que fue un ejemplode intelectual orgnico para los movimientos estudiantiles
franceses hasta su abandono del Decanado de Nanterre en
1968"22
.
Fuera dePaul Ricoeur, ejerce en Dussel un fuerte impactola fenomenologa: de una parte Husserl "de quien pude leerdurante meses parte de sus manuscritos de tica en el "Husserl
Archiv" de Lovaina"; y, de otra, "Heidegger del que depend
principalmente hasta 1970 y del que adopt parte de su
terminologa en mis obras posteriores". Poco despus, bajo lainfuencia de Levinas, rompe con la ontologa y, hasta cierto
punto, con Heidegger. En este sentido escribe Dussel que "el
instrumental categorial es importante, pero an ms importantesson las opciones prcticas que se asumen"
23.
Pertenecen a la poca europea que estamos recorriendo,adems de los tres libros reseados y la tesis doctoral, una
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serie de artculos que van de 1963 a 1970 recogidos en Amrica
latina: dependencia y liberacin, y que el propio Dussel calificade "primeros pasos a un pensar todava ontolgico"
24.
6. De regreso a Argentina: 1966-1970
En 1966 regresa Enrique Dussel a Argentina hecha suexperiencia europea y mediterrnea. Para poder entender los
nuevos desarrollos del pensamiento de Dussel es conveniente
recordar algunos hitos de la poltica argentina de la dcada de
los 50 y 60. En septiembre de 1955 cae Domingo Pern. Lesucede el general Eduardo Lonardi que es reemplazado en
noviembre del mismo ao por el General Pedro Aramburu. En
cumplimiento de lo prometido, se convocan eleccionesgenerales y el 23 de febrero de 1958 es elegido Arturo Frondizi
para el perodo 1958-1964. Tras los grandes xitos del
peronismo, en marzo de 1962 Frondizi renuncia y se exila. Losucede J. M. Guido, quien prepara las nuevas elecciones
democrticas de julio de 1963, en las que resulta electo Arturo
1lla. De nuevo, el 28 de junio de 1966, a causa de la crisiseconmica y por miedo al retorno del peronismo, las Fuerzas
Armadas derrocan al nuevo presidente constitucional y entregan
el poder al teniente general Juan Carlos Ongana. En este
momento arriba Enrique Dussel a Argentina. Ongana dura enel poder hasta mediados de 1970, ao en que es depuesto por
una Junta que nombra presidente al General Roberto
Levingston, a su vez reemplazado por el general AlejandroLanusse en marzo de 1971. Dejemos en este punto el laberinto
poltico argentino, (caracterizado, en estos aos, por un continuo
ya veces dramtico vaivn entre el populismo peronista, lademocracia liberal y las dictaduras militares de tipo desarrollista)
para seguir los nuevos pasos del pensamiento dusselino.
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Instalado en Mendoza, se hace cargo de la ctedra de Etica de
la Universidad Nacional de Cuyo, que regentar desde 1969 a 1975.
"Al comienzo, comenta Dussel, en mis clases todo fue
fenomenologa: desde Max Scheler a Merleau Ponty, Ricoeur,Husserl y Heidegger. En Argentina la tradicin heideggeriana haba
crecido mucho. Nada de pensamiento latinoamericano. La tareaera lenta, difcil, oscura. El europesmo campeaba en el pensar
nacional"25
. En realidad, el americanismo de Dussel, durante suestancia en Europa, haba sido un tanto ingenuo y nostlgico.
Amrica Latina no estaba an integrada a su pensar filosfico, ni
su pensar filosfico comprometido en el cambio de Amrica latina.
Sin embargo, desde la subida de Ongana en 1966 se vaconstituyendo una nueva generacin, cuyos miembros haban
nacido despus de 1930. La dictadura militar permite a esta
emergente generacin "templar los espritus, arriesgar la vida, tenerel coraje de elevar la voz crtica en las calles, en las universidades"26.
En otro orden de cosas, laII Conferencia General del CELAM,reunida del 24 de agosto al 6 de septiembre de 1968 en Medelln,
sacuda profundamente la conciencia social y poltica de los
cristianos del continente: "Es el mismo Dios, proclaman losObispos, quien, en la plenitud de los tiempos, enva a-su hijo para
que hecho carne, venga a liberar a todos los hombres de todas
las esclavitudes a que los tiene sujetos el pecado, la ignorancia,
el hambre, la miseria y la opresin". y denuncian: "Amrica Latinase encuentra, en muchas partes, en una situacin de injusticias
que puede llamarse de violencia institucionalizada...No debe,pues, extraarnos que nazca en Amrica latina la tentacin de laviolencia. No hay que abusar de la paciencia de un pueblo quesoporta durante aos una condicin que difcilmente aceptan
quienes tienen una mayor conciencia de los derechos humanos".As habla Medelln, calificado de Vaticano IIlatinoamericano.
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Otro hecho importante es la doctrina de la dependencia. Los
aos sesenta se caracterizan en Amrica latina por la toma de
conciencia de nuestra situacin de subdesarrollo en sus distintos
niveles: econmico, social, poltico, cultural, etc. En un principiose cree que nuestro subdesarrollo es un estado de atraso en el
desarrollo, similar al que haban atravesado y superado, aosatrs, los pases desarrollados. La solucin era, pues,
alcanzarlos mediante una aceleracin del desarrollo propio. Estaes, en esencia, la doctrina del desarrollismo. Recurdese que
Kennedy propone "La Alianza para el Desarrollo" en 1961. Pero
en los ltimos aos de la dcada que comentamos y en los
primeros del setenta se produce un nuevo cambio en la manerade enfocar el subdesarrollo latinoamericano. Este no es un mero
estado de atraso sin relacin con el pasado colonial, sino en
dependencia con l de efecto a causa: es la doctrina de ladependencia. Somos atrasados por haber sido colonias y ser
hoy neocolonias, es decir, capitalismo dependiente. En este
contexto evoluciona Enrique Dussel: "en reunionesinterdisciplinarias con socilogos y economistas comenzamos
a descubrir la necesidad de independizar la filosofa en Amrica
latina. En 1969, discutiendo con socilogos en Buenos Aires, viprofundamente criticadas mis opciones filosficas bsicas. All
surgi la idea: Por qu no una filosofa de la liberacin? Acaso
un Fals Borda (en Colombia) no hablaba de "sociologa de la
liberacin"? Cules seran los supuestos de una tal filosofa?"27.
Quedaba abierto el interrogante, la inquietud de una filosofa
latinoamericana de la liberacin. Cul sera el punto de partida?Haba que empezar por destruir, por criticar.Para unade-struccin de la historia de la tica fue la respuesta dada porDussel como fruto de su curso universitario de 1969. Dando un
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paso ms, "desde enero de 1970 empec en mis cursos de
tica con la hiptesis de fundamentar una filosofa de la
liberacin latinoamericana. De esta manera reuna, slo ahora,
mi recuperacin de la barbarie con la filosofa. Mi preocupacinhistrica y filosfica se integraban... la terminologa era todava
heideggeriana, pero de intencin latinoamericana. losinstrumentos hermenuticos comenzaban a serme
profundamente insatisfactorios"28
. Esta insatisfaccin lleva aDussel, en el mismo ao 1970, a comenzar un estudio sobre
Hegel, del cual aparecerLa dialctica hegeliana. En realidad,comenta Dussel, "Hegel me haba preocupado desde Pars,
gracias a Jean Wahl, pero ahora necesitaba mejorar mi instru-mental dialctico. Fue un gran paso adelante y preparaba el
camino a otros. De hecho, en 1971 comenc un seminario, que
continu despus, sobre los poshegelianos: Kierkegaard,Feuerbach, Marx"29.
En este momento, ocurre un hecho importante en laevolucin del pensamiento de Enrique Dussel: la lectura de un
"extrao libro" de Emmanuel Levinas, Totalidad e Infinito: ensayosobre la exterioridad, lo despierta del "sueo ontolgico"heideggeriano y hegeliano: "Se produjo en mi espritu como un
subversivo desquiciamiento de todo lo hasta entonces
aprendido", confiesa Dussel30
. Esta obra "me permiti encontrar,
desde la fenomenologa y la ontologa heideggeriana, la manerade superarlos. la exterioridad del otro, el pobre, se encuentra
desde siempre ms all del Ser"31. En este momento estaba
Dussel redactandoPara una tica de la liberacinlatinoamericana; el paso de la totalidad a la alteridad, de laontologa a la meta-fsica lo da Dussel precisamente en el
captulo III: "la exterioridad meta-fsica del otro", la obra delpensador judo lo devolva de nuevo a los orgenes semitas de
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nuestra cultura, antes vividos, y ahora explcitamente pensados
a nivel metafsico32
.
7. Congreso Nacional de Filosofa, Crdoba 1971
La nueva generacin filosfica argentina, de la que hemos
hablado, se encuentra y se expresa por primera vezpblicamente en 1971, en elII Congreso de Filosofa, en laciudad de Crdoba. El problema fundamental que se debati
en este congreso no fue la divisin entre el neopositivismo
lgico, el marxismo o el existencialismo fenomenolgico, comose supona que habra de suceder antes del mismo. Al contrario,
lejos de repetir temas de moda europea, el debate se centr
sobre la posibilidad o imposibilidad de una filosofa concreta,latinoamericana, frente a una filosofa universalista, abstracta,
europeo-norteamericana. Dussel present en dicho congreso,
como ponencia, un alegato contra la "metafsica del sujeto" uontologa: "Toda esa metafsica del sujeto, deca, expresin
temtica de la experiencia fctica del dominio imperial europeo
sobre las colonias, se concretiza primero como mera voluntaduniversal de dominio, pero real e histricamente como dialctica
de dominador-dominado. Si hay voluntad de poder, hay alguien
que debe sufrir su podero". Y prosegua: "El europeo, y por
ello su filosofa, ha universalizado su posicin de dominador,conquistador, metrpoli imperial y ha logrado, por una pedagoga
inconsciente pero prcticamente infalible, que las lites
ilustradas sean, en las colonias, los subopresores quemantengan a los oprimidos en una 'cultura de silencio', y que,
sin saber decir 'su' palabra, slo escuchen -por sus lites
ilustradas, por sus filsofos europeizados una palabra que losaliena: los hace otros". Para concluir: "La tarea de la filosofa
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latinoamericana que intente superar la modernidad, el sujeto,
deber proponerse detectar todos los rasgos de ese sujeto
dominador nordatlntico en nuestro oculto ser latinoamericano
dependiente y oprimido. Desde este punto de vista, todo repetirsimplemente entre nosotros lo pensado y dicho en el
nordatlntico no significar ya la inocente vocacin de unintelectual slo ocupado en lo acadmico, lo terico. Esta mera
'repeticin' no-crtica es ahora una culpable adhesin, con vida,pensar y palabras, a una autodomesticacin para que otros
aprovechen los beneficios de la opresin"33
.
Se vio en el Congreso, en el que as hablaba Dussel, quehaban surgido, como oposicin al gobierno de Ongana, en
distintas universidades "Ctedras Nacionales" y que todo un
grupo de jvenes profesores intentaban no slo la reformapedaggica en la universidad argentina, sino tambin y
primordialmente encontrar de hecho una brecha para superar
la ontologa heideggeriana, hegeliana, europea. Una nuevageneracin de filsofos, que luchaban por superar los
planteamientos de las dos generaciones anteriores y que, por
lo mismo, los contestaban, haba hecho irrupcin. A algunos desus componentes (Juan Carlos Scannone, Osvaldo Ardiles,
Anbal Fornari, Mario Casalla, Alberto Parisi, Enrique Guillot,
De Zan, Kienen, Cerutti, Arturo Roig, adems del propio Dussel)
"la historia de la filosofa los recordar en el futuro"34
.
En resumen, la nueva generacin, entroncada en la
fenomenologa, sacudida por la filosofa de la exterioridad deLevinas, en uso de las herramientas crticas suministradas por
la Escuela de Frankfurt (Marcuse, Habermas, Adorno,
Horkheimer) y Ernest Block, pretenda ir realizando los primerospasos de una filosofa poltica latinoamericana que tomaba muy
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en serio la ruptura terica que la doctrina de la dependencia
haba producido inicialmente en las ciencias sociales. Como es
apenas lgico, ms all de ciertas afinidades que caracterizaban
este grupo generacional, no haba unanimidad. Cada uno cogisu propia va. En este sentido, escribir Dussel que "dentro de
dicho grupo, nuestra posicin es particular y no incluye la denuestros colegas y amigos"
35.
Desde 1970 Enrique Dussel empieza a ser ampliamente
conocido, ms all de Argentina, en Amrica latina y Europa.
Es nombrado Profesor de Historia en el IPLA de Quito. Sin
renunciar a su ctedra de tica en Mendoza, cursos yconferencias (Dussel es ms brillante como conferencista
que como escritor hasta el punto que gran parte de sus
escritos son charlas que no han perdido la frescura del estilocoloquial) lo traen y llevan repetidas veces a Quito, Bogot,
Medelln, Mxico, Santiago, La Paz, Caracas, Santo Domingo,
Panam, Guatemala. Este traginar "me permiti hacerme cargode infinitas experiencias, comenzar a vivir la angustia concreta
de millares de cristianos"36
. Espordicamente, tambin retorn
en breves viajes a Europa. Dussel recuerda el curso que enfebrero de 1972 dio en Lovaina ante profesores de la universidad
y un grupo de latinoamericanos doctorados y las Jornadas
de El Escorial de julio del mismo ao. En Lovaina, el
planteamiento de una filosofa latinoamericana, distinta de laeuropea y en parte negacin de ella, no cay en tierra
abonada. Por el contrario, escribe Dussel "hace pocos
meses nos reunimos un grupo de pensadores latino-americanos junto a la tumba de Felipe II en El Escorial,
y los mismos que hace siglos 'nos conquistaron' tuvieron
ahora la positiva actitud de escucharnos casi admirable-mente"
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Aos ms tarde, Enrique Dussel recordar estas Jornadas de
El Escorial (julio de 1972) como la primera reunin donde pudieron
dialogar juntos quienes participaban en el movimiento de la
teologa y filosofa de la liberacin. Antes de concurrir a El Escorial,la teologa de la liberacin haba hecho su propio camino: "Gustavo
Gutirrez, asesor de movimientos estudiantiles en el Per, lanzala pregunta: teologa del desarrollo o teologa de la liberacin?
Lo mismo se proponen Richard Shaull en el nivel ecumnico,Rubem Alves desde el protestantismo brasileiro, o Lucio Gera
desde el populismo argentino que se levanta contra la teologa de
la secularizacin. Desde la praxis de la liberacin se efecta una
crtica a las teologas de la revolucin, de la "muerte de Dios", dela secularizacin. Con Hugo Assmann se ven las diferencias con
la teologa poltica y de la esperanza, y el movimiento cobra
consistencia, aproximadamente desde 1970-1971. Es en esapoca en que comienza tambin el apoyo histrico y filosfico a
la naciente teologa latinoamericana de la liberacin.
Teolgicamente es elEncuentro de El Escorial... la primera reunindonde pueden dialogar juntos los que participan en este
movimiento. All tambin se hace presente Mnguez Bonino, de
larga trayectoria en el Consejo ecumnico de las iglesias, y JuanC. Scannone de Argentina. Por su parte la revista Vspera (editada
en Montevideo), en torno a Borrat y Methol Ferr, significa un
vnculo de unin, al mismo tiempo que el "Servicio de
Documentacin" del mismo MIEC en Lima. Revistas como Stro-mata (Buenos Aires), Teologa y Vida (Santiago), Christus (Mxico),Pastoral Popular, Revista Brasileira de Teologa, (Petrpolis), Sic(Caracas),Dilogo (Panam), etc., publicaban contribuciones enla nueva lnea"
38.
Como resultado de todos estos encuentros, cursos y
conferencias, Enrique Dussel va perfilando una serie de
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libres y legaliza la actividad de los partidos polticos. Empieza
la movilizacin proselitista de stos. Con fines electorales
aparece el FREJULI, frente justicialista de liberacin. Pern
escribe, desde Madrid, una pequea obra,La hora de lospueblos, destinada a las juventudes peronistas, en la que sehabla del proceso antiimperialista. El pas, con las puertasabiertas hacia la democracia viva unos momentos pletricos
de esperanzas.
Dentro de este marco, "la filosofa de la liberacin tena su
razn de ser. Haba que clarificar muchos conceptos que usaban
los militantes. Nuestro pensar entroncaba con un proceso popu-lar real, histrico, activo. Tenamos una experiencia indita.
Quizs nunca la filosofa Argentina haba podido dirigirse de
manera ms directa, comprensible y til al dirigente poltico debase. Tenamos constancia de la reaccin de nuestros
alumnos"41
.
La filosofa poltica cobr, en virtud de estos acontecimientos,
caractersticas de filosofa primera. La categora "pueblo" fue
cobrando mxima importancia dentro de la ambigedad propiadel populismo que se viva, sin conocerlo en esencia. La
categora "clase" quedaba relegada. "Los chilenos nos criticaban
por ello. Asimilamos la crtica y poco a poco "pueblo" pudo
tambin ser pensado desde la categora clase. Pueblo podaser toda la nacin contra el enemigo externo (como la China
era pueblo ante el Japn), podan ser las clases oprimidas,podaser la juventud ante la gerontocraca burocratzada"42.
Esta ambigedad propia del populismo, posibilit el hecho
de que algunos de los crticos de la ontologa y del Imperio,que formaban parte de la generacin que desde 1973 se viene
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llamando de la "filosofa de la liberacin", asumieron posiciones
de extrema derecha dentro del peronismo. En las nociones
populistas de "nacin" y "pueblo" no se clarificaban
suficientemente las diferencias, al interior del mismo, entreclases opresoras y oprimidas. No se daban, o no queran darse
cuenta algunos de que todo sistema colonial crea al interior delos pases que lo padecen un subsistema opresor. Ello llev al
resto de la generacin a tomar clara conciencia de la siguientetesis: "No hay liberacin nacional ante los imperios de turno sin
liberacin social de las clases oprimidas. Asumida esta tesis, la
filosofa de la liberacin clarifica su definicin histrica"43
. En
resumen, ya estas alturas, la filosofa de la liberacin pretendados cosas: primera, ser superacin de la ontologa, del
universalismo abstracto de la filosofa moderno-europea,
ideologa de ideologas justificadora de la voluntad de poderque el nordatlntico ejerce sobre la periferia mundial; y, segunda,
superar igualmente el populismo ingenuo, los mtodos imitativos
de otros horizontes polticos y no propiamente latinoamericanos"para clarificar las categoras que permitan a nuestras naciones
y clases dependientes y dominadas liberarse de la opresin
del ser, como fundamento del sistema imperante mundial,nacional y neocolonialmente"
44.
A todas estas, el FREJULI triunfa en las elecciones de marzo
de 1973 y el 25 de mayo Hctor Cmpora, lugarteniente dePern, es consagrado presidente. Los acontecimientos se
suceden rpidamente: el 20 de junio regresa desde Madrid,
donde se haba pasado diez y ocho aos de dorado exilio, JuanDomingo Pern en medio del jbilo popular, empaado por la
brbara masacre del aeropuerto de Ezeiza. Tal hecho constitua
una advertencia por parte de la derecha peronista, que sepreparaba para disfrutar del poder, a la Juventud peronista
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echada a la izquierda del movimiento populista. Por sus
coqueteos con la izquierda, Cmpora tiene que renunciar
apenas estrenando el poder, recibiendo el Estado Ral Lastiri,
presidente del Senado y exponente de la derecha peronista,con el encargado de preparar las elecciones que repondran a
Pern (segunda presidencia) en forma legal. En el mes deseptiembre, la frmula Juan Domingo Pern y Estela Martnez
de Pern obtiene un abrumador respaldo popular. Pern,definitivamente, se apoya cada vez ms en la derecha. La
izquierda se siente decepcionada y es perseguida. La filosofa
de la liberacin seala las contradicciones de la praxis poltica
populista: molestan sus crticas. En una conferencia dictada enla Facultad de Petrleos, un joven pregunta: "Profesor, cmo
acta usted en la poltica argentina?". Dussel responde "como
filsofo". Y justifica a continuacin su respuesta: "Lo peor quepodra hacerle a la poltica es transformarme en idelogo de un
partido; porque siendo un idelogo slo podra justificar las
consignas, mientras que guardando la distancia crtica podramostrar, o ayudar a mostrar, la va que a veces se torna difcil.
La filosofa agrega criticidad al proceso, pero no se confunde
espontneamente con l. Por ello la filosofa es un enemigo,tiene algn peligro, algn sentido, porque slo se combate lo
que se teme o 1o que se piensa que tiene alguna importancia o
influencia. Un filsofo y maestro mo, Ives Jolif, nos deca que
la muerte de la filosofa es la indiferencia"45
.
Estas no eran simples conjeturas. En la noche del 2 de
octubre de 1973 la casa de Enrique Dussel es objeto de unatentado con bomba de alto poder destructivo (sin que, gracias
a Dios hubiera desgracias personales), puesta por elementos
de la extrema derecha del peronismo, bajo rdenes del entoncesministro de Bienestar Social, Lpez Rega, cuya trayectoria pos-
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terior vino a confirmar sus reales intentos. "Al da siguiente,
entre los libros dispersos en el suelo de los escombros de mi
biblioteca, tom la Apologa de Scrates y d mi clase ante mis
alumnos explicando por qu cuando una filosofa es crtica debeser perseguida como lo fue Scrates. Ahora entendamos al
Scrates asesinado, al Aristteles perseguido y que muere enla isla de Eubea, al Agustn (de Hipona) sitiado, al Toms
(de Aquino) que perece camino a las grandes disputas, alFichte expulsado de la Universidad de Jena, al Marx que
nunca pudo ser profesor universitario y al Husserl tambin
expulsado por el nazismo de la universidad de Friburgo..."46
.
En el panfleto que depositaron junto a la bomba se acusabaa Dussel de ensear marxismo. Es muy cmodo para la pro-
paganda oficial identificar a todo pensamiento crtico con lo
que el sistema consideraba "lo maligno mismo" mientrastanto, sigue sin mejorar la situacin. El 23 de marzo de 1975
Dussel es expulsado de la Universidad Nacional de Cuyo
en la que haba estudiado y profesado ctedra de Eticadurante seis fecundos y agitados aos. Muchos colegas de
generacin corrieron la misma suerte. En julio de 1975
muere Pern y la situacin degenera bajo la presidenciasimblica de M. Estela Martnez de Pern. Lo dems es
historia actual.
El grupo generacional que se form a partir de 1971, conocasin del Congreso de Filosofa de Crdoba, ante estas
circunstancias, queda desmantelado. Muchos de sus
integrantes parten para el exilio. Enrique Dussel no podaser excepcin. Caracterizando el ethos propio de suscolegas, escribe: "De este movimiento surgieron muchas
obras, muchas de ellas todava estn elaborndose. Detodas maneras es una generacin que aprendi a pensar la
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realidad en ritmo que cada semana imprime a la praxis
comprometida en un proceso popular. La filosofa no se hace
slo desde los libros, sino desde la realidad de un pueblo
oprimido"
47
.
9. La nueva etapa mexicana: 1976
La partida de la patria chica y el comienzo de una nueva
etapa desde 1976 en la patria nueva, Mxico, le da a Enrique
Dussel la oportunidad de superar aquellos aspectos en los que
un velado y cierto oportunismo, al interior del populismo, leshizo caer a algunos de su generacin. "Pienso que en eso
estamos y en eso permaneceremos en los prximos aos, ya
que tanto sufrimiento de nuestro pueblo, y de nuestros colegasy estudiantes, no puede ser en vano"48. Enrique Dussel, en esta
nueva etapa, es profesor en la Universidad Autnoma
Metropolitana (Azcapotzalco) y en el Centro de EstudiosLatinoamericanos de la Facultad de Filosofa de la Universidad
Autnoma de Mxico (UNAM).
Adelantando el proyecto de una nueva etapa mexicana,
piensa Dussel que an queda mucho por hacer. En concreto:
"Las prximas tareas, escribe en 1977, sern las de
esclarecer un mtodo que nos permita implementar mejor la
reflexin del condicionamiento ideolgico del mismo pensarfilosfico. En especial en la historia del pensamiento
latinoamericano. Para ello, en el seminario que realiz en el
Centro de Estudios Latinoamericanos, que dirige el profesor
Leopoldo Zea, estamos definiendo el estatuto del texto filosficodesde su contexto econmico poltico. Para la primera tareanos ayuda la lingstica; para la segunda, categoras tales como
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modos de produccin, formaciones sociales, clases sociales,
etc. De la relacin del texto con su contexto aparece con claridad
la programacin codificante del texto ideolgico. En nuestro caso
nos interesa particularmente el discurso populista, porque
hemos visto su equvoco. Pero, por otra parte, es necesariocontinuar la tarea de repensar todas las partes de la filosofa,
en especial una filosofa del trabajo, de la economa, de la
produccin, que la venimos llamando, a falta de mejor nombre:
una poitica de la liberacin. Desde Mxico, mi discurso
filosfico debe ser muy distinto que en Argentina; aqu los
interlocutores, desde una porcin latinoamericana, nacional y
popular, son lafilosofa lgica (positivista, del lenguaje) ymarxista de orientacin nordatlntica. De ese dilogo, espero,aparecern algunas obras en el futuro, a partir de nuestra
realidad histrica latinoamericana"49.
10. Ultimas publicaciones
Desde Mxico, Enrique Dussel ha reemprendido el trabajoeditorial al ritmo que la etapa anterior nos tena acostumbrados.
Es cierto lo que afirman los crticos de Dussel: que hasta ahora
no nos ha dado una obra definitiva; pero les guste o no su huellaen el pensamiento latinoamericano es ya imborrable. Ya
propsito de "obras definitivas" comentaba Enrique Dussel en
uno de sus primeros escritos, por all en 1964: "Existe unsilencio orgulloso, que como el oso de la fbula, espera para
escribir un da una obra genial, magnifica, a la "europea", peronunca la escribe, porque piensa en el "qu dirn", ms que en
lo que piensa decir. Seamos nosotros, en cambio, de aquellosque callan y escuchan durante un tiempo, y durante un tiempo
hablan y escriben, con seriedad, es evidente, pero sin pretensin
de que sea definitivo, perfecto, incontestable. La ciencia avanza
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a partir de hiptesis parcialmente probadas, y que slo sern
enteramente admitidas -o dejadas de lado- por la acumulacin
de muchas generaciones. Pretender realizar solitario una obra
inclume es simple soar lo imposible, pero lo ms grave esimpedir a otros... continuar la obra"50
.
Algunas de las publicaciones lanzadas por Dussel desdeMxico pertenecen a la etapa nacional-populista o argentina.
No tiene inters en negar un pasado de bsqueda sincera, llenode aciertos que el tiempo ha confirmado, aunque no exento de
algunas ambigedades o "medias tintas" circunstanciales. Es
el caso deIntroduccin a una filosofa de la liberacinlatinoamericana, serie de conferencias dictadas de viva voz enla ciudad de Viedma, cabecera de la Patagonia argentina, entre
los das 22 al 24 de noviembre del ya lejano 1972. A su
publicacin en Mxico, 1977, anota Dussel: "El discursocontenido en estas conferencias fue proferido en Argentina en
plena dictadura militar. El riesgo que eso supona, la tctica del
lenguaje que exiga la postergacin de ciertos temas,simplemente se explica porque en la Patria chica la palabra
crtica es causa de muerte fsica. No se escandalice entonces
el hermano latinoamericano de ciertas "medias tintas"51
. Otrade las obras de la etapa argentina, en parte indita hasta el
momento y que est a punto de completarse, esPara una ticade la liberacin latinoamericana. Obra escrita en Mendoza, comofruto de las clases en la Universidad de Cuyo, en tres tomos,slo dos de stos haban visto la luz pblica en Siglo XXI de
Buenos Aires, 1973. Ah qued la obra hasta 1978 en que
aparece en Mxico el primer volumen del tercer tomo, bajo elttulo:Filosofa tica latinoamericana: De la ertica a lapedaggica. El segundo volumen del tercer tomo sale enBogot:Filosofa tica latinoamericana: La poltica y la
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arqueolgica. En "Palabras Preliminares" a este volumen, conel cual se cierra la obra de ms aliento de Dussel, nos cuenta
en qu circunstancias escribi la poltica y la arqueolgica: "el
contexto concreto, nacional y poltico de este volumen, no esajeno al discurso mismo (de laPoltica). El captulo IX fue escritoen 1973 en Argentina... Una bomba que destruy mi casa,interrumpi la redaccin del mismo". A su vez, la redaccin de
laArqueolgica: (Antifetichismo metafsico) tiene comocomienzo el1 de abril de 1975, fecha siguiente a su expulsin
de la Universidad: "Fuera del sistema, escribe Dussel, debaexpresar al Otro absolutofuera de todo sistema"52.
Entre dos pocas, la argentina y la mexicana, est la coleccin
de artculos y conferencias recogidos enDesintegracin de lacristiandad colonial y liberacin, obra editada por Sgueme deSalamanca en 1978. Acaban igualmente de aparecer, en
Mxico, los tres captulos centrales de la tesis doctoral defendida
en la Sorbona en 1967 bajo el ttulo: El episcopadolatinoamericano y la liberacin de los pobres, dedicada a losobispos que en enero de 1977 se reunan en Puebla.
A la nueva etapa mexicana perteneceReligin, una antologade textos sobre el tema, precedidos de una conferencia que, bajo
el ttulo de "La religin: como supraestructura e infraestructura"
dict el autor en el mes de abril de 1977 en la universidad yugoslavade Dubrovnik. As mismo, pertenece a la ltima etapa:Filosofa dela liberacin, libro "escrito en el exilio, sin bibliografa ninguna,porque los libros de mi biblioteca, escribe Dussel, estn lejos, enla patria"
53. Precisamente, el valor de este libro est en la ausencia
de citas; Dussel ya maduro, en plena posesin de su pensamiento,
lo expone en forma directa y completa. Sabemos de otras obrasde prxima aparicin en Mxico:De Medel1n a Puebla, historia de
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los ltimos diez aos (1968-1978) decisivos de la Iglesia
latinoamericana en conexin con el contexto sociopoltico del
Continente; y finalmente: Crnica de Puebla.
No podramos poner punto a esta semblanza de Enrique Dussel
sin mencionar, al menos, su empeo ms importante, en estosmomentos a punto de ser feliz realidad. Se trata deLa historiageneral de la Iglesia en Amrica latina, escrita en equipo pordecenas de historiadores latinoamericanos, bajo la direccin de
Dussel, y que la editorial Sgueme de Salamanca empezar en
breve a editar en diez volmenes. El primero, de tipo introductorio,
corre a cargo de Enrique Dussel, inspirador y director de esta magnahistoria.
Hemos querido poner de relieve al Dussel filsofo de laliberacin latinoamericana, liberacin que se realiza en la historia
y que no puede prescindir del carcter religioso y, ms an cristiano,
de nuestro pueblo. De aqu las mltiples facetas de un pensamientoque se busca a s mismo a travs de la historia y que tiene muy en
cuenta las conclusiones de las ciencias sociales y humanas para
enuclear una serie de categoras metafsicas que permitan iluminarla praxis y la poiesis del hombre latinoamericano. En el ltimo y
ms duro de sus libros, Enrique Dussel ha desarrollado un amplio
y detallado mapa (o marco terico} de la Filosofa de la liberacin.
A l nos vamos a referir en la segunda parte.
II. MARCO TEORICO DE LA FILOSOFIA DE LALIBERACION
Partamos hacia una comprensin sinttica del pensamientomaduro de Dussel, desplegando, a modo de mapa con que
guiarnos, el siguiente esquema que posteriormente comentaremos:
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1. La Histrica
El punto de partida de la filosofa de la liberacin dusselina
es unaHistrica o filosofa de la historia de la filosofa, quepretende reinterpretar el pensar mundial desde dosperspectivas: la del centro imperial, la primera, que genera untipo de pensamiento ontolgico que deifica el ser como luz que
ilumina al mundo y que condena a no ser a todo lo que no caedentro de la propia comprensin ontolgica. En relacin con
Amrica y los dems pases perifricos de Asia, Africa, la
filosofa moderna es una ontologa ideolgica, que justifica la
dominacin de los pases coloniales por la voluntad de poderque ejercen mundialmente los sucesivos centros imperiales:
Portugal, Espaa, Inglaterra, Holanda, Francia, USA y URSS.
La perspectiva alterna sera la que se sita en el punto de
vista de laperiferia mundial, la que piensa la realidad desde laexterioridad del ser del sistema. En este sentido, escribe Dusselque "contra la ontologa clsica del centro, desde Hegel hasta
Marcuse, por nombrar lo ms lcido de Europa, se levanta una
filosofa de la liberacin de la periferia, de los oprimidos, lasombra que la luz del ser no ha podido iluminar. Desde el no-
ser, la nada, el otro, la exterioridad, el misterio de lo sin-sentido,
partir nuestro pensar"54
. Esta corriente filosfica, aunque
despliega formalmente sus contenidos a partir de la dcada delsetenta, tiene precedentes en el pensamiento de los profetas
del antiimperialismo, como Bartolom de Las Casas, en los
libertadores de la gesta de la Independencia de los pasesamericanos, en los nuevos libertadores de los pases coloniales
de Africa y de Asia en nuestro siglo. Al privilegiar el pensamiento
y los procesos liberadores frente al pensamiento de ladominacin y su accin colonizadora, Dussel produce un
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subversivo desquiciamiento en la manera unvoca de pensar la
historia de la filosofa. El pensamiento moderno no tiene la
misma significacin para el Nordatlntico, centro de poder que
tiene que justificar su dominacin del mundo, y paraLatinoamrica que sufre la dominacin. Repetir el pensamiento
europeo a la europea, siguiendo la gua de los manualesimportados o de los aqu copiados es, desde este punto de vista,
no entender ni las ideas ni los hechos55
. Es dejarse colonizarideolgicamente.
LaHistrica utiliza como herramientas hermenuticas parala comprensin y discernimiento del pensamiento moderno ycontemporneo, categoras tales como: centro, periferia,
opresin, liberacin, ideologa, critica ideolgica, etc. Esto
quiere decir que, por una parte, la histrica sita el pensarfilosfico de la liberacin dentro de un determinado marco
geopoltico, y por otra, recibe de este pensar, una vez
constituido, aquellas categoras que hacen posible talinterpretacin. Por razones de retroalimentacin la histrica
exige una metafsica.
2. La Metafsica de la Alteridad
La metafsica no se comprende sino en oposicin a la
ontologa. Esta es "el pensar que expresa el ser -del sistemavigente y central-, es el fundamento de las ideologas de los
imperios, del centro" y por ello "en la poltica, prosigue Dussel,
se descubre el sentido de la ontologia"56
. En efecto, esaontologa no surge de la nada. Surge de una experiencia ante-
rior de dominacin sobre otros hombres, de opresin cultural
sobre otros mundos.
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Antes que el ego cogito hay un ego conquiro (el "yoconquisto" es el fundamento prctico del "yo pienso")"
57. "La
ontologa, contina Dussel, los sita (a las culturas y hombres
perifricos) como entes interpretables, como ideas conocidas,como mediaciones o posibilidades internas al horizonte de la
comprensin del ser"58
. "La ontologa termina as por afirmarque el ser, lo divino, lo poltico y lo eterno son una y la misma
cosa"59
. La ontologa, en cuanto justificadora y encubridora dela dominacin, es el lugar del nacimiento de toda ideologa y,
por lo mismo, "ideologa de las ideologas"60
.
En cambio, la metafsica de la alteridad o filosofa de laliberacin "es el saber pensar el mundo desde la exterioridad
alterativa del otro", y por ende, "desde la negatividad onto-
lgica..."61
, La metafsica "es el pasaje de la ontologa a lotransontolgico, al que se sita ms all del ser, en la realidad,
el otro"62
. Es, por lo mismo, antifetichismo en cuanto
desabsolutiza el ser del sistema. La metafsica dice relacin ala realidad o desuyo de las cosas y principalmente del hombre.
En este sentido, escribe Dussel en seguimiento de Zubiri, que
"toda la metafsica de la exterioridad y la liberacin pende de la
sui generis constitucin real de la sustantividad humana,clausura absoluta, libertad, responsabilidad, totalidad separada
e independiente con funcin semitica ante la totalidad del cos-
mos fsico o viviente y an ante todos los restantes individuosde la especie humana. La nica cosa libre que tiene el mundo:
el otro"63, Es, en consecuencia, una metafsica personalista
siguiendo la mejor tradicin cristiana. Tan cristiana que tienecomo fundamento ltimo el hecho de la creacin, que permite
comprender las cosas, los tiles, los sistemas, la poltica desde
la nada que los relativiza y desabsolutiza. Slo Dios esAbsolutamente-Absoluto y su imagen, el hombre,
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Absolutamente-relativo o un relativo-Absoluto, en terminologa
de Zubiri. La filosofa de la creacin es, pues, "metafsica terica
que justifica la revolucin prctico-poltica de los pobres y
oprimidos"
64
.
En resumen, el tema de la metafsica "es la omnitudorealitatis: todo. Su punto de partida es una opcin tico-polticaen favor del oprimido de la periferia: respeto por la exterioridaddel otro, geopoltica y socialmente hablando, escucha de su
palabra... Su principio es el de analoga"65
. Para completar esta
caracterizacin dusselina de la metafsica, debemos hacer
hincapi en dos puntos ms: primero, que la metafsica es ticao la tica es metafsica, de tal manera que la metafsica de la
alteridad y tica de la liberacin son dos nombres que expresan
una misma actitud y una misma filosofa. Segundo, que lametafsica o tica dice relacin, como actitud prctica y como
ncleo doctrinal al todo del corpus philosophicum liberationis. Lametafsica, entonces, tiene un puesto central y alimenta con suethos y sus categoras generales al resto de las partes del sistema
filosfico, como puede verse en el esquema. La metafsica en
cuanto parte radical y universal del cuerpo filosfico examina,critica y enuclea, segn los casos, las categoras ms generales
a cuya luz se consideran todos los dems niveles y aspectos del
discurso y metadiscurso filosfico. Tales categoras, solamente
enunciadas, son las de: totalidad ontolgica (ser, mundo, cosmos,espacio, tiempo, ente, identidad, diferencia, comprensin e
interpretacin); exterioridad metafsica (realidad, distincin, otridad,libertad, razn y fe);proximidad(proxemia, proximidad, cara-a-cara); mediaciones (fenmeno, cotidianidad, sentido, percepcin,valor); alienacin y liberacin. Basta la enumeracin de losprincipales temas para advertir que la filosofa de la liberacin sesita al nivel ms radical y que asume todos los tpicos de la
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metafsica, desde los griegos hasta nuestros das, con un sentido
crtico-liberador. No se trata de interpretar una vez ms la realidad,
sino de interpretarla para cambiarla. La parte ms terica de la
filosofa adquiere entonces una versin prctica.
3. La Prctica o praxis alterativa
La praxis, objeto de la prctica, es la relacin hombre-
hombre, a diferencia de la poiesis que consiste en la relacin
hombre-naturaleza. Hay una praxis de dominacin, que
consolida la totalidad vigente injusta, y una praxis de liberacin,metafsica, transontolgica, que pone en cuestin al sistema,
no slo terica sino realmente, abriendo nuevos caminos. La
metafsica, por conducto de la praxis, deja de ser meramentecontemplativa. Si analizamos la relacin hombre-hombre, se
advierte que sta se especifica en cuatro dimensiones:
hermano-hermano, varn-mujer, padres-hijos, hombre-Absoluto.En esta forma resultan ser cuatro las posibles dimensiones de
la prctica: la poltica, la ertica, la pedaggica y la arqueolgica.
a) Dussel privilegia la dimensin o momento poltico porcuanto tiene una frontera cuantitativamente ms amplia que el
resto y porque cualitativamente funciona como primera
condicionante-condicionada de los dems momentos, es decir,de lo ertico, de lo pedaggico y, en cierto sentido, de lo
religioso. Con la relacin hermano-hermano quiere sugerir
Dussel un sistema utpico, ideal, de poltica en el que elgobernado se reconozca hermano del gobernante y ste de
aqul; en el que los grupos nacionales diferenciados y las
distintas formaciones sociales convivan fraternalmente; en que,a nivel internacional, se instaure la verdadera hermandad entre
los pueblos. Lo contrario de lo que ha acontecido en la historia
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humana, en la que el hombre, social, nacional e inter-
nacionalmente, ha sido "Lobo para el hombre". En efecto, y
desgraciadamente, existe el fratricidio: alienacin internacional
de las naciones dependientes, alienacin social, nacional delas clases oprimidas. El sistema de opresin mundial genera al
interior de las naciones que lo padecen, como un subproducto,un subsistema opresor. La liberacin del Imperio, al entender
de Dussel es poco menos que imposible sin una previa liberacinpopular al interior de las naciones dependientes, puesto que
las clases gerenciales llegado el momento de la verdad ven en
peligro sus privilegios al ser cortado el cordn umbilical que las
une con la metrpoli. Hoy en el mundo existen dos grandesimperios USA y URSS, unos pocos bloques o naciones semi-
independientes y una inmensa masa de naciones totalmente
dependientes de uno u otro imperio. Las relaciones entre losbloques son blicas, y al interior de los mismos las relaciones
entre los centros y las neocolonias son lupinas. Puesto a optar
por un modelo poltico para Latinoamrica, Dussel repasa elespectro de los distintos sistemas que hoy pugnan por abrirse
paso o afirmarse en las diversas naciones del amplio universo:
desde los grupos foquistas de la nueva izquierda radical quealimentan el terrorismo internacional en sus distintas facetas,
pasando por el socialismo clsico burocratizado, por los
socialismos populares, por los frentes populares de izquierda,
por los ms pintorescos populismos, por los militarismos,llegando al neoliberalismo democristiano y los conser-
vadurismos de centro derecha, para terminar, en otro de los
extremos del abanico, con toda una gama de neofascismos.Pues bien, puesto a optar, digo, Dussel, despus de la dura y
fracasada experiencia populista que vivi en la Argentina de
los aos 1973-1975, piensa desde la nueva circunstanciamexicana que "de hecho, slo los socialismos populares
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manifiestan ser un modelo de real liberacin, de autonoma de
eleccin para la periferia. No quiere esto decir que todos los
pases puedan realizarlo ahora y aqu, pero lo cierto es que los
restantes modelos, sobre todo los equvocos populismos deliberacin nacional con frentes interclasistas (como con Pern
o Nasser) se muestran ineficaces, porque en la crisis, las clasesdominantes nacionales, se alan a las transnacionales y al
imperialismo contra las clases oprimidas o el pueblopropiamente dicho"
66. Dadas las opciones personalistas de
Dussel (no se confunda personalismo con individualismo) este
socialismo popular, y por lo mismo democrtico, al que apunta
el ltimo Dussel no puede ser un socialismo totalitario ni deobediencia a un centro de poder, sino un socialismo de races
americanas o al menos profundamente adaptado a la naturaleza
del trpico y al modo de ser de nuestro pueblo. Aqu no vale lava corta de la imposicin de una "lnea" importada, sino la va
larga de las mediaciones populares.
b) La ertica, relacin varn-mujer, la concibe Dussel al igualque la poltica como un momento de la praxis metafsica; y por
lo mismo "la ertica es un nuevo captulo de la metafsica"67
.En este campo tiene Dussel muchos molinos contra los cuales
venirse lanza en ristre: contra el viejo dualismo que divide al
hombre en alma y cuerpo; contra el arraigado maniquesmo
que considera el cuerpo o la carne como algo feo y malo; contrael objetualismo que rebaja la mujer a condicin de objeto usado
y desechable; contra el machismo, tan enraizado en nuestro
"macho" latinoamericano, que mira a la mujer como ente pasivofrente al falo agresor: "El ser es, el no-ser no es", en ontologa
ertica debe enunciarse: "El falo es, la castracin no es". Es
decir, la mujer no es; es slo objeto, como lo era en la polticadel indio, el africano, el asitico, las naciones pobres, las clases
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oprimidas, el pobre... El machismo, como ideologa que oculta
la dominacin de la mujer definida como objeto sexual, no slo
aliena a la mujer, sino adems torna impotente al varn por
cuanto le impide relacionarse con alguien, el otro sexuado (lamujer), y slo accede en una masturbacin solipsista a un objetoque cumple su autoerotismo"
68.
Pero no se trata tan solo de ejercer una crtica negativa contralas alienaciones erticas que terminan en "uxoricidio". Los aspectos
positivos del eros y de la sexualidad, ejercidos en rgimen de
liberacin, son descritos, y ms que descritos cantados (aqu
recuerdo el Cantar de los Cantares) por Dussel, en un lenguajepotico, que nos retrotrae a la frescura y pureza de un paraso an
no maculado por ninguna de las alienaciones y tabes: "De esta
manera la proximidad del coito, el servicio o praxis de liberacindel otro como otro, el ritmo sexual como liturgia en el respeto del
otro, cumple el deseo de otro como otro, como otramente sexuado,
como alteridad ertica. Slo en la real exterioridad del otro, otrolibre y sexuadamente distinto, el orgasmo puede ser un acto
humano que plenifica a la poltica y a la pedaggica"69
. "La ideologa
machista aliena a la mujer; la mujer alienada deforma al hijo; elhijo deformado es materia dispuesta a la injusticia poltica. La
liberacin de la mujer aniquila el machismo y permite la aparicin
de la pareja de los iguales (distintos sexual mente pero persona o
rostro con igual derecho a la vida, al trabajo, a la educacin, a lapoltica, etc.). La muerte de la casa, de la familia flica, permitir la
aparicin de la nueva casa, el hogar liberado donde reine una
ertica expansiva, innovadora, fecunda, no traumtica"70
.
c) El tercer momento metafsico de la praxis es la
pedaggica: relacin padres-hijos, maestro-discpulo, ampliablea juventud y pueblo en relacin con las instituciones escolares,
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universitarias, cientficas, tecnolgicas y medios de
comunicacin social. La pedagoga es un problema cultural, a
la vez familiar y social. La muerte pedaggica del otro es el
filicidio. Filicida es toda familia o todo sistema poltico que anombre de la tradicin o delstatus quo impide la emergencia delo nuevo: el otro nuevo y los otros tiempos nuevos, ms all delsistema, de lo mismo. La ontologa cierra las puertas a la justa
innovacin y creacin a la que los hombres y los pueblos tienenderecho. La pedagoga ontolgica domstica, adapta, coloniza
al educando por considerarlo como no-ser, nada, materia prima
a la que hay que infundirle una forma. Los pases imperiales
igualmente desprecian las culturas de los pueblos colonizadoscomo "brbaras" y tratan de incorporarlos sin ms introyectando
en ellos los pretendidos valores universales del Imperio. A esto
se llama civilizar, cuando en realidad es alienar.
Una pedagoga metafsica encara siempre la posibilidad y
necesidad de una apertura permanente al "ms all" (met- ) delsistema cultural tradicional establecido, anquilosado o impuesto.
Porque el hijo es la epifana de lo nuevo, la novedad dada a luz.
La alteridad metafsica es el fundamento de toda pedaggica noontolgica. En este sentido ha escrito Dussel: "El hijo es distinto y
no meramente a la pareja: es el otro desde siempre a quien habr
que saber escuchar en silencio la revelacin novedosa que aporta
a la historia pasada como tradicin. Es la innovacin misma, tiemponuevo y por ello escatolgico: es siempre el ltimo tiempo. Es por
ello que ante el otro nuevo se debe tener sagrado respeto y silencio
ante el misterio para saber escuchar la voz provocativa quefecunda la tradicin y la hace historia"
71.
En el plano nacional considera Dussel que, frente a la culturailustrada pseudouniversalista y alienada, es la cultura popular
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violada, despreciada, pero viva del pueblo, la que encierra en
Amrica latina las verdaderas posibilidades de lo nuevo distinto:
"La cultura popular, escribe Dussel, es la que guarda lo mejor
de nuestro mundo y de donde surgirn las alternativas nuevasde la cultura mundial futura, que no ser una mera repeticin
de las estructuras de la cultura del centro. La exterioridad de lacultura popular es la mejor garanta y el ncleo ms
incontaminado del hombre nuevo"72
. "Dicha cultura posee lossmbolos, los valores, los usos, las tradiciones de sabidura, la
memoria de los compromisos histricos, conoce sus enemigos,
sus amigos y aliados"73
. Pero dicha cultura tiene introyectados
elementos negativos por parte del sistema o de la cultura demasas, etc. La dependencia marca negativamente y las ms
de las veces inconscientemente. La cultura popular debe ser
liberada de estos elementos que representan la presenciade la opresin. Cmo? No hay que creer en el espontanesmo.
Tampoco el pueblo slo, aunque la liberacin no debe hacerse
sin el pueblo, puede liberarse. En este punto es necesaria lapresencia o insercin en el proceso de educacin popular del
intelectual orgnico "para que un pueblo cobre conciencia crtica
y discierna lo peor que tiene en s y lo mejor que ya es desdeantiguo"
74.
d) El cuarto y ltimo momento en el que se despliega la praxis
metafsica es la arqueolgica o filosofa de la religin, origen yfin de la metafsica, arj, hontanar de donde todo procede yadonde todo tiende. Negativamente la religin es el
enfrentamiento al fenmeno del fetichismo. "Llamamosfetichizacin al proceso por el que una totalidad se absolutiza,
se cierra, se diviniza. La totalidad poltica se fetichiza cuando
se adora a s misma en el imperio o en el totalitarismonacionalista. La totalidad ertica se fetichiza cuando es
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constituda por la fascinacin del falo perverso de la ideologa
machista. La totalidad imperial se fetichiza cuando la ideologa
imperial o ilustrada elitista aliena la cultura popular o castra al
hijo"
75
.
La religin como actitud antifetichista consiste, por lo tanto,en ser ateo del sistema totalizado y endiosado. "El antifetichismo
es un saber volver prcticamente las cosas a su lugar, a suverdad. La cuestin no es decir -con Hegel o Nietzsche-: " Dios
ha muerto!". La cuestin es: Cul Dios ha muerto? El fetiche?
Europa como divinizada?"76
. Afirmativamente, el antifetichismo
no es suficiente. "El puro atesmo sin afirmacin del Otro infinitono es suficientemente crtico: permite la fetichizacin de un
sistema futuro. Slo si se afirma que el Divino es otro que todo
sistema posible, la revolucin liberadora ser siempre posible"77
.Ahora bien, esta revolucin liberadora tiene su origen ltimo en
la metafsica de la creacin. El mundo a travs del eterno retorno
es siempre lo mismo, absoluto, Dios. La fetichizacin del todoabre la posibilidad de fetichizar las partes: el sol, la luna, la
tierra, el emperador, el sistema poltico, la raza, la cultura o
civilizacin occidental. A la luz de la creacin todo es contingentey posible, pero nada al interior de la misma es absolutamente
absoluto. "La creacin es as la teora metafsica que da fluidez
al todo ya todo... Es decir, si todo es creado nada es divino
sino la Exterioridad absoluta. La creacin es, tericamente,ateizacin del cosmos y del mundo"
78. Es por ello tambin
negacin del materialismo ingenuo o acrtico que afirma que
todo es materia, en decir del materialismo fetichista de Engels,por ejemplo, en suDialctica de la naturaleza.
Por el contrario, hay otro materialismo crtico, positivo, queafirma y toma la naturaleza como materia de trabajo con qu
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fabricar lo que el otro necesita. Es la materialidad como
mediacin de servicio, y no como objeto de adoracin. Este
materialismo de servicio coincide con el culto que es la esencia
de la religin. Lo explica as Dussel comentando el sentidobblico de culto: "El culto absoluto al Otro infinito es, en la justicia,
dar al otro la materia trabajada. Servir (habodh) es tanto liberaral oprimido como efectuar el servicio divino, el culto. La cultura,
como conjunto de artefactos producidos por el trabajo humano,es culto al Infinito, ya que dando de comer al hermano extranjero
y pobre, a la mujer indefensa y viuda, al hijo solitario y hurfano,
se rinde liturgia al Absoluto"79
. En sentido bblico, culto al
Absoluto es la liberacin misma. "El culto supremo, la praxismisma de la liberacin, otorga la alegra suprema, la fiesta del
pueblo que se libera es la fiesta infinita, inconmensurable, la
que mide toda otra alegra y la que permite seguir viviendo. Esun derramarse sobre la historia la Alegra del Absoluto"80.
4. La Poitica o poiesis alterativa
La poitica se ocupa de lo que hace el hombre con lanaturaleza. "La naturaleza es la materia del trabajo humano,
que tiene un sentido, una historia, que se la opone
dialcticamente a la cultura"81
, As entendida la poitica
comprende, segn Dussel, una especie de fsica filosfica quetrata de la naturaleza en s, en su evolucin ascendente hasta
dar de s al hombre, implicado y a la vez suelto de la
substantividad total. En esta parte sigue Dussel de cerca elpensamiento de Zubiri
82. Pero Dussel le agrega nuevos temas
como: naturaleza e imperialismo, ecologa y liberacin de la
periferia, etc.
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A la fsica sigue la descripcin e interpretacin del ente cul-tural, fruto de la relacin del hombre con la naturaleza. El mundo
de la cultura como opuesto al mundo de la mera naturaleza,
est compuesto de signos, productos, artefactos. Los signos
los estudia unasemitica filosfica. Los productos y los modosde produccin son el tema de la econmica filosfica.Finalmente, de los artefactos en cuanto medios tcnicos deproduccin y de las operaciones y sistemas que dan coherencia
funcional y formal a los productos, se ocupa el diseo o latecnolgica. No me voy a extender en estos aspectos,
sugerentemente expuestos por Dussel en pequeos apartados
que prometen obras ms plenas y acabadas. Solamente quiero
indicar la fuerte vinculacin sistemtica de los diversos aspectoscon la opcin poltica que se tome. La poltica, en cierto sentido,
en cuanto operativiza la metafsica, en cuanto condiciona los
niveles ertico, pedaggico y arqueolgico de sta, y en cuantoseala la funcin liberadora de los aspectos naturales,
semiticos, econmicos y tecnolgicos, se constituye en una
especie de filosofa primera para la prctica y la poitica.
5. El metadiscurso metodolgico
A este breve despliegue del mapa de la filosofa de laliberacin sigue un repliegue mediante el cual toma plenaconciencia del mtodo que le es propio, delstatusepistemolgico que le corresponde y de su especificidad como
filosofa latinoamericana y como filosofa de la liberacin. En
orden a definir estos aspectos, pasa Enrique Dussel revista alos diversos mtodos: los mtodos fcticos u nticos de las
ciencias naturales, al mtodo dialctico de la ontologa, al
mtodo analctico de la metafsica, a los mtodos ideolgicosy a los mtodos crticos de las ciencias humanas. Dussel asigna
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a cada nivel epistemolgico su propio mtodo en forma
integradora y superadora. As, "el mtodo analctico es por ello
crtico y superativo del mtodo dialctico; no lo anula, como la
dialctica no anula la ciencia, simplemente lo niega, lo completa,le da su justo y real valor"83
. Pero, en qu consisten ambos
mtodos: dialctico y analctico, de los que tanto habla Dussel?
En pocas palabras, dialctica es atravesar (di) diversoshorizontes nticos para llegar, de totalidad en totalidad, hasta
el fundamento que no se demuestra, sino se muestra, por ser
lo supuesto sin supuestos. El ltimo fundamento al que se puede
llegar dialcticamente es el ser que funda la totalidad ontolgicadel propio mundo, de la propia cultura.
El ltimo horizonte de la dialctica es la totalizacin del serde acuerdo con los principios de identidad y diferencia. La
"diferencia" es la diversidad posible dentro de lo mismo. As
por ejemplo, en la dialctica natural o evolucin, como lo enseaZubiri, solamente existe una substantividad nica, el universo,de la cual las llamadas cosas naturales no son sino diversas
partes diferentes, no distintas84
. De aqu que detenerse en losresultados totalizadores de la dialctica, cuando del hombre se
trata, sera negar lo que cada humano tiene de "suidad",
responsabilidad, libertad. La dialctica totaliza, genera mundos
cerrados, sistemas cuyas partes estn en interdependenciaposicional, codeterminante y clausurada. Pero en la totalidad
el hombre no puede tener razn de parte sino de centro y todo.
Pues bien, aqu tiene lugar el pasaje de la dialctica a laanalctica. Qu significa analctico? Nos responde Dussel:
"Analctico quiere indicar el hecho real humano por el quetodo hombre, todo grupo o pueblo, se sita ms all (an-) del
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horizonte de la totalidad. La dialctica ya no es suficiente. El
momento analctico es el punto de apoyo de nuevos mtodos.
El momento analctico nos abre as al mbito metafsico (que
no es el ntico de las ciencias fcticas ni el ontolgico de ladialctica), refirindose semnticamente al otro. Su categora
propia es la de exterioridad, la exterioridad del otro; su principiono es el de identidad sino el de separacin, distincin"
85. Este
mtodo permite realizar una filosofa radicalmente nueva,distinta a las que hasta el momento han existido, desde la
exterioridad perifrica, desde el no-ser del oprimido por elsistema, desde el pobre, en una palabra. La analctica se abre
a nuevos mundos, permitiendo la salida de lo "Mismo".
Qu validez tiene este pensar metdico? Qu garanta
podemos tener de una tal filosofa? A esta pregunta, que unestudiante le hizo a Dussel en 1975 en Bogot, responde que
"certeza absoluta, la de12+2 = 4, nunca tendr ninguna filosofa.
Pero no porque no sea metdica, sino porque el tema que piensaes el hombre, su historia, la realidad de la libertad"
86. Pero,
descartado este absolutismo, Dussel apunta algunas razones
de validez a su favor: capacidad crtica; capacidad para construirun marco terico; capacidad para ir a los temas ms reales;
capacidad para establecer un discurso coherente; el hecho,
finalmente, de que interese, sea aceptada, criticada e incluso
perseguida.
"De todas maneras, concluye Dussel, nunca una filosofa
debi justificarse en su presente. Su justificacin fue su
clarividencia; su clarividencia fue su operatividad; su
operatividad fue su realismo; su realismo fue el origen de su
viabilidad; su viabilidad fue el fruto de la praxis; su praxis de
liberacin fue su inhspita exposicin a la intemperie, fuera del
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sistema. La exterioridad es el hontanar insondable de la
sabidura, la de los pueblos dominados, vernculos, pobres...
Ellos son los maestros de los sabios y la filosofa es sabidura"87
.
Pongamos punto final a este ya largo comentario, afirmando
rotundamente que con la publicacin en Mxico deFilosofia dela liberacin (1977) el pensamiento de Dussel ha llegado a unpunto crtico de maduracin y plenitud primera, que es de desear
que sea el punto de despegue hacia una obra filosficadefinitiva, latinoamericana y universalmente consagratoria. De
ser as, habremos alcanzado en pocos aos, en filosofa, niveles
parecidos a los ya obtenidos en literatura, ciencias sociales yartes. Y lo que es ms importante, el proceso de liberacin que
se cumple en Amrica latina no ser un movimiento de
desesperados que dan palos de ciego, sino un proceso popularracionalizado.
Germn Marqunez A.Bogot, 15 de agosto de 1979
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NOTAS
1 1977 -82, p. 176. cfr. Bibliografa.2 1977-21, p.84.3 1967-2, p. 179 y ss; 1978, p. 67.4 1975-77, p. 83.5 1973-12, p.7.6 1974-15, p. 9.7 1973-59, p. 142.8 1977-82, p.177.9 MARQUINEZ, A. Germn. "Zubiri visto desde Latinoamrica (Aportes a una
filosofa de la liberacin)". EnFranciscanum (Bogot) n. 55 (1977) pp. 127 -145;enEstudios (Madrid) n. 118 (1977) pp. 321-335; y enECA (El Salvador) n. 346(1977) pp. 609-610.
10 1977-20, p. 50.
11 1974-15, p. 9.
12 1977-21,
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