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C ada año miles de personas viajan a pie, en bicicleta o —unos
pocos— en autobús, a lo largo del antiguo Camino de San-
tiago en ruta a la ciudad de Santiago de Compostela donde, según
la tradición, se encuentran los restos del apóstol. Algunos de estos
peregrinos todavía lo hacen por razones religiosas, tal como lo
hacían sus compañeros del medioevo. Sin embargo, la mayoría de
los peregrinos de hoy son simplemente viajeros o senderistas que
caminan por el deseo de enfrentar el desafío de caminar por se-
manas o meses por senderos relativamente alejados de las grandes
ciudades. Para muchos de estos peregrinos modernos, el camino
es un viaje espiritual que les permite alejarse —por un tiempo al
menos— de la agitación de la vida moderna y encontrarse con sí
mismos.
Hay varias rutas posibles, pero la más popular es la llamada la
parte final del camino francés que comienza en Roncesvalles al
pie de los Pirineos, y desde allí avanza hasta llegar, 800 kilómetros
más tarde a Compostela, pasando por Pamplona, Logroño, Náje-
ra, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, León y Astorga, entre
varias otras localidades, que dividen el trayecto en segmentos de 20 a 40 kilómetros cada uno. Muchos otros
peregrinos comienzan su ruta mucho antes —en varias ciudades de Francia— y hay algunos que comienzan
su camino desde la puerta misma de su casa, en Alemania, Holanda o
aún más lejos.
Los peregrinos pueden pernoctar en albergues donde encuen-
tran una cama limpia y un sitio donde lavar su ropa y ducharse. El
costo de estos albergues, algunos administrados en forma oficial por
organizaciones religiosas o cívicas locales, otros administrados por
personas particulares, varía entre 10 a 15 euros. Además muchos
restaurantes ofrecen un menú a precio módico llamado precisamente
“el menú del peregrino”. También existen casas rurales que ofre-
cen alojamiento económico a los viajeros así como hay paradores y
hoteles de lujo. En general, los viajeros que se alojan en los alber-
gues sólo pueden quedarse allí por una noche y deben salir antes de
las ocho de la mañana para continuar su camino. Como en la Edad
Media, a lo largo de las ciudades del camino existen hospitales y otras
facilidades similares especialmente acondicionadas para atender las
necesidades de los peregrinos que lo necesiten.
el camino de Santiago ...buen camino.
Monumento al peregrino en la Plaza de San Fernando en Burgos, España.
A lo largo del camino se encuentran restau-rantes que ofrecen menús especiales a los pereginos a precios razonables.
Photo: estudio tangente.
Photo: estudio tangente.
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L a mayoría de los peregrinos lleva consigo un documento —una creden-
cial— adquirido en alguna parroquia u oficina de turismo que atestigua
su condición de peregrino. También, en las páginas de este documento —co-
nocido como pasaporte— se estampa, con alguna de las variaciones del sello
de santo Santiago, la evidencia sobre los lugares y la fecha donde el viajero
ha pernoctado o comido. El pasaporte actúa como una bitácora del viaje y
es necesario para obtener la compostela, el certificado que al final del viaje,
declara oficialmente que el peregrino ha completado su viaje con éxito. Más
de 190.000 peregrinos completaron su camino el año 2012, convirtiéndose
en una presencia característica de los senderos del norte de España. Los
lugareños también se han acostumbrado a ellos y, al verlos, con la mochila
y el bastón que los distingue, les desean sus parabienes saludándolos con la
fórmula acostumbrada: Buen camino.
Dos peregrinos caminan temprano en la mañana por una calle de Burgos.
Hojas de un pasaporte q
ue muestran las e
tapas de un peregrino que ha
tomado el camino fran
cés.
Muchos peregrinos
prefieren hacer el viaje
solos, caminando a su
propio ritmo, ya sea en
línea recta o desviándose
hacia una u otra loca-
lidad o monasterio. El
monasterio de Suso, por
ejemplo, donde en el si-
glo XII vivió San Millán,
aunque no queda “ofi-
cialmente” en el camino
de Santiago, es visitado
por un buen número de
peregrinos que conside-
ran al santo emilianense
tanto o más importante
que Santiago. Otros
viajeros hacen el camino
en grupos más o menos
formales o formados
espontáneamente en la
ruta a Compostela.
La catedral de Burgos es uno de los hitos importantes en el camino de Santiago.
Photo: estudio tangente.
Photo: estudio tangente.
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Junto al viaje a Roma o
a Jerusalén, el Camino
de Santiago era una
de las rutas de pere-
grinación más impor-
tantes durante la Edad
Media. Al completarla,
los peregrinos podían
obtener una indulgen-
cia plenaria, es decir, la
remisión temporal de
sus pecados.
La ruta se originó por la leyenda según la cual los
restos del apóstol Santiago fueron milagrosamente
trasladados hasta Compostela y enterrados en el sitio
donde ahora está la catedral. Después de la Edad Me-
dia y debido principalmente, primero, a la Peste Negra
Catedral de Santo Domingo de la Calzada en la pro-vincia de Logroño en La Rioja; un lugar tradicional de descanso para los peregrinos a Santiago desde los tiempos medievales.
(1347-1353) y, luego, a la Reforma Protestante y a la
inestabilidad política durante el siglo XVI, el camino
de Santiago perdió su popularidad y entró en un largo
periodo de decadencia y casi de olvido.
En 1985, apenas un centenar de peregrinos regis-
traron su llegada a Compostela. Sin embargo, desde
comienzos de los noventa, el camino comenzó de
nuevo a ganar en popularidad y ya en 2004 el número
de peregrinos que llegaba cada año hasta Santiago
superaba los 100.000. La mayoría de estos senderistas
modernos no hace el camino por razones puramente
religiosas y en 1987 el camino de Santiago fue decla-
rado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Hoy, el camino es una importante contribución
a la economía de la región y la Xunta de Galicia (el
gobierno regional) lo promueve vigorosamente como
una actividad turística, especialmente durante los
Años Santos Compostelanos, es decir, cuando el 25 de
julio cae un día domingo. El próximo Año Santo será
en 2021. ¿Quieres hacer el camino ese año?
Brevísima historia del camino de Santiago
El mapa muestra la ruta del llamado Camino francés. Cada uno de los cuarenta cuadrados representa aproxi-madamente un día de camino para cubrir los 790 kiló-metros que separan Saint Jean Pied-De-Port al pie de los Pirineos de Finis Terrae en la costa del Atlántico.
Photo: estudio tangente.
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