EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO. Niñez, Identidad y Migración (1879-‐‑1914)
Gabriela Dalla-‐‑Corte Caballero
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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Este libro analiza el “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños”, que fue gestado
entre los años 1879 y 1914 por las Damas de Caridad, la sociedad femenina que, con los años,
adoptó el nombre de Damas de Protección al Huérfano. El objetivo de las “señales” era
identificar y registrar a los niños y a las niñas huérfanos y depositados en el Hospicio de
Huérfanos y Expósitos de la ciudad de Rosario de la República Argentina. Esta entidad fue
posteriormente bautizada con el nombre de Hogar del Huérfano. Las “señales” que dejaban
las madres junto a su bebé en el torno del Hogar, fueron representadas por medallas, rosarios,
escapularios, estampitas, cadenas, monedas, cintas, escarapelas, fotografías, naipes, trapos,
hojas de almanaque, banderas italianas, españolas y argentinas, así como cartas personales y
fragmentos de cartas. Se trata de documentos históricos que nos permiten reconstruir las
condiciones de vida de los inmigrantes- en su gran mayoría italianos y españoles- que se
instalaron en la ciudad de Rosario de la Provincia de Santa Fe en esos mismos años que van de
1879 hasta la Primera Guerra Mundial. Esos migrantes se vieron obligados a abandonar a sus
criaturas con la esperanza de recuperarlos, y la migración forma parte de la historia de estas
señales reproducidas en esta obra.
Gabriela Dalla-Corte Caballero es Licenciada en Historia (1991) y Magister en Estudios sobre Género (1995) de la Universidad Nacional de Rosario
(UNR). Es Doctora en Historia de América (1999) y en Antropología Social y Cultural (2000) por la Universidad de Barcelona, y Profesora Titular de
Historia de América de la UB. Autora de: Vida i mortd’una aventura al Riu de la Plata. Jaime Alsina i Verjés, 1770-1836, Publicacions de l’Abadia de
Montserrat, Barcelona, 2000; Casa de América de Barcelona (1911-1947), LID, Madrid, 2005; A las puertas del Hogar. Madres, niños y Damas de
Caridad en el Hogar del Huérfano de Rosario (1870-1920), Prohistoria Ediciones, Rosario, 2006 (con P. Piacenza); Lealtades firmes. Redes de
sociabilidad y empresas: la Carlos Casado S. A. entre la Argentina y el Chaco paraguayo (1860-1940), Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC), Madrid, 2009; La Guerra del Chaco, Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. La crónica fotográfica de Carlos de Sanctis, Prohistoria
Ediciones y TEIAA/UB, Rosario, 2010, libro reproducido por Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay (2010); La conquista y ocupación de la
frontera del Chaco entre Paraguay y Argentina; los indígenas tobas y pilagás, y el mundo religioso en la Misión Tacaaglé del Río Pilcomayo (1900-
1950), UB-AECID-TEIAA, 2011 (con F. Vázquez); Empresas y Tierras de Carlos Casado en el Chaco Paraguayo. Historias, negocios y guerras (1860-
1940), Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay (2012); La frontera argentino-paraguaya ante el espejo. Porosidad y paisaje del Gran Chaco y
del Oriente de la República del Paraguay (con E. Morales, F. Vázquez y A. Landeros), Publicacions de la Universitat de Barcelona, 2012; Mocovíes,
Franciscanos y Colonos de la zona chaqueña de Santa Fe (1850-2011). El liderazgo de la mocoví Dora Salteño en Colonia Dolores, Prohistoria
Ediciones, TEIAA, Rosario, 2012; y Cultura y negocios: el americanismo catalán de la Revista Comercial Ibero-Americana MERCURIO, Barcelona,
1901-1938, Edicions Kilómetro 13.774, Casa Amèrica Catalunya, Barcelona, 2012.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.
Niñez, Identidad y Migración (1879-1914)
Gabriela Dalla-Corte Caballero
Universitat de Barcelona
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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Gabriela Dalla-Corte Caballero
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario: niñez, identidad y migración 1879-1914 - 1a ed. - Rosario:
Prohistoria Ediciones, 2013.
E-Book.
ISBN 978-987-1855-52-0
1. Historia Regional.
CDD 982.24
Fecha de catalogación: 23/05/2013
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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ÍNDICE
Introducción
El “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños”
(p. 7)
1. Las Damas de Caridad, las Damas de Protección al
Huérfano. Un mundo de mujeres (p. 17)
2. El control de la inmigración (p. 23)
3. Las cartas de señales (p. 32)
4. Instituciones y autoridades ante el Hospicio de
Huérfanos y Expósitos (p. 42)
5. Anexo: Las Señales (1879-1914)
5.1. El “Archivo de Señales para el reconocimiento de
niños” y las cajas Bagley (p. 53)
5.2. Señales en italiano (p. 57)
5.3. Señales en español (p. 119)
5.4. Señales en francés (p. 237)
5.5. Señales de objetos personales (p. 241)
5.6. Señales de objetos religiosos (p. 251)
5.7. Señales de instituciones y autoridades (p. 275)
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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.
Niñez, Identidad y Migración (1879-1914)
Gabriela Dalla-Corte Caballero
Universitat de Barcelona
Introducción
El “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños”
En las últimas décadas del siglo XIX, la participación
pública de las mujeres construyó un importante campo de
acción a través del uso de los espacios religiosos, así como
en las prácticas asociativas enmarcadas en sociedades
privadas de carácter laico. Este tipo de participación
cumplió un claro rol político al sustituir al Estado en
construcción, o al acompañarlo en numerosas ocasiones y
contextos, en particular en el proceso de resolución de
problemas sociales, domésticos, del bienestar y de la salud
de la gente. En la República Argentina, la participación
pública femenina se vinculó estrechamente a la llegada de
un creciente número de inmigrantes, especialmente italianos
y españoles. Como es sabido, a partir del año 1871 los
italianos se instalaron preferentemente en las provincias de
Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe. En esta última,
la ciudad de Rosario se convirtió en uno de los centros
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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urbanos más importantes, y se calcula que en la década de
1880 los italianos representaron al 60% de su población.1
Para hacer frente a este proceso migratorio en el que se
impone la categoría “de masas”, la sociedad civil rosarina
proyectó la emergencia de asociaciones privadas encargadas
de integrar a los recién llegados. Esa sociedad civil enfrentó
también un creciente número de bebés recién nacidos, hijos
de inmigrantes extranjeros y de migrantes internos de
diversas provincias del país, que desde el inicio fueron
descritos como “abandonados”. Precisamente el abandono
infantil hizo que la ciudad rosarina gestase una asociación
de mujeres que fue bautizada con el nombre de “Damas de
Caridad” (posteriormente, Damas de Protección al
Huérfano).
Las Damas de Caridad de Rosario se organizaron en el
año 1869 a partir de una reunión realizada en la casa
particular de una de las mujeres más importantes de la élite
local, Blanca M. de Villegas. Esta asociación femenina
buscaba constituirse en una “sociedad filantrópica”, y por
ello en sus inicios reservaron sus recursos y sus fuerzas a la
resolución de cuestiones formales tales como condiciones de
membresía, reglamentación interna, definición de los
derechos electorales y obligaciones de las socias. En sus
1 Silberstein, Carina Frid de (1992), “Italianos en Rosario. Un perfil
demográfico y ocupacional (1870-1914)”, en: Estudios Interdisciplinarios
de América Latina y El Caribe, E.I.A.L., volumen 3, Nº 1, enero-junio.
primeros años, la sociedad benéfica pudo desarrollar sus
actividades gracias a las donaciones de los rosarinos y a la
protección, según palabras de las socias, “de los que hacen
de la caridad su religión y consideran un deber ofrecer en
auxilio de los que sufren y padecen”. Las propias Damas
hicieron donaciones a título personal hasta que a finales de
la década de 1880 las diversas instancias estatales -
municipal, provincial y nacional- decidieron otorgar una
subvención permanente. Desde el año 1879, estas Damas se
hicieron cargo de los bebés gestados por las mujeres “recién
llegadas” a la ciudad de Rosario. Comenzaron a resolver
temporalmente el registro, el cuidado y la crianza de bebés
con la finalidad de acompañar la propia incorporación de
sus madres como trabajadoras en el mercado laboral en
construcción. Buena parte de sus gestiones públicas se
refirieron precisamente a los efectos de la pobreza y del
desamparo que sufrían las mujeres en el momento en que
decidían “abandonar” a sus niños y a sus niñas.
Reconstruyeron la propia categoría de “depósito” al
vincularla al concepto de “expuesto”, de “exposición”.
Exponer y depositar a un bebé era entregarlo a alguien para
que lo “guardara y custodiara”, pero con la obligación de
“restituirlo” posteriormente. El término “exposición” nos
remite a lo público, a la propia organización del Estado
Nacional y de la sociedad civil, pero también a la
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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conservación del espacio privado familiar y maternal como
ámbito de decisión sobre el futuro de los bebés.2
De este proyecto viene la construcción de un gran
edificio ubicado en la calle Laprida 2129 de Rosario, que ha
acompañado históricamente a la ciudad y a su población. El
nombre elegido para esa edificio destinado a albergar a
niños y niñas abandonados por sus padres fue,
precisamente, el de “Hospicio de Huérfanos y Expósitos”.
Ese hospicio (en italiano, hospice; en alemán, hospiz) ha sido
siempre un lugar, un hogar, una casa, que nació con la tarea
de “recoger” a pobres desvalidos para proporcionarles
bienestar físico y emocional, y para mantenerlos a través de
la beneficencia pública. Para las “mujeres madres”, el
Hospicio fue el espacio “de asilo” en el que se expresó el
mundo femenino de la caridad.3
2 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2004), “Donne italiane e abbandono
infantile nell'Archivio de Senales (Rosario, Argentina, nel secolo XIX), en
Gennaro Lerda, V. y Maccarini, R. (a cura) Oltre l'Atlantico. Ruoli di
donne nelle società del Canada e delle Americhe, Center for Euro-
Atlantic Studies, Universidad Génova, Selene Edizioni, Milano, pp.143-
177. 3 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2007), “Las mujeres y el orden social
en la construcción del Estado Nacional argentino. Reflexiones sobre la
naturaleza de los vestigios culturales de los sectores populares”, en
Torres San Martín, Patrícia (coord.), Uso y construcción de fuentes
orales, escritas e iconográficas, Centro Universitario de Ciencias Sociales
y Humanidades, Editorial CUCSH-UDG - Universidad de Guadalajara,
México, pp.113-163.
El diseño de la categoría “Madre”, frente al concepto de
maternidad,4 fue precisamente el contexto de organización
interna de las Damas de Caridad, las cuales decidieron
ponerse bajo el patrocinio de San Cayetano de Thiene,
fallecido en Nápoles en el año 1547, el padre italiano de la
providencia convertido en patrón de las personas que
buscan trabajo.5 Con eso en marcha, las Damas se volcaron a
la niñez en riesgo, acompañadas de un presbítero y de una
comisión inspectora compuesta por dos socias encargadas
de vigilar y atender a los “necesitados”. También
contrataron a un médico de la ciudad, y de esta manera se
volcaron a la recepción de bebés huérfanos y expósitos.
De manera paralela, las Damas de Caridad gestionaron
la llegada a Rosario de cuatro religiosas de la Congregación
de las Hermanas del Huerto, también conocidas como
“gianellinas”. Su origen reside en el Santuario de la Virgen
del Huerto de la comuna de Chiávari, de la provincia
italiana de Génova, gracias a la fundación que en 1829 hizo
el sacerdote San Antonio María Gianelli. Fallecido este
último en el año 1846, fue nombrado Santo, y su institución
fue reconocida oficialmente por la Iglesia Católica Diocesana
para legitimar el envío de religiosas a Uruguay a partir de
4 Chodorow, Nancy (1978), The reproduction of Mothering, University of
California Press, California. 5 Lesy, Barbé (2001), San Cayetano: semblanza biográfica y novena en su
honor, El Prat de Llobregat, Veron. Cassà, Jordi (2005), San Cayetano,
imitador de los apóstoles, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona.
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1853. En Montevideo, las gianellinas se encargaron de la
caridad al ponerse al servicio de hospitales, hospicios para
huérfanos, escuelas, y también se encargaron de cuidar a
cientos de enfermos por la fiebre amarilla.
Las Hermanas del Huerto se integraron en la República
Argentina en el año 1858, acompañadas de las responsables
del Asilo de Expósitos de la Sociedad de Beneficencia de
Buenos Aires.6 Poco después fueron convocadas por la
sociedad rosarina para gestionar la fundación del Colegio (y
Capilla) Nuestra Señora del Huerto. Hoy día se cumplen
precisamente los 150 años de la llegada de las Hermanas y
del inicio de la Obra Gianellina en Rosario a través de este
Colegio que pertenece a la Congregación “Hijas de María
Santísima del Huerto”. Dicho Colegio se inauguró el 27 de
abril de 1863, y las clases comenzaron el 1 de mayo de ese
año. El lugar elegido fue la casa de la calle Comercio, hoy
Laprida, entre Córdoba y Rioja, propiedad de Aarón
Castellano. Poco después las Hermanas se trasladaron a la
casa Ricardone, ubicada en la esquina de las calles Rioja y
Mitre. En 1876 las gianellinas se instalaron definitivamente
en la calle Juan Manuel Rosas Nº 1093. Este es el sitio donde
las encontramos hoy día, precisamente el momento en que
se celebran sus 150 años de existencia en la Catedral Basílica
“Nuestra Señora del Rosario” de Rosario. 6 Moreno, José Luis (2000), “El delgado hilo de la vida. Los niños
expósitos de Buenos Aires, 1779-1823”, en: Revista de Indias, volumen
LX, Nº 220.
Ahora bien: en el año 1879 las Damas de Caridad de
Rosario se dirigieron a la Madre Provincial de las “Hijas de
María Santísima del Huerto” de la ciudad de Montevideo, y
le solicitaron el servicio de algunas Hermanas de Caridad
para hacerse cargo de las tareas diarias del Hospicio de
Huérfanos y Expósitos en construcción. A partir de
entonces, este Hogar gozó del aporte laboral de cuatro
Hermanas del Huerto procedentes de Italia, cuya tarea era
recibir criaturas depositadas y huérfanas, y asegurar su
crianza en el edificio de la calle Laprida. El instrumento
utilizado fue el torno (del latín tornus; del griego τόρνος,
giro), un dispositivo de piedra y de madera que se
encontraba ubicado en la parte más escondida y menos
transitada de la manzana de la calle Laprida, y que rodaba a
los bebés y a los objetos que los acompañaban hacia el
interior del edificio. De esta manera, las religiosas recibían a
las criaturas sin identificar al autor del abandono o del
depósito, pero conservando los objetos y las cartas que
acompañaban a la criatura en el momento de su entrega. Las
Damas y las Hermanas se encargaron de conservar los
objetos y los mensajes que sirvieron como “señales” para
identificar a los bebés. La señal, como sabemos, es un signo
que informa o avisa de algo. En general, esa señal ha
sustituido a la palabra escrita o al lenguaje, y ha seguido una
convención tácita entre quien elabora la seña y quien la
recibe. En el caso de entregas de símbolos, la señal que
acompañaba al bebé depositado en el torno se colocaba en
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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un lugar visible, a veces en el pecho de la criatura, a veces
enganchada a su mano.
A la larga, la propia puerta de entrada del Hospicio de
Huérfanos y Expósitos sirvió a las Hermanas del Huerto y a
las Damas de Caridad para recibir a los bebés, garantizando
así un mayor control de la información que brindaban los
depositantes en relación a las causas del abandono, el
tiempo que pensaban depositar a su hija o a su hijo, así como
sus deseos de recuperarlos, o no, en un futuro. Y también
para ingresar a los bebés que comenzaron a enviar diversas
instituciones y autoridades a partir de 1882, entre ellos la
policía, los religiosos, los responsables de las nuevas
colonias agrícolas, el Hospital de Rosario.... El primer bebé
que entró por la puerta provino de la Colonia Candelaria,
propiedad del español Carlos Casado del Alisal.7
Junto a las Damas de Caridad y a las Hermanas del
Huerto, las “nodrizas”, las “amas de leche”, asumieron la
tarea de alimentar a los niños y niñas recién nacidos a
cambio de una contribución económica que llegó en esos
años a ocho pesos mensuales. Esta comunidad femenina
garantizó el funcionamiento del Hospicio de Huérfanos y
Expósitos de la ciudad de Rosario, un organismo que fue
transformando su propia vida a lo largo del siglo XX para
7 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2009), Lealtades firmes. Redes de
sociabilidad y empresas en la Carlos Casado S.A., entre Argentina y el
Chaco Paraguayo, CSIC, Madrid.
convertirse en el Hogar del Huérfano. Este Hogar, una de las
instituciones más emblemáticas de la ciudad y en manos de
una asociación benéfica, conservó los objetos personales y
religiosos, así como las cartas que las madres dejaron en el
torno para explicar la razón del abandono, y para identificar
a sus propios hijos e hijas. Los objetos y las cartas
incorporados al “Archivo de Señales para el reconocimiento
de niños” sirvieron de “documentos de identidad” de los
huérfanos y de las criaturas depositadas. Y si algo podemos
observar en los documentos históricos conservados por las
Damas de Caridad, es el enorme trabajo que asumieron las
mujeres para atender y alimentar a centenares de bebés
abandonados, y posteriormente educar a los que
sobrevivían. Los huérfanos y los expósitos fueron el objeto
de atención de ese grupo de Damas que, dispersas o
agrupadas, se encargaron de educar a esos niños y niñas en
la Escuela del Sagrado Corazón de Jesús establecida al
interior del Hospicio. Las Hermanas del Huerto enseñaron
lectura, escritura, idioma nacional, francés e italiano,
geografía, aritmética, dibujo y cartografía, geometría, moral
y urbanidad, historia natural y universal, historia argentina
y antigua, física y química, instrucción cívica, pedagogía, así
como confección, bordados con seda e historia sagrada.
Desde su inauguración producida en el año 1879, este
Hospicio de Huérfanos y Expósitos pretendió ser una
institución destinada a los sectores más desprotegidos a
través de la “señal”. En el año 1914, precisamente en el
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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momento en que se declaró la Primera Guerra Mundial, la
señal dejó de aparecer junto al cuerpo del bebé, y el
“Archivo de Señales para el reconocimiento de niños” que
analizamos en esta obra llegó a su fin. Resulta sugestivo
recordar que durante los años a los cuales hace referencia
este trabajo –el periodo que va de 1879 a 1914-, la mayoría de
las mujeres que recurrieron al Hospicio fueron italianas y
españolas recién llegadas al país. Esas mujeres enfrentaron
su condición de madres, paradójicamente, en la escena del
abandono, el cual fue en ocasiones temporal, pero en su gran
mayoría fue permanente.8
El Hogar del Huérfano, el antiguo Hospicio de
Huérfanos y Expósitos, formó parte de la organización
urbana rosarina,9 una ciudad sin fundación en la que las
mujeres tuvieron mucho que decir y mucho que hacer. La
memoria histórica del funcionamiento de esta institución,
8 Dalla-Corte Caballero, Gabriela y Piacenza, Paola (2006), A las puertas
del Hogar. Madres, niños y Damas de Caridad en el Hogar del Huérfano
de Rosario (1870-1920), Prohistoria Ediciones, Rosario (con auspicio de la
Dirección de Educación, Secretaría de Cultura y Educación,
Municipalidad de Rosario). 9 Tadeo, Nidia (1995), “La cuestión Género y el espacio urbano. Sobre la
división sexual del trabajo y los usos cotidianos de la ciudad”, en
Espacios de género, Centro Rosarino de Estudios Interdisciplinarios
sobre las Mujeres, Facultad de Humanidades y Artes-UNR, Rosario, pp.
219-226 (tomo 2).
del significado de la actuación pública femenina,10 y de la
articulación entre mujeres inmigrantes y mujeres nativas, se
ha conservado en diversos documentos que ayudan a
entender el rol jurídico, cultural, religioso y social de la
“señal”. Por ello, pensar en la migración forma parte de la
reconstrucción del pasado histórico y de nuestro presente.
En su interesante libro publicado en 1997, Chiara Vangelista
describió el inicio del proceso migratorio europeo a América
en el periodo inmediatamente posterior al proceso de
independencia. De acuerdo a la autora, se trató de una
inmigración mercantil poco numerosa y casi exclusivamente
masculina, que se transformó precisamente a partir de la
década de 1870 cuando comenzaron a prevalecer políticas
favorables a la ocupación de regiones de frontera para crear
núcleos de civilización campesina. Esta nueva migración, de
tipo familiar, fue dirigida hacia las colonias agrícolas, y llegó
a su fin precisamente durante la Primera Guerra Mundial.
Ahora bien: para Vangelista, la fotografía, unida a las
crónicas y a los diarios de viaje, se convierte en una fuente
de documentación imprescindible para el estudio de las
clases populares y de los movimientos migratorios, ya que
nos muestra la suma de soledades de los inmigrantes en
10 Rich, Adriana (1978), Nacida Mujer, Barcelona, 1978. Barrancos, Dora
(2007), Mujeres en la Sociedad Argentina. Una historia de cinco siglos,
Sudamericana, Buenos Aires. Nari, Marcela (2000), “Maternidad, política
y feminismo” en AA.VV. Historia de las Mujeres en la Argentina, Siglo
XX, Taurus, Buenos Aires, pp. 197-221.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
13
masa, frente a una estrategia común.11 Como ha afirmado
María Dolores Pérez Murillo, este tipo de estrategia analítica
es una especie de “rescate de la memoria de las personas
cotidianas, de los invisibilizados por la historia oficial”.
Desvelar la historia de gente sin historia nos conduce al
concepto de “intrahistoria”, es decir, a la pequeña historia, a
lo cualitativo, al rostro humano de la historia, contado por
sus propios actores.12
En base a estas propuestas metodológicas, el “Archivo
de Señales para el reconocimiento de niños” organizado por
las Damas de Caridad y por las Hermanas del Huerto en la
ciudad de Rosario entre 1879 y 1914, nos permite reconstruir
esa historia, redescubrir sus orígenes, y los nuestros.13 Las
fuentes consultadas corresponden precisamente al Archivo
del Hospicio de Huérfanos y Expósitos de Rosario, en
particular: Copiadores de Cartas de la Sociedad Damas de
Caridad, iniciados en 1872; Libros de Actas de la Comisión
11 Vangelista, Chiara (1997), Dal vecchio al nuovo continente.
L'immigrazione in America latina, Paravia-Scriptorium, Torino. 12 Pérez Murillo, María Dolores (2012), “La oralidad como fuente y
método para la historia de las migraciones latinoamericanas”, en Pérez
Murillo, M. D. y Dalla-Corte Caballero, Gabriela (coords.), Dossier
Migraciones, resistencia, oralidad e invisibilidad en la
Historia, Naveg@mérica, Revista electrónica de la Asociación Española
de Americanistas, Nº 8, Servicio de Publicaciones de la Universidad de
Murcia, Murcia. 13 Vangelista, Chiara (ed.) (2011), AREIA, Le nuevo migrazioni tra
America Latina e Europa, CISU, Roma.
Directiva de la Sociedad Damas de Caridad, iniciados en
1869; Libros de Actas de la Sociedad Protectora de los
Huérfanos, iniciados en 1899; Libros de Asambleas de la
Sociedad Damas de Caridad; Memorias de la Sociedad
Damas de Caridad, iniciadas en 1898; Registro de Huérfanos
y Expósitos del Hospicio de Huérfanos, iniciado en 1879; y,
en especial, el propio “Archivo de Señales para el
reconocimiento de niños”, conformado por objetos y cartas
que acompañaron a los bebés, y que fueron depositados en
el torno del Hospicio en el periodo que va de 1879 a 1914.
En los años analizados, el Hospicio de Huérfanos y
Expósitos dio cabida a las criaturas que nacieron de modo
ilegítimo, así como a las provenientes de matrimonios que
“señalaban” su orfandad o su pobreza. Las marcas de
señales que clasificamos y reproducimos en esta obra, y que
en su mayoría repiten ambos casos mencionados, fueron
distribuidas anualmente en cajas metálicas de galletas de los
productos alimenticios de la marca “Bagley”.14 Esta marca
fue registrada en la capital argentina por el norteamericano
14 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1998), “Un archivo de Señales en la
exposición infantil: Derecho consuetudinario e imaginario popular”, en
Revista Mora, nº 4, Buenos Aires, Argentina, pp. 83-93. Dalla-Corte
Caballero, Gabriela (2009), “Una sociedad en red: prácticas asociativas,
espacio público y proyección femenina en Argentina (1870-1880)”, en
Bonaccorsi, Nélida y Lagunas, Cecilia (ed.), Hacia una redefinicón del
concepto patrimonio cultural. La inclusión de las Mujeres, Editorial de la
Universidad Nacional del Comahue (EDUCO).
Gabriela Dalla-Corte Caballero
14
Melville Sewell Bagley. Llegado a la Argentina en el año
1862, Bagley se encargó de fundar una de las empresas más
destacadas del país en el rubro alimenticio y, en especial, en
el sector de galletas. Esta empresa fue una de las catorce que
fundaron la Unión Industrial Argentina. Hoy día, la “Bagley
Latinoamericana S. A.” es la mayor empresa de América del
Sur, y está acompañada por el Grupo Danone para los
negocios de galletas, alfajores y cereales. Integra el Grupo
ARCOR junto a La Campagnola S. A. C. I., Cartocor S. A., y
junto a la Converflex Argentina S. A. El grupo Multinacional
ARCOR nació en la ciudad de Arroyito, en la Provincia de
Córdoba, y en los últimos sesenta años se ha especializado
en la elaboración de golosinas, chocolates, galletas, helados y
alimentos.
El Hospicio de Huérfanos y Expósitos, convertido en
Hogar del Huérfano de la ciudad de Rosario, nos permite
analizar la “señal”, palabra que en el contexto europeo fue
suplida por la de “cédula”, y que aparece en ocasiones en las
cartas escritas por los italianos bajo el nombre de “billete”, y
con el nombre de “boleto” entre los españoles que migraron
a la ciudad de Rosario entre 1879 y 1914. En este caso, esta
palabra denominaba un escrito breve, generalmente en
misiva, que identificaba lugares y personas. Invariablemente
las señales hablan de la pobreza, de la necesidad y del
desamparo como causas del abandono de los bebés. La
mayoría de ellas fueron obra de padres y madres
inmigrantes, en especial italianas y españolas, que buscaron
en el Hospicio, en el Hogar, un lugar transitorio o definitivo
para sus hijos. El uso de las señales y su significado ha sido
parte de la investigación personal, volcada a las pequeñas
cartas de señales dejadas al lado del cuerpo de las criaturas,
que son fuentes privadas de los sectores populares
femeninos. De ahí vienen las explicaciones personales sobre
el honor, sobre la vida, sobre la enfermedad, sobre la
condición de “recién llegada” y de “trabajadora”.
El universo femenino puesto en juego en la institución
se hace visible en este “Archivo de Señales para el
reconocimiento de niños”. La peculiaridad de dicho corpus
consiste en que se trata de fuentes primarias provenientes de
la cultura material, así como de fuentes personales
manuscritas, en general femeninas,15 en las que es posible
comprobar la identidad social, étnica y el sexo de las
personas que abandonaban a los infantes, muchas veces
aprovechando el anonimato del torno y la oscuridad de la
noche. El abandono infantil nos permite explorar una
construcción alternativa de la identidad de la mujer-madre
que se inscribe en los márgenes de los dictados estatales y,
en buena medida, en franca resistencia a sus perspectivas. Si
el discurso oficial reconocía en la maternidad la verdadera y,
15 García Jordán, Pilar y Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2006), “Mujeres
y sociabilidad política en la construcción de los estados nacionales (1870-
1900), en Lavrin, A.; Cano, G. y Barrancos, D. (coords.). Historia de las
Mujeres en España e Hispanoamérica (vol. 3, siglo XIX). Madrid,
Cátedra, pp. 559-583.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
15
por lo tanto, única naturaleza femenina, por lo mismo las
mujeres “abandonantes” eran consideradas mujeres caídas.
Sin embargo, su testimonio escrito en las cartas e inscrito en
las marcas de señales que aquí se estudian, enfrenta este
destino social, que se presenta como un destino biológico y
moral. De este modo, las mujeres reclaman enfáticamente
por sus derechos de madre, conservados incluso tras el
abandono.16 La hipótesis de este trabajo es que, más que la
vergüenza, fue la pobreza o la necesidad lo que produjo la
proliferación de expósitos y huérfanos en la ciudad de
Rosario, todo ello a partir de las últimas décadas del siglo
XIX, una realidad que aparece entre las causales alegadas
por los actores involucrados en el Hospicio de Huérfanos y
Expósitos, en ese Hogar del Huérfano.
Como he mencionado más arriba, las cartas y
fragmentos de cartas fueron textos escritos que las madres
dejaban junto al cuerpo de los bebés. Por ello, en el anexo
partimos de lo que significó la conservación de estas señales
dejadas en el torno entre 1879 y 1914, gracias a las cajas
Bagley. Las señales están organizadas por años,
diferenciando los escritos por el idioma utilizado, es decir,
italiano, francés y español. En el apartado de “objetos
religiosos” incluimos las imágenes de medallas, medallas
cortadas, escapularios, rosarios, cruces, estampitas y medias 16 Dalla-Corte Caballero, Gabriela y Piacenza, Paola (2005), “Cartas
marcadas: mujeres, identidad e inmigración en la Argentina, 1880-1920,
en: Signos Históricos, México DF, México.
estampitas. Los “objetos personales” dejados por las mujeres
junto a los bebés en el torno del Hospicio incluyen alhajas,
cadenas, botones, monedas antiguas y actuales, medias
monedas, cintas, escarapelas, cucharas cortadas, fotografías,
medio pagaré, naipes, pendientes, pañuelos y rosas de tela,
así como hojas cortadas, cartones bordados o cortados,
trapos, carteritas y hojas de almanaque. También se incluyen
las tres banderas que acompañan a las cartas y a los objetos,
precisamente la italiana, la española y la argentina.
Finalmente las señales contienen los mensajes otorgados por
las diversas autoridades o por los poderes locales, en
particular por los responsables de las colonias agrícolas
recién fundadas en la provincia de Santa Fe.
Sobre esta base, incorporamos un primer apartado
centrado en las Damas de Caridad, las Damas de Protección
al Huérfano, para comparar su gestión con otros ensayos
llevados adelante por mujeres. El segundo apartado aborda
el control de la inmigración, observable precisamente en las
señales que acompañaron el depósito desde el año 1879. El
tercero se encarga de describir la intención de las “cartas de
señales”, mientras que el cuarto aborda las relaciones que las
Damas de Caridad comenzaron a gestar con diversas
autoridades, todo ello en el marco de la institucionalización
del propio Hospicio, hoy Hogar.
Esta obra se integra en la línea de trabajo personal
titulado “Migraciones y relaciones socio-económicas entre
Gabriela Dalla-Corte Caballero
16
España y el Cono Sur latinoamericano”, en el marco del
Taller de Estudios e Investigaciones Andino-Amazónicas,
TEIAA, Universitat de Barcelona (2009SGR1400), grupo de
investigación consolidado por el Comisionat per a
Universitats i Recerca del DIUE de la Generalitat de
Catalunya. Agradezco a quienes me acompañaron siempre
en este proyecto, y que compartieron su interés con su
propia producción vinculada al género, a los sectores
populares, al mundo rosarino y santafesino, frente a una
historia argentina centrada en su capital: Gustavo Álvarez,
Darío Barriera, Sandra Fernández, Adriana García, Fernando
Ferreyra, Paola Piacenza, Marcelo Ulloque, Rosana Vaca.
Agradezco también a Zulma Caballero y a Werther Rodrigo
Gunther. Y, en especial, agradezco a las Damas de Caridad,
Damas de Protección al Huérfano, quienes entre 1993 y 1995
me permitieron consultar su documentación privada para
llevar adelante mi tesis titulada “Infancia y Género en
contextos asistenciales. Las Damas de Caridad, el abandono
de niños y las familias populares en Rosario, 1870-1900”,
defendida en el marco del Master Poder y Sociedad desde el
enfoque de Género de la Universidad Nacional de Rosario.17
17 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1995), Infancia y Género en contextos
asistenciales. Las Damas de Caridad, el abandono de niños y las familias
populares en Rosario, 1870–1900, Tesis de Maestría, Poder y Sociedad
desde el enfoque de Género, Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario, Rosario, mimeo. Parte del texto
reproducido en la obra de Habichayn, Hilda (comp.) (2007), Resumen de
Gracias al avance tecnológico, las Damas me
permitieron en el año 2005 digitalizar las innumerables
“señales” que dejaron las madres en el torno del antiguo
Hospicio de Huérfanos y Expósitos con la intención de
salvaguardar la vida de sus criaturas. Las señales
conservadas en las cajitas Bagley del “Archivo de Señales
para el reconocimiento de niños” son reproducidas en esta
obra con la intención de dar a conocer parte de la historia de
la ciudad de Rosario. Agradezco a Darío Barriera, profesor
de la Universidad Nacional de Rosario y responsable de
Prohistoria Ediciones, por la edición de este libro que
reproduce las marcas de señales de la inmigración.
las Tesis de Maestría Poder y Sociedad desde la Problemática del
Género, UNR Editora, Rosario.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
17
1. Las Damas de Caridad, las Damas de Protección al Huérfano.
Un mundo de mujeres
La esfera pública no es más que un ámbito que
acompañó la actuación femenina, y que sirvió para
transformar el uso de los conceptos teóricos,18 en particular
la complejidad de la teoría del género,19 junto al feminismo
de la diferencia en la reconstrucción de las propias mujeres.20
18 Stolcke, Verena (ed.) (2003), A propòsit de la cultural, Institut Català
d'Antropologia, Barcelona (número monogràfic (19) de la revista
Quaderns de l'Institut Català d'Antropologia). Stolcke, Verena (1998),
“¿Es el sexo para el género como la raza para la etnicidad?”, en Álvarez-
Uría Rico, F. (ed). Neoliberalismo versus democracia, La Piqueta,
Madrid, pp. 294-327. 19 Scott, Joan W. (1986), “Gender: a Useful Category of Historical
Analysis”, en American Historical Review, Nº 91 (traducción “El género:
una categoría útil para el análisis histórico”, en Amelang, James y Nash,
Mary (1990), Historia y género: las mujeres en la Europea moderna y
contemporánea, Ediciones Alfons el Magnanim; Lamas, Marta (1999),
“Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género”, Papeles de
Población, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, julio-
setiembre, Nº 21, pp. 147-178. Cangiano, M. y Dubois, L. (1993), De
mujer a género. Teoría, interpretación y práctica feminista en las ciencias
sociales, CEAL, Buenos Aires. 20 Rivera Garretas, María Milagros (2000), “El feminismo de la diferencia.
Orígenes, fundamentos y situación actual”, en: Alicia Gil Gómez y Dora
El inmenso esfuerzo de reconocimiento de la labor femenina
también ha sido llevado adelante por una de las autoras más
destacadas sobre estudios de género, Mary Nash, para
quien, gracias a las mujeres, en las últimas dos décadas
hemos podido “salir de la subalternidad y del ninguneo”.21
Pensar en el género, en las mujeres, hizo más compleja
Sales Salvador (eds.), Mujeres: mediar para reconocer otros mundos en
este mundo, Castellón de la Plana, Universitat Jaume I, pp. 159-172.
Rivera Garretas, María Milagros (2006), “Educarse entre mujeres: la
historia de la práctica de lo simbólico, en Alcántara Sacristán, María
Dolores y García de Sola, María Blanca (eds.), De mujeres sobre mujeres
y educación, Diputación de Málaga, Málaga, pp. 43-60. Rivera Garretas,
María Milagros (2012), Signos de libertad femenina (en diálogo con la
historia y la política masculinas), Biblioteca Virtual de investigación
Duoda (BViD), obra multimedia. 21 Nash, Mary (2004), Mujeres en el mundo. Historia, retos y
movimientos, Alianza editorial, Barcelona. Nash, Mary, Tello, Rosa,
Benach, Núria (2005), Inmigración, Género y Espacios Urbanos,
Bellaterra, Barcelona.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
18
también la revolución de las temáticas significativas sobre lo
público y lo doméstico, el poder político y el económico.22
En las últimas décadas del siglo XIX, buena parte de los
movimientos de emancipación de la mujer coincidieron con
el acceso femenino a asociaciones laicas, plataforma de
expresión que sirvió para reivindicar derechos civiles y
deberes sociales, y que puso énfasis en la educación y el
acceso al mercado de trabajo. Las mujeres se convirtieron en
sujetos de novedosos discursos que avalaron prácticas
sociales en las que, de alguna manera, complementaron al
Estado, aunque a veces compitieron con él. Si el Estado
encarna diferencias de género al reforzar el poder
masculino, y si el Estado-Nación se ha construido sobre la
subordinación legal de las mujeres ¿pudo el poder femenino
participar activamente en la construcción de ese Estado? No
hay duda de que el Hospicio de Huérfanos y Expósitos
diseñado por las Damas de Caridad es parte de esa gran
participación. Esas Damas podrían haber elegido otros
nombres para esta institución dedicada a evitar los
infanticidios y salvar el honor de las madres. “Inclusa”,
“Orfanato”, “Orfanatorio”, “Orfelinato”, “Casa de
expósitos”, “Casa Cuna”,... son nombres que históricamente
sirvieron para identificar a los establecimientos de
beneficencia dedicadas a albergar y criar a niños
22 De Paz Trueba, Yolanda (2010), Mujeres y esfera pública. La campaña
bonaerense entre 1880 y 1910, Prohistoria Ediciones, Rosario.
abandonados por sus padres. El término inclusa, por
ejemplo, proviene del nombre de la imagen de la Virgen
“Nuestra Señora de la Inclusa”, la cual presidió a “La
Inclusa” de Madrid,23 gracias al reglamento firmado por
Juan José de Aróstegui, el Secretario de la Junta Municipal
de Beneficencia, en pleno año 1849. Dicho reglamento
incluyó diversos capítulos sobre el modo de recibir a los
expósitos y a las amas de leche; el funcionamiento de la
enfermería y de la ropería; la cocina y la despensa; el dinero
que debía entregar el pensionista; sobre los muertos,
entregados, prohijados y remitidos; y la pertenencia de los
niños expuestos al Departamento de Conservación. También
se reglamentaron las obligaciones de los empleados de la
entidad, en particular las del director, las del responsable de
la tesorería general, las del comisario de entradas y raciones,
las de los capellanes y las del inspector de niños expósitos.
Resulta interesante reproducir la introducción de este
reglamento, que indudablemente sirvió de base para los
organismos que empezaron a fundarse en la Argentina:
“Artículo 1º. Siendo el objeto de este establecimiento evitar
los infanticidios y salvar el honor de las madres, pertenecen á
él todas las criaturas que han nacido de ilegítimo concepto
23 Vidal Galache, Florentina y Vidal Galache, Benicia (1995), Bordes y
Bastardos: una historia de La Inclusa de Madrid, Coompañía Literaria,
Madrid. Espina Pérez, Pedro (2005), Historia de la Inclusa de Madrid,
vista a través de los artículos y trabajos históricos años 1400-2000,
Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, Madrid.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
19
hasta la edad de siete años, salvas las formalidades que se
dirán en los artículos sucesivos. Art. 2º. También serán
admitidos en este establecimiento los niños nacidos de
legítimo matrimonio siempre que vengan por conducto de las
autoridades y que no pasen de la edad marcada en el artículo
anterior, siendo huérfanos de padre y sus madres
absolutamente pobres. Art. 3º. Serán recibidos en el
establecimiento todos los niños que sean espuestos en los
tornos, los que sean entregados en la Dirección, y los que se
remitan por las autoridades de Madrid y las de los pueblos de
la provincia. Art. 4º. A los espósitos que remitan las
autoridades de Madrid deberá acompañar
indispensablemente la partida de bautismo, si están
bautizados; y si no estuvieren, un documento que lo acredite,
con las demás contraseñas que quieren acompañar los
interesados para su reclamación. Art. 5º. Los niños que
vengan de los pueblos por conducto de las justicias no se
recibirán en el establecimiento sin que entregen cuatro
ducados, según está mandado en repetidas reales órdenes, de
cuya cantidad la Dirección les dará el correspondiente recibo.
Art. 6º. También se recibirán todos los espósitos que vengan
del Hospital general, y los que remitan las Hermandades del
Refugio, y la Esperanza.24
24 Reglamento de la Inclusa y Colegio de la Paz de Madrid, Imprenta de
D. José María Alonso, Madrid, 1849.
La ciudad de Barcelona, por su parte, vio nacer a
mediados del siglo XIX a la Casa Provincial de Maternidad y
Expósitos.25 Allí se incorporaban bebés desnutridos
depositados por sus madres en la zona de la calle de
Ramelleres, en el recinto del Raval barcelonés. Ésta fue la
principal vía de abandono de niños que fueron tratados de
manera más que precaria por el gran desconocimiento que
se tenía todavía acerca de la medicina y de los hábitos
higiénicos. A partir de la década de 1860, los responsables de
la Maternidad decidieron enviar el mayor número de bebés
con “nodrizas externas”. En 1878 la Casa fue trasladada a la
zona de Les Corts para frenar la contaminación de los bebés
en la zona industrial barcelonesa.26 Similares asilos y
25 Roure, Conrad (1878), Los Expósitos: su historia, vicisitudes y estado
actual de los mismos en España, Imprenta de Domenech, Barcelona. 26 Véase Les Cases provincials de caritat i de maternitat i expòsits de
Barcelona, Impremta de la Casa de Caritat, Barcelona, 1918. Carbonell,
Montserrat; Montiel, José; Aguilar, Raúl; Gimeno, Eva (2004), La Casa de
Maternitat i Expòsits. Les Corts, Ajuntament de Barcelona, Diputació de
Barcelona, Barcelona. Alay Suàrez, Montserrat (2001), La Infància
abandonada a la Barcelona, ciutat de la segona meitat del S. XIX:
l'educació d'expòsits a la Casa Provincial de Maternitat i Expòsits de
Barcelona: 1853-1903, Publicacions Universitat de Barcelona, Barcelona.
Rodríguez Martín, Ana María (2009), Las Nodrizas de las inclusas: las
amas de leche de la Casa de Maternidad de Barcelona, 1853-1903,
Universidad de León, León. Alay Suárez, Montserrat y Poblet Romeu,
Marcel (2010), Pobres nenes, dones pobres: una història en femení de les
cases de Maternitat i de Caritat de Barcelona, Llibres de Matrícula,
Calafell.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
20
hospicios surgieron en la zona de Mundet;27 en Tarragona;28
en Manresa;29 en Mallorca;30 en Valladolid;31 en Valencia;32
Salamanca; 33 Valencia... 34
Diversos estudios sobre el espacio rioplatense se
centraron también en la caridad,35 la filantropía,36 la
27 Roig Rodríguez, José Luis y Tames Castaño, José Manuel (2005),
Mundet... un pequeño mundo, sus primeros años, Barcelona. 28 Tomás Ávila, Andrés (1962), El Hospicio de Niños Huérfanos de
Tarragona, Sociedad Arqueológica Tarraconense, Tarragona. 29 Bardolet, Manuel (1901), El Asilo de Infantes Huérfanas de Manresa
desde su fundación en 1609 hasta nuestros días: memoria histórica,
Establecimiento Tipográfico de San José, Manresa. 30 Cortès, Bartomeu (mossèn) (1928), La Reyal casa general d'expòsits de
Mallorca: Monografia històrica 1798-1842, Escola-Tipogràfica Provincial,
Mallorca. 31 Palomares Ibáñez, Jesús María (1975), La Asistencia social en
Valladolid: el Hospicio de pobres y la Real Casa de Misericordia, 1724-
1847, Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial, Valladolid. 32 Acosta Sánchez, José Antonio (1995), Beneficencia, formación y empleo
en Valencia (1874-1902), Casa Hospicio Nuestra Señora de la
Misericordia y Real Casa de Beneficencia, Universidad de Valencia,
Valencia. 33 Martín Sánchez, Miguel Ángel (2008), Obra social y educativa del
Colegio Menor de la Concepción de Huérfanos de la Universidad de
Salamanca, siglos XVI-XVIII, Ediciones Universidad de Salamanca,
Salamanca. 34 Tropé, Helene (2007), La formación de los niños huérfanos en Valencia,
siglos XV al XVII, el caso del Colegio Imperial San Vicente Ferrer de
Valencia, Edicep, Valencia.
religión,37 y acompañan precisamente esta investigación
sobre el Hospicio de Huérfanos y Expósitos rosarino.
Interesa señalar especialmente la obra de las autoras Isabel
Collazo, Leticia Palumbo y Ana María Sosa sobre el
abandono de bebés en la Casa de Huérfanos y Expósitos de
Montevideo, una entidad similar a la de ciudad de Rosario y
también en manos de una comisión de Damas de Caridad, la
cual había esculpido el siguiente mensaje en el centro del
35 Guy, Donna J., (2004), “Women´s organizations and Jewish
orphanages in Buenos Aires, 1918-1955”, en: Jewish History, Nº 18,
Kluwer Academic Publishers, Netherlands, pp. 75-93. 36 Ciafardo, Eduardo (1990), “Las Damas de Beneficencia y la
participación social de la mujer en la ciudad de Buenos Aires, 1880-
1920”, en Anuario IEHS, N° 5, UNCPBA, Tandil; Ciafardo, Eduardo
(1990), Caridad y control social. Las sociedades de beneficencia en la
ciudad de Buenos Aires, 1880-1930, Tesis de Maestría, Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Moreno, José Luis
(comp.) (2000), La Política Social antes de la Política Social (Caridad,
beneficencia y política social en Buenos Aires, siglos XVII a XX), Trama
editorial Prometeo libros, Buenos Aires. Bisig, Nidia Elinor del Carmen
(2009), “Prácticas y debates socio-jurídicos en torno al lugar de los niños
en el espacio familiar y social, postrimerías del siglo XIX, Revista
Opinión Jurídica, volumen 8, Nº 15, Medellín. 37 Folquer, Cynthia y Amenta, S. (comp.) (2010), Sociedad, cristianismo y
política. Tejiendo historias locales, UNSTA, Tucumán. Fernández,
Sandra y Folquer, Cynthia (2010), Sociabilidad y política en Rosario. El
surgimiento del Asilo Francisco Javier Correa, Rosario, 1909, en Caretta,
G. y Zacca, I., Derrotero en la construcción de las religiosidades. Sujetos
y poder en Latinoamérica, siglo XVII al XX, CONICET-UNSTA-CEPHIA,
pp.1-21.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
21
torno: “mi padre y mi madre me arrojan de sí; la caridad
divina me recoge aquí”. A inicios del siglo XX las propias
Damas de Caridad uruguayas participaron en la fundación
del Hospital de Niños, convertido en Centro Hospitalario
“Pereira Rossell”, el cual se hizo cargo de niñas, niños y
mujeres con un objetivo concreto: “trabajar por la vida”, es
decir, “curar al enfermo”. La hospitalización de niños y
niñas transformó los comportamientos institucionales para
garantizar la atención a la salud de mujeres jóvenes madres,
y especialmente a bebés de sectores postergados de la
sociedad uruguaya en construcción.38
Rosana Vaca reconstruye la historia de la Sociedad de
Damas de Caridad de San Vicente de Paúl establecida en la
capital argentina, y en particular la vinculación religiosa con
el funcionamiento de una congregación francesa llegada a la
Argentina hacia el año 1859. El peso que tuvo la
organización de la asociación femenina porteña a la hora de
diseñar las primeras visitas a domicilio para
responsabilizarse de la situación de la población en riesgo,
forma parte precisamente de la construcción del ámbito
38 Collazo, Isabel; Palumbo, Leticia; Sosa, Ana María (2012), Hospital
Pereira Rossell. Gestación y nacimiento de un hospital para niños y
mujeres (1900-1930), Centro Hospitalario Pereira Rossell, 100 años
trabajando por la vida, Zona Editorial, Montevideo.
benéfico que estudia Vaca a la hora de definir el sentido de
la misericordia.39
Asilar a las niñas y a los niños fue parte de la historia
argentina. En palabras de Marcelo Ulloque, las mujeres
oblatas establecidas en la ciudad de Rosario también
formaron parte de este proceso para poder construir y
construirse en lo que el autor denomina “sus mundos”.
Estudiar la práctica cotidiana de las Hermanas Oblatas
durante los primeros años de su arribo a Rosario permite
develar los fundamentos en los que se apoyó su accionar
dirigido a niñas y prostitutas. El autor sostiene que un grupo
humano, en este caso el de las oblatas españolas establecidas
en Rosario, afianzaron sus vínculos institucionales,
corporativos y asociativos a nivel local. Su objeto de estudio
ha sido la Casa y Asilo de Niñas de Rosario, la cual le ha
concedido ideas creativas para que podamos entender la
fisonomía local en contraste con la organización global.
Precisamente en el marco de los estudios de género, el
análisis de Marcelo Ulloque aporta gran interés al
convertirse en un ámbito poco explorado como es la
actuación de las oblatas españolas “regeneradoras”,
desembarcadas en Rosario durante la primera mitad del
siglo XX, haciéndose cargo de niñas y jóvenes en proceso de
39 Vaca, Rosana (2013), “Las reglas de caridad y sus Damas”. Las Damas
de la Caridad de San Vicente de Paúl y La Sociedad de la Misericordia,
Buenos Aires (1866-1910), Prohistoria Ediciones, Rosario.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
22
“regeneración”.40 El proceso de instalación de la Casa y Asilo
de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor en la
ciudad de Rosario se inicia en el año 1935, en coincidencia
con una fuerte expansión mundial de esta Congregación
española. Esta difusión, a mi entender, se relaciona con las
dificultades que encontraban las religiosas para llevar
adelante sus actividades “salvíficas” en España a partir de la
consolidación de la Segunda República en 1931. La Iglesia
Católica Española propició el desembarco de religiosas y
religiosos “en playas que de momento parecían más
acogedoras”, es decir, Argentina.41
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad de
Rosario gestó dos asociaciones femeninas en manos de
mujeres de la élite local interesadas en participar política y
públicamente:42 la Sociedad de Beneficencia, creada en el año
40 Ulloque, Marcelo (2011), Asilar a las niñas. La construcción de un espacio
de género (Rosario, 1935-1955), Prohistoria Ediciones, Rosario. 41 Ulloque, Marcelo (2012), “Las oblatas y sus mundos, Rosario (1935-
1940)”, en Renold, Juan Mauricio (comp.) (2012), Miradas antropológicas
sobre la vida religiosa III. Religiones mágicas: breves observaciones
antropológicas, y otros ensayos, Ed. Ciccus, Buenos Aires, pp. 289-309.
También véase Ulloque, Marcelo (1995), “La guerra civil española en la
visión de un grupo religioso femenino” en Revista Zona Franca N° 4,
Centro Rosarino de Estudios Interdisciplinarios sobre las Mujeres,
Rosario, pp. 13-17. 42 Cragnolino, Silvia (1986-1987), “Política, facciones y participación
política en Santa Fe, (1868-1884)”, en Anuario Nº 12, Publicaciones de la
Universidad Nacional de Rosario, Rosario, pp. 420-436.
1859 y dedicada a controlar el Hospital de Caridad, y la
propia Sociedad de Damas de Caridad, fundada hacia el año
1863 para garantizar el cuidado de las criaturas
abandonadas. La perspectiva de género, entonces, no sólo no
puede estar ausente de un análisis sobre el Estado, sino que
corta transversalmente la propia constitución de la
organización social y política.43 El desamor y la
insensibilidad como hipótesis generalizable deben ser
desechados a la luz de las expresiones de afecto y tristeza de
los padres que abandonaban a sus bebés de manera
definitiva o transitoria. Los niños y niñas eran primordiales
para sus familias, aunque fuesen abandonados. Entre las
mujeres extranjeras este problema se agravó, ya que las
señales indican la desprotección económica en una ciudad
portuaria durante las últimas décadas del siglo XIX y las
primeras del siglo XX, es decir, en el momento en que se
produjo la explosión migratoria en el país. Con el objetivo de
incorporarse sin ataduras al mercado laboral, las mujeres se
vieron obligadas a acudir a las puertas del Hospicio de
Huérfanos y Expósitos. Debemos reivindicar la vinculación
de la historia de la familia con otros temas de más
envergadura, como por ejemplo los efectos de la inmigración
43 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1994), “Participación de las mujeres
de élite en el espacio público, un estudio de caso (Rosario, segunda
mitad del siglo XIX)”, en Bonaparte, Héctor, Dalla Corte, Gabriela,
Scalona, Elvira y Ulloque, Marcelo (coord.), Espacios de Género, Centro
Rosarino de Estudios Interdisciplinarios sobre las Mujeres, Universidad
Nacional de Rosario, Rosario, Tomo I, pp. 139-153.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
23
en las representaciones de la identidad. En este marco, las
madres recién llegadas al país enfrentaron su propia
condición en la escena del abandono.
2. El control de la inmigración
El fenómeno de la inmigración no es nuevo, pero para
Europa se ha convertido actualmente en un tema de crucial
importancia por la llegada masiva de inmigrantes y
expatriados, y por los esfuerzos estatales por controlar los
flujos poblacionales. No ser ni de aquí ni de allá, es una de
las frases que nos permite imaginar la sensibilidad de las
propias mujeres involucradas en ese viaje.44 Argentina, un
país que a finales del siglo XIX se incorporó de lleno a la
economía mundial de la mano de la inmigración europea,
mayoritariamente española e italiana, puede observarse
como una especie de “laboratorio” en el que se pueden
estudiar, en profundidad, tanto las estrategias de los
inmigrantes como el papel del Estado y de las asociaciones
que trataron de dar respuesta a la inmigración de masas.
44 Pagnotta, Chiara (2005), “Ni Aquí ni allá. Migrazione femminile
dall’Ecuador a Genova”, en Cuadernos de trabajo social, nº 13, pp. 229-
244.
La inmigración italiana fue la más numerosa que
recibió la República Argentina, proceso calificado
históricamente de “italianización”.45 Se calcula que la
comunidad llegó a seis millones de personas, y para muchos
investigadores los italianos formaron la “columna vertebral”
de la sociedad argentina,46 en el marco de las investigaciones
sobre la realidad continental.47 La emigración italiana
45 Maciel, Carlos Néstor (1924), La italianización de la Argentina, tras la
huella de nuestros antepasados, Librería y Casa Editora de Jesús
Menéndez e Hijo, Buenos Aires. 46 Nascimbene, Mario Carlos (1987), Historia de los italianos en la
Argentina, 1835-1920, Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos,
CEMLA, Buenos Aires. Gualco, Jorge Nelson (1997), La epopeya de los
italianos en la Argentina, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires. Vargiu,
Vittorio (2003), Italianos en Argentina, Fundación Unión, Buenos Aires. 47 Devoto, Fernando y Míguez, Eduardo José (1992), Asociacionismo,
Trabajo e Identidad étnica: los italianos en América Latina en una
Perspectiva Comparada, CEMLA-CSER-IEHS, Buenos Aires. Devoto,
Fernando (1992), Movimientos migratorios: historiografía y problemas,
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. Devoto, Fernando
Gabriela Dalla-Corte Caballero
24
comienza en la década de 1870, en un momento en que el
país se encontraba dividido en pequeños Estados.48 En
general se mencionan el Reino de las Dos Sicilias, los
Estados Pontificios, el Gran Ducado de Toscana.... Como
ejemplo describimos la propia sociedad friulana
(incorporada al Imperio Austriaco y posteriormente
integrada a Italia), que se estableció en la Colonia
Avellaneda de la zona chaqueña santafesina.49
El Friul fue la antigua provincia del Veneto formada
por treinta y seis ducados que los lombardos establecieron
en Italia, en el extremo nordeste de la península. En 1877
unas cincuenta familias friulanas fueron reclutadas por el
empresario italiano Vincenso Gaetani que creó una fábrica
de carbonato de potasio en la zona cercana a Reconquista, en
la Provincia de Santa Fe. El responsable de esta migración
(2006), Historia de los italianos en la Argentina, Editorial Biblos, Buenos
Aires. 48 González Bernaldo, Pilar y Devoto, Fernando (coord.) (1998), Exils et
Migrations Ibériques vers l´Amérique Latine, nº 5, Université Paris,
Paris. 49 Cracogna, Manuel (1988), “Historia de la colonia, con sus antecedentes,
fundación y evolución política y socioeconómica”, en La colonia nacional
Presidente Avellaneda y su tiempo, primera parte, Municipalidad de
Avellaneda, Provincia de Santa Fe; Cracogna, Manuel (1997), “La
Colonia Avellaneda, Provincia de Santa Fe, su desarrollo y evolución
política y socio económica, período 1886-1970”, en La Colonia Nacional
Presidente Avellaneda y su tiempo, segunda parte, Municipalidad de
Avellaneda, Provincia de Santa Fe.
fue el Cónsul argentino Eduardo Calvari, radicado en
Génova, quien el 27 de marzo de 1878 firmó el convenio con
el gobierno argentino para poblar la zona santafesina
considerada “virgen”, y cumplir con el deseo de fomentar la
actividad agrícola.50
El 21 de marzo de 1878 el gobierno argentino apoyó a
los agricultores friulanos gracias a la tarea asumida por el
comisario general Carlos Calvo que se había radicado en
París, quien obtuvo el decreto firmado por el Presidente
Nicolás Avellaneda (1874-1880) para garantizar este
proyecto. Las familias friulanas llegaron a Buenos Aires, la
capital centro de recepción de migrantes,51 y fueron
transportadas a la localidad de Resistencia en la zona del
Chaco antes de que se firmara el convenio definitivo,
redactado en enero de 1878. Ingresaron 50 hombres y 35
mujeres que se establecieron en la zona por entonces
llamada Frontera Norte, en manos de la línea de los fortines
y los puestos militares. Esta iniciativa tuvo mayor éxito
cuando los friulanos se trasladaron en 1879 a la Colonia
50 Natta Maglione, José (1917), Fomento agrícola en el Chaco (director de
la estación experimental de la nación, Colonia Benítez), Establecimiento
Tipográfico Juan Moro, Resistencia, Chaco. 51 González Leandri, Ricardo, González Bernaldo de Quirós, Suriano,
Juan (2010), La temprana cuestión social. La ciudad de Buenos Aires
durante la segunda mitad del siglo XIX, CSIC, Madrid.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
25
Nacional Presidente Avellaneda,52 gracias al permiso del
Coronel Manuel Obligado que por entonces era el
comandante en jefe de la Frontera Norte de Santa Fe,
Córdoba y Santiago del Estero. Fueron acompañados por
Emilio Zuccheri de Carmons gracias al mandato de las
autoridades friulanas. El argumento del gobierno nacional
estableció que los colonos friulanos habían recibido la
información de que los terrenos eran fértiles para la
inmigración y para la colonización.53
Entre 1877 y 1880 salieron 7.713 emigrantes friulanos
(italianos y austríacos) que se unieron a los procedentes del
Tirol Austríaco para establecerse en el espacio que por
entonces era calificado como “confín del Chaco”. El Coronel
Manuel Obligado (que dirigió la campaña militar de
exploración del Chaco en 1879, y que posteriormente fue
designado por el gobierno argentino como Gobernador del
Territorio Nacional del Chaco entre 1881 y 1887), certificó el
documento presentado por los colonos friulanos
52 Carrasco, Gabriel (1887), El Chaco santafesino, álbum conteniendo las
vistas fotográficas tomadas en marzo y abril de 1887 durante el viaje
efectuado por Gabriel Carrasco, director y comisario general del censo,
con motivo de los trabajos preliminares de aquella obra, s/d, imágenes
fotográficas conservadas en el Museo Archivo Provincial “Julio Marc”,
Rosario, Santa Fe, República Argentina. 53 Gómez Langenheim, Antonio (1906), Colonización en la República
Argentina, M. Biedma, Buenos Aires.
desembarcados en el país en enero de 1879.54 El agente de
emigración Giacomo Modesti informó el 18 de abril de 1879
que las familias llegadas a la Colonia Avellaneda habían
declararon que el lugar era muy ameno, y con todos los
requisitos necesarios para organizar una colonia muy cerca
de Reconquista: “ante cualquier necesidad que tengamos,
como por ejemplo un médico o cualquier otra cosa, nos
podemos dirigir; la tierra es, además muy fértil”.55 Por ello
resulta también sugerente citar un párrafo del Informe
Oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor
General de la Expedición al Río Negro, Patagonia (Buenos
Aires, 1881), realizada entre abril y junio de 1879 bajo las
órdenes del General Julio Argentino Roca:
“El año 1879 tendrá en los anales de la República
Argentina una importancia mucho más considerable que la
que le han atribuido los contemporáneos. Ha visto
realizarse un acontecimiento cuyas consecuencias sobre la
historia nacional obligan más la gratitud de las
54 Cracogna, Manuel (1988), “Historia de la colonia, con sus antecedentes,
fundación y evolución política y socioeconómica”, en La colonia nacional
Presidente Avellaneda y su tiempo, primera parte, Municipalidad de
Avellaneda, Provincia de Santa Fe; Cracogna, Manuel (1997), “La
Colonia Avellaneda, Provincia de Santa Fe, su desarrollo y evolución
política y socio económica, período 1886-1970”, en La Colonia Nacional
Presidente Avellaneda y su tiempo, segunda parte, Municipalidad de
Avellaneda, Provincia de Santa Fe. 55 Grossutti, Javier, “La emigración del friuli Venezia Giulia en Argentina
y Uruguay”, Universidad de Trieste, mimeo, s/d.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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generaciones venideras que la de la presente, y cuyo
alcance, desconocido hoy, por transitorias cuestiones de
personas y de partido, necesita, para revelarse en toda su
magnitud, la imparcial perspectiva del porvenir...Se trataba
de conquistarlas en el sentido más lato de la expresión...y
sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan
dilatadas comarcas".
Como vemos, el año 1879 fue más que significativo.
Este es un caso como tantos, de la mano de personajes
históricos como Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi que
salen a la palestra a la hora de analizar la unidad territorial
italiana y el origen del Risorgimento (Resurgimiento), el cual
transforma la propia historia italiana en ese momento
histórico.56 El microanálisis permite reconstruir el ámbito
social en el que se produjo este proceso migratorio, un
proceso particularmente italiano como puede verse en el
inicio del propio “Archivo de Señales para el reconocimiento
de niños” en 1879, cuando las Damas de Caridad abren las
puertas del enorme edificio de la calle Laprida para recibir a
los bebés. La niña número seis fue Rosalía, integrada el 28 de
agosto. Ángel, el número siete, nació el 5 de octubre gracias
a la partera italiana Paulina de Angeli, recibida en la
56 Devoto, Fernando y Rosoli, Gianfausto (1985), La inmigración italiana
en la Argentina, Editorial Biblos, Buenos Aires. Devoto, Fernando y
Rosoli, Gianfausto (1988), L'Italia nella società Argentina: contributi
sull'emigrazione italiana in Argentina, Centro Studi Emigrazione,
Buenos Aires.
Facultad de Medicina de Padua y en la de Buenos Aires.
Esta partera se relacionó con Filomena Clavari de Peccia; la
diplomada Francisca Violeta C. de Marlucci, que trabajaba
en la calle Maipú 1013 de Rosario; Ángela A. de Mazza,
aprobada por la Universidad de París, miembro del Consejo
de Higiene de Rosario, establecida en la calle Progreso 1231,
entre 3 de Febrero y 9 de Julio; Melania Delmestre,
domiciliada en la calle Córdoba Nº 1430; Felicita Cimadora,
partera aprobada, así como con Juana A. de Miller, esposa
de Diego Miller, quien en setiembre de 1896 aceptó ser la
madrina de Diego Juan, el hijo de Ángela Calvo; y fue ella
quien se encargó de hacer llegar a ese niño al Hospicio de
Huérfanos y Expósitos.
El 27 de diciembre nació Margarita, y llevó el número
13 del registro del Hospicio. Al año siguiente le tocó el turno
a Antonio Luis, inscrito el mismo día en que nació, el 9 de
octubre, con el número 32, y con la información de que “lla
tiene agua”, es decir, había sido bautizado. La migración
italiana lleva a Adelina Serafina Ciancio, una legítima hija
que “per aver persa la madre di parto gli conviene di far
cosa firma, Antonio Ciancio”. Quien acompaña este ingreso
al Hospicio es la estampita de San Nicolás de Bari, cuyo
culto era sumamente popular en toda Europa. Si
observamos las estampitas que acompañaron a las señales
podemos identificar también a Sant´ Agnese in Agone (Santa
Inés en Agone), la Iglesia de la Piazza Navona de Roma; a
Ganite Philomena, la Santa Filomena; a San Camilo de
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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Leslis, el sacerdote religioso italiano, fundador de los Siervos
de los enfermos; así como los mensajes “Detente, aquí está el
Corazón de Jesús, venga a nosotros tu reino”; “Sacro Cuor di
Gesú, Sagrado Corazón de Jesús”; y “el Maestro está aquí y
te llama”.
Un 23 de marzo de 1881 ingresa una criatura
acompañada de San Victoriano y Santa Teodosia. San
Victoriano, nacido en Italia, abrazó la vida monástica en el
monasterio de Asán, en la región de Barbastro del Reino de
Aragón. La ermita de Santa Teodosia, por su parte, tiene a
sus espaldas las tierras de Roitegui en el paso del Valle de
Arana, camino a Navarra, a Francia y a los puertos del
Cantábrico. La criatura busca la cuna del asilo el mismo día
en que nació, y va cubierta con una colcha color caña de
damasco de lana para ser identificada en el caso de que
“fuese depositada otra criatura la misma noche”. El Lago di
Como, por su parte, acompaña a la “Societá Filarmónica
Filodramática Corale” cuyo pagaré número 188 guarda a
uno de los tantos bebés entregados a las Hermanas del
Huerto y a las Damas de Caridad. El 21 de agosto de ese año
1881, Anastacia es depositada el mismo día en que nació
junto a la imagen de la bandera italiana.
La cristiana Catalina Romilda, junto a la niña María,
ingresaron dos años después, mientras en 1884 fue
registrado Eusebio Lichiama, ya bautizado, con la esperanza
de ser retirado “un giorno”, algún día. El 6 de octubre de
1889 el Hospicio recibió a Gaspar, el hijo de Marianna, con la
condición de que “se tenga presente este papel pur el caso
de chierlo pagair do el debido”. En el marco de este proceso
histórico de migración italiana a la Argentina, es ineludible
que para los migrantes ese país era una “tierra prometida”.57
El niño nacido el 1 de octubre de 1894 ingresó al
Hospicio ocho días después con el mensaje de “acompagno
el acorfano de los defunto, Santino Gneri, italiano, y
Anunciata Luchesi, italiana, esposa legítima del finado de
Gneri. Y su hijo Juan Gneri, hijo lejítimo”. Años después, el
11 de setiembre de 1900, la Madre Superiora del Hospicio
recibe la carta de señal en la que una madre le entrega a su
hijo Antonio y “por señal mando una escarapela color
blanco y azul, y amarillo rojo”, es decir argentina y española.
El botón monetario “Hispan et ind rex bot de pla” apareció
junto al mensaje “ruega a Madame reciba de la niña y
llamarla Rossa. Ruega de darle para nantes de un año”. Esa
moneda de busto de plata incluye a Carlos III así como el
centro del escudo de España, coronado con columnas. Junto
a estos elementos, la sección “sociales” en un pequeño trozo
de diario en el que se menciona a la Reina Margarita. Las
propias madres ofrecían a sus criaturas a los santos, entre
57 Cecchini, Paola (2007), Terra promessa- il sogno argentino, Editore
Consiglio Regionale delle Marche, Ancona. Parisi, Giuseppe (1907),
Storia degli Italiani nell' Argentina, Editore Voghera, Torino; Foerster,
Robert (1919), The Italian emigration of our times, American
immigration collection, Ayer Publishing, Harvard.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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ellos al franciscano San Antonio de Padua, también
venerado como San Antonio de Lisboa.
“Señora Madre, ará bautizar esta desgraciada criatura con
el nombre de Antonia Estela, porque era boluntad de su
difunta madre, el nombre Estelita por que es el día que
nació el II de este mes y Antonia por que es ofrecida a San
Antonio. El apellido: Lescano”.
En marzo de 1891 fueron depositadas dos hermanas,
Carmen y Modesta de Napolitano; su madre, Carmen de
Napolitano, dejó escrito que eran los nombres que esperaba
que se conservaran para cuando ella fuese a buscarlas. En
julio de ese año, sólo apareció un escrito: “esta es la segnales
desde crocifico de la cartirita”. En 1896 el padre de la niña
Mercedes Garinaldi aseguró en una extensa carta que le era
imposible hacerse cargo de ella. Dos años después, una
madre pidió que su bebé fuese bautizado con el nombre de
Destefani Edoardo, pero las Damas de Caridad eligieron el
nombre de Celso de Paul. Teresa, finalmente, se expresó
tristemente ante el abandono de su hijo Carlito:
“Reverenda Superiora. Non mi crea madre ingrata, non crea
que jo illuidi mi creatura, que tanto qiuero. Carlito mio,
quanto suffao, tu padre tiene la culpa, ingrato que fui
dimenticar su ijo. No non mi merrejia esto jo. Per un po de
tiempo non podre, superiora, mandarle plata, ma pur fabor le
pido non lo dea mi jco di algun rico, jo quiero que venga in
mi poder miijo, es mio, mio solo, e non ai plata al mundo que
lo pagi. es mi sangre, pur el suffro. e suffri tanto. Trabaqerè
arre qualquier sacrificio pur accuntar algo pur mandarle el
maj pronto possible. Mi perdoni superiora e un beso le dea da
mi parte a mi angel. Su servidora. Teresa”.
En el año 1900 una de las cartas que dejó una madre se
refirió precisamente a la falta de leche para su bebé:
“Deposito el niño por que no tengo leche como darle ni
recursos como alimentarle porque la leche le hase daño y se
me está enfermando cada día. Yo deseo que se llame Julio M.
E. P. por que cuando Dios me favorezca lo sacaré aunque sea
pagando todo lo que debe lo que sí les pido es que me lo
cuiden bien que Dios se lo pagará en el Cielo por que soy
cristiana y tengo fé de la Providencia divina. La ropita está
marcada con las iniciales J. M. E. S. Estoy muy enferma y
casi me es imposible estar parada. Adios hasta que yo pueda
rrecogerle pues tengo otro papel igual escrito y mismo para
prueba del día de esta fecha”.
El “Archivo de Señales” incluyó dos registros que nos
muestran la convivencia y comunicación entre los
inmigrantes establecidos en la ciudad de Rosario:
“Hoy deposito esta niña en vuestro auxilio, y le suplico tenga
la bondad de encargarla mucho a la ama que le sea dada, y lo
más pronto posible vendrán los padres a reclamarla. La niña
no está cristiana, nació hoy a las doce. Se llamará Florencia
Roger, los padres son ingleses”.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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“Señora Superiora, tenga cuidado de la niña los padres la
reclamarán. No está cristiana. Sus padres son italianos.
Andrés Ba”.
En 1909 les llegó el turno a Pasqualina Russo y a
Agustin Bara, ambos esperanzados en volver a buscar a su
hija “después de un tiempo”. Carina Calderón dejó una carta
junto a la niña, y aseguró que esos padres volverían a
buscarla: “puesta nebaspisio nela carta va il quenero della
vattita che tenia la nena y la gurita era di filo bianco fatta a
punto di media cio Signora Carina Calderón puedo esser di
testigo che la Signora Pasqualina Russo e la madre propria
di questa filia che va cercar”.
Las Damas de Caridad eligieron un apellido concreto
para bautizar a los bebés que llegaban sin cartas y sin objetos
personales, es decir, sin “señales”. Optaron por el apellido
“de Paul” en honor al sacerdote francés Saint Vincent de
Paul, el patrón de todas las asociaciones de caridad, e
históricamente volcado a la pobreza. Esta estrategia vincula
teóricamente, y hoy en día, a las ideas sobre la expansión de
la religión: el caso concreto del siglo XIX que mencionamos
en este trabajo nos permite engrosar el conjunto de los
nuevos ciudadanos de la República Argentina que fueron
colocados bajo la protección de San Vicente de Paul. 58
58 Luis, C. M. (1984), San Vicente de Paúl. Persona, obra y pensamiento,
Ediciones Paulinas, Madrid. Coste Pierre, C. M. (1990-1992), El Gran
Santo del Gran Siglo. El Señor Vicente, CEME, Salamanca. Brugada,
Recordemos que este santo francés nació en 1580 y falleció
en París en 1660. Sus estudios teológicos los realizó en
Toulouse, y en 1600 fue ordenado sacerdote. Entre sus
históricas frases se recuerda en especial la de que “los pobres
son nuestros amos y señores”. Hoy día, es patrón de todas
las asociaciones de caridad. La elección de este apellido para
registrar a los bebés abandonados en el torno se produjo en
el momento en que el Hospicio de Huérfanos y Expósitos de
Rosario recibió una pequeña “señal” escrita en francés el 29
de junio de 1880 con la información de que “ce petit enfant
n´a pas pu recevoir le baptême”.
El 4 de agosto de 1892 ingresó el niño Gabriel al que su
madre francesa llamó, precisamente, “Saint Vincen de Paul”.
Y el último día del año 1901, el “Archivo de Señales para el
reconocimiento de niños” incluyó la tercera y última carta
escrita en francés, cuyo sobre lleva el mensaje de “Madame,
La Mere Superioir Des Asile des enfants abbandoné”. En esa
larga carta se relata el origen de una niña de “buena
familia”, Fany, que quedó embarazada de su hermano.
Gracias al consejo que le dieron las religiosas del Buen
Pastor, su hijo de un año de edad es entregado a una mujer
que avisa a las Damas de Caridad que esa criatura tendrá
una madrina de la alta sociedad, la cual quiere aparecer en el
acta de bautizo bajo un nombre falso. Para el niño el nombre
Martirià (2001), San Vicente de Paul, Editorial Centro de Pastoral
Litúrgica, Barcelona.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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elegido es Joséphine, es decir, José Fany. Para las Damas de
Caridad y para las Hermanas del Huerto, el niño registrado
con el número 1.254 fue bautizado con el nombre de José
Vitorino de Paul:
“Ma bonne et Chère Mère. Vous qui êtes la mère de tous les
pauvres enfants, soyez la mère de celle-ci, que Dieu vous
envoie. Ce petit est un pauvre fils du péché. Une fille de
famille que doit de cacher [garder] son honneur sans tache, a
été trompée par son propre frère, le péché le plus terrible que
le bon Dieu jamais pardonne. Pour le moment doit être tout
caché, plus tard quelqu’un de la famille viendra vous
remercier selon votre mérite. La petite médaille qu´il porte au
cou soi comme signal, et nous voulons qu´il le tient [qu’il la
porte] toujours au cou. Il n’est pas baptisé encore parce qu’il
vient d’un lieu où il n’y a pas d’église. La volonté de la
famille est qu´il s´appelle José. Fany sa marraine est une
Dame de la haute société que vous la signerez [la désignerez]
dans le baptême par le nom de Joséphine, c’est pour ça que la
petite s´appelle José Fany. La mère ira bientôt à conter son
péché au Bon Pasteur, ou elle restera pour tout la vere. Ayez
patience ma bonne mère avec le petit, ils est si gentil et bon,
son âge est de douze mois, il est né le 3 novembre 1901. C’est
justement par conseil de bonne mère du Bon Pasteur que
nous le portons chez vous en cachette parce que pour le
moment c’est impossible que sa famille se présente et soit
compromise. Ne faites pas de recherche, ce sera inutile. Sa
mère s’en va pour la France avec le premier paquebot et là
elle ira au Bon Pasteur. Pour le moment bien merci. Dieu
vous protège et vous accompagne. Tout à vous Derlone. M.
R. S.”
En marzo de 1912, Nina Siro adjuntó una extensa carta
que escribió en Cañada de Gómez, la localidad que por
entonces tenía un enorme número de inmigrantes italianos:
“Cañada de Gómez Marzo 2 de 1912. Carissima Signora. Al
ricevere la vostra del 24 Febrario la Signora Luisa é partita
per la provincia di Cordoba, non potendo venire al Rosario
per molti motivi, capirette bene con che dolore sapendo quello
che doveva pasare quella inocente creatura non potendo in
nesun modo poterla aiutare cosi mi incaricó se avreste scrito
di rispondervi e di racomandarmi che dovrete sapere anche
voi che come credo avrete un cuore di Madre quando doloroso
rivandomi un caso iguale, cosi mi pregó di scriverli di fargli
un gran bene di portare quella disgraziata creatura al
Hospitale dei trovatelli Ospicio de Huerfanos dateli il nome è
cognome è se fosse posibile anche che mi diano una ricevuta
qhe in caso di poterlo ricuperare qualche giorno mi
racomandó tanto di fare le cose per piú bene posibile che mi
avrebbe ricompesatta bene e eternamente riconosciuta è
potette una volta consegnata rispondere alla medesima
direzione che io sono incaricata di farcela avere, vi
asicuro buona Signora che quella povera donna ha un cuore
molto buono però è molto disgraziata credete sicura Signora
che tantti i sacrifici che farette vi sarano ricompensati e non
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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vi pentirete mai di aver fatto una buona opera facendo tutto
quello che vi racomando perche credete bene se poteva fare
diferente non sarebbe sicura arrivare al punto che è arivata
ella pensava de avere una protezione e la protezione che
pensava la abandona è si trovo senza niente nella scrada
(strada) cosi vi torno a pregare in nome della mia amica che
serette eternamente riconosciuta dovete bene imaginarvi
anche voi. Vi saluto tanto da parte sua tornando à
ricomandarmi la segretezza posibile per quella povera
disgraziata che mi ricompesara eternamente che cuando
ricevera la nostra gli avrete solevato di una gran pena. La
vostra aff.ssima. Nina Siro”.
A caballo entre la delegación y la asunción de una
atribución pública otorgada por el propio gobierno rosarino
de la segunda mitad del siglo XIX, las Damas de Caridad y
las Hermanas del Huerto volcaron todos sus esfuerzos a la
niñez en riesgo, una niñez que era resultado del altísimo
número de inmigrantes desembarcados en la ciudad. La
asociación de mujeres puso en marcha la construcción del
establecimiento para alojar a los bebés que quedaban
huérfanos, así como a los que eran abandonados por sus
familiares directos, y paralelamente se encargaron de
contratar a mujeres “nodrizas” para alimentarlos con leche
materna, una actividad más que necesaria. El “Diario de
Gastos de las Amas de Leche”, por ejemplo, muestra que
una Comisión de Damas recibía aproximadamente 100 pesos
mensuales para pagar a las nodrizas. Ese dinero era
distribuido en función de los días en que las amas de leche
alimentaban a los bebés. Los pagos a las amas se registraban
en función del expósito, lo cual permitía un seguimiento
personalizado de las mujeres encargadas de su crianza y de
la cantidad de dinero que recibían mensualmente. Podemos
incluir muchos nombres de mujeres que trabajaron como
amas de leche, entre ellas Felisa Bustos, Rosario Rodríguez,
Asunción Acosta, Concepción Zeballos, Francisca Frontiel,
Cástula Albin, Gerónima Suares, Julia Perez, Celestina
Echevarría, Fidelma Álvarez, Basilia Salazar, Romana
Rodríguez, Luisa Roldán, Plácida Taborda, Gumercinda
Peralta, María Salguiera, Benita Agüero....
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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3. Las cartas de señales
La migración española acompañó al Hospicio de Huérfanos
y Expósitos.59 Argentina recibió un creciente número de
españoles, en especial a partir de la década de 1880, los
cuales también incidieron en el propio desarrollo de la
entidad volcada a la recepción de bebés de Rosario.60 Uno de
los primeros ingresos correspondió a un niño “nacido
muerto, le emos echado el agua, pogalen ramon quidelo
mucho que lo bamos a recogerlo”. Con el número 162,
ingresó el 2 de enero de 1880 el niño Miguel Arnoldi,
“confrontando las señales que trajo cuando fue arrojado al
torno”. Poco después lo hizo una expósita “blanca” que
“trajo una faja, tres pañales de hilo, una camisita, y una
gorrita de cambray”. La localidad francesa de Cambray era
ya un centro industrial establecido a las orillas del Río
59 Avilés, Elias Mateo (1993), La emigración andaluza a América (1850-
1936), Arguval, Málaga; Cagiao Vila, María del Pilar y Rey Tristán,
Eduardo (coord.) (2007), De ida y vuelta. América y España: los caminos
de la cultura, Universidad de Santiago de Compostela. Moya, J. C.
(1998), Cousins and Strangers. Spanish inmigrants in Buenos Aires
(1850-1930), Berkeley. Alfaro Pérez, Francisco J. (2012), “Emigración
española a la Argentina en los albores del siglo XX: memoria, fidelidad y
simbología”, en: Emblemata, 18, Buenos Aires, pp. 455-470. 60 Fernández, Alejandro y Moya, José C. (ed.) (1999), La inmigración
española en la Argentina, Editorial Biblos, Colección Argentina Plural,
Buenos Aires.
Escalda en el Departamento Norte. El 30 de abril de 1880 el
“Archivo de Señales” incorporó la referencia de José, de tres
meses de edad, que tenía “sólo el agua del bautismo”, y que
con esperanza sería reclamado por sus padres. Hipólito Boch
ingresa en setiembre de ese año como consecuencia de la
pobreza y el desamparo de su madre trabajadora:
“Sra. Presidenta de las Damas de Caridad. Presidenta
Distinguida Señora. Esta infeliz criatura que queda
depositada en este hospitalario asilo, va bautizado con el
nombre de Hipólito Boch, hijo legítimo y lleva por seña un
real en plata partido. Esta señal debe permanecer colgada en
el cuello, á fin de que no haya dificultad al ser recogido por si
algún día su desdichada madre puede volverlo al hogar del
que con dolor de su corazón ha tenido que sacarlo y privarlo
de sus caricias. Espero de la buena caridad de este
establecimiento tenga toda clase de compasión, por eso ver
desgraciado, que nació con el signo fatal de la desgracia. Lo
deposito en esta hospitalaria casa, porque el estado de mi
pobreza me obliga á ello, por tener dos criaturas mas, y tengo
que trabajar para poderlos mantener. Con este motivo ruego
encarecidamente tenga compasión de esta infeliz criatura que
en tan corta edad se ve privada de las caricias maternas. Una
desdichada madre”.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
33
Pocos días después ingresa la niña Mariana Francisca,
acompañada de una carta que afirma su condición de
cristiana. Nacida un 17 de setiembre, se la depositó allí “por
falta de recursos por criarla, consiguiendo se recojerá lo más
pronto posible esa seña que lleva la nena en el pecho la que
lleve la otra mitad tiene derecho de sacarla, pudiendo de
satisfacer los gastos”. Poco después ingresa una niña cuya
carta incluye el mensaje: “la destinamos a la Cuna por no
poderla alimentar y avisamos que no tiene ninguna agua de
bautismo”. Seguidamente se deja un niño:
“Nacido el día 19 del presente mes a las 6 de la tarde no está
bautisado ce ba a llamar Victorio Isabelino Viña. Irá una Sra.
Biuda a preguntar del chiquito me harán el fabor de dejarcelo
ver a la esposa de la señora viuda pero a la una mujer buida
no le digan que está allí. Ba a ir a sacarlo para matarmelo. La
señora viuda es mi patrona y la vieja es una tía que me crió.
Les pido de caridad que me lo quieran al chiquito que cuando
este vien pueda tener como ir a buscarlo. Lleva una crucerita
de acero, no se la quite del cuello.
En un pequeño papel consta la nota siguiente: “esta
niña no está bautizada agamé el favor de ponerle este
nombre Filomena. Téngala bien porque pronto vendré a
buscarla. No pierdan Vds. esta señal”. Un 24 de setiembre
una madre escribió a la Madre Superiora: “tenga Vd. el bien
de recibir esta criatura, hija de una pobreza, en nombre de
Dios. Si Dios quiere la madre va a retirarla después de un
año. Que Dios la proteja”. Poco después el mensaje de la
madre de Pedro que quedó en calidad de señal para
identificar a su hijo:
“El niño no está bautizado nació el 31 de enero a la una de la
mañana como señal lleva una imagen de plata al cuello, lo
deposito en esa Santa Casa porque mis recursos no me
permiten criarlo y creo tener derecho a sacarlo cuando me
encuentre en mejor posición. Es hijo natural. Desearía que al
bautizarlo lo hicieran bajo el nombre de Pedro. J. C.”.
A partir de entonces aparecen niños y niñas sin
bautismo; niños y niñas que no serán reclamados; pero en
junio de 1886 emerge la estrategia de garantizar la
identificación de un bebé a través de una figura cortada por
la mitad colgada de su pecho que lleva los nombres de su
padre: M. M. En setiembre de 1890 ingresa Carlos Zabene, y
su madre sólo desea que sea bien atendido porque lo
recogerá en el futuro presentando una copia de la señal. La
carta que acompaña a la niña Ana María aparece con su
copia, lo cual demuestra que fue recuperada por su madre,
como ocurrió con Juan, o con Inocencio Carlos. Roque tuvo
otra suerte:
“A la Sra. Madre encargada del Hospicio de Huérfanos.
Confío este niño al cuidado del asilo por no serme posible
criarlo en mi casa. Sus padres son bastante ricos y se les
suplica que lo atiendan lo mejor posible en todo. Ba enfermo y
nesecita de un médico que le resete algo. Cuando halla
Gabriela Dalla-Corte Caballero
34
cumplido dos años será sacado del asilo y se abonará los
gastos que huviese echo. Sus padres son de la primera
sociedad. Se le dará una cantidad de dinero á mas de pagar
los gastos, al Hospicio. Nació el 14 de octubre de 1891, y es
bautizado con el nombre de Roque. Guárdese este papel para
cuando baya á sacar este niño, lo mismo todo lo que lleve”.
Poco después el bebé Luciano es quien escribe en su
carta dirigida a las Hermanas del Huerto:
“Mi Madre Me Arroja A mi y La dibina caridad Me Resibe
Aquí y Soi Nasido el 6 de Julio de 1891 y Soy Acristianado.
El 21 de Agosto con el Nombre de Luciano. Mi padrino
Mersedes Lopes. Mi madre Me pone Aquí por Berse En
Lanesesidad y Obligacion de Colocarse y con Sutrabajo
Socorrerme como Dios Le Allude desde Lafecha 24 de Sptbre
de 1891”.
Las Hermanas del Huerto recibieron a dos huérfanos,
Alfredo T. y Pedro Zambrano, que habían sido bautizados
en la Capilla Santa Rosa ubicada en la calle Mendoza 1351
de Rosario, propiedad donada por Ramón Sánchez a la
Orden Franciscana establecida en el Convento San Carlos
Borromeo de San Lorenzo. También ingresaron al niño
Pedro, que hasta entonces era criado por una mujer que cayó
enferma y que, antes de morir, pidió que lo depositaran
porque confiaba que “sería cuidado con esmero” por las
religiosas, y que su esposo “nunca podrá cuidarlo o hacerlo
cuidar bien”. Estas cartas de señales, estas cartas marcadas,
tienen su significado: una de ellas informa que José
Gerónimo lleva al cuello un escapulario de Nuestra Señora
del Carmen, “cuya protección invoco, ha sido partido por la
mitad, conservado la otra mitad para que sea entregado a la
persona que lo presentare”. El niño Pantaleón, hijo de
Teresa, llevó ese nombre en honor a la mitad del escapulario
devocional del médico mártir San Pantaleón (en griego "el
que se compadece de todos) que el niño llevaba colgado en
su cuello para interceder ante las Damas de Caridad. En 15
de noviembre de 1892 ingresa Otilia Eugenia:
“A las 11 once y cuarenta minutos de la noche à nacido la
niña que lleva esta señal no habiendo podido ser bautizada se
ruega se le haga en ese hospicio y se le ponga por nombre
Otilia Eugenia viendose su madre en la indigencia ruega se le
conserve esta señal junto con el saquito de terciopelo con una
reliquia de plata adentro y que con otras dos iguales à estas
dos señas se reclamara el día que le sea posible el nombre de
la que le reclama es Francisca Perez”.
En realidad, muchas mujeres recién llegadas tuvieron
que trabajar en lo que pudieron, algunas de ellas como
cocineras,61 otras como sirvientas, otras como cuidadoras de
61 Caldo, Paula (2011), Mujeres cocineras. Hacia una historia
sociocultural de la cocina. Argentina a fines del siglo XIX y primera
mitad del XX, Prohistoria Ediciones, Rosario.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
35
bebés en su casa doméstica.62 Las “minyones” (miñonas), las
criadas, las mujeres de servicio doméstico, también
acompañaron estos procesos históricos.63 Mujeres que
servían a los señores, empleadas para el trabajo doméstico,
formaban antiguamente parte de la estructura jerárquica en
las mansiones de clases medias y altas. Su tarea doméstica
ha sido cocinar, planchar, lavar la ropa, limpiar la casa,
cuidar a los niños....64 El 31 de julio de 1892 fue incorporada
la niña Amandina con un mensaje dirigido a las Hermanas
del Huerto:
“Señoras Hermanas. Le Ruego de ustedes agan el cervisio de
tener muchos cuidados de Esta chica pobrecita que en poco
tiempo la sacaré si Nuestro Buen Señor quiere y la Virgen y
le será recompensado todo el cuidado que tengan para ella y
le recomienda de fijarse en la pierna izquierda la marca que
lleva se le pinta aquí X y el nombre que lleva es Amandina
fue el nombre que le ha dado dándole la agua. La fecha del dia
Julio 31 de laño 1892. saludo a Ustedes Buenas Hermanas”.
62 Grammático, Karin (2000), “Obreras, prostitutas y mal venéreo. Un
Estado en busca de la profilaxis” en AA.VV., Historia de las mujeres en
la Argentina, siglo XX, Taurus, Buenos Aires (tomo 2). 63 Alay Suárez, Montserrat (2003), Aprenents i minyones, la infància
abandonada a la Barcelona del vuit-cents, Centre d´Estudis Ignasi
Iglésias, Barcelona. 64 Zamora Acosta, Elías (ed.) (2001), Dejar las maletas: emigración,
trabajo y desarrollo en la Sierra Sur de Sevilla, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Sevilla, Sevilla.
En agosto de 1893, la niña Estrella ingresa por el torno
del Hospicio:
“Se ruega a los sentimientos humanitarios de la Madre
Superiora recoga y cuide esa niña que Dios mediante algún
día se pasará a recoger para lo cual si la Superiora haga por
que se conserve la cadenita de oro que lleva como collar cito
que servirá para reconocerla. La niña se llama Estrella, nació
el 12 de agosto 1893 a las 5 ½ a. m. Su madre es Florinda
Álvarez. Piedad Madre. La niña se entregará a las 7 p. m. de
este día”.
El 15 de noviembre de 1893 ingresó una criatura que
había nacido a las 8 de la mañana. Su madre, sin dejar datos
de su nombre ni de la beba, escribió el mensaje de que “va
ofresida a San Ramón la echamos por la pobreza que me
encuentro. Una madre y no esta bautizada”. En febrero del
año siguiente ingresó el niño Lucio, y su madre agregó en su
pequeña carta que “en el cuello lleva una medalla de plata
grande, es la señal que le pongo para reconocerlo para el día
que yo lleve otra medalla igual se me pueda entregar
pagándole a Uds. El trabajo y los cuidados que haya tenido
con él”. El 16 de noviembre de 1896 entró la niña Delia Elisa,
y su madre pidió encarecidamente que no la entregaran
“hasta pasados cinco años de la fecha”, ya que su esperanza
era rescatarla: “no se entregue sino a la persona que presente
la mitad de la medalla dentro de ese término que la criatura
aun cuando salga del hospicio conserve siempre al cuello la
Gabriela Dalla-Corte Caballero
36
medalla, que le servirá para ser reconocida por sus padres”.
Similar frase aparece en la carta que acompaña al niño
Santos: “no se entregará este niño a nadie sino lleba otra
sinta igual a la que lleba en señal en el brazo”.
Poco después se registró a una niña nacida en
diciembre de 1896, cuya madre murió en el parto y que “no
tiene padre natural”. En junio de 1898 le tocó el turno a
María Antonia del Carmen a quien le pusieron por señales
“tres medallitas de plata, una más grande de la Purísima
Concepción, otra de San Luis Gonzaga y la más chiquita de
la Virgen del Pilar. Deseamos no se las extravíen porque su
madre piensa con el tiempo rescatarla presentando otra nota
igual a la que adjunta”. Esta señal, como vemos, vincula a la
niña María Antonia del Carmen con la Inmaculada
Concepción, la creencia católica para la cual María, la madre
de Jesús, no fue alcanzada por el pecado original y es libre
de pecado, a diferencia del resto de los seres humanos,
descendientes de Adán y Eva. También lo hace con San Luis
Gonzaga, el religioso jesuita italiano nacido en Castiglione
delle Stiviere de Lombardía hacia 1568, y fallecido por la
peste en Roma en 1591, considerado el patrono de la
juventud. Y, finalmente, con Nuestra Señora del Pilar, la
Virgen que es una advocación mariana católica y que fue
proclamada patrona de la ciudad de Zaragoza desde el siglo
XVII. No hay duda de que la niña María Antonia del
Carmen era hija de una mujer española nacida en la
provincia de Aragón, España. Una de las cartas escritas a la
Hermana directora del Orfanato de Rosario, así presentado
por una madre, señala:
“No pudiendo sin comprometer mi honor criar a mi hijo, le
confío a la piedad de este benéfico hospicio, hasta que yo
pueda retirarlo para no dejarlo jamás. Por tanto le
recomiendo a la caridad de las Hermanas y le pido que lo
bautizen con el nombre de Jacobo Carlos Manuel, y le
conserven la mitad de la medalla que puesta al pescuezo,
mientras yo conservaré la otra mitad como signo de
reconocimiento. Nació el día diez y nueve del año mil
ochocientos noventa y cinco. Que Dios bendito, y la caridad
de los Cristianos le protejan, amén. La madre”
Las Hermanas del Huerto recibieron en 1898 a una niña
cuya madre sugirió que se llamara, precisamente, María del
Huerto, así como a Isidoro Adelardo, hijo de Juan Mujica y
de Vicenta Ballejo. Junto a ellos ingresó por la puerta el niño
que las Hermanas registraron con el nombre de Luis Ángel
Rivil de Paul, y que fue dejado allí por su madrina Sofía
Decles después de afirmar que su madre natural, Berta Rivil,
estaba enferma en Buenos Aires. O la niña Elena Lucero, que
sería “recogida lo más pronto que sea posible, María
Gallego”. O el niño Cástulo, hijo de Cástula Carvayo, “por
estar la madre muy enferma, la cual en caso que sanara, le
retira del establecimiento pagando los gastos que hubiera
ocasionado”. También un niña nacida precisamente un 24 de
setiembre de 1898 (el día de las Mercedes que equivale al
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
37
nombre de la Virgen de la Misericordia), por lo que su
madre, Adela Bale, pidió que le pusieran el nombre de
Mercedes ya que ella “á los dos años y medio si Dios quiere
yo pasaré”. Y Remigio, que nació el 1 de octubre,
precisamente el día de celebración del religioso francés San
Remigio de Reims, uno de los cinco patrones católicos de
Francia (junto a San Martín de Tours, San Dionisio de París,
Santa Juana de Arco y Santa Teresa de Lisieux). Finalmente,
en ese año de 1898 ingresó Ángela, y su madre señaló que
“por señal está una cintita de color argentino”.
En las señales figura la Virgen de Luján junto al
mensaje de que ha “nacido en la ciudad de Santa Fe esta
criatura el día 28 de setiembre de 1899 esta sin bautismo
lleva por señal la mitad de Nuestra Señora del Luján porque
se piensa recogerla, nació a las 2 a. m.”. Precisamente es una
de las advocaciones con la que se venera a la Virgen María,
representando a la Inmaculada Concepción. La Virgen de
Luján es la patrona de Argentina, Paraguay y Uruguay, y
precisamente fue el centro de las marchas obreras iniciadas
en el mes de octubre de 1893 por el religioso Federico Grote,
el fundador de los Círculos Católicos de Obreros.65 Otra
señal, la de María Antonia, incluye la imagen de San José de
Nazaret que lleva en manos al niño Jesús. Entre esas señales
65 Sánchez Gamarra, Alfredo (1997), Federación de Círculos Católicos de
Obreros. Ed. Vida del Padre Grote (redentorista): el apóstol de los
trabajadores, apóstol social cristiano, fundador de los Círculos Católicos
de Obreros en la República Argentina, Buenos Aires.
aparece también el niño Orlando, que fue bautizado en la
Iglesia de San José y entregado al Hospicio en marzo de
1901. Esta iglesia tiene su propia historia: su origen fue la
capilla fundada en la década de 1860 por la asociación laical
de señoras llamada “Corte de María”, liderada por Laureana
Correa de Banegas, quien donó el terreno sobre la zona del
Puerto (hoy calle San Martín) para levantar la capilla de la
“Reina de todos los Santos y Madre del Amor hermoso”, es
decir, la Corte de María. En el año 1898 esta capilla fue
reemplazada por la Parroquia del Patrocinio de San José,
gracias a la participación de nuevas asociaciones, entre ellas
la Cofradía de la Buena Muerte, el Apostolado de la Oración,
la Liga de Madres...El responsable de esta transformación de
la capilla, de la construcción del templo inaugurado en abril
de 1912, y de la fundación de la Iglesia de San José, fue el
sacerdote español José María Sánchez que se estableció en
Rosario durante la presidencia ejercida por Domingo
Faustino Sarmiento. Convertido en Cura Rector, Sánchez
eligió a San José como patrono de los trabajadores.
Finalmente, el 2 de marzo de 1901 ingresa el niño Juan José
Gabriel, hijo de Juana Gómez, con la seña representada por
la medalla de Santa Ana, la madre de la Santísima Virgen
María. En esos ingresos, aparecen mensajes tales como:
“Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos, Presente.
Pongo este niño debajo de su amparo y deseo sea bien
atendido y los mas pronto lo vendré a recoger. El motivo
porqué deposito mi niño es porque mi circunstancia no me lo
Gabriela Dalla-Corte Caballero
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permiten, pero no para despojarme de el. El dia que vendre a
llevarlo tendré una copia igual á la presente. A.D. N.B. El
niño está bautizado y se llama Carlos Zobene”.
“Conociendo de todos los medios posibles para la atención de
la niñita que me veo obligado depositar en su hasilo ruego a
Vd. quiera tener a bien recibirla, porque una vez con los
medios que trabajando requiere, sacaré la niña pagando lo
que es de práctica. Ruego también que una vez sea bautizada
le pongan Sara Corona. Saluda respetuosamente. Jacinta B.
Corona”.
La situación económica de las madres se vincula
estrechamente al abandono de bebés. En setiembre de 1901,
por ejemplo, ingresó al Hospicio la niña registrada con el
nombre de Clementina de Paul. En la carta de señal que dejó
su madre, Guillerma López, pidió que su hija se llamase
Guillerma Julia. Siendo una madre “pobre y menor de
edad”, lo único que pidió a las Hermanas del Huerto fue el
número que le correspondió en el registro de ingreso. La
joven Damiana Colaso, de 14 años de edad, se definió a sí
misma como argentina y soltera, y dejó a su niño Antonio
Carlos Colaso en el Hospicio. En estas cartas marcadas las
mujeres no intentan ocultarse. El 12 de abril de 1901, la joven
B. Luisa Rene se dirigió al Hospicio para depositar a su hija
nacida el día 4:
“Yo, como madre, ruego a la Superiora de este
establecimiento sea bien atendida la niñita, porque un día
quiero sacarla, y una vez que la saque será bien gratificada.
Quiero que lleve por nombre Ada Rene. Ruego que cuando se
enferma gravemente la niña, de avisar a la partera Melania
Delmestre, calle Córdoba Nº 1430. Al tiempo de sacarla será
presentada una copia fiel de esta misma carta. B. Luisa
Rene”.
En junio de ese año 1901 ingresa una niña, hija de E.
Núñez y de Juan C. Rojas, los cuales rogaron “que la
madrina sea alguna de las Hermanas o alguna niña
decente”. Al mes siguiente lo hace Carmelo, nacido el 10 de
julio de 1901, cuya madre escribió:
“Una pobre madre, haviendo tenido esa desgracia,
careciendo de medios de sussistencia para ella y su hijo,
espera de la caridad nunca desmentida de ese asilo, se sirva
recojer en su seno a esa desventurada criatura que algún
día sus parientes lo recojerán para lo cual se les pide
encarecidamente no pierdan este papel”.
Dos meses después, en setiembre de 1901, Remigio
Suller y Ángeles Chillida Mallor, establecidos en Santa
Teresa, localidad del Departamento Constitución, deciden
enviar al Hospicio a su propia hija natural sugiriendo el
nombre de Herminia. En este caso, el nombre elegido por las
Hermanas fue el de Agustina de Paul. Algo similar ocurrió
con la niña María Gara, a quien las religiosas registraron
como María Gertudia de Paul. Frases como “la exposita se
va llamar Dolores fue depositada Noviembre 17/899 en
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
39
Rosario de Santa Fé esta es una contra seña que tiene”. Dicha
contraseña, como sabemos, es una clave que permite
controlar el acceso a alguien a quien se rechaza. Vinculado al
término “santo y seña”, la contraseña se acerca al objetivo de
rechazar a quien quiera pasar por un lugar controlado, o a
quien quiere quedarse con el objeto de otro. Por ello es
posible comprender el mensaje “tiene una verruga en la
oreja derecha” que escribió M. D. V. H. el 3 de enero de 1899,
pidiendo que la niña fuese bautizada con el nombre
Eufrosina: “le depositamos esta niña por algún tiempo para
sacarla más tarde pagando los gastos. Eufrosina será el su
nombre, esta cinta es la señal”. Ser tan pobre como Glofida
Sepedo, la madre de la niña María entregada en 1899; o
María Angélica, hija de Juana Díaz “que espera de sacarla lo
más pronto que le sea posible”; o de Manuel, el hijo de Lucía
Dezan que se vio “obligada a desprenderse de él a causa de
su mala situación y no poderlo atender de ninguna manera”;
o la niña María Barrollo, cuya madre expresó en su carta de
señal que “me encuentro indispuesta para socorrer a esta
pobre criatura, por mí, por la salud, la necesidad me obliga”.
Son casos que nos permiten comprobar la soledad de las
mujeres enfermas o que necesitaban trabajar para sobrevivir:
“Madre Concepción Busto. A las 3 p. m. al recibir por la
puerta traída por su propia madre quien decía la traía por no
poderla tener, pues tenía que colocarse para poder mantener
la familia, y dijo que después de unos 10 meses o un año la
retiraba del Establecimiento pagando los gastos que había
ocasionado el ama. Traía puesto un vestidito de satín, es
celeste y una gorrita de percal con puntilla, un atadito de
ropa, ets. La madre de dicha niña dijo que tenía tan sólo el
agua”.
“Anasido biernes de Dolores una niña alas ocho esta niña
seba asacar cuando los padres puedan esta niña está señalada
en el hombro izquierdo, se desea se ponga en buenas manos
que será gratificada a la salida lleva 3 pañales, dos mantillas
y cuatro gorritas, 5 camisitas y dos fajitas de ombligo y una
faja colorada de punto. Saludo auted madre priora”.
“Enero 27 1902. Señora Presidenta del Hospicio. Aunque no
tenga el honor y suerte de que uste me atienda esta súplica
que le hago siquiera aga tener en cuenta la encargada del
chico llamado José Roberto, nacido el 15 del corriente del
1902. Fue entregado en esa el 24. Lleva una mitad medalla
plata con una trencilla colorada al cuello. Ruego a uste
señora que me conservara este papel junto con el papel que
llevo el chico con sello del Hospital Rosario. Le hago esta
súplica con todo esmero por el motivo que no tenía todo los
datos el primer papel. Sin otro motivo la saludo.
Atentamente. Rudecinda Monge, Argentina, 28 años de
edad, la madre de José Roberto”.
“Este niño nació el 1º de noviembre de 1904 a las 4 a. m., se
desea le pongan los nombres que lleva en una medalla. Está
sin registrar y sin bautizar. Deseo que estos cinco pesos que
deposito en este niño se regalen entre todos los niños de esa
Gabriela Dalla-Corte Caballero
40
Salvada Casa y que se les den impongan a él agradecido para
cuando sea hombre”.
Como podemos observar a través de las “señales”, las
mujeres dedicadas al trabajo doméstico vieron imposible
criar a sus bebés, en especial si residían al interior de una
casa de clase rica. Empleada del hogar, la presencia
femenina ha formado parte precisamente de este trabajo que
en general no ha sido reconocido. Y en ese trabajo se
desempeñaron tanto las mujeres migrantes de Europa, como
las migrantes internas provenientes de las provincias
argentinas. La santiagueña Tránsito Autalán, soltera y de
treinta años, hizo llegar a su “chiquita que nació el 2 de
diciembre. El nombre será Felisa Ventura del Tránsito
Autalán. No está registrada”. Junto a ella, la imagen de una
casa en papel recortado, la cual acompaña al nene Nicanor
Macia. El 31 de mayo de 1904, la joven Gregoria Guevara
adjuntó la carta al cuerpo de nena recién nacida, junto a la
Virgen colgada al cuello que “servirá para conocerla”. En esa
señal, Gregoria se presentó a sí misma como una mujer
necesitada que debía incorporarse como cocinera para vivir
y recuperar a su hija:
“Obligada por las circunstancias me veo obligada a depositar
mi hija Gregoria Guevara nacida el día 17 diez y siete de
mayo del presente año y completamente convencida de
Rectitud. Caridad del Hospicio de Huérfanos que Ud. tan
dignamente dirige me atrevo a entregarle mi hija asta tanto
yo pueda irla a reclamar pagando lo que me sea posible para
cuyo efecto me va a colocar de cocinera para juntar el dinero
y sacar mi hija cuando pueda caminar para cuyo efecto
presentaré una carta exactamente igual a esta. Ruego
encarecidamente Señora Madre haga todo lo posible para que
no se confunda mi hija para cuando valle a sacarla y a
ponerme a las órdenes de la Señora Madre a quien Dios
guarde muchos años para bien de la caridad. Rosario, mayo
31 de 1904. Gregoria Guevara. La virgen que lleva al cuello
servirá para conoserla“.
Como anécdota personal, mi abuela María fue hija de
José Esnaola y Benita Illarramendi, una pareja de vascos que
decidieron contraer matrimonio a los veinte años y migrar a
la Argentina para escapar de la obligación de José de
incorporarse al ejército español para ser enviado a Cuba en
el marco de la Guerra de Independencia iniciada en el año
1895. Con desesperación, ese matrimonio y esa migración
hicieron que José se incorporara como peón en una estancia
de la Provincia de Santa Fe de la República Argentina. Su
esposa Benita se desempeñó como cocinera de los
trabajadores de esa estancia. Fueron naciendo José,
Agustincho, Lola y mi abuela María, en unas condiciones
laborales catastróficas para los inmigrantes. Por eso, los
padres de María deciden radicarse en Rosario, y establecerse
en una habitación de un conventillo ubicado en el centro de
la ciudad donde compartían el baño y cocinaban en el patio
con leña. Al llegar a los cuatro años de edad, María es
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
41
enviada a Tucumán para ser criada en un convento. María
Esnaola Illarramendi recordaba con mucha tristeza ese
hecho, porque siempre se sintió como una criatura fuera de
su familia. De regreso a Rosario por pedido de su madre
Benita, a los nueve años tuvo que abandonar la Escuela
Rivadavia establecida en la calle Juan Manuel de Rosas 1242
de Rosario, para cuidar a dos niños pequeños en calidad de
“niñera”: los bañaba, les daba de comer. Según su padre
José, las mujeres no tenían por qué estudiar, y desde la
perspectiva de género, ¿quién protegía a las mujeres? Para
los inmigrantes se gestaron privaciones, pero también
lugares de encuentro. María creció con mujeres migrantes
internas pobres, sin familia, sin protección social de ningún
tipo, con necesidad imprescindible de trabajar al menos en
las casas de familias más enriquecidas de la ciudad de
Rosario. Fue el caso de la santiagueña Baldomera y de la
tucumana Dalmacia. Esta última llegó a Rosario en 1917, y
falleció en 1975. Convertidas en las sirvientas “cama
adentro” de una de las familias más ricas de la época,
Dalmacia y Baldomera mantuvieron la soltería pero tuvieron
un hijo cada una. Ambos hijos fueron enviados fuera de la
ciudad para ser criados por familias sustitutas que recibían
mensualmente una ayuda económica. Baldomera envió a su
hijo a Buenos Aires, y Dalmacia hizo lo propio en Córdoba.
Una vez al año, si podían, iban a ver a sus hijos. Los jueves
por la tarde, Dalmacia visitaba a María en su casa para que
le arreglara la ropa usada, los zapatos, las medias de nylon,
y así poder “servir”. Al caer enferma, Dalmacia fue acogida
por María. Los “patrones” fueron a verla por su calidad de
“fiel servidora”, pero no se hicieron cargo ni manifestaron
ninguna intención de asumir el cuidado de la anciana
moribunda. Esa fue una de las tareas asumidas por María, a
sabiendas de que no había protección, ni del Estado, ni de
los patrones. Quizás una de las historias relatadas en estas
marcas conservadas en el “Archivo de Señales” de Rosario,
nos permita comprender la importancia de estas historias
para interpretar la situación social de la época:
“Señora Madre, Muy Señora mía: El día 29 de noviembre a
las 10 de la noche, entregaron al portero del hospicio un
niño que llevaba por seña una tarjeta cortada por la mitad
ondulada y un papel que llevaba poco mas ó menos estas
palabras: (este niño no se entregue solo que a la persona
que lleve un cartón que combine con el que lleva el niño es
bautizado con el nombre de Adolfo). Yo la madre del niño
soy muy pobre y enferma por ese motivo me veo obligada á
poner mi hijo bajo el amparo de la caridad si Dios quiere
espero trabajar en cuanto sane para mandar algo para que
puedan atender bien. Como creo que por mi sola no podré
atender a las necesidades de mi hijo que a alguna familia
para que me ayuden y lo vayan a ver de vez en cuando y me
envían sus noticias. Si en caso yo llegara a morir dejaré la
seña y algún escrito por si acaso quieran hacerme la caridad
de retirarlo que espero de la bondad de Ud. se lo
entregaran. Mi deseo es que lo cuiden bien que al retirar el
niño serán recompensados sus cuidados y yo se lo
Gabriela Dalla-Corte Caballero
42
agradeceré eternamente. Sin mas se despide de Ud. una madre desgraciada”.
4. Instituciones y autoridades ante el Hospicio de Huérfanos y Expósitos
Desde el momento en que se gestó este Hospicio de
Huérfanos y Expósitos, las Damas de Caridad y las
Hermanas del Huerto fueron el contacto de las diversas
“instituciones y autoridades” establecidas en la Provincia de
Santa Fe. Resulta interesante centrarnos en los mensajes
específicos que comenzaron a llegar a las puertas del Hogar.
El primer documento recibido por las Damas de Caridad fue
redactado, sin lugar a dudas, desde la Colonia Candelaria,
propiedad por entonces de Carlos Casado del Alisal y de su
esposa Ramona Sastre Aramburu. Dicho documento,
firmado por José T. Garriz en enero de 1882, certificó que
Antonio Vidich, vecino de la Colonia Candelaria, había
quedado viudo con una niña de cuatro o cinco días, y que
“por ser pobre de solemnidad, se le es imposible atender a la
criatura”. No es un dato menor. Recordemos que la Colonia
Candelaria era propiedad del español Carlos Casado del
Alisal, quien en 1871 nombró como primer juez de paz a
Eliseo Sastre Aramburu, el hermano de Ramona, la esposa
de Casado. En 1877, Eliseo fue sustituido por José T. Garriz,
quien también asumió como presidencia de la primera
Comisión de Progreso Local entre 1884 y 1886, momento en
que se conforma la Comisión de Fomento de Villa Casilda. El
Juzgado de Paz era entonces una rudimentaria organización
comunal que actuaba en representación del gobierno,
gozaba de extensas funciones y ostentaba el poder de
policía, además del edilicio y escolar, monopolizando la
administración judicial al representar a la justicia de primera
instancia en el distrito. En este sentido, el juez de paz era el
responsable de notificar a los pobladores, en su mayoría
italianos y españoles recién llegados, acerca de las citaciones
y sentencias en que estaban involucrados.66
La distribución de tareas y jurisdicciones, así como el
importante papel político cumplido por las mujeres
nucleadas en torno a la asociación benéfica, se puso de
manifiesto con motivo de la epidemia de cólera que sufrió la
ciudad en 1886. En ese momento las instituciones
municipales solicitaron de las Damas que acogiesen, en
colaboración con las órdenes religiosas femeninas instaladas
66 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2009), Lealtades firmes. Redes de
sociabilidad y empresas en la Carlos Casado S.A., entre Argentina y el
Chaco Paraguayo, CSIC, Madrid.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
43
en la ciudad, a aquellos niños y niñas que perdían a sus
padres por la epidemia. Para garantizar el cuidado de los
mismos, la policía colaboró con las religiosas y les entregó
diversos objetos, en especial catres, colchones, sábanas,
almohadones y comida. Las Damas se hicieron cargo de
todos los ingresados, pero hicieron constar su deseo de
recibir una subvención para atender al mantenimiento de los
niños y sintetizaron bien cómo se pensaban ellas mismas
cuando se presentaron como “un grupo de señoras
respetables”, de “matronas”, lanzadas con ahínco “a la
grande y abnegada tarea de hacer el bien y concibiendo
desde luego el pensamiento de favorecer especialmente con
sus afanes y cuidados á los niños”.
Precisamente el “Archivo de Señales” incluye un
importante número de documentos del Registro Civil. Es el
caso de la familia de Domingo Arnoletto, que dejó el registro
junto a la carta que acompañaba a su hijo Valerio Arnoletto,
en la que consta “Señores, que le den el bautismo a esta
gereatura”. O el caso de Cecilia de Paul, que fue llevada al
Hospicio por los responsables del Hospital Rosario después
de entregar una carta a la administración del Registro Civil,
y lo mismo ocurrió con Berta Elena de Rohner de Paul, cuya
copia fue entregada al Registro Civil por las Damas de
Caridad:
“Yo la Abajo firmada vengo a depositar en el Hospicio del
Rosario de Santa Fé esta criatura que ha nacido el día
nueve de julio de año mil ochocientos noventa y nueve de
las siete y cuarenta y cinco minutos de la noche y yo como
madre ruégole a la superiora de este Establecimiento sea
bien atendida la niñita porque mis ideas son de sacarla y
una vez que la saque será bien gratificada y quiero que lleve
por nombre Berta Elena de Rohner al tiempo de sacarla será
presentada una copia fiel de esta misma carta. La saluda”.
Desde el inicio de la gestión institucional y de las
diversas autoridades involucradas, las causas de envíos de
bebés fueron diversas. Según nuestros datos, se fueron
multiplicando desde el año 1891, es decir, en el momento de
mayor organización política de la ciudad de Rosario. El
primer ámbito de entrega de bebés fue la policía:
“A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos. Ruego a Ud.
se sirva aceptar en calidad de expósito al niño que le
entregará el portador don Bernardo Faggiolo, el que lo
depositará sujetándose a las condiciones que se le impongan
por ese Asilo, por haber sido el referido niño abandonado por
sus padres, que lo son Enrique Desbois y Hortencia Beauner
a los cuales esta Policía procurará encontrar para proceder
como corresponda. Saluda a V. atentamente. M. Cilveti, Jefe
de Policía de la Provincia de Santa Fe, Rosario, 17 de julio de
1891”.
“A la Señora Presidenta del Asilo de Huérfanos. Sírvase
recibir al menor de cuatro meses el que pertenece a una
detenida demente que se encuentra en el Buen Pastor y el que
Gabriela Dalla-Corte Caballero
44
es remitido a ese Asilo que con tanto acuerdo dirige por orden
del Sr. Jefe de Policía. Saludo con mi mayor respeto a la Sra.
Presidenta. Comisario de 1º, Francisco Ramo, Rosario, 4 de
noviembre de 1891”.
Cabe señalar que el policía Pelegrino Andrade hizo
llegar a la Señora Madre de las Hermanas del Huerto una
carta personal en la que afirmó: “tenga la bondad de recibir
esa criatura y hacer la caridad de hacerlo criar que el 20
pasaré yo a arreglarme con usted, soy empleado de la
policía, y no tengo ahora de salir, debo de seña una medalla
de nuestra Señora del Huerto, madre no tiene, es nacido el
16 de julio (de 1901) a las dos menos cuarto de la tarde, no
está bautizado”.
El Hospicio recibió bebés a través de diversas
entidades, así como por diversas razones. El cura párroco de
la Colonia Rafaela, el presbítero Francisco Lomaglio
Palmieri, bautizó por óleo y crisma al hijo natural de Lucía
Alemandi con el nombre de Pedro, ante la presencia de los
padrinos Juan Riva y María Magdalena Cermina de
Fornado; pero el cura terminó enviando a la criatura al
Hospicio de Rosario. Poco después fue la Salud Pública la
que envió un bebé recién nacido que era el hijo de Mariana
Obriso que se encontraba en el Hospital de Caridad. Le
siguió un certificado del médico Francisco de Nito, quien se
hizo cargo del documento de una de las tantas parteras que
ayudaban a las madres embarazadas. El Hospicio recibió
también una niña abandonada en la calle Wheelwright, la
cual quedó a disposición de la Policía de Rosario. También
ingresó la hija de Hana Lavalle que vivía en la vía pública de
la calle La Plata Suburbios. Los mensajes escritos sobre estos
casos fueron más que diversos:
“Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos. Se ruega a Ud.
quiera proceder en su establecimiento a niño hijo de Doña Mariana
Obriso que acaba de ingresar al Hospital de Caridad presente en
Calle Urquiza Nº 1651 por carecer en absoluto de comodidad y
recursos para atenderse en su domicilio. Saluda atentamente, P. A.
Valena. Salud Pública”.
“Dr. Francisco de Nito, Horas de consulta: de 1 a 4. Calle Progreso
960 (altos). Certifico que la Señora Doña Ángela Calvo de Piletta,
habiendo salido de cuidado el día 20 del mes de Agosto del
corriente año, encontrándose pobre, sin leche para criar a su chico
y por demás enferma, es necesario recibir el hijo en el Hospicio de
esta ciudad. El domicilio de la enferma es calle Progreso Nº 942...
El niño ha sido bautizado con el nombre de Diego y Juan, y
vendrán a recogerlo los padrinos que son Diego Miller y Juana N.
de Miller. Rosario, Setiembre 5 de 1896”.
“A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos. Dígnese
recibir en este establecimiento la niña que conjunta con la presente
le será entregada, la cual ha sido encontrada en el día de la fecha a
las 1 a.m. abandonada en la Calle Avenida Wheelwryght, entre
Buen Orden y Uruguay, ignorando quien sean sus padres, la que
queda depositada a disposición del Señor Comisario de Órdenes.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
45
Comisaría 4º, Policía de Rosario, Eduardo Bax. Rosario, Mayo 10,
1896”.
“Señora Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos. Dígnese
Vd. recibir en este establecimiento a la reciente nacida V. N. hija de
la mujer Hana Lavalle que ha dado a luz en la vía pública calle La
Plata Suburbios. Como la mujer citada no tiene domicilio la he
remitido al Hospital de Caridad para su asistencia y en ese
establecimiento se niegan a admitir a la infanta. Comisaría Nº 7,
Policía de Rosario, E. Echeccigen, Comisario. Rosario, julio 15 de
1898”.
En mayo de 1896, Zenón Pereyra (Pereira), propietario
de la Colonia también llamada “Zenón Pereyra” establecida
en el Departamento Castellanos de la provincia santafesina,
hizo llegar al Hospicio a la niña Catalina, la hija natural de
Chiafreda Bassa que trabajaba para él. La madrina fue
Catalina Piesa. Pereyra incluyó un certificado con el sello de
la Colonia. Se trata de casos singulares que demuestran
precisamente la paulatina organización de las autoridades
locales y de las Damas. Por ello, el Hospicio de Huérfanos y
Expósitos no sólo integró a inmigrantes extranjeros, sino
también a migrantes internos. Algunas de las cartas
institucionales incluidas en el “Archivo de Señales para el
reconocimiento de niños” nos permiten comprobar la
procedencia de un buen número de niños y niñas del
interior del país.67 En particular resulta importante señalar la
creciente dependencia que tendría la Provincia de Corrientes
al carecer precisamente de una entidad que recibiera a bebés
recién nacidos. En 1898 la Conferencia de San José de Goya
envió al Hospicio de Huérfanos y Expósitos de Rosario al
niño José Vicente, hijo de Cándida Gómez, quien poco antes
había sido bautizado en la Catedral. La presidenta de esa
Conferencia, Elisa G. de Mendieta, señaló en su carta que la
criatura había sido recogida por el “poder de una familia
que lo hacía sufrir horriblemente, quienes a su vez lo habían
recogido, pues la madre según parece lo había
abandonado”. En junio de 1901 Jorge Fernández Espiro hizo
llegar la siguiente carta de señal al Hospicio de Huérfanos,
presidido entonces por María S. F. de Larrechea:
“Los que suscriben, certifican. Nace el niño Narciso
Almirón, de edad de tres meses. Doña Luciana Mujua y
don Narciso Almirón. Que el señor Raimundo Correa es el
padrino del citado niño, Narciso Almirón, y que en la
actualidad carece completamente de los recursos precisos
para la manutención y sostén de la esperada criatura.
Contamos también que dicho Señor Correa gestiona de la
Sra. Presidenta de la Sociedad de Beneficencia, la entrada
67 Fernández, Sandra (1997), “Migrantes internos y mercado de trabajo en
Rosario, 1880-1900”, en Papeles de Trabajo, Año 2, Nº 2, Centro de
Estudios Sociales Regionales, Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario, Rosario.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
46
del citado niño, al Asilo de los Huérfanos, por no poder
pagar él pensión alguna”.
Rosario también fue un centro de recepción de bebés
enviados desde Ramallo, como fue el caso del niño Gregorio,
hijo de Octavio Paugarle y de Reneda País, que ingresó en el
Hospicio con el documento del Registro Civil del Partido de
Ramallo firmado en mayo de 1901. También ingresó el niño
Francisco, hijo legítimo del alemán Federico Meyer y de la
argentina María Parchet, que vivían en San Pedro, Provincia
de Buenos Aires. Abandonado por sus padres, quien se hizo
cargo de este niño fue el Cura Vicario de la Parroquia de San
Pedro, el Presbítero Pablo Carlevarino, que fue uno de los
tantos que aceptó que el niño Francisco Meyer fuese
registrado en el Hospicio rosarino con su nuevo apellido:
“de Paul”.
María Esther fue incorporada al Registro Civil de la
Capital, pero enviada al Hospicio de Rosario en setiembre
de 1902. Como vemos, las “cartas marcadas” entregadas por
quienes abandonaban a los bebés permitían identificar la
nacionalidad de los padres, así como el origen étnico de sus
bebés. Y como es de esperar, el Hospicio comenzó a
demandar el apoyo económico de los diversos Consulados
establecidos en Rosario, en particular el italiano y el español.
Pero no fueron los únicos casos: uno de los más singulares
fue la solicitud que hizo en mayo de 1901 Alfredo Pereira
Lima, el responsable del Consulado de los Estados Unidos
de Brasil en Rosario. En la carta que escribió el cónsul
solicitando que las Damas de Caridad que se hiciesen cargo
del hijo de la “súbdita brasilera Felisberta Paula”, que “se
encuentra en la última miseria y desea entregar unos de sus
hijos al Hospicio por encontrarse ella muy enferma”. Esta
niña, convertida en huérfana, quedó entonces en manos de
las Hermanas del Huerto y de las Damas de Caridad de
Rosario, como ocurrió con José Roberto, el hijo de la
argentina Rudicinda Monjes, o con Adelaida, la hija de Soña
Joaquina San Pablo, o con la niña de Mercedes Peralta.
Un niño fue bautizado con el nombre de Renato, y
quien se encargó de enviarlo al Hospicio de Huérfanos y
Expósitos fue el médico Clemente Álvarez.68 En la carta que
hizo llegar a la calle Laprida, Álvarez afirmó que su madre
estaba gravemente enferma. Precisamente el Hospital de
Rosario sólo podía recibir a la madre, no al bebé, siguiendo
la organización de la sanidad argentina.69 El Hospicio era el
único lugar donde podían ser cuidadas las criaturas recién
nacidas. Pablo Jesús Rustiquele y Luis Carlos Arduso, hijos
ilegítimos, también fueron enviados al Hospicio por los
68 Sonzogni, Élida y Dalla-Corte Caballero, Gabriela (eds.) (2000),
Intelectuales rosarinos entre dos siglos: Serafín, Clemente y Juan
Álvarez. Identidad local y esfera pública, Manuel Suárez Editor, Rosario. 69 Secades-Fernández, Patricia (2008-2009), “La transformación de la
sanidad argentina como consecuencia de la inmigración europea de los
siglos XIX y XX. Nuevas arquitecturas para una nueva realidad social”,
en: Norba-Arte, volumen XXVIII-XXIX, pp. 127-144.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
47
responsables del Hospital de Rosario, esa entidad que por
entonces sólo se hacía cargo de las madres pobres de
solemnidad a sabiendas de que no podían atender la crianza
de sus hijos. Y fue precisamente la administración del
Hospital Rosario la que se encargó de enviar al Hospicio a la
niña Vicenta Adela Sánchez:
“Señora Madre del Hospicio de Huérfanos. Certifico que
María Antonia Sánchez ha salido de cuidado en este Hospital
por ser pobre de solemnidad y careciendo de las medidas
necesarias para la crianza de su hija, solicita de la Señora
Madre, quiera dar entrada en ese Establecimiento a la niña
Vicenta Adela Sánchez. Dios guarde a la Señora Madre. La
administradora. Hospital Rosario, Asistencia Pública”.
Junto al médico, la Defensoría de Pobres y Menores de
los Tribunales de la ciudad de Rosario en manos de L. Soza:
en 1899 Soza dio la orden a Civilo Fonza de que llevase a
una niña “sin cristianar”, pidiendo a las Damas de Caridad
que “una vez bautizado se servirá comunicarlo a esta
Defensoría, manifestando el nombre y apellido que se le ha
puesto, para los fines que por derecho correspondan si fuera
reclamado por sus padres”. La Asistencia Pública Municipal,
volcada a registrar a las “pobres de solemnidad”, ganó
espacio al compás del desarrollo social gestado por el
Hospicio de Huérfanos y Expósitos, pero también a través
de la actuación de las Damas de Caridad al encargarse de
sostener económicamente a los médicos José María
Maidagán y Rogero Mucci, ambos dedicados a la cirugía
infantil.
Encontrar bebés recién nacidos en la calle formó parte
de la construcción urbana de la propia localidad de San
Lorenzo, donde el Jefe Político se encargó de enviar una niña
“encontrada por la policía de este pueblo, en la vía pública, y
cuyos padres ni autores del abandono han podido conocerse
hasta ahora a pesar de las averiguaciones practicadas”. Poco
después la policía hizo llegar a la hija de María Martínez,
que vivía en la isla “La Cáscara”, frente al pueblo de San
Lorenzo, y que estaba gravemente enferma. Desde el Pueblo
de Campaña de Alcorta llegó al Hospicio el niño Amable
López y López, nacido el 9 de diciembre de 1905. Su madre,
A. E., explicó que lo abandonaba “por la gran necesidad”,
pero tenía la esperanza de “sacarlo si Dios permite” dos
años después. Y también desde Alcorta, Francisco Rossa
certificó que para el italiano Francisco Bassa, procedente de
Alessandria, Piamonte, era imposible hacerse cargo de su
hija Ángela:
“Alcorta, 9 de junio de 1902. El que suscribe avajo firmado
es Francisco Bassa de nacionalidad italiano, de la provincia
de Alísandria el pueblo de Valencia recidente aquí en la
argentina, en el pueblo de Alcorta, Departamento
Constitución. Esta niñita á sido matriculada en Alcorta ha
nacido el día 25 del mes próximo pasado habiendo tenido la
desgracia que falleció la madre el día 6 del actual, mi pobreza
Gabriela Dalla-Corte Caballero
48
no me da para poder conseguir mas adelante. Ruégole quiere
tener presente á vuestra venta de tenerlo hasta que, y con mi
trabajo pueda reunir bastante fondo para recogerla, que este
es todo mi deseo. No me queda que saludarlo atentamente.
Soy S. S. S. Francisco Rossa. OBSERVACIÓN: La niña se
llama Ángela Rossa. No tiene ninguna seña particular y ni
va marcada ninguna seña de ropa. Hoy va con una faja
amarilla y blanca cuadrada”.
El Hospicio, convertido en una “cuna maternal”,
recibió en el año 1904 a Mauro Divtril, por ser los medios de
su madre Clara “tan exiguos que no puede atender a la
subsistencia de él”; a un niño varón de dos meses de edad,
abandonado en la calle San Luis; y a una criatura N. N. que
quedó en manos de la Policía de Campaña de Arroyo Seco,
en el Departamento de Rosario, pero que debía ser criada
por la Hermana Superiora del Hospicio. Desde Centeno, la
localidad del Departamento de San Jerónimo de la Provincia
de Santa Fe, fue enviado un niño cuya madre falleció y cuyo
padre, de apellido Fernández, fue presentado como “un
pobre peón, pero se allana a abonar la crianza del Hospicio”.
Fernández prometió abonar 15 pesos mensuales, y solicitó
que la niña fuese bautizada con el nombre de su esposa,
Marta Josefa. Entregó como seña una medallita de la Virgen.
Y quien escribió este mensaje fue nada más y nada menos
que Petrona C. de Centeno, la esposa de Fernando S.
Centeno, el hijo del Coronel Dámaso Centeno, que era
propietario del campo en el que se fundó precisamente el
Pueblo de Centeno en 1890. Finalmente, el niño Martín de
Paul nos demuestra precisamente la unidad entre la Iglesia,
la Policía, las Damas, la propia madre desesperada, y la
elección del apellido “de Paul”:
“A la Superiora del Hospicio de Huérfanos. Policía de
Rosario. Por disposición del señor Jefe Político Coronel
Martín Hernández remito a su establecimiento para su
crianza una cristiana como de un mes que en la miseria de
hoy siendo las 11 a.m., ha sido encontrada abandonada en un
escaño de la Iglesia Santa Rosa. En sus referencias una nota
que dice así: `Esta criatura tiene el agua de socorro le
recomiendo Santa Señora. Deseo le ponga de nombre Santín´.
También y conjunto a la misma tenía una estampa de San
Luis recortada que adjunto a la presente a fin de que en su
tiempo pueda ser reconocida por alguno de sus parientes.
Augusto Anduan. Rosario, febrero 2 de 1905”.
El control de la procreación formó parte de este gran
proyecto institucional basado en la misericordia. En el año
1906 se produjo un caso más que singular: la joven soltera
Margarita Bravo fue acusada de abandonar a su bebé en la
puerta de la casa de la familia Casado-Sastre,70 ubicada en
pleno centro de la ciudad de Rosario. Los propios “Libros
del Hospicio de Huérfanos y Expósitos” registraron la
70 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2012), Empresas y tierras de Carlos
Casado en el Chaco Paraguayo. Historias, negocios y guerras (1860-
1949), Intercontinental Editora, Asunción del Paraguay.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
49
denuncia que hizo esa familia a las autoridades policiales,
antes de remitir a la niña al Hospicio. La investigación
policial señaló que Margarita trabajaba de sirvienta y que, al
declarar, se refirió a la costumbre que venía de tiempos
“coloniales”, y que consistía en dejar a los bebés en hogares
de las clases acomodadas como una manera de protegerlos,
con la esperanza de que la criatura se convirtiera, con el
tiempo, en un “entenado”, en un “hijastro”.71 La entrega de
bebés fue parte de la supervivencia familiar.
También en el año 1906 ingresó un bebé que llevaba
colgada una medallita, los pendientes, así como diez pesos y
el quinto de la lotería de San Luis “para que se rife entre los
niños y niñas de esa santa casa” según escribió su padre. En
junio de 1910 el italiano Ángel Bonnini envió desde Soldini a
su hijo recién nacido al ser internada su esposa Albina
Lisandoni por enajenación mental. Poco después le tocó el
turno a Carlos Deniz, cuya madre Ilaria Deniz, argentina de
17 años, se encontraba “afectada de enajenación mental y
que según los datos que tenemos carece en el Rosario de
otros parientes”. O Adela Navas, establecida en la Villa
Carlota del Departamento Juárez Celman de la Provincia de
Córdoba, que hizo llegar a su hija natural, Francisca. Los
71 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1996), “Control de la procreación y
generización del Derecho Penal en la Argentina decimonónica: un
estudio de caso”, en Arenal, volumen 3, Nº 2, Granada, España, pp. 279-
302.
responsables de estos envíos siguieron el principio de que
“ha sido de práctica en casos análogos”.
La Cochería “La Sanlorenzina”, ubicada en la calle
Balcarce esquina Urquiza, en manos de Antonio Poggi; la
Cochería italiana “Vicente Pozzi” establecida en San José de
la Esquina, Departamento de Caseros, así como el “Ospedale
Italiano de Santa Fe e Colonia”, fueron parte de esta
organización destinada a la conservación y el cuidado de los
bebés abandonados. En el caso de la Cochería italiana,
resulta sugestivo observar el interés de Vicente Pozzi por
salvaguardar a dos niñas gemelas, y la gestión que hizo ante
el Colegio Nuestra Señora de la Misericordia de Rosario:
“En nombre de un infeliz para el cual falleció la señora ante
ayer dejándolo con seis creaturas, de las cuales dos mellizas
de 14 días y sus recursos algunos siendo pobre de solemnidad
pido a Vd. quiera indicarme si podría llevar a ese Hospicio
estas dos criaturas. En nombre de la humanidad y en el de
Dios, quien a Ud. guarde a la hermana Superiora quisiera
conceder ese favor a un infeliz padre que de Vd. implora dicho
favor. Vicente Pozzi. Él tiene certificado de pobreza y
también una tarjeta de la súplica al Colegio de la
Misericordia”.
El niño Luis Humilde de Paul fue depositado en el
hospicio en julio de 1906 junto a una página cortada en dos
que era, en realidad, un pequeño cartel, obsequio de la Caja
Internacional Mutua de Pensiones, la institución fundada en
Gabriela Dalla-Corte Caballero
50
Buenos Aires en el año 1901 y mejor conocida como “La
Mutua”. Se trataba de la cooperativa fundada en el año 1901,
que llegaría a tener más de 40.000 asociados y que adquirió
siete edificios, entre ellos el más importante fue en la
Avenida de Mayo y Rivadavia, el céntrico barrio de
Montserrat. Este cartel de “La Mutua” incluyó las imágenes
de los militares José Francisco de San Martín y Juan Martín
de Pueyrredón, ambos responsables de la independencia de
la República Argentina respecto a la monarquía española.
El comisario A. S. Pereyra avisó al Hospicio que Elvira
G. de Varela se hacía cargo de una criatura “del sexo
masculino y que fue encontrada en la puerta de su
domicilio, España Nº 758”. La Defensoría General de Pobres
e Incapaces de la ciudad de Rosario, por su parte, adjudicó al
Hospicio el control de Ponciano Delgado, “hijo de madre
viuda y pobre, que necesita del producto de su trabajo
personal para su subsistencia”, así como a Adolfo Raseno,
abandonado por sus padres. Y fue entonces, en pleno año
1911, cuando el Defensor de Menores Manuel Meyer calificó
al Hospicio de “centro filantrópico”, y creyó oportuno
dirigirse a su presidenta, Elmira S. de Castilla, con el
siguiente mensaje: “creo que no negará su protección a una
pobre madre que busca un asilo para su desdichado hijo”. Y
quien se encargó del niño Miguel Ángel fue el propio
médico que atendió a la soltera Miquela Escorihuela, de
veinte años de edad:
“Señora Superiora del Asilo de Huérfanos. Le envío este niño
que ha nacido en mi sanatorio el día 29 de agosto a las 1 a. m.
El niño se llamará Miguel Ángel; es hijo de Miquela
Escorihuela, española, soltera de 20 años. Como está enferma,
está grave y nadie vino a recojer al niño, yo me veo en la
necesidad de mandarlo a este Establecimiento como expósito
y para salvar mi responsabilidad le pongo una medallita del
Ángel de la Guarda en las iniciales del nombre que debe
llevar y la fecha la de setiembre de 1911 la que ruego no
quitarle para que sus parientes mas tarde puedan reclamarlo
ajustándose al reglamento de la casa”.
Uno de los últimos ingresos correspondió a una niña
nacida en la Colonia Rafaela del Departamento Castellano el
19 de diciembre de 1912. Al día siguiente esa nena fue
depositada en el Hospicio de Rosario, y fue registrada como
la Expósita número 2.191, a sabiendas de que no tenía ni
señal ni nombre. Las Hermanas del Huerto y las Damas de
Caridad la bautizaron con el nombre de María Cecilia de
Paul. Pero quien se encargó de reclamar a esta niña fue su
abuelo, el italiano Esteban Balea, de 38 años de edad, de
profesión agricultor y vecino de Castellano. Este italiano era
el padre de Dominga Balea, la joven de 16 años que había
tenido esta hija ilegítima bautizada como María Cecilia.
Esteban Balea declaró con urgencia ante el Registro Civil que
su nieta era, en realidad, Lazarina Balea. Esta
documentación integra precisamente el “Archivo de Señales
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
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para el reconocimiento de niños” creado por las Damas de
Caridad:
“El día diez y siete del mes de la fecha a las seis y media de la
mañana nació una niña de color blanca que es hija ilegítima
de Doña Dominga Balea, argentina, de diez y seis años de
edad, soltera, y domiciliada en Castellano. Que es hija por
línea materna del declarante y de la Señora Enriqueta
Gramalio, a cuya niña se le ha puesto el nombre de Lazarina
Balea. Todo lo cual presencian como testigos don Carlos
Pendo de cuarenta y un años de edad, de estado casado, de
nacionalidad italiana, de profesión comerciante y domiciliado
en este Pueblo, y Don Pablo Nicolini, de sesenta años de
edad, de estado casado de nacionalidad italiana, de profesión
agricultor, y domiciliado en este Pueblo. Leída el acta se
ratificó en su contenido, firmándola conmigo los testigos y el
declarante, Esteban Balea. Carlos Pons – Nicolino Pablo –
Sebastian Call, Jefe; Ignacio González, Secretario”.
Como vemos, la construcción del orden urbano
rosarino y del espacio provincial santafesino, exigió un
trabajo conjunto pero, al mismo tiempo, diferenciado en
función de las atribuciones y de las jurisdicciones
demarcadas para cada organismo. Pese a la amplia
capacidad de decisión de las Damas de Caridad, en algunos
casos fue el Defensor de Menores quien determinó el destino
de las criaturas del Hospicio, del Hogar. La digitalización de
las más de mil imágenes incluidas en el anexo permite
recuperar la historia del Hogar del Huérfano de Rosario y de
las condiciones en que se vivió el proceso inmigratorio de
mujeres solas o de familias pobres que enfrentan la
identidad nacional. Las futuras generaciones se reconocerán
a sí mismas como argentinas, y en ese proceso las mujeres
jugaron un papel específico en el que las cartas estaban
señaladas, y marcadas. Las marcas de señales que siguen a
esta presentación son parte de esta historia de la ciudad de
Rosario, de su construcción, y de su presente.
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5. ANEXO: Las Señales (1879-1914)
5.1. El “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños” y las cajas Bagley
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5.2. Señales en italiano
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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
109
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
110
1901
1901
1902
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
111
1902
1902
Gabriela Dalla-Corte Caballero
112
1902
1902
1904
1904
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
113
1904
1904
1904
Gabriela Dalla-Corte Caballero
114
1905
1905
1906
1908
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
115
1909
1909
1909
Gabriela Dalla-Corte Caballero
116
1909
1914
1909
1909
1911
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
117
1912
Gabriela Dalla-Corte Caballero
118
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
119
5.3. Señales en español
Gabriela Dalla-Corte Caballero
120
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
121
Gabriela Dalla-Corte Caballero
122
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
123
Gabriela Dalla-Corte Caballero
124
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
125
Gabriela Dalla-Corte Caballero
126
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
127
1880
Gabriela Dalla-Corte Caballero
128
1880
1881
1883
1883
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
129
1884
1884
1884
Gabriela Dalla-Corte Caballero
130
1884
1885
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
131
1885
1886
1888
1888
Gabriela Dalla-Corte Caballero
132
1889
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
133
1889
1890
1889
Gabriela Dalla-Corte Caballero
134
1890
1890
1890
1890
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
135
1890
1890
Gabriela Dalla-Corte Caballero
136
1890
1890
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
137
1890
1890
1890
Gabriela Dalla-Corte Caballero
138
1890
1890
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
139
1890
1890
Gabriela Dalla-Corte Caballero
140
1890
1890
1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
141
1890
1891
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
142
1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
143
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
144
1891
1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
145
1891
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
146
1891 1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
147
1891
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
148
1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
149
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
150
1891
1891
1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
151
1891
1892
1891
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
152
1892
1892
1892
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
153
1892
1892
1892
Gabriela Dalla-Corte Caballero
154
1892
1892
1892
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
155
1892
1892
1892
1892
Gabriela Dalla-Corte Caballero
156
1892
1892
1892
1893
1893
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
157
1893
1893
1893
Gabriela Dalla-Corte Caballero
158
1893
1893
1893
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
159
1894
1894
1894
Gabriela Dalla-Corte Caballero
160
1894
1894
1894
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
161
1894
Gabriela Dalla-Corte Caballero
162
1894
1894
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
163
1894
Gabriela Dalla-Corte Caballero
164
1894
1894
1894
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
165
1895
1895
1895
Gabriela Dalla-Corte Caballero
166
1895
1895
1896
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
167
1896
1896
Gabriela Dalla-Corte Caballero
168
1896
1896
1896
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
169
1896
1896
1896
1896
Gabriela Dalla-Corte Caballero
170
1896
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
171
1896
1896
Gabriela Dalla-Corte Caballero
172
1896 1896
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
173
1896
1898
1897
1898
Gabriela Dalla-Corte Caballero
174
1898
1898
1898
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
175
1898
1898
1898
Gabriela Dalla-Corte Caballero
176
1898
1898
1898
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
177
1898
1898
Gabriela Dalla-Corte Caballero
178
1898
1898
1898
1898
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
179
1898
1898
1898
1898
Gabriela Dalla-Corte Caballero
180
1898
1899
1899
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
181
1899
1899
1899
Gabriela Dalla-Corte Caballero
182
1899
1899
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
183
1899
1899
1899
Gabriela Dalla-Corte Caballero
184
1899
1899
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
185
1899 1899
Gabriela Dalla-Corte Caballero
186
1899
1899
1899
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
187
1899
1899
1899
Gabriela Dalla-Corte Caballero
188
1899
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
189
1899
1899
Gabriela Dalla-Corte Caballero
190
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
191
1899
1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
192
1900
1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
193
1900 1900
1900
1900
1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
194
1900
1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
195
1900
1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
196
1900
1900
1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
197
1900
1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
198
1900
1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
199
1900
1900
1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
200
1900
1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
201
1900
1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
202
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
203
1901
1901
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
204
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
205
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
206
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
207
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
208
1901
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
209
1901
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
210
1901
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
211
1901
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
212
1901
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
213
1901
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
214
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
215
1901
1902
Gabriela Dalla-Corte Caballero
216
1902
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
217
1902
1902
1902
1902
Gabriela Dalla-Corte Caballero
218
1902
1902
1902
1902
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
219
1902
1902
Gabriela Dalla-Corte Caballero
220
1903
1904
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
221
1904
1904
1904
Gabriela Dalla-Corte Caballero
222
1904
1904
1904
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
223
1904
1905
1904
Gabriela Dalla-Corte Caballero
224
1905
1905
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
225
1905
1905
Gabriela Dalla-Corte Caballero
226
1905
1905
1905
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
227
1905
1906
1906
Gabriela Dalla-Corte Caballero
228
1906
1906
1906
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
229
1906
1908
1908
1908
Gabriela Dalla-Corte Caballero
230
1908
1909
1910
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
231
1911
1911
1911
Gabriela Dalla-Corte Caballero
232
1911
1911
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
233
1911
1911
Gabriela Dalla-Corte Caballero
234
1911
1911
1912
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
235
1912
1912
1912
Gabriela Dalla-Corte Caballero
236
1912
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
237
5.4. Señales en francés
Gabriela Dalla-Corte Caballero
238
1880
1892
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
239
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
240
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
241
5.5. Señales de objetos personales
1890
1891
1891
1891
1891
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
242
1891
1891
1892
1892
1892
1892
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
243
1893
1893
1894
1894
1894
1894
Gabriela Dalla-Corte Caballero
244
1894
1894
1896
1894
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
245
1896
1898
1898
1896
Gabriela Dalla-Corte Caballero
246
1898
1899
1900
1901
1901
1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
247
1901
1902
1902
1902
1904
1904
Gabriela Dalla-Corte Caballero
248
1908
1908
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
249
1908 1908
1908
1910
1908
1908
Gabriela Dalla-Corte Caballero
250
1911
1911
1912
1912
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
251
5.6. Señales de objetos religiosos
1890
1890
1890
1890
1890
1891
Gabriela Dalla-Corte Caballero
252
1891
1891
1891
1891
1891
1891
1891
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
253
1892 1892 1892
1891
1894
1896
1892
Gabriela Dalla-Corte Caballero
254
1896
1896
1896
1896
1896
1896
1896
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
255
1896
1896
1896
1896
1896
1897
1897
Gabriela Dalla-Corte Caballero
256
1898
1898
1898 1899
1899
1899
1899
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
257
1899
1899
1899
1899
1899
1899
1899
Gabriela Dalla-Corte Caballero
258
1899
1899
1900
1900
1900 1900
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
259
1900
1900
1900
1900 1900 1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
260
1901
1901
1901
1901
1901
1901
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
261
1901
1901
1901
1901
1901
1901
Gabriela Dalla-Corte Caballero
262
1901
1902
1902
1902
1902
1902
1902
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
263
1902
1904
1904 1904
1904
1904
1904
Gabriela Dalla-Corte Caballero
264
1905
1905
1905
1905
1905
1905
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
265
1905 1905
1905 1905
1906
1906
1906
Gabriela Dalla-Corte Caballero
266
1906
1906
1906
1906
1906
1906
1909
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
267
1909
1909
1909
1909
1909
1909
1909
Gabriela Dalla-Corte Caballero
268
1909
1909
1909
1909
1909
1909
1909
1909
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
269
1909
1909
1909
1909
1909 1909
1911
Gabriela Dalla-Corte Caballero
270
1911
1911
1911
1911
1911
1911
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
271
1911
1911
1912
1912
1912
1912
Gabriela Dalla-Corte Caballero
272
1912
1912
1912
1912
1912
1912
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
273
1914
1914
1914
1914
Gabriela Dalla-Corte Caballero
274
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
275
5.7. Señales de instituciones y autoridades
Villa Casilda, 31 de enero de 1882.
Propiedad de Carlos Casado del Alisal y de Ramona Sastre Aramburu.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
276
Rosario de Santa Fe, 25 de junio de 1890.
A la Señora Madre del Hospicio de Huérfanos.
Hospital Rosario.
Rosario, 17 de julio de 1891.
A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos.
Jefe de Policía de la Provincia de Santa Fe, M. Cilveti.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
277
Rosario, 4 de noviembre de 1891.
A la Señora Presidenta del Asilo de Huérfanos.
Comisario de Primera, Francisco Ramo.
Rosario, 12 de febrero de 1892.
Al Asilo de Huérfanos y Expósitos,
Dirección de Asistencia Pública.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
278
Colonia Rafaela, Provincia de Santa Fe, 27 de diciembre de 1892.
Presbítero Francisco Lomaglio Palmieri, cura párroco.
Rosario, 1892.
A la Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos.
Salud Pública, P. A. Valena.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
279
Rosario, 5 de setiembre de 1896.
Doctor Francisco de Nito, horas de consulta de 1 a 4.
Rosario, 6 de setiembre de 1896.
Partera Juana A. de Miller, madrina del niño Diego Juan, hijo de Ángela
Calvo de Piletto.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
280
Colonia “Zenón Pereyra”, Provincia de Santa Fe, mayo de 1896.
Zenón Pereyra (Pereira), certificado del bautismo de Catalina, hija
natural de Chiafreda Bassa. Sello de la Colonia “Zenón Pereyra”.
Rosario, 10 de mayo de 1896.
A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos.
Comisaría 4º, Policía de Rosario, Comisario de Órdenes, Eduardo Bax.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
281
Rosario, 23 de febrero de 1898.
Hospital de Rosario, certificado del médico Clemente Álvarez
Rosario, 15 de julio de 1898.
A la Señora Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos
Comisaría Nº 7, Policía de Rosario, Comisario E. Echeccigen..
Gabriela Dalla-Corte Caballero
282
Santa Fe, 31 de octubre de 1898.
A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos.
Conferencia de San José de Goya de la Provincia de Corrientes, Presidenta Elisa G. de Mendieta, Secretaria María Martínez.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
283
Rosario, 9 de febrero de 1899.
Defensoría de Pobres y Menores, Defensor de Menores, L. Soza.
Bell Vitge, Córdoba, junio de 1900
Gabriela Dalla-Corte Caballero
284
Rosario, 21 de enero de 1900.
Hospital de Rosario.
Rosario, 26 de julio de 1900
Hospital Rosario
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
285
Noviembre de 1900.
Certificado del Presbítero Pablo Carlevarino, Cura Vicario de la Parroquia de San Pedro, Provincia de Buenos Aires.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
286
Rosario, 13 de mayo de 1901.
Consulado de los Estados Unidos de Brasil en Rosario, Cónsul
General, Alfredo Pereira Lima.
Rosario, 22 de ene de 1902
Hospital Rosario
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
287
San Lorenzo, 3 de agosto de 1902.
A la Directora del Asilo de Huérfanos.
Jefatura Política de San Lorenzo, Provincia de Santa Fe, B. Andez.
Rosario, 29 de octubre de 1902.
Asistencia Pública Municipal, S. Palma.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
288
Rosario, 19 de abril de 1902.
Doctor Eduardo Bondone, médico-cirujano,
calle Entre Ríos 1087, hora de consulta de 3 a 5.
Hospital Rosario.
Rosario, 12 de diciembre de 1902.
Policía de Rosario, Dirección de la Asistencia Pública, Abate Tomaso.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
289
Rosario, 1 de junio de 1904.
A la Señora Directora de la Cuna Maternal.
Asistencia Pública, Francisco Trucassi.
Arroyo Seco, Departamento del Rosario,
Provincia de Santa Fe, 25 de marzo de 1905.
A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos de Rosario.
A disposición de la Policía de Campaña, Juez de Instrucción en turno, J.
Tehalles.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
290
Rosario, 2 y 3 de febrero de 1905.
A la Superiora del Hospicio de Huérfanos.
Policía de Rosario, Disposición del Jefe Político, Coronel Martín Hernández.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
291
Rosario, 7 de diciembre de 1906.
A la Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos.
A disposición del Jefe Político, Comisario de Rosario.
Isla “La Cáscara”, frente al pueblo de San Lorenzo, 25 de diciembre
de 1906.
A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos.
Comisaría 6º, Departamento Rosario.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
292
Rosario, 2 de abril de 1908.
A la Señora Presidenta del Hospicio de Huérfanos
Comisaría 8º.
Departamento Rosario, Provincia de Santa Fe,
10 de junio de 1910.
Comisión de Fomento de Soldini y Pérez.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
293
Rosario, 11 de julio de 1911.
A la Reverenda Hermana Imperiosa.
Doctor José María Maidágan, director del Hospicio de Huérfanos y Expósitos. Enfermedades de niños y cirugía infantil,
consultas de 2 a 4 p. m, calle San Lorenzo 1.333. Doctor Rogero Mucci, médico-cirujano, consultas de 1 a 3 p.m., calle Entre Ríos 986.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
294
Villa Carlota, 4 de octubre de 1911.
Oficina Villa Carlota,
Departamento de Juárez Celman, Registro del Estado Civil de la
Provincia de Córdoba.
Rosario, 27 de octubre de 1911.
Hospital de Rosario.
Niño Carlos Demez.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
295
Rosario, 27 de octubre de 1911
A la Señora Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad.
Hospital Rosario, C. Alvey.
Rosario, 19 de junio de 1911.
A la Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
296
Rosario, 12 de mayo de 1911.
A la Señora Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad, Doña Elmira
S. de Castilla.
Defensoría General de Pobres e Incapaces, Defensoría de Menores, 2º
Circunscripción
Rosario, 1911.
Doctor José María Maidágan, director del Hospicio de Huérfanos
y Expósitos, enfermedades de niños y cirugía infantil,
calle San Lorenzo 1333, consultas de 2 a 4 p. m.
Nota adjunta del Defensor de Menores
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
297
San José de la Esquina, 24 de abril de 1911.
A la Superiora del Hospicio de Huérfanos y Expósitos.
Cochería Italiana “VICENTE POZZI”.
Santa Fe y Colonia, 18 de febrero de 1911
“Ospedale Italiano de Santa Fe e Colonia”, Francisco Bellranano, médico.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
298
Rosario, setiembre de 1911.
A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos.
Partera, Sanatorio. Niño Miguel Ángel, hijo de Miquela Escorilluela, española soltera de 20 años.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
299
San José de la Esquina, Departamento Caseros, Provincia de Santa Fe. Acta Nº 62. Enrique Panochelli.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
300
Rosario, 1911.
Registro Civil de la Provincia de Santa Fe, niño Carlos Elba.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
301
Rosario, 12 de abril de 1911.
A la Señora Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad.
Defensor General de Pobres e Incapaces, Manuel Meyer
San Nicolás, 5 de julio de 1912.
Registro del Estado Civil de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires.
Acta de nacimiento de Juan
Rosario, 15 de octubre de 1912.
Comisario A. S. Pereyra.
Elvira G. de Varela se hace cargo de una criatura del sexo masculino.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
302
Rosario, 20 de marzo de 1912.
A la Señora Presidenta del Hospicio de Huérfanos.
Defensoría de Menores, Ramón A. Araga.
Rosario, 11 de setiembre de 1912.
A la Señora Hermana directora del Hospicio de Huérfanos.
Policía de Rosario, 2º circunscripción.
El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)
303
Rafaela, 20 de diciembre de 1912.
Niña María Cecilia, nacida en Rafaela, incorporada por el Registro Civil con el nombre de Lazarina Balea.
Información depositada en el “Archivo de las Señales”.
Gabriela Dalla-Corte Caballero
304
Rafaela, 19 de diciembre de 1912.
Acta Nº 12, Registro Civil con el nombre de Lazarina Balea.
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