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El Primer Ministro Canadiense elogia a la Comunidad Musulmana Ahmadía y a su líder, Hazrat Mirza Masrur Ahmad Jalifatul Masih V
Discurso ofrecido en la inauguración de la Mezquita Baitun Nur en Calgary, Cana‐dá, el 5 de julio de 2008*
…”La Comunidad musul‐mana Ahmadía merece ser aplaudida, no sólo por esta mezquita espléndida aquí en Calgary, sino por su contribución a la paz, la tolerancia y la armonía, en este país y en todo el mundo”…
…”Los Áhmadis son reco‐nocidos en todo el mundo
por su devoción por la paz, la hermandad universal y la sumisión a la vo‐luntad de Dios que cons tuyen los principios esenciales del verdadero Is‐lam”…
…”Los Áhmadis son también bien conocidos por trabajar juntos para servir al bien común, a través de inicia vas sociales, sanitarias y educa vas; así como por proyectos de mezquitas similares a ésta. Dondequiera que vivís en el mundo, sois apreciados por par cipar en la comunidad global y por convivir pacíficamente con las gentes de todas las creencias, culturas y len‐guas”…
…”Aplaudimos especialmente al Jalifa por denunciar a aquellos que per‐vierten la fe y la u lizan como jus ficación para la violencia”…
…”Todos los vecinos de Calgary, de Alberta y todos los canadienses pueden ver en esta mezquita el rostro verdadero y benévolo del Islam y el de la gente que ora en su nombre. También verán vuestro patrio smo y amor por Canadá. Los Áhmadis han abrazado a Canadá y Canadá os ha abrazado a vosotros”
FOTO: HAZRAT MIRZA MASRUR AHMAD CON STEPHEN HARPER, PRIMER MINISTRO DE CANADA, EN EL INTERIOR DE LA MEZQUITA BAITUN NUR DE CALGARY, CANADÁ
* Puede verse el texto completo en la Página Oficial del Primer Ministro en: h p://www.pm.gc.ca/eng/media.asp?id=2192
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Para Toda la Humanidad, Hasta el Fin de los Tiempos
Las Mezquitas Áhmadis: Amor Paz y Seguridad
Trascripción de la disertación ofrecida por Su San dad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad Jalifatul Masih V, Líder Supremo de la Comunidad Musulmana Ahmadía, en la ceremonia inaugural de la Mezquita
Baitun Nur en Calgary, Canadá, el 5 de julio de 2008.
Se hallaban presentes un gran número de personalidades e invita‐dos. Entre ellos se encontraba el Primer Ministro de Canadá Mr. Stephen Harper, quien, junto a otras autoridades, pronunció un
discurso para este acto.
Mirza Masrur Ahmad
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Doy tes monio de que Al‐lah es Único, que no ene asociado, y también doy tes monio de que Mohammad es Su siervo y men‐sajero.
Busco refugio en Al‐lah contra Satán, el Reprobado.
En el nombre de Al‐lah, Clemen simo, Siempre Misericordioso.
Honrados y dis nguidos invitados:
¡Assalamo Aleikum wa rahmatulah wa barakatohu!
¡Que la paz y las bendiciones sean con todos vosotros!
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Con la Gracia de Al‐lah, como todos conocéis, nos hemos reunido aquí para la Inauguración de la mezquita de Calgary de la Comunidad Ahmadía del Islam.
Agradecimiento a los Invitados
Antes de que les diga algo acerca de la importancia y cuál es el propósito de las mezquitas, deseo dar las gracias a nuestros dis nguidos invitados, que han dedicado su valioso empo a par cipar en esta función.
Vuestra asistencia es prueba de vuestra hones dad; es un ejemplo vivo de dis ntas religiones tratando de convivir en armonía.
Ojala éstos esfuerzos nos capaciten para mejorar y ampliar nuestra mutua relación.
La Comunidad Musulmana Ahmadía: El Diálogo Mul ‐religioso
Estaréis en completo acuerdo conmigo en que la Comunidad Musulmana Ahmadía ha sido perseverante en el establecimiento de estas relaciones, con el resultado que hoy estamos aquí reunidos diferentes grupos formados por gente de dis ntos colores, razas y procedencias sociales y religiosas.
Mediante el respeto de los sen mientos y sensibilidades de uno y otro, nos hemos reunido en este acto en nombre de la humanidad, a pesar del hecho de que, en relación con la mezquita, se trate de un acontecimiento exclusi‐vamente religioso.
Mirza Ghulam Ahmad, el Mesías Prome do
Los fieles de la Comunidad Musulmana Ahmadía se han unido ante el nom‐bre y la mano de su Fundador, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, el Mesías Pro‐me do, cuya consigna de “Amor para Todos; Odio para Nadie”, se intenta expresar en sus ac tudes prác cas diarias.
Sin embargo, mi corazón está lleno de agradecimiento a todos ustedes, quienes, a pesar de las diferencias que he mencionado, han aceptado nues‐tra invitación. ¡Que Dios Todopoderoso les recompense por ello!
Obje vos de las Mezquitas
Quiero ahora comentarles cuál es el propósito de una mezquita.
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Nuestras mezquitas u lizan como modelo real a la Mezquita Sagrada de Al‐lah, el Todopoderoso, la que fue la Primera Casa de Dios, la Ka’aba, en la Meca; cuyos cimientos fueron colocados por el Patriarca Abrahám (la paz sea con él) junto con su hijo Ismael (la paz sea con él)
La Oración de Abraham y de Ismael para la Primera Mezquita
El Santo Corán, Escritura sagrada de los musulmanes expone:
“Y acordaos de cuando Abraham e Ismael levantaron los cimientos de la Casa, pidiendo: “Señor Nuestro acepta esto de nosotros; porque Tú eres el que todo lo oye, el que todo lo sabe; Señor Nuestro, haznos sumisos a Ti, y haz de nuestra descendencia un pueblo sumiso a Ti. Y enséñanos nuestros lugares de culto y vuélvete a nosotros con miseri‐cordia; porque Tú eres Remisorio con compasión y Misericordio‐so” (Cap. 2 V.128,129)
Lo primero que se dice es “Oh Señor, acepta este servicio, pues su propósi‐to no es material. Su único obje vo es glorificar el nombre de Dios Uno y Único”
Y, en segundo lugar: “Nuestras generaciones permanecerán sumisas y obe‐dientes a Tus mandamientos. Imploramos que nuestras oraciones agraden a Al‐lah y que Él con núe otorgándonos la guía”
Estos, por tanto, son los principios básicos por los que se construyen las mezquitas.
La Mezquita edificada por los hipócritas: mo vo de afrentas.
Durante la vida del Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él) los hipócritas construyeron una mezquita aparentando que lo hacían en nombre de Dios, cuando en realidad su intención era propagar el desorden, la desunión y la malicia.
Sin embargo, Dios Todopoderoso, Señor de lo Visible y lo Invisible, informó al Santo Profeta (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él) de lo que estaba sucediendo.
Este incidente está descrito en el santo Corán, donde se menciona que la referida mezquita fue construida para difundir la incredulidad y originar la división entre los creyentes. No se basaba en la virtud.
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Por eso se le ordenó al Santo Profeta (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él) que la demoliera, pues no tenía sen do ofrecer la oración en dicha mezquita, y, de esta forma se acabó con el malestar y el desasosiego que provocaba.
Las Mezquitas enen como única finalidad la Adoración de Dios
Este incidente muestra que las mezquitas sólo sirven al obje vo deglorificar el nombre de Dios y ofrecerle la oración
Quienes adoran a Dios no pueden imaginar que fueran capaces de hacer algo que mo vara Su desagrado.
Por este mo vo existe una cita en el Sagrado Corán, donde se afirma que “estamos edificando esta Casa de Dios para que, a través de ella, nosotros y nuestros descendientes permanezcamos sumisos a Él”
Los clérigos extremistas musulmanes han perver do la imagen del Islam.
A causa de los actos de los clérigos extremistas musulmanes, se ha creado la impresión en el mundo occidental que las mezquitas son (Dios nos perdone) lugares de infamia, donde se nutren los terroristas, y cuyo propósito es des‐truir la paz de la sociedad.
Se exige a los musulmanes que defiendan las Iglesias, las Sinagogas…
Sin embargo esta imagen es completamente falsa.
En el Islam, se da tanta importancia a la armonía y reconciliación religiosa, al respeto de los sen mientos de los demás y el respeto a TODOS los lugares de culto, que, aunque está permi do el uso de la fuerza para poner fin a la crueldad y restablecer la paz, ésta no se limita a la protección y seguridad de los lugares de culto de los musulmanes.
De hecho, se declara que “si no detenéis la crueldad, no sólo serán destrui‐das las mezquitas, sino también serán destruidos los lugares de oración de otras religiones. Los oponentes de la religión no permi rán nunca a los se‐guidores de cualquier creencia vivir en paz”
Por lo tanto, se concedió la autorización para garan zar la seguridad de los lugares de culto tanto de los musulmanes como los de los no musulmanes.
Dios Todopoderoso afirma en el Santo Corán:
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Quienes fueron expulsados injustamente de sus hogares sólo por ha‐ber dicho: “Nuestro Señor es Al‐lah” – y si Al‐lah no hubiera permi do a los hombres defenderse contra la actuación injusta de los demás, ciertamente habrían sido destruidos monasterios e iglesias, sinagogas y mezquitas, en las que se conmemora frecuentemente el nombre de Al‐lah. Mas Al‐lah ayudará en verdad a quien Le ayude. Al‐lah es cier‐tamente Fuerte, Poderoso‐. (Cap. 22; V. 41)
Así pues, en este versículo, Dios Todopoderoso llama la atención respecto a la seguridad, no sólo de los musulmanes, sino también respecto a la seguri‐dad de otras religiones
No hay contradicción en Dios
¿Cómo puede ser posible que Dios Todopoderoso hubiera ordenado a los musulmanes que tomaran sus armas para defender sus lugares de culto y oración junto con los lugares de oración de las otras religiones y, al mismo empo ordenara la aniquilación de dichas religiones y la propagación del
Islam por la fuerza?
La nueva mezquita de Calgary: Faro de amor, paz y seguridad.
Por lo tanto, si esta cues ón surgiera en la mente de alguien que oye que se acaba de inaugurar una mezquita en su ciudad ¡Dios nos ampare! No sabrá si puede seguir viviendo en paz…
Por consiguiente, puede estar tranquilo y desterrar esta idea de su mente
La Comunidad musulmana Ahmadía trabaja únicamente para agradar a Dios Todopoderoso.
Por lo tanto, si los fieles de alguna iglesia o cualquier otro lugar de culto pre‐cisan de protección, siempre nos encontrarán hombro con hombro a su la‐do.
Nuestros minaretes convocan a la bondad.
Si algún sonido les llega desde nuestra mezquita, será este: “Al‐lah es Gran‐de” y “Doy tes monio de que nadie es digno de ser adorado excepto Él y de que Mohammad es el Mensajero de Al‐lah”
Y también: “Prestad atención a la oración. Reconoced al Dios Único y acudid al éxito y a la salvación”
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Los Caminos que llevan a Dios
Los caminos que conducen a la prosperidad y a la salvación son, en verdad, los buenos actos que Al‐lah el Todopoderoso ordena y desea.
¿Cuáles son estas buenas obras que Él nos ha ordenado prac car?
Al‐lah Todopoderoso afirma que aquellos que hablan de cosas buenas y po‐si vas para conseguir la reforma moral de los demás, consiguen Su proximi‐dad. ¿Cuál es el mejor camino para conseguir la prosperidad de la humani‐dad y la restauración de la paz?
Los mejores son aquellos que sirven a la humanidad
Dios Todopoderoso afirma:
Sois el mejor pueblo, exaltado para el bien de la humanidad; ordenáis lo bueno y prohibís lo malo. (Cap.3; V.111)
Por lo tanto a los musulmanes no solo se les instruye para que ayuden a sus hermanos musulmanes, sino que igualmente, se les recuerda que han sido creados para el beneficio de TODA la humanidad. Su propósito ha de ser prac car buenas obras y evitar el mal. ¿Cómo es posible que aquellos a quienes se ha instruido para beneficiar a toda la humanidad, atenten, de hecho, contra la paz?
Lo que se debe y lo que no se debe hacer en pro de la paz y la armonía social
A con nuación, Dios Todopoderoso, ordena:
En verdad, Al‐lah os ordena permanecer en la jus cia y dispensar un trato amable, y dar como se da a los parientes; y prohíbe la obsceni‐dad, la maldad manifiesta y la trasgresión. Él os exhorta para que cai‐gáis en la cuenta. (Cap. 16; V.91)
En este versículo, se nos recuerdan TRES buenas acciones y TRES malas ac‐ciones. Al final, el versículo dice que si una persona prac ca estos buenos actos y evita los malos, se puede contar entre aquellos que han obtenido la guía.
1. La jus cia absoluta.
El PRIMER acto bueno que se menciona es actuar de conformidad con la justi‐cia. En relación con la justicia, el Sagrado Corán explica el estándar exigido.
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Dios Todopoderoso dice que cuando una persona declara o presta tes mo‐nio, debe ceñirse a las exigencias de la jus cia y prestar una evidencia cier‐ta, aunque afecte a su familia o a sus amigos; e incluso contra sí mismo. Este es el po de jus cia que le acerca a Dios Todopoderoso. Esta es la jus cia que cumple el obje vo de su culto.
2. Hacer el bien a los demás.
El siguiente requerimiento es hacer el bien a los demás, sin tener en cuenta lo que los demás hayan hecho con go.
Si haciendo el bien a los demás y prac cando actos de bondad se puede establecer la paz en la sociedad, entonces debemos perdonar los excesos y agravios que hayan podido cometerse en contra nuestra. Se nos dice que hagamos el bien a los demás para promover el amor y el afecto, pues ello conllevará el fin de las enemistades mutuas y podrá encontrar arraigo una sociedad justa y pacífica .
3. Dar como se da a los parientes
Finalmente, un deber de gran valor y profundo significado se recoge en la frase “dar como se da a los parientes”.
Y esto significa que NO debéis tratar a los demás con amabilidad para que ellos os traten bien. En realidad, la buena acción ha de realizarse como par‐te integral de nuestra propia naturaleza. Un verdadero musulmán nunca puede pensar en hacer mal a nadie.
De esta manera, donde se piense y se actúe de esta manera, la jus cia, la equidad y la paz han de prevalecer, y el creyente consigue el agrado y la proximidad de Al‐lah, el Todopoderoso.
4. No a la Indecencia
A con nuación se mencionan ciertos males. Se nos dice: “Absteneos de la obscenidad”, pues sólo es un medio de gra ficación y placer material.
Quienquiera que busque tales placeres materiales, NUNCA podrá recordar a Dios. Observad los clubes nocturnos y los casinos que atrapan a los hombres en el mal en nombre de la diversión y el pasa empo. Aquel que no recuerda a Dios, no puede tener vínculo alguno con una mezquita.
5. No a la Maldad Manifiesta
El Corán declara a con nuación: “Absteneos de la maldad manifiesta”.
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En otras palabras, debemos abstenernos no sólo de las indecencias públicas, sino, en realidad de TODOS los asuntos aborrecibles.
Por ejemplo, decir men ras, usurpar los derechos de los demás, no cuidar los sen mientos ajenos, hablar mal de alguien, o mostrar falta de respeto a los que son venerados por otros: todas estas son cues ones que construyen muros de odio en la sociedad en que vivimos.
Si una persona prac ca tales maldades y, sin embargo, declara que adora a Al‐lah, el Todopoderoso, y acude a la mezquita a adorar a Dios, NO PUEDE, de ningún modo, obtener el afecto de Al‐lah.
6. No a la trasgresión injusta.
A con nuación, Dios Todopoderoso dice que las enfermedades y males que destruyen la paz en el interior de la sociedad son: la rebelión, la falta de res‐peto a las leyes del país, el fracaso en el cumplimiento de los deberes de afecto y lealtad a la patria y el conver rse en causa del descrédito de la pro‐pia nación.
En una narración recogida en las tradiciones del Santo Profeta, se declara que “el amor a la propia nación forma parte de la fe de un musulmán”
La Oración: Reconocimiento de Dios y respeto a los derechos de los demás
Esta es la enseñanza que el Santo Corán nos ha otorgado. Y NO es posible actuar conforme a ella hasta que no se reconozca a Dios Todopoderoso. Su reconocimiento surge sólo cuando el hombre ora con el temor a Dios en su corazón.
La finalidad de una mezquita es adorar a Al‐lah, el Todopoderoso, y cumplir con los derechos debidos a Sus criaturas.
Por todo ello, si el corazón de alguien alberga alguna duda, y piensa que tal vez, al construir esta mezquita en su zona, los musulmanes pueden destruir su paz: puede estar tranquilos.
El Islam‐ Ahmadía: Los derechos de Dios y los derechos de los hombres
La Comunidad musulmana Ahmadía es el portaestandarte de este verdade‐ro Islam que cumple con estos DOS derechos: el derecho de Dios y el dere‐cho de Sus criaturas.
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El Islam‐Ahmadía: Prohibición total de las guerras religiosas.
El Fundador de la Comunidad musulmana Ahmadía, a quienes consideramos como el Mesías y Reformador Prome do, puso fin a las guerras religiosas, de acuerdo con las profecías hechas por el Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él)
No ha de exis r, por tanto, ningún temor asociado a las mezquitas de la Co‐munidad musulmana Ahmadía.
Los Minaretes: Faros de Luz, Paz y Seguridad
Los minaretes de nuestras mezquitas se edifican para convocar a la gente hacia el Creador. Los minaretes de nuestras mezquitas son construidos para extender la luz de la paz y el amor, pues este es, en verdad, el único propó‐sito de los minaretes de esta mezquita ‐y de los minaretes de todas las mez‐quitas de nuestra Comunidad‐ y de todas las mezquitas autén cas.
Nuestras mezquitas están abiertas a todos los orantes del Dios Único
Nuestras mezquitas se hallan abiertas a todo aquel que desee adorar a Dios Único. Actuamos así siguiendo el verdadero ejemplo que nos ofreció el pro‐pio Santo Profeta Mohammad (pbse).
En cierta ocasión, una delegación cris ana procedente de Najran acudió a visitar al Profeta en Medina. Cuando les llegó el momento de ofrecer sus oraciones, el Profeta les ofreció rezar en su propia mezquita.
El Islam es amor y paz
Nuestras enseñanzas son enseñanzas de paz. Nuestras enseñanzas son en‐señanzas de amor y afecto.
Y esta es la verdadera enseñanza que nos ha sido dada por el Santo Corán, y que el mundo, desgraciadamente, ha olvidado.
El Fundador de nuestra Comunidad, el Mesías Prome do, nos ha iluminado de nuevo con esta hermosa enseñanza.
Les voy a exponer algunos ejemplos de esta enseñanza, para que también les quede clara a ustedes. Dice el Fundador de la Comunidad Ahmadía:
“Hay sólo DOS partes perfectas en la fe: La primera es amar a Dios; y la segunda es amar a Sus criaturas, hasta tal punto que consideréis vuestro su dolor y oréis por ellas”
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Los musulmanes DEBEN rezar también por los demás
En otras palabras, cuando un musulmán verdadero acude a rezar a una mezquita, no debe rezar sólo para sí mismo, para sus hijos, su cónyuge y sus parientes, sino que debe rezar también para los demás. Ha de sen r la ne‐cesidad acuciante de rogar para que desaparezcan las dificultades de los otros.
¿Podría alguien afirmar que una persona que ora por los demás puede al‐bergar alguna malicia, rencor u odio en su corazón? No, es evidente que esto no podría ocurrir.
Los corazones que se inclinan a Dios se convierten en benefactores de Sus criaturas
El alma que acude a la mezquita para orar, proclama que esta Casa de Dios le ha originadoiuna revolución interior, cuya consecuencia es que también ha comenzado a amar a la creación de Dios.
A con nuación, el Mesías Prome do(as) afirma,
“Mostrar compasión y bondad a los seres humanos es una de las me‐jores formas de oración y una fuente poderosa para conseguir el agra‐do de Dios Todopoderoso”
Luego añade:
“Recordad que, según os digo, el círculo de aquellos a quienes debéis mostrar bondad es muy vasto: ningún individuo o grupo debe ser ex‐cluido
NO os digo ‐como lo hacen los ignorantes de la época presente‐ que restrinjáis vuestra bondad a los musulmanes. ¡No!
Declaro que debéis ser bondadosos con TODAS las criaturas de Al‐lah, quienquiera que sean: hindúes, musulmanes u otros.
Nunca me ha agradado el discurso de aquellos que desean confinar la bondad a su propio entorno. Os he adver do repe damente que nun‐ca debéis restringir vuestro círculo de bondad.”
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Todos los Profetas enseñaron el amor a Dios y el amor a la Humanidad.
Luego con núa:
“El propósito del advenimiento de TODOS los profetas, la paz sea con ellos, es común, y consiste en establecer el verdadero amor real con Dios Todopoderoso, y crear un vínculo especial de amor entre la hu‐manidad y nuestros propios hermanos, y hacer honor a sus derechos. Mientras esto no ocurra, todos serán meros rituales”
Es una instrucción encantadora. Pueden mostrarse ejemplos incontables de esta enseñanza a través de lo que nos ha revelado el Santo Corán, tal como nos la ha presentado con claridad el Mesías de esta época, el Fundador de la Comunidad musulmana Ahmadía.
Por consiguiente, todos vosotros podréis decidir si la gente que cree since‐ramente en esta bella instrucción, será capaz de albergar la malicia y el ren‐cor en su corazón, o si, por el contrario, expresará consignas de amor, paz y afecto.
Quienes conocen a la Comunidad musulmana Ahmadía dirán ciertamente que no han encontrado otra cosa salvo la paz y la seguridad en esta Comuni‐dad.
Esta es la magistral interpretación de las enseñanzas del Santo Corán reali‐zada por el Fundador de la Comunidad musulmana Ahmadía: el Mesías pro‐me do por el Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él), quien nos dio el lema de “Amor para Todos; Odio para Nadie”.
El Mensaje del Islam‐Ahmadía NO es oportunista
Es más, este mensaje NO es algo que haya surgido en las tres o cuatro úl ‐mas décadas,
La realidad es que los 120 años de historia de la Comunidad musulmana Ahmadía dan tes monio del hecho de que los minaretes de nuestras mez‐quitas son y han sido siempre faros de luz que irradian afecto, paz y seguri‐dad.
Garan a de Amor, Paz y Seguridad hasta el Fin de los Tiempos
Por consiguiente, hoy, inauguro esta mezquita y anuncio que este mensaje de amor, paz y seguridad ¡durará hasta el final de los empos!
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La Comunidad musulmana Ahmadía, que sabe cómo permanecer unida en una sola mano a través del Jilafat; y que prac ca el VERDADERO Islam por su vínculo con el Mesías de Mohammad (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él) nunca dejará que perezca este mensaje.
Nuestras Mezquitas: Símbolos de Paz y Seguridad
Esta mezquita nuestra –y cualquier mezquita que podamos construir en el futuro en este país o en cualquier otro‐ aparecerá como un símbolo de paz y seguridad.
Somos la gente que respeta a los profetas y mensajeros de cualquier reli‐gión.
Y respetamos a la humanidad
El Islam exige creer en TODOS los profetas
Esto es así porque creemos en todos y cada uno de los profetas.
Estamos convencidos de que cada nación del mundo ha recibido la presen‐cia de un profeta.
Y tal como hemos visto en los extractos de los escritos del Fundador de la Comunidad musulmana Ahmadía que he mencionado antes, todos los pro‐fetas vinieron a establecer los derechos de Al‐lah, el Todopoderoso, y los de Su pueblo.
El Corán y el Profeta Mohammad: Paz para la humanidad
Y esto es ciertamente lo que el Corán nos ha enseñado
Y esto es lo que hemos conocido a través del ejemplo personal expuesto por el Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él)
Por lo tanto, si los actos de unos pocos han mostrado una imagen falsa del Islam, ello NO significa que el defecto esté en sus enseñanzas.
Evitar la Guerra Nuclear: Una invitación al oyente y al lector a que colaboren
Aprovecho la oportunidad para solicitar a nuestros dis nguidos invitados a que den un paso adelante y nos ayuden a crear un ambiente de paz, de ma‐nera que podamos salvar a este mundo de la destrucción, y podamos de‐fender y mejorar el futuro de nuestras generaciones.
Salvémosles de la conflagración bélica.
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Hoy el mundo esta sentado junto al precipicio de la destrucción en esta era de armas nucleares.
Si estas armas de destrucción masiva son u lizadas, una gran parte de las generaciones del futuro no nos perdonarán haberles infligido incapacida‐des permanentes.
Hoy, aun hay empo para prestar atención a los derechos del Creador y de Sus criaturas. ¡Que Al‐lah nos capacite para hacerlo!
Doy de nuevo las gracias a todos los invitados que han asis do y que han par cipado en esta inauguración; y que han respondido a nuestro afecto con su propio afecto
La expresión de agradecimiento NO es un mero formulismo
Nuestro agradecimiento no es una mera costumbre, sino que nace del fon‐do de nuestros corazones. Está en concordancia con las magníficas ense‐ñanzas del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Al‐lah sean con él), se‐gún las cuales, “Aquel que no es agradecido con el hombre, no es agradeci‐do con Dios Todopoderoso”.
Por tanto, este agradecimiento también se formula por la causa de Al‐lah.
Al‐lah ene un gran afecto por TODOS Sus seres humanos.
Por tanto, nuestro amor a Su creación no ene condicionantes ni intereses ocultos, y simplemente se expresa para ganar el agrado de Dios Todopode‐roso.
¡Que Dios nos capacite, a todos nosotros y a todos ustedes, para mantener siempre vivo este entorno de amor y afecto!
Gracias de nuevo.
‐FIN‐
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El Primer Ministro del Canadá, Stephen Harper, durante su alocución, en la Ceremonia inaugural presidida por el
Jefe Supremo de la Comunidad Ahmadía del Islam, Mirza Masrur Ahmad, en presencia de altos dignatarios del país.
Aspecto exterior de la Mezquita Baitun Nur de Calgary (Canadá)
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Mezquita Basharat en Pedro Abad (Córdoba)
Comunidad Ahmadía del Islam
14630 Pedro Abad
Córdoba, España
Tel: +34 957 186 203
Fax: +34 957 186 300
Web: www.alislam.org/spanish
www.alislam.es
www.mta.tv
Email: [email protected]
SPANISH TRANSLATION OF HAZOORaba ADDRESS AT CALGARY MOSQUE INAUGURATION
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