Santiago, Año 2012 / N°9
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REEDICIÓN DE ESTE ACLAMADO LIBRO DE ORESTE PLATH, REVISADO POR SU HIJA KAREN MÜLLER.
HE CREÍDO SIEMPRE QUE EL FÚTBOL TIENE ALGO EN CO-MÚN CON LA POESÍA.” ...YEVGUENI YEVTUSHENKO, POE-TA RUSO.
EL MALL DE CASTRO COMO EJEMPLO PARADIGMÁTICO DE LA AUSENCIA DE UNA ÉTICA DE ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO.
FÚTBOL SIN POESÍA
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¿LA MAQUINA DE HACER BILLETES O LA “NUEVA“ TELEVISÓN CHILENA?.
EL MALL DE CASTRO
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***Diario La Pulenta
Director GeneralCristian Aranguiz [email protected]
Editora de ContenidosAlejandra Lopéz [email protected]
Director de ArteMatías Parraguez [email protected]
Productor GeneralIgnacio [email protected]
Producción PeriodisticaSebastián Pérez García
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DiseñoNicolás Parraguez Illanes
FotografíaAlejandra López Urrutia
Columnistas en este NúmeroCristian AranguizLuciano CisternasJacqueline SantosSebastian SalinasClaudio Cornejo
Periodico la Pulenta,Todos los Derechos reservados, Ley de Propiedad Intelectual 17336.El Periódico LA PULENTA, es un medio informativo escrito de publicación mensual, de carácter autónomo e independiente. Es un medio donde la verdad sea la que recorre las calles y no la que proponen los que tergiversan la reali-dad para conveniencia propia. Cualquier expresión que contenga libertad y solidaridad como valores básicos, tendrá la cabida que merece, con un enfoque cotidiano y pluralista.
¿Porque casi nadie Lee las Editoriales?
La respuesta inmediata se viene como fle-
chazo al cerebro de Inmediato: porque son
fomes, muchos dirán, porque están ubica-
das en la contratapa de las publicaciones,
o porque no poseen ni fotografías o un Ti-
tular estrambótico que llame la atención
de inmediato. Podrían ser muchas las
teorías, desde lo visual hasta el prejuicio
de poco informativas o interesantes, pero
cierto es que ya la Editorial no cumple con
su labor de antaño: permitir una opinión
clara y precisa sobre un tema en especifico
al Editor de la publicación y así el lector
hacerse una idea clara y subjetiva de las
diferentes formas en que abarca o “tra-
ta” una noticia el medio de comunicación
que Ud. lee. No es menor este apunte ya
que Ud. querido lector se preguntará si ¿lo
que leo es verdad o no? ¿Si esta informa-
ción es veraz, manipulada o no?
Para responder sus preguntas sobre si es
verdad lo que Ud. lee, veamos que dice el
viejo Niesztche por ejemplo, este postula-
ba que no existía un única verdad, cada
uno tiene su propia, verdad como decía él
“no existen hechos solo interpretaciones”,
pero las verdades de cada uno chocan,
colisionan, y el objetivo de esta batalla es
para saber que verdad se transforma en
la única verdad. Si tomamos esa defini-
ción o reflexión la misión de le editorial
nos parece como vitrina central en este
re-descubrimiento de la intencionalidad,
de la verdad acerca de la información que
leemos o se nos proporciona. La editorial
es el factor clave para saber como se abor-
dan temas relevantes y como piensa y eje-
cuta la mente de quién los escribe, como
se abordan o describen los “hechos”.
Sería un error grave si a Ud. le gusta in-
formarse con profundidad para así con-
formar opinión, el “saltarse”, omitir o con-
siderar de poco relevantes este pequeño
espacio de “verdad” que se da en todas las
publicaciones, ponga doble ojo en las “pa-
labras” que allí se escriben y tal vez esa
búsqueda de “verdad Informativa” que
ud. pretende, comience a tomar cuerpo
desde este espacio editorial.
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EL RITMO DEL CENTRALISMO
económico y social viene dado, entre
otras cosas, por un proceso de cultu-
rización y modelación, que mediante
las herramientas contempladas por
el sistema para estos fines, como la publicidad y
el marketing a través de los medios de comuni-
cación por ejemplo, va creando relatos y constru-
yendo subjetividades de manera homogénea entre
la población consumidora de los MassMedia. Los
mensajes entregados por estos canales, más allá
de inducir de manera abierta al consumo de infi-
nidad de productos, entrega discursos que respon-
den a una determinada ética, lo que se podría
identificar con “la línea editorial”de los grandes
grupos que manejan el negocio de los medios de
comunicación, transmitiendo opiniones, crítica,
incluso modos de “buen vivir”, en base a diseños
y valores que responden a la mantención de un
modelo económico por un lado y al de un sistema
político, por otro. Este mensaje en gran manera
conservador, es absorbido por la mayoría de los
sujetos, llegando a permear clases sociales, dis-
tancias geográficas, grupos etarios, etc., no tan
sólo a nivel nacional, sino que incluso a niveles
multinacionales.
Este relato cultural cobra vida y sentido en gran
parte de la población de las capitales y grandes
ciudades del país, donde los sujetos encuentran las
posibilidades de consumar su consumo, accedien-
do a un conjunto de bienes y servicios que se han
posicionado como deseables e incluso necesarios
para todos. Malls, Mcdonalds, Starbuks, Cines
Hoyts, son elementos que no pueden estar ausentes
en ninguna ciudad que se precie de tal. Los ciuda-
danos podrán entonces acceder a todos estos bienes
que se corresponden con el de una persona moder-
na, integrada a un proceso de culturización global
y al auge económico mundial.
Esta hegemonía cultural que impone necesidades
de consumo, no es la que se condice con el desarro-
llo económico y político de las regiones de Chile,
sobre todo en aquellas localidades más alejadas de
los grandes centros. El sujeto que se ve enfrentado
al consumo (a veces pareciera que casi involunta-
rio) de la propaganda de diferentes productos y sus
invitaciones a la felicidad, choca con la imposibi-
lidad de acceso a estos bienes, ya sea por lo alejado
que se puede encontrar de estos proveedores, ya sea
por sus limitadas capacidades de poder adquisiti-
vo. Esto último como sabemos, viene dado porque
las economías y mecanismos de producción locales,
como la pesca y la agricultura entre muchos otros,
han sido absorbidos por gigantes multinacionales,
en donde el trabajo al ritmo de la vida es reempla-
zado por un sistema de turnos, con pocas plazas de
trabajo en la empresa, en donde sólo un porcentaje
de la población tiene acceso a él y quienes acceden
deben ser cuidadosos para mantenerlo, pues hay
muchos esperando una oportunidad de acceso a
este sistema. En este escenario, el modelo político
del cual se espera una respuesta frente a los vacíos
del modelo económico, no es capaz de atender de
forma oportuna a tales falencias.
Pero las capacidades de generación de riqueza al
son de nuestros entornos naturales no es lo único
que nos fue usurpado. Junto con llevarse los me-
dios de producción económica de cada localidad,
han absorbido toda una fuente de producción de
identidad que viene dada en torno a las dinámicas
que se generan a partir del trabajo y demás rela-
ciones que viven en torno a él. ¿Existirán de aquí
a 10 años el pescador, el artesano, la modista, el
agricultor? seguramente en los museos, como la
cultura mapuche.
Por ello, el hijo del hoy día pescador, probablemen-
te no se hará a esta labor por una opción personal
o familiar, sino que por decisiones políticas toma-
das a nivel central, donde se ha determinado de
antemano y de manera unilateral, que la pesca de
Por Luciano Cisternas Escalona
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POLITICA
arrastre es la única (y mejor) forma de extraer pes-
cado en Chile, en donde además, el sistema econó-
mico ya se ha encargado de crearle otro tipo de ne-
cesidades y expectativas en torno a la vida buena
a las que este sujeto debe aspirar.
En este sentido es dable suponer que de aquí a 10
años las demandas de estas localidades, una vez
que se hayan dado por perdidas las luchas de pes-
cadores, agricultores y pequeños artesanos en gene-
ral por permitírseles subsistir en base a lo que his-
tóricamente han venido haciendo, vendrán dadas
por facilidades de acceso a los bienes de consumo
que un gran número de compatriotas que alojan
en las capitales pueden adquirir para atender a
su felicidad. En esta línea, ¿cómo podríamos ca-
lificar la construcción de un mall en Castro? ¿En
que argumentos se amparan 7 millones de chilenos
(sólo en Santiago) que consumen mall ya sea para
ir al cine, sacar certificado de nacimiento, ir a es-
tudiar, comprar un libro, ver médico, etc., para de-
cir que el isleño no puede comer un cuarto de libra
con queso? ¿Estamos ciertos de que el habitante de
Castro no quiere todo lo que nosotros tenemos a
diario, si consume el mismo matinal que tu mamá
en su casa, a diario?
El centralismo económico no es el único problema,
por cierto, en este lado de la cordillera. Las deman-
das por más y mejores oportunidades de trabajo,
más inversión extranjera, más voluntad política,
se están empezando a oír a lo largo del país con
más fuerza cada vez. Pero esas demandas llevan
la bandera de “la igualdad de oportunidades”, en
donde aquellos que exigen quieren lo que muchos
ya tienen. Las demandas y las luchas sociales
cada vez menos se alzan con afanes de mantener
o preservar esas dinámicas que hacen tan ricas
y particulares a cada localidad. En este sentido,
tampoco quiero ser un conservador a la inversa,
en donde por defender con afanes de mantener
“lo pintoresco” de las tradiciones de determinados
sectores, coartemos posibilidades de desarrollo par-
ticulares y necesarios acordes a las realidades de
las interacciones sociales de cada lugar. Lo nefas-
to, lo indeseable e incluso patético de todo esto, es
que este progreso, esta evolución de cada sector, ya
sea geográfico o social, viene pautado de antema-
no, ha sido creado ya en el imaginario colectivo el
objetivo hacia el cual hay que tender y responde,
como siempre, a la mantención de un modelo que
en lo esencial, casi nadie se ha permitido cuestio-
nar en verdad.
¿Dónde se escuchan voces (salvo en los pueblos ori-
ginarios) por mantener una determinada cultura
o determinadas prácticas cotidianas propias de
las ecologías de las pequeñas ciudades? ¿Dónde se
está defendiendo, por ejemplo, determinados me-
canismos de intercambio de bienes (como el true-
que o el fiado) que hasta hace pocos años atrás era
una práctica habitual?
Las demandas actuales pasan por un mayor ac-
ceso a las necesidades que por medio del marke-
ting son tenidas como deseables para todos. El
centralismo en la construcción de identidad pa-
rece ser una batalla completamente ganada por
el modelo económico y que en la base social nadie
está interesado en librar.
“Las demandas actuales pasan por un mayor acceso a las necesidades que por medio del marketing son tenidas como deseables para todos. El centralismo en la construcción de iden-tidad parece ser una batalla completamente ganada por el modelo económico y que en la base social nadie está interesado en librar.”
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Por Claudio Cornejo Silva
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AL FÚTBOL CHILENO le están
quitando la poesía. De un tiempo a
esta parte la “gordita regalona” ya
no campea fugaz por las canchas,
rompiendo redes, impulsada solo
por el amor al juego y el aliento inagotable de los
hinchas. Los tiempos en que jugaba “Jesús Trepia-
na” se desvanecen y se guardan en los anaqueles
polvorientos de las estadísticas y de la tambalean-
te historia futbolística nacional. El fútbol chileno
se está vaciando de esa poesía que lo inundaba
pletórico de cánticos y de sinceridad de pichanga
dominguera. El fútbol ha sido invadido, hace ya
un tiempo, por los representantes de la especula-
ción financiera, que se han introducido en las ve-
nas del “deporte rey” para transformarlo en una
mas de sus trincheras económicas. Desarraigaron
el fútbol de la gente, de la participación activa y
popular de la gente, e hicieron de los clubes otras
transnacionales, pero ahora del deporte.
La introducción de las Sociedades Anónimas (S.
A.) solidificó el enclaustramiento del balónpie na-
cional, la cooptación de uno de los lugares comu-
nes y populares que aún la gente (el pueblo chileno
futbolero) sentía como suyo. Para variar, como en
otras oportunidades ha sucedido, el fútbol pasó a
ser un negocio de los ricos, financiado por el en-
tusiasmo y fervor de los sectores populares. Claro
que las S. A. son el eslabón presente de la cade-
na histórica que ha devenido en la decadencia
del fútbol nacional. Con Reinaldo Sánchez (Don
Choco) Presidente de la ANFP 2001 – 2006, vimos
la forma “arcaica” de la mercantilización y capi-
talización del fútbol nacional. Sin embargo, las
Sociedades Anónimas son quienes han agudizado
y profundizado el desangramiento de la esencia de
los clubes nacionales, son quienes terminaron por
neoliberalizar el balónpie criollo.
En este sentido, la situación actual de Colo – Colo
es la prueba más patente de la pérdida de la poesía
del futbol nacional. El “cuadro popular”, que en sus
orígenes se funda como “Club Social y Deportivo
Colo – Colo”, ya no tiene nada de eso: lo deportivo
es lo único que le queda, porque la misión social de
Colo – Colo fue cambiada por la misión financiera.
Se vació totalmente lo poético popular que David
Arellano y compañía, los “futbolistas rebeldes”, le
entregaron hacia 1925 en el bar Quita Penas. Aho-
ra el equipo del Cacique se mueve según el ritmo y
fluctuación de la bolsa, de la especulación. Ya no
interesa el hincha, ni la historia, ni lo que represen-
ta la institución, sólo existen números, acciones, mi-
llones de dólares más y menos. Por eso, podríamos
decir que el problema y la continua crisis de Colo
– Colo, es más que deportiva, es una crisis existen-
cial, donde la esencia se ve quebrada y rematada al
mejor postor. Es la fluctuación de la bolsa puesta en
la cancha, Colo – Colo ahora está a la baja.
Con la entrada de los Hernán Levy, de los Fede-
rico Valdés, de los José Yuraszek, de los Larraín y
Vial, de los Cristián Varela, de los Jorge Segovia,
de los Sergio Jadue y todo el tropel de especuladores
financieros que sólo vieron en el fútbol un gran ne-
gocio que no consideraba nada más que la danza
de millones de dólares y los números rojos o azules
de la bolsa, el fútbol nacional se deshumanizó. Per-
dió la sangre, la carne, la fuerza vital, la poesía,
le vendieron el alma futbolera al diablo verde del
mercado neoliberal. Así también los hinchas per-
dieron su calidad; en ninguna época el hincha chi-
leno importó menos que en ésta. Sólo cuenta como
“entrada vendida”, “abonado al CDF”, etc. El hin-
cha que era socio y a la vez podía participar desde
su sitial en la construcción de su club, ya no es tal,
el hincha se transformó un “cliente – espectador”,
sin derecho a pataleo y que sólo tiene opinión en
los estudios de mercado, donde sigue siendo un nú-
mero más de una estadística sin ningún ápice de
alma futbolera.
Con todo entonces, podemos decir que el fútbol
chileno se ha transformado en un punto más de la
influencia del sistema neoliberal. Si bien, al prin-
cipio, había una cierta resistencia a esto, en la úl-
tima década (2000- 2010) el proceso se aceleró y la
entrada de los vampíricos especuladores se desató.
El sistema transformó al ciudadano en consumi-
dor (ejemplo de esto es la creación SERNAC Fi-
nanciero) y en el fútbol se ve en paralelo el cambio
de hincha a abonado, que ya no cuenta tanto por
sus cánticos e identificación con el club, sino que
cuenta como número: de entradas vendidas, de
televidentes, de alza de acciones en la bolsa, etc.
El panorama actual es complejo, pues si bien se
agudiza la neoliberalización del fútbol criollo, la
resistencia social a esos procesos en otros ámbitos
(movimiento por la educación durante el 2011 y el
actual movimiento social en Aysén) entrega la es-
peranza de que el hincha resista y luche contra el
proceso de deshumanización neoliberal y volvamos
a disfrutar de la bella poesía futbolera y también
podamos decir: “Yo vi jugar a Jesús Trepiana”.
SOCIEDAD
1) Yo vi jugar a Jesús Trepiana, Erick Polhammer.
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RELEGADA EN SU infancia a las la-
bores de mano sin más conocimiento de
la educación que recibía en su casa, Inés
Echeverría creció resguardándose en sus
cuadernos íntimos que escribía en fran-
cés, ya que según ella, el idioma parisino era su clave
secreta a la cual solo ella podía acceder. Educada
bajo los parámetros burgueses que la mantenían en
la dulce burbuja del hogar, Inés, nieta de Andrés Be-
llo, conoció mejor el mundo que el dinero le podía pa-
gar mientras que con suerte habló en castellano con
la cocinera de la casa.
El matrimonio, los hijos, la costura y otras manuali-
dades la entretuvieron durante las primeras tres dé-
cadas, pero no fue esta después de cumplir los treinta
que Inés Echeverría vuelve de un viaje a París con
nuevos ideas y aires de emancipación. La moderni-
dad, las costumbres y los avances sociales y tecnológi-
cos la habían enamorado.
La perspectiva del modernismo que encandiló a Inés
y las nuevas tendencias culturales y sociales que al
otro lado del mundo se veían tan dispersas y lejanas,
promovieron una escritura transgresora y punzante,
lejos de la casi escritura de monja que había cultiva-
do entre las cuatro paredes que la vida burguesa le
ofrecía. Nace, entonces, la figura de una mujer mo-
derna llena de ideas y aires de emancipación. Inés
construye una nueva identidad: Iris, mujer disidente
y contestataria, pero sobretodo, moderna. Iris per-
sigue nuevos ideales que destacan por la condición
que juega la mujer dentro de la sociedad. Junto a
Por Sebastián Salinas
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GRANDES MUJERES
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Amanda Labarca se transforman en dos figuras que
sobrepasan los límites culturales, morales y sociales.
Aunque pertenece a cierto sector, transgrede y trai-
ciona los parámetros que la tuvieron 30 años sumida
en un sueño irreal. Y los transgrede en la medida en
que su identidad dialoga y se mueve dentro las co-
rrientes estéticas y culturales que estaban destinados
a los hombres.
LUCHA SOCIAL Y FEMINISTA
La escritora adopta un discurso que percibe nega-
tivamente a la oligarquía, los poderes que otorga el
dinero y la ostentación y asume la postura feminista
que se enfoca en dar dignidad a la figura femenina
desde la emancipación cultural y social. Subirse al
tren de la modernidad que pegaba fuerte durante
la transición de siglo y agarrarse fuerte constituía el
único medio para el cambio. Reconoce Iris, sin em-
bargo, que su posición social fue clave para llevar
acabo su empresa. La posibilidad de pasar largas
temporadas en el extranjero, conocer y relacionar-
se con otras culturas, pensar a la francesa, poder
pagar un juego de obras en una imprenta, sumar
compañeras a la causa y darse el lujo de mirar por
encima al hombre como collar de perlas, le ayuda-
ron a expandir su obra y su figura.
Iris utiliza la literatura (en sus formatos ficciona-
les y non tanto) como un lugar que se convierte en
espacio de mediación entre la cultura machista y
la lucha feminista social e intelectual. Propone un
nuevo status de la mujer que pasó de ser escándalo
a una bandera de guerra. Los hombres de ciencias y
los artistas positivistas tuvieron que lidiar con esta
mujer que abre paso a la nueva escritura femenina
que comenzará a dar sus frutos más maduros con
María Luisa Bombal, Mercedes Valdivieso o Marta
Brunet y que sería una nueva forma de lucha con el
feminismo militante de la década del 80.
MADUREZ INTELECTUAL
Iris logró muchos de sus objetivos: la creación de es-
pacios sociales, clubes, algunas especies de centros
de madres y mujeres; la publicación de sus obras
feministas, llenas de espiritualismo, transgresión y
sensualidad; la lucha incansable para que la mu-
jer saliera de la casa a trabajar, a ser parte de una
nueva sociedad,… La madurez que alcanza Iris se
refleja, por supuesto, en parte de su obra, que cul-
mina con su trilogía histórica Alborada. Atrás que-
dan los diarios íntimos, las crónicas de viajes, las
descripciones llenas de subjetivismo, las historias de
mujeres que transmutan en animales que no cual-
quiera doma. Esta madurez le permite a Iris alzarse
como la primera mujer académica de la Universi-
dad de Chile, instancia que la lleva a pronunciar
un discurso histórico “Iris en la Universidad. La
condición civil de la mujer”.
Luego de una vida llena de lucha a favor de las
mujeres y de escritura desplazada que ella transfor-
mó en su marca personal, Inés Echeverría Bello de
Larraín, Iris, hija de Electra o la mensajera de los
dioses, muere en Santiago en 1949 a la edad de 81
años.
“Para que la mujer piense necesita tener una confianza en sí misma, na-die la da seguridad en sus facultades, todos se la quitan. La ponen sobre la escena, pero le tiran los cordelitos por debajo y la mueven como a una muñeca, para servir fines que ella no sospecha.”
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SACUDETE EN TU TUMBA RAÚL MATAS O PEPE GUICHÉ QUE LA TV DE HOY
Por Cristian Aranguiz
EN LA ACTUALIDAD nadie pone en
cuestión la influencia de los medios en
general y de la televisión en particular, a
la hora de transmitir un universo simbó-
lico de referencia común, crear realidad
y generar pautas de comportamiento social.
Desde que los medios de comunicación permiten des-
vincular la interacción del espacio físico compartido
por los actores, los medios asumen un papel sociali-
zador junto con otras instancias intencionales a tales
efectos, como la familia o la escuela, y la acción del
medio. A partir de la implantación masiva de las
interacciones comunicativas con mediación tecnoló-
gica en la sociedad, se conforma un nuevo modo de
adquisición de conocimientos y experiencia del mun-
do, desligado del contacto directo con los otros.
La tendencia en la televisión, durante el último de-
cenio, ha sido la proliferación de un repertorio de
programas nuevos que aparecen en Chile hereda-
dos de fórmulas ensayadas en otros países de nues-
tro entorno próximo y Estados Unidos, que se suelen
denominar en conjunto reality shows. Se trata de un
repertorio amplio de programas muy controvertidos,
de difícil definición y en evolución continua, denosta-
dos por algunos, cuestionados por todos, que han re-
cibido apelaciones despectivas (telebasura), pero que
han alcanzado lugares de privilegio en las parrillas
de las cadenas (prime time) y gran éxito de audien-
cia, batiendo en algunos casos récords de audiencia
históricos en la televisión .
Su principal característica es que parten de la rea-
lidad, de la mano principalmente de sujetos anóni-
mos, pero con un tratamiento basado en la especta-
cularización que los aleja de ella y los convierte en
una construcción social y mediática no exenta de
valores e ideología. A partir de hechos reales, se cons-
truye un relato, verbal e icónico, con un alto grado de
espectacularización –intimidad, hiperemotividad,
dramatismo, dolor, violencia, sensacionalismo-, en el
que la gente común cobra protagonismo: contando
su historia personal (programas de testimonios o talk
shows), exponiendo sus conflictos y sus frustraciones
(programas de consultorio o confesionario), mostran-
do su vida cotidiana (docu-shows), haciendo un ejer-
cicio de autosuperación para alcanzar sus sueños
(concursos, realities de superación) etc. Y es precisa-
mente el hecho de que se trata de exponer testimonios
y mostrar la experiencia vital de personas comunes,
lo que los acerca al telespectador y Si es acertado
afirmar que una de las características de la televi-
sión actual es el protagonismo concedido a la gente
común, desde un repertorio amplio de programas en
los que se muestran, con distintos tratamientos y en-
foques, los entresijos de su realidad cotidiana, no es
menos exacto decir que se trata de una re-construc-
ción de esa realidad en la que se combinan elemen-
tos de drama, morbo, intimidad, hiperemotividad, de
probada eficacia desde el punto de vista de conseguir
grandes audiencias. Es decir, se trata de presentar la
realidad pero desde el punto de vista de lo inusual,
lo llamativo, lo insólito, los detalles íntimos, las emo-
ciones más vivas; en resumen, lo más sensacionalista
e impactante. La propia denominación que reciben
usualmente estos programas - reality show, talk show,
infoshow, docu-show, late night show, etc.- pone de
manifiesto este carácter espectacular: el show es lo
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que está concebido para ser mostrado, para llamar
la atención. Dicho tratamiento cumple esta función:
captar la atención del televidente que zappea conti-
nuamente y retenerle delante de la pantalla para que
no cambie de canal y asegurarse la audiencia que,
en última instancia, garantiza la supervivencia del
programa
Desde que la realidad se ha convertido en espectácu-
lo, todo referente tiene cabida en el ámbito de la tele-
visión. Las pantallas se han abierto a contenidos que
antes dudosamente hubieran tenido cabida en la te-
levisión generalista por escabrosos o sensacionalistas
y que hoy constituyen la línea predominante. El su-
puesto servicio público, y también el morbo, ha lleva-
do a algunos programas, a veces con gran despliegue
de medios, a la búsqueda de sujetos desaparecidos y
al reencuentro de personas separadas; reconciliacio-
nes entre familiares, amigos o cónyuges enfadados;
compañeros de trabajo y relaciones rotas que ven en
el programa un mediador capaz de recomponer los
lazos desgarrados por los avatares de la vida.
Las noticias y la información no escapan de esta ten-
dencia espectacular que ha contaminado también
a los programas de actualidad, reportajes y debate.
La presión por ganar audiencia hallevado a que la
distinción entre noticias y entretenimiento se diluya.
Los informativos de televisión han incluido en sus no-
ticias acontecimientos que en otro momento no hu-
biesen tenido cabida por morbosos o faltos de interés
periodístico, y que hoy constituyen una línea sobresa-
liente: sucesos insólitos, persecuciones espectaculares,
catástrofes menores pero llamativas, accidentes apa-
ratosos, escándalos e incluso frivolidades. Se prima
así lo más sorprendente, lo inusual, en suma lo espec-
tacular, en detrimento del rigor de la información y
su contextualización.
Lo secreto, lo íntimo, lo privado, siempre despierta
interés; la alegría como la tristeza o el dolor, resul-
tan atractivos para el otro porque todos podemos
padecerlos en algún momento. Compartir la intimi-
dad de un otro ausente proporciona empatía social
e integración y compensa de los efectos disgregado-
res del cambio en una sociedad que ha convertido
la pluralidad en relativismo axiológico. Pero el afán
desmedido por hipervisibilizar (con fines lucrativos)
incluso lo invisible –las emociones, los sentimientos,
las pasiones humanas convertidas en un produc-
to más de consumo tiene sus riesgos: insensibilizar
ante el dolor humano, producir una imagen distor-
sionada de la realidad, empobrecer la percepción
del mundo, magnificar la insignificancia y no dis-
cernir lo trivial de lo importante.
A menudo la justificación a estos contenidos se lle-
va a cabo desde el criterio último de la audiencia,
pero el hecho de que un programa goce de una acep-
tación masiva, no lo convierte en aceptable desde
el punto de vista de la calidad y deseable desde el
punto de vista de la sociedad. Aquel es un criterio
basado en la lógica del mercado que olvida las im-
plicaciones sociales, políticas, ideológicas y cultu-
rales que tiene cualquier producto comunicativo.
Conviene recordar que el discurso de la televisión
como todos los discursos sociales no es inocente, por
connotación, implicación y suposición, contiene
contenidos latentes (Morley, 1996) que conforman
simbólicamente la realidad.
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-¿cómo nace la idea de lanzar una nueva edición,
esta vez ampliada, de la obra de don oreste plath?
- La verdad que el Fondo de Cultura Económica
está interesado en reeditar la obra de Oreste Plath
y se dio en un momento preciso, ya con este libro lle-
vamos siete obras reeditadas. Ellos han tenido una
preocupación especial en cada una de ellas. Cada
editorial tiene su manera de presentar sus libros, y le
han puesto un plus especial, encargándole el diseño y
diagramación a AJÍCOLOR, además de unas por-
tadas de diferentes colores, se ha hecho una bibliogra-
fía mucha más completa, y este caso se han puesto
ochenta imágenes de fotografías, que le da una mejor
comprensión al público lector y se han agregado die-
cisiete animitas nuevas. En esta obra en especial se
visitó parte de las animitas de Santiago, Valparaíso
y Talca. Siempre van habiendo cambios, y muchas
veces los mudan de espacio físico los que están en los
cementerios, porque en un principio no se compraron
tumbas perpetuas.
- El trabajo que usted realiza, al incorporar nuevas
historias de animitas y notas al texto referentes a
nuevas visitas que realizó, es una especie de recorrido
turístico histórico-cultural por la memoria colectiva.
Señaló en alguna entrevista previa que casi se trans-
formó en una Agatha Christie. ¿Había realizado Ud.
visitas con don Oreste Plath mientras él realizaba la
investigación por allá por los años 70? ¿cómo fue ren-
contrarse con estos pequeños lugares que han estado
presentes desde hace tanto tiempo y redescubrirlas?
- Yo no diría que es turístico, sino que es parte de
nuestra identidad que todos los chilenos deberían
conocerlas, pero sí que es parte de nuestra historia
y cultura. Y que los que verdaderamente van a ellas
sienten un gran respecto, muchos de ellos se quedan
por bastante tiempo, comentándoles todo tipo de pro-
blemas o pedidos. Hoy mismo tuve que ir a una, y
estaban 3 generaciones juntas.
- Efectivamente en cada una de ellas muchas veces
hay una cantidad de historias, que es difícil llegar a
la verdad, así que hay que tratar de buscar las más
fuentes posible, como diarios, revistas de la época,
Registro Civil, etc. entonces se vuelve uno casi un
policía-detective.
- Desde muy pequeña acompañe a mi padre los
días domingo al Cementerio General, yo naci en
1946, y ya estaba Orlita, y se puede decir que vi
desde que pude darme cuenta la animita de Car-
mencita (1949), por estar enterrada justo al frente
de mi abuela Haydeé Leiva Torres, madre de Ores-
te, y siempre le deje una flor en su banca.
Por los años 70 yo no vivía con mis padres, así que
no vivi su peregrinar por ellas, pero si estos últi-
mos 14 meses que duró esta investigación. Fue más
emocionante el reencuentro con ellas hoy en día
- Imagino que muchas de estas animitas están
algo abandonadas ¿cree que la gente ha perdido
la fe en ellas?
- De las estudiadas en esta obra no me toco verlas
abandonadas. Muchas de ellas estaban cambiadas
(diría que todas para mejor), excepcionalmente sí
que en muchas los rayados hoy en día son más des-
ordenados. Otros cambios ya son por choque y tener
que rehacer sus casitas, otras habían crecido muchí-
simo más, otra anteriormente estaban en pleno cam-
po (descampado) y hoy estaban rodeadas de casas,
centro comercial o estadio. Dirían que me emociona-
ron mucho más ahora que antes.
- Los cambios culturales, la nueva forma de mirar
la vida de los jóvenes, las crisis sociales y sobretodo
la crisis de la fe de las personas ¿cómo cree que han
influido en las creencias populares? ¿Cree que ahora
más que nuca necesitamos “ver para creer”?
- Esta devoción tiene un grupo especial de devotos,
hoy 12 abril me tocó encontrarme con varias jóvenes
Por Sebastián Salinas
Reedición de este aclamado Libro de Oreste Plath, revisado por su hija Karen Müller para el Fondo de Cultura Económica.
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FONDO CULTURA
estudiantes, y siento que están desorientadas y nece-
sitan creer en algo y vienen a ver y creen en la ani-
mita elegida en general porque vino una amiga y se
van traspasando el dato. Las jóvenes vienen más en
grupo, que los adultos.
- Tuvo la posibilidad de encontrarse o re-encontraste
también con algunos devotos, ¿tiene alguna aprecia-
ción sobre el rol que siguen cumpliendo los devotos en
la preservación de la memoria y de estas casitas?
- En todas las animitas visitadas se encontraron de-
votos. Como ya comente anteriormente es un grupo
especial de personas, sencillamente el que no cree no
las visitan. Todos tienen un gran respecto y muchas
veces hacen sacrificios para entregarles algo.
- Muchas animitas existen físicamente pero no per-
manecen en la memoria de la gente. Miramos sin
mirar por las calles. ¿Cree usted que la cultura de las
animitas tenga fecha de expiración?
-
La gente es un poco despreocupada de su entorno,
pasan pero no las ven, pero el que tiene fe en ellas si
las encuentra. No creo que tenga fecha de expiración,
por el contrario creo que cada día la gente tiene más
necesidades y recurre a ellas.
Ahora algunas animitas se construyen sin el aire
misterioso de los santos populares o la fe que se de-
posita en ello, por ejemplo, he visto que muchas ani-
mitas tienen un rol de preservar el recuerdo más que
otorgar una carácter de santidad y devoción, ¿com-
parte usted esta idea?
- En general las animitas las hacen los vecinos del
sector que se sienten conmovidos por el hecho que
siempre es trágico. Yo diría que es una fe, puede pro-
fesar una religión o no, pero creen en esta alma.
- A propósito de lo anterior, sigue siendo interesan-
te el subtítulo de la obra “Hagiografía folclórica”.
¿cree, a su parecer, que las animitas siguen siendo
espacios donde descansen las almas de estos santos
populares? ¿o esta denominación ya parece alcan-
zar más a las animitas con historia, las famosas ca-
sitas de Emilio Dubois, Alicia Bon, Romualdito o
Carmencita, por ejemplo?
- Yo creo que todo lo que se llame animitas, vayan
más o menos personas tiene la misma connotación.
- ¿En qué manera usted aprecia el cruce entre moder-
nidad y fe? ¿Podríamos decir que la modernidad ha
opacado las antiguas creencias populares?
- En relación a las animitas creo que siempre tendrá
sus creyentes, a pesar de la modernidad.
- ¿Cómo aprecia que los medios de comunicación
afectan en las creencias de la gente? Si nos referimos,
por ejemplo, a lo ocurrido con el joven Daniel Zamu-
dio, y la masiva información de las redes sociales, es
muy probable que se erija una animita en el lugar
donde fue atacado.
- Es muy probable que Daniel Zamudio sea animita
en el Cementerio General, el día 12 de abril estaba
lleno de objetos y lo visitaron muchas personas en el
patio 100 entrando por la calle San José. Pero pienso
que también tiene otra connotación ser el abandera-
do de una causa, que todos conocemos.
- ¿Encuentra usted alguna relación entre las creen-
cias populares y el culto divino de estas animitas y la
edad de las personas? ¿Estamos, los jóvenes, dejando
en el olvido nuestra cultura? ¿Qué opina usted?
- Pienso que no hay edad para las creencias. No hay
necesidad de ser joven para dejarlas en el olvido,
puede tener cualquier edad. Sencillamente el que
no se interesa no se interesará jamás. O dirán que
no cree o no sabrán ni de que le están hablando.
Yo he hablado con muchísimas personas y no tienen
idea lo que es una animita.
- ¿Cómo se vive la cultura de las animitas en otros
países de Latinoamérica, a propósito del acápite pre-
sente en esta edición? ¿Tenemos una concepción dife-
rente de países como México, por ejemplo?
- Por ejemplo en Argentina nos superan, son unos
enormes santuarios como el de la Difunta Correa y
el Gauchito Gil. Pero no tantos países de América
tienen animitas, creo que Chile es el de más devoción
hacia ellas.
No veo por qué tenemos que tener otra concepción
diferente a la de México, unas son de los estudiantes,
“Efectivamente mi padre amo su país y quiso recoger su folclor recorriéndolo 35 veces y trato de explicarlo para que lo entendiera todo su público lector. Él siempre tuvo suerte en el reconocimiento de su obra, no conoció la era computacional, así que todo fue escrito a máquina”
Santiago 2012 / N°9
del amor, y en caso del país citado es del narcotrafi-
cante, pero no cambia el concepto.
- De todo el trabajo de recopilación de su padre y el
suyo también para la nueva edición de “L’animita”,
¿sabe usted si don Oreste Plath tenía alguna animita
preferida por la cual tuviera especial atención? ¿Y
usted recuerda alguna en especial?
- Yo pienso que el era enamorado de su trabajo de
investigación y se involucraba en cada una de ellas.
A mí me impacta dos de Valparaíso, Panchita, la
niña tirada viva en la Piedra Feliz después de haber
sido violada, y Manolito, por esa devoción de su ma-
dre en ponerle esos escritos gigantes desgarradores. Y
es la única animita que yo conozca que fue increpa-
do, robado y muerto por una mujer drogadicta.
- No podemos dejar de preguntarle un poco por don
Oreste Plath, quien señaló en una oportunidad
“Mis libros son de divulgación. No he querido ser un
erudito. Cuando publico un libro yo busco que la
gente de cualquier lugar diga: ‘esta leyenda es exac-
tamente así’ o ‘así la contaba mi abuelito’”. La lec-
tura de “L’animita” es muy amena y ligera y guarda
ese rasgo de oralidad. ¿Cómo ve usted hoy la obra de
don Oreste Plath? y ¿qué difusión espera tener con
las nuevas ediciones que ha lanzado y espera lanzar
el Fondo de Cultura Económica?
- Efectivamente mi padre amo su país y quiso reco-
ger su folclor recorriéndolo 35 veces y trato de expli-
carlo para que lo entendiera todo su público lector.
Él siempre tuvo suerte en el reconocimiento de su
obra, no conoció la era computacional, así que todo
fue escrito a máquina. Los tiempos han cambiado
estamos en el siglo XXI y hoy día es mucho más fácil
difundir las cosas con este medio llamado Internet,
Pienso que mi padre siempre estará vigente, y que
será siendo querido por su público como siempre,
pero lo importante ahora es que con Fondo de Cul-
tura Económica hay nuevos aportes, y lo conocerán
las nuevas generaciones, no olvidarse que el nació
el año 1907.
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UN PERIÓDICO / UNA CONVICCIÓN / UNA IDEA PELIGROSA
“Es muy probable que Daniel Zamudio sea animita en el Cementerio General, el día 12 de abril estaba lleno de objetos y lo visitaron muchas personas en el patio 100 entrando por la calle San José”
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MUCHO SE HA HABLADO des-
de el punto de vista de la farán-
dula y por cierto, desde el mundo
homosexual, de la polémica entre
Stefan Kramer y Jordi Castell, a
propósito de unas rutinas “elevadas de tono” que el
comediante habría hecho basado en el animador.
Pero nada se ha dicho desde el punto de vista del hu-
mor y la implicancia que tendría en materias cómi-
cas el que se sentara un precedente judicial sobre la
mímesis, o arte de la imitación.
Este 16 de marzo se realizará la audiencia que defi-
nirá si los populares rostros de tv llegan a un acuerdo
o se van a juicio por “injurias graves y reitiradas” de
parte del imitador hacia el fotógrafo. En la deman-
da Jordi señala que Kramer busca con sus rutinas
“confeccionar estereotipos sobre la homosexualidad y
en especial sobre su persona; que al imitarlo lo hace
ver como un fetichista, promiscuo, hipersexualizado
y acosador”, características que rechaza y constitui-
rían a su juicio, injurias, por lo que no ha dudado en
extorsionar públicamente al imitador amenazándo-
lo con mostrar fotografías íntimas que destruirían su
matrimonio.
Sin embargo, son esos mismos argumentos los que
avalan el gran trabajo cómico de Kramer, porque
precisamente desde que el mundo es mundo la come-
dia ha buscado confeccionar estereotipos basados en
la realidad para accionar. Estas son las herramien-
tas más fundamentales de la comedia, cuyo conoci-
miento popular en Chile parece remitirse exclusiva-
mente al vaudeville del teatro en Chilevisión.
La imitación, según el padre del teatro Aristóteles, es
el fin fundamental del arte, en cuyo ejercicio por re-
tratar lo más fielmente posible la realidad se utilizan
los rasgos más representativos o característicos de lo
imitado. Dentro de las artes de la representación, la
mímesis es fundamental en todo género y se ocupa
en la creación de personajes y estéticas independiente
del estilo al que estas se suscriban.
En el género cómico sin embargo, no basta con re-
presentar la realidad con fidelidad. La comedia es la
imitación de los hombres en su cotidianeidad, frente
a las dificultades de la vida misma, cuyos personajes
son movidos por sus propios vicios y defectos con el
fin de educar al pueblo a través de la risa. Por ello,
el estereotipo (definido como un modelo o patrón) se
ha utilizado desde siempre en los distintos estilos de-
rivados de la comedia, como una manera de teatrali-
zar aquello que necesitamos criticar y mejorar como
sociedad. No podemos hacer comedia sin exagerar
ciertos patrones, porque nuestros defectos aparecen
sutilmente en nuestro cotidiano. La comedia necesi-
ta visibilizarlos y trabaja con la depuración de los ca-
racteres hasta concebirlos como estereotipos. Sin ello,
no existirían “El avaro” o “El Tartufo” de Moliére,
las máscaras de la comedia del arte y las películas de
Cantinflas no tendrían el éxito del cual aún gozan.
Y por cierto, no podríamos ver en “Flordi Pastel” los
vicios del mundo hipersexualizado del cual es rostro.
Lo que no entiende Jordi es que fue materia prima
de una alegoría. Siempre el trabajo de un actor se
fundamenta en la realidad, pero el riesgo que corre
Kramer es que su trabajo de observación se basa en
personas públicas, resguardadas por instituciones
(en este caso el poderosísimo Movhil), y es a partir
de ellas que retrata y critica mucho más que el ego
personal del imitado, “mete la puntinta” en la televi-
sión, la política y la contingencia chilena de manera
magistral.
Lo argumentos de Jordi se transforman entonces en
la descripción absoluta de un excelente y profesional
trabajo cómico y que se falle a favor de Castell crea-
ría un precedente sobre el arte de la imitación que la
obligaría a sesgar su mirada exclusivamente en las
personas no públicas, aunque sean precisamente las
públicas y poderosas, las que han sido desde siempre
objeto de los cuestionamientos sociales.
Por Kjesed Faundes
TEATRO
LA CIUDAD SE HA transformado en
un espacio rudo y salvaje que refleja
las miles de personalidades que la cru-
zan a diario. Muchas de estas perso-
nalidades expresan su relación con el
espacio citadino con una de las más bellas artes:
la literatura. Pero nuestra relación con la ciudad
necesita de una chispa que encienda el deseo que
nos lleve a sentir ese placer casi orgásmico que es
escribir. Escribir una línea o cientos de ellas, bajo
un seudónimo, que convierta a una prostituta en
escritora de cuentos infantiles; saber que las pa-
labras pueden llegar a ser equilibradas o autóma-
tas y a la vez tan seductoramente peligrosas que
cualquiera puede convertirse en un detective o un
asesino literario… Con los últimos certámenes, es-
pecíficamente con el famosísimo Santiago en 100
palabras, la ciudad ha tenido una reinvención y
un reflorecimiento a través de la palabra, que no
tenía desde las nuevas tendencias de la novela
policial, donde el detective paseaba por las frías
calles de Santiago fumando un Derby y ahogando
la soledad y el deseo del contacto femenino en un
nightclub de mala fama.
Resulta interesante y misterioso a la vez com-
probar que son miles los nuevos escritores que se
mueven en las sombras. Escritores que escriben
secretamente en un cuaderno que guardan deba-
jo del colchón, otros que cambian un poema por
una moneda, otros que buscan la fama y se cue-
lan en cada tertulia literaria, aunque sólo par-
ticipen compadres intelectuales que no salen del
barrio Bellavista.
Pero, nos asalta una duda… ¿por qué ahora todo
el mundo escribe? Las temáticas que aborda la
escritura de estos NN son muchas y muy diver-
sas, pero poseen un eje central, un punto de con-
vergencia: la ciudad. ¿Responde esto a que somos
parte de la ciudad? ¿Representa la ciudad lo que
Y PARÓ… Esa ordinaria sencillez provinciana que me venía siguiendo como hedor desde el termi-
nal de buses, no debía notarse. Bajé las escaleras con la nariz altiva y la dignidad al tope y esperé
ese famoso “Metro” (respetuosa de la raya ama-rilla) en un estado artificial de santiaguina indi-
ferencia. Y con la misma indiferencia y el aplomo recién estrenado, levanté mi brazo derecho y lo hice parar.” ... Silvia Guajardo, 54 años, Santiago.
FRUSTRADA “Aunque quisiera dejar de ser virgen, ningún hombre me vendría a ver tan arriba.” ... Diego Quiroga, 23 años, Macul
somos? En parte sí, la ciudad forja nuestra iden-
tidad como seres individuales y al mismo tiempo
como un colectivo casi abstracto, ya que en rigor,
no conocemos a quien nos rodea. Esto se refleja no
sólo en la descripción sino en el trasfondo personal
e íntimo que tememos mostrar abiertamente, deve-
la nuestro espacio cerrado, pero que surge gracias
a las miles de caretas que podemos crear gracias
a la ficcionalidad. Y qué mejor oportunidad que
tener espacios gratuitos dónde atreverse a escribir
y la facilidad que existe hoy para mostrar este arte
(quiéralo o no, es arte). Nos referimos a la escritu-
ra en plataformas de Facebook, los blogs, Twitter,
etc., y las más usuales: antologías breves, palomas,
hojas de carta dobladas en cuatro…
La nueva literatura y la tecnología no sólo han
promovido la escritura creativa sino también la
proliferación de la minificción literaria, específi-
camente de microcuentos. La ciudad corre, todo
avanza a gran velocidad, cambia todo cambia
como dice la canción, miramos sin mirar, leemos
entre líneas, de reojo, sin prestar atención a los
códigos secretos de la urbe. Cuando llegamos a la
casa, ¿cuánto es lo que recordamos de lo que vi-
vimos día a día? ¿Cuántos letreros de comida rá-
pida vemos? ¿Cuántos mendigos nos encontramos
recorriendo la ciudad? Es como si la escritura, la
ficción y la literatura urbana se transformara en el
espacio donde podemos rencontrarnos con el entor-
no, con la Plaza Italia, con los juegos infantiles de
calle Brasil, con La piojera, con La virgen, con los
otros, con nosotros.
Salgamos a recorrer las calles, la ciudad, el Parque
Forestal, siéntese en un baño público y mira a su
alrededor: ¿cuántas dedicatorias, poemas de amor
e historias cochinas alcanza a leer? ¿Ve el micro-
cuento escrito a su lado en una banca del parque?
Reciba toda la lectura que llegue a sus manos,
léala, siéntala, créase el cuento. Comparta lo que
escribe, comparta con quien escribe y foméntese el
hábito de escribir y de leer. Y por último, déjeme
preguntarle, desocupado lector ¿escribe usted?
LITERATURASantiago 2012 / N°9
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