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Bahía Blanca, 27 de agosto de 2017
DOXOLOGÍA DIOS: EL OBJETO DE NUESTRA ALABANZA
Por Pr. Pablo Acha Baima
B A S E B Í B L I C A
Judas 1:24-25 (RVR60)
“(24) Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con
gran alegría, (25) al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y
por todos los siglos. Amén.”
I N T R O D U C C I Ó N
¿Alguna vez escribió una carta? Quizás es propio de los tiempos que corren la falta de interés por
dedicar tiempo a escribirle a alguien, poner esa hoja en un sobre y mandarla por correo.
Mi abuela, Elsa, solía contarme que en su época de juventud, cuando estaba de novia con mi abuelo
(Bautista), se enviaron muchas cartas el uno al otro. Él era marino así que en unos años de novios se vieron muy
pocos días y en verdad se conocieron más que nada por medio de cartas. En lo que se refiere a mi experiencia
personal, de adolescente mandé algunas cartas, aún por correo. Por el contrario a esta vieja tradición propia
de nuestros abuelos, hoy en día estamos acostumbrados a comunicarnos constantemente por medios virtuales,
como el correo electrónico y las redes sociales.
Usualmente, encontramos en una carta una estructura característica de este tipo de narración. Lleva
una presentación donde entramos en el tema, un desarrollo donde se tratan los temas a contar y una despedida
o cierre. En esta ocasión nos detendremos en la carta de Judas y puntualizaremos algunos aspectos de la misma.
¿Quién es el remitente? ¿Quién este Judas? Judas era un nombre popular en Palestina, en el Nuevo
Testamento se nombra a ocho Judas, pero éste Judas no es Judas Iscariote quien ya había muerto, sino que es
un hermano de Jesús.
¿A quién va dirigida? ¿Quiénes son los destinatarios? La carta escrita por Judas va dirigida a un
determinado grupo, no a una ciudad o los miembros de una Iglesia en un lugar específico.
Hoy vamos a centrarnos en el texto bíblico base que es el cierre de ésta carta. El escritor la carta termina
hablando de manera especial de Dios mismo. Describe y exalta a Dios de una manera fuerte y con
determinación, el título en la mayoría de las Biblias describe estos versículos como Doxología.
Por medio de esta reflexión la invitación es que usted y yo podamos hacer nuestra esta Doxología,
quizás con otras palabras pero con el mismo objeto de éste sermón, que es Dios.
¿Qué significa la palabra doxología?
Se compone de dos vocablos griegos que aparecen con frecuencia en el idioma original del Nuevo
Testamento.
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DOXA, que significa brillo, esplendor, gloria y, a veces, alabanza, honor como respuesta a Dios.
LOGOS, que significa palabra, expresión.
La palabra doxa expresa la gloria y el poder, la majestad y el esplendor de Dios. Originariamente se usó
para hacer referencia a la fama de alguien, su reputación. Esta expresión pone énfasis especial en la impresión
que deja en otros, es decir, es su manera de lucir.
D E S A R R O L L O
1. UNA DOXOLOGÍA EN PARTICULAR: LA DE JUDAS
Al concluir su carta, Judas expresa algunas palabras análogas entre sí de gran significado. Sin intención
de analizar en profundidad los matices de cada una de ellas, lo que se intentará rescatar seguidamente es que
toda alabanza que le atribuyamos a Dios debe surgir de un corazón sincero.
Judas 1:25 (RVR60) - Doxología
“al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los
siglos. Amén.”
Veamos algunos detalles de lo que expresa Judas:
“único y sabio Dios”
Reconoce que solo hay un Dios, lo declara como único y sabio. En otros pasajes de la Biblia vemos
referencias a tales atributos de Dios.
o Deuteronomio 6:4 (RVR60) – “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.”
o Salmos 18:31 (RVR60) – “Porque ¿Quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de
nuestro Dios?”
o Salmos 86:10 (RVR60) – “Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios.”
o Juan 17:3 (RVR60) – “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.”
o Isaías 40:13-14 (RVR60) – “(13) ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?
(14) ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó
ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?”
o 1 Corintios 2:16 (RVR60) – “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más
nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Doxología es la expresión verbal de lo que Dios es en sí mismo, es alabarle
declarando sus atributos y lo que representa para cada uno de nosotros.
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“nuestro Salvador”
Un Dios personal y propio, es decir, no solo el único Dios, sino mi Dios. Esto nos lleva a reflexionar que
alabar a Dios por lo que él es, habla de expresar lo que él es para nosotros. Aquel que conoce
personalmente a Dios, quien tiene una relación cercana con Él, no puede dejar de expresar Su gloria,
majestad, dominio, potencia, autoridad y soberanía.
“gloria”
En este contexto, es el reconocimiento de la absoluta dignidad de la persona de Dios, nos habla de su
perfección.
Aún se lo llama “Padre de gloria”.
o Efesios 1:17 (RVR60) – “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé
espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.”
“majestad”
Cuando este término se refiere a Dios indica dos cosas: (1) su exaltación expresada en una acción
asombrosa que revela su supremacía real; (2) su estado magnífico de Rey. La majestad combina fuerza,
luz, exaltación, grandeza, magnificencia y dignidad.
o Salmos 93:1 (RVR60) – “El Señor reina, vestido está de majestad; el Señor se ha vestido y ceñido
de poder; ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible.”
o 1 Crónicas 16:27 (RVR60) – “Gloria y majestad están delante de Él; poder y alegría en su
morada.”
“imperio” o dominio nos habla de su insuperable poder para hacer cumplir sus planes, la incomparable
eficacia y la firmeza inquebrantable de su palabra, y el carácter irresistible de su voluntad.
“potencia” o autoridad se refiere al ejercicio de su poder y de su derecho absoluto a usarlo. Es su poder
en acción; su poder no es arbitrario, no es dependiente de circunstancias.
Termina diciendo, “ahora y por todos los siglos. Amén”. Su gobierno no sólo es universal en su
extensión y absoluto en su poder, sino que abarca todas las edades habidas y por haber.
Los imperios del mundo tienen una evolución semejante a la vida del hombre: nacen, crecen, maduran,
envejecen y mueren. Aun yendo más allá, estamos acostumbrados a que todo esté sujeto a un proceso
degenerativo. Pero Dios nunca envejece, Su gloria nunca mengua, ni su poder decrece. Él es el Dios que no
cambia, cuyo reino no disminuirá nunca.
2. DOXOLOGÍA EN TRES TIEMPOS
Doxologías en el Antiguo Testamento
Encontramos expresiones de alabanza a Dios que podríamos llamar doxologías desde el Antiguo
Testamento.
Nuestra alabanza a Dios no surge de una circunstancia, no depende de las situaciones sino que una
correcta alabanza está centrada 100% en Dios mismo. Tal es el caso de David, quien en medio de un tiempo de
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persecución, escondido en una cueva expresa y exalta a Dios: “Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre
toda la tierra sea tu gloria.” Salmos 57:5 (RVR60). Asimismo, encontramos otras expresiones de David similares:
Salmos 41:13 (RVR60) – “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén.”
Salmos 72:18-19 (RVR60) – “(18) Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, El único que hace maravillas.
(19) Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.”
Pero quizás la Doxología más conocida es la del mismo David al final de sus días cuando expresa:
1 Crónicas 29:10-25 (RVR60)
“(10) Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo
David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. (11) Tuya es,
oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en
los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. (12) Las riquezas
y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el
hacer grande y el dar poder a todos. (13) Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso
nombre.
(14) Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas
semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”
Vemos a través de este pasaje que nada se trata de nosotros, todo está centrado en Dios y solo Él
merece toda alabanza y reconocimiento.
Doxologías en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, además de la que leímos en Judas, encontramos otras expresiones de
alabanza a Dios que podríamos llamar doxologías; y muchas nos guían a nosotros hoy como Iglesia.
Efesios 3:21 (RVR60) – “a Él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de
los siglos. Amén.”
Dentro de los seis valores que hemos establecido en nuestra Iglesia Asamblea de Dios, uno de ellos es
la Alabanza y Adoración como estilo de vida, porque creemos que no se trata del momento de canción y nada
más sino como una manera de vivir reconocimiento a Dios por lo que Él es en sí mismo y para cada uno de
nosotros.
Veamos otra expresión ahora del Apóstol Pablo a un joven obrero:
1 Timoteo 1:17 (RVR60) – “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea
honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Seguidamente, otra expresión ahora del Apóstol Pablo a los romanos:
Romanos 11:33b-36 (RVR60) – “(33)… ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
(34) Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? (35) ¿O quién le dio a él
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primero, para que le fuese recompensado? (36) porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. a
Él sea la gloria por los siglos. Amén.”
Otra vez: Nada se trata de nosotros, todo está centrado en Dios y solo Él merece toda alabanza y
reconocimiento.
Doxologías futuras
Pero no termina en éste tiempo sino que aún en el futuro y en la eternidad alabaremos a Dios
expresando este tipo de alabanza:
Apocalipsis 4:8-11 (RVR60) – “(8) Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por
dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios
Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. (9) Y siempre que aquellos seres vivientes dan
gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,
(10) los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive
por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: (11) Señor, digno eres de
recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron
creadas.”
Apocalipsis 5:11-14 (RVR60) – “(11) Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los
seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, (12) que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra,
la gloria y la alabanza. (13) Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra,
y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero,
sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. (14) Los cuatro seres vivientes
decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los
siglos de los siglos.”
Apocalipsis 7:11-12 (RVR60) – “(11) Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los
ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron
a Dios, (12) diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el
poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.”
Apocalipsis 19:1-2 (RVR60) – “(1) Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía:
¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; (2) porque sus juicios son
verdaderos y justos.”
El cielo se caracterizará por una constante y continua alabanza a Dios, debemos ir practicando desde
aquí y ahora.
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3. ¿NUESTRA ALABANZA MODIFICA LA GLORIA DE DIOS?
¿Qué sentido tiene desearle toda la gloria y majestad? Objetivamente, no podemos hacer nada para
que Dios tenga mayores atributos que los que ya tiene. Pero debemos saber que cuando el ser humano no
reconoce a Dios en toda su magnitud atenta contra sus derechos legítimos como Dios y Rey. Toda oposición o
indiferencia nuestra hacia su supremo derecho a reinar sobre todo —y, expresamente, sobre nuestras vidas—
hace violencia a su gloria, no de su esencia sino sobre nuestras vidas.
¿Recuerda la expresión de Judas?: “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad,
imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Versículo 25).
La palabra sea no aparece en el texto original, el cual dice sencillamente: al único Dios, gloria, majestad,
dominio. El texto, por lo tanto, expresa antes que nada una realidad ya existente e incontrovertible: Dios ostenta
la gloria y majestad del universo.
Pero, además, supone que aprobamos plenamente que sea así. Como muchos textos similares del
Antiguo Testamento, establece un hecho y nos invita a celebrarlo. Por ejemplo:
Salmo 96:10-11 (RVR60) – “(10) …Jehová reina… (11) Alégrense los cielos y regocíjese la tierra…”
Salmo 99:1-2 (RVR60) – “(1) Jehová reina; temblarán los pueblos. Él está sentado sobre los querubines,
se conmoverá la tierra. (2) Jehová en Sion es grande, y exaltado sobre todos los pueblos.”
¿Podremos decir en este momento “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad,
imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.”?
Cuando lo hacemos mostramos tres cosas:
Que creemos y afirmamos, en contra de la opinión de muchos, que la gloria, la majestad, el dominio y
la autoridad en este mundo pertenecen a Dios y que él ya la tiene.
Que el solo hecho de afirmar estas palabras en alabanza a Dios presupone que reconocemos los
derechos de Dios en nuestra vida: acatamos su dominio y nos sometemos a su autoridad.
Que celebramos y expresamos abiertamente que nuestro Dios reina.
C O N C L U S I Ó N
El deber y el privilegio más sublime del ser humano es el de glorificar y engrandecer a Dios en adoración,
en palabra, en canción y en hechos. No podemos acostumbrarnos a la majestad y grandeza de Dios, la forma
de que la religiosidad se rompa y haya una conciencia de ante quien estamos y a quien servimos se produce
con un encuentro real con el Supremo Dios y una constante relación personal con él.
Hay un término que se usa mucho hoy en día en cuanto a liderazgo y es relaciones significativas, habla
de romper con las relaciones superficiales haciendo foco en tener y mantener relaciones profundas con tiempo
de calidad y con involucramiento personal. Dios demanda que tengamos relaciones significativas con Él, Él se
merece todo.
Deuteronomio 10:21 (RVR60)
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“Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus
ojos han visto.”
Él es el motivo, la razón, para terminar hagamos nuestras las palabras de éstos hombres y reconozcamos
la grandeza de nuestro Dios: “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia,
ahora y por todos los siglos. Amén.” Judas 1:24-25 (RVR60).
Isaías 40:12-31 – El incomparable dios de Israel
“(12) ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo
de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? (13) ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová,
o le aconsejó enseñándole? (14) ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del
juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? (15) He aquí que las naciones le son como
la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace
desaparecer las islas como polvo. (16) Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el
sacrificio. (17) Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en
menos que nada, y que lo que no es. (18) ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le
compondréis? (19) El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de
plata. (20) El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le
haga una imagen de talla que no se mueva. (21) ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde
el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? (22) El está sentado sobre el círculo
de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega
como una tienda para morar. (23) El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace
como cosa vana. (24) Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como
si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino
los lleva como hojarasca. (25) ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. (26)
Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama
por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. (27) ¿Por qué
dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? (28)
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece,
ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. (29) El da esfuerzo al cansado, y
multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. (30) Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen; (31) pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
Una frase final:
“La doctrina y la doxología van juntas.
La adoración, separada de la sana doctrina, degenera en emocionalismo superficial.
La doctrina, separada de la verdadera adoración, cae en intelectualismo árido.”
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