EVALUACIÓN DEL LENGUAJE EN EL ADOLESCENTE
Flga. Falonn Contreras1
2007
INTRODUCCIÓN
El desarrollo del lenguaje continúa durante la adolescencia, sin embargo, se
establecen algunas particularidades que difieren de la evolución observada
durante los primeros años de vida. Las habilidades y logros que acontecen
durante la adolescencia son poco perceptibles al comparar edades cercanas,
debido a la lentitud del proceso de desarrollo, y no se advierten con claridad en
todos los niveles del lenguaje. De hecho, los niveles fonético-fonológico y
morfológico prácticamente no experimentan cambios, sin embargo, se manifiestan
avances y nuevas adquisiciones en los niveles sintáctico, semántico y pragmático
(Pavez, 1997).
Tabla 1. Desarrollo del lenguaje en la adolescencia.
DESARROLLO DEL LENGUAJE EN LA ADOLESCENCIA
SINTAXIS SEMÁNTICA PRAGMÁTICA
Aumento en la longitud de las
oraciones por uso de
construcciones en aposición.
Mayor uso y variedad de cláusulas.
Incremento en el uso de
mecanismos de cohesión
interoracionales (nexos).
Aumento del léxico abstracto y
especializado* (relacionado con los
contenidos escolares).
Manejo de expresiones en lenguaje
figurado** (modismos, proverbios y
metáforas).
Aumenta la habilidad para manejar
sinónimos y antónimos en un contexto
oracional.
Aumenta la habilidad para efectuar
inferencias a partir de un texto dado.
Aumenta la habilidad para usar el
lenguaje eficientemente en distintas
situaciones sociales.
Desarrollo de estrategias de
negociación interpersonal y
estrategias de persuasión.
Aumenta la habilidad para adecuarse
al interlocutor.
Desarrollo en el manejo de distintos
tipos de discurso (dialogal y
monologal).
* El aumento y precisión del léxico utilizado afecta principalmente a los verbos, de esta forma se amplían los
campos semánticos con más unidades léxicas y se hacen distinciones más finas usando rasgos semánticos
particulares y específicos (por ejemplo: “sostener”, “criticar”, “definir”, “conceder”, “ofrecer”).
** Habilidad metalingüística que permite inferir significados a partir del contexto y la situación.
1 Fonoaudióloga, Docente Escuela de Fonoaudiología, Universidad de Talca.
El desarrollo de nuevas competencias a nivel comunicativo y lingüístico se
manifiesta en cambios finos que afectan a aspectos específicos de cada nivel, los
cuales permiten al adolescente enfrentarse de manera adecuada a las exigencias
del mundo escolar. De esta forma, el lenguaje se convierte en un mediador
fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo cual no implica una
relación causa-efecto entre el aumento del desempeño lingüístico y una mejora en
el rendimiento escolar, pero constata una relación evidente (Pavez, 1997).
Las demandas escolares en la educación media exigen que el adolescente
maneje un vocabulario más abstracto y especializado, lo enfrenta a estructuras
sintácticas de mayor complejidad y le exige el manejo de habilidades relacionadas
con distintos tipos de discurso, cuyos contenidos no se encuentran
necesariamente vinculados a su experiencia. En esta etapa se produce, además,
un aumento significativo en la exigencia académica, mayor dedicación horaria y un
aumento importante en el número de asignaturas (Barrera, 2001). Por ello, los
jóvenes que presentan déficit en el desarrollo del lenguaje o limitaciones en
aspectos puntuales de este pueden evidenciar dificultades en su rendimiento
académico, pudiendo incluso presentar problemas conductuales o emocionales
relacionados con su déficit comunicativo (Pavez, 2001).
El éxito a nivel escolar requiere de un adecuado desarrollo de habilidades
verbales, por lo tanto, toda dificultad para analizar, sintetizar o apropiarse de la
información verbal (tanto oral como escrita) constituirá un importante factor de
riesgo que interviene en la realización de aprendizajes significativos dentro del
contexto escolar, influyendo de manera negativa en el rendimiento del sujeto.
Cuando hablamos de bajo rendimiento escolar (BRE) nos referimos a
calificaciones bajo la nota mínima de aprobación que establece la normativa del
MINEDUC o a calificaciones bajo el promedio del grupo curso. Se puede expresar
por dificultades en la adquisición de conocimientos o por problemas de adaptación
escolar; puede ser parcial (circunscrita a un área del aprendizaje) o masivo,
permanente o momentáneo, y puede tener una naturaleza diversa según la edad
en la que se constata. El BRE está influido por múltiples factores, entre los que se
incluye el nivel de desarrollo del lenguaje, considerando que este se convierte en
una herramienta por la cual los sujetos aprenden. Entre las posibles causas de
BRE podemos encontrar:
alteraciones del lenguaje en edades tempranas;
dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura (vinculadas o no al punto
anterior);
trastornos emocionales;
problemas metodológicos.
Los adolescentes que presentan dificultades en el rendimientos escolar suelen
expresar un bajo desempeño general o en algunas asignaturas como lenguaje y
comunicación, historia, matemática e idioma extranjero (Barrera, 2001). Dicho
desempeño puede verse acompañado por limitaciones lingüísticas, meta y
psicolingüísticas que se traducen en dificultades para apropiarse de la información
verbal (incorporarla a su estructura cognoscitiva), retransmitir la información (en
forma oral y escrita), realizar procesos de análisis y síntesis, y establecer
relaciones o asociaciones a partir de la información entregada.
Etapas del proceso de evaluación
La evaluación debe ser considerada como parte del proceso de intervención,
contribuyendo a la toma de decisiones y a regular el proceso de enseñanza
aprendizaje (Puyuelo y Rondal, 2003).
El plan de evaluación de las características comunicativas en el adolescente
debe seguir una serie de pasos que buscan dar orden y coherencia a este
proceso. Una primera etapa estará orientada a especificar el motivo de consulta,
recopilar antecedentes mediante la aplicación de una anamnesis detallada,
analizar informes de otros profesionales y realizar una observación clínica general
de nuestro cliente. Una segunda etapa buscará determinar los objetivos,
contenidos y procedimientos de nuestro programa de evaluación.
1. Motivo de consulta: información proporcionada por el cliente y/o personas
relacionadas con él (familiares, cuidadores, profesores, etc.) en relación a
alguna situación que desencadena la necesidad de consultar a un
profesional fonoaudiólogo. Generalmente la causa radica en problemas de
bajo rendimiento escolar detectados por la familia o un profesor, el cual
realiza la derivación pertinente. El motivo por el cual consulta nuestro
cliente será un elemento fundamental a considerar a la hora de formular
una hipótesis diagnóstica que de cuenta de la condición de normalidad o
alteración en una determinada área (lenguaje, habla, voz, audición),
orientando así nuestra anamnesis u obtención de información.
1. Anamnesis: entrevista semidirigida que pretende recopilar antecedentes
relevantes en relación a distintos aspectos de nuestro cliente y su familia.
Requiere de un clima de cordialidad y empatía en el cual el sujeto y su
acompañante sientan la confianza suficiente como para entregar al
terapeuta toda la información solicitada, en un proceso dinámico de
interacción que depende de las características particulares de cada cliente
y del contexto de evaluación. En el caso de un sujeto adolescente, debe
contener aspectos relacionados con el ámbito personal, familiar y escolar.
Este último contexto reviste especial relevancia en vista del aumento
significativo de las demandas escolares. Debe contemplar los siguientes
aspectos:
a. antecedentes personales (nombre, fecha de nacimiento, edad,
colegio, curso, etc.)
b. antecedentes familiares (nombre del padre, nombre de la madre,
ocupación del padre y de la madre, número de hermanos, etc.)
c. antecedentes mórbidos personales y familiares (trastornos de habla,
trastornos de lenguaje, trastornos de de aprendizaje, epilepsia, etc.)
d. antecedentes escolares (rendimiento escolar, repitencia, problemas
conductuales, etc.)
e. evaluación de otros profesionales (fonoaudiológica, psicológica,
psicopedagógica, neurológica, psiquiátrica u otra.)
f. tratamientos (especialidad, fecha, duración, causa, etc.)
g. medicamentos (nombre, dosis, fecha de prescripción, profesional por
el cual fue prescrito y fecha del último control médico)
h. sugerencias e indicaciones
i. observaciones
j. nombre del evaluador
3. Informes de otros profesionales: debe registrarse en la ficha fonoaudiológica
un resumen de la información contenida en los distintos informes
entregados por el cliente. Dichos documentos corresponden al resultado de
los procesos de evaluación en los cuales ha participado el sujeto.
4. Observación clínica general: procedimiento que pretende evaluar el
comportamiento y actitud general de nuestro cliente y su familia durante la
entrevista inicial. Es necesario prestar especial atención a las
características comunicativas tanto del sujeto como de su acompañante
(padre, madre o cuidador), el tipo de relación que se establece entre ambos
(vínculo), la forma de jerarquizar la información entregada (relevancia y
atingencia), la motivación por superar un eventual problema y las
expectativas en relación a una posible intervención fonoaudiológica.
Esta primera etapa busca identificar elementos que permitan elaborar una
hipótesis diagnóstica en relación a la existencia o no de alguna dificultad
comunicativa en el adolescente. Luego, se deberá responder a las siguientes
interrogantes:
¿PARA QUÉ EVALUAR? ¿QUÉ EVALUAR? ¿CÓMO EVALUAR?
Objetivos Contenidos Procedimientos
Objetivos de la evaluación
Determinar el rendimiento comunicativo de nuestro cliente: es necesario
caracterizar al sujeto en función de sus habilidades comunicativas,
considerando no sólo sus eventuales déficit sino también sus habilidades o
destrezas. Debemos determinar el desempeño de nuestro cliente en los
aspectos cognitivo y comunicativo-lingüísticos, para así dilucidar si existe o
no alteración en alguna de estas áreas y cómo se relacionan con su nivel
de funcionalidad en el ambiente escolar.
Determinar qué relación existe entre el rendimiento comunicativo observado
y el aprendizaje escolar del sujeto: debemos correlacionar las destrezas o
inhabilidades específicas detectadas con el desempeño escolar del sujeto,
lo cual implica conocer el desarrollo normal del lenguaje, cómo se
manifiestan los trastornos de la comunicación en la adolescencia, las
demandas de la vida escolar y los contenidos curriculares de la educación
básica y media (objetivos fundamentales y contenidos mínimos
obligatorios). Se busca, además, pesquisar necesidades educativas
especiales derivadas de un eventual déficit comunicativo- lingüístico o de
dificultades a nivel conductual o emocional. Una vez identificadas dichas
necesidades, corresponde delimitar las ayudas necesarias para lograr una
conducta más adaptativa al contexto (indicaciones, sugerencias o
derivaciones pertinentes a los servicios de apoyo y profesionales vinculados
al ambiente escolar).
Determinar el diagnóstico del cliente: debemos resumir en una categoría la
información recopilada y analizada en cada caso. Normalmente no se
maneja el concepto de trastorno del desarrollo del lenguaje en la
adolescencia (Pavez y Coloma, 1999), sin embargo, es una entidad
reconocida en países de habla inglesa (Pavez, 2001). Cuando se utiliza el
término genérico “déficit”, que refiere un rendimiento descendido respecto al
nivel de capacidad considerado normal, es recomendable especificar el
nivel lingüístico sobre el cual se aplica, con el fin de describir claramente los
aspectos comprometidos.
Determinar necesidades de intervención del cliente: debemos decidir si es
pertinente o no desarrollar un programa de intervención. De ser necesario,
corresponde establecer los objetivos de nuestra intervención, ya sea a nivel
de habilitación/rehabilitación, prevención, promoción o inclusión.
Determinar los objetivos de nuestro programa de intervención: los objetivos
de nuestra intervención deben ser coherentes con los hallazgos
encontrados durante el proceso de evaluación, buscando responder a las
demandas y necesidades tanto de nuestro cliente como de los contextos en
los cuales participa.
Contenidos de la evaluación
Se refiere a los aspectos que deben ser considerados en la evaluación para
determinar el desempeño del sujeto en una o más áreas de interés. En el
adolescente, implica la descripción de su conducta lingüística en los aspectos
productivos y perceptivos (principalmente a nivel semántico, sintáctico y
pragmático), dar cuenta de los procesos psicolingüísticos que facilitan el análisis y
síntesis de la información verbal (memoria, asociación y abstracción verbal),
explorar las habilidades implicadas en el manejo del discurso oral tanto
conversacional como monologal (narrativo, descriptivo, expositivo y
argumentativo) y obtener una aproximación de las habilidades metalingüísticas
necesarias para el aprendizaje escolar. Algunos instrumentos disponibles
actualmente en nuestro medio para la evaluación del sujeto adolescente y los
contenidos que estos consideran pueden ser encontrados en la tabla 2.
Instrumentos de evaluación
En la evaluación predictiva o inicial, la cual nos permite determinar el nivel de
competencia comunicativa del sujeto y su entorno, podemos utilizar gran variedad
de instrumentos que no son excluyentes sino complementarios a la hora de guiar
la planificación y toma de decisiones en función de una posible intervención
fonoaudiológica. Según Puyuelo y Rondal (2003), estos son: registros y análisis de
corpus narrativos, conversacionales y descriptivos, pruebas estandarizadas,
pruebas no estandarizadas, escalas evolutivas o de desarrollo, observación
sistematizada o semiestructurada y observación no sistematizada.
Las pruebas estructuradas son baterías de tareas o preguntas que intentan
obtener tipos particulares de respuesta y que deben realizarse bajo condiciones
controladas (por ejemplo, administración individual en un ambiente con escasos
distractores auditivos y visuales). Para poder aplicarlas, el sujeto a evaluar debe
cumplir con algunas condiciones mínimas: nivel de atención adecuado a los
requerimientos de las tareas solicitadas y un nivel mínimo de comprensión de
instrucciones. Si se modifican las condiciones para aplicar el instrumento, puede
variar el desempeño del sujeto y el puntaje no podría compararse con los valores
de referencia de la prueba. Ejemplos de este tipo de instrumento son: (a) Test de
Vocabulario en Imágenes (TEVI), (b) Batería de Lenguaje Objetiva y Criterial
(BLOC) y Procedimientos Para Evaluar Discurso (PREDI).
Las pruebas no estructuradas son instrumentos de evaluación (pautas de
evaluación, muestras de lenguaje, etc.) que no entregan criterios de referencia, sin
embargo, permiten caracterizar al sujeto respecto a su desempeño basal o su
rendimiento en una etapa específica del proceso de intervención en relación a un
área particular de interés. Entregan una mirada funcional del proceso de
comunicación, por lo tanto, son sumamente útiles para evaluar a los sujetos en
ambientes naturales y complementar las evaluaciones realizadas con instrumentos
estructurados. La Pauta de Evaluación Fonoaudiológica (PEF) para sujetos sobre
12 años, diseñada por Barrera y Varela (1991), es un ejemplo de este tipo de
instrumento aplicado a la evaluación del lenguaje en el adolescente.
Según el tipo de procedimiento aplicado, el posterior análisis de la información
puede ser cualitativo o cuantitativo. El primero implica (a) un análisis descriptivo
y/o comparativo del desempeño comunicativo del sujeto, (b) analizar el impacto de
las alteraciones detectadas en la interacción del sujeto con su entorno y (c)
analizar el impacto de las alteraciones en el enfrentamiento con nuevos
aprendizajes. Un análisis de tipo cuantitativo pretende (a) cuantificar las
eventuales alteraciones del sujeto y (b) establecer comparaciones con criterios de
referencia o normas entregadas por pruebas o test.
Tabla 2. Instrumentos de evaluación del lenguaje en adolescentes.
INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DEL LENGUAJE EN ADOLESCENTES
NOMBRE, AUTOR Y AÑO CONTENIDOS
Pauta de Evaluación
Fonoaudiológica (PEF),
Barrera y Varela (1991)
N. semántico: definiciones, relaciones de sinonimia y antonimia, evocación categorial y
lenguaje figurado.
N. morfosintáctico: construcción oracional, uso de cláusulas sindéticas, manejo del
discurso (narrativo, descriptivo y argumentativo) y comprensión de un relato oral.
N. pragmático: estrategias de negociación interpersonal.
Test de Vocabulario en
Imágenes (TEVI),
Echeverría, Herrera y Vega
(1996)
N. semántico: comprensión de vocabulario pasivo.
Batería de Lenguaje
Objetiva y Criterial (BLOC),
Puyuelo, Wiig, Renom y
Solanas
(1998)
Morfología: formas verbales regulares e irregulares, comparativos y superlativos,
sustantivos derivados, pronombres personales, reflexivos y posesivos.
Sintaxis: oraciones simples, voz pasiva, sujetos coordinados, objetos coordinados,
verbos coordinados, adjetivos coordinados, oraciones comparativas y oraciones
subordinadas.
Semántica: dativo, locativo, modificadores, cuantificadores y modificadores de tiempo y
sucesión.
Pragmática: Saludos y despedidas, requerimientos directos e indirectos de acción,
reclamo de atención, hacer comentarios, mostrar aprobación y desaprobación, ruego,
concesión, negar permiso, protestas y demandas de información.
Procedimientos Para
Evaluar Discurso (PREDI),
Pavez, Coloma, Maggiolo,
Martínez y Romero (2002)
Habilidades semánticas y aspectos básicos relacionados con el discurso:
a) Habilidad para encontrar sinónimos en un contexto oracional.
b) Habilidad para establecer relaciones semánticas coherentes a partir de un nexo.
c) Habilidad para encontrar antónimos en un contexto oracional.
d) Habilidad para establecer y explicitar formalmente relaciones semánticas coherentes
entre dos oraciones.
e) Habilidad para elaborar conceptos y proposiciones referidas a una situación
efectuando inferencias a partir de un texto.
Discurso narrativo.
Discurso descriptivo.
Contextos de evaluación
La obtención de información debe realizarse a partir de diversos contextos que
permitan analizar exhaustivamente la situación del sujeto, garantizando la máxima
fiabilidad de los datos obtenidos. Según Puyuelo y Rondal (2003) debemos
caracterizar al sujeto dentro de los contextos socioeducativo y familiar,
considerando diversas variables en cada uno de ellos. Dichos contextos se
interrelacionan e interactúan con las características individuales del sujeto,
debiendo ser analizada la competencia comunicativa tanto del entorno como del
adolescente y la interacción que se produce entre ambos.
Tabla 3. Contextos y variables a considerar en la evaluación fonoaudiológica del
adolescente.
CONTEXTO VARIABLES
Socioeducativo
Institución escolar: podemos obtener información acerca del proyecto educativo de
la institución educacional, su proyecto curricular, los criterios de promoción de los
alumnos, las propuestas de atención a la diversidad, etc.
Aula: programaciones, contenidos, estrategias, metodologías, recursos, etc.
Relaciones socioafectivas: dinámica del grupo, relaciones entre los alumnos,
relación alumno-profesor, etc.
Familiar
1. Estructura familiar, rutinas y patrones de interacción.
2. Valores implícitos y explícitos de la familia.
3. Actitud frente a las dificultades de su hijo(a).
4. Expectativas hacia su hijo(a).
5. Nivel y calidad de la comunicación.
6. Organización y dinámica de la vida cotidiana.
7. Relación afectiva entre los miembros de la familia.
8. Grado de autonomía que otorga a su hijo(a).
9. Estilo educativo.
10. Oportunidades y experiencias entregadas a su hijo(a).
11. Hábitos de alimentación, salud e higiene.
12. Condiciones y hábitos de trabajo en casa.
13. Actividades extraacadémicas.
14. Tiempo de ocio y actividades familiares conjuntas.
BIBIOGRAFÍA
Barrera, J. (2001): Desarrollo y alteraciones del lenguaje en escolares de
enseñanza básica y enseñanza media. Apunte de apoyo a la docencia.
Escuela de Fonoaudiología, Universidad de Chile.
Pavez, M.M. (2001): Trastorno del lenguaje y rendimiento escolar en
adolescentes. Actualización en Pedagogía: Dificultades, diagnóstico y
tratamiento en educación especial, Encuentro Nacional Universidad Católica
del Maule, pp 56-64.
Pavez, M.M. (1997): El Desarrollo del lenguaje en la adolescencia. Boletín de
Lenguaje, Comunicación y Creatividad, N°6, pp 43-50.
Puyuelo, M; Rondal, J. (2003): Manual de desarrollo y alteraciones del
lenguaje. Ed. Masson, Barcelona.
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