De entrada el autor nos desdice del propio término "población mundial" afirmando sin
remilgos que no existe: es un conglomerado sin significación, una suma de realidades tan
distintas que evocarlas es intentar mezclar un conglomerado de componentes absolutamente
distintos.
Guinea y Portugal tienen prácticamente el mismo nivel poblacional, 10,8 millones de
habitantes en un caso y 10,7 en el otro. ¿Hay que deducir de ello que ambos países ocupan
un lugar semejante en la demografía mundial?.
Los indicadores difieren: la tasa de crecimiento natural de Guinea es muy positiva (+3%), la de Portugal (-0,1%).
Presentar los indicadores es borrar de plumazo las dinámicas poblacionales propias de cada país: las de
aquellos con alta tasa de natalidad y baja esperanza de vida (como Níger y Mali) y las de los países cuya natalidad
es tan baja que no halla compensación en la tasa de mortalidad (como Rusia y Japón).
En el caso de Japón, con crecimiento anual en la tasa de mortalidad y sostenido al alza desde el año 2000 no se debe a comportamientos mortíferos o al deterioro de su sistema de salud, sino exclusivamente al envejecimiento.
El siglo XX es testigo de una evolución sin precedentes: la
población de la Tierra se cuadruplicó de 1600 millones en 1900 a 6100
millones en 2000.
La esperanza de vida pasó a duplicarse en un siglo pasando de los 37 años en 1900 a 69 años en 2010. Así en cincuenta años la población mundial aumentó en un 142%: de 2.500 millones en 1950 a 6.100
millones en 2000.
El envejicimiento será el fenómeno inédito del siglo XXI. Puede medirse o bien por el aumento de la proporción de personas
mayores: 5,2% en 1950, 7,6% en 2010 y 16,20% en 2050 según previsiones de la ONU; o bien por la evolución de la edad
mediana: 24 años en 1950, 29 años en 2010 y alrededor de 38 años en 2050.
Por arriba de dicha edad el aumento de la esperanza de vida amplia el círculo de la
tercera edad.
Por debajo el descenso de la fecundidad reduce sensiblemente el número de
jóvenes; sus efectos son especialemnte importantes en los países en fase de
"invierno demográfico", que es como se denomina a aquellos países donde la
fecundidad se ubica hace varias décadas por debajo del umbral de sustitución de generaciones (estimado en 2,1 hijos en
promedio por mujer)
Notas sobre un artículo de Gerard-François Dumont compilado por Bekaa