Resumen “Democracia, pero sin excesos” de Raúl Cremoux
A partir de 1988, el país comenzó a experimentar la llamada “transición democrática”. El
Partido de la Revolución Institucional perdía gubernaturas locales y, como ya es sabido, el
proceso electoral se conoció como el primer fraude electoral de la historia, llevado a cabo en
contra del recién nacido Partido de la Revolución Democrática.
En este contexto, el PRI desarrolló el Programa Nacional de Solidaridad con el objetivo de
rescatar los votos perdidos después de ese proceso electoral. Como estrategia implementada
únicamente para ganar votos, no se ocupaba de los aspectos importantes –la creación y el
reparto de la riqueza y el bienestar–, era una propuesta muy superficial que sólo atacaba los
efectos más visibles.
Raúl Cremoux afirma que no es “solidaridad” porque no hay congruencia entre la forma de
vida de los gobernantes –quienes proponen el programa y viven en la opulencia— y
gobernados –quienes tienen que sobrevivir con la ayuda de programas populistas—.
En virtud de ésto, el autor realiza un análisis del término “solidaridad” y concluye que, aunque
resulta atractivo, es también un concepto problemático, utilizado al azar y sin sustento por los
implementadores del programa. Esto porque connota una relación contractual entre los
individuos, pero sobre todo, se le asocia con el deber de la caridad. Evidentemente, esta
última acepción no concuerda con la idea oficial. Como afirma Ángel Sánchez de la Torre,
citado por Raúl Cremoux, “el término solidaridad suele ser empleado por dirigentes políticos
totalitarios o autoritarios para cubrir la efectiva ausencia de participación de los ciudadanos en
las decisiones políticas efectivas".
El laboratorio para probar PRONASOL fue el Estado de México, territorio que resultaba de
suma importancia para el PRI, ya que, si su candidato a la gubernatura –Pichardo Pagaza—no
ganaba las elecciones, la pérdida del estado significaría el hundimiento del PRI. Es importante
mencionar que ya había perdido los mandatos de distintos municipios del EdoMex en contra
del Partido Acción Nacional.
De aquí que Cremoux se pregunte ¿por qué un pueblo pauperado iba a votar a favor del
partido que lo llevó a la pobreza? En aquel tiempo –y hasta ahora— no se veía resultado
positivo alguno. La venta de empresas paraestatales a sólo 17 grupos empresariales en el país
desembocó en una economía monopólica y en un control del mercado. No se generó
competencia, sólo concentración de entidades.
Asimismo, es importante mencionar que PRONASOL viola el federalismo porque era
controlado desde la Presidencia de la República. De igual forma, sólo representaba un
populismo teocrático que versaba en la entrega de alimentos, en vez de promover verdaderas
políticas públicas de crecimiento económico, acompañadas de mayores empleos, distribución
de la riqueza, y la promoción de un salario justo y digno.
Como bien refiere Cremoux, Solidaridad era sólo un programa en contra de la pobreza, pero
de la pobreza de votos del PRI y el ascenso político de Carlos Salinas de Gortari. Ahora, el
gobierno de Enrique Peña Nieto trabaja bajo las mismas estrategias con Prospera. El “nuevo”
PRI.
Referencias:
Cremoux, Raúl. "Democracia, pero sin excesos" en Usos y abusos de la publicidad gubernamental.
Edición electrónica. pp. 119-135
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