IDENTIDADESEN LA COLECCIÓN DE PINTURA DE LAS CORTES DE ARAGÓN
Portada:
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ BERNAL
Retrato de Pierre Dupré, 1936
Óleo sobre madera
65 x 101 cm
EXPOSICIÓN ORGANIZADA CON LOS
FONDOS DE LAS CORTES DE ARAGÓN
PALACIO DE LA ALJAFERÍA
ZARAGOZA, DEL 22 DE DICIEMBRE DE 2015 AL 14 DE FEBRERO DE 2016
IDENTIDADESEN LA COLECCIÓN DE PINTURA DE LAS CORTES DE ARAGÓN
EN LA COLECCIÓN DE PINTURA DE LAS CORTES DE ARAGÓN
IDENTIDADES
LAS Cortes de Aragón nunca han sido ajenas a la creación contemporánea. Por ello,
durante décadas, desde los inicios del Parlamento aragonés, se ha ido creando un
fondo artístico donde encontramos la presencia de nombres emblemáticos dentro de la
creación del siglo XX, junto a jóvenes artistas cuyo trayecto no nos pasa desapercibido.
Los visitantes del palacio de la Aljafería contemplan, durante su visita, alguna de esas
obras artísticas, y son frecuentes los préstamos temporales que se efectúan de piezas
de la colección para que las mismas participen en exposiciones organizadas dentro y
fuera de nuestra Comunidad Autónoma.
Sin embargo, con el deseo de que se conozcan mejor los fondos pictóricos de este
Parlamento, ha existido siempre el compromiso y la voluntad de celebrar, periódicamen-
te, exposiciones dentro del palacio para plasmar lo anterior y acercar esos fondos a
quienes deseen tener un mayor conocimiento de los mismos.
En esa línea situamos esta muestra, «Identidades», donde los rasgos de una persona,
su mirada, los objetos cercanos o las señas necesarias que configuran un paisaje reve-
lan que la visión de un pintor enriquece la forma de contemplar la realidad, consciente
de que esta no es uniforme sino plural, algo que desde la creación pictórica se subra-
ya y evidencia.
ANTONIO COSCULLUELA BERGUAPresidente de las Cortes de Aragón
La colección artística del Parlamento de Ara-
gón es el resultado de casi treinta años de
adquisiciones, daciones y de la recepción de
un singular legado artístico. La conforman
desde 1984 cerca de cuatrocientas piezas,
casi en su totalidad pinturas, dibujos, graba-
dos y fotografías, de las que presentamos
ahora una apretada selección de doce obras
de once pintores.
En pasadas legislaturas se mostró, como hace-
mos en esta ocasión, una selección de artistas
aragoneses históricos o de generaciones
recientes de la colección según temas o ten-
dencias pictóricas, figurativas o abstractas.
Ahora, con este título de Identidades, hemos
querido referirnos a aquellas que el visitante
podrá conocer o deducir –si es que ya está
familiarizado con algunos de los autores–
desde esta breve muestra.
Identidades del sujeto y del objeto, empezaría-
mos diciendo desde un punto de vista filosófi-
co o aproximándonos a la referencia más con-
creta de un poderoso pensador moderno sobre
el arte y la estética como Hegel, donde se pue-
den distinguir una identidad puramente formal
del entendimiento y otra más rica y concreta
de la razón.
Desde la primera apreciaríamos unos paren-
tescos o afinidades en el modo de pintar de un
autor con los de algún estilo, movimiento o
incluso autor de su época. Desde la segunda,
sus obras se abren a otras consideraciones
enriquecedoras y plurales, como las visiones
de los que las adquirieron en su día para una
colección pública y de los que las contemplen
reunidas tal como hemos querido ofrecerlas a
los visitantes.
En ambas circunstancias, lo representado en
estos lienzos nos conduce ineludiblemente a
sus creadores, razones y sentimientos y al
momento en el que pintaron los lienzos que a
continuación vamos a comentar desde este
enfoque de las identidades, tantas, obvia-
mente, como autores, épocas y temas inter-
pretados.
IDENTIDADESPINTURAS ESCOGIDAS DE LA COLECCIÓN DE LAS CORTES DE ARAGÓN
Manuel García Guatas
FERMÍN AGUAYO
Tú y yo, 1952
Óleo sobre lienzo
152 x 162 cm
Por ejemplo, en estos cuatro retratos escogi-
dos: el del arquitecto Pierre Dupré, que pintó
González Bernal en 1936 en París, con un pre-
dominio del dibujo en la doble figura del retra-
tado, de medio cuerpo y detrás con un caballo
blanco ante un paisaje de siega, lo identifica
más con el realismo mágico o simbólico que
con el surrealismo de otros lienzos de años
precedentes.
El del agustino José de la Canal, historiador
decimonónico y autor de varios tomos de la
«España Sagrada», que no le libró de ser con-
finado por Fernando VII, tal como lo imaginó
Antonio Saura en 1978 a partir de un retrato
de busto atribuido a Goya, que vio Saura en el
Museo Lázaro Galdiano. Forma parte esta efi-
gie de la penúltima serie de retratos imagina-
rios que había iniciado este internacional crea-
dor aragonés en los años sesenta sobre
personajes históricos o de actualidad, que en
esta década siguiente dedicará a eclesiásticos
y teólogos luteranos y católicos.
En el retrato imaginario de Alicia, Baqué
Ximénez la presentaba en 1984 como una
derivación de las rubias niñas infantas velaz-
queñas, con mirada observadora entre jugue-
tes y muñecas que la rodean entre claroscu-
ros. Un ejercicio de renovación estética de
este entonces ya pintor mayor a partir del
expresionismo de colores como los de la gor-
guera y el lazo rojo sobre la rubia cabellera de
esta infanta-muñeca.
María Buil, en el lienzo pintado en 1999 con el
título Cuando se ha vencido el miedo I, quiso
representar la imagen entrañable, real y fami-
liar, de una anciana sentada impasible en el
interior de una habitación en semipenumbra,
en el umbral entre sombras, como la suya pro-
pia, y la luz que desde un ventanal se derrama
como una alfombra ante sus pies; metáfora de
un sereno estar entre la vida y la muerte des-
pués de haber vencido el miedo.
Las identidades de otras pinturas podemos
hallarlas no en un estilo o movimiento artístico
a los que solemos referirnos para identificar a
sus autores, sino en la interpretación de una
idea tan recurrente en buena parte de la pin-
tura contemporánea como, por ejemplo, la
fuerza del encuentro de una pareja, la fugaci-
dad del recorrido de otros o la soledad en que
se diluyen o integran las formas en un entorno
inanimado.
Así, Fermín Aguayo, en el lienzo Tú y Yo, que
pintó en 1952 en clave de la primera abstrac-
ción que se estaba haciendo en Zaragoza,
pocos meses antes de marchar a París para
no volver. Formaba parte de la decoración de
un establecimiento de comidas, con la que
saldó la cuenta de las suyas, donde parejas y
solitarios compartían el tiempo alrededor de
las mesas y también, como este joven pintor,
el drama a sus espaldas de aquella España
marcada por años de muerte, con su referen-
cia simbólica en otros dos lienzos mayores
que le acompañaban: A las cinco de la tarde
y Semana Santa.
Breve encuentro II es uno de los lienzos de la
serie que, en 1990, Gonzalo Tena abordó
sobre la ansiedad e incertidumbre sintetiza-
das en este encuentro de dos homúnculos
clavados en los extremos de un estrecho
camino-pasarela sobre la oscuridad envolven-
te y disolvente.
Esa misma identidad es la que, con otra icono-
grafía muy personal, quiso mostrar en 1985
Víctor Mira –convulso creador de formas y tex-
tos literarios– con el título Hilaturas: un
homúnculo como una aparición fantasmal,
sentado sobre un abismo azul en el borde de
una roca negra. Una variante más de la serie
de los solitarios e inaccesibles estilitas, como el
mítico San Simeón haciendo penitencia en lo
alto de una columna, tan recurrentes en sus
lienzos de esos años.
Reflexión personal es la que había planteado
en 1934 González Bernal en el lienzo Piedra
filosofal sobre el hombre en su soledad, pero
como parte de un paisaje de lejanías y de una
metamorfosis mineral de los que emerge esta
figura humana sin rostro y a medio cubrir con
un abrigo de terciopelo rojo. Probablemente su
obra más importante, de iconografía surrea-
lista, decididamente autónoma de la realidad,
expresada con una precisión caligráfica del
dibujo.
Una visión actualizada, pero en cierta medida
en relación genética con el surrealismo históri-
co es esta versión del poeta y pintor Fernández
Molina de su extensa exposición de 1990 en
esta sede de las Cortes, Naturaleza muerta en
el paisaje. Lo habitan figuras abigarradas,
inanimadas (casas, pradera, cifra, la cruz de
un campanario) pero animadas por un par de
ojos que todo lo ven, por un pez, un burro y un
gallo sobre un frutero entre los rostros del sol y
la luna en cada extremo. El autor se expresaba
con una frescura y viveza en identidad con los
poemas de Gloria Fuertes y de otros poetas y
pintores del postismo, sucedáneo hispano del
surrealismo de la posguerra. Es cierto que el
paisaje de aquellos años estaba poblado de
poetas, como Pinillos, Fernández Cueto y
Labordeta, quienes a comienzos de los seten-
ta introdujeron a Fernández Molina en Zarago-
za, y de pintores e ilustradores que manejaban
la fantasía y los colores desbordantes.
Ejemplos de identidad con lo cotidiano, pues
siempre que se habla de lo real nos referimos
a lo idéntico, nos lo muestran las pinturas tan
dispares de tres artistas diferentes como
Eduardo Salavera en su postimpresionista Silla
blanca, de 1983, una sumaria silla playera,
contemplada en picado, animada por un cojín
amarillo ante un fondo azul marino.
Pero el reverso de esta matissiana y placente-
ra serían los dos nocturnos coincidentes en un
mismo tema y año, pero divergentes en técni-
cas y en todo lo demás. El del autobús de via-
jeros del trayecto Zaragoza-Madrid que al final
del viaje engulle la terminal de la madrileña
estación Avenida de América. Experiencia per-
sonal y reflexiva sobre los viajes y tiempos de
espera en lugares despersonalizados del artis-
ta Ignacio Fortún en 2006. La segunda pintu-
ra, igualmente de este último año, es la visión
solitaria e irreal de Fernando Martín Godoy en
esta versión de un monumental Coche reduci-
do a una geometría de sombras y contrastes
de luces anaranjadas y grises al que, en el filo
entre figuración velada y abstracción, ha des-
pojado casi de la realidad del objeto y del espa-
cio en el que lo ha aparcado.
Un breve recorrido por esta exposición de la
mano de pintores históricos ya desaparecidos
o de generaciones recientes en activo, que nos
muestran sus identidades personales en el
tiempo en que pintaban y después escogieron
para esta colección institucional las personas
que han velado por su conservación y conti-
nuidad.
JOSÉ BAQUÉ XIMÉNEZ
Alicia, 1984
Técnica mixta sobre lienzo
101 x 81 cm
EDUARDO SALAVERA
La silla blanca, 1983
Óleo sobre lienzo
81 x 100 cm
MARÍA BUIL
Cuando se ha vencido el miedo I, 1999
Óleo sobre lienzo
150 x 150 cm
FERNANDO MARTÍN GODOY
Coche, 2006
Acrílico sobre lienzo
146 x 200 cm
IGNACIO FORTÚN
Avenida de América, 2006
Técnica mixta sobre zinc
94 x 73 cm
ANTONIO SAURA
Retrato imaginario de José de la Canal, 1978
Óleo sobre lienzo
130 x 97 cm
VÍCTOR MIRA
Hilatura, 1985
Óleo sobre lienzo
195 x 195 cm
Relación de obras expuestas
FERMÍN AGUAYO
Tú y yo, 1952
Óleo sobre lienzo
152 x 162 cm
JOSÉ BAQUÉ XIMÉNEZ
Alicia, 1984
Técnica mixta sobre lienzo
101 x 81 cm
MARÍA BUIL
Cuando se ha vencido el miedo I, 1999
Óleo sobre lienzo
150 x 150 cm
ANTONIO FERNÁNDEZ MOLINA
Naturaleza muerta en el paisaje, 1990
Técnica mixta sobre lienzo
116 x 148 cm
IGNACIO FORTÚN
Avenida de América, 2006
Técnica mixta sobre zinc
94 x 73 cm
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ BERNAL
Piedra filosofal, 1934
Óleo sobre lienzo
100 x 73 cm
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ BERNAL
Retrato de Pierre Dupré, 1936
Óleo sobre madera
65 x 101 cm
FERNANDO MARTÍN GODOY
Coche, 2006
Acrílico sobre lienzo
146 x 200 cm
VÍCTOR MIRA
Hilatura, 1985
Óleo sobre lienzo
195 x 195 cm
EDUARDO SALAVERA
La silla blanca, 1983
Óleo sobre lienzo
81 x 100 cm
ANTONIO SAURA
Retrato imaginario de José
de la Canal, 1978
Óleo sobre lienzo
130 x 97 cm
GONZALO TENA
Breve encuentro II, 1990
Óleo sobre lienzo
114 x 146 cm
© de la edición, Cortes de Aragón
© de los textos, sus autores
© Succession Antonio Saura / www.antoniosaura.org,
VEGAP, Zaragoza, 2015.
© Ignacio Fortún, VEGAP, Zaragoza, 2015.
© Víctor Mira, VEGAP, Zaragoza, 2015.
© Eduardo Salavera, VEGAP, Zaragoza, 2015.