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CORONA
DE ADVIENTO V i v i e n d o e l Ad v i e n t o e n a m o r
y c o m p a ñ í a d e l a V i r g e n M a r í a
Fr. José G. Delgado-Acosta OP
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Es el período de las cuatro
semanas antes de la Navidad. Este tiempo nos prepara inte-
riormente para la llegada de Nuestro Señor Jesucristo. Los
cristianos esperamos ansiosos la manifestación definitiva del
Señor. Él mismo nos dijo: Mira, vengo pronto (Ap 22, 7). Los
cristianos decimos ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22, 22). Este es
el significado fundamental de estos días.
La palabra Adviento significa «llegada» y claramente indica la actitud de vigilia y preparación de los cristianos. Nos dice el Apóstol San Pablo: Ustedes mismos saben perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Pero ustedes hermanos no vivan en la oscuridad, para que ese día no los sorprenda como ladrón, pues ustedes son hijos de la luz e hijos del día (1 Tes 5, 2. 4-5). Durante esos cuatro domingos que anteceden a la fiesta de
Navidad preparamos nuestra alma para recibir a Cristo y cele-
brar con Él su presencia entre nosotros. Tal, como lo afirma
San Juan: «Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,
14).
En este tiempo es muy característico pensar: ¿Cómo vamos a
celebrar la Noche Buena y el día de Navidad? ¿Con quién va-
mos a disfrutar estas fiestas? ¿Qué vamos a regalar? Pero todo
este ajetreo no tiene sentido si no consideramos que Cristo es
el festejado a quien tenemos que acompañar y agasajar. Cristo
quiere que le demos lo más preciado que tenemos: nuestra
propia vida y nuestro tiempo. Por lo que el período de Ad-
viento nos sirve para preparar ese regalo que Jesús quiere.
De ese modo los cristianos renovamos el deseo de recibir a
Cristo por medio de la oración, el sacrificio y la caridad.
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Nos ayudan los gestos y los símbolos. Por ejemplo, celebra-
mos el Adviento encendiendo una vela en el altar familiar cada
noche y haciendo una oración. Tu familia puede optar por
celebrar Adviento haciendo algo especial cada día. Al comien-
zo de este tiempo, elabora y escribe en pedacitos de papel, 24
maneras de celebrar la temporada. Pon todos estos papelitos
en una jarra o en un traste decorada para Navidad. Cada día
escoge una de las ideas, tómala del depósito. Pensando en las
actividades y participando de ellas en familia estarás fortale-
ciendo buenas costumbres y valores cristianos (Véase el dibujo
el Camino del Adviento).
Es un signo que expresa nuestra esperanza. Un signo es algo
que vemos pero que nos remite a algo más profundo, nos
hace ver con los ojos de la fe y el amor. Nosotros queremos
llenar la Corona de Adviento de un significado especial que
nos ayude a comprender el misterio de Dios.
Llamamos “Corona de Adviento” a la Corona de ramas de
pino, ciprés u otro material adecuado con cuatro velas en su
contorno y una en el centro, una para cada domingo. A cada
una de esas velas o candelas, se le asigna una virtud o propósi-
to que hay que mejorar y trabajar en esa semana, ejemplo: en
la primera, pedimos la virtud de la fe; en la segunda, la virtud
de la esperanza; en la tercera la virtud de la caridad. A la vez se
pueden trabajar valores como la tolerancia, el respeto, la paz;
eso dependerá de lo que la comunidad o la familia reunida
planeen. Durante los domingos de Adviento, la familia o la
comunidad se reúnen en torno a la Corona y hacen las medi-
taciones respectivas. Los lugares privilegiados para colocar la
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Corona es la Ermitas, el Templo Parroquial, el altar familiar o
la mesa donde se reúne la familia para compartir los alimentos.
LA CORONA DE ADVIENTO: tiene cuatro velas, que pue-
den ser de colores diferentes. Se recomienda que tengan los
cuatro colores litúrgicos (morado, verde, azul o rosado y
rojo), dejando el cirio blanco con decoración especial para
solemnidad de la Navidad, como quinta vela que se coloca en
el centro de la Corona.
LA LUZ DE LAS VELAS: inicia el camino, aleja el miedo y
favorece la comunicación. Es símbolo de Jesucristo que ilumi-
na la vida de familia. Es símbolo de la presencia permanente
de Dios que está en todo momento y en todo lugar, como luz,
Cristo está de día y de noche, en el camino y la montaña, en la
vida y en la muerte, en el silencio y el ruido. Es Dios quién lo
abraza todo con su luz. Como el sol en el día y la luna y las
estrellas por las noches.
Con las velas encendidas se espera que crezca la luz en el ca-
mino de la vida, la esperanza, y el compromiso cristiano. La
bendición que necesita nuestra Corona de Adviento es la dis-
posición de todos para preparar nuestra vida y nuestra casa
para esperar al Niño Dios que viene a invitarnos a vivir una
vida nueva.
LA CORONA EN CÍRCULO: representa la eternidad, sin
principio ni fin, como el Señor que existe por siempre. Dios
creador, salvador y santificador, dueño del tiempo y la eterni-
dad. (Ver figura del Año Litúrgico al final de este folleto).
INSTRUCCIONES BÁSICAS: Al reunirse la comunidad o la
familia en torno a la Corona, se designa a quienes participará
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como Guía, Lectores, y quienes encenderán las velas. Es im-
portante dar participación a todos. La celebración se inicia
haciendo una breve oración al Espíritu Santo, pidiendo su
presencia y ayuda.
Se encienden las velas de acuerdo al domingo que correspon-
da y se lee el Evangelio de dicho domingo. Después de guar-
dar silencio por uno o dos minutos cada uno de los participan-
tes podrá aportar sus comentarios.
Se recomienda que después de encender las velas se haga un
tiempo breve de silencio. Eso es indicación de que estamos en
la espera del Señor. En la tradición profética el silencio solem-
ne precede y anuncia la llegada del Señor (Ap 8,1): «Cuando el
Cordero abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo, como una media
hora…»
A continuación, el Guía invita a los participantes a hacer un
propósito personal. Con los niños pequeños, conviene que el
propósito sea muy sencillo y familiar. Cuando los niños son
más grandes, es conveniente respetar su intimidad y no obli-
garlos a decir su propósito si no quieren. Los propósitos no
deben ser ideales e inalcanzables, sino las pequeñas cosas que
por prisa o flojera no hacemos, aunque sabemos que nos ayu-
darían a vivir mejor.
Toda la familia se beneficia cuando sus miembros se deciden a
ser más puntuales, más generosos, más ordenados. Esto se
traduce en acciones que el niño puede comprender fácilmente
(por ejemplo, el orden: como «no dejar las cosas tiradas»). Es
conveniente que cada domingo se recuerde el compromiso
hecho ocho días antes. El cuarto domingo al encender la vela
color rojo, todos reflexionan sobre si se cumplieron los pro-
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pósitos o no y por qué (puede hacerse también la misma No-
che Buena).
Escriba sus propósitos del tiempo de Adviento
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(Se lee el primer día).
El Adviento marca el inicio del año litúrgico como el tiempo
de Dios. Él se hace presente en la vida de las personas y del
pueblo con el único propósito de darnos la salvación.
Aunque Dios ya se ha manifestado plenamente entre nosotros,
aguardamos su venida final. Con ese motivo los cristianos
celebrábamos el Nacimiento del Niño Jesús. Ese aconteci-
miento lo esperamos con un tiempo de preparación en cuatro
semanas previas a la Navidad, que se convierten en un periodo
de reflexión y de perdón.
El Adviento como tiempo de meditación y penitencia nos
ayuda a tomar conciencia de la «calidad de vida» que tenemos.
Como quien dice: «vivo de esta o de esta otra manera, pero no me sirve
para ser feliz. Debo cambiar el rumbo de mi vida». Este tiempo de
Dios es la oportunidad para renovar la vida presente delante
de quienes amamos y delante de Dios. Es volver a nacer a
partir de una vida reconciliada.
Es verdad que Dios está por manifestarse plenamente en el
tiempo futuro. Pero la mejor y más grande noticia es que se
está mostrando siempre, porque Dios camina con nosotros.
De lo que se trata en este tiempo de Adviento es de darle el
lugar a Dios para que nuestros hogares sientan su presencia.
Por tanto, el Adviento es el «chance» que Dios nos da para
reiniciarnos. Por eso hablamos en primera persona en estos
términos: «Adviento es renovarme con las mimas alegrías con
que empecé el proyecto que ahora hago realidad en la familia.
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Es renovar los propósitos de mi vida. Es retomar mis sueños
con nuevas fuerzas, porque muchas de las cosas que fueron
importantes ahora ya no lo son. Es el tiempo de renovarme
personalmente para presentarme dignamente delante la comu-
nidad de la que soy parte».
Medita en un momento de silencio
(La meditación se hace con los ojos cerrados y en silencio. Si
hay niños conviene leer despacio y que los pequeños vayan
repitiendo lo leído en frases cortas).
Di con el corazón:
Voy a comenzar una nueva vida. Repararé los daños que haya
hecho a las demás personas. Esta es mi oportunidad.
Señor, cuando te hablo sé que me miras y me dices: «Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguien escucha mi voz y me abre la puerta entraré a su casa y cenaré con él y él conmigo (Ap 3, 19-20). Señor, yo, te respondo y digo: ¡Entra Señor! cenemos juntos, quiero vivir en tu amistad. Quédate en mi casa, en mi familia y en mi comunidad de fe. Hoy que escucho tu voz deseo vivir con los más pequeños, a esos que tú amaste. Siento haber entendido tu palabra. Porque tú te has acercado a mí de una manera tan real como estar vivo. Tu presencia es capaz de cambiarme la vida, así como la luz aleja radicalmente la oscu-ridad. Señor, tu que eres el sol que alumbra hasta lo más pro-fundo de las almas quiero que alumbres mi corazón y atender tu voz cuando dices: Vengan a mí los que se sienten cargados y ago-biados, porque yo los aliviaré (Mt 11,28).
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PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO Pedimos la Virtud de la Fe
Vela color morado
INICIO
Guía: En el Nombre el Padre y del Hijo y del Espíri-
tu Santo. Amén.
Guía: Ven Espíritu Santo,
Todos: Llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.
Guía: Envía tu Espíritu creador.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
Guía: Oh Dios, que has iluminado los corazones de
tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su con-
suelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
BIENVENIDA Y BENDICIÓN DE LA CORONA
Guía: Una vez más nos reunimos, atendiendo al anuncio
de la llegada de Nuestro Señor. Se acerca la gran fiesta de Na-
vidad, la fiesta del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en
Belén y en cada uno de nuestros corazones. Preparémonos a
recibir al redentor del mundo reuniéndonos en torno a esta
Corona.
Bendice Señor, esta Corona, que sea para nosotros medio para
preparar nuestra alma y recibirte. Que en su forma veamos
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que tu eres la eternidad, el principio y el fin de todo cuanto
existe, y que su verde follaje nos recuerde la esperanza de lle-
gar a recibirte cuando vengas o nos llames a tu presencia. Te
lo pedimos en el nombre poderoso de Jesucristo Nuestro Se-
ñor. Amén. (Hacemos la señal de la Santa Cruz ).
Se enciende la primera vela color morado
(Se hace un breve silencio).
El color morado nos recuerda que esta época es
de reflexión y preparación. El color morado es
signo de penitencia. Lo usamos durante el tiem-
po de Cuaresma, Adviento y en los funerales o
al hacer memoria de nuestros fieles difuntos.
• Señor, que al ir encendiendo cada una de sus velas se disi-
pen las tinieblas del pecado y comience a clarear la luz de
tu presencia en nuestras almas. Que, por el espíritu de ora-
ción, penitencia y sacrificio, la claridad en nuestra vida nos
prepare para recibirte y anunciar tu presencia entre noso-
tros. Por eso te pedimos que aumentes en nosotros la Vir-
tud de la Fe, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
LA PALABRA DE DIOS
Guía: Escuchemos la palabra de Dios.
Lector: Lectura del Santo Evangelio (Se elige la lectura
correspondiente al ciclo y al año):
Ciclo A: Vigilad. San Mateo 24, 37-44 (2016, 2019 etc.)
Ciclo B: Despertad. San Marcos 13, 33-37 (2017, 2020 etc.)
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Ciclo C: Vivir despiertos. San Lucas 21, 25-28.34-36 (2018,
2021, etc.)
REFLEXIÓN
Guía: ¡Qué tiempo tan apto el del Adviento para meditar en la
grandeza de la vocación cristiana que se deriva del misterio de
la Encarnación del Hijo del Hombre! Delante de ese aconte-
cimiento: ¿Quién no se va a enamorar de Cristo, y entregarse a
Él gastando la vida en la dura y sublime tarea de la redención?
Comencemos por aceptar el reto de permanecer despiertos y
vigilantes.
Estar despiertos es permanecer atentos para interpretar las
señales de la presencia de Dios en el mundo, porque el día
definitivo de nuestra liberación se acerca. Atentos, y en ora-
ción para no ser sorprendidos. Que el poder y la astucia del
tentador no se imponga sobre nuestra actitud de espera. El
triunfo del bien está por llegar, la justicia está por imponerse,
porque en Cristo está puesta nuestra esperanza.
DIÁLOGO
(Después de un breve silencio el Guía debe motivar a los par-
ticipantes para que hagan comentarios sobre La Palabra escu-
chada. Para terminar este diálogo se invita a los presentes a
hacer un compromiso).
COMPROMISO
Guía: Pongámonos en presencia de Dios y meditemos:
¿Cómo voy a prepararme para vivir este período de espera del
Señor? ¿Tengo algún plan concreto para vivirlo en familia?
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Considera de manera especial un compromiso para fortalecer
la Virtud de la Fe.
(Se dejan unos momentos de reflexión. Después cada uno dice
su compromiso).
• Peticiones espontáneas: Responden todos. Ven, Señor Jesús.
(Inicia siempre el Guía).
• Padre nuestro…
• Dios te salve María, Hija de Dios Padre, alcánzanos Seño-
ra la virtud de la Fe, llena eres de gracia…
• Gloria al Padre…
DESPEDIDA
Recordatorio: Debemos trabajar el compromiso durante la
semana. Y pedir en las oraciones que el Señor nos conceda la
Virtud de la Fe.
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno
a esta Corona. Ayúdanos a vivir intensamente este tiempo de
Adviento y prepararnos adecuadamente para recibirte. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
(Se puede continuar la reunión con villancicos y juegos).
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SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO Pedimos la Virtud de la Esperanza
Vela color verde
INICIO
Guía: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espí-
ritu Santo. Amén.
Guía: Ven Espíritu Santo,
Todos: Llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.
Guía: Envía tu Espíritu Creador.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
Guía: Oh Dios, que has iluminado los corazones de
tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siembre del bien y gozar de su con-
suelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
BIENVENIDA
Guía: Una vez más nos reunimos atendiendo el anuncio
de la llegada de Nuestro Señor Jesucristo. Se acerca la gran
fiesta de Navidad, la fiesta del Nacimiento del Señor en Belén
y en cada uno de nuestros corazones. Que aumente la alegría
de recibir a nuestro Redentor reuniéndonos en torno a esta
Corona.
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Revisión del compromiso
(En este momento se comparten al menos dos vivencias sobre
el compromiso de la semana que recién termina).
Se enciende la segunda vela de color verde
(Se hace un breve silencio).
El color verde representa la vida, la esperanza y
el crecimiento. Este color se usa durante todos
los días cuando no hay celebraciones solemnes.
Nos recuerda la Historia de la Salvación. Dios
que hace camino con nosotros, como quien se
pone de nuestro lado y nos regala su amistad.
• Señor, que al ir encendiendo cada una de estas velas se
disipen las tinieblas del pecado y comience a clarear la luz
de tu presencia en nuestras almas. Que, por el espíritu de
oración, penitencia y sacrificio, la claridad en nuestra vida
nos prepare para recibirte y anunciar tu presencia en el
mundo. Por eso te pedimos que nos aumentes la Virtud de
la Esperanza. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
LA PALABRA DE DIOS
Guía: Escuchemos la palabra de Dios:
Lector: Lectura del Santo Evangelio (Se selecciona a lectu-
ra correspondiente al ciclo o año):
Ciclo A. Preparad el camino del Señor. San Mateo: 3, 1-12
(2016, 2019, etc.)
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Ciclo B. Comienza el Evangelio de Jesucristo. San Marcos Mc 1, 1-
8 (2017, 2020, etc.)
Ciclo C. Abrir el camino a Dios. San Lucas 3,1-6 (2018, 2021,
etc.)
REFLEXIÓN
Guía: El tiempo de Adviento es una llamada a la conver-
sión para preparar los caminos del Señor. El Señor ya no quie-
re nacer en una cueva, como en su primera venida, ahora quie-
re nacer en el corazón de quienes escuchan su palabra.
El requisito indispensable para acoger a Dios en la vida es
«enderezar los senderos». La conversión es, pues, necesaria
para que yo, tú, y todos, como mortales «veamos la salvación
de Dios». ¿Has pensado de qué manera debes preparar el ca-
mino del Señor? ¿Cómo enderezar tus caminos?
DIÁLOGO
(Después de un tiempo de silencio el Guía debe motivar a los
participantes para que hagan comentarios sobre La Palabra
escuchada. Para terminar este diálogo se invita a los presentes
a hacer un compromiso).
COMPROMISO
Guía: Pongámonos en la presencia de Dios y meditemos:
Al hacer contacto con Dios, a través de la oración o en la es-
cucha de su palabra, nos damos cuenta de lo que nos falta por
cambiar. La conversión es un proceso de todos los días, y tie-
ne sólo un límite: ser perfectos como el Padre Celestial.
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(Se dejan unos minutos de reflexión en silencio. Después cada
uno expresa su compromiso).
• Peticiones espontáneas: Responden todos. Ven, Señor
Jesús. (Inicia siempre el Guía).
• Padre Nuestro…
• Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, alcánzanos seño-
ra la Virtud de la Esperanza, llena eres de gracia…
• Gloria al Padre…
DESPEDIDA
Recordatorio: Debemos trabajar el compromiso durante la
semana. Y pedir en las oraciones que el Señor nos conceda la
Virtud de la Esperanza.
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno
a esta Corona. Ayúdanos a vivir intensamente este tiempo y
prepararnos para recibirte. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
(Se continúa la reunión con villancicos y juegos).
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TERCERA SEMANA DE ADVIENTO
Pedimos las Virtudes de la Caridad
Vela color rosado o azul
INICIO
Guía: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espí-
ritu Santo. Amén.
Guía: Ven Espíritu Santo,
Todos: Llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.
Guía: Oh Dios, que has iluminado los corazones de
tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su con-
suelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
BIENVENIDA
Guía: Una vez más nos reunimos, atendiendo al anuncio de
la llegada de Dios Nuestro Señor. Estamos a la puerta de la
gran fiesta de Navidad, fiesta de los cristianos. Ahora, nuestras
almas están renovadas. No puede ser para menos, el día gran-
de está cerca.
Revisión del compromiso
(En este momento se comparten al menos dos vivencias sobre
el compromiso de la semana pasada).
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Se enciende la cuarta vela de color rosado o azul.
(Se hace un breve silencio).
El tercer domingo de Adviento es llamado “domin-
go de gaudete”, o de la alegría, por la primera palabra
de la introducción de la Misa: Gaudete, es decir, re-
gocíjense. En esta fecha se permite la vestimenta
color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a
los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor.
En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela
rosada o azul. Los colores rosado o azul refieren María Santí-
sima. El Azul o rosado se usan en las solemnidades de María y
en el tercer domingo de Adviento.
• Señor, que al ir encendiendo cada una de sus velas se disi-
pen las tinieblas del pecado y comience a clarear la luz de
tu presencia en nuestras almas. Que, por el espíritu de ora-
ción, penitencia y sacrificio, la claridad en nuestra vida nos
prepare para recibirte y anunciar tu presencia entre noso-
tros. Por eso te pedimos que aumentes en nosotros la vir-
tud de la Caridad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
LA PALABRA DE DIOS
Guía: Escuchemos la palabra de Dios.
Lector: Lectura del Santo Evangelio (Se elige la lectura
correspondiente al ciclo y al año):
Ciclo A. Liberar la vida. San Mateo 11, 2-11 (2016,
2019, etc.)
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Ciclo B. Testigo de la luz. San Juan 1, 6-8. 19-28 (2017,
2020, etc.)
Ciclo C. ¿Qué podemos hacer? San Lucas 3, 10-18 (2018,
2021, etc.)
REFLEXIÓN
Guía: El Señor ha venido como el médico a curar las más
profundas heridas. Ha llegado como la sangre tras la herida. El
Señor sana hasta la peor de las enfermedades. En cambio, el
pecado es la infección sobre la herida, gran amenaza de muer-
te que puede llevarnos al infierno de la oscuridad infinita, y
vivir eternamente lejos de la presencia de Dios. Curemos la
herida del pecado con el ungüento que trae el Mesías.
Cultivemos aquellas actitudes que nos acerquen a la imagen
del Mesías, por ejemplo, aprender a vivir austeramente. Piensa
que no debieras tener aquellas cosas que subestimen a otras
personas, así, considera que no debieras tener muchos zapatos
delante de quien camina descalzo o exceso de comida delante
de quienes tienen hambre.
Nuestro Dios no es un Dios escondido: Él muestra su rostro
en los más pequeños y vulnerables. Siguen siendo los niños,
las mujeres, las viudas, los huérfanos, los ancianos, los enfer-
mos, y el campesino empobrecido, quienes nos indican la di-
rección por dónde Dios va haciendo camino.
Ya es hora de cambiar de mirada. No podemos oprimir o me-
nospreciar a nuestros empleados. Si creemos en el Dios de
Jesucristo debemos ser justos y más atentos con quienes mi-
ramos como inferiores a nosotros. Como dice el mismo Jesús:
«no exijan más de lo que está ordenado». Al ser bautizados
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con el Espíritu Santo y «con fuego», somos «criaturas nuevas»,
y tenemos la obligación de mostrar que somos de Dios y no
actuar de la misma manera de quienes siendo bautizados viven
como enemigos de Dios. Recordemos estas palabras de Juan
el Bautista: «Ya se empuña el rastrillo para limpiar su cosecha
y reunir el trigo en el granero, él quemará la paja en un fuego
que no se apaga».
No hay alegría si el corazón no está preparado para celebrar.
Ante la pregunta de las personas a Juan el Bautista, sobre «qué
debemos hacer», podemos responder, con actitudes como:
limpiar nuestro corazón, cambiar de conducta, dejar de que-
jarnos y hacer los cambios que «sólo yo puedo hacer». No se
trata de hacer grandes cambios, bastan pequeños cambios, los
suficientes para que todo lo que está en mi entorno cambie.
DIÁLOGO
(Después de unos momentos de silencio el Guía debe motivar
a los participantes para que hagan comentarios sobre La Pala-
bra escuchada. Para terminar este diálogo se invita a los pre-
sentes a hacer un compromiso).
COMPROMISO
Guía Pongámonos en la presencia de Dios y meditemos:
Señor, ayúdanos a permanecer en vela guardando la venida de
tu Hijo, con la lámpara encendidas de la Fe, de la Esperanza y
de la Caridad. ¿Tiene aceite mi lámpara? ¿Para cuánto tiempo?
(Se dejan unos minutos de reflexión en silencio. Después cada
quien dice su compromiso).
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• Peticiones espontáneas: Responden todos. Ven, Señor Jesús.
(Inicia siempre el Guía).
• Padre nuestro…
• Dios te salve María, Templo del Espíritu Santo, alcánza-
nos Señora la Virtud de la Caridad, llena eres de gracia…
• Gloria al Padre…
DESPEDIDA
Recordatorio: Debemos trabajar el compromiso durante la
semana. Y pedir en las oraciones que el Señor nos conceda la
Virtud de la Caridad.
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a
esta Corona. Ayúdanos a vivir intensamente este Adviento y
prepararnos para recibirte. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíri-
tu Santo. Amén.
(Se continúa la reunión con villancicos y juegos).
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CUARTA SEMANA DE ADVIENTO
Pedimos las virtudes de la Fe, la Esperanza y Ca-ridad
Vela color Rojo
INICIO
Guía: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espí-
ritu Santo. Amén.
Guía: Ven Espíritu Santo,
Todos: Llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.
Guía: Envía tu Espíritu creador.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
Guía: Oh Dios, que has iluminado los corazones de
tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su con-
suelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
BIENVENIDA
Guía: Una vez más nos reunimos, atendiendo al
anuncio de la llegada de Dios Nuestro Señor. Se acerca la gran
fiesta del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén y
en cada uno de nuestros corazones. Vean, la luz va creciendo
y con ello nuestra alegría. Preparémonos a recibir a nuestro
Salvador.
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Revisión del compromiso
(En este momento se comparten al menos dos vivencias sobre
el compromiso de la semana que termina).
Se enciende la cuarta vela de color rojo.
(Se hace un breve silencio).
El color rojo nos dice que Dios es amor. Amor
divino que está esparcido en el amor humano.
La Encarnación del Hijo de Dios hace com-
prensible esa verdad. Con razón el Señor quiso
dejarnos el «amor» como el mandamiento prin-
cipal. El rojo es el color que representa la sangre
de nuestro Señor, y la sangre de los mártires. Lo usamos
cuando conmemoramos su Muerte en la Santa Cruz y al
hacer memoria de los Santos que como Él dieron su vida.
• Señor, que al ir encendiendo cada una de estas velas se
disipen las tinieblas del pecado y comience a clarear la luz
de tu presencia en nuestras almas. Que, por el espíritu de
oración, penitencia y sacrificio, la claridad en nuestra vida
nos prepare para recibirte y anunciar tu presencia entre
nosotros. Por eso te pedimos que aumentes en nosotros
las virtudes de la Fe, de la Esperanza y la Caridad. Por
Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
LA PALABRA DE DIOS
Guía: Escuchemos la palabra de Dios.
Lector: Lectura del Santo Evangelio (Se elige la lectura
correspondiente al ciclo o al año):
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Ciclo A: El nombre de Jesús. San Mateo 1, 18-24 (2016, 2019,
etc.)
Ciclo B: Un anuncio gozoso. Lucas 1, 26-38 (2017, 2020, etc.)
Ciclo C: La Alegría de creer. San Lucas 1, 39-45 (2018, 2021,
etc.)
REFLEXIÓN
Guía: María era una jovencita con actitud orante e íntegra en
su modo de vivir. Si Dios se fijó en ella es porque estaba
adornada con la belleza que brota de esas virtudes. De ella se
habla como «persona de presencia». Es como esas almas que
al estar delante de ellas nos impresionan por sus características
físicas y por la bondad que irradian desde lo más hondo de su
ser. María tenía que ser una persona bella. Seguramente nunca
necesitó maquillaje ni ropas finas para parecerlo. Era bella en
sí misma.
Los vicios no pueden derribar las virtudes. Una persona vir-
tuosa difícilmente puede llegar a ser mala. Del mismo modo
quien ama no puede ser infiel.
María al ser escogida por el Señor nunca tomó una actitud
arrogante. Compartió ese regalo de la escogencia con su prima
Isabel. Con eso muestra que es persona virtuosa. Por eso de-
cimos que es la llena de gracias.
María nos sigue impresionando. Una jovencita sin mayor tras-
cendencia familiar y siendo una criatura como cualquiera de
nosotros, nos muestra el rostro cercano del Señor. Con lo cual
queda mostrado que todo aquello que parece imposible, puede
llegar a ser posible delante de Dios.
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DIÁLOGO
(Después de unos momentos de silencio el Guía debe motivar
a los participantes para que hagan comentarios sobre La Pala-
bra escuchada. Al terminar invita a hacer un compromiso).
COMPROMISO
Guía: Pongámonos en la presencia de Dios y meditemos:
María es la llena de gracias porque es una mujer virtuosa. De-
jémonos iluminar por su ejemplo. Queremos ser tan humanos
y bellos como ella. ¿Qué es lo que me falta? ¿De qué o de
quién depende que sea o no sea yo una persona con virtudes?
¿Eres de las personas que como Adán y Eva culpan a la ser-
piente de su propia desobediencia? ¿Eres suficientemente res-
ponsable con tus actitudes? Medita. Piensa en un compromi-
so. Ponte tareas concretas.
(Se dejan unos momentos de reflexión. Después cada uno
hace y dice su compromiso).
• Peticiones espontáneas: Responden todos. Ven, Señor
Jesús. (Inicia siempre el Guía).
• Padre Nuestro…
• Pedimos por intercesión de La Madre, que aumenten en
nosotros las Virtudes teologales.
1. Dios te Salve María, Esposa de Dios Padre aumen-
ta Señora en nosotros la Virtud de la Fe, llena eres
de gracia…
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2. Dios te Salve María, Madre de Dios Hijo, aumenta
en nosotros la Virtud de la Esperanza, llena eres
de gracia…
3. Dios te Salve María, Templo y Sagrario del Espíri-
tu Santo, te pedimos que aumentes en nosotros la
Virtud de la Caridad, llena eres de gracia…
DESPEDIDA
Recordatorio: Debemos trabajar el compromiso durante la
semana. Y pedir en las oraciones que el Señor nos conceda las
virtudes teologales de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a
esta Corona. Haz que la presencia de la Santísima Virgen Ma-
ría nos ayude a dar este último esfuerzo para estar listos y re-
cibirte. Permítenos acompañarle en su camino a Belén para
recibirte y encontrarnos contigo un día en la Patria Celestial, la
Jerusalén prometida. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu San-
to. Amén.
(Se continúa la reunión con villancicos y juegos).
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NOCHE DE NAVIDAD
Vela o Cirio color blanco con decoración especial (En el centro de la Corona)
INICIO
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíri-
tu Santo. Amén
Guía: Ven Espíritu Santo,
Todos: Llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos el fuego de tu amor.
Guía: Envía tu Espíritu creador.
Todos: Y renovarás la faz de la tierra.
Guía: Oh Dios, que has iluminado los corazones de
tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus
inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su con-
suelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
BIENVENIDA
Guía: Por fin nos reunimos como familia, para festejar la
realización de nuestra salvación al conmemorar una vez más el
nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo. ¡Alegrémonos! Por
tal motivo vamos a encender el Cirio o vela blanca con dora-
do, que está en el centro de la Corona, representa la luz que
nace de lo alto, es Jesús, el Niño que ha nacido. Esta es la no-
che de nuestra alegría. El niño Dios nace para nosotros y se
queda entre nosotros. Bendito sea el Señor.
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Revisión del compromiso
(En este momento se comparten al menos dos vivencias sobre
el compromiso de la semana).
Se enciende la vela de color blanco con dorada (que está
en el centro de la Corona).
(Se hace momento de silencio)
El color blanco con dorado nos hace presente a
Jesús, luz del mundo, verdad y blancura de Dios
entre nosotros. Luz resplandeciente que vence la
oscuridad de la muerte. Representa a Cristo
nacido, Él es el centro del universo, lo que nos
urge para alcanzar la felicidad en este mundo y
después de la muerte la Gloria Eterna que se nos ha pro-
metido.
LA PALABRA DE DIOS
Guía: Escuchemos la palabra de Dios:
Lector: El Nacimiento de Jesús. Lectura del Santo Evan-
gelio según San Lucas (Lc 2, 1-20).
REFLEXIÓN
Guía: Hoy es la noche de Navidad o Noche Buena. Una
persona especial ocupa nuestra atención, una mujer joven y
hermosa llamada María, casi desconocida para la mayoría de
los judíos. Dios, sin embargo, la eligió para que fuera la madre
de su hijo Jesucristo. Ella sostiene en sus brazos al autor de
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nuestra salvación. Con ella está José, el Padre de Jesús. Así
vemos a la familia de Nazaret mostrando al mundo a la familia
de Dios.
Dios ha cumplido sus promesas. Dios no es como aquellas
personas que hoy dicen «Sí» y mañana dicen «No». Dios no se
acomoda a sus intereses. Dios mira a su pueblo, y a quien le
busca y clama con sincero corazón.
Dios en la fragilidad de un niño ha nacido y habita junto a
nosotros. Es el «Profeta del Altísimo», porque prepara el ca-
mino, anuncia la salvación y perdona los pecados. Él es el «Sol
de lo alto», porque ilumina a quienes viven en tinieblas y en
sombras de muerte, y guía nuestros pasos por el camino de la
paz. ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena
voluntad!
DIÁLOGO
(Después de meditar en silencio, el Guía debe motivar a los
participantes para que hagan comentarios sobre el texto bíbli-
co. Al terminar este diálogo se invita a hacer un compromiso
personal).
COMPROMISO
Guía: Pongámonos en presencia de Dios y medite-
mos:
Al igual que la Santísima Madre, debiéramos estar dispuestos a
hacer la voluntad del Señor. Por eso preguntémonos: ¿He
cumplido los compromisos que me propuse? ¿De qué manera
los he cumplido? ¿En qué he tenido éxito? ¿En qué he mos-
trado flojera? ¿Estoy dispuesto a cumplir y ser fiel al igual que
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María? ¿Puedo reconocer la grandeza de Dios en los peque-
ños, los pobres y niños, tal y como lo hizo Zacarías en su hijo
Juan el Bautista?
(Se dejan unos momentos de reflexión. Después cada uno
habla de sus compromisos).
• Peticiones espontáneas: Responden todos. Quédate con
nosotros, Señor, en nuestro corazón renovado. (Inicia siempre el
Guía).
• Padre nuestro…
• Pedimos por intercesión de La Madre del Salvador, que
aumentes en nosotros las Virtudes teologales.
1) Dios te Salve María, Esposa de Dios Padre aumen-
ta en nosotros la Virtud de la Fe, llena eres de gra-
cia…
2) Dios te Salve María, Madre de Dios Hijo, aumenta
en nosotros la Virtud de la Esperanza, llena eres
de gracia…
3) Dios te Salve María, Templo y Sagrario del Espíri-
tu Santo, te pedimos que aumentes en nosotros la
Virtud de la Caridad, llena eres de gracia…
• Gloria al Padre…
DESPEDIDA
Guía: Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a
esta Corona que representa el misterio de la encarnación de tu
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Hijo Jesucristo. Y por este tiempo de Adviento y Navidad.
Gracias por enviarnos a tu Hijo y regalarnos la salvación.
Amén.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu San-
to. Amén.
(Se continúa la reunión con villancicos y juegos o pueden
compartir juntos la cena de Navidad brindando por la alegría y
la paz de la familia).
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BENDICION DEL NACIMIENTO
Guía: El Ángel del Señor anunció a María.
Todos: Y, concibió por obra y gracia del Espíritu San-
to.
Guía: He aquí la Esclava del Señor.
Todos: Hágase en mí según tu Palabra.
Guía: Y, el Verbo se hizo hombre.
Todos: y habitó entre nosotros.
Guía: Dios te Salve María…
(En este momento se coloca el Niño en el portal y se puede
rociar Agua Bendita sobre las personas presentes).
Guía: Amado Jesús, tu nacimiento fue manifestado a
la humanidad mediante una luz celestial.
Todos: Ayúdanos a abrirnos a la luz de tu vida que nos
guía.
Guía: Amado Jesús, tú fuiste una vez un niño peque-
ño y sentiste hambre y sed por los alimentos de este mundo.
Todos: Ayúdanos a compartir los bienes que tenemos.
Guía: Jesús amigo nuestro, tú que fuiste pobre y vi-
viste entre los pobres.
Todos: Ayúdanos a amar y ayudar a los más pobres de
nuestro pueblo.
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Guía: Oh Verbo hecho hombre, tú que naciste en
este mundo para llevarnos a la eterna felicidad.
Todos: Ayúdanos a llevar tu mensaje, la Buena Nueva,
con el ejemplo y el amor en nuestra familia.
Guía: Padre nuestro, bendice este nacimiento que es
símbolo del nacimiento de tu Hijo en la tierra. Ayúdanos, Pa-
dre, a verte a Ti en cada persona y acontecimiento de este
mundo, para que la fiesta de Navidad no sea solamente una
vez al año. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo quien siendo
Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es
Dios, por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
(Se termina la celebración con un canto de Navidad).
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VILLANCICOS
EL NIÑO DEL TAMBOR
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
al Redentor, al Redentor.
Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también,
y no poseo más que un viejo tambor.
(rom pom pom pom, rom pom pom pom)
¡En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor!
El camino que lleva a Belén
voy marcando con mi viejo tambor,
nada hay mejor que yo pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor
al Redentor, al Redentor.
Cuando Dios me vio tocando ante Él me sonrió
NOCHE DE PAZ
Noche de paz, noche de amor, Todo duerme en derredor.
Entre sus astros que esparcen su luz
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Bella anunciando al niñito Jesús Brilla la estrella de paz Brilla la estrella de paz.
Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor Sólo velan en la oscuridad
Los pastores que en el campo están; Y la estrella de Belén Y la estrella de Belén.
Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor; sobre el santo niño Jesús
Una estrella esparce su luz, Brilla sobre el Rey Brilla sobre el Rey.
Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor Fieles velando allí en Belén
Los pastores, la madre también. Y la estrella de paz Y la estrella de paz.
Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor. Entre sus astros que esparcen su luz
Bella anunciando al niñito Jesús Brilla la estrella de paz Brilla la estrella de paz
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C O R O N A D E A D V I E N T O
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Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios;
el que es, el que era,
el que viene, el Todopoderoso.
( Ap. 1, 8)