7/24/2019 Conoce La Biblia - Nuevo Testamento 07 - Introduccion Y Tesalonicenses
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I N T R O D U C C I N A L A S
E P S T O L A S P A U L I N A S .
1 .
a
y 2 .
a
A L O S T E S A L O N I C E N S E S
P. Bruce Vawter, C. M
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CONOCE LA BIBLIA: NUEVO TESTAMENTO
Una coleccin insustituible en cursil los bblicos, reuniones
de equipo, crculos de estudio...
Y para vivir
una autntica ESPIRITUALIDAD BBLICA
EVANGELIOS
HECHOS
EPSTOLAS
APOCALIPSIS
Firmas interna cionale s
Rigor cientf ico
Sencil lez asequible
Comentar ios pastorales
Un servicio editorial de SAL TERRAE
p a ra q u e t o d o s c o n o z c a n y v i v a n
LA PALABRA DE DIOS
CONOCE LA BIBLIA:
N U E V O T E S T A M E N T O
7
IdLCSla DE SAN
INTRODUCCIN A LAS
CARTAS PAULINAS
PRIMERA Y SEGUNDA
A LOS TESALONICENSES
Introduccin y Comentar
P
Bruce Vawter, C. M
S t . T homa s S e mi n
D e n v e r , C o l o r a
E D I T O R I A L S A L T E R R A E
S A N T A N D E R ( E s p a a )
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T r a d u c i d o del or igina l ingls , NKW T K S T A M E N T H K A D I N G
GUlDK:
In t r od u c t i on
to theP a u l i ne E p iH t le u .IT h e s s a l o n i a n s .II T h e a s a l o n i a n s
The I i turgica l Prese-Col legevi l le , Minnesota
Imprim Potest FRANCISCO DEBORJA
V I ZM A N O S,
S. J.
Prep. Prov. Cast i l la
Nihil Obstat: D R . AGAPITO AMIEVA
Censor
Imprimatur JAVIER AZAGRA
Vicar io Genera l
Santander,
16
Octubre
1965
E D I T O R I A L SA LT E R R A E "- S A N T A N D E R
P R I N T E D I N S P A I N
Depsi to lega l :
BU-
11 5
-
1966
N .o Rg t r o . : SA-134-65
HIJOS
DE
SANTIAGO RODHIGUEZ. Molinillo U. . BURGOS
N D I C E
#
P
Introduccin
alas
Cartas Paul inas
El pensamiento dePablo
Los escritos
de
Pablo
Introduccin a la1.
a
y2.
a
Carta alos Tesalonicenses ...
Texto
y
Comentario
de la1.
a
Car ta
TextoyCom entario de la2.
a
Carta
Pasajes usados
en las
lecturas
dela
Misa
Abreviaturas 1
Ayudasdeexamenyt em asdediscusin 1
N.
B.
La
t r a duc c i n del N. T.e s t t om a da de lave r s in e spa o
del P.Felipe deF u e n t e r r a b a, O. F.M. Cap.,publ icada porla E d i t o r
Verbo Divino.Este l la (Navar ra ) .
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULIN
EL PENSAMIENTO DE PABLO
Saulo de Tarso
"Circuncidado el octavo da, de la raza de Israel, de
tribu de Benjamn, hebreo, hijo de hebreos, y segn
ley, fariseo, y por el celo de ella perseguidor de la Igles
segn la justicia de la ley, irreprensible". (Fil3:5s).
describi el apstol Pablo en los ltimos das de su v
su estado anterior a la conversin en el camino de D
masco.
El Nuevo Testamento, que es en real idad nuestra n
fuente de informacin sobre la vida de San Pablo,
t iene para nosotros el inters de una biografa como
Consecuentemente, cualquier vida de Pablo debe ser
completa por necesidad y ha de componerse de varios t
tos,
algunos
de J05 cuales
son por su naturaleza
t o t
mente ocasionales. En real idad, la principal fuente s
los extensos "hechos" de Pablo, usados por San Lucas
los Actos de los Apstoles para describir el desarrollo
la joven Iglesia en el mundo gentil. Por razn del inte
por Pablo, o tambin a causa de la act ividad realmen
extraordinaria del Apstol, conocemos sobre l ms q
sobre cualquier otra persona que figure en la primera h
toria del Cristianismo.
Primeros aos
Pablo probablemente naci pocos aos despus de c
menzar la era cris t iana en Tarso de Cil icia, "ciudad i l
t r e "
(Act 21:39). Pue sto que era todava "jov en" cu an
ape drea ron a Esteb an (Act 7:58) suceso que oc ur
pocos aos despus de comenzar la Iglesia en Jerusaln
Pablo debi de nacer mientras nuestro Seor estaba
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
que "con la muerte de Rabban Gamaliel, el anciano, la
reverencia a la ley haba desaparecido, y la pureza y mo
deracin de la misma haban muerto". Ciertamente que
Pablo no aprendi de l esa forma de farisasmo frecuen
temente condenada en los Evangelios, la cual haba sust i
tuido el formalismo legalista por la religin espiritual y
que bastante frecuentemente terminaba en hipocresa.
El fariseo
En realidad el farisesmo cuando fue enseado por gran
des maestros como Hillel y Gamaliel, era la forma de
religin aceptada por la gran mayora de los judos como
la verdadera interpretacin del espri tu del Antiguo Tes
tamento. Combinaba la reverencia por los l ibros sagrados
con el reconocimiento de que la religin haba de ser un
modo actual de vivir, no permitiendo que se fosilizara en
los libros. Nuestro Seor en ms de una ocasin se puso
del lado de los fariseos contra sus principales rivales, los
saduceos, quienes se inclinaban al escepticismo en religin
y eran paganos en su pensamiento, orgullosos y ms inte
resados por este mundo que por el mundo del espri tu. Pa
blo, como vemos, siendo ya cristiano, miraba su educacin
estrictamente farisea como una nota de leg t imo orgullo.
El Evangelio tambin hace mencin de otros fariseos que
desde el principio fueron atrados por la doctrina de Nues
tro Seor y que le aceptaron como el prometido de Israel .
Por lo tanto si es un hecho innegable, del que el Nuevo
Testamento no nos deja duda, que el farisasmo en algu
nas ocasiones degener en un fanat ismo meramente na
cional is ta, no debemos olvidar que es igualmente verdad
el que tuvo en sus fi las dignos herederos de la ant igua re
velacin, quienes procuraban sinceramente conducirse de
manera i rreprensible en la presencia de Dios segn la
prctica de su Ley.
No hay razn para pensar que Pablo no fuera de igual
manera movido en su oposicin inicial al Cristianismo. No
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAUL INAS
tenemos ms informacin sobre su vida en Jerusaln
cuando era joven. Pudo haber tenido la oportunidad
ver a Jess, el Maestro de Galilea, en alguna de las visi
que Nuestro Seor hizo a la Ciudad Santa, y pudo ha
estado en la ciudad durante la Crucifixin, la Resurrecc
y el nacimiento de la Iglesia en el da de Pentecosts. S
embargo, sobre esto guardan silencio Lucas y Pablo y
puede presumir que l no tuvo contacto con la doctr
del Cristianismo hasta el debate del que surgi la gue
civil en las sinagogas de Jerusaln, algunos aos desp
de la muerte del Salvador. Entonces Pablo sali en
fensa de la ortodoxia juda contra una hereja peligro
y blasfema, como l pensaba.
En verdad, desde Pentecosts los cris t ianos de Jeru
ln haban estado soportando persecuciones espordica
host i l idades de sus compaeros los judos, mie ntras la Ig
sia iba extendiendo firmemente su influencia. Con el a
sina to de Esteban (Act 6:8-8:3) surgi en el prim er m
mento una evidente violencia y a continuacin una per
cucin en gran escala. La lucha comenz de man
caracterstica en las sinagogas de los judos grieg
(Act 6:8-11) a las que sin duda perteneci Esteban y Pab
Pablo aprob la mue rte de Esteb an (Act 7:60) y to
parte principal en la persecucin de los cris t ianos q
sigui.
La conversin de Pablo
Es probable que no mucho despus Pablo fue derrib
por la gracia en el camino hacia Damasco, y con ello
histrica marcha del Crist ianismo cambi irrevocabmente de curso por la providencia de Dios.
En su celo por reprimir el desarrollo de la secta c
tiana, Pablo consigui cartas de los altos sacerdotes
Jerusaln en las que se le recomendaba a las s inago
de Damasco para que pudiera con entera l ibertad bus
all a los judos cristianos. Nos da la impresin de que
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
se senta satisfecho del xito que obtuvo la persecucin en
Jerusaln y haba concluido que ahora er el momento
de apl icar las mismas medidas de represin en la princi
pal ciudad de la provincia romana de Siria- En estos
centros, impedidos de amenazar a la ortodoxia juda, el
movimiento bien podra cesar por falta de direccin. La
comunidad cris t iana de Damasco sin duda fue fundada
por los cristianos de Galilea de quienes conocemos poco,
aparte de los primeros captulos de los Evangelios Sinp
ticos.
La importancia dada a la conversin d Pablo se re
fleja en las t res diferentes narraciones que de el la apa
recen en los Hechos de los Apstoles (9:1-19; 22:4-21;
26:10-20). Estas narraciones se diferencian eA detalles m
nimos. Las diferencias probablemente son intencionales,
ya que los relatos en cada caso estn destinados a descri
bir la visin de Pablo en trminos tradicionales copiados
del Antiguo Testamento. La Bibl ia, como lo hace siempre,
relata lacnicamente y del modo ms simple y adecuado
al pensamiento humano, la revelacin divina hecha al
hombre. Lo cierto es que Pablo era consciente de que Je
ss de Nazaret, que haba muerto, todava viva, que le
haba hablado con autoridad divina y que en adelante
deba hacer su voluntad. "Cristo Jess me alcanz", haba
de escribir ms tarde (Fi l3:12). Esta experiencia de Jess
resuci tado iba a servir para l lamarle al apostolado y darle
el contenido de su mensaje apostlico. "No soy yo aps
tol? No he visto yo a Jess Nue stro Se or?" (I Cor 9:1).
Jess se le haba revelado identificndose con su Iglesia
perseguida. Aqu est la gnesis de una de l#s enseanzas
ms caractersticas de Pablo, el Cuerpo Mstico de Cristo.
Pablo continu su camino a Damasco pefo hecho otro
hom bre y con otras intenciones. En Damasco fue bau tizad o
por Ananas y se hizo cristiano.
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
Saulo cristiano
Naturalmente cris t ianos y judos se maravil laron cua
do Pablo se levant en la Sinagoga de Damasco, pero
para buscar a los judos cristianos y castigarles, si
para dar test imonio de su fe cris t iana y predicar a Jes
como Hijo de Dios. Poco a poco se fueron convencien
hasta aceptarle por lo que ahora era, para alegra de l
cristianos y creciente odio de sus enemigos.
Sabemos del mismo Pablo que entonces se ret i r a Ar
bia por un perodo indeterminado (Gal
1:17),
detalle q
no se narra en los Hechos de los Apstoles. No se nos di
dnde se retir y con qu fin lo hizo. "Arabia" puede si
nificar, y probablemente significa aqu, el territorio rur
nabateo, justamente al este de Damasco, fuera de la e
fera de influencia romana. Se puede pensar que Pablo
retir de los debates de la ciudad por un tiempo con
fin de prepararse con la oracin y la meditacin a su nu
va vocacin. De cualquier manera, volvi pronto a Dama
los judos de Damasco, dem ostrando que Jess es el Crist
(Act9:22). Aqu permaneci durante t res aos (Gal1:1
Por fin sus adversarios los judos forzaron su salida
le hubieran quitado la vida de haber podido hacerlo. Co
tando con la ayuda del representante local del rey
Nabatea, Aretas IV, determinaron cerrar las puertas
la ciudad para impedir su huida, cogindole as, a su p
cer, en la ciudad. Pero con la ayuda de sus hermanos
cris t ianos, Pablo huy de noche por encima de la mura
de la ciud ad y as escap con vida (II Cor 11:32; A
9:23-25). Se puede dar una fecha aproximada de este s
ceso,
ya que fcilmente pudo ocurrir del 37 d. C. o an
del 40 d. C. El emperador romano Tiberio, enemigo
carnizado de Aretas, no hubiera tolerado act ividad alg
na nabatea en o cerca de Damasco; s in embargo Tibe
muri en el ao 37 y Aretas en el 40,
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
De Damasc o Pablo se dirigi a Jerusal n (Act 9:26-29;
Gal 1:18 ss). Aqu, al principio, tambin fue recibido con
alguna desconfianza por los cristianos, quienes encontra
ron duro creer que el que antes era su ms encarnizado
enemigo, se haba hecho uno de ellos.
Pero Bernab que haba sobresalido en la Iglesia de
Jerusaln desde sus comienzos (Act4.-36) y que iba a ser
ms tarde su compaero de misiones, defendi a Pablo
y convenci a los dems cristianos de la sinceridad de su
conversin. De nuevo Pablo se puso a predicar el Cristia
nismo y a disputar especialmente con los judos griegos.
De nuevo, tambin, esto puso en peligro su vida y termin
por huir a Cilicia, su ciudad natal (Act9:30; Gal1:21).
Su apostolado en Tarso y Antioqua
Pablo iba a permanecer en Tarso varios aos. Sobre su
act ividad durante todo este t iempo carecemos de infor
macin, pero no sera difcil de imaginar por lo que, por
otra parte, conocemos del Apstol. Sin duda tuvo aqu ac
t ividades apostl icas y controversias; para un hombre tan
irreprensible como Pablo hubiera sido extrao no tener
las.
Pero probablemente la mayor parte del t iempo la
dedic a prepararse para un trabajo mucho mayor que se
le presentaba, asimilando lo que haba aprendido de los
apstoles Pedro y Santiago, con la ayuda de las luces
dadas por Dios y pensando sobre todas estas verdades
para sacar de el las sus deducciones ms profundas. Las
cartas que l ha escri to son test imonio de este su t rabajo
que le sirvi de preparacin.
Mientras tanto la predicacin del evangelio iba avan
zando a grandes pasos no slo en Judea sino tambin en
regiones muy distantes. Lo inmediato que nosotros cono
cemos de Pablo est en relacin con el establecimiento del
Cristianismo en Antioqua de Siria. Aqu se haban hecho
cristianos no slo judos sino tambin griegos, esto es
genti les . Bernab fue enviado a Antioqua como represen-
INTRODUCCION A LAS CARTAS PAULINAS
tante de la Iglesia de Jerusaln y llev consigo a Pabl
desde Tarso, para tomar parte en el nuevo trabajo de c
tequizar (Act 11:19-26). Durante un ao Pablo permanec
en Antioqua. Este trabajo con los primeros cristianos gen
tiles sera el presagio de la destacada vocacin de Pab
como Apstol de los Gentiles. Muy oportunamente indi
Lucas en los Hechos de los Apstoles que "fue en Anti
qua donde los discpulos fueron llamados por prime
vez "cristianos". Este ttulo, que les fue dado no por lo
judos, sino por los gentiles, indica la nueva dimensin qu
iba a tomar la Iglesia por medio del ministerio de Pabl
En este momento nos llega otro dato cronolgico, aun
que parcial, sobre la vida de Pablo. Al final de su estanc
en Antioqua, l y Bernab fueron a Jerusaln para con
solar a los cris t ianos de Judea que estaban experimentan
do el hambre que entonces se extenda por varios lugare
del Imperio Romano (Act 11:27-30). El texto seala que
hambre tuvo lugar durante el reinado del emperador Cla
dio,
y por lo tan to despus del 41 d. C. Adem s el his t
riador judo Flavio Josefo indica que el perodo del ham
bre en Palest ina fue bajo el gobierno de los procurador
Cuspius Fadus y Tiberius Alexander, i . e., entre el 44
45 d. C. Fue por lo tanto en este t iempo c uando Pablo ha
su segundo viaje a Jerusaln del cual no hace mencin e
sus cartas. Despus l y Bernab volvieron de nuevo a A
tioqua llevando consigo al joven Juan, ms conocido
la primitiva Iglesia con el nombre de Marcos y que e
primo de Bernab (Act 12:25).
Primer viaje misionero
Con el primer viaje misionero hecho en compaa
Bernab comienza en serio el t rabajo de Pablo. Desde es
momento los Hechos de los Apstoles dedican su atenci
de manera exclusiva a la act ividad misionera del gra
Apstol. Nos ha parecido til dividir la carrera apostli
de Pablo como lo hacen los Hechos, en tres viajes misi
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
eros y la etapa final hacia Roma con que termina Lucas
su obra. Sin embargo es dudoso que Pablo o Lucas con
cibieran la actividad misionera del Apstol como consis
tente en viajes, en el sentido de que tuviera una base fija
de operaciones fuera del lugar donde se hal laba t rabajan
do .
Ms bien las bases de operaciones se encontraban en
aquel preciso lugar donde suceda que se hal laba t raba
jando en sus viajes, s iempre impaciente como estaba de
llevar la Buena Nueva de la Salvacin a nuevos pueblos y
a nuevas regiones. El que haya vuelto sobre sus pasos al
guna que otra vez en sus jornadas misioneras es un de
tal le incidental . En cada caso tuvo sus razones para hac er
lo as , independientemente de toda idea de t rabajar par
t iendo para cada jornada de una base fi ja de operaciones.
En lo sucesivo, estaba destinado a realizar un viaje casi
continuo en la predicacin del Evangelio y en sus viajes,
Lucas haba visto figurado el movimiento de toda la Igle
sia de Cristo "an en los confines de la tierra" (Actl:8).
Lo que nosotros l lamamos primer viaje misionero, descrito en Act 13-14, probablemente sucedi entre los aos 45
a 49. Fue u n m odesto comienzo, a la vista de lo que Pab lo
iba a real izar posteriormente. Lucas ut i l iza tambin la
historia para mostrar la tal la creciente de Pablo en el
desarrollo de la Iglesia. Al comienzo de su hegemona
permanece evidentemente con Bernab; el nombre de ste
es mencionado el primero y el de Pablo el l t imo en la
lista d e los lderes de la Iglesia de A ntioqua (Ac t 13:1)
y el primer destino de los dos misioneros es Chipre, patria
de Bernab. Pero sin embargo al final del viaje no hay
duda de que Pablo es reconocido por todos como el alma
que dirige el trabajo de la evangelizacin.
Lucas tambin t iene ahora la oportunidad de comenzar
a llamarle Pablo, su nombre como Apstol de los gentiles,
puesto que hasta este momento ha aparecido siempre
como Saulo. No hay razn para pensar que Pablo cambi
su nombre slo en este preciso momento; ms bien, como
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
muchos judos de entonces y de ahora, tuvo de nacimie
to un nombre estrictamente judo en su caso el nomb
de su gran antecesor benjaminita, el primer rey de
rael y otro que era t raduccin o sonido similar, pa
usarlo en las relaciones con el mundo genti l . Ahora q
Pablo comienza a emerger como representante de la Ig
sia de los Gentiles, Lucas usa el nombre con el cual
Apstol sera conocido desde entonces. Ninguna otra co
se nos dice del trabajo de Pablo y Bernab en Chipre, e
cepto su encuentro con Elymas Bar-Jess, un judo co
sejero del procnsul romano Sergius Paulus. Atravesar
la is la de este a oeste, predica ndo en las sinagogas, a pare
temente con algn xi to, pues haban conseguido la am
tad del procnsul , ocasionando as la intervencin
Elymas.
Lucas concluye el episodio relatando que el procn
"crey y que estaba maravil lado de la doctrina del Seo
(Act 13:12). No es cierto si esto significa que se hizo cr
t iano.
Es posible, ya que el judaismo era una "religi
legal" en el Imperio Romano, y el Crist ianismo en e
t iempo no era mirado con desprecio como una secta d
judaismo. En el Museo Metropoli tano de Nueva Yo
hay una inscripcin griega procedente de Chipre, q
menciona a un cierto Quinto Sergio (el resto del nomb
est perdido) como procnsul en el t iempo del Empe
dor Claudio. Esto lo toman algunos como una referen
a Sergio Paulo. Pero ni aqu ni en ningn otro documen
contemporneo o escri to l i terario se da una informaci
concerniente a este hombre.
Apostolado en Asia Menor
De Chipre, Pablo y sus compaeros navegaron a la ve
na Asia Menor, a la costera ciudad de Perge de Panfll
Al parecer no permanecieron aqu mucho t iempo sino q
inmediatamente comenzaron a p lanear cmo proseg
ms al norte, a Antioqua de Pisidia. En ella Marcos
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
abandona y se vuelve a su casa, en Jerusaln. Por Act 15:38
sabemos que esta part ida fue ocasionada por cierto ren
cor a la oposicin de Pablo. Generalmente se piensa que
el rencor de Marcos no influy en los ambiciosos planes
de Pablo para esta jornada; s in embargo puede haber
ms en esta historia que nosotros no conocemos. Algunos
de los que sostienen que el pueblo de Antioqua y las otras
ciudades de este viaje, como Iconio, Listra y Derbe, son
los "Glatas", a los que Pablo se dirige en la carta que
lleva este nomb re, concluyen de Gal 4:13 que se apr esur
a ir a Antioqua despus de haberse puesto enfermo en
Perge. As lo que ocasion la salida de Marcos parece
haber s ido un cambio de plan por parte de Pablo.
Se supone en la narracin una corta permanencia en
Antioqua y en Iconio. En Antioqua, despus de predicar
una semana a los judos, se determin la manera de pro
ceder en el ministerio de Pablo. Cuando l y Bernab vie
ron la resistencia que se opona a la predicacin del Evan
gel io en la Sinagoga, pronunciaron las memorables pa
labras: "Era necesario que la palabra de Dios fuera
predicada primero a vosotros, pero puesto que vosotros
os mostris indignos de la vida eterna mirad cmo nos
volvemos a los gentiles" (Act 13:46). En A ntioqua y en
Iconio los judos enemigos y los gentiles finalmente influ
yeron en las autoridades de la ciudad para expulsar a los
misioneros; sin embargo sus xitos en la evangelizacin
fueron considerables.
Iconio es el escenario de la leyenda de Pablo y Tecla,
de tal manera que se hizo popular entre algunos herma
nos y en la Edad Media. La leyenda tal como est pre
sentada, no puede ser tomada como historia; s in em
bargo contiene algunos datos que pueden ser la base de
un hecho. En part icular la descripcin que se hace de
Pablo es lo bastante desagradable como para no venir de
testigos oculares, ms que de un posterior escritor de pia
dosa ficcin: "un hombre de moderada altura, con escaso
INTRODUCCIN A* LAS CARTAS PA ULINA S
pelo, pierna s arquea das, grand es ojos, cej i junto, y con u
nariz ms bien larga". Pablo en esta poca poda ten
cerca de los cuarenta aos.
En las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe, las lt
mas que iba a visitar Pablo en este "viaje", l y Berna
encont raron por pr imera vez un ambiente puramente p
gano.
Como acabamos de ver, ellos haban fijado su ate
cin en los genti les , pero hasta entonces slo haban t r
bajado con ellos por medio de la Sinagoga y con los ge
t i les que haban tenido algn conocimiento del monote
mo judo y de sus enseanz as m orales. En Listra los misi
neros fueron tenidos por dioses, y la predicacin de Pab
se hubo de l imitar a las ms elementales verdades rel
giosas (Act 14:10-17). Ms ta rde , despus de un tiemp
considerable, el apstol fue echado de la ciudad y con d
ficultad escap de la muerte a manos de los judos que
haban seguido desde Antioqua e Iconio.
Desde Derbe, Pablo y Bernab volvieron sobre sus pas
e hicieron de nuevo la visita a todas las ciudades del As
Menor que haban evangelizado, a pesar de la presenc
de sus enemigos en ellas. En Act 14:21, Lucas indica q
los nuevos cristianos estaban ya sufriendo la persecuci
estado que Pablo siempre consideraba normal en la Igl
sia. Desde el puerto de Atalia, cerca de Perge, volvier
navegando a Antioqua de Siria para informar a la Igl
sia de all sobre su sistema de admitir gentiles y los xit
que con el los tuvieron. Los misioneros haban viajado a
rededor de dos mil kilmetros.
El Concilio de Jerusaln
Lucas ha ordenado los Hechos de los Apstoles de m
nera local ms que estrictamente cronolgica; por
tanto, nosotros no estamos siempre del todo seguros
qu orden sucedieron en real idad determinados hecho
Sin embargo la mayora de los comentadores ident ific
el Concilio de Jeru sal n de Act 15:1-35 con la relaci n
7
2
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
Pablo de un viaje a Jerusaln catorce aos despus de su
conversin, como cuenta en Gal 2:1-10. Las dos narracio
nes estn descritas desde dos puntos de vista diferentes;
el de Pablo es muy personal, teniendo en cuenta su pro
pia parte en la predicacin del Evangelio a los gentiles;
pero los mismos hechos parecen estar en duda. Es posible
que suced ieran du ran te el ao 49 50 p. C.
No todos los judos cristianos estn contentos con la
poltica que ahora se identificaba con Pablo, de recibir a
los gentiles convertidos sin obligarles a someterse a la
circuncisin y a la prctica de la Ley Mosaica. Debemos
de tratar de entender la legt ima inquietud de algunos
de estos cristianos (aunque tambin Pablo deca que al
gunos de ellos eran "falsos hermanos"). Para el judo la
Ley haba sido durante largo tiempo, el seguro bastin
contra el mundo pagano. Si la Iglesia se haca ahora gen
til y abandonaba la Ley se podra asegurar que las prin
cipales mximas de moral , impuestas por la Ley perma
neceran inclumes? Se podra dividir la Ley, eligiendo
entre sus preceptos, para decidir lo que todava obligaba?
Estos eran despus de todo los primeros das de la Iglesia,
cuando muchos problemas como ste tenan que ser de
cididos bajo la inspiracin del Espritu Santo.
Posicin de Pablo
La postura propia de Pablo fue inequvocamente clara,
y fue su buen criterio el que prevaleci para beneficio
perpetuo de la Iglesia . Si el Crist ianismo hubiera perma
necido unido al judaismo jams hubiera l legado a ser de
hecho lo que ahora fundamentalmente es: una Iglesia
Catlica. Aunque la elevada doctrina juda sobre Dios y
su cdigo moral tan perfecto han influido durante largo
tiempo sobre algunos de los mejores espritus del mundo
pagano, su inf luencia ha sido notor iamente l imitada a
causa de la oposicin de los gentiles a someterse a la Ley y
a sus prescr ipciones r i tuales y hacerse de hecho miembros
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
de otra nacin. Cada consideracin prctica impela a
disociacin del Cristianismo de la Ley. Adems no hab
que atribuir la salvacin a la Ley que, como Pablo i
a describir ms tarde, haba sido el "pedagogo de Crist
sino ms bien deba de ser reconocida la obra realiza
por medio de Jesucristo exclusivamente. En sus car
Pablo desarrollara esta doctrina como una de las pied
fundamentales de su enseanza. En los Hechos se resu
en estas palabras dir igidas a Pedro: "Por qu tentar
Dios queriendo imponer sobre el cuello de los discpu
un yugo que ni nuestros padres ni nosotros fuimos
paces de soportar? Por la gracia de Jesucristo creem
ser salvos nosotros lo mismo que ellos" (15:10 ss).
Una vez que el problema se present en Antioqua
remitido a la Iglesia de Jerusaln, a la institucin q
tena la autoridad, y la solucin dada all fue la decla
cin de independencia del judaismo. Sera inti l ac
tuar la impo rtancia de esta decisin. Actl5 :20 ss, 28
nota que por invitacin de Santiago los cr ist ianos genles de Antioqua, Siria y Cilicia, que estaban viviendo
regiones ms intensamente habitadas por judos, fue
instruidos para obedecer a determinadas prescr ipcio
contenidas en Lv 17:8-13; 18:5-26, para no excitar la o
sicin juda innecesar iamente. Este no era un comprom
con la decisin a que se lleg, sino una medida purame
prctica que no llevaba consigo el sacrificio de ning
principio. Estas prescr ipciones levt icas fueron interp
tadas por los judos como obligatorias no slo para el
mismos sino para todos los gentiles que vivan en su m
dio. Pablo en Gal 2:10 aade que las autor idades de Je
saln le pidieron que "se acordase de los pobres, cosa
procur yo cumplir con mucha solicitud". Los pobres
cuestin eran los de la Iglesia de Jerusaln. En varias
sus car tas vemos cmo Pablo urge a los cr ist ianos gen ti
de las iglesias establecidas por l a ser generosos en c
tribuir a la colecta que ha de enviar a Jerusaln. E
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
t rabajo de la prct ica de la caridad se real izaba para dar
nfasis a la unidad esencial de la Iglesia, aunque los gen
tiles y los judos cristianos siguieron costumbres diferen
tes,
entre las que estaba su act i tud ante la ley mosaica.
As el problema se solucion de raz y Pablo qued
libre para predicar el Evangelio a los gentiles sin estar
l igado a las prescripciones acostumbradas. Sin embargo
pas mucho t iempo antes de que el problema se solucio
nara de hecho. Las cartas de Pablo son test imonio de el lo
respecto a los "judaizantes", que en todas las partes se
mantenan fuertes en las comunidades cris t ianas. Sin
duda muchos de el los estaban de buena fe, pero el deber
de Pablo era indicarles las complicaciones l t imas de sus
ideas que hubieran finalizado despojando a Cristo de su
t tulo de Salvador. Ms an, en el terreno prct ico, s in
duda muchos judos, aunque eran cris t ianos, encontraron
duro el reajustar su pensamiento despus de la larga t ra
dicin de la ley. En Gal 2:11-14, Pablo nos dice que incluso
Pedro visitando Antioqua poco despus del Concilio fue
incapaz de desafiar la opinin de sus compaeros judos
y tuvo que ser increpado por Pablo por su conducta ambi
gua respecto a los cristianos gentiles. "Si la justicia viene
de la ley concluy Pablo entonces Cristo ha muerto
en vano" (Gal 2:21).
Segundo viaje misionero
Con la aprobacin de la Iglesia madre para su misin,
Pablo pronto vuelve a ponerse en marcha desde Antio
qua. Su intencin primera fue el volver a andar el ca
mino recorrido en su primer viaje y as se lo propuso a
Be rnab . Sin embargo no fueron ca paces de pon erse de
acuerdo para que les acompaase Marcos, al tomar Ber
nab part ido por su famil iar, y como resul tado, Pablo
cambio sus planes (Act 15:36-41). Bernab y Marcos mar
charon a Chipre y nosotros no omos ms de el los en los
He cho s de los Apstoles. Pab lo sali, esta vez, por la ru ta
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
t rascontinental a visi tar las ciudades a donde haban l
gado en su ltimo viaje, Listra y Derbe. Consigo tom
Silas, personaje importante en la Iglesia de Jerusaln.
cual ha ba venido a An tioqua (Act 15:22). Como apare
ms tarde, Si las era como Pablo, ciudadano romano, hec
que probablemente influy en la eleccin de Pablo.
Listra tom tambin consigo al joven cris t iano Timot
(Act 16:1-3) que estaba destinado a ser su discpulo fav
ri to y su principal colaborador, el cual es mencionado
casi todas las epstolas de Pablo. Pablo circuncid a T
moteo, no como una concesin al principio que la ley m
saica requera para el cris t iano, s ino para hacer posible
ministerio entre los judos, quienes saban que la mad
de Timoteo era juda y le habran considerado en su
tado de incircuncisin como un apstata detestable.
El resto de la ruta de Pablo en el Asia Menor est su
to a discusiones. Lucas indica que ellos "pasaron a trav
del territorio de Frigia y Galacia" (Act 16:6). Si por "G
lacia" quiere indicar la provincia romana de este nomb
ellos estuvieron en Derbe, Listra e Iconio. Si quiere de
la regin conocida con este nombre en los t iempos an
riores,
Pablo hizo entonces un largo recorrido hacia
norte y este, del cual no tenemos informacin alguna. L
cas dice que "les impidi el Espri tu Santo hablar la pa
bra en la provincia de Asia". Evidentemente la intenci
de Pablo era dirigirse a Efeso, la ciudad principal de
provincia romana del Asia y blanco natural para su ce
una ciudad donde ms tarde iba a encontrar una Igle
floreciente. Pero por el momento era claro para l, p
algunos medios no revelados, que no era tiempo de que
fuera all . Tampoco le fue permitido entrar en Bitinia,
norte del Asia Menor. Por una ruta, pues, que no nos
enter am ente conocida, los misioneros se enco ntraron
Trad e, al noroe ste de la costa del Asia Menor (Act 16:7 s
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22
INTRODUCCIN
A LAS
CARTAS PAULINAS
Entrada en Europa
Fue en Trade donde Pablo tuvo el famoso sueo del
Macedonio
que le
suplicaba cruzara para ayudarles
(Act
16:9),
suceso
que
ma rca otra poca decisiva
en la
historia
dela Iglesia. Pablo reconoci la voluntad deDiosen esta
visin y tom la decisin de predicar el Evangelio en
Europa.
Act 16:10 marca
el
comienzo
de los
"pasajes-nosotros"
de este libro, donde los t rabajos de losmisioneros sedes
criben
en la
pr imera persona
del
plural . G eneralm ente
se ut i l izan stos para probar
que
Lucas,
el
autor, haba
vuelto
a ser
compaero
de
Pablo.
Sin
embargo puede sig
nificar que Lucas sim pleme nte ut i l iz como fuentes el
test imonio
de
algn otro compaero
de
Pablo. Sabemos
por o t ra par te
que
Lucas
fue
c ier tamente
uno de los
dis
cpulos
de
Pablo.
Por
razn
de que la
evangelizacin
de
Filipos se describe con mucho detal le, algunos han pen
sado
que el
mismo Lucas
era un
macedonio
a
quien Pablo
encontr
en
Trade (pareca
por
todos
los
hechos
que
haba sido gentil ) ,
y de
quien Pablo pudo haber recibido
la
primera sugerenciade ir aM acedonia.
En Filipos
Filipos, la principal ciudad de Macedonia, llegara a ser
el emplazamiento de una de lasIglesias favori tas de Pa
blo,
como sirve
de
test imonio
la
del icada carta dirigida
a
los
Filipenses. Fiel
a su
poltica
de
aproximarse pr ime
ram en t e
a los
judos, Pablo comenz
su
t rabajo
en el
lugar
de oracin
de los
judos. Evidentem ente
que los
judos
de
Filipos eran demasiado pocos y pob res pa ra m a n t ene r
una Sinagoga; sin embargo, como era normal , un grupo
de gentilesde la mejor posicin haban sido atradospor
la eminente religin
del
Judaismo. Entre el los e sta ba n
una
tal
Lidia, "vendedor
de
p rpu ra
en la
ciudad
de Tia-
t i ra", probablemente
una
rica mujer
a
quien Pablo haba
INTRODUCCIN
A LAS
CARTAS PAULINAS
baut izado
y en
cuya casa
se
hospedaban
los
misionero
Sin duda,por sumedio Pabloseaproximmsfcilmen
a
los
gentiles.
De manera paradjica, Pablo,quean ter iormen te hab
sufrido en m anos de los judos, en Filipos sufre nuev
cont ra t iempos al ser acusado de hacer prosel i t ismo
favor
de los
judos. Mientra s
el
Judaismo
fue
tolerado
p
las leyes romanas,
era
i l ci ta toda act ividad pa ra hac
conversos para
el
Judaismo entre los ciudadanos romano
los
de
Filipos, com o
es
na t u ra l ,
no
haca n dist incin ent
Judaismo y Crist ianismo, mirando a ste comouna sec
del primero. En todo caso, la acusacin contra Pablo
Silasfue unamedida posterior como aparece claroen
Hechos. Fueron perseguidos por un motivo de muypo
importancia ,
y fue que los
exorcismos
de
Pablo sobre
u
joven,
que
t en a t ras tornado
el
juicio, haban privado
sus dueos
de la
ganancia
que
sacaban
de
supuestas rev
laciones
que
ella tena.
Una noche
fue
hecho prisionero Pablo
en
Filipos
un motn originado
por sus
perseguidores
y fue
en tonc
la ocasin de invocar por pr imera vez sus prerrogat iv
de c iudadano romano.
Por su
deseo
de
sat isfacer
al p
pulacho,
los
magis t rados
de la
ciudad haban hecho go
pear
a
Pablo
y
Silas, crimen grave
que
bien poda cos
a lasautoridad es provinciales supuesto,e incluso sus
das,por el
inters que tena Roma
de
gua rda r
la
invio la
lidad
de su
c iudadana .
Los
m agis trados
se
cons t e rna r
al descubrir
que
aquellos
dos
homb res era n algo
ms
unos judos predicadores queiban depaso y que pod
ser t ra tados
con
impunidad .
Fue con
cierto aire
de
t r i u
fo como accedi Pablo
a sus
preocupados ruegos
y el q
determinara dejar la ciudad sin recriminaciones. L
Hechos, que han fijado su atencin en los sucesos m
extraordinarios
del
modo
de
vivir
del
Apstol
en
M a c
donia,
en
real idad
no han
contado
la
h i s tor ia compl
sobre Filipos.Por la car taa losFi l ipenses podemos d ed
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
zara la unin de la filosofa griega con la revelacin b
blica y que nosotros conocemos con el nombre de la edad
patrstica de la Iglesia. Los Hechos de los Apstoles dejan
una pequea duda de si Pablo mir su predicacin a los
atenienses en gran parte como un fracaso. Por la prime
ra carta a los Tesalonicenses sabemos que el Apstol tuvo
otras preocupaciones, principalmente en lo que se refiere
al estado de la Iglesia en Tesalnica, que, como l supo
por Timoteo, estaba soportando una persecucin por partede los que haban seguido la pista de Pablo desde la ciu
dad. Deba de estar algo desanimado cuando decidi pasar
a la vecina Corinto.
E n C o r i n t o
Corinto, destinada a ser una de las mejores Iglesias de
la primit iva cris t iandad, no dio tan buenos augurios cuan
do fue visitada por primera vez por Pablo. Si Atenas com
pendiaba mucho de lo mejor que tena la cul tura de los
gentiles, Corinto era el smbolo de muchas de las peores
cosas de la misma cul tura. Ciudad rica, cosmopoli ta y co
mercial , haba adquirido una reputacin desagradable des
de t iempos ant iguos y, aunque ahora era una ciudad to
ta lmente romanizada, Cor into era prct icame nte s innimo
de inmoral . Sin embargo, en su descripcin de los t raba
jos apostlicos de Pablo en ella (18:1-11), los Hechos de
los Apstoles indican la gran amplitud que tuvieron los
xitos de Pablo y que confirman las cartas. Aunque, en su
mayor parte, no fueron premiados sus esfuerzos con los
judos, el presidente de la s inagoga de una importante
comunidad de judos se convirti, y "muchos de los de
Corinto escucharon a Pablo y creyeron y fueron ba utizados".
Adems, la narracin de la misin de Corinto nos pro
porciona dos fechas cronolgicas. Cuando Pablo lleg a
Corinto "encontr a un judo l lamado Aquila, nat ivo del
Ponto, que acaba de l legar de Ital ia con su esposa Pris-
INTRODUCCION A LAS CARTAS PAULINAS
cila porque Claudio haba ordenado que todos los judo
sal ieran de Roma" (Actl8:2), Aquila y Prisci la, dos con
vertidos de Pablo, formaban parte de los judos expulsado
de Roma por el Emperador Claudio, suceso que tuvo luga
en el ao 49 50 d. C. y que es recordado por el histori
dor romano Suetonio. Esto nos permite sealar la l legad
de Pablo a Corinto a lreded or del ao 50 51. Por ot
parte, se confirma esto con el incidente de Gallio (A
18:12-17). Gallio, hermano del filsofo Sneca y to d
poeta Lucano, fue nombrado procnsul de Acaya (provi
cia romana de Grecia) segn Act 18:12, hacia el fin de
estancia de Pablo en Corinto, que dur ao y med
(Act 18:11). Una inscripcin enc ontr ada en Delfos y p
blicada en 1905, confirma que Gallio fue procnsul por l
aos 51 y 52.
Epsto las a los Tesalon icenses
El comienzo de la carrera l i teraria de Pablo tambin tuv
lugar en Corinto. Aqu se le unieron Silas y Timoteo quhaban venido desde Macedonia (Act 18:5) y de ellos hab
recibido noticias, que esperaba con ansiedad, del estado d
la Iglesia en Tesalnica. Por otra parte, durante el a
51-52 escribi la primera de sus epstolas cannicas,
primera carta a los Tesalonicenses. Una segunda car
sigui a sta, sin duda, durante este perodo y a poc
meses de la primera.
Fue probablemente en la primavera del 53, en el m
mento en que se reanuda la navegacin despus del i
vierno, cuando Pablo vuelve a Jerusaln y a Antioqua
Siria, haciendo una breve escala en Efeso que se hal la
en el mismo cam ino (Act 18:18-22).
T e r c e r v i a j e m i s i o n e r o
La divisin que hacemos del apostolado de Pablo en v
jes es, como lo hemos indicado anteriormente, art i f ici
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
y esto se puede comprobar con una cuidadosa lectura
de Act 18:18-22. De Corinto se apresur Pablo en llegar
a Jerusaln con intencin de realizar un deseo. Su estan
cia en Jerusaln fue muy breve, lo mismo que en Corinto,
a la cual no volvi a mirar ms como su cuartel general
sino simplemente como un lugar de parada en su camino
de vuelta a Efeso, en donde haba quedado en unirse a
Aquila y Prisci la . Por otra par te , mientras haba pasado
ao y medio en Corinto, permanecera durante dos aos
en Efeso.
En Efeso
Aunque los Hechos de los Apstoles dedican considera
ble espacio a la historia de la misin de Efeso (Act 18:24-
19:40),
sin embargo se nos dan muy pocos detalles. Efeso,
a donde Pablo haba tratado de llegar en su primer viaje,
era la ciudad principal del Asia Menor. Como la Iglesia
estaba floreciente en Asia Menor, probablemente Pablo
consider a Efeso como el centro de sus operaciones msque a Corinto, que estaba ms inaccesible. Desde este cen
tro "todos los que viven en la provincia de Asia, judos y
gentiles, oyen la pala bra de Dios" (Act 19:10). Pro bab le
mente durante estos dos aos el Evangelio se extendi
hacia el Oriente, hasta Colosos y la regin del valle de
Lizus.
Por la carta a los Colosenses, tenemos noticias de
una Iglesia floreciente en Colosas, Hierpolis y Laodicea.
Probablem ente tambin la evangelizacin de Trade tu
vo lugar en este tiempo (cf. Act 20:5-12). El pas por el que
pas Pablo camino de Efeso, y donde iba "alentando a
todos los discpulos" (Act 18:23), es muy probable que in
cluya las ciudades del Asia Menor evangelizadas durante
su primer viaje: Derbe, Listra, Iconio y Antioqua de
Pisidia, que miraran a Efeso como su metrpoli. Es pro
bable que desde Efeso dirigi Pablo a ellas su carta a los
Glatas para animarles a luchar contra la hereja judai
zante y que l haba encontrado actuando con energa
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
entre ellos. Por todas estas razones la ciudad de Efeso e
de capital inters para el autor de los Hechos, que ve e
ella otra etapa de progreso de la Iglesia hacia Occident
Primera epstola a los Corintios
En Efeso, Pablo conoci a Apolo, un misionero cristian
que haba de desplegar mucha actividad en Corinto,
donde haba sido enviado por Aquila y Priscila (A
18:23-28). La primera carta de Pablo a los Corintios, escr
ta en el tiempo de su estancia en Efeso, fue en parte or
ginada por la actuacin de Apolo en Corinto y de dond
tena noticias alarmantes de una lucha de par t idos qu
amenazaban con romper la unidad de la Iglesia.
Los Hechos nos dan ciertos detalles de la historia de
disputa originada por la predicacin de Pablo en Efeso;
famoso incidente de la Artemis de Efeso, "Diana de los Ef
sios"
(Act 19:23-40). Siendo dramtico, sin embargo, es
incidente no provoc la salida de Pablo de la ciudad, sin
su mirada estaba ya puesta en otros campos de misi
ms lejanos y totalmente independientes de cualqui
oposicin (Act 19:21).
Parece lo ms at inado pensar que Lucas, en l
Hechos, ha pasado por al to otras persecuciones sufr
das por Pablo en Efeso, atento a dar relieve a lo qu
era el smbolo de sus xitos misioneros. En 1 Cor 16
Pablo menciona los "muchos adversar ios" que se le op
sieron en Efeso y en la misma carta indica que "l
ch con las fieras en Efeso" (15:32), mientras un poc
ms tarde dice a los romanos que Aquila y Priscila, qu
estaban con l en Efeso, "por salvar mi vida, expusiero
su cabeza" (Rom 16:4). Estos hechos no se refieren al ep is
dio de Diana que ocurri muy al final de la estancia d
Pablo en Efeso y en el cual no estaba directamente m
tido (cf.Act 19:31). Parece ms razonable concluir, com
lo hacen muchos autores modernos, que la permanenc
de Pablo en Efeso fue mucho ms movida de lo que pare
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
sugerir la relacin de los Hechos y que, en concreto, estuvo
prisionero por un tiempo.
Epstola a los Filipenses
La razn para pensar en su pr isin aparte de que Pa
blo confiesa en 2 Cor 11:23 que es tuvo pris ione ro frecuen
temente, ciertamente con ms frecuencia de las veces que
se menciona en los Hechos es que la carta a los Fili
penses, escrita mientras Pablo estaba en la crcel, parece
datar de este perodo. Es muy afn en el lenguaje y en
las ideas a las cartas que nosotros sabemos con certeza
estn escritas en este perodo, ms que a las "otras eps
tolas de la cautividad" (Efesios, Colosenses, Filemn) es
cr i tas ms tarde cuando Pablo estaba pr isionero en Roma.
La fiel Iglesia de Filipos, teniendo noticias de la desgracia
de Pablo, le conforta y anima y en contestacin Pablo
expres sus deseos de visi tar les pronto y mientras tanto
enviaba a Timoteo como emisario suyo (Fil2:19-24; cf.
Act 19:21 s).
Algunos autores tambin creen que durante su perma
nencia en Efeso Pablo hizo un viaje de ida y vuelta a Co-
r into por mar; creen que tal visi ta es necesar ia para ex
plicar cier tas discrepancias entre la pr imera y la segunda
carta a los Corintios. Ante tales hechos, todos reconocen
que la narracin que se hace de Pablo en los Hechos es
incompleta, al estar compuesta del mater ial que era de
inters para el autor en la exposicin de su esquema del
desarrollo de la Iglesia, ms que de lo que hubiera pro
porcionado una completa biografa del Apstol.
Segunda epstola a los Corintios
La segunda car ta a los Corintios nos proporciona una
narracin ms detallada de los viajes de Pablo, despus
de dejar Efeso, que la sum aria exposicin de Act 20 :1.
Despus del tumulto sobre Diana de Efeso, Pablo se dirige
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
a Trade donde va a encontrar a Tito, el discpulo qu
haca mucho t iempo le haba acompaado al Concil io d
Jeru saln (Gal 2:1), quien le iba a inform ar sobre el est
do de la Iglesia de Corinto. Por delicadeza, Pablo determ
n no seguir directamente hasta Corinto, sino espera
noticias del efecto de su anterior carta de admonici
Dejando a Tito, a quien haba encontrado, atraves Ma
cedonia y visit Filipos. Aqu le encontr Tito cuando
trajo buenas noticias, y aqu fue escrita la segunda car
a los Corintios.
Epstola a los Romanos
No est claro cunto t iempo permaneci Pablo en M
cedonia. Algunos concluyen de Rom 15:19, que el Apst
no estaba contento con la asistencia apostlica que pro
curaba a las iglesias de Filipos, Tesalnica y Berea y llev
tambin su actividad misionera a nuevos terr i tor ios qu
se exten dan h ast a el Adritico. De Macedonia finalmen
volvi a Corinto, donde permaneci tres meses; es prob
ble que los meses de invierno cuando la navegacin
imposible, hasta que determin volver a Siria por m
(Act l0: l s ) . Cuanto nos es posible de te rminar c ronolg
camente, aunque nunca de manera cier ta , es que es
ten dra lugar en invierno del 57-58 d. C. De nuevo no
nos dice nada de la actividad del Apstol en Corint
pero es cierto que la epstola a los Romanos fue escri
aqu por este t iempo. De modo diferente a las otras ca
tas , Pablo dirige esta epstola a la Iglesia que todava
ha visitado y de la cual no es su fundador, aunque splan actu al es hacer un viaje a Roma (cf. Act 19:21). L
epstola difiere tambin de las otras cartas en que no h
sido motivada por su ministerio, sino que, ms bien,
la elaboracin doctr inal de algunos de los temas desarr
llados en su carta a los Glatas.
El resto de la narracin del "tercer viaje misioner
de los Hechos es de gran valor por la luz que arroja sob
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
la historia de la primit iva Iglesia, pero dice relat ivamen
te poco de Pablo. Cuando el Apstol, en la primavera del
ao 58, descubre un complot judo que se haba organi
zado contra l ( las circunstancias del hecho no se han
esclarecido) abandona su viaje por mar y en cambio vuel
ve a Trade a t ravs de Macedonia, acompaado por algu
nos seguidores (Act20:3-6). En Fi l ipos permaneci hasta
despus de Pascua, a continuacin, se qued una semana
en Trade, en la que haba ahora una comunidad cris t ia
na o rgan izad a (Act 20:7-12). Desde Trade nav eg h acia
el sur por la costa, haciendo escala en varios puestos, pero
procurando retrasarse lo menos posible, ya que haba de
terminado l legar a Jerusaln para Pentecosts (Act20:13-
16). Por las epstolas conocemos el motivo de su ida a Je
rusaln, que fue el dar para los pobres de la Iglesia-Madre
la colecta que haba recogido en las iglesias de Macedo
nia y Acaya, en cumplimiento del compromiso que tena
hec ho hac a mu cho tiempo (cf. Gal 2:10).
Efeso era un lugar que Pablo no poda pasar com
pletamente de largo cuando estuvo cerca. Desde la cercana Mileto, cit a la Iglesia de Efeso, a la que dirigi una
conmovedora alocucin, una de las ms personales que
los Hechos le atribuyen, en la que vaticina los sufrimien
tos que le esperan en Jerusaln por parte de sus hermanos
los judos (Act 20:17-38). Sin embargo, su sombra predic
cin de que no volvera a verles, no se cumpli, si juzga
mos por lo que se dice en las epstolas pastorales.
En lo resta nte del viaje de vuel ta a Jerusa ln, en que
los misioneros siguieron la ruta por mar que recorran
las naves de los comerciantes fenicios (Act 21:1-16), Pablo
fue advertido por dos veces, en Tiro y en Cesrea, de las
dificultades con que se iba a encontrar en Jerusaln. Pablo
y sus compaeros debieron de llegar con los corazones un
poco tris tes a la Ciudad Santa, y probablemente la l t ima
vez en la vida de Pablo.
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
Prisionero en Palestina
Las circunstancias del arresto de Pablo y su encarcel
miento en Palestina nos las describen Act21:17-26:32. L
advertencias y prediciones que tuvo en el viaje a Jerus
ln se cumplieron ampliamente.
La Iglesia de Jerusaln, como era natural , estaba com
puesta por judos que, siendo cristianos, observaban
Ley Mosaica como, en realidad, el mismo Pablo haca e
su vida privada. La predicacin del Apstol de la salvaci
por la fe, en la que los judos y gentiles estaban en u
posicin de igualdad y en que la Ley era impertinent
no fue inspirada en el desprecio a la Ley, la cual Pab
siempre consider como santa; tampoco intent persu
dir a los judos a que abandonaran la prct ica de lo q
formaba parte de su leg t ima cul tura nacional y t radici
nal . Por su parte, s in embargo, no era renunciar a s
principios, cuando se avino a lo que le propusieron los cri
t ianos de Jerusaln, de que hiciera una confesin pbli
de su prc t ica de la Ley para calmar los rumores de que
opona a ella.
Esta estratagema fal l y adems era probable que f
llase. En Jerusaln, los judos cristianos, que frecuentab
la sinagoga y el templo y, en general, se portaban com
otros judos, fci lmente podan dar la impresin de q
el Cristianismo no era otra cosa que una secta del J
daismo las divisiones doctrinales entre judos, que fo
maban diversas sectas reconocidas, con frecuencia no er
ms pronunciadas, para quien juzgara desde fuera, q
las diferencias entre Crist ianismo y el Judaismo pri
cipal . En aquel las circunstancias los mismos judos cri
t ianos podan incluso considerar su fe diversa conform
a este punto de vista. Pablo, s in embargo, haba come
zado un trabajo que era necesario para que no se rea
zara tal confusin, ya fuera por parte de los judos com
por parte de los gentiles. Su enseanza sobre Cristo, com
3
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
punto central en la obra de la salvacin, no hubiera deja
do duda de que la nueva rel igin no era meramente una
nueva interpretacin del Judaismo sino que le haba su
perado.
Sus enemigos, deseosos de tener algn pretexto para
cast igar lo que el los consideraban una t raicin, falsamen
te le acusaron de introducir a los gentiles en los recintos
del templo, crimen que las autoridades romanas habandeterminado cast igar con la muerte. Podemos hacer notar
que de nuevo fueron los judos griegos, implacables ene
migos suyos (Act
21:27).
Se levant un revuelo entre el
pueblo que finaliz con el arresto de Pablo, y slo su ciu
dadana romana le l ibr de la arbi traria brutal idad de los
soldados romanos, cuya primera intencin era apalearle
y despus investigar en la verdad o falsedad del hecho.
Traslado a Cesrea
Despus de un prel iminar juicio oral delante del Supre
mo Consejo Judo y que termin en un desorden por causa
de un hbil juego de Pablo pero en el que t rat de
presentar el verdadero motivo de su persecucin el
tribunal romano en Jerusaln le t raslad en secreto, du
rante la noche, a Cesrea para prevenir el que fuera ase
sinado por parte de un grupo violento que se haba de
terminado a tomar la ley por sus manos. En Cesrea, que
era el cuartel general del Procurador romano, Antonio
Flix, de nuevo las autoridades judas acusaron a Pablo en
forma legal, pero sin resultado.
Ahora comienza para Pablo un perodo de unos cinco
aos durante el cual ser prisionero al menos terica
mente. Aunque tena un cierto grado de l ibertad para
comunicarse con sus amigos y recibir sus visitas, sin em
bargo sus viajes apostlicos, por el momento, haban lle
gado a su fin. Antonio Flix, un oportunista sin escrpu
los,
conoca, por su larga experiencia en Palest ina (hab a
sido procurador desde el ao 52-60) que las acusaciones
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
que se le hacan a Pablo no tenan fuerza, pero deseo
y necesitado de estar a bien con las autoridades judas
persuadi que era mejor tener a Pablo en la crcel .
Cuando Flix fue quitado de su cargo por el empe
dor Nern en el ao 60, fue reemplazado por Porcio Fes
Festo fue un hombre honesto, cosa rara entre los proc
radores romanos. Por otra parte, era un hombre sin
periencia y los enemigos de Pablo, que no le haban ol
dado, t ra taron inmed iatamen te de aprovecharse de la ca
didez del procurador. Su plan era conseguir que Pa
fuera enviado de nuevo a Jerusaln, con lo cual podr
ponerle alguna asechanza y conseguir con el lo su mu
te . Festo, totalmente inconsciente, consint i en sus p
nes porque deseaba comenzar su carrera en Palest ina a
gurndose la buena voluntad de los lderes judos. Cua
do indic a Pablo que fuera a Jerusaln para tener
juicio delante del Sanedrn, t rat de garant izar con
propia presencia el que se hiciera just icia. Pero Pa
saba que, una vez que dejara la seguridad que le ofreCesrea, tendra pocas probabil idades de salvarse. F
ya le haba tenido en prisin durante los dos aos es
pulados para la preparacin de una acusacin formal y
un juicio. Festo podra acarrearle un mayor mal al ig
rar las fuerzas que se oponan a Pablo.
Pablo hizo la nica cosa que poda hacer: apel
Csar haciendo uso de su prerrogat iva de ciudadano
mano y as forz su salida de Palestina. Despus de
famosa defensa en presencia de Herodes Agripa II (A
25:13-26:32) Pablo dejaba Tierra Santa probableme
para no volver jams.
Viaje a Roma
La narracin grfica del viaje de Pablo a Roma, escr
en primera persona del plural (originariamente por L
cas o alguno de sus compaeros de viaje) es una de
ms inte resan tes de los Hechos (ce. 27-28) y contiene p r
36
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
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ticamente la nica relacin contempornea de los peli
gros de los viajes por mar.
Juntamente con otros pr isioneros destinados a Roma,
Pablo fue transferido a un centurin de Cesrea quien
les embarc en una nave que se diriga a Asia. En Sidn
se le concedi a Pablo desembarcar para recibir las aten
ciones de sus hermanos, indicando probablemente con esto
que el Apstol se haba puesto enfermo. Desde Sidn na
vegaron al sotovento de Chipre y bordearon la costa de
Cilicia y Panfilia hasta que llegaron a Mira de Licia, en
la punta ms al sur de Asia Menor. Aqu cambiaron de
barco, tomando una nave alejandrina destinada a I tal ia .
Con dificultad llegaron hacia oeste hasta Cnidus, donde
no pudieron desembarcar por el viento. As navegaron
hacia el sur, al sotovento de Creta, donde desembarca
ron con dificultad en el puerto de Buen Puerto.
Estaban en la mitad de setiembre cuando la navega
cin comienza a ser peligrosa. Pablo aconsej al centurin
invernar en Buen Puerto a pesar de las malas condicio
nes de ste, pero decidi apresurarse hasta el puerto ms
seguro de Fenice. Intentando llegar a l y navegando a
lo largo de la costa de Creta, les cogi un fuerte viento
noroeste y les arrastr al mar abier to. Durante dos sema
nas fueron llevados por la fuerza del mar, hasta que por
fin naufragaron en la isla de Malta.
Despus de invernar en Malta, navegaron de nuevo en
otro barco alejandrino y, habiendo alcanzado Siracusa de
Sicilia a los tres das, continuaron por la costa hacia arri
ba, hasta Regio, en la punta de la bota de Italia. Dos das
ms tarde, con viento favorable, desembarcaron en Pu-
teoli, entonces uno de los puertos principales de Roma.
All encontraron a cr ist ianos que evidentemente per te
necan a la Iglesia de Roma y con ellos permanecieron
durante una semana. "Y as concluye Lucas llegamos
a Roma. Y los herm ano s de all, tenien do noticia de
nuestra llegada, vinieron desde el mercado de Apio y las
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
Tres Tabernas; y, cuando Pablo les vio, dio gracia
Dios y se anim. A nuestra llegada a Roma, a Pablo le
ron permiso para vivir por su cuenta con un soldado
le gu arda se". (Act 28:15 s).
Epstolas a los Colosenses a Filemn
y a los Efesios
La estan cia de Pablo en R oma se, puede designar co
nombre de "custodia libera militaris". Estaba tcn
mente bajo custodia pero viva en su propio alojami
con amplia libertad para escribir y predicar. Durante
poca escribi la carta a los Colosenses cuando tuvo
ticia de las graves dificultades doctrinales a las que
taba haciendo frente aquella Iglesia . Juntamente con
envi una breve nota a Filemn, un cr ist iano importa
de Colosas y la carta a los Efesios que es un desarr
doctrinal de las ideas contenidas en la carta a los
losenses.
Act 28:17 indica que hubo un peque o con tacto e
los cristianos y los judos de Roma, al sugerir que
este tiempo la Iglesia de Roma estaba compuesta en
mayora de gentiles. Pablo hizo un gran esfuerzo en Ro
por atraer a sus hermanos los judos, pero aparentem
no tuvo mucho xito. Act
28:28,
al ci tar las palabras
les dirigi a ellos, virtualmente describe el futuro de
Iglesia en el mundo: "Sabed, pues, que la salud de D
ha sido ya comunicada a los gentiles y stos la oir
La salvacin ha pasado, pues, de los judos a los genti
y la Iglesia pertenece a todo el mundo.
Antes se pensaba que Lucas debi haber concluido
Hechos de los Apstoles antes de que Pablo hubiese
puesto en l iber tad, pues de lo contrar io hubiera cont
este suceso en lugar de concluir con Pablo todava e
prisin. Pero aho ra se ve que tuvo presente o tra idea
cho ms importante. Deliberadamente termin la na
cin con Pablo todava en Roma porque al final ib
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INTRODUCCIN
A LAS
CARTAS PAULINAS
contar lahistoria quetena intencindedecir: LA IGLESIA
QUE HABA COMENZADO COMO UN SECTA J UDA ENJ E R U S A L N
HABA LLEGADO SER U N I V E R S A L DEHECHO Y EN SUESTRUCTURA.
En real idad noshad ichodeman era equivalenteque Pa
blofuepuestoenl ibertad,aldecirnos que p erm anec i all
"du ran t e dosaos com pletos" (Act 28:30). Comonopre
sentaran cont ra l cargo alguno (de loscuales los judos
de Roma no esta ban enter ado s, segn Act 28:21) sera
automt ico
el que
fuera puesto
en
libertad
al
final
de
estos dos aos.En las cartas que escribe Pablo desde Roma
durante este perododel61-63d. C, aparece cmo miraba
l mismo conconfianza sul ibertad. Eneste t iempo esta
ban con lAristarco (Col 4:10), Epafra s (Filem 23), Dem s
(Col 4:14; Filem 24), Jess elJu sto (Col 4:11), Lucas(Col
4:14; Filem 24), Marco s (Col 4:10; Filem 24), On sim o
(Col 4:9 ; Filem 10), Tim oteo (Col 1:1; Filem 1),y Tiquio
(Ef6 :21 ; Col 4:7).
ltimos aos de Pablo
P ara lasetap as finales de la vida dePablo dependemo s
de algunos presupuestos y decierto n mero de conjetu
ras.
Lospresupuestos p rincipalm ente son quelasca r t a s
pas torales son au tnt icas dePabloyquefueron escri tas
en el siguiente orden: 1Tim, Tit,2 Tim ambas cosas
las sost ienen comnmente los autores catlicos.La conje
tura apoya lasuposicin deque Pablo lleva cabo a lgu
n a s
de sus
intenciones
que
previamente haba anunciado .
Apoyndonos en ellas podemos sugerir el siguiente i t i
nerario.
Despus
de
ser
puesto
en
l ibertad
en el
63, Pablo
fue
a Espaa. Sabemos que tena intencin dehacerlo(Rom
15:24)yalgunas fuentes patrs t icas de lospr imeros t i e m
pos indican quelohizo. Proba blemente en suruta de ida
o devuel ta de Espa a hizo escala en la costa sur de
Francia . Devuel ta deEspaa en elao64, pas de l argo
Roma, en este momento muy insegura par a los cr i s t i a-
INTRODUCCION
*A LAS
CARTAS PAULINAS
nos,
ya queNern les ha ba acusadodequemar laciud
En cambio, naveg directamente a Asia Menor, dese
barc enMileto,yvisit Colosas, donde h aba anuncia
previamente sullegada (Filem 22).De Colosas se dir
de nuevo a Efeso donde dej a Timoteo en el
ao
1T im1:3).
Epstolas a Timoteo y a Tito
Desde Efeso, Pablo fue a Macedonia por el camino
Trade. Denuevo en Filipos, escribi lapr imera car ta
Timoteo. Desde Macedonia sedirigi, probablem entep
el caminodeCorinto,a Creta, donde deja Tito (Tit 1:
A continuacin subi a Nicpolis,en lacosta occide n
de Macedonia, donde permaneci el invierno del65-
All escribilacar ta aTitoyfue tambin al l donde
selevolvia unir (Tit 3:12).
Despus de dejar Nicpolis, prob able me nte v iaj
nor te a t ravs del Ilrico y Macedonia antes del lega
Trade, donde
de
nuevo
fue
hecho prision ero (2 Tim 4:1
Se puede presumir que,como conocido lder delos cr
tianos, Pablo fueunadelas l t imas vct imas de la p
secucin de Nern dirigida contra los cris t ianos.
Trade sera llevadoaEfeso, capital deAsia, par a hac e
un juicio pre limin ar (2 Tim 4:16 s); por esto, desde Mi
to ,se leenvia Roma. Esta vezsuru ta ser a d i recta :
t ravs
del mar
Egeo hasta elpuer to deCorinto deC e
dra,enun barcoconcarga pa ra elotro ladodelis tmo
Corinto. Desde Corinto siguierondenuevola ru tadel m
has ta Puteol i (2Timl :17; 4 :9 ,21) .
Pablo lleg
a
Roma
en el
ao
66. Aqu escribi
su
gunda epstola a Timoteo. Fuedecapitado en el impe
de Nern elao 67.Segn lat radicin suejecucin tu
lugar
en la
va
de
Ost ia,alas afuera s
de
Roma,
en el
l ug
conocido como TreFontane, donde hay un m onas t e
t rapense.Sucuerpo fuesepultado en un cementeriode
v a deOstia,a corta distancia de losmurosdelac i ud
40
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
7/24/2019 Conoce La Biblia - Nuevo Testamento 07 - Introduccion Y Tesalonicenses
22/56
Sobre el lugar de su tumba hoy se levanta la gran Baslica
de San Pablo E xtra M uros, que lleva el nomb re del Apstol.
El pensamiento de Pablo
El haber narrado la vida de Pablo supone que hemos in
dicado su importante significacin en la Historia de la
primitiva Iglesia. Como indicamos al comienzo, presidi
y experiment las etapas cruciales por las que la Iglesia
se desarroll desde una comunidad juda, que surgi en un
oscuro rincn del Imperio Romano, hasta t ransformarse
en un movimiento internacional de habla griega, estable
cido firmemente en todos los centros del mundo civiliza
do; en gran parte Pablo dirigi estas etapas de desarro
llo y las inici. Una de las paradojas de la historia es que
al judo de Cilicia, hebreo de hebreos y fariseo, le atri
bumos el hecho principal, bajo la proteccin de Dios, de
que la Iglesia haya prescindido de las amarras de sus or
genes nacionales y haya venido a ser posesin de toda la
humanidad .
Si la religin cristiana ha llegado a ser el molde de
la civilizacin occidental a la que nosotros pertenecemos,
se le debe a Pablo ms que ningn otro hombre, Es por
esta razn por la que Lucas, aparte de lo fascinante de
la propia vida de Pablo, ha tomado la carrera de ste
como el contenido de la segunda parte de los Hechos.
Adems de ser un extraordinario hombre de accin,
Pablo era sobre todo el l der ms importante del primit ivo
Cristianismo. Los grandes movimientos los originan las
grandes ideas, sin las cuales la accin es imposible. El
Cristianismo nunca poda haber llegado a ser lo que es
sin hombres como Pablo que, guiados por el Espritu Santo,
apl ican hasta sus l t imas consecuencias el mensaje de la
verdad que el fundador del Crist ianismo ense a sus pri
meros discpulos en Gali lea y Judea. Sin embargo, para
conocer plenamente la grandeza de Pablo, debemos no
slo presentar lo que hizo sino tambin estudiar sus pa
labras.
Siempre se ha reconocido que Pablo es el ms impo
tante de los escritores del Nuevo Testamento. Cuand
hablamos de "doctrina del Nuevo Testamento" o "teolog
del Nuevo Testamento" frecuentemente no nos referimo
a ninguna otra cosa ms que a alguna de las enseanz
de Pablo. De tal manera es verdad esto que los crtico
racional is tas, todos a una, determinaron designar al Cri
tianismo histrico con el nombre de "Paulinismo", con
cual insinuaban que el gran Apstol era el responsab
de la gnesis y del desa rrollo de lo que es fund am enta l e
nuestra fe. Cr t icos independientes de nuestros das, e
principio, han abandonado esta posicin. Sin embarg
admiten que Pablo ha comprendido mejor que ning
otro de los cristianos primitivos el espritu de la doctrin
de Jess, y que a travs del Apstol llegamos hasta encon
trarnos cara a cara con el Maestro mismo.
Para apreciar esto, debemos leer las cartas de Pab
cuya tarea vamos a comenzar a continuacin.
LOS ESCRITOS DE PABLO
Cartas o epstolas?
La pregunta puede parecer al principio extraa: los e
cri tos de Pablo se han de l lamar cartas o epstolas? Pa
nosotros parecen significar la misma cosa, aunque ordin
r iamente hablaremos de car tas y usaremos e l t rmin"epstolas" ms bien semiconscientemente como un t
mino tradicional o afectado, excepto cuando nos encon
t-amos ante documentos bbl icos u otros documentos a
tiguos. Lo que queremos decir con la pregunta es: son l
epstolas de Pablo cartas verdaderas, esto es, s imples e
tensiones o sust i tuciones de su conversacin, cartas com
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
las que nosotros escribimos? O son ms bien formalistas
composiciones l i terarias, t ratados morales o doctrinales
que utilizan la forma de carta como una ficcin literaria?
Algo similar a esto, y que nosotros utilizamos hoy, se llama
carta abierta que se dirige a una persona individual o un
grupo, pero en real idad se pretende que sea pblica. Si
los escri tos de Pablo entraran dentro de esta categora,
realmente deberamos l lamarlos epstolas en lugar de
cartas.
Contestar a esta pregunta no es tan fci l como pare
ce . Por una parte, como ya hemos sealado continuamente
en las pginas anteriores, los escritos de Pablo estn diri
gidos a personas verdaderas, ordinariamente a comunida
des ms bien que a individuos, pero comunidades con las
que estaba en relaciones plenamente famil iares y a las
que conoca personalmente. Fueron escri tas para solucio
nar problemas que le presentaban, para corregir abusos
de los cuales haba odo hablar, para responder, en otras
palabras, a s i tuaciones actuales y reales. Por lo tanto pa
rece obvio que las diramos el nomb re de cartas en el sen
t ido estricto de la palabra. Pero por otra parte los cris
t ianos miran a las epstolas de Pablo como documentos
cristianos que son norma aplicable a la Iglesia en todos
los tiempos, y en realidad as fueron mirados desde el
comienzo.
Comparacin con los papiros
La pregunta ha adquirido ms importancia con el des
cubrimiento, al f inal de la pasada centuria, de los "papi
ros",
un gran nmero de papiros manuscri tos que datan
de los t iempos del Nuevo Testamento, encontrados prin
cipalmente en las arenas de Egipto, y que se componen
de documentos comerciales y privados de todas las clases,
muchos de los cuales son cartas. Inmediatamente se reco
noci que el lenguaje del Nuevo Testamento, no slo el de
los escritos de Pablo, era el mismo griego familiar y vul-
INTRODUCCION A LAS CARTAS PAULINAS
4
gar del de los papiros, hecho que ha estado durante larg
tiempo velado por el lenguaje majestuoso, sonoro y potic
en el que era costumbre traducir la Biblia. Se ha descu
bierto tambin que las epstolas de Pablo fueron escrita
en la forma de carta convencional de la poca. La nic
diferencia significativa est en la extensin, ya que mien
tras el promedio de las cartas de los papiros es de una
87 palabras, el promedio de las de Pablo es de 2.500.
Como consecuencia de estos descubrimientos uno de lo
eminentes eruditos actuales lleg a esta conclusin: "La
cartas de Pablo no son escri tos l i terarios; son cartas au
tnticas, no epstolas; las escribi Pablo, pero no para se
pblicas o para la posteridad, s ino para las personas a la
cuales ellas van dirigidas. Casi todos los errores que s
han cometido siempre en el estudio de la vida y la obr
de Pablo, han provenido de descuidar el hecho de qu
sus escritos no son de carcter literario sino epistolar
(ADOLF
DEISSMANN,
Light From the Ancient East,
p. 234
Hay una verdad en esta exposicin que nunca debi
ramos olvidar y que, en la medida en que es verdad, deb
tenerse cuidadosamente presente. Pablo no vivi en el de
sierto sino en un mundo de habla griega del cual h
part icipado mucho. Es obvio que sus palabras t ienen qu
ser comprendidas, primero y principalmente, segn el con
texto que l las ha dado, en la situacin concreta en l
que ha tenido que t ratar. Es igualmente obvio que ha
que entenderlas segn el espritu popular con que han sid
escri tas , por un hombre que t rata famil iarmente con su
amigos: con esta medida el vocabulario, que es semejant
al encontrado en los papiros frecuentemente, puede arrojar mucha luz sobre el pensamiento de Pablo. Por la mis
ma razn la tendencia moderna de t raducir el Nuev
Testamento en un lenguaje de conversacin y popula
es buena, ya que de este estilo fue el griego en el que ori
ginalmente fue escrito. Los escritos de Pablo no son com
posiciones literarias elaboradas sino cartas.
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INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
No slo las cartas de Pablo se diferencia de las de los
papiros en la longitud sino tambin en otras cosas. No
es verdad cuando se dice que el Apstol no tuvo presente
al pblico o a la posteridad cuando escriba. Y este es en
particular el caso de las cartas de Romanos y Efesios,
donde el Apstol evidentemente ha elaborado ciertos as
pectos de su enseanza, ms por causa de la doctrina que
por cualquier urgente inters pastoral de sus dirigidos, y
esto tambin vale para las otras epstolas. Propiamente
Pablo siempre fue consciente de su autoridad apostlica
y del hecho de que l no escriba meramente como un
cristiano privado a otro cristiano sino como el receptor de
la divina revelacin que haba de manifestar la "palabra
nueva" en el desarrollo del mensaje cristiano. Consider
que sus cartas haban de ser guardadas y ledas por otros
adems de sus primeros dirigidos (cf.Col4:16) como en
realidad sucedi. Por lo tanto son escritos de un profesio
nal y esto se extiende a las epstolas y a las cartas.
Lenguaje y vocabulario
El lenguaje de las epstolas de Pablo, como el resto del
Nuevo Testamento, es el comn al pueblo ordinario y que
los papiros nos le han colocado en su verdadera perspec
tiva. Este lenguaje lo escribi Pablo con vigor y de manera
fluida, sin vacilacin ni rebuscamiento de palabras. Evi
dentemente Pablo pens y escribi en griego, ya que las
epstolas contienen muchos semitismos, esto es, locuciones
arameas comunes en los evangelios que traicionan la pa
ternidad literaria de aquellos para quienes el griego erauna lengua extranjera. Pablo era capaz de usar esta len
gua con gran efecto dramtico y algunos de los ms t ier
nos pasajes del Nuevo Testamento son suyos. Su estilo es
exclusivamente el suyo propio y lo utiliz con el mayor
provecho. Sin embargo, al lado de los modelos del Nuevo
Testamento el griego de Pablo no es lo mejor. Era un hom-
INTRODUCCION A LAS CARTAS PAULINAS
4
bre culto y escribi como tal, pero no dedic ni su educa
cin ni su inteligencia a tareas literarias.
Antecedentes en el Antiguo Testamento griego
Si es importante interpretar las palabras de Pablo en
su marco contemporneo, es an ms importante tene
presente todo lo que le separa de la civilizacin griega e
la que vivi. Aunque Pablo pens y habl griego, origina
riamente era judo, por preferencia y por educacin. Pa
rece que tuvo poco inters y muy poco conocimiento d
la literatura griega. Su medio ambiente literario fue cas
exclusivamente el del Antiguo Testamento y el de otro
escritos del Judaismo.
Esto significa que muy frecuentemente para la com
prensin de ciertas palabras claves de su vocabulario teo
lgico tales como "redencin", "salvador", "propiciacin
y muchas otras debemos fijarnos en el Antiguo Testa
mento gr iego ms que en la sociedad pagana contempornea. El Antiguo Testamento griego, cuyo lenguaje l
era a Pablo ms familiar que ningn otro, era en su mayo
parte una "traduccin gr iega". Al poner las memorias d
la historia y pensamiento religioso de Israel en una lengu
que nace de una mentalidad completamente diferente, lo
traductores de la Biblia gr iega inevitablemente hubiero
de usar palabras nicamente las palabras gr iegas qu
eran uti l izables muy frecuentemen te en otro sentido qu
el que tenan exactamente en el griego puro. Estas pala
bras, cuando se encuentran en la Biblia griega, significa
lo que el contexto y la inspirada intencin del escrito
les dio, no necesariamente lo que el griego etimolgica
mente puede indicar . Cuando Pablo usa estas palabras
consagradas por la tradicin centenaria juda, se ha d
presumir que Pablo quiso indicar con ellas lo que signifi
can en el Antiguo Testamento griego, no lo que ellas po
dan significar para un griego pagano.
Esto es una verdad tan vulgar que nos podemos sor
46
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
INTRODUCCIN A LAS CARTAS PAULINAS
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prender al saber cuan frecuentemente ha sido ignorada.
En tiempos pasados, Pablo ha sido mal traducido y, ms
frecuentemente, mal interpretado por el abandono de este
principio. Es muy importante para nosotros que compren
damos bien esto, ya que estamos ahora mucho ms dis
tanciados de su mundo contemporneo y de la tradicin
griego-juda de la cual fue heredero. Los modernos comen
tar istas que son tambin per i tos del Antiguo Testamento
griego, prestan un buen servicio a los hombres al restau
rar el pensamiento de Pablo en sus formas originales y
al apartar le de los caminos por donde Pablo nunca haba
tenido intencin de desviarse.
Aparte de la influencia del helenismo contemporneo
y del griego del Antiguo Testamento, hay muchas cosas
en el lenguaje y en el estilo de Pablo que hay que atri
burselas nicamente a l. Ningn escritor del Nuevo Tes
tamento t iene ms formas caracter st icas de expresin
que Pablo. Su estilo es ms propio de un pensador enr
gico que de un hombre sosegadamente meditat ivo. Sus
pensamientos brotan unos de otros, muchas veces sacr i
ficando el orden lgico. Tiene tendencia a los anacolutos,
esto es, a dejar una frase sin terminar, suspendida en el
aire,
a causa de que un nuevo pensamiento le ha sugestio
nado antes de que tuviera t iempo de expresar completa
mente la f rase anter ior . Frecuentemente acenta su pen
samiento amontonando adjetivos y verbos de tal manera
que causara la desesperacin a un elegante estilista. Todos
estos giros son aumentados todava ms por el hecho de
que ordinariamente dictaba sus car tas a un escr iba en
lugar de escribirlas l mismo. Es fcil imaginar cmo fre
cuentemente sus secretar ios debieron correr para poder
seguir el torrente de sus palabras, y cmo tambin fre
cuentemente debieron de dejar de hacerlo.
La recopilacin
Es probable que hasta el final del primer siglo del Cris
tianismo no se reunieron las epstolas de Pablo. Los evan
gelios escritos antes del final de este siglo, presentan
muy poca dependencia, si es que tienen alguna, con la
epstolas, las cuales, se puede presumir, eran desconocida
a los evangelistas. Por otra parte, la literatura cristian
de finales del s. i y comienzos del s. n supone un conoci
miento de las obras recopiladas de San Pablo.
Las cartas dirigidas a las diferentes Iglesias, fueron
naturalmente guardadas por estas Iglesias y pasaron de
unas Iglesias a otras. Gradualmente fueron agrupadas en
una nica coleccin hasta llegar al nmero completo qu
tenemos ahora. Sin duda hubo otros escritos de Pablo qu
no poseemos. El primer testimonio cristiano del canon de
Nuevo Testamento menciona slo las epstolas de Pabl
que poseemos hoy y slo stas las ha considerado la Iglesi
como escritos inspirados.
El orden en que se encuentran las car tas ahora en
nuestras Biblias no es el original. Acerca de su orden ori
ginal se t ienen diversas opiniones: el orden actual pro
viene de comienzos del s. iv. Como se puede var a las in
mediatas, este orden no tiene nada que ver con el orden
en que fueron escritas las epstolas. El nico cambio d
este orden es el que se refiere al lugar que ocupan Glata
y Efesios (la ltima es en realidad algo ms larga que l
primera). Sin duda esta discrepancia tiene algo que ve
con la historia de la creacin de la coleccin, pero esto e
materia para que la discutan los peritos.
Importancia
La relat ivamente temprana recopilacin de los escr i to
de Pablo testifica la importancia que ellos tuvieron en l
pr imitiva Iglesia . Su importancia no es menos evident
hoy. Como es natural , las epstolas preeminentemente t ie
48 INTRODUC CIN A LAS CARTAS PAULINAS
INTRODUCCION LAS CARTA S PAULINAS
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nen importancia por la misma importancia de Pablo. An
teriormente hemos tratado de mostrar el grado de esta
importancia.
Sin embargo, hay que aadir que las epstolas de Pa
blo tienen una significacin nica, ya que son los primeros
escritos cristianos. Ms antiguos que los escritos evang
licos, ms antiguos que el resto del Nuevo Testamento
tomado en su conjunto, son la primera exposicin que te
nemos del depsito primitivo de la revelacin tal como
era conocido y credo por los primeros cristianos mucho
antes de que adquiriera su forma escrita en los Evange
lios. Por lo mucho que conoce sobre el Seor y su obra de
salvacin, Pablo est en dependencia de esta tradicin
primitiva, la cual supone conocida para sus discpulos. Uno
de los valores de los escritos de Pablo consiste en que
podemos comparar sus expresiones ms ant iguas de con
cepciones cristianas con expresiones posteriores de otras
partes del Nuevo Testamento y encontrar admitiendo
siempre nfasis diferentes e ideas apropiadas a los distin
tos entendimientos humanos cmo estas expresiones
coinciden en lo fundamental.
Las epstolas paulinas son el primer intento de una
teologa cris t iana, real izado por un hombre de aguda inte
ligencia religiosa. La revelacin, la comunicacin del co
nocimiento divino, es slo un material crudo de la teolo
ga. La teolog
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