CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS Murcia 16-18 de octubre 2008
La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008 (primera versión) Joaquim Cuevas, Universidad de Alicante
Universidad de Alicante Departamento de Análisis Económico Aplicado Sant Vicent del Raspeig Ap. 99 E - 03080 Alicante (Spain) Tel: + 34 965903400, ext.3265 [email protected] 1. Introducción
Desde una perspectiva histórica que abarca el conjunto del siglo XX la Comunidad
Valenciana (CV) no ha sido una de las regiones españolas con mayor grado de desarrollo
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bancario-financiero, al menos en consonancia con la pujanza de sus actividades productivas. La
ausencia de banca propia, excepción hecha del Banco de Valencia, ha sido cubierta, como en
otras regiones, primero por medio de la extensión de las redes de sucursales de los grandes
bancos nacionales, y, sobre todo, por la consolidación de un fuerte sector de cajas de ahorros
(CCAA) que desde inicios del dicho siglo XX ha colocado al menos una entidad entre los
ranking de las mayores instituciones de ahorro. A inicios de siglo XX la Caja de Ahorros y
Monte de Piedad (CAMP) de Valencia ya era una de las mayores de España –con una primera y
pequeña red de agencias urbanas en abierta competencia de las sucursales bancarias en la capital-
mientras que en Alicante la existencia de numerosas cajas locales constituía el principal pilar
financiero de las actividades tanto agrarias como manufactureras y de servicios de familias y
empresas. Más de cien años después, en los inicios del siglo XXI, la CV presenta una
situación bien distinta, ya que dos grandes entidades propias –BANCAJA y CAM- concentran
una buena parte del mercado bancario minorista a costa de los bancos, sobre todo en lo que se
refiere a la financiación del consumo, al crédito hipotecario y a la captación de depósitos. Debe
advertirse, sin embargo, que esta hegemonía de las cajas en las finanzas locales –como en buena
parte de España- debe focalizarse en el negocio más tradicional, ya que la creciente
desintermediación de los últimos años, con un rápido crecimiento de los Fondos y de la Banca
de Inversión, no siempre es fácil de detectar con las fuentes disponibles actualmente. Así pues,
en un mercado tan maduro como el financiero las CCAA españolas han conseguido desde la
década de 1990 perseguir y conseguir el liderazgo de la banca minorista mediante un enorme
crecimiento en tamaño y tecnología y una fuerte expansión territorial, y al tiempo han iniciado su
andadura en negocios más complejos y de los que históricamente han estado más alejados las
propias instituciones benéficas: banca personal, de inversión, operaciones corporativas,
participación empresarial, etc. En el caso valenciano todo esto se ha traducido en la constitución
de un duopolio entre BANCAJA y CAM que, además, forman parte del conjunto de principales
entidades financieras de España. Algunas cifras ilustran este proceso tan rápidamente esbozado.
Depósitos, Créditos y Oficinas del sistema financiero en la Comunidad Valenciana y España, 2005 DEPOSITOS
CV España
Importe % Importe %
% CV/ España
Total sistema 71.832.180 100 838.019.662 100 8.57
Bancos 20.536.757 28.59 352.007.501 42 5.83
Cajas Ahorro 41.235.264 57.41 429.607.162 51.26 9.6
Coop. Crédito 10.060.159 14.01 56.404.999 6.73 17.84
CREDITOS
CV España
Importe % Importe %
% CV/ España
Total sistema 121.263.026 100 1.184.646.114 100 10.24
Bancos 51.394.759 42.38 551.934.466 46.59 9.31
Cajas Ahorro 59.448.786 49.02 567.742.958 47.93 10.47
Coop. Crédito 10.419.481 8.59 64.968.690 5.48 16.04
OFICINAS
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3
CV España
Nº % Nº %
% CV/ España
Total sistema 4.482 100 41.599 100 10.77
Bancos 1.580 35.25 14.533 34.93 10.87
Cajas Ahorro 2.107 47.01 22.410 53.87 9.40
Coop. Crédito 795 17.73 4.656 11.19 17.07
Fuente: Banco de España, Boletín Estadístico
Entidades con un mayor número de oficinas en la CV en 2006 ENTIDAD Número de Oficinas
BANCAJA 634
CAM 503
LA CAIXA 478
RURALCAJA 428
BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA 395
SANTANDER 250
BANCO DE VALENCIA (grupo Bancaja) 249
ESPAÑOL DE CRÉDITO 228
POPULAR 188
CAJA MURCIA 116
Fuente: Instituto Valenciano de Finanzas, Memoria 2006
Ranking bancario nacional y mundial, 2005
Recursos propios (millones $) Ranking España
Ranking mundial
BSCH 33.259 1 12
BBVA 20.033 2 33
La Caixa 11.538 3 51
Caja Madrid 7.234 4 82
Banco Popular 6.270 5 90
Banco Sabadell 4.192 6 134
Grupo Bancaja 3.662 7 146
BBK 2.521 8 188
Caja Mediterráneo 2.216 9 216
Caixa Catalunya 2.106 10 227
Fuente: Timewell (2005)
Desde esta perspectiva, pues, debemos preguntarnos cuándo y cómo se ha producido la
hegemonía de las cajas locales en el mercado regional. También debemos interrogarnos sobre las
estrategias desplegadas a lo largo del siglo XX por las cajas valencianas para dar respuesta a la
expansión del mercado regional y nacional, y también sobre las coyunturas históricas que han
albergado tal avance. Por todo ello el objetivo del presente trabajo es analizar a grandes rasgos
este proceso a lo largo de un periodo de larga duración, más de un siglo, con diversas y muy
distintas características, tanto económicas como institucionales. Se realizará un repaso de los
principales procesos y períodos históricos por los que han pasado las cajas valencianas –y en la
medida posible el resto del sistema financiero local- dividiendo el conjunto del trabajo en tres
etapas cronológicas: primeramente se repasa brevemente la eclosión de cajas durante la primera
mitad del siglo XX hasta la guerra civil, periodo en el que las circunstancias económico-sociales
favorecieron la expansión de este tipo de entidades en todo el país; en segundo lugar se analiza el
franquismo y su impacto regulatorio y económico sobre el sector, en concreto por lo que
respecta a la enorme expansión y concentración de las cajas valencianas; finalmente se repasará
el proceso de modernización, crecimiento y concentración final llevado a cabo en las cajas de la
Comunidad Valenciana desde la década de 1980 hasta nuestros días, basado en la liberalización y
equiparación operativa entre cajas y bancos. Quedan fuera del objeto de esta pieza cuestiones
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como las relaciones de las entidades con la CECA, el papel de la Federación de Levante, la
rentabilidad, o la formación de conglomerados empresariales en torno a las cajas de ahorros
valencianas, todas de indudable interés pero que requieren un tratamiento específico1.
En cuanto a las hipótesis de partida dos son las principales líneas explicativas a desarrollar:
Por un lado, desde su aparición, y en especial durante todo el siglo XX desde la IGM, las cajas
han constituido una dura competencia para los negocios bancarios, tanto en operaciones como
en presencia geográfica. Tal competencia, además, debe entenderse en los límites que
históricamente ha permitido la regulación, tanto por el carácter „benéfico‟ de las cajas, como por
su estrecha vinculación con los poderes públicos –y no sólo durante el franquismo. Por otro, el
comportamiento estratégico de las cajas valencianas durante todo el siglo XX ha tenido como
principal objetivo la expansión, el crecimiento, para lo cual los principales instrumentos han sido
la concentración y la creciente adaptación de sus servicios financieros a la naturaleza de la
demanda. Así, los periodos de mayor concentración han sido la posguerra –a diferencia del
sector bancario- y las décadas de 1980 y 1990, donde al igual que el conjunto del sector
financiero, la reducción del número de cajas se ha traducido en un enorme incremento de sus
actividades, diversificando sus objetivos con estrategias de crecimiento no excluyentes entre
áreas de negocios distintas.
2. La consolidación de las CCAA valencianas durante la primera mitad del siglo XX
La trayectoria general de las cajas españolas y valencianas entre la segunda mitad del siglo
XIX –período de su aparición- y la década de 1930 es relativamente conocida, sobre todo por lo
que se refiere a la expansión del sector durante las primeras décadas del siglo XX2. En general,
en el país valenciano las cajas desempeñaron un papel determinante en la canalización del
ahorro y la inversión durante estas primeras décadas de funcionamiento, ya que la naturaleza de
las actividades económicas principales -industria de bienes de consumo poco intensivas en
capital y explotaciones agrarias familiares- así lo propiciaba. La notable implantación de
pequeñas entidades de ahorro popular y rural les permitía ofrecer sus servicios a los productores
con ventaja sobre la banca privada que no contaba con una implantación territorial tan amplia.
Además de esta diferenciación espacial se produjo una especialización operativa, ya que mientras
las cajas se especializaron en proporcionar insumos y asistencia dineraria a los pequeños y
medianos productores la banca privada se encargó de facilitar la comercialización final a los
exportadores y grandes propietarios a través del giro en cuenta. Tanto en el mercado agrario
como en el urbano las cajas constituyeron redes operativas apoyadas en el prestigio e influencia
1 El presente texto forma parte de una investigación de mayor recorrido sobre la historia del sistema financiero valenciano, con atención especial a las cajas de ahorros desde el período franquista. 2 Tortella (1974), Titos (1991, 1999, 2003), Forníes (1991), Tedde (1991, 2001), Martínez Soto (2000, 2003), Comín y Torres (2003), Martínez Soto y Cuevas (2004) y Papeles de Economía Española (2005).
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de sus promotores, lo que equivalía a arrastrar una parte significativa de la potencial clientela
hacia sus ventanillas. En este contexto el peso de la Federación Regional de Levante (que
agrupó desde 1926 las cajas de ahorro del país valenciano y Murcia) cada vez fue mayor en el
conjunto nacional, en parte también debido a la ausencia de banca autóctona realmente
importante3.
Las primeras cajas en la región surgieron de forma bien temprana con la fundación de la
Caja de Ahorros y Socorros de Murviedro (Sagunto) en 1841 y la Caja-Banco (Caja de Ahorros
y Monte de Piedad) en Valencia en 18424. De estas dos entidades iniciales tan solo se mantuvo
en activo la primera. La Caja-Banco de Valencia desapareció en 1852 por la dificultad de
colocación de los depósitos de ahorro y los efectos de la crisis de 1847-48. Después de estas
primeras instituciones las fundaciones se volvieron a poner en marcha en el último tercio del
siglo XIX con la creación de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alcoy (1875), Alicante
(1877) y Valencia (1878), es decir, con la implantación de entidades en las tres principales
ciudades de la región. En términos generales primero surgieron las entidades urbanas y de
mayor tamaño orientadas al crédito a las clases populares urbanas y asalariadas, en relación
además con la existencia de grupos sociales promotores. Las entidades más pequeñas y de
carácter agrario se desarrollaron posteriormente, durante los dos primeros decenios del siglo
XX. Este hecho mantuvo estrecha relación con la oleada de fundaciones de organizaciones
agrarias del primer tercio de siglo XX, sobre todo entre 1915 y 1935 cuando se produjo el
mayor impulso del crédito agrícola unido a la creación de cajas rurales vinculadas a la
modernización agraria, el aumento de las pequeñas y medianas empresas, y el desarrollo del
cooperativismo5. En definitiva, como se aprecia en el cuadro siguiente, durante todo este
período inicial buena parte del territorio valenciano acabó contando con una entidad de ahorro
ubicada en las principales poblaciones y que solía constituir la única entidad financiera para la
mayor parte de la población.
Evolución y tipología de las CCAA valencianas, 1880-1935
Localidad Fecha
Caja Ahorros y Monte Piedad
Caja Ahorros de Sindicato Agrícola
Caja Rural de Sindicato Agrícola
Sagunto 1841
Alcoy 1875
Alicante 1877
Valencia 1878
Orihuela (Orcelitana) 1879
Sueca (Casino) 1880
Xàtiva 1881
3 Debe recordarse que la banca comercial compitió con las cajas en el mercado del ahorro familiar a través de la apertura de secciones de ahorro (o mediante la creación de cajas de ahorro bancarias) en sus oficinas durante el primer tercio del siglo XX, como el propio Banco de Valencia. Martínez y Cuevas (2004). 4 Para el funcionamiento de la primera Caja-Banco valenciana: Ródenas (1978), Tortella (1973) y Hernández Sempere (1983). Otros trabajos sobre cajas valencianas, con resultados dispares: Martínez y Cuevas (2004), Cantera y otros (1979), Martínez Cerdá (1986), Coloma (1976), Ramos (1965) y Bernabeu (1984). 5 Garrido (1996).
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6
Ontinyent 1884
Segorbe 1885
Elche 1886
Castellón 1900
Gandía 1900
Novelda 1903
Sueca (Unión Cristiana) 1903
Crevillent 1904
Orihuela (Monserrate) 1904
Pego 1905
Torrent 1906
Carlet 1909
Alberic 1906
Vila-real 1911
Alzira 1914
Almassora 1917
Aielo de Malferit 1917
Petrel 1918
Vila-real 1920
Caja Prev. Social de Valencia 1923
Nules 1926
Evolución de los depósitos de ahorro de cajas valencianas Valencia y cuota de participación en el conjunto
de Cajas Benéficas de España, 1880-1935. Ptas constantes 1995
Años Depósitos CC.AA.B. valencianas, miles ptas.
%
1880-84 8.284 2,67 1885-89 27.759 6,72 1890-94 57.310 10,74 1895-99 86.430 13,74 1900-04 128.501 16,94 1905-09 179.582 16,58 1910-14 265.351 17,25 1915-19 362.738 14,93 1920-24 645.018 14,45 1925-29 842.246 11,63 1930-35 1.117.224 10,33
1880-1935 3.720.443 12,31
Fuente: CC.AA. y MM.PP. valencianas: Memorias de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, Ceballos Teresí (1929) y Memorias de las entidades referidas. Series estatales de Cajas de Ahorros, (Martínez Soto y Cuevas Casaña, 2004).
De forma general en la región se distinguieron tres tipos diferenciados de entidades:
primeramente, las Cajas de Ahorros y Montes de Piedad ligados a patronatos; segundo, las Cajas
de Ahorros dependientes de organizaciones agrarias (Sindicatos, Asociaciones de agricultores,
Cámaras Agrícolas, etc.); y finalmente, las Cajas Rurales de Ahorros y Préstamos dependientes
de sindicatos agrícolas, que solían realizar las mismas operaciones que las anteriores. Las
primeras operaban en las mayores localidades, Valencia, Alicante, Alcoy, Elche y Castellón,
aunque en ocasiones una proporción significativa de su clientela era de procedencia
mayoritariamente agrícola. La función central de todas ellas fue la captación del ahorro de forma
especializada y, en menor medida, la de banca al por menor. El cumplimiento de su cometido
fue posible porque reunían una serie de condiciones entre las que destacaba la delimitación de su
espacio físico de actuación, que constituyó una estrategia eficaz al limitar los riesgos de las
operaciones debido al control y al mayor conocimiento directo de la clientela, y la confianza
ligada a su carácter de beneficencia.
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La oferta de productos de ahorro de las Cajas se adaptó a las necesidades del mercado
potencial, y creció a medida que las condiciones generales y financieras variaron. Así, desde el
siglo XIX las cajas desarrollaron distintas formas de ahorro diferenciadas en cuanto a los límites
y los mínimos de las imposiciones, cuyo objetivo común fue el de consolidar la clientela y hacer
frente a la creciente competencia de la banca. Entre el ahorro libre destacaron por su
importancia las libretas de ahorro ordinario, preferente e ínfimo, libretas para recién nacidos,
infantiles y escolares, así como cuentas corrientes, de ahorro a medio y largo plazo y los sellos de
ahorro. Entre el ahorro mutualista destacaron a su vez el socorro mutuo y obrero-estatal, las
imposiciones voluntarias para pensiones, las de retiro y las de subsidio de maternidad.
Finalmente, durante los primeros años del siglo XX aparecieron nuevos servicios de ahorro
vinculados al desarrollo de medidas de protección social, bien a través del INP, bien por medio
de iniciativas privadas6. En todo caso, en la expansión del ahorro regional debe tenerse presente
la fortísima expansión de la CAMP de Valencia, sobre todo desde la IGM, que lideró la
captación de pasivos durante todo el período. En este caso la apertura de agencias urbanas
comenzó bien tempranamente -1898- y se prolongó de forma acentuada durante la década de
1920 y 1930. Fue precisamente en estas décadas donde se produjo el primer episodio de fuerte
competencia entre cajas y bancos por el mercado valenciano, principalmente el de la capital. En
el sur, Alicante, la competencia sólo fue abierta en las principales ciudades (Alicante, Alcoy,
Elche) donde los bancos nacionales comenzaron una tímida expansión tras la IGM en
contraposición de las cajas locales y de los tradicionales banqueros comerciantes que aún
operaban. En Valencia el incremento de sucursales de bancos nacionales, la fuerza del
recientemente creado Banco de Valencia, la instalación de bancos extranjeros, y la persistencia
de banqueros personales constituyeron el fragmentado mercado en el que la CAMP de Valencia
debió abrirse paso (Pons y Cuevas, 2007), sobre todo especializando su oferta crediticia y
realizando sobreesfuerzos por atraer depósitos (libretas de natalidad, apertura de la sección de
c/c con interés, etc.). En este contexto, el aumento de la renta, sobre todo salarial, estuvo en la
base del incremento sostenido de los depósitos de la entidad durante la década de 1920.
6 Sudrià (1998).
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Saldos de ahorro de la CAMP de Valencia y del resto de cajas valencianas, 1890-1936
0
50.000
100.000
150.000
200.000
250.000
1890 1895 1900 1905 1910 1915 1920 1925 1930 1935
Resto Cajas Valencianas CA y MP Valencia
Fuente: Memorias de entidades.
La canalización del crédito constituye uno de los elementos que mejor contribuyen a
caracterizar el funcionamiento histórico de las cajas. Desde sus orígenes se produjo una
vinculación estrecha entre las cajas de ahorros y los Montes de Piedad (M.P.). En un primer
período los fondos que las primeras captaban se destinaban en su totalidad a operaciones en el
monte, que debía devolver las cantidades percibidas con un módico interés de tal forma que los
préstamos con garantía pignoraticia dejaron de ser gratuitos. El crecimiento considerable de los
recursos captados por las cajas y la imposibilidad de los M.P. de absorberlos en su provocó un
cambio en los papeles que desempeñaban ambas instituciones. Esta circunstancia se produjo a
finales del siglo XIX y de esta forma los M.P. pasaron a convertirse, ya en el primer tercio del
siglo XX, en meras secciones crediticias de las cajas. La separación definitiva de las cajas y los
M.P. se produjo entre las décadas de 1920 y 1930, a través de regulaciones específicas que
establecieron las modalidades de operaciones que las cajas y montes podían realizar. La pérdida
progresiva de su peso en las inversiones de las cajas a partir del último quinquenio del siglo XIX
debe relacionarse con la aparición de otros tipos de inversiones, fundamentalmente la
adquisición de valores y otras operaciones que rompían con los tradicionales préstamos
prendarios. Las estrategias de créditos entre los años 1920 y 1930 variaron mucho de unas cajas a
otras, tanto en el capital anual destinado a la misma, como en la preferencia de modalidades de
préstamo, todo ello en función de los intereses de las propias entidades. Las nuevas modalidades
como los préstamos hipotecarios sobre fincas rústicas y urbanas y los que se realizaban sobre
garantías de títulos y acciones cotizables aumentaron su peso dentro de la oferta de las cajas.
Aunque no existen estadísticas de carácter general sobre la distribución por categorías del capital
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prestado, se ha realizado un muestreo sobre las diez mayores cajas españolas con información
disponible para el período 1923-1930 y los resultados reflejan esta situación.
Distribución de los préstamos concedidos por las 10 mayores cajas de España, 1920-1933
Tipos de préstamos Porcentaje del capital prestado por las cajas
Préstamos hipotecarios 62,3 Préstamos propios del MP 23,7 Prést. con garantía de títulos y acciones 12,5 Préstamos personales 1,5
Fuente: Elaboración propia a partir de las Memorias Anuales de las entidades de Alicante, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Castellón, Coruña, León, Madrid, Orihuela, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Vigo, Zaragoza (la diferencia de número se debe a las variaciones del ranking).
Las nuevas categorías reflejan la orientación de las operaciones de crédito hacia una
clientela de mayor renta compuesta por profesionales urbanos, funcionarios, pequeños
comerciantes e industriales, artesanos, etc., quedando las clásicas operaciones del M.P. reservadas
para los grupos sociales más desfavorecidos cuya capacidad de endeudamiento era muy pequeña,
en línea con lo que estaba sucediendo con la captación de pasivos. Esta situación se inició entre
las entidades ubicadas en las grandes ciudades y capitales de provincia, aunque fue también en
ellas donde tuvieron más funcionalidad las operaciones prendarias o pignoraticias realizadas a
través de los Montes, atendiendo con ello los problemas del pauperismo urbano. En nuestro
caso, la primera cuestión destacable al respecto resulta del análisis del saldo de crédito concedido
por las cajas tanto en España como en el país valenciano. Mientras que hasta los primeros años
del siglo XX la participación valenciana en el crédito nacional estuvo acorde con las cifras de
ahorro y de número de entidades, es decir, alrededor de un 15%, desde aproximadamente 1910 la
situación cambió radicalmente. A partir de esa fecha una parte muy significativa del crédito
realizado por las cajas en España se concentró en la CV, especialmente en la coyuntura de la I
GM y posteriormente durante la década de 1920 y 1930, con cifras particularmente elevadas,
entre el 25 y el 35% del crédito total nacional.
Evolución del préstamo de las C.A. y M.P., 1880-1935, miles ptas. corrientes
C. VALENCIANA ESPAÑA %
1880-84 12.722 243.265 5,23 1885-89 19.329 311.511 6,20 1890-94 24.204 373.318 6,48 1895-99 22.727 290.847 7,74 1900-04 21.963 191.700 10,02 1905-09 26.845 225.283 9,77 1910-14 84.068 333.061 23,05 1915-19 131.090 337.856 36,60 1920-24 222.801 636.409 33,17 1925-29 436.106 1.481.415 28,25 1930-35 520.630 2.011.087 24,73
El tradicional funcionamiento de los M.P. no se ajustaba a las necesidades de la agricultura
comercializable, lo que obligó a las cajas a introducir modificaciones en sus operaciones de
crédito a través del establecimiento de modalidades prendarias nuevas –con garantía en
productos agrícolas- o bien a prescindir del M.P. y utilizar otros tipos de préstamos (personales,
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en cuenta de crédito, hipotecarios, en especie –cuentas de abonos a plazos, adquisición y alquiler
de herramientas y máquinas, etc.-, etc.). La mayor disponibilidad de renta y de avales de este tipo
de clientela frente a las clases populares urbanas también explica la diferenciación operativa del
crédito de las cajas valencianas y la mayor cuantía de los valores medios de las operaciones con
respecto al resto de España. Es decir, las diferencias regionales son prueba de la capacidad de
adaptación de la oferta del binomio cajas-M.P. al tipo de demanda local, como se observa en la
variada tipología crediticia desarrollada por las entidades valencianas.
Modalidades de préstamos practicados por las cajas valencianas, 1880-1935
- Préstamos con garantía personal. - Préstamos con garantía hipotecaria. - Préstamos con garantía de títulos o acciones. - Préstamos para obras públicas de los municipios. - Préstamos con garantía en depósitos de ahorro.
- Préstamos con garantía de productos agrícolas (prenda sin desplazamiento).
- Préstamos corporativos. - C/C de crédito con garantía personal. - C/C de crédito con garantía hipotecaria.
Fuente: Elaborado a partir de las Memorias de las cajas de Valencia, Alicante, Castellón, Alcoy, Carlet, Segorbe, Orihuela (2), Elche, Crevillente, Callosa de Segura, Novelda, Petrel, Pego, Sagunto, Torrente y Sueca.
Por otra parte, las grandes cajas urbanas como las de Valencia, Alicante o Alcoy tuvieron un
comportamiento más ajustado al patrón general de este tipo de entidades, es decir, con un
funcionamiento del M.P. basado en las tradicionales prendas (alhajas y ropas) y otras alternativas
de crédito más factibles de absorber mayor cantidad de capital, como eran los préstamos
hipotecarios, los personales, las cuentas corrientes de crédito con garantías hipotecarias, etc., que
se convirtieron en la alternativa a la función del M.P. y cuyos destinatarios eran la capas medias
urbanas. Una buena parte de estas sumas se desviaron a operaciones de crédito comercial, así en
el caso de Valencia a préstamos hipotecarios y sobre valores (desde 1883) y más tarde se
introdujo la modalidad de préstamos personales con garantías (1901) y en Alicante en las
modalidades de garantía personal, hipotecarios y créditos hipotecarios en cuenta corriente. En
estas modalidades las sumas concedidas superaban en ambos casos a las concedidas por
empeños. Sirva como ejemplo de esta situación la evolución experimentada por los dos tipos de
créditos, operaciones del Monte y créditos comerciales, en la entidad de Valencia:
Evolución de los préstamos de la CA y MP de Valencia, 1897-1927, miles de pesetas
0
5000
10000
15000
20000
25000
30000
35000
40000
45000
1897 1902 1907 1912 1917 1922 1927
E m peños del M .P . Préstam os de la C aja
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11
Fuente: Memorias de entidades.
En el apartado principal de los préstamos se hallaban comprendidos los hipotecarios sobre
fincas destinados a la construcción de edificios y mejoras en los existentes, los préstamos a
comerciantes e industriales sobre valores (valores del Estado; acciones y obligaciones de
compañías financieras nacionales o extranjeras), cuentas corrientes de crédito con garantía
personal y de la misma categoría con garantía hipotecaria y préstamos con garantía de productos
agrícolas. Su valor oscilaba entre 500 y 25.000 pesetas, aunque en algunos casos especiales la caja
aumentó la cantidad tope y el tiempo máximo de devolución era de diez años. Los préstamos
sobre valores fueron los más limitados debido a que las garantías estaban expuestas a las
oscilaciones del mercado. La misma situación se repite en otras cajas como las de Alcoy y
Alicante, que también trabajaron con una clientela prestataria más amplia que las tradicionales
capas populares urbanas, y de esta manera atendieron las demandas de pequeños industriales,
comerciantes y propietarios agrarios. Para ello utilizaron estas nuevas modalidades de crédito
que superaban el estrecho margen que establecían los reglamentos de los M.P., como evidencia
el caso de la Caja de Ahorros y Monte Piedad de Alicante. Finalmente, la parte del Activo que no
absorbían las inversiones crediticias se dedicaron a la inversión en valores, generalmente fondos
públicos, iniciándose así una trayectoria marcada por la propia regulación que en décadas
posteriores acaparó la mayor parte de los recursos activos.
Capital prestado por modalidades en la C.A. y M.P. de Alicante, 1881-1930 (pts. constantes de 1935)
MONTE DE PIEDAD PRÉSTAMOS HIPOTECARIOS Y
PERSONALES Préstamos sobre ropa Préstamos sobre alhajas
CAPITAL % DEL TOTAL
VALOR MEDIO
PRÉSTAMO CAPITAL
% DEL TOTAL
VALOR MEDIO
PRÉSTAMO CAPITAL
% DEL TOTAL
VALOR MEDIO
PRÉSTAMO
1881-85 396.044 18,7 12,0 1.139.676 53,8 43,5 580.688 27,5 210,5
1886-90 556.508 17,5 10,4 1.924.500 60,7 32,9 690.354 21,8 231,5
1891-95 750.590 20,8 8,7 2.115.887 58,5 31,8 745.621 20,7 297,4 1896-00 1.014.251 25,9 8,4 2.196.655 56,1 25,6 701.254 18,0 305,6 1901-05 1.469.234 31,0 9,6 2.409.348 50,8 25,5 857.698 18,2 422,3 1906-10 1.372.592 22,8 7,5 3.053.918 50,7 27,1 1.587.632 26,5 632,8 1911-15 1.048.635 14,8 6,7 3.666.888 51,9 23,5 2.345.786 34,6 857,3 1916-20 1.199.285 13,5 7,5 3.877.424 43,7 23,1 3.789.541 42,8 1.062,1 1921-25 1.376.917 9,2 9,8 5.273.990 35,2 34,2 9.851.856 54,9 2.644,3 1926-30 1.492.944 4,4 10,1 6.895.004 20,4 37,2 27.142.619 75,2 4.271,7
1881-1930 10.676.960 17,8 9,1 32.553.290 48,2 30,4 48.293.049 34,0 1.093,5
Fuente: Memorias de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante.
3. La expansión y concentración de las CCAA valencianas durante el franquismo
Tras la guerra civil las cajas de ahorro se enfrentaron, primero, a los efectos derivados del
conflicto, y, posteriormente, al binomio competencia bancaria-regulación pública que acabaron
definiendo la evolución del sector al menos durante el primer franquismo. Los efectos de la
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
12
guerra –principalmente el bloqueo de fondos, la desaparición de instalaciones y archivos, etc.- se
dejaron notar sobre todo en las entidades de menor tamaño (algunas ya habían comenzado a
tener problemas de continuidad durante la coyuntura crítica de la década de 1930). Muchas de
ellas estaban abocadas a la desaparición por lo que no tuvieron otra solución que integrarse en
cajas mayores transformando sus oficinas en sucursales de la nueva matriz. Esta circunstancia se
produjo repetidamente en la CV durante la década de 1940, tanto a favor de la CAMP de
Valencia, que aparte de seguir siendo la principal entidad de la región absorbió un buen número
de cajas de pequeño y mediano tamaño de Castellón y Valencia, como por la aparición de una
nueva gran caja –la del Sureste de España- como consecuencia de una fusión entre diversas cajas
de Alicante y Murcia7. En este proceso de crecimiento y concentración durante el primer
franquismo las dos entidades citadas desplegaron una estrategia de rápida expansión territorial
por sus ámbitos geográficos más próximos en clara oposición a la coetánea expansión de la
banca nacional por la región. La regulación bancaria al respecto estableció los límites a tal
competencia, que fue más intensa desde finales de la década de 1950 y hasta los inicios de la de
1970 (Torres, 2005). Competencia multiplicada en Alicante desde 1953 por la aparición de la
Caja de Ahorros Provincial vinculada a la Diputación. Además, en mayor medida que los
bancos, las dos grandes cajas tendieron a reforzar la densidad de sus redes operativas en sus
territorios de origen mientras que sobrevivieron alrededor de una docena más de entidades hasta
las fusiones de las décadas de 1980 y 1990. En definitiva, la expansión llevada a cabo durante
más de tres décadas por parte de las cajas valencianas posibilitó un enorme crecimiento de sus
operaciones a través de una tupida red de sucursales y agencias urbanas que captaron un
volumen enorme de recursos susceptibles de ser invertidos, principalmente, en las carteras de
valores y crediticias, prestando preferente atención a la asistencia financiera más adecuada a la
naturaleza de la demanda más próxima.
Cajas de ahorros valencianas en 1970
Saldo ahorro % Imponentes %
CAMP Valencia 23.609,36 54,90 866.366,00 49,21
CA Sureste (*) 6.946,55 16,15 309.215,00 17,56
CAMP Castellon 3.022,13 7,03 120.897,00 6,87
CA Provincial Alicante 2.004,17 4,66 105.730,00 6,01
CA Orihuela (Monserrate) 1.429,78 3,32 100.142,00 5,69
CAMP Novelda 1.328,99 3,09 59.851,00 3,40
CAMP Alcoy 1.211,00 2,82 56.336,00 3,20
CAMP Torrente 1.128,74 2,62 40.401,00 2,29
CAMP Sagunto 999,50 2,32 36.507,00 2,07
CAMP Onteniente 445,19 1,04 25.835,00 1,47
CAMP Crevillente 433,95 1,01 17.431,00 0,99
CAMP Carlet 240,56 0,56 10.262,00 0,58
CAMP Segorbe 203,77 0,47 11.676,00 0,66
7 Ramos (1965).
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
13
(*) Las cifras de la caja del Sureste se han tomado sólo en cuanto a las sucursales en territorio valenciano, que para 1970 suponía el 58.5% de los depósitos y el 52.5% de imponentes.
Desde la misma finalización de la guerra civil la CAMP de Valencia tomó un gran
protagonismo en la Federación de Levante, ya que actuó como la entidad de referencia para
cualquier operación de restitución o salvamento de cajas en peores circunstancias. Así, una vez
superados los problema propios de la posguerra, desde 1941 la Caja de Valencia tiende a abrir
sucursales en las principales localidades de la provincia con actividades agrícolas y
manufactureras, de tal forma que entre 1941 y 1958 se contabilizaron 58 nuevas oficinas
repartidas por la región y la ciudad de Valencia así como también en Castellón y Albacete (una
sucursal). En este proceso deben destacarse las absorciones de las Cajas de Alzira (1940),
Villareal (1941), Alberic (1942), Játiva (1943) y Gandía (1945), y la Caja de Previsión Social del
Reino de Valencia (1946)8. La legislación al respecto no tuvo una responsabilidad menor, ya que
desde 1939 (Orden del Mº de Agricultura) y sobre todo desde 1946 (Orden del Mº Trabajo) los
poderes públicos fomentaron de forma activa la expansión del ahorro popular entre los ámbitos
rurales al objeto de hacer llegar a la mayor parte de la población unos servicios financieros
mínimos, especialmente los vinculados al crédito agrícola. En cuanto al segundo franquismo,
iniciado con el Plan de Estabilización de 1959, la CAMP de Valencia reafirmó sus criterios de
expansión tendentes a cubrir la mayor parte de la geografía valenciana, siempre en consonancia
con las limitaciones sobre competencia con otras entidades de ahorro popular que la regulación
establecía (sobre todo la orden de 1964). De esta forma, en 1959 (30 nuevas sucursales sólo en
ese año), pero también en el período de 1965-1975 (125 nuevas sucursales), se produjo la
consolidación definitiva de la red regional apoyada por la mecanización y centralización
progresiva de las operaciones. Todo este proceso expansivo se tradujo en un aumento neto de
recursos ajenos en forma de ahorro captado.
CAMP de Valencia, Saldos de Ahorro, 1940-1975
8 La principal competencia bancaria tras la guerra fue la ejercida por el Banco de Valencia –que en vísperas de la guerra civil contaba con 24 sucursales y 13 agencias y que durante la década de 1940 absorbió pequeños bancos y casas de banca que incorporó, como el Banco de Castellón, a su red de sucursales.
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
14
100
1.000
10.000
100.000
1940 1945 1950 1955 1960 1965 1970 1975
Saldos Ahorro ptas corrientes Saldos Ahorro ptas constantes
Fuente: Elaborado a partir de los datos contenidos en las Memorias de la CAMP de Valencia.
Por su parte, la Caja de Ahorros del Sureste de España protagonizó el proceso de expansión
en el sur de la región desde la misma finalización de la guerra civil. Así, y a iniciativa de la CAMP
de Cartagena, en 1941 se fundó la nueva entidad como resultado de la fusión de las CA y MP de
Alicante, Elche, Cartagena, Jumilla, Murcia, Yecla, y la Caja Rural Agrícola católica de Yecla, y la
Caja Rural y de Crédito de Caudete (Albacete) con sede social en Alicante –debido a la
hegemonía de sus recursos frente al resto de entidades fundadoras (la caja alicantina concentraba
más del 60% de los activos conjuntos en el momento de su constitución). Además, la nueva
entidad también absorbió las secciones de ahorro del INP en Denia y Elda, comprometiéndose a
abrir sucursales en las dos localidades9. A partir de esta primera red efectiva compuesta por las
oficinas de las entidades fundadoras desde 1944 la nueva caja inició una política de expansión
geográfica por las provincias de Alicante y Murcia que fue especialmente intensa entre los años
1952 y 1959 (86 nuevas sucursales, 43 de ellas en tierras alicantinas). Al igual que en el caso de la
CAMP de Valencia, las directrices de la expansión vinieron marcadas tanto por la regulación, la
competencia bancaria, y la propia estrategia corporativa que debía conjugar el incremento del
número de oficinas con el de los costes que ello suponía. Aun así, la entidad, las cajas en su
conjunto, contaba con activos intangibles pero reales frente a posibles competidores basados en
la respetabilidad y ascendencia social de sus promotores, sobre todo en cuanto a la captación del
pequeño ahorro proveniente de los productores agrícolas (jornaleros y propietarios) e industrial.
Como manifestaban directivos bancarios en la región durante la década de 1950:
… Nuestra zona, además de no ser fácil creadora de reservas numerarias, cuenta con dos Cajas de Ahorros Benéficas muy bien organizadas y una de ellas establecida en poblaciones de mínima importancia, ofreciendo ambas alicientes tales como rifas, repartos de juguetes, espectáculos cinematográficos y culturales, etc. Además, por parte de nuestros competidores bancarios se ha seguido la práctica de ofrecer extra-tipos de
interés…/…10
9 La propia Caja del Sureste intentó la creación de una gran entidad supraprovincial a través de la Federación Valenciana de CCAA, aunque esta propuesta fue rechazada en 1942. 10 AHBBVA, Memoria Sucursal Alicante, 1959.
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
15
… Las Juntas de Gobierno de estas Cajas se hallan integradas por las personas más representativas e influyentes de cada población, consiguiendo atraer a muchos amigos, que unido al mayor tipo de interés
motivan el incremento de su pasivo11
.
Posteriormente, durante las décadas de 1960 y 1970 la expansión geográfica aminoró su
ritmo debido a que la implantación de la entidad en la región era casi total, con lo que excepto
los períodos 1966-1967 y 1971-1972 la red operativa existente parece en consonancia tanto a las
limitaciones de la legislación –que hasta los cambios de los 70 restringía la expansión- como a los
de la propia estrategia corporativa en términos de rentabilidad frente a la competencia. Debe
recordarse que en esos años, concretamente entre 1960 y 1970, el número de oficinas bancarias
en el país valenciano creció enormemente (pasó de 297 a 450), destacando la labor de los Bancos
de Valencia, Popular, Central y Bilbao12. Por otra parte, en este período otras cajas menores,
concretamente las de Alcoy y Torrente, llevaron a cabo una estrategia similar acorde con la
escala de sus operaciones, estableciendo sucursales por sus respectivas zonas de influencia.
Como resultado de este proceso expansivo los recursos de las cajas valencianas se
incrementaron de forma muy notable. El análisis de la expansión de los pasivos demuestra
que éste fue el campo principal de competencia de las cajas respecto a los bancos. En el caso
valenciano las dos entidades principales vieron crecer enormemente sus recursos y sus
impositores desde 1945, una vez se normalizaron las operaciones y se resolvieron los
conflictos relativos al desbloqueo de cuentas. Esto fue especialmente claro en el caso de la
CAMP de Valencia. Como se puede apreciar, incluso descontando el efecto de los precios, los
saldos de ahorro de las cjas valencianas se multiplicaron exponencialmente entre 1940 y 1975,
colocando durante todo el período a la CV como la tercera región en ahorro benéfico, tras
Cataluña y el País Vasco, con porcentajes que oscilaron entre el 7 y el 10% del total nacional.
Saldos de Ahorro de las cajas valencianas y de la CAMPde Valencia, 1940-1975, ptas constantes
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
30.000
35.000
40.000
45.000
1940 1945 1950 1955 1961 1965 1970 1975
Saldos Ahorro Total Cajas Valencianas Saldos Ahorro CAMP de Valencia
Saldo de Ahorro CCAA valencianas e imponentes, 1940-1975, ptas corrientes
11 AHBBVA, Memoria Sucursal Denia, 1955. 12 (Pons y Cuevas, 2007).
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16
Saldos Indice % nacional Imponentes 1940 266,21 100 7.88 205.407 (7.56) 1945 307,49 115,51 5.21 261.815 (7.72) 1950 794,05 298,28 5.68 396.035 (8.33) 1955 2.546,86 956,71 7.57 713.145 (10.4) 1961 5.745,57 2.158,28 8.03 1.003.851 (9.74) 1965 16.543,18 6.214,34 8.59 1.270.410 (9.41) 1970 41.865,21 15.726,39 7.77 1.705.387 (8.72) 1975 121.864,32 45.777,39 7.92 2.413.585 (7.52)
Fuente: CECA e INE
Saldos de ahorro, ptas corrientes y constantes, CCAA valencianas
100
1.000
10.000
100.000
1.000.000
1940 1945 1950 1955 1961 1965 1970 1975
Ptas corrientes Ptas constantes
Fuente: CECA
En cuanto a las modalidades de ahorro predominó en todas las entidades el uso de
libretas remuneradas (ahorro a la vista) que generalmente concentraba entre el 60 y el 80% de
todo el saldo, seguido de los depósitos a plazo (no más del 15%) y el resto repartido entre
cuentas corrientes (sólo significativas desde finales de la década de 1960) y otros tipos de
productos, como las libretas infantiles o escolares. En este sentido queda confirmada la
imagen más tradicional del ahorro de las cajas, aunque también en este caso la CAMP de
Valencia presentó un comportamiento más bancario que el resto de entidades, ya que desde la
década de 1950 mantuvo cuentas corrientes (en la Caja del Sureste este tipo de modalidad no
fue relevante hasta 1965) así como otros servicios más en consonancia con una entidad con
una fuerte impronta urbana, por ejemplo el descuento de cupones, el depósito de valores, o la
compra-venta de valores por cuenta de sus clientes. Este aumento en su oferta de servicios
coincidió con una caída importante de su actividad tradicional como Monte de Piedad, el
empeño (en expansión durante el primer franquismo y en decadencia desde 1957). De ese
modo, y pese a la legislación, la caja de Valencia fue adquiriendo un carácter más bancario,
aunque éste siguió siendo marginal en la operatoria de la entidad hasta bien entrada la década
de 1960.
En el capítulo de las inversiones las cajas, como se sabe, mantuvieron dos principales ejes
de actuación, ambas condicionadas por la legislación. Por un lado las inversiones crediticias,
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
17
incluidos los Montes de Piedad, y por otro, la inversión en cartera. En cuanto a la primera las
cajas valencianas mantuvieron un comportamiento similar al del resto de entidades españolas,
aunque con una mayor dedicación al sector agrícola, siguiendo así su histórica trayectoria de
apoyo al pequeño y mediano productor. En general se puede admitir, sobre todo durante las
primeras dos décadas tras la guerra, que las cajas tendieron a orientar sus actividades de
inversión hacia una operativa más tradicional, mientras que los bancos ejercían en este ámbito
una competencia distinta, más ligada al establecimiento de sucursales donde la afluencia de
papel comercial derivado de la exportación y negociación de bienes –cítricos, arroz, pasas-
permitiera captar un tipo de clientela más propicia a la banca comercial. Los préstamos y
créditos de las cajas, además, evolucionaron durante las más de tres décadas del franquismo,
no sólo en consonancia con las transformaciones socio-económicas que determinaban la
demanda de financiación, sino también en relación con las diversa directrices regulatorias que
el régimen impuso en materia de inversiones. Así, la creación de numerosos organismos
públicos relacionados con la promoción económica –sobre todo por lo que se refiere a la
agricultura y la industria- implicó la colaboración activa de las cajas mediante convenios de
vinculación del crédito (además de dificultar la homogeneización de series por las distintas
acepciones de las partidas contables).
En general durante el primer franquismo las cajas valencianas mantuvieron dos tipos de
créditos y préstamos principales, los de garantía hipotecaria, mayoritarios, y los de garantía
personal. Además, este fue el último gran período en el que las actividades propias del MP –
anticipos con garantías prendarias- siguieron teniendo cierta importancia, poco a poco
reducidas sólo al empeño de alhajas. La hegemonía de las operaciones hipotecarias debe
relacionarse, primero, con la atención preferente a las actividades agrícolas, entre las cuales no
fue menor el fomento del acceso a la propiedad entre los no propietarios (enfiteutas,
aparceros, etc.). Aun teniendo en cuenta las diversas modalidades de crédito agrario que cada
entidad mantuvo, en general se observan rasgos comunes: adelanto de insumos mediante
organismo agrarios creados o vinculados a las cajas, préstamos hipotecarios de colonización,
créditos excepcionales (heladas, maquinaria, inundaciones) operaciones crediticias por
mediación del Sindicato Nacional de Crédito Agrícola, etc. Además de esta atención propia
del entorno económico de la mayor parte de las oficinas operantes en el país valenciano, las
operaciones con garantía hipotecaria no rústica fueron primordiales en los balances de las
cajas situadas en las principales localidades, especialmente Valencia. La trayectoria inversora
de la CAMP de Valencia muestra, al igual que también la del Sureste en cuanto a la ciudad de
Alicante y la CAMP de Alcoy, su relación con la expansión urbana desarrollada tras la guerra y
durante las décadas siguientes, que además contó con la activa participación del Instituto
Nacional de la Vivienda creado en 1939 -históricamente estas tres entidades ya habían
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
18
participado de la expansión urbana durante el primer tercio del siglo XX. Pese a las
dificultades de ofrecer datos agregados, el análisis de las diversas partidas y denominaciones
crediticias revela que hasta mitad de la década de 1960 existió un predominio del crédito
agrario que supondría casi un 40% del total, mientras que las actividades manufactureras y
comerciales absorberían alrededor del 30%, más un 15% de las partidas destinadas a la
financiación de la vivienda.
Las posteriores limitaciones al crédito libre por parte de las autoridades canalizaron una
parte sustancial de la inversión hacia sectores y actividades concretas, de tal forma que los
coeficientes de inversión obligatoria tendieron a dominar las partidas. En su mayor parte los
préstamos y créditos siguieron decantados hacia las actividades agrarias y la demanda urbana,
aunque era perceptible el proceso de bancarización progresiva de las cajas de ahorros en la
creciente atención a las actividades secundarias y terciarias vinculadas a las pequeñas y
medianas empresas. En este caso la CAMP de Valencia fue la que más temprana e
intensamente orientó una parte de sus recursos hacia tales operaciones, entre las que cabe
destacar los préstamos a las Pymes industriales (regulados desde 1965) bien directamente o a
través del Banco de Crédito Oficial (el crédito a Pymes concentró desde 1965-1968 entre el 60
y el 90% del crédito industrial concedido), la participación en iniciativas industriales de cierta
envergadura canalizadas a través de los coeficientes obligatorios legales –colaboración
financiera y logística en la instalación de las factorías de Ford e IBM en Valencia, creación de
la sociedad autopistas del Mediterráneo (en la que también participó la caja de ahorros del
Sureste), participación preferente entre las cajas que contribuyeron a crear la sociedad Altos
hornos del Mediterráneo, así como la creación de empresas del propio grupo para la
promoción de iniciativas concretas (Instituto de Promoción Industrial Valenciano, Prevasa,
etc.). Por su parte, en el caso de la financiación de la vivienda, otro de los campos en los que
las grandes cajas urbanas españolas colaboraron activamente desde mediados de la década de
1960 y especialmente durante la de 1970, las dos grandes cajas valencianas canalizaron parte
sustancial de sus recursos –obligatorios y libres- hacia la financiación y promoción de
viviendas baratas. La CAMP de Valencia, además, creó su propia constructora –Cavalmonte,
1966- de carácter benéfico y orientada a complementar las actividades de la obra Social en
materia de acceso a la propiedad inmobiliaria a las rentas medias y a empleados. La
participación de recursos en esta actividad creció en todas las entidades, aunque como se ve, la
importancia tomada en la caja de la capital valenciana fue acorde con su progresivo carácter
bancario y urbano, en sintonía con la perceptible crisis del modelo agrícola tradicional
valenciano, sobre todo desde inicios de la década de 1970.
CAMP Valencia, préstamos y créditos, 1965-1976, ptas corrientes
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
19
0
2.000
4.000
6.000
8.000
10.000
1965 1967 1969 1971 1973 1975
Agricultura Industria Vivienda
Fuente: Elaboración propia a partir de Cantera y otros (1979)
CAMP Valencia, préstamos y créditos regulados a la industria 1965-1976, ptas corrientes
Industria Pymes industriales %
1965 360 - -
1966 122 73,05 59,88
1967 104 69,66 66,98
1968 569 515,12 90,53
1969 549 529,01 96,36
1970 1.250 1.096,96 87,76
1971 652 587,90 90,17
1972 980 757,39 77,28
1973 1.865 1.440,90 77,26
1974 2.377 1.353,62 56,95
1975 2.099 308,06 14,68
Fuente: Elaboración propia a partir de Cantera y otros (1979)
En cuanto a una de las tradicionales inversiones de las cajas durante el franquismo –los
coeficientes obligatorios de valores- su evolución condicionó el margen de maniobra de cada
entidad, lo que obligaba a una minuciosa valoración entre lo establecido por la regulación y la
rentabilidad de las inversiones. En este sentido, durante el primer franquismo todas las cajas
contaban todavía con valores procedentes del período anterior a la guerra civil, con lo que la
primera tarea fue la del canje de deuda inservible por títulos actualizados. Normalmente la
cartera de valores, al menos durante el primer franquismo, estuvo constituida por valores
públicos, frente a las todavía débiles proporciones de los valores industriales y corporativos. Sin
embargo, los coeficientes obligatorios ofrecían márgenes de actuación en cada caso a través de
los créditos regulados, como se puede apreciar en la caja del Sureste, que excepto en la
coyuntura 1960-1967 sus inversiones en valores solían ser ligeramente inferiores a las crediticias.
Este hecho resultó incontestable durante los últimos años del régimen franquista, ya que la
apertura de la economía ofreció mayores y más variadas oportunidades de inversión. Así, desde
finales de la década de 1960 los créditos de la CAMP de Valencia superaron a la cartera de
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
20
valores. Esta –a diferencia de otras cajas valencianas de menor tamaño donde el peso de los
fondos públicos solía ser abrumador- mantuvo sensibles participaciones en renta industrial fija y
variable emitida por entidades y empresas valencianas.
Caja del Sureste, Inversión sobre Activo Patrimonial, 1940-1975, %
Prest. /Cred. Valores
1941 52.11 30.59
1945 55.29 20.56
1950 56.75 22.85
1955 40.68 37.82
1960 30.42 45.82
1965 38.27 47.72
1970 41.19 41.35
1975 40.85 38.26
Fuente: Memorias entidad
CAMP de Valencia, inversión en Préstamos/Créditos y en Valores, 1957-1975, ptas corrientes
1.000
10.001.000
20.001.000
30.001.000
1957 1960 1963 1966 1969 1972 1975
Créditos y Préstamos Cartera Valores
Fuente: Elaboración propia a partir de Cantera y otros (1979)
En definitiva, durante el franquismo las cajas valencianas mostraron una notable capacidad
de crecimiento y una rápida adaptación a las circunstancias económicas e institucionales.
Dejando de lado otras cuestiones que no son objeto de este trabajo, hacia 1975 las cajas de la
Comunidad Valenciana se enfrentaron a la profunda reorganización del sistema financiero
español con una sólida posición de partida fraguada en el afianzamiento de su principio de
territorialidad.
4. 1975-2008: concentración y expansión. La formación de dos grandes grupos
financieros, BANCAJA y CAM
El período iniciado con la transición política y económica desde mitad de la década de
1970 comprende, en el caso del sistema financiero, algunos rasgos bien conocidos: reformas
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
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liberalizadoras que cambiaron el marco institucional, progresiva equiparación operativa y
territorial entre las diversas entidades de depósitos y ahorro, libertad de tipos, eliminación
progresiva de la financiación privilegiada, apertura del mercado doméstico al nuevo entorno
europeo y global, etc13. Las cajas de ahorros afrontaron este período de transformaciones a
través de un fuerte crecimiento y concentración sectorial así como de procesos de
especialización operativa. En general, las cajas han constituido grandes grupos financieros que
cuentan con una diversificada oferta de servicios alejada de la tradicional imagen de las
anteriores instituciones benéficas, lo que ha incido en una mayor competencia para el sector
bancario. De esta forma la expansión territorial –no sólo en las regiones de origen- ha afianzado
el negocio de las cajas en cuanto a la banca minorista, al margen del crecimiento de sus
operaciones en negocios tales como la banca de inversión, el incremento de las participaciones
empresariales o la enorme expansión en el campo de los seguros. Todas estas transformaciones
han sido posibles gracias a las sostenidas inversiones en tecnología, lo que no sólo ha permitido
mejorar la calidad de los servicios prestados sino también hacer frente al aumento de los costes
operativos por el incremento del tamaño –y manteniendo unos mejores márgenes de eficiencia y
rentabilidad que la banca comercial. La implementación de las nuevas tecnologías de la
información –cuyo origen se sitúa en las inversiones realizadas en las décadas de 1960 y 1970 en
cuanto a la mecanización y automatización de determinados procesos (reducción costes
operativos e implantación nuevos sistemas de control y gestión de riesgos) ha hecho descender
los costes asociados al tratamiento de la información y han cambiado la forma en que los clientes
acceden a los productos bancarios. En este sentido, el enorme esfuerzo de las cajas en la
implantación de su tupida red de cajeros automáticos y posteriormente en el desarrollo de
sistemas automáticos de acceso (banca on-line) constituyen algunos de los mejores ejemplos de
la radical transformación del sistema financiero español.
En este contexto de liberalización el comportamiento de las cajas valencianas entre la década
de 1970 y la actualidad ha venido marcada por tres ejes principales: concentración, expansión
(dos caras de la misma moneda), y trasformación de sus actividades. Todo ello manteniendo la
impronta fuertemente social que define las cajas, aunque asumiendo los principales retos del
contexto económico español y europeo que las obligan a adaptarse a nuevos mercados y formas
del negocio bancario14.
Primeramente, la expansión de las cajas valencianas por su territorio de expansión natural
continuó desde la década de 1970 como lo había hecho durante el franquismo tal y como se ha
descrito. En vísperas del inicio de la liberalización, en 1974, las cajas valencianas agrupaban el
37% de las oficinas bancarias de la Comunidad Valenciana (530) frente a las 626 oficinas de la
13 Todas estas cuestiones en: Martínez Serrano (1982), Torrero (1982, 1989), Cals y Garrido (1999). 14 En la CV las competencias sobre cajas se han desarrollado a través de diversas iniciativas legislativas, la primera de ellas de 1990 que partía de la norma básica del Estado al respecto de 1985 (LORCA). Posteriormente, en 1993 y 1997 se corrigieron y reformaron algunas cuestiones de la normativa básica en sendas leyes autonómicas.
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red de bancos (43.6%). El restante 19.4% eran oficinas de las Cajas Rurales. En esta cuestión las
reformas legales desempeñaron un papel esencial, ya que sin romper el principio de
territorialidad que ha presido la operativa de las cajas de ahorros españolas desde su aparición,
las reformas de 1975 y sobre todo la de 1979 pusieron las bases para el actual mapa bancario
nacional15. Las cajas de ahorros iniciaron su expansión territorial con criterios distintos a los que
restringían su crecimiento fuera de su ámbito provincial, proceso que culminó durante las dos
décadas siguientes. El resultado de la transformación institucional ha sido el cambio en las
cuotas de mercado en cuanto a depósitos y créditos, así como el afianzamiento de diversas
regiones como receptoras netas del establecimiento de nuevas entidades, principalmente Madrid
y el arco mediterráneo. Esta circunstancia explica el continuado incremento del peso de las cajas
de ahorros foráneas en la comunidad valenciana, ya que el crecimiento de las entidades locales ha
sido superado en términos relativos por aquellas. Podemos apreciar este fenómeno en el
mercado financiero valenciano desde 1990 en el siguiente cuadro16.
Número de oficinas bancarias en el país valenciano, 1990-2005
Fuente: Elaboración propia a partir de Banco de España, Boletín Estadístico e Instituto Valenciano de Finanzas, Memoria 2005
Como resultado de su expansión por todo el territorio valenciano las cajas de ahorros han
obtenido una posición hegemónica en el conjunto de la red de oficinas operativas (47%) frente a
los bancos (35%) y las Cooperativas de crédito rurales (17%) en 2005, lo que representa un
incremento neto muy sustancial ya que en 1991 las proporciones eran claramente favorables a
los bancos (50.23%) frente al 36.7% de las cajas. En este proceso expansivo debe destacarse el
papel desempeñado tanto por los dos grupos financieros formados por BANCAJA y CAM a
través de la reorganización y fortalecimiento de sus respectivas redes operativas, como
posteriormente se verá, como sobre todo por las cajas foráneas. Éstas han crecido más que
cualquier otro agente financiero en la CV, multiplicando por cinco su presencia desde 1990 al
15 Mendez (1984), Latorre (1998), Analistas Financieros Internacionales (2003). 16 Para una completa revisión de la evolución del sistema bancario valenciano en los 90, Agud Blasco (1998).
Bancos Cajas valencianas Cajas foráneas Total Cajas Ahorro Cooperativas Créd. Total
oficinas
oficinas Indice oficinas Indice oficinas Indice oficinas Indice oficinas Indice
1991 1.930 100 1.210 100 200 100 1.410 100 502 100 3.842 1.965 101,81 1.215 100,41 204 102 1.419 100,64 523 104,18 3.907 1.920 99,48 1.113 91,98 284 142 1.397 99,08 540 107,57 3.857 1.893 98,08 1.091 90,17 314 157 1.405 99,65 541 107,77 3.839 1995 1.947 100,88 1.082 89,42 292 146 1.374 97,45 552 109,96 3.873 1.918 99,38 1.086 89,75 379 189,5 1.465 103,90 569 113,35 3.952 1.832 94,92 1.090 90,08 480 240 1.570 111,35 594 118,33 3.996 1.826 94,61 1.100 90,91 573 286,5 1.673 118,65 599 119,32 4.098 1.773 91,87 1.080 89,26 628 314 1.708 121,13 620 123,51 4.101 2000 1.648 85,39 1.083 89,50 704 352 1.787 126,74 647 128,88 4.082 1.538 79,69 1.083 89,50 743 371,5 1.826 129,50 695 138,45 4.059 1.478 76,58 1.097 90,66 776 388 1.873 132,84 707 140,84 4.058 1.498 77,62 1.128 93,22 799 399,5 1.927 136,67 749 149,20 4.174 1.514 78,45 1.148 94,88 848 424 1.996 141,56 773 153,98 4.283 2005 1.580 81,87 1.166 96,36 941 470,50 2.107 149,43 795 158,37 4.482
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
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calor del ensanchamiento del mercado regional que la expansión económica y la liberalización
han originado. Como se puede apreciar, el crecimiento de la red bancaria regional ha propiciado
un reajuste entre el peso de las oficinas por tipo de entidad, y sobre todo ha contribuido a
aminorar el grado de concentración de la red de oficinas de las cajas de ahorros. Así, pese al
enorme proceso de concentración que las dos entidades de referencia han llevado a cabo durante
las dos últimas décadas, el peso de éstas sobre el conjunto de la red de cajas que operan en la CV
ha descendido: en 1991 las oficinas de las cajas foráneas representaban el 5.2% del sistema
bancario regional frente al 31.5 de las cajas autóctonas; quince años después las proporciones
han tendido al equilibrio, ya que las primeras representan el 21% de las oficinas por el 26% de
las cajas valencianas. Como se aprecia, además, el período 1995-2000 ha constituido el de mayor
fuerza en la instalación de cajas foráneas que incrementaron su número en más de un 100%,
pasando de 292 oficinas a 704. Pese a ello, y aun observando que el grado de concentración del
mercado valenciano es similar al del resto de España, la cuota de mercado de la entidad de cada
provincia, BANCAJA y CAM, en cuanto a captación de recursos supera a las medias estatales ya
que se acerca al 50%.
En contrapartida, tanto BANCAIXA como CAM han reforzado su presencia fuera de la CV
desde la década de 1990, siendo sus principales destinos Madrid, Cataluña, Murcia y,
progresivamente, Andalucía. Ambas entidades han seguido estrategias ligeramente distintas, al
calor de las decisiones de redimensionar las entidades durante esas fechas. Mientras que
BANCAJA ha seguido una expansión más lineal y continuada, mediante la típica expansión en
forma de mancha de aceite –no exenta de coyunturas excepcionales marcadas por la
incorporación de alguna red externa, el caso de la CAM ha sido distinto. En la caja alicantina el
crecimiento de su red ha venido muy condicionado por la integración de redes operativas
procedentes de integraciones o fusiones de entidades distintas. Mientras que el proceso de
integración de las diversas cajas que se fueron incorporando desde 1988 a la caja alicantina, y que
a continuación se analizará, requirió de un reajuste del número y situación del número de
oficinas (cerrando muchas de ellas), la incorporación de las redes de los bancos comprados o
participados ha proporcionado una red suplementaria tanto en Madrid como en Cataluña. De
esta forma las cajas valencianas han ido ganando mercado en el resto de España, siendo dos de
las entidades que de forma mas intensa opera en el conjunto del estado, frente a las dos cajas
líderes en este campo, la Caixa y Caja Madrid. Como se aprecia en los mapas, del total de las
2.069 oficinas operativas de las cajas valencianas a finales de 2005 el 56.35% de ellas (1.166) lo
hacía en territorio valenciano, mientras que el 43.64% restante lo hacía en el resto de España o el
extranjero, proporción muy abultada y conseguida en un espacio de tiempo relativamente breve.
Mapa de oficinas de la cajas valencianas, 2005
CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LAS CAJAS DE AHORROS La evolución y el papel de las Cajas de Ahorros valencianas en el sistema financiero regional durante el siglo XX, 1880-2008
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Fuente: Fuente: Instituto Valenciano de Cajas de Ahorro, Memoria 2006
El resultado final de esta expansión ha sido un vuelco en las cuotas del mercado financiero
regional, tanto en captación de depósitos como en operaciones activas, si cabe más acentuado
que en el resto de España. Además, en cuanto al comentado incremento de las cajas foráneas,
cabe destacar que su creciente presencia en la región puede haber moderado la expansión de las
cajas valencianas en términos de competencia, aunque mas bien parece que su mayor presencia
se explica mejor por la ganancia de una parte sustancial de la cuota de mercado de los bancos,
sobre todo en la captación de depósitos. En cuanto a los créditos las cajas valencianas no parece
que hayan ocupado el lugar dejando por los bancos, ya que en este tipo de inversiones las cajas
foráneas han multiplicado sus operaciones enormemente mientras que las cajas valencianas se
hallan estancadas en un tercio del total de las operaciones realizadas. La ampliación de sus
operaciones no parece pues que vaya acorde con la expansión del mercado, al menos en
términos relativos. Finalmente debe recordarse que la imposibilidad de contabilizar los fondos
captados fuera de balance, por ejemplo en el caso de los Fondos de inversión, hace difícil valorar
con mayor profundidad la caída de cuota de mercado de la banca y la utilización de distintos
instrumentos financieros de captación de ahorro por parte de las cajas de ahorros.
Cuotas de mercado de Ahorro y Crédito en el país valenciano, 1990-2005, %
Bancos Cajas Ahorros
Cooperativas Crédito Valencianas Foráneas
depósitos créditos dep cred. dep. cred. depósitos créditos
1991 48.4 54.49 39,00 34,51 2,05 4,18 10.53 6.82 1992 46.16 52.70 39,98 33,88 2,70 5,66 11.16 7.77 1993 43.34 49.96 41,52 35,82 3,05 6,44 12.09 7.78 1994 43.08 53.11 40,58 32,62 4,06 6,72 12.27 7.55 1995 42.26 51.28 41,33 33,62 4,12 7,15 12.29 7.95 1996 40.60 49.76 41,35 34,14 4,63 7,61 13.42 8.49 1997 36.08 46.85 44,19 34,66 5,94 9,78 13.79 8.72 1998 35.47 46.34 43,92 33,97 6,45 10,75 14.15 8.95 1999 36.97 46.11 41,01 33,37 7,71 11,50 14.31 9.03 2000 36.21 45.15 40,57 33,31 9,21 12,58 14.00 8.96
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2001 34.29 43.26 40,28 33,97 10,69 13,57 14.74 9.00 2002 33.47 42.93 40,42 33,04 11,56 14,95 14.55 9.09 2003 31.42 43.55 42,35 31,19 12,15 16,19 14.08 9.14 2004 29.35 42.38 44,80 30,06 12,26 17,23 13.59 9.16 2005 28.59 42.39 44,52 31,72 12,89 17,30 14.01 8.59
Fuente: Elaboración propia a partir de Instituto Valenciano de Finanzas, Memoria 2005
Como se indicó, al inicio de la década de 1970 todavía existían 13 cajas de ahorro con sede
social en territorio valenciano, mientras que en la actualidad esta cifra se ha reducido a tres,
BANCAJA, CAM, y CAIXA ONTINYENT. Es decir, al igual que el conjunto del sector
bancario, las cajas de ahorro valencianas han observado un fuerte proceso de concentración,
compatible además con el incremento enorme de sus operaciones o del número de sus
empleados. La variante del tamaño como instrumento de consecución de economías de escala
así como la necesidad de racionalizar costes unitarios, han sido los factores que han impulsado a
las cajas valencianas a redimensionarse en un contexto competitivo y de mercado cambiante,
como lo han sido el español y el europeo durante las décadas 1980-2000.
Los primeros movimientos al respecto los protagonizó la Caja del Sureste de España, que
junto a las históricas entidades de Alcoy, Crevillente, Novelda y Orihuela (Monserrate) se
fusionaron en 1976 para crear la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia (CAAM, con sede social
en Alicante), a la que se unió ese mismo año la Caja de Ahorros de Alhama de Murcia y en 1985
la Cooperativa de Crédito de Jávea. La nueva entidad recién creada debió primero asumir un
fuerte reajuste territorial y operativo para evitar solapamientos con las oficinas de las entidades
fundadoras, lo que se tradujo en cierres de algunas de ellas y en una expansión territorial
moderada hasta los inicios de la década de 1980 con el objetivo de cubrir también la provincia de
Valencia. En su momento de fundación la CAAM contaba con 281 sucursales y algo más de
2.000 empleados Posteriormente, en 1988, la entidad estrenó su nueva denominación, Caja de
Ahorros del Mediterráneo (CAM), que en esas fechas ya contaba con 377 oficinas, de las que
240 operaban en la CV. El objetivo de crecimiento, especialmente en el área de la ciudad de
Valencia, estuvo muy presente cuando en ese año la CAM aprobó el proyecto de fusión con una
de las principales cajas valencianas que seguía operando en solitario desde su fundación en 1906,
la Caja de Ahorros de Torrent, integrada definitivamente en 1990. Esta operación revistió un
carácter estratégico de primer orden, no sólo por el tamaño de la entidad absorbida (Caixa
Torrent suponía el 10 de los depósitos de la CAM en el momento de la fusión) sino también por
la incorporación de su red de 45 sucursales situada en el área metropolitana de Valencia. El
proceso de concentración y crecimiento siguió avanzando en esas fechas mediante entidades
mucho menores (Integración de la Cooperativa Naval de Crédito -1976- integrada en la CAM en
1988, o el fracaso a inicios de los 90 de las negociaciones con la aragonesa Ibercaja para la fusión
entre ambas) y sobre todo mediante dos movimientos que acabaron de configurar la base de la
actual Caja de Ahorros del Mediterráneo: la integración en 1992 de la Caja de Ahorros Provincial
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de Alicante y Valencia (CAPAV), creada un año antes de la unión de las respectivas cajas
provinciales de las dos capitales (CAPV, 1983, CAPA, 1953), y la compra en 1998 de dos bancos
que contribuyeron a completar la red operativa, concretamente el Banco San Paolo (1998) –en
reñida pugna con Bancaja- y el Abbey Nacional Bank España (1998)17. La primera de las
operaciones (integración de la CAPAV) suponía un salto cuantitativo muy significativo debido al
gran volumen de recursos que suponía la entidad fusionada, por lo que se requirió también de un
reajuste de plantilla y oficinas hasta 1996. Por su parte, la compra de los citados bancos significó
la incorporación de una red de 133 oficinas situadas principalmente Madrid, Cataluña y Baleares.
Todas estas operaciones corporativas tuvieron como resultado que en los inicios de la década de
2000 la Caja de Ahorros del Mediterráneo se convirtiera en una de las cinco primeras cajas de
España con más de 800 oficinas y más de 5.000 empleados en plantilla, que a finales del ejercicio
de 2005 ascendían a 1.002 y 5.854 respectivamente.
Por su parte, la Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante, BANCAJA, es el
resultado de una escalonada integración de entidades de ahorro y bancarias llevado a cabo
durante el mismo periodo. Desde finales de la década de 1980 la principal caja valenciana
participó del mismo proceso que la CAM, es decir, intentar crecer en tamaño a costa de integrar
entidades menores con pequeñas redes operativas. A este objetivo correspondieron las
integraciones de la Caja de Ahorros de Segorbe (1989) y la de Castellón (1991). De la unión con
esta última nace la actual denominación de la entidad, Bancaja, con la sede social en Castellón y
la operativa en Valencia. En los años siguientes continuó el proceso con la absorción de la
decana de las cajas valencianas, la Caja de Ahorros y Socorros de Sagunto, en 1993, para finalizar
en 2001 con la Caja de Carlet. Todas estas operaciones reforzaron el papel de líder financiero en
las provincias de Valencia y Castellón, dejando la expansión por la provincia de Alicante a través
de una continuada apertura de oficinas llevada a cabo principalmente entre 1995 y 2005.
Además, esta estrategia se complementó no sólo desde un punto de vista territorial, sino sobre
todo productivo, con la compra de diversa participaciones bancarias hasta configurar el actual
grupo BANCAJA. En este sentido las principales operaciones nacieron de la compra de una
participación significativa del Banco de Valencia (24% ampliada posteriormente hasta casi el
40%) en 1994, que a su vez en 2002 aprobó la fusión operativa con el Banco de Murcia –
propiedad al 100% del Banco de Valencia. Además, la creación del grupo se cerró en 1998,
cuando la entidad compró el banco catalán Sindibank (Sindicato de Banqueros de Barcelona,
S.A.) al grupo italiano Banca Monte dei Paschi di Siena, posibilitando el crecimiento de la red de
sucursales en Cataluña, Aragón y otras capitales de provincia. Todo ello ha posibilitado que en
2005 el grupo Bancaja se haya convertido en el principal operador en el país valenciano,
17 El Sanpaolo proviene del cambio de denominación del Banco Abel Matutes Torres (desde 1994 Banco de Ibiza); posteriormente éste adquirió el Banc Català de Crédit y el negocio bancario de la oficina extranjera en España del Instituto Bancario Sanpaolo de Turín. Por su parte, el Abbey España había sido creado diez años antes por la matriz británica.
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incluyendo bancos y cajas foráneas, con una red de 1.405 oficinas (1.032 de la caja y 373 del
Banco de Valencia) y 7.270 empleados (5.404 y 1.866 respectivamente) en el territorio propio.
Desde el punto de vista operativo la configuración de ambos grupos ha dado como
resultado una posición hegemónica en el mercado financiero valenciano, como mostraban las
cifras presentadas de depósitos y créditos desde 1990 hasta 2005. Sin embargo, la continuada
regulación tendente a liberalizar y equiparar las operaciones entre cajas y bancos abrió la vía
hacia la especialización en nuevas áreas de negocio. Desde el Decreto de 1977 las cajas entraron
de facto en campos hasta ese momento no autorizados –negociación de efectos mercantiles,
transacciones de comercio exterior, por ejemplo. Una de las partes más relevantes de la
liberalización hace referencia a la progresiva disminución de la financiación dirigida así como
también el descenso del negocio con el sector público (valores), como muestra de la mayor
libertad de las cajas en cuanto a sus inversiones. Efectivamente, en el contexto de la
modernización de la economía española de las décadas de 1980 y 1990 y por tanto de un
fortísimo de las actividades financieras y con una elevada reducción del margen de
intermediación, las cajas adoptaron diversas estrategias tanto en cuanto a la financiación
empresarial, o la adopción de nuevos productos (incremento de la proporción de los ingresos
por servicios en las cuentas de explotación, peso creciente de las cesiones de créditos en el
Activo, etc.). Así, la mayor desintermediación y la mayor presencia de los mercados monetarios y
de deuda han contribuido esencialmente a la igualación operativa de cajas y bancos, pese a la
escasa presencia –excepto en las cajas de mayor tamaño- en el negocio de los Fondos de
inversión. Como se indicó, no se dispone de un indicador regional de distribución de los
mismos, lo que dificulta la valoración de la captación de este tipo de recursos. Algunas
evidencias dispersas apuntan hacia la innegable disminución de la importancia de las entidades
como mediadoras directas entre ahorradores e inversores aunque lo que parece más cierto es que
las cajas de ahorros entraron tarde en este tipo de negocio y sólo desde finales de la década de
1990 las mayores cajas de ahorros dedican una parte de sus recursos a este tipo de negocios, que
además requieren una específica cobertura de los Recursos Propios, control del riesgo, y sobre
todo, conocimiento específico del mercado18. Una buena muestra de ello en las entidades
valencianas lo constituyen las numerosas empresas gestoras de fondos y creadas tanto por
Bancaja y Cam, que representan una parte esencial de su organigrama organizativo. Las últimas
noticias ofrecidas por las propias entidades (Bancaja en este caso) apuntan a una expansión de
esta área de negocio durante el último quinquenio ya que la caja valenciana manifiesta ser en
2008 la cuarta entidad financiera española en gestión de SICAVS19.
18 Cals (2001) ofrece datos nacionales agregados sobre la cuota de mercado de los Fondos de inversión en manos de las cajas de ahorros, que para el periodo 1985-2000 se sitúa aproximadamente en poco más del 25%. 19 Levante-emv.com: 5 octubre 2008.
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La estrategia de crecer en mercados en los que se carecía de experiencia previa al calor de la
liberalización no puede hacer olvidar que las cajas (más que los bancos) han utilizado los
depósitos de clientes como fuente básica de recursos ajenos, sobre todo depósitos de ahorro y a
plazo y aunque menos ha ido creciendo el ahorro a la vista. Como se aprecia en las figuras
siguientes, las cajas han desplegado estrategias no excluyentes de aumento del volumen de
negocio en las áreas tradicionales junto a la diversificación de actividades hacia áreas de negocio
nuevas, por ejemplo la participación en empresas –fenómeno iniciado con las privatizaciones de
la década de 1990 y en el que las cajas valencianas a duras penas pudieron participar por no llegar
al umbral mínimo de tamaño- o el negocio de los seguros. Las participaciones societarias en
empresas que aportan estabilidad de resultados, por el dividendo y por su importante
revalorización en Bolsa, se han revelado como una buena opción de negocio ante la caída de los
márgenes. Las participaciones en el capital de empresas, generalmente con carácter financiero,
suelen constituir inversiones estratégicas que han ido sustituyendo de las carteras a las
inversiones en valores que las cajas mantenían debido a los coeficientes obligatorios.
Recursos ajenos CCAA valencianas, 2005, miles de euros y %
Depósitos de la clientela 63.606.000 82,66
Sector Público 1.296.000 1,68
Sector Privado 56.973.000 74,04
Cuentas Corrientes 9.815.000 12,76
Cuentas de Ahorro 10.123.000 13,16
Depósitos a Plazo 22.440.000 29,16
Otros Depósitos 14.595.000 18,97
Sector No Residente 5.337.000 6,94
Débitos rep. valores negociables 9.837.000 12,78
Pasivos subordinados 3.507.000 4,56
TOTAL 76.950.000 100
Fuente: Instituto Valenciano de Cajas de Ahorro, Memoria 2006
Créditos al sector privado por finalidades, 2005, miles de euros y %
Vivienda y construcción 49.405.900 68,71 Agricultura 512.800 0,71 Industria 4.665.000 6,49
Comercio y reparaciones 2.234.400 3,11 Servicios 7.943.700 11,05
Particulares y varios 6.348.600 8,83 Sin clasificar 796.400 1,11
TOTAL 71.906.800 100
Fuente: Instituto Valenciano de Cajas de Ahorro, Memoria 2006
En términos generales la diversificación operativa de las cajas de ahorros no ha sido un
obstáculo para que buena parte de la vertiente crediticia de las entidades valencianas desde la
década de 1990 se haya decantado hacia el sector inmobiliario. Así, no sólo desde el punto de
vista de las inversiones crediticias netas que absorbían en 2005 casi el 70% del total de las cajas
valencianas, sino también teniendo en cuenta los recursos canalizados hacia esta actividad en
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forma de empresas propias o participadas creadas para la gestión inmobiliaria. Un aspecto no
despreciable de la fuerte orientación inmobiliaria –al margen de la actual coyuntura de
desaceleración del ciclo de la vivienda- es el peso que ha mantenido en cuanto actuar de freno a
los continuos rumores e intentos institucionales de fusión entre las dos grandes entidades, y que
en un periodo de descenso de la eficiencia por la vía de la morosidad puede propiciar una vuelta
a los planteamientos „pro-fusión‟. Por otra parte, la creación de empresas de servicios,
industriales y de servicios constituye, además de la sustitución de las inversiones en renta fija
obligatoria por cédulas y bonos de empresas locales (agua, eléctricas, ocio, salud, etc.) y renta
variable en general, uno de los pilares operativos de los dos grupos financieros, junto a otras
fórmulas orientadas hacia el sector público autonómico. Finalmente, en el proceso de abrir
nueva áreas de negocios y financiar de forma solvente el crecimiento corporativo, así como de
caminar en la senda de un mayor control de la gestión por parte del mercado, ha sido la CAM la
que finalmente ha decidido lanzarse a la emisión de las cuotas participativas sin derechos
políticos, reguladas desde finales de la década de 1980 aunque sin plasmación hasta ahora, y que
están diseñadas para proporcionar una fuente solvente de creación de recursos propios básicos.
Principales sociedades participadas por el Grupo BANCAJA, diciembre 2006
Fuente: Bancaja, Memoria, 2007
5. Conclusión
Durante una trayectoria demás de un siglo las cajas de ahorros han formado parte esencial
del sistema financiero español, y si cabe en mayor medida del sistema bancario valenciano, ya
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que la ausencia de una banca autóctona robusta ha propiciado que las cajas desempeñaran un
papel central en economía regional, especialmente en la financiación de las actividades
predominantes –antes agricultura, ahora servicios. En el país valenciano las cajas nacieron hace
más de un siglo con el propósito de asistir económica y financieramente a los más
desfavorecidos al calor de la filantropía social imperante, aunque a día de hoy se han convertido
en entidades bancarias competitivas que afrontan con solidez los cambios globales de los inicios
del siglo XXI. Esto es así, entre otras cosas, por su gran capacidad de adaptación a los cambios
económicos e institucionales. Así, durante las primeras décadas de funcionamiento las cajas se
especializaron en la asistencia al pequeño y medio productor, predominante en el sector agrícola,
así como a constituir la banca accesible de las capas urbanas menos favorecidas. La
especialización en el mercado del pequeño ahorro y en el crédito hipotecario a inicios del siglo
XX supuso el nacimiento de una creciente competencia con la banca privada, que a lo largo del
siglo XX no ha hecho sino incrementarse. En este sentido resulta destacable la fuerte
implantación territorial que el sector alcanzó a lo largo de toda la región valenciana antes del
conflicto, especialmente tras la IGM. Posteriormente las cajas, generalmente a través de medios
cooperativos entre los miembros de su misma red –Federación Regional, CECA- iniciaron un
proceso de concentración durante la autarquía que trató de afianzar el principio de territorialidad
frente a la lenta expansión bancaria. Durante el franquismo la colaboración activa con las
políticas de desarrollo del régimen no impidió a las cajas de ahorros seguir con su principal
actividad, la asistencia financiera a las actividades productivas más próximas, que en el caso
valenciano favorecía la presencia de estas entidades: agricultura comercial de pequeñas y
medianas parcelas, y manufactura especializada en bienes de consumo con requerimiento
financieros poco intensivos. La progresiva dedicación de estas entidades a la asistencia
empresarial, muy patente desde la década de 1960, acabó cristalizando con las reformas
institucionales de la transición. Es precisamente durante este período en el que se sentaron las
bases estratégicas que hoy permiten a las dos cajas valencianas de referencia, BANCAJA y CAM,
ocupar los primeros puestos en el ranking financiero regional por encima de la banca nacional y
constituirse en grupos empresariales más allá de sus actividades principales de intermediación.
Estas bases han sido, principalmente, crecimiento para generar mayores economías de escala,
diversificación de su oferta de servicios –afianzándose en mercados maduros y en los que
contaban con experiencia acumulada y entrada en nuevas áreas de negocio con mayor carácter
bancario- y consolidar su apoyo a las actividades y necesidades financieras regionales, que desde
finales del siglo XX se han orientado hacia los servicios, en especial los relacionados con el
desarrollo urbanístico y la vivienda. En definitiva, las cajas de ahorros han sido las instituciones
financieras con mayor capacidad en la generación de capital social vinculado al territorio,
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contribuyendo así de forma esencial al desarrollo económico regional y a la actual configuración
social valenciana.
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