1. 1. Transcripción de la Charla del Dr. Zaffaroni realizada en las pasadas Jornadasdel
Centro de Estudios de Ejecución Penal.
2. 1 Queridas amigas, amigos, ante todo muchísimas gracias. A mi los homenajes
meperturban un poco, primero porque pienso que en una de esas los homenajes se
hacenporque estás mas cerca del arpa que del violín. Esto, es un poco alarmante,
pero bueno meconservo en estado. En realidad, lo que quería significarles es que los
homenajes a veces se personalizanpero ninguno de nosotros es merecedor de todo lo
que en algún momento puede llegar arepresentar, porque nos vamos construyendo a
lo largo de la vida, a lo largo de la carrera, alo largo de las experiencias; vamos
aprendiendo y en definitiva encarnamos a muchos, amuchos que nos fueron dando
cosas, que nos fueron enseñando. No quisiera en este momento incurrir en
omisiones pero les puedo demostrar que síson muchos. Yo soy un accidente más,
pero no estaría acá, no sería este accidente, de no serpor –quizás- las lejanas clases
de criminología en México hace muchas décadas de la manode Don Alfonso Quiroz
Cuarón - el criminólogo que investigó el asesinato de Trotsky -. Quizás tampoco lo
sería sin algunos republicanos españoles como Manuel deRivacoba y Rivacoba, ese
profesor de derecho penal de Santa Fe, del Litoral, después deChile, que fue
condenado a treinta años por el franquismo porque estaba por poner uncohete o algo
parecido cuando Ortega y Gasset volvía a la cátedra, y que vivió exiliadoentre
nosotros unos cuantos años. Y quizás tampoco lo sería sin Francisco
BlascoFernández de Moreda, otro exiliado republicano español catedrático en
Corrientes, quehabía salido de España como procurador general de la República, no
porque lo fuera antes,sino porque no quedaba nadie en la Procuración cuando estaba
a punto de caer el últimobaluarte republicano en la frontera francesa. Quizás
tampoco lo fuese si no hubiese conocido a Antonio Beristain, el jesuita queencarnó
la victimología en España, a quien tuvimos un día acá en la Argentina en
plenadictadura, en aquellos años que recuerda nuestro colega y vino de España y
habló entrenosotros de derechos humanos, habló de Criminología Crítica, mientras
unos cuantos sefueron zapateando, golpeando puertas y nos denunciaron a la
SIDE.1 Texto corregido de la conferencia, realizada en la Facultad de Derecho de la
UBA el día 12 de octubre de2012, en el marco de las III Jornadas de Ejecución
Penal, organizado por el CEEP, Departamento de DerechoPenal y Criminología. 1
3. 2. Quizás tampoco estaría acá de no ser por Don Isidoro De Benedetti, nuestro
granpenalista, hombre perseguido después del 55´, marginado de la cátedra
universitaria; uno delos penalistas más cultos que hemos tenido en nuestro país.
Quizás tampoco si no lohubiese conocido a Don Roberto Pettinato, el transformador
del servicio penitenciario allápor los años 50´, el que terminó y cerró la etapa de los
gallegos, el que consiguió el cierredel penal de Ushuaia y terminó con lo grilletes y
el uniforme cebrado. Quizás si no hubiese tenido algún contacto con Giuseppe
Bettiol, viejo reaccionarioque decía que el último Papa había sido Pio XII, pero un
liberal en materia penal realmenteprofundo, quizás el más profundo pensador
penalista que haya tenido Italia en el siglo XX. Quizás tampoco si no lo hubiese
conocido a Alessandro Baratta, que tanta falta noshace, que nos iluminó tanto el
camino. Quizás un artículo de Alessandro Baratta queintenté contestar en su
momento me hizo dar un giro en los finales de los 80´, cuando me dicuenta que el
artículo que había escrito para responderle no tenía ningún sentido; enrealidad
Sandro tenía razón. En fin, quizás tampoco si no lo hubiese conocido a Louk
Hulsman, con quienmientras cortaba rosas en el jardín de casa para preparar alguna
ensalada, discutíamos lacuestión del abolicionismo. Ni tampoco si no hubiese
conocido a Rosita del Olmo, lacriminóloga venezolana que junto a Lola Aniyar de
Castro revolucionaron la criminologíadel continente. En fin, y quizás tampoco si no
hubiese hablado con los presos, y si no hubiesehablado tanto, tanto con los
familiares de presos, si no hubiese tenido en la Cámara “lacorte de los milagros”,
que me esperaba, donde me di cuenta que muchas veces no venían apedir nada,
simplemente que se los escuche, porque nadie los escuchaba. Y quizás si no hubiese
conocido a alguien que no se menciona, Alba Castillo, que porentonces fundó una
cosa rara, más o menos parecida al Krupp de un sueco, noruego odanés, una
organización rara en la que se juntaban ex presos, familiares de presos,profesores de
derecho penal, abogados, etc. Una cosa extraña, casi terminamos todospresos, pero
aprendí mucho. Quizás ahora si no hubiese conocido a Enrique Olivera, elcura de
devoto, después colgó los hábitos, un gran cura por cierto. En fin todo esto, creo que
les demuestra suficientemente que yo no soy yo, soy yopero no soy yo, soy un poco
el resultado de todo esto, como cada uno de nosotros lo es.Los homenajes no son
personales en el sentido de que a uno se le ocurrió un día mientras seesta afeitando
nada genial, sino que nos vamos formando y debemos cosas. Me hepermitido
mencionar a casi todos los que ya no están con nosotros, tendría que mencionara
muchos más que están con nosotros pero aquí podría haber omisiones, entonces les
2
4. 3. agradezco y les acepto el homenaje en nombre de todos aquellos,
fundamentalmente detodos aquellos que ya no están, de todos aquellos a los que ya
no le puedo decir maestro enforma personal. Bueno, muchísimas gracias y mil
perdones por esta digresión. Si vamos a charlar un rato sobre lo que hay en torno de
la ejecución penal les diríaque tampoco he inventado la pólvora nunca. Estamos
viviendo un momento muy particular,el marco ideológico de este momento. Es
decir, desde el trabajo de Erving Gooffman hanpasado varias décadas y ha pasado
más de un siglo desde los trabajos pioneros de PeterKropotkin sobre la cárcel y
también han pasado varias décadas desde los trabajos de FrancoBasaglia sobre el
manicomio. Es decir, sabemos perfectamente cuál es el efecto que tienen las
instituciones totales.Sabemos que la institución total tiene un efecto iatrogénico,
reproduce lo que dice que estádesignada a resolver. Provoca una situación regresiva,
una sintomatología regresiva, dealguna manera conocemos perfectamente que los
rituales de incorporación a la institucióntotal son rituales que alteran gravemente la
personalidad y la autopercepción de la personasometida a ellos. La persona que
hasta ese momento, como decía Gooffman, tenía susámbitos de actividad separados,
el lugar de trabajo, el lugar de diversión o deesparcimiento, el lugar de descanso. De
pronto los tiene todos dentro de una mismainstitución, y no solo dentro de una
misma institución, sino reglamentados, es decir todo loque en nuestra vida de
adultos hacemos en ámbitos que están separados, de prontopasamos a realizarlos en
el mismo ámbito y reglamentado. Es decir de la misma manera enla que lo
hacíamos cuando éramos niños, cuando éramos adolescentes. Es una clara vuelta
auna etapa superada de la vida. No en vano creo que cada vez que uno visita una
cárcel tienela sensación de que está asistiendo a un extraño internado de niños
grandes, dondeempiezan trampas, cosas y valores que son extraños a la vida común
y corriente, dondeaparecen casi travesuras extrañas –raras-, donde cobran
importancia cosas que en la vidacomún y corriente no la tienen. Donde se pierde la
sensación del espacio y donde sucedealgo que es más grave, y que es el efecto
iatrogénico de la prisión. Es decir durante cinco, diez años, o el tiempo que sea, hay
una persona a la cual elresto la está viendo conforme a un rol desviado y le estaré
afirmando y confirmando el roldesviado permanentemente. Entendámonos: no es
que yo sea un interaccionista furioso orabioso, pero el interaccionismo existe. Es
decir cada uno de nosotros es, más o menos enalguna medida como nos ven el resto
y asumimos los roles que el resto nos demandaporque los tenemos que asumir,
porque si no los asumimos el resto se enoja, ese es elproblema, se producen lo que
se llama disrupciones, y la disrupción genera una respuestaagresiva, porque nos
quedamos sin libreto, no sabemos cómo seguir, hay en toda la relaciónsocial una
suerte de dramaturgia que no la podemos negar. 3
5. 4. Si ustedes ven en poco lo que estamos haciendo en este momento, tengo sentado
a milado al organizador de un espectáculo, ustedes son el público y yo soy el actor.
Todos,ustedes, el organizador y yo suponemos que el resto se va a comportar como
organizador,como público y como actor. Nos demandamos roles recíprocamente y
si alguno de nosotrosrompe, se sale del rol, del rol que estamos demandado
recíprocamente, nos enojamos.Imagínense cómo me pondría yo si ustedes se paran
y se ponen a cantar el himno. No se,que se yo, el organizador me dirá “cuando los
invitamos no sabíamos que se iban aemborrachar, parecían personas serias, etc.”. Si
en lugar de eso me levanto yo en estemomento y me pongo a cantar lunita
tucumana, los que se enojan son ustedes, elorganizador dice “no un momento
cuando lo invitamos no estaba tan loco”. Es unareacción agresiva la que se produce
porque nos quedamos sin libreto. Imagínense que laorganización hoy nos corte la
luz, ¿pero que están haciendo?, váyanse todos, nos enojamostodos con el
organizador y si, efectivamente esto es así, es así en la vida común y corrientey en
la vida de la institución total esto se reafirma. No es que el personal esté viendo al
preso como tal, son los mismos presos que seestán viendo como tal. Entra una
distribución de roles interior, asume un papel dentro de lainstitución total, será el
grupo de los pesados, de esto, de aquello, del otro y desempeña elpapel que el resto
de los presos le asignan también, porque si no lo desempeñan el resto delos presos
se van a enojar y le van a hacer un agujero complementario en el baño con unapúa.
Si efectivamente y durante años el sujeto tiene que responder a esa demanda
derol,qué nos vamos a extrañar que el día que salga siga comportándose conforme
ese rol. Sino lo hace es un milagro. Entonces, por supuesto, la crítica a la institución
total fue mal entendida, en muchossentidos. Respecto de la crítica al manicomio,
por ejemplo, que provocaba el mismo efecto,es decir una reproducción, se dice:
bueno, hay que acabar con el manicomio porque noexiste la enfermedad mental.
No, no es que no existe la enfermedad mental, no es que noexisten conflictos o que
no existan conductas sociales tremendamente agresivas, crueles,violentas,
criminales, etc. No, claro que existen, no caben dudas. El problema es otro, es que
el abuso de la institución total lo que provoca es unareproducción del problema. La
enfermedad mental existe, pero en qué medida elmanicomio no enferma más. O en
qué medida el manicomio no potencia la enfermedad depersonas que -después de
todo- tenían unos errores de conducta no tan graves. En quémedida no se convierte
en un asilo que resta toda posibilidad de salud mental a la persona. No se trata de
suprimir porque sí. No se trata de convertir la supresión delmanicomio, de la cárcel,
en un negocio inmobiliario-como algunos pueden hacerlo o aspirar 4
6. 5. a hacerlo-. No, efectivamente, e incluso la supresión de la cárcel, cuidado,
cuidado conesto, que es algo sumamente riesgoso. Yo no se si llegaré a verlo, pero
estoy seguro que eneste siglo la cárcel como la conocemos va a desaparecer, va a
ser remplazada por otroscontroles de conducta, pero no en el sentido en el que
podemos aspirar. No falta muchopara que haya una nueva generación de chips y
como resultado de esto vamos a tener elcontrol electrónico de conducta, altamente
tecnificado. Vamos a tener la casa inteligenteque sabe cuándo me levanto, si quiero
ir al baño o si quiero desayunar, todas esas cosas.También va a ser la cárcel
inteligente. El sistema de control a través de chips subcutáneos, ínfimos, casi
invisibles, estesistema, de alguna forma, vencerá las dificultades tecnológicas que
hay hoy. Lasdificultades tecnológicas siempre se resuelven a lo largo del tiempo.
Una vez resueltasestas dificultades, una vez desestimulados los fabricantes de
cárceles prefabricadas queandan por el mundo ofreciendo sus catálogos y
vendiéndolas en leasing a los gobiernos, olos que andan haciendo propaganda de
que la mejor cárcel es la privatizada. Ahora ya nohablan de privatización, hablan de
tercerización de todos los servicios. Claro, tambiéntercerizan el servicio de
seguridad, el servicio psicológico, etc. con lo cual tercerizan todo,privatizan. Andan
mintiendo, diciendo que eso es más barato que la cárcel estatal. En fin,
desestimulados todos esos intereses que están de por medio, el controlelectrónico de
conducta puede presentar un panorama que es tremendamente amenazador,sobre
todo en una sociedad donde estamos viviendo una etapa política mundial muy
grave.Estamos viviendo un momento mundial de lucha de poder que no se resuelve,
creo quecorresponde a dos modelos de sociedad. Si lo tuviera que decir
groseramente diría que nosé quién manda si Obama o Wall Street. ¿El poder es
político o el poder es de las grandescorporaciones económicas?, esa es la lucha de
hoy en el mundo, esta es una guerra abierta,una tercera guerra mundial ya desatada
directamente, sorda, pero que funciona de esamanera. Y que corresponden por un
lado al modelo político que razonablemente sería unmodelo de estado social de
derecho, una sociedad que tratase de ser medianamenteincorporativa, y por otro al
modelo de las grandes corporaciones que es un modeloexcluyente, un modelo de
una sociedad 30-70, y por ende un modelo de estado reducido ala mera función de
represión para mantener controlados a los excluidos. Se los controla através de la
televisión, se los controla a través del ocio, de la regulación del ocio o se loscontrola
a través de la represión. Ese es el marco en que nos movemos, y en la medida que
avanza este segundomodelo de sociedad excluyente, este segundo modelo de estado
reducido a garantizar lasoberanía del contrato y la represión, en la medida que este
modelo avanza, lo que se 5
7. 6. provoca es una creciente institucionalización y prisionización. Es decir un
empoderamientode las instituciones totales, que en algunos países es posible
sostenerlo a través de grandesesfuerzos presupuestarios no se hasta qué momento.
Algo que en nuestra regiónlatinoamericana no podemos sostener, no podemos
copiar ese modelo, y eso va creando lasdeterioradas condiciones de nuestras
instituciones totales. No hay un sistema penal latinoamericano, hay muy buenas
leyes de ejecución penalen todos nuestros países; las podemos ir leyendo, las
podemos comparar, algunas mejores,otras peores, pero realmente son leyes
programáticas cuya realización es bastante relativa.Y es bastante relativa porque
falta la infraestructura para llevar a la práctica esas leyes encasi todos nuestros
países. El esfuerzo por llevarlas a la práctica es un esfuerzo que no diríaque es
inútil, es bueno. Podemos hacer avanzar los estándares de realización, pero
dealguna manera tenemos que redefinir el concepto de resocialización o de
repersonalizacióno de reinclusión o de re-educación, o de todas las ideologías que,
en definitiva, en lamedida que las sigamos interpretando en el sentido positivista
son empresas imposibles. Para el positivismo y para todos los inventores de las
ideologías re o de prevenciónespecial positiva desde le siglo XIX hasta hoy la
función de prevención especial positivaindica que se debe tomar a una persona,
mejorarla, arreglarla, repararla en una institucióntotal que funcionaría como una
especie de taller y después ponerla de nuevo en circulación.Esta ideología, que
aparte de ser una ideología autoritaria, muy reñida con los principios derespeto a la
dignidad de la persona y la autonomía de la persona, y que por otra parte
esabsolutamente irrealizable, es un absurdo, es una contradicción en los términos
que yotenga que privar de libertad a una persona en una institución total para
enseñarle a vivir enlibertad. No obstante eso de que se puede enseñar a nadar sin
agua o que se puede enseñar ajugar al futbol adentro de un ascensor, realmente ha
cundido, es una de las tesislegitimantes de la pena, una de las tantas tesis
legitimantes de las penas. Desde suscomienzos se ha percibido su fracaso en la
práctica pero sin embargo nos es inevitable teneruna cierta cantidad de población
prisionizada. Por más que luchemos, el objetivo inmediato que tendríamos que
obtener es unareducción de la prisionización, una radical reducción de la
prisionización. No soñar con irmás lejos ni tratar de cambiar la sociedad, porque eso
desde nuestra posición no lo vamos ahacer. La dinámica social es otra. Pero,
¿reducir la prisionización en América Latinasignifica cambiar los códigos penales?
No. Porque lamentablemente la prisionización noesta legitimada a través de
disposiciones penales. Es curioso. Está legitimada a través dedisposiciones
procesales. El 60, 70, 80 por ciento de nuestros presos no están condenados, 6
8. 7. están procesados. Varía según se regule la prisión preventiva o según se regule
laexcarcelación -eso tiene mucha más incidencia en el incide de prisionización que
elaumento de las penas en el código penal-, y eso en cualquier país de nuestra
región. Si nos dejamos de ficciones y pensamos; bueno, a fines del siglo XIX al
compañeroCarl Stooss en Suiza, se le ocurrió decir: al lado de las penas hay
medidas de seguridad, porqué, porque hay algunos tipos que son medios intratables,
entonces para la gente como unovamos a tener penas con las medidas de la
culpabilidad, para los otros vamos a tenermedidas de seguridad en la medida de la
peligrosidad. Después, en 1930 el código Rocco, el código fascista perfecciona este
sistema: si nonos alcanza con atribuirle el mal uso de la libertad, entonces le vamos
a dar con lapeligrosidad, entonces le ponemos la pena, y después la medida de
seguridad. Nosotros nolo tuvimos en esos términos pero mas o menos nuestro art.
52 de reclusión accesoria portiempo indeterminado respondía a lo mismo. ¿Y acá,
ahora, cuál es nuestra realidad? nos sentimos muy afanosos los penalistas,¿hemos
dejado la peligrosidad? No. Miren hay sentencias de la Corte Interamericana, ya
lamera peligrosidad no. La peligrosidad sin delito, peligrosidad pre delictual de
lospositivistas, leyes de peligrosidad social, no mire, eso no lo tenemos. Momentito,
momento por favor, si tenemos al 70 por ciento de los presos, presos poruna medida
de seguridad sin delito, porque no tenemos la prueba de que hayan delinquido,no
están condenados.¿Qué hemos hecho? hemos generalizado la peligrosidad sin delito
poruna mera sospecha, por una semiplena prueba. Tenemos un sistema punitivo
cautelar, porlas dudas funciona. Salvo aquel que hizo una barbaridad muy grande,
bueno le doysentencia y se queda unos años más. Pero el resto, si no agota la pena
en prisión preventivale pasa raspando o sale en libertad condicional. Tenemos un
sistema penal cautelar, un sistema penal que funciona por las dudas, unsistema
penal de medidas de seguridad pre-delictuales, y nos bajan una solución
hermosa,genial: nos dicen “conviértalos en condenados rápido”,¿a través de qué? de
la negociación,del juicio abreviado. Entonces conviertan a estos presos sin condena
en condenados sinjuicio. Esta es nuestra realidad, esto es lo que hay que tratar de
controlar como primerobjetivo, reducir el ámbito de la prisionización. No es que no
existen los crímenes, claroque existen; no es que no existe la enfermedad metal,
claro que existe, pero estamoshaciendo un uso iatrogénico, un uso reproductor de la
institución total, ese es el problema. 7
9. 8. De cualquier manera tenemos que tratar a una población que está prisionizada.
Siefectivamente. La ideología re en el sentido positivista no funciona. ¿Qué
hacemos? hayque depararle un trato, necesariamente hay que depararle un trato.
Estamos en unasituación análoga de institución total a la situación que tenía el
manicomio hace treinta ocuarenta años y que todavía subsiste en gran parte de
nuestros países, más aun les diría quehay algo común entre el manicomio y la
cárcel, huelen de la misma manera. Uno entra auna cárcel y a un manicomio y
siente el mismo olor, y generalmente es olor a sucio, olor aamontonamiento
humano, y si efectivamente esas instituciones cumplen funciones y sondes-
socializantes. ¿Cómo controlamos ese efectos des-socializante, cómo controlamos
ese efecto des-personalizante? -esa generación de una sintomatología regresiva a la
que me refería hace unrato-. Bueno ante todo creo que hay que cambiar el concepto
mismo de re socialización.Entender re socialización en sentido positivista no tiene
ningún sentido. Tenemos que serconscientes de que de alguna forma lo que se ha
provocado, lo que se ha producido es unefecto des socializante que lo produce el
propio contacto y la propia intervención del poderpunitivo. A partir de ahí nuestra
función es revertir eso en la medida de lo posible. Revertirlo¿cómo?, revertirlo
ofreciendo la posibilidad de un cambio de autopercepción, ofreciendo
noimponiendo, a nadie se le puede imponer, ofreciendo la posibilidad. A veces me
dicenbueno pero esto es mas o menos igual que lo otro. No, no es mas o menos
igual que lo otro.Es distinto, es distinto porque la consigna en el trato con el preso
no debe ser “sé bueno”,¿por qué? porque no es legítimo y el preso lo sabe. Se puede
dar vuelta y decirme ¿por quétengo que ser bueno yo que soy un infeliz, y mirá a
aquel otro lo que está haciendo y estásuelto? Y tiene razón, en una sociedad
discriminatoria, en una sociedad clasista, en unasociedad con distintos niveles, con
una injusta distribución de la riqueza, etc.,eso pasa, ysucede, si es cierto. Quien está
más cerca del poder es impune, quien está más lejos delpoder, la liga, y
naturalmente estos que están presos, ¿por qué están presos?, están presosporque
están mas lejos del poder, claro, son más vulnerables, y son mas tontos porsupuesto.
Cualquiera de nosotros que en la vida esté acostumbrado a leer expedientes-y yo
yaestoy un poco cansado de mirarlos-no puede dejar en algún momento de tener una
reaccióna medida que va leyendo uno y otro y otro expediente. En algún momento
vas diciendopero que tonto. Porque a uno se le hace una mente criminal, y uno dice:
si yo hubiera hechoesto lo hubiera hecho de otro manera, no, no lo haría así, mira
este estúpido lo que hizo, nose da cuenta? Y si, efectivamente, uno dice: este tipo
está buscando la pena. Eso se vedirectamente, constantemente, es un grado de
torpeza, es más diría, hay veces que uno vetentativas de robo, hurto, tentativas de
robo a mano armada, y uno tendría ganas de 8
10. 9. llamarlos y decirles: mirá pibe, parece que sos un fracasado, buscá otra actividad
porqueesta no va. Y si, esto, llega un momento dado que uno se dice, pero ¿qué es
lo que estamoshaciendo? estamos encerrando al menos hábil, estamos encerrando al
más tonto. Entoncesla consigna no es sé bueno, sino no seas idiota que es otra cosa.
No le pongas la cara alaparato. Bueno, todos sabemos que en un 80 por ciento de los
casos esto es así, habrá un 20por ciento de medio psicópata, puede ser. Pero en la
inmensa mayoría, en el delito contra lapropiedad, en el delito de tráfico de alguna
cosa prohibida, que es el delito como medio devida, esto es así, esto se produce de
esta manera. Entonces lo que tenemos es una población prisionizada, no tanto por la
gravedad de loque haya hecho, que tampoco en la gran mayoría de los casos se sabe
si lo ha hecho, porqueno están condenados, sino que están prisionizados por su
vulnerabilidad. Vulnerabilidadsocial por un lado, porque pertenecen a las capas más
subalternas de la población, y por elotro lado, por una fragilidad personal; porque
no se prisioniza toda una capa subalterna,sino que hay algunos. Es decir hay algunas
características de fragilidad de personalidad entre algunas de laspersonas que
pertenecen a esas capas que es lo que va a determinar su prisionización.Entonces los
presos no están presos tanto por lo que hicieron sino porque lo hacen mal.
Elproblema es revertir de alguna manera esa vulnerabilidad que la da la conjunción
de esafragilidad personal con la pertenencia a las capas subalternas. Ofreciendo la
posibilidad, muchas veces hay quienes entienden que estaresocialización en sentido
positivista, en el viejo tradicional sentido de arreglar el aparatodescompuesto ha
funcionado y dicen:¡miren que bien funcionó!, fulanito entró acá semi-analfabeto y
ahora resulta que salió como ingeniero, sociólogo, abogado. No, pare. Hizoprosa sin
saberlo usted. Lo que pasa es que a través de este proceso, el sujeto cambió su
autopercepción y porende comenzó a comportarse de otra manera. Más aun, la
autopercepción se cambia porsimple razones etarias también. Fíjense ustedes por
qué cae la población penal después delos treinta años. Hay una baja de población
penal: no están los viejos en la cárcel.¿Por qué?porque se jubilan, y se jubilan
porque se caen del estereotipo. El estereotipo no es una cosaexterna solo, sino que
se introyecta en razón de esas demandas de rol, uno asume elestereotipo, entonces
no sólo se viste conforme al estereotipo y tiene cara de estereotipo,sino que
introyecta el estereotipo, se comporta conforme a él, y al comportarse conforme
aéste, y bueno, el día que se me cayó ya los otros no me miran cómo, ni me
demandan eso;entonces paso a ser otra cosa y bueno el chorro es joven, ya a cierta
edad uno no puede serarrebatador, porque no puede correr a la misma velocidad
entonces bueno se jubila. 9
11. 10. Esta salida del estereotipo, esta extroyección del estereotipo se puede ofrecer,
esta síes una tarea posible sin pretensiones omnipotentes. En algunos casos no
tendremos éxito,tengamos en cuenta que estamos manejando población prisionizada
que presenta esacaracterística de fragilidad, y esa característica de fragilidad,
muchas veces,lamentablemente, lleva a ocasiones de violencia que en definitiva son
suicidiostriangulares; por otra parte tengamos en cuenta que cuando le decimos a
alguien no seaidiota y le mostramos el papel que se le ha hecho cumplir o el papel
que se le destina,cuidado que estamos provocando un cambio en la situación
personal pero también podemosprovocar una situación depresiva. A ninguno le
agrada que lo estafen, la víctima de estafasufre un efecto depresivo y mayor será el
efecto depresivo cuando la estafa ha sido en algotan fundamental como una elección
existencial. Con todo eso, tenemos que chocar, con una terapia de la vulnerabilidad
en untratamiento de la vulnerabilidad que podemos ofrecer. Vamos a encontrar
muchos fracasos,si efectivamente, la red se tiende sobre personas frágiles, y a veces
esa fragilidad queproviene de razones mucho más lejanas, mucho mas profundas,
que la sociedad haprofundizado pero son irreversibles y son muy difíciles de
manejar. De cualquier maneraesa si es una tarea que podemos hacer, esa es una
tarea factible, es una tarea que le puededevolver al operador de la ejecución penal la
confianza que no le da una falsaresocialización. Es decir hay una cierta anomia, si a
mi me quieren obligar a hacer algo imposible, y latarea de resocialización en el
sentido positivista es imposible, por consiguiente eso provocaanomia en el
operador, provoca desconcierto, provoca desconfianza en el propio personal
yprovoca necesariamente una carencia de objetivos seguros. Creo que revertir el
concepto de resocialización, rellenarlo con este concepto deofrecer la posibilidad de
un cambio de autopercepción, ofrecer la posibilidad de unaelevación del nivel de
invulnerabilidad a la red que capta personas para someterlas al poderpunitivo, a la
red de criminalización secundaria; creo que ésta es no sólo una tarea factiblesino
una tarea que le otorgaría mucha más seguridad a los propios intervinientes en
laejecución penal. Todo esto lo tenemos que hacer en condiciones sociales y
políticas tremendamentenegativas, todo esto lo tenemos que hacer en momentos en
que la prisionización, como lesdecía, responde fundamentalmente a una medida de
seguridad, medida de seguridad pre-sentencia, medida de seguridad a veces pre-
delictual porque no sabemos si el sujetocometió el delito y que no se impone ya en
razón de culpabilidad sino en razón depeligrosidad. Pero no la peligrosidad
positivista. Ahora se ha inventado una peligrosidad 10
12. 11. judicial que se llama “riesgo procesal”:es decir la posibilidad, el riesgo, el
peligro de que elsujeto quede rebelde. Pero esto es una especie de cobertura
también, porque lo que prima en definitiva esuna peligrosidad judicial en otro
sentido, es peligrosidad para el juez. Si, cada juez quetiene que decidir una
excarcelación se siente en peligro, en peligro de un linchamientomediático, en
peligro de un juicio político promovido por políticos deshonestos uoportunistas; es
peligrosidad para el juez, es peligrosidad judicial en ese sentido. Esto es enla gran
mayoría de los casos el fundamento último y real de la prisión preventiva o de
ladenegación de la excarcelación. Por supuesto no se lo dice, como no se dice que el
fundamento último de la penadespués de todo es la venganza, no se lo puede decir
porque no se lo puede confesar y no selo puede reducir a términos racionales, pero
si nos sacamos la careta éste es el fundamentoactual de la prisionización en la
mayoría de los casos. Muchas gracias. 11