LA
COLONIZACIÓN DE MÉXICO
POR EL
CORONEl, DEL EJÉRCITO NACIONAL
GUILLERMO WODON DE SORINNE
.. INGKNIF:aO CIVIL TITUI,ADO.
SKGUJlD! EDICION CORREGID! y .I.U1IENT.l.D.I..
MÉXICO OFICINA TIPOGRÁFICA DE LA SECRETARIA DE FOMENTO.
Calle de Sao AD4r6s , Dóm lb. (AveDlda Oriente M.)
1902
¡
11 1 111111 III 11 -142096-
1~:2()Jb --(Ji BIBLIOTECA DE MEXICO .
COLEr"nN ESPECIAL'
&ñor Gral. D. Porfirio Díaz, Presidente de los
Estados Unidos Mexioanos.
SEÑOR PRESIDENTE:
TENGO el honor y el gusto de mandar á vd. hoy e:
Estudio sobre colonización de la República Mexi·
cana, que desde hace tiempo ofrecí mandarle. Por h
fecha que lleva, se ve que muchos meses han transcu·
rrido desde su conclusión; pero habiendo creído pru·
dente no presentarlo hasta no haberlo sometido al cri·
terio de varias personas, cuya ilustración y patriotismc
debían ser para vd. muy respetables, forzosamente en
este examen se ha perdido mucho tiempo, á lo qUE
también vino á contribuir la separación inesperada dE
nuestro digno ex-Ministro de Fomento, Don Manuel
Fernández Leal, en cuyas manos estaba ya el estudio
de mi obra, y en el cual yo cifraba grandes esperanzas.
Hoy, Señor Presidente, que pude recoger las más
importantes de aquellas apreciaciones, he pensado útil Colonización.-l
2
agregarlas á mi manuscrito para asf acrecentar el inte,
rés de su lectura, considerando la actualidad palpitan·
te del asunto de que trata y su importancia, puesto
que sobre la colonización descansa el porvenir de Mé·
xico, su prosperidad, la consolidación de la paz inte·
rior y su respetabilidad politica en el extranjero.
No dudo, Señor Presidente, que el proyecto puede
amilanar á algunos espíritus timidos que, tal vez, á pe
sar de sus buenos deseos, temerán un fracaso, á la vis
ta de su magnitud y de los tristes antecedentes de los
ensayos anteriores. Pero, asf como lo hago observar
en mi obra, si el mal éxito no ha tenido más causa que
la precipitación en los ensayos, y si la necesidad abso
Juta de colonizar es un axioma indiscutible para Méxi
co, ¿no parece más natural aprovecharse de las leccio
nes de la experiencia para evitar este fracaso en lo su
cesivo, no cometiendo las faltas anteriores, y abordar
francamente y de manera resuelta la cuestión, viendo
cuáles son las bases sólidas en que puede establecerse
la obra y emprenderla de frente? Si he encontrado en
algunas personas (muy pocas en verdad) algún temor
en tratar la cuestión prácticamente, debo decir wmbién
que he tenido el gusto de encontrar en ca i todas,
adhesión, apldusos y aun entusia mo; y mi corazón me
di e, mi Glneral, que en vd. mas que en nadie encon
traré eco en mis aspiraciones y la mano que las lleva
rá á cabo. Para vd. que ha sabido realizar una obra
mucho más dificil, la de devolver la paz á México y
desarrollar sus elementos flSicos y morales, abatidos
desde medio siglo, ¿qué será esta cuestión de coloniza
ción? Usted, mi General, no lo dudo, así como todos
los hombres de corazón, de valor y de firmeza, no se
dejará intimidar por las dificultades de la ejecución,
cuando, en su mente, haya pesado la verdad y la im
portancia de un pensamiento cuya realización comple
tarla vuestra gloria! Se lo confesaré, Señor Presidente,
¡por vd. y solamente confiado en vd. he escrito mi
obra! Por vd. y fijado en vd. la he meditado, he
condensado mis ideas y formule los articulas de ley
que, humildemente, he presentado y creo podrán ser
vir de base para la colonización del país. Para tran
quilizar los espíritus tímidos, temerosos de lanzarse en
una empresa indefinida, he propuesto limitar, prime
ramente, los ensayos á una colonia por cada Estado de
la República, y elegida en circunstancias tales que fue
se imposible un fracaso; pudiendo así, además de S~I ,
los gastos de esta obra preliminar susceptibles de apre-
ciación, permitir á la colonización esparcirse simultá·
neamente en todo el país. Propongo también, al creal
la Dirección General de Colonias, como nuevo y tran·
sitorio Departamento del Ministerio de Fomento, que
para ahorrar gastos, se utilicen en la Sección técnica
de aquel departamento, los servicios de los jóvenes
ingenieros militares sin colocación aún, lo que les
serviría de práctica por de pronto, y tal vez, para
más tarde, les podria abrir alli un porvenir.
Algunas personas han creido ver en mi obra la idea
de establecer oficial é indefinidamente la colonización
en México. ¡Lejos de mi semejante utopia que recha
zan los principios más elementales de Economia Po
mica y la experiencia! Si quiero la intervenCión oficial
es para iniciar la obra, prepararla, ponerla en movi
miento, darle vida, respetabilidad, hacerla un hecho,
acreditarla por todos los medios gubernativos posibles,
para abandonarla después á su propio impulso y á la
industria privada, cuando trazado ya el carril por don
de ha de correr, pueda andar sola sin desviarse. ¿No
lo hicieron asi los Países Bajos, la Holanda para crear I
su comercio con las Indias Orientales, y la Bélgica, en
1830, para crear su industria?
¡Ojalá, Señor Presidente, llegue mi modesta obra á
fijar la atención de vd., porque no dudo que, con su
clara inteligencia, comprenderá luego que en ella se
abriga á la vez, envuelta, una cuestión de politica tras
cendental que debe preocupar y preocupará siempre
5
el espíritu de los buenos hijos de México que, cuando
contemplan á lo lejos el porvenir, mirando al horizon
te crecer el coloso de los Estados Unidos del Norte,
para tranquilizarse, vean también levantarse á la vez
con los mismos elementos, vigorosa y apta para equi
librar aquel poder, la República Mexicana!
Si mi obra tuviese la buena fortuna de ser juzgada
por vd. digna de atención, dígnese vd., Señor Presiden
te, permitir que se examine por una Comisión liad
hoc," colectiva,' competente y patriótica, que discuta
las bases sobre que fundo mi proyecto, y una vez acep
tado, se digne permitir que se publique á profusión
para su propaganda en los varios idiomas que requie
re la colonización.
Yo hubiera querido, mi General, mandar á vd. estoe
'l'englones y mi obra para el día 2 del actual, como
muestra de afecto y respeto, en conmemoración dE
.aquella fecha gloriosa, memorable para todos los me·
xicanos, pero más para nosotros, patriotas viejos ~
vuestros admiradores y sinceros amigos. Pero una en·
fermedad, reliquia de mis prisiones del Imperio, nc
me lo permitió, ni aun ir á felicitarlo. Hoy, por fin
tengo el gusto de hacerlo, felicitando á vd. de nueve
y con todo mi corazón, por aquel sitio memorable qUE
ninguno de nosotros, sus adictos, olvidamos, y menO!
6
que nadie, el que se repite de vd. siempre con el ma
yor gusto, su más respetuoso, afectísimo servidor y su
balterno.
Coronel,
GUILLERMO W ODON DE SORINNE.
México, Abril 18 de 1901.
México, Septiernb1'e 15 de 1900.
Al Sr. General Porfirio Díaz, Presidente de la
República.
SEÑOR PRESIDENTE:
El que suscribe, en Abril 13 de 1882 publicó en un
periódico de esta Capital y en cuaderno separado, un
opúsculo sobre colonización, dirigido al Señor Ministro
de Fomento, y en el cual manifestaba sus ideas sobre
los medios que le parecfan más á propósito para llegar
á un buen resultado.
Intereses particulares, contrariados con aquella pu
blicación, y Entidades oficiales lastimadas por ella, no
permitieron entonces á aquellas ideas germinar, y e1
01vido vino á cubrir1as con su sombra, apagando así el
interés que parecfa haber nacido en el público á favor
de la obra.
Pero, hoy que han desaparecido afortunadamente
8
las causas que condenaron al ostracismo aquellas ideas
hoy que la cuestión de ferrocarriles, entonces aun el1
embrión, y actualmente resuelta ya, ha dado á la cues·
tión de colonización un aspecto nuevo; hoy que Méxi·
co, bajo el impulso enérgico dado á todos sus elemen·
tos por la mano viril é inteligente qu~ lo dirige, ha
entrado en una nueva fase de progreso y prosperidad,
he pensado, Señor Presidente, reproducir las ideas emi·
tidas en aquel año de 1882, modificándolas, sin embar·
go, para amoldarlas á las circunstancias actuales, y el1
armonía con los acontecimientos interiores y exterio
res de la República. Me he permitido, pues, Señor Pre·
sidente, contando con su natural benevolencia para
patrocinar todo lo que pueda ser útil al país, dedicar ~
usted esta pequeña obra.
Cuando publiqué mis primeras lineas sobre coloni·
zación en México, aun no se había resuelto la gran
cuestión que entonces dejaba perplejos los espíritus dE
los pensadores, de si se debía empezar la regeneración
del país por la colonización ó por los ferrocarriles.-En
efecto, ¿cómo se establecerían colonias sin vías rápidas
y económicas de comunicación, para transporte de ¡en
tes y de productos? Y por otro lado, ¿cómo se estable
cerían ferrocarriles sin poderlos alimentar con gentes y
productos agrícolas y manufactureros? Dilema dificil
de resolver, abrumador aun para los espitus fuertes, y
que dejaba indecisos á los economistas más profun
dos, arrojando sobre el porvenir de la nación un espe
so velo de duda y de vacilación. Dieciocho años de un
Gobierno sabio, enérgico, que lleva en la mano la ban
dera de la civilización y del progreso, con una fe inal
terable en sus actos y la voluntad inquebrantable de
realizarlos, han resuelto el problema y cambiado com
pletamente la situación. Hoy, ya México no es una in
mensidad de desiertos inabordables, de llanuras esté
riles, aisladas y lejanas, unas, que devoraba el sol "Y
amenazaban las tribus salvajes nómadas; otras, fértiles.
es verdad, productoras, hermosas, pero lejanas, sin co·
municaciones ni salidas, sin porvenir para el colono "Y
sin esperanza de resultados prácticos que pudiesen ten
tar sus aspiraciones y su ambición. Ahora, en México.
las distancias han desaparecido: las vías férreas hall
establecido en él una red inmensa de arterias que ha·
een circular en su cuerpo, hace poco somnolente é iner
me, la sangre y la vida. Hoy los ríos riegan las llanuras
antes estériles, las cascadas mueven las turbinas, ali
mentan los dinamos, dan el movimiento á la industria
y la luz á la civilización naciente; los telégrafos y 1m
teléfonos transmiten por donde quiera el pensamiento,
y en fin, por todas partes ha nacido, á la sombra de la
10
paz, la aurora brillante de la resurrección moral y físi·
ca de una gran nación, abrumada y postergada durantE
siglos, bajo el peso del despotismo y de la ignorancia.
Todo va naciendo hoy en México, bajo la influencill
benéfica de su Gobierno. Como las semillas sepultadae
que bajo la acción vivificadora del sol germinan y fruc
tifican, asi se levantan y progresan rápidamente en la
República todos los elementos de la riqueza pública:
Agricultura, Mineria, Industria, todo va naciendo y ere·
ciendo de una manera que nos llena de admiración.
¡ Por qué, pues, en medio de tanto8 adelanto8, en medio deA
concierto de tanto8 elementos que 8e }untan para fo't"rTUfr ei
has de una gran naci6n,por qué no vemos entrar en ellos,
trayendo BU robusto contingente, á uno de los elemento~
principales, el principal, se puede decir, el que ha de daI
á la nación la vida que necesita, la savia poderosa que
debe alimentar sus fibras, la sangre nueva que debe
robustecer su cuerpo y enaltecer su alma? ¿por qué en
medio de tantos esfuerzos admirables y dignos de en·
comio, que me sea permitido decirlo, por qué ha que·
dado como renglón aparte y elemento secundario el
elemento principal, EL DE LA COLONIZACIÓN? ¿No debemos
extrañar que este factor de primer orden como causa
y como efectos, para la riqueza pública y la consolida·
ción de la paz, no camine paralelo con los demás fac·
11
tores puestos en juego por el Gobierno Mexicano par~
la regeneración del país? ¿Qué falta ahora á México pa·
ra emprenderla? ¿No tenemos ya paz, Gobierno fuerte
y bueno, un tesoro disponible, ferrocarriles por donde
quiera, y la simpatía y confianza de todas las naciones
extranjeras? ¿Qué esperamos entonces, cuando tod(]
brinda á la República para su prosperidad y grandezar
¿Cómo pueden aumentarse las rentas del fisco, el co
mercio y la industria cómo se puede asegurar la pa2
interior, la respetabilJ:ld del Gobierno en el extranjero~ si no hay gente? ¿No debe considerarse también que~
baj9 el punto de vista fisiológico, las razas, en general,
deben cruzarse, sobre todo las débiles, para evitar en
ellas el cretinismo físico y moral de las razas aisladas
del movimiento general de la humanidad?
Adelante veremos, Señor Presidente, como, en la
opinión de los economistas más distinguidos, la colo
nización de los países despoblados es, no solamente
una necesidad para los gobiernos, sino 1f.n deber.
Es cierto que hace años se habla de colonizar la Re
pública. Es cierto que, aun bajo los gobiernos anterio
res, se han hecho tentativas en este sentido. Es ver
dad, y no se puede negar, que de algunos años acá, bajo
el impulso y los generosos esfuerzos del actual Minis
tro de Fomento, Ingeniero Manuel Fernández Leal, se
12
han hecho tentativas nuevas y grandes sacrificios para
colonizar. Es cierto que han sobrado á aquel inteligen
te, laborioso é integro colaborador de vd., Señor Pre
sidente, deseos de llegar á un buen resultado. ¿POI
qué, pues, no se ha logrado esto? ¿por qué la coloniza
ción en México, en lugar de ser robusta y progresiva:
ha quedado aislada, débil, sin eco ni propaganda?
Examinaremos una por una las causas que han pro
ducido este raquitismo y los medios para combatirlo.
1.
La gran difieultad de encontmr baldío8 que pudieraIl
-ofrecerse á los colonos, ha sido para el Gobierno Me
xicano una gran rémora para colonizar. Muy difícil es
-encontrar actualmente baldios en buenas condiciones
para el caso, y por esta razón, ha querido mejor el Go
bierno, en su vivo' deseo de colonizar, adquirir terre
nos de propiedad particular para repartirlos entre los
miembros de las colonias que quiso establecer, y que
en adelante expresaremos.
Sin embargo, desde el dia primero de Julio de 1892
hasta 31 de Diciembre de 96, en cuya época ha tenido
.á su cargo, como titular, la cartera de Fomento el se-
18
ñor Ingeniero Manuel Fernández Leal, conforme:á la
ley de 20 de Julio de 1863, se deslindó por las compa
ñías autorizadas la superficie siguiente de baldíos:
8.766,287 hectaras, de las cuales co-
rresponden al Gobierno... ............... 5.806,541.896
Y á las compañías deslindadoras........ 2.959,745.964
Los baldíos adjudicados conforme á
la ley de 20 de Julio de 1863, represen-
tan una extensión de........ ............ 659,510.6497.
Y con arreglo á la ley de 23 de Mar-
zo de 1896.................................. 18,752.4958
La extensión de los terrenos nacio-
nales vendidos llega á ................... .
Las composiciones por demasias re-
presentan .................................. .
Los ejidos repartidos ................ ..
621,492.6753
473,783.7024
38,980.6311
y los productos de aquellos terrenos en títulos de h
deuda pública han sido:
Por baldíos .............. ...... $236,667.99 cs.
Por nacionales................ 570,495.31 cs.
Por composiciones........... 258,566.74 es.
Total. .................. $1.065,730.04 cs.
14
A pesar de estas cifras ya respetables, está bien ave·
riguado que para el establecimiento de colonos, no SE
puede contar con terrenos baldíos ó nacionales sufi·
cientes y convenientes, por lo que lo más acertado eE
()currir á los terrenos de propiedad particular, adquiri.
dos, ó sea por el Gobierno, como intermediario entre
los dueños y los colonos, ó sea directamente por las
mismas compañías colonizadoras que pueden formarse
dentro ó fuera del país. Lo importante es asegurar lOE
terrenos, por los cuales la misma conveniencia de los
propietarios los hará entrar en arreglos equitativos para
su enajenación, y si no, una ley agraria, cuya necesi
dad se hace sentir ya en la República, para conseguir
la división de aquellas vastas haciendas que, actual
mente, impiden la marcha progresiva del país, pondrá
á raya esas oposiciones egoistas y anti-económicas,
()bligando á los dueños de aquellas vastas soledades,
incultas y estériles, á cultivarlas, á venderlas ó á per
derlas por el denuncio.
Merced á los esfuerzos del actual Ministro de Fo
mento, Ingeniero Manuel Fernández Leal, actualmen
te, quedan establecidas en la República las colonias si
guientes:
15
Colonos Colonos Mex. Extr. Total.
Colonia Porfirio Diaz.--Distrito Jo-jutla de JUlirez. Estado Morelos ..................... 294 11 305
" Fernández Leal.-Cholula.
Puebla ..................... 8 437 445
" Carlos Pacheco. - Tlalan-
qui. Puebla ............... 21 81 102
" Manuel González-Huatus-
co. V eracruz ............... 46 378 424
" Diez G u ti érrez.-C. del
Maiz. San Luis Potosi. .• 283 63 346
" Aldana. Distrito Fed ....... 21 89 110
" Sericultura.- Tenancingo.
México ..................... 112 112
" Tecate.-Dist. Norte. Baja
California ....•..........••. 210 210
" La Ascensión.-Bravos.
Chihuahua ................. 1218 1218
" San Pablo Hidalgo.-Joju-
tla de Juárez. Morelos ... 208 208
" San Vicente de Juárez. Mo-
relos ........................ 128 128
" San Rafael Zaragoza. Mo-
relos ........................ 278 27E
" ::)iscao (Tziscao). - Comi-
tán. Chiapas ............... 40 4(
----------2867 .1059 392(
16
COMPAÑÍAs FUNDADAS POR COMPAÑÍAS AUTORIZADAS PARA ELLO
Colonos Colonos Mex. Extr. Total
Colonia Oaxaca.-Moctezuma. So·
"
"
" "
"
"
"
"
"
"
"
"
"
nora ........................ 30 Vega de San José.-Costa
oriental de Yucatán ..... . Juárez. - Bravos. Chihua·
hua.......................... 177 Diaz.-Bravos. Chihuahua 221 Pacheco.-Bravos. Chihua·
hua.......................... 87 Dublán.-Bravos. Chihua-
hua.......................... 46 Ranchos Agrlcolas.-Mon-
clova. Coahuila..... ...... 103 Tlahualilo.- Mapimi. Duo.
rango........................ 21 MetlaItoyuca - Huachinan-
go. Puebla................. 21 Tepolobampo.-EI Fuerte.
Sinaloa .................... . Mariano.- Guerrero. Chi-
huahua .................... . Hidalgo.--Bravos. Chihua-
hua ......................... . Garcia.-·Guerrero. Chihua-
hua ......................... . Carlo!¡ Pacheco.-Ensena·
da de Todos Santos. Ba-ja California............... 89
Al frente......... 796
114
120
395 354
244
165
123
103
251
66
48
43
193
2299
144
12(]
572 575
331
211
103
144
124
251
66
48
43
282
3014
17
Colonos Colonos Mex. Extr. Total
Del frenle ......... 796 2299 3014 Colonia Romero Rubio.~Baja Ca-
lifornia ...................... 28 76 104
" Innominada. Guerrero-
Chihuahua ................. 651 651
" Navalalo.-Culiacán. Sina-
loa ........................... 11 8 H
" Las Palomas. Bravos. Chi·
huahua ..................... 120 2!) 14E
" La Sanlena.-Dislrilo Nor-
te. Tamaulipas ............ 103 103
Total.. ..... 1708 2328 403~
Si agregamos las que están cita-
das arriba, establecidas por la ini-ciativa del Gobierno, tenemos ........ 2867 1059 392€
J;"u: Formando un total de .......... 4!)75 3387 796~
De estos 7,962 colonos, solamente 3,387 se pueden.
pues, considerar como colonos inmigrantes, puesto qUE
los 4,575 son mexicanos del país mismo, ó repatriadm
y formando, más ó menos, parte del censo anterior dE
la población del país.
Con estos datos, que son oficiales, es claro, que
en cien años, solamente aumentaria la población en
338,700 habitantes por la vía actual de colonización, es
decir, que se necesitarían más de 300 años para ingre·
sar á la República 1.000,000 de colonos extranjeros, Colonización.-2
18
cuando debemos procurar atraerlos cada año á su se
no en este número por lo menos, para poder andar siD
desventaja en la marcha progresiva que siguen actual
mente los Estados Unidos· del Norte y las Repúblicas
Americanas del Sur, el Brasil, la Argentina y el Uru
guay, por donde desbordan de una manera asombrosa
las emigraciones de toda la Europa.
Deberiamos producir, entonces, esfuerzos anuales
trescientas veces mayores que los que se han hecho
ahora para lograr la colonización rápida de nuestro sue
lo, y esta cifra sola hace comprender la razón por la
cual el Ministerio de Fomen~o, á pesar de sus esfuerzos,
no ha podido ni puede en la esfera de sus recursos, de
sus atenciones numérosas y del tiempo de que pudiera
disponer, atender á un ramo de la Administración PÚ
blica, que para sI solo necesitada, si no un Ministerio
aparte, exclusivamente dedicado á la colonización, lo
que seria lo mejor, cuando menos una Dirección Ge
neral agregada al Ministerio de Fomento, pero independiente en sus actos, libre en sus movimientos,
ligada solamente con él por la parte técnica en sus
operaciones científicas, con el de Gobernación por la
parte política de las colonias, y con el de Hacienda por
las operaciones financieras de aquéllas en que queda
interesada ]a Hacienda pública. Volveremos más tar
de sobre este punto.
19
11.
Para ayudar al establecimiento de la colonización, la
ley de 15 de Diciembre de 1883, sobre la materia, en
los artículos 1, 2 Y 3, fijó las bases sobre las cuales pu
dieran los colonos adquirir los terrenos necesarios pa
ra colonizar los terrenos baldíos ó de propiedad na
eional, deslindándolos el Gobierno y fijando á 2,500
hectaras la mayor extensión que 'podía adquirir un
!Solo individuo mayor de edad y con capacidad legal
para contratar, y conforme á las bases siguientes:
1. En venta, al precio fijado por los Ingpnieros y
aprobado por la Secretaría de Fomento.
n. En abonos pagaderos en diez años, empezando
desde el segundo año.
JII. En ídem, al contado ó plazos menores que los
anteriores.
IV. Gratuitamente, pero solamente por cien hecta
ras, dando el titulo de propiedad cuando justifique el
colono que las recibió, que durante cinco años conse
cutivos, ha cultivado á lo menos un décimo del te-
·,reno.
En el artículo 4? dice la ley anterior que luego que
hubiere terrenos propios para colonizar, el Gobierno
20
determinará cuáles son los que deben colonizarse, pre·
sentando los planos y los precios y procurando alter
nar los lotes con el objeto de venderlos después 6 hi
potecarlos para conseguir fondos, que, reunidos á los
de las rentas anteriores, permitan llevar á cabo la co
lonización.
La misma, ley en el articulo 6?, fija las condiciones
para la admisión de colonos, presentando éstos un cer
tificado de los agentes de inmigración sobre su mora
lidad y oficio.
En el articulo 7? fija las ventajas que recibe el colo
no: exención por diez años del servicio militar: ídem
-de toda contribución, menos las municipales: ídem de
derechos de importación de víveres, herramientas, ins
trumentos de labranza, máquinas, enseres, materiales
de construcción para habitaciones, muebles de uso y
animales para las colonias: exención personal é intras
misible de los derechos de importación de los frutos,
premios para trabajos notables y primas y protecci6n
para introducir cultivo 6 industrias nuevas. Exenci6n
de legalización de firmas y expedición de pasaportes
con los agentes consulares.
El articulo 9? trata de algunas ventajas para favore
cer la plantación de árboles.
El articulo II? determina para la colonia el régimen
21
municipal, sujetánrlose para la elección de sus autori
dades y sus impuestos á las leyes generales de la Re
pública y del Estado, pudiendo la Secretaria de Fo
mento constituir en dichas colonias agentes para la
mejor dirección y reembolso de sus adeudos.
El artículo 13? indica que, cualquiera que sea la na
cionalidad del colono, será siempre considerado como
mexicano en cuanto á derechos y obligaciones y suje
to á los tribunales del pais.
El artículo 14? castiga al colono que sin justificación
abandone por más de un año y sin pagar sus terrenos,
con la pérdida de la propiedad.
El artículo 16? amplia á doscientas hectaras las cien
de que hace mención el Gobierno á cada colono pOI
los mexicanos residentes en el extranjero que quieran
volver á la patria para colonizar.
El artículo 17? autoriza al Gobierno para auxiliar á
los colonos inmigrantes, sujetándose á las sumas que
se consignan en las leyes de los presupuestos para
transportes, equipajes por mar y tierra, y manutención
gratis por quince días, y con herramientas, semillas,
materiales de construcción, animales de trabajo y de
cria, por una vez, y reembolsable de la misma maner~
que los terren~s.
22
De las Compafíías Colonizadoras.
Los artículos 18, 19 Y 20 autorizan á compañias pa
ra la habilitación de terrenos baldíos con las condicio.
nes de medición, deslinde, fraccionamiento en lotes,
avalúos y descripción, transporte y establecimiento de
colonos, designando aquéllas los terrenos, su extensión
y número de colonos, y siguiendo las diligencias del
apeo y deslinde, como lo señalan las leyes generales
sobre denuncio de baldíos, siendo, 1?, autorizado aquél
por el Juez de Distrito de la Demarcación, y 2?, entre
gadas las diligencias á la Compañia, si no hubiere opo
sición, para que las presente al Ministerio de Fomen
to, con las condiciones del contrato pactado con él.
El articulo 21 autoriza al Ejecutivo para otorgar un
tercio de los terrenos que habilita 6 su valor, pero con
la condición de no poder enajenarlos á extranjeros no
autorizados para adquirirlos, ni en extensiones mayo
res de 2,500 hectaras, bajo pena de perderlas á benefi
cio de la Nación.
23
III.
Condiciones de Contrato del Ejecutivo con las Compañías.
A. Obligaciones de la Compa11ía.
1. Fijar el tiempo para la introducción de los colo
nos.
11. Que satisfagan éstos las condiciones establecida~
anteriormente en los artículos 5? y 6?
111. Que queden ajustados los contratos á las pres
cripciones de la ley de 15 de Diciembre de 1883, y su re·
glamento de 17 de Julio de 1889.
IV. Las Compañías, que serán siempre considerada~
como mexicanas y tendrán domicilio y apoderado en la
República, garantizarán el cumplimiento de sus obli·
gaciones.
B. Franquicias de las Compañías.
1. Venta á largo plazo y precios módicos de los balo
díos ó terrenos de propiedad nacional con el exclusive
{)bjeto de colonizarlos.
11. Exención de contribuciones, excepto las de timo
bre, á los capitales de la Empresa.
111. Exención de derechos de puerto, excepto los es·
24
tablecidos por mejora de los mismos puertos, á los
buques que conduzcan lo menos diez familias de co
lonos.
IV. Exención de derechos de importación á las he
rramientas, máquinas, materiales de construcción y
animales de trabajo y cria, destinados á las colonias.
V. Prima por familia establecida y otra menor por
familia desembarcada.
VI. Transporte de colonos por cuenta del Gobierno
en vapores y ferrocarriles subvencionados.
Colonias en terrenos particulares.
El articulo 28 concede las franquicias anteriores á
los particulares que establezcan colonias de extranje
ros á lo menos de diez familias, siempre que éstas
adquieran por compra ó cesión un lote de terreno pa
ra cultivo.
Intervención del Gobierno para introducción de Colonos.
Podrá el Gobierno proporcionar colonos extranjeros
á los particulares, bajo las condiciones que se han de
establecer, y podrá auxiliarlos también con los gastos
de transporte de los colonos.
25
El articulo 29 autoriza al Gobierno para la coloniza
ción de las islas de ambos mares.
El artículo 30 autoriza al mismo para la adquisición
de terrenos particulares propios para la colonización y
sujetándose á la partida de gastos consignada en las
leyes de presupuestos de egresos.
IV.
Por todo lo que antecede vemos, pues, que el Go
bierno mexicano, decretando leyes altamente libera
les para el establecimiento de colonias, como son las
de 15 de Diciembre de 1883 y su reglamento de 17 de
Julio de 1889, ha procurado dar toda la facilidad y los
medios posibles para establecerse en la República, y
sin embargo de estas disposiciones tan favorables y de
los esfuerzos tan manifiestos de la Secretaria de Fo
mento, de sus afanes y sacrificios, no ha respondido 91
resultado á sus esperanzas, puesto que vemos que, en
el transcurso de casi 20 años, el total de las pequeñas
colonias que se logró establecer, forman en conjun
to un total de 7,962 colonos, de los cuales, como diji.
mos, sólo 3,387 son extranjeros, y los demás, 4,575, son
mexicanos; nada, comparado con la inmensa exten·
sión del país, y poco, comparado con los sacrificios pe·
cuniarios que ha costado al Erario, y desgraciadamen
te, perdidos las más veces, sin resullado ni esperanza
de reembolso.
¿Por qué, á pesar de tantos esfuerzos y sacrificios
no ha podido lograr el Gobierno sus altos y nobles fi
nes en el ramo de colonización? ¿No es porque ha tro
pezado contra un escollo que es necesario derribar, la
falta de datos al extranjero sobre nuestro hermoso
pafs, y la falta de una Direccion General y especial de
colonización que, dedicándose exclusivamente á ella,
desde la preparación anticipada de las colonias hasta
la entrega de sus terrenos á los colonos, y poniendo
en práctica todos los medios indicados en las leyes ci
tadas anteriormente, pueda llevar á cabo esta gigan
tesca empresa?
El que subscribe no abriga la menor duda de que
ha fracasado hasta ahora la colonizacion en México por
la falta de datos claros, precisos sobre las regiones que
deben colon izarse, por un lado, y por el otro por)a
ralta de agentes activos é inteligentes que sepan pro
moverla desde los puntos susceptibles de alimentarla;
pero para lograrla, es preciso no precipitarla, como ha
sucedido hasta ahora. Para que no fracase es necesa·
rio prepararla, acopiar con anticipacion, en todos 101
puntos de la República, una lista "1 descripción por·
27
menorizada de todos los terrenos colonizables, sea del
Gobierno, sea de particulares, con todas sus condicio·
nes climatéricas, topográficas, su latitud, su longitud.
su altura sobre el nivel del mar, su estado higiénico,
sus productos, su precio, sus mercados, sus vías de co·
municación y su distancia á los puntos cercanos mru:
importantes: ranchos, pueblos, villas, capitales. Es neo
cesario fijar el precio de las tierras, su modo de pa·
garse, al contado ó por amortización, fijar las franqui·
cias otorgadas al col?no y sus obligaciones, y los auxi·
lios en gente y dinero que puede encontrar; fijar el
plano de la colonia que elija, el lote que se le vende!
con su extensión y su número al calce; la calle que le
corresponda, el pueblito futuro, cabeza de la colonia!
ya trazado en el plano "ad hoc." Así, al embarcarse el
colono con su título en regla, su propiedad bien mar
cada y asegurada, su clima conocido como sus produc
tos, puede ver ya en imaginación, pero sobre datos po
sitivos, no susceptibles de desengaños, la tierra pro
metida en donde va á transportar sus Penates y á
labrar su porvenir.
Pero para recoger estos datos preliminares, tan in
dispensables al éxito de cualquiera colonización, y lle
gar á un resultado rápido y eficaz, es indispensable la
iniciativa enérgica del Ejecutivo para que todos IOf
28
Gobernadores, de una manera simultánea, dirigiéndo
se á su vez á sus Prefectos, por medio de una circular
explicativa, promuevan la formación violenta de una
estadistica de todos los terrenos susceptibles de ser
colonizados, sean baldios ó nacionales, ó sean de par
ticulares que los ofrezcan para este objeto. El Gobier
no General, ya en posesión de estos datos y por medio
de la Sección técnica de ingenieros formada liad hoc"
para estos reconocimientos y p.studios, elegida de aque
llos tprrenos los más adecuados para su obra, forman
do de ellos un "album," acompañado de todas las cir
cunstancias particulares á cada uno, el cual constitui
rla la red de nuestra futura colonización, y reproducido
con profusión para circular en los paises céntricos de
emigración por medio de los agentes consulares y de
colonización que se nombradan simultáneamente en
los puntos principales de Europa, susceptibles de pro
paganda. Este album ida acompañado de un cuader
no explicativo de todas las circunstancias especiales
de cada colonia, aprovechando esta época favorable
para México, en que comienza á declinar notablemen
te la emigración hacia los Estados Unidos del Norte
para dirigirse mejor hacia las Repúblicas del Sur de
América. Indudablemente asi se lograria desviar hacia
México una gran parte de aquellas formidables emigra-
29
dones que, desde años há, desprendiéndose de Cork
Hamburgo, Amberes, :Génova, etc., derraman sobrE
aquellas Repúblicas la civilización y la riqueza.
Pero, para emprender aquella tarea gubernativa.
sencilla en su concepto, pero dificil, penosa, laboriosí·
sima en su ejecución; para establecer aquella estadís·
tica de terrenos colonizables, estudiar los medios de
atraer á los colonos, ayudarlos, crear para este objete
un sistema financiero que sea eficaz sin ser gravoso
para el Erario; es decir, señalando una ayuda suficien.
te y continua hasta llegar á un resultado, para hacer
los gastos reembolsables por amortizaciones anuale5
reversibles de una colonia sobre la otra, y así sucesi·
vamente hasta dejar, una por una, todas las colonias
formadas, libres de todo gravámen, independientes de
cualquiera ingerencia gubernativa en su manejo, con
su autonomía administrativa propia, ¡qué trabajo, qué
constancia, qué abnegación, ,se necesitarían! Para
el arreglo de los agentes de colonización, los engan
ches si los hubiere, los contratos con los colonos y sus
cuentas con el Erario, su embarque, su llegada, su es
tablecimiento, su subsistencia temporal, en fin, todo lo
necesario á la estabilidad de una colonia seria que de
be prosperar; para todo esto, se necesita una dedica
ción laboriosa, incesante, á la que no es posible dar
30
abasto con las atenciones de un Ministro de Fomento
por más que quisiera sacrificarse. Por esta razón creE
el que subscribe, que para que la colonización en Mé·
xico no quede letra muerta, es preciso, si no la creacióIl
de un Ministerio especial, lo que tal vez sería mE'jor, ~
lo menos la creación de una Dirección General de Colo
nización, que por lo pronto, hasta no adquirir la impor
tancia creciente que le daría el tiempo, podría formal
un Departamento de la Secretaría de Fomento actual,
Solamente así, con un hombre enérgico y activo á su
cabeza, con la fe en su obra y la firme voluntad de lle
varla á cabo, podrían dirigirse con éxito todos los hi
los de esta red gigantesca que, en breve y de una ma
nera simultánea, vendría á esparcir en todas partes de
la República la sangre y la vida, como las arterias en
el euerpo humano.
v. La cuestión de colonización debe ser, en concepto
del que habla, el objeto de la mayor atención de par
te del Gobierno mexicano: i qué puede, en efecto, hacer
un país inmenso que no tiene poblaci6nf ¿qué pueden
hacer sus gobernantes, con todo su genio y sus recur
sos, si se viene á estrellar contra la falta de gente y de
81
producción P ¿ A qué se debe atricuir el crecimiento
fabuloso de la Capital de México, y que á los espíritus
superficiales los llena de admiración si no es á esta
plétora de gente y de capitales que hoy lo han invadidor
¿No debe atribuirse á ella la carencia de brazos y de in
dustrias en los Estados por falta de población, la que
causa la emigración de sus fondos, y la que, como laE
arterias cerradas en el cuerpo humano, hace refluir h
sangre al corazón y al cerebro, dejando los miembro!
exhaustos y muertos? ¿No se debe á esta misma falta,
la tristeza y casi el aislamiento de cada Capital de Es
tado, contemplando con envidia de lejos la prosperi
dad de esta Metrópoli, de la cual debería participar y
de la que participará el día que el desarrollo de la colo
nización sea un hecho?
Para hacer patente la escasez de población en Mé
xico, solamente diremos que sobre una superficie dE
1.946,523 ks. cs., hay 13.500,000 habitantes, cuandc
en los Estados Unidos, susceptible, sin embargo, dE
una población muchísimo mayor, sobre 9.212,300ks. cs
hay 76.500,000 habitantes, lo que da entre las poblacio·
nes de ambos países ]a proporción de 6I á 8t. Pen
si consideramos que en México los i de sus habitan·
tes son indígenas, raza pasiva que no produce ni con·
sume, quedará reducida la proporción anterior, de po·
32
blación verdaderamente útil, como 2.30 á 8.25, despro
porción enorme en contra de México, y más cuandc
se considera que los Estados Unidos, compuestos el1
general, de llanuras/inmensas que facilitan mUcho h
aplicación de la mecánica á la agricultura, y pobladm
de gentes industriosas en su mayoría, emplean en es·
ta y en todas sus industrias, todos los recursos de la
mecánica moderna, multiplicando asi y con mucho me·
nos costo los esfuerzos de la industria humana.
Además, si consideramos México con la Bélgica y la
Holanda, los paises más po~lados de Europa, compa·
rativamente con su extensión, vemos que estos dos úl
timos reinos tienen: el 1 ~ 220 habitantes por km. c. y
el 2? 154, es decir, comparativamente una población
32 y 22 veces la nuestra, sin tener en cuenta la exu
berancia de su vegetación, tan superior á la de aque
llos paises.
La cuestión financiera que se debe examinar al tra
tar de establecer prácticamente la colonización en Mé
xico, no debe alarmar los espirUus tlmidos, temerosos
de un fracaso, puesto que se debe considerar el éxito
como seguro, obrando con prudencia. La 'cuestión de
fondos, que antes hubiera sido un escollo grave, hoy,
merced á la situación bonancible del Erario, no puede
ser un obsláculo, pues lo que será siempre fácilmente
33
allanable con el Ministerio de Hacienda que, para crear
el ¡¡Banco Cooperativo de Colonias," cuyos fondos no
quedarían nunca á fondo perdido, sino reembolsables,
con toda clase de1garantías, encontraría siempre recur
sos disponibles adentro de su mismo Tesoro, ó afuera,
si fuese necesario, puesto el crédito sólido actual y
siempre creciente de la Deuda Nacional.
i Qué costara millones! Y ¿ qué importa el costo de
las cosas cuando son útiles, productivas, y sobre todo
necesarias? GLlora, acaso, el país los millones inverti
dos en subvenciones de ferrocarriles, en el arreglo de
sus puertos, de sus faros, en sus mejoras materiales,
en el drenaje de su capital?
¿Acaso le tembló la mano al Sr. Limantour al fir
mar la inversión de los $ 10.000,000 para hermosear á
México? Y si así lo hizo para hermosear á su país, y
á fondo perdido, con más razón lo hará indudablemen
te cuando se tratará de colonizar al país, cosa de ur
gente é imperiosa necesidad, y para darle incalculable
vuelo, no solamente como cuestión económica, sino
también como cuestión trascendental de gobernación
y de politica esterior!
En efecto, ¿no debe el Gobierno Méxicano, fijar se
riamente la atención sobre la gran política interior y
exterior que encierra la colonización para el país? ¿N(] Colon1zaclOn.--:I
34
debe á todo trance atraer hacia México, desviándola,
aquella falange imponente que cada dia, por miLes de
hombres, arroja sobre la República vecina del Norte,
sus masas colonizadoras, aumentando asi su poder y
de consiguiente nuestra debilidad relativa? ¿No seria
esto una gran revolución social y poHtica. y la pronta
nivelación de las Repúblicas vecinas en población, ri
queza y poder?
¿No seria también la colonización el medio eficaz
para consolidar para siempre la paz interior de la Re
pública?
No se disimula, el que subscribe, las grandes difi
cultades que presenta un buen plan de colonización y
su buen éxito; pero también, sabe que la fe y la cons
tancia todo lo venceIl, y más cuando se cuenta con el
apoyo de un Gobierno ilustrado y firme en sus desig
nios. Los grandes y generosos esfuerzos de ese mismo
Gobierno Mexicano en sus ensayos de colonización ita
liana, en tiempo del Ministerio" PACHECO," aunque
hayan quedado estériles, por su organización defectuo
sa, hacen esperar al que habla, que vd., Sef'í.or Presi
dente, se dignará mirar con la benevolencia que acos
tumbra su modesto trabajo, no rechazando su débil
cooperación en la ejecución de una obra, cuyo feliz
éxito seria el rápido engrandecimiento de México.
Después de estas consideraciones generales, entra
remos de lleno en la cuestión; y haciendo, de pronto,
abstracción de razas propias para colonizar, analizare
mos la tesis bajo un punto de vista general, pasando
en seguida al examen de cada raza en particular, en
tanto que sus circunstancias generales presenten las
requeridas para las razas colonizadoras.
VI.
El que subscribe tiene la convicción de que se pue
de establecer !la priori," que no hay razones plausibles
para que se malogre la colonizaci6n en México, ejecut(¡n
dola con prudencia y circunspecci6n.
¿No tenemos en efecto, á nuestro favor, tres circuns
tancias excepcionales: la dulzura del clima, la rapidez
de las cosechas y la feracidad del suelo, que son elemen
tos suficientes para dar luego al colono, si no una for
tuna rápida, á lo menos lo suficiente para asegurar
pronto su existencia y un bienestar que el tiempo de·
be aumentar.
'11res causas atraen al emigrante de Europa hacia
América: la benignidad del clima, la facilidad de vivir
y la esperanza de enriquecerse pronto.
Siete (:ausa lo repelen: 1? L05 sufrimientos de la ha·
36
vesía. 2? La inseguridad en la posesión de las tierras
adquiridas. 3? La insalubridad del clima. 4? La falta
de recursos para irse á establecer. 5? La inoportuni
dad en la llegada. 6? La mala organización de las co
lonias y, en fin, 7? La nostalgia.
Examinaremos detenidamente á su vez cada una de
estas causas perturbadoras y la manera de precaverlas.
1. La conducci6n de l08 colonoA, Ó condiciones de la
travesía, es muy importante, ya como cuestión huma
nitaria ó bien como causa preliminar que puede pro
ducir efectos funestos sobre la moral del emigrante,
cuando su~ede que, por un mal trato á bordo, llegue
al punto de su destino triste y algo desmoralizado. Se
debe, pues, evitar á todo trance el transporte de colo
nos, á tanto por cabeza, por ávidos especuladores, por
ser siempre aquellos transportes oner0808, inhumano8,
desmoralizadores y contraproducente8.
Onerosos, porque los enganchadores, oCreciendo po
ca ó ninguna garantia á los armadores de buques, tie
nen que hacer sús contratos á precios subidos, y na
turalmente recargados sobre los emigrantes que son
las víctimas directas de aquellos contratos. Inhumanos,
porque, estando en báscula el interés del contratante
con el del infeliz colono, queda éste siempre sacrifica
do, convirtiéndose á su vez aquel enganche en un ver-
37
dadero comercio de carne humana ó trata de blancos.
Desmoralizadom, porque en lugar de traerse gente la· . boriosa, agricola ó industrial, acostumbrada de ante·
mano á la vida del campo ó del trabajo manual, llegan
á veces, como ya lo hemos visto, gente viciosa, inútil
y nociva, fulleros, gente nómada que busca viajar por
cuenta de los incautos, procurando sacudirse á la pri·
mera oportunidad de sus compromisos, quedando aSÍ,
siempre, una amenaza para la paz de las colonias que
la reciben; y, si se separan, para la tranquilidad del
pa[s que los ha llamado, siendo as[ contraproducente y
funesto para los ensayos subsecuentes de coloniza
ción.
JI. La seguridad en la posesi6n de los terrenos ad
quiridos por los colonos debe procurarse con el ma
yor cuidado, porque ¡cuántas veces hemos visto pobres
colonos llegar al punto de su destino sin poder entrar
en posesión de aquel lole sofiado, á veces sin estar se
ñalado aún, y otras, teniendo que disputar sus dere
chos, viéndose en la tristisima disyuntiva de abando
narlos 6 morirse de hambre! ¡Triste perspectiva á dos . mil leguas de la patria, sin recursos y sin amparo!
III. La cuesti6n de salubridad 6 climatérica, es tam
bién trascendental y "sine qua non" para la existencia
de cualquier colonia. j Triste, bien triste es para un
38
país que llama amorosamente al colono á su seno; tris
tísimo para el otro que se desprende con dolor de una •
parte, aunque pequeña, de sus hijos para ir lejos á co-
lonizar; pero más triste aún mil veces, para los des
graciados, víctimas de su imprudente confianza, veI
acabar en una funesta hecatombe, una empresa que.
habiendo empezado casi siempre bajo Jos mejores aus
picios, vino á fracasar miserablemente cuando tenía
que esperarlo todo del porvenir! .
Al llegar el colono al país nuevo que quiere co]oni
zar, si bien es cierto que ]e encuentra revestido en su
imaginación de ciertos encantos, como sucede con to
do lo desconocido, también es cierto que produce en
ella la inquietud vaga, punzante, tan natural á la men
te del hombre que abandona sus Lares, su familia, sus
costumbres tan 'queridas, para entrar de lleno y sil1
transición en los brazos de lo desconocido_ ¿Qué sers
de él, entonces, si al llegar al término de su viaje, en
aquella tierra prometida, fatigado ya por una travesís
maritima penosa, y privaciones inevitables, y COD el
alma debilitada por la tristeza que la inunda con los -recuerdos de la patria, se encuentra luego, al empezal
su penosa tarea, al umbral de su patria nueva, press
de enfermedades endémicas que abaten el espíritu mÍJI
viril y amilanan el corazón más templado P
89
Para introducir en México la colonización, se debe,
pues, tener en cuenta el origen de los colonos para
apropiarlos á los climas que puedan soportar. Más tar
de, ellos ó sus descendientes, ya aclimatados, irán po
co á poco, sin sentirlo, sin perturbaciones en su salud,
extendiéndose por fuera de su esfera primitiva, yen
do á la conquista agricola de las tierras que, impru
dentemente invadidas hubieren sido para ellos fu
nestas.
No hay, sin embargo, que exagerar el peligro de mu
eh os terrenos de México reputados como mortIferos,
eiertas zonas tórridas infestadas de fiebres endémicas
y plagadas dé insectos que las hacen difícilmente so
portables. Todas estas tierras, con pocas excepciones,
son habitables por el hombre blanco que, paulatina
mente, se va acostumbrando á ellas; y en cuanto á la
higiene, se va modifi~ando luego por el desmonte, el
drenaje de las ciénagas y la agricultura. d Qué era la
Holanda antes de su desecación, de sus canales, de su
mar de Harlem conquistada á la agricultura? d Qué
son aún muchos de aquellos terrenos actualmente r ¿ Qué eran y son aún gran parte de las Ciénagas Pon
tinas de la Campiña de Roma y tantos terrenos de la
Lombardia y del Veneto antes de su drenaje moder
no? ¿No existían alU y no existen aún en ellos, en Ho-
40
landa y en Bélgica, la fiebre de los PoldeJr8; en la Cam
piña Romana, la malaria, fiebres malignas también y
endémicas que aniquilan á sus moradores; pero las que
poco á poco retroceden y sucumblm bajo la mano ven
cedora de la agricultura y de la industria unidas? ¿Por
qué no ha de suceder lo mismo en México? Para lo
grarlo debemos solamente obrar con sagacidad y pru
dencia, procurando, sobre todo en sus principios, no
exponer los colonos á climas que no podrían sopor
tar, y elegir los más adecuados á sus circunstancias
climatéricas particulares.
IV. Abordarem08 ahora la cuesti6n relativa á lafalla
de recursos de los colonos. Los colonos son de tres cla
ses: l08 capitalistas, 108 de recursos limitad08, que s.iem
pre necesitan aú:x:ilios, y l08 pobres de solemnidad.
De los primeros, los colonos capitalistas, poco nos
hemos de ocupar: bien asegurados ellos con sus títu
los de propiedad en la mano y elementos propios su
ficientes para emprender el cultivo de sus terrenos,
con un clima sano 6 cuando menos soportable, esco
gido por ellos, el éxito es seguro. De esta selecta clase
de colonos, el país que los recibe en su seno no tiene
que ocuparse: ellos se bastan á sí mismos y también
pueden ayudar á los segundos y terceros: es la aris
tocracia de las colonias.
41
En cuanto á la segunda clase, la de los colonos de re
cursos limitados, es la que debe cautivar más nuestra
atención é interés, puesto que es la que representa la
gran mayoría de los buenos colonos que, llegando al
país que quieren colonizar con su pequeña fortuna, sus
enseres, su trabajo y su honradez, presentan las ma
yores garanUas para sus compromisos y para su por
venir. Estos colonos pronto amarán á su nueva patria,
y no. la abandonarán ya nunca. Son los ricos colonos
del Oeste de los Estados Unidos del Norte, los de la
California, los de Australia, la parte más sana, más fuer
te, y patriótica de aquellas regiones que los considera
como sus más fieles y queridos hijos.
V. La oportunidad en la época de su llegada es para
una colonia de suma importancia. En efecto, si consi
deramos que en México se divide el año en dos esta
ciones muy distintas, la de la seca y la de las aguas, de
las cuales la primera se dedica á preparar las tierras y
á sembrarlas, y la segunda á la germinación y cultivo
de los cereales, importa mucho que el colono llegue en
tiempo oportuno para prepararse al cultivo, cuando
menos de los productos de primera necesidad, como
maíz, cepada, frijol, papas, garbanzo, productos segu
ros y de pronta cosecha, mientras con desahogo pued::l
esperar los resultados de los otros frutos indígenas que l
42
como la caña, el café, el índigo, el cacao, la vainilla, el
caucho, etc., si bien ofrecen más porvenir, tienen el
defecto de necesitar más capital y tiempo para cose
charse. Los colonos pobres deben fijar bien su aten
ción en este punto, dedicándose exclusivamente de
pronto, como humildemente lo hacen los pobres indí
genas, á asegurarse de los artículos de primera necesi
dad, sin exponerse luego, con el alicieiüe de cosechas
de más valor, á veces ilusorias, á seguir una conduela I
imprudente, extemporánea y probablemente funesta
para sus empresarios.
La época más favorable para la llegada de los colo·
nos será siempre el invierno, la primavera ó el otoño
sea para su 'establecimiento en tierras frias, sea en tie·
rras templadas ó calientes, porque así evitan de un la·
do el vómito de Veracruz, y por el otro llegan en b
seca, la que les permitirá preparar sus habitaciones
desmontar y sembrar antes de las lluvias, para asegu·
I'arse desde luego de los cereales de primera necesidad,
La tercera clcue de colono8, es decir el colono entera·
mente pobre, sin recursos de ninguna clase, sin más ca·
pital que sus brazos, se encuentra "a priori" en condi·
dones sumamente malas, pueslo que no presentando
ni capital ni garantias, solamente puede intercalarse
enue las clases más favorecidas, primera y segunda,
43
como auxiliar, mientras, con sus ahorros, pueda aspi
rar á tomar asiento entre los colonos propietarios, en
las condiciones requeridas por el Gobierno, las compa
ñías colonizanoras ó los particulares que quisieren ad
mitirlos como tales en la repartición de sus terrenos
En tiempo del Ministerio Pacheco, para obviar el in·
conveniente en que se tropezaba con la pobreza de 1m
colonos italianos que llegaban, el contratista Rizzo les
asignaba, de cuenta del Gobierno Mexicano, las cosas
más necesarias para su establecimiento agrícola, con
más un diario suficiente durante un año, para podel
€sperar la primera cosecha. Pero estos auxilios gene
rosos que hubieran sido suficientes, evidentemente,
para el establecimiento de unas colonias creadas en
buenas condiciones, no pudieron entonces, por los de
fectos de su organización, impedir su aborlo y su fra
caso.
VI. La mala organización y la precipitación en el e8-
tablwimiento de la8 colonia8 ha sido á menudo la causa
de su ruina.
Un edificio mal cimentado nunca puede ser sólido:
asl sucede con las colonias mal preparadas, mal orga
nizadas, mal principiadas. En general, como axioma.
se puede asegurar que la primera impresión en lodas
las cosas es decisiva: salvadora ó mortal.
Desde luego se comprende la importancia de con·
servar en todo su vigor y sus ilusiones el espiritu de
unos hombres que, llegando con el triste recuerdo de
la patria y las aprensiones de un porvenir dudos(},
sienten éstas multiplicarse, cuando se desmoraliza su
ánimo con las circunstancias de una situación dificil,
impregnada de penas presentes y de inquietudes para
el porvenir. ¿Por qué admirarnos entonces del fin de
sastroso de tantas colonias, cuando en algunas se ha
visto llegar á ellas los pobres colonos en terrenos que,
si bien, en efecto, les pertenecían, carecían de titulos,
de divisiones, de deslinde, de habitaciones en que abri
garlos; y, mientras én espera del cumplimiento tardío
ó ilusorio de promesas imprudentes, el infeliz colono,
sin abrigo, expuesto á las plagas del mosco, de los in
sectos, del sereno, del sol, presa á veces de calenturas,
sin esperanza de ver pronto cambiar su suerte, siente
poco á poco decaer su ánimo, volar sus ilusiones, per
derse su salud y hasta su vida? Y sin embargo, lo re
pito, ¡cuántas veces sólo un exceso de precipitación fué
la causa del fracaso! ¡Fatal imprudencia de sus fauto
res, que lo causaron, cuando con una poca de calma
y de prudencia hubieran asegurado el porvenir de la
Empresa!
VII. Nos oooparemos ahora de la nostalgia, esta en·
~5
fermedad moral y cruel, gusano roedor del alma, des
.conocida del hombre dichoso que nunca abandonó su
patria y propia principalmente de ciertas razas, la la
tina, sobre tudo, y la que causa el desaliento en el al
ma, la languidez en el cuerpo y después la muerte.
Para combatirla, el que habla cree que es necesario
evitar el aislamiento de los colonos, agrupándolos, en
.cuanto sea posible, en grupos cimentados por amista
-des anteriores ó simpatías espontáneas. Por esta mis
ma razón son tan estables y compactas aquellas colo·
nias de irlandeses y de alemanes que emigran de su
país en gr up os considerables. Es natural, en efed(
que la nostalgia, que no es más que el triste recuerdo
de la patria perdida, vaya disminuyendo más y más á
medida que, aumentándose el número de los compa
triotas, aumente también la ilusión de la patria ausente'
El que subscribe ha visto embarcarse en los puertos
de Hamburgo y Amberes, aldeas enteras de alemanes
que, después de haber realizado en cuanto pudieron
sus pobres tierras, atraídos por la esperanza de mejo
rar su suerte, y con su alcalde y su cura al frente, lle
vaban sus Penates y sus Dioses Lares al través d8l
océano, emigrando al nuevo mundo. ¿Qué podían te
mer aquellos hombres? ¿No llevaban consigo todo su
pasado, su presente, su porvenir? Es importante, pues,
46
en concepto del que habla, conservar unidos á aquellos
colonos, que llegando juntos han unido ya sus aspira
ciones y' sus proyectos de porvenir, formando grupos
simpáticos que, semejantes á los enjambres desprendi
dos de la colmena matriz, vayan á formar en medio de
la gran República Mexicana sus pequeñas Repúblicas
similares, con sus afinidades antiguas ó recientes, con
servándoles asi la ilusión fortificante de la patria per
dida.
VII.
La aBÍmilaci6n de las razas colonizadoras con la raza
mexicana debe ser también, en concepto del que habla,
el objeto de la mayor atención. Esta fusión no debe
ser nunca estrepitosa, sino suave: se puede decir solu
ble, penetrante.
El americano del Norte, al colonizar sus soledades,
no ha tenido necesidad de tener ese cuidado: la natu
raleza nómada é indómita de las tribus indfgenas no
ha permitido esa fusión: el indio ha tenido que retroce
der ante la civilización anglo-sajona ó morir. México,
afortunadamente, se encuentra en condiciones mucho
mejores: sus indios son dóciles, hospitalarios, laborio.
sos, agrfcolas, y su fusión con el colono inmigrante no
47
pide más que tacto y prudencia. Además ,cuántas ven
tajas no encontrarlan ambos con su contacto, hallando
el colono en el indigena un sér sociable, servicial, la
borioso y humildé que le traerá luego su cooperación
en las cosas del pals, iniciándose á su vez el segundo
en los mil secretos desconocidos para él, del hogar eu
ropeo y en los conocimientos agrlcolas que pronto enal
tecerán su inteligencia y aliviarán su suerte!
¿No es además una cuestión polltica interior tras·
cendental, la asimilación de dos razas que, tal vez, mezo
cIadas sin prudencia y exaltadas, podrlan á ciertas ho
ras de malas pasiones producir terribles conflictos?
¿No es justo también, si lo merecen, considerar con
favor y protección iguales al hijo legitimo y al hijo adop
tivo? Y así mezclados, con una fusión suave, sin alteraI
en nada el principio de nacionalidad, más bien al con
trario robusteciéndolo, ¿no es permitido esperar que
esta raza nueva, mezclada, robustecida por el cruza
miento, industriosa ya, moralizada por el trabajo, ca
lentada por un mismo sol y á la sombra de las mismas
leyes, creada ya con las leyendas de los héroes de Mé·
xico y de su Independencia, en esta raza nueva y fuer
te, pero siempre mexicana, encontrará la patria en sus
momentos de peligro y de angustia la abnegación na
cional proverbial y su patriotismo nunca desmentidor
48
Pero sea cual fuere la colonia, homogénea ó mezclada .
de elementos heterogéneos, ¡nunca se debe olvidar que
deb(arrojarse de ella desde luego, aquellos séres dís
colos ó viciados, cuya influencia contagiosa, roedora y
desorganizadora es disolvente para cualquiera empresa!
VIII.
Constitución de las Colonias.
TRES MODOS se presentan á la vista para colonizar: 1
Por agrupaciones de individuos poseyendo el capital nece
sario para el fomento de sus concesiones, ó aviados por
uno ó m'ás capitalistas que salgan al frente de todas las
operaciones y gastos de la colonia. 11. Por una mezcla
de colono8 más 6 men08 capitalistas ó cuando menos con
los elementos necesarios para acometer la obra ó prin
cipiarla siquiera, pudiendo esperar los resultados que
dará el tiempo. Ill. El tercer modo de colonizar es el
que, desgraciadamente en general, se ha querido efec
tuar hasta ahora, con colonos pobre8 de solemnidad y en
solicitud de amparo desde su embarque.
Cree el que subscribe que estas asociaciones prole
tarias nunca pueden llegar á un buen resultado, por
que siendo en general las causas del pauperismo la
falta .de energía. de talento ó el vicio, no es posible que
49
progrese alguna empresa con tres factores tan disol·
ventes, ni aun mezclándose en él el capital que tendria
en medio de ellos pésima suerte.
El homb"e que sale de la pobreza, que causa infali·
blemente un estado de abyección, cuando menos tem
poral, necesita para redimirse, ponel'se en contacto con
una parte sana de sus semejantes que posean el vi·
gor, la iniciativa ya adquirida por cierto bienestar:
por el trabajo y la moralidad que dan al sér humano
la posesión de este "algo" que lo constituye una enti
dad, aunque sea pequeña, en el concierto de la huma
nidad, y que, al hacerle conservar su dignidad, excita
noblemente su ambición. Por esta razón, cree el que
habla, que una Colonia, para progresar, debe concre
tarse sólo á los colonos de la primera y seg~nda cate
gorfas, sin rechazar, sin embargo, la tercera que, en
ciertos limites que dictará el tacto y la prudencia, po
drá mezclarse como auxiliar con aquéllas, á cuya som
bra prosperarán infaliblemente los colonos que se ha
gan acre dores á su protección.
Las Colonias se constituirán y se manejarán en su
parte económica según las condiciones de su estableci
miento. Las que se formen con capital propio, sea co
lectivo ó por intervención de uno ó varios capitalistas,
tendrán naturalmente, como cualquiera sociedad, el de-ColonlzacIOn.-4
60
recho de manejarse como mejor les parezca, según sU!
estatutos y conforme á las leyes generales de la Repú
blica, con entera libertad en su administración interiOI
y solamente sujetas á aquellas leyes en la parte jud
dica y polftica.
En cuanto á las Colonias en que hubiere interveni
do el Gobierno Mexicano, en todo ó accidentalmente,
sea por subvenciones, transportes, préstamos ó cual
quier adelanto, con el objeto de colonizar, se estable
cerá naturalmente un interventor que vigile las obras
y cuide de los intereses del Fisco hasta su integro re
embolso. , \
Según lo expresa el decreto de 15 de Diciembre de
1883, que hemos citado y examinado, después de diez.
años, cubiertos ya sus compromisos con el Erario, po
drán las colonias, conforme á la Constitución, consti
tuirse en pueblos, con los derechos y obligaciones que
previenen las leyes del pais .
. Tocante á las colonias mixtas, formadas de partes
heterogéneas, es decir, de colonos solventes y otros
pobres, que será probablemente el caso más común,
siendo también las obligaciones de los primeros, admi
sibles y suficientes para garantizar sus deudas hacia el
Erario, quedarán también, como las del caso anteriort
libres de toda intervención, pero no así la parte de co-
61
lonos insolventes que, mezrlados con ellos sin más ga
rantía que su trabajo y su inteligencia, quedando cor
obligaciones reales para el pago de su deudas, tendrár
que quedar intervenidos y siempre eh estado de ob·
servación.
Cualquiera que sea la condición de las compañias,
la ley de 15 de Diciembre de 1883, aún vigente, leE
asegura las prerrogativas necesarias para favorecer -y
facilitar su establecimiento y constituirse en pueblos,
después de diez años, y haberse redimido de sus como
promisos con el Erario.
IX.
Fomento financiero de las Colonias.
Salvo el caso mencionado en la primera categoria
de colonias, es decir, manejadas con sus fondos pro
pios, tendrán que caer en el de la segunda, y enton
ces, sea el Gobierno Mexicano, sean las compañfas co
~onizadoras, tendrán que subvenir en todo ó en parte
á los gastos erogados por los colonos, desde su engan
che hasta su establecimiento real en las colonias. En
este caso, obr~rá cada compañia como mejor le pa
rezca con sus colonos, puesto que sus contratos con
el Gobierno ó los dueños de haciendas, dejando ase-
52
gurados estos últimos, le dejan enteramente libres de
sus acciones en su administración, pero en cuanto a
Gobierno Mexicano, si bien es ciedo que sus gastos el1
favor de los colonos, pueden considerarse corno un sa
crificio loable y admisible cuando se trata del porve
nir de la Nación, sin embargo, al parecer del que ha
bla, no debe un Gobierno prudente y previsor hacel
inversiones que no tengan reembolso ó compensación~
salvo muy pocas excepciones. Es preciso, pues, pro
curar, al establecer colonos con fondos del Erario, ga
rantizar á éste sus desembolsos, de una manera pro
gresiva que, sin ser penoso para el colono, permita á
aquél reintegrarse de sus fondos. (Jara que vayan á in-. vertirse de nuevo en otras colonias, y de éstas á otras
sucesivamente, hasta dejar concluida en el pafs la obra
de colonización.
Desde luego se viene á la mente la necegidad de es·
tablecer un Banco Nacional Oooperativo de Colonizaci6n l
dedicado únicamente á ella, con fondos del Erario, sin
objeto de lucrar, con un rédito .moderado que podria
ser del 6 p8 anual, muy aceptable para situación de
fondos como. también para los colonos. Este Banco l
especial, creado Had hoc" tendria sus fondos reversi
bles de una colonia sobre la otra, y asi suce ivamen·
te, hasta dejar la obra terminada, cuando Ja coloniza-
53
ción pueda seguir ya sola, con su propio impulso ad·
quirido, sin la intervención paternal del gobierno que
dirigió sus primeros pasos.
Este Banr" nunca constituirla, entonces, un sacrifi
cio para el país; sino al contrario, una situación de fon
dos bien asegurados y productivos, por un lado, y, por
otro, substraidos as! al estancamiento actual del Tesoro
de la Nación. ¿No seria bueno que estos fondos, des
pués de surLir sus efectos en la obra de colonización,
al último, recogidos y aeumulados con sus réditos, en
un banco especial creado "ad hoc," vinieran á servir
para la amortización de la deuda pública?
Un agente elegido entre los colonos, podría servir de
intermediario entre ellos y el Erario para los cobros y
remisiones de fondos; y, para que la amortización de
los fondos fuese insensible á los colonos, efectuándose
en pagos anuales que terminen á los diez años, inclu·
yendo en ellos el rédito del 6 pg anual del capital ha·
bilitado, el que subscribe ha establecido las escalas si·
guientes, que cree muy aceptables, puesto que su pro·
gresión aritmética va de conformidad con los progre·
sos materiales naturales de las colonias que liberarfaIl
completamente á los diez años.
Primer año ... SegU1ldo año. Tpfcer año ... Cuarto año ... Quinto año ... Sexto año .....
.lmortizaci6n con e18~ p8 progresiva snualllobre el préstamo. desde el segundo hasta el décimo .do.
0.00 p8 3.50
" 7.00 " 10.50
" 14.00 " 17.50 " Séptimo año .. 21.00 "
Octavo año .... 24.50 n
Noveno año .. 28.00 " Décimo año .. , 31.50 "
Total en diez años......... 157,50 p8
Amortlza"íón con el r6dho di 3.80 pg también progresi VIL riet.de el segundo huy el décimo a60.
0.00 pg 3.30 " 6.60 " 9.90 "
13.:20 11
16.53 " 19.80· 11
23.10 11
26.40 " 29.70 "
148.50 pg
Estas cantidades, que son las que vendrfan á impor
tar en diez años la redención del capital prestado (lOQ
por ejemplo), amortizados por abonos de $ 3.50 á 3.30
por ciento anual, comenzando desde el segundo año
hasta el décimo.
- La amortización del mismo capital paganilo el 6 p8
anual seria:
El rMlto allual ler'
El 1 ero año sobre .... 100 6.00 El 2~ ,. "
100- 3.50=96.50 5.79 El 3<?
" " 100- 7.00= 93. 5.58
El 4<? ,. " 100 -10.50 = 89.50 5.37 El 5~
" " 100-14. =86. 5.10
El 6<? "
., 100 - 17.50 = 82.50 4.95
El 7? año sobre ....
El 8? " El 9?
El lO? "
" " "
El rédilt) a.nualscrá
100 - 21. = 79.
100- 2-1.50 = 75.50 100 - 28. = 72. 100 - 3] .50 = 68.50
4.74 4.53 4.32
4.11
Réditos en diez años al 6 pg ......... 50.49 Capital prestado ........................... 100.00
Total ........................................ 150.49
Vemos pues, por esta tabla, que la amortización in·
dicada, con pI 3.30 al 3.50 pg, aumentado progresi.
vamente cada año, desde el segundo hasta el décime
año, corresponde, con poca diferencia, á la situaciól1
de los mismos fondos inverlidos al 6 pg anual. Esta
situación es, pues, admisible por el Erario, que puede
y debe con este objeto distraer de sus fondos lo neo
cesario para la situación de este Banco Nacional Coope.
rativo de Colonización, que servirá á ésta de alimente
continuo y progresivo, ayudándose de una manera efi·
caz y rápida á su desarrollo, sin comprometer en nada
el equilibrio de la Tesorería de la Nación.
Constituidas de esta manera las colonias, podrán sus
valores, desde luego, figurar como valores mercantiles
ó industriales, cotizadas en la Bolsa y tomar asiento.
como cualquiera de las acciones que constituyen la
riqueza del país, con lo que se aumentaría el crédito
56
de este último, lIevándose en el mundo entero, por los
órganos de la prensa, el barómetro de nuestra situa·
ción próspera, proclamando á la vez la situación bo·
nancible de nuestra colonización.
Organizada ésta de aquella manera, desde luego se
comprende la magnitud de su desarrollo, y que! n()
siendo suficientes ni los baldlos ni los terrenos nacio
nales que puede ofrecer el Gobierno, se tendrá que
ocurrir luego á los terrenos de propiedad particulart
que el interés mismo de sus dueños, que comprende
rán fácilmente la inmensa ventaja que encontrarán en
su división, harán entrar luego en el movimiento.
x.
Ya se ve, para llegar á esta altura, se necesitará una.
Dirección fuerte y activa, libre de trabas y bastante in
dependiente para no ver paralizados su.s esfuerzos r seguir con firmeza su programa. Todo tiene que crear
se: la estadÍ8tica de 108 baldi08, de los terrenos naciona
nales, de los particulares ofrecidos á la colonización t
su estudio técnico, comercial, indU8trial, BU divisi6n, apro
piada á aquélla, su reuni6n para formar los állruma de
cada Estado, indicados anteriormente, y BU recopilaci6n
para formar el álbum general de las futuras colonias de
57
la República que, copiado á profusión, debe esparcir
se en el mundo entero para establecer la propaganda.
Esto es para el interior. Para el exterior, habrá el
nombramiento de los agentes: hombres experimentado~,
vivos, simpáticos, persuasivos, que, á la vez que inspi
rasen confianza, la merecieran, y supieran á la vez ba
jarse hasta el proletario y quedar á la altura de su mi
sión. Habrfa que ocuparse de los medi08 de transportes,
de apostar agentes en l08 puntos de desembarque, enten
derse con las líneas Ferrocarrileras, ,'ecibú' l08 colono8 en
la8 colonias, entregar{,e¡J 8US lotes, perfectamente deslin
dados, medidos, numerados, y subveni,' á tod08l08 gas
t08 de primer establecimiento, estrictamente necesarios.
Los agentes de colonización, al hacer en sus puntos
respectivos la propaganda, personalmente y por me
dio de la prensa, darán publicidad á sus álbum s y cua
dernos descriptivos, procurando completar la obra,
poniendo en conocimiento de las naciones todos los
datos relativos á nuesLras colonias, especificados en
las páginas 25, 26 Y 27.
Los Cónsules Mexicanos en el extranjero, eficaces
colaboradores de la colonización, ayudarán á sus agen
tes y darán la garantía moral de su representación ofi·
cial, para con Jos emigrantes y á la"vez de controlio
para el Gobierno Mexicano, puesto que bajo su vigi-
58
lancia se observarán siempre en los enganches de co
]onos y en su embarque todas las reglas y precaucio·
nes que dicten la prudencia y la humanidad.
En las Agencias estarán exhibidas siempre de um
manera permanente y en escala uniforme, y bastantE
grande para ser comprensibles, todos los planos de l,m
terrenos para colonizar, con sus divisiones y lotes nu
merados, el sitio de la cabecera, su plaza central, S1:
templo, su escuela, su municipio, su cárcel, sus calles.
caños, ríos, canales, arroyos, etc.
En cuaderno adjunto, estarán todas las circunstan-. das especiales climaléricas, topográficas, descritos sus
producfos actuales ó posibles de crear, su rendimien
to, su valor, sus modos de realización, sus samIas, sus
caminos, sus distancias á los puntos principales y to
do firm~do por la Dirección de México.
Al inscribirse el colono en el registro de la agencia
correspondiente al punto de embarque, después de te
ner pleno conocimiento de todo lo relativo á las colo
nias, declarará cuál es la colonia que elige, el número
de orden que escoge y en caso de competencia, deci
dirá la suerte. Desde luego conocerá así, aunque im
perfectamente, todo colono su futura propiedad, podrá
adquirir su Ululo y formarse simultáneamente grupos
de individuos que pueden ayudarse reclprocamente á
la llegada y amenizar mucho su existencia.
59
Para la manutención de una familia se puede calcu·
lar una superficie de terreno de 10 hectaras. Si fueser:
baldios, la tarifa fijada por el Gobierno de México er
4 de Enero ;:!e 1898, es la siguiente: Prcrlo de
una bectara..
Estado de Aguascalientes ......... $ 2.25
" Campeche ............... 1.50
" Coahuila ................ 1.00
" Colima .................. 2.00
" Chiapas .................. 2.00
" Chihuahua .............. 1.00
" Durango ................. 1.00
" Guanajuato ........ , .... 3.35
" Guerrero ................ 1.10
" Hidalgo .................. 2.25
" Jalisco ................... 2.25
" México .................. 3.35
" Michoacán .............. 2.25
" Morelos .................. 4.50
" Nuevo León ............ 1.00
" Oaxaca .................. 1.10
" Puebla ................... 3.35
" Querétaro ............... 3.35
" San Luis Potosi. ....... 2.25
" Sinaloa .................. 1.00
" Sonora .................. 1.00
" Tabasco ................. 2.50
" Tamaulipas ............. 1.00
" Tlaxcala ................. 2.25
" Veracruz ................ 2.50
60
P¡' .. eJo de una bectAr .. ~
Estado de Yucatán •....... ......•.. 1.80 " Zacatecas...... ....... .. 2.25
Distrito FederaL.............. ..... 5.60 Territorio de Tepic.............. ... 2.25
" Baja California..... 0.50
Vemos, pues, que el precio mayor de los terrenos
baldfos es de $ 4.50 la hedara, con excepción del Dis-
'trito Federal, el que es $ 5.60. Pero, generalmente,
vemos que el precio mayor de terrenos baldios es de
$3.35. Sin embargo, tomaremos el de $4.50, y enton
ce, las 10 hectaras,' necesarias para sostener una fami-
"Ha, costadan .......................................... $ 45.00
Generalmente se calcula en el pais una yun
ta de bueyes por fanega; y como una fanega = 3.5662 hedaras ó bien una" hedara = 3.5~62 fanega.
10 . 10 hedaras serán 3.5662 fanegas = 2.80 fa-
negas, 6 aproximadamente 3 fanegas, que ne-
cesitarán tres yuntas á $ 60.......... ...... ........ 180.00
Una vaca para la leche............................. 25.00
Dos arados á $15.................................... 30.00
Media docena de palas......... ...... .............. 9.00
Media fdem de azadones........................... 9.00
Al frente .................. $ 298.00
61
Del frente .................. $ 298.00
Dos hachas. .................................. ........ 3.OC
Dos barras..................... ...... ...... ...... ...... 5.0C
Tres sierras: una grande de aserrar (sardina). 10.OC
una chica de ídem.................. 2.5C
una de costilla...... ................. 2.0C
Tres fanegas de maiz para semilla á $ 2.50.... 7.5C
Un carrito con eje de fierro y ruedas de ma-
dera con llantas de fierro............... ........ 50.0C
Una casa provisional.. .............................. 200.0C
Total. ........... $ 578.0C
Esto sería el precio que costarían los baldíos de 1C
hectaras, calculadas á $4.50 la hectara, con todos sm
-enseres, casa, útiles y animales propios para el cultivo.
en el momento del establecimiento del colono.
Pero no debemos contar con baldíos ni terrenos na·
-cionales, como dijimos ya anteriormente, sino con te·
rrenos de propiedad particular, y entonces fijaremm
por el precio de la hectara un término prudente dE
$ 20.00, aumentándose pues el cálculo anterior con l~
diferencia de $45.00 á $200.00, es decir, con un au·
mento de $155.00, de manera que costarán al colono
las 10 hectaras $ 200.00 en lugar de $ 45.00 con terreo
nos particulares y su establecimiento costará $ 733.0C
en lugar de $ 578.00.
62
Es cierlo que no todos los colonos se conformaráIl
con 10 hectaras. El Gobierno General, en su misma
ley de 15 de Diciembre de 1883, ofrece á cada uno
para establecerse en los baldíos ó terrenos nacionales
100 heclaras á título gratuito y 2,500 como máximum
de concesión, en los términos de la ley. El valor de
ésta se podrá, pues, calcular sobre la base del cálcul()
anterior para la inteligencia del colono que desea for
marse un presupuesto aproximativo de los terrenos
que quiere explotar.
XI.
Ya hemos examinado los medios de preparar las co
lonias y asegurar su existencia: tenemos que ver aho
ra la cuestión de las razas más propias para elIas en
México. En tésis general, la mza más propia para co
lonizar un paÍ$ es la que por su idioma, su clima, sus C08-
tumbres y su religi6n tenga con él más analogía, para
facilitar así su fusión. Pero, si consideramos que Mé
xico tiene lodos los climas, que muchas zonas están
casi inhabitadas, y muchas otras habitadas por indíge
nas que sólo hablan el otomite, el tarasco ó el mexi
cano, idiomas desconocidos del mundo entero, viene á
quedar de poca importancia en México el idioma del co-
G3
lono, que además siempre encontrará en el indígena,
como dijimos, un auxiliar humilde y laborioso que se
rá para él un elemento poderoso en todas las faena~
penosas y materiales de la vida campestre.
La cuestión religiosa es también de poca impa1'tancia
puesto que el indígena, indiferente á las creencias dE
la raza blanca, que siempre respeta y considera come
superior á la suya, no ~endo movido p01' 1'esoTtes extm
ños que lo fanaticen, nunca de por si tenderá á oponer
se al establecimiento de cultos distintos al suyo, que,
verdaderamente no es más que una mezcla del cultc
católico, en su esencia, con las ceremonias y las exte
rioridades de sus antiguas creencias paganas, con 1m
cuales los sacerdotes católicos los han querido halagaI
para atraerlos á su seno.
La cuestión climaté'rica queda, pues, en pie; y es ver
daderamente la única seria que se debe examinar.
Varias razas se presentan desde luego ante los ojos,
propias para colonizar: la latina, la sajona y la céltica,
Raza latina.
De ella tenemos: España y sus colonias, Italia, Fmn.·
cia, Bélgica y Holanda.
Por su idioma y sus creencias religiosas, España 3
sus colonias parecen poder proP!lrcionar un contingen.
M
te bastante importante para la colonización en México:
pero además de que el cultivador español no está mu,
dispuesto á emigrar, debemos confesar que aquel co
lono, poco aventajado en agricultura; no ofrece á nues
tra República grandes ventajas. Sin embargo, el labra
ador (spañol es robusto, laborioso y tenaz, y siempre
su adquisición seria muy útil para México, sobre todo
siendo de aquellos buenos asturianos y vascongados,
los cuales, hasta ahora, en virtud de los acontecimien
tos polilicos que quitaron á España casi todas sus co
lonias, podrían dirigirse hacia nuestras costas, ya que
no pueden encontrar en sus antiguas colonias la pro
tección y el porvenir que antes se ofrecian á su ambi
ción.
Las Islas Vanarias son, probablemente, las únicas
colonias españolas capaces de dar su contingente útil,
aunque en pequeña escala. De clima cálido, estas is
las p~oducen caña, tabaco, uva, grana, vinos, aguar
diente, papas, cebollas en abundancia y toda clase de
cereales. La decadencia del comercio de la grana, an
tes uno de los productos más importantes de aquellas
islas, ha hecho emigrar ya á muchos de sus habitantes
que fueron á Buenos Aires, á Montevideo, al Brasil, á
la Habana, llevándose alH el contingente útil de sus
brazos y de su indus.lria. Buenos agricultores, sufri-
dos, de raza blanca, los isleños de las Canarias, po·
drian, tal vez, por medio de un agente eficaz, propor·
cionar á México, anualmente, un millar de buenos co·
lonos inteligentes v constantes.
La Italia, dotada igualmente de hombres frugales
robustos y agricultores, pobres, en general, ofrece ¡j
México uno de los mejores puntos de emigración. LCl
analogía de su idioma con el español, su mismo origel1
latino, su pobreza misma y su carácter nacional aveno
turero, favorecen mucho su venida hacia las Repúbli.
cas españolas, y está ya bien marcado el movimientc
de su emigración que, después de haberse dirigido en
un movimiento ascendente, en un principio, hacia lo~
Estados Unidos del Norte, se contuvo y se precipita
hoy hacia el Brasil y la República Argentina, en don·
de, en masa compacta, asentó ya su colonización. ¿POI
qué no podríamos llamar hacia nosotros aquellos hom·
bl'es? ¿No desembarcaron ya en nuestras costas cerca
de 3,000 hombres cuando se hicieron nuestras prime·
ras tentativas de colonización, desparramándose aqueo
llos casi sin fruto alguno, en la República? Con tado)
prudencia y la experiencia de lo pasado, ¿por qué nc
lograriamos llamar de nuevo sobre México la atenciór
de aquel pueblo y atraernos sus emigrantes? ¿QuE
ventajas tienen sobre nosotros los países á donde s€ Colonix.aclón,-5
66
dirigen hoy, que nos superen en clima hermoso, et
feracidad y en salubridad, en vías de comunicación pOI
donde quiera, en Gobierno fuerte y estable, en raz~
simpática y hospitalaria?
¿Qué diremos ahora de la Franma!
Grande por sus artes, su ciencia, su industria, su co·
mercio, su agricultura, debemos confesarlo, sin embar·
go, la Francia no es un país colonizador. Y, si no ¡que
lo diga la historia de sus colonias pasadas! ¡Que lo di·
ga la historia contemporánea de sus esfuerzos en Afri·
ca, para sostener durante más de medio siglo una
colonia militar, existente solamente por la fuerza
de las 'bayonetas! El francés, entusiasta, iniciador1
excelente para dar á las naciones el ultimo barniz
de civilización, no tiene la firmeza, la abnegación, la
constancia necesaria!; para dar á la colonización el
cimiento sólido, macizo, que asegure su estabilidad.
Impaciente, voluble, su imaginación viva y aun exal
tada, que lo hace tan simpático y propagandista, no
puede dar un buen alimento á una obra que requiere
aquellas condiciones "sine qua non" de constancia J
abnegación. Que me sea permitido hacer una compa
ración que resuma mi idea: el francés es para el mun
do como los finos l postres y la Champaña para el fes
tín: debe venir después, para cONnarlo: es el comple.
mento y la champaña de la civilización.
67
Sin embargo de estas apreciaciones en general, exis·
ten en esta gran nación elementos de mucho valor pa·
ra todos los ramos agrícolas, y hoy, aun después de
varios años que han transcurrido desde su secuestra·
ción, separada de la madre patria por los acontecimien·
tos de una guerra funesta, una parte de ella sufre aúr
porque su corazón, que ha quedado siempre francés.
los hace volver tristemente los ojos hacia la patria pero
dida. Algo alemana por el carácter y por el idioma, pe·
ro siempre francesa por el corazón, la Alsacia Lorena,
raza desterrada hoy en su propio pais, podría dar á Mé·
xico un pie precioso de colonización. Industriosos, co·
merciantes, agrícolas, de resistente índole, llenos de pa·
ciencia y abnegación, los hijos de aquellas comarcas,
arrancados á la Francia por el cruel derecho de la con·
quista, subyugados y postergados, hubieran podido sel
la fortuna de las colonias francesas de Africa, si la
Francia supiera colonizar. Pero no lo supo hacer, ni
con sus propios hijos, y bien podría México, aunque
ya un poco tarde, aprovechar el abatimiento moral de
aquellas provincias, llamándolas hacia sí, y enrique.
cerse con aquella noble y valiente raza, que llevaría
consigo, á más de sus virtudes y de sus industrias, foro
tunas considerables, substrayéndolas asi á una domi·
nación odiosa.
68
Al llamar sobre este punto el que subscribe la aten"
ción del Gobierno de México, se permite observar qUE
cualquiera tentativa en este sentido deberia ser lleva"
da con tacto y prudencia, puesto que el Gobierno Ale·
mán, teme"roso siempre de una emigración en masa
que arruinada su conquista, pondria, para impedirla,
todos los medios que estuviesen en su poder.
La Bélgica y la Holanda, siendo paises felices y prós·
peros, deben, de consiguiente, estar muy poco dispues
tos para emigrar. Sus habitantes encuentran en su pa
tria, si no la fortuna, á lo menos una vida segura y
tranquila que basta á su limitada ambición. Excelen
tes agricultores, laboriosos, económicos, de carácteI
afable, expansivos, los campesinos belgas serian para
el país que desea colonizar una adquisición inaprecia·
ble. Pero no es fácil conseguirla, porque además de
su poca ambición, el belga y el holandés son muy ac
cesibles á la nostalgia. Sin embargo, existen entre ellos,
como en todas partes entre los campesinos, gentes que
sin ser verdaderamente pobres, tienen proporciones
muy limitadas, tierras ingratas, que poco producen á
costa de mil penalidades, gentes que sueñan en mejor
porvenir y que, indudablemente, movidos por resortes
hábiles y alentados por personas de su confianza, capaces de darles toda clase de garantías, de buena fe y
69
sinceridad en sus promesas, podrian resolverse á emi·
grar con su pequeño capital y venir á México en.busca
de mejor suerte.
Pero también, para tomar la responsabilidad de es·
tas seducciones, inmensas y terribles para el hombre
honrado y de corazón, seria necesario que el que lo
hiciese tuviera antes de tomarla, la intima convicción
de un buen éxito y la seguridad de que los terreno~
destinados á la colonia ofrecian todas las garantía~
apetecibles para el porvenir.
Raza anglo-sajona.
Ya que hemos examinado las naciones más fáciles
de asimilarse á la raza mexicana por su origen latino,
examinaremos ahora las otras dos: La Sajona y la Cél·
tica. Estas, sin embargo de no tener con ellas ningún
punto de contacto, ni en origen, ni en idioma, ni en
costumbres, ni en creencias religiosas, constituyen sin
embargo, uno de sus mejores elementos. Las exami·
naremos, pues.
Hablaremos desde luego de los Alemanes y de Jos •
Irlandeses.
¡Ojalá pudiese México atraerse pronto este podero·
iO elemento de la rápida y fabulosa prosperidad de sus
70
vecinos de la República del Norte! Pero grandes difi·
cultades se oponen á esta desviación de la emigraciór
hacia los Estados Unidos de América. Es tan natural
tan fácIl, tan rápida, tan económica esta emigración
~n medio de un pueblo casi hermano en donde en·
cuentran toda clase de garantías y de amparo! ¡Tan·
tas facilidades ofrecía el Gobierno Americano para la
adjudicación de sus inmensas soledades! ¡Tanta solici· , tud y protección en<:ontraban los colonos! ¿Luego, al
desembarcar eran recibidos y repartidos inmediata·
mente, por los agentes de colonización ó de las socie
dades filantrópicas que, en vista de sus aptitudes, casi
de la mano los llevaban desde el punto de desembar
que hasta su destino? ¿Nó hablaban además aquellas
gentes su idioma? ¿No tenían allí amigos, parientes que
los esperaban, que les tendían sus brazos, que les dul
cificaban los primeros días tan amargos del deslierro l
ayudándoles á construir la cabaña, á abrir el desmon
te, á escarbar y sembrar el pedazo de terreno, é ini
ciándoles así con alegría á la vida penosa del colono
agricultor?
Encontrando así desde luego el colono su idioma l
sus costumbres, sus amigos, su religión, todo ]0 que
atrás habia dejado, fácil es comprender aquellas emi
graciones formidables que, abandonando las campifl.as
71
de Alemania y de Irlanda, llevaron como por encanto
á los desiertos de los Estados Unidos la agricultura, la
industria y la civilización.
La proximidad de aquellos Estados á Europa, abre
viando los sufrimientos de una travesia, siempre peno
sa, era también factor interesante para aquella emi
gración, que para llegar á nuestras costas necesita un
tiempo doble y en latitudes tropicales, elementos con
trarios y desconsoladores para los infelices que no tie
nen los elementos necesarios para dulcificar las priva
ciones y sufrimientos de tan largo viaje. La abundan
cia de los rios en los Estados Unidos del Norte ha sido
también un factor importante para su colonización.
Pero. para compensar estos factores desfavorables al
emigrante que quiere venir á México ¿no tenemos aqui
nuestro hermoso clima. la feracidad del suelo, unos in
dígenas dulces y hospitalarios. una situación geográfica
admirable. en medio de dos océanos que, dando la ma
no á Europa y al Asia. rese~va á México tan altos des
tinos? Para compensar la falta de los rios caudalosos
del Norte ¿no puede México oponer las tomas de agua
de sus rios y arroyos. hoy generalmente desperdicia
dos, la apertura de pozos brotantes ó con ascensores,
y presas que. durante la estación de aguas. puedan pro
ducir considerables depósitos para los riegos de la Be-
72
ca' Todo 10 puede ]a industria; y si no ¡que lo digan
el establecimiento de los Mormo.nes en las tierras mi
serables del "Lago Salado," que recibieron aquellos co
mo limosna, y su establecimiento posterior en la Sono
ra, cuando los desterraron de los Estados Unidos, con
virtiendo aquellas comarcas antes estériles en sitios
productivos y encantadores que hoy llenan al viajero
de admiración!
Debe también llamar la atención del Gobierno Me
xicano el hecho patente, inegable, de que en México,
como generalmente en todas partes, la despoblación
rural es un hecho que va creciendo cada día más, pues
to que la'S clases trabajadoras, buscando en las ciuda~
des y en las grandes obras industriales las ventajas
mayores que les ofrecen 'sobre los precios ínfimos del
campo, abandonan éste y la agricultura. Este mal so
cial y grave debe remediarse á todo trance si no quie
re verse, á poco, caer en la anemia más profunda la
provincia y los campos que son los que deben alimen
tar el país.
Atraída la emigración hacia nosotros con tacto y con
el precedente de algunas colonias que tendriamos ya
establecidas y prósperas, alentada por las ofertas ge
nerosas y paternales de un Gobierno firme y estable,
llevada á su destino por agentes inteligentes y simpá-:o
ticos, ¿por qué no conseguiríamos una reacción co·
lonizadora hacia México, parando aquel torrente colo·
nizador de las Repúblicas Sur-americanas, cambiando
de repente su curso para precipitarlo en nUE'stro se·
no? Tenemos aquí climas adecuados á cualquiera na·
turaleza humana, á cualquiera industria agrícola. Po·
brps en general, los colonos, ¡cuán fácil sería satisfacer
de pronto su limitada ambición!
Pero para lograr tan ape~ecible resultano. ¡cuánto
tacto, cuánta prudencia se necesita en la ejecución
Proceder por grados, aunque, de pronto en ~enor es·
cala, empezando por las colonias de más fácil realiza·
ción por la similitud de clima, de raza, de idioma, si SE
puede, y de costumbres, asegurando su éxito, para lan·
zar después, sobre sus huellas, las masas imponente~
del Norte de Europa, completando con ellos la grar:
obra de resurrección social de la República Mexicana
Examinaremos ahora las razas más propias para ca·
Ionizar la República Mexicana.
Para guiarnos en la elección de las nacionalidades
que deben elegirse para promover su emigración hacia
México, tenemos á la vista el informe anual publicado
en 30 de Junio del año pasado por el comisario gene
ral de emigración de los Estados Unidos, T. V. Powder
Iy. En este informe, haciendo abstracción de las na-
cionalidades que en escala menor dan su contingentE
á la inmigración de los Eslados Unidos, vemos que lru
principales son clasificadas, según su importancia, co·
mo sigue: Hombre •. M'ujt're:.~ Tot .. l
Italianos. r Norte ............ 9.746 3.345 13.091 1. SUI· ............... 45.587 20.052 65.639
7Ú.73C Judíos .. : ....................... 2I.IQ3 ]6.262 37.415 Polacos ......................... 18.191 10.275 28.466 Alemanes ...................... 14.742 11.890 26.632 Irlandeses ...................... 13.720 18.625 32.345
rOrUegos. } Escandinavos ~aneses... 12.747 10.502 23.249
, Suecos ....
Slovakos ........................ 10.324 5.514 15.838 Ingleses ......... 4\ .............. 6.707 4.005 10.712 Croatas y slavos .............. 7.266 1.366 8.632 Lituanianos ..................... 5.291 1.567 6.858 Finlandeses .................... 3.942 2.155 6.097
TolaL.......... ....... 274.974
Los inrnigr,wLe..; dt! /llenos imlJol'LanciJ. son:
Madgyales ..................... 3.060 1.840 4.900 Sirios .............. ............ 3.446 1.262 4,708 J apone~{'s ...................... 3.171 224 3.3!)f)
Bohemios y ~IOr,lVOl> .. ..... 1.262 1.261 2.526 Griego ............................ 2 :!63 132 2395
Al rreIlLe ............ 17.924
75
Hombrea. Mujere •. Total,
Del frente .......... 17.924 Portugueses .................... 1.101 995 2.091: Franceses ....................... 1.428 850 2.27~
Holandeses y FlarnenC'os ... 1.226 634 1.86C Rusos ........................... 1.261 513 1.774 Escoceses ....................... 1.057 695 1.75~
Chinos ........................... ].627 11 1.63~
Anlhenianos (Rusnianos} ... 872 528 1.40C Cubanos ........................ 1.074 300 1.374 Del pais de Gales ............. 853 506 1.35~
Españoles ...................... 899 97 99€ Húngaros ....................... 567 233 80C Arnlenios ....................... 471 203 674 Africanos (negros) ............ 220 192 41~
Oálmatas, bosnios, herzf'go-vinos .......................... 297 70 36/
iVIexicanos ...................... 80 83 16~
Hawaiianos .................... 78 80 15~
De las Indias Occidentales. 90 54 144 Austriacos .......... ; ........... 87 32 lH Rumanos ....................... 90 6 96
Servios .......................... 62 7 69
Australianos .................... 39 27 66
Centro-americanos ............ 38 20 58
Sud-americanos .............. 42 10 52
Turcos .......................... 26 2 28
Coreanos ....................... 22 O 22
Búlgaros ........................ 19 1 2C
A la vuelta ......... 312.673
76
Hombreo •. )lujere!. Totat.
De la vuelta ........ 312.67~
De las Indias Orientales ..... 12 3 lE De las Islas del Pacifico ..... 10 4 14 Montenegrinos ................ 4 1 5 Sin especificar ................. 4 Transil van os .................. 4
Total....................... 311.715
Formando para la inmigración total de los Estados
Unidos la suma de 311.715 en el año fiscal que conchl
yó el 30 de Junio de 1899.
Vemos, pues, que Italia es el país que da el mayor con
tirvgente para la inmigración en el Norte. Después, si
guen los Polacos, los Alemanes, los Irlandeses y los ha
bitantes de la Escandinavia. No mencionaremos los
judíos, porque aunque figuran con una cifra bien res
petable en la nomenclatura anterior, no constituyen
verdaderamente una nación y, además, sus instintos
puramente financieros y mercantiles no responden á
las aptitudes que requiere la colonización agrfcola que
necesita México. Nos debemos fijar, pues, solamente
en los individuos de las naciones señaladas anterior
mente y de preferencia en la Italiana porque, según es
notorio, desde algunos años acá, sea por las dificulta
des que presentan actualmente los Estados Unidos de)
77
Norte para la recepción de sus nuevos colonos, sea
porque les parezca más ventajoso su establecimiento
en las Américas del Sur, los Italianos se dirigen hoy
de preferencia hacia este rumbo, en número por lo me
nos igual á su emigración al Norte, represen tando ya
alli, actualmente, en el Brasil y la Argentina, un factor
imponente en la población.
En cuanto á los Belgas y á los Holandeses, recordan
do nuestras apreciaciones anteriores sobre ellos, cree
mos que, desde luego, seria bueno estimular su emi·
gración hacia nuestras costas, de la. manera seria y
prudente que hemos señalado.
Actualmente, se presenta para México una oportuni·
-dad de adquirir colonos de primer orden, allí en don-
-de nunca se le hubiera ocurrido buscarlos, antes de
los acontecimientos políticos funestos que, por la fuer
za de las armas, estén á punto de arrebatar á un no
ble pueblo una nacionalidad adquirida durante un si·
glo con las mayores penalidades, la mayor constanci2
y abnegación. Hoy la nación del Transvaal, Repúblic2
como México, raza de hombres honrados, laboriosos.
:valientes y patriotas ardientes é incansables, está dan
do al mundo admirado el noble ejemplo de un puña·
do de héroes, defendiendo su patria contra la codici~
de una nación poderosa que le quiere arrebatar el pe·
78
dazo de tierra conquistada por su industria y el sudol
de su frente. Mañana esta raza de valientes sucumbi·
rá ¡nadie lo duda! ¿qué puede la valentia de un niño.
que herofcamente lucha contra la fuerza brutal de un
homhe, que en toda la plenitud de su virilidad lo de
rriba y le oprime el pecho? Claro es que debe sucumbir.
y está sucumbiendo ya á la faz del mundo civilizado
entero que presencia impávido, en su fria egolsmo, esta
lucha desigual, que cubrirá el estandarte del vencedor
con una mancha indeleble y al vencirlo lo cubrirá de
gloria. ¿Por qué, pues, grande y generoso como siem
pre, México, que ha sentido como algunas otras nobles
naciones, sublevarse su alma y hervir su sangre á la
vista de esta lucha heroica, por qué, pues, no tenderfa
México su mano á aquellos hombres, sus hermanos en
ideas y en sentimientos, ya que como ella, pero me
nos afortunados, han derramado su sangre para de
fender la independencia de su patria? ¿No seria para
México una acción sublime, una página de oro para su
historia, acoger en su seno á aquellos héroes, que en
contrarán en su calda su apoteosis y la admiración del
mundo, cuyo corazón late al unisono del suyo, parti
cipando de lejos al dolor de sus reveses y á la alegria
de sus triunfos? ¿Por qué no vendrian acá aquellos
Espartanos modernos, puesto que van á perder BU na-
70
cionalidad, para confundir con la nuestra su noble ra·
za, sus aspiraciones nuevas y su porvenir? ¿No seria
para ellos un consuelo inmenso en su desgracia, un
dulce rayo de e&~eranza, y para México, para su san
gre, la mezcla de una sangre nueva, pura Y generosa,
que darla aun mayor vigor y vuelo al águila mexicanar
¡Ojalá, Señor Presidente, le toque á vd., cuyo cora
zón late á impulso de todas las aspiraciones nobles, III
dicha y la gloria de realizar práclicamen,.le este pensa·
miento, quedando á vd. la inmensa satisfacción de ser·
vir á una noble causa y á la vez la de aumentar la
prosperidad de México! Si la obra es de magnitud, si
requiere gaslos para el Erario, sensibles tal vez para e:
equilibrio del presupuesto, ¿por qué no se ayudarill
al Gobierno Mexicano abriendo en toda la Repúblicll
una subscrición voluntaria para llevar adelante la em·
presa? ¿Cuál es la mano que no se abrirá con guste
para ofrecer el óbolo de su simpatia y admiración á
aquellos hermanos que queremos sin conocerlos y que
desearíamos recibir en nuestros brazos? ¡Qué glorill
seria para México ejecutar esta obra,.lendiendo la ma·
no á aquellos héroes que lodas las naciones han como
padecido, pero que ninguna tuvo el valor de ayuda!
en su política fria de egoismo! ¿No seria una páginll
inmortal y sublime, escrita con las lágrimas generosa~
de una nación sobre el fondo de oro de su hisloria,
80
Volviendo al asunto de colonización, tenemos que
examinar la de las costas de la República. Diticilmen
te realizable con la raza blanca, pero tampoco imposi
ble; con alguna paciencia podría establecerse en aque
llas regiones tan fértiles, pero desgraciadamente tan
plagadas de enfermedades endémicas y de insectos de
todas clases. Bajo una administración de raza blanca,
bien se podría, con el elemento africano, 6 bien con l08
coolis chinos, contratados directamente sobre bases
equitativas y humanitarias, dar á aquellas comarcas,
hoy improductivas las más, un inmenso valor. Es tan
fácil hoy contratar á los coolis chinos éon los agentes
que se dedican á esta clase de enganches, en Califor
nia y aun en nuestra República. En cuanto á la raza
negra ó de color ¡cuán fácil es conseguirla en el Sur
de los Estados Unidos, en la Habana, en Hawaii yaun
en Africa, en donde su condición no puede ser peor!
Es claro que par'a estos establecimientos agrlcolas de
be ser el capital invertido bastante importante, y po
drian caer aquellos bajo el dominio de sociedades or
ganizadas sobre un pie bastante respetable en razón
de los gastos crecidos que lendrlan que erogarse para
llegar á un buen resullado.
81
XII.
Más tarde, el que subscribe, se reserva volver sobre
este asunto, presentando bases de asociación que no
caben en el cuadro conciso al que tiene que sujetarse
por ahora. Lo que sí es necesario establecer, en prin
cipio, es que toda la República Mexicana es susceptible
de colonizarse con prudencia y transición, poco á poco,
pero que, por aJwra, debemos conm'etarnos á las zonas
templadas, agradables y compatibles con la naturaleza de
l08 colonos europeos, y aprovecharnos de la baja notable
que actualmente existe en la emigración hacia los Es
tados Unidos y á favor de las Repúblicas Americanas
del Sur, para ver si se logra desviarla hacia México,
con buenas medidas interiores y con una propaganda
inteligente en el exterior. El crédito creciente de nues
tra República en el extranjero ayudarla eficazmente
á la obra.
En concepto del que habla, ha sonado ya la hora en
que el Gobierno Mexicano debe impulsar' con mano
firme, y de preferencia, el ramo de colonización, puesto
que de él, indudablemente, dependen todos los de
más que son corolarios de este gran problema. Y ya
que la cuestión de ferrocarriles está resuelta y permi· Colon j zacl6n,-6
82
te llevar las colonias á todos los puntos de la Repúbli
ca, ha llegado la hora para el Ejecutiv19 de tomar la
iniciativa de una colonización seria, continua, progre
siva, poniendo para realizarla todos los medios que
estén en su poder, haciendo para ello todos los sacri
fidos posibles sin desentenderse sin embargo del equi
librio de su Erario. Cuidará prudentemente, de asegu
rar los medios de reembolso de la manera que indica
mos arriba, para que estos fondos, una vez asignados
y aplicados, vuelvan sin alteración á aplicaciones simi
lares hasta terminar la obra y volver al Tesoro de la
Nación, después de haberla enriquecido. Entonces la
colonizac!ón, ya fuerte, libre-de torio compromiso y tu'
tela, habrá recobrado su libertad y su autonomia y ca
minará sola y robusta, confundiéndose ya (:on los de
más elementos de la N ación, que le deberá su grandeza
y su poder, Para principiar la ~bra de colonizaci6n y
hacerla accesible, con l08 reC1W808 limitados de que pudie
ra disponer actualmente el Gobierno Mexicano, CREE
el que subscribe, que seria prudente empezar por es
tablecer una colonia en cada Estado de la Federación,
eligiendo de los terrenos inmediatamente disponibles,
sean de la Nación ó de particulares, los que presenten
las mayores garantias para un buen éxito. Estas colo
nias, fácilmente podriclO quedar bajo la protección, ad-
83
ministración y amparo inmediato del Gobierno del Es
tado al que pertenecieran, lo cual vendrla á simplificaI
mucho la tarea del Gobierno General, cuya interven
ción se reducirla entonces á la liquidación de sus cuen
tas de desembolsos con cada Estado, y á la simple ins
pección de las colonias as! amparadas por los Estados,
cuya vigilancia inmediata y patriótica solicitud no les
permitirían fracasar. Estos pies de colonización mode
los, cuyos gastos serian fácilmente soportables por el •
Gobierno y cuyo éxito puede asegurarse, á poco de es-
tablecerse, vendrian á ser unos puntos de atracción
irresistible para los amigos y deudos de los colonos alli
establecidos: y, en esta previsión, se deber!an conser
var, listos y preparados de antemano, intercalados ó
en el perímetro, lotes disponibles para el ensanche de
la colonia. Dentro de unos diez años, indudablemente,
cada uno de estos centros agrlcolas vendrla á consti
tuir en la República una entidad poderosa, contra la
cual vendría á estrellarse miserablemente cualquier in
tento de revuelta politica interior!
Para 8er menos oneroso para el Gobierno .Mexicano ei
establecimiento '!J el sostén de la Direcci6n General de Co
lonias, de que hablamos en la página 12, se podría for
mar la sección técnica, si no en totalidad á lo menos
en parte, con los jóvenes ingenieros militares, sin co-
84
locación aún, ó bien con los que se pueden separar tem
poralmente de los cuerpos á que pertenezcan, ~ncon·
trando aquellos así desde luego, sin gravamen para e
Erario, una práctica útil y, tal vez más tarde, un por
yen ir para sus aptitudes y su ambición. Así lo hicieron
los Estados Unidos para la división de sus terrenos na
cionales, destinados á la colonización.
XIII.
Para corroborar las opiniones emitidas por el que
'subscribe sobre colonización, transcribe las palabras
siguientes de los célebres economistas mexicanos y ex
iranjeros que escribieron sobre la ,materia:
El ilustrado Maestro Guillermo Prieto, en una
de sus "Lecciones orales de política" dice: ¿qué queda
de los estudios sociales donde realmente, como en
nuestros terrenos casi desiertos, no hay sociedad? El
problema que consiste en indagar si es más ventajoso
utilizar la población que existe que procurar el tras
plante de otra nueva, es á mi juicio, digno de estudio,
pero como uno de los medios de buscar esta cohesión
€s la inmigración; como ella es la que civiliza, como la
educación práctica que procura es eficasísima y como
un medio no excluye al otro, avanzando en las induc-
85
ciones, nos encontrarnos frente á frente de la cuesti6n dE
colonizaci6n. "
Ignacio Ramírez (el célebre nigromante), en
1868, dijo en una de SttS obras: "no por espíritu de opo,
sición, sino por el vehemente deseo de que se realicen
en la República las grandes mejoras que nuestra rui·
nosa situación demanda, hacemos frecuentes observa·
ciones á los proyectos que comienza á favorecer el Mi·
nisterio de Fomento. Vemos que se desprecian algunas
condiciones que consideramos indispensables para que
la colonización se realice; y corno ella ?'epresenta la pri·
~)¡,era necesidad y el centro de todas las emp1'esas me:/,'ica·
nas, muy oportuno nos parece dete?'minar los elementos dE
vida qtte se deben procurar á nuestras colonias,"
El distinguido Ingéniero Francisco Díaz Cobarru· bias, en su notable obra titulada ¡¡Viaje de la comi·
sión astronómica mexicana al Japón," publicada en
1876, en las páginas 39, 40 Y 41, llamaba ya fuerte·
mente la atención del Gobierno mexicano sobre la neo
cesidad urgente de favorecer, á toda costa" la emigracióll
en la República, como cuestión Hsine qua non" de
prosperidad} de porvenir.
Viley, en sus principios de Economía política dice:
uLa cuestión de colonización es muy complexa y debe
considerarse no solamente bajo el punto de vista eco·
86
nómico, sino aun bajo el punto de vista moral, políti
co, y, por decirlo así, filosófico. Se puede decir y se ha
dicho que la colonización es un deber, porque hay
obligaciones para los pueblos, así como para los indi
viduos, de emplear las fuerzas y las ventajas que han
recibido de la Providencia para el bien general de la •
humanidad. Se puede decir que la colonización es una
de las condiciones de la grandeza nacional, etc ....
Si se puede discutir sobre la utilidad de las Colonias,
110 se sabría, según yo creo, una vez admitida esta utili
dad, debatir la necesidad de la intervenci6n del Estado en
la obra de colonización. La mano del Estado es necesaria
desde luego pam asegurar lá posesión de la colonia, des
pués para hacer los trabajos indispensables á la prepa
ración de la colonia en un país nuevo, y los que los co
lonos serian manifiestamente incapaces de emprender.
Los gastos del primer establecimiento exigen del
Estado que coloniza sacrificios de que sería quimera
esperar la remuneración en naturaleza; pero la madre
patria será pagada por la expansión de su grandeza y
de su influencia, por el desarrollo de su colonia y de
su industria y por la creación de un pueblo!"
J. Stuart MilI. (en sus Pt·inciplea ofpolitical Econo
my) dice también: !lEl asunto tie intervención del Go
bierno en la obra de colonización envuelve los intere-
87
ses futuros y presentes de la civilización misma, y SE
extiende mucho más allá de los comparativamente es
trechos limites de consideraciones puramente econó·
micas_ Pero, aun con vista solamente de estas consi
deraciones, la remoción de población de las partes dE
la Tierra en que está densamente acumulada á la~
otrasldesocupadas es una de aquellas ob¡'Cls de eminentl
utilidad sooial que mns requiere y ,'ecompensa á la vez ZQ
intm'vención del Gobierno,"
Paul Leroy Beaulieu dice: "á países nuevos com(
M éitoico, que nece8itan población laboriosa y civilizada ¡SI
debe abandonar la colonizavión á simples particularesj
¡Imposible! Los parLiculares representan un papel mu~
importante en la colonización como exploradores, co·
mo aventureros, como peones, como comerciantes, pe
ro no pueden ejercer una acción metódica, prolonga
da, sobre todo, en 'un país bárbaro, salvaje; ejercen á
veces demasiado el amor del lucro, el espíritu de in·
justicia y opresión. Precursores útiles, auxiliares indis·
pensables, tienen sin embargo que ser contenido8 é ins·
pecoionados por una potencia Política."
El inteligente é ilustrado Sr. Miguel Ramos Lanz, en un estudio sobre Colonización del año 1897,
está en perfecta concordancia con las opiniones de
aquellos autores, que son las mismas que el que subs
-cribe ha emitido en su proyecto.
88
Y después de oir la opinión de aquellos maestros
¿quién podrá dudar de la necesidad de la inlervención
gubernativa para iniciar, ayudar y establécer las Colo
nias en países desiertos como el nuestro, salvo aban
donarlas más tarde á su administración y cuidado pro
pios, cuando ya firmes y estables puedan recuperar
su autonomía.
La opinión de las personas respetabilísimas que se
dignaron honrar mi modesto fvllelo con su inaprecia
ble aprobación no ha sido, entonces, un simple acto de
cortesía hacia mi persona, !;ino un homenaje á la ver
dad y 1:1n impulso irresistible de patriotismo que les hi
zo vislumbrar en aquella obra un porvenir lisonjero
para la patria. Usted mismo, mi general, ¿no ha reco
mendado también la colonización europea en México,
como cuestión de primera importancia, en su aprecia
ble mensaje presidencial de 16 de Septiembre de 1896?
y hoyes más apremiante: cada día más, sin duda al
guna.
¡Adelante, entonces, con la obra! Que Jo sepan los
hombres tfmidos unos, y los atrevidos tal vez en el
pensamiento pero cobardes en la ejecución, que son
como aquellos pájaros que cautivos en su jaula desde
que nacieron y viendo un dla abierta la puerta, sin
tiendo latir de alegria su corazón y estremecerse sus
89
alas al contemplar las hermosas campifias del cielo, el
donde podrían emprender su vuelo, dudan de sus fuer
zas para volar y se quedan en la jayla dorada tristes l
temblorosos, contentándose con el estremecimiento de
sus alas y los latidos inútiles de su corazón amilanado
¡Ah, que lo sepan los que temen los grandes hori
zontes y la altura del zenit: para ser algo en este mun
do, para los hombres como para las naciones, no de
be ser uno pesimista ni temer dificultades quiméric3.E
que acobardan el espíritu y que no deben existir para
el hombre que tiene por lema las tres palabras vibran
tes que dan la victoria: fé, energía y constancia!
Cuando uno quiere á su país, se debe á todo trance
asegurar la paz de esta patria querida, que, después de
medio !'iglo de convulsiones, ha venido á r~nacer apa
reciendo hoy, como una virgen hermosa y llena de vi
da, surgiendo del humo de los combates y de las rui
nas del pasado, sonriendo al porvenir! A los jóvenes
de hoy, patriotas y entusiastas, pero que no han co
nocido aquellos tiempos llenos de amargura que co
nocimos nosotros, soldados viejos de la Reforma y de
la Libertad, comiendo el pan duro del soldado, dur
miendo sobre el suelo húmedo de los campos de ba
talla y de las prisiones, rendidos, muertos de fatiga y
de hambre al fin de las jornadas, les dire: "Si hubie-
"seis sentido en vuestro cuerpo aquellos tormentos)
"en vuestra alma aquellas terribles angustias, desespe·
"rados y á veces deseando morir, sabréis lo que valE
"asegurar la paz á su patria, bendeciréis á quien se h
"haya dado y no seréis nunca avaros de los millone~
"de aquella patria para asegurar su tranquilidad y su
"porvenir. "
XIV.
Concretando las ideas expresadas anteriormente, el
que sub~cribe se permite someter al criterio y á la
aprobación del Supremo Gobierno, los articulas si·
guientes:
Articulo·!? El Gobierno General invitará á iodos l08
Gobernadoru de l08 BJtad08 para r¡ue en el término de
seis melles, por medio de una circular dirigida por éstos
á todos los Prefectos de sus Distritos, ree<dan de ésto8 '!I
remitan al .E¡jecutivo, la noticia '!Ilos plano8 en oalca de
t0d08 lo8 terrenos baldws 6 nacionales r¡ue esUn en BU ju
rilldicci6n, as{ como de 108 particulares, que, invitados to
dos al efecto, quÚfieren ofrece'riQ8 para la colonización, con
la manifestación sincera, clara y pormenorizada de su
clima, superficie, linderos, topografla, productos y va
lor promedio, condicione!) de venta, precio y distancia
91
á los mercados y estaciones de los ferrocarriles má~
próximos.
Artículo 2? Se eslablece"á desde luego, como ogregadc
á la Secretaría de FO'II ento, un departamento nuevo y bas
tante independiente para no tene,' trabas en 8M marcha
<¡Me se Uamará Dirección Geneml de las Colonias, forma-.-
da de dos secciones: la primen" pMmmente técnica, for-
mada de los ingenieros necesarios para formar el catas
tro de los terrenos para colonizar, que reconocerán
previamente, dictaminando si son ó no aceptables pa
ra el objeto y en caso afirmativo, previa la aprobación
de la Dirección General, establecerán sus planos en I~
esenIa suficiente y uniforme necesaria para su clan in
teligencia; señalando desde luego en ellos la ubicaciór
de la cabecera de la colonia, su trazo, su plab centra
y edificios principales, la división de los lotes con sm
números y superficie, sus calles, caminos,. ríos ó arro
yos, barrancas ó puntos importantes, para que puedan
servir en los contratos de venta como linderos claro5
y sin temor de litigio. Esta sección se ocupará, tan lue
go como los lotes estén vendidos, en trazarlos en el te
rreno, con sus señales muy bien marcadas y los entre
gará á los colonos á su llegada.
La segunda sección, puramente administmtiva y finan
ciera, se ocupará: de las cuentas que resulten, sea con
92
el Erario, y relativas á las cantidades pendientes coa
los colonos por subsidios, transportes, habilitaciones ó
ventas de terrenos, ó sea con los particulares, por ce
sión ó enajenación de terrenos aceptados para la co
lonización, ó sea por fin, con el Banco ó los Bancos
Hipotecarios cooperativos de la Nación ó particulares,
creados, el primero, liad hoc/' por el Gobierno, exclu
sivamente para el objeto de las colonias; y los segun
dos, por particulares ó sociedades que hicieren prés'
tamos á las colonias, constituyendo los titulos de éstos
créditos un valor real, que, como cualquiera, tendrá S11
cotización en las bolsas mercantiles.
Podrán los Estados de la Unión, cada uno indivi
dualmente, para facilitar al Gobierno General su tarea,
entenderse directamente con las colonias, desde el mo
mento que se efectuara la en trega de los colonos á los
puntos señalados de colonización, y entenderse después
directamente para las cuentas que de allí se orignaren,
con la sección segunda referida, ampliamente autori
zada para el efecto.
Articulo 3? Se rwmbrará en l08 punt08 principales d.
emigraci6n como Anveres, Hamburgo, Cork, /Santander !
Génova 108 agentes de coloni&ación newari08 para que.
de acuerdo con los agentes consulares Mexicanos, )
con la prudencia indicada anteriormente, promuevar:
93
la emigración en México, de las naciones que presen
tan más probabilidades de éxito, extendiéndose des
pués á los puntos del Norte de Europa, que, como la
Escandinavia, según la estadistica de emigrantes, esta
blecida en las páginas anteriores, presentan una cifra
respetable de emigración.
Articulo 4? Se nombmrán agentes especiales y confiden
ciales que, reconociendo con prudencia y habilidad la
Alsacia-Lorena, la Irlanda y el Transvaal, procureu
promover allí la emigración hacia México.
Articulo 5? Pam favorecer el establecimiento de las co·
lonias, el Gobie1'no General creará un Banco .Nacional
cooperativo de colonización, exclusivamente destinado á
ella, y el que con el rédito de 6 p8 anual sobre 10<
préstamos ó gastos hechos á favor de los colonos COIl
el sistema de amortización en diez años, indicado en la~
páginas 53, 54 Y 55, serviría de alimento seguro y cons·
tante para el establecimiento sucesivo de las colonias
Articulo 6? Cuando la colonización sea un hecho en le
República, y aquélla sea además estable y vigorosa, el Go,
bierno Federal hará una invitación á todos l08 propieta'
rios de haciendas para que se sustituyan á su acción pri·
mitiva 6 iniciadom, formando entre si, por Estados
asociaciones colonizadoras y reservándose únicamen,
te la representación política que le incumbe.
94
Artículo 7? Para evitar en lo sucesivo fracasos fJUA
desacrediten la colonizaci6n en México, se prohibe todQ
emigración en nuestras costas que no haya sido ejecutada
bajo la vigüancia <k los agentes del Gobierno MexieanCJ
al Extranjero y aprobada por ellos y el Agente Consu
lar, con sus firmas al calce.
Podrá, al efecto, si asi le conviniere al Gobierno Me
xicano, tratar directamente, por medio de sus agentes
con armadores de buques para la conducción de los
colonos hasta los puertos de la República.
Tales son, Señor Presidente, en resumen, las ideas
que el que subscribe, deseoso de ser úLil á México, tie
ne el honor de presentar á vuestro claro é ilustrado
criterio, alentado por vuestra bondad y patriotismo,
como por el gran conocimiento que tiene, tanto de la
República eomo de los paises colonizadores aludidos.
Comprende cuán imperfecta es su obra; pero com
prende también que el tiempo urge, y"que hoy, en el
estado actual del pais, una colonización fuerte, rápida,
vivificadora, seria un factor indispensable para su equi
librio social, sus necesidades materiales y el desarrollo
de su programa comercial, industrial y polftico. Es,
pues, necesario, para asentarla sobre bases firmes é
inalterables, establecer desde luego, ideas y reglas ge
nerales que, una vez examinadas, discutidas y aproba-
95
das, sirvan como base y principios fijos, claros y termi·
nantes, dejando ya al cllmino que se trata de recorrel
la amplitud necesaria para caminar sin tropiezos hasta
el objeto que uno se propone. Asi se evitarán en le
futuro los lamentables errores, á veces irreparables
causados por la inexperiencia, creando desde hoy cor
el desarrollo violento de la colonización en Mexicc
una éra nueva y vivificadora que lo haga pronto gran·
de y poderoso.
Espera el que subscribe que usted, Señor Presiden·
te, se dignará acoger estas páginas con toda la indul· gencia y la benevolencia que merece una obra pro·
ducida por el único deseo que tiene su autor de ver á
la República Mexicana, su patria adoptiva, á la mayOI
altura de dicha, de prosperidad y de grandeza.
Soy de usted, Señor Presidente, con la mayor con·
sideración, profundo respeto y subordinación, su ser·
vidor y subalterno.
Coronel,
Gnillermo Wodón de Sorinne, INGENIERO CIVIL TITULADO.
I.
Casa de Ud., Marzo 26 de 1901.-AI Señor Coronel
Guillermo Wodon de Sorinne.-Presente.-Muy apre·
ciable amigo mio:-Con gran interés lei su Proyecte
de Colonización para la República Mexicana, y tengo
verdadera satisfacción de manifestar á Ud. que me ha
agradado en extremo, inspirándome la convicción dE
que nuestro Gobierno debe, cuando menos, nombral
una Comisión compue¡:;ta de personas competentes,
para que lo estudie en unión de Ud. y consulte la ma·
nera de ponerlo én práctica; estando seguro de qUE
en breve tiempo superarán los resultados á cuante
pudiera esperarse.
Me es muy grato se me presentara esta oportunidaé
para testificar á Ud. la estimación con que soy Sl
afmo. amigo y 5. 5.-C01'l08 Riv(/s.
"Colonizacióll.-7
98
n.
México, Marzo 28 de 1901.-Señor Coronel Guiller·
mo Wodon de Sorinne.-Muy estimado amigo:-Col1
la debida atención y con el interés que inspira tode
cuanto se refiere á la colonización de la República, mE
he impuesto de su notable trabajo sobre esta materia:
por el que me es grato felicitarle, así por el patrióticc
empeño que demuestra tener por ese asunto de vital
impotlancia para el porveniL' de este país, como por
los medios adecuados y puede decirse eficaces, pam
llevar á efecto tan interesante medio de progreso y
bienestar futuro de nuestra República ..
No pretendo hacer un análisis detallado del trabajo
de Ud., porque además de que sería muy dificil hacer
lo en los estrechos límites de una cada, sería absolu
tamente innecesario, pues que todos los que se inte
resan en este asunto ocurrirán seguramente á impo
nerse de la obra que Ud. ha formado, leyéndola y es
tudiándola con concienzuda atención.
Pero sí me permitiré reiterar á Ud. mi felicitación
por haber demostrado, que si han sido hasta ahora
inútiles los empeñosos esfuerzos que los encargados
del Ministerio de Fomento han hecho para He var á
l'fecto la gnmdiosa obra de Colonización del país, es
fuerzos que datan casi desde la Independencia, y que
si se ha fracasado en este empeño, esto sólo es debi
do á lo inadecuado ele los medios empleados para rea
lizar tan apremiante exigencia social. Y también lo fe
licito por sus acedadas indicaciones sobre estableci
miento de una Sección amplia y directamente autori
zada en el Ministerio de Fomento, encargada exclusi
vamente de toao lo relativo y concerniente á hacer
prácticas las disposiciones vigentes sobre Coloniza
ción, y sobre la creación de un Banco suficientemente
dotado para atender á los gastos que de toda necesi
dad se requieran, á fin de facilitar las primeras opera
ciones que demanda el pl'Onto y eficaz llamamiento
de colonos.
Si estas indicaciones llegaren á ser admitidas por
el señor Presidente, y si su reglamentación fuere, co
mo es de suponerse, tan perfecta como debe serlo pa
ra alcanzar el noble fin que se pretende obtener, en
tonces Ud. habrá adquirido un timbre patriótico de
gloria verdaderamente envidiable, que á la vez dejará
satisfechas las nobles aspiraciones de Ud. y de cuan
tos se interesan por la prosperidad y el seguro y gran
dioso porvenir de nuestra República, entre los que SE
cuenta este su afectisimo amigo y atento y seguro ser
vidor.-Justino Fernández.
lIL
Amigo muy airlad'o:-Cuandd lel, hace ya algúrl
Hempo, el muy interesante opúsculo de Ud. sobre Co·
Ionización, tuve el gusto de comuniearle verbalmente
el favorabilisimo concepto que de él me formé; y me
había propuesto consignarlo por escrito, aceptando!
no obstante mi incompetencia en este genero de tra
bajos expeculativos, la honra que se sirvió Ud. dispen
sarme al solicitar mi humilde parecer. Pero habiendo
visto ahora el del Sr. Lic. D. Justino Fernálldez, ex
puesto en la anterior carta, encuentro que las ideas
expresadas en ella coinciden de tal suerte con mi pro·
pio sentir, que al reproducirlas no conseguiría yo más
que darles distinta forma, con menos lucidez y exac· titud.
Hago mío, por lo tanto, en todas sus partes, el sa
bio dictamen de tan ilustre y respetable patricio. Fe
licito á vd. de nuevo por el mérito intrínseco de su
estudio, y le deseo logre ver y palpar en no muy lar
go número de años, los opimos frutos de la semilla
que hoy arroja á los vientos reinantes de paz y pros oA
peridad.
Si así sucediere, á muy pocos les habrá cabido tan
HH
buena fortuna como á Ud.; de:;pués de combatir e~
las filas de los mejores hijos de México, contra la ti·
ranía y el obscurantismo, bajo la bandera victoriosa
de la reforma politica, alcanzar también un puesto
conspicuo en la vanguardia de los obreros pacificos
del progreso, cuya labor fecunda, dirigida por el má~
hábil entre todos los estadistas de América, ensancha
más cada día las conquistas de nuestra evolución so·
cial, y asegura y consolida para siempre la indepen·
dencia de nuestra patria.
Soy de Ud. sincero amigo y' atento servidor.-A.
Lancuster Jones.
IY.
México.-Su casa, Abril 3 de 1901.-Señor Coronel
Guillermo \Vodon de Sorinne.-Presente.-Muy es·
timado amigo: Aun cuando no soy pal'tidario de la
colonización oficial, creo de interés la Memoria escri·
ta por Ud. sobre esta materia tan importante para el
pais, y en mi concepto merece especial estudio del
Gobierno, sobre todo por su magnifico método.
Quedo siempre de Ud. servidor y amigo.-A{fo·edCJ
Ohavero.
102
Y.
Correspondencia particular del. Secretario de Ins
trucción pública.-México, Octubre 4 de 190I.-Sr. Coronel Ingeniero D. Guillermo Wodon de Sorinne
-Presente.-Muy estimado amigo:-He leído con la
atención que se merece su extenso estudio sobre la
colonización de México, y lo encuentro muy bien pensa
do é interesante. Creo que los especialistas que se de
diquen á resolver este trascendente problema pam
nuestro país, deberán tener en consideración los jui
cios y observaciones de Ud. acerca del asunto.
, Al felicitar á Ud. por su importante labor, aprove
cho la oportunidad para ofrecerme á sus órdenes co
mo su afmo. amigo y s. s.-Justo Sien'a.
VI.
El periódico Mexican Republic pn su número 3 de
29 de Julio próximo pasado, dice:
PROYECTO W ODON DE SORINNE.
El Sr. Ingeniero Coronel D. Guillermo Wodon de
Sorinne ha presentado al Gobierno Mexicano un pro-
103
yecto de colonización que ha sido calificado muy fa·
vorablemente por personas muy competentes, come
el señor Ministro de Justicia y los Sres. Lics. Chavero:
Lancaster Jones, Rivas y otros.
El proyecto del Sr. Wodon de Sorinne comprende
la colonización de toda la República. El plan, come
se ve, es vasto; pero está tan bien meditado, le pre·
senta su autor de manera tan práctica, que no duda·
mas que al fin será aceptado por el Gobierno del Sr
General Díaz, y puesto en vías de realización para ur
futuro próximo.
La necesidad en que el país se encuentra de culti·
val' su inmenso territorio para desarrollar sus rique·
zas naturales; la escasa población apta diseminada el:
una área tan inmensa; el papel histórico reservado ~
México, los intereses del progreso, en una palabra
exigen imperiosamente que se promueva la inmigra·
ción europea en la República, sobre bases que por Sl
solidez ofrezcan garantías en el exterior y sean por Sl
patriotismo promesa de engrandecimiento y prospe·
ridad en el interior.
¿ Cómo es posible que aumente el comercio SI nc
hay consumidores?
¿ Cómo florecerá la agricultura, si no hay quienei
cultiven científicamente el suelo nacional?
104
¿ y podrá, acaso, ser efectiva la democracia é impe
rar la libertad, sin difundir antes en las masas la luz
de la civilización?
El valor económico de los Estados se calcula por
sus rentas. Y como hay una absoluta dependencia en
tre éstas y el desenvolvimiento intelectual y moral de
un país, resulta que si en México no se procura que
aumente el monto de los impuestos sin gravar á los
habitantes, anles bien, aligerándoles el peso de las
contribuciones, jamás se llegará á hacer de este privi
legiado país un Estado podt>roso, para siempre autó
nomo y capaz de cumplir con los deberes que la na
turaleza le ha impuesto.
Precisamente el proyecto del Sr. Wodon de Sorin
ne ofrece el remedio que necesitamos. Aumentar la
población rural, cultivar las tierras, dar nuevo impul
so á la tarea felizmente comenzada con los ferrocarri
les; y después, esperar que Dios derrame sobre Méxi
co todas sus bendiciones.
Dado el estado bonancible de la Hacienda Pública,
es de creerse que el Sr. General Diaz querrá hacer es
te incalculable bien á su patria, para que su obra que
de completo.
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