LA SELVA SIDERAL DE ROLAND RAMÍREZ
“Muy sencillo. Escribe lo que ves, y lo que no ves no lo escribes”.
La cita de Mijail A. Bulgakov me conduce a esto: yo he visto. He soñado. He creído. Mi infancia
transcurrió en los linderos de una selva temida por quienes se adentraban en ella. A la selva de
San Camilo la llamaban devoradora de cristianos y, tragedias, a los días que los viajeros, los
arrieros de ganado, o los aventureros, demoraban en cruzarla. Mi tragedia fue una jornada de
caza, con lluvia. Los hombres iban armados de escopetas caseras de tubo, taco y pólvora. Yo era
un niño. Y, desde entonces, un sueño me acosaba de manera recurrente. Un sueño en el que la
tierra y el aire, verdes, oscuros y espesos, y el grupo de hombres, el niño atrás, lucen mojados,
empapados, ateridos, demorados. En La Vorágine, la selva cambia de forma: es un delirio, la
fiebre, y cada árbol un ser de maleficio. En Canaima, las potencias deciden la “infinidad” de la
grandeza y la “repetición obsesionante”. Eran tales mi selva y todas las selvas del mundo hasta
que Roland Ramírez –arte y técnica- me descubre la selva sideral. “Escribe lo que ves”, y yo veo,
metida la cabeza en una cesta yek-wana, que la selva conforma los espacios de otro universo. Ya
no hay agua. No hay lodos. No hay gritos. Ni fiebre ni delirio. No hay mosquitos ni espesuras.
Siguen siendo selvas profundas, curvas, misteriosas y cromáticas, pero ahora veo y creo que se
han impuesto el silencio y lo ligero, lo que flota y gravita. Acérquese. Escuche. Vea. Perciba la
emanación, el aliento. La sustancia. Abrase a estas ondulaciones rítmicas y al vuelo liviano de la
majestad. La filigrana de la cesta –meta también en ella su cabeza- es compleja, múltiple; puertas,
ventanas, escapes, rutas, túneles, remolinos, encantos, agujeros negros, pistas de
despegue, hacia una desconocida variante musical, de apariencia metálica. No se limite al truco de
la perspectiva. Se trata del efecto Chukatano, nos dice Roland Ramírez.
Chukatano traduce lo que viene de la selva, sólo que ella misma se nos regala, en estas
pinturas, en un misterio desdoblado y paralelo, como el principio, el origen, y el verbo. En
fin, esta selva es otro sueño que supera mi antiguo sueño y mi miedo. Ahora he visto el
rostro remoto del Dios vegetal. Estoy curado.
Juan Carlos Zapata
Caracas, Mayo 2013
Título: YAJONTODU (Origen) Técnica: Óleo – Acrílico / Tela
Dimensiones: 150 x 200 cm
Fecha: 2009
Titulo: TUNAKOKO (Caño I)
Técnica: Óleo – Acrílico / Tela
Dimensiones: 215 x 140 cm
Fecha: 2010
Titulo: WEICHOJO (Vida) Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 90 x 150 cm
Fecha: 2011
Titulo: KANO (Selva) Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 90 x 150 cm
Fecha: 2011
Titulo: CHUTAKANO (… de la Selva) Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 90 x 150 cm
Fecha: 2012
Titulo: WAWA YADAKADU (Cesta mono)
Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 150 x 80 cm
Fecha: 2012
Titulo: CHUTAKANO II (… de la Selva II) Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 90 x 150 cm
Fecha: 2013
Titulo: TUNAKOKO II (Caño II)
Técnica: Mixta
Dimensiones: 150 x 90 cm
Fecha: 2013
Titulo: WAWA ADENAY (Cesta baba) Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 90 x 150 cm
Fecha: 2013
Titulo: MAÑUWIYU (Remolino) Técnica: Mixta
Dimensiones: 90 x 200 cm
Fecha: 2013
Titulo: YOTUKADO (Incendio)
Técnica: Acrílico / Tela
Dimensiones: 150 x 90 cm
Fecha: 2013
Titulo: WAWA CAJU (Cesta cielo) Técnica: Mixta
Dimensiones: 90 x 150 cm
Fecha: 2013
Titulo: MERCURIO DORADO
Técnica: Mixta
Dimensiones: 150 x 90 cm
Fecha: 2013
Titulo: WAWA CAWAU (Cesta rana)
Técnica: Mixta
Dimensiones: 150 x 90 cm
Fecha: 2013
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