Tradición cultural y nuevas formas de producción
Innovación en la producción de mates de
calabaza
Diseño Industrial
Carlos Tomas Moore
89255
Creación y expresión
Diseño y producción de objetos, espacios e
imágenes
18/02/2021
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Agradecimientos
En primer lugar me gustaría agradecer a mi familia, por el apoyo y el acompañamiento
continuo, porque estuvieron dispuestos a dar una mano o proponer ideas en todo momento.
Principalmente agradecer a mis papás por bancarme en todas, por la motivación constante,
por ser fuente de inspiración y por darme la posibilidad de estudiar una carrera universitaria
y poder dedicarme a lo que más me apasiona, sin ellos nada de esto hubiese sido posible.
A mis amigos de la vida y a mis compañeros, que también se convirtieron en grandes
amigos, por el acompañamiento mutuo y el compartir de todo tipo de experiencias y
sentimientos. Agradecer a todos los docentes de la facultad por brindar su conocimiento,
sabiduría, experiencia, tiempo y esfuerzo, que permitieron formarme como futuro
profesional y apasionarme aún más por esta profesión.
También quiero dar las gracias a todos aquellos que contribuyeron al brindar información
y sustento para la elaboración de este Proyecto de Grado.
Y finalmente agradecer al mate, fiel compañero.
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Índice
Introducción 4
Capítulo 1. Planificar la producción y preservar la cultura. 12
1.1. Cultura e Identidad 12 1.2. Globalización cultural 16 1.3. El diseño industrial y la identidad 20 1.4. Planificación y control de la producción 23
Capítulo 2. El diseño y las comunidades ancestrales. 27
2.1. La cultura latinoamericana 27 2.2. Guaraníes: costumbres, herencia y su vínculo con la yerba mate 32 2.3. El mate y su cultura 37 2.4. El diseño latinoamericano 40
Capítulo 3. Lo artesanal y lo industrial. 43
3.1. Diseño artesanal y diseño industrial 43 3.2. Calabaza mate, cultivo y usos 50 3.3. De la calabaza al recipiente para tomar mate 55 3.4. Elementos de identidad del mate 57
Capítulo 4. La producción de mates de calabaza en Argentina. 62
4.1. Funcionamiento del cultivo de las calabazas 62 4.2. La producción de mates de calabaza 66 4.3. Estudio de casos 68
4.3.1. La Matera Argentina 68 4.3.2. Regionales PP 71 4.3.3. El mate milagroso 73
4.4. Mercado de mates de calabaza, artesanales y semi industrializados 75
Capítulo 5. Mate moldeado: optimizar la producción y respetar la tradición. 78 5.1. Proceso de diseño 79 5.1.1 Contexto, usuario y necesidades 81 5.2. Propuesta de diseño 82
5.2.1. Características del producto 84 5.2.2. Desarrollo tecnológico y productivo 89
5.3. Aplicación y modo de uso 92
Conclusiones 96
Lista de referencias bibliográficas 101
Bibliografía 105
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Introducción
El presente Proyecto de Graduación (PG), perteneciente a la carrera de Diseño industrial
de la Universidad de Palermo, busca generar una optimización en la producción tradicional
de mates de calabaza mediante una intervención morfológica que intente aumentar el
número de frutos que cumplan con los requisitos necesarios para convertirse en recipientes
para tomar la infusión de yerba mate, pero que de igual forma respete ciertas
características de las culturas ancestrales que iniciaron el proceso. Se enmarca en la
categoría de creación y expresión, bajo la línea temática de diseño y producción de objetos
espacios e imágenes, ya que busca desarrollar una propuesta novedosa que brinde un
aporte significativo a la producción artesanal de mates de calabaza mediante la
incorporación de materiales y tecnologías modernas con el fin de crear un producto nuevo
e innovador que presente soluciones para el rubro y la sociedad.
El tema surge a partir de la detección de que el proceso tradicional de elaboración de mates
de calabaza evolucionó poco en cuanto a la innovación de sus métodos productivos.
Contrario a la exploración, la variedad de materiales, las morfologías y tecnologías que se
utilizan en los mates industriales, que cumplen la función de recipiente, pero que en
algunos escasean en la fidelidad de representación de la identidad que este objeto cultural
significa para la sociedad, arraigado también en parte a su materialidad autóctona inicial y
a las técnicas de producción artesanales. Esta situación produce un dilema para el
diseñador a la hora de querer intervenir, ya que se observa por un lado la necesidad de
planificar un sistema de producción de manera eficiente pero que a su vez respete los
valores arraigados culturalmente.
Es por la siguiente razón que se genera un lazo con el Diseño Industrial ya que los
profesionales formados en esta misma área son los encargados de fusionar los elementos
de manera correcta para poder desarrollar un producto o sistema que solucione la
problemática, al buscar la manera ideal de optimizar la producción de un objeto real e
innovador que contemple distintas tecnologías y materiales, y que a su vez vinculen la
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funcionalidad junto con la estética y los valores culturales. El PG se relaciona con múltiples
materias de la carrera, pero principalmente con la de Planificación de la Producción en la
cual se comprende el sistema de producción industrial, sus falencias y fortalezas, y las
herramientas de planeamiento, control y logística que se utilizan para el correcto desarrollo
de un producto desde un enfoque creativo e innovador. Se vincula también con las materias
de Diseño Industrial en las que se busca entender a los usuarios, los entornos, la
ergonomía, las emociones, que entre otras cosas, generan los productos que se diseñan
al recopilar ciertos elementos distintivos y definir distintas técnicas de producción para los
mismos. En cuanto a los aportes académicos y profesionales, el proyecto busca demostrar
cómo el diseño industrial puede fomentar el desarrollo regional al tomar en cuenta ciertos
valores culturales sin dejar de lado la búsqueda de la optimización y la eficiencia, siempre
desde la correcta investigación y planificación, para permitir solucionar problemáticas
complejas con innovación y el uso diferentes tecnologías y materiales que logran satisfacer
los objetivos sin dañar las virtudes culturales esenciales.
Se detectan ciertas problemáticas en el proceso de producción de los mates de calabaza,
que se elaboran tradicionalmente a partir de los frutos de la planta Lagenaria siceraria. Son
muchos los factores que influyen en el desarrollo, desde el cultivo, crecimiento, cosecha y
transporte de las calabazas, el tiempo y mano de obra en las instancias de selección de
los frutos ideales, hasta la incorporación de elementos externos y decorativos que aportan
valor agregado e identidad a los productos, y que sin ellos no tendrían la misma cotización
en el mercado. Durante el proceso, miles de calabazas son descartadas o dejadas de lado
debido a que no cumplen con los requisitos, ya sea de tamaño, morfología o calidad,
necesarios para convertirse en el recipiente, lo que genera mucho desperdicio y poco
aprovechamiento de los recursos que fueron necesarios para lograr su crecimiento en la
etapa de cultivo. A partir de esto se infiere que la pregunta problema es ¿De qué manera
se puede optimizar la producción de mates de calabaza desde un punto de vista innovador
y a su vez respetar la identidad de las culturas que iniciaron estos procesos?
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Por lo tanto, el objetivo general del Proyecto de Graduación es diseñar un sistema de
moldes que se apliquen en los cultivos para intervenir la morfología de las calabazas
durante su crecimiento y así optimizar los resultados de la producción. A su vez desarrollar
un diseño que respete la identidad cultural en el producto final, teniendo en cuenta distintas
tecnologías, materialidades y técnicas de producción tradicionales, que minimicen la
cantidad de descarte de calabazas y aseguren que el mayor porcentaje de las mismas
cumplan con los requisitos para poder utilizarse como recipiente para tomar mate.
Asimismo, los objetivos específicos son: indagar en la forma que se vinculan los procesos
productivos y el respeto por la identidad cultural; explicar los distintos aspectos culturales
y tradicionales que pueden dar una impronta original a la hora de diseñar; describir los
elementos que debería tener una propuesta que respete los valores de las culturas pero
que pueda tener una visión innovadora del proceso de diseño; y analizar la situación actual
mediante el trabajo de campo.
Para dar cuenta del Estado de la cuestión se realiza un relevamiento de antecedentes entre
los Proyectos de Graduación (PG) de los alumnos y artículos de publicaciones de la
Facultad de Diseño y Comunicación, de la Universidad de Palermo.
El primer antecedente encontrado pertenece a María Belén Anglada (2019) y se titula
Vajilla integral. Diseño y cultura como unidad. Tiene como objetivo la incorporación de lo
cultural en el proceso de diseño siguiendo como temas principales el diseño industrial y la
gastronomía. Se exploran modos de potenciar la experiencia gastronómica a partir del
diseño de vajilla que acompañe los aspectos culturales. Se vincula a este trabajo porque
analiza aspectos culturales y la forma de enlazarlos con el diseño industrial.
El segundo caso corresponde a María Alejandra Alonso Cruz (2012) titulado El rol del
diseñador industrial en la implementación de soluciones para generar diseños
responsables. Tiene como objetivo entender el rol que cumple el diseñador industrial en la
generación de soluciones para la implementación de diseños que sean más responsables
con el medioambiente y la salud de las personas y se vincula porque tiene en cuenta
7
variables fundamentales como lo son los materiales, los métodos de fabricación y el
consumo.
El tercer antecedente encontrado corresponde a Laura Catalina Arenas Uribe (2017) y se
titula Naturaleza como referente emocional. Potencialidad de la forma natural en el diseño.
Este PG tiene como objetivo abordar como la naturaleza puede tocar la emoción en los
usuarios a través de un producto cotidiano y se vincula a este trabajo porque analiza como
el objeto desde su uso permite que este se relacione con ella por medio de un concepto
retomado desde la naturaleza.
El trabajo de Mariana Bernal Sosa (2019). Diseño y desarrollo de un producto para una
parrilla. Utensilio de cocina con diseño de vanguardia constituye el cuarto caso y en él se
genera el diseño de un utensilio de cocina llamado Pescado a la llama, y se vincula debido
a que soluciona las falencias detectadas en productos similares basándose en los
conceptos del diseño industrial.
El quinto antecedente encontrado corresponde a Benjamin De Bernardi (2018) titulado
Producción frutícola orgánica. Recursos tecnológicos para la cosecha y el packaging de
frutas finas. Busca resolver la carencia de un envase económico y de tipo ecológico en el
proceso de empaque y comercialización de frutas finas o frutales menores en la Argentina,
detectada a partir de trabajos de campo y datos teóricos y prácticos. Se vincula por la
importancia de relevar un buen trabajo de campo para detectar los elementos que son
importantes a la hora de diseñar.
El sexto proyecto titulado Automóvil criollo. Diseño social en la industria Argentina de
Rodrigo Gabriel Minutella (2010) tiene como objetivo desarrollar un medio de motorización
personal para aquellos usuarios que frecuentan el transporte masivo y se vincula con este
trabajo porque aporta recursos autóctonos para la proyección y fabricación, elementos
calve para el diseño industrial.
Innovación en la industria pesquera. Desarrollo de una herramienta para operarios de
planta de Rodrigo José Molina (2017) es el séptimo antecedente encontrado y en él se
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desarrolla una herramienta para que el operario de la industria pesquera tenga que hacer
un menor esfuerzo y trabaje de la mejor manera para llegar a un producto con la calidad
deseada. Se vincula porque busca optimizar los procesos de producción existentes de un
ámbito específico, y para ello aplica conocimientos del diseño industrial.
Como octavo antecedente se eligió el proyecto de Agustín Paz (2018) titulado La bicicleta
como medio de transporte publico funcional. Nuevas tecnologías, un aporte para los
usuarios que tiene como objetivo revalorizar el uso de las bicicletas del sistema Eco bici, al
implementar avances tecnológicos que mejoren el funcionamiento de la misma. Se vincula
con este proyecto por la implementación de nuevas tecnologías en un sistema cargado, de
alguna manera, de cultura.
El proyecto de Guido Pienovi (2011). Las modificaciones de un objeto artesanal tradicional
a partir de una mirada de diseño. El caso de los instrumentos musicales es el noveno
antecedente muestra que es posible para el diseño proyectar y fabricar instrumentos,
aplicando nuevos materiales y soluciones para mejorar sus funciones. Se vincula porque
analiza la importancia de vincular los métodos artesanales de producción con los
industriales, y se vincula porque genera una fusión entre el diseño industrial y los métodos
tradicionales de producción.
Por ultimo puede citarse el trabajo de Josianne Paz Velásquez Pérez (2017) titulado La
cosecha del oro verde. Implementación de maquinaria industrial en la cosecha de coca en
Bolivia que tiene como objetivo otorgar mediante un producto la revalorización del trabajo
del cosechador de coca, para generar nuevas oportunidades de trabajo y mejorar la calidad
de vida de las familias.
En lo que respecta al Estado de conocimiento, se relevan distintos autores de los cuales
se pueden apreciar algunos conceptos de gran importancia que van a orientar el sentido
general del trabajo y van a conformar el marco teórico. En primera instancia se tienen en
cuenta los textos y teorías de autores como Maalouf, Kroeber, Ricoeur, Taylor y Ayerbe
Echeberria, entre otros, quienes aportan un gran contenido en cuestión de la identidad
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cultural, proponen distintos conceptos de interpretación de la misma así como referencias
históricas y los elementos más importantes que la conforman. En cuanto al diseño y la
importancia de vincular al mismo con la cultura, al entender que el contexto de sus
elementos contribuye de manera exponencial durante su desarrollo y concreción, se
utilizan las teorías y conceptos de autores referentes en el área tales como Löbach,
Papanek y Julier. Se utilizan los textos de Dussel, Lopez, Pirosanto y Smith para
comprender la evolución de los métodos de producción y diseño aplicados a la industria
siempre en búsqueda de mejorar día a día. Para comprender la cultura del mate, su origen
guaraní, el proceso de formación de la cultura latinoamericana, los elementos que la
identifican y que ayudan al diseñador a la hora de concebir productos arraigados
culturalmente, se utilizan autores como Navajas, Ribeiro, Qualeri, Aguyaro, Barreto y
Villanueva, entre otros. Por otro lado, para comprender los conceptos del diseño artesanal,
el cultivo y los usos de la calabaza mate, la producción de mates de calabaza y los
elementos que le aportan su identidad, se utiliza principalmente a Murueta, López
Binnqüist, Neyra González, Dallacaminá y Scutellá.
Este Proyecto de Grado se estructura a partir de cinco capítulos, los cuales buscan cumplir
con todos los objetivos anteriormente nombrados.
En el capítulo uno se indagara sobre la forma en que se vinculan los procesos productivos
y de diseño con el respeto por la identidad cultural, siendo los mismos los ejes centrales
del Proyecto de Graduación. Se busca entender en una primera instancia la importancia
de las identidades de los individuos dentro de una sociedad, que a su vez conforman los
elementos de la cultura, y que se ven influidos ampliamente por el fenómeno de la
globalización, la cual se entiende que tiene sus ventajas y desventajas para la sociedad.
El diseño y sus procesos a su vez son ampliamente afectados por los conceptos
mencionados anteriormente y el contexto en el que se encuentran, por lo tanto, es gran
importancia entender cómo repercuten en los métodos productivos que buscan satisfacer
una gran demanda de necesidades.
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En el segundo capítulo se explicará como el diseño se vincula a las comunidades
ancestrales, al intervenir en procesos arraigados por su historia. Se analizarán las
costumbres y tradiciones de distintas comunidades latinoamericanas para finalizar con un
desarrollo sobre el mate, su historia, lenguaje y la importancia que tiene dentro de la cultura
sudamericana.
En el tercer capítulo se describirán los elementos que debería contener una propuesta que
respete los valores de las culturas tradicionales pero que a la vez pueda tener una visión
innovadora en el proceso de diseño y producción. Para ello es necesario comprender el
concepto del diseño artesanal y su vínculo con el diseño industrial, y también la importancia
que tienen las diferentes instancias de los procesos de producción tanto artesanales como
industriales que se utilizan para obtener las calabazas y los recipientes. Los mismos
influyen en el desarrollo del producto final pero también le aportan elementos que
contribuyen a la formación de su identidad.
En el capítulo cuatro se desarrollará la corroboración empírica de la propuesta mediante la
aplicación de técnicas de investigación, para verificar la situación actual de la producción
latinoamericana y argentina específicamente. Para ello se realizará dentro del trabajo de
campo, una serie de entrevistas, observaciones y el análisis de distintos casos que van
desde la producción artesanal de mates de calabaza hasta la innovación en el rubro, que
proporcionarán información real para el proyecto.
Finalmente en el quinto capítulo se desarrolla una propuesta intervención morfológica, que
busca optimizar la producción tradicional de mates de calabaza para aumentar el número
de frutos que cumplan con las cualidades necesarias para convertirse en recipientes para
tomar mate, y de igual forma respeten ciertas características de las culturas ancestrales
que iniciaron el proceso.
Para resolver la problemática y desarrollar la propuesta se recurre a una metodología que
consta de diferentes técnicas exploratorias: relevamiento de bibliografía especializada,
entrevistas, observaciones, estudio de casos y trabajo de campo. También se aplican
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técnicas descriptivas: registro, análisis e interpretación de datos obtenidos en la
investigación.
En este último tramo de la introducción al PG, y antes de profundizar en el trabajo, es
necesario destacar que el autor considera que el texto realiza un destacado aporte al
conocimiento de esta disciplina porque permite incorporar un área de trabajo como el de la
innovación en la producción de mates de calabaza, poco explorada por el diseño industrial,
lo que resulta de mucho valor para los profesionales y estudiantes de la carrera debido a
que demuestra la amplitud del campo de trabajo donde se puede desarrollar el diseñador
profesional, quien tiene la capacidad y el conocimiento para encontrar el balance de
rescatar ciertos elementos culturales nacionales que otorgan valor a la producción regional
y al proceso de diseño, y a su vez aprovechar el avance de las tecnologías, las técnicas
productivas y la maquinaria que reducen los tiempos de trabajo, mejoran las condiciones
laborales y posibilitan desarrollar productos innovadores, que cumplen con las exigencias
y las demandas del mercado, y a su vez solucionan problemáticas complejas. Asimismo
permite encontrar un nuevo nicho comercial con gran potencial, que hasta el momento no
cuenta con mucha participación por parte de los diseñadores industriales, pero que
requiere de su atención e intervención para lograr que crezca y evolucione de la mejor
manera posible.
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Capítulo 1. Planificar la producción y preservar la cultura.
En este primer capítulo se busca comprender en primera instancia la importancia de la
cultura, que se conforma a su vez por las identidades de los individuos dentro de una
comunidad, y que condiciona de cierta manera en la forma de pensar y actuar de cada
persona. Por otro lado estos elementos se ven influidos ampliamente por el fenómeno de
la globalización, la cual se entiende que tiene sus ventajas y desventajas para la sociedad.
El diseño y sus procesos por su parte son ampliamente afectados por los conceptos
previamente nombrados y el contexto en el que se encuentran, por lo que es de gran
importancia entender la repercusión que tienen en los métodos productivos, que buscan
satisfacer una gran demanda de necesidades, pero que a su vez intentan respetar los
valores culturales de cada región.
1.1. Cultura e Identidad
En una sociedad donde conviven distintas culturas en un mismo espacio y tiempo, que no
tienen los mismos orígenes debido a procesos de descolonización, las migraciones, y que
a su vez son afectadas por los flujos informativos que transportan los medios de
comunicación y el intercambio comercial, es entendible que el concepto de cultura,
arraigado a las distintas procedencias, comience a ser considerado de diferentes maneras.
Aunque la palabra cultura, desde su campo semántico, es una cuestión muy debatida, es
necesario delimitar sus aspectos desde distintos puntos de vista para poder comprender
su concepción general.
Al partir de la etimología, se analiza que el término cultura proviene del latín cultus, que a
su vez deriva de colere, el cual tenía gran cantidad de significados tales como habitar,
cultivar, proteger, cuidado del campo o del ganado, entre otros. Aunque se enfatiza
primordialmente en la idea de cultivar, pero en el sentido de los conocimientos humanos y
de ejercitar las facultades intelectuales del hombre. “Lo que surge del ser humano”
(Williams, 1985, p. 87).
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La premisa anterior se vincula con la propuesta de Taylor (1977) quien define que la cultura
o civilización, tomada en su sentido etnográfico amplio, es ese complejo total que incluye
conocimiento, creencia, arte, moral, ley, costumbre y otras aptitudes y hábitos adquiridos
por el hombre como miembro de la sociedad. Por eso cuando se habla de cultura, en
general, se refiere a aquellos aspectos que son conscientes y reconocibles, tales como la
lengua, religión, tradiciones históricas o costumbres colectivas. Aunque como también
explica Ayerbe Echeberria (2000) existe un nivel más profundo, más inconsciente que
habla de la manera de situarnos en el mundo, de la manera de organizar la vida, entre otras
cosas.
Todos los aspectos mencionados anteriormente surgen del hombre mismo quien los fue
conformando y moldeando acorde a sus formas de pensar, sentir y actuar como individuo
y que a su vez también son socialmente adquiridos, debido a que es miembro de una
determinada colectividad.
De esta manera, Hidalgo Hernández (2005) explica que la cultura se aprende a través de
un proceso, tanto consciente como inconscientemente, y de interacción con otros,
mediante el cual se unifica a las personas, proporcionándoles experiencias comunes.
Es por eso que las culturas se entienden como construcciones sociales que se construyen
en el tiempo y en relación a un contexto. Implicando que dentro de las mismas “se dan
evoluciones y cambios, que existen relaciones sociales y económicas, y que no se pueden
estudiar muchas características étnicas sin contar con locuciones como discriminación de
género, asimetrías sociales, intercambios económicos desiguales, etc.” (Ayerbe
Echeberria, 2000, p. 5).
Una gran cantidad de antropólogos coinciden en que la cultura consiste de distintos
patrones relativos al comportamiento y de los productos de la acción humana que pueden
ser heredados y transmitidos de generación en generación independientemente de los
genes biológicos, es decir producto de la interacción social. Al proseguir con la propuesta
de Kroeber (1923) en la que se entiende a la cultura como la creación particular del hombre,
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se interpreta que cada individuo aprende la misma a lo largo de su desarrollo dentro de la
sociedad y que la cultura determina de manera fundamental a la persona. Es preciso
delimitar los conceptos de cultura y sociedad para entender con mayor profundidad los
elementos que las conforman:
Una cultura es la forma de vida de un pueblo, mientras que una sociedad es el agregado organizado de individuos que siguen una forma determinada de vida. En términos todavía más simples una sociedad está compuesta de gente; el modo en que se comportan es su cultura. (Herskovits, 1949, p. 29).
Se puede identificar entonces a los individuos como elementos clave para entender el
término de cultura. Al integrar una sociedad los mismos se identifican con distintos factores
de su entorno que determinan su propia identidad y a su vez influyen en las de otras
personas que conforman la misma comunidad.
La identidad de una persona está constituida por infinidad de elementos, aunque no todos
tienen la misma importancia, o por lo menos no la tienen simultáneamente. Según Maalouf
(1999) ninguno de ellos carece por completo de valor. Son los elementos constitutivos de
la personalidad, casi se diría que los genes del alma, y se determina que en su mayoría no
son innatos. Aunque cada uno de esos elementos está presente en gran número de
individuos, nunca se da la misma combinación en dos personas distintas, y es justamente
ahí donde reside la riqueza de cada uno, su valor personal, lo que hace que todo ser
humano sea singular y potencialmente insustituible. Como manifiesta Maalouf (1999) “Mi
identidad es lo que hace que yo no sea idéntico a ninguna otra persona” (p. 7).
La diversidad de elementos que conforman las identidades no tienen por qué ser vividas
como un defecto que se convierte en una crisis de pertenencia, es por eso que Kravzov
Appel (2003) afirma que para ello, es necesario asumir la diversidad como un elemento
distintivo y enriquecedor. Todas las personas tienen pertenencias múltiples, o sea una
identidad compleja, y permanentemente estas pertenencias se oponen entre sí y obligan a
elegir, esto genera ciertos enfrentamientos. La identidad se construye y transforma a lo
largo del tiempo. Amin Maalouf (1999) lo plantea de la siguiente forma:
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La identidad no está hecha de compartimentos, no se divide en mitades, ni en tercios o en zonas estancas. Y no es que tenga varias identidades: tengo solamente una, producto de todos los elementos que la han configurado mediante una "dosificación" singular que nunca es la misma en dos personas. (p. 4).
Por ello, la riqueza que todo ser humano posee lo hace singular e insustituible. Sus
pertenencias pueden vincularlo con muchas personas, sin embargo, cuantas más tiene en
cuenta, más específica se vuelve su identidad.
Asimismo, al identificarse dentro del sistema social, comparte las mismas características
culturales con otros individuos y de esta forma crea códigos reconocibles por el grupo
social, que se transforman en costumbres. Es por eso que a la hora de construir y reafirmar
sus relaciones dentro de una sociedad, la identidad tiene un papel de gran importancia en
la personas, porque genera que se identifiquen entre si y le da sentido de pertenencia al
grupo. Cuando el hombre, comparte su identidad con otros, desarrolla vínculos que al
multiplicarse crean la unión entre personas, fomentando la solidaridad en la sociedad.
Al entender que el termino identidad no solo define a los individuos sino también a los
grupos sociales a los que pertenece y que por consiguiente construyen la cultura, se puede
coincidir con Ayerbe Echeberria (2000) quien asegura que dentro de una misma cultura
existe una heterogeneidad cultural. Distintas experiencias, trayectorias e interacciones
personales o grupales, además de las interacciones que se establecen entre culturas en
espacios y tiempos diferentes, evidencian que dentro de una misma cultura existen
diversidades culturales.
Ayerbe Echeberria (2000) también sostiene que no se puede concebir las culturas como
algo estático, eterno e inmutable. Debido a que las culturas existen en cuanto exis ten
personas que viven en grupo y que son portadoras y reconstructoras de las mismas o de
sus aspectos. Las personas son entes que cambian, que evolucionan. Entonces mediante
esta concepción dinámica se puede comprender cómo las culturas evolucionan según las
necesidades cambiantes de los ambientes y de los contextos con los que interactúan las
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personas. Los enfoques constructivistas hacen hincapié en el dinamismo cultural y en los
efectos recreadores de los intercambios entre las culturas (Juliano, 1993).
Una cultura en intercambio con los diversos contextos tiene potencialidades para
cambiarse, modificarse, adaptarse, de tal manera que las mismas proporcionen a los
individuos capacidad funcional, expresiva e instrumental para desenvolverse
adecuadamente en los diversos ámbitos sociales.
Hidalgo Hernández (2005) hace referencia al carácter dinámico o estático que pueden
presentar las culturas. Explica que si una cultura presenta un carácter estático, la sociedad
se empobrecerá con el tiempo a consecuencia del narcisismo y el nulo enriquecimiento.
Por otro lado, si la cultura presenta un carácter dinámico, ésta se adaptará a los cambios
que se produzcan y por tanto, evolucionará con el paso del tiempo, afectando a las
representaciones mentales valorativas que se tenían y que por consiguiente, se irán
haciendo cada vez más complejas. “(…) una cultura muere cuando no se renueva ni se re-
crea.” (Ricoeur, 1966, p. 260).
El carácter dinámico o estático de las culturas y los componentes que las conforman puede
relacionarse de forma directa con un término que las afecta de manera descomunal: la
globalización.
1.2. Globalización cultural
La globalización es un proceso complejo sacudido por momentos de intensificación y otros
de receso durante su historia. Vieira Posada (2012) detecta tres períodos importantes de
la globalización al reconocer sus inicios con los procesos migratorios de la prehistoria,
seguida consecuentemente por el descubrimiento, conquista y colonización del
nuevo mundo, y por último, por la revolución de los sistemas de transporte y
comunicaciones que se origina a finales del siglo diecinueve. Imaginario (2020) describe
entonces a la globalización como un proceso histórico de integración mundial en los
ámbitos económico, político, tecnológico, social y cultural, que ha convertido al mundo en
un lugar cada vez más interconectado.
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Por consiguiente, se entiende que la globalización no es un hecho aislado, y por lo contrario
es un largo proceso histórico el cual se produce debido a la combinación de un conjunto
de acontecimientos que han sido de crucial importancia en el desarrollo del hombre.
“Gracias a este fenómeno de difusión podemos tener hoy una conciencia planetaria y, por
así decirlo, un sentimiento vivo de la redondez de la tierra.” (Ricoeur, 1966, p. 253).
Palomo Garrido (2012) explica que en el proceso evolutivo, se encuentran diferentes
actores globales que interactúan entre sí, y se vinculan mediante el surgimiento de focos
de actividad, normalmente en torno a grandes ciudades, que son centros de producción o
distribución conectados por vías de comunicación.
Esta situación da lugar a fuerzas múltiples que se entrecruzan, a veces contrarrestándose y otras veces reforzando tendencias conjuntas. Este proceso suele expandirse por diferentes dinámicas internas: de tipo económico, por cuanto genera demanda de inversión y consumo, generando beneficios económicos; de tipo social y político, por efecto contagio e imitación de otros modelos de desarrollo "más exitosos", o por asimilación forzosa. (Palomo Garrido, 2012, p. 73).
Desde los inicios de la humanidad se pueden observar grandes enfrentamientos, ya sea
en las primitivas luchas tribales o en las conquistas de los grandes imperios, generados
comúnmente por la búsqueda de la dominación territorial, el enriquecimiento económico o
la persecución por obtener poder. Villegas Oromi (2017) plantea que durante estos
enfrentamientos “se establecieron enlaces culturales diversos, la mayoría de las veces
impuestos por el conquistador al conquistado: Pautas de comportamiento, dioses,
alimentos, vestidos y costumbres” (p. 17), aunque por otro lado también hubo, de forma
muy sutil, un retorno del dominado al dominador.
Estos procesos de dominación política, económica y cultural gestaban en sí el germen
globalizador que fue perfeccionándose con el tiempo en busca del progreso material y del
bienestar, pero que a su vez desarrolló una nueva forma de dominación, de penetración
ideológica que ocasionó grandes enfrentamientos con la identidad cultural. “Por lo tanto, la
globalización es una fase de desarrollo de la sociedad donde los riesgos sociales, políticos
y económicos internan a las personas en una sociedad del riesgo.” (Palomo Garrido, 2012,
pp. 70-71).
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De esta forma se genera una ruptura en la conceptualización de la identidad cultural de los
individuos que por un lado buscan arraigarse de nuevo en el pasado, rehacerse un alma
nacional y reivindicar su cultura frente a la del colonizador. Pero en paralelo se establece
que para entrar en la civilización moderna, deben adquirir la racionalidad científica, técnica
o política, entre otras cosas, que estas mismas plantean lo cual a su vez exige muchas
veces el abandono puro y simple de todo un pasado cultural (Ricoeur, 1966).
Sin duda un término que se relaciona directamente con el proceso globalizador y sirve para
entender su situación es el de la desconfianza:
Se desconfía de las ideologías, de ese futuro cuyas virtudes cantan; se desconfía de la política, de la ciencia, de la razón, de la modernidad. Se desconfía de la idea de progreso, (…) de crímenes imperdonables y de esperanzas frustradas. Se desconfía, también, de todo lo que se presenta como global, mundial o planetario. (Maalouf, 1999, p. 57).
Esta desconfianza hacia la universalidad generada por la globalización, y que se evidencia
a lo largo de la historia, se debe a que los individuos sienten que desafía o pone en peligro
su propia identidad. Cuando una sociedad observa que la modernidad viene de la mano
del extranjero, tiende a rechazarla y a protegerse de ella. Pero si se quiere evitar que este
rechazo se desencadene de forma sistemática en millones y millones de seres humanos,
es necesario que todos puedan identificarse y reconocerse un poco con ella.
Maalouf (1999) plantea que en este caso es también necesario entender la reciprocidad
como un principio clave. Así como los individuos han de adoptar innumerables elementos
procedentes de las culturas más fuertes, es fundamental que compruebe que determinados
elementos de su propia cultura se adoptan en otros, y a partir de ese momento forman
parte de un patrimonio universal, común a toda la humanidad. “Todos experimentamos, en
mayor o menor grado y de diferentes maneras, la tensión entre la necesidad de este
acercamiento y de este progreso y la exigencia de salvaguardar nuestros patrimonios
heredados.” (Ricoeur, 1966, p. 251).
El avance de la globalización es inevitable, y desde determinado punto de vista plantea dos
realidades toralmente opuestas: la universalidad y la uniformidad. “Dos caminos que
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parecen mezclados, indiferenciados, como si fueran un camino único. Hasta el punto que
podría parecer que uno no es más que la cara presentable del otro.” (Kravzov Appel, 2003,
p. 242). Según esta propuesta, el riesgo que se corre es que la globalización se convierta
en el dominio de una forma de vida, que impone al mundo un mismo sistema económico,
político y social lo cual determina la prevalencia de una sola cultura.
Desde un punto de vista idealista, casi contrario al anterior, la globalización también puede
convertirse en una ventana que abra nuevas posibilidades para defender la diversidad de
culturas, y si esto es cierto, sería absurdo que se intente impedir que ocurra, por lo cual
propone el desafío de encontrar la manera de que suceda.
Creo que el "viento" de la mundialización podría conducirnos efectivamente a lo peor, pero, también a lo mejor. Si los nuevos medios de comunicación, que con tanta rapidez nos acercan los unos a los otros, nos llevan a que por reacción afirmemos nuestras diferencias, también nos hacen cobrar conciencia de nuestro destino común. (Maalouf, 1999, p. 59).
Al aprovechar los beneficios consecuentes de la universalidad que propone la
globalización, la cual va evolucionando a lo largo del tiempo, se puede lograr una nueva
manera de entender la identidad. Una identidad que se percibe como la suma de todas las
pertenencias, y en su interior la pertenencia a la comunidad humana adquiere cada vez
más importancia hasta convertirse en la principal, aunque sin anular por ello todas las
demás particulares (Maalouf, 1999).
Kravzov Appel (2003) manifiesta que ante la gran abundancia de elementos que conforman
al mundo, se generan percepciones distintas de los mismos. Frente a una misma realidad,
cada persona y cada cultura, interpreta sus aspectos de forma diversa. Y es esta diversidad
de visiones y perspectivas lo que le da pertinencia a la identidad. En este sentido, el desafío
para la sociedad globalizada es preservar las distintas identidades culturales, que permitan
vivir en comunidades donde la diversidad de las mismas esté sustentada en la misma
legitimidad y respeto que la cultura dominante. “Se debería animar a todo ser humano a
que asumiera su propia diversidad, a que entendiera su identidad como la suma de sus
diversas pertenencias en vez de confundirla con una sola, (…)” (Maalouf, 1999, p. 93).
20
Una sociedad en la que no exista el miedo a modernizarse, ni que la identidad se vea
amenazada por esto mismo. Donde se aprovechen los recursos tecnológicos que se
ofrecen para mejorar el mundo en el que se vive y colmarlo de oportunidades que no
intimiden el encuentro con el otro. Del mismo modo, también las sociedades deberían
asumir las múltiples pertenencias que han forjado su identidad a lo largo de la historia, y
que aún siguen configurándola.
1.3. El diseño industrial y la identidad
En su libro Diseño industrial, Löbach (1981) describe que desde sus inicios el hombre
influye y modifica su entorno mediante una actuación activa. El mismo reconoce las
distintas necesidades que gobiernan su conducta, resultado de una sensación de
deficiencia que intenta remediar. Es por eso que la conducta de cada ser humano está
dirigida por necesidades múltiples y variables. Y es esta sensación de insuficiencia la que,
a través de la conducta correspondiente, genera la eliminación de estados no deseados. A
través del uso de determinados objetos el ser humano logra cierto tipo de satisfacción de
sus necesidades y aspiraciones. El hombre que experimenta una necesidad determinada
la puede satisfacer mediante su actividad personal, y a continuación mediante el uso del
propio resultado, como antes ocurría, por ejemplo, mediante la fabricación particular de
herramientas. La fabricación de objetos con miras a satisfacer determinadas necesidades
evolucionó hasta llevarse a cabo por medio de procedimientos industriales reconociendo
de esta forma su punto culmine de origen en la revolución industrial. Estos productos
industriales son objetos fabricados masivamente para la satisfacción de necesidades, en
cuyo desarrollo participa en gran medida el diseñador industrial.
Papanek (1971) propone que todos los hombres son diseñadores, ya que desde un
principio el diseño se define como una base de toda actividad humana. Al planificar sus
actos para cumplir una meta determinada, el hombre constituye un proceso de diseño, que
a su vez es un esfuerzo consciente para establecer un orden significativo dentro de su
existencia cambiante y altamente compleja. Este proceso de orden deriva de la cultura
21
misma, de aquellos aprendizajes que la persona trae consigo como parte de su educación,
ambiente y sociedad a la que pertenece, lo que resulta en una forma de diseño proveniente
de la intuición.
El hombre siempre ha intentado cambiar su entorno y a sí mismo, pero solo en la actualidad ha llegado a ser este empeño casi posible, gracias a la ciencia, la tecnología y la producción en cadena. Comenzamos a ser capaces de definir y aislar los problemas, de delimitar las metas posibles y de trabajar sensatamente para alcanzarlas. (Papanek, 1971, p. 46).
La expansión de la producción industrial, en el caso de los productos de uso, depende de
la capacidad que cumplen los mismos para satisfacer las necesidades. Con cierto grado
de controversia, al alcanzarse un determinado grado de desarrollo, y con él una saturación
general del usuario, es preciso descubrir o despertar necesidades nuevas en consonancia
a la meta del crecimiento económico.
De este modo a la hora de satisfacer necesidades se manifiesta al producto como una
experiencia totalizadora resultante de una particular conjunción de aspectos relacionados
al usuario que los vincula principalmente con la función que cumplen durante el proceso de
uso. Por consiguiente Löbach (1981) explica que en estos casos es donde se encuentra
integrado el diseñador industrial, quien tiene a su cargo la tarea de hacer posible el
incremento de la producción mediante el empleo de materiales nuevos o al determinar
funciones en los productos que permitan hallar nuevas posibilidades de uso. Las funciones
de un producto corresponden de esta manera a las necesidades de los futuros usuarios, y
al seguir con los planteamientos de Löbach (1981) estas se pueden identificar en tres
grupos: las funciones prácticas, que son todos los aspectos fisiológicos del uso, las
funciones estéticas, que se refiere al aspecto psicológico de la percepción sensorial
durante el uso, y finalmente, las funciones simbólicas que están determinadas por todos
los aspectos espirituales, psíquicos y sociales del uso. En parte al tener en cuenta estas
funciones en los productos se conforma una identidad de los mismos.
Al entender los orígenes del diseño y de sus elementos se define que están directamente
relacionados con la cultura y la evolución de la misma, Julier (2010) sostiene que para su
22
desarrollo es necesario un complejo sistema de alianzas entre grupos de profesionales
formados dentro de la sociedad, que apuntan a un espectro mucho más amplio de bienes,
servicios y espacios. Lo cual propone un panorama donde se considere al diseño como
una pluralidad social que deja de centrarse exclusivamente en los objetos materiales, y se
desplaza hacia una visión más integradora de todos sus componentes necesarios para
satisfacer necesidades. Este último punto pone en manifiesto el nexo de unión entre lo local
y lo global, y sugiere que ambos conviven en una relación de dependencia mutua. Como
apunta Robins (1997) “con frecuencia se considera a la globalización en términos de
‘desintegración’ del estilo de vida respecto a su entorno. Pero cada vez más debemos
reconocer que también se asocia –paradójicamente- con nuevas dinámicas de
relocalización” (p. 28).
Los aspectos culturales son de gran importancia para el diseño ya que de cierta forma
derivan del contexto de la identidad misma del usuario, quien es condicionante para el
proceso. Por ende, entender y conocer a los mismos, le permite al diseñador detectar las
riquezas, fortalezas o debilidades, que son factores indispensables a la hora de concebir
objetos que expresen el sentir, saber y hacer de las identidades. Lo que a su vez le genera
un amplio nivel de competitividad, creatividad y valor agregado. “El diseño tiene una
importante participación en la proyección comercial de un producto, ya que ayuda a
establecer los valores diferenciales que lo identifican con el ámbito cultural de la comunidad
a la que pertenece.” (Campos, 2010, P. 118).
La rica superposición de sugerencias culturales que se encuentran en el lenguaje del
diseño y del objeto se deriva de una rama del diseño industrial conocida como semántica
del producto, un término acuñado por Krippendorf y Butter en 1984. Este método puede
describirse como un diseño por asociación de ideas en el cual los diseñadores establecen
qué valores emocionales quieren que el consumidor encuentre en el producto, y partiendo
de ellos configuran los elementos que inculcarán esos sentimientos (Julier, 2010, p. 131).
23
Todo proceso de diseño es tanto, un proceso de entendimiento y creatividad, como un
proceso de solución de problemas, como afirma Papanek (1971) “La función primordial del
diseñador consiste en solucionar problemas. Lo cual significa, en mi opinión, que el
diseñador tiene que darse cuenta mejor que otros de cuáles son los problemas que
existen.” (p. 154). Por eso se interpreta que lo específico del proceso de diseño es el
esfuerzo del diseñador industrial en encontrar esta solución, que se concreta generalmente
en el proyecto de un producto industrial en el que se ven reflejados tanto sus conocimientos
técnicos, como en el entendimiento de las características culturales correspondientes que
le aportan identidad, para que luego con su uso se puedan cubrir necesidades en forma
duradera.
1.4. Planificación y control de la producción
Como se explicó anteriormente el hombre, al trabajar con la naturaleza, comenzó a
organizar un sistema instrumental que fue constituyéndose en cultura. Este sistema
material o cultural que se depositaba transformativamente en la naturaleza, no sólo era el
fruto del trabajo sino, al mismo tiempo, el condicionante material de la vida humana en su
totalidad. Dussel (1984) explica que desde la revolución industrial comienza poco a poco a
surgir una nueva modalidad de producción, donde lo artesanal va cobrando cada vez más
componentes científicos y teóricos. A fines del siglo diecinueve aparece junto al fenómeno
de concentración de capitales y la revolución industria financiera de las multinacionales, la
dimensión tecnológica. Aplicada a la producción, esta dimensión alcanza sorprendentes
resultados. El acto tecnológico se separa así del artesanado tradicional. El mismo, parte
de las conclusiones científicas para aplicarlas a la resolución de problemas concretos que
presenta el mundo industrial.
El hombre ha modificado la naturaleza para satisfacer sus necesidades. En dicha modificación creó tempranamente mediaciones técnicas que le permitieron una mayor productividad. Es en este ámbito de las mediaciones de las fuerzas productivas que las técnicas fueron evolucionando hasta alcanzar un alto nivel tecnológico dentro del capitalismo industrial. (Dussel, 1984, p. 230).
24
Es por ello que el hombre no puede dejar de afirmar el valor insustituible de la tecnología
en el desarrollo de las fuerzas productivas, y con este desarrollo intentar satisfacer las
necesidades básicas de toda la humanidad. Sin tecnología sería imposible prever el
cumplimiento de dichas necesidades humanas fundamentales. Pero también es
imprescindible entender que para que la tecnología sirva al hombre y no a un sistema de
explotación que se caracteriza por la deshumanización y la despersonalización, se deben
contemplar muchos condicionantes estructurales concretos e históricos, que no son
propiamente tecnológicos (Dussel, 1984).
A modo de ejemplo para comprender algunas de las técnicas productivas y de gestión que
surgieron de estos avances tanto tecnológicos como humanitarios, Smith (1776) quien
analiza la división del trabajo y las consecuencias de la especialización, plantea como caso
de estudio, la fabricación de alfileres. Sostiene que en una empresa donde un operario
estira el alambre, otro lo corta, otro elabora la punta y así sucesivamente, diez operarios
completan las dieciocho operaciones que son necesarias para producir un alfiler y
consiguen generar 48000 alfileres al día, es decir unos 4800 alfileres por día, por persona.
En cambio, si cada uno hiciera todas y cada una de las operaciones que son necesarias
para hacer un alfiler por su cuenta, no podría producir más de 20 alfileres al día. La
productividad con la división de las tareas, resultado del progreso evolutivo, es en este
caso 240 veces mayor. Este estudio fue revolucionario en la época y dio origen a la
necesidad de organizar el trabajo entre más de una persona, formar equipos y mejorar la
calidad del empleo.
La división de trabajo es solo una de las muchas técnicas de gestión que, bajo las
demandas de satisfacer las necesidades humanas que evolucionan constantemente,
permiten obtener mayor eficiencia en la producción. Como lo proponen López, Ramírez,
Rodríguez, y Wyngaard (2010) en definitiva estas técnicas no son más que el conocimiento
aplicado a la organización productiva, se utilizan para pensar los procesos, las acciones,
la planificación y de esta manera cambiar para mejorar.
25
Entonces entender que son los procesos permite comprender a las empresas, ya que se
encuentran en todas las áreas de las mismas, ya sean productivas o de apoyo a la
operación. Bajo la mirada de Heizer y Render (2009) los procesos son una herramienta
que utilizan las empresas para transformar ciertos recursos en bienes y servicios según lo
que los clientes demandan. Un proceso productivo hace uso de materias primas, máquinas,
recursos naturales, mano de obra, tecnología y recursos financieros, y genera productos o
servicios como resultado de su combinación. Los procesos productivos no siempre son
eficientes. Como explican Pirosanto, Wyngaard, Owczarczyn, y Rodríguez (2012):
A lo largo de la cadena de cualquier proceso productivo, existen diversas actividades que causan o generan desperdicio. Se refiere a todos aquellos recursos físicos utilizados durante la ejecución de las operaciones (espacio, tiempo, materiales) que no agregan valor al producto. (p. 9).
Por ejemplo pueden encontrarse pérdidas provenientes por sobreproducción lo cual se
refiere a producir más de lo que se demanda, o perdidas provenientes de defectos de
producción, constituidas por todas aquellas actividades generadas a partir de fallas, tanto
constructivas como funcionales, en los productos. Cuando surge un defecto en algún
producto, lo importante es poder detectar su causa de raíz, para poder actuar sobre ella y
evitar que continúe apareciendo. Aunque el surgimiento de productos que son desechados
por defectuosos es un hecho común en muchas fábricas. López et al. (2010) explica que
los defectos se pueden identificar según su nivel de gravedad. Por un lado se encuentran
los defectos críticos que son aquellos que violan leyes, agreden al consumidor o hacen
inservible al producto, por otro lado, los defectos mayores que producen una disminución
en el correcto funcionamiento o utilización del producto y generalmente es notado por el
consumidor, y para finalizar, los defectos menores, que producen una disminución leve en
el correcto funcionamiento o utilización del producto. Probablemente no lo note el
consumidor, pero sí lo nota el personal calificado de producción.
Es por eso que ante esta situación las empresas se empeñan por obtener la mejor calidad
de sus productos. En sentido general López et al. (2010) aclara que la “calidad es el nivel
de satisfacción que una empresa, a través de sus productos o servicios, le ofrece al cliente.”
26
(p. 39). Esta a su vez puede ser considerada como la búsqueda de la conformidad de los
requisitos del usuario, ya que es éste quien determina si un producto o servicio es de la
calidad deseada. En la gestión de calidad se parte de la base de que esa satisfacción es
la única manera de garantizar la permanencia de la empresa en el mercado al largo plazo.
Para lograr ese objetivo se realizan una serie de acciones que perfeccionan todo el entorno
de la empresa y que traen como resultado la mejoría de los procesos, menos errores,
menores costos, mejor motivación del personal, entre otras cosas. La calidad es un modo
de enfocar totalmente a la empresa en el cliente, ya sea el externo o el interno. Un buen
nivel de calidad implica un diseño correcto y un producto acorde con su diseño.
Pirosanto et al. (2017) plantea que el objetivo al que toda actividad industrial debería
apuntar es al de una producción más limpia, que propone realizar un uso más eficiente de
los recursos y materiales que se utilizan durante la producción, con el objetivo de generar
productos que satisfagan las necesidades de los clientes, con precios competitivos,
reduciendo al mismo tiempo el uso de los recursos y los impactos ambientales.
A modo de conclusión se puede recordar que el diseño tiene un contexto. Diseñar no es
un acto absoluto sino relativo a una totalidad dentro de la cual se encuentra. El diseño
implica el respeto por la vida, por las personas, por los entornos y sus costumbres, por las
tradiciones y por las tecnologías. Se debe vincular esta disciplina con el contenido de otras
áreas, como la historia, la antropología, la sociología, la ingeniería, que van a facilitar las
herramientas que dan los fundamentos para que las personas entiendan el mundo que los
rodea y se reconozcan como individuos de una sociedad, donde pueden aportar, cambiar
y mejorar con criterios claros y consecuentes con el momento histórico que les corresponde
vivir.
27
Capítulo 2. El diseño y las comunidades ancestrales.
En este segundo capítulo se explicará como el diseño se vincula a las comunidades
ancestrales y es intervenido por las mismas y por los procesos arraigados a sus historias.
Para ello, es necesario en primer lugar comprender como se desarrolló la cultura
Latinoamericana y cuáles son los elementos que la identifican. Luego se analizan las
costumbres y tradiciones de la comunidad guaraní y su vínculo con la yerba mate, el cual
dio un aporte único y característico a la sociedad sudamericana, entre ellos el hábito de
tomar mate. Se comprende el lenguaje y los componentes que identifican a esta infusión
tan particular y la importancia que tiene dentro de la cultura sudamericana. Finalmente se
vinculan todos los conceptos que ayudaron a conformar la cultura Latinoamericana, y que
los diseñadores deben conocer para aportar identidad a sus productos, siempre con
respeto por los valores y técnicas iniciales que los definieron.
2.1. La cultura latinoamericana
Para poder comprender la cultura latinoamericana, es necesario conocer en un esquema
global, las etapas de la evolución sociocultural a través del tiempo. Planteado según Ribeiro
(1976) como el proceso civilizatorio, que permite entender la evolución de las estructuras
políticas, sociales, económicas, culturales, educativas, entre otras, de países como los de
América Latina.
Se encuentran grandes variables en el origen del proceso de formación de los pueblos
latinoamericanos, que incluye desde tribus que vivían de la caza y la recolecta, pueblos
agricultores que dominaban el cultivo de plantas tan esenciales como el maíz, la yuca, la
papa, el tabaco, el algodón, la yerba mate, entre muchas otras, y también diversas
sociedades con desarrollo a nivel de altas civilizaciones. Explica Ribeiro (1978a) que las
primeras tribus constituían micro etnias cuya población apenas alcanzaba un centenar de
personas y que no obstante eran portadores de una lengua y una cultura propia, aunque
también otras sociedades estaban organizadas y estructuradas sobre grandes territorios,
constituyendo verdaderos imperios, centros de poder asentados en metrópolis y con
28
poblaciones de millones de habitantes, distribuidos en clases y que contaban con grandes
cuerpos de eruditos. Las civilizaciones azteca, maya e inca, entre otros pueblos,
presentaban grandes avances culturales en diversas regiones del llamado por los europeos
nuevo continente. “Esta era la América precolombina donde el europeo desembarcó en la
última década del siglo XV y que en los siglos y milenios anteriores había edificado
autárquicamente aquellas formaciones económico-sociales, haciéndolas florecer como
civilizaciones originales” (Ribeiro 1978b, p. 17).
En el proceso de expansión europea millones de hombres, con sus diferentes lenguajes y
culturas autónomas, que concebían al mundo de maneras distintas y que regían su vida
por costumbres y valores peculiares, experimentaron una violenta transformación en sus
modelos de ser y de vivir, que se fueron caracterizando por la uniformidad.
A lo largo de toda América, españoles y portugueses impulsados por la revoluc ión
mercantil, la cual hace referencia principalmente a la expansión de la navegación oceánica
y al uso de las nuevas armas de fuego, implantaron colonias esclavistas al tomar primero
las poblaciones locales para la producción minera y para cultivos tropicales destinados a
la exportación, y cuando la mano de obra escaseó, debido al enorme despoblamiento
provocado por las enfermedades transmitidas por los europeos a los grupos humanos
indígenas y por el desgaste del trabajo esclavo, fueron sustituidos por esclavos traídos de
África. “En ambos casos, las poblaciones esclavizadas eran desgastadas en el proceso
productivo, del mismo modo como, más tarde, se gastaría carbón o petróleo, porque eran
los combustibles de una economía fundada principalmente en la energía muscular
humana” (Ribeiro 1978c, p. 28).
En consecuencia de estos procesos las facetas del fenómeno humano perdieron su
identidad y decayeron drásticamente. Al ser sometidos a los mismos sistemas productivos
que se organizaban de acuerdo con formas estereotipadas de dominio, todos los pueblos
se empobrecieron desde el punto de vista cultural.
29
Todos los pueblos latinoamericanos tienen en el aborigen una de sus matrices genéticas y culturales, pero su contribución fue de tal forma absorbida que, cualquiera sea el destino de las poblaciones indígenas sobrevivientes, no afectará de modo considerable el destino nacional ni alterará mucho su constitución étnica. (Ribeiro, 1978d, pp. 8-9).
Esto quiere decir que la absorción y europeización de las poblaciones indígenas tiende a
homogeneizar, aunque no a fundir, todas las matrices étnicas convirtiéndolas en modos
diferenciados de participación en una misma etnia nacional.
Desde una mirada general se puede reconocer que la evolución sociocultural puede ser
reconstituida con base en una serie de revoluciones tecnológicas que generan múltiples
procesos civilizatorios los cuales dan nacimiento a diversas formaciones económicas,
sociales y culturales. Las revoluciones tecnológicas consisten en grandes
transformaciones de las técnicas productivas que, a su vez, generan rivalidad con las los
métodos anteriores, lo que provoca cambios sociales y culturales tendientes a rehacer los
modos de ser y de pensar de las sociedades afectadas por las mismas (Ribeiro 1978e).
Ocampo López (2006), coincidiendo con los conceptos planteados anteriormente, aclara
que durante el proceso civilizatorio homogeneizador se pueden apreciar cambios
dinámicos que se realizan a través de las revoluciones tecnológicas identificándolos como
factores casuales del paso de una configuración cultural a otra. La evolución sociocultural
se concibe como el cambio de los modos de ser y de vivir de los grupos humanos a lo largo
de la historia, ocasionados por el impacto de sucesivas revoluciones tecnológicas que
tienden a conducir las sociedades a distintas etapas de transición evolutiva de su formación
sociocultural.
Ribeiro (1978f) destaca ocho grandes revoluciones tecnológicas que evidencian los
grandes cambios en el proceso civilizatorio: la revolución agrícola, la revolución urbana, la
revolución del regadío, la revolución metalúrgica, la revolución pastoril, la revolución
mercantil, la revolución industrial y la revolución termonuclear.
30
Como la incorporación histórica es siempre ejercida por un pueblo activado por una revolución tecnológica, el proceso supone una superioridad en lo que se refiere a sectores específicos de la tecnología, y en consecuencia, establece relaciones asimétricas e intrínsecamente de expoliación entre el dominador y el dominado. (Ribeiro, 1978g, pp. 20-21).
Esto quiere decir que, a partir del desfasaje evolutivo, la cultura de la sociedad en
expansión tiende a imponerse a la sociedad dominada, y reemplaza sus tradiciones con
nuevos cuerpos de valores lo que provoca una verdadera transfiguración cultural. De esta
manera todos los pueblos dominados fueron incorporados a un mismo sistema económico,
a una misma tecnología, estructurados según una misma ordenación social, moldeados
según los mismos patrones institucionales y forzados a definir su visión del mundo y a
conformar sus creaciones artísticas a partir de una misma tradición y de un mismo cuerpo
de estilos.
Ocampo López (2006) plantea que como resultado de las formas de dominación étnica y
de organización productiva establecida bajo condiciones de extrema opresión social y de
perdida de cultura compulsiva, surgieron pueblos nuevos que fueron característicos de la
américa colonial.
En su libro Las Américas y la Civilización, Ribeiro (1992h) analiza que lejos de la expansión
internacional, se pueden encontrar también otras modalidades de interinfluencia cultural.
Los propios españoles practicaban hábitos, creencias y ambiciones que no concordaban
con la idea inicial y que mestizaban la situación de manera contrastante. Los indígenas, a
pesar del sometimiento, tampoco se dejaron afectar completamente. En sus costumbres,
creencias y gustos persistían esperanzas, que a pesar de todas las presiones hacían cierta
resistencia y que acabaron por incorporarse a la nueva configuración cultural, a medida
que esta se fue solidificando.
Luego de varias décadas las sociedades nacientes se estructuraron en una nueva
configuración cultural, capaz de absorber tanto a los otros grupos indígenas incorporados
por la expansión del dominio colonial, como a los contingentes europeos y africanos
llegados más tarde. Esta ordenación no solo moldeaba a las nuevas sociedades, sino que
31
las iría encadenando a la economía mundial, y al mismo tiempo las haría avanzar desde el
punto de vista histórico, hacia etapas más altas de la evolución cultural.
En el ámbito de la producción, se combinaba vieja tecnología indígena, adaptada a las
condiciones locales, con una serie de innovaciones seleccionadas del fondo cultural
ibérico, que resultaban más aptas para elevar la productividad del trabajo y enriquecer
distintas facetas de la sociedad. Entre los métodos productivos se identifican como los más
importantes:
(…) la introducción del cultivo de cereales, las legumbres y frutas europeas; la crianza de animales de tracción y de silla y productores de carne, lana leche y cueros; la difusión de arados y carros así como de herramientas y técnicas nuevas, aplicadas a la carpintería, construcción, alfarería, cordelería, tejeduría, pesca y finalmente la elaboración de aguardiente y jabón. (Ribeiro, 1992i, p. 89).
Todos estos elementos fueron introducidos en el patrimonio cultural americano junto con
el sistema ibérico de pesos y medidas, la economía monetaria y la propiedad privada de la
tierra y los bienes, transformando el orden social preexistente.
Este conjunto de técnicas, instituciones y creencias, americanas e ibéricas, se fue
fusionando progresivamente, hasta formar un complejo cultural distinto al de sus inicios.
Proporciono las bases sobre las que surgieron las etnias nacionales de los nuevos pueblos,
resultado del encuentro entre varias culturas, principalmente la indígena y la europea, lo
cual permitió que esta múltiple herencia forme con el tiempo a las sociedades nacionales
Latinoamericanas que a partir de entonces, experimentan distintos modos y los ritmos de
tecnificación, renovación social y modernización ideológica acordes con un proceso de
actualización histórica.
Merrel y DePaoli (2017) concluyen con que Latinoamérica es vieja y joven a la vez. Es
joven porque desde la conquista y la colonización se creó un orden social que no se
conocía anteriormente, el cual se basa en la combinación de las culturas indígenas,
africanas y europeas. Aunque la intervención europea afecto irreversiblemente las
civilizaciones indígenas, las mismas no dejaron de influir directa e indirectamente a las
culturas dominantes colonizadoras. Por otro lado es en cierto sentido vieja porque mezcla
32
grupos étnicos y culturas que tienen una historia antigua que fue evolucionando con el paso
del tiempo.
2.2. Guaraníes: costumbres, herencia y su vínculo con la yerba mate
Los guaraníes, desde tiempos antiguos, fueron protagonistas centrales de la historia de la
región de la cuenca del Plata. Portadores de una cultura distintiva, ciertamente las más rica
de la región, fueron partícipes de un proceso intenso de migración y expansión que derivó
en la conquista de espacios territoriales y en continuas rivalidades internas e interétnicas.
Navajas (2004) aclara que “la cohesión interna de su cultura permite hablar de una Nación
Guaraní aun cuando nunca tuvieron una estructura política más allá de la tribu y de sus
alianzas estratégicas” (p.12). Su sólida lengua común y una red de caminos terrestres y
fluviales los mantenían conectados.
Qualeri (2009) revela que la presencia dominante de los guaraníes en la región les permitió
ocupar extensas áreas fértiles a lo largo de los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay, y
conservarlas gracias a la unión de sus aldeas y la gran destreza de sus guerreros.
Eran agricultores selváticos, además de cazadores, pescadores y recolectores, dueños de
una cultura adaptada a la vida en el bosque, lo que les permitió encontrar en la Cuenca del
Plata un área inmensa, ideal para su modo de vida. La influencia de las corrientes
pobladoras provenientes del Amazonas les proporcionó nuevas tecnologías para la
obtención, elaboración y conservación de alimentos, herramientas para la agricultura, la
caza y la pesca, así como también la utilización del barro para la elaboración de recipientes
domésticos y ceremoniales. Los constantes movimientos poblacionales de la región y el
intercambio cultural derivado de los mismos, que incrementaron a lo largo del tiempo,
fueron plasmando configuraciones socioculturales particulares y una identidad común que
englobó a una diversidad de grupos dentro del renombre guaraní.
De esta manera, a partir de la llegada de los europeos los guaraníes fueron diferenciados de otras poblaciones de la región por el idioma y los patrones generales de asentamiento, organización económica, tipo cerámico así como por sus tradiciones mágico-religiosas y el tipo de liderazgo sociopolítico manifestado. (Qualeri, 2009, p. 31).
33
La selva subtropical del corazón de la Cuenca del Plata es considerada uno de los lugares
con mayor biodiversidad del planeta, surcada por innumerables afluentes, cursos de agua
subterráneos y de tierras siempre húmedas. Como resultado de su pertenencia milenaria
a esta selva amazónica, los guaraníes fueron expertos conocedores del mundo vivo que
habitaron. Tenían una profunda sabiduría, no sólo experiencial sino también existencial, y
su relación con las plantas no era solo utilitaria sino también sagrada, es por eso que
además de ser agricultores, sumaban un sentido místico que los ligaba con el mundo
vegetal en una dimensión religiosa (Navajas, 2004). De esta manera no solo utilizaban los
elementos físicos de la naturaleza que los rodeaba para elaborar productos simples y
cotidianos, sino que también plasmaban con ellos y en ellos, un trasfondo cultural, espiritual
y artístico inigualable.
Coincidiendo con estos dominios de la selva paranaense, habita la planta de yerba mate,
es el único lugar en el mundo donde crece. “Se realizaron numerosas experiencias de
cultivo en otras geografías, pero todas fracasaron: solo en esta tierra la yerba encuentra
las condiciones apropiadas para desplegar su fuerza maravillosa y crecer hasta convertirse
en un árbol enorme.” (Navajas, 2004, p. 12). Quizá por ese motivo los guaraníes la
llamaban Caá que, además de yerba, significa en guaraní planta, árbol y selva.
Las relaciones entre ellos y la yerba mate eran numerosas. Una de las más curiosas era la
semejanza entre la estructura social guaraní, que se afirmaba sobre lazos de parentesco,
la alianza entre sus individuos en la comunidad y una sorprendente capacidad para
mantenerse y conservarse como grupo, al igual que la forma en que crecen los yerbales
libres en los montes, donde la unidad evolutiva no es la planta en si sino la comunidad de
plantas en su conjunto. Navajas (2004) describe que los guaraníes ordenaban sus vidas
según un principio de reciprocidad por el que no se consideraba rico a quien tuviera mayor
cantidad de bienes, sino a quien demostrase mejor disposición para darlos y para recibirlos.
Es por eso que tanto la supervivencia como el pleno desarrollo de la comunidad estaban
por encima de las individualidades.
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Barreto (2006) menciona que los guaraníes masticaban las hojas de yerba en sus largas
caminatas, o hacían en sus aldeas un brebaje dentro de una calabaza y lo tomaban
colándolo con los propios dientes, utilizados como una especie de filtro. Por medio de este
hábito combatían de cierta forma el hambre y el cansancio.
Al arribar los españoles, los guaraníes les ofrecieron a sus mujeres, convirtiéndolos así en
yernos y cuñados, sellándose entre ellos un pacto de sangre. Estas uniones mestizas por
las que surge la sociedad criolla no sólo sucedieron a nivel genético, sino también en el
campo de las ideas y de las costumbres. Muchos hábitos de unos fueron aceptados por
otros y así, este brebaje denominado mate, fue en poco tiempo adoptado masivamente por
los colonizadores.
Durante esa época las civilizaciones precolombinas demostraron resistencia y debilidad frente a la tecnología de la civilización occidental, así como también una gran capacidad de asimilar la cultura colonizadora y al mismo tiempo retener elementos profundos de su propia cultura original. (Merrel y DePaoli, 2017, pp. 84-85).
A mediados del siglo dieciséis el hábito de la poligamia y de tomar mate, adoptados por los
españoles, fueron denunciados como costumbres bárbaras que corrompían los valores
más puros de la cristiandad. Se consideraban un vicio e incluso llegaron a prohibir el
consumo del mate, imponiendo penas que iban desde la cárcel hasta la amenaza de
excomunión. Pero la costumbre que compartían españoles y guaraníes ya era una pasión
firmemente arraigada y a pesar de las prohibiciones, se extendió por toda la colonia
(Navajas, 2004).
Con la sistemática explotación de los indios utilizados como esclavos para obtener ciertos
recursos, entre los cuales se encontraba la yerba mate, se manifestó que los colonizadores
no estaban dispuestos a respetar a sus nuevos parientes ni su lógica de reciprocidad, por
lo tanto los guaraníes opusieron una fuerte resistencia y sus luchas impidieron el efectivo
avance español en la selva. Esta situación complicó los planes de la corona española de
adelantarse en el dominio de la región, y para solucionar esta situación, el gobierno
convocó a las órdenes religiosas para que pacificaran los indios que dominaban la selva.
35
Los Jesuitas pronto establecieron una relación amistosa con los guaraníes a partir del
diálogo y el respeto implícitos en la enseñanza de Cristo.
La presencia de los religiosos no logró, en cambio, moderar el espíritu dominador de los colonos que continuaron tratando a los indios como esclavos de su propiedad sometiéndolos al trabajo forzado en los yerbales, en el medio de la selva, tierra de ciénagas, venenos y guaraníes selváticos en pie de guerra. (Navajas, 2004, p. 19).
Las primeras misiones fueron pobres, pero la convicción de los jesuitas permitió un
entendimiento cada vez mayor con los indios. Aunque los guaraníes preferían seguir
viviendo como lo habían hecho antes, sin las restricciones que los religiosos les imponían,
la alternativa de ser atrapados por los otros conquistadores, que representaba la total
pérdida de libertad, no era opción, por lo que terminaron aceptando esta nueva
organización de sus vidas. De este modo, las misiones crecieron en número y en población,
desarrollando una economía básica. “La producción de yerba en cantidad servía para pagar
tributos y conseguir ciertos suministros, sobre todo herramientas. No existía la moneda y
la yerba fue una de las monedas de la tierra en la colonia primitiva.” (Navajas, 2004, p. 19).
Con esfuerzo y organizados por un sistema de reducciones, guaraníes y jesuitas fueron
extendiendo los límites del dominio español. Lograron una efectiva ocupación del territorio
mediante la consolidación de una red de caminos, sembradíos, plantaciones e inmensas
estancias ganaderas, lo que les permitió lograr un casi total autoabastecimiento.
Jesuitas y guaraníes lograron entenderse sumamente bien. Las tradiciones guaraníes que
no entraron en conflicto con los valores evangélicos fueron respetadas por los jesuitas y
hasta fomentadas si les resultaban útiles. Un gran ejemplo es la producción tradicional para
hacer una buena yerba, la cual fue puesta en práctica y mejorada por el ingenio incansable
de los jesuitas.
Explica Navajas (2004) que en contraste con esta producción integrada, en la que pactaban
las tradiciones y el ingenio modernizador de los jesuitas, los criollos continuaron su
producción a costa del sufrimiento sistemático de los indios yerbateros.
36
En 1768 los jesuitas fueron expulsados de España y sus dominios. Las misiones guaraníes quedaron expuestas a la acción devastadora de los criollos de Asunción y Corrientes, que tanto las habían codiciado a lo largo de sus dinámicos 159 años de existencia. Las medidas de protección establecidas por el gobierno de Buenos Aires, lejos de favorecer, perjudicaron inmensamente a las reducciones, cuya población disminuyó con rapidez hasta desaparecer. (Navajas, 2004, p. 21).
De esta manera, la relocalización, la integración a otras sociedades o la dispersión, fueron
algunas de las posibilidades que adoptaron, luego de una historia de activa participación
política, económica y de lucha dentro de la región del Río de la Plata, los guaraníes que
habían pertenecido a los pueblos de misiones. Poenitz, Snihur, y Machón (1999) añaden
por su parte que la población sobreviviente migró a las ciudades y se integró a la sociedad
criolla rural, enriqueciéndose con su singular cultura. Algunos eran excelentes artesanos y
otros estaban altamente especializados en las tareas propias de la agricultura y ganadería,
por lo que constituían una mano de obra especializada y muy cotizada. Buscaban emigrar
a las estancias y hacia algunas ciudades como Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes o
Asunción, donde se incorporaban como peones, carpinteros, constructores, herreros,
plateros, pintores o músicos, en una sociedad colonial que no tardaría en asimilarlos
plenamente.
Durante el periodo de la lucha por la independencia en Buenos Aires, y extendiéndose por
todo el Virreinato del Rio de la Plata, surge la figura nacional del gaucho, producto de las
migraciones y el mestizaje. Se caracterizaba por vivir a caballo en las pampas, trabajar con
el ganado, y tener una vida muy simple y solitaria. Muchos gauchos servían además como
soldados en el ejército de la independencia o de las varias guerras civiles. El mate fue muy
central a la vida de los gauchos, lo tomaban a la madrugada para comenzar y despertarse,
y básicamente todo el resto del día, también se encargaron de desarrollar técnicas para
elaborarlos y ornamentarlos, por eso se pude entender muy claramente cómo el mate llegó
a representar la esencia del ser argentino.
Qualeri (2009) concluye con que la presencia e imprenta guaraní influyó sustancialmente
en la conformación de un escenario culturalmente diverso, complejo y que se fue
37
esparciendo entre las fronteras de los diversos estados nacionales que se fueron
moldeando sobre el antiguo territorio misionero.
2.3. El mate y su cultura
Más allá de toda distinción de clase, sexo o edad, el mate es una de las costumbres más
extendidas en Sudamérica, y se convirtió en un hábito extremadamente característico y
exclusivo de esta región. Y no es casual que así sea ya que es consecuencia de una
difusión que se propago a lo largo de la historia desde los inicios de la conquista (Navajas,
2004). Se convirtió en un hábito común en Argentina, Paraguay, Uruguay, centro y sur de
Chile y el sur y sudoeste de Brasil.
Cuando una costumbre, un uso o un estilo determinado se enraízan en una sociedad, pasan a integrar su tradición y su leyenda. Nadie puede entonces medir la exacta proyección de su incidencia. Es que ese algo se integra como una forma de sentir nacional y sólo quien puede palpitar vivencialmente ese sentir, por haberlo heredado y pertenecerle, puede comprender su entrañable alcance. Tal es el caso del mate, entre nosotros, los argentinos. (Scutellá, 2006, p. 45).
Al adherirse el hábito de tomar mate en la sociedad criolla y evolucionar en ella, comienzan
a generarse historias o rituales que indican distintas formas de llevarlo a cabo, lo que
genera el nacimiento de una serie de códigos o señales que le aportan un lenguaje propio
al acto de tomar mate y a sus elementos.
Barreto (2006) explica que la particularidad de esta infusión consiste en la forma específica
en que se prepara y se toma. Tomar mate requiere un clima, un tiempo y un ambiente
espiritual definido. No se toma mate en cualquier parte, porque su preparación implica el
uso de una serie de elementos, o con cualquiera, porque detrás de este simple acto hay
toda una simbología, una trama de significados de comunión y amistad.
Según Navajas (2004) “tomar mate es un hábito con efectos que involucran directamente
no sólo al cuerpo y a la mente, sino también a nuestra relación con los otros” (p. 15). Para
el cuerpo es una oportunidad de disfrutar, ya que la yerba es un buen alimento con poder
terapéutico y antioxidante, entre otras cosas. A su vez es un estimulante moderado que
despierta la mente y ayuda al desempeño físico. Y finalmente también es un símbolo de
38
unión que supera todas las barreras sociales y culturales, el mate es el hecho de compartir
en esencia.
Cuando se toma mate, hay un momento donde el mate y quien lo toma se hacen uno. Se trata de un instante preciso: una suave precipitación sobre el yo. Un breve ensimismamiento. Una experiencia que, imaginamos, deben haber tenido los guaraníes, compartiendo el mate al calor del fuego. (Navajas, 2004, p. 15).
Scutellá (2006) identifica que los elementos básicos necesarios para llevar a cabo la
infusión son: la yerba, el recipiente al cual se lo suele llamar mate, la bombilla y el agua.
La planta de yerba mate es la que provee la materia prima esencial para la preparación.
Se utilizan las hojas secadas, trituradas y estacionadas. Se encuentran variables con o sin
palo, con distintos grados de estacionamiento y selección, de diferentes tamaños de
triturado y de molienda dependiendo principalmente de la región de la que provenga.
El segundo elemento absolutamente necesario para tomar la infusión es el mate, el
recipiente en el cual se coloca y prepara la yerba. Barreto (2006) especifica que “el más
común y más antiguo es el proveniente del fruto seco de la Lagenaria vulgaris, planta de la
familia de las cucurbitáceas, conocida como calabaza” (p. 63), del cual se hablará en
profundidad en el siguiente capítulo.
Villanueva (1960) coincide y explica que la calabaza hueca sirve de recipiente para cebar
la infusión, y que tiene un nombre explícito en guaraní: caiguá, palabra compuesta de las
voces caá, yerba, i, agua, y guá, recipiente, conformando el significado de: recipiente para
el agua de la yerba. Aunque los españoles prefirieron utilizar la voz mate, tomada de la
lengua quechua, que se adecuaba mejor al vocablo del idioma castellano y sustituyó de tal
modo al nombre guaraní.
En la actualidad se pueden encontrar muchos tipos de mate, tanto de fabricación artesanal,
como industrializados que fueron evolucionando junto con los procesos productivos y los
materiales. Explica Barreto (2006) que las propiedades de estos recipientes variaron en
cuanto a los materiales disponibles de los entornos en los que se usaban y que fueron
evolucionando a lo largo del tiempo. Los indios pampas por ejemplo usaban mates de
piedra, y en Chile se podían encontrar de cobre.
39
Hay mates de cuerno, de madera de algarrobo, paraíso, palo santo, naranjo y, en Brasil,
de cocobolo. Los hay también de aluminio simple o esmaltado. “El más conocido de estos
últimos sigue siendo la jarrita de una o dos asas con sus infaltables florcitas de colores, o
paisajes pintados” (Barreto, 2006, p. 66). También se comenzaron a fabricar mates de
porcelana o vidrio, y en la época de auge de la platería se fabricaban mates de plata, en
los que se aplican técnicas de fundición, grabado, burilado y repujado, y permiten
verdaderas joyas artísticas. Se pueden encontrar también mates de plástico, silicona y de
acrílicos que suelen utilizarse para degustaciones de yerba ya que no alteran el sabor de
la misma.
La bombilla es también un invento guaraní. Aunque lo más habitual era que tomaran yerba
con agua de un mate pero sin bombilla, filtrándola con los dientes, también utilizaban una
cañita de tucapí a la que le añadían fibras trenzadas que cumplían la función de filtro.
Tomar mate con bombilla presenta principalmente dos ventajas. Primero la posibilidad de
sorber el agua del fondo del recipiente, forzándola a atravesar la yerba y a arrastrar más
sabor. A su vez le da tiempo al agua de enfriarse durante el trayecto, para llegar a la boca
a una temperatura agradable. La bombilla continua siendo un caño con una boquilla plana
en un extremo y el otro constituido por un abultamiento cerrado y perforado para actuar de
filtro dentro de la yerba y no permitir su paso al aspirar la infusión. Al evolucionar, comenzó
a fabricarse de alpaca, acero inoxidable, aluminio y lata, entre otros materiales, y que
cuenta con variaciones regionales en cuanto al tamaño del colador y el largo del caño
(Barreto, 2006).
Finalmente pero no menos importante, el agua. Debe estar caliente pero no hirviendo,
idealmente a una temperatura de entre 70 y 80 grados, para asegurar una buena infusión.
La preparación del mate varía de acuerdo con la región, pero en general:
(…) se coloca la yerba hasta la mitad, inclinando el mate, se vierte agua caliente, se deja hinchar, se clava la bombilla y se va cebando un mate de cada vez, cuidando de que el agua moje la yerba de abajo para arriba. El agua, por su parte, debe estar caliente pero no hirviendo. (Barreto, 2006, p. 16).
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La manera en la que se coloca la yerba o su variedad, la inclinación de la bombilla, el
tamaño, material y morfología del mate o la temperatura del agua, son elementos que
afectan el sabor final de la infusión, pero es justamente toda esta técnica, sus variaciones
regionales, y la forma en la que se combinan lo que le da su identidad al mate y le permite
funcionar con armonía.
Dentro del ritual acerca del mate existe un fuerte valor hacia el compañerismo.
Generalmente se prepara cuando hay un grupo de amigos o dentro del núcleo familiar. Es
raro el mate no compartido. Y esto también presupone, una distribución física de los
tomadores en forma de círculo, costumbre originaria de los guaraníes y luego de los
gauchos, de la necesidad de mantenerse alrededor del fogón, para conservar el agua
caliente. Y es justamente el hecho de que esta aproximación entre las personas, de que el
mate pase de mano en mano y todo el mundo tome de la misma bombilla lo que lo convierte
en un elemento e vinculación, de intimidad. “El mate también está ligado a un ritmo de vida.
No se puede tomar "al paso", en un mostrador. Requiere tiempo, preparación; significa
charlar, pasar un rato juntos” (Barreto, 2006, p. 22).
La gran importancia del mate en la identidad Latinoamericana determina la dimensión que
tiene el aporte guaraní en la conformación de la forma de ser y sentir. Si bien la calabaza,
que se utilizó como recipiente, les fue brindada por la naturaleza, al igual que la planta de
yerba, ellos desarrollaron el modo de tratar sus hojas para aprovechar y disfrutar su natural
poder y también el modo de tomar con mate y bombilla, único, lleno de significados
profundos, que desprenden un testimonio elocuente sobre el grado de cultura alcanzado
por el indígena guaraní.
2.4. El diseño latinoamericano
Como se mencionó anteriormente la identidad es una cualidad que define a la persona,
con la que expresa su forma de hacer y crear. Es herencia directa de la cultura en la que
nace, vive y por la cual conforma su personalidad y que se transmite a través de las
generaciones. El diseño es a su vez cultura, porque expresa valores y cualidades.
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El diseño industrial es atravesado por los valores de la cultura y es el encargado de materializar las dimensiones simbólicas que construyen significantes que le son propios del contexto de pertenencia y que cumplen una función fundamental en el desarrollo cultural, social y productivo. (Aguyaro, 2017, p. 15).
Esto significa que el diseño se encuentra firmemente determinado por su contexto de
pertenencia, ya que los objetos surgen como resultado de una expresión de la identidad
cultural de donde se constituyen, condicionando de cierta manera su materialidad o su
morfología. También en los métodos productivos se encuentran inculcados valores,
aspectos simbólicos, tradiciones y modos de comportamiento del grupo social determinado.
Es por ello que para descifrar el diseño latinoamericano se necesita comprender cómo se
fue construyendo su identidad caracterizada por la diversidad.
Aguyaro (2017) explica que a partir de la colonización europea, de la cual se gestó el
mestizaje, que no solo fue una mezcla de sangre, sino que dio lugar al surgimiento de una
gran diversidad étnica y cultural, surgen gran parte de las características de América Latina,
como la música, las costumbres, las comidas, el uso de la artesanía, de colores alegres y
materiales naturales, que otorgaron la diversidad tan particular que identifica a los
latinoamericanos y la tendencia a diseñar estéticamente con formas suaves y con
recuerdos a otras culturas originarias.
Es por eso que González Miranda (2016) reconoce que la capacidad de integrar los rasgos
de otras culturas para involucrarlos en la suya y generar más riqueza en ella es lo que
resalta la identidad latinoamericana y le aporta un carácter acogedor y cercano que se
suele aprovechar para dotar a los objetos de personalidad y valor estético.
El campo de intervención del diseño industrial es mucho más amplio que el de la producción
de objetos, también cumple una función primordial en el desarrollo cultural, social y
productivo local. Es por esta razón que se necesita comprender el propio territorio, su
historia y los variados elementos influyentes por sus contextos, para evidenciar las
potencialidades, falencias y demandas concretas que permitirían determinar rasgos y
fundamentos distintivos.
42
Entendemos, entonces, que el diseño es atravesado por los valores de la cultura de pertenencia, siendo el encargado de materializar las dimensiones simbólicas que construye significantes que le son propios de la sociedad en cuestión, además de las técnicas y los materiales utilizados para su concepción. (Aguyaro, 2017, p. 23).
En torno a la identidad de un diseño latinoamericano, se vuelve imprescindible contemplar
el conocimiento que se tiene de las características culturales y tecno productivas de los
distintos países que conforman este territorio, las habilidades y las capacidades de las
personas que lo habitan y, de esta manera, comprender que el diseño es sinónimo de
innovación, y que su implementación aporta riqueza global al entorno.
El diseñador hace uso de su talento y de las técnicas para generar valor, creando
competencia a partir de los rasgos que aporta su matriz cultural identitaria pero a su vez
aportando cierta búsqueda de eficiencia en la producción. Recrea y rememora técnicas en
desuso y busca utilizarlas acorde a las exigencias del consumidor actual. El uso de
materiales naturales y sostenibles que eran utilizados en la antigüedad, son cada vez más
demandados por los diseñadores.
Hernández (2011) dice que “la identidad se forma de nuestro pasado, pero con la mirada
puesta en el futuro” (párr. 11), al tener en claro y reconocer de donde proviene la propia
identidad, afectada por distintos actores sociales, del contexto y de la matriz cultural de
pertenencia, es posible identificar cuáles son las potencialidades que facilitaran definir y
encontrar el rumbo para desarrollar un diseño competitivo, que puede ser distinguido y
reconocido por la propia fuerza de su carácter cultural.
43
Capítulo 3. Lo artesanal y lo industrial.
En el tercer capítulo se describirán los elementos que debería contener una propuesta que
respete los valores de las culturas tradicionales pero que a la vez pueda tener una visión
innovadora en el proceso de diseño. Para ello es necesario en una primera instancia
comprender la producción artesanal y como es afectada por la industrialización y las
nuevas exigencias de los mercados que requieren de grandes producciones para satisfacer
las necesidades de los consumidores y muchas veces dejan de lado el valor tradicional de
los productos. En estas situaciones tiene un rol importante el diseñador industrial quien al
trabajar en conjunto con los artesanos puede lograr aumentar la eficiencia y la innovación
en la producción pero siempre con respeto hacia las técnicas tradicionales que aportan un
gran valor cultural y diferenciador en los productos. Se analizara específicamente la
producción de la calabaza mate, para comprender los diferentes factores que afectan su
correcto desarrollo, y los usos que se le dan a los frutos, siendo el de recipiente para tomar
mate el principal. Finalmente se explica cómo funciona la producción de mates de
calabaza, y se establecen cuáles son los elementos y técnicas, principalmente artesanales
y tradicionales, que le aportan su identidad tan característica.
3.1. Diseño artesanal y diseño industrial
Es evidente que las técnicas de producción evolucionaron a lo largo de la historia debido a
la transformación de las necesidades de la sociedad y las exigencias de los consumidores.
Inicialmente los productos se elaboraban de manera artesanal y sus creadores eran los
únicos que intervenían en el desarrollo y venta del producto, aunque ante el aumento de la
demanda por el crecimiento poblacional, fue necesario optimizar las técnicas de
fabricación, por lo cual el sistema artesanal fue ampliamente sustituido por maquinaria
encargada de aumentar la producción en menor tiempo y con mayor eficiencia para generar
un incremento de los ingresos. Se puede afirmar entonces que los métodos de producción
se trasladaron de lo artesanal a lo industrial.
44
Aun así, el método artesanal de producción es un recurso vigente para la creación de
objetos dentro de algunas industrias con cierto grado de producción en serie. En definitiva
la artesanía es parte del patrimonio cultural del pueblo donde se conforma, donde además
se desarrollaron toda una serie de prácticas productivas que en la actualidad se observan
con gran asombro y curiosidad.
El Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (2015) define que la artesanía es un
objeto o producto de identidad cultural comunitaria, fabricado por procesos manuales, con
ayuda en algunos casos de herramientas rudimentarias y algunas de función mecánica que
atenúan ciertas tareas. La materia prima básica utilizada para la confección del producto
generalmente es obtenida en la región donde habita el artesano, quien a su vez es
entendido como aquella persona, ya sea campesino, indígena, afro descendiente o
mestizo, que se dedica a elaborar productos con sello propio y que necesita de su
producción para satisfacer sus necesidades primordiales. Las técnicas tradicionales
heredadas de su comunidad le permiten al artesano crear diferentes objetos de variadas
calidades en los cuales imprime los valores simbólicos e ideológicos de su cultura.
La artesanía puede generarse como producto duradero o efímero, y el origen de su función
se encuentra determinado principalmente por la cultura local donde se crea. Las materias
primas nativas hacen que los productos artesanales tengan una identidad comunitaria o
regional muy propia, lo que permite crear productos con formas y diseños particulares que
los distingue de otros. “Esos elementos artesanales, son los que, en su singularidad,
buscan imprimir su propia belleza y la belleza del lugar de donde provienen” (Martínez
Acosta, 2010, p.112). La artesanía representa una actividad cultural que expresa lo más
profundo del alma de un pueblo ya que busca manifestar sentimientos y esperanzas que
conecten con la identidad nacional.
Murueta, López Binnqüist y Neyra González (2009) explican por su parte que de la relación
creativa que el artesano establece con sus materias primas de origen natural surgen, luego
de un sensible y elaborado proceso de contemplación y técnica, objetos con expresiones
45
populares y artísticas, transmitidas de generación en generación. Asimismo, estas
creaciones se elaboran conforme a antiguos procesos indígenas y, en algunos casos, se
utiliza maquinaria muy simple para su fabricación en serie, pero aunque los artesanos
emplean herramientas y materiales auxiliares para su trabajo, son básicamente sus manos,
su intuición y cosmovisión lo que constituyen sus principales recursos para la creación de
objetos.
Por consiguiente, debido a que el artesano domina ciertas materias y técnicas heredadas,
puede realizar objetos muchas veces imposibles de fabricar por un proceso industrial. Por
lo tanto, Campos (2010) menciona que lo que el artesano debe encontrarse en sintonía
con las necesidades reales, con la sensibilidad y la estética del momento, debido a que si
consigue estas premisas, la artesanía puede encontrar su lugar en la sociedad
contemporánea.
En tal sentido, aparece un nuevo concepto de artesanía que pretende aglutinar no sólo las manifestaciones artesanas enraizadas con las tradiciones populares, sino también con todas aquellas actividades que, incorporando nuevos procesos productivos, materiales y diseños, conservan un carácter diferencial respecto a la producción industrial seriada. (Campos, 2010, p. 118).
Suele ocurrir que debido a la falta de investigación e innovación, el artesano se estanca en
un ciclo que repercute en la falta de productividad, muchas veces específicamente
generada por un deficiente control de calidad en la selección de la materia prima por lo que
se ve obligado a vender sus productos a bajo costo, o por el desconocimiento de los
canales de comercialización adecuados para su producción. Y es a partir de estas
situaciones donde se vincula a la artesanía con el diseñador industrial quien coopera y
trabaja en equipo con el artesano para que los productos alcancen la calidad deseada y
sean aceptados dentro un mercado exigente y competitivo, pero sin perder el sello propio
cargado de sentido cultural.
De aquí surge entonces la rama del diseño artesanal que según Campo (2010) se encarga
principalmente de mejorar la calidad y el diseño de los productos artesanales para
46
adaptarlos a las necesidades y demandas de los mercados nacionales e internacionales
sin perder de vista los elementos esenciales de su origen tradicional.
El concepto de usar el diseño como instrumento para recrear y expresar la identidad
nacional surge del movimiento denominado nacionalismo romántico que nace en Europa a
finales del siglo diecinueve. Kaplan (2004) fundamenta que en un momento cuando varios
países europeos como Finlandia, Irlanda, Hungría o Noruega, por ejemplo, estaban en
proceso de independizarse, los gobiernos estatales y sus comunidades artísticas e
intelectuales comenzaron a trabajar en conjunto para reforzar la identidad de sus países y
tomaron como inspiración la arquitectura regional, el arte popular campesino, el uso de
materia prima local y las técnicas de producción tradicionales. De esta manera por medio
del rescate y la idealización de su pasado, muchas naciones europeas lograron regenerar
su identidad nacional.
Es por eso que a partir de este movimiento se comenzó a utilizar el diseño como
instrumento en la configuración de las características y códigos nacionales impregnados
en los productos, con el fin de recrear una identidad propia.
Interpretar los sentidos del trabajo de la cultura a través de la artesanía, posibilita una
relación entre el artesano, el contexto y el diseñador, que contribuye a la conformación de
equipos que comprenden las prácticas y los oficios artesanales, y que buscan de igual
manera incorporar la tecnología para perfeccionar la técnica y lograr combinar la
experiencia, mediante una relación equilibrada entre teoría y práctica.
El diseñador artesanal, debe asumir un rol de apoyo al artesano con la conformación de
equipos de trabajo que posibiliten un diálogo de saberes para que los productos logren
satisfacer necesidades requeridas y ser competitivos en los diferentes mercados,
fundamentándose en elementos culturales del lugar de origen. “Los diseñadores que
participan en procesos de diseño artesanal contribuyen en la conformación de sistemas
sociales económicos y políticos, a partir de procesos de recuperación de memoria social
que fundamentan la identidad de los objetos artesanales” (Barrera Jurado, 2010, p. 12).
47
Es esencial en este caso reconocer que este proceso de diseño tiene varias instancias, y
que algunas se vuelven más complejas que otras, por ende los costos de los procesos
también aumentan. Montaña (2010) explica que se pueden reconocer cuatro instancias
principales: la de mejorar, en la que a partir de condiciones y productos ya existentes, se
introducen pequeños cambios sin salir del esquema comercial y del tipo de producto, en sí
el diseño del producto es evolución de lo existente. La de evolucionar, en la cual analizan
nuevas posibilidades a partir de lo que ya se tiene, pero se da campo a nuevos productos
para las necesidades cambiantes a partir de nuevas tecnologías. Innovar, en la que se
rompe con conceptos tradicionales y se proponen ideas nuevas y más atrevidas. Y
finalmente la de revolucionar, donde el salto del diseño está al límite con los terrenos de la
invención, y deja sectores o productos en el pasado. Un ejemplo de esto es la aparición
del plástico inyectado, que desplazó a muchos productos de alta mano de obra. “Es
importante tener en cuenta que ninguna empresa es revolucionaria en el tiempo,
ocasionalmente las empresas innovadoras logran productos revolucionarios” (Montaña,
2010, p. 28).
Los diseñadores son encargados de determinar factores locales que aporten fortalezas y
potencialidades a sus ideas creativas y a su vez vinculen los mismos con nuevos métodos
de producción. Suele ocurrir en muchos casos que la calidad de un producto se encuentra
fuertemente relacionada con su origen geográfico, y aprovechar esta relación en la compra
o venta de bienes se considera una de las primeras estrategias comerciales para la
diferenciación de productos.
Se puede llegar a ser competitivos con un alto nivel de innovación, creatividad y valor agregado, pero fundamentalmente trabajando en un diseño con identidad, con un gran componente cultural y social que a su vez integre factores como el eco diseño y la utilización consiente de materiales no contaminantes. (Espada, 2010, p. 56).
Muchas de las técnicas y materiales que perduran en el tiempo y se proyectan hoy como
alternativas renovadoras son herencia de la sabiduría de los viejos maestros artesanos y
sus oficios, y hacen posible la transmisión de estos conocimientos ancestrales para que
48
los materiales que trabajados con las mismas técnicas antiguas suplan las necesidades de
la vida moderna. Por todo ello se puede reconocer un gran legado patrimonial de bienes
materiales como inmateriales. Los materiales se hacen notar en objetos, mobiliario,
arquitectura y hasta vestimenta que se mantienen en la actualidad. Y los inmateriales se
evidencian en toda esa tradición artesanal y manufacturera, de oficios, de saberes
transferidos por generaciones que se adaptan y proyectan a futuro.
Explica Campos (2010) que el diseño también interviene desde lo urbano, cuando
colectivos de artesanos empresarios solicitan proyectos de desarrollo de producto para
optar a mercados que incrementen sus niveles de venta. Es en estos casos donde debe
integrarse parte de la memoria cultural y social, en objetos de uso cotidiano para satisfacer
los significados emocionales de los usuarios y para integrar coherentemente los factores
de identidad y consumo cultural de la modernidad, pues “para volverse objeto de consumo
es preciso que el objeto se vuelva signo, es decir, exterior, de alguna manera, a una
relación que no hace más que significar” (Baudrillard, 1969, p. 224).
Es necesario enfatizar en que, comparándola con otras técnicas productivas de gran escala
y extractivas, la producción artesanal no representa un riesgo de explotación tan
estremecedor, sin embargo es primordial tomar medidas que permitan aprovechar los
recursos naturales a largo plazo y de manera eficiente.
La producción artesanal no sólo consiste en el aprovechamiento de diferentes especies
naturales utilizadas como materia prima, sino también en un proceso de producción
complejo a través del cual se emplean diversos recursos, que incluyen el uso del suelo, el
agua, recursos biológicos como la fauna y la flora, recursos minerales tales como el hierro,
oro y plata, entre otros, y también recursos energéticos. En la mayoría de los procesos de
producción artesanal, todos estos recursos naturales utilizados como materia prima o como
insumos son fundamentales y éstos deben aprovecharse de una manera adecuada para
evitar su degradación y para evitar efectos negativos en el medio ambiente, ya que su uso
exagerado o inadecuado podría afectar también la calidad y abundancia de la producción
49
y al productor mismo (López Binnqüist, 2009, p. 39). Por ejemplo, en el caso de la alfarería
existe un gran impacto ambiental en el momento de hornear las piezas, ya que los hornos
de leña son generadores de contaminantes altamente dañinos para el ambiente, pero más
aún, para la salud de los artesanos.
Las modas y el cambio de gustos desempeñan un papel fundamental en el ámbito
artesanal y muchas veces determinan distintos cambios respecto al diseño y las materias
primas que se utilizan en la manufactura de los productos. En muchos casos esto ha
incentivado a desarrollar una gran innovación en cuanto a los materiales, las técnicas y las
terminaciones que se emplean en los productos, sin embargo, en otros casos han
desfavorecido en la calidad final del producto y obligado a crear diseños con mayor
simpleza.
López Binnqüist y Neyra González (2009) aclaran que para lograr un uso adecuado de los
recursos naturales como fuente de materia prima, se necesitan tener en cuenta aspectos
tales como: la identificación taxonómica de la especie que se utiliza, lo cual permitirá
conocer la biología y ecología de la misma, debido a que, en ocasiones, una especie se
conoce con distintos nombres en diversas regiones geográficas; la parte del recurso
utilizado, es decir, si para producir una artesanía se requieren las raíces de una planta, el
riesgo de sobreexplotación será mayor que si se utilizan las hojas por ejemplo; la
distribución y densidad del recurso utilizado, ya que algunas especies crecen en aéreas
extensas y en abundancia, pero otras crecen en áreas más reducidas y en menor cantidad;
las características biológico ecológicas del recurso utilizado, lo que se refiere a la velocidad
en que crece y se reproduce; las técnicas de extracción que se utilizan es otra condición
importante que puede incrementar o disminuir el riesgo de sobreexplotación; y finalmente
el tipo de manejo del recurso biológico ya sea de especies silvestres o en plantaciones, y
para esto siempre se recomienda respetar e incorporar el conocimiento local sobre las
especies empleadas para lograr un manejo sustentable de los recursos.
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(…) es importante comprender que la sustentabilidad en el sector artesanal no se queda en el uso responsable de los recursos, sino que busca más bien un mercado constante que sea capaz de fortalecer las tradiciones, técnicas y usos, y busque además la innovación responsable que satisfaga las exigencias del mercado nacional e internacional. (Murueta, 2009, pp. 110-111).
El diseñador industrial es el encargado de proponer soluciones a problemas o necesidades
de este entorno y de buscar innovar mediante la investigación de los materiales y la
revalorización de las técnicas tradicionales de producción, para hacer transcender los
productos por medio de factores estéticos, funcionales, económicos, y con una verdadera
carga cultural. Aunque también de desarrollar distintos tipo de intervenciones que mejoren
la calidad de vida de los artesanos y un manejo sustentable de los recursos empleados
como materia prima, para ello se debe partir de un acercamiento y reconocimiento del
amplio contexto en el que la producción artesanal se lleva a cabo.
3.2. Calabaza mate, cultivo y usos
La calabaza mate, o como se la denomina en su clasificación botánica, Lagenaria siceraria
o vulgaris, pertenece a la familia de las cucurbitáceas y se diferencia de otras calabazas
por tener algunas características particulares, como el color blanco de sus flores, cuando
en la mayoría de las calabazas la flor es amarilla, el olor característico de sus hojas y, la
cualidad más importante, es que al madurar y secarse, el fruto genera una corteza gruesa
con textura semejante a la madera, ideal para hacer artesanías.
Lagenaria es un género de plantas rastreras y trepadoras que son perennes y originarias
de Asia y África tropical. La única especie anual es la Lagenaria siceraria, que suele crecer
en el mismo clima y suelo que la yerba mate, específicamente en el Chaco argentino, sur
de Paraguay, sur y parte del norte de Brasil y también en algunas zonas de Uruguay, “en
cada región adopta forma y tamaño diferente, siendo mayor cuanto más caliente es la
región” (Barreto, 2006, p. 63). Lagenaria viene del latín, lagena, que quiere decir botella,
por lo tanto se conocía a esta planta como la que da botellas, lo que alude a los mil usos
que la población nativa siempre le dio, fundamentalmente como recipiente.
51
Si bien hay variedades de Lagenaria siceraria que son comestibles, en Sudamérica es más
reconocido el uso práctico de su cáscara madura y leñosa, que se utiliza como recipiente
para tomar mate. Las variedades locales de la misma se conocen con diversos nombres
indígenas, que fueron adoptados al castellano por los españoles, y que se mantienen hasta
la actualidad principalmente el de mate, que en quechua quiere decir justamente recipiente,
y porongo, el cual se suele utilizar para referirse a los frutos de mayor tamaño.
Dallacaminá (2012) explica que la planta es herbácea y que esta provista de zarcillos, que
le permiten trepar. Tiene hojas con forma orbicular y cordiforme, de diez a cuarenta
centímetros de diámetro, con borde anguloso. Es una planta diclino-monoica, es decir que
tiene los dos sexos separados en la misma planta, por ende, se pueden encontrar flores
masculinas y femeninas, que se suelen abrir al atardecer. Las femeninas son las que
producen las calabazas, siempre y cuando hayan sido polinizadas mediante agentes
polinizadores como los insectos, una vez elaborada la fecundación comienza a crecer un
pequeño fruto por debajo de dicha flor.
Dada esta condición, la polinización manual puede ser un método muchas veces necesario
para mantener la pureza de las variedades y asegurar la fecundación de la mayor cantidad
de flores. Y si bien gran parte de las flores femeninas son fecundadas, son muy pocas las
que realmente terminan por formar una calabaza viable, que llegue a buen término y
madure adecuadamente. “Hay que comprender, que una planta puede alimentar
correctamente unas pocas calabazas, que serán por supuesto las que la naturaleza elija,
las más fuertes y sanas” (Schering, 2014, párr. 3).
Según el estado los frutos, el color de su cáscara varía desde el verde brillante que al
madurar, va cambiando al verde claro y luego al bronceado o marrón al secarse. También
pueden aparecer otros patrones de color que generan manchas distribuidas en las zonas
afectadas debido a la formación de moho en su superficie o incluso a la exposición a las
heladas de los frutos que todavía se encuentran en la planta. Suelen tener de siete a
noventa centímetros de largo y según la región y la variedad pueden ser globosos,
52
comprimidos, alargados, con o sin cuello, achatados y hasta con forma de pera. La región
y su morfología también condicionan la manera en que se los nombra.
Como se mencionó anteriormente requiere de clima cálido y de lluvias frecuentes es por
eso que crece de forma silvestre en terrenos húmedos y soleados de clima templado a
tropical. Para su producción comercial se debe tener en cuenta que prefiere suelos sueltos,
llanos y frescos, con abundante materia orgánica, es por eso que responde bien a suelos
bien trabajados, si le falta calcio a la tierra las calabazas podrían crecer débiles. Las
heladas la afectan fácilmente, es por eso que se siembra en primavera o verano, después
de pasado el peligro de las heladas, normalmente en el mes de octubre, y se obtiene su
maduración a fines de marzo. Los frutos pueden ser afectados en su maduración si se
demora la siembra, lo cual les generaría paredes más finas, afectarían su calidad
(Dallacaminá, 2012, p. 6).
La siembra se realiza a golpes con tres a cinco semillas por agujero. Aunque la obtención
de las semillas representa algunos inconvenientes.
No es común encontrarlas a la venta en el mercado, como tampoco se conoce que se hayan hecho selecciones de las mismas. Por ello se sugiere que de mates seleccionados por su forma, tamaño y calidad, se extraigan las semillas que se van a utilizar en la siembra siguiente. (Dallacaminá, 2012, pp. 6-7).
Es muy difícil lograr un estándar de tamaños, morfologías y calidad de calabazas es por
eso que se realiza una selección de las semillas de los mejores frutos de cada cosecha
para intentar continuar con su genética en las próximas siembras, ya que las mismas
pueden guardarse por varios años.
El poder germinativo de las semillas puede ser afectado principalmente por heladas y por
el paso del tiempo, es por eso que se suelen realizar pruebas antes de la siembra definitiva.
Es una planta que se puede sembrar para que sea rastrera o crezca en espaldera. Para la
producción en grandes cantidades se las suele cultivar rastreras, en el campo, aunque de
esta manera se encuentran expuestas a la humedad del suelo y por lo tanto hay mayor
probabilidad de que se contagien de hongos, por ejemplo, que afectan superficialmente la
cáscara y deterioran su calidad. Las distancias de siembra en general son de un metro
53
entre plantas y dos metros entre surcos, que se disponen de norte a sur para que las
plantas tengan buena insolación a la mañana y a la tarde. Se debe tener precaución en el
uso de plaguicidas, para que no afecten a los insectos polinizadores, es por eso que el
cultivo se mantiene limpio con carpidas manuales para evitar malezas y enfermedades.
Se necesitan pocas herramientas para su labranza, y tampoco requiere de mucho
mantenimiento, de esta manera su cultivo se hace posible para quienes no pueden realizar
costosas inversiones, tanto en maquinarias como en instalaciones. “Esta planta rastrera,
que precisa apenas de humedad y sombra, era plantada en casa, inclusive” (Barreto, 2006,
p. 65). En estos casos donde se produce en menor cantidad, se recomienda la técnica de
espaldera con alambre tejido, ya que con este sistema se consigue aprovechar mejor la
iluminación, se mejora la ventilación, se reduce el ataque de enfermedades y se gestionan
mejor los espacios durante su cultivo, lo que permite obtener calabazas de mejor calidad.
Desde la siembra hasta la cosecha transcurren entre 150 y 180 días, según las variedades,
es por esta rezón que la época de cosecha está condicionada por el momento en el que
se sembró, por ejemplo, si se siembra en octubre, la floración ocurre en enero y la
maduración en marzo. Los frutos se recogen cuando están maduros, con el pedúnculo
seco. En estas condiciones pueden soportar heladas en planta. Luego se guardan en lugar
seco y ventilado en la sombra hasta que se deshidratan por completo, lo cual se puede
notar cuando se sacuden y las semillas producen ruido en su interior.
Para curar su exterior se lava los frutos con detergente que no contenga lavandina y luego
deben secarse cuidadosamente en un lugar ventilado, sin ser expuestos al sol.
Finalmente se define si se van a utilizar para uso propio o para venta. La venta de la
calabaza puede dirigirse a los artesanos, quienes realizan verdaderas obras de artes con
las mismas, o también pueden ser negociadas con establecimientos especializados en
trabajar calabazas para producir mates por ejemplo.
El cultivo de Lagenaria siceraria pertenece al rubro de la horticultura que se caracteriza por
su alta capacidad en la generación de empleos tanto directos como indirectos, en donde
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participan un gran número de productores de mediana y pequeña escala. Como se explicó
anteriormente la correcta producción comercial requiere de condiciones agroecológicas
especiales, así como un sistema de riego, vías de acceso a los centros de consumo y
procesamiento, oferta constante de mano de obra, y disponibilidad a ciertos servicios e
infraestructuras. A pesar del continuo uso de sus frutos durante milenios, su cultivo
comercial es relativamente nuevo en muchas regiones, por lo que “carece de información
técnica en las prácticas de manejo debido a que no se realizan investigaciones agrícolas
para generar información que ayuden a mejorar la productividad de dichos cultivos” (De
León Carranza, 2014, p. 12).
Debido a la poca información de manejo de cultivo con la que se cuenta, y por la falta de
técnicas como la poda o el correcto entutorado, que deberían ayudar a mejorar la
productividad del cultivo, una gran cantidad de calabazas son descartadas al momento de
la selección ya que el tamaño, peso, morfología y ciertos daños ocasionados por
enfermedades, son principales factores que afectan la calidad del fruto y si no cumplen con
ellos, tienen que ser eliminadas. Scutellá (2006) menciona que una sola planta de
calabazas estilo pera rinde entre sesenta y setenta frutos, pero que solo alrededor del
cincuenta por ciento cumple con la calidad necesaria para convertirse en recipiente para
tomar mate.
Barreto (2006) explica que la calabaza tiene muchas utilidades y una amplia simbología.
En la mitología indígena los alimentos provienen de los dioses y la calabaza, de la cabeza
de los mismos. Una vez ahuecadas pueden ser utilizadas como recipiente, para tomar mate
o llevar agua, aceites, granos y harinas, entre otros. Si se las corta longitudinalmente
funcionan como fuente, cuchara, cacerola, vaso o cantimplora. Se las utiliza también para
fabricar instrumentos como cajas, tambores, kalimbas, cencerros, instrumentos de cuerda
y llena de sus semillas si se agita es una marca.
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De acuerdo con los testimonios y lecturas que pude recoger a lo largo de los años supe que, por ejemplo, tanto los Incas como los Guaraníes utilizaban desde hacia siglos las diversas formas de calabazas (mates) de acuerdo con sus necesidades. Como platos, jarras, vasos, sonajeros naturales, cunas colgantes, cornetas y botellas. (Scutellá, 2006, p. 84).
Generalmente las Lagenarias de cáscara gruesa son oscuras y las de cáscara delgada
suelen tener color más claro, pero por un proceso de tostado pueden adoptar cualquier
tono de marrón. Hay artesanos que utilizan técnicas de grabado, pirograbado o tallado y
las convierten en piezas de bisutería, lámparas, nidos para pájaros, macetas, juguetes y
en objetos ornamentales.
3.3. De la calabaza al recipiente para tomar mate
La fabricación de mates de calabaza presenta cierta evolución, no tanto como la producción
de yerba mate por ejemplo, que se debe principalmente a las nuevas exigencias del
mercado y el aumento del consumo de la infusión en diferentes regiones, no solo de
Latinoamérica sino del mundo. Aunque se podría decir que es un rubro semi
industrializado, ya que en algunos casos se incorporó el uso de herramientas manuales y
de maquinaria eléctrica, que facilitan y logran aportar cierta eficiencia en el trabajo, sigue
siendo una producción ampliamente artesanal, porque requiere de mucha mano de obra y
la mayoría de las técnicas utilizadas, específicamente de decoración, son tradicionalmente
las mismas que utilizaban las comunidades ancestrales y que contienen gran carga
cultural.
Para comenzar con la producción de mates se realiza una selección de las calabazas que
cumplen los requisitos para convertirse en recipiente. En esta primera instancia se
selecciona por tamaño, se suelen buscar calabazas medianas, también por morfología y
por aspecto de la calabaza, es decir si presentan colores desparejos o si están picadas o
rotas no se utilizan, y finalmente también se busca que la calabaza sea lo más gruesa
posible ya le aporta mayor durabilidad, lo cual depende del clima donde crecieron, en
general si hay sequia son más finas, de lo contrario si tienen más agua son más gruesas.
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Una vez realizada la selección el resto de las calabazas, que no cumplieron con los
estándares nombrados, son descartadas o dejadas de lado para realizar otras artesanías.
A continuación Dallacaminá (2012) menciona que se preparan las calabazas al seguir una
serie de pasos. Primero se lavan y se cepillan para dejar en óptimas condiciones su
superficie, esto puede realizarse de manera manual o con maquinaria industrial, luego se
pulen para generar brillo, generalmente con máquinas pulidoras de paño y con cera y
finalmente se abren, “para que la calabaza se convierte en mate hay que "abrirle la boca",
o sea, hacerle un corte transversal a la altura del estrangulamiento o algunos centímetros
más arriba, según la región” (Barreto, 2006, pp. 63-64). Según el tipo de calabaza, su
morfología y la región donde se corta surge el tipo de mate, lo cual se explica en el siguiente
subcapítulo ya que le aporta identidad al recipiente. Para abrirlos se selecciona el lugar
donde se realizara el corte y luego se utilizan herramientas que pueden ser una sierra, un
serrucho, un disco de corte de amoladora o un taladro con mecha de copa, entre otros,
para realizar el corte, los sobrantes de las calabazas también son descartados. Luego se
procede a limpiar el interior, se le sacan las semillas y la pulpa seca, se terminan los bordes
de la boca con una lija o escofina para que queden más prolijos y finalmente se lustra y
vuelve a pulir el exterior para lograr la terminación final.
A partir de esta instancia la calabaza podría utilizarse como reciente para tomar mate
siempre y cuando haya sido curada, pero existen una serie elementos y pasos posteriores
que se les aplican tradicionalmente para aportar cierto valor agregado estético, funcional y
cultural, que se explican en el siguiente subcapítulo.
Antes de empezar a utilizarlos, los mates tienen que ser curados, sea para dulce o amargo.
Es un paso importante y que solo se realiza cuando los mates son naturales, como los de
calabaza o madera. La curación consiste en quitarle el gusto amargo y astringente propio
de la planta, para darle un buen sabor en su uso futuro. Una de las formas más comunes
de curar un mate, aunque existen varias alternativas con resultados similares, consiste en
llenar diariamente el mate nuevo con yerba utilizada de otro mate. Se debe dejar 24 horas,
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y repetir la operación durante tres días, sustituyendo la cebadura, y con esto se logra que
se afloje el hollejo del interior que es la parte amarga del mate. Llegado el último día se
quita la yerba y se raspa el interior de mate con una cuchara o con la bombilla y se lo deja
secar, de esta manera el recipiente queda listo para utilizarse.
Existen otras técnicas que prácticamente ya no se utilizan, como la de enterrar el mate,
curarlo con humo o con cenizas. El mate dulce se cura con azúcar, a la que se le echa una
brasa encendida, se lo sacude y luego se realiza la misma operación de curación del mate
amargo (Barreto, 2006).
Otras cosas que se deben tener en cuenta con el uso del mate de calabaza es que se debe
tener el cuidado de limpiar el mate siempre que se usa porque dejar la yerba usada en el
recipiente le da gusto ácido, Scutellá (2006) afirma que “el periodo de descomposición de
la yerba mojada oscila entre las 72 y las 96 horas. Este lapso se reduce a 48 horas cuando
la yerba fue endulzada” (p. 89). Para quitar la yerba del mate, se utiliza la propia bombilla
y se raspa su interior, es una de las razones por las cuales se seleccionan calabazas con
paredes gruesas que tienen mayor durabilidad.
3.4. Elementos de identidad del mate
Existen ciertos elementos principalmente morfológicos, pero también decorativos y
funcionales, que le aportan identidad al mate de calabaza, más allá de la nobleza y
autenticidad de su materialidad natural.
Debido a la diversidad de formas y tamaños de las calabazas que se utilizan para realizar
los recipientes, se pueden dividir fundamentalmente en tres diferentes categorías definidas
especialmente por la morfología de las mismas, y según el lugar donde se corten, también
surgen distintos tipos de mates. Los pueblos originarios que utilizaban los frutos de las
Lagenarias, distinguían varios tipos de calabazas o mates. A los pequeños o medianos,
por su forma periforme parecida al fruto de la pera, aunque algo más oval o redondeada,
le decían puru o poro, también se le llama mate pera o mate paraguayo. Según afirma
Scutellá (2006) es la calabaza mate más comercial, quizás el que le dio la forma clásica al
58
recipiente, y se puede cortar en su región distal, es decir la base de la calabaza, para
conformar el mate pico poro el cual no es muy común, o en la región proximal, que se
refiere al extremo desde el cual está unido por el tallo a la planta, para generar el recipiente
que se denomina generalmente como mate poro, pera o criollo, el cual solía ser utilizados
en el campo para tomar mate dulce.
A las calabazas de mayor tamaño, también periformes pero que presentan una
estrangulación natural con una sección de forma redonda y al otro lado otra sección más
grande de forma ovalada, se las llama porongo, palabra que deriva del quichua
purungu. Los guaraníes en su propio idioma la llamaban yeruá. El recipiente o mate
porongo se obtiene al recortar la calabaza justo antes de la estrangulación natural yendo
de la región distal a la proximal. De esta manera se obtiene un mate que tiene una base
más angosta que la boca, que es ancha siempre, y justo antes de la boca tiene una
estrangulación natural. También se lo llama mate bocón, mate de boca ancha o según se
lo denomina en Brasil, mate camionero o cimarrón. Se lo llama así ya que los camioneros
lo suelen utilizar por su forma, ya que según explica Lorenzo (2010) “esta característica
protege al cebador de los derrames involuntarios. Lo que hace especialmente propicio para
camioneros que no tienen que temer que un pozo o un movimiento imprevisto haga que se
les derrame encima la yerba” (p. 30). Utilizado en el sur de Brasil, de donde es su origen,
en muchos casos un solo mate es consumido por varias personas, ya que debido a su
tamaño contiene suficiente agua como para compartir. En el litoral argentino puede
encontrarse una variante con el corte realizado en el cuello, de boca cerrada, al que se lo
llama pico porongo y también otra variable con el corte realizado en la sección globosa
antes de la estrangulación a la que se lo llama mate falso poro.
Para finalizar se puede encontrar también la calabaza tipo galleta, que es de forma chata
como si fuera una esfera aplastada, y con paredes interiores muy lisas. Se pueden
reconocer tres tipos de galleta, una es extra chata, la otra intermedia, ambas carecen
absolutamente de cuello, aunque el tercer tipo puede llegar a tener un cuello que adquiere
59
un curioso desarrollo, largo y curvado, por lo que se lo conoce como mate con pico o asa.
A los mates galleta se los corta para producir la boca en la región ventral, es decir en su
lateral.
Suele ser considerado el recipiente por excelencia para bebedores de mate amargo. Adquiere el nombre de “galleta”, ya que su forma es similar a la de un pan de campo denominado así. Necesita tener una base donde apoyarse. Cuando lo consumimos tenemos que sostenerla con las dos manos. (Lorenzo, 2010, pp. 29-30).
Al tener forma redondeada este mate no se para solo, y al igual que otros tipos de mates
de calabaza como el porongo, precisa siempre de un posamates. Es un elemento
desmontable que permite apoyar el mate en el sin que se caiga. Los mismos suelen ser
fabricados de metal, cuero o mimbre.
Existen mates de calabaza forrados por fuera con cuero, un trabajo de talabartería
realizado por muchos artesanos. Explica Barreto (2006) que estos revestimientos tienen fin
decorativo y que por su forma muchas veces le aporta una base que le da estabilidad al
mate, pero originariamente era una técnica usada en el campo para conservar los
recipientes de calabaza, llamada retobar o embuchar. Consistía en revestir el mate con un
buche de gallina o pavo, vejiga de oveja o cerdo o bolsa testicular de vacuno. Después se
dejaba secar al sol, provocando la total adherencia a su superficie. La calabaza llena de
yerba húmeda, si se cae y golpea contra un elemento duro, se puede quebrar o fisurar, al
estar recubierta por cuero es más resistente.
Otro elemento decorativo y funcional que se utiliza para evitar el desgaste prematuro en la
superficie de la boca del mate, que se ocasiona con el roce de la bombilla principalmente,
es la virola. Es básicamente un aro de aluminio, plata o acero inoxidable que se coloca a
presión en la boca del mate a forma de protección. Inicialmente era un trabajo de platería
que realizaban los artesanos pero gracias a los avances en la producción también se
pueden encontrar fabricados industrialmente, de diferentes diámetros y materiales. El
trabajo de platería criolla es también característico para la ornamentación de los mates de
calabaza, además de las virolas se suelen incorporar también incrustaciones y
recubrimientos de distintos metales como la plata, oro, alpaca, aluminio y acero inoxidable.
60
La técnica también se utiliza para fabricar bombillas y otros elementos relacionados en el
mate.
Tanto las piezas metálicas de protección como la calabaza pueden estar talladas o
buriladas, es decir que se utilizan ciertas técnicas de desbaste y esculpido con diferentes
herramientas, para ornamentar los componentes. Lorenzo (2010) menciona que las
técnicas y el arte por decorar estos elementos provienen de las comunidades ancestrales.
“Los incas lo hacían utilizando esquematizaciones geométricas en las que incorporaban
figuras animales y humanas, que luego fueron sustituidas por flores, frutas, y demás
elementos y paisajes naturales” (p. 28).
Por otro lado los guaraníes ataban fibras vegetales o tientos a los frutos de la Lagenaria
siceraria durante su crecimiento, para intervenir su morfología, deformarlos y de esta
manera generar diferentes y llamativas secciones globosas en el fruto a medida que
aumentaba su tamaño, así conseguían lo que hoy se conoce como mates lobulares,
globulares, poliglobulares, mates de atar o moldeados. En un momento cuando la demanda
de mates de calabaza disminuyó por la competencia de los mates de plata, diferentes
artesanos comenzaron a desarrollar nuevamente el mate de atar o moldeado siguiendo la
técnica de los guaraníes, las extrañas configuraciones globulares que se desarrollaban en
la calabaza luego se adornaban con cintas de plata u oro, pero dejaron de utilizarse debido
a la dificultad para higienizarlos (Lorenzo, 2010, p. 31).
Estas técnicas influyeron en los artesanos y principalmente en el gaucho, que se encargaba
de reproducir motivos naturales y propios como la doma, la yerra, el fogón, el rancho, y
también utilizar cueros y fibras naturales para adornar los mates.
Dentro del ámbito de los mates retobados y con virola, se caracterizan los uruguayos, como
el mate imperial en el cual se plasman diseños personalizados generalmente con trabajo
de platería sobre la virola y el mate torpedo, de forma redondeada, boca más cerrada y
virola de acero.
61
Al cabo de un tiempo de estar tomando mate la yerba empieza a perder su sabor, se lava.
La espuma es lo esencial en un buen mate, cuando deja de hacer espuma quiere decir que
se está comenzando a lavar. La morfología del mate puede afectar en cierta medida a que
ocurra con mayor frecuencia o no.
La duración de la cebadura está en relación directa con el tamaño del mate y la calidad de la yerba, y en relación inversa con el ancho de la boca, pero fundamentalmente, depende de la habilidad del cebador. Este precisa estar atento para que el mate no se caliente demasiado o no se enfríe, manteniendo el intervalo adecuado entre mate y mate. (Barreto, 2006, p. 18).
Aunque el recipiente donde el mate es consumido se ha ido diversificando ya que se
pueden encontrar en distintos tamaños, diseños y materiales, la calabaza, que fue el primer
recipiente en el que se tomó esta infusión, forma parte de la rutina diaria de muchas
personas que eligen no cambiarla por ningún otro tipo de recipiente. Ante el avance de la
tecnología y el conocimiento, los cambios son inevitablemente necesarios.
En la actividad yerbatera por ejemplo, los hábitos culturales demoraron muchas mejoras,
ya que las mejores yerbas se lograban con métodos artesanales, pero muchos de esos y
otros conceptos fueron quedando atrás, algunos por necesidad, por ejemplo por la escasez
de leña, que se utilizaba en el proceso de secado, y otros movidos por los nuevos
descubrimientos. El diseñador industrial tiene el enorme desafío de desarrollar soluciones
que permitan mejorar las condiciones de trabajo y el rendimiento de la producción siempre
con respeto hacia las técnicas originales.
A modo de conclusión la elaboración de mates de calabaza necesita de cierta innovación
no solo para mejorar la calidad y eficiencia en la producción, específicamente en la
situación de descarte de las calabazas que no cumplen las condiciones para convertirse
en recipiente, sino también para revalorizar y mejorar las técnicas artesanales utilizadas,
que aportan una identidad tan particular a los mates de calabaza y que se suele perder
cuando se fabrican en otros materiales o con otros diseños. El mate de calabaza tiene
tradición y hace honor a la costumbre de los pueblos originarios.
62
Capítulo 4. La producción de mates de calabaza en Argentina.
El siguiente capítulo del Proyecto de Graduación da lugar al trabajo de campo. El mismo
se desarrollará a partir de los distintos métodos que se utilizaron para obtener información
acerca de cómo funciona la producción de mates de calabaza en Argentina, desde el cultivo
del fruto hasta el producto finalizado, la evolución e innovación que se detecta en sus
métodos de fabricación, y finalmente su desarrollo y desempeño en el mercado. Para
lograrlo, se realizaron una serie de entrevistas a distintos productores, artesanos,
emprendedores y vendedores del rubro, de los cuales se obtuvo información real y
surgieron las variables correspondientes para entender ciertas problemáticas del sector,
así como elementos que no se deben dejar de lado a la hora de diseñar. A su vez se
realizan observaciones sobre los productos relacionados disponibles en el mercado, y se
analizan tres diferentes casos que permiten comparar e identificar distintas situaciones
donde la producción, el artesano y la innovación son ejes centrales para comprender el
contexto de la producción en Argentina y su situación.
4.1. Funcionamiento del cultivo de las calabazas
La producción de mates de calabaza en Argentina, y en general, comienza con el cultivo
de la Lagenaria siceraria, planta de la cual se obtienen los frutos que, una vez secos, se
trabajan con distintas técnicas, principalmente artesanales, para obtener los recipientes
donde se toma la infusión de yerba mate.
No se conoce con exactitud cuándo, ni de qué manera surge la planta del mate pero, desde
el inicio crecían de manera silvestre en distintas zonas del país, y los frutos se utilizaban
principalmente por los indígenas como recipiente para tomar mate, también para
transportar agua, distintos líquidos y alimentos. Con el paso del tiempo se comenzó a
sembrar de manera controlada, ya que hay algunos tipos de calabazas que tienen mayor
demanda y son más comercializables que otros.
Si bien la siembra de la Lagenaria siceraria se realiza desde hace milenios en distintas
partes del mundo, no presenta gran evolución en cuanto a sus métodos y prácticas de
63
cultivo. Son pocos los estudios que se pueden encontrar que traten del tema, y por lo tanto,
esta falta de conocimiento en el área afecta directamente la calidad y la cantidad de los
frutos que se obtienen por planta, de modo que cada productor individual experimenta por
cuenta propia y genera su propia genética de calabazas, a partir de la selección de semillas,
que le permitan obtener frutos de calidad, tamaño y morfología que se adapten a su
demanda.
Es una planta que depende principalmente del clima para obtener frutos idóneos. Puede
crecer en casi cualquier provincia del país, aunque los lugares óptimos para su cultivo se
sitúan a la altura del paralelo 28, entre las provincias de Chaco, Santa Fe, Corrientes,
Santiago del Estero y Misiones aproximadamente.
Al rededor del año 1910 las calabazas utilizadas en Argentina se obtenían principalmente
de Paraguay, ya que en esa época todavía no se conseguían frutos cultivados a escala
comercial dentro del país. Se podían obtener en el puerto de Buenos Aires y por la zona
de constitución, donde llegaban mujeres paraguayas con bolsas llenas de calabazas del
estilo pera, y se dedicaban a su venta. No es casualidad entonces que el tipo de calabaza
que más se cultiva y se utiliza en Argentina es del estilo pera paraguaya, que es la que le
dio la forma clásica al mate, aunque también se cultiva del tipo porongo, y del tipo galleta.
Según la información obtenida de las distintas entrevistas realizadas, la variedad con mayor
demanda es la calabaza porongo, que se utiliza para realizar mates de boca ancha
principalmente, y suelen obtenerse en su mayoría de Brasil, debido a que el clima donde
se cultivan genera frutos de mejor calidad y con paredes considerablemente gruesas.
En Argentina las calabazas que abastecen la mayor parte del mercado son cultivadas a
campo abierto, es decir directamente sobre el suelo, al descubierto, como plantas rastreras.
De acuerdo a la información obtenida en la entrevista realizada a la Licenciada en
Desarrollo Local y Regional, Mayra Catalini, se detalla que se cultivan del mismo modo que
las calabazas comestibles, se pueden sembrar manualmente o con máquinas sembradoras
64
de grano grueso, la misma que se utiliza para sembrar maíz o girasol (Comunicación
personal, 8 de octubre, 2020).
Como se explicó anteriormente el cultivo es ampliamente afectado por el clima, entonces
dependiendo de la zona del país donde se cultive se obtienen mayores o menores
rendimientos. Por ejemplo la zona sur de la provincia de Buenos Aires, específicamente en
Tres Arroyos donde cultiva el equipo de AgroMate, no posee el clima ideal para el cultivo
de las calabazas, aunque las plantas se adaptan bien, pero “encuentran como principales
factores adversos el frío nocturno y la falta de precipitaciones estivales, lo que conlleva a
una menor calidad final del mate” (M. Catalini, Comunicación personal, 8 de octubre, 2020).
La cantidad de frutos que se producen por planta también cambia según la especie. En
promedio la variedad perita genera entre cinco y diez frutos por planta, mientras que la
variedad porongo produce entre dos a siete por planta. Por lo tanto en una cosecha
promedio se pueden obtener 50.000 peritas o 20.000 porongos por hectárea.
En cuanto a las etapas del cultivo, se presentan adelantos tecnológicos como la utilización
de maquinaria para sembrar, el transporte o el control de plagas, similares a otros procesos
de agricultura, pero el mayor desafío se presenta durante la cosecha, ya que es la única
labor que no puede mecanizarse y debe realizarse totalmente a mano, cuando la planta
muere y los frutos ya secos quedan distribuidos en el piso, por lo tanto requiere de mucha
mano de obra que suele ser local. Una vez que las calabazas son recolectadas se
amontonan en una zona determinada, y se procede a realizar una primera selección en la
cual se descartan las calabazas que presentan daños estructurales o de podredumbre. Las
que logran superar esta instancia luego se lavan, que es una tarea que también se realiza
de manera manual en la mayoría de los casos, aunque en algunos se utiliza cierto tipo de
maquinaria que permite agilizar la tarea y reducir la cantidad de mano de obra, como se
analizara posteriormente en el caso de la Matera Argentina. Finalmente se clasifican por
tamaño y calidad, y se comercializan durante el año según la demanda. Mayra Catalini
explica que “Cuando hay excedente de producción suele quedar un stock, pero el mismo
65
se almacena y comercializa posteriormente ya que la calabaza mate se puede conservar
muchos años en perfecto estado” (Comunicación personal, 8 de octubre, 2020).
Solo un diez por ciento del total final de las calabazas cosechadas se selecciona para
realizar mates, otro porcentaje es descartado por falta de cualidades de los frutos y el resto
se destina a otros tipos de mercados en los que se generan diversas artesanías, que varían
desde macetas, cuencos, azucareras, yerberas, lámparas, nidos para pájaros y elementos
de decoración, hasta instrumentos musicales, como los shekeres y las maracas.
Las cualidades que se buscan en las calabazas que se destinan a la elaboración de mates
son la uniformidad en tamaño y forma, y una pared lo más gruesa posible. Además se
busca que la superficie del mate no tenga picaduras o detalles que afecten su estética.
Estas mismas cualidades de uniformidad, tamaños y formas dependen principalmente de
la genética y de la selección de variedades realizadas por el productor, lo cual conlleva un
largo y arduo proceso. A su vez son la principal causa de que una gran cantidad de
calabazas no se utilicen para convertirse en recipientes debido a que no cumplen con los
requisitos antes especificados. Cabe destacar que las distintas variedades se cruzan entre
sí, y producen resultados de frutos muy diversos, es por eso que en ciertos casos se evita
la asociación de especies para impedir cruzamientos indeseados.
Existen también en el país una gran cantidad de casos en los que los mismos artesanos
cultivan sus propias calabazas para realizar sus artesanías. Los cultivos en estos casos se
realizan en menor proporción y suelen llevarse a cabo en espaldera a partir de mallas
electro soldadas comúnmente utilizadas en las obras de construcción, donde la planta se
enreda y trepa, y como se mencionó en el capítulo anterior, mediante este sistema se
consigue gestionar mejor los espacios durante su cultivo, lo que permite obtener calabazas
de mejor calidad. Cuando los frutos crecen, cuelgan de la espaldera, esto también permite
una mejor manipulación de los mismos a lo largo del proceso de cultivo. Se recomienda en
estas situaciones sembrar un mínimo de tres plantas para asegurar una correcta
polinización entre las mismas y obtener un mayor rendimiento.
66
4.2. La producción de mates de calabaza
El siguiente paso una vez obtenidas las calabazas con las cualidades necesarias, es la
elaboración del recipiente que se utiliza para tomar mate. En Argentina la etapa de
producción de mates de calabaza se realiza en su mayor parte de manera artesanal y se
conservan las técnicas tradicionales de fabricación, a excepción de algunos casos que son
los que abastecen al sector mayorista, en los que se logró incorporar cierta maquinaria,
que no es específica para la producción, pero que se adapta a las tareas que se realizan y
logra agilizar en cierto punto la fabricación. Los mates en este caso suelen ser simples y
con menor ornamentación lo que permite ahorrar pasos y tiempos de producción, pero aun
en este rubro semi industrializado se requiere de gran cantidad de mano de obra y de
artesanos que conozcan las técnicas tradicionales para trabajar los mates y otorgarles el
valor agregado que se requiera, como los burilados, grabados, el retobo, tallado y la
incorporación de ciertos ornamentos.
La producción se rige principalmente por las variedades de las calabazas, sus tamaños y
morfologías. Al ser un fruto que crece de manera natural, del cual existen una gran cantidad
de variedades, se pueden seleccionar a grandes rasgos por escala y cierta uniformidad de
morfologías, pero nunca se van a encontrar dos frutos iguales debido a que las
dimensiones, las formas y las variedades cambian por distintos factores de la naturaleza,
el clima y la genética. Esta situación genera que los artesanos y los productores
condicionen sus técnicas y métodos de producción a las cualidades de los frutos obtenidos,
por lo tanto se puede estandarizar en cierto punto su elaboración pero nunca a un cien por
ciento.
Los artesanos tienen la posibilidad de adquirir las calabazas de diferentes mercados
nacionales e internacionales que comercializan principalmente en grandes cantidades. Se
pueden conseguir las distintas variedades cerradas o con la boca ya abierta, y se suelen
distribuir en bolsas surtidas con distintos tamaños y cantidades o también bolsas con
selecciones específicas de tamaños chicos, medianos o grandes, con distintas cantidades.
67
Principalmente en Argentina existe una amplia demanda de calabazas de tamaño mediano,
aunque no es seguro que todas las calabazas que se obtienen tengan las cualidades
necesarias para convertirse en recipientes y por lo tanto durante el proceso de selección
muchas calabazas se dejan de lado.
Como se mencionó anteriormente, ciertos artesanos también tienen la posibilidad de
generar sus propios cultivos y obtienen de los mismos las calabazas para realizar sus
artesanías, aunque también están condicionados por las cualidades de uniformidad y
tamaño de los frutos que obtienen.
Los tiempos de producción en la elaboración de mates de calabaza varían principalmente
de la habilidad, agilidad y técnicas del artesano que los realiza. Aunque existen en paralelo
las condicionantes que establecen las variedades de calabazas que se utilizan, ya que de
las mismas y de sus cualidades surgen los distintos tipos de recipientes. El artesano, al
depender del tipo de calabaza, su morfología y su tamaño, define el tipo de mate que va a
realizar, y por ende las técnicas y el tiempo de elaboración correspondientes para los
mismos, lo que requiere de cierta experiencia y conocimiento que generalmente se
adquieren con la práctica y el aprendizaje. Cada artesano imprime en los mates su propia
identidad ya que conoce y trabaja con distintos tipos de técnicas personalizadas y
materiales tradicionales. Se utilizan técnicas como el burilado, proveniente de Perú, que
consiste en hacer finas incisiones por medio del desbaste sobre el mate, con un buril o con
distintos tipos de gubias, para crear dibujos que generalmente representan escenas
relacionadas con la vida del campo o elementos de decoración florales y gauchescos.
Estos mismos elementos se plasman al utilizar técnicas como el grabado, repujado y
cincelado en las virolas o en distintas piezas metálicas que se incorporan en los mates. El
retobado, que consiste en cubrir la calabaza con distintos tipos de cueros, también es una
técnica utilizada, principalmente en los mates de estilo uruguayo.
Al igual que las calabazas, las decoraciones aplicadas mediante las distintas técnicas
nunca van a ser exactamente iguales en todos los recipientes. Los artesanos se distinguen
68
unos de otros por trabajar con diferentes técnicas tradicionales, distintos tipos de metales,
como la alpaca, la plata, el oro, el acero o el bronce, distintos tipos de cueros que pueden
ser de origen animal o sintético, y también por plasmar en la ornamentación diferentes
motivos que remiten a sus historias o elementos de referencia personales. Los elementos
mencionados se utilizan para agregar valor y distinción pero también requieren de gran
cantidad mano de obra, tiempo de elaboración y herramientas específicas muchas veces
desarrolladas por los mismos artesanos.
4.3. Estudio de casos
En el siguiente apartado se realiza un relevamiento de tres casos distintos dedicados al
diseño y fabricación de mates de calabaza. A través de este análisis se podrán obtener
datos sobre cómo se diseñan, sus distintas características, las tendencias en el mercado,
la innovación, el valor que aporta cada etapa de la producción artesanal o semi
industrializada, sus falencias o puntos débiles y también sus aciertos. Se debe focalizar el
análisis en estos últimos para lograr, con el diseño realizado en este Proyecto de Grado,
un producto superador que busque optimizar la producción pero que a su vez respete los
valores culturales tradicionales.
4.3.1. La Matera Argentina
La Matera Argentina es una empresa que se dedica hace casi treinta años a la fabricación
artesanal de mates de calabaza, bombillas y artículos regionales. Fue fundada como un
emprendimiento familiar en Mar del Plata por Fabio Petrucco, un artesano que antes
trabajaba con metales, y el mismo emprendimiento evolucionó a lo largo del tiempo junto
con sus métodos productivos y los mercados en los que se volcaron.
Para comenzar con la elaboración de los mates consiguen sus propias calabazas del estilo
perita, las cuales son cultivadas en el Chaco en la localidad de Hermoso Campo, en zona
de monte, que según afirma Petrucco en una entrevista publicada en YouTube el tres de
mayo de 2012, realizada por Mostrando lo Nuestro, suelen tener paredes más gruesas que
las que se cultivan a campo abierto. Las calabazas se cosechan a mano luego de las
69
primeras heladas, cuando la planta muere y los frutos ya secos quedan en el piso. Se apilan
en un sector determinado, se realiza una primera y amplia selección para dejar de lado las
que están feas o rotas, luego las restantes se cargan en un camión y se llevan a la fábrica
ubicada en Mar del Plata.
La fábrica cuenta, en una primera instancia, con un sector de clasificado y lavado de
calabazas. En esta etapa todas las calabazas son lavadas y cepilladas en una lavadora
eléctrica de tambor rotativo con recirculación de agua, que se carga y descarga
manualmente. La operación permite quitarle la suciedad externa a las calabazas, y a su
vez detectar imperfecciones en su cascara una vez limpia. En el siguiente paso, las
calabazas ya limpias, se vuelcan y se mueven manualmente en una seleccionadora,
fabricada de manera artesanal, que las subdivide por tamaños y reúne las selecciones en
distintos canastos. Luego un operario vuelve a realizar otra selección, primero a vista, y
deja de lado las calabazas con fallas en su cascara o que no tienen buena forma, que son
posteriormente descartadas en su mayoría, y luego por tamaño al utilizar otra
seleccionadora fabricada de manera artesanal con caños de PVC de seis distintos
diámetros donde las calabazas son introducidas para definir su circunferencia total y por
ende su tamaño final correspondiente.
Todos los procesos de selección por tamaño requieren de gran cantidad de tiempo trabajo,
mano de obra y cierto herramental que se fabrica generalmente por los mismos artesanos
para agilizar su propia producción. Como se mencionó en el subcapítulo del funcionamiento
del cultivo de las calabazas, se obtiene un amplio número y variedad de frutos por hectárea,
por lo tanto en este caso particular solo se seleccionan las mejores calabazas,
principalmente de tamaño medio, para la producción propia de mates. El resto, según su
calidad, son descartadas o empaquetadas en bolsas y subdivididas por distintos tamaños,
calidades y cantidades que se venden como insumo para otros artesanos que no tienen
cultivos propios. Cabe destacar que recolectan las semillas de sus mejores calabazas para
utilizarlas en las futuras siembras y de esta manera mejorar la genética de sus frutos.
70
Antes de abrirles la boca para formar los recipientes, las calabazas son pulidas y teñidas
con distintos colores, como marrones, verdes y rojos. Una vez realizado este procedimiento
abren la boca al utilizar un taladro de banco modificado artesanalmente con tres ejes. El
central se utiliza para perforar la calabaza con una mecha copa, las mismas varían y se
intercambian según tamaño de las calabazas. Un segundo eje contiene una herramienta
que permite raspar el interior de la calabaza para quitar la pulpa y las semillas, y a su vez
fresar el borde de la boca, lo cual permite la correcta colocación posterior del aro protector.
El tercer eje giratorio permite sostener la calabaza para realizar un pulido final. A su vez
todo el procedimiento cuenta con un sistema de aspiración del polvo mediante mangueras
y caños de PVC. Este tipo de maquinaria adaptada demuestra la capacidad de ingenio de
los artesanos, dispuestos a realizar cambios que les permitan agilizar su producción.
Los mates que fabrican son del estilo criollo. El procedimiento final para su elaboración
consiste en engarzar las calabazas con alpaca, bronce o acero inoxidable. Estas piezas
compuestas por tres flejes verticales lisos o labrados, unidos a una base que envuelve la
calabaza, y que pueden tener, según del modelo, tres patas torneadas, son elaboradas
dentro de la fábrica, y cumplen una función tanto estética como funcional, ya que sirven de
base para sostener el mate y a su vez fijar el aro que se coloca en la boca del mismo. Toda
la operación es realizada por un artesano que utiliza herramientas manuales, como pinzas
por ejemplo, para fijar el ensamblaje. El último procedimiento consiste de un pulido final
con una amoladora de banco, disco y cera de pulido, principalmente en los metales, a los
que luego se les pasa un paño con silicona para que se mantengan por mayor tiempo sin
ennegrecerse.
Presentan distintos modelos de mates, con sutiles variaciones. Algunos también se graban
con un torno manual eléctrico y otros incorporan una pieza extra de madera, con forma de
moneda encasillada en un aro metálico, en la que se pueden grabar en laser distintos logos.
Debido a que se vuelcan al mercado de regalos empresariales, esto les permite
personalizar los mates según el pedido de la empresa. Se dedican también a la venta de
71
insumos para artesanos, los mismos consisten de calabazas, aros metálicos, bombillas y
distintas piezas metálicas para engarzar los mates. Su presencia en el mercado se da
principalmente a partir de terceros que compran sus productos para la reventa.
4.3.2. Regionales PP
Es una empresa fundada en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, por la familia Santoro en
el año 2001. Comenzaron con la elaboración artesanal y venta de mates de calabaza
retobados, también cintos y llaveros fabricados con los sobrantes de los cortes del cuero
utilizado para retobar. Luego incorporaron el mate de pezuña que solo se vendía en
Uruguay, la fabricación de posa mates de alambre y los portatermos. Con trabajo,
dedicación e ingenio crecieron y optimizaron su producción hasta convertirse en una
industria que abastece a una buena parte del país. Su producción se expandió a una gran
cantidad y variedad de productos regionales, y mediante la modernización y la utilización
de maquinaria industrial, lograron agilizar las tareas y los procesos de elaboración de los
productos que requieren una gran cantidad de mano de obra.
La principal producción de Regionales PP se enfoca en los mates y los portatermos,
aunque su producto estrella, por así decirlo, es el mate de vidrio soplado. Fue inventado y
desarrollado por la empresa en el año 2007 como propuesta ante la situación de que los
catadores de yerba utilizaban vasos de vidrio genéricos para realizar la degustación ya que
mantenía fielmente el sabor original de la yerba. Ante la situación surge el mate de vidrio
soplado que permite a los catadores realizar sus degustaciones en un mate propiamente
dicho, pero que conserva el sabor original de la yerba, lo que no ocurriría con un mate de
calabaza por ejemplo.
Poco a poco el mate de vidrio fue adoptado y aceptado por la sociedad, aunque es difícil
incorporar nuevos productos, que rompen en cierto punto con los esquemas ya
establecidos dentro de un rubro tan artesanal y tradicional. Es por eso que el principal
desafío a la hora de desarrollar el mate se encontró, por un lado en lograr una producción
industrializada, que permitiera optimizar los procesos para lograr cumplir con las exigentes
72
demandas del mercado, pero a su vez mantener también ciertos elementos de las técnicas
tradicionales de producción que le aportan un valor cultural al mate y aceptación dentro de
la sociedad. Para ello lograron desarrollar diferentes modelos de mates, con proporciones
estandarizadas, que mantienen los tamaños y las curvas de los mates de calabaza
originales y que remiten a ellos. Los mismos modelos se encuentran registrados en el
Instituto Nacional de Propiedad Industrial, lo que les permite asegurar que cumplen con las
normas de seguridad y calidad. Ciertos modelos también se distribuyen con virolas
metálicas y forrados en distintos tipos de materiales sintéticos, lo que remite al retobo en
cuero de los mates originales de calabaza, aunque al ser un recipiente de vidrio fabricado
industrialmente con las mismas proporciones de tamaño y forma, les permitió también
estandarizar los recortes de cuero que se utilizan para forrarlos, y por ende prever cuanto
material se necesita para cada producto específico. A diferencia de los mates de calabaza
para los que se debe realizar un recorte de un tamaño particular para cada recipiente, ya
que los frutos no son iguales unos con otros, entonces nunca se sabe cuándo material se
va a utilizar con exactitud.
La empresa cuenta aproximadamente con 150 modelos distintos de mates forrados que se
fabrican al utilizar, en algunos de sus procesos, maquinaria industrial como balancines,
prensas, alimentadores automáticos y matrices para los recortes de los forrados, lo cual
les permite agilizar su producción y cumplir con el abastecimiento al mercado. Aunque es
importante destacar que de igual manera dependen de una gran cantidad de mano de obra
para ciertas instancias de la producción, como por ejemplo en la aplicación de los
adhesivos para forrar los mates, las costuras y la incorporación de la virola. Según explica
Francisco Santoro en una entrevista publicada en YouTube el 29 de octubre de 2012,
realizada por Martín Oleinizak, para producir veinte mates por día necesitan de una
persona, para producir doscientos necesitan de diez y así sucesivamente, la mano de obra
conforma un eslabón importante y necesario dentro de la producción.
73
La incorporación de distintos tipos de forrados, virolas y diseños, son elementos que
remiten a los mates de calabaza y las técnicas que se utilizan para elaborarlos, sin ellos el
mate de vidrio no tendría la misma carga cultural, y por lo tanto no se hubiera integrado de
la misma manera en un mercado tan conservacionista, a su vez la estandarización de su
tamaño y forma permite obtener mayor eficiencia productiva.
Regionales PP depende de la mano de obra para su producción, pero a su vez
maquinizaron e industrializaron una gran cantidad de procesos, lo que les permitió agilizar
y optimizar sus instancias de elaboración para introducir una amplia cantidad y variedad de
productos regionales en el mercado.
4.3.3. El mate milagroso
Grupo Bondi, un estudio y taller de diseño argentino que comienza a trabajar en el año
2008, dirigido por Iván López Prystajko y Eugenio Gómez Llambí, ambos diseñadores
industriales recibidos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad
de Buenos Aires, que junto con la ayuda del agricultor Cristóbal Rodríguez, crearon el mate
milagroso, un producto experimental y artístico que surge de la intervención morfológica
del fruto de la Lagenaria siceraria durante su crecimiento, mediante la utilización de moldes,
que permiten generar mates con la forma de la cabeza del Papa Francisco.
Grupo Bondi se especializa en diseñar y producir objetos reivindicando el humor y el arte
como base para sus creaciones, sus productos van más allá de la funcionalidad dedicada
al consumo superficial e inmediato y tienen un fuerte rasgo de exageración, con cierta
perversidad en materia artística y con gran carga de identidad local. Buscan el universo
poético de los objetos cotidianos y es por eso que sus productos funcionan como un soporte
de expresión, que demuestran además la identidad de su estudio.
El proyecto del Mate Milagroso se desarrolló en la huerta experimental orgánica de la
Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, a partir del año 2015 hasta el
2018, bajo la supervisión y el asesoramiento del agricultor Cristóbal Rodríguez.
74
Se germinaron y cultivaron alrededor de 40 plantas de Lagenaria siceraria, en tierra
debidamente trabajada, con un correcto nivel de sol y con el adecuado espacio de
separación entre plantas. Las mismas se desarrollaron en espalderas con forma de arco.
En la etapa de crecimiento del fruto se incorporaron los moldes para producir la intervención
morfológica. La técnica del moldeado de frutos a partir de moldes plásticos comienza a
utilizarse en China y Japón, donde ciertos agricultores perfeccionaron el proceso y sus
elementos, al partir de las técnicas ancestrales de intervención morfológica. Se destacan
las reconocidas sandías cuadradas, las cuales además de tener un valor cultural
importante para la sociedad, se moldearon con esa forma para optimizar su transporte y
guardado. También se emplea la técnica en otros frutos como melones, calabazas,
naranjas, peras, manzanas y frutillas, entre otros, con una gran variedad de moldes que
suelen ser de policarbonato (PC), fabricados por inyección de plástico, que permiten
obtener morfologías diversas.
En este caso los moldes fueron producidos mediante la técnica de termoformado, en
plástico tereftalato de polietileno (PET), y se fijan entre sí con una serie de tornillos,
arandelas y tuercas. A lo largo de la experimentación algunos se modificaron para obtener
mejores resultados. En cuanto al diseño, decidieron incorporar la forma de una cabeza ya
que mate en lunfardo significa cabeza, y específicamente la del Papa Francisco porque
hace referencia a la aparición de un milagro de la naturaleza, en el fruto de la planta.
Desarrollaron otro modelo en el que utilizaron botellas de Coca Cola recortadas como
moldes, como propuesta de convertir un icono tradicional, como es el mate, en icono del
capitalismo.
Una vez que las calabazas crecieron en sus moldes fueron cosechadas aun verdes, pero
con el tallo seco, desmoldadas y almacenadas para su correcto secado. Obtuvieron
aproximadamente 50 frutos, aunque no todos fueron intervenidos morfológicamente, ni
tampoco todos los frutos intervenidos lograron obtener la forma final del molde. Finalmente
75
algunos de ellos se convirtieron en recipientes debidamente curados para poder tomar la
infusión.
El proceso y los resultados fueron expuestos en la muestra “La vida es dura pero no tanto”,
en el Museo Nacional de Arte Decorativo, en el año 2018.
4.4. Mercado de mates de calabaza, artesanales y semi industrializados
El mercado de mates de calabaza argentino cuenta con una gran variedad de productos
de diferentes características y calidades, con una amplia gama de artesanos y empresas
que se dedican a fabricarlos.
Como se explicó anteriormente la calabaza que se encuentra con mayor disponibilidad y
frecuencia en el mercado argentino, es la del tipo perita, y se puede conseguir tanto cerrada
para que los artesanos fabriquen sus propios recipientes a partir de las mismas, o ya
abiertas y trabajadas hasta cierto punto a partir del cual también se las puede continuar
ornamentando o engarzando. Se demandan principalmente calabazas de tamaño mediano
y de morfología uniforma, con las paredes lo más gruesas posibles, una combinación
relativamente difícil de lograr. Los mates de calabazas al descubierto sin ningún tipo de
ornamentación ni elementos extra, remiten a la simpleza y a la nobleza de la materia prima
natural, muchas veces poco valorada. Se pueden encontrar en distintos tamaños,
variedades y calidades, por ende su costo depende principalmente de ello, ya que la mano
de obra y el tiempo que se necesita para elaborarlos no es tanta como en otros tipos de
mate.
A su vez los mates de calabaza, que se destacan por su variedad de modelos, tipologías y
personalizaciones, se encuentran con una amplia competencia dentro del mercado, por
mates fabricados mediante otros procesos productivos y con diferentes materialidades
como el plástico, la madera o metales, que aportan distintas cualidades, modelos y diseños
con sus propios beneficios y contradicciones, y que son los sectores que presentan mayor
innovación en cuanto a los sistemas de producción, y los segmentos comerciales a los que
se vuelcan.
76
Cada vez más se comercializan mates industriales, pero cada vez más se escucha de personas que han comprado esos mates por ser más baratos y que vuelven a comprar los de calabaza y te dicen: “como el de calabaza no hay, tiene un gustito un noseque que lo hace único”. (N. Aberasturi, Comunicación personal, 15 de octubre, 2020).
El mercado de los mates de calabaza presenta una gran demanda de producción, aunque
a su vez elaborar los mismos productos requiere de gran cantidad de mano de obra y
tiempo, debido a que la industria funciona principalmente de manera artesanal, lo que no
ocurre con mates de plástico por ejemplo, pero los mismos no cuentan con las tan
apreciadas cualidades de la calabaza.
Se pueden encontrar a la venta mates de calabaza de un mismo modelo pero con
diferentes elementos que los componen, como las virolas, los grabados o tallados, los
forrados, entre otros. Se destacan los mates criollos, porongos o boca ancha y el tipo pico
porongo. Los mates galleta no se encuentran comúnmente a la venta. (Ver tabla 1, pág.
19, cuerpo C).
La diversa demanda de modelos de mates se rige principalmente por las modas y varía
con el paso del tiempo. En Argentina los mates con mayor demanda, en la actualidad, son
los de estilo uruguayo. Son mates de calabaza, que se obtienen del fruto tipo porongo,
retobados en cuero y con virola metálica. Existen tres modelos principales que son el
torpedo, el camionero y el imperial, que a su vez presentan distintas variaciones y
configuraciones particulares con respecto a los tipos de cueros con los que son forrados,
los materiales de las virolas y los elementos de ornamentación que suelen ser
característicos de cada artesano. Estos tipos de mates son elaborados en muchas regiones
del país, aunque según los datos obtenidos de la entrevistas realizadas a Nacho Aberasturi
y Santiago Venter, los porongos para realizarlos se importan principalmente de Brasil y el
norte de Uruguay (Comunicación personal, 15 de octubre, 2020). Suelen ser mates de
costo elevado debido a la variedad y cantidad de elementos que los componen y porque
requieren de abundante mano de obra, tiempo y experiencia para su correcta elaboración.
77
Por su parte, no se encuentra referencia de la presencia de mates moldeados ni el
moldeado de frutos en general en el mercado argentino, más que la experimentación
realizada por Grupo Bondi. Aunque en el mercado internacional se pueden hallar una gran
cantidad de tipologías, tamaños y modelos de moldes fabricados en distintos materiales y
mediante diferentes procesos productivos, que se utilizan para una amplia variedad de
frutos, esencialmente para lograr un cambio estético en los mismos, pero que no se
adecuan a la producción de mates de calabaza que se realiza en el país. (Ver tabla 2, págs.
20-22, cuerpo C). Lo que presenta un nicho con gran potencial, tanto comercial como
exploratorio. Es por eso que, mediante el análisis concreto del funcionamiento de la
producción en Argentina, los casos de estudio, y los moldes de intervención morfológica y
mates de calabaza más representativos del rubro y del mercado actual, se logran definir
los requisitos a seguir para el diseño del Proyecto de Graduación al reunir las cualidades
más apropiadas de los recursos mencionados anteriormente.
Aunque, la implementación de un sistema novedoso de producción dentro de un rubro que
tradicionalmente funciona con técnicas artesanales de gran carga cultural puede llegar a
ser complicado, si no se desarrolla de la manera correcta puede presentar rechazo o
simplemente falta de interés. Aunque lograría presentar aceptación si el sistema facilita la
producción de mates de calabaza desde la optimización de la producción, para obtener un
mayor rendimiento, con respeto y valorización hacia las técnicas tradicionales de
elaboración. Los entrevistados presentaron interés y positivismo ante la posibilidad de
implementar un sistema que permita uniformizar el tamaño de las calabazas para obtener
mayor rendimiento de frutos que se pueden utilizar como recipientes y que su vez
incorporen un diseño que remita a los procesos tradiciones de elaboración, sin necesidad
de realizar procesos posteriores que requieran de mucho tiempo y mano de obra.
78
Capítulo 5. Mate moldeado: optimizar la producción y respetar la tradición.
En el presente capítulo del Proyecto de Graduación se planteará y describirá el proceso de
diseño que tiene como objetivo el desarrollo de una propuesta de moldes de intervención
morfológica que buscan optimizar la producción de mates de calabaza pero a su vez
respetar ciertos elementos de las técnicas tradicionales y artesanales de fabricación. Para
ello se pretenden aplicar los conocimientos adquiridos durante la investigación que se
plasmó en los capítulos anteriores, que conforman el marco teórico, y a su vez los datos
que se obtuvieron de las entrevistas, los estudios de casos, las observaciones y el análisis
del mercado.
El descarte de calabazas que carecen de cualidades para convertirse en recipientes, el
tiempo y mano de obra que conlleva la selección de las calabazas ideales, la carencia de
valor de las calabazas recién cosechadas y sin ningún tipo de trabajo artesanal en
comparación con otros tipos de mates, son las áreas detectadas en las que se busca
intervenir para obtener mayor rinde, valor y mejoras dentro de la producción, pero que a su
vez no influyan de manera directa en el lenguaje y la identidad del mate de calabaza.
Por lo cual, a lo largo del siguiente capítulo del PG, se describirá el sistema de intervención
desde lo general a lo particular, al definir en una primera instancia la idea rectora que
integra las distintas soluciones y que da lugar al desarrollo del concepto final, luego el
contexto de aplicación y los usuarios junto con sus requisitos y necesidades, a continuación
se describen las decisiones de diseño que se tomaron y cómo estas influyeron en la
concepción estética, morfológica y funcional del producto, seguidamente los materiales,
componentes y procesos de fabricación, y finalmente los pasos a seguir para su correcta
aplicación. Se tendrán en cuenta los principios del diseño artesanal e industrial, el diseño
latinoamericano, la identidad cultural y la planificación de la producción mencionados a lo
largo del desarrollo del marco teórico.
79
5.1. Proceso de diseño
Para desarrollar un correcto proceso de diseño es necesario realizar una investigación en
profundidad que permita establecer un cierto orden, y a su vez sentar los requisitos y
parámetros que se deben tener en cuenta al momento de desarrollar el producto.
Por consiguiente durante el desarrollo del PG, se investigó acerca de las culturas, la
identidad, la globalización y los procesos productivos, todos interconectados entre si y
fuertemente afectados por el contexto de desarrollo y su evolución. A su vez se indago
acerca de la historia del mate para comprender el ritual, su lenguaje y su vínculo con las
culturas de las comunidades indígenas, de quienes surgen innumerables elementos que
se utilizan para el desarrollo de productos y el diseño. Por otro lado se analiza también la
producción artesanal, el cultivo de la Lagenaria siceraria y el proceso de producción de los
mates de calabaza en general y también específicamente en Argentina, para comprender
su funcionamiento, los agentes que influyen durante el desarrollo, y las posibles situaciones
donde el diseño industrial puede intervenir para generar soluciones. De esta manera cada
decisión que se tomó a lo largo del proceso de diseño posee un fundamento claro y
especifico, desde las elecciones de estética y funcionalidad, los materiales y las
tecnologías de producción, el contexto y los usuarios, hasta los métodos de aplicación y
modo de uso.
Al ser el recipiente para tomar mate, en este caso, un producto que se realiza de manera
artesanal a partir de un fruto natural con innumerables variaciones que dependen
principalmente de las condiciones climáticas, genéticas y de manejo de cultivos, es un
desafío para los productores y artesanos lograr eficiencia y automatización en su
producción ya que deben adaptar sus procesos a las características específicas de cada
calabaza para elaborar un recipiente que nunca es igual a otro. Por este motivo, como se
mencionó anteriormente, se dedica una gran cantidad de tiempo y mano de obra a la
selección de las calabazas ideales y es común que los frutos restantes se utilicen para
otras artesanías o se descarten ya que carecen de cualidades para convertirse en
80
recipientes, lo que genera desperdicio y poco aprovechamiento de los recursos. A su vez
las calabazas recién cosechadas y sin ningún tipo de trabajo artesanal en comparación con
otros tipos de mates, carecen de valor en el mercado, por lo que suelen necesitar de
procesos posteriores de ornamentación en esencia, para que aumente su cotización.
Al continuar con el concepto del fruto moldeado, que fue utilizado en un principio por los
guaraníes de manera rudimentaria y luego adoptado por otros artesanos, que también fue
desarrollado por los chinos y japoneses con moldes modernos para intervenir todo tipo de
frutos y específicamente realizar sandías cuadradas, y fue experimentado por Grupo Bondi
en el proyecto del Mate Milagroso, se decide utilizar esta técnica con un sistema que se
adapta en base a la investigación y las necesidades detectadas durante el Proyecto de
Graduación. El sistema consiste en aplicar moldes en los frutos de la planta Lagenaria
siceraria durante el proceso de cultivo, para que las calabazas se adapten a su tamaño y
forma a medida que crecen, y de esta manera obtener un mayor rinde de frutos que se
utilizaran como recipientes para tomar mate, siendo la uniformidad en dimensiones y
morfología establecida por los moldes, lo que permite mejorar la producción, y a su vez
incorporar un diseño que remita a las técnicas tradicionales y artesanales de elaboración
para mantener el lenguaje y la identidad del mate de calabaza.
De esta manera, mediante la intervención morfológica, se obtiene un producto casi
terminado que crece directamente de la planta, y que en cierta medida evita procesos
posteriores que requieren de tiempo, mano de obra y experiencia para llevarse a cabo,
como el de selección y descarte, la ornamentación y engarzados, entre otros.
Cabe destacar que el desarrollo del proyecto es puramente conceptual, dado que para
poder ser llevado a cabo a futuro deberían realizarse experimentaciones en los cultivos,
variables de prototipos, análisis de costos y aceptación del mercado, entre otras cosas,
hasta poder lograr un producto que concrete la totalidad de las necesidades, los costos y
los requerimientos de los usuarios de la mejor manera posible.
81
5.1.1 Contexto, usuario y necesidades
El desarrollo del producto se ve influenciado principalmente por el contexto de aplicación y
el usuario al que está apuntado. Al analizar estos elementos en profundidad, se definen las
características del producto de acuerdo a las necesidades y en función de las tareas que
se realizaran con el mismo.
En el caso de este proyecto, el sistema de moldes que se utilizara para intervenir
morfológicamente los frutos y que a su vez define el diseño final de los mates moldeados
de calabaza, se enfoca en los artesanos y productores que tienen sus propios cultivos de
Lagenaria siceraria y que utilizan los frutos esta planta para elaborar mates, ya sea en
pequeñas o en medianas cantidades. Los mismos realizan sus propias siembras y tienen
la capacidad de controlar en cierta medida lo que ocurre en sus cultivos, también poseen
el herramental necesario para llevar a cabo estos procesos y los de producción de mates
de calabaza.
El término mate moldeado hace referencia a los recipientes que se obtienen mediante la
técnica utilizada por los guaraníes en la que estrangulaban las calabazas con hilos de fibras
vegetales para intervenir su morfología. En este caso se relaciona con la utilización de los
moldes para controlar la forma en la que crecen los frutos en la planta y también para dar
nombre a los productos finalizados.
El contexto en el que se desempeñarán los moldes es tanto en cultivos rastreros de campo
abierto como también en los de espaldera, en consecuencia deberán cumplir con
determinados requisitos funcionales, productivos, tecnológicos y ergonómicos definidos en
base a los usuarios y el contexto de aplicación. (Ver Panel de presentación, pág. 38, cuerpo
C).
Como se mencionó en el capítulo anterior, en el caso de los cultivos comerciales mayoristas
solo se selecciona un porcentaje de la producción para la elaboración de mates, y en los
casos en los que se cultiva en menor cantidad se trata de aprovechar la totalidad de los
frutos, por consiguiente, mediante la utilización de los moldes se busca asegurar que la
82
mayor cantidad de esa proporción de calabazas logren cumplir con las cualidades
necesarias para convertirse en recipientes. De este modo obtienen una morfología y un
tamaño uniforme, lo que a su vez permite automatizar pasos posteriores de producción, y
a su vez incorporan un diseño que concuerde con el lenguaje tradicional de las calabazas
y el de las técnicas artesanales de elaboración.
Los moldes y sus componentes deben ser capaces de soportar las adversas condiciones
climáticas dadas en los entornos de cultivo, a su vez deben poder resistir la presión que
ejerce el fruto que crece en su interior y deben ser relativamente livianos para no afectar el
crecimiento de las calabazas en la planta, por ejemplo en el caso del sistema de cultivo por
espaldera en el cual las calabazas cuelgan de la estructura, si se les agrega un cantidad
notable de peso, la misma puede llegar a desprenderse de la planta antes de lo deseado.
También el montaje, desmontaje e higienización tienen que ser consideradas acorde a las
circunstancias del contexto. Para finalizar, la tecnología de producción debe contemplar los
elementos nombrados anteriormente y la situación económica de los usuarios, entre otras
cosas.
Según la información obtenida durante el trabajo de campo y que se plasmó en el capítulo
cuatro, la subespecie de calabaza que más se cultiva en Argentina es la de tipo perita, que
se utiliza para fabricar el mate criollo por ejemplo, aunque la que tiene mayor demanda en
el mercado es la tipo porongo, que también se cultiva en el país, pero para la elaboración
de mates se importan principalmente de Brasil dado que son de mejor calidad y poseen
mayor uniformidad en cuanto a tamaños y formas. Por lo tanto se define realizar un tipo de
molde para estas dos subespecies, lo que permite abarcar un sector mayor de producción
para proporcionar los beneficios de la utilización de moldes y a su vez aportar un valor
diferenciador a las calabazas cultivadas mediante este sistema.
5.2. Propuesta de diseño
En la siguiente instancia del proyecto se expondrá la propuesta final de diseño, que surge
de los datos recolectados durante investigación y el trabajo de campo, entre ellos se
83
encuentran, el análisis del usuario, el contexto, sus requisitos y necesidades, el análisis de
las distintas variables de los elementos que definen el lenguaje del mate y las técnicas de
producción tradicionales e innovadoras que influyeron en el desarrollo del concepto
definitivo.
Tal y como se mencionó en varias instancias del proyecto, el objetivo es presentar el diseño
del sistema de moldes de intervención morfológica que busque solucionar las
problemáticas específicas dentro del proceso de producción del mate de calabaza que
fueron anteriormente nombradas. Y dichos productos son el resultado de un conjunto de
atributos que se incorporan y vinculan para lograr la productividad deseada con eficiencia
e innovación. Es por eso que el profesional que se forma bajo la disciplina del diseño
industrial, se encarga de contribuir en todas las etapas del proyecto. Abarca tanto el
proceso de diseño y su planificación, donde se toman en cuenta la semántica, la
funcionalidad, la morfología, el método tecnológico y productivo de mayor conveniencia
para el desarrollo del producto, su modo de uso y aplicación definidos en base al usuario y
el contexto, hasta la realización final del producto listo para lanzar al mercado.
A su vez se plantea un trabajo interdisciplinar entre el diseñador industrial, los productores
y los artesanos, ya que de esta manera se pueden complementar los conocimientos y las
experiencias desde distintos puntos de vista para asegurar una correcta ejecución del
producto. De este modo se toman en cuenta aspectos esenciales como la accesibilidad
económica y tecnológica, la aceptación del rubro, y por otro lado pero no menos importante,
la definición estética de los productos, dado que es determinada por los elementos
característicos de las técnicas tradicionales y artesanales de elaboración, así como del
lenguaje particular del mate, entre ellos el de compartir, que surge de los guaraníes al
iniciar el ritual. Los mismos aportan identidad y valor cultural al sistema y los productos, y
contribuyen a la precepción atractiva, funcional y sentimental que obtienen los usuarios.
84
5.2.1. Características del producto
La utilización de los moldes presenta la posibilidad de modificar la forma en la que crece el
fruto en la planta, de esta manera se puede planificar con anticipación el diseño del mate
de calabaza que se desea obtener desde el inicio del proceso. A su vez el sistema
establece uniformidad, al generar un modelo de diseño y tamaño especifico que se replica
en una gran cantidad de frutos a los que se les aplica el molde, lo que rompe con el
paradigma de que no es posible obtener recipientes de calabaza idénticos ya que cada
fruto es diferente y por lo tanto es necesario trabajarlos por separado. Por consiguiente, al
definir los parámetros de morfología, tamaño, estética y funcionalidad del mate de calabaza
que se desea obtener, se establecen al mismo tiempo ciertas características de los moldes,
aunque los mismos presentan diferentes variaciones que se adaptan a su funcionalidad en
la aplicación y modo de uso.
Como se planteó anteriormente, se diseña un tipo de molde para la subespecie de calabaza
perita, del cual se obtiene un mate moldeado Criollo al cortar el fruto en la sección proximal,
y otro tipo de molde para la calabaza porongo, del cual se obtiene el mate moldeado Boca
Ancha al recortar el fruto antes de la estrangulación natural al ir de la región distal a la
proximal.
Mediante la intervención morfológica se podrían obtener frutos con formatos extravagantes
e inusuales que dependen del diseño que define el molde, aunque para la pertinencia de
este proyecto se deciden conservar las curvas y morfologías características de las
subespecies de calabazas mate naturales seleccionadas. Dichos frutos y sus cualidades
dan forma a los mates de calabaza tradicionales y remiten a la concepción del recipiente
para tomar la infusión que es originalmente aceptada dentro de la sociedad. A su vez las
curvas orgánicas, periformes y ovoides permiten un correcto uso del recipiente ya que se
adaptan a la forma de la mano en las distintas operaciones que se realizan con el mismo,
como la de sostener, trasladarlo de mano en mano, agitar el recipiente para acomodar la
yerba en su interior o el vaciado. Por otro lado el mismo mate moldeado de calabaza al
85
estar elaborado por un material natural y regional genera un lazo a través del tacto y la
vista que ayuda a profundizar la experiencia cultural. La complementación entre las curvas
orgánicas y el material natural invitan a sostener el recipiente en la mano de manera
placentera y por lo tanto incentivan también a compartirlo.
Al establecer los parámetros morfológicos basados en las cualidades de las calabazas, se
definen las características de cada tipo de mate moldeado. El Criollo, que se obtiene de la
calabaza tipo pera, posee una boca circular y una morfología ovoide tradicional con base
plana, ya que originalmente estos tipos de mates no requieren de un posamates para
sostenerse debido a que la misma morfología de la calabaza otorga una superficie lo
suficientemente plana para su apoyo, es por eso que se conserva esta característica en el
diseño. (Ver Panel de detalles y tecnología, pág. 39, cuerpo C).
Por su parte el mate moldeado Boca Ancha conserva las cualidades de la calabaza tipo
porongo, con boca circular pero de mayor tamaño y con una estrangulación debajo de la
misma a partir de la cual luego inicia la sección globosa. La morfología de este tipo de
recipiente originalmente requiere de un elemento extra como base para su sostén, ya que
sin la misma el recipiente no podría mantenerse en pie. Cabe destacar que aunque se
podría modificar la morfología de la calabaza con el mismo molde para que el recipiente
pueda sostenerse por sí solo, se decidió conservar el posamates como elemento
complementario de este tipo de mate, para respetar con su concepción y configuración
tradicional. Dado que la calabaza tipo porongo es de mayor tamaño y solo se utiliza una
parte de la misma para elaborar el recipiente, la sección restante que en la mayoría de los
casos se descarta o se utiliza como cuenco, en este caso se moldea también para elaborar
el mismo posamates, por ende se logra aprovechar un mayor porcentaje del fruto para la
realización del producto final. El posamates es hueco con aperturas en ambos extremos,
posee una forma cónica muy sutil con sustracciones que crean curvas cóncavas en ciertas
zonas para facilitar el agarre, sus extremos son de sección circular y permiten contener el
86
mate desde su sector globoso cuando se apoya en la situación de reposo. (Ver Panel de
detalles y tecnología, pág. 39, cuerpo C).
Los moldes aplicados en los frutos también permiten definir en cierta medida el tamaño del
mate que se desea obtener. Según los datos obtenidos de la investigación y el trabajo de
campo realizados, el tamaño de recipiente ideal y con mayor demanda en el mercado es
el mediano, ya que un mate chico se lava demasiado rápido y los de mayor tamaño
requieren de grandes cantidades de yerba. En base a los datos mencionados
anteriormente y según las tipologías de calabaza, se definen las dimensiones generales
para cada modelo de recipiente. El mate moldeado Criollo posee una altura de 80 mm, una
boca de 55 mm de diámetro externo, y en su sección media posee un diámetro máximo de
85 mm. (Ver Mate moldeado Criollo, pág. 44, cuerpo C). El mate moldeado Boca Ancha
posee una altura de 110 mm, una boca de 90 mm de diámetro externo, en su
estrangulación posee un diámetro externo de 70 mm y finalmente el diámetro máximo
también exterior de su sección globosa es de 85 mm. (Ver Mate moldeado Boca Ancha,
pág. 48, cuerpo C). Las dimensiones del posamates que se utiliza junto con el mate
moldeado boca ancha, son de 50 mm de altura, 95 mm de diámetro en la sección de mayor
amplitud y 90 mm de diámetro en la opuesta, a pesar de su sutil forma cónica la propia
base podría utilizarse de ambos lados sin distinción de zonas específicas en la cual apoyar
el mate. (Ver Posamates moldeado Boca Ancha, pág. 49, cuerpo C).
La intervención morfológica que se realiza mediante la utilización de los moldes, permite
no solo establecer la morfología general y el tamaño de mate que se quiere obtener, sino
también el diseño estético del mismo. Con la intención inicial de respetar ciertos elementos
característicos que remitan a las técnicas artesanales y tradicionales de elaboración, y que
contribuyan con la identidad cultural del recipiente final, se decidió por incorporar en los
mates cierta ornamentación con motivos florales propios de la platería criolla y del decorado
indígena, así como una imitación en sobre relieve de las tradicionales virolas metálicas.
Los motivos suelen tener significados y hasta se plasman en ellos historias representativas
87
de las vivencias de un pueblo o de elementos característicos de su cultura. Así mismo,
dichos elementos decorativos, como se explicó en los capítulos anteriores, se obtienen al
utilizar las técnicas de tallado, burilado, pirograbado, cincelado y repujado, entre otras,
tanto en las calabazas como en los elementos metálicos que se les engarzan. Se utilizan
herramientas para desbastar o moldear los materiales de cada mate individual, hasta lograr
la representación deseada que en muchos casos adquiere cierta tridimensionalidad,
especialmente en los elementos metálicos como las virolas, por ejemplo, pero no en las
calabazas.
En cuanto a la ornamentación, se decidió por incluir motivos florales expresados con
tridimensionalidad, es decir bajo y sobre relieves, en ambos mates y el posamates. Los
mismos representan ciertos elementos de la planta Lagenaria siceraria, como las flores,
las hojas y los zarcillos, y se utilizan para recordar que es esta misma planta la que
abastece de los tan apreciados y nobles frutos que se aprovechan desde la época de los
guaraníes para elaborar los recipientes donde se toma la yerba mate. (Ver Panel de
detalles y tecnología, pág. 39, cuerpo C).
En este caso los elementos decorativos se adquieren también con el mismo crecimiento
del fruto dentro del molde, por lo que no es necesario realizar procesos posteriores, como
el desbaste, para lograrlos. De este modo la cascara de la calabaza queda intacta y al
mismo tiempo los elementos representados remiten y recuerdan a las técnicas
mencionadas. A su vez un mismo diseño es adquirido por todas las calabazas a las que se
les aplique un molde, por lo que se pueden generar mates de calabaza y modelos
prácticamente idénticos unos de otros, lo cual antes no era posible.
Finalmente se decidió no incorporar ningún elemento metálico en los mates para respetar
y aprovechar al máximo el carácter, la expresión y la identidad de las calabazas, y a su vez
tratar de reducir la cantidad de elementos y pasos necesarios para fabricarlos. Aunque es
importante mencionar que se podrían incluir virolas en los mismos ya que las dimensiones
88
de sus bocas son estandarizadas acorde a las medidas de virolas disponibles en el
mercado.
Los moldes de intervención morfológica cumplen el rol fundamental dentro del sistema de
producción planteado, y aunque parte de sus cualidades son definidas en base al diseño
determinado anteriormente para los mates de calabaza, también cuentan con sus propias
características que se manifiestan en base a la funcionalidad, la manera en que se
producen y los requisitos y necesidades que surgen de los usuarios y el contexto. De modo
que se procede a explicar y detallar específicamente en los siguientes párrafos el diseño
de los moldes y sus componentes.
Cuando se habla de moldes se refiere a un conjunto de piezas que sirven para intervenir
morfológicamente los frutos, a la vez, adquieren los mismos nombres que los mates que
moldean, por lo tanto al molde que se utiliza para elaborar el mate moldeado Criollo se lo
denomina molde Criollo, y al que se utiliza para elaborar el mate moldeado Boca Ancha se
lo denomina molde Boca Ancha.
Ambos moldes, están compuestos por dos carcasas principales idénticas, que al juntarse
generan un espacio en su interior donde se encasilla el fruto, con la intención de que
cuando crezca adquiera la morfología establecida en las paredes del molde. Dichas
carcasas poseen una zona plana que bordea la región central, con agujeros distribuidos
estratégicamente por donde se introducen tornillos con arandelas y tuercas, cuyas
características detallan en profundidad en el siguiente subcapítulo, con la finalidad de fijar
el ensamblaje final. Estos componentes universales permiten alinear las carcasas, son
relativamente fáciles de ensamblar y desensamblar, y contienen la presión que ejerce el
fruto al crecer sin que el armazón se separe. Las arandelas por su parte distribuyen la
presión ejercida por los tornillos y las tuercas de manera uniforme y evitan el desgaste
prematuro de las carcasas generados por la fricción del montaje y el desmontaje de estas
mismas piezas.
89
Los moldes poseen agujeros de ventilación y una sección cilíndrica hueca que admite el
paso del tallo del fruto, que deriva en el espacio principal interior donde se aloja la calabaza
durante su crecimiento. La sección funciona también, en una primera instancia, como
sostén para el molde que se coloca en la planta, y que posteriormente se mantiene en su
lugar con el mismo fruto en desarrollo que ejerce presión sobre las paredes del molde.
Además de contener las morfologías, los tamaños y la ornamentación que se imprimen en
los mates mencionados anteriormente, también cuentan con líneas en bajos relieves
ubicadas en lugares específicos, que son adquiridos por los frutos para delimitar la zona
en la que deben realizarse los cortes de apertura de la boca de los recipientes, y en el caso
del mate moldeado Boca Ancha, seccionar la pieza que se utiliza como posamates. (Ver
Panel de detalles y tecnología, pág. 39, cuerpo C).
El molde Criollo cubre la totalidad de la calabaza, su morfología general es cuadrada, sus
dimensiones son de 140 mm por 140 mm por 90,2 mm, y requiere de siete tonillos, siete
tuercas y catorce arandelas para su ensamblaje final. El molde Boca Ancha cubre la parte
superior de la calabaza porongo y deja una apertura en la zona de la base para que la
misma pueda seguir creciendo si es necesario, ya que adquieren mayor tamaño. Se decidió
no cubrir la totalidad del fruto para reducir las dimensiones del molde lo que permite ahorrar
material entre otras cosas. Su morfología general es rectangular, sus dimensiones son de
180 mm por 160 mm por 98 mm, y requiere de diez tornillos, diez tuercas y veinte arandelas
para su ensamblaje final. (Ver Documentación técnica, págs. 40-49, cuerpo C).
5.2.2. Desarrollo tecnológico y productivo
En la siguiente sección se describirán los materiales y procesos productivos por los cuales
se fabricarán las piezas de los moldes de intervención morfológica, que fueron
seleccionados en base a la investigación, el análisis de productos, el estudio de casos, y
las necesidades y requisitos que surgieron de los usuarios y el contexto. Como se
mencionó anteriormente los moldes están conformados por dos carcasas idénticas una con
la otra, que se fijan entre sí mediante tornillos, arandelas y turcas, por ende los
90
componentes trabajan en conjunto para conformar un ensamblaje final. Este tipo de
configuración y sistema de ensamblaje permite principalmente resistir y contener la presión
que ejerce el fruto en crecimiento dentro del molde, sin que el mismo se separe, y de esta
manera asegurar una correcta evolución y adaptación de la calabaza al diseño impuesto
en la superficie del armazón.
Se decidió por fabricar las carcasas en tereftalato de polietileno glicol (PETG) mediante el
proceso productivo de termoformado. Se optó por utilizar PETG ya que es un copoliéster
termoplástico reciclable de gran rigidez y resistencia a los impactos, la intemperie, las
variaciones de temperatura y el desgaste, lo cual le permite soportar las condiciones
climáticas variadas a las que se expondrá en los cultivos de Lagenaria siceraria, la presión
que ejerce el fruto en desarrollo y las situaciones de montaje y desmontaje, entre otras
variables. Al mismo tiempo el uso del material se encuentra aprobado para estar en
contacto con productos alimenticios. Se aprovecha también la transparencia y cristalinidad
del material, lo que posibilita observar y controlar el crecimiento del fruto en el interior del
molde.
En cuanto al termoformado, se lo seleccionó como método para elaborar las carcasas ya
que es un proceso ciertamente económico, adecuado a las condiciones dadas por los
usuarios y su contexto en relación a su capacidad socioeconómica, que por su parte cuenta
con características versátiles que se adaptan a los volúmenes de producción en serie bajos
y medios que se requieren para el producto y sus características. El mismo material
seleccionado se adapta a las condicionantes mencionadas ya que se puede moldear a
temperaturas relativamente bajas, no se cristaliza y no requiere de presecado, lo que deriva
un gran ahorro de tiempo, energía y costos a la hora de termoformarlo.
Este modelo productivo requiere de una matriz macho que puede construirse con diferentes
técnicas manuales o computadorizadas, como el ruteado CNC, entre otros, y diversos
materiales como la madera, yeso, plásticos compuestos, aceros y aluminios, cuya
selección depende principalmente del nivel de complejidad y detalles que requiere el
91
producto final. La relativa sencillez que precisa la confección de las matrices ofrece al
proceso mayor versatilidad, agilidad y menores inversiones cuando se decide cambiar el
diseño o el modelo de producto, lo cual puede ocurrir con frecuencia en este caso. Es por
eso que el termoformado a su vez se puede replicar al utilizar elementos caseros para
elaborar prototipos y experimentación, y realizar pequeñas tiradas de producción que
permiten comprender el sistema y efectuar cambios sin la necesidad de llevar a cabo una
gran inversión.
Con la finalidad de simplificar el proceso y reducir los costos de producción se definió
utilizar una única carcasa, que representa la mitad de un molde, que se utiliza para
conformar ambos lados del mismo, por lo que cada molde cuenta con dos carcasas
idénticas, ya que en definitiva son la misma carcasa, opuestas una con la otra. Esto genera
que ambos lados sean prácticamente iguales y por lo tanto lo mismo ocurre en las caras
de los mates moldeados. De esta manera es necesaria una única matriz que genera todas
las carcasas de los moldes Criollos y otra matriz única que genera todas las del molde
Boca ancha. (Ver Panel de detalles y tecnología, pág. 39, cuerpo C).
Las carcasas son de 1,5 mm de espesor, lo suficientemente livianas para no influir en el
crecimiento de la planta y los frutos, pero resistentes para soportar las diferentes
condiciones mencionadas anteriormente. A su vez los bordes de las mismas son rectos, lo
que facilita el procedimiento de recorte, con esquinas redondeadas para garantizar una
manipulación segura. Por su parte es necesario realizar agujeros ubicados en zonas
estratégicas, tanto para los tornillos, de un diámetro acorde al tamaño de los mismos, en
los bordes planos que contornean las carcasas, como los de ventilación que se encuentran
distribuidos en la zona central para potenciar la funcionalidad del molde. (Ver Carcasa
molde Criollo y Carcasa molde Boca Ancha, págs. 43 y 47, cuerpo C).
Para realizar el ensamblaje final se utilizan tornillos de cabeza cilíndrica Phillips ISO 7045
M5x16 mm, tuercas hexagonales ISO 4032 M5, y arandelas planas ISO 7093 M5, todos de
acero inoxidable AISI 304, lo que les permite resistir la exposición a las condiciones
92
climáticas y de intemperie durante un tiempo prolongado. (Ver Explotada molde Criollo y
Explotada molde Boca Ancha, págs. 42 y 46, cuerpo C).
5.3. Aplicación y modo de uso
El modo de uso de un producto se define en base al conjunto de sus funciones y cualidades,
que fueron planeadas por el diseñador industrial para asegurar un funcionamiento intuitivo,
sencillo y predecible para el sentido común de las personas. En el próximo apartado se
describen los pasos que el usuario debe seguir para realizar una correcta aplicación del
sistema de moldes de intervención morfológica y a su vez la elaboración de los mates
moldeados de calabaza. Por su parte el sistema de moldes se implementa como una
instancia dentro de la producción de mates de calabaza, que requiere de tiempo y mano
de obra durante su aplicación, pero que aporta beneficios como la uniformidad de tamaños,
formas y un diseño original que les otorga valor agregado a las calabazas, con una gran
carga de identidad cultural y resultados imposibles de lograr anteriormente. A su vez se
logra mayor eficiencia y automatización en ciertos procesos de la elaboración, como la
apertura de las bocas idénticas en cada calabaza o la reducción de procesos posteriores
necesarios para la ornamentación, sin influir drásticamente con las técnicas tradicionales.
La implementación de la presente propuesta de diseño comienza con la adquisición de los
moldes por parte de los productores y artesanos que cuentan con sus propios cultivos de
Lagenaria siceraria de las subespecies perita y porongo.
Cada molde individual se aplica manualmente en un fruto ya en desarrollo, de tipo pera si
es para el molde Criollo o de tipo porongo si es para el molde Boca Ancha, que posea un
tamaño relativamente menor al especio interior que se forma entre las carcasas. Para la
colocación el operario debe contar con las piezas por separado. Una vez seleccionado el
fruto con el correcto desarrollo al que se le aplicará el molde, se comienza por presentar
una de las carcasas del mismo por detrás de la calabaza, con especial cuidado de que la
zona del tallo se posicione en la sección semicilíndrica superior y el fruto en desarrollo en
el espacio central. Se coloca la segunda carcasa en oposición y sobre la anterior para
93
encasillar finalmente la calabaza y la parte del tallo dentro, a modo de sándwich, con la
cautela de que los bordes planos de las piezas queden en contacto entre sí y con los
agujeros para los tornillos alineados. El paso final será colocar los tornillos con arandela
por un lado del molde para corregir la alineación, y por el otro las tuercas con arandelas
que permiten ajustar ya sea con destornillador punta Phillips o con llave para tuercas
hexagonales, para asegurar el ensamblaje hasta que se afirme y no se separe. La misma
operación debe realizarse en cada fruto que se desee moldear y funciona de la misma
manera tanto con el molde Criollo como con el Boca Ancha.
Si la calabaza se cultiva en espaldera, la colocación de los moldes se facilita debido a que
los frutos cuelgan de la planta y la estructura, por lo tanto se pueden manipular con mayor
libertad y facilidad. En este caso los moldes se mantienen sujetos en su lugar por el tallo y
la parte superior del fruto, en una primera instancia, aunque a medida que el fruto crece y
se adapta a las paredes del molde, lo sujeta por la misma presión que ejerce. En el cultivo
sobre suelo a campo abierto ocurre algo similar aunque los moldes con los frutos dentro
quedarían apoyados en la tierra en todo momento. Gracias a que las carcasas son
transparentes se puede observar y realizar cierto control del crecimiento del fruto en el
interior del molde.
Una vez transcurrido cierto tiempo en el que el fruto completó su desarrollo dentro del
molde y adaptó su morfología al mismo, se debe cosechar ya maduro, aunque con la
cascara verde o en proceso de decoloración, pero con el tallo definitivamente seco, de esta
manera se evita que las calabazas junto con los moldes continúen expuestos a la
intemperie. Finalmente se deben retirar los moldes de los frutos, al comenzar primero por
desajustar y quitar los tornillos, arandelas y tuercas, y luego separar las carcasas para
develar el fruto ya moldeado, el cual se debe dejar secar en un espacio con las condiciones
adecuadas.
Las carcasas plásticas termoformadas se pueden higienizar con agua, detergente y
esponja o cepillo para su posterior uso. Gracias a su morfología es posible apilarlas unas
94
con otras lo que permite reducir su volumen final para su guardado, mientras que los
tornillos, arandelas y tuercas también se pueden conservar en un mismo lugar, como en
una caja por ejemplo, ya que poseen una medida equivalente.
Para la elaboración de los mates moldeados se deben utilizar las calabazas ya secas. Se
limpian, en una primera instancia, para eliminar cualquier tipo de suciedad y dejar su
superficie externa en condiciones aceptables, esta operación se puede realizar de manera
manual con esponja, cepillo, agua y detergente o con maquinaria industrial como una
lavadora de tambor. Luego se realiza un primer pulido con una amoladora de banco, disco
de pulido y pasta para pulir, lo que mejora la superficie externa de la calabaza, al obtener
brillo y resaltar sus cualidades. Paso siguiente se procede a abrir las bocas de los mates,
operación que en este caso se facilita ya que la zona de corte se encuentra delimitada por
una línea en bajo relieve, lo que permite agilizar y automatizar el proceso. Debido a que las
calabazas moldeadas poseen una misma morfología, tamaño y una zona de corte
delimitada, el procedimiento puede realizarse por igual con todos los frutos sin necesidad
de cambiar de maquinaria o herramental para cada uno en específico. El corte puede
realizarse de manera manual con una sierra, serrucho, cúter o cuchillo, entre otros, o con
herramientas eléctricas como una sierra circular de banco, una herramienta multiuso
oscilante, una cierra de cinta vertical, ingletadora, entre otras, que permiten efectuar el
procedimiento de manera sistemática y con mayor rapidez.
En el caso del mate moldeado Criollo se recorta la sección proximal de la calabaza y en
caso del mate moldeado Boca Ancha se realizan dos cortes, el primero para separar la
pieza que se utiliza como recipiente que corresponde a la parte superior de la calabaza, y
el segundo para separar el posamates que se conforma con la zona media del fruto. En
ambos casos quedan sobrantes, en el mate moldeado Criollo la sección proximal que
podría utilizarse para realizar otras artesanías, y en el Boca Ancha la distal que podría
utilizarse como cuenco o también para elaborar otras artesanías, aunque por otro lado
95
existe la posibilidad de que los sobrantes se trituren y se utilicen como sustrato orgánico
para huertos o para los mismos cultivos de Lagenaria siceraria en este caso.
Para finalizar con la elaboración de los recipientes se procede a limpiar su interior, al quitar
la pulpa y las semillas, que se guardan para las próximas siembras, lijar los bordes de las
bocas de los recipientes y los posamates para lograr mayor prolijidad y realizar un último
pulido externo que le otorga la terminación final a los productos de calabaza mate que no
requieren de ningún proceso posterior de ornamentación o decoración ya que fueron
adaptados por el fruto durante su crecimiento. (Ver Panel de presentación y Panel de
detalles y tecnología, págs. 38-39, cuerpo C).
La posibilidad de utilizar materiales y métodos productivos innovadores para ciertos rubros,
que en la antigüedad eran impensados, como la implementación de moldes termoformados
para controlar la manera en que crecen las calabazas mate por ejemplo, establece un
vínculo entre el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y los métodos artesanales y
tradicionales de producción, lo cual concede la libertad necesaria para emplear los recursos
de manera eficiente y respetuosa, y expresar a través de los procesos, sistemas y objetos,
las características que permiten que el proyecto final adquiera una estética y funcionalidad
moderna e innovadora y al mismo tiempo transmita cultura, territorialidad y tradición.
96
Conclusiones
La elaboración y concreción del Proyecto de Graduación, en el que se recopilan, analizan
y desarrollan arduamente una gran cantidad de datos, conceptos y temáticas, permitió
realizar diferentes consideraciones acerca de la problemática, responder la pregunta
problema planteada y cumplir con la totalidad de los objetivos formulados al inicio del
proyecto. De esta manera, tras haber finalizado el mismo y haber obtenido ciertas
conclusiones, se comprende a su vez la influencia que el diseño industrial puede tener en
la sociedad, junto con su magnitud.
El objetivo primordial del diseñador industrial es crear y desarrollar soluciones para las
distintas problemáticas que surgen de las necesidades de los miembros de una sociedad.
A partir de la detección de estas problemáticas, surgen las ideas que se desarrollan con un
correcto análisis e investigación para dar lugar a las soluciones finales que se transforman
en creaciones materiales, funcionales y complejas, al tomar en cuenta cuestiones como la
productividad, la ergonomía, la viabilidad económica y la estética, entre otros, que buscan
mejorar la calidad de vida de las personas.
En este caso el Proyecto de Graduación, hace foco en diferentes problemáticas detectadas
en la producción de mates de calabaza, un proceso tradicional con poca evolución en
cuanto a la innovación de sus métodos productivos.
El descarte de calabazas que carecen de cualidades para convertirse en recipientes, el
tiempo y mano de obra que conlleva la selección de las calabazas ideales, la carencia de
valor de los frutos recién cosechados y sin ningún tipo de trabajo artesanal en comparación
con otros tipos de mates, son las áreas detectadas en las que se interviene para obtener
mayor rinde, valor y mejoras dentro de la producción, pero sin influir de manera directa en
el lenguaje y la identidad este objeto cultural con gran significado para la sociedad,
arraigado también en parte a su materialidad autóctona inicial y a las técnicas de
producción artesanales. Es por la siguiente razón que los profesionales formados bajo la
disciplina del diseño industrial son los encargados de fusionar los elementos de manera
97
correcta para poder desarrollar un producto o sistema que solucione la problemática, al
buscar la manera ideal de optimizar la producción de un objeto real e innovador que
contemple distintas tecnologías y materiales, y que a su vez vinculen la funcionalidad junto
con la estética y los valores culturales.
De esta manera, las primeras etapas de investigación y análisis por las que transita este
proyecto, se realizan con el objetivo de lograr comprender la manera en que se vinculan
los procesos productivos y de diseño con el respeto por la identidad cultural, siendo los
mismos los ejes centrales del trabajo. Se entiende en una primera instancia la importancia
de las identidades de los individuos y productos dentro de la sociedad, que a su vez
conforman los elementos de su cultura y son influenciados ampliamente por ella. Por su
parte estos elementos se ven afectados por fenómenos como el de la globalización, por
ejemplo, la cual se entiende que tiene sus ventajas, como la de la universalidad que permite
expandir los limites tecnológicos entre otras cosas, y desventajas, como la uniformización
de las culturas, lo que genera pérdidas de ciertos valores e identidades importantes para
la sociedad. Los conceptos mencionados se interconectan entre sí, cambian con el paso
del tiempo y son influenciados por el contexto en el que se encuentran y desarrollan.
El análisis sobre el vínculo entre el diseño y las comunidades ancestrales, surge de la
búsqueda por comprender como los valores culturales y las identidades son influenciadas
por los contextos de desarrollo a lo largo del tiempo y sus elementos. De esta manera al
analizar las riquezas de las costumbres y tradiciones de distintas comunidades
latinoamericanas, que fueron influenciadas por la llegada de los colonizadores quienes
impusieron un cambio radical en sus vivencias, pero no definitivo, se comprende el
surgimiento de innumerables elementos que se utilizan para el desarrollo de productos y el
diseño, que otorgan un valor original y diferenciador con gran carga de valor cultural. Como
es el caso del mate, un elemento simple a la vista, pero con mucha historia, lenguaje,
significado y complejidad para la cultura sudamericana, dueño de innumerables variables
98
y elementos que conforman su ritual, siendo el recipiente junto con sus cualidades uno de
los más importantes.
Sobre el análisis realizado en el capítulo tres, en el que se comprende el concepto del
diseño artesanal y su vínculo con el diseño industrial, la importancia que tienen las
diferentes instancias de los procesos de producción que se utilizan para obtener las
calabazas o los recipientes, y cómo influyen los mismos en el desarrollo del producto final
con el aporte de elementos que contribuyen a la formación de su identidad, al comprender
las técnicas de elaboración tradicional o las tipologías de las calabazas, se definen los
elementos que debería contener la propuesta para respetar los valores de las culturas
tradicionales como los de la ornamentación y las morfologías de la calabaza, pero que a la
vez pueda tener una visión innovadora en el proceso de diseño y producción.
Para el correcto desarrollo del sistema y el producto funcional y real, en el capítulo cuatro
se realiza la última etapa de análisis, en la que se recopilaron datos relevantes sobre la
producción de mates de calabaza en Argentina, el funcionamiento de todos sus procesos
y del mercado. A su vez se estudiaron diferentes casos reales que presentan innovación
pertinente para tomar en cuenta en el desarrollo del proyecto y los distintos tipos de mates
y moldes existentes, con el fundamento de tomarlos como base para el desarrollo de una
solución productiva.
Para el correcto desarrollo del proceso de diseño fue necesaria la investigación en
profundidad ya que por medio de la misma se pudo establecer un cierto orden, y a su vez
se sentaron los requisitos y parámetros a tener en cuenta al momento de desarrollar el
producto. De esta manera cada decisión que se tomó a lo largo del proceso de diseño
posee un fundamento claro y específico, desde las elecciones de estética y funcionalidad,
los materiales y las tecnologías de producción, el contexto y los usuarios, hasta los métodos
de aplicación y modo de uso.
Aunque parte de la problemática se debe a la falta de estudios y conocimientos sobre los
manejos de los cultivos, la genética y el desarrollo de maquinaria especializada, que se
99
suele realizar de manera particular por cada productor y se escapa del área de
conocimiento e influencia del diseño industrial y entra en la de la ingeniería agrónoma e
industrial, el rubro también carece de innovación en sus métodos, técnicas y procesos
productivos generales que funcionan de manera artesanal desde hace muchos años, con
pequeños avances en cuanto a la incorporación de cierta maquinaria industrial para agilizar
algunos procesos.
Es por eso que el desarrollo del sistema de moldes termoformados de intervención
morfológica que se utilizan para controlar la manera en que crecen las calabazas mate,
introducido como instancia dentro del proceso de elaboración, genera un cambio en el
paradigma de la producción artesanal y demuestra que es posible utilizar materiales y
métodos productivos innovadores para ciertos rubros, que en la antigüedad eran
impensados. A su vez el sistema establece un vínculo entre el aprovechamiento de las
nuevas tecnologías y los métodos artesanales y tradicionales de producción, al emplear
los recursos de manera eficiente y respetuosa, y expresar a través de los procesos,
sistemas y objetos, las características que permiten que el proyecto final adquiera una
estética y funcionalidad moderna e innovadora y al mismo tiempo transmita cultura,
territorialidad y tradición.
Al ser el recipiente para tomar mate, en este caso, un producto que se realiza de manera
artesanal a partir de un fruto natural con innumerables variaciones, se deben adaptar los
procesos de fabricación a cada caso específico, lo que deriva en la utilización de grandes
cantidades de mano de obra tiempo. Al obtener uniformidad en la producción se reduce el
descarte de los frutos que carecen de cualidades para convertirse en recipientes, por lo
que se aprovechan mejor los recursos. A su vez las calabazas recién cosechadas obtienen
un valor agregado que les aporta originalidad y mayor cotización en el mercado. La
propuesta no es la solución total a la problemática completa, pero sí es de gran aporte
complementario al área del diseño industrial y artesanal, ya que ayuda a los diseñadores,
y a los productores y artesanos, que se dedican a la elaboración de mates de calabaza, a
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revalorizar y renovar sus técnicas mediante la innovación y la optimización de sus
procesos, para generar productos originales, que marquen la diferencia en el mercado, y
con gran valor cultural.
Los productos diseñados presentan una solución original, distinta a las existentes, ya que
se amoldan a las necesidades específicas que surgen principalmente de los usuarios , el
contexto y el trasfondo cultural. De todas maneras, se pueden encontrar aspectos a
profundizar, y cabe destacar que para obtener el máximo potencial del proyecto sería
necesario realizar la experimentación del producto implantado en los cultivos, por lo menos
por dos años al tomar en cuenta los tiempos de siembra y otras variables, para poder
asegurar que los materiales, el método productivo y la configuración planteada cumplen
con su propósito. A su vez permitiría analizar el rinde, que porcentaje de frutos se adapta
a los moldes, y reconocer si se deberían realizar cambios que permitan sacar mejor
provecho del sistema y los productos.
Por otro lado la totalidad del proyecto de graduación da pie al desarrollo de nuevos modelos
productivos que busquen innovar en los procesos de fabricación a partir de las nuevas
tecnologías y que utilicen rasgos de la identidad cultural nativa como elementos
diferenciadores de los diseños. También abre las puertas a la expansión, del proyecto y de
las propuestas de diseño presentadas, al incentivar al desarrollo de nuevos moldes
realizados con distintas configuraciones de materialidad, estética o funcionalidad, entre
otras variables, que se adapten a diferentes contextos, usuarios y frutos. Estas diferentes
configuraciones podrían utilizarse para el desarrollo de nuevos frutos moldeados y de
productos de calabazas mate moldeadas, que varían desde todo tipo de mates, artesanías
y recipientes, hasta instrumentos musicales.
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