8
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
2.1 La Demanda por Créditos
Existen diversos motivos por los cuales los individuos, y en general los hogares, solicitan
un préstamo, definido como el intercambio entre una cantidad de dinero hoy contra la
promesa de más dinero en una fecha específica en el futuro (Casolaro, Gambacorta y Guiso,
2005).
A lo largo de estas páginas se entenderá el concepto de hogar:
“…Como una unidad institucional cuando un pequeño grupo de personas comparte una
misma vivienda y juntan total o parcialmente sus ingresos y riquezas, consumiendo
colectivamente alimentos, alojamiento y otros bienes y servicios” (INEGI, 2004, Cuenta
Satélite del Subsector Informal de los Hogares, México, 1996-2001, p.5).
Algunos autores (Casolaro et al., 2005; Crook, 2003; Bali Swain, 2001) proponen la
teoría del ciclo de vida como la determinante principal de la demanda de créditos. Dicha
teoría dice que los hogares solicitan préstamos para suavizar sus gastos pues pronostican
que enfrentarán caídas en el ingreso con el aumento de la edad y un aumento en los precios
de los bienes de consumo con el paso del tiempo.
Existen otras razones detrás de la demanda por créditos de un hogar, los cuales
pueden ser agrupadas en dos grandes rubros: el crédito destinado al consumo y el que tiene
como objetivo la producción. Dentro de las actividades incluidas en el consumo se
9
encuentran, además del consumo de bienes en sí, la suavización de los choques del ingreso
en el hogar y el repago de deudas pasadas. El crédito para la producción se utiliza
mayormente en los sectores productivos primarios, pero también se toman en cuenta en este
grupo los préstamos destinados a la inversión.
2.2 Evolución de los Sectores Crediticios
Primero, es necesario definir los mercados de crédito informales, que abarcan todas
aquellas transacciones que involucran préstamos que no están regulados, controlados ni
registrados por los órganos gubernamentales. Involucra a diversos tipos de individuos o
intermediarios, que otorgan y reciben préstamos, como por ejemplo: prestamistas, tandas,
comerciantes, terratenientes, parientes y amigos (Agénor et al., 1993); cada uno de los
cuales se abordará de manera específica más adelante.
La razón de la existencia del mercado crediticio informal ha sido ampliamente
debatida. Se argumenta que, en especial en los países en vías de desarrollo, el pertenecer al
mercado formal hace que las empresas financieras enfrenten varios costos como el pago de
impuestos, respetar las regulaciones y tener que pagar los altos costos de entrada a este
sector, entre los que se encuentran los registros y licencias; sin pasar por alto el tiempo que
se tiene que invertir en todos estos trámites debido a la burocracia. Mientras tanto, las
instituciones informales no pagan impuestos lo que hace que operen con cierta ventaja
comparativa sobre las formales (Agénor et al., 1993). Entre los beneficios de ejercer dentro
del sector formal se encuentra el acceso a ciertos bienes y servicios públicos; pero, dadas
las características de los mismos, en muchos casos las empresas informales no pueden ser
excluidas por completo incentivando el “free riding” (Straub, 2005).
10
El sector formal es el único que puede utilizar la ley como mecanismo de coerción
para hacer cumplir los contratos, pero aquí la eficiencia del gobierno juega un papel crucial
y, es por esto, que se argumenta que la existencia del sector crediticio informal está
determinado por la existencia de débiles instituciones legales (Madestam, 2004). En otras
palabras, como lo explican Casolaro et al. (2005), se puede decir que el hecho de que las
familias tengan una demanda positiva por préstamos informales es un efecto del
subdesarrollo de los mercados de préstamos, en lugar de una causa del mismo.
Es necesario introducir nuevas instituciones, así como modificar las existentes, para
formar un sistema financiero enfocado a ofrecer facilidades de depósito, ahorro, crédito,
manejo del riesgo y seguros (Schrader, 1996). Un grave problema reside en que, muchas
veces, este afán por mejorar la calidad de las instituciones que regulan los mercados
financieros provoca que se eliminen, o se haga el intento de eliminar, fuentes crediticias
informales sin que se provea un acceso alternativo al crédito mediante otros métodos,
limitando aún más la posibilidades de las personas de conseguir un préstamo. De acuerdo
con Woodruff (2001) para lograr un mejor funcionamiento de los mercados de crédito en
los países en vías de desarrollo es necesario un conjunto de cambios y reformas políticas
como son: un programa de formalización de títulos de propiedad, mejorar la eficiencia de
los sistemas judiciales y reestructurar las regulaciones de los sistemas financieros.
En los países en desarrollo las redes informales desempeñan un papel crucial en la
distribución del capital (Garmaise & Moskowitz, 2002); en ellos el crédito es un
instrumento de suma importancia para mejorar el nivel de vida de los pobres, ya sea
suavizando su consumo o impulsando la producción. Adicionalmente, el sector informal
tiene una participación relevante en los mercados de crédito, pues aun cuando las
11
cantidades que se prestan no son muy grandes, éstas representan un gran porcentaje del
total de los préstamos (Dunn, 1996).
Por estos motivos muchos gobiernos han intentado hacer reformas con el objetivo
de fomentar el acceso de los pobres a los mercados crediticios formales. Se han tratado de
introducir servicios financieros formales, en particular servicios bancarios, a las
comunidades rurales con la intención de reducir los costos que enfrentan en la obtención de
préstamos. La institución bancaria sólo entrará a un nuevo mercado, cualquiera que éste
sea, si ello implica ganancias por lo que el gobierno tiene que incentivarla mediante
subsidios (Okurut, Schoombee y Van der Berg, 2004).
Esta corriente tuvo sus orígenes en los años setenta cuando se planteó que promover
el acceso a crédito barato en los niveles socioeconómicos más bajos impulsaría el
crecimiento de los países (Schrader, 1996). Entonces, se implementaron programas que
otorgaban préstamos a tasas de interés subsidiadas, como los bancos para el desarrollo
agrícola, que no tuvieron éxito y fracasaron en su intento de mejorar el acceso de las
familias pobres a los mercados crediticios formales (Diagne, 1999), mientras que los
proveedores informales continúan cobrando altas tasas de interés.
A pesar de los esfuerzos realizados por los gobiernos de países subdesarrollados
para crear leyes que promuevan el acceso de las comunidades rurales al crédito formal,
estas reformas no han tenido mucho éxito pues existen varios estudios empíricos que
demuestran que los mercados informales continúan siendo utilizados como una importante
fuente de financiamiento (Gine, 2005). Especialmente en América Latina, se han tratado de
hacer reformas durante prolongados períodos de tiempo que no han sido exitosas en su
intento de proveer mayor acceso al mercado de crédito formal en las comunidades rurales
12
(Crook, 2003), pues únicamente alrededor del 15% de los campesinos en Asia y
Latinoamérica tiene acceso a préstamos formales (Bali Swain, 2001).
2.3 La Coexistencia de los Sectores de Crédito Formal e Informal
Por lo general, se cree que el sector financiero informal existe en respuesta a la falta de
capacidad del sector formal de satisfacer la demanda por crédito; pero en un estudio
realizado por Schrader (1996) se demuestra que el sector informal no provee préstamos
únicamente a quienes no tienen acceso al mercado formal sino que hay mucha gente que
utiliza ambas fuentes de financiamiento en forma simultánea, es decir, que existe
complementariedad entre los sectores. El autor afirma que la estructura del sector formal
determina, hasta cierto punto, la extensión del sector informal; pero éste tiene también
cierta dinámica por sí mismo. Entonces, cuando ambos sectores operan de manera
independiente y no son mutuamente excluyentes surge el dualismo financiero. Este
fenómeno se considera como un impedimento al crecimiento económico, sobre todo en
países subdesarrollados, ya que promueve la desigualdad entre las regiones de dichos
países.
Diagne (1999) propone que los créditos formal e informal son sustitutos
imperfectos. Particularmente en las comunidades rurales, donde es posible que el crédito
informal sea utilizado únicamente para propósitos de consumo mientras que el formal se
destine para fines de producción agrícola u otras actividades productivas que requieran
inversión fuera del campo. Esta sustitutibilidad limitada que se presenta entre los préstamos
de ambos sectores, y por consiguiente la competencia restringida entre ellos, es la principal
determinante de la divergencia de tasas de interés de los mercados crediticios rurales. Estos
13
mercados se caracterizan por la coexistencia de instituciones formales, que suelen ser
insuficientes e incapaces de cubrir las necesidades crediticias de los individuos, y de
agentes informales cobrando altas tasas de interés (Bali Swain, 2001). Pero, éstas no
parecen ser lo que ocasionan la segmentación del mercado crediticio, sino son las
características únicas de cada sector lo que provocan los bajos niveles de sustitución entre
ellos (Zeller, 1994).
Por lo tanto, la parcial sustitutibilidad entre los dos sectores del mercado de
préstamos se da, como sugiere Sundaram-Stukel (2005), porque ofrecen contratos distintos.
Es decir, para ciertos demandantes resulta más eficiente solicitar un préstamo en el sector
formal mientras que otros prefieren el informal. Desde esta perspectiva, cada demandante
escogerá el sector que ofrezca el contrato que se adapte mejor a su situación.
2.4 Las Características de Cada Sector
Todas las transacciones que se llevan a cabo en el mercado implican la formulación de
contratos. Éstos pueden darse en forma documental, que son los contratos escritos; y
también pueden ser de origen testimonial, como los contratos orales o incluso los
implícitos. Adams (1992) afirma que, aun cuando la economía neoclásica ignore el uso de
contratos al suponer que las transacciones son impersonales e instantáneas, éstos se vuelven
muy relevantes cuando involucran transacciones intertemporales que toman en cuenta el
riesgo, inflación e incertidumbre; siendo éste, el caso de los créditos.
Cada contrato crediticio posee una serie de características diversas que se
determinan cuando se tramita el préstamo. Las más relevantes son: el tamaño del préstamo,
14
el propósito del mismo, la duración del contrato, la tasa de interés, el período de repago, los
bienes requeridos en garantía y las sanciones en caso de incumplimiento.
En cuanto al tamaño del préstamo no hay limitaciones concretas, la cantidad
prestada puede variar constantemente, y estar denominada en dinero o en bienes o
servicios. Por lo general, los préstamos informales suelen ser relativamente pequeños en
comparación con los créditos otorgados por el sector formal. Según Diagne (1999), esto
provoca que el crédito informal no sirva como motor viable en la generación de actividad
productiva; ya que el tamaño del préstamo no suele ser lo suficientemente grande para que
un hogar pobre, dedicado a la agricultura, pueda diversificar sus ingresos mediante
actividades no agrícolas.
El préstamo puede tener como fin último el consumo, la suavización de choques en
el ingreso, el pago de cuentas, la producción o la inversión. En la mayoría de los casos las
instituciones formales otorgan créditos para propósitos productivos, mientras que los
préstamos informales suelen ser utilizados para el consumo. Los préstamos informales casi
nunca son una fuente directa de financiamiento para inversiones de largo plazo (Sundaram-
Stukel, 2005).
La duración del contrato normalmente se encuentra estipulada en cierta fecha en los
préstamos formales; mientras que en los informales así como puede estar fijada, el acuerdo
puede no tener una duración definida, éstos se conocen como contratos incompletos.
Generalmente, la duración de un convenio crediticio formal suele ser más prolongada que
la de uno informal. Además, el crédito informal juega un papel importante al otorgar
préstamos de emergencia de manera casi inmediata.
En relación a la tasa de interés, si bien puede ser de varios tipos (simple, compuesta,
descontada, etc.), es importante remarcar que en la mayoría de los casos, en las
15
comunidades rurales, el sector formal otorga préstamos a tasas de interés subsidiadas lo que
genera un exceso de demanda por créditos en este sector. Por su parte, el sector informal
cobra altas tasas de interés. Agénor et al. (1993) comentan que, aun cuando la brecha que
surge de la diferencia entre el interés de cada sector del mercado puede variar, la evidencia
empírica ha demostrado que las tasas informales suelen ser mucho mayores que las
formales. También proponen que dado que el crédito informal no está sujeto a los límites
máximos de tasas de interés que enfrentan las instituciones formales, entonces las tasas en
el sector informal tienden a estar determinadas por el mercado. Sundaram-Stukel (2005)
propone que en este sector la tasa de interés será menor mientras mayor sea la cantidad
prestada.
Respecto al período de repago, éste puede hacerse en pagos semanales, mensuales, o
en ocasiones al término del contrato. Zeller (1994) demuestra que los índices de repago de
los préstamos informales otorgados al consumo y los formales a la producción no difieren
por mucho. Un detalle importante es que el sector informal ha presentado mayor eficiencia
para reducir el incumplimiento de los contratos ofreciendo incentivos al repago como son:
perdonar parte del interés al término del crédito y aumentar el límite de crédito del hogar
demandante si los pagos a lo largo del convenio fueron realizados a tiempo (Okurut et al.,
2004). Asimismo, Lamberte (1988) afirma que los mercados informales han logrado crear
esquemas de préstamos que se adaptan a los flujos de ingresos de la gente, en especial de
los pobres, lo cual ha conseguido elevar las tasas de repago.
Cuando un convenio crediticio requiere un bien en garantía, éste se denomina
colateral. Existen varios tipos de activos que pueden ser utilizados como colaterales en un
préstamo. En Latinoamérica, y en la mayoría de los países en desarrollo, los activos
solicitados por el mercado crediticio formal son muy limitados, por lo general únicamente
16
se aceptan bienes inmuebles (Inter-American Development Bank, 2004). Contrariamente, el
sector informal, utiliza otro tipo de colaterales, como las hipotecas y, en ocasiones, se
solicita que una tercera persona avale el contrato. Las transacciones atadas al préstamo
también se utilizan como garantía en el crédito informal; es decir, al momento del acuerdo
se estipula la venta o compra de un producto o servicio a un precio determinado lo que
otorga un beneficio extra al oferente y motiva al demandante a devolver el préstamo.
Entre las sanciones mayormente utilizadas en caso de incumplimiento en los
contratos se encuentra la pérdida de acceso futuro al mercado de crédito. En el sector
formal los mecanismos de coerción son llevados a cabo por las autoridades, mientras que
en el informal los castigos pueden ser mucho más severos incluyendo desde amenazas hasta
maltrato físico.
Los contratos en el mercado formal, dada su homogeneidad tienen características
muy similares, por lo que se podría pensar que éstas sirven para identificar claramente entre
un préstamo formal y uno informal. El problema es que los contratos informales son
sumamente heterogéneos; de hecho, esta heterogeneidad es la que facilita el ajuste a las
necesidades de cada individuo y lo que hace que el sector crediticio informal sea de gran
importancia en la actualidad.
Además de las características del contrato, las dos partes involucradas en una
operación crediticia enfrentan costos de transacción relacionados con el préstamo y la
elaboración del contrato. Los oferentes en el sector formal incurren en altos gastos para
obtener información acerca de los solicitantes y monitorearlos, mientras que los del sector
informal tienen menores gastos administrativos. Por su parte, los demandantes tienen que
lidiar con los diversos tipos de costos relacionados con la solicitud de un crédito; éstos son,
17
junto con la tasa de interés, los precios del transporte que utilizan para llegar a donde se
encuentra el oferente y también los costos de oportunidad en los que se incurre al solicitar
un préstamo.
En Inglaterra se logró desaparecer, casi por completo, el mercado informal al
acreditar y legalizar a los prestamistas. Pero el hecho de que sea legal no quiere decir que
este sector tenga las mismas características que los préstamos otorgados en el sector formal,
de hecho, las peculiaridades de los prestamistas en Inglaterra son muy similares a las del
mercado informal en los países en vías de desarrollo. En general, las personas que solicitan
préstamos tienen un empleo con salarios relativamente bajos y encuentran muy difícil
obtener un préstamo de una institución financiera como un banco. Cuando el cliente tiene
problemas en el repago de una deuda, en lugar de ir a la corte lo cual resulta muy costoso,
se amenaza al deudor con la pérdida del acceso al crédito en el futuro (Kempson y
Rowlingson, 1994).
2.5 El Racionamiento Crediticio
De acuerdo con Barr (2003), una de las razones principales por las que muchas familias de
escasos recursos no tienen cuentas bancarias es porque no se ajustan a sus necesidades, por
lo que acuden al sector informal pues otorga préstamos de emergencia, sin necesidad de
solicitudes anticipadas y la duración del contrato varía dependiendo de cada familia. El
problema es que en ocasiones las altas tasas de interés cobradas por este sector impiden que
las familias ahorren y acumulen riqueza para mejorar su situación económica. Este
argumento coincide con el de Adams (1992), quien defiende que los contratos permiten
organizar la información de modo que se adapte más a la manera en que las personas toman
18
decisiones sobre sus actividades financieras. Por lo que una de las principales diferencias
entre ambos sectores es la forma en que los contratos informales están modelados para
cubrir las necesidades, tanto de quienes otorgan como de quienes solicitan préstamos,
mientras que los formales son mucho más rígidos y homogeneizados.
El problema es que, en la mayoría de los casos, los costos de los servicios que se
ofrecen en el mercado informal suelen ser muy elevados; esto puede llegar a impedir el
ahorro y la acumulación de activos de las familias que hacen uso de dichos servicios (Barr,
2003). Cuando existe uso masivo de ellos, podría incidir en una reducción en las tasas de
ahorro y por consiguiente en las tasas de crecimiento del país. Una de las principales
recomendaciones de política es adaptar los servicios financieros de crédito a los distintos
patrones de demanda; pero esto no es una tarea fácil ya que es necesario conocer los
arreglos institucionales de cada región (Sharma y Zeller, 2000).
Zeller (1994) explica que, de acuerdo con la teoría que Stigltz y Weiss presentaron
en 1981, el racionamiento crediticio ocurre porque no existe una tasa de equilibrio que
pueda igualar la oferta y la demanda en los mercados de crédito; ya que, quienes otorgan
préstamos al aumentar las tasas de interés lo único que logran es atraer proyectos más
riesgosos lo cual tiene efectos negativos sobre los rendimientos esperados debido al riesgo.
Entonces, a una tasa de interés dada, los oferentes se negarán a otorgar el préstamo a ciertos
demandantes, mientras que a otros les otorgarán una cantidad menor a la solicitada. Así, se
produce un exceso de demanda por crédito en los mercados financieros y los proveedores
de préstamos son quienes determinan la distribución del crédito en base a la probabilidad de
incumplimiento de los contratos. El principal problema que estos proveedores enfrentan es
la existencia de información asimétrica, lo que en muchos casos aumenta el racionamiento
de crédito por la falta de confianza (Okurut et al., 2004), o mas bien, la falta de credibilidad
19
de que el demandante de crédito tendrá la capacidad de devolver el préstamo en el futuro;
capacidad que a su vez está determinada por la riqueza que posee dicho demandante (Ray,
1998).
El problema del racionamiento no se presenta únicamente por parte de la oferta en
los mercados financieros, en muchas ocasiones los individuos se racionan a sí mismos
provocando lo que en la literatura se conoce como demandantes desalentados. Éstas son
personas que aun cuando necesitan un préstamo no lo solicitan, en ninguno de los sectores
del mercado, porque creen que tienen muy pocas probabilidades de obtenerlo y/o esperan
que los costos de transacción sean muy elevados (Okurut et al., 2004; Diagne, 1999).
Zeller (1994) sugiere que los dos sectores del mercado financiero utilizan diferentes
mecanismos de racionamiento por lo que deben ser analizados por separado. Las categorías
en las que se clasifican los agentes son cuatro para cada una de las dos fuentes de crédito:
solicitantes y no solicitantes, así como también limitados por la oferta de crédito y no
limitados. El autor argumenta que el sector formal utiliza como herramienta principal para
limitar la oferta de crédito el colateral, específicamente los bienes inmuebles. Por su parte,
el sector informal ha tenido que implementar sustitutos a dicha herramienta como son:
garantías por parte de terceras personas, contratos vinculados a la compra-venta de
mercancía y amenaza de la pérdida del acceso a futuros préstamos.
Los instrumentos de racionamiento utilizados por el sector crediticio informal están
estrechamente relacionados con el capital social, que son las relaciones que atan a un grupo
de personas en una misma comunidad o sociedad y los hacen obedecer un conjunto de
normas y reglas de conducta (Casolaro et al., 2005). El capital social tiene, por naturaleza,
una relación positiva con los niveles de confianza entre los individuos de una sociedad. En
20
los países desarrollados se ha logrado relacionar el capital social y la confianza con los
sistemas judiciales, logrando una mayor eficiencia en los mercados de crédito formales.
2.6 Causas del Racionamiento Crediticio
De acuerdo con Dymski (2003) el racionamiento, también denominado discriminación,
ocurre cuando un agente que tiene características en común con otro u otros agentes puede
realizar transacciones de mercado, en este caso crediticias, únicamente a un mayor costo o
bajo términos más estrictos que los demás. Se dice que también hay racionamiento cuando
dicho agente tiene una menor posibilidad de tener éxito en una transacción que involucra un
cierto nivel de riesgo.
Existen factores de racionamiento de crédito que están fuera del alcance tanto de
demandantes como de oferentes. Diagne (1999) explica que quien provee préstamos tiene
un límite sobre la cantidad que puede prestar el cual está completamente fuera de su control
y quien solicita el préstamo enfrenta un límite sobre la cantidad que puede recibir que no
depende de su riqueza, la tasa de interés que está dispuesto a pagar ni del bien que esté
dispuesto a poner en garantía. Entonces, desde el punto de vista del demandante de crédito,
el límite importante de la oferta no es el máximo que el oferente pueda prestar sino lo que
esté dispuesto a otorgar tomando en cuenta que, dada la posibilidad de incumplimiento,
tendrá incentivos a racionar el préstamo.
Consecuentemente, se puede afirmar que el racionamiento en el mercado financiero
se da tanto por parte de la oferta como de la demanda. El primero ocurre cuando los
oferentes de crédito limitan la cantidad prestada y el segundo sucede cuando los individuos
deciden no participar en el mercado crediticio. En particular, Crook (2003) señala que un
21
individuo enfrenta un racionamiento en liquidez cuando su cantidad de deuda deseada
excede la cantidad que los oferentes están dispuestos a prestar.
En cuanto a las determinantes del racionamiento en el mercado crediticio formal, en
especial referente a la gente de escasos recursos económicos, diversos autores tienen
diferentes puntos de vista. En general, Diagne (1999) y Zeller (1994) opinan que los pobres
enfrentan desigualdades y limitaciones en ambos sectores del mercado crediticio y, en
particular, Caskey (1991) dice que es debido a la falta de educación y a las características
de riesgo que presenta este tipo de individuos.
Según Boucher (2002) existen cuatro mecanismos de racionamiento de crédito que
es necesario tomar en cuenta para este tipo de estudio, y son: en precios, cantidad, riesgo y
costos de transacción. De acuerdo con las definiciones presentadas por Sundaram-Stukel
(2005) el racionamiento en precio ocurre cuando los individuos u hogares no solicitan un
préstamo, ya sea porque no lo desean o no lo necesitan, o cuando consideran que las tasas
de interés son muy elevadas. El racionamiento en cantidad ocurre si los demandantes
potenciales no reciben total o parcialmente la cantidad solicitada porque no poseen
suficiente colateral para asegurar el préstamo; aquí el autor incluye el racionamiento en
costos de transacción, que se da cuando los agentes demandantes consideran que éstos son
muy altos. El racionamiento en riesgo surge si los posibles demandantes no solicitan
préstamos porque temen perder el colateral. Lo más importante del estudio de Boucher es
que a diferencia de otros investigadores asume que los campesinos son adversos al riesgo y
los clasifica en seis categorías dependiendo del tipo de racionamiento que enfrenten1.
1 Las categorías en que Boucher (2002) agrupa a los individuos son: racionamiento en precio con préstamo, racionamiento parcial en cantidad, racionamiento total en cantidad, racionamiento en precio sin préstamo, racionamiento en riesgo y racionamiento en costos de transacción.
22
Es importante señalar que Kochar (1997) demuestra que el grado de racionamiento
efectivo en los mercados crediticios rurales no es tan alto y que en realidad lo que ocurre es
que los campesinos tienen una demanda de préstamos relativamente baja. Afirma que las
dos razones principales que tienen los campesinos para no solicitar un préstamo en el
mercado formal son: una dotación tan pobre de recursos que les sea imposible generar
rendimientos suficientes para cubrir las tasas de interés y que, al comparar los costos entre
el sector formal y el informal, no les resulte conveniente acudir al sector formal. Entonces,
la probabilidad de que un campesino solicite y reciba un préstamo en el mercado formal
está en función, no sólo de la cantidad disponible sino de la productividad del individuo y
la relación de costos entre los dos sectores.
El riesgo juega un papel importante en todas las actividades económicas. Okurut et
al. (2004) encontraron que las transacciones crediticias enfrentan un elevado riesgo y, muy
a menudo, requieren activos en garantía. Las fuentes formales de crédito, en especial los
bancos, no han logrado satisfacer la demanda crediticia de las familias pobres. Por su parte,
las fuentes informales, en particular los prestamistas, sí han conseguido llegar al mercado
de la gente pobre y han disminuido el riesgo de incumplimiento así como los costos de
transacción. Bali Swain (2001) coincide con esta perspectiva y además afirma que los
hogares de las comunidades rurales son vulnerables y adversos al riesgo, lo que resulta
costoso pues tienden a elegir transacciones con menores ganancias esperadas con tal de
disminuir el riesgo que afrontan.
23
2.7 Las Fuentes Informales de Crédito
De acuerdo con el trabajo presentado por Agénor et al. (1993), las actividades del sector
informal de los mercados crediticios pueden ser clasificadas en cuatro grupos.
La primera categoría recibe el nombre de ‘préstamos ocasionales’. Aquí, dada la
escasez de oferta de créditos para el consumo, los parientes y amigos del demandante
resultan ser la principal fuente de crédito. Los términos de los contratos varían dependiendo
de la relación que el demandante tenga con quien otorga el préstamo, lo que reduce
significativamente los costos de monitoreo; en ocasiones, el préstamo puede ni siquiera
estar sujeto a tasas de interés o colateral. El período de repago suele ser indefinido y, en
muchos casos, se observa reciprocidad en los préstamos que en su mayoría son utilizados
para propósitos de consumo tales como la compra de bienes, gastos en educación o salud e
incluso financiamiento de eventos como bodas.
El segundo grupo es el de los ‘préstamos regulares’ proporcionados en su mayoría
por prestamistas. Ellos incurren en costos de monitoreo y enfrentan riesgos asociados con la
posibilidad de incumplimiento del contrato pero llegan a conocer muy bien a sus clientes,
quienes, en la mayoría de los casos, no tienen otra fuente de financiamiento por lo que el
prestamista adquiere una posición monopolística. Debido a esto, las tasas de interés tienden
a ser elevadas y normalmente el crédito es de corta duración. Sin embargo, otros estudios
no encuentran evidencia de poder monopólico, ya que la tasa de interés puede incorporar
precios de mercancías comerciables (Bottomley, 1975), como ocurre en la siguiente
categoría.
El ‘crédito atado’ conforma el tercer grupo. Éste se da entre agentes que están
involucrados en otros tipos de actividades económicas. Por ejemplo, un vendedor otorga
24
préstamos a un comprador o un empresario a sus empleados. Esta relación de negocios es la
que funge como colateral. Los precios de las mercancías atadas suelen ser mayores al
precio de dichas mercancías en el mercado lo que actúa como tasa de interés implícita.
La última categoría está formada por el ‘financiamiento grupal’. Es también
conocido como tandas2, las cuales consisten en un conjunto de individuos que juntan
voluntariamente sus ahorros, cada determinado período de tiempo, para generar un fondo
común que se sortea entre los miembros del grupo. Los costos de transacción y la
posibilidad de incumplimiento son mínimos porque los individuos involucrados en la tanda
tienen relaciones y actividades en común.
Los autores aclaran que existe la posibilidad de que un agente participe en más de
una de las clasificaciones presentadas, ya sea de forma ocasional y/o simultánea.
2.8 Evidencia Empírica
Los resultados obtenidos a partir de los estudios realizados sobre el tema durante la última
década han sido muy distintos. Esto puede ser debido a las diferencias existentes entre los
países donde se han realizado dichos estudios, lo cual complica la generalización de los
resultados. Otra razón de las diferencias halladas es que aún hace falta realizar
investigaciones exhaustivas en el campo de los sectores de los mercados crediticios del
mundo. A continuación, se comentan y contrastan las conclusiones más importantes de
algunos de los autores involucrados en el ámbito.
2 Las tandas se denominan ‘rotating savings and credit associations’ (RoSCAs).
25
2.8.1 Características del racionamiento de crédito
A diferencia de la evidencia presentada por Kochar (1997), que sugiere que el
racionamiento no es tan alto en los mercados de crédito y que en realidad lo que sucede es
que los campesinos tienen poca demanda de préstamos, Bali Swain (2001) encuentra que
existe un número considerable de hogares que es racionado en el sector crediticio formal.
Boucher (2002) demuestra que el racionamiento de crédito con respecto al precio es el
menos relevante y que el racionamiento en cantidad abarca un alto porcentaje y es más
significativo que el riesgo. La probabilidad de un hogar de ser racionado en cantidad
aumenta con la disminución en la liquidez y en los bienes que pueden ser usados como
garantía.
2.8.2 Algunos factores relevantes
Los costos de transacción suelen considerarse como un factor relevante en el racionamiento
crediticio. Sin embargo, según Gine (2005), la variable crucial para explicar por qué se
limita el crédito a ciertas familias, son los problemas existentes en la forma de hacer
cumplir los contratos, más que los costos mencionados. Diagne (1999) también deduce que
éstos no son tan relevantes para las familias de comunidades rurales, lo que en realidad les
importa es obtener acceso al crédito.
2.8.3 La riqueza y la deuda como variables cruciales
Crook (2003) encuentra que un aumento en la riqueza de un hogar tiene un fuerte efecto
positivo en su demanda de préstamos. Madestam (2004) concluye que la riqueza de los
agentes es una variable de suma importancia en la determinación del sector crediticio al que
acuden. Cuando los agentes son muy ricos acuden únicamente al sector formal como fuente
26
de financiamiento, pero conforme su riqueza va disminuyendo comienzan a utilizar crédito
proveniente de ambos sectores. Gine (2005) coincide con el argumento y lo complementa
con la propuesta de que quienes piden préstamos únicamente en el sector formal, o se ven
obligados a acudir a ambos sectores, tienen más probabilidades de enfrentar restricciones
crediticias.
Por su parte, en el estudio de Zeller (1994) se identifica que tanto la riqueza como la
razón de apalancamiento3 de un hogar son las variables de mayor importancia que los
oferentes, tanto del mercado formal como informal, analizan y toman como criterio en el
racionamiento crediticio. Este autor también logra demostrar su hipótesis de que los
préstamos grupales son más eficientes que los individuales, pues los miembros del grupo
tienen una clara ventaja de información, en comparación de otras instituciones formales
como los bancos, acerca de los miembros del grupo lo que facilita la transacción y reduce
los costos de monitoreo. Sin embargo, aun cuando muchos estudios consideran que el nivel
de riqueza de un hogar es un indicador de su capacidad de repago, el investigador encuentra
que los hogares pobres presentan mayores tasas de repago que los ricos, sin importar el
sector de donde proviene el crédito.
2.8.4 La influencia de la reputación de los agentes
Existe evidencia de la relevancia que tiene la reputación de los individuos para obtener un
préstamo, ya que una persona con mala reputación no tendrá el mismo poder de
negociación sobre la formulación de un contrato que una persona distinguida (Adams,
1992). De acuerdo con Okurut et al. (2004), la reputación en el mercado crediticio es una
3 La razón de apalancamiento se define como la relación del nivel de endeudamiento del hogar entre su nivel de ingresos.
27
característica que disminuye la probabilidad de que un individuo sea racionado. Asimismo,
Sundaram-Stukel (2005) concluye que la reputación formada en cualquier sector del
mercado puede ser fácilmente transmitida a otro; pero en general, la tasa de transferencia
del sector informal hacia el sector formal es mayor que la inversa. Entonces, el sector
informal puede servir como un impulsor importante para el acceso al mercado crediticio
formal.
2.9 Posibles Soluciones al Racionamiento
“Desde el punto de vista de la política económica, un canal importante mediante el cual
mejores leyes y coerción judicial podrían reducir la informalidad es incrementando la
eficiencia de las relaciones de mercado…” (Straub, 2005, p.23). Si bien no puedo debatir la
validez del argumento, me es imposible evitar cuestionar qué tan factible sería llevarlo a
cabo.
Para poder erradicar el mercado informal de los países en desarrollo y así impulsar
su crecimiento se han propuesto varias medidas para mejorar la eficiencia de las relaciones
de mercado, así como crear instituciones más eficientes. En mi opinión, estos manifiestos
son vagos y poco realistas. Es importante que cuando se propongan políticas económicas se
hagan pensando en su viabilidad y efecto sobre la sociedad a las que van dirigidas, pues
formalizar el sector informal de la economía puede representar elevados costos. En México,
“sería necesario incorporar a 11 millones de informales para recaudar un poco menos de
medio punto porcentual del PIB, mientras que aproximadamente diez millones de
contribuyentes formales generan una recaudación equivalente a 9.9% del PIB” (Bedoy et
al., 2005, p.492).
28
Okurut et al. (2004) proponen relacionar las instituciones bancarias con los
prestamistas informales para lograr el acceso de los pobres a los mercados financieros,
tomando en cuenta que es necesario incentivar a los bancos, mediante subsidios o
reducciones impositivas, para que esto se logre.
Por su parte, Gine (2005) sugiere que los subsidios crediticios que se otorgan a los
pobres en forma de menores tasas de interés lo único que consiguen es que los bancos
pierdan beneficios y, por lo tanto, interés en otorgar préstamos. El autor opina que la
creación de instituciones formales de crédito en las comunidades rurales, aun cuando
reduce los costos de transacción para las familias que pertenecen a estas comunidades no
reduce la posibilidad de que sufran racionamientos crediticios porque no se adaptan a sus
necesidades. Comenta, al igual que De Soto (2000), que lo único capaz de reducir la
demanda por crédito informal es un programa para definir los títulos y derechos de
propiedad, pues así se disminuye el problema de incumplimiento de contratos y se
incrementa la proporción relativa de los préstamos formales, en gran parte, porque las
propiedades con títulos formalizados pueden ser utilizadas como colateral. Sin embargo,
Woodruff (2001) remarca que en muchos países subdesarrollados se han llevado a cabo, y
han fracasado, diversos programas de formalización de títulos de propiedad. La razón por la
que no han tenido éxito estos esquemas, según De Soto (2000), es por la incapacidad del
gobierno de incorporar las reglas informales existentes en las sociedades a los acuerdos
formales.
Top Related