Cap 3.
Aprendizaje Esperado
Identifica el rol de las habilidades motrices básicas para la confección de tareas que impliquen
movimientos más complejos y respondan a la lógica de aquellos más específicos según la
modalidad deportiva deseada.
Habilidades motrices.
Habitualmente se define una habilidad como la capacidad adquirida por
aprendizaje, para producir resultados preestablecidos, con un máximo de
seguridad y un mínimo de consumo de tiempo y de energía, permitiéndole al
sujeto en acción, un grado efectivo de competencia frente a un objetivo concreto.
En esta concepción las tareas de movimiento tienen un rol insustituible.
Según Robb (1972 b) citado por Famose (1992), la habilidad es el cumplimiento
de una tarea motora sin consideración de la calidad del movimiento. En ella
confluyen dos aspectos: el aspecto motor y la dirección intencional objetiva; la
eficacia de la habilidad depende de la capacidad de emplear una buena
configuración del movimiento requerida para alcanzar el resultado. (Famose.
1992:165)
• Smith y Wing (1984) capacidad para llevar a cabo una acción de manera
consistente y de forma apropiada en circunstancias cambiantes
• Knapp (1979) acciones concebidas conscientemente y aprendidas, que
conducen a resultados predeterminados con un máximo de acierto y un gasto
mínimo de energía, de tiempo o de ambos.
• Leplat (1987) posibilidad adquirida por el sujeto para realizar una
clase de tareas con un nivel elevado de eficacia y de eficiencia
• Durand (1988) competencia adquirida por el sujeto para realizar una
tarea concreta. Capacidad para resolver un problema motor específico, para
elaborar y dar una respuesta eficiente y económica, con el fin de alcanzar un
objetivo preciso.
3.1.- CARACTERÍSTICAS DE LAS HABILIDADES MOTRICES
De acuerdo a lo que expresan los autores citados, se puede señalar que las
características de las habilidades motrices son:
• ESTABILIDAD, una vez adquirida, el sujeto es capaz de realizarla sin mayores variaciones.
• EFICIENCIA, cuando las lleva a cabo, logra el propósito que origina la acción.
• CONSISTENCIA, la acción guarda relación con el propósito que orienta la acción
• CONSTANCIA, la habilidad desarrollada se mantiene en el tiempo
• ADAPTABILIDAD, el sujeto es capaz de hacer adecuaciones a los
cambios de la situación en que debe aplicar la habilidad.
Respecto a esta última característica, Riera (1997) hace una aclaración muy
interesante y aclaradora respecto a si las habilidades y competencias se
aprenden; al respecto señala que no aprendemos nuevas respuestas, sino
nuevas funciones de respuestas, vale decir, el niño o niña que aprende un
deporte, lo que hace es utilizar la funcionalidad de respuesta que tiene para
establecer una nueva forma de relacionarse con el entorno concreto que
presenta el deporte que aprende. Es decir, hay un cambio en la interacción del
organismo con su entorno, no un cambio en el organismo, dado que la conducta
no es la acción, sino la interacción con el entorno.
En este sentido, “el aprendizaje deportivo, al adquirir una habilidad o
competencia en un deporte, no se adquieren nuevas respuestas, ni por supuesto
nuevos movimientos, sino nuevas maneras de utilizar la funcionalidad del
aprendiz para adecuarse a las peculiaridades técnicas o tácticas del entorno
deportivo” (Riera, 1997:78).
CLASIFICACIÓN DE LAS HABILIDADES MOTRICES
En términos generales se puede considerar que las habilidades motrices
pueden clasificarse como:
Habilidades motrices básicas
Habilidades motrices específicas
HABILIDADES MOTRICES BÁSICAS
Consideran los saltos, los desplazamientos, los lanzamientos, atrapes, golpeos,
realizados de acuerdo a adaptaciones que demandan las situaciones motrices en que se
encuentra el sujeto, y la capacidad de combinar dichos patrones de movimiento para
lograr el propósito de la acción emprendida.
Batalla (2000) las define como aquellas familias de habilidades amplias, generales,
comunes a muchos individuos y que sirven de fundamento para el aprendizaje
posterior de nuevas habilidades más complejas, especializadas y propias de un entorno
cultural concreto.
Según Castañer (2001:130) “las habilidades de tipo locomotriz no se
desarrollan de forma automática, puesto que existen una base de dotación
heredada sobre la que se puede iniciar un buen número de habilidades
fundamentales que irán madurando y derivando en uno u otro sentido en
función de los factores externos que conforma la especialización motriz de cada
niño.”
Respecto a las habilidades motrices básicas de estabilización, según lo citado
por Gómez (2003:112) “Estabilización no debe ser sinónimo de rigidez, sino
más bien todo lo contrario, pues nos referimos a estabilización en un marco de
permanentes condiciones de inestabilidad, características de la práctica
deportiva de rendimiento.”
Esta es una de las habilidades motrices básicas que requiere de una mayor
adaptación, debido a los constantes cambios de ritmos, direcciones y
desplazamientos, si el deportista carece de un buen desarrollo de la
estabilización no podrá ejecutar acciones motoras más complejas.
En relación a lo expresado encontramos una gran variedad de habilidades de
estabilización es así como Prieto (2010) define, por ejemplo, que girar es la
rotación que se produzca alrededor de alguno de los ejes del cuerpo humano.
Esta es una acción que requiere un trabajo previo de ubicación espacial y de
desarrollo de la capacidad del equilibrio.
Girar, caer, rodar, saltar, virar, balancearse, estabilizarse, inclinarse,
equilibrarse, doblarse, esquivar, deslizarse, se consideran habilidades
motrices básicas de estabilidad
HABILIDADES MOTRICES ESPECÍFICAS
Las habilidades motrices específicas se refieren a las acciones propias de las
técnicas de expresión corporal, del mundo del deporte, la propia realidad y
especificidad laboral,
El individuo desarrolla, a medida que evoluciona, una serie de acciones
motrices (correr, girar, saltar...). Estas son las ya nombradas habilidades
motrices básicas, a raíz de estas surgirán las habilidades motrices específicas
que son el producto de un aprendizaje motor.
Se hace necesario el desarrollo y dominio correcto de las habilidades básicas
para poder llevar a cabo las específicas. Estas permitirán el desarrollo en el
niño y en la niña, de una serie de
aspectos coordinativos, condicionales y cognitivos que le facilitarán el alcanzar
los objetivos de la educación física.
En el aprendizaje de habilidades motrices, intervienen factores externos e internos.
FACTORES EXTERNOS
FACTORES INTERNOS
La información: El niño recibe
constantemente estímulos verbales,
sonoros, rítmico sonoros, visuales, y
táctiles-cenestésicos. En este punto, el
feedback es uno de los tipos de
información importante.
La motivación: La sensación de
poder hacer, la aceptación en un grupo por
parte de los demás y el interés en el tema
son factores decisivos en el
comportamiento de los niños.
El conocimiento de los
resultados, que para los niños reviste
gran importancia porque, afirmándose en
sus habilidades, mejora su actitud y
progresan.
La edad: Es, en gran medida, un
factor condicionante del aprendizaje
motor. Si se desea que la estimulación
produzca afectos, es fundamental que ésta
se realice en el momento apropiado para
cada actividad.
El medio ambiente físico y
afectivo: En un ambiente inadecuado,
ruidoso o demasiado amplio, tiende a
acentuarse la tendencia a la distracción de
los niños. También influyen el trato
afectuoso, el tono de voz y la elección de
las palabras.
El sexo: No existen diferencias de
capacidad para el desarrollo de
habilidades motrices, entre niños y niñas
fundamentalmente hasta los 10 años. Sí
existen tendencias culturales y sociales,
que condicionan esas actividades.
La inteligencia: Juega un papel
diferente según el tipo de habilidades que
el niño deba enfrentar. En tareas sencillas
no se aprecian diferencias en el desarrollo
de habilidades motrices entre niños con
coeficientes intelectuales distintos. Sí se
perciben en las actividades que requieren
la conjunción de percepción, resolución,
decisión instantánea y selección del
movimiento.
El desarrollo de habilidades y competencias de ejecución, que se
evidencian en las situaciones deportivas, requieren del estímulo que implica la
realización de tareas motoras, que plantean situaciones donde el sujeto debe
poner en juego su funcionalidad. Por ello abordamos el tema de tareas motoras,
pero previamente presentamos el cuadro siguiente, donde se evidencia la
relación de las habilidades y lo que requiere el entrenador considerar para
estimular el desarrollo de estas habilidades.
Las distintas técnicas de enseñanza tienen relación con las formas de
aprender y de las características que presentan estas habilidades motrices que
están íntimamente con el tipo de tareas motoras que el técnico puede diseñar
para promover este desarrollo.
En las sesiones prácticas de trabajo en educación física y en deportes, se
puede observar distintas formas de intervención para promover aprendizajes
motrices:
enseñar por modelo, que es lo habitual en el deporte, implica aprender por imitación,
plantear espacios de trabajo con material dispuesto para que el
ejecutante interactúe con él, hace que el ejecutante explore, pruebe, por lo tanto, aprende por ensayo y error, por descubrimiento, por exploración,
plantear situaciones problema, requiere del niño, niña o joven que
ponga en juego sus capacidades cognitivo motrices y resuelva problemas.
Lo importante es darse cuenta los aprendizajes que se quieren estimular y
ajustar con el tipo de intervención requerida para ello. Es importante tener en
consideración que se requiere desarrollar distintos tipos de aprendizajes, que
posibiliten aprender modelos, pero también y de acuerdo al deporte,
aprender a utilizar la técnica con sentido táctico para resolver con éxito las
situaciones motrices.
Función lúdica en la adquisición de habilidades motrices
Como se mencionó anteriormente las habilidades motrices básicas constituyen
el pilar para acciones más complejas, es la ahí la importancia de su estimulación, en
este breve ítem, se pretende dejar en evidencia la importancia que posee la acción
lúdica para la adquisición de habilidades motrices.
Toda acción lúdica produce goce y placer, lo que hace que las personas que lo
practiquen se sientan atraído hacia la actividad, dando lo mejor de si para poder
vencer a los desafíos planteados en dicha actividad, es ahí la importancia de que usted
como entrenador proponga actividades desafiante y entretenidas, sobre todo en las
primeras fases en que se practica el deporte.
Hablando específicamente del juego, es una fuente rica en diferentes tipos de
movimientos y resoluciones de problemas motrices, mediante la exploración
experimenta competencias psicomotrices favoreciendo así todos sus sistemas
corporales.
El juego por otra parte posee características favorables para el desarrollo
integral, los beneficios que posee un juego bien dirigido, entendiendo un buen juego
dirigido como aquel que no crea frustración, competitividad extrema y que cumple
con el objetivo planteado de forma inicial. Las características del juego son, según Ruiz
(2007).
a) El juego es libre.
b) El juego produce placer.
c) El juego puede diferenciarse de los comportamientos serios con los que se
relaciona.
d) En el juego predominan las acciones sobre los objetivos de las mismas.
e) El juego es una actitud ante la realidad yu ante nuestro propio
comportamiento.
.
Cognitivas
Sociales
Individuales
Motrices
Habilidades motrices especificas en el deporte.
Fuente. García 1996.
Las habilidades motrices específicas poseen una alta importancia en el deporte,
sin embargo, esta no posee la misma importancia en todas las disciplinas, debido
a que será en mayor o en menor grado según ya que en aquellas de expresión y
de precisión exigen mayor grado de perfección técnica, mientras que aquellas
modalidades de lucha o que poseen un alto grado de oposición los recursos
tácticos, en el que la técnica resulta ser un medio para lograr el fin.
Frente a la gran cantidad definiciones existentes sobre las habilidades motrices
específicas, la literatura considera que en aquellos deportes de oposición, no se
debe orientar hacia una configuración fija e inalterable de movimiento, como
también, al momento de tomar el esquema motriz de una técnica deportiva, se
debe considerar la particularidad del individuo que eventualmente realizará
pequeños ajustes. El rol del entrenador en este sentido es el proteger a su
deportista detectando cualquier ajuste que pueda ser perjudicial que produzca
algún tipo de lesión.
El dominio de las habilidades motrices específicas, posee un proceso de
desarrollo en el que la práctica constituye el medio para lograr consolidar
aquellas habilidades.
.
TAREAS MOTORAS
La tarea motora es el conjunto organizado de condiciones materiales y de obligaciones
que definen un objetivo, cuya realización necesita el empleo de conductas motoras de
uno o varios participantes, que se realiza de acuerdo a condiciones objetivas que deben
considerarse en el cumplimiento de la tarea impuesta por consignas o reglamentos
(Parlebas, 1981).
Las tareas motrices implican potencialmente aquello que es capaz de desencadenar y
de organizar la actividad orientada hacia un objetivo (Famose, 1992). Por lo tanto, se
puede reconocer que posee algunas características:
a) un objetivo que especifica lo que el practicante debe alcanzar como
resultado de la actividad
b) las condiciones que acompañan la realización del objetivo
c) instrucciones que precisan el tipo de comportamiento o de proceso que
se debe practicar
Se puede señalar entonces que una tarea motriz es un conjunto organizado de
acciones motrices que se plantean con un propósito de aprendizaje, por lo tanto,
implican que el ejecutante demuestre logros en su realización, de acuerdo al propósito
que origina la tarea.
El objetivo de la tarea motora establece el efecto que hay que producir, el resultado
que hay que alcanzar, por lo tanto, siempre se busca conseguir el propósito que la
orienta. Se trata de lograr una respuesta adaptada y si no se logra, significa que el
objetivo de la tarea no se alcanza, lo que implica que no realiza bien la tarea.
CLASIFICACIÓN DE LAS TAREAS MOTRICES
• Tareas predominantemente perceptivas: aquellas como el tenis, fútbol,
esgrima, en donde quien las ejecuta debe considerar los cambios en el ambiente, ya que
estos afectan la realización de la tarea.
• Tareas predominantemente habituales, como salto alto, lanzamiento de
bala, una carrera, se realizan en entornos que son estables y por lo tanto el ejecutante
puede evaluar esto antes y tomar una decisión sobre como las va a ejecutar. Es por lo
tanto una tarea de respuesta fija, ya aprendida, que no implica una adaptación durante
la ejecución, porque lo que debe hacer no varía.
Desde el punto de vista del control perceptivo, Poulton (1957) diferencia las tareas
motrices en:
• Tareas de carácter abierto, son aquellas en las que para su realización
es esencialmente necesario un circuito de feedback externo, en el cual la información
visual juega un rol principal, por ejemplo, en básquetbol. La adaptación juega en estas
tareas un papel importante.
• Tareas de carácter cerrado, aquellas en que la ejecución está controlada
de manera predominante por circuitos de feedback interno, por ejemplo en halterofilia.
Estas ejecuciones son previsibles y la automatización del movimiento que se logra a
través de las repeticiones es importante.
Otra clasificación, que presenta Singer (1980), sintetiza estas dos clasificaciones
previas y señala tres tipos de tareas:
• Tareas de regulación externa, que corresponde a las
predominantemente perceptivas y abiertas.
• Tareas de autorregulación: que considera las predominantemente
habituales y cerradas.
• Tareas de regulación mixta, que presentan características de los dos
tipos de tareas anteriores, por ejemplo, la carrera de 100 metros en que la partida
implica un componente de regulación externa (información externa que es la señal de
partida) y luego la carrera, que es una acción autorregulada.
Por lo tanto, los criterios a considerar para seleccionar, diseñar y evaluar tareas
motoras debieran ser los que se refieren al:
• Grado de participación cognitiva
• Grado de control ambiental
• Grado de participación corporal
• Grado de control sobre la acción
Según el grado de participación cognitiva, Knapp (1963) señala que se pueden considerar
tareas:
• Habituales: Aquellas tareas cuya secuencia de movimientos se conoce y llegan a
automatizarse. Por ejemplo, montar en bicicleta, correr y nadar.
• Perceptivas: Cuando las tareas requieren la participación cognitiva, por
ser desconocida la secuencia de movimientos como ocurre en todos los juegos y
deportes de oposición.
Según el grado de control ambiental, Poulton (1957), plantea dos tipos de tareas:
• Cerradas: Cuando el contexto es conocido y estable. Sujeto domina el
entorno por ser poco variable.
• Abiertas: Cuando el ambiente es desconocido y/o cambiante. Sujeto
mediatizado por el entorno cambiante.
Según el grado de participación corporal, Cratty (1982) considera tareas:
• Finas: Cuando requieren un trabajo manual de precisión. Por ejemplo,
escribir o tiro con arco.
• Globales: cuando el movimiento implica a todo el cuerpo, como los
desplazamientos o saltos.
Como técnicos debiéramos considerar que las tareas motrices que propongamos en
las sesiones de trabajo debieran no sólo apoyarse en las experiencias ya vivenciadas
por los niños (as) y jóvenes a nuestro cargo, sino que además tienen que propiciar el
incremento del desarrollo de las habilidades motrices, teniendo en cuenta el tipo de
habilidades que implica la práctica de la disciplina deportiva en la que trabajamos.
Sánchez Bañuelos (1990) señala como habilidades básicas los siguientes tipos de
acciones motrices: desplazamientos, saltos, giros, lanzamientos, recepciones y plantea
que cualquier movimiento por complejo que sea, va a resultar de la combinación de
estas habilidades y las consiguientes destrezas básicas. De ahí la importancia de que los
niños y niñas tengan opciones de vivenciar situaciones en las que estén presente
estímulos que les requieran el uso de los patrones motores para ir progresando en el
desarrollo de las habilidades motrices básicas.
La práctica de estas habilidades propicia una mejor equilibración, una elaboración
más completa del esquema corporal y desde luego una mejora de la coordinación
neuromuscular, lo que se evidencia en un mejor control del movimiento.
Cuadro: Papel de la motricidad básica en otros niveles de la motricidad humana
En el cuadro siguiente se enumeran las habilidades motrices básicas que los niños y
niñas realizan en situaciones lúdicas y en actividades libres autogeneradas:
Locomoción o desplazamientos:
Andar, correr, saltar, variaciones del salto, galopar, deslizarse, rolar, pararse,
rebotar, caer esquivar, trepar, subir, bajar
No locomoción estabilidad o equilibración
Balancearse, inclinarse, estirarse, doblarse, girar, retorcerse, empujar, levantar,
traccionar, colgarse, equilibrarse
Manipulación absorción propulsión
Recepcionar, golpear, lanzar, batear, atrapar, driblar, rodar
CAPACIDADES CONDICIONANTE
Un aspecto importante de considerar en el aprendizaje de tareas que propician el
desarrollo de habilidades motoras se refiere a la forma es de implementar una serie de
movimientos. Para un sujeto, es capaz de poder realizar eficientemente una serie de
tareas concretas que o bien necesita o bien le motivan lo suficiente, pues a través de
éstas tiene la oportunidad de autorrealizarse.
En la realización de las tareas y según las habilidades implicadas en ellas están
comprometidas capacidades básicas, que son condicionales para la ejecución y éstas
son fuerza, velocidad, flexibilidad, resistencia. Pero también están comprometidas las
capacidades perceptivo-motrices, que permiten ajustar el movimiento del cuerpo o de
una parte de éste a las posibilidades y condiciones del entorno en que se encuentra el
sujeto.
Respecto a las capacidades condicionales, es necesario revisar aspectos de estos
factores que afectan en lo cuantitativo de la ejecución, ya que permite rescatar
conceptos claves que pueden dar mejores bases a los técnicos, especialmente a aquellos
que se inician en este campo.
3.3.1. LA FUERZA
Es la capacidad física que permite, mediante acciones musculares, vencer una
resistencia u oponerse a ella y en algunos casos crear la tensión suficiente para
intentarlo.
Castañar y Camerino (1996) dicen que es la capacidad motriz de superar una
resistencia por medio de la oposición ejercida por la tensión de la musculatura. Es
mayor en los varones que en las niñas debido a cambios de naturaleza estructural y
bioquímica de las células musculares por acción de las hormonas masculinas (Tanner,
1978)
En edades tempranas es difícil separar tareas que desarrollan la fuerza de las que
desarrollan resistencia muscular, porque depende del número de repeticiones para
que se desarrolle una o la otra. Es preferible trabajar la resistencia aumentando la
duración de las contracciones y adaptando el ritmo de las actividades.
Como consideración didáctica en las sesiones, las actividades de fuerza deben
ubicarse al final de la sesión, para evitar que la fatiga afecte los aprendizajes, y las
actividades globales como correr, saltar, trepar, reptar son suficientes para el
desarrollo de la fuerza en los niños y niñas.
Los tipos de contracción muscular que demanda el trabajo de la fuerza pueden ser:
Isométrica: el músculo no es capaz de superar la resistencia que se le ofrece. No hay variación de su longitud, ni movimiento.
Isotónica: el músculo es capaz de vencer la resistencia, y se genera un
movimiento. Puede ser de dos tipos:
Concéntrica: el trabajo se traduce en un acortamiento del tamaño del
músculo, como cuando se levanta un objeto.
Excéntrica: el trabajo del músculo se destina a resistir un alargamiento, como por ejemplo si nos cargan un peso en los brazos superior al que somos capaces de sostener e intentamos frenar dicho peso, sin conseguirlo.
3.3.2. RESISTENCIA
Respecto a la resistencia cardiovascular, que es un factor importante de la salud, se
puede trabajar en los niños y niñas, siempre que no presenten ninguna alteración
cardíaca ni enfermedad excluyente.
Desde que en niño (a) puede correr, saltar, andar en bicicleta, nadar manifiesta una
progresiva adaptabilidad al esfuerzo de mayor duración, pero también es necesario
señalar, tal como advierte Ruiz (1994), que no se involucran en esfuerzos de larga
duración cuando la actividad no les motiva, es monótona y carece de atractivo. Cuando
estas tareas están involucradas en el campo de intereses de los niños (as) pueden
mantenerse practicando la actividad durante tiempo prolongado, como lo es en la
práctica de los deportes.
La capacidad aeróbica (presencia de oxígeno) es fácilmente observable en los niños,
no así la anaeróbica (en deuda de oxígeno), que lo es en menor medida, pero ambas
son mejorables con el entrenamiento y se hacen más eficientes en la pubertad, donde
aumenta la tasa de lactato lo que está relacionado con las modificaciones hormonales
que ocurren en este período de la vida.
3.3.3. LA VELOCIDAD
Según Zarciorskij (1978), es la capacidad de realizar uno o varios movimientos en el
menor tiempo posible a un ritmo de ejecución máximo y durante un período breve.
Marta Castañer y Oleguer Camerino (1996) afirman que es la capacidad de moverse de
un punto espacial a otro en un mínimo de tiempo. En los niños es posible trabajar
distintos tipos de velocidades:
Velocidad de reacción: es el tiempo que transcurre desde que se recibe o desde
que se presenta un estímulo, hasta que se da la respuesta. Por ejemplo, la capacidad
para acortar el tiempo existente entre una señal y el comienzo de la reacción, como
recepcionar un balón luego de un saque en voleibol o una intercepción de un pase o
intentar atajar un tiro al arco.
Velocidad gestual (también conocida como velocidad acíclica): es la
realización de un gesto sin repetición del mismo. Es un gesto unitario y no repetido.
Por ejemplo, el lanzamiento de penal en balonmano.
Velocidad de desplazamiento (también conocida como velocidad cíclica): son
movimientos repetidos, para desplazarse o recorrer una distancia corta en el menor
tiempo posible y con la mayor frecuencia. Por ejemplo, una carrera de 50 metros.
Respecto a su importancia, la velocidad es necesaria para:
Aumentar la atención y la concentración para reaccionar en numerosas
ocasiones de la vida cotidiana.
Permitir llevar a cabo movimientos con la suficiente rapidez y eficacia.
Estimular el sistema nervioso y retrasar la pérdida de coordinación
relacionada con el envejecimiento.
Respecto al entrenamiento en niños (as), los informes médicos y psicológicos apuntan
a que “no parecen aconsejables los entrenamientos intensivos precoces en organismos
en proceso de crecimiento, así como no es recomendada la realización de esfuerzos de
gran efecto en el organismo infantil, tales como correr una maratón completa”
(Asociación Americana de Pediatría, 1982).
3.3.4. LA FLEXIBILIDAD
Es un factor cuya mayor eficiencia se presenta en el paso entre infancia y adolescencia,
perdiéndose después en forma progresiva. Esta capacidad de movilizar una
articulación en su máxima amplitud requiere de la participación de todos los elementos
que constituyen cada articulación. Conseguir una flexibilidad óptima permite la
realización con una mayor amplitud y fluidez de los movimientos en la realización de
actividad física, lo que previene situaciones de lesiones de tejidos blandos: desgarros
musculares o ligamentosos.
Con relación al tipo de elongación muscular, la flexibilidad puede ser: estática y dinámica
• Estática: se produce una amplitud del movimiento articular donde la
elongación muscular es mantenida durante un cierto tiempo.
Dinámica: se produce una amplitud del movimiento articular donde la
elongación muscular es de breve duración, alternándose fases de estiramiento y acortamiento del músculo.
Con relación a la fuerza que produce la elongación:
Activa: la acción se provoca por la contracción de la musculatura del sujeto.
Pasiva: la acción se provoca por fuerzas externas al sujeto (gravedad, un compañero/a).
Los movimientos globales, básicos que les permitan a los niños (as) la libre expresión
de su motricidad son adecuados para mantener esta capacidad.
Respecto a su importancia, la flexibilidad es necesaria para:
Llegar a los límites de cualquier región corporal, sin deterioro de ésta y de forma activa.
Aliviar el dolor muscular: el estiramiento gradual es efectivo en la reducción
del dolor muscular, tanto durante un ejercicio como inmediatamente después. Está
demostrado que un estiramiento estático mitiga el dolor muscular y disminuye
significativamente la actividad eléctrica, produciendo alivio.
Evitar lesiones: no sólo las musculares, sino también articulares.
Disminuir el estrés: aunque en la vida cotidiana es aconsejable un determinado
grado de estrés para cualquier tipo de actividad, el exceso puede resultar patológico. Diversos autores defienden el beneficio de los programas de flexibilidad para estos casos.
Estar en forma, ya que algunas actividades necesitan de esta capacidad.
Actualmente todas las baterías de test de valoración de aptitud física incluyen una
prueba para determinar la movilidad de los grandes sistemas articulares (batería
APHER, EUROFIT...).
Se reconoce la influencia positiva de la práctica de actividad física en los niños, pero
también diferentes profesionales (médicos, educadores físicos, psicólogos)
entrevistados por la AAHPER (Asociación Americana Para la Educación Física), señalan
que “Las actividades físicas y deportivas favorecen el crecimiento óseo y muscular,
estimulando los órganos internos, pero el exceso puede acarrear:
problemas articulares y en las zonas de crecimiento,
estrés competitivo elevado,
conductas no educativas que se generan alrededor de los eventos deportivos
susceptibilidad a la fatiga”.
En relación con este aspecto, Ruiz señala el deber que tienen los entrenadores o
técnicos para con el niño deportista:
1. dotarle de una adecuada capacidad física que le permita participar de forma provechosa en la actividad deportiva
2. incluirle en competencias donde no existan diferencias de nivel elevadas
3. considerarle como persona en proceso de crecimiento y que debe disfrutar del
deporte como de cualquier otra actividad de su universo infantil
4. prever la asistencia médica adecuada
5. dotarle de material adecuado
6. evitar trasladar al niño (a) sus frustraciones
7. disminuir el estrés deportivo
8. controlar al máximo los posibles peligros (deportes de contacto)
9. conocer el deporte en cuestión al máximo y su influencia en el crecimiento y
desarrollo infantil
10. poner como objetivo inicial la salud integral del niño (a) y, en cualquier caso,
después la marca o el resultado.
Martens (1978) concluye en un informe sobre el deporte en edades tempranas y que
está dirigida a padres, técnicos y dirigentes, algo que nos parece interesante rescatar:
a) el peso de los niños (as) debe ser relacionado con la edad cronológica en los
deportes de contacto
b) deben utilizarse test de habilidad motriz específicos del deporte en cuestión
c) deben reducirse los intervalos de edad para evitar las diferencias muy elevadas
d) debe existir un consejo deportivo con potestad para permitir o no la
participación de los deportistas que manifiesten un avance o un retraso en su
crecimiento y desarrollo
e) debe ofrecerse a los niños (as) una amplia variedad de deportes
f) los padres deberían prestar más atención a sus hijos deportistas y utilizar su
buen juicio para tomar decisiones sobre la carrera deportiva de sus hijos, manteniendo
una estrecha comunicación con el médico, profesor de Educación Física y el
entrenador.
Por lo tanto, en la realización de las tareas motoras hay dos tipos de factores que
inciden en su ejecución:
• Aspectos cualitativos de la ejecución, relacionados con el nivel de
coordinación neuromuscular requerido.
• Aspectos cuantitativos de la ejecución de la tarea, que definen el nivel de
condición física requerido.
Respecto del primer punto, en lo cualitativo de la ejecución, mientras mayor sea el
nivel de coordinación de una tarea, más compleja resultará ésta y más difícil su
aprendizaje y ejecución.
Esta mayor o menor demanda de la coordinación neuromuscular está relacionado con:
• El número de grupos musculares que deben intervenir en la ejecución,
mientras mayor sean las partes del cuerpo implicadas en la realización de la tarea, más
compleja resultará ésta.
• La estructura del movimiento, que puede señalarse que es la
organización jerárquica que implica la movilización de músculos concretos en un orden
secuencial determinado y con una cierta intensidad.
• La velocidad de ejecución requerida, acá la velocidad es distinta a la del
atleta que es velocista, en donde la dificultad está en coordinar la acción a alta
velocidad, por lo tanto, depende de la capacidad de control neuromuscular del
movimiento.
• Precisión requerida en la ejecución, que implica un control consciente
del movimiento que está basado en una interpretación de las sensaciones de carácter
propioceptivo que éste produce.
Los aspectos cuantitativos de la ejecución están afectados por factores de tipo
genético, vale decir, están relacionados con la herencia. Entre estos se pueden señalar el
biotipo, el tiempo de reacción, la composición de las fibras musculares y el número de
las fibras musculares (Sánchez, 1990).
Hay dos tipos de características físicas que inciden en las ejecuciones:
• Características que vienen dadas por la herencia y que no son
básicamente susceptibles de mejora, tal como señala Sánchez (1990). Este mismo autor
sugiere que los niños deben ser orientados sobre qué tipo de actividades físicas
encajarían mejor con sus características, en las cuales y por lógica, podría encontrar un
buen medio de realización y probabilidad de éxito.
• Características modificables con la práctica y que suponen una
capacidad de adaptación al esfuerzo, necesario para la ejecución de la tarea. Se
relacionan con la disposición física que tiene el individuo para ejecutar la tarea a los
niveles de exigencia que ésta conlleva.
Al respecto, el técnico requiere considerar estos aspectos para poder desarrollar
tareas posibles de realizar, de acuerdo a las condiciones en que se encuentra el niño,
niña o jóvenes a su cargo. Y cuando se requiere, elaborar un trabajo en que
progresivamente vaya fortaleciendo los grupos musculares que requieren las tareas en
su ejecución, de acuerdo a la etapa de desarrollo motor en que se encuentran.
No se puede perder de vista, que para que el individuo alcance ciertos logros en que
evidencie riqueza motriz, tiene que haber alcanzado ciertos niveles respecto de la
condición física y que a una pobre o baja capacidad de adaptación al esfuerzo
corresponderán unas posibilidades de riqueza motriz muy limitadas (Sánchez, 1990).
Desarrollo de habilidad motriz y capacidades condicionantes.
Como se describió anteriormente, las posibilidades de movimientos poseen una
estrecha relación con las capacidades condicionantes, debido a que, a partir del aumento de estas, se podrán realizar movimientos con mayor rango de movimientos, más rápidos, alcanzar mayores distancias y prolongar movimientos en mayor cantidad de tiempo.
La literatura especializada en entrenamiento deportivo, consideran diferentes
factores para el rendimiento deportivo, entre estos están la personalidad, pensamiento táctico y la condición física y coordianción/ técnica, poseyendo una estrecha relación entre estos dos últimos.
El aumento natural de las capacidad condicionantes resultan fundamental para las posibilidades de movimientos, como describió en el capítulo 2, a medida que los niños van desarrollando su fuerza y estabilidad son capaces de poder realizar mayor cantidad de movimientos, en el caso de las habilidades motrices específicas, las capacidad condicionantes toman mayor importancia, debido a que estas son movimientos no naturales, que a partir de un reglamento y estudios biomecánicos se desarrollan movimientos ideales que implican mayor cantidad de desgaste energético que las habilidad motrices básicas.
EN SÍNTESIS:
El desarrollo de la motricidad en el niño (a) y de los (as) jóvenes considera los
procesos de desarrollo motor. El trabajo debe considerar, además, algunas fases que
potencien ese desarrollo:
• Desarrollo de habilidades perceptivas a través de tareas motrices habituales.
• Desarrollo de las habilidades y destrezas motrices básicas.
• Desarrollo de habilidades motrices específicas y desarrollo de los
factores básicos de la condición física.
• Desarrollo de habilidades específicas y desarrollo de la condición física general.
El afianzar los patrones motores a un nivel maduro proveerá un sustrato firme sobre
el cual es posible desarrollar las habilidades motrices básicas. La práctica proporciona
la opción de mejorar los procesos coordinativos que permitirán una mejor ejecución de
estas habilidades en función de una especialización y especificidad de acuerdo al
deporte o a la actividad motriz hacia la cual se oriente dicha práctica.
Es importante recordar que la maduración está afectando estos procesos, por lo que
la estimulación es necesaria, tanto como que el niño o niña que está en estos procesos
de práctica reciba los feedback que requiere para afianzar sus aprendizajes.
Otro elemento a considerar para lograr estos aprendizajes es el juego, por lo que no
solo en la literatura es posible encontrar consideraciones respecto a su potencial de
uso, sino también en lo que plantean profesores y técnicos rescatan el aporte de estas
expresiones lúdicas en el aprendizaje motor.
Las situaciones de aprendizaje deben estar integradas con elementos lúdicos, pues el
juego es la forma más natural de aprender. Es la primera actividad creadora del
niño: la imaginación que nace y se desarrolla en el juego y viene a desembocar en la
creatividad. Su práctica contribuye al desarrollo social y afectivo de la personalidad y
fomenta la adquisición de actitudes, valores y normas, a la vez que es el medio ideal
para la adquisición de habilidades corporales, como son la percepción auditiva, la
orientación espacial, la percepción de formas espaciales, la expresión corporal, la
motricidad fina, etcétera.
3.5.-PREGUNTAS DE ESTUDIO.
1. Explique ¿qué es una tarea motora?
2. Señale características de la tarea motora y considere las características
que usted considera en algunas de las tareas que ha dado a sus dirigidos(as) en el
último entrenamiento, por ejemplo.
3. ¿Qué diferencia se da entre una tarea de tipo habitual y otra perceptiva?
4. ¿Es la enseñanza de la técnica el elemento que nos va a permitir el
desarrollo de las habilidades que el niño(a) o joven requiere para jugar un deporte?
5. ¿Qué diferencia hace en las tareas que el ejecutante trabaje con un
feedback interno, que se genera en su propia ejecución, del que ocupa un feedback
extrínseco o externo?
6. ¿En tareas de habilidades abiertas, la automatización del gesto técnico
es lo más importante?
7. ¿Qué significa que las tareas motoras que se presentan al niño (a)
deban estar conectadas a las experiencias motrices cotidianas del niño?
8. Qué contraindicaciones tiene el entrenamiento precoz en niños?
9. ¿Las actividades físicas y deportivas en exceso pueden provocar problemas en los
niños?
10. ¿Qué rescate puede hacer de la importancia del juego en los procesos de aprendizaje
de habilidades motrices?
Actividad de observación
Observa en tu entorno lo que ocurre con los niños y niñas respecto a su forma de
moverse:
1. ¿Qué diferencias aprecias respecto a los patrones motores que realizan: están
condicionados por el entorno?
2. ¿Practican deportes o tienen hábitos sedentarios? ¿Podrías establecer
algunas cifras al respecto?
3. ¿En qué tipo de tareas motrices evidencian mayor nivel de habilidad? ¿Están
relacionadas con el deporte o más bien son juegos espontáneos en los que participa?
4. ¿Qué observas respecto a la condición física en niños, niñas y jóvenes cuando
realizan algún tipo de actividad física?
5. ¿Qué aprecias de lo que ocurre en los grupos con los cuales tú entrenas?
6. Explique ¿qué es una tarea motora?
7. Señale características de la tarea motora
8. ¿Qué diferencia se da entre una tarea de tipo habitual y otra perceptiva?
9. ¿Qué significa que una tarea sea de habilidades abiertas?
10. Analice las características de las tareas que ha dado a sus dirigidos(as) en el
último entrenamiento.
Bibliografía
Castañer, M. y Camerino, O. (2006) Manifestaciones Básicas de la Motricidad. Leida:
Ediciones de la Universidad de Leida.
Gallahue, D. (1982). Movimientos Fundamentales.
Ruiz P, Luis M (1994). Desarrollo Motor y Actividades Físicas. Madrid: Gymnos Editorial.
Schmidt, R (1988). Motor Control and Learning. Illinois: Human Kinetics Publishers, Inc.
Sánchez B., F. (1990). Bases para una Didáctica de la Educación Física y el Deporte.
Madrid: Gymnos Editorial.
Riera, J (1997). Psicología del Deporte. Cap. 3: Aprendizaje Deportivo. Madrid: Síntesis.
Vergara T, MA. (2007) Efecto del Feedback Según Niveles de Motivación de los
Aprendices en el Aprendizaje de Tareas Motrices en Equilibrio Dinámico. Tesis
Doctoral. Universidad de Granada.
http://www.puc.cl/sw_enferm/ciclo/html/nacido/desarrollo.htm
http://www.efdeportes.
Top Related